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Hoy día, los cristianos no podemos afirmar teológicamente que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación. Sería radicalmente injusto que millones de personas quedaran excluidas de la salvación, por el sólo hecho de no haber conocido a Cristo y no haber sido bautizadas en su nombre. Toda persona de buena voluntad, que acompaña con obras buenas su fe en Dios, sea del país o de la religión que sea, es una persona agradable a Dios. Dios no hace distinción entre razas, culturas, o ritos; sí hace distinción entre personas buenas, que hacen el bien, y personas perversas que hacen, libre y voluntariamente, el mal. Naturalmente, que nosotros, los cristianos, consideramos como una gracia especial el conocer a Jesucristo y creer en Él y en su evangelio. Creemos que es una gracia especial conocer a Jesucristo y considerarlo como nuestro único mediador, porque en Cristo y por Cristo Dios nos concede la salvación. Pero, como ya nos advertía san Agustín, “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Aunque Dios nos llama a todos, no todos respondemos adecuadamente a su llamada. En el evangelio de este domingo, según san Lucas, se nos dice que nos esforcemos por entrar en el Reino por la puerta estrecha, siguiendo el ejemplo de Cristo, porque Cristo es nuestro camino y nuestra verdad y nuestra vida. Para ser buen cristiano hay que estar dispuesto a sufrir por Cristo y a luchar contra el mal. No nos valen las medias tintas; sólo los esforzados entrarán en el Reino de los cielos, no nos bastará haber dicho “Señor, Señor”, sino habernos esforzado en todo momento en cumplir la voluntad del Padre. Así lo hizo Cristo, así debemos hacerlo todos los cristianos, y así tendrán que hacerlo todas las personas que quieran acompañar a Cristo en su Reino. El camino de perfección no consiste en levitar a treinta centímetros del suelo. Se trata de un análisis permanente de nuestras actitudes en función de elegir la "puerta estrecha" que significa: la entrega a los demás, una austeridad en nuestra vida que no embote los sentidos para saber con exactitud qué es lo que tenemos que hacer y, sobre todo, un continuo esfuerzo por tener presencia de Dios, y un íntimo deseo: ¡Qué todos los hombres se salven! 70º ANIVERSARIO http://www.sanjoselasmatas.es [email protected] Para esto vino, precisamente, Jesucristo Vino para recordarnos que hay un Dios que nos ama con locura y que espera que en nuestros caminos le dejemos caminar junto a nosotros. Vino para hacernos saber que Dios perdona faltas y pecados, limitaciones y fragilidades pero que por si lo hemos olvidado- también da a cada uno lo suyo por su única y magnánima justicia. Vino para recordarnos que, si somos hijos de Dios, somos hermanos y que por lo tanto estamos llamados a dar el callo a favor de la justicia y de la atención a los más necesitados. Vino, en definitiva, a darnos una palabra de aliento y de esperanza, de salvación y de optimismo que se sostiene en la seguridad de que hay un Dios que trasciende y deja pequeños nuestros pobres e interesados planteamientos. La cuestión es saber si en el centro de todo vamos poniendo a Dios. (De J.Leoz) Las Matas. Madrid - Año XVI - 1015 Domingo XXI - T.O. CICLO C 25 agosto 2019

Para esto vino, precisamente...Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta

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Page 1: Para esto vino, precisamente...Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta

Hoy día, los cristianos no podemos afirmar teológicamente que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación. Sería radicalmente injusto que millones de personas quedaran excluidas de la salvación, por el sólo hecho de no haber conocido a Cristo y no haber sido bautizadas en su nombre. Toda persona de buena voluntad, que acompaña con obras buenas su fe en Dios, sea del país o de la religión que sea, es una persona agradable a Dios. Dios no hace distinción entre razas, culturas, o ritos; sí hace distinción entre personas buenas, que hacen el bien, y personas perversas que hacen, libre y voluntariamente, el mal. Naturalmente, que nosotros, los cristianos, consideramos como una gracia especial el conocer a Jesucristo y creer en Él y en su evangelio. Creemos que es una gracia especial conocer a Jesucristo y considerarlo como nuestro único mediador, porque en Cristo y por Cristo Dios nos concede la salvación. Pero, como ya nos advertía san Agustín, “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Aunque Dios nos llama a todos, no todos respondemos adecuadamente a su llamada. En el evangelio de este domingo, según san Lucas, se nos dice que nos esforcemos por entrar en el Reino por la puerta estrecha, siguiendo el ejemplo de Cristo, porque Cristo es nuestro camino y nuestra verdad y nuestra vida. Para ser buen cristiano hay que estar dispuesto a sufrir por Cristo y a luchar contra el mal. No nos valen las medias tintas; sólo los esforzados entrarán en el Reino de los cielos, no nos bastará haber dicho “Señor, Señor”, sino habernos esforzado en todo momento en cumplir la voluntad del Padre. Así lo hizo Cristo, así debemos hacerlo todos los cristianos, y así tendrán que hacerlo todas las personas que quieran acompañar a Cristo en su Reino. El camino de perfección no consiste en levitar a treinta centímetros del suelo. Se trata de un análisis permanente de nuestras actitudes en función de elegir la "puerta estrecha" que significa: la entrega a los demás, una austeridad en nuestra vida que no embote los sentidos para saber con exactitud qué es lo que tenemos que hacer y, sobre todo, un continuo esfuerzo por tener presencia de Dios, y un íntimo deseo: ¡Qué todos los hombres se salven!

http://www.sanjoselasmatas.es

[email protected]

70º ANIVERSARIO

http://www.sanjoselasmatas.es

[email protected]

Para esto vino, precisamente, Jesucristo • Vino para recordarnos que hay un Dios que nos ama con locura y

que espera que en nuestros caminos le dejemos caminar junto a nosotros.

• Vino para hacernos saber que Dios perdona faltas y pecados, limitaciones y fragilidades pero que –por si lo hemos olvidado- también da a cada uno lo suyo por su única y magnánima justicia.

• Vino para recordarnos que, si somos hijos de Dios, somos hermanos y que por lo tanto estamos llamados a dar el callo a favor de la justicia y de la atención a los más necesitados.

• Vino, en definitiva, a darnos una palabra de aliento y de esperanza, de salvación y de optimismo que se sostiene en la seguridad de que hay un Dios que trasciende y deja pequeños nuestros pobres e interesados planteamientos.

La cuestión es saber si en el centro de todo vamos poniendo a Dios. (De J.Leoz)

Las Matas. Madrid - Año XVI - nº 1015

Domingo XXI - T.O. – CICLO C – 25 agosto 2019

Page 2: Para esto vino, precisamente...Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta

“Bienaventurado el que cree y tiene el valor de crear encuentro y

comunión”. Papa Francisco.

Lectura del libro de Isaías 66, 18-21 Esto dice el Señor: “Yo, conociendo sus obras y sus pensamientos, vendré para reunir a las naciones de toda lengua; vendrán para ver mi gloria. Les daré una señal, y de entre ellos enviaré supervivientes a las naciones: a Tarsis, Libia, y Lidia (tiradores de arco), Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todas las naciones, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos, a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi santa montaña de Jerusalén --dice el Señor--, así como los hijos de Israel traen ofrendas, en vasos purificados, al templo del Señor. También de entre ellos escogeré sacerdotes y levitas --dice el Señor- “. Palabra de Dios Salmo responsorial. - Salmo 116 R.- ID AL MUNDO ENTERO Y PREDICAD EL EVANGELIO Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R.- Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Hebreos 12, 5-7.11-13 Hermanos: Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: “Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su represión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos”. Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.” Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22-30 En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. Uno le preguntó: “Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les dijo: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor, ábrenos” ; pero él os dirá: "No sé quiénes sois”. Entonces comenzareis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os dirá: "No sé de dónde sois. Alejaos de mi todos los que obráis con iniquidad". Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos”. Palabra del Señor.

¡Alabamos al Señor en toda la creación y con nuestra propia vida!