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TRAYECTO DE FORMACIÓN PEDAGÓGICA PARA GRADUADOS NO DOCENTES ESPACIO CURRICULAR: LA CONSTRUCCIÓN DE NUEVAS CULTURAS JUVENILES TRABAJO INTEGRADOR : INFORME DE INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA. TEMA: LA COSTRUCCION DE LAS NUEVAS CULTURAS JUVENILES OBJETIVOS: Definir y delimitar los conceptos en torno al desarrollo histórico conceptual de los cambios sociales y culturales como dispositivos para la emergencia de las culturas juveniles en los distintos contextos socioeducativos y entornos de socialización y subjetivación. Analizar el material bibliográfico propuesto para la comprensión de la construcción de los escenarios y entornos de subjetivación dada en la relación cultura juvenil y cultura escolar como conocimientos necesarios en la formación docente y justificación de los desempeños en los contextos socioeducativos. Manifestar capacidad de indagación, de análisis, de relación, y de síntesis en la presentación de la producción de las resoluciones requeridas. Consignas: 1- Presentar una conceptualización y contextualización de la construcción de las culturas juveniles integradas a la mirada de los posibles y pertinentes, ya analizados en los espacios de Aprendizaje y, Sociedad y Sistema Educativo. De acuerdo a la selección bibliográfica, compare su cultura juvenil y las nuevas culturas juveniles 2- Desarrollar una problemática vinculada a la relación nuevas culturas juveniles y contexto escolar y contextos socio cultural ( Seleccione un tema propuesto por la autora de “ Chicos en Banda” y analícelo considerando los marcos teóricos propuestos) 3- Presente un texto explicativo- argumentativo a partir de la pregunta ¿ DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LAS NUEVAS CULTURAS JUVENILES EN LOS CONTEXTOS SOCIOEDUCATIVOS, HOY? CRITERIOS DE EVALUACIÓN Fundamentos teóricos conceptuales pertinentes a la problemática propuesta Expresión escrita: redacción, y ortografía Capacidad para la elaboración de respuestas, y de análisis para la explicación de los conocimientos teóricos, y para inferir conclusiones Prudencia en la cantidad y calidad de información, suficiente y necesaria. Significatividad e intencionalidad de la información acorde al nivel que está cursando. FECHA:

Parcial de Culturas Juveniles

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TRAYECTO DE FORMACIÓN PEDAGÓGICA PARA GRADUADOS NO DOCENTES

ESPACIO CURRICULAR: LA CONSTRUCCIÓN DE NUEVAS CULTURAS JUVENILES

TRABAJO INTEGRADOR : INFORME DE INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA.

TEMA: LA COSTRUCCION DE LAS NUEVAS CULTURAS JUVENILES

OBJETIVOS: Definir y delimitar los conceptos en torno al desarrollo histórico conceptual de los cambios

sociales y culturales como dispositivos para la emergencia de las culturas juveniles en los distintos contextos socioeducativos y entornos de socialización y subjetivación.

Analizar el material bibliográfico propuesto para la comprensión de la construcción de los escenarios y entornos de subjetivación dada en la relación cultura juvenil y cultura escolar como conocimientos necesarios en la formación docente y justificación de los desempeños en los contextos socioeducativos.

Manifestar capacidad de indagación, de análisis, de relación, y de síntesis en la presentación de la producción de las resoluciones requeridas.

Consignas: 1- Presentar una conceptualización y contextualización de la construcción de las culturas juveniles

integradas a la mirada de los posibles y pertinentes, ya analizados en los espacios de Aprendizaje y, Sociedad y Sistema Educativo. De acuerdo a la selección bibliográfica, compare su cultura juvenil y las nuevas culturas juveniles

2- Desarrollar una problemática vinculada a la relación nuevas culturas juveniles y contexto escolar y contextos socio cultural ( Seleccione un tema propuesto por la autora de “ Chicos en Banda” y analícelo considerando los marcos teóricos propuestos)

3- Presente un texto explicativo- argumentativo a partir de la pregunta ¿ DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LAS NUEVAS CULTURAS JUVENILES EN LOS CONTEXTOS SOCIOEDUCATIVOS, HOY?

CRITERIOS DE EVALUACIÓNFundamentos teóricos conceptuales pertinentes a la problemática propuestaExpresión escrita: redacción, y ortografíaCapacidad para la elaboración de respuestas, y de análisis para la explicación de los conocimientos teóricos, y para inferir conclusionesPrudencia en la cantidad y calidad de información, suficiente y necesaria.Significatividad e intencionalidad de la información acorde al nivel que está cursando.

FECHA:

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1) Conceptualización y contextualización de la construcción de las culturas juveniles

Marco teórico

La sociedad a través de la historia ha transitado diferentes procesos de cambios sociales desde las sociedades tradicionales (cazadoras, las agrícolas y las agrarias), las sociedades industriales y las posindustriales que, de acuerdo a las investigaciones de la sociología, estas dos últimas son las que han llevado a producir cambios sociales veloces y marcados. En sociología se entiende por cambio social al proceso que tiene consecuencias positivas y negativas sobre las sociedades y los sujetos que las conforman. En este proceso, se distinguen dos momentos la modernidad: en donde se incluyen los cambios introducidos por la revolución industrial y el otro momento conocido como posmodernidad: que involucra a las transformaciones más recientes que se han producido con la revolución de la información y la economía posindustrial. Según J. Mascionis El proceso del cambio social muestra tres elementos característicos: a-surge en todas partes, aunque el ritmo del cambio puede variar de un lugar a otro.b- con frecuencia no es planificado, y si lo es no se prevén las consecuencias de esos cambios.c-genera desacuerdos, es decir tienen consecuencias positivas y negativas.

¿Cuáles son las causas que producen del cambio social?

1. La Cultura: la cultura es el conjunto de valores, creencias, actitudes y objetos materiales que constituyen el modo de vida de una sociedad. Es un sistema dinámico que continuamente incorpora nuevos elementos y se deshace de otros. Existen tres fuentes importantes de cambio cultural, la invención que produce nuevos objetos y las ideas y relaciones sociales. Decimos que una cultura material es la que hace referencia a los objetos que crean los miembros de una sociedad -tomando muy en cuenta el avance de la ciencia y la tecnología- y una cultura no material es la que se refiere al mundo intangible-las ideas, valores, percepciones del mundo, etc-que crean los miembros de una sociedad.

Los componentes de la cultura son:

los símbolos: es todo aquello que para los que comparten una cultura tienen un significado específico. Estos símbolos entre culturas diferentes pueden ser mal interpretados llevando a un choque cultural, es decir que no todas las culturas tienen los mismos símbolos. el lenguaje: es un sistema de símbolos que permite a los miembros de una sociedad comunicarse entre sí, asegurando la transmisión de dicha cultura generación tras generación. Cada cultura tiene una realidad diferente ya que toda lengua posee símbolos propios, palabras y expresiones que no tienen un equivalente exacto en otras lenguas.Se observa un auge de las lenguas minoritarias, lo cual se explica porque algunos pueblos y grupos étnicos han adquirido una mayor conciencia de su identidad cultural y lingüística. los valores: son modelos culturalmente definidos con los que las personas evalúan lo que es deseable, bueno bello y que sirven de guía para la vida en sociedad. Sirven de base a las creencias las cuales son enunciados que las personas consideran ciertos. las normas: son reglas y expectativas sociales a partir de los cuales una sociedad regula la conducta de sus miembros. Algunas normas son proscriptivas (prohíben) y otras son prescriptivas (indican lo que se debe hacer) y los objetos materiales.

Sumner, denomina mores a aquellas normas esenciales para el mantenimiento de un determinado modo de vida. La violación de cualquiera de estas normas provoca una respuesta inmediata y contundente por parte de la sociedad. Las reglas de conducta -que se respetan en la interacción rutinaria o cotidiana- y las costumbres –que hacen referencia a las normas de etiqueta y cortesía-, sirven para distinguir lo que es moral e inmoral, lo que es adecuado y lo inadecuado.

Aquí aparece un nuevo término, el de subcultura haciendo referencia a las manifestaciones culturales que distinguen a un segmento de la población. Puede ocurrir que las subculturas étnicas o religiosas terminen dividiendo una sociedad y con consecuencias trágicas a veces. Cuando la diversidad cultural se manifiesta en forma de rechazo u oposición a los valores de una sociedad hablamos de contracultura. Por ejemplo el movimiento juvenil de los 60 los hippies proponían un estilo de vida cooperativo, no competitivo. Buscaban el pleno desarrollo personal o espiritual y fueron apartándose de la sociedad acentuando sus rasgos culturales. Una contracultura puede materializar ese rechazo hacia los valores dominantes en la forma de vestir, de saludar o entre otras conductas. Existe el hábito de juzgar otra cultura según los parámetros de la propia, llevando a malos entendidos e incluso a conflictos, es lo que se denomina etnocentrismo. Lo lógico es mirar o considerar los rasgos de una cultura desde esa misma cultura.

En la mayoría de las sociedades desarrolladas, los grupos de adolescentes crean sus propias culturas.

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Las llamadas culturas juveniles surgieron en el mundo occidental en las décadas posteriores a la II Guerra Mundial, años en que la prosperidad permitió alargar la escolarización de los jóvenes. Con el mejor poder adquisitivo se desarrolló notablemente la sociedad de consumo, especialmente dirigida a la juventud que tenía tiempo y dinero para consumir, aparecieron nuevos productos teniendo en cuenta los gustos juveniles, tales como películas, discos, ropa deportiva. Esto llevó a que la juventud creara su propio estilo de vida, sus propias culturas. Por ejemplo en el Reino Unido, se puede identificar claramente una sucesión de culturas juveniles a partir de los años cincuenta: los teddy boys con el rock, en los sesenta los mods y los rockers, que se diferenciaban entre sí por el vestuario, las preferencias musicales, los valores y estilos de conducta. Hoy se los denomina “tribus”: skinheads, hippies, punkis, rastas, grunges, goths, acidheads, new travellers, etc. En la década de los noventa aparecen los denominados “estilos culturales posmodernos”. Se han realizado algunas investigaciones etnográficas basadas en la metodología de la observación participante que ha permitido describir los símbolos, el lenguaje, los valores y otros aspectos de la cultura de estos grupos juveniles. El estilo y apariencia externa de estos grupos juega un papel importante y muchas veces sirve para parodiar la cultura consumista de la que ellos mismos forman parte. Mientras que los punkis, bickers, goths, crusties e hippies, prefieren un estilo más desalineado, los mods, soulboys o los home boys prefieren vestirse mejor. Los sociólogos sugieren que estas culturas intentan, “expresar y resolver, aunque de forma mágica, las contradicciones ocultas o que permanecen sin resolver en la cultura de la sociedad de la que forman parte”(Cohen, 1980:82-83). Sería el modo de sobrellevar las presiones y/o tensiones que sienten los jóvenes ante la exigencia de continuar los estudios, buscar trabajo, consumir , hacerse adultos y por otra parte respetar los valores, cultura y estilos de vida de los padres. Las culturas juveniles pueden verse como formas de resistencia, en la que los jóvenes crean su propia cultura a fin de controlar una serie de problemas, estas culturas juveniles cruzan las fronteras adoptando los rasgos culturares de acuerdo a la procedencia de la cultura de cada lugar, dando como resultado un bricolaje de valores, moda, preferencias musicales, de consumo, etc. La disposición de acercarse y entender otras culturas se hace cada vez más necesario, siempre respetando la diversidad, manteniendo una mente abierta intentando entender su conducta desde su propia cultura y no desde la nuestra.

Según Raúl Zarzuri, el fenómeno denominado Tribus Urbanas ha causado progresivo revuelo en esta última década en nuestro país y particularmente en el advenimiento de la democracia. Las estadísticas señalan que los jóvenes que participan de estos grupos “en su gran mayoría son menores de dieciocho años, caracterizados como sujetos jóvenes, de procedencia marginal o de clase socioeconómica baja, con escasa o nula educación y que actúan en pandillas que fomentan la violencia y el delito, y tienden a causar mayor daño a sus víctimas”. Hasta ahora no se cuenta con las investigaciones necesarias sobre esta problemática que contribuya a caracterizar y entender en profundidad el suscrito fenómeno. Las escasas aproximaciones a este tipo de dinámicas juveniles provienen generalmente del discurso dominante que existe en torno a estos microgrupos, vale decir, de las indagaciones policiales o de los medios de comunicación, donde la tendencia es encapsularlos bajo el rótulo y el estigma de la delincuencia, la drogadicción, la violencia y las bandas juveniles, (eje de la desadaptación y la desviación social). La sensibilidad juvenil de esta última década comienza a poner en práctica toda una ritualidad distintiva, que va marcando y protegiendo el espacio de su cotidianeidad. Podrían constituir una cristalización de tensiones, encrucijadas y ansiedades que atraviesan a las juventudes contemporáneas. Son la expresión de una crisis de sentido a la cual nos arroja la modernidad, es una manifestación ante una sociedad desencantada por la globalización del proceso de racionalización, la masificación y la inercia, donde todo parece correr en función del éxito personal y el consumismo desmesurado.Las tribus urbanas muestran una posibilidad de reeditar un nuevo orden simbólico a partir del tejido social cotidiano.

Silvia Duschatzky y Cristina Corea en su libro escenarios de expulsión social y subjetividad hace referencia a la pobreza como un estado de desposesión material y cultural que puede llevar al sujeto a un estado de exclusión social e incluso a un estado de expulsión social de acuerdo a la relación que existe entre la exclusión y lo que hizo posible la expulsión.…”Los indicadores o rastros de expulsión social pueden advertirse en un conjunto de datos fácilmente constatables como lo son la falta de trabajo, estrategias de supervivencia que rozan con la ilegalidad, violencia, falta de escolarización o escolaridad precarizada, ausencia de resortes de protección social, disolución de los núcleos familiares, drogadicción, etc. Estos datos retratan determinaciones, actos, hechos, pero no hablan de los sujetos, de los modos de significación, de las operaciones de respuesta, de sus efectos en las relaciones sociales, de las valoraciones construidas.”“Las prácticas de subjetividad permiten rastrear las operaciones que desplieguen los sujetos en situaciones límite y las simbolizaciones producidas……Destaquemos en primer término una alteración fundamental en el suelo de constitución subjetiva: el desplazamiento de la promesa del Estado por la promesa del mercado. Ya no se trata de ciudadanos sino de consumidores.…El mercado se dirige a un sujeto que sólo tiene derechos de consumidor, y no los derechos y obligaciones conferidos al ciudadano. El consumo no requiere la ley ni los otros, dado que es en la relación con el objeto

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y no con el sujeto donde se asienta la ilusión de satisfacción. Sabemos que el consumo no es un bien repartido equitativamente… el mercado instituye para consumidores y no consumidores, un nuevo ideal del yo, un imaginario que produce, en un nuevo lugar, el horizonte de aspiraciones, el espejo donde mirarse. …En el marco de estas condiciones emergentes de “legitimidad” social, encontramos que la violencia es la marca que permea la vida de los que habitan la periferia de Córdoba.Competitividad, “ventajeo”, sociedad del riesgo, “aguante”, no son términos equivalentes pero todos comparten la peculiaridad de nombrar al sujeto al margen o a expensas de la ley…La violencia se presenta como el sustrato cotidiano sobre el que construyen la subjetividad los niños y jóvenes.…Son los docentes, en la posición de observadores, quienes hablan de violencia cuando constatan que los comportamientos habituales de los alumnos son la negociación que corresponde a la condición del alumno.…¿Se trata de una disfunción del alumno o de un indicio de la ineficacia simbólica de las instituciones?

El fin del milenio se presenta para un gran número de jóvenes de nuestro país, como un tiempo de incertidumbre y de inseguridad. Es un tiempo de crisis de adaptaciones sociales asociadas a la economía, las comunicaciones y la ética en las relaciones humanas cotidianas, institucionales, públicas y privadas, en un contexto de modernidad periférica.Se asocian determinadas actuaciones juveniles con lo que se considera como un estado transitorio derivado de una supuesta “crisis de identidad”.

Va cambiando la visión del mundo y sus distintos órdenes institucionales, manifestándose un fuerte cambio en el ámbito cultural. Según Franssen (1994) caracterizándose por los procesos de “mutación cultural” los cuales se pueden visualizar “por la importancia creciente de las industrias culturales (medio de comunicación de masas) y tiene implicaciones no solamente en cuanto a los bienes culturales y a los códigos necesarios para su consumo, sino también en el sentido mismo de la experiencia de los individuos”.

Foucault habla de la necesidad de recuperar los “Saberes Sometidos” es decir, los saberes locales de la gente, que contienen y guardan memoria comunitaria, la memoria de los enfrentamientos, de los conflictos, de las resistencias, de las heridas, de la autoafirmación de la diferencia, etc….…La verdad se traduce en ley gracias al poder, pero el poder se reproduce debido a que existe un saber que se erige socialmente como verdad...en la compleja red de poder siempre encontramos una multiplicidad de puntos de resistencia al poder. La praxis de estas tribus no solo expresa el contenido de los “saberes Sometidos”, sino que además constituye el resultado de una operación estratégica consistente que está dando cuenta de formas de resistencia a la economía de los poderes socialmente legitimados. Lo que está en juego entonces es desconstruir la mirada oficial/dominante en otras que revelan las nuevas miradas de lo juvenil.

Según Marcelo Urresti la creciente presencia que adquieren las nuevas tecnologías de la comunicación promueven eldesarrollo de investigaciones de carácter local que sirvan para dimensionar el impacto de las mismas en las nuevas generaciones, entendidas como verdaderas “ciberculturas juveniles”, caracterizadas por tener ámbitos de encuentro virtual donde se crean espacios de comunicación en los que se desarrollan formas de interrelación que permite a sus participantes tener un espacio compartido para comunicarse y desarrollar actividades; generando múltiples conexiones entre grupos y redes de amistad, sin importar las diferencias de clases, género o lugar geográfico. Además en este contexto las nuevas generaciones reciben esta influencia y la adoptan como propia. Con Internet el receptor es cada vez más libre, puede interactuar directamente con otros receptores a la vez que gracias a las nuevas herramientas de producción puede generar contenidos y nuevas ofertas comunicacionales para los demás usuarios. Las nuevas formas de comunidad llamadas redes sociales (Facebook, MySpace, etc) crean una pertenencia en común transformando la intimidad, en donde lo público, lo privado y lo íntimo se entremezclan en la red.  Este desarrollo constante marca una tendencia creciente hacia la producción de contenidos y el desarrollo de aplicaciones por parte de los usuarios que han propiciado el surgimiento de nuevos regímenes de producción, consumo y circulación de contenidos, una tendencia marcada de la llamada web, con multitud de nuevas herramientas y programas que se suma a las nuevas formas de cooperación y sociabilidad que se generan en torno a los grupos que trabajan desde el software libre. “Jóvenes de distintas clases sociales acceden sin dudas a la computadora, los programas y la red de redes, pero el tipo de acceso que tienen, los recursos informáticos y cognitivos que utilizan y las formas de navegación o de comunicación por las que se deciden, describen universos tan disímiles que prácticamente no tienen contacto entre sí” señala M. Urresti. Es en el uso de los programas e internet desde el punto de vista de los usuarios donde se intentan descubrir los sentidos y la importancia que les otorgan los jóvenes, el grupo de los que se han socializado en un mundo informatizado (Los llamados “nativos digitales”) desde los sectores medios de la población, pasando por el uso que realizan los jóvenes de los sectores populares y las prácticas que

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realizan en los espacios comunes que consolidan su pertenecía a “la calle”, “la esquina” y “el ciber” como un nuevo espacio de socialización. Cabe preguntarse cuál es el papel que le corresponde a los jóvenes (si es posible realizar tal generalización) en la apropiación y generación de determinados significantes o, mejor dicho, de los bienes culturales que se manifiestan en la música que escuchan. El "empobrecimiento" del lenguaje es un claro ejemplo del empobrecimiento de todo tipo al que han sido sometidas las nuevas generaciones. ¿Se puede pedir, entonces, que la música sea algo más que mera catarsis, vana estimulación de los sentidos y se reitere hasta el hartazgo en melodías y letras?

Como señala Tenti Fanfani (2000) “las culturas juveniles articulan las memorias instaladas a la fuerza por la perversa trampa del mercado y sus dispositivos de saqueo y por la máquina de fascinación neoliberal. Allí la memoria se hace marca en los cuerpos: las modalidades del ajuste estructural están determinando formas dominadas de las culturas juveniles, modos atravesados por la injusticia y el desempleo. En ellas, los jóvenes devienen sólo un objeto de “pánico moral” para los imperativos hegemónicos”.Bajo cualquier de las perspectivas anteriores, indagar sobre culturas juveniles es hacerlo sobre maneras de clasificar a sujetos. Y no hay nada que los sujetos a los que nos referimos rechacen con más ahínco que ser clasificados en categorías y tipologías. El periodo de la biografía de los sujetos que se incluyen en las culturas juveniles transita entre el deseo de independencia, la necesidad de autoafirmarse y la identificación con los rasgos difusos -o claros- de un grupo. Los estudiosos de las culturas juveniles exploran la paradoja que deviene de prestar atención a los rasgos de grupos que estánformados por sujetos que aspiran a ser reconocidos como individuos. Por eso parece importante no olvidar, como Saintout y Huergo (2003) nos indican, “que a la hora de acercarse a las culturas juveniles no hay que hacerlo de forma aislada, sino como una experiencia dialógica en conflicto con referencias sociales e históricas ante los cuales, incesantemente, la juventud quiere irrumpir. Las tramas de las culturas juveniles cargan los rastros de memorias acalladas y resignifica memorias de luchas y proyectos”. Esta posición nos coloca en el desafío de “reconectar el gran orden económico-cultural de producción hegemónica con la producción y construcción de significados de los sujetos”. De esta manera se podrá no sólo apreciar, sino alentar la salida del conformismo y la construcción (incesantemente imprevisible) de prácticas y proyectos de transformación y de resistencia que encierran las denominadas culturas juveniles. Y aquí nos topamos con los desafíos de la escuela secundaria en la actualidad.Si mantenemos este hilo conductor podemos acercarnos a la educación escolar desde un punto de vista que vaya más allá de las actuales frases “no están motivados”, “no se interesan”, “son unos tal o unos cual” que suelen utilizar los docentes de secundaria al hablar de los adolescentes. Para escapar de ellos podríamos reconocer, como escriben Dubet y Martuccelli (1998), que durante la adolescencia “se forma un sí mismo no escolar, una subjetividad y una vida colectiva independientes de la escuela, que afectan a la vida escolar misma”. Esto significa, como nos recuerda Tenti Fanfani (2000), que “más allá de posibles particularidades genéricas, los adolescentes y jóvenes son portadores de una cultura/experiencia social hecha de conocimientos, valores, actitudes, predisposiciones que no coinciden necesariamente con la cultura escolar y en especial con el currículo o programa que la institución se propone desarrollar”.La relación Cultura/experiencia que la escuela secundaria no reconoce, ni se preocupa por identificar y que casi siempre rechaza por haber reducido el enfoque constructivista –cuando lo tiene en cuenta- a los conocimientos previos disciplinares y no a las experiencias sociobio-gráficas de los sujetos. Este no reconocimiento se hace más notable cuando la contradicción y el conflicto entre cultura escolar y cultura social se manifiesta entre los jóvenes de las clases sociales económica y culturalmente dominadas o consideradas como desfavorecidas. A los que se coloca de manera subordinada en el grupo de los que no saben, no quieren aprender o están desmotivados.

Considero que hoy resulta imposible separar el mundo de la vida del mundo de la escuela. Por eso me parece importante rescatar que los jóvenes traen consigo su lenguaje y su cultura desde los que dan sentido (o no) a los aprendizajes escolares. Es necesario reconocer que la escuela tal y como señala Tenti Fanfani “ha perdido el monopolio de la inculcación de significaciones y éstas, a su vez tienden a la diversificación y la fragmentación. Sin embargo en demasiadas ocasiones lasinstituciones escolares tienden al solipsismo y a negar la existencia de otros lenguajes y saberes y otros modos de apropiación distintos de aquellos consagrados en los programas y las disposiciones escolares”. Lo que hace que el currículo y la organización de la escuela secundaria tengan, como nos recuerda de nuevo Tenti Fanfani “todavía las huellas del momento fundacional (homogeneidad, sistematicidad, continuidad, coherencia, orden y secuencia únicos, etc.)” mientras que “las nuevas generaciones son portadoras de culturas diversas, fragmentadas, abiertas, flexibles, móviles, inestables, etc”.Esta situación produce una dicotomía donde “la experiencia escolar se convierte a menudo en una frontera donde se encuentra y enfrentan diversos universos culturales.Esta oposición estructural es fuente de conflicto y desorden, fenómenos que terminan a veces por neutralizar cualquier efecto de la institución escolar sobre la conformación de la subjetividad de los adolescentes y los jóvenes”. Este podría ser el lugar desde el que considerar el papel de las culturas juveniles en la escuela y no como motivo para la pedagogización de la experiencia de los jóvenes o para sumirlas en el ostracismo y la negación.

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Compare su cultura juvenil y las nuevas culturas juveniles

Si bien me resulta difícil a la hora de pretender comparar culturas juveniles con marcos históricos distintos, con una perspectiva generacional particular, de vivencias y experiencias sociales diferentes. Observo que más allá de las características culturales (símbolos, costumbres, valores, normas, conocimientos, política, economía) de cada momento por el cual ha transitado la sociedad, las llamadas culturas juveniles -con características propias como tipo de vestimenta, tendencias musicales, formación de su subjetividad de acuerdo a los fenómenos sociales que les toco atravesar a cada uno, adquiriendo un grado de socialización diferente-, tienen un punto en común; sea de la modernidad o posmodernidad es el modo que encontraron y encuentran para expresar su desacuerdo con las presiones y/o tensiones que sienten los jóvenes ante la exigencia de continuar los estudios, buscar trabajo, consumir , hacerse adultos y por otra parte respetar los valores, cultura y estilos de vida de los padres. Por supuesto teniendo en cuenta el avance acelerado de la informática con la consecuente revolución en las comunicaciones que lleva a una globalización cultural entre las actuales culturas juveniles que, por la década de los 60-70 con los hippies no sucedía con tanta rapidez. En un enfoque puramente de acuerdo a mis vivencias, creo que el empobrecimiento, la exclusión social y la desigualdad siempre han existido, sólo que ahora con la globalización, la democratización y el avance de la informática como medio de comunicación masiva es más conocida en la sociedad. Opino que la adolescencia es una etapa que aporta interesantes cambios sociales que pueden ser marcados o no, cuando esos adolescentes llegan a su etapa adulta. De otra manera dependeríamos siempre de las antiguas tradiciones. Careceríamos de la libertad de Ser y elegir lo que cada uno quiere para sí mismo, tendríamos que seguir obligadamente lo que la sociedad del momento impone, el sujeto no podría adquirir una subjetividad y socialización propia, sino que sería igual que el colectivo. La tensión (sufrimiento) que produce la transición desde la adolescencia hacia la madurez del adulto es necesaria para que el sujeto adquiera su identidad propia como individuo, permitiéndole hacer aportes a la dinámica social.

2) “Trabajo como un loco todos los días, limpio vidrios en el cruce de Ferreyra. A veces me da un poco de vergüenza, pero no me queda otra. Para colmo me queda muy poco porque una parte se la tengo que dar al que nos consigue el lugar; me tiene harto trabajar para ese hijo de puta”

De acuerdo a lo expresado por el joven en el párrafo anterior, podría suponerse que se trataría de un “chico de la calle” Son que no tienen un lugar donde vivir, que no tienen trabajo y algunos no tienen ni la edad suficiente para empezar a trabajar, no tienen estudios, ni los medios necesarios para vivir de una manera digna. Ellos no se sienten como niños normales, tienen que trabajar porque es la única posibilidad que tienen

para vivir, tienen que enfrentar la vida en la calle, aprenden a defenderse solos. Para ellos la ética no es una materia que enseñe de valores, igualdad o integración, lo que más aprenden es lo que más les duele: ver de cerca la discriminación.

Sería importante tratar de especificar cuales son los condicionamientos culturales o estructurales que determinan los modos conflictivos de interacción. Hay muchos autores, que consideran el conflicto como necesario para el mantenimiento de la identidad y las fronteras de cada grupo social. Según Raúl Zarzuri, el fenómeno denominado Tribus Urbanas ha causado progresivo revuelo en esta última década en nuestro país y particularmente en el advenimiento de la democracia. Las estadísticas señalan que los jóvenes que participan de estos grupos “en su gran mayoría son menores de dieciocho años, caracterizados como sujetos jóvenes, de procedencia marginal o de clase socioeconómica baja, con escasa o nula educación y que actúan en pandillas que fomentan la violencia y el delito, y tienden a causar mayor daño a sus víctimas”. Hasta ahora no se cuenta con las investigaciones necesarias sobre esta problemática que contribuya a caracterizar y entender en profundidad el suscrito fenómeno. Las escasas aproximaciones a este tipo de dinámicas juveniles provienen generalmente del discurso dominante que existe en torno a estos microgrupos, vale decir, de las indagaciones policiales o de los medios de comunicación, donde la tendencia es encapsularlos bajo el rótulo y el estigma de la delincuencia, la drogadicción, la violencia y las bandas juveniles, (eje de la desadaptación y la desviación social). La sensibilidad juvenil de esta última década comienza a poner en práctica toda una ritualidad distintiva, que va marcando y protegiendo el espacio de su cotidianeidad. Podrían constituir una cristalización de tensiones, encrucijadas y ansiedades que atraviesan a las juventudes contemporáneas. Son la expresión de una crisis de sentido a la cual nos arroja la modernidad, es una manifestación ante una sociedad desencantada por la globalización del proceso de racionalización, la masificación y la inercia, donde todo parece correr en función del éxito personal y el consumismo desmesurado…”

Es muy común escuchar en todos los medios, ya sean audiovisuales o gráficos, términos como "mundialización", "flexibilidad", "gobernabilidad", tolerancia cero", etc. Pero no así los de "capitalismo", "clase", "explotación", "dominación", "desigualdad", "exclusión", etc.

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Recientemente el Estado proporcionó los medios económicos para que un "experto en seguridad" calificara que los chicos que limpian vidrios en las calles, de Córdoba, son terroristas. En general la campaña se presenta como lucha contra el delito, pero en la cacería los principales sospechosos son los adolescentes y los habitantes de asentamientos y villas miserias. Con esta campaña dada a llamar -la tolerancia cero- "intentan aplacar el miedo de las clases medias y altas, que son las que votan, mediante el permanente hostigamiento de los pobres en los espacios públicos, haciendo intervenir a las fuerzas del orden en problemas menores como ebriedad, ruido, mendicidad, atentados a las costumbres, y otros comportamientos antisociales vinculados con los sin techo".

C Duschatzky, Silvia y Corea, Cristina. (2002). En Chicos en banda, cap. 1, trabajan sobre algunas claves conceptuales como la subjetividad, en conceptos de exclusión y expulsión, por un lado, y el concepto de relación a este par exclusión-expulsión que se desarrolla primero. Se plantea una interesante distinción entre “estar excluido” y “ser expulsado”. Las autoras usan el concepto de expulsión (y no de pobreza o exclusión) y nos explican su toma de posición: hablar de expulsión implica, inmediatamente, hacerse la pregunta de cómo sucedió, es decir, acerca de las condiciones por las cuales sucede eso que sucede. En cuanto al concepto de subjetividad, lo plantean en relación a las prácticas concretas que desarrollan los sujetos en condiciones de expulsión, y a lo que significan para ellos, es decir, a “las operaciones que despliegan los sujetos en situaciones límite y a las simbolizaciones producidas”. Estas prácticas y sus significados, nos proponen las autoras, se inscriben en un contexto socio-histórico específico: la Argentina luego de la década de 1990. Se destaca como cambio fundamental para comprender las subjetividades de quienes habitan una situación de expulsión “el desplazamiento de la promesa del Estado por la promesa del mercado”. Como las condiciones en que se desarrollan ahora las relaciones interpersonales están signadas por los derechos de los sujetos en tanto consumidores (es decir, regidos u orientados por el mercado), la percepción de los otros no se desarrolla desde la perspectiva de que “todos somos iguales ante la ley”, como se pretendía durante el período en que, al menos desde el discurso, era el Estado el regulador de las relaciones sociales. El expulsado es el resultado de una operación social, una producción más que un producto, tiene carácter móvil. La expulsión social, entonces, más que denominar un estado cristalizado por fuera, nombra un modo de constitución de lo social. El nuevo orden mundial necesita de integrados y de expulsados. Éstos ya no serían una disfunción de la globalización, una falla, sino un modo constitutivo de lo social. “El expulsado es un desaparecido de los escenarios públicos y de intercambio”. Las autoras también llaman al expulsado un ser Nuda Vida, es decir un ser al que le han consumido todas sus potencias, posibilidades, en fin, un ser absolutamente determinado (… a veces me da un poco de vergüenza, pero no me queda otra…)

Algunos indicadores o rastros de la expulsión social pueden advertirse en un conjunto de datos fácilmente constatables: falta de trabajo, estrategias de supervivencia que rozan la ilegalidad, violencia, falta de escolarización o escolaridad precaria, ausencia de resortes de protección social, disolución de los vínculos familiares, drogadicción, etc. Estos datos retratan determinaciones, actos, hechos, pero no hablan de sujetos, de los modos de significación, de las operaciones de respuestas, de sus efectos en las relaciones sociales.

      De esta manera el niño/adolescente de clase baja, indigente (excluido del espacio social), no solo absorbe el mundo social después una perspectiva de clase baja, si no que lo absorbe con la colaboración de la idiosincrasia que le han dado sus padres o cualquier otro individuo a cargo de su socialización primaria (…Para colmo me queda muy poco porque una parte se la tengo que dar al que nos consigue el lugar; me tiene harto trabajar para ese hijo de puta”…).

En resumidas cuentas, y a modo de corolario, ser un trabajador que limpia vidrios de automóviles en la vía pública supone no sólo una forma de supervivencia laboral sino también una situación de postergación económica, social y cultural.

3) “Construcción de las nuevas culturas juveniles en los contextos socioeducativos, hoy”

La sociedad actual presenta una gran cantidad de problemas y desafíos para los miembros que la componen, derivados de los cambios históricos, políticos, económicos, sociales y culturales, etc. Fenómenos no deseados se han sentido en amplios sectores poblacionales, siendo la franja más vulnerable la infanto-juvenil. El sujeto es un ser que posee la necesidad de relacionarse socialmente, interaccionando entre individuos, grupos o clases. De esta manera va armando su subjetividad hasta llegar a encontrar su propia identidad como individuo social. Desde el nacimiento el niño establece con su medio social una relación recíproca que sienta las bases de una educación mutua. Durante el curso de su vida el ser humano está constantemente recibiendo influencias del medio ambiente, pero son las experiencias tempranas de los primeros años las que juegan el rol más importante.

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La familia es el escenario inmediato de nuestras primeras experiencias, allí se fundan nuestros modelos de aprender, de pensar y actuar entre otros. Es un ámbito vincular donde las experiencias tienen una enorme carga emocional ya que ahí encuentra su destino de gratificación o frustración de las necesidades vitales. El sujeto inmerso en las familias va elaborando determinadas interpretaciones del mundo según el lugar que esta ocupa en el contexto social. La sociedad actual está fragmentada, es decir, existe una estratificación social por la cual se reconocen diferentes clases, cada uno de ellas con características particulares que hacen alusión a factores culturales, económicos y socio-familiares. Estos aspectos determinan las condiciones de vida cotidiana. La complejización del mundo laboral con sus secuelas de exclusión del espacio productivo y de consumo, el aumento de sectores poblacionales bajo la línea de pobreza; a la vez que aparición de los llamados "nuevos pobres", pertenecientes a la desaparecida clase media han llevado a los adolescentes y jóvenes adultos a una crisis de sentido, tienen una visión desesperanzada del futuro, vacío de sentido. Se observa un incremento de la discriminación, ausencia de espacios de inserción de niños y adolescentes fuera del horario escolar. Tampoco podemos dejar de escuchar las quejas de algunos sectores sociales acerca del aumento de la participación de niños y adolescentes en actividades delictivas. Existe un resquebrajamiento del tejido social, conflictividad social y familiar, intergeneracional e intergéneros. Todos estos fenómenos sociales se han desarrollado con relativa rapidez produciendo un deterioro de las condiciones de educabilidad con índices de sobre edad, deserción, ausentismo reiterado, repitencia; vale decir, lo que se ha dado en llamar "fracaso escolar".

Los adolescentes y jóvenes ante los acelerados cambios sociales, de comunicación y la ruptura del núcleo familiar, buscan afinidades con sus pares y comienzan a surgir grupos que se van identificando de acuerdo al atuendo, a sus ideologías, intereses, actividades y tendencias musicales. Estas variadas culturas juveniles que aún padecen una crisis de identidad y pertenecen a diferentes estratos sociales, ingresan a las instituciones educativas con todo el bagaje de conocimientos previos adquiridos en su familia; con un cultura juvenil ya determinada; y se enfrentan al contexto propio de cada institución educativa apareciendo los conflictos. El aumento de la conflictividad relacional en la institución educativa y la coexistencia de múltiples y diversas culturas, transforman a las escuelas en campos tensionales cotidianos. En estos contextos socioculturales se ha resquebrajado la condición de ciudadanía, parecieran existir ciudadanos de primera categoría y otros de segunda y/o tercera; visibles e invisibles, los denominados "excluidos". Las familias que integran esta categorización se ven obligadas a migrar de territorio en territorio, intentando encontrar la forma de subsistir. "Construir el destino" se ha transformado en "tratar de sobrevivir hoy". Este alejamiento del sistema social ha aumentado la sensación de "peligrosidad social", que, unidos a la escasez de aprendizajes significativos devienen en procesos de estigmatización no sólo de los sujetos que integran las instituciones, sino también, de las propias instituciones que reciben y educan a esos sujetos. Se estigmatiza al alumno y también ala institución educativa como "escuelas de pobres”.

Redondo y Thisted (1998) señalan: "los supuestos sobre los efectos que produce la pobreza, que iguala y clasifica a las instituciones educativas al tiempo que define horizontes acotados para los niños y los maestros, no sólo se enuncian desde la investigación académica, sino tal como lo planteáramos anteriormente, se hallan instalados en el sentido común de muchas autoridades, maestros y padres que habitan las instituciones educativas de los márgenes. No es que no se distingan las diferencias, pero prevalece la creencia de que la pobreza actúa sobredeterminando el conjunto de la vida escolar. De este modo pareciera que las escuelas ubicadas en estos contextos no tienen posibilidad alguna de resignificar su realidad y por ende, refuerzan y reproducen las condiciones de pobreza del entorno condensando los sentidos que asocian la marginalidad a la peligrosidad…Depende de cada comunidad educativa que el límite de la pobreza no se constituya en límite educativo a través de las representaciones colectivas que se instauran en relación a las capacidades de aprender, las expectativas a futuro, y cómo se configura la particular tensión entre lo pedagógico y lo asistencial. Esta tensión no significa que la escuela deja de enseñar para asistir; la escuela enseña cuando asiste y es preciso preguntarse por los sentidos de esta asistencia, llegando a constituirse lo que denominan "matrices de identidades ciudadanas”.

En nuestras instituciones, más que en cualquier otra, las representaciones colectivas de "alternativa no formal", "asistencial para niñas y niños pobres", "espacio alternativo a la calle y al abandono familiar", "espacio para jugar y hacer los deberes", "institución no necesitada del soporte del Estado en lo edilicio, disminución de cargos docentes, optativa", configuraron y, a pesar de las transformaciones lo configuran, una institución educativa estigmatizada, no sólo desde el afuera, sino y a veces, autoestigmatizada por las representaciones de los propios docentes que a ella llegan, y la oferta educativa que se brinda o que se considera que se debe brindar.

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Teniendo presente los fenómenos mencionados, en la actualidad nos encontramos ante el enfrentamiento de dos culturas: la de los jóvenes y adolescentes y la que es propia de la tradición escolar. Creo que comprender, interpretar, explicar y analizar es una dimensión necesaria de cualquier proceso encaminado a intervenir con alguna probabilidad de éxito en el campo de las políticas públicas. En especial nos interesan aquellas que están orientadas a garantizar las mejores condiciones para facilitar el difícil proceso de construcción de la subjetividad y la inserción social de las nuevas generaciones de adolescentes y jóvenes. Cuando los excluidos llegan a la educación media la situación se torna conflictiva, ante la pretendida igualdad de la escolarización y desafiante frente a las contradicciones que ante expectativas, preferencias, actitudes, comportamientos, valores, normas, con las cuales ya ingresa, el estudiantado. Esta situación trae aparejado una inadecuación institucional y un empobrecimiento de la oferta escolar.

Los jóvenes experimentan desencanto y frustración, porque cuando llegan a la escuela media los pobres se encuentran que no existe ya correspondencia entre escolaridad, obtención del título del bachiller y determinadas sanciones materiales (puestos de trabajo e ingreso) y simbólicas (prestigio y reconocimiento social). Porque llegan tarde, llegan en verdad a otro destino. Obtienen un objeto que tiene otro sentido y otro valor relacional, como es el caso de todos los objetos sociales. (Tenti Fanfani)

 -CONCLUSIONES

Explicar y argumentar sobre la construcción de las nuevas culturas juveniles en los contextos socioeducativos en la actualidad, no es tarea fácil. Hablar de las desigualdades sociales, considerando la gran fragmentación y disparidad de situaciones históricas y actuales que atraviesan los adolescentes y jóvenes, la crisis de sentido por la cual transitan, supuestamente debido a los acelerados cambios sociales, influenciados por la revolución industrial y la revolución informática, frente a la globalización de las comunicaciones, requiere un profundo proceso de análisis. Solo puedo acotar desde el humilde lugar que ocupo, mis supuestos respecto al tema en cuestión. Mientras las instituciones educativas mantengan su tradicional enseñanza y no intenten adecuarse más rápidamente a esos cambios, solo puedo decir que las situaciones conflictivas que actualmente existen van a continuar por un cierto tiempo. Debería producirse una apertura mental por parte de los docentes y comenzar a comprender, conocer y aceptar que los adolescentes ya ingresan a las instituciones educativas con una cultura propia, a la cual hay que incorporar armónicamente la cultura educativa. Tendría que tenerse muchísimo cuidado en no reproducir o ampliar las desigualdades socioeconómicas, por el contrario habría que reducirlas. Además no debe olvidarse las marcadas diferencias socio-culturales que existen entre los adolescentes y jóvenes de ciudad y los de zonas rurales, los de capital y los del interior. Cada grupo viven realidades muy diferentes. Debe existir una adecuación curricular para cada sector de modo tal que se respete cada cultura, sin que nadie se sienta discriminado o presionado. Es difícil y me perece hasta contraproducente intentar lograr la pretendida igualdad educativa y social, si no se respetan las premisas dadas por las culturas juveniles de cada espacio y región.