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LA FORJA DE UN HÉROE Por Blaine Lee Pardoe Traducción/adaptación Justin_xiang Cuando las llamas de la rebelión aparecen en Thorin, un hombre determinará el destino del mundo . . . .

Pardoe Blaine Lee - Battle Tech La Forja de Un Heroe

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LA FORJA DE UN HÉROEPor Blaine Lee Pardoe

Traducción/adaptación Justin_xiang

Cuando las llamas de la rebelión aparecen en Thorin, un hombredeterminará el destino del mundo . . . .

Blaine L. Pardoe Portada Justin_Xiang

CONTRAPORTADA

Las órdenes de la Arcontesa para el Coronel Felix Blucher eranbastante simples: anular el alzamiento de los leales a Davion enThorin.Pero Blucher nunca planeó enfrentarse al intrépido Archer Christifori, líderde la milicia local y MechWarrior condecorado de la Guerra de los Clanes.

Cuando las tensiones entre la Alianza Lirana y la población leal aDavion aumentan, Archer se ve cogido entre la obediencia a la Arcontesa ola lealtad a su pueblo. Pero cuando las fuerzas de Blucher se exceden,Archer asume la causa lealista y se convierte en jefe del ejército rebelde.La confrontación final se vislumbra y los rebeldes se enfrentan en unaposición desfavorable: pero hace falta algo más que ´Mechs para ganar lalibertad de Thorin. Hace falta un héroe . . .

Dedicatoria inicial:

A mi maravillosa esposa, Cyndi, y a mis hijos, Victoria Rose y AlexanderWilliam. A mis padres, quienes apoyaron mi interés por los juegos y la escritura cuandono tenían sentido. A uno de mis autores favoritos: Harry Turtledove, quien meproporcionó incontables horas de entretenimiento. Y a todos mis amigos, quieneshicieron frente a esta extraña afición mía: ser un autor.

Y, como siempre, a mi alma mater, la Universidad Central de Michigan.

¿Qué forja a un héroe? Las circunstancias, la oportunidad, el deseo de hacer algomás de lo esperado y anticipado; sí, todos estos factores cuentan. Pero hay más. Unverdadero héroe no es un fenómeno de una única vez en una vida. Los héroesverdaderos actúan de forma heroica una y otra vez, y lo hacen con un estilo y unapersonalidad que son recordados. Ellos caminan entre nosotros, oficiales de policía,bomberos, miembros de las fuerzas armadas, y quizás esa persona que está junto a tiahora en la habitación.

Al desarrollar a Archer Christifori como personaje, leí sobre hombres comoFrank Luke, Felix von Luckner, Joshua Lawrence Chamberlain y otros héroes reales.Ellos contribuyeron a este libro sin saberlo. Me gusta Archer; es aguerrido, veterano, norencoroso y ha realizado su labor por el reino y el país cuando comienza el libro. Estosupone bastante.

Debo reconocer la contribución de buenos amigos como John Kendrick, quiénme sacó al menos una vez por semana o más a buscar reliquias de la Guerra Civilperdidas hace tiempo en los bosques de Piedmont, Virginia. Fue la mejor forma derelajarme que podía esperar. Gracias a todos los novelistas de BattleTech y a BrianNystul quien me ayudó a captar lo que la Guerra Civil es y será. Donna Ippolito semerece las gracias simplemente por hacer frente a todo esto con tan poco tiempo depreparación.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Gracias también a Cullen Tilman por llevarme a hacer rafting en aguas rápidasen West Virginia de modo que pudiese incluir ese trozo en el libro. Y quiero reconocerpúblicamente las contribuciones a este libro de otros buenos amigos como GregJohnson, los Hosicks, los Druhots, los Hunts y los Rivenburgs.

Por último, a los Hijos de Virginia que murieron durante “La Guerra de laAgresión Norteña” y los cuentos que dejaron sobre una verdadera Guerra Civil y suimpacto en nuestra historia. Creo que finalmente hemos sosegado a los yanquis en unsentimiento de exceso de confianza. Como dice el refrán: “No hay nada civil en unaguerra civil”.

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Blaine L. Pardoe Prólogo Justin_Xiang

Prólogo

Hospital de campo de la Fuerza Especial BulldogLootera, HuntressRegión Estelar Kerensky, Espacio de los Clanes8 de abril de 3060

Archer Christifori estaba incómodo, pero moverse sólo hacía que las cosas empeorasen. Con tres costillasrotas y numerosas torceduras, cualquier posición resultaba dolorosa. Le habían dado calmantes,pero las drogas le dejaban atrapado en algún lugar entre la agonía y la inconsciencia.

Miraba hacia el ventilador de techo que giraba sobre su cabeza, preguntándose cuanto tiempollevaría postrado en este hospital de campo. Esperaba que no fuese más de unos pocos días. Tiró de lassábanas con su brazo derechoel ileso por el que parecía el centésimo maldito intento frustrante,buscando encontrar una posición que fuera soportable.

Había sido una semana horrorosa. Meses de tedioso viaje espacial, desde la Esfera Interior hasta elEspacio de los Clanes, se habían convertido en un terror rápido y repentino. La Fuerza Especial Bulldoghabía llegado al sistema de Huntress solo días antes, y no demasiado pronto. La Operación Serpiente, elotro ejército de la campaña para acabar con la invasión de los Clanes, había sido reducida a solo un puñadode unidades operativas. Tan lejos de casa, los serpientes no tenían el material y los hombres necesarios paracompletar la destrucción de los Jaguares de Humo.

La unidad de Archer, el Décimo de Guardias Liranos, formaba parte de Bulldog cuando llegaron aHuntress. Recordaba la aproximación de su Nave de Descenso a través de los tormentosos cielos delplaneta. El y el resto de su unidad estaban montados en las cabinas de sus ´Mechs, esperando la señal deapertura de las puertas de descenso. Sus órdenes aran cubrir la retirada de los Montañeses de Northwind,que habían estado luchando contra los Jaguares en el espeso y maloliente lodo del Pantano de Dhuan.

Mientras salía y entraba en el estado de inconsciencia, oyó pasos en el pasillo. No se trataba delsuave sonido a paja de los zapatos de las enfermeras, sino del tintineo familiar de las espuelas, lainconfundible marca de los oficiales de las Fuerzas Armadas de la Mancomunidad Federada (FAMF).Volvió la cabeza para ver quien estaba aproximándose, y varias figuras borrosas ocuparon su campo devisión.

Mayor Christifori escuchó que decía una de ellas. Archer parpadeó para enfocar sus ojos.

Señor consiguió responder, elevando su brazo derecho sano para un saludo, a pesar de queestaba estirado a su espalda. De forma inmediata reconoció al Príncipe Victor Davion, su jefe y el jefeglobal de la Fuerza Especial Bulldog, pero no a los otros oficiales que le acompañaban.

He leído los informes de después de la acción realizados por el Coronel MacLeod sobre sumisión de apoyo y rescate, Mayor dijo el Príncipe con una débil sonrisa. Diablos, valiente fregadomontó usted.

Archer agitó ligeramente la cabeza:

En realidad no, señor. Sólo cumplía órdenes.

El Príncipe ladeó la cabeza ligeramente:

No recuerdo haber dado la orden de descender justo en mitad del avance de los Jaguares deHumo, Mayor.

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Blaine L. Pardoe Prólogo Justin_Xiang

Archer cerró los ojos un poco. Los recuerdos volvieron inmediatamente a través de la confusión desu drogado cerebro.

La Nave de Descenso se estremeció:

Capitán Strong, colóquenos justo entre los Montañeses de Northwind y los Jaguaresordenó Archer.

Roger, Mayor llegó la réplica de Strong a los cascos de Archer. Un minuto paradescender y contando. La ZA (Zona de Aterrizaje) está caliente.

Cambió a la frecuencia de la compañía de mando:

No hay mucho tiempo, así que escúchenme. Nuestra misión es relevar a los Montañeses. Estagente ha pagado esta operación con su sangre, y nosotros estamos aquí para asegurarnos de que vivanpara celebrar la victoria. Quiero un amplio despliegue directamente entre los Jaguares y losMontañeses. Formen una línea de batalla con la Lanza de Mando en el flanco izquierdo, la de Ataque enel centro, la de Caza en la derecha.

>>Las órdenes son simples. Ningún Jaguar va a pasara a través nuestra hasta los Montañeses.

Señor dijo el Teniente Moss ellos nos superan en número y armamento. La SegundaCompañía llegará en veinte minutos. ¿No podríamos esperar?

Esos tipos ya han pasado por el infierno. Nosotros vamos a acabar lo que ellos empezaron.Recuerden, ningún Jaguar debe pasar.

Los ojos de Archer se abrieron completamente con lentitud:

Vuestras órdenes eran relevar a Los Montañeses de Northwind, señor. Si hubiese esperado,buenos guerreros habrían muerto. Demasiados lo habían hecho ya.

No estoy criticando lo que hizo, Mayor. Estoy elogiándolo. No sólo asumió usted un buen trozode tierra, sino que tomó la iniciativa sin dudarlo. De acuerdo con los informes archivados por sus jefes,usted personalmente se enfrentó a un total de seis ´Mechs de los Jaguares de Humo de una vez. Menudahazaña.

Archer dio un profundo y largo suspiro, parte de él aun perdido en los recuerdos.

Tengo múltiples blancos, de todos los pesos, acercándose rápido dijo el Teniente Friscoeen la línea de comunicaciones. Su voz estaba teñida de miedo.

Los sensores de corto alcance del Penetrator de Archer tampoco mostraban un cuadro feliz.Había demasiados ´Mechs de los Jaguares y estaban persiguiendo a los Montañeses como una jauría deperros.

De acuerdo, gente, este es el momento en que devolvemos el daño en nombre de losserpientes Los Claneros han tirado a la basura sus propias reglas de enfrentamiento, así que mantenedlas cabezas en orden. Las órdenes son disparar contra objetivos múltiples: dispárenle a todos. Disparara cualquiera que intente pasar a través de la línea..

El primer ´Mech en llegar fue un Vulture de los Jaguares con el camuflaje pintado de gris yaquemado y destrozado en varias partes. Subió a la cima de la colina a su izquierda, moviéndose a lolargo del flanco de la línea. Ni siquiera intentó dispararle. Estaba persiguiendo a los Montañeses, que seretiraban a través del pantano circundante, y sus andares de pájaro hacían parecer que el ¨mech bailabaa través de su campo de visión.

Archer giró el torso de su Penetrator y dio un tirón brusco al mando de control hacia delante demodo el retículo de puntería flotase sobre el Vulture en carrera. Ubicó un trío de sus láseres de pulsomedios en el mismo circuito de puntería y mantuvo a su ´Mech moviéndose hacia delante para mantener

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LA FORJA DE UN HÉROE

la distancia fija. Disparó los láseres, y el aire se llenó de brillantes estallidos esmeraldas mientras loshaces de luz cosían el lateral y la espalda del OmniMech de los Jaguares. Los haces de luz llegaron a suobjetivo, golpeando al ´Mech y salpicando trozos de blindaje. El paso veloz del Omni se redujolentamente hasta casi detenerse mientras el Clanero se giraba para afrontar el ataque de Archer.

Archer se adelantó hacia la ladera de la colina mientras un Dasher también intentabadispararle al pasar. Ignorando un Vulture que también se acercaba hacia él, apuntó al Dasher marrónclaro y lo recibió con sus láseres de alcance extendido. La temperatura de su carlinga se elevó, aunquesólo por un momento.

Nave de Descenso Hill, aquí Acorazado. ¿Cuál es su Tiempo Estimado de Aterrizaje (TEA)?dijo mientras el sudor caía hacia sus ojos dentro del neurocasco.

Acorazado, aquí la A.P. Hill. Estaremos sobre ustedes en doce minutos.

Que sean cinco.

El informe sobrevalora el enfrentamiento, señor dijo Archer. La Nave de Descenso de la SegundaCompañía estaba sólo a pocos minutos. Mi flanco derecho se quebró, pero el centro y la izquierdaresistieron. Solo quería disparar a tantos Jaguares como fuese posible, para hacer que se liasen conmigo enlugar de con los Montañeses.

El resto de su compañía se vio, finalmente, obligada a retirarse, pero usted mantuvo el terreno.

Archer se sonrojó ante la nota de respeto en la voz del Príncipe:

Señor, usted ha estado al mando del Décimo de Guardias durante mucho tiempo. Usted sabe que lassituaciones de combate tienden a ser inestables.

Pero no como esta, Mayor. Cuando usted fue recuperado, ya había perdido la fuerza. Su ´Mechhabía sufrido casi un ochenta y nueve por ciento de pérdida de blindaje. A su alrededor había seisOmniMechs y tres Elementales, y, según los registros de batalla de su Penetrator, usted los liquidó a todos.

El Warhawk dio un traspiés cuando el único láser grande que le quedaba a Archer rebanó surodilla, haciendo estallar el actuador en una sorda explosión de humo blanco y gris. Se enterró en ellodo y el césped de la ladera con tal fuerza que su propio ´Mech mutilado tembló bajo el impacto.Archer cojeó al pasar junto al Dasher caído que el había derribado unos pocos minutos antes y barrió elcampo, tanto visualmente como con sus sensores de corto alcance.

Un Galahad a rayas grises y negras estaba ascendiendo la cima a lo largo del flanco derecho desu posición. Había sido dañado mucho antes de la llegada de la unidad de Archer. Era un supervivientede la larga lucha por Huntress y estaba luchando por la supervivencia de su Clan, de su forma de vida.El Galahad levantó sus rifles gauss con un largo cañón casi fatigado. Archer comprendió el sentimiento.Los últimos diez minutos de lucha habían hecho que se unidad se retirase y su ´Mech era más chatarrametálica que máquina.

Apuntó los cuatro láseres de pulso medios que le quedaban y el único láser de AE funcional sobre elGalahad. De algún modo, consiguió disparar primero, descargando una ola de estallidos esmeraldas yde brillantes haces de luz escarlatas sobre su enemigo. Dos láseres de pulso fallaron, chisporroteando enel barro y el césped cerca de los pies del ´Mech. El láser mayor de AE cortó la cabeza del Galahad, justoen la cabina del piloto.

El enemigo replicó disparando un par de balas de rifle gauss, plateadas bolas de metal aceleradasmediante impulsos magnéticos hasta velocidades supersónicas. Una falló completamente, pero la otra seclavó en el blindaje fino como el papel del torso derecho del Penetrator. El ´Mech se combó hacia atrásmientras se encendían las luces de alarma, y una onda de calor se extendió sobre Archer como un mantocálido y húmedo. Las luces de aviso parpadearon en su monitor de daños. Su ´Mech moría a sualrededor.

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Apenas pudo mantener el ´Mech de pie mientras situaba el mando de puntería. Apuntó susláseres de pulso medios sobre el Galahad en el preciso instante en que su ´Mech pisaba sobre uno de losElementales que había liquidado hacia solo unos pocos minutos durante la pelea. Archer disparó y lomismo hizo el MechWarrior de los Jaguares. El no esperó el impacto. Cubrió con sus manos el controlde eyección y tiró de la anilla tan fuerte como pudo. Hubo una ráfaga de aire frío, el rechinar del metaly un estallido de luz que fue todo lo que recordaba después de eso.

Sí, señor dijo simplemente Archer. Supongo que los liquidé a todos.El Príncipe le dio una palmada con gentileza sobre el hombro y sonrió:Hemos acabado la limpieza aquí, Mayor. Mañana nos dirigimos hacia Strana Mechty, donde voy a acabarcon esta invasión de una vez por todas. Pero, por ahora, Mayor Christifori, es para mí un placer inmensorecompensarle con la Medalla de Honor de la Liga Estelar por el coraje total en la tradición de la primeraFuerza de Defensa de la Liga Estelar. Mostró la medalla, que relució a la luz brillante de las bombillasdel techo. Archer hizo un breve movimiento con su mano sana:Señor, con el debido respeto, esto pertenece a la Fuerza Especial Serpiente. Se enfrentaron a los Jaguaresdurante meses. Yo sólo luché unos pocos minutos. Uno de ellos seguro que merece la medalla más que yo.No se inquiete, Mayor. He entregado tantas de éstas a los miembros de la Serpiente hoy que casi estoycansado de la tarea. Sólo dos miembros de Bulldog fueron nominados para tal honor, y las recomendacionesvinieron directamente de los jefes de Serpiente. En su caso, el Coronel McLeod de los Montañeses deNorthwind propuso su nombre. El observó sus acciones desde una posición más profunda del pantano.Archer estaba aturdido. Miró la medalla en la palma abierta de su mano.Fue forjada con blindaje fundido y caído de los ‘Mechs de los Jaguares dijo el Príncipe Victor,cerrando los dedos de Archer alrededor de la medalla.Mi hermana balbuceó Archer. Voy a dársela a ella. La medalla estaba fría contra su piel, y parecíacomo si perteneciese a su mano. Ella ha estado dirigiendo los negocios familiares, allá en Thorin,durante todo el tiempo que he estado lejos. Ha tenido que ocuparse de todo sola. Ni siquiera pude estar allícuando murieron nuestros padres. Somos la única familia que tenemos ambos, y prometí que esta sería miúltima campaña.El Príncipe Victor asintió:La familia es importante. Las FAMF no quieren perderle, pero hay más de un tipo de obligación en estavida. Yo también tengo una hermana que significa mucho para mí dijo, refiriéndose obviamente aYvonne, la más joven de los hermanos Davion. Su hermana Katherine parecía más interesada en competirpor el poder de su hermano que en cualquier lazo de sangre entre ellos. Su hermana estará muy orgullosade usted. Usted es un héroe. La Medalla del Honor no ha sido otorgada en más de tres siglos. Es un grantributo, y me hace incluso más orgulloso que usted sea un miembro de mi propia unidad: el Décimo deGuardias Liranos.Ella se merece esto más que yo murmuró Archer amodorrado, pensando aún en Andrea.El Príncipe asintió:Mi padre una vez me dijo que las medallas y condecoraciones no eran tanto para aquellos que lasllevaban como para el resto de la sociedad. Eso les da algo que admirar, algo a lo que aspirar. Archerpensó que veía una mirada anhelante en los azules ojos del Príncipe, como si desease que su padre estuvieseaun vivo para ver todo lo que su hijo había hecho.Hanse Davion fue un gran hombre dijo Archer. Si el lo dijo, debe ser así. Su pronunciación eraincorrecta, luchando aun contra el efecto de las drogas. Señor llegó a indicar al final, gracias.No, Mayor dijo Victor Davion, estrechando la mano sana de Archer, que aún mantenía la medalla,gracias a usted.

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LIBRO UNO

La rebeldía de un hombre es el patriotismo de otro hombre.

. . Doctor Talman, como un experimentado observador de la situación política de la Esfera Interior, megustaría mucho escuchar sus ideas sobre los recientes problemas de la Mancomunidad Federada. Tomecomo muestra los problemas en Solaris VII.Bien, en mi opinión los incidentes emitidos desde Solaris fueron presentados por los medios decomunicación totalmente fuera de contexto. Doctor, ¿no es eso eludir el asunto? Yo le preguntaba para que comentase la orden de la Arcontesa desuprimir a los seguidores de Davion, lo que parece haber inflamado una nueva ola de protestas a lo largo dela Vieja Mancomunidad Federada, que han sido dominadas con talón de hierro.Usted y sus espectadores tendrán que sacar sus propias conclusiones, Srta. Forrester. La historia estárepleta con ejemplos de líderes capaces y apreciados forzados a ir más allá del gobierno de la ley en interésde mantener la paz. La situación de Solaris fue sólo un pequeño incidente que los medios de comunicaciónhan tratado de forma desproporcionada.

Holoclip de una entrevista de Cara al Planeta con el Dr. Stephen Talman de la Universidad de Thorin,Compañía de Difusión de Donegal (CDD), Alianza Lirana, 30 de agosto de 3062.

Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

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Y en la historia principal de esta noche, el Consejo Gobernante de Thorin anunció que laArcontesa Katrina Steiner ha destinado al Decimoquinto de Guardias Arcturianos a Thorin.

Este anuncio, aunque apoyado por muchos líderes civiles, ha provocado pequeñas protestas delos denominados partidarios davionistas. Portando pancartas con el lema “Recordad Solaris”, marcharonsobre el Edificio Capitol y fueron dispersados por la policía local.

Holoclip de Noticias Nocturnas de Thorin, Compañía de Difusión de Donegal (CDD),Alianza Lirana, 30 de septiembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de la Isla de SkyeAlianza Lirana23 de octubre de 3062

Archer Christifori estaba de pie observando como uno de sus transportes, la nave de clase UnionFuego de Angel, se elevaba sobre el cemento del espacio puerto. El logo corporativo de ChristiforiExpress un planeta con alas y las iniciales C.E. en amarillo debajo relucía bajo el sol pálido amarillode Thorin. Siempre se acercaba a observar cuando uno de sus transportes estaba despegando. Su padre lohabía hecho antes que él, y parecía una buena tradición.

Su comunicador pitó dos veces, y el golpeó el receptor:Aquí la Fuego de Angel escuchó decir al Capitán de la Nave de Descenso. La torre de control

nos ha dado luz verde, Señor Christifori.

Archer levantó el comunicador hasta los labios:

Buena suerte en su viaje, Capitán Fullerton. Y mire si puede poner sus manos en alguna CervezaGlengarry mientras está allí.

Cortó la señal y observó mientras los enormes motores de fusión se encendían bajo la forma ovoide dela nave. La Fuego de Angel alzó el vuelo lentamente en el cielo matinal, elevándose sobre las llamasblancas y ardientes de sus cohetes. Uso pocos segundos después oyó un rugido, un ruido atronador quevibró en su pecho. Se sentía orgulloso al observar como la nave se elevaba firmemente hacia arriba, haciael espacio.

Una mano en su hombro rompió el hechizo, y se giró para ver a su hermana Andrea. Ella medía unacabeza menos que él, pero su cuerpo era fuerte y musculoso.

Así que Lee Fullerton está en camino dijo ella, ladeando su cabeza para observar como la nave seconvertía en no más que un pequeño punto en el brillante cielo azul.

Será un viaje rentable. Transportar repuestos y munición para el ejército lirano es, de repente, unnegocio boyante.

Andrea frunció el ceño:

Si nuestra Arcontesa no estuviese tan ocupada suprimiendo a los davionistas, no tendría necesidadde embarcar repuestos para sus regimientos.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer sonrió con cariño; todo eso lo había oído antes en boca de Andrea. Ella se oponía al modo enque las cosas iban en la mitad lirana de la Mancomunidad Federada y culpaba a la Arcontesa. KatrinaSteiner había estado ocupada consolidando su poder en el último par de años, y Andrea creía que ellaestaba colocando sus ambiciones por encima del bienestar del pueblo lirano.

Aunque Katrina era aún inmensamente popular no tenía la situación bajo control por completo. Ellahabía logrado arrebatar el trono de la Mancomunidad Federada a su hermano mientras este estaba fueraluchando contra los Clanes, pero ahora el había vuelto. También Victor tenía sus fieles partidarios. No erasólo el primogénito de Hanse Davion y Melissa Steiner, sino que también era un verdadero héroe deguerra. El no había hecho ningún movimiento para recuperar el trono, pero, si decidía hacerlo, no tendríaque ir muy lejos para encontrar ayuda.

Katrina siempre había favorecido a la mitad Steiner de su reino, especialmente estos días. Cuando erapreciso pasar a la ofensiva, ella siempre parecía decidir contra los davionistas. Las protestas se habíanvuelto más y más frecuentes en los reductos davionistas de su extenso reino, y Katrina había permitidoque sus tropas sofocasen de forma brutal las manifestaciones de los nacionalistas davioneses. Incluso losliranos, normalmente tranquilos y complacientes, como Andrea Christifori, estaban anonadados. No setrataba de soldados luchando contra soldados, sino de guerreros matando civiles en las calles.

Pienso que has proclamado tus sentimientos a los cuatro vientos dijo en tono bajo Archer. Suhermana había escrito más de un editorial extenso y mordaz publicado en el periódico de la ciudadprincipal. El más reciente había aparecido hacía dos semanas, y la gente estaba empezando a unirse entorno a su crítica de las acciones de la Arcontesa.

Me gustaría que tu también los hicieras Archer dijo Andrea. Tu eres popular y bien conocidoen Thorin. Si te manifiestas en contra de la Arcontesa, escucharía más gente. Notó que ella aún llevabala Medalla del Honor en una gran cadena alrededor de su cuello. Era como una piedra angular entre ellos,como un pivote.

Archer había recibido la bienvenida de un héroe cuando regresó a Thorin definitivamente. Haberrecibido la Medalla del Honor, que nadie había recibido desde los días de la vieja Liga Estelar, le habíahecho una celebridad al instante. Hubo desfiles e incluso bailes en su honor, a los que él asistió conAndrea de su brazo. Varias corporaciones le habían ofrecido contratos de colaboración lucrativos por susproductos, pero Archer los había rechazado. Ni su nombre ni su rostro estaban en venta. Para que elestuviera aun vivo habían muerto hombres y mujeres, y el no iba a obtener beneficios sobre talessacrificios. El único honor que había aceptado fue el mando de la milicia planetaria.

Fui un Mechwarrior, Andrea, no un político. No apruebo que la Arcontesa envíe tropas a castigarcon dureza a la que gente que tiene el derecho de expresar sus pensamientos, pero eso no significa quequiera fomentar los problemas. Además, no hay razón para que me vea implicado en esto.

La ciudad de Ecol no era el único lugar donde había emergido el sentimiento anti-Katrina. Lasprotestas y disturbios habían estallado en ambos continentes de Thorin, especialmente desde que la guerraDavion-Steiner había explotado en las calles de Solaris VII. Esto se había parecido tanto a una EsferaInterior en miniatura que había disparado fuertes sentimientos en ambos bandos. Archer casi podía sentirla tormenta formándose. ¿Cuánto quedaría antes de que estallase abiertamente, arrastrando a todo el quese pusiese en su camino?

Miró el reloj y agitó la cabeza:

Tengo que irme.

Sí, han llegado nuestros nuevos guardianes dijo ella con rencor.

La presencia del Decimoquinto de Guardias Arcturianos en Thorin no significa que sean nuestrosguardianes. Su posicionamiento aquí es simplemente parte de su rotación en el teatro. Créeme, losmilitares rotan las unidades constantemente.

Y ahora tienes que ir y humillarte ante el oficial al mando (OM) le reprendió ella.

Archer su puso un poco más rígido:

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Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

No es para tanto, Andrea. Yo estoy al mando de la Milicia de Thorin. El Coronel Blucher está en elejército regular: eso lo pone al cargo de la defensa de todo el planeta. Sobre el papel, yo le informo. Deacuerdo con su dossier, es un hombre de carrera respetado, lo que significa que nos entenderemos bastantebien.

Entonces respóndeme a esto Archer. Nosotros nos encontramos lejos del frente de los Clanes, lejosde cualquier otro gobierno que pudieses desear capturar nuestro mundo. En realidad, Thorin no ha sidoatacado desde la Segunda Guerra de Sucesión, y tú lo sabes.

¿Tu pregunta?

¿De qué van a defendernos ellos?

Archer frunció el ceño ligeramente y se alejó sin responder. Tenía una reunión a la que acudir.

El Decimoquinto de Guardias Arcturianos estaba ubicado en una pequeña fortaleza que había sidoerigida, por primera vez, hacía alrededor de unos trescientos años, en lo que ahora eran los suburbios delsur de la ciudad de Ecol. La fortaleza original había sido destruida mediante bombardeo orbital cuando laMancomunidad Lirana invadió Thorin durante la Primera Guerra de Sucesión, pero el fuerte había sidoreconstruido. Aun así, los grises muros externos de granito aun mostraban profundas señales del incendioy, en algunos lugares, estaban cortados y caídos en el suelo. A lo largo de décadas, la ciudad alrededor delfuerte también se había reconstruido, aunque el área estaba en declive, a bastante distancia de los másagradables suburbios del norte. Archer sabía que la fortaleza podía albergar un batallón completo desoldados. Su propia base estaba en la orilla occidental de la ciudad, más cerca de la campiña. Para Archerel fuerte tenía un significado especial. Databa de los días de la primera Liga Estelar, y el era uno de lospocos militares de Thorin que habían llegado a ser miembros de la recientemente resucitada Fuerza deDefensa de la Liga Estelar.

Mostró sus papeles al guardia, que los miró por encima con rapidez, luego le condujo a través de lapuerta. Archer cruzó el ferrocemento reforzado del patio con un paso militar estricto, con sus botastaconeando con paso vivo. En la entrada al enorme hangar de ‘Mechs se detuvo para observar el bulliciode actividad. Dentro, rodeados de caballetes, había una compañía completa de BattleMechs. Los técnicosrevolvían sobre ellos como arañas ocupadas realizando su trabajo.

Hacía seis siglos desde que el BattleMech fue creado por primera vez, alterando para siempre el rostrode la guerra. Prácticamente humanos en la forma, irguiéndose a casi tres plantas de altura, los ‘Mechs semovían a velocidades superiores a los noventa kilómetros por hora (Kph), y portaban suficiente poder defuego para igualar a una patrulla de blindados del siglo veinte. Un ‘Mech podía derribar una manzana conmisiles, láseres y cañones automáticos en un abrir y cerrar de ojos. Incluso después de años de pilotarlosen la batalla, Archer aun sentía una sensación de temor reverencial ante el poder crudo que representaban.

Mientras se erguía allí, se aproximó desde el interior del hangar cavernoso un hombre bajito. N tantoque el uniforme de la Milicia de Archer era verde suave, dicho hombre vestía el uniforme de paseo verdemás oscuro de las Fuerzas Armadas de la Alianza Lirana (FAAL) así como las botas negras más altas. Sucabello negro era casi inexistente, y ambos lados de su cabeza habían sido afeitados para permitir unmejor contacto con su neurocasco. La insignia de rango sobre sus hombros le identificaba como el hombrecon quien Archer había venido a reunirse: el Coronel Felix Blucher.

Archer saludó mientras se aproximaba el coronel.

Teniente Coronel Christifori, supongo dijo Blucher, con un ligero acento germánico.

Señor.

El coronel estudió su cara:

He oído mucho de usted, Teniente Coronel. Sus registros de servicio durante la invasión de losClanes y en la Fuerza Especial Bulldog son bien conocidos.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer asintió una vez más ligeramente:

Me encuentro en desventaja, Coronel Blucher. Lo único que sé sobre usted es lo que se indicaba enel pequeño dossier proporcionado, y era bastante parco en detalles.

Blucher sonrió débilmente:

Solo recientemente he logrado el mando del Decimoquinto Arcturiano. Después del accidente delCoronel Wright, me trajeron aquí desde el Teatro de Skye.

Archer miró tras él hacia el hangar de ‘Mechs:

Ha traído con usted un equipo impresionante, señor.

Blucher asintió:

Sí, el Primer Batallón tiende hacia un equipo más pesado. Incluso para viejos soldados como ustedy yo, estas máquinas aun conservan un toque de magia, ¿no es así?

Sí, señor. Archer suspiró, solo por un instante, recordando otro tiempo y otro lugar. Le hetraído la Tabla de Organización y Equipo (TOE) de mi unidad. Entregó el archivo al coronel.

Usted quiere decir mi unidad, ¿no? preguntó Blucher.

Archer fue pillado con la guardia baja:

Desde luego, Coronel. Como oficial del ejército regular en Thorin, estamos a su mando.

No se ofenda. Tiendo a favorecer la formalidad. Un pequeño fallo de mi carácter, lo siento.Blucher miró el archivo, luego lo cerró y lo deslizó bajo sus axila. Parece como si hubiese formadoun batallón de soldados.

Tenemos una compañía de blindados terrestres y elementos aerospaciales y una compañía completade BattleMechs, así como una de infantería dijo Archer.

Blucher clavó en él sus profundos ojos azules:

Y ¿cuáles son sus lealtades, Teniente Coronel?

Esa pregunta pilló a Archer, incluso, con la guardia más baja:

Ellos son leales, señor dijo finalmente.

Blucher sonrió y palmeó a Archer en el hombro:

Mis disculpas por ser tan directo, pero debe comprender que estoy aquí para asegurar que Thorinpermanece como una parte pacífica de la Alianza Lirana. Seguramente usted habrá oído los informes dedisturbios en numerosos mundos fomentados por facciones que se oponen a la Arcontesa.

Mi gente es leal al gobierno dijo con firmeza.

Entonces no habrá problemas replicó Blucher. Lo que debo preguntarle a continuación es máspersonal. Espero no ofenderle por ello, ¿comprende?, pero he recibido cierta información relativa a estemundo que me obliga a hacerlo.

Adelante, señor.

¿Qué pasa con sus propias lealtades, Archer?

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Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

Archer no se arredró:

Soy un ciudadano leal a Thorin. La política no me interesa, señor. En lo que respecta a estos actosrebeldes, no estoy a favor de nada que suponga un riesgo para vidas inocentes.

>>Si me pregunta si apoyo a la Arcontesa, tendría que decir que cuestiono algunas de sus recientesacciones, pero solo porque no estoy a favor de cualquier amenaza a nuestros derechos como ciudadanoslibres. Pero mi lealtad nunca ha sido cuestionada, ni ahora ni en el pasado. Como si pretendieraenfatizar esta afirmación miró hacia abajo a las tres filas de cintas de su uniforme, incluida una con laEstrella Cameron que era la Medalla del Honor.

Le comprendo perfectamente, Teniente Coronel Christifori. Sin embargo, entiendo que su hermanaha escrito una editorial inflamatoria contra la Arcontesa que fue publicada recientemente. Eso hadespertado la preocupación entre el alto mando de que usted pudiese alinearse con algunos de los gruposrebeldes de Thorin. Quieren una investigación completa sobre usted, pero les convencí de que sería mejorque hablásemos usted y yo primero antes de sacar conclusiones.

¿Ha obtenido la respuesta que esperaba? Archer no pudo ocultar los rastros de rabia en su voz.

Sí, la he obtenido. Aunque, como un colega, quizás me permitirá que le advierta de que avise a suhermana sobre sus escritos. Este no es el clima político apropiado para disentir en voz alta.

Mi hermana es todo lo que queda de mi familia, señor. Ambos de nuestros padres murieron mientrasyo estaba lejos, defendiendo a la Esfera Interior de los Clanes. Nunca tuve tiempo para casarme, o inclusopara una vida fuera del ejército. Ella es todo lo que tengo ahora. Quiero protegerla, no intentar evitar queexprese sus opiniones. Aunque usted dice que no es el momento para disentir en voz alta, ella diría que esexactamente el tiempo para hacerlo. Si usted tiene un problema con ella, le sugiero que habledirectamente con ella.

Eso no es necesario. Yo solo quería empezar con el pie derecho, y ser honesto y franco.

Muy bien. Ahora si me lo permite, señor, tengo una pregunta para usted. Archer contraatacó.¿Cuáles son sus pensamientos sobre lo que ocurre en nuestros mundos?

Blucher levantó sus cejas negras como si estuviese impresionado por la osadía de Archer de cambiarde un modo tan rápido entre defensa y ataque. Ciertamente soltó una pequeña risita cuando empezó ahablar:

Teniente Coronel Christifori, soy un militar de una enorme línea de oficiales del ejército. UnBlucher ha servido en las fuerzas armadas liranas incluso desde los días de la Liga Estelar original.Prefiero que mis luchas sean contra otros soldados. No traje este batallón a Thorin o los otros dos aMuphrid para intimidar a civiles.

>>No me interprete erróneamente añadió con firmeza Blucher. Estoy muy motivado paradefender la Alianza Lirana contra cualquier enemigo, incluso aunque sea de dentro. No me gustaría tenerque hacerlo, no me gustaría en absoluto. Pero juré obediencia a la Arcontesa. Ellas es la ley de esta tierray nuestro líder legítimo y mi deber es servirla.

>>Ahora tiene mi respuesta. ¿Es la que esperaba?

Durante un momento Archer no habló:

Yo no tenía expectativas, Coronel.

Blucher levantó la mano para estrechar la de Archer:

Usted y yo no somos tan diferentes. Ambos somos soldados en el corazón. Usted es ahora de lamilicia, pero consumió una gran cantidad de años en primera línea en algunas de las luchas mássangrientas del último siglo. Ambos hemos enfrentado a nuestros enemigos desde las cabinas de nuestros‘Mechs. Ambos nos hemos enfrentado a la muerte y hemos ganado.

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LA FORJA DE UN HÉROE

>>Con el tiempo, Archer, creo que llegaremos a conocernos bien uno al otro e incluso a ser amigos.Ese es mi deseo.

Archer estrechó con fuerza la mano del nuevo oficial al mando:

Tenemos mucho en común, señor fue todo lo que honestamente consideró que podía decir. Susojos vagaron hacia la fortaleza mientras el destacamento matinal empezaba a levantar la bandera de laAlianza Lirana. El viento no soplaba, y la bandera colgaba fláccida sobre sus ojales.

La imagen golpeó a Archer de modo amenazador. ¿Se trataba, se preguntó, de un signo de lostiempos?

Tres horas más tarde estaba en su oficina, repantingado en la silla de su mesa, en una postura ajena alo militar. Aflojó la corbata y desabrochó los dos botones de la camisa mientras revisaba el campo debatalla de su mesa de despacho, cuyo terreno constaba de montículos de papel, facturas, órdenes decompra y peticiones, todo demandando su atención.

Hubo un tiempo en que la vida había parecido más simple, pero este era un nuevo día. Aun era unoficial, aunque sólo los fines de semana. Desde su regreso a casa disfrutaba con la responsabilidad dedirigir los negocios con Andrea, pero no encontraba los riesgos y la excitación de su carrera anterior.Mientras miraba las variadas pilas de documentos, planteándose por cual de ellos empezaría, sonó unligero golpe en la puerta. Se abrió antes de que pudiese responder, y su hermana entró en la habitación.

Pareces cansado dijo ella. ¿El papeleo te sobrepasa?

Archer sonrió abiertamente:

Un antiguo OM me dijo una vez que el día que tengamos una oficina sin papeles será el día queinventen un cuarto de baño sin papeles. Eso aun no ha llegado. Empujó algunos de los papeles hacia unlado haciendo una mueca.

El nuevo OM lirano y yo tuvimos una breve charla, eso es todo dijo él. Había sido un largo díaabordando las disposiciones de las tropas, las listas de la unidad, etc., tanto para su unidad como la de losrecién llegados Guardias Arcturianos. Luego, había pasado la última hora, más o menos, reflexionandosobre su conversación con el Coronel Blucher. Mantuvo una conducta fría en presencia de Blucher, peroque éste cuestionase su lealtad había molestado profundamente a Archer.

¿Problemas?

El agitó la cabeza:

No, el simplemente quería estar seguro de que estábamos del mismo lado.

¿Y qué lado es ese?

Archer se encogió de hombros, inclinando sus brazos sobre el sitio que había aclarado delante de él:

Pienso que eso es parte del problema, Andrea. Las líneas están un poco borrosas ahora.

Ella se sentó en una silla al otro lado de la oscura mesa de madera:

Espero que mis opiniones no te metiesen en dificultades.

Archer se encogió de hombros ligeramente:

Bueno, el tema “apareció”. Tus palabras parecen haber sacudido al Coronel un poco. Imagínalo, tú,una revolucionaria.

¿Dijo eso?

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Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

No, no con esas palabras, pero parecía pensar que estabas arriesgándote demasiado.

Ella alzó la mano para coger una de las de él:

Lo siento, Archer. No era mi intención hacer que te interrogasen sobre mis actividades o misopiniones.

El sonrió para darle confianza a ella:

No le des más vueltas. He aprendido que es saludable mantener a un oficial al mando un poco en laoscuridad sobre algunos aspectos de tu vida. Además, te debo más que cinco minutos de fuego antiaéreoverbal.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 2 Justin_Xiang

2

Los disturbios y protestas civiles han incrementado en frecuencia y volumen en laMancomunidad Federada, algunos incluso pidiendo la dimisión de la Arcontesa Katrina Steiner.También se informó sobre ocasionales manifestaciones anti-Victor, aunque éstas casi siempre seproducían en el espacio lirano. La nobleza ha prosperado bajo el gobierno de Katrina, mientrasque el hombre común parece sentir que cada vez tiene menos del pastel. Dana Powell, Mirada a las Noticias: Atreus y más allá, Canal 13, Estación de la WFWL,Liga de Mundos Libres, 30 de octubre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de Skye

Alianza Lirana1 de noviembre de 3062

El esqueleto que una vez había sido un bar-restaurante aún echaba una fina neblina de humocuando Felix Blucher traspasó el cordón de seguridad que rodeaba los escombros. Captó losrastros de polvo y ozono en el aire y el olor de algo putrefacto entre los escombros. Olía comocomida podrida, aunque solo habían pasado dos días desde la explosión.

La localización del “El Bufón”, a solo una manzana del fuerte, lo había hecho el lugarpreferido de los Guardias Arcturianos. Todo lo que quedaba en pie ahora era la pared trasera y elmuro común que compartía con el negocio de al lado, cuyos cristales rotos aun estabanbarriéndose de las calles. El resto era un extenso montón de ladrillos rotos, cemento, cañerías,cables, metal y efectos personales sueltos perdidos durante la explosión.

Blucher había cenado allí solo unos pocos días antes, y podía haberlo hecho fácilmente denuevo la noche en que la explosión mató a todos los que estaban en el edificio. Incluyendo aalgunos de sus propios hombres. Peor aún, parecía como si esto no fuese ni un accidente ni uncaso de violencia fortuita. De acuerdo con el informe preliminar que había leído, existía ciertaevidencia de sabotaje.

Su ayudante de campo, el Teniente Luther Fisk, llegó junto a él mientras comprobaba losdaños, con un pie metido en la bata apoyado sobre los cimientos captó una fugaz vaharada de lacolonia del hombre. Era cara, y en la mente del coronel, algo que no era adecuado para unoficial.

¿Cuál es el informe sobre nuestra gente? preguntó sin preámbulos.

Uno muerto, tres en condiciones críticas dijo Fisk.

¿Y los civiles?

Ocho asesinados, dos heridos. Expresó Fisk, como si estuviese hablando de ganado enlugar de seres humanos.

¡Qué desastre! dijo Blucher mas para sí mismo que para su ayudante. ¿Algúnindicio sobre quién lo hizo o por qué?

Fisk agitó la cabeza ligeramente:

No tengo pruebas, Coronel, y todos los informadores dicen que no tienen pistas sobrequien puede ser responsable. Pero usted y yo lo sabemos.

¿Lo sabemos? Dijo Blucher, fingiendo ignorancia.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 2 Justin_Xiang

¿Quién, sino los leales a Davion? Esto fue un acto deliberado de terrorismo. Han estadoprotestando contra nuestra ubicación en Thorin, y ahora han asesinado a algunos de nuestroshombres.

Blucher se giró para mirar a su ayudante:

Cientos de personas, con piquetes de huelguistas, pidiendo un trato justo difícilmenteconstituyen un movimiento terrorista rabioso. Usted dice teorías, Teniente. Yo necesito hechos,no especulaciones.

Sólo digo lo lógico dijo Fisk. No ha habido un acto terrorista en Thorin desde hacedécadas. Ahora tenemos manifestantes que piden que la Arcontesa renuncie, seguidos de ataquesciviles sobre nuestras tropas.

Blucher barrió su brazo hacia el montón de escombros:

¿Han dicho algo los forenses?

Creen que colocaron una bomba en el suelo junto a las tuberías de gas.

¿Creen? ¿No están seguros?

Fisk dudó:

Bien, encontraron evidencias de explosivos: pólvora. Aunque ningún fragmento típico deuna bomba, pero la investigación continúa.

Blucher agitó la cabeza:

Eso no es una evidencia. Podría ser que la causa de la explosión no fuese mas que unpoco de munición almacenada en el sótano del local.

Bien, Coronel, la gente de inteligencia ha señalado que se trataba de un acto deliberado:el trabajo de una o más celdas de un movimiento de resistencia organizado aquí en Thorin.

¿Alguna evidencia tangible y clara?

Todavía no, señor, pero solo es cuestión de tiempo.

Blucher frotó su sien como si ello pudiese aliviar su pensamiento. No le gustaba esto, no legustaba nada. Luther Fisk, nombrado políticamente, era ambicioso, impaciente por empujarlehacia un terreno en el que él no estaba dispuesto a entrar. Fisk era un joven con un padrepoderoso, no un verdadero oficial del ejército cuyo principal interés fuese el bienestar de sustropas, de su unidad. Estaba más preocupado por la política, y por como podía beneficiarse o node una cierta acción o situación. Para Blucher, quien había dedicado su carrera a actuar conhonor, esa actitud le recordaba callejones oscuros y habitaciones cargadas de humo.

Sin embargo, en esta ocasión, era probable que el joven oficial tuviese razón. El sucesotenía la apariencia de un ataque terrorista. También se adaptaba al perfil de los informes sobresabotajes contra las tropas liranas guarnicionadas en otros mundos. Pero no tenían nada firmacon lo que seguir. Susurros en la oscuridad, rumores, oscuras mentiras, insensatas conjeturas. Esono era suficiente. Felix Blucher era un hombre pragmático que necesitaba ver una evidenciasólida antes que imaginaciones.

Esto es lo que haremos, Teniente. Transmitiremos una nota de prensa señalando quesospechamos de un ataque terrorista, pero que aún estamos investigando. Destacaremos queestamos aquí para mantener la paz en Thorin, un mundo que la Arcontesa valora como una joyaantigua de la original Liga Estelar. Usted hará un borrador que deberá estar en mi despachomañana por la mañana.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Fisk lamió sus labios con nerviosismo:

Señor . . . ¿puedo hablar con libertad?

Blucher hizo un además para que continuase:

Coronel, tenemos un batallón completo en Thorin. El Decimoquinto es una unidad deprimer orden. ¿Por qué no desplegarlo como fuerza de policía? Diríamos que era para protegerlos intereses y vidas de los civiles en caso de que nos enfrentemos a terroristas. Una presenciafuertemente armada en las calles calmaría a los ciudadanos realmente leales y, al mismo tiempo,enviaría un claro mensaje a los responsables de esto.

Teniente, soy un serio estudiante de la historia. Comprendo lo que usted dice, pero quizásno haya considerado todas las implicaciones.

>>Poniendo a nuestros soldados en las calles no ahuyentaremos a los terroristasconvencidos, si es a lo que nos enfrentamos aquí. Todo ello haría a nuestra gente objetivos másfáciles para ataques posteriores. Además, los BattleMechs son poderosas armas de guerra, peropoco aptas para acciones de control de motines. Si los usamos en tal cometido, seguramenteprovocaremos otros incidentes, unos que podrían hacernos pagar a largo plazo.

Pero los liranos leales de este mundo . . .

Verán esto como lo que es, una trágica explosión que ha costado la vida de civiles ysoldados juntos. En realidad, no verán un BattleMech en cada esquina de una calle, pero larealidad es que, cuando se levante, verán Thorin como si fuese el día antes.

Coronel, usted ha leído el informe de inteligencia. Ellos han identificado variosagitadores que empiezan a emerger entre las filas de los civiles, gente que pide la renuncia de laArcontesa. ¿Usted va a ignorar eso también?

Tiene razón, Fisk. Tenemos bastante gente con el potencial para en convertirse enrebeldes. Ese es el motivo por el que no les daremos una razón para la revuelta. Emitiré unaorden hoy para que esos individuos sean detenidos de modo que podamos hablar con ellos. Noserá un interrogatorio, ni serán retenidos durante un periodo de tiempo. Quiero reunirme conellos, decirles donde nos encontramos, dejarles las cosas claras lo antes posible.

Fisk estaba anonadado:

Señor, sería fácil arrestarles. Declarar estos como un ataque terrorista le daría a ustedtodos los motivos que necesita para encerrarlos de forma indefinida. ¿Cómo dice el viejo refrán?“¿Corta la cabeza y morirá el cuerpo?” Arréstelos ahora antes de que sea peor, y podamosaplastar una rebelión antes de que empiece. Otros jefes de regimientos lo han hecho, y laArcontesa no ha anulado sus acciones.

El argumento de Fisk era tentador, casi seductor, pero no lo bastante para hacer que Blucherdiese el salto:

Como dije, soy un estudioso de la historia. Si usted desea fomentar una rebelión, intenteapagarla. Como una llama, cuanto más se sopla, más se extiende. Si arrestamos a estas personassin una causa justa, sólo se convertirán en mártires a los ojos de los hombres y mujeres de lacalle. Les daríamos, a aquellos que aún no han decido en que bando posicionarse, una poderosarazón para oponerse a nosotros. No, mantengo mis órdenes. Y eso debe hacerse de formadiscreta. Sin presiones, sin escuadrones de soldados derribando las puertas. Esta es una simpleinvitación amistosa a hablar con el oficial jefe de la guarnición planetaria. No haremos nada quepueda encender más los pensamientos de rebelión. ¿Entendido?

Fisk parecía abatido:

Si, señor dijo. Pero usted leyó la lista de nombres, ¿verdad, Coronel?

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Blaine L. Pardoe Capítulo 2 Justin_Xiang

Blucher asintió:

Sí, lo hice.

Usted sabe que la hermana del pequeño héroe de guerra de Thorin, el Teniente CoronelChristifori, está en la lista de sospechosos.

A Blucher no le gustó el tono de Fisk, que era casi burlón, pero, de nuevo, no dejó que seapreciase:

Lo sé, Teniente. Usted la colocará a ella al final de su lista. El Teniente CoronelChristifori es una figura pública reconocida en este mundo. Primero quiero advertirle de nuestroplan, de modo que no piense que le ocultamos algo.

Con su hermana criticando abierta y públicamente a la Arcontesa, quizás el debería sercesado como jefe de la milicia.

Use la cabeza, Fisk. Archer Christifori es un hombre que a usted no le gustaría tener encontra suya. Aquí es muy querido, un hombre de negocios respetado, un héroe de guerra. Thorines como un pueblo, y Christifori es una gran pez en esta pequeña charca. Ataque esa imagen yusted atacará a cada uno de los que le admiran y respetan a él.

Perdón, señor dijo Fisk, aparentemente consciente de haber atravesado los límites.Como su ayudante, es mi obligación expresar las opiniones, eso es todo. No quería mostrarmeirrespetuoso con usted o con el jefe de la milicia.

Blucher frotó su mandíbula de modo reflexivo, pensando en como manejar esto:

Estoy seguro que usted está motivado por las razones más elevadas, teniente, y le felicitopor su energía en resolver un problema difícil. Pero quien está al mando aquí soy yo, y hay unarazón para eso. Llevaremos las cosas, en Thorin y Muphrid, a mi manera. El coronel nonecesitaba a Fisk para nada más, pero estaba satisfecho con tenerlo a su lado. De otro modo, ¿noseguiría causando más problemas¿ y ¿quién sabía donde podía conducir eso?

Así que, Fisk, espero que nos comprendamos mutuamente. Debemos disponer unhomenaje formal a los soldados que murieron aquí, con el batallón completo presente paradespedirlos con honores. Y, luego, usted localizará a los parientes de los civiles que tambiénmurieron. Envíeles flores con mis condolencias. Blucher se giró, apartándose de la escena detanta destrucción, y empezó a alejarse, provocando crujidos con sus botas mientras aplastaba losescombros bajo sus pies.

Me haré cargo de eso, Coronel. ¿Dónde le veré, señor?

En mis oficinas dijo Blucher, sin volver la vista. Tengo que realizar la tarea quemás me ha cansado en mi carrera. Debo escribir a las familias para decirles que sus hijos e hijasno regresarán a casa.

Continuó alejándose, caminando con rapidez, dejando a Luther Fisk de pie y solo en mediodel montón de escombros.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

3

El Capiscol Marcial Victor Steiner-Davion realizó hoy una declaración condenando lasrecientes medidas de la Arcontesa destinadas a preservar la paz en la Mancomunidad Federada.El gobierno, no obstante, asegura a todos los ciudadanos que tanto la autoridad civil como elbienestar público han sido enormemente aumentados con tales medidas. Hacer las calles segurasy asegurar el progreso ordenado de la vida pública están entre las más altas prioridades de laArcontesa para su pueblo. Nota de prensa oficial de palacio, información remitida a la línea de noticias de la Emisora deDonegal, 5 de noviembre de 3062.

Estribaciones Fauquier, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana6 de noviembre de 3062

Archer desvió su Penetrator a lo largo de la ladera, girando lentamente en su caminohacia la cima. La pendiente era abrupta, alcanzando casi un ángulo de cincuenta grados enmuchos lugares. La luz se filtraba desde los árboles mientras se movía, casi como una luz suavedentro de su cabina, a medida que pasaba de la sombra a la luz. A su paso había salpicadossuficientes árboles para proporcionar cobertura ante un ataque aéreo, aunque ese no había sido elproblema de los dos últimos días. El problema era el Decimoquinto de Guardias Arcturianos y suincansable persecución.

El juego de guerra había sido organizado como una forma de integrar y coordinar eltrabajo de las dos unidades. Archer estaba al mando de la Milicia de Thorin contra el CoronelBlucher, que dirigía a los Guardias. Habían elegido las Estribaciones Fauquier porque estabanapartadas, ofrecían una gran variedad de terreno y porque ninguno de los bandos tenía la ventajade conocer la configuración del terreno demasiado bien. Las colinas eran redondas, con algunasrocas grises que sobresalían bastante a menudo. Había árboles dispersos sobre ellas, pero, de otrolado, la vegetación forestal típica no estaba presente.

El ejercicio había comenzado bien. En las bajas montañas del sur, Archer había logradoemboscar el tren de suministros de Blucher. Los ordenadores de batalla de los ‘Mechs habíansido modificados para simular los daños del combate, lo que era bueno para los Guardias. Si lasarmas hubiesen estado completamente armadas y cargadas, la explosión del tren de suministroshabría sido visible desde la órbita de Thorin.

Luego, las cosas habían empeorado. Las compañías de infantería de Archer se habíanatascado en un pantano cercano y habían sido separadas de la fuerza principal. Archer habíatratado de atravesar la zona para liberarlas, pero sin éxito. La infantería había retenido a Blucherdurante horas, ganando tiempo para que Archer llevase su fuerza a esta posición, su posición derepliegue. Era el terreno más elevado de los alrededores. Al este y el oeste, las montañas y lasformaciones de rocas evitaban una maniobra de flanqueo. Al norte había estrechos desfiladeros yun escabroso camino forestal por si tenía que retirarse más al interior de las montañas. Al sur, laladera baja y de gran pendiente llevaba hacia abajo casi cinco kilómetros. Era la única vía deaproximación, el único lugar lógico para atacar.

Y Archer estaba preparado.

Espectro Uno a Espectro Cuatro dijo lentamente mientras paraba su Penetrator y sevolvía hacia la parte sur de la colina. Informe.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

La voz por radio del Teniente Val Kemp, situado a su derecha, llegó a través delneurocasco de Archer:

Espectro Uno, todo está tranquilo aquí. Kemp había estado en la milicia duranteocho años, después de pasar un tiempo en las FAMF, pero, de algún modo, se las había apañadopara evitar el combate real. Estaba instruido, pero carecía de experiencia de la vida real. Hastaentonces, estos ejercicios tendrían que ser suficiente.

Espectro Uno a Martillo Uno, ¿están preparados y cargados los martillos? Esta vezse dirigía a la Segunda Compañía. Hasta este momento del ejercicio no habían probado aún a losGuardias. La segunda, casi en su totalidad una fuerza de blindados terrestres, había sido enviadaa esta posición desde el comienzo. Eso les había llevado tiempo, pero Archer los necesitaríacuando llegase la batalla. Bajo el mando de la Hauptmann Alice Gett, estarían cansados perolistos para luchar.

Estamos en posición y preparados. Tengo a los Martillos Cinco, Seis y Ochocubriendo la retaguardia por si los necesitamos replicó con firmeza Gett.

Contactos, múltiples, movimientos rápidos sonó una voz que Archer reconociócomo la de Espectro Nueve, el Suboficial Mayor Kane Livernois. Repito. Tengo muchos‘Mechs enemigos acercándose desde el sur.

Archer notó la aceleración de su corazón, y comenzó a sudar dentro de su chalecorefrigerante, el cual empezaba a adherirse a su pecho desnudo. Había estado en esta situaciónantes, en numerosos campos de batalla.

Espectro Uno quiere datos, Nueve dijo. Tranquilo, se dijo a sí mismo. Algunos desus soldados eran verdaderos guerreros de fin de semana y no se acercaban ni por asomo a lasveces que él había estado conectado en la cabina. Lo último que necesitaba era que se asustasen yhuyesen demasiado pronto.

Unas dos compañías, o más devolvió el nervioso tono de la voz de Livernois. Seacercan justo ahora . . . oh, ¡mierda! Hubo un rugido en el comunicador de un ‘Mechrecibiendo un disparo. Livernois estaba bajo ataque.

Retírese, Nueve. Todos los demás, disparen y retírense hacia la cima de a colina.Justo como planeamos. Mantengan el fuego, manténganse en movimiento. Vigilen sus pasos yvelocidad. Echó un vistazo hacia debajo de la colina y vio formas distantes que, de repente, seencendieron en el monitor secundario, en el que tenía localizados los sensores de largo alcancebarriendo la parte de abajo. Aquí vienen . . .

La inmensa forma de un Atlas atrajo su atención cuando el ordenador de batalla presentólas estadísticas técnicas. Archer ignoró los datos. Conocía el Atlas y lo que podía hacer. Otrosaparecieron a la vista, un gris oscuro Champion y un Cicada moviéndose hacia arriba de laladera. Los sensores de corto alcance le mostraron que el más pequeño Stealth de EspectroNueve encendió sus cohetes de salto, intentando escapar de la línea de vanguardia de losGuardias. El fuego simulado registró al ‘Mech como si aterrizase al final del flanco derecho. UnWyvern de los Guardias se movió a su lado y abrió fuego con sus láseres y misiles de cortoalcance. Mientras las cabezas nucleares de fogueo salían en una nube de pólvora blancaindicando los disparos, los láseres de energía reducida también golpearon al ya dañado Stealth.

Archer no esperó a ver los resultados. Apuntó sus propios láseres grandes de alcanceextendido (AE) sobre el Atlas, y en el instante en que el retículo de puntería se volvió verde,abrió fuego. Por lo que vio, sus disparos de baja energía se clavaron en el brazo y torso derechosdel ‘Mech de cien toneladas, haciendo poco más que chamuscar el blindaje simulado. El Atlaspareció detenerse, como si se sorprendiese del ataque.

Archer sonrió para sí mismo dentro de su neurocasco:

21

LA FORJA DE UN HÉROE

Usted no esperaba que le golpease a setecientos cincuenta metros, ¿verdad? dijo envoz baja, sonriendo con satisfacción. Los láseres grandes de AE de la Esfera Interior tenían unalcance máximo de 570 metros, pero el Penetrator de Archer había sido reparado con armas detecnología de los Clanes antes de abandonar Huntress. La vieja chica aún tenía unas pocassorpresas escondidas en su manga.

Espectro Uno, aquí Cerebro. Era Hauptmann Katya Chaffee. Una antiguaMechWarrior que había sido herida de gravedad en la invasión de los Clanes, ahora estabaencargada de las operaciones de inteligencia de la milicia y tenía un papel activo en la batalla quese desarrollaba. No puedo detectar a todos los Guardias. Hay dos lanzas que no están alalcance de nuestros sensores.

Comprendido, Cerebro replicó Archer. Si no estaban aquí, debían acercarse a éldesde otro lugar. ¿Crees que vienen por la retaguardia?

Si fuese un lirano, eso es lo que intentaría hacer dijo ella, como si estuvieseleyendo, pensando y hablando al mismo tiempo.

Gracias, Cerebro. Tiempo para pensar nuestra acción. Cambió el canal de

comunicaciones a una banda ancha para que pudiera oírle toda la unidad. Espectro Uno atodos los Espectros. Continúen retirándose. Martillo Uno, sería mejor que enviase ayuda a laretaguardia, la suficiente para mantenerlos embotellados. El Cerebro me dice que no estánpresentes y contados todos los chicos malos. Luego, movió hacia un lado su Penetrator justocuando un rifle gauss simulado de un Hollander arcturiano falló el tiro, levantando una nube dehumo blanca a su izquierda mientras se movía.

El Crab del Teniente Val Kemp se había alejado para escaparse de la ola de ‘Mechsatacantes. Archer no pudo verlo tanto con sus ojos como pudo deducirlo de lo que le decía sumonitor táctico. Sus láseres grandes cortaron y expulsaron rebanadas en la parte superior delcuerpo del imponente Atlas, pero el daño aun solo destrozó placas de blindaje. Archer unió susarmas de alcance extendido, golpeando de nuevo el brazo y el torso central, pero no lo bastantepara ayudar a Kemp. En lugar, de solo caer, el Crab tremendamente daño cayó rodando laderaabajo, golpeando a un Cicada. Ambos ‘Mechs siguieron rodando hacia debajo de la pendiente,derribando varios árboles mientras se deslizaban y derrapaban alejándose.

El disparo de un láser grande recorrió hacia arriba la pierna derecha del Penetrator deArcher, y su ordenador de batalla sonó mientras valoraba el daño falso y lo mostró en su monitortáctico como una oleada de luces amarillas y rojo pálidas.

Archer no se acobardó. Conocía su ‘Mech; el blindaje había aguantado. Alcanzó elúltimo trecho de subida de la colina y se volvió de nuevo hacia la cabeza sonriente, como unacalavera, del Atlas, que avanzaba pesada y lentamente tras él y su vapuleada milicia. Era como siel BattleMech de los Guardias fuese directo hacia él. Le disparó con su rifle gauss, enviando labala de fogueo al torso derecho de Archer, impulsando hacia atrás al ‘Mech un poco y enviandouna nube de blanca pólvora al aire. De nuevo, el monitor de daño le mostró un color azafránsobre el lector de daños. Gotas de calor se formaron en su frente, y, cuando lamió sus secoslabios, probó la sal de su sudor. Manteniendo el blanco sobre el Atlas, disparó de nuevo sobre elcuerpo superior del ‘Mech, una vez más quitando blindaje precioso.

De repente, una voz sonó en su auricular:

Martillo Uno a Espectro Uno, tengo contactos numerosos en la retaguardia. Repito,han rodeado hasta nuestro flanco trasero y estarán aquí en unos cinco minutos.

¡Maldición! Archer había esperado a medias que Blucher realizase tal movimiento. Aunhabía tiempo para desplegar su trampa, aunque bastante menos:

Comprendido. Espectro Uno a todos los Martillos dirijánse al sur y entren encombate. Espectros, esperen hasta que los Martillos estén con nosotros y, luego, comiencen lacarga ladera abajo, exactamente como planeamos.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

Tanto a su derecha como a su izquierda el suelo tembló cuando el rugido de losblindados terrestres y aerodeslizados pasó junto a su Penetrator y los otros BatteMechs de laUnidad Espectro, corriendo directos hacia los Guardias Arcturianos que se aproximaban. Los‘Mechs liranos detuvieron su movimiento colina arriba y parecieron congelarse durante unmomento, conscientes de que, de repente, eran superados en número y armamento y estabansiendo atacados de forma repentina como si una ola gigantesca cayese sobre ellos.

En una frecuencia de combate abierta, Archer ladró una única orden a toda su gente:

¡Carguen! Su propio Penetrator se unió a la loca carrera colina abajo.

La batalla simulada finalizó casi una hora después. Había estado apretada, y cuando laspuntuaciones otorgadas por los jueces fueron calculadas se declaró un empate. La carga habíaroto a los Guardias Arcturianos, pero solo durante unos minutos. El ataque de éstos a laretaguardia de los blindados terrestres había hecho más daño de lo que a Archer le habríagustado, pero le había dado el tiempo que necesitaba.

Para Archer, era realmente una victoria. Para una unidad de la milicia planetaria (unabanda de guerreros de fin de semana) alcanzar un empate en una lucha con una unidad delejército regular era bastante logro. Estaba, junto a su personal de mando, a los pies cubiertos debarro y hojas de su Penetrator, riendo y hablando sobre la lucha. Katya Chaffee estaba sentadasobre el pie del ‘Mech, mojando su cara con aguan de su cantimplora. El jefe de la SegundaCompañía, la Hauptmann Gett, miraba una agenda electrónica portátil, estudiando la informacióntáctica de la batalla, tratando de explicar a Archer cómo podían haber llevado la pelea inclusomucho más allá. Sus tropas realmente no consideraban el ejercicio como una victoria porque noera todo lo que habían esperado.

Durante unos pocos minutos, Archer se permitió a sí mismo sonreír y ser, de nuevo, unsoldado. Después de años en el campo, donde a menudo deseaba ser un ciudadano una vez más,se encontró revelándose a sí mismo que era un guerrero. Había cierta magia en la camaradería, ellazo invisible entre los miembros de una unidad que se comprendían unos a otros, trabajandojuntos como un equipo. Casi no se percató de los dos oficiales que venían en su dirección. Comoél, vestían trajes refrigerantes y calzones, y, ambos, llevaban sus neurocascos. Al CoronelBlucher lo reconoció instantáneamente, pero al otro hombre no lo conocía.

Archer saludó mientras Blucher se acercaba caminando:

Coronel Blucher, fue un gran ejercicio, señor dijo.

Sí que lo fue, Teniente Coronel. Ustedes dieron todo lo que tenían. Mis soldados sehan visto humillados por el rendimiento de los soldados de la milicia.

Era mucho para un guerrero profesional, y un oficial superior, conceder la victoria contal gracia. Archer sonrió y dio a su OM un leve asentimiento. Miró hacia el extraño y extendió sumano:

No creo que haya tenido el honor.

El Coronel Blucher sonrió aunque un poco avergonzado:

Debo presentarle a mi ayuda de campo, el Teniente Luther Fisk. Fisk no chocó lamano de Archer, sino que, en su lugar, ofreció una inclinación militar formal, un gesto queArcher consideró más apropiado para la corte real que para acciones en el campo.

Un placer replicó Archer, retirando la mano.

Realmente el placer debería ser mío, señor. Usted es un héroe famoso. Había algohostil en sus maneras. Archer presintió de forma inmediata que al joven oficial no le gustaba él.Estaba en sus ojos, en sus gestos, en la forma en que se erguía.

23

LA FORJA DE UN HÉROE

Los informes sobre mi heroísmo son muy exagerados replicó Archer.

No obstante, usted lo hizo bien hoy, señor. El Coronel y yo estábamos revisando labatalla y observamos que nos golpeó desde un alcance que ninguno de nosotros había previsto.

Archer sonrió y señaló con el pulgar al Penetrator, que aparecía amenazador detrás deél:

Esta vieja chica aún tiene unas pocas sorpresas, Teniente Fisk. Alberga un par deláseres grandes de alcance extendido readaptados de los Clanes. Peso más ligero, alcance mayor.

Cierto dijo el con frialdad. Esa información no fue proporcionada como parte delinforme del ejercicio. Parece que su pequeña sorpresa le dio a su milicia una ventaja ligeramenteindocumentada.

Archer notó que su rabia crecía. Se le estaba diciendo que había mentido, y un oficialsubalterno:

Siento que fuese pasado por alto, Teniente dijo, poniendo énfasis en el rango.Alguna parte del archivo debe haber sido obviada por usted. Verá, este BattleMech fue mimontura cuando luché en Huntress. Ha luchado en una docena de planetas, tanto en la EsferaInterior como en el hogar de los Clanes. No había quedado nada de él, así que, por orden delPríncipe, fue reconstruido usando parte de la tecnología capturada a los Clanes.

¿El Príncipe Victor? preguntó Fisk.

Sí, Teniente. Archer se permitió a sí mismo un toque de indignación. ¿Algúnproblema?

Lejos de mí sugerir que usted se comportó de un modo inapropiado, señor contestócon evasivas Fisk. Yo simplemente no era consciente de ello. Su tono no dejaba dudas deque no era un admirador de Victor Steiner-Davion.

Por supuesto dijo Archer con calma. Odiaría pensar que usted sugeriría quealguien de mi rango y experiencia no obedecería las reglas de la contienda. Redujo el tono desu voz, dejando poco espacio para que Fisk continuase.

El Coronel Blucher se interpuso entre ellos:

Teniente, no importa. Fue un excelente ejercicio y mostró que tenemos mucho queaprender unos de otros. Ese era el propósito, después de todo. Además, si catalogase cada ‘Mechen cada lado que tiene algún tipo de modificación no oficial, supondría una terabyte de datos.Cogió a Archer levemente por el codo. Archer, ¿por qué no permitimos que el TenienteFisk conozca a su unidad de mando? Hay algo que me gustaría discutir con usted: en privado.

Archer ladeó la ceja un poco y asintió:

Hauptmann Chaffee dijo a su oficial de inteligencia, por favor, dé una vuelta alTeniente Fisk y preséntela a la unidad. Cuando Katya inició las presentaciones, el siguió aBlucher, a alguna distancia, hacia la sombra de un masivo roble:

¿Algún problema, señor?

No, Teniente coronel, no un problema real. Solo quería que oyese esto primero de midirectamente. Supongo que habrá oído algo sobre la explosión en el restaurante de hace unosdías, ¿no?

Sí. Era difícil perdérselo en las noticias.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

Todavía no estamos seguros de si fue un sabotaje o un simple accidente. La verdaddel asunto es que nunca podremos saberlo. He empezado a preparar una lista de ciudadanos quehan expresado públicamente su oposición hacia la Arcontesa. No son sospechosos, pero heempezado a reunirme con ellos, uno a uno, para discutir nuestra presencia aquí e intentarconvencerles de que resulta de interés para todos que nuestra relación sea positiva.

Archer percibió que había algo más que eso:

He oído que en algunos planetas los jefes de la guarnición local han apresado a talessospechosos.

Blucher agitó la cabeza:

Dudo que eso sea necesario aquí. No lo descarto, pero no pretendo proporcionar aaquellos que no les gusta el gobierno o la Arcontesa una razón para provocar problemas.

¿Hay alguna razón para que hable conmigo, señor?

Blucher dio un pequeño suspiro, pero con ello explicó con bastante claridad su actualincomodidad:

Archer, su hermana escribió otra editorial la semana pasada, exigiendo que laArcontesa dimitiese a favor de su hermano.

Estaba en su derecho al hacer eso dijo Archer con voz pausada.

Sí, lo estaba. Pero, al mismo tiempo, su nombre ha aparecido en mi lista. Me reunirécon ella, tal y como lo he hecho con varios ciudadanos cuya posición política sigue líneassimilares.

¿Por qué me lo dice, señor? preguntó de nuevo Archer.

Blucher le miró directamente a los ojos, de forma severa:

Usted es una figura pública, bien conocida en Thorin, Archer. Y sirve bajo mi mando.Quería que los supiese antes de que lo descubriese de algún otro modo. Preferiría quecomprendiese mis motivos antes de que reaccionase ciegamente ante ellos.

Archer hizo un movimiento de asentimiento prolongado:

Aprecio la sinceridad, señor. Usted comprenderá, sin embargo, que siento una fuerteobligación de discutir esto con mi hermana.

Blucher asintió:

Sí, pienso que podría hacerlo. Como dije antes, sólo es una entrevista, nada más: nadamenos.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 4 Justin_Xiang

4

En el mundo de Clinton, una protesta anti-Steiner escaló rápidamente aun pequeñomotín, y las fuerzas de guarnición de la Alianza Lirana se vieron obligadas a reprimir losdisturbios. Conducidos por un separatista pro-Davion llamado Drancy MacLaw, los amotinadosno obedecieron las órdenes de dispersarse, acabando todo con ochenta y cinco arrestos yveintitrés muertes. Informado por Palabra desde el subsuelo, emisora pirata, Thorin 5 de octubre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana9 de noviembre de 3062

El Teniente Luther Fisk ordenó al conductor que parase el vehículo a varias casas dedistancia del hogar de Christifori. Observando hacia fuera de la ventana, se sorprendió de ver queno era el tipo de barrio donde esperarías que viviese un héroe nacional. Las casas eran moradasmodestas con setos cuidados, patios estrechos y en pendiente y rodeados por árboles con sombra.No era como los majestuosos alrededores donde el se había criado.

Comprobó la pistola, al igual que hicieron los dos soldados que le acompañaban.Vestidos para la guerra urbana, el trío parecía claramente fuera de lugar en su pulcro vehículonegro. Con las almohadillas en las rodillas y las espinilla, chalecos blindados, cascos con visera yalmohadillas en los hombros y codos, estaban más preparados para un motín que para unadetención de rutina. Otro coche dejaba descender a dos soldados más en la calle siguiente paraasegurar que Andrea Christifori no intentaría escapar a través de la puerta trasera.

En este momento, Fisk no podía dejar de pensar en su padre, el Conde Francis Fisk deOdessa, y cuán diferente era del Coronel Blucher. El coronel era demasiado débil, mientras quesu padre le había dicho siempre que un líder nunca debía tener miedo de usar la fuerza paramantener el orden. A Fisk no le gustaba el coronel. Parecía vacilante de usar el poder que poseía.Luther Fisk no.

Sabía que Blucher había avisado a Christifori de que su hermana estaba en la lista desospechosos. Fisk creía que eso era un error, que el coronel había jugado mal su mano y perdidola ventaja de la sorpresa. Era cierto que la chica Christifori no había huido, pero eso no probabasu inocencia. Cualquiera que se arriesgase a hablar públicamente contra el gobierno, contra laArcontesa, era una persona en quien no se podía confiar. Tal vez, ella esperaba estar lo bastantecerca del coronel para asesinarlo, quizás ella tenía esperando a la prensa esperando para realizaralgún tipo de truco propagandístico. No iba a dejar que ella tuviese la mano más alta de lasituación. La clave para este tipo de operación era mantener siempre el control.

Exactamente como hicimos ayer con Newburgh dijo a los dos soldados. Nuestramisión es escoltar a Andrea Christifori hasta el fuerte para una reunión. Ella es sospechosa deactividad subversiva, pero nuestras ordenes son simplemente llevarla para una discusión con elCoronel. ¿Entendido?

Los dos grandes hombres de infantería asintieron. Fisk abrió la puerta y subió,flanqueado casi de modo instantáneo por los dos soldados. Levantó su comunicador de muñeca yhabló en él:

Unidad dos, ¿está en posición?

Sí, señor devolvió la réplica.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 4 Justin_Xiang

Fisk asintió a los dos soldados que la acompañaban. Uno a cada lado siguieron a Fisk alo largo de la calzada hasta la puerta principal de la casa, donde desabrocharon las correas de suspistolas. Fisk pulsó el timbre de la puerta y pudo oír el breve sonido de los tonos de la campanaal otro seguido, seguido del sonido de pisadas que se hacían más altas a medida que seaproximaban. La puerta se entreabrió y una forma de mujer se asomó ante ellos. Ella parecía unaversión más joven y más baja de su hermano y aparentaba estar en buena forma física. Al ver alos hombres de infantería, su cara enrojeció. Fisk supuso que sería más por rabia que pordesconcierto.

Buenos días empezó él. Soy el Teniente Fisk del Decimoquinto de GuardiasArcturianos de la Alianza Lirana. Confío en que sea Andrea Christifori.

Ella asintió y abrió la puerta un poco más. Su falda marrón oscura revoloteó bajo lasuave brisa de la mañana:

Se me dijo que vendrían dijo ella, con cierto resentimiento.

El Coronel Blucher ha solicitado que nos acompañe al fuerte. Le gustaría discutir conusted las editoriales que usted ha escrito.

¿Tanto les han asustado mis palabras que traen soldados armados?

Fisk se puso rígido ante la burla:

Debe comprender, señorita. Algunas de las personas, que hemos sido enviados aescoltar, es probable que no sean tan cooperadoras como usted. Además, estos soldados, comoyo mismo, estamos aquí para proteger Thorin.

Ella ladeó una ceja y cruzó los brazos en desafío:

Podríamos parlotear aquí todo el día, señorita Christifori. El Coronel espera.

Bien, entren si o desean mientras recojo mis cosas. Ella abrió la puerta totalmentey se giró para caminar pasillo abajo. Fisk la siguió a lo largo del suelo de madera dura, los doshombres de infantería cerca, por detrás de él. Las suelas de las botas producían ecos sonoros,fuera de lugar en los, de otro modo, alrededores serenos. En el comedor ella caminó hasta unaparador, luego se volvió y miró a Fisk:

Debe ser terriblemente violento para usted, Teniente Fisk.

¿Qué, señorita?

Soportar a un líder como la Arcontesa y trabajar para sostener a alguien de sucatadura en el poder. Ejecutando estas tácticas de estado policial, de arrastrar la gente para losinterrogatorios. Debe ser duro para usted, dormir por las noches.

Los ojos de Fisk se estrecharon. Pagaría por su arrogancia. Si no hoy, entonces, tal vezpronto.

Le aseguro que duermo bien. Esto no es un interrogatorio, sino una simpleconversación con el coronel. ¿Ha olvidado usted que la Arcontesa es nuestro gobernantelegítimo? Mi apoyo a ella es total y toda la justificación que preciso. Ahora, pues, si podemosirnos . . .

Ella se giró de nuevo hacia el aparador y abrió un cajón:

Hay algo que quiero llevar al Coronel dijo ella, buscando en el cajón.

Fisk captó un destello de plata, la forma de un cuchillo en sus manos junto con algunospapeles. No había tiempo para parar, para pensar, para procesar la imagen. ¡Sólo había tiempo

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LA FORJA DE UN HÉROE

para reaccionar! Luther Fisk sacó la pistola y la apuntó hacia ella desde el lado mientras ellaempezaba a darse la vuelta. Sí, definitivamente era un cuchillo. Los otros soldados tambiénsacaron sus pistolas.

Fisk no recordaba apretar el gatillo, pero la siguiente cosa que percibió fue unaexplosión y la sangre salpicando hacia fuera. Andrea Christifori fue lanzada hacia atrás cuando laprimera, luego la segunda, bala entraron en su cuerpo. Se tambaleó, como a cámara lenta, sobreel aparador, luego giró hacia abajo hasta el suelo. Su cerebro estaba clavado en la imagenmientras los hombres de infantería se acercaban más cerca, las armas aún empuñadas, cubriendola forma caída. Era innecesario. Fisk estaba segura de que estaba muerta.

No podía oírles ni a ellos ni la llamada de la Unidad Dos, rompiendo al entrar la puertatrasera de la casa. Uno de los hombres de infantería se agachó y comprobó el pulso de ella, peroFisk sabía que no servía de nada. Atontado dio un paso hacia delante y se quedó de pie mirandohacia la desmoronada forma.

Ella tenía en sus manos copias dobladas de las hojas de noticias que había publicado ensus editoriales. Caído junto a ella estaba un abrecartas de plata, no un cuchillo. Se quedó con laboca boquiabierta cuando vio lo que era. Ella debía haberlo cogido de forma accidental con ellegajo de papeles. Fisk se agachó sobre una rodilla y miró fijamente a su víctima. A sus oídos,que aún pitaban a causa de las explosiones de los disparos en los estrechos confines de la sala, nollegaba ningún sonido. Había algo alrededor del cuello de ella medio oculto por la forma en quesu pelo le caía hacia delante. Apartando a un lado el cabello ensangrentado, vio la EstrellaCameron alrededor de su cuello, salpicada con su sangre. El olor a pólvora aun picaba en el airemientras el miraba fijamente la medalla. Sabía lo que era y a quién pertenecía.

Fisk también sabía que ahora estaba en peligro. Incluso su padre podía ser incapaz deprotegerle. Todo había sido un error, pero nadie creería eso, ni siquiera Blucher. Peor, habríaalgunos en Thorin que podían usar este incidente contra la guarnición y el gobierno. La haríanuna mártir, todo por su culpa. Siguió mirando fijamente la Medalla del Honor mientras sepreguntaba qué hacer a continuación, qué decir.

Creí que tenía un arma dijo, señalando al inofensivo abrecartas. Era tanbeligerante. Lo vieron, ¿no? preguntó, mirando hacia arriba a los dos hombres de infantería.Uno de ellos asintió:

Yo vi el puñal, señor dijo, moviendo el abrecartas más cerca de la mano abierta deella, con la puntera de su bota. Ni siquiera lo había llamado un arma.

Sí. Eso era. Fisk encontró la oscura idea en algún rincón escondido de su mente:

Ella ara uno de ellos, un líder de la resistencia contra la Arcontesa. Debía haberpensado que podía atacarme o escamotear ese cuchillo para usarlo con el Coronel. Levantó lasmanos y cogió los recortes de periódicos que ella había mantenido y los tiró a través de lahabitación con rabia.

Ha hecho bien dijo, poniendo de pie y moviendo la mano de forma nerviosa através de su pelo. El primer disparo para defender este mundo en nombre de la Alianza Liranafue disparado aquí.

Su confianza creció con sus propias palabras. Fijó sus ojos en los dos hombres y vio quecomprendían lo que había dejado sin decir. Sólo esperaba que sus versiones coincidieran con elcuento que acababa de exponerles.

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LA FORJA DE UN HÉROE

5

La realeza pasó de modo la última noche cuando la Arcontesa Katrina Steiner, llevandoun deslumbrante vestido azul de Signori, acudió al Baile de etiqueta de la Unidad Nacional dadoen su honor. El Conde Nicholas de Odessa entregó como presente a la Arcontesa un exquisitobroche de oro engastado con esmeraldas. La Arcontesa, con auténtica clase, donó la joya alFondo para los Supervivientes de Solaris VII, que fue establecido para ayudar a los ciudadanosliranos a recuperarse de sus pérdidas en los motines del Mundo del Juego que se produjeron hacemás de un mes. Clip de holovideo de Estás allí, Sindicato de Emisión de Donegal, 8 de noviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana9 de noviembre de 3062

Catherine llamó Archer, a través de la puerta abierta de su oficina, a su ayudanteadministrativa.

Sí, señor respondió ella cortésmente, llegando al umbral. Catherine Daniels habíasido una empleada de Christifori Express desde los tiempos de su padre. Ella tenía edad bastantepara ser abuela, pero parecía mucho más joven..

Quiero enviar un mensaje de GHP a Muphrid, a la atención del Capitán Fullerton.Infórmele que, tan pronto como haga las transferencias necesarias, se dirija a Lipton para recogercierta carga adicional. Hay un manifiesto actual en mi carpeta de sistema. Adjúntelo al mensajetambién.

Ella anotó la petición en su agenda electrónica manual, luego levantó la vista y sonrió:

En seguida, señor Christifori dijo, regresando a su mesa y cerrando la puerta a susespaldas.

Archer había retornado a la revisión de las facturas actuales de la empresa cuando oyó laapagada voz de ella al otro lado de la puerta hablando con alguien. Algo en el tono de ella captósus atención, una nota de urgencia. Hizo rodar su silla hacia atrás y había empezado a levantarsejusto cuando ella llamó, luego abrió un poco la puerta.

Sr. Christifori dijo ella, hay alguien que quiere verle, señor, y dice que esurgente. Sin esperar permiso, abrió la puerta y un soldado vestido con el traje delDecimoquinto de Guardias Arcturianos entró en la sala y le saludó con presteza: algo innecesarioya que Archer llevaba un atuendo civil. Se lo devolvió casi atontado cuando una premonición seapoderó de él. Algo iba mal. Algo serio.

¿Teniente Coronel Christifori? preguntó el soldado.

Sí, Sargento Mayor replicó Archer, alzándose en toda su estatura al oír mencionarsu rango..

Señor, ha habido un accidente. El Coronel Blucher me envía para informarle.

Un escalofrío le recorrió:

¿Un accidente?

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Blaine L. Pardoe Capítulo 5 Justin_Xiang

Nuestros hombres fueron a escoltar a su hermana para una reunión de rutina con elcoronel, cuando, aparentemente, se produjeron disparos. Siento mucho, señor, que su hermanahaya sido asesinada.

Archer oyó las palabras, pero apenas las registró. En sus años de vida militar había vistodocenas de amigos y aliados morir a su alrededor. Y había matado a muchos el mismo, formabaparte de la naturaleza de la guerra. Pero todo eso estaba detrás de él, o eso había pensado.

Andrea . . . muerta. Eso no podía ocurrir. No era posible. ¿Cómo podía estar muerta? Elhabía estado lejos de Thorin cuando habían muerto sus padres. Pero esta vez estaba aquí, y eldebería haber sido capaz de protegerla. Un rugido de sangre se elevó hasta sus oídos cuando larabia y la confusión lanzaron una blanca llama caliente sobre su mente. ¿Andrea muerta?

¿Cómo dijo en un bajo tono cargado de rabia. ¿Dónde?

Se me dijo que fue en su casa, señor. Eso es todo lo que sé. El coronel me pidió que leescoltase al Hospital Central, donde fue llevada. Se encontrará con usted allí.

Archer cerró los ojos un momento. Asesinada en su propia casa . . . ¿cómo? . . . ¿porqué? Aunque notaba su sangre a punto de explotar con rabia, de algún modo mantuvo sucompostura exterior. Este soldado no era responsable; sólo estaba haciendo su trabajo. Guardaríasu ira para los otros, para quien quiera que hubiese hecho daño a la única familia que le quedaba.

Muy bien, Sargento Mayor. Adelante.

Le habían llevado al tanatorio para identificar el cuerpo, lo que le llevó sólo unmomento. Su cara estaba tan serena, tan pacífica, a pesar del hecho de que había sido matada deun disparo. Le habían preguntado si Archer quería alguna de las posesiones personales de ella, ysolo había cogido una. Ahora que la mantenía echa una pelota en su puño, podía sentir el metalclavándose en los callos de su mano. Estaba fría al tacto, justo como estaba el día que la habíarecibido del Príncipe Victor. Se la había dado a Andrea como un signo de que siempre laprotegería, pero cuando había llegado el momento, no pudo salvar la vida de ella.

Estaba de pie en el vacío corredor exterior del tanatorio y se giró lentamente al oír elsonido de pisadas aproximándose. Era el Coronel Blucher, que parecía preocupado. Llegó y pusosu mano sobre el hombro de Archer como si pretendiese confortarle. Archer miró la mano deBlucher, luego los ojos. De nuevo, las llamas de la rabia empezaron a arder en su cerebro.

Archer empezó Blucher, no puedo expresarle cuanto lo siento. Esto es unatragedia.

Archer quería arremeter contra el hombre responsable de esto. Quería, en este mismomomento, matar a Felix Blucher con sus propias manos. De algún modo, el recuerdo de la caracalmada y pacífica de su hermana le permitió controlarse. Habían habido suficientes muertes hoy.

Dígame qué sucedió exigió.

El Oficial Secretario aún está tomando declaraciones y está acabando en la escena delcrimen. De acuerdo con el Teniente Fisk, el oficial al cargo, su hermana permitió acceso a sucasa a mis hombres y dijo que quería coger algo que deseaba llevar con ella al fuerte. Fisk y losotros vieron como empuñaba un cuchillo, y reaccionaron para protegerse a sí mismos.

¿Qué? ¿Un cuchillo? ¿No me diga que usted cree esto? ¿Cuántos soldados envió aeste servicio? El pensamiento de que Luther Fisk fuese responsable revolvió el estómago deArcher incluso con más fuerza. No le había gustado desde el primer momento en que seencontraron. Ahora la sangre de Andrea estaba en sus manos.

Cuatro en total, sin contar al Teniente replicó Blucher..

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LA FORJA DE UN HÉROE

Coronel, usted lleva bastante tiempo en esto para reconocer como suena eso.Honestamente, ¿cree que mi hermana empuñó un cuchillo contra cinco hombres con pistolas?

Blucher simplemente agitó la cabeza con tristeza:

Le estoy diciendo que estamos en los pasos iniciales, Archer. Esa es la razón por laque tengo al Oficial Secretario investigando el asunto.

Le dije que usted enviaría alguien a por ella. No fue ninguna sorpresa. Si fuese tanviolenta como usted dice, mire, tango cantidad de armas en la casa que podía haber usado. Estono tiene sentido: y usted lo sabe.

Usted tiene mi promesa de que se llevara a cabo una investigación total, Archer. Laprensa local se ha centrado en la historia. Quiero la verdad tanto como usted.

Archer oyó las palabras, pero los años en el ejército le habían enseñado que muchasveces la verdad era barrida bajo la alfombra para salvar las carreras:

Señor escupió, quiero toda la verdad, la verdad completa. Quiero a los hombreso mujeres responsables llevados ante la justicia. Si es usted, considere esto como una amenaza.Si no, considere esto como una aviso para aquellos que lo hicieron.

Soy consciente de que esto debe ser duro para usted dijo Blucher, ignorando laamenaza.

No, señor, con el debido respeto, no creo que tenga idea de cómo es esto para mí.Andrea era todo lo que tenía en el mundo. Era mi única familia. Confié en usted, y ahora ella hamuerto a manos de sus hombres. Era todo lo que me quedaba. Ahora eso se me ha quitadotambién. Sólo esto permanece. . . Mantenía en alto la Estrella Cameron, luego, la metió en elbolsillo de sus pantalones.

Llegaré hasta el final de esto dijo Blucher. Usted tiene mi palabra como oficial ycomo caballero.

¿Alguna otra cosa, Coronel? preguntó Archer con frialdad.

Si usted necesita algo, por favor, avíseme.

Los ojos de Archer se estrecharon:

Sí, hay algo. Quiero la cabeza del hombre que hizo esto. Ni siquiera pudo decir elnombre de Fisk.

Blucher inclinó la cabeza un poco cuando Archer se dio la vuelta y caminó velozmentehacia las puertas que llevaban a la sala principal. Notó que éstas resistían al empujarlas paraabrirlas, debido al peso de la gente que se encontraba al otro lado. Casi una docena de personasestaban apretadas en el pasillo, todas intentando alcanzarle.

Las voces flotaban a su alrededor, decían su nombre, tiraban de su camisa. Una era másalta que las otras. Una joven mujer con una cámara de holovideo puesta sobre la cabeza leempujó al pasar.

Teniente Coronel Christifori, soy Kate Wilson de la CED (Compañía Emisora deDonegal). Sabemos que su hermana fue asesinada hoy por soldados liranos. Como poseedor de laMedalla del Honor y líder de la comunidad, me pregunto si puede decirnos ¿cómo se siente portodo esto?

Archer encontró una válvula de escape para su rabia. Ella no vio llegar el puño, peroestaba seguro de que eso aumentaría la audiencia. Sintió como la nariz de ella se rompía bajo el

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Blaine L. Pardoe Capítulo 5 Justin_Xiang

impacto de su golpe, y cuando ella salió volando de espaldas, abrió violentamente un paso entrela multitud de periodistas.

Caminó, alejándose de la forma caída de la periodista:

Así es como me siento dijo.

La casa estaba oscura cuando llegó. Un puñado de vecinos estaban de pie en el exteriorde la parte delantera, pero, simplemente, se apartaron para dejarle entrar. Sabía que estaban allípara mostrar respeto hacia su hermana, y habían colocado ramos de flores a lo largo de la calle,en el exterior de la parte delantera. Se había quedado en su oficina hasta que las llamadas de losperiodistas se volvieron abrumadoras/inaguantables. Algunos de sus empleados lloraronabiertamente, otros se sentaron en callado atontamiento en sus despachos. Todos habíanconocido a su hermana, habían trabajado a las órdenes de ella mientras él estaba fuera. Les diodos días de permiso con paga.

En la puerta delantera de su casa estaba clavada una nota de la policía. No la leyódetenidamente, pero la rompió al quitarla y entró. Cuando las luces se encendieron, vio que lascosas estaban desordenadas. La gente, las autoridades, habían revuelto todo lo que él y Andreatenían bajo con el pretexto de recopilar evidencias. Caminó por el pasillo hasta la habitacióndonde Andrea había muerto.

Este era el lugar. Aquí fue donde su vida acabó. Un profundo silencio pendía como unacortina de humo sobre todo. Fue al aparador, donde un cajón estaba a medio abrir. Era el queAndrea usaba para sus papeles personales, y el había respetado su privacidad. Ahora, estaba soloen la gran casa vacía, y la privacidad sería una maldición en lugar de una bendición.

Miró en el cajón y observó una hoja manuscrita. Sacándola, reconoció de formainmediata la escritura de Andrea. La caligrafía de ella siempre fue mejor que la de él, y el habíatenido que poner en mayúsculas todo lo que escribía. El escribía en mayúsculas tan rápido comoella podía escribir en cursiva. Recordó como ella solía burlarse de él por ello.

Desdobló la hoja de papel y revisó la página. Aparentemente era un borrador de algo enlo que había estado trabajando ella. Palabras, de ella y algunas de otros. Ella siempre llevabaencima trocitos de papel en los que anotaba sus pensamientos antes de volcarlos en una agendaelectrónica.

En la cabecera estaba escrito: “Un tiempo para las convicciones, por AndreaChristifori”. El siguió leyendo:

Wendell Phillips escribió una vez que “la insurrección del pensamiento siempreprecede a una insurrección armada”. Nosotros, como liranos leales, estamos entrando en el golfoentre estos dos hechos. Nuestro líder ha empezado una campaña de opresión generalizada de unpueblo al que reclama gobernar de modo benevolente. En realidad, la Arcontesa ha abusadosistemáticamente del poder confiado a ella, usándolo en contra del pueblo de la Federación deSoles.

>>Y, ¿por qué? Ella ha hecho esto al perseguir su propio poder, sus propios deseos, nolos del hombre corriente. Stendhal escribió: “El pastor siempre trata de persuadir a la oveja deque los intereses de ambos coinciden”. Yo afirmo que las proclamaciones de unidad y lastonterías que llegan del palacio de Tharkard no son nada más que el acto de un pastor intentandocontrolar a su rebaño.

>>Yo, por mi parte, no permitiré ser privada de mis libertades, ni apoyaré a un gobiernoconstruido sobre los rumores de asesinatos y violencia contra la gente a la que afirma proteger.Mis convicciones, y mi alma, no están en venta ni deberían estarlas de la gente de Thorin.

El escrito no estaba completo. Había otras notas garabateadas a lo largo de losmárgenes, donde ella había considerado hacer cambios. A Archer le parecía oír las palabrascomo si ella las estuviese diciendo, susurrándolas en su oído. Cuidadosamente volvió a doblar la

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LA FORJA DE UN HÉROE

hoja y la deslizó en el bolsillo del pecho de su chaqueta. Luego, se volvió y apagó la luz, dejandoque la oscuridad, una vez más, se adueñase de la habitación donde Andrea había muerto.

Salió caminando hacia la escalera que conducía al segundo piso. Ascendiendolentamente, Archer Christifori estaba solo con sus recuerdos y el sonido de sus pisadas provocabaecos en las baldosas de madera.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

6

Durante su estancia en la Academia de Guerra de Robinson, Arthur [Steiner-Davion] ha crecidojunto a la familia Sandoval, quien, casi de forma universal, considera al Condominio Draconiscomo el único enemigo válido contra el que protegerse. Los elementos anti-Condominio de laMarca Draconis pueden intentar usar a Arthur como mascarón de proay con franqueza, Arthures lo bastante emocional como para ser vulnerable a ese tipo de manipulación. Página 37 del informe de inteligencia preparado por el Teniente General Jerrard Cranston,Unidad de Inteligencia de la FDLE, para el Capiscol Marcial de ComStar y General al Mando dela FDLE, Victor Steiner-Davion, 1 de noviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana12 de noviembre de 3062

Como el propio Felix Blucher, su oficina en el fuerte era espartana a excepción de unaspocas pinturas antiguas que llevaba consigo de una a otra unidad. Eran grabados que databan desiglos atrás, imágenes de soldados del siglo diecinueve. Las coleccionaba debido a que losuniformes y las expresiones en las caras de los hombres hacían recordar unos tiempos mássimples, más nobles. Unos tiempos de actos heroicos en que las batallas se ganaban mediante elhonor y la valentía.

Se produjo una llamada seca en la puerta, y Blucher estiró su uniforme un poco. Sólopodía ser el Teniente Fisk respondiendo a la convocatoria del coronel. Sobre la mesa dedespacho gris pizarra estaba el informe preliminar del incidente que implicaba a AndreaChristifori. Blucher había entrevistado al otro personal presente en la escena del incidente yhabía llegado a sus propias conclusiones sobre lo que había ocurrido.

Fisk entró en la sala, adoptando una postura rígida conforme a la más alta tradición delejército lirano:

Presentándome como ordenó, señor dijo formalmente. Blucher no estabaimpresionado.

Sí, Teniente. Tenemos algunos asuntos que discutir. Abrió el archivo sobre la mesay revisó el informe escrito. Lo había leído dos veces, desde luego leyendo entre líneas. Habíasido un soldado el tiempo suficiente para saber que muchas veces la justicia militar era cualquiercosa menos justa. Y sus interrogatorios a los soldados presentes en la muerte de AndreaChristifori eran alarmantes. Blucher cerró, con lentitud, el archivo y dedicó una fija mirada largay dura a Fisk.

Así que dígame, Fisk ¿ realmente pensó que podía lograrlo?.

¿Señor? tartamudeó Fisk.

No me insulte pretendiendo que no sabe sobre que le estoy hablando. He hablado conlos otros testigos del incidente. Usted debería estar orgulloso de ellos. La mayoría de ellos seacogieron a la historia que usted les suministró. Uno de ellos, finalmente, dijo la verdad: usted seacojonó.

Reaccioné para lo que fui entrenado, señor. Vi un arma y procuré protegermecontestó Fisk, pero la tensión de sus músculos faciales le traicionó.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Una mujer civil sola, tres hombres armados en la habitación, dos más fuera, todos contraje antidisturbios, y ella sabía que ustedes iban a ir. ¿Y usted cree que era lo bastante loca parasacar un cuchillo? La voz de Blucher se elevó de tono mientras hablaba. Estaba furioso. Sufalta de juicio es espantosa, Teniente.

Hice lo que creí correcto.

Y su intento de encubrirlo fue Blucher buscó la palabra patético. Yo diríaimpropio de un oficial, pero, en este momento, me siento avergonzado de que estemos en lamisma organización, destinados a la misma unidad. ¿Qué pensaba? ¿Trataba de proteger elprecioso nombre de su familia?

Lo que usted denomina “encubrimiento” fue realizado en su beneficio dijo Fisk. ¿Y qué quiere decir con eso?

Ambos sabemos que aquí, en Thorin, hay elementos rebeldes. Hemos visto los signosy leído los informes de inteligencia. Esa es la razón por la que el Decimoquinto fue ubicadocomo guarnición de este mundo. Yo recopilé una lista de líderes sospechosos bajo sus órdenes, ylos podíamos haber cogido y detenido después del ataque terrorista a nuestros soldados en el bar.Esta vez tenemos algo incluso mejor. La muerte de uno de sus líderes. Esto envía un claromensaje a aquellos que piensan alzarse contra la Arcontesa. El precio de la resistencia es lamuerte. La única forma de suprimir la rebelión abierta es con un puño de hierro.

Sus últimas palabras eran como un eco de sentimientos recientemente expresados por laArcontesa en un mensaje destinado a mantener a las fuerzas militares unificadas y atentas bajo elliderazgo de ella.

Blucher miró fijamente a Fisk durante un momento. Luego, casi sonrió ante la tristeestupidez del tipo..

Usted es un tonto, Luther. Vomita retórica como un mono entrenado y no tiene ideade lo que realmente hace. Sí, algunas rebeliones pueden ser suprimidas en la manera que usteddescribe. Pero en este caso ello sólo actuará en su contra.

La Arcontesa

La Arcontesa le cortó Blucher es una mujer joven que tiene un corazón depolítico. Ella no ha tenido que vivir entre la gente a la que gobierna. Vivir con ellos y luchar parapreservar sus libertades: las mismas libertades que usted intenta ahogar. Las acciones de ella sonlas de la desesperación, no las del liderazgo.

¿Habla usted de traición? preguntó Fisk enojado.

No replicó fríamente Blucher. Soy pragmático. Usted acaba de dar a esta genteuna razón para enfrentarse a nosotros. Usted ha asesinado a una persona bien conocida, quetambién era una mujer indefensa. Una mujer cuyo hermano es una celebridad global. Usted hadado a aquellos que podían alzarse contra nosotros un propósito, una razón, una causa.

Señor, con una nota de prensa escrita apropiadamente, los ciudadanos leales podríanvolverse fácilmente contra Christifori. Si usted no hace nada, él permanecerá como una amenazapara la integridad de su unidad. La preocupación en la voz de Fisk era genuina.

Usted es el único que ve a Christifori como un enemigo del estado. Todo lo que hahecho usted es ganarse un enemigo peligroso.

Usted sigue hablando con gran reverencia de nuestro querido Teniente CoronelChristifori. ¿Nunca se le ha ocurrido que él podría ser uno de los que trabajan contra laArcontesa?

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LA FORJA DE UN HÉROE

No descartaría nada.

Si usted se mueve ahora, puede eliminarlo a él como una amenaza potencial.

Blucher agitó la cabeza una vez:

No, Teniente Fisk. Si hago lo que me sugiere, me convierto en parte del problema.Rechazo hacer eso.

¿Usted no tiene lealtad hacia la Arcontesa?.

Blucher se puso de pie en un instante, y golpeó sobre la mesa con tal fuerza que parecióhacer temblar la habitación:

¡Nunca cuestione mi lealtad! Usted era mi ayudante, pero eso no le garantiza ningúnderecho especial, especialmente ahora. Yo soy totalmente leal al gobierno y a la oficina de laArcontesa.

Era duro creer la insolencia del chico. Felix Blucher había estado en una carlinga,luchando y matando por el reino, desde antes incluso de que Fisk hubiese nacido. Si no fuese porla influencia de su padre en la corte, Luther Fisk nunca podía haber alcanzado este rango odestino. ¿Cómo se atrevía alguien como él a cuestionar la lealtad de Blucher? Hubo un tiempo enque tales oficiales habrían sido expulsados del servicio. Ahora simplemente eran promocionados.

Durante un largo silencio, Blucher miró fija y directamente a los ojos de Fisk, lo quehizo al joven retirar la mirada. Entre ellos se había dibujado una línea, invisible pero real. Fiskaún estaba de pie en posición de firmes, y Blucher podía ver gotas de sudor formándose en sufrente, lo que le satisfacía.

Coronel, ¿puedo preguntarle cuales son sus intenciones?

¿Respecto a usted? Eso es simple. Usted está bajo arresto y permanecerá así hasta quetenga lugar, en cuanto sea posible, una corte marcial.

Fisk se hundió visiblemente donde estaba de pie. El rojo inflamado de su cara cambió ablanco:

Usted no puede hablar en serio, señor.

Blucher colocó los nudillos de ambos puños sobre la mesa del despacho y se inclinóhacia el hombre más joven:

Lo digo totalmente en serio. Los cargos ya han sido redactados y archivados con elMariscal Secretario. Hay dos guardias esperando fuera, exactamente junto a la puerta. Ellos lellevarán al cuerpo de guardia donde esperará el juicio.

Fisk temblaba, lo bastante para que un ojo entrenado lo notase. Por primera vez desdeque empezaran a hablar, Blucher sintió cierto grado de satisfacción.

Contactaré con mi padre, el Conde.

Blucher estaba sorprendido por el hecho de que Fisk no lo hubiese hecho ya. El CondeNicholas Fisk tenía bastante peso en la corte real, pero Blucher no era un hombre que fueseinfluido por las ráfagas de los vientos políticos. Era un soldado de corazón, y conocía su debercuando lo veía.

Tampoco estaba ciego ante los riesgos de llevar cabo una corte marcial contra su propioayudante. Era muy posible que el alto mando pudiese intervenir en beneficio del padre del chico.Hasta ese momento, había reglas y procedimientos que debían seguirse:

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Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Preveo que su padre enviara muchos mensajes, tratara de pedir muchos favores. PeroOdessa está un poco lejos, y usted comprobará que, bajo mi mando, la justicia es rápida.

La voz de Fisk sonó resentida:

Me pregunto de qué lado está usted . . . señor

No tenía conciencia de que hubiese lados respondió con tono cortante Blucher.

¿Qué va a hacer usted respecto de la actividad rebelde? ¿Qué pasa con el TenienteCoronel Christifori? La voz de Fisk se traicionó con un indicio de miedo.

El Coronel Blucher golpeó el pequeño botón de control en la esquina de su mesa. Lapuerta de su oficina se abrió, y una pareja de guardias armados entró. Uno de ellos portaba unasesposas. Dio un paso hacia Fisk y con suavidad empujó las manos del teniente hacia la espaldade éste y le deslizó las esposas.

No se preocupe por Christifori dijo Blucher sarcásticamente. Si usted secomporta, prometo no dejar que él ponga sus manos alrededor de su cuello. Luego, losguardias hicieron volverse a Fisk y lo llevaron marchando fuera de la oficina.

Archer estaba sentado en la sala familiar de su ahora vacía casa, casi como si laoscuridad y las sombras de la tarde fuesen viejos amigos que estaban de visita. Había sido un díalargo en el que había hecho mucho. Había llevado a cabo los preparativos para el funeral, peroapenas recordaba haberlo hecho. Había habido varios visitantes en casa, todos expresando sus supena ante su pérdida. Catherine Daniels había venido a cenar, empezando a llorar antes de que elpudiese invitarla a entrar. No recordaba la comida. Recordaba comer, posiblemente la primeravez en todo el día, pero eso era todo.

La Hauptmann Katya Chaffee también había venido con las condolencias de los demásmiembros de la Milicia de Thorin y algo que el necesitaba mucho: conversación, que alejó de sumente los pensamientos de pérdida o dolor. Habló de lo que ocurría en la unidad, de las actividady quehaceres mundanos del día. Durante un breve momento, había sido capaz de olvidar. Perocon la marcha de Katya, Archer estaba solo una vez más, sentado en la oscuridad, intentandorecuperar recuerdos de tiempos mejores.

Cuando oyó la llamada a la puerta, no estaba seguro de si había imaginado el sonido ode si era real. Se levantó y caminó, con tanta lentitud como un anciano, hacia el vestíbuloprincipal, al que Andrea se había referido siempre, con un gran sentido del humor, como “el áreade recepción” o “la antecámara”. Encendió la luz exterior y abrió la puerta, cerrando ligeramentelos ojos ante el repentino resplandor.

El Coronel Blucher estaba de pie en la entrada, con su largo abrigo desabrochado, susguantes de paseo de piel en una mano. Archer simplemente asintió. Ahora no estaba de servicio,y no se sentía particularmente bien teniendo que saludar al oficial que dirigía al hombre quehabía matado a su hermana.

Coronel Blucher dijo de modo inexpresivo.

Espero no molestarle.

Archer agitó la cabeza:

No, Coronel, sólo estaba atendiendo ciertos asuntos personales.

Quería que supiese, antes de que lo escuchase en los medios de comunicación, que hapresentado formalmente cargos contra el Teniente Fisk por la muerte de su hermana. Seráprocesado en una corte marcial lo antes posible.

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LA FORJA DE UN HÉROE

La cara de Archer no cambió de expresión:

Alguien debe responder de este crimen.

Lo hará, Archer. He recopilado amplia evidencia. El asunto se resolverá con rapidez.

Muy bien, Coronel. ¿Eso es todo?

Blucher bajó la mirada durante un momento, luego, volvió a mirar a Archer:

Si hubiese algo que pudiese hacer por usted, Teniente Coronel; por favor, hágamelosaber.

Archer le miró con tata dureza que el coronel dio un paso hacia atrás.

Sí, señor dijo el. Usted puede asegurarse de que se hace justicia.

Con eso cerró la puerta y la oscuridad se cernió de nuevo en torno a él.

El sol del mediodía le daba demasiado calor en su traje negro, pero Archer lo ignoró.Miraba a su alrededor a los otros reunidos con él sobre la herbosa ladera, vio la pena en suscaras. No podía mirar el ataúd de Andrea, que estaba detrás suya. Era demasiado que soportar.Alguien lloraba. Otros parecían aturdidos. Comprendía los sentimientos. Los habíaexperimentado todos en las últimas horas. Ahora no era el momento de pensar en él o en su pena.Ahora era el momento de decir adiós.

Agradeció sus muchos años de vida militar, que le habían dado la consistencia necesariapara mantenerse a sí mismo de pie cuando se sentía tan débil. Entre los que estaban en la primerafila de asistentes al funeral vio a Katya Chaffee, quien inclinó la cabeza en señal de saludo.Archer dio un profundo y largo suspiro captando la esencia del rocío de la mañana. En ladistancia, oyó el canto de los pájaros, distante, pero lo suficiente musical para mantenerlecentrado en el presente.

Hemos venido hoy a presentar nuestros últimos respetos a Andrea KendrickChristifori dijo él. La conocimos como amiga, jefe, camarada y querida hermana. Dedicó suvida a tratar de ayudar a mejorar las vidas de los demás, ya fuera dirigiendo los negociosfamiliares ya fuese trabajando en la comunidad.

Dejó que su mirada viajase a través de los presentes, reconociéndolos a todos ellos:

Mi hermana murió antes de tiempo. Fue una muerte inútil, una que no debía haberocurrido. En las últimas semanas de su vida dedicó mucho tiempo a escribir, esperando que suspalabras llamarían la atención del resto de nosotros en torno al hecho de que nuestras libertadestenían un precio. Su muerte nos recuerda que los seres humanos pueden ser corrompidos por doscosas: el poder y el miedo. Ella comprendía esto, y esperaba persuadirnos al resto de nosotros deque debíamos oponernos a aquellos que abusan de su poder, con independencia de losinsignificantes títulos o posesiones mortales.

>>Que nunca la olvidemos dijo él, tragándose lentamente sus palabras, y que nuncaolvidemos el mensaje que ella trataba de darnos.

Cuando la multitud se alejaba, unos pocos minutos después de la corta ceremonia, KatyaChaffee se aproximó. Ella parecía diferente, casi extraña; luego, Archer se dio cuenta de quesiempre la había visto en uniforme. Hoy, vestida con ropas civiles negras, parecía más humana,más femenina de lo que él nunca había percibido antes.

Ella alzó sus brazos y le tocó a él en un brazo:

Señor, ¿hay algo que pueda hacer por usted?

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Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Archer agitó la cabeza:

No, estaré bien. Y no estamos de uniforme, Katya. Llámame Archer.

Ella asintió:

Tu hermana era amada por mucha gente.

El miró a los demás asistentes mientras se alejaban:

Sí, tenía muchos amigos.

Muchos de nosotros en la unidad, así como amigos míos, hemos leído sus editoriales.Eran brillantes. Comprendía tan bien lo que estaba ocurriendo en Tharkard y a lo largo de laAlianza.

Archer se frotó suavemente la mandíbula:

Sus creencias, sus palabras, son las que la mataron.

Eso es lo que las hace más importantes. Andrea no querría que sus ideales muriesenporque ella lo hizo.

¿Qué dices, Katya?

Digo que ella no querría que sus ideales acabasen aquí. Si vamos a honrarla, debemoshonrar las palabras que estaba tratando de decirnos.

Archer asintió:

Encontré un trozo que aún no había acabado. La mataron antes de que las palabrasfinales pudiesen ser escritas.

Sólo me encontré con ella una vez, Archer, cuando vino a visitarte al puesto. Pero heleído sus editoriales y creo que sus últimas palabras deberían ser oídas: e incluso puestas enpráctica.

Archer se dio la vuelta finalmente, por primera vez capaz de mirar el ataúd de Andreaque era bajado al suelo. Ahora me corresponde a mí, ¿verdad? Le preguntó a ella en silencio.Cogió un puñado de tierra y dejó que cayese sobre tumba abierta. Descansa en paz, Andrea.Dejaste tu trabajo sin acabar, pero se hará.

Luego, se giró de nuevo hacia Katya y se alejó con ella, pensando en muchas cosas queAndrea había dicho y en cuál sería su próximo curso de acción.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

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En un movimiento que hoy tomó por sorpresa a toda la Marca Capelense, el OctavoGRC de la Mancomunidad Federada atacó al Primero de Dragones Capelenses en el mundo clavede la ManFed de Kathil.

Los Dragones, recientemente redestinados a Kathil desde Verlo por el duque,remplazaban al Octavo GRC, que era enviado a un nuevo puesto. La batalla aun continua, aunqueno está claro quien provocó el ataque. Fuentes fiables dentro del ejército de la ManFed informanque el jefe del Octavo ha estado expresando abiertamente su oposición a “dejar la MarcaCapelense expuesta a enemigos: dentro y de fuera”. Boletín de noticias locales emitido desde la ciudad de Nueva Esperanza, Alianza Lirana, 16 denoviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana16 de noviembre de 3062

Felix Blucher estaba de pie delante de la celda y miraba hacia las sombras. El cuerpo deguardia del puesto de mando estaba sucio, mal iluminado y el mismo olor a sudor de las barracasy los cuerpos de guardias de toda la Esfera Interior. La celda tenía dos literas, un lavabo, un suelode cemento gris, una pequeña pila de metal y un hombre: Luther Fisk. Le habían quitado eluniforme nuevo, reemplazándolo hacia varias días por un descolorido traje de faena de prisionerorojo y naranja. Sentado en el borde la litera inferior, miraba hacia arriba a Blucher.

La corte marcial había sido poco más que un breve encuentro de oficiales. A causa de laimplicación personal de Archer Christifori con la víctima, éste no había sido uno de ellos. Habíatres testigos, y la defensa de Fisk fue un alegato de “sin contestar”. Eso sólo hizo sospechar aBlucher, pero el tema se decidió en una hora. Bajo los cargos de asesinato y mala conducta, elpropio coronel había impuesto la sentencia: treinta años.

Felix Blucher no era tonto. El sabía que la poderosa familia del chico estaba yatrabajando para lograr su libertad. De hecho, con toda la confusión de estos días en laMancomunidad Federada, le sorprendió lo rápido que llegó una respuesta desde el alto mando.Una transmisión de GHP prioritaria había llegado desde el propio palacio, un mensaje que,seguramente, crearía más problemas en Thorin.

Blucher no dijo nada durante un largo rato, sabiendo que la situación estaba a punto decambiar. Fisk se puso de pie y caminó hacia los barrotes de la celda:

¿Viene a regodearse, Coronel? dijo con esa arrogancia que Blucher había llegadodetestar.

El coronel cruzó los brazos y miró al joven oficial, ocultando su rabia detrás de unamáscara de calma:

Usted ha sido un chico ocupado, Luther dijo finalmente.

La cara de Fisk, de pronto, se iluminó:

Deduzco que ha tenido noticias de mi padre, ¿cierto? Blucher solo le miró durante un momento:

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Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

Ha llegado un mensaje de la propia Arcontesa. Su padre debe haber pagado muchopor su piel. Por orden de la Arcontesa Katrina Steiner, la sentencia de su juicio militar ha sidoconmutada. Se me ha ordenado que le restituya como mi ayuda de campo también. Usted es unhombre libre.

Aunque Blucher mantenía una cara glacial y un tono neutral, todo su ser se rebelaba aldecir tales palabras. Era un militar leal que comprendía lo importante que era la justicia de cara amantener el mando. Ahora ése le había sido usurpado por la Arcontesa. Peor aún, sabía que lapoblación local no le apoyaría ni creería. La Arcontesa compraba su apoyo político con favorescomo éste, dejando a hombres como él para resolver los follones que esto causaba.

Fisk inclinó la cabeza contra los barrotes:

Traté de decirle que esto ocurriría, Coronel. Mi padre tiene una gran influencia en lacorte.

Cuide su tono, Fisk. No estoy impresionado por esta pequeña proeza de los suyos.Usted puede tener un padre al que le deben favores, pero usted aún está bajo mi mando.

Fisk actuó como si no hubiese oído:

¿Cuándo seré liberado?

En unos instantes. Primero, usted y yo necesitamos tener una pequeña charla. Ustedsolo ha logrado una victoria parcial, amigo. ¿Creía usted que podía escapar totalmente delcastigo? Bien, no mientras yo esté al mando.

Fisk sonrió brevemente:

Coronel, el modo en que obtuve la libertad no es importante. Usted proclama leer lahistoria. Seguro que usted sabe que los fines justifican los medios. Usted tiene sus órdenes.Libéreme.

Usted no comprende, ¿verdad, Fisk? Obedeceré, pero como su oficial al mando aúntengo una gran cantidad de influencia.

¿Y?

Primero de todo, usted es libre, pero también es degradado a Suboficial Mayor. Ensegundo lugar, encontrará una lista de asignaciones en su mesa, incluyendo servicio de cocina,seguridad del perímetro, etc. Para alguien como usted con un historial tan conocido, este es elmejor puesto posible. ¿No le parece, Suboficial Fisk?

El color desapareció, de momento, de la cara de Fisk:

Usted no puede hablar en serio, ¿servicio de cocina?

Hablo muy en serio dijo Blucher, deslizando la llave de acceso en el mecanismo decierre de la puerta de la celda. Este sonó de forma audible, y Fisk podía ahora abrir la puerta ydejar la celda cuando quisiese. No obstante, degradado Suboficial Mayor se quedó anonadado,miran al coronel con cara de incredulidad.

Usted es libre de ponerse el uniforme y empezar sus deberes de forma inmediata,querido Fisk.

Fisk parecía volver a sí mismo, como si, de pronto, meditase una idea:

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LA FORJA DE UN HÉROE

Usted sobrestima su autoridad, Coronel. Si anular un juicio marcial fue tan fácil, nodebería costar prácticamente nada, en absoluto, lograr que la Arcontesa ame restituya en mipuesto.

Quizás dijo Blucher, pero apuesto a que su padre debe haber gastado sus favorespara liberarle. No puede pedir más en tan poco tiempo. Eso le haría parecer un tonto y sería uninsulto para la Arcontesa que su perdón no fuese suficiente. No, estoy dispuesto a apostar que suquerido papíto tendrá que esperar un rato. E incluso entonces, hay cosas que puedo hacerle austed como su OM que usted nunca imaginaría.

Simplemente solicitara mi traslado contraatacó Fisk.

He sido un soldado la mayoría de mi vida, Fisk. Muchos oficiales del ejército de laAlianza son mis amigos, y la mayoría me debe favores porque nunca me he detenido en lapolítica de trastienda. Si, usted puede eludir mi garra, pero usted se llevará el resto de su vidamirando sobre su hombro para ver si yo, o su otra amenaza, le seguimos.

¿Mi otra amenaza?

Blucher tenía la sonrisa de un gato:

Usted se ha buscado un poderoso y peligroso enemigo en Archer Christifori. Por loque he oído de él, habrán pocos sitios en esta galaxia en los que usted pueda considerarse a salvo.E muchos aspectos, me da pena, Suboficial.

Archer estaba sentado a la mesa de su despacho y desplazó las facturas sobre ella a unlado cuando sonó una llamada a la puerta. Se abrió un poco y Catherine Daniels apareció:

Tiene usted visitantes, señor.

Catherine dijo el, inclinándose hacia atrás en su silla con un suspiro, usted haretenido las llamadas y mantenido a todos en espera. ¿Qué es tan especial para, de repente,modificar su historial?

Son la Señorita Chaffee y el Señor Hopkins. Decían que era importante, y le vi con laseñorita Chaffee hace unos pocos días en el funeral de su hermana . . .

Ella es una buena amiga, Catherine.

Si me lo pregunta, diría que ahora necesita una amiga como ella dijo ella en tonoprotector. Archer estaba acostumbrado a que ella le tratase más como a un hijo que como a unjefe, e incluso apreciaba su interés. Su presencia le ayudaba a llenar un vacío muy grande en suvida, igual que hacía la de Katya Chaffee.

De nuevo, se está entrometiendo, Catherine dijo él con un reproche falso.

Sólo hago mi trabajo.

Hagales pasar.

La puerta se abrió totalmente, y ella hizo pasar a los dos amigos. Katya vestía ropas defaena y no le devolvió la sonrisa cuando el les indicó mediante un gesto que se sentasen. CuandoCatherine cerró la puerta, Archer se levantó y chocó las manos con el oficial más viejo, elSargento Mayor Darius Hopkins. El hombre tenía las manos callosas y ásperas que se esperaríanen el jefe de la infantería de la Milicia.

Es bueno veros a ambos dijo Archer. Debo admitir que no lo esperaba.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

A pesar de su buen humor, ambos visitantes parecían serios. La frente de Katya estabasurcada por la preocupación, y la boca de Hopkins se fruncía hacia debajo de forma huraña bajosu grueso bigote entrecano.

Algo ha ocurrido. Lo veo en vuestras caras.

Señor, ¿no lo ha escuchado? preguntó Katya. Vinimos tan pronto como lo oímosen las noticias.

¿Escuchar qué en las noticias? Miró de acá para allá entre Hopkins y Katya.

Teniente Coronel dijo Hopkins, ese asqueroso coronel lirano ha liberado aLuther Fisk.

Las palabras golpearon a Archer como una ráfaga de n cortina de fuego de artillería. Suboca colgó abierta, pero solo un instante:

Eso no es posible. Fue juzgado militarmente y encontrado culpable.

Blucher dijo que la propia Arcontesa anuló lar órdenes explicó Katya. El papaitode Fisk tocó algunas teclas en la Corte Real para sacar a su hijo de la trena.

Archer escuchó con incredulidad y pasmado. Había ordenado retener las llamadas. SiBlucher había intentado contactar con él, no habría podido lograrlo:

Esto no puede estar pasando.

Lo está, chaval dijo Hopkins.

Ese bastardo mató a mi hermana. Ella estaba indefensa, y fue derribada de un tiro ennuestra casa. Ahora, ¿el está libre? Su mente se aceleró. ¿Dónde estaba la justicia? Si laArcontesa hacía esto, entonces, al infierno con esa zorra. Entonces, la idea le golpeó. Andreahabía tenido razón sobre Katrina Steiner durante todo el tiempo.

Blucher trató de manipular el asunto. Dice que degradó a Fisk de rango, pero se veobligado a retenerlo como ayudante añadió Katya. Lo siento, señor.

Hopkins soltó una sonrisa de desprecio:

Llegó incluso tan lejos como para tratar de decirnos que respetará los derechos de losciudadanos de Thorin y que la gente no debía reaccionar de modo exagerado ante este anuncio:que actúa para asegurarse de que Fisk sea castigado de modo apropiado. He estado en el ejércitoel tiempo suficiente para saber que está luchando una batalla que no puede ganar. La Arcontesaha ido demasiado lejos esta vez.

Archer asintió:

Blucher me prometió que se haría justicia. No puedo creer que este esté ocurriendo.

Yo sí dijo Hopkins. Katie Steiner está tan embelesada en mostrar su poder entorno a ella que ha olvidado que trabaja para nosotros, y no al contrario.

Archer descansó la barbilla sobre una mano meditando:

Tienes razón. Esto no tiene que ver con Blucher. Esto tiene que ver con ella, laArcontesa. Ella ha abusado de su poder.

Vinimos a decirle, señor, que todo el batallón le apoya dijo Katya lenta ycuidadosamente, no importa el curso de acción que usted adopte.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer la miró a los ojos y vio la misma rabia y frustración que él sentía. Se giró haciaDarius Hopkins, cuya curtida cara parecía resuelta e implacable.

Hopkins se levantó de forma abrupta de su silla:

Señor, Archer . . . Te conozco desde que tenías catorce años y te uniste a la milicia.Maldición, te entrené yo mismo para que te preparases para el ICNA. Hice de carabina cuando tupadre estaba ocupado, y te ayudé a preparar los exámenes finales. Cuando fuiste promocionado,viajé a Nueva Avalon para estar a tu lado. Cuando volviste de Huntress, estaba allí para recibirte.Estoy aquí a su lado, señor, no importa para qué.

Archer se sintió presionado por la carga de lo que ellos sugerían:

Ambos estáis hablando de traición. Lo sabéis, ¿verdad? Su voz apenas era más altaque un susurro.

Traición es una palabra usada por el opresor para describir a sus víctimas dijoKatya. Hablamos de derrocar a un gobierno que ya no representa a los mejores intereses de supueblo. Hablamos de liberación.

Sea como sea, colocaríamos a Thorin en mitad de una guerra civil potencial como laque vemos avecinarse sobre toda la ManFed.

Pueden perderse vidas inocentes, Teniente Coronel dijo Hopkins, pero si nohacemos nada el riesgo es aún mayor.

No te engañes, viejo. El apodo era afectivo y Archer lo usaba a menudo cuando ély Hopkins estaban solos. El Decimoquinto de Guardias Arcturianos no es una unidad denovatos. Se echarán sobre nosotros con todo lo que tengan: y luego algo más. Nuestros soldadosson buenos, pero sólo somos milicia.

Planificar será la clave dijo Hopkins.

Y esperar añadió Katya.

Archer miró primero a Katya, luego a Hopkins, y cada uno asintió como respuesta.Sintió una nueva explosión de energía correr a través de su cuerpo, un tipo de dinamismo que nohabía sentido en semanas: no, hacía meses. No la había sentido desde que había dejado elservicio de la Liga Estelar. Como militar, había tenido un propósito: la audaz y noble campañapara aplastar a los Jaguares de Humo y obligar a los Clanes a acabar con su invasión de la EsferaInterior. Ahora, Katrina Steiner, siempre la defensora de la paz más prominente, estabaprotegiendo a culpable y dejando que los inocentes fuesen asesinados.

De repente, sintió algo de ese mismo viejo sentido de propósito:

Si lo hacemos, no será por venganza. La misión es simple; expulsemos alDecimoquinto de Guardias Arcturianos de Thorin. Sin ellos, la Arcontesa no podrá imponer suretorcida justicia o sus mezquinas reglas. Thorin será libre, y la gente inocente no tendrá quetemer por sus vidas.

De acuerdo dijo Hopkins, y Katya también asintió.

Tenemos mucho que hacer antes de que podamos hacer cualquier movimiento.Blucher mantendrá un ojo abierto sobre nosotros durante un tiempo. Dejémosle. Mantendremoslos planes en secreto mientras trabajamos para fortalecernos para cuando llegue el momentoadecuado.

¿Cómo sabremos cuando es el momento de golpear preguntó Katya.

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Cuando exista una razón para que la población se solidarice con nosotros en lugar dequedarse al margen de la lucha. Si la gente de Thorin nos respalda, los Guardias nunca seráncapaces de pararnos.

Archer miró alrededor de la sala donde había dedicado tanto tiempo sentado detrás deuna mesa de despacho durante los últimos años. A veces la había parecido más una prisión queuna oficina. Ahora no lo estaba sólo Luther Fisk. Archer Christifori también estaba libre.

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La Oficina de Noticias del Gobierno de la Alianza Lirana deniega de forma categóricalos informes que señalan que se han producido actos de rebelión abierta en más de una docena demundos. Según la portavoz oficial, Valerie Hart, los informes sobre terrorismo provocado por losdavionistas están creciendo, ella pone en duda los informes de los medios de comunicaciónsubversivos de que algunos mundos están en rebelión abierta. Holoclip de Línea de noticias, Compañía Emisora de Donegal, Alianza Lirana, 24 denoviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana26 de noviembre de 3062

El Suboficial Mayor Luther Fisk estaba sentado en el pequeño transporte descapotable queseguía al equipo de seguridad que patrullaba la calle a pie. El conductor se ajustaba a su ritmolento, mientras Fisk observaba con atención las reacciones de la gente junto a la que pasaban. Lamayoría apenas echaba una mirada a los soldados, esquivándoles al pasar como si se tratase deotros paseantes comunes. Otros les echaban miradas heladas mientras se alejaban caminando.Uno incluso se paró, obligando al soldado a empujarlo al pasar a su lado, y haciendo vibrar loshombros del ciudadano al hacer eso. La mirada en la cara de ese tipo mostraba un odio puro.

La seguridad del perímetro era una de las pocas obligaciones que le quedaba a Fiskdespués de ser degradado de rango. Aun era el ayudante de campo de Blucher, pero sólo denombre. Peor aún, la predicción del viejo oficial había sido acertada. Fisk había enviado unmensaje a su padre para protestar ante esta nueva indignidad, incluso pidiendo que el coronelfuese reasignado a otro lugar. El mensaje, enviado a una velocidad superior a la luz a través delgenerador de hiperpulso, tardó unos pocos días en llegar a su padre. Otros pocos días más tarde,Fisk recibió la respuesta de su padre. El conde no tenía pelos en la lengua. Decía que su familiano podía hacer nada más ahora y que su hijo iba a tener que aprender a luchar sus propiasbatallas de una vez.

Mientras el vehículo giraba lentamente en una esquina, ignorando la señal de tráfico,Fisk aún echaba pestes de su situación. Las únicas noticias buenas eran que los miembros de lafuerza de seguridad de los Guardias Arcturianos parecían simpatizar con sus avisos sobre laamenaza de una sublevación en Thorin. La mayoría de ellos creía, como él mismo, que laexplosión de “El Bufón” había sido un acto de terrorismo y no un simple y trágico accidente. Enunos pocos días, se había ganado a la mayoría de ellos para su posición, expresando en voz altalas cosas que sólo habían pensado. Mejor aún, ser degradado a los rangos de “no oficiales”parecía haberle convertido en “uno de los chicos” a los ojos de los soldados de seguridad.

La ciudad de Ecol, la capital de Thorin, era relativamente pequeña. Había sido casidestruida durante la caída de la primera Liga Estelar, destripada por los bombardeos y losenfrentamientos directos en sus calles. La ciudad, como el viejo fuerte, había sido reconstruida,pero nunca había recuperado su pasada gloria. Fisk había visto parte de las áreas urbanas delcontinente norte durante una reciente revisión de seguridad, y, con independencia de suapariencia, la ciudad de Ecol era uno de los centros más florecientes del planeta.

El aún creía que Thorin era un polvorín de prodavionistas esperando explotar. Habíahabido unas pocas protestas, que había ordenado rodear por parte de los guardias sólo para queBlucher ordenase que se retirasen hasta una distancia más discreta. Había tenido más suerte consu propuesta para asegurar un área de cinco manzanas alrededor del fuerte, que Blucher había

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Blaine L. Pardoe Capítulo 8 Justin_Xiang

aprobado. Bajo el mando de Fisk, la seguridad militar patrullaba ahora las calles cada hora, yesta sección de la ciudad estaba, al menos en su mente, relativamente segura.

Cuando llegaron a la esquina, le pidió al conductor que parase el vehículo. Luego, salióy fue a unirse a los soldados. Estaban parados ante el árido solar que era todo lo que habíaquedado de “El Bufón”. Pensaba que en unos años, dirían que aquí era donde todo habíaempezado. Saboreó el momento, sabiendo que, en este lugar, empezó la lucha por salvar a Thorinde los rebeldes.

¿Conocían a algunos de los soldados que murieron allí? preguntó.

El Sargento Titulado Brandon Carmichael, un joven con una calvicie prematura, mirófijamente a través del espacio vacío:

Yo conocía al Sargento Veerson. Un buen tanquista. Usted debería haberle vistocuando nos enfrentamos a los Halcones de Jade. Después de todo eso, para que muriese aquí:¡qué putada! El otro soldado no dijo nada.

Nuestro coronel cree que los ciudadanos locales no tuvieron nada que ver con ello

dijo Fisk. El sabía que esa no era toda la verdad, pero quería probar las inclinaciones deCarmichael, como había hecho con muchos de los otros soldados. Necesitaba conocer quien erarealmente leal a la Arcontesa.

El ha estado detrás de una mesa de despacho demasiado tiempo, creo replicóCarmichael. La explosión no fue una fuga de gas o cualquier otra cosa. Fue una bomba.

Fisk se hizo el tonto:

¿Usted lo cree? Nunca encontramos ninguna evidencia concluyente en las ruinas.

Debíamos haber arrestado a cualquiera sospechoso de estar implicado dijoCarmichael. Mi hermana está en el Primero de los Jaegers de Alarion, y ellos arrestaron a másde trescientos sospechosos en una acción similar unos pocos meses atrás. Puede apostar a que esocontuvo a los ciudadanos locales. Ellos sabían que si alguno más de nuestros soldados eraasesinado o herido . . . Deslizó un dedo a lo largo de su garganta en muestra del signolargamente usado para la muerte.

Fisk asintió lentamente, como si el pensamiento de Carmichael le diese una perspectivatotalmente nueva de las cosas:

Bueno he hecho sugerencias similares al Coronel Blucher. El cree que tales métodossólo provocarán a los ciudadanos locales.

Carmichael agitó la mano con tristeza:

Dicen que cuando te nombran Teniente te cortan los testículos y te sacan una pala desesos. Y cuando te nombran Coronel, te devuelven uno de los testículos.

Los tres hombres soltaron una risita ante la frase:

¿Qué cree que ocurrirá siguió Carmichael, que una célula terrorista va a ir afanfarronearse ante los medios de comunicación de lo que hizo, que le retarán a un duelo o algoparecido? Esto no es como luchar contra los Clanes o el Condominio Draconis. Esto tiene quever con mantener el orden.

Fisk no respondió de forma inmediata, como si estuviese reflexionando sobre todo esto.Cuando habló, su tono era dulce pero poco razonable:

Nuestro coronel es un veterano experimentado. Creo que solo está esperando aobtener pruebas concluyentes antes de actuar.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Pero todo lo que ha hecho es hablar con la gente. Si tiene una lista de sospechosos,deberíamos detener a tales hijos de puta antes de que alguien más sea asesinado.

Fisk había conducido a Carmichael, como había hecho con otros, por el camino de supropia lógica, dejando que el sargento creyese que había llegado allí por sí mismo. Era casidemasiado fácil a veces:

Quizás si hubiese algo que pudiese probarse como algo más que un accidente . . .quizás entonces el coronel actuaría.

Puede hacerse dijo Carmichael lentamente, ponderando la idea.

Nadie tendría que morir, por supuesto. Si el coronel comprendiese la magnitud de laamenaza real para la integridad de nuestra unidad, estoy seguro de que el respondería del modoque deseábamos dijo Fisk.

¿Qué pasa con el Teniente Coronel Christifori? Se rumorea que, después de lo quesucedió con su hermana, anda buscándole a usted.

Fisk se encogió de hombros:

Un jefe de la milicia difícilmente es una amenaza real. Son noticias viejas. No estoypreocupado por él en absoluto. Y su unidad, todo lo que tiene es un poco de equipo estropeado ypasado de moda. Nada que sea una amenaza real. Oh, el es un buen preparador, pero lleva muchotiempo retirado. Además, creo que algunos de los problemas pueden vincularse a él. Su hermanaestaba, definitivamente, trabajando contra los intereses de la Arcontesa. ¿Y qué pasa con KatyaChaffee, su oficial de inteligencia? Su nombre ha estado ligado a algunos de los gruposdisidentes. Si el coronel se mueve contra cualquiera de las facciones rebeldes, ella será arrestaday, con casi toda probabilidad, también Christifori.

Había un indicio de verdad en lo que decía. Katya Chaffee había estado en la listaoriginal de sospechosos. Fisk también sabía que mientras Christifori fuese un hombre libre, esterepresentaba una seria amenaza. Si pudiese ser relacionado con algún tipo de actividad rebelde,podrían arrestarlo y arrojarlo lejos de la pomada. Y, para alguien que había matado al únicofamiliar vivo de Christifori, lograr encerrarle parecía un fin muy satisfactorio para su carreracomo héroe.

Archer estaba sentado a la mesa de despacho estudiando el monitor de datos, luego sefrotó los ojos cansados. Era tarde, y la oficina parecía mal ventilada. Los últimos días habían sidofrenéticos mientras continuaba revolviendo papeles y mantenía las apariencias de no ser mas queun hombre de negocios local. El y los otros tenían que reunirse de noche, trazandocuidadosamente los planes para tenerlo todo listo cuando llegase el momento adecuado.

Katya Chaffee paseaba a lo largo de la oficina en silencio, leyendo algunos de losinformes que su equipo de inteligencia de cuatro personas había preparado. Su paseo eraextrañamente firme, recordándole a Archer la presencia de su hermana en las muchas noches queellos también habían trabajado hasta tarde. Katya había tomado la precaución de barrer tanto lacasa como la oficina de él para localizar micrófonos, pero hasta ahora los liranos no parecían seragresivos en cuanto a la escucha.

He llevado a cabo una vigilancia de nivel dos en todo nuestro personal dijoKatya. Hay cuatro posibles leales liranos en nuestra filas. Un mecánico, un MechWarrior, doshombres de infantería. Deslizó su agenda electrónica delante de él con los nombres. Nosuponen un alto riesgo, pero ¿cómo quieres manejarlos?

No hagamos nada. Cuando llegue el momento, los escoltaremos cordialmente a lapuerta, o, mejor aún, los enviaremos a TDY. No quiero que les pase nada malo. Nos separamoscomo camaradas.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 8 Justin_Xiang

Archer sabía que esta no iba a ser el tipo de guerra que había luchado en el pasado: unaguerra franca contra un enemigo. En este caso, tendría que cambiar la forma en que había sidoentrenado para luchar. Tenía que concentrarse más en las estrategias para la guerra que seavecinaba que en los aspectos tácticos de las batallas individuales.

Aún nos quedan maniobras de pizarra con los Guardias expresó ella.

Archer asintió:

Ese será un ejercicio importante. Quiero un informe con cada uno de los Guardias,sus ‘Mechs, sus capacidades, sus estilos de combate, todo lo relativo a su forma de disparar.

Siempre podíamos cambiar a munición real. Sería una pequeña victoria rápida.

¿Y posicionarnos a nosotros mismos y a nuestra causa como los agresores? ¿Soldadosasesinados sin ninguna posibilidad de defensa? No es mi estilo, Hauptmann. Usted lo sabe.

Esa es la razón por la usted está a cargo de todo dijo ella sonriendo un poco.

He tenido noticias de Lee Fullerton esta tarde dijo el, cambiando a un tema que legustaba más.

¿No es uno de los capitanes de sus Naves de Descenso?

Exacto. La Fuego de Angel. Está transportando un cargamento lleno de suministrospara los liranos: misiles y municiones para cañones automáticos. Tiene órdenes de entregarlos ala guarnición de Thorin.

¿Y?

Fullerton y mi familia llevan juntos desde hace tiempo dijo Archer. Mi padreavaló su hipoteca, ayudó a mantener a flote a su familia durante los malos tiempos. No digo queesté obligado con nosotros, pero es más probable que sea leal a mí que a la Alianza Lirana.

¿Va a privar a los liranos de su preciosa munición?.

Quizás dijo Archer. He encontrado a cierto experto en municiones y lo he puestoen ruta hacia el punto nadir en la Shiloh, mi otra nave. Lleva un mensaje para Fullerton y seencargará de un par de tareas más.

Christifori Express se vanagloriaba de tener dos Naves de Descenso y una Nave deSalto. No era nuevas, pero aún representaban una fuerza potente. Las Naves de Descensoviajaban entre las estrellas acopladas para el viaje a una Nave de Salto, que podía saltar casi deforma instantánea de un sistema estelar a otro.

Katya no preguntó cual era la misión que Archer había encargado, pero el podíaasegurar que ella estaba interesada. Ella lo conocía lo bastante como para saber cuando debíapresionar sobre un asunto y cuando no. Esa era una de las razones por la que la había puesto acargo de la inteligencia de la milicia.

Una ligera llamada en la puerta los sobresaltó a ambos, pero era Catherine Daniels,llevando una taza de café caliente en cada mano. Ella sonreía de forma maternal.

Catherine, la jornada laboral ha terminado dijo Archer. ¿Qué hace aquí?

Ella dejó una de las tazas sobre la mesa de oficina y entregó la otra a Katya:

Estoy aquí para ayudarles, señor dijo ella cortésmente, pero dando a entender deque sabía más de lo que decía.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Catherine . . .

Ella alzó una mano para detenerle:

Antes de que diga nada, voy a recordarle que he trabajado para su familia durantedécadas. Su hermana era como una hija para mí. Usted ha sido como el hijo que nunca tuve. Mimadre trabajó para su abuelo cuando fundó el negocio, luego para su abuela después de que élmuriese.

>>Creo que sé lo que ocurre aquí, y quiero ayudar. Usted puede tratar de echarme deuna patada, pero eso no impedirá que yo lo intente. Archer reconoció el tono determinado desu voz y supo que ella nunca aceptaría un no como respuesta.

Hay un gran riesgo en lo que estamos haciendo dijo el.

Siempre lo hay. A mayor recompensa, mayor riesgo, solía decir su hermana, Dios latenga en su alma. Le he cambiado los pañales a usted, Archer. Creo que usted quiere hacer lascosas bien.

Bueno, voy a intentarlo.

Catherine se sentó en una postura formal y cogió su agenda electrónica:

¿Qué necesita que haga yo?

Archer sonrió. Había algo apropiado en que Catherine se uniera a ellos, como si ellafuera un hilo de su pasado, una conexión con su hermana, un modo de mantener su brújula moralen posición:

Bien, apostaría que en el momento en que hagamos nuestro movimiento, FelixBlucher cerrará Christifori Express. Tenemos muchos empleados. Quiero colocar el dinero enfondos que él no pueda localizar y a los que podamos acceder si los necesitamos. Aun más,quiero hacer una provisión para que todos sean retribuidos, no importa cuanto tiempo estemoscerrados. Ningún otro debería sufrir a causa de mi decisión.

Nuestra decisión dijo Katya, tomando un pequeño sorbo de café caliente.

Catherine acabó de picar sus notas, luego levantó la vista hacia Archer:

Andrea estaría orgullosa dijo ella.

Eso espero dijo el con suavidad. No estaba allí cuando más me necesitaba.Pretendo pagar esa deuda, y no creo que pase mucho tiempo antes de que tenga la oportunidad.

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LA FORJA DE UN HÉROE

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Informes sin confirmar de Nanking indican que se han producido enfrentamientos entrela milicia de Nanking y el Primer Grupo Regimental de Combate (GRC) de la MancomunidadFederada en ese mundo. Hasta ahora no ha habido ningún comentario oficial del portavoz deTharkard, quien previamente había negado tales informes.Noticias a las 11, Canal 13, Ciudad de Opal, Thorin, 29 de noviembre de 3062.

Pantanos Dublin, ThorinProvincia de Skye

Alianza Lirana30 de noviembre de 3062

El húmedo aire del pantano colgaba como un velo alrededor del Penetrator de Archer mientrascaminaba trabajosamente a través de la ciénaga. La marcha era lenta. Con cada paso, los pies delPenetrator se zambullían en la porquería. El luchaba con los pedales de los pies y el mando decontrol mientras la máquina con lentitud se resistía a cada paso. Así había sido durante las dosúltimas horas, pero aún era peor.

Los Pantanos Dublin, que iban del sur al oeste de Ecol, eran conocidos tanto por ladificultad de su navegación como por la raza local de insectos de tamaño fenomenal. Lospantanos ecuatoriales tenían casi dos kilómetros de diámetro, con colinas con forma de islas quese alzaban desde el oscuro lodo. El ejercicio que había planeado el Coronel Blucher era unsimple enfrentamiento móvil. Por qué había elegido el pantano, estaba más allá de lo que Archersabía, a excepción de que una vez más ofrecía un campo de juego equilibrado. Este era unterreno en el que ni la milicia ni los Guardias tendrían ventaja.

La actitud de Archer había cambiado desde su último ejercicio de fuego. Ese había sidosimplemente un entrenamiento; esta vez pretendía aprender todo lo que pudiese sobre el enemigoal que pronto se enfrentaría en combate real. La próxima vez que combatiese a las fuerzas deBlucher, sería para matarles. Pilotando un Mech en algún lugar en este campo de batalla ficticioestaba Luther Fisk, el asesino de Andrea. Ella estaba muerta, pero Fisk había engañado a lajusticia y aún estaba vivo. Archer reservaba un odio especial para él, aunque trataba de manteneruna línea distintiva entre su deseo de vengar la muerte de su hermana y su disgusto ante lasacciones de Katrina Steiner. En días como éste, esa línea parecía mucho más difusa.

El terreno presentaba numerosos problemas. Primero, sus blindados terrestres no eranefectivos. La milicia tenía algunos tanques aerodeslizados, pero no demasiados. Había esperadocolocarlos en una de las montañas de terreno elevado, pero se había visto obligado a descartar elplan debido a que la ciénaga era demasiado profunda. Katya y él habían elegido el planalternativo de enviar los blindados terrestres a lo largo del borde norte de los pantanos paragolpear en la zona trasera de los Guardias. Su infantería, a las órdenes del Sargento MayorHopkins, había excavado a lo largo de alguna colina boscosa baja para colocar una serie detrampas. No estaba allí para aniquilar grandes cantidades del enemigo, sino sólo parainmovilizarlo y ralentizarlo mientras Archer y las fuerzas de ‘Mechs se movían. Al menos cuandoempezaron, ese había sido su plan.

Esta era sólo una batalla simulada, un juego que los ordenadores de batalla jugabanentre sí, simulando el daño de las armas de energía reducida y de las andanadas de artillería y delas cabezas nucleares de los misiles de fogueo. Para Archer, era más que eso. Simulación o no,revelaría información importante sobre el enemigo.

La acción del primer día fue según lo planeado, casi. La Milicia de Thorin aguantó unabuena pelea, eliminando bastantes ‘Mechs más pesados de la Guardia Arcturiana, pero casi lehabía costado el treinta por ciento de la infantería. Cuando salió el sol, los Guardias se habían

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Blaine L. Pardoe Capítulo 9 Justin_Xiang

retirado de forma misteriosa. Archer sabía que Blucher no era un tonto, y que el extraño silencioy la ausencia de su enemigo significaban que preparaba algo.

Había un puñado de opciones factibles aún. La primera era ceñirse al plan, un curso deacción que, a menudo, había conducido al desastre en la historia militar. Además, su ventajahabía sido su habilidad para adaptarse sobre la marcha. Al primer signo de que algo habíacambiado, Archer se preguntaba a sí mismo lo que el haría si fuese Blucher, y la respuesta notardaba en llegar. Blucher no había visto los blindados terrestres de Archer desde el día antes,pero debía haber supuesto su posición y ahora intentaba aniquilarlos poco a poco.

Archer tenía otros planes:

Espectro Uno a todos los Espectros, sigan moviéndose. Tenemos ocho kilómetros demarcha. Vigilen los flancos y mantengan los sensores de largo alcance activos. Había detenidola carrera de flanqueo de sus blindados terrestres y les había ordenado volver atrás a una elevadacadena rocosa, situada al norte de los Pantanos Dublin. Allí, se quedarían y esconderían,esperando la llegada de las fuerzas de ‘Mechs. Archer sabía que había momentos para dividir tuejército y momentos para concentrar tus fuerzas. La clave era saber cuando. Archer sentía en laboca del estómago que había llegado el momento de concentrarse.

La voz de la Hauptmann Alice Gett llegó al auricular de su neurocasco:

Martillo Uno a Espectro Uno, tengo a los chicos malos en la puerta delantera. Sutono le decía a Archer que se trataba de más que un mero sondeo. Ella parecía asustada; Gett erauna soldado demasiado profesional para cometer ese error. No, sonaba como si ella estuviesehablando con los dientes apretados y las mandíbulas cerradas.

Espectro Uno toma nota. ¿Puede aguantar, Martillo?

¿Tengo elección, señor?

Archer sonrió mientras aumentaba el ritmo de velocidad de su Penetrator tanto comoera posible sin volcarlo sobre la porquería y la vegetación del pantano:

Espectro Uno a Cerebro, muéstreme una imagen táctica de los Guardias.

Contempló su monitor secundario y vio los granitos de luz que indicaban a la pequeñacompañía de blindados de Gett posicionada en lo alto de una colina boscosa. Los Guardiasavanzaban desde tres lados. La unidad de Alice Gett estaba casi totalmente rodeada y erasuperada en número tres a uno. Casi todos los ‘Mechs de los Guardias estaban representados. Suspropias fuerzas de BattleMechs estaban concentradas en una corta línea que se acercaba a lasfilas traseras de los Guardias.

Espectros Cinco a Ocho, desvíense hacia el este. Ustedes son el flanco derecho.Todos los demás sigan avanzando en línea recta hacia el centro. Mostrémosles a estosmuchachotes como luchamos los locales.

Archer trepó por algo de suelo más firme y echó a correr hacia la ladera. A pesar de losárboles y las gruesas enredaderas, pudo percibir las formas de los distantes Guardias Arcturianoscasi a dos tercios de distancia hacia arriba de la colina. Espectro Cinco era Warren Ashe,conocido como “Un Ojo” a causa del ojo artificial que había logrado mientras luchaba contra losClanes. Su fuerza avanzaba en abanico a lo largo del bosque a la derecha de Archer.

Su corazón palpitaba mientras llevaba el Penetrator por un pequeño claro donde podíaobtener un blanco perfecto y una visión más clara de la ladera. Hasta el momento los Guardias nose habían dado cuenta de que estaban a punto de ser golpeados por la espalda. Entre ellos Archerdistinguió un único ‘Mech forcejeando en su subida hacia lo alto de la colina metro a metro. Eraun Salamander de ochenta toneladas con un camuflaje marrón y gránate, y aún le daba la espaldaa él. Sólo había un Salamander en las filas de los Guardias, el del Suboficial Mayor Luther Fisk.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer dio un tirón de su mando de control para colocar el retículo de puntería sobre eldébil blindaje posterior del Salamander. Se produjo un cambio de color al mismo tiempo que eltono de fijación de blanco llegó a su oído, y, de forma inmediata, disparó.

Ambos láseres de alcance ampliado, construidos por los Clanes, golpearon. Los rayoshabían sido disminuidos de energía, pero los programas de simulación en ambos ordenadoresregistraron el devastador daño. El blindaje trasero, fino como el papel, de los torsos central yderecho del Salamander desapareció. La energía simulada de la explosión desgarrando laestructura interna, las tripas, del BattleMech, detuvo el Salamander de Fisk en su caminar.Pareció temblar cuando el ordenador de batalla registró las explosiones internas simuladas.Archer sonrió para sí mismo.

A todo lo largo de la línea de la Milicia, los BattleMechs de su Espectro descargabansus disparos sobre la retaguardia del Decimoquinto de Guardias. Cogidos entre los blindadosterrestres en la cima de la colina y la fuerza sorpresa en la parte baja, la mayoría de los Guardiasse dieron la vuelta e intentaron cargas poco sistemáticas para volver a bajar la colina. UnHollander de los Guardias se detuvo el tiempo suficiente para enviar una salva de su rifle gauss,la bala de fogueo despedazó blindaje ficticio del torso derecho de Archer. El ordenador hizooscilar el ‘Mech hacia atrás para simular el golpe. El sudor descendía por su cuerpo, dentro de sutraje refrigerante, mientras luchaba por compensar la fuerza cinética del impacto. Una andanadade misiles de largo alcance giró y serpenteó cerca de él, disparando a su máximo alcance, perofallando el blanco.

Archer quería ir detrás de Fisk otra vez, pero había trabajo que hacer. Se centró en eltotalmente modificado Dervish pilotado por la Sargento Kristine Rhelms, Espectro Ocho. El‘Mech, que ya había visto demasiadas décadas de acción, disparó una salva de MLAs sobre unPanther de los Guardias. El Panther vibró, tan acribillado por el fuego de misiles de fogueo quecayó hacia atrás en la ladera.

En la distancia, Archer vio la amenazadora forma de un Atlas, el ‘Mech del CoronelBlucher, peleando con dos ‘Mechs más ligeros de la Milicia. El poderoso Atlas de Blucher seabalanzó sobre ellos, disparando, haciendo una finta, luego avanzando pesadamente haciadelante.

Uno de sus ‘Mechs cayó rápido, pero Archer no se unió. El Hollander que había idoantes a por él estaba intentando escaparse. Puso en línea la mayoría de sus láseres de pulsomedios y disparó. El Hollander, una máquina de forma extraña con el cañón del tubo de su armasobresaliendo de su hombro derecho, corría hacia la libertad.

Durante un momento olvidó que la andanada era un ataque de baja energía. Laspulsaciones verdes de la luz láser iluminaron el espacio entre los ‘Mechs cuando el Hollanderrecibió el disparo en sus brazo y torso derechos. La ola de calor generada fue un poco menor quesi hubiese disparado las armas reales. Su monitor de daño mostró que el Hollander había perdidoun brazo y su única arma.

Archer empezó a caminar en dirección al Atlas, indicando a sus mutilados blindadosterrestres de lo alto de la colina:

Espectro Uno a los Martillos, hemos captado su atención. Golpéeles por detrás ahora.No hubo confirmación verbal, sólo la visual cuando los tanques empezaron a descender colinaabajo, una vez más golpeando a los Guardias por la espalda, de nuevo.

Un Savannah Master de la Milicia derribó al pasar a un Vulcan de los Guardias verde ygris que intentaba saltar fuera del área. Los Savannah Masters eran rápidos aerodeslizadorespoco blindados que tenían solo cartulina como blindaje y un poder de fuego mínimo. En batalla,apenas si causaban bastante daño como para requerir atención. Cuando Archer observó al Atlasen la distancia, también notó que el Vulcan estaba disparando sobre el pequeño aerodeslizador,pero sin acertarle.

Se centró en el Atlas y estaba a punto de ir contra Blucher cuando su propio Mech sebalanceó a causa de un impacto enorme contra un lateral. Una mirada a su monitor de daños

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Blaine L. Pardoe Capítulo 9 Justin_Xiang

mostraba que había recibido cerca de treinta y cinco impactos de misiles de largo alcance a lolargo de su brazo, torso y pierna derechas. El blindaje había resistido, pero en la pierna habíaquedado muy poco. Otro disparo allí y estaría tan paralizado e inútil como el Hollander que elhabía despedazado. Con una maldición entre dientes, Archer giró el torso para encarar al nuevoenemigo.

En la distancia, vio la forma marrón y gránate del Salamander de Luther Fisk erguido en

el sitio, estabilizándose para dar a sus misiles una plataforma de disparo más estable. Archerllevó su retículo sobre el objetivo cuando otra ola de veinte misiles de largo alcance se clavaronen él, simulando los impactos en la pierna izquierda y el torso central. No era demasiado malo,pero bastante para estropear su dispositivo de puntería.

Entonces sucedió. Un tanque de la Milicia, un particular Burke verde oliva, apareciócomo un animal a la carga a través de la maleza de detrás del Salamander y a la derecha deArcher. Era Martillo Uno, Alice Gett. Su torreta se movía para ponerse en línea mientras Archertambién ponía sus armas en posición. El momento pareció expandirse a cámara lenta cuando elSalamander de Fisk puso sus propios misiles en un modo de preparado y cargado.

Hubo un destello cuando los dos cañones proyectores de partículas, de baja energía,restantes del Burke desataron su furia simulada. El blindaje trasero de Fisk casi no existía, y Gettsería acreditada con el exterminio. Simulando una rotura, el motor de fusión del Salamander sedesconectó, y el Mech cayó de lado, girando y rodando en la maleza.

Archer corrió hacia delante a donde Fisk había caído, analizando el campo de batallamientras lo hacía. Blucher había despachado dos de los tres Mechs que le combatían, pero suAtlas estaba tan dañado que le quedaba poco para luchar. Dos de los Guardias dañados se habíanescapado de la línea de batalla, sólo para tropezar con lo que quedaba de la infantería deHopkins. Aunque bastante dañados ellos mismos, los combatientes terrestres mantenían laposición mientras “Un Ojo” y los dos Mechs restantes de su lanza les proporcionaban ayuda.

Para todos los propósitos e intenciones, la batalla había acabado. La Milicia de Thorinhabía dado una paliza al Decimoquinto de Guardias Arcturianos. Esta vez no había error,ninguna área gris sobre quien era el ganador. Estaba claro que la Milicia había mantenido elcampo de batalla, con independencia del repentino cambio en los planes.

Sólo quedaba una cosa.

El corazón de Archer aún resonaba en sus oídos mientras se movía hacia la caída formadel Salamander. En algún lugar de la cabeza de la cabina blindada estaba Luther Fisk, sujetado asalvo en la silla de mando, sin duda mirando hacia arriba al Penetrator que se alzaba sobre suindefensa forma. Archer se detuvo y miró hacia abajo a su enemigo, el hombre que habíaseparado a su hermana de él: que le había quitado la vida. Sus ojos se estrecharon, y oyó unrugido en sus oídos cuando la presión sanguínea pareció alcanzar el punto máximo.

Sin decir una palabra, levantó uno de los pies del Penetrator y lo mantuvo en el aire.Mantener el equilibrio del Mech era complicado, pero el tenía años de práctica. El pie gigante seelevaba sobre la cabina del Salamander. El sabía que, justo allí abajo, estaba Luther Fiskmirando hacia arriba con un terror absoluto.

Costaría tan poco . . . Un suave empujón en los pedales del pie y podía estrellar la mitadde las setenta y cinco toneladas del Penetrator contra el blindaje del caído Salamander. Elexterminador de su hermana, su asesino, se convertiría en una mancha aceitosa y pardorojiza enel lodo bajo sus pies. Dado el ángulo de su caída, Fisk no podía eyectar, y apearse le haríaincluso un blanco más tentador.

Con el pie de su Mech aún mantenido en el aire, Archer oyó una voz que le llegaba através de la línea de comunicaciones:

Teniente Coronel Christifori, he indicado nuestra derrota. La victoria es suya y de suMilicia. Era el casi aristocrático tono de voz del Coronel Blucher. Archer no parecía verle,

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LA FORJA DE UN HÉROE

pero sabía que el coronel estaba cerca. Era observado, no sólo por Blucher, sino por todo elvecindario.

No dijo nada. Simplemente se mantuvo con el pie preparado para estrujar a Fisk.

Archer dijo Blucher en un tono más suave. Matarle no le devolverá a suhermana.

Archer miró fijamente hacia abajo, a la cabina debajo suya. No podía ver gran parte dela misma, ya que la posición del pie lo impedía. Se preguntaba cómo se sentiría Fisk, teniendo lasombra de la muerte colgando sobre él.

No le haga un mártir, Teniente Coronel dijo Katya Chaffee. Andrea no loquerría. No de este modo. Habrá otras ocasiones, un modo mejor.

Archer miró hacia abajo durante otro largo instante. Lentamente, de forma metódica,volvió a poner la elevada pierna del Penetrator abajo en el suelo. La cabina del Salamander seabrió, y Fisk salió fuera. Su cuerpo estaba empapado en sudor, y casi temblaba de miedo. Fuecorriendo hacia el Atlas, que permanecía de pie a unas pocas docenas de metros de distancia.Archer levantó los brazos y abrió su propia trampilla. El aire más frío del exterior de la cabinahizo que su piel se estremeciese mientras comprobaba que la pistola y su funda estaban biencolocadas alrededor de su cintura.

Blucher estaba descendiendo por la escalerilla de su Atlas al mismo tiempo que Archerdescendía al suelo. Luther Fisk le esperaba y empezó a balbucear a lo lejos mientras Archer dabalentas y largas zancadas para unirse con ellos.

Arréstele dijo Fisk, señalando con un dedo hacia Archer. Iba a matarme.

Archer tenía una cara sepulcral, prestando a Fisk tanta energía emocional como si setratase de una mosca. El propio Blucher se erguía como un árbol, mirando a Fisk:

Cállese, Fisk dijo el.

Intentó matarme tartamudeó Fisk.

Si quería matarle, podía haberlo hecho dijo Blucher.

Usted tiene un deber que cumplir. Quiero presentar cargos contra el.

Haga eso, Coronel dijo una voz profunda desde un lado de Archer y creo quehablo por todo el mundo de Thorin cuando digo que Luther Fisk nunca vivirá para ver el juicio.La voz pertenecía a Darius Hopkins. Estaba cubierto de lodo, y sus ropas estaban rotas a causade las espinosas enredaderas.

¿Eso es una amenaza? preguntó Blucher.

No dijo Katya desde el otro lado de Archer. Es una realidad.

Archer se dio la vuelta y vio que muchos de los hombres de su Milicia se agrupaban a sualrededor. Alrededor de ellos, los Guardias rezagados también empezaban a agruparse.

Ahora no es el momento, se dijo a sí mismo Archer. Mataría a Fisk, pero no hoy. Hacereso sólo arruinaría planes importantes. Se alejaría del precipicio . . . por esta vez.

Coronel, tiene usted mis disculpas dijo con calma.

Entonces eso será suficiente, Teniente Coronel.

Fisk estaba aturdido:

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Blaine L. Pardoe Capítulo 9 Justin_Xiang

Usted no puede dejarle ir. Iba a estrujarme.

Blucher miró de Fisk a Archer. Era un jefe veterano que comprendía que si esto seconvertía en una reyerta, podía acabar desbordándose en las calles de Thorin una vez que elrumor saliese de aquí. Eso ya ocurría en otros mundos de la ManFed:

Usted se confundía, Fisk. El Teniente Coronel simplemente mantenía el pielevantado para guardar el equilibrio. Levantó el brazo y le dio un fuerte y, probablemente,doloroso apretón en el hombro a Fisk. Y este asunto acaba ahora.

Archer se giró y regresó caminando hacia su Mech. De uno en uno, los demás miembrosde la Milicia de Thorin siguieron el ejemplo. Se había alejado sólo unos pasos cuando oyó aBlucher llamarle desde atrás.

Archer se volvió con rapidez. Fisk no estaba, probablemente se había deslizado a unaesquina para vomitar. El Coronel Blucher se erguía en traje refrigerante y calzones, con las botascubiertas con el lodo del pantano:

Usted y su unidad han realizado un trabajo excepcional hoy. Buen trabajo. Comoun gesto de honor y respeto, saludó.

Archer se puso firmes y devolvió el saludo:

Gracias, señor. Luego se volvió y continuó la marcha hacia su ‘Mech. Cuandollegó al gigante pie de metal de su Penetrator, el mismo pie que casi había tomado la vida delasesino de su hermana, se inclinó agotado contra él.

Eso estuvo cerca dijo Katya Chaffee en voz baja, llegando detrás de él.

Demasiado cerca. Frotó su frente para calmar el dolor de cabeza que sentía a puntode estallar. ¿Sabes la parte más triste de todo esto, Katya?

No, ¿qué?

Me gusta Blucher. Haré lo que tenga que hacer, pero ello puede significar matar aalguien que respeto. Sin otra palabra, agarró la cercana escalerilla y comenzó el largo ascensode vuelta a su cabina.

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LA FORJA DE UN HÉROE

10En apariciones públicas recientes, el joven Arthur Steiner-Davion continua advirtiendo a

nuestro pueblo que la Mancomunidad Federada debe permanecer vigilante en relación con nuestroviejo enemigo, el Condominio Draconis. Muchos tratan de decirnos que Theodore Kurita no es unaamenaza para los mundos de la Marca Draconis mientras sirva como Primer Señor de la LigaEstelar. Pero, ¿no fue el Primer Señor Kurita quién descaradamente robó los planetas del Pulgarde Lyons no hace tantos meses? Y ¿podría un bocado tan pequeño siquiera satisfacer el apetito delDragón?

Emisión de radio pirata realizada por la secta política anti-Condominio El Pueblo Liberado,Robinson, Marca Draconis, 4 de diciembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana5 de diciembre de 3062

El Coronel Blucher estaba de pie ante la consola de comunicaciones, en el bunker de mando delDecimoquinto de Guardias Arcturianos, mirando con atención la extensa editorial y deslizándola sobre elespacio virtual del monitor holográfico. El había establecido varias búsquedas de datos para descubrircualquier indicio de los medios de comunicación que pudiese conducirle a aquellos que se oponían a laArcontesa. Había sido su idea y deber de Fisk ponerla en práctica. Si palabras rimbombantes como estastenían apoyo popular, entonces las cosas estaban peor de lo que había pensado.

Esta editorial era más perturbadora que cualquiera de las otras de retórica semiinflamatoria quehabían reaparecido. Era la voz de una mujer muerta, Andrea Chirstifori. Según la nota que la acompañaba,se trataba de su último comentario escrito sobre la difícil situación de Thorin. El escrito era largo, y, desdeel cuarto párrafo en adelante, se observaba un notorio cambio de estilo. Blucher era consciente de lo quedebía haber ocurrido. Andrea Chirstifori había muerto antes de terminar el escrito, y alguna otra personallo había completado.

Nadie distinto del Teniente Coronel Archer Christifori.

Las editorial se titulaba “Un tiempo para las convicciones”, y el nombre de Christifori estabaescrito de modo llamativo bajo el de su hermana. Eso molestaba a Blucher casi más que los sentimientossediciosos expresados en el artículo. Ningún miembro del ejército de la Alianza Lirana pondría su nombreen tal documento y se quedaría sin castigo. No obstante, Blucher no estaba seguro de tener la autoridadnecesaria para castigar a Archer, hasta que hubiese movilizado totalmente a la milicia.

Veo que también lo ha leído, Coronel llegó una voz desde detrás suya. Blucher se giró paraver a Luther Fisk que permanecía allí y que no había perdido tiempo en recuperar la insignia de su gradode Teniente. La última orden había tardado unos días en llegar, pero había llegado. Aparentemente, lafamilia de Fisk aún tenía influencia que gastar. La Mariscal de Campo Nondi Steiner había firmadopersonalmente la contraorden que restablecía al joven loco en su rango completo. La usurpación de laautoridad de Blucher era ahora completa, pero nunca dejaría que Fisk viese que lo sabía.

Sí, lo he leído dijo Blucher, apagando el holoproyector. Esto debe molestarle, Teniente,una voz de muerto que sale de la tumba.

Fisk se mostró tan engreído como siempre:

Si usted hubiese intentado suprimir a Christifori cuando lo sugerí, esto nunca habría visto laluz del día.

Blucher no estaba de humor para su insolencia:

Ya basta, Fisk. Recuerde, que usted es simplemente mi ayudante de campo y un oficial bajomi mando. Según mi conocimiento, la libertad de expresión no ha sido revocada.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 10 Justin_Xiang

Sí, señor dijo Fisk, con sorprendente descaro. Miró su cronómetro. Luego Realmentedeberíamos partir, señor.

Fisk, de acuerdo con las órdenes de Blucher, había aumentado las patrullas de seguridad y hoyhabían organizado una inspección. De nuevo, comprobó la hora:

Su coche le espera, Coronel.

Blucher salió caminando por la puerta, con Fisk detrás y cerca mientras dejaban el bunker demando. Fuera, el cielo de Thorin, normalmente azul brillante, estaba veteado de nubes moradas oscurasrodeadas de vestigios de blanco. Una fría brisa soplaba a lo largo del patio mientras los dos hombres seencaminaban hacia un pulcro aerodeslizador negro en el que ondeaba al viento la bandera delDecimoquinto de Guardias Arcturianos. Era el vehículo personal de Blucher, y lo usaba cuando queríamoverse por la ciudad. Con el perímetro de defensa extendiéndose hacia fuera desde el fuerte a las callesde la ciudad, una vuelta en coche era apropiada.

El coronel estaba a unos diez metros del coche aerodeslizador cuando explotó con un chorro deluz y con un estruendo que fue del estrépito a la nada. Sintió que un tronido de fuerza le golpeaba y lolanzaba a través del aire. Sus pulmones soltaron aire, sus tímpanos reventaron y sus ojos quedaroncegados por la brillante luz y la espiral de colores. No podía ver, pero cayó sobre el suelo con fuerza: conla bastante fuerza como para tener que boquear buscando el aire. Aturdido, sin comprender lo queacababa de ocurrir, giró sobre sí mismo en el suelo y levantó el cuello para ver su coche.

El cual había dejado de existir. En su lugar, solo había humo, un humo negro que se enroscaba enel aire. El fuego salpicaba el área de aparcamiento de ferro cemento, y varios aerodeslizadores más queardían enviaban también un humo negro y gris hacia arriba. Donde había estado aparcado su vehículo seencontraba un pequeño cráter producido por la violenta energía.

Titubeando a través del humo estaba la forma de Luther Fisk. El brazo derecho de su uniformeestaba desgarrado por varios sitios. Temblaba, pero parecía ileso.

¡Coronel! gritó, mirando a Blucher. ¡Su pierna!

Blucher no sabía de que hablaba. No sentía nada mal en su pierna. Mirando hacia abajo, después,vio un pequeño trozo de la estructura del aerodeslizador sobresaliendo por la arte trasera de su muslo,donde se había clavado como una flecha. Una marea de sangre roja empapaba la pernera de suspantalones. Sólo cuando vio la herida sintió el dolor que recorría todo su cuerpo. Fisk se agachó derodillas cerca de él, mirando la herida.

El entrenamiento le hizo reaccionar:

Quítese la camisa ordenó Blucher. Átela alrededor de mi muslo. Úsela como untorniquete.

Fisk parecía aturdido, pero obedeció. Se quitó su rota y parcialmente quemada camisa y la atócon fuerza por encima de la herida. Un equipo de bomberos empezaba ya a lanzar espuma y agua sobrelos fuegos cercanos. Uno de los médicos de los Guardias se acercó y se arrodilló cerca de Fisk,retirándolo de modo gentil. Blucher apartó la vista, hacia la zona de explosión, mientras el médico lecuraba. Era mejor que mirar. Notó el insensible tirón ocasional y el dolor penetrante como un puñal de suherida.

Fisk se colocó en el campo de visión del coronel:

No me lo creo dijo. Una bomba.

La mente de Blucher aún estaba procesando tanto el dolor como el repentino giro de losacontecimientos:

Tiene razón. De la señal de alerta para que se asegure el perímetro.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Ya está hecho, señor replicó Fisk, aspirando profundamente. Como confirmación, empezó asonar de fondo la bocina de alerta.

Esto es una locura jadeó Blucher, haciendo una mueca de dolor mientras el médicocontinuaba atendiendo su herida.

Los rebeldes. Trataban de asesinarle, señor.

Blucher solo pudo mover la cabeza confundido, a pesar de la evidencia que aún ardía en lacercanía:

¿Por qué yo?

Mata la cabeza y el cuerpo muere replicó Fisk. Para estos partidarios davionistas, usted esla Alianza Lirana en este mundo.

El médico se inclinó hasta situarse en el campo de visión de Blucher:

Señor, le he estabilizado, pero vamos a tener que operar. Le voy a dar un calmante. Antes deque Blucher pudiese decir nada, el joven médico le había pinchado con una aguja. Mientras el médicodeslizaba la aguja hipodérmica de emergencia en su manga, Blucher notó los únicos instantes de descansoque, probablemente, iba a tener en las semanas siguientes.

Katya estaba erguida detrás de Archer en el despacho de éste, mientras los dos estudiaban laimagen del holoproyector empotrado. Este mostraba el pequeño cráter donde había ocurrido la explosióny la forma herida del Coronel Blucher siendo transportada lejos de la escena de la explosión. El periodistaque narraba las imágenes hablaba de “terroristas davionistas” y “radicales locales”. Archer bajó su dedo ypulsó el botón de control y la escena se desvaneció.

Esto no es bueno dijo en tono solemne. Era quedarse corto y lo sabía.

Una cosa es segura, los castigos severos van a empezar. Eso es por lo que vine aquí tan prontocomo me enteré de las noticias dijo Katya.

Archer frunció el ceño:

Los medios de comunicación ya están entrando en barrena en el tema. “Terroristasdavioneses”, ¿Cómo pueden saberlo? La explosión se produjo hace solo una hora. Ya están intentandoponer a la población de su parte. Archer no estaba seguro de qué le molestaba más. Que alguien tratasede asesinar al coronel o que la prensa se estuviese aprovechando. En el fondo, sabía que no importaba.

He comprobado con todos mis contactos antigobierno dijo Katya. Todos niegan serresponsables de la bomba. No digo que ninguno de ellos sea capaz de hacer esto, sólo que ninguno deellos se atribuye el mérito del hecho.

Archer se masajeó la barbilla mientras pensaba:

Probablemente no importe quien es el responsable, Katya. Esto les ha dado a los partidarios deSteiner lo que no tenían hasta ahora, una excusa irrefutable para usar medidas represivas. Puede que nosobligue a acelerar el ritmo de nuestros planes. La bomba le había dado al gobierno una justificaciónpara actuar como más dureza en Thorin, del mismo modo que hacía en otros planetas problemáticos.

Hopkins, Katya y él ya tenían un plan sobre cómo responder a algo como esto. Ahora que teníanun pretexto, los liranos, muy probablemente, empezarían a acorralar a los sospechosos de terrorismo.Manual Antiterrorista de la ManFed, Capítulo Tres, recordó Archer. Habría toques de queda, restriccionesen los medios de comunicación y en el derecho de protesta. Incluso lo viajes se detendrían. Probablementehabría redadas, quizás incluso algunas acusaciones anunciadas y una ejecución o dos. La maquinaria depropaganda presentaría estas acciones como necesarias para proteger a los ciudadanos de Thorin. La

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Blaine L. Pardoe Capítulo 10 Justin_Xiang

resistencia se incrementaría, así como las represalias, tanto contra los inocentes como contra los culpables,La fuerza bruta dominaría, y Thorin se vería aplastado bajo el talón de hierro de la Arcontesa.

Archer vio el inevitable despliegue delante suya, y se consideraba demasiado débil, demasiadomortal para pararlo. Tocó la cadena alrededor de su cuello y la Estrella Cameron que colgaba de ella. Sindecir palabra, sacó la medalla y se sentó, mirándola en su mano.

La había llevado solo unas pocas veces antes de dársela a Andrea, y ella había muerto llevándolapuesta. Pensando en ella y recordando lo audaz que ella había sido al defender sus convicciones, sepreguntaba si tenía la fuerza para seguir hacia delante, para tratar de cambiar el curso de losacontecimientos. Tal vez, tal vez no, se dijo. No había ganado la medalla a causa de alguna idea heroicaen torno a cambiar la historia. Era un soldado y había hecho lo que tenía que hacer, nada más, nadamenos. En Huntress, la razón no le habría aconsejado enfrentarse a tantos Jaguares de Humo a la vez,pero había actuado de acuerdo con los instintos de un soldado. Si hubiese dudado, tratado de analizar sipodía tener o no éxito, las vidas de los hombres y mujeres que había defendido se habrían perdido, enlugar de salvado.

Esta era la respuesta que necesitaba: Hacer lo que tenía que hacerse.

Archer, ¿qué quieres que haga?

Alerta a tus contactos en la ciudad. Las cosas van a ponerse peor. Diles que no reaccionen, almenos aún. Es importante que tengamos el apoyo de la gente, pero los actos de violencia sólo los pondránen contra nuestra. Diles que necesitamos reunirnos, coordinar nuestros esfuerzos. Juntos, no podemos . . .no, no fallaremos.

Felix Blucher miraba atentamente la lista que el Teniente Fisk le había presentado. El color verdegrisáceo apagado de las paredes del hospital y el olor a antiséptico eran casi tan irritantes como el dolorde su pierna. Habían pasado varias horas desde la explosión y parecía como si Fisk hubiese estadoacertado durante todo el tiempo. Los restos de los explosivos recuperados en el lugar parecían ser defabricación davionesa. Aunque ningún grupo había asumido la responsabilidad del atentado, era precisauna reacción rápida.

Repasó, con rapidez, la lista de posibles sospechosos redactada semanas antes, tras el atentadocontra “El Bufón”. Alguna de estas personas podía haber sido el responsable del ataque que casi le mata aél. Unos pocos segundos más y habría estado lo bastante cerca como para ser liquidado por la explosión.Todo lo que quería era ser justo con esta gente, y le habían pagado con un intento contra su vida.

¿Esta es la lista completa? dijo, agitando la hoja de papel en su mano.

Es la lista principal de radicales sospechosos, señor dijo Fisk. Hay una lista secundaria.¿Debo ordenar que los apresen?

Blucher miró con aspereza al oficial novato. Hablaba con tanta despreocupación con relación alrevocamiento de los derechos de la gente que era difícil no sospechar de sus motivos. El coronel lo habíavisto esto antes en su larga carrera: hombres jóvenes degustando por primera vez el poder, dejando queeste se subiese a su cabeza. El poder era una droga embriagadora, y algunos hombres harían cualquiercosa por conseguir más.

Quiero que me escuche con atención, Teniente. Usted traerá a estas personas sólo para uninterrogatorio rutinario. Sin daño físico, sin trato cruel. Aun no tenemos evidencias que los conecte con loque ha ocurrido. Lo único que quiero es interrogarlos. Sólo podrá retenerlos si tiene evidencias contraellos.

Fisk estaba ligeramente sorprendido:

Pero Coronel, pensaba, que después de ser atacado, usted, bien

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LA FORJA DE UN HÉROE

Se lo dije antes, Fisk, soy un estudioso de la historia. Si castiga demasiado fuerte a esta gente,sólo encenderá la mecha. Usted ya les ha dado un mártir al asesinar a Andrea Christifori. No haga que lascosas empeoren.

Blucher había pretendido que el comentario sobre Christifori fuese una torta verbal, y Fiskparecía habérselo tomado de ese modo:

Comprendo, señor dijo, agachando la cabeza.

Blucher se inclinó hacia atrás contra la blanca almohada crujiente y cerró los ojos. Su jovenayudante nunca podía haber imaginado cuan tentado había estado el coronel de devolver el golpe a estosterroristas, pero ese no era el modo. Otros oficiales en otros mundos podían estar equivocados en su modode manejar las situaciones. Blucher creía que sólo permaneciendo tranquilo y bajo control podríamantener a seguro Thorin bajo la tutela de Casa Steiner en las décadas venideras.

En la escena de la explosión, un escuadrón de seguridad patrullaba el perímetro del lugar de laexplosión. Fisk llegó en un aerodeslizador, luego salió y se aproximó al cordón de seguridad con unaelasticidad en su paso que no había sentido en semanas. En este momento, tenía lo que necesitaba paraactuar: permiso de su oficial al mando. Le había dado limites, pero el viejo no podía estar en todas partesal mismo tiempo. Posiblemente no podría saber lo que ocurriría en todos los interrogatorios.

El guardia más cercano le dio un saludo rápido, que Fisk devolvió. El tipo, el Sargento de EstadoMayor Brandon Carmichael, le entregó un pequeño dispositivo que Fisk deslizó rápidamente en subolsillo. El plan había sido simple, pero efectivo. Lo preparó en las escasas horas de la noche con otrosque pensaban como él: los verdaderamente leales a la Arcontesa y la Alianza. El dispositivo en su bolsilloera el detonador remoto que Carmichael había usado para provocar la explosión. Fisk no pudo evitarsonreír, en parte a causa de que las cosas iban bien y en parte por la satisfacción de haber manipulado aFelix Blucher con tanta facilidad.

Deduzco que todo va según lo planeado, ¿verdad, Teniente? dijo Carmichael.

Se me ha ordenado emprender alguna acción contra los rebeldes locales dijo Fisk con júbilo,evitando una respuesta directa.

Por fin. Carmichael dió un fingido suspiro de alivio. Supongo que usted tenía razón.Hacía falta un pequeño empujón.

Sí murmuró Fisk. Un empujoncito. . . pero por ahora, tenemos trabajo que hacer, usted yyo. Tenemos algunos sospechosos que aprehender.

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No estamos realizando arrestos masivos como algunos de los medios decomunicación han sugerido. Esto no es más que una investigación rutinaria.

¿Es cierto que sus investigaciones le han conducido hacia miembros de la Milicia deThorin?

Sin comentarios.Holoclip de una entrevista con el enlace con los medios de comunicación Teniente LutherFisk, La Semana de Thorin a revisión, Compañía Emisora de Donegal, 6 de diciembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de Skye

Alianza Lirana6 de diciembre de 3062

La oficina del Teniente Coronel Archer Christifori en los CG de la Milicia de Thorin difería enmuchos aspectos de su más elegante oficina en Christifori Express. La única similitud era elmodo en que el papeleo estaba amontonado sobre su mesa de despacho. Por otra parte, no existíaninguna duda de que se trataba de una sala de naturaleza militar. Las paredes estaban pintadas enun brillante gris que estaba desgastado y desconchado en varios sitios. Las ventanas eran de uncristal deslustrado que cubría un cristal blindado grueso y ligeramente descolorido. El suelopintado (de cemento gris sin vida) parecía incluso más estropeado que las paredes. La mesa dedespachado, acorazada, era metálica, pesada y tan anticuada que su estilo estaba comenzando aconvertirla en un articulo de coleccionismo. Y había cierto olor, una mezcla que equivalía a tressiglos de cigarros, sudor, polvo y moho que era extrañamente familiar.

Archer estaba sentado realizando anotaciones en su agenda electrónica con el mismosentido de urgencia que les había mantenido a Katya, Hopkins y él tan ocupados últimamente.Toda la logística de las operaciones previstas se tambaleaba. No sólo necesitaba él un plan parasacar a su personal y materiales fuera de la Ciudad de Ecol, hacia una de las tres bases queestaban organizando en el campo, sino que también necesitaba uno para evacuar y ocultar a lasfamilias. Demasiadas veces en la historia de la Esfera Interior inocentes miembros de las familiashabían sido hechos prisioneros para obligar a los líderes militares a rendirse. Aunque Archer nocreía que Blucher fuese de este tipo de hombres, alguien como Fisk era, evidentemente, capaz detales actos, y peores.

Al menos una fase de la planificación ya había sido puesta en marcha. El CapitánFullerton había llegado en la Nave de Descenso de Express el día antes y descargado loscontenedores con el cargamento destinado a los Guardias Arcturianos: toneladas de minas ymunición para misiles de largo y corto alcance. Lo que nadie sabía es que la otra Nave deDescenso de Archer, llevando a un experto en municiones, había estado atracada con eltransporte durante días, realizando algunos traslados y modificaciones en el cargamento. LosGuardias liranos habían estado tan centrados en la llegada de la Nave de Descenso que no habíanprestado atención al hecho de que la nave se hubiese alejado y, volando por debajo del radar,hubiese desaparecido, sin ningún plan de vuelo registrado.

Se produjo un golpe seco en la puerta, una llamada de urgencia. Encriptó el archivo queestaba leyendo y se acercó a la puerta. Era Katya Chaffee, con una extraña mirada en la cara.Más allá de ella vio por qué. Ella estaba rodeada por una escuadra de Guardias Arcturianos y dosoficiales. A uno de ellos lo reconoció de forma inmediata: era Luther Fisk, que vestía de nuevo lainsignia de Teniente y una expresión engreída.

Cerca de él, con su gran abrigo negro formal, estaba el Coronel Blucher. Se erguíainclinándose ligeramente ya que apoyaba su peso sobre un bastón. No mostró ninguna emocióncuando Archer le dio un rápido saludo, que devolvió. Luego, cojeó a través de la puerta de la

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Blaine L. Pardoe Capítulo 11 Justin_Xiang

oficina, rozando al pasar a Katya como si ella no estuviese allí. La escuadra de seguridad semantuvo en posición de alerta, con los rifles preparados, como si esperasen una simple palabra,para apuntarles y disparar. Blucher señaló con su mano libre hacia la oficina de Archer, y dos delos soldados le siguieron.

Es bueno verle en activo, señor dijo Archer.

Sí dijo Blucher de forma seca, tomando asiento. Siéntese, Archer.

Archer no discutió:

¿Problemas?

Blucher asintió:

Debo decir que me sorprendió ver su nombre añadido al editorial de su hermana. Ellenguaje no apoyaba a la Arcontesa y sus políticas.

Dado que Andrea murió a manos del ejército de la Alianza en este mundo, penséconveniente que se conociesen sus pensamientos finales.

Desde luego dijo Blucher, como si ambos estuviesen combatiendo con espadas enlugar de con palabras. Pero hace mucho más difícil lo que tengo que decirle, aunque confío enque lo recibirá con una mente abierta. Existe fuerte evidencia de que los partidarios de Davionestuvieron implicados en el último ataque. Como usted sabe, he intentado usar mi unidad comouna fuerza positiva para la gente de Thorin. Si reaccionase con exceso ante este último atentadoterrorista, podría ocurrir que las cosas se saliesen de madre.

Eso es verdad dijo Archer. Apoyó los codos sobre la mesa de despacho y se tocólas sienes con los dedos.

Estoy seguro de que usted también coincidiría conmigo en que tal ataque sobre unainstalación militar es intolerable. Usted sabe lo que algo como esto puede hacer en la moral delos hombres bajo su mando.

Archer asintió; no había nada que rebatir.

Por ello pongo en marcha dos cursos de acción. Primero, movilizo, formalmente, a laMilicia de Thorin, colocándole a usted y a su unidad directamente bajo mi mando. En los díasinmediatos, integraremos completamente las dos unidades dentro de la infraestructura de losGuardias.

Comprendido, Coronel dijo Archer.

Bien. También he ordenado que los sospechosos de este ataque sean traídos para uninterrogatorio formal.

Señor, esto volverá a la población en su contra. ¿Está seguro de querer dar este paso?

Los ojos de Blucher se estrecharon poco a poco:

Las órdenes llegaron desde el Alto Mando. Puede que esto no me guste, pero notengo elección. Sea como sea, aún no estoy poniendo en marcha un castigo tan severo como elque indican mis órdenes. Ajustó un poco su pierna herida. No es mi intención empeorar lascosas aquí en Thorin, sólo mantener el orden.

Comprendo, señor dijo Archer, y esta era la parte dura, que el comprendía. Peroser un buen soldado no era bastante por más tiempo, desde que Andrea murió. Había llegado eltiempo de ser un buen líder. Todo estaba cambiando.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Su nombre está en la lista, Archer, pero pienso que sería poco apropiado, en estemomento, cuestionar a un hombre de su talla en la comunidad. Se ha debido a ese editorial el quesu nombre haya pasado al primer lugar de la lista, y de acuerdo con su propia manifestación, sonlas palabras de su hermana, no las de usted.

Archer asintió, sabiendo que Blucher estaba comprobando el sentido de su lealtad.

En la lista también está su oficial de inteligencia, la Hauptmann Chaffee. Ha sido vistaen compañía de varios leales a Davion en Thorin. Podríamos conocer algo preguntándole a ella.

Conozco a Katya Chaffee desde hace varios años, Coronel. Tiene mi palabra de queno es una terrorista. No aún, en todo caso.

Blucher se puso de pie, apoyándose pesadamente en el bastón:

Sea como sea, la escoltaremos al fuerte. Es sólo una formalidad. Mientras tanto,pondré en marcha los planes para integrar la Milicia en los Guardias Arcturianos: sólo mientrasduren estas desavenencias.

Blucher caminó trabajosamente hacia la puerta y la abrió. Fuera, el destacamento deseguridad estaba poniéndole las esposas a Katya. Los ojos de Katya y Archer se encontrarondurante un segundo, y percibió que estaba asustada. Katya había sido en una ocasión unaMechWarrior, pero había sido herida tan gravemente en la batalla, que había dejado de estarcualificada para luchar. Había sido herida protegiendo a esta gente, Archer pensó cabreado, lamisma gente que ahora la esposaba.

Darius Hopkins había llegado para ver lo que pasaba, pero Archer agitó su cabeza muylevemente cuando parecía como si fuese a decir o hacer algo. Otros miembros de la Milicia deThorin también empezaban a reunirse alrededor. Allí estaba la tentación. Con Blucher superadoen número y rodeado, Archer podía, simplemente, dar una orden y cambiar la situación de formainstantánea.

No lo hizo porque aún no era el momento correcto. Para que funcionasen sus planes,necesitaban tener al pueblo a su favor. Los castigos de Blucher, finalmente, haría que la rebelióntuviese más apoyo popular, pero dudaba que eso sólo fuese suficiente.

Blucher dio a Archer un saludo rápido y junto a Fisk y los soldados condujo a Katya a

través del hangar de ‘Mechs al exterior. Archer indicó a Hopkins que se uniera a él mientrasvolvía su oficina.

Hopkins le alcanzó en dos rápidas zancadas:

Señor, simplemente dé la orden y golpearemos a estos bastardos con todo lo quetenemos.

Archer puso una mano sobre el hombro de su viejo amigo:

Ella no es la única persona que están arrestando. Todo esto está sacado del manual dela Alianza Lirana sobre control civil. Blucher ha ordenado un barrido para detener a cualquieraque se encuentre, incluso vagamente, asociado con alguien que sepa algo sobre la explosión. Medijo que incluso mi nombre está en la lista.

Usted no cree que el sospeche, ¿verdad, señor?

Archer agitó la cabeza:.

No. Está de pesca, esperando provocar una reacción exagerada y hacer que suenemigo caiga en la trampa. Conozco el juego. Diablos, me entrenaron del mismo modo.

¿Qué pasa con la Hauptmann?

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Blaine L. Pardoe Capítulo 11 Justin_Xiang

Estará bien. Katya nunca hablará, y pienso que él es demasiado honorable para usardrogas con ella. Por el momento, tenemos otros problemas. Blucher moviliza a la unidad, lo quesignifica que tenemos que llamar a todo el mundo al servicio activo. Pretende integrar lasunidades.

Hopkins arrugó las pobladas cejas ante tales palabras:

Si combinan las estructuras de mando, nunca seremos capaces de ejecutar nuestrosplanes.

Lo sé dijo Archer. Pero todavía no es el momento adecuado, Darius. Eso nosignifica que me voy a quedar sentado sin hacer nada. Empezaremos a llevar a las familias denuestra gente a lugares seguros, del modo en que planeamos. Diles que pronto haremos nuestromovimiento y que tienen que estar listos a corto plazo.

>>También empezaremos a mover parte del equipo electrónico al Campo Base Uno.Usa tu camión particular para eso. Estarán esperando que movamos el equipo con los PrimeMovers de la milicia, así que tenemos que engañarles. También quiero que traigas los archivos dela operación de Katya y los informes de inteligencia sobre los MechWarriors con los que hemosluchado de los Guardias. Haz que la información circule. Depura la agenda electrónica de ella ydestruye las fichas de almacenamiento: solo por si acaso Fisk y sus amigos deciden hacer algomás que unas simples preguntas.

>>Y los tres partidarios liranos en nuestras filas pronto recibirán órdenes de llevar acabo una investigación de inteligencia en el continente sur. Estos eran los miembros de laMilicia de Thorin que Katya y Hopkins habían señalado como riesgos potenciales a causa de sufuerte apoyo a la Arcontesa, a pesar de su reciente despotismo. Una asignación temporal a mediomundo de distancia impediría que interfiriesen en los planes de Archer.

Eso debe mantenerlos fuera de nuestra pista dijo Hopkins. Señor, ¿por qué nonos hemos largado ahora? Las tropas están listas. Maldición, pensé que iban a saltar sobre lostipos de seguridad cuando estos se descubrieron y cogieron a Katya. Peor aún, Fisk estaba allí, yusted sabe lo que la unidad siente respecto de él después de todo lo que ha pasado.

No nos movemos hasta que yo esté seguro que tenemos el apoyo de la poblaciónlocal. De otro modo, Blucher y sus compinches nos catalogarán simplemente como terroristas.

Archer sabía que Hopkins quería preguntarle cuando actuarían, pero no lo hizo. Aunquelo hubiese hecho, Archer no lo sabía aún. De la única cosa que estaba seguro era que el destinose le presentaría con una oportunidad y que el tenía que estar preparado para agarrar la ocasión.

Comprendido, señor dijo Hopkins. Está el asunto del Teniente Sherwood, señor.

La estrategia requería, a menudo, la habilidad de ver más allá de la siguiente salida delsol. El Teniente Primero Thomas Sherwood era eso precisamente. Su hermana era miembro de latripulación de una de las Naves de Descenso de Archer, y su familia era amiga de la familiaChristifori desde hacía mucho tiempo. Archer había apoyado personalmente a Thomas para quefuese admitido en el Colegio de Ciencia Militar del ICNA, donde había obtenido su graduación.El se había retirado del ejército después de vencer a los Jaguares de Humo y, como Archer, habíaocupado un lugar en la Milicia de Thorin.

Cuando Archer había propuesto su plan a Katya y Hopkins, ellos habían propuesto aSherwood como el candidato más factible. Archer estuvo de acuerdo, y le dieron el nombrecódigo de Príncipe Juan. Los riesgos eran considerables, pero Archer creía que Sherwood estabacapacitado para ello. Si funcionaba bien su gente podía ser capaz de atacar al Decimoquinto deGuardias Arcturianos y tener una oportunidad de sobrevivir.

El Coronel Blucher necesitará un enlace para ayudar a mezclar la Milicia con losGuardias. Démosle al Teniente Sherwood. Eso le ofrecerá a él ciertos contactos con los oficialesliranos y la posibilidad de hablar cara a cara con el Coronel Blucher.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Sí, señor dijo Hopkins.

Y Sargento Mayor añadió Archer.

¿Señor?

Mantenga los oídos abiertos y la cabeza tranquila. Era exactamente la mismalección que Darius Hopkins había enseñado a Archer años atrás, cuando le preparaba para unavida de servicio en la Mancomunidad Federada. Aquellos días parecían ahora comopertenecientes a otra línea temporal distinta, pero Hopkins le devolvió un guiño dereconocimiento y se alejó por el hangar de ‘Mechs con sus órdenes.

El plan había sido puesto en acción . . .

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LA FORJA DE UN HÉROE

12

Como informábamos a última hora, la noticia más importante es que ha habido unataque o una explosión en el planeta Robinson y que el Condominio Draconis es responsable.Los detalles son incompletos en este momento, pero el informe inicial indicaba que ArthurSteiner-Davion, hermano más joven de la Arcontesa, puede haber resultado herido en elincidente, que sucedió mientras el hablaba ante una reunión anti-Condominio en Robinson.Esperen: iba a terminar la emisión. Oh, Dios míoFlash de noticias de Los medios al minuto, Thorin, Compañía Emisora de Donegal, 5 dediciembre de 3062.

Ciudad de Ecol, ThorinProvincia de Skye

Alianza Lirana8 de diciembre de 3062

Archer se movía a lo largo de la calle East Catulpa como había hecho muchas otras veces en suvida. La llamada de Katya había sido breve, pero al menos sabía que no estaba siendo maltratada.Por ahora, tanto ella como los secretos de él estaban a salvo. Pero una vez que él y su genteactuasen, tendrían que liberar a Katya, para que los liranos no usasen medios más “persuasivos”para romperla. Ella le dijo que le habían dicho que iba a ser trasladada a otras instalaciones alfinal de ese día. Según parecía la cárcel de la ciudad estaba repleta de lo que Fisk y Blucherconsideraban que eran subversivos potenciales.

De pronto, se dio cuenta de que había cada vez más gente en las calles, quenormalmente a esta hora del día estaban casi vacías. Las vio empezar a reunirse en pequeñosgrupos, hablando todos con excitación, e incluso algunos gritando. En sus caras había rabia,miedo y confusión. Algo iba mal. Muy mal.

Archer caminó hasta uno de los grupos y tocó a una de las mujeres en el hombro:

¿Qué pasa? preguntó.

¿No se ha enterado? Todo está en las noticias.

Archer agitó la cabeza en sentido negativo, pero su sangre se heló. ¿Otro antedatoterrorista?

El Príncipe Victor Davion ha declarado que la Arcontesa era responsable de la muertede su hermano Arthur en Robinson. Declara que tiene evidencias de que ella está tratando deincriminar al Condominio del ataque. Ha pedido a todas las tropas leales que se unan a él paradeponer a su hermana.

Archer pareció congelarse en el tiempo y el espacio, y la mujer le dio un pellizco en elbrazo con la intención de devolverlo a la realidad. No funcionó.

Archer había oído las noticias de la muerte del joven Arthur en los medios un día o dosantes, y era algo serio. No tenía idea de qué pruebas tendría Victor de la complicidad de Katrina,pero Archer no dudaba de que las tenía. Davion no podía hacer tal declaración sin la evidenciapara respaldarla. La macabra realidad golpeaba a domicilio. Katrina Steiner había ido, por fin,demasiado lejos, y esta vez ella había encendido la mecha de una guerra civil hecha y derecha.

A lo lejos vio dos jóvenes peleándose a empujones. A su alrededor la gente hablaba delo que esto suponía. Algunos decían que no era posible que fuese cierto. Otros argumentaban quesi lo era, Katrina Steiner no merecía mantenerse en el poder.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

Victor Davion había perdido su trono mientras estaba lejos, pero se había convertido enel jefe de los Com Guardias, lo que le habría conferido un abundante poder si hubiese deseadousarlo a su favor. Hasta ahora no lo había hecho. Al haber declarado su intención de deponer a suhermana del poder, no habría marcha atrás.

Mientras estaba allí de pie, en la calle Catulpa, a una manzana de su oficina, algo le dijoa Archer que se encontraba en un momento histórico. A su alrededor se daba un punto distintivodel tiempo que cambiaría su vida para siempre. Empezó a caminar de nuevo, muy rápido, casicorriendo. Todo el mundo recordaría este día, recordaría donde estaba el o ella cuandoescucharon las noticias. El momento por el que había estado esperando había, por fin, llegado.Esto era algo a lo que la gente se podría unir, al menos, la gente suficiente para apoyar una guerrade guerrillas. Ahora era el momento de moverse. Ahora o nunca.

Le tomó unos pocos minutos a atravesar las calles atestadas de gente hasta llegar a laoficina de Christifori Express. Cerró la puerta tras de sí en el momento en que Catherine selanzaba a prepararle un café y sujetarle el abrigo, que se había quitado de forma despreocupada.Una vez detrás de la mesa de despacho, activó el sistema de comunicaciones empotrado. Ajustóel canal oportuno directamente al comunicador personal de Darius Hopkins. Al Sargento Mayorle llevó sólo un momento responder con la brusca formalidad:

Hopkins.

Aquí Espectro Uno dijo Archer, sólo ahora tomando asiento.

Todo claro. Eso significaba que era seguro hablar.

El Aguila levanta el vuelo dijo Archer con parsimonia y cuidado.

Captado, Espectro Uno. El Aguila levanta el vuelo. Era la frase código que habíanpreparado por si los liranos estaban controlando las comunicaciones. Estaremos listos enveinte minutos.

Archer activó su agenda electrónica e introdujo el código de autorización. CatherineDaniels entró con la taza de café, pero el negó con la cabeza.

Catherine dijo, dejando la agenda electrónica por un momento, ¿ha oído lasnoticias?

Ella asintió seriamente:

Sí, señor.

Bien. Quiero que contacte con todos los empleados de Express. Estaremos cerradosde forma indefinida. He ordenado la transferencia electrónica de fondos a sus cuentas hasta queel dinero se acabe, pero eso no será hasta dentro de unos meses. También he preparado unadeclaración que he almacenado en su directorio personal. Por favor, tómela y distribúyala. Sialguien pregunta, usted no sabe nada de lo que pasa . . . nadie lo sabe. Estas acciones son solomías, no de los de Christifori Express.

Sí, señor dijo, con un tono casi militar. Jack y yo nos uniremos a usted y losotros esta noche. Estoy segura de que algunos de los otros también querrán venir.

Límitelo a ustedes dos por ahora. No tiene sentido arriesgar el cuello de todos.

El sistema de comunicaciones de su mesa de despacho parpadeó y pitó, indicando unmensaje de entrada. Mirando hacia abajo, vio que la etiqueta de protocolo del mensaje era la delpuesto de mando del Decimoquinto de Guardias Arcturianos en la otra punta de la ciudad deEcol.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer miró a Catherine mientras el sistema pitaba solicitando su atención:

Es Blucher. Le apuesto que me llama para ordenarme que active la Milicia paraayudar a sofocar cualquier problema. No respondió a la llamada, sino que simplemente sequedó de pie mirando la pequeña luz verde parpadeante.

Señor preguntó Catherine. ¿No va usted a contestar?

Archer sonrió. Era la primera sonrisa verdaderamente completa que se había permitido así mismo desde la muerte de Andrea, y era algo maravilloso, como si le nutriese con vida yenergía. Llevando la mano hasta el cajón superior de su mesa de despacho, sacó un sobre que yatenía una dirección de envío. Luego sacó algo del bolsillo de sus pantalones y lo puso en elsobre:

Esta es mi respuesta al Coronel Blucher. No le pido muchos favores personales,Catherine, pero ¿le entregará esto a él en persona?

Ella le devolvió una sonrisa y cogió el sobre, manteniéndole cerca de su pecho: Con placer, señor.

Gracias por todo lo que ha hecho. Tómese su tiempo en llegar al fuerte. Necesitoalrededor de una hora. Y cuando allá acabado allí, tendré un disco de información para losmedios de comunicación. Extrajo un disco de datos plateado y lo deslizó en el sistema degrabación.

Ha empezado, ¿verdad? dijo ella casi con tristeza.

Sí. Empezar las guerras es fácil, acabarlas es lo que requiere una verdadera habilidad.Archer se sentó, listo para grabar su mensaje para su pueblo.

Poco después de haber llegado a la base de la Milicia, Archer fue directo al hangar de‘Mechs, sintiéndose más lleno de energía al ver el ajetreo de actividad presente. Se había puestosu traje ajustado de combate. Estaba descolorido de años de uso, pero le ofrecía un sentimientode comodidad que muy pocas de las otras cosas podían. Cajones de embalaje estaban siendocargados en los transportes, los BattleMechs estaban siendo preparados, y allá donde miraba, sussoldados le daban amplias sonrisas, pulgares en alto, y asentimientos de apoyo. Le hubiesegustado dejarse atrapar por el momento, pero comprendía la gravedad de lo que pasaba. Laguerra civil era el peor tipo de guerra. Hermano contra hermano. Amigo contra amigo. Padrescontra hijos. El entusiasmo a su alrededor era contagioso, pero Archer sabía que algunos de estabuena gente morirían a las manos de aquellos a los que se enfrentaban para pararlos.

Darius Hopkins dirigía el tráfico en el centro del hangar de ‘Mechs mientras Archer seaproximaba. Se saludaron uno a otro con rapidez, luego Archer fue directo al grano:

¿Cuánto tiempo más?

Diez minutos más dijo Hopkins, alargando al mismo tiempo una lista a un hombrede infantería que había estado esperando órdenes. Fue una buena cosa que empezásemos amover parte del material antes o esto ya habría estado atascado.

Todo está en la planificación dijo Archer, barriendo el hangar que le rodeaba con lavista. ¿Alguna señal de los Guardias Arcturianos?

Nuestro equipo de comunicaciones ha estado controlando sus transmisiones. Nadatodavía. Han sido cogidos fuera de guardia tanto como nosotros. Hemos recibido varios mensajesde prioridad para usted del Coronel Blucher. El, finalmente, habló con el Hauptmann Snider

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Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

como su segundo al mando. Las órdenes son presentarse en la base de los Guardias y llevar todoel equipo.

Bien. Dado que parece que estamos empaquetando para obedecer las órdenes,Blucher no sospechará nada. ¿Has contactado con las familias restantes? Esa era una parteimportante del plan. Del mismo modo que con su gente en Christifori Express, Archer no queríadejar atrás inocentes que pudiesen dar a Fisk y Blucher una ventaja contra él o contra otrosmiembros de su unidad.

Sólo unos pocos aún no han ocultado a sus familias.

Buen trabajo, Sargento Mayor dijo Archer.

Hablando del plan, señala la existencia de una diversión para que podamos dejar laciudad antes de que los Guardias tengan tiempo de reaccionar. Usted nunca especificó cual era ladiversión.

¿Está listo mi ‘Mech? preguntó Archer, elevando su pulgar hacia el Penetrator queestaba detrás de él.

Fue el primero en ponerse en línea. Está listo para salir replicó Hopkins. Portanto, ¿dígame de que diversión hablábamos?

Archer sonrió:

Si mi ‘Mech está listo, entonces la diversión está lista. Salgo en cinco minutos. Ustedy los demás me seguirán cinco minutos después de eso. Usen las rutas de salida de la ciudadpreestablecidas. Sepárense a nivel de lanza, muévanse rápido, lleguen a las bases, y parenmáquinas.

Dispersar la milicia por la ciudad mientras se iba sería arriesgado, pero crearía la ilusiónde que estaban en todas partes a la vez, la ilusión de que Archer tenía más soldados de los querealmente tenía. En los días y semanas venideros, la Milicia de Thorin necesitaría de la confianzatotal del pueblo en ellos. Ganársela empezaba con actos pequeños . . . que empezarían hoy.

¿Vas a decirme lo que tienes en mente? presionó Hopkins.

Archer sonrió:

Te lo diría, pero no lo aprobarías.

Murmurando algo para sí mismo, Hopkins regresó a su trabajo:

Eso es lo que me preocupa estaba seguro Archer de haberle oído decir.

Las manifestaciones habían estallado a lo largo de la Ciudad de Ecol. Algunas eranpequeñas, de gente que espontáneamente tomaba las calles y pedían que la Arcontesa dimitiese.Los partidarios de Katrina salieron a la calle, también, en contramanifestación. No existía unapauta en ello, ninguna organización, sólo puro caos. Mientras algunas calles principales estabanvacías, otras estaban llenas con los rugidos de los manifestantes, cada lado intentando gritar másfuerte que aquellos que se oponían a su punto de vista. Los motines aún no habían estallado, perosólo era cuestión de tiempo.

La cárcel y el cuartel general (CG) de la policía estaban en el mismo edificio de cuatroplantas, cerca del centro de la ciudad. Alrededor de él había barreras especiales contra peligrostales como una multitud o un coche bomba que llegasen lo bastante cerca para provocar daños.En esta parte de la ciudad las protestas eran mínimas, y había bastantes policías para evitar que

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LA FORJA DE UN HÉROE

ambos bandos llegasen a las manos. Sin embargo, la tensión se palpaba en el ambiente y lasnubes del final de la mañana cubrían la ciudad de un sombra gris.

Archer pilotaba su Penetrator hacia el borde del perímetro protector que rodeaba el CGde la policía, aplastando de forma deliberada dos de las barreras de cemento como si tratase dedecir que las defensas del edificio no podían igualar el poder destructivo puro de un BattleMech.Apuntó a la antena y los platos del satélite que estaban sobre el tejado y los pulverizó con susláseres de pulso. Estallidos de pura energía esmeralda golpearon las torres y platos, haciendo queexplotasen, se quebrasen, se fundiesen y ardiesen bajo el impacto. Las cenizas volaban mientrasla torre mayor caía.

Aproximadamente una docena de policías (probablemente todos los que quedaban en eledificio) salieron corriendo por la puerta principal. Vestían trajes antidisturbios y tenían lasarmas empuñadas, una mezcla de rifles, proyectores de gas lacrimógeno y pistolas, queapuntaban hacia arriba, hacia la carlinga. Ello le hizo recordar a Archer en el viejo refrán relativoa no llevar un cuchillo a una lucha con armas de fuego. Incluso usando sus lanzadores de cohetes,la policía no era enemigo para su Penetrator si el desplegaba toda su potencia de fuego. Ningunode ellos dispararía mientras estuviesen parados allí, en las escaleras del edificio, pero ninguno deellos bajaría sus armas tampoco.

Activó el sistema de altavoces externos situado en el hombro blindado del ‘Mech:

Salga Jefe Dunning dijo, luego también abrió el sistema de microfonía externo.

Un hombre alto, musculoso y en forma caminaba hacia adelante. Portaba un megáfonode mano y parecía impertérrito ante la altísima arma de muerte:

Aquí el Jefe Dunning.

Mike, soy yo, Archer.

Hubo una pausa. Archer y Dunning habían sido compañeros de colegio y amigos antesde que el dejase Thorin para empezar su carrera militar en el ICNA. Todavía se reunían paracomer, quizás, una vez al mes, pero parecía que Archer se iba a perder las próximas.

Arch le devolvió la voz del jefe. ¿Qué diablos haces? Has dejado frito misistema de comunicaciones.

Siento no poder decirte más, Mike, pero tengo que pedirte que liberes a losprisioneros que retienes para Blucher.

De nuevo una larga pausa. El Jefe Dunning bajó el micrófono durante un segundomientras se estremecía ante la petición:

Me pones en una situación realmente chunga, Arch. Por qué no bajas aquí y hablamossobre ello.

Archer comprobó el cronómetro de su cabina:

Lo siento, Mike, no tengo bastante tiempo. Mi queja no es contigo sino con elgobierno Steiner. Libera a esos prisioneros, y dejaré la ciudad. Si no los liberas, tendré queprovocar unos pocos agujeros bien colocados en los muros para que puedan salir. No quiero herira ninguno de tus hombres, pero esos prisioneros deben ser liberados.

Arch dijo su viejo amigo, no puedo decirte la cantidad de leyes que estásviolando.

El tiempo pasaba, un tiempo que Archer no tenía. Había destruido la red principal decomunicaciones, pero ese no era el único modo en que la policía podía comunicarse. En esemomento habrían llegado noticias al puesto de los Guardias Arcturianos de que un BattleMechde la Milicia estaba atacando los cuarteles generales de la policía. Se apresurarían en llegar aquí.

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Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

Archer apuntó a un olmo que estaba a unos treinta metros del jefe y le disparó con unode los láseres de pulso. Las verdes ráfagas brillantes golpearon el árbol, haciendo que lahumedad en él hirviese de modo instantáneo. El olmo explotó, haciendo que trozos de fuego yhumo flotasen en el aire. Tres de los policía salieron corriendo, pero Dunning ni siquieraparpadeó ante la demostración.

Mike, déjales salir ahora o empiezo a hacer mis propias puertas para ellos.

Blucher va a pedir mi piel.

Siempre puedes unirte a nosotros dijo Archer medio en broma.

Dunning bajó el megáfono y se volvió para decir algo a uno de los hombres que estabamás cerca de él. Entonces, el hombre entró corriendo en el edificio:

Para el fuego, Archer. Ya salen.

Llevó cinco minutos, pero los prisioneros fueron, finalmente, liberados. La policía seapartó. La mayoría de los prisioneros alzaron la vista hacia su ‘Mech con miedo, algunos conamplias sonrisas. Uno caminó hacia adelante y saludó. Era Katya Chaffee.

Sin dudar, empezó a subir por la escala hasta la carlinga. El retiró la puerta justo atiempo para que ella se deslizase en los restringidos confines de su Penetrator. Una vez que vioque no salían más prisioneros, activó el micrófono externo una vez más.

Jefe, déjeles marchar.

Dunning hizo una indicación a sus hombres y estos bajaron las armas.

Ustedes, prisioneros dijo Archer, un nuevo día ha empezado aquí en Thorin y alo largo de la Alianza. Ustedes fueron arrestados sin motivo. Ahora les hago libres.

Desconectó el micrófono y los prisioneros liberados se dispersaron y salieron corriendoen diferentes direcciones por las calles colindantes. Algunos de los policías trataron deperseguirles, pero era una tarea imposible. Archer aceleró su ‘Mech y comenzó a alejarse.

Deduzco que la situación ha cambiado, ¿no? dijo Katya, colocándose en la silla desalto plegable que había detrás de él.

Katya dijo el, maniobrando alrededor de un edificio y empezando a bajar por unacalle relativamente vacía, eso es una descripción insuficiente.

El Coronel Blucher levantó la vista hacia Luther Fisk cuando entró en la sala deoperaciones tácticas de la base. Le devolvió el saludo a Fisk, luego se volvió a girar hacia lapantalla holográfica que estaba a la vista en la gran mesa de control y coordinación. Siglos antesmesas plegables habían sido usadas para analizar los despliegues operativos. Ahora lasproyecciones holográficas, realizadas por ordenador, proporcionaban la misma información.

La sala estaba deliberadamente oscura, iluminada sólo por una débil luz que se reflejabadesde donde diverso personal trabajaba furiosamente en la pared de los monitores decomunicaciones. La luz más brillante provenía de la holoimagen de la ciudad. Blucher examinó aFisk y pudo ver que realmente estaba disfrutando con todo esto. Era lo que había querido desdeel principio, pero eso era porque no tenía ninguna idea de cómo era realmente una guerra,especialmente una guerra civil.

¿Qué se sabe sobre ese BattleTech que ha sido visto cerca del ayuntamiento?

Fisk se encogió ligeramente de hombros:

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LA FORJA DE UN HÉROE

La información es incompleta. En situaciones como esta, es difícil obtener buenainformación, señor. De acuerdo con sus órdenes he enviado que salgan dos lanzas para flanquearesa zona. Nuestras comunicaciones en la zona están caídas y les he ordenado que descubran cualha sido la causa.

Blucher asintió. Las situaciones como ésta eran dinámicas. Los datos tácticos eran másdifíciles de ordenar, y eso no era un fallo de Fisk. Las cosas se habían disparado en cuestión dehoras con la acusación de Victor Davion de que la Arcontesa estaba implicada en la muerte de suhermano. El sabía que la respuesta oficial de Tharkard estaría en camino y no dudaba de queconstaría de negativas y contraataques contra el Príncipe Victor. Katrina Steiner nunca dimitiríacomo Arcontesa. El estaba tan seguro de eso como lo estaba de su propio nombre. Ella lucharíahasta el último aliento (el último aliento de soldados como él) para mantenerse en el poder.Respetaba eso de ella, pensando en lo mucho que se parecía a su abuela.

Sabía que los gritos en las calles pedían que Katrina dimitiese, que había perdido elderecho a gobernar, pero Blucher había jurado lealtad a la Arcontesa, un juramento queconsideraba casi sagrado. Era la base su sentido del honor y la integridad. Sus opinionespersonales no pesaban en la balanza. Cuando acabasen los disparos quería que su honor estuvieseintacto.

¿Qué pasa con la Milicia? ¿Han llegado ya?

Ese es el problema dijo Fisk. Cuando hablé con los soldados que puse paracontrolar su base, me dijeron que la gente de Christifori se había movilizado y que, en realidad,habían salido hace veinte minutos.

Blucher levantó las cejas en señal de sorpresa:

Ya deberían estar aquí.

Sí, señor. Deberían. Aparentemente este no era su destino.

Y ¿sólo ahora me dan esta información?

Señor, las calles están congestionadas a causa de la confusión. Pensé que podíanhaberse visto embotellados por el tráfico.

Blucher no estaba satisfecho:

No trate de pensar por mí, Fisk. No necesito que los datos sean filtrados.

Un sargento se aproximó y saludó, luego entregó al coronel un sobre:

Esto fue entregado por una mujer en la puerta principal. Dijo que era para usted,señor.

Blucher asintió y tiró de la solapa hasta que se desgarró. Dentro había una única hoja depapel y dos objetos metálicos. El papel era el nombramiento para la Milicia de Thorin de unTeniente Coronel Archer Christifori. Había sido claramente roto por la mitad. Luego, vació losdos pequeños objetos del sobre encima de su mano izquierda. Eran las insignias de graduación deChristifori.

Blucher no dijo nada. Dejó caer las hojas rotas sobre el suelo y alargó las insignias derango hacia Fisk:

Creo que debería cogerlas.

Ese traidor dijo Fisk con amargura.

Blucher movió la cabeza en señal de negación:

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Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

No es un traidor, Fisk. Es un patriota, al menos en su propia mente. Ahora es nuestroenemigo. Un enemigo que usted creó. Espero que usted esté preparado para la tarea, porque sino, nos matará a ambos.

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LIBRO DOS

Preparación de la rebelión.

El área desde el Pico Leesburg hasta la autovía Melissa Steiner debe ser evitada en este momento a causade la presencia de manifestantes incontrolados en las calles. El Coronel Blucher del Decimoquinto deGuardias Arcturianos ha declarado, de forma temporal, la ley marcial. Los ciudadanos se encuentran bajoun toque de queda estricto y se les ha ordenado dejar las calles.

En mitad de todo esto, un disco ha sido entregado en nuestra emisora. El autor del mismo es ArcherChristifori de la Milicia de Thorin, una figura destacada y popular en Thorin. La dirección de la cadena mepermite emitir esto . . . y aquí va otra exclusiva de Emisiones Donegal . . .

—Pueblo de Thorin. Sobre la base de las recientes acciones de la Arcontesa suprimiendo los derechos delos nacionalistas davioneses y de la declaración de su hermano de que ella era responsable del asesinatode su hermano más joven, renuncio como jefe de la Milicia de Thorin. Ya no existe la Milicia. Ahora es unejercito de liberación; liberación del opresor gobierno de la Arcontesa Katherine Steiner.

>>No estoy aquí para matar a inocentes, pero la Arcontesa, en su urgencia por apoderarse y mantener elpoder, ha demostrado que no es apta para gobernar. No descansaré hasta que Thorin sea libre de su talónde hierro y ella sea depuesta del poder.

>>Solicito vuestro apoyo como hijo nativo de este mundo y como hombre leal a la memoria de MelissaSteiner Davion, quien dio su vida al servicio de nuestro pueblo. Resistid pacíficamente por todos losmedios que podáis. Lucharemos con y por vosotros. No dejéis que nadie se interponga en vuestro camino.

—Holoclip de Noticias a las cinco, Ciudad Ecol, Compañía Emisora de Donegal, 8 de diciembre de 3062.

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13

Aquí el Sistema de Emisión de Emergencia (SEE) de Muphrid. Esto no es una prueba. Bajo lasinstrucciones de la Kommandant Constance McCoy, los ciudadanos de MacArthur y Ridgeway hanrecibido la orden de permanecer en sus hogares hasta nuevas noticias. En ambas ciudades se han producidomotines, y los Guardias Arcturianos y la Milicia de Muphrid han sido movilizados para restablecer elorden. Cualquiera que viole el toque de queda será procesado y castigado. Se requiere su máximacolaboración hasta que finalice esta emergencia.

⎯SEE de Muphrid, Provincia de Skye, Alianza Lirana, 10 de diciembre de 3062.

Bosque Remington, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana12 de diciembre de 3062

Muchos de los soldados de Archer no tenían idea de que el lugar que había elegido para su basesecreta era un sitio histórico: las ruinas de la antigua Universidad de Thorin. En los trescientos años desdesu destrucción, el Bosque Remington había cubierto casi totalmente el sitio. Robles inmensos crecíandonde una vez hubo calzadas y veredas. Espesas parras y maleza silvestre cubrían las ruinas de grandesedificios desmoronados. Pequeños animales corrían entre la exuberante vegetación y pájaros revoloteabanpor el aire.

La Universidad de Thorin había sido una gema resplandeciente en la corona del Primer Señor antes dela caída de la vieja Liga Estelar. Los mayores centros de artes y filosofía de la Liga habían sidosaqueados, quemados y bombardeados durante el golpe de Amaris; luego, habían sido abandonados. Sehabía hablado de reconstruirlos, pero el colapso total de la Liga Estelar se interpuso. Con el paso de losaños, el lugar fue olvidado por la Esfera Interior, incluso por la mayoría del pueblo de Thorin.

Archer era uno de los pocos aun consciente de su existencia, lo que constituía la principal razón por laque lo había elegido como su principal base de operaciones. La otra era que los restos de los grandesedificios de granito, aunque desmenuzados con la edad, aun ofrecían cierto grado de protección para losBattleMechs y los vehículos. Una vieja casa de campo, que había perdido la mayor parte de su tejado,había sido convertida en un improvisado hangar de ’Mechs. Una residencia de estudiantes, cuyos pisosinferiores estaban inundados y llenos de fango, aun tenían habitaciones en los niveles intermedios queeran bastante útiles como alojamiento provisional.

La mayoría de su fuerza estaba presente, aunque no todos eran ’Mechs. Archer pensaba que seríainsensato tener toda su fuerza concentrada en un lugar, por si se daba el caso de que Blucher descubría suubicación. Además de los MechWarriors presentes, había otros que se habían unido a su causa. Algunoseran miembros de la familia de las tropas de la Milicia. Otros eran empleados de Christifori Expressquienes, bajo la guía de Catherine Daniels, habían sido conducido a este lugar.

Parecía más una reunión familiar que un ejército, pero estos eran la gente que ayudarían a Archer aliberar a Thorin. Las desventajas se amontonaban contra ellos, pero a Archer no le importaba. Si hubieseestado preocupado por las desventajas, nunca habría empezado esto. No se trataba de ganar o perder. Setrataba de vengar la muerte de su hermana. El destino de ella había sido un síntoma de un problema aunmayor, uno para el que, ahora, estaba preparado para enfrentarlo.

LA FORJA DE UN HÉROE

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Subiéndose sobre los restos llenos de musgo de una columna de piedra, se irguió cuan alto era sobre lapequeña reunión, y todos los ojos se volvieron hacia él.

—Quiero daros las gracias por haber venido, por asumir los riesgos que habéis tomado —empezó—.El Decimoquinto de Guardias Arcturianos probablemente ya esté buscándonos, y nos llevará todo el díaque todos estén aquí e instalados.

>>Si estáis aquí, estáis para luchar por las libertades que todos apreciamos. No me importa si vuestraslealtades están con los Davions o con los Steiners. Si estáis aquí, lucháis porque la actual Arcontesa se hamostrado inepta para gobernar. Manipuló los sucesos para negar a su hermano y su hermana los derechosde nacimiento, y ahora hemos sabido que preparó el asesinato de otro hermano en su búsqueda de poder.No sé vosotros, pero esa no es el tipo de persona a la que puedo jurar obedecer y proteger.

>>Quizás alguno de vosotros piense que voy a hacer marchar la Milicia hacia la ciudad y a retar alCoronel Blucher a luchar por el control del mundo. Bien, no lo voy a hacer. La verdad es que el tiene másrecursos que nosotros. Las ventajas simplemente no están igualadas. Así que nos vamos a enfrentar aellos bajo nuestros propios términos. No buscaremos estúpidos derramamientos de sangre, sino ataquesquirúrgicos. No voy a salir a matar soldados, que son mis colegas y que están simplemente cumpliendocon su deber; pero podemos hacer que este sea un mundo que no deseen defender en absoluto. Esa es lameta.

>>Una cosa más: ya no seguiremos ligados a la estructura militar de la Alianza Lirana. Se os asignaránnuevas graduaciones. Por ahora, he decidido usar las graduaciones de la vieja Federación de Soles. Esodebe hacer nuestra posición perfectamente clara. No os preocupéis, no os quedarías sin blanca.Simplemente no esperéis grandes aumentos en la paga. —Un murmullo de risas se produjo a lo largo dela reunión.

Y eso era todo. Archer no tenía más que decir, así que saltó desde la rota columna bajo el ruido de losaplausos, ligeramente apagado por la gruesa bóveda de arboles. Varias personas se acercaron hacia él,incluidos Darius Hopkins y otra cara familiar. Archer señaló a ambos hombres para que se acercasen más.

—Sargento Mayor Darius Hopkins, le presento al Capitán Lee Fullerton —dijo. Los dos seestrecharon las manos, mientras Archer pudo verles mentalmente intentando catalogarse uno a otro.

—Darius, Lee es el capitán de la Fuego de Angel, una de mis Naves de Descenso.

El respeto apareció en la cara de Darius:

—¿Usted es el responsable de esos cajones de embalaje de misiles que vi en el bunquer dealmacenamiento?

Lee Fullerton sonrió y colocó ambas manos a cada lado de su gran tripa:

—Digamos que transporté todos los cajones de embalaje que estaba programado que entregase a losliranos. Lo que hay en ellos, o cuan bien funcionen tales municiones, bien, eso es un asunto que debemosatribuir a Archer.

—¿Está segura la nave? —preguntó Archer.

—Estacionada en el fondo del Lago Sprague a unos cincuenta kilómetros al norte de aquí. Con todo elhierro del fondo del lago, sus satélites tendrán que estar apuntados justo sobre ella para localizarla.

Archer sonrió y estrechó la mano del capitán:

—Gracias por tu ayuda, Lee —dijo. Luego se volvió hacia Darius—. Hablando de satélites, unaapuesta segura es que el Coronel Blucher, ahora mismo, está buscándonos. ¿Cómo va nuestra instalación?

Hopkins acarició su poblado mostacho y levantó la vista como si se preguntase si los liranos leestaban mirando fijamente:

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—Todo el material está cubierto ante la observación visual. Los satélites tienen rastreadores de calor,pero el bosque proporcionará bastante desviación: eso y que también usamos la superestructura de losedificios como un medio de ocultarnos. Los ’Mechs son el verdadero problema. Como sabes, losreactores de fusión de los ’Mechs pueden ser visibles ante un examen de concentración de neutrinosdesde la órbita baja ( e incluso desde un satélite), por ello he cubierto todos los ’Mechs con una lona dealquitrán que lleva entretejida una unidad de ocultación. Eso debe enmascarar casi el ochenta por cientode las emisiones, lo que supone que, al menos que escudriñen un ’Mech concreto durante toda una hora,no serían capaces de establecer si estaba aquí o no.

—Hicimos lo mismo durante la última parte de la invasión de los Clanes —dijo Archer.

—No digo que sea una idea original, solo una que funciona —dijo Hopkins—. Espero que hayasseleccionado algunos objetivos iniciales para la unidad.

Archer comprendía la prisa por empezar la lucha:

—Pensaba ocuparme primero de algunas cuestiones organizativas. Necesitamos actuar conjuntamentecon otras facciones rebeldes, mantenerlas unidas. He enviado algunas peticiones al exterior a través deGHP y las naves de Express a algunos contactos empresariales en Muphrid, pidiéndoles que nosmantengan informados sobre la situación local y lo que hacen allí los Guardias.

—¿Muphrid? —Lee Fullerton estaba sorprendido.— Pensé que sólo hablábamos de Thorin.

—Así es —dijo Archer—, pero Muphrid es donde el resto de los Guardias Arcturianos estánestacionados, y serían los refuerzos que con más facilidad Blucher podría lanzar sobre nosotros. Quieroestar seguro de que las cosas permanecen calentitas para él en Muphrid, de modo que no pueda permitirsetraer tales fuerzas aquí.

Hopkins dijo:

—También me aseguré de que nuestros tres lealistas a Katrina no se enterasen de nada. Han sidoenviados al continente sureño en un trabajo especial para buscar una nueva zona de entrenamiento. Meimagino que ahora se estarán enterando de las cosas que hemos hecho.

—Buen trabajo —dijo Archer—. Y ¿el Príncipe Juan?

—Sin noticias; pero, de nuevo, no esperaba ninguna. Además, la inteligencia es el área deespecialización de Chaffee. Yo solo soy un pateador de tierra1 con cierta habilidad.

Oyendo su nombre, Katya se acercó también, con el ordenador portátil oculto bajo un brazo:

—¿Problemas?

Archer movió la cabeza:

—Solo hablando. Pienso que podemos contar con unas pocas horas de calma y tranquilidad paraestablecernos. En este momento, Blucher toma conciencia de que escontrarnos no va a ser fácil. Sireacciona como creo que hará, desplegará lanzas de patrulla para cazarnos.

Hopkins se golpeó ligeramente en la cabeza y sonrió levemente:

—La mayoría diría que es el momento de atacar.

Archer le devolvió una sonrisa abierta. Era una lección que el hombre más viejo le había dado a élcuando decidió, por primera vez, seguir una carrera en el ejército, y no la había olvidado después detantos años:

1 Apelativo usado en los ejércitos para calificar a los soldados de infantería. Hemos usado este terminopara traducir el original anglosajón de ground-pounder (N. del T.)

LA FORJA DE UN HÉROE

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—Sabes que no caeré en esa trampa.

—Pero parece sensato, señor —dijo Fullerton.

—Los MechWarriors y soldados que envíe él ahora van a estar alerta, con todos sus sentidos alerta.Además, es lo que los Guardias esperarán que hagamos. Estarán preparados para responder tan prontocomo asomemos la cabeza.

Katya asintió, mostrando su acuerdo:

—Esperamos algunos días. Dejamos que las tropas de Blucher patrullen y empiecen a descuidarse.Dejamos que la tensión descienda un poco. Dejamos que se sientan cómodos con el servicio. Serán mássusceptibles a cometer errores.

Hopkins se excusó personalmente y se alejó hacia el hangar provisional de ’Mechs, dando ordenes alo largo de todo el camino. Archer le observó marcharse y tragó una larga bocanada de aire.

Katya dejó descansar una mano sobre el hombro de él:

—Todo va a ir bien. Todo va de acuerdo con el plan.

Archer se volvió hacia ella:

—Todo puede ir según el plan ahora mismo, Katya; pero ningún plan sobrevive al contacto con elenemigo —dijo.

* * *

La imagen de Thorin giraba en el aire sobre la mesa de representación holográfica como si fuese unamasa sólida. Varios oficiales trabajaban alrededor de la pantalla, alimentadola de datos a partir de lasfuentes de diversos ordenadores o introduciéndole códigos a mano por el teclado. Otros más estabanocupados a lo largo del muro lejano, controlando las comunicaciones, dando datos pertinentes a losdiversos oficiales de inteligencia de la otra sala. Felix Blucher miraba al globo de luz y color que girabalentamente delante de él y meditaba sobre su apurada situación.

Había dedicado la mañana a tranquilizar los nervios del Consejo Regente Planetario de Thorin;pensando todo el tiempo que los políticos eran, definitivamente, un grupo que merecía morir por unacausa. Con el Duque lejos, en la Corte Real, sus asesores mordían el bocado proverbial. Blucher los habíatranquilizado y había escuchado sus peticiones; no prometiéndoles nada en la mayoría de los casos.

Levantó la vista hacia uno de los oficiales de comunicaciones:

—¿Envió mi mensaje de la guarnición en Muphrid?

El oficial se lo confirmó enviándole un chorro de datos sobre la pantalla. No queriendo cometer elmismo error que en Thorin, el coronel había enviado ordenes de que la Milicia de Muphrid fueseabsorbida de forma inmediata por los Guardias. Aquellos que no deseasen cooperar serían detenidos deforma indefinida y su material confiscado. Había habido algunas protestas violentas, pero los locales nopodían enfrentarse a los BattleMechs.

Se acercó lateralmente con caminar pausado al siguiente terminal donde el satélite de reconocimientoera coordinado. El dolor de su pierna herida era un recuerdo constante del intento contra su vida.

—Hemos sido capaces de rastrear algunos de los movimientos de la Milicia cuando empezaron a dejarla ciudad. Desde entonces, hemos sido incapaces de localizarlos con seguridad, señor.

La voz de la joven mujer no traicionó su nerviosismo, pero Blucher pudo notarlo.

—Siga buscando. Tendrán que aparecer en algún punto.

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Luego vio al Teniente Fisk bajo la luz que venía desde la presentación holográfica de Thorin:

—Señor, nuestras tropas han suprimido con éxito las demostraciones y motines. En su mayor parte,Ciudad Ecol está tranquila, y las otras zonas urbanas informan de situaciones similares.

—¿Ha desplegado patrullas en busca de la Milicia?

—Sí, señor —dijo Fisk resueltamente—. Les encontraremos.

Blucher se permitió soltar una ligera risita:

—Eso es altamente improbable, Teniente.

—¿Señor?

—No vamos a encontrar a Archer Christifori hasta que él quiera que lo hagamos; y entonces, serásegún sus condiciones.

—¿Por qué dice eso, señor? —Fisk parecía poco convencido.

—Simple. Si quería luchar con nosotros, ¿qué mejor momento que cuando las calles estaban en plenocaos? No lo hizo. Eso debe significar que planea usar una guerra de guerrillas contra nosotros.

—Lo aplastaremos, señor —dijo Fisk con verdadero entusiasmo. Varios miembros del personal decomunicaciones se giraron y realizaron asentimientos alentadores, todos confiando en que estabanpreparados para cumplir con la tarea.

—Este no es el tipo de guerra para el que hemos sido entrenados. Tenemos que volver a pensarnuestra forma de luchar, cambiar nuestras tácticas —dijo Blucher. El sabía que el exceso de confianza nopodía parar un misil que estaba en camino.

—Sin embargo, nuestros decisivos movimientos y nuestra exhibición de fuerza al sofocar los motinesya están dando resultados, señor —dijo Fisk—. Uno de los miembros de la Milicia, un tal TenienteSherwood, ha llegado a nosotros. Usted le recuerda. Sirvió de enlace en algunos de los planespreliminares de fusión con la Milicia. Aparentemente Christifori no confiaba en él y le envió a algúnservicio inútil para mantenerle en la inopia respecto de lo que llevaba a cabo el resto de la Milicia.

Quizás algo iba bien por una vez, pensó Blucher:

—Este Sherwood, ¿tiene alguna información que pueda ser útil?

—Lo único que sabe seguro es que Archer envió otros tres soldados a una misión en el continentesureño para localizar nuevas bases de operaciones, según parece con fines de entrenamiento. Creo quepodemos suponer que Christifori planeaba establecer bases en el sur.

—Quiero que dé ordenes de encontrar a esos soldados. Si podemos localizarlos e interrogarlos, tal vezpuedan decirnos más cosas sobre los planes de Christifori.

—Las órdenes ya han sido dadas, señor —dijo Fisk lleno de confianza—. Y recomendaría que sereuniese con el Teniente Sherwood. Estoy seguro de que podemos lograr más cosas de él.

—Bien —dijo Blucher, apoyándose sobre su bastón para desviar el peso de su pierna herida. Iba anecesitar toda la ayuda que pudiese obtener.

LA FORJA DE UN HÉROE

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14

⎯¿Cómo describirías la llamada de Victor Davion a los soldados para que se unan sucausa, Andy?

⎯En una palabra, Phil: desesperada.

⎯¿Piensas que se va a quedar aislado?

⎯En primer lugar, la citada evidencia podía haber sido adulterada. Enfrentémoslo, esmás probable que esté intentando asegurarse un pequeño reino para él mismo. Si eso supone lamuerte de unos pocos miles de inocentes, bien, todos conocemos las reputación de Victor.

⎯Holoclip de Declaraciones y contra-declaraciones, Compañía Emisora de Donegal, AlianzaLirana, 12 de diciembre de 3062.

Poblado de Louisa, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana15 de diciembre de 3062

El poblado costero de Louisa era una pequeña ciudad industrial a casi trescientos kilómetros alnoroeste de Ciudad Ecol. Las dos fábricas de la ciudad producían acero y placas de circuitos paraprocesadores. Todo el mundo en Louisa o trabajaba en una de las fábricas o, simplemente, pasaba por allíen su camino hacia un sitio más agradable. Una débil neblina se elevaba de la planta de fabricación deprocesadores y se amontonaba en los cercanos bosques y colinas, dando a los visitantes un olorcillo dellugar diez kilómetros antes de llegar allí.

Una vez que llegaron, Archer y Katya no tuvieron que buscar muy lejos para encontrar “ElGaitero”, la taberna local donde se había acordado celebrar la reunión. Si el aire exterior tenía un olorpropio, el del interior del bar podía haber sido el de cualquiera de las docenas de lugares similares queArcher había conocido en sus viajes a lo largo de la Esfera Interior y más allá. Las luces amarillentas, elrumor de la conversación, el aroma de la cerveza rancia, el whisky, el sudor y el humo eran tan familiaresque casi resultaban reconfortantes.

El camarero parecía conocer por qué estaban allí. Susurró algo a Katya y señaló una puertacamuflada en la parte trasera del escasamente iluminado bar. A Archer le picaban los ojos a causa delhumo de cigarro y de tabaco de pipa, mientras Katya y él se dirigían hacia la puerta. Esta se abría en unahabitación donde cinco hombres y una mujer estaban reunidos alrededor de una estropeada mesa. Todoslevantaron la vista cuando Archer y Katya entraron y cerraron la puerta a sus espaldas. La pequeña salaestaba iluminada más brillantemente que el bar.

Acordar esta reunión había llevado varios días y cierto grado de riesgo. Como medida deseguridad, Archer solo llevaba una pistola ⎯una pistola y una lanza de BattleMechs que estaba ocultafuera de la ciudad, desplegados en el modo de baja energía solo por si aparecían los Guardias Arcturianos.Empero, no estaba demasiado preocupado. El y Katya habían tomado precauciones para asegurarse deque nadie los había rastreado hasta aquí. No obstante, era mejor ser precavidos.

Se acercaron a dos sillas vacías. Nadie dijo nada durante un minuto completo mientras seobservaban unos a otros, catalogándose todos entre sí.

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Katya rompió el silencio:

⎯Quiero agradecerles a todos que hayan venido esta noche.

Uno de los hombres sonrió nerviosamente y tendió su mano a Archer:

⎯Soy Martin Fox de Nueva Poughkeepsie. ⎯Archer le dio un firme apretón de manos. Mirandoa la siguiente persona, un tipo hispano joven y musculoso, le dio un asentimiento de confianza.

⎯Las Volk ⎯dijo el tipo joven⎯. Así que usted es el héroe de guerra.

Archer levantó las cejas y se encogió de hombros:

⎯Eso fue hace bastante tiempo.

⎯Sí, lo fue ⎯dijo un tipo a su derecha con tono mordaz. Su cara estaba chupada, con unadiabólica barba de chivo y una sonrisa de desprecio en su expresión.

⎯Y ¿usted es?

⎯King. ⎯El tipo volvió a inclinarse sobre su silla y cruzó los brazos.⎯ Rufus King.

⎯No deje que el paso del tiempo le engañe, Rufus ⎯dijo Archer⎯. Todavía puedo cuidar de mimismo.

⎯Sí, lo vimos el otro día ⎯dijo la única mujer en la sala. Vestía una chaqueta de piel negra ypantalones vaqueros⎯. El nombre es Joey-Lynn Fraser. Soy de Ciudad Opal y líder de los TigresBlancos.

Archer sabía algo sobre la banda. Los Tigres Blancos habían empezado como una banda criminallocal, luego, de algún modo, se habían convertido en una organización anti Katrina. Si los rumores eranciertos, ya habían matado casi a una docena de partidarios de Katrina.

Archer se volvió a sentar en su silla:

⎯Bien, basta ya de introducciones. Todos ustedes saben porqué estamos aquí. Las cosas se handisparado, y parece que Thorin se dirige hacia una guerra civil.

⎯No gracias a su heroicidad en la capital ⎯comentó secamente King.

⎯Te recuerdo, Rufus, que no eras tan engreído o arrogante cuando llegó y nos sacó de la cárcel⎯le dijo Katya. King simplemente se sentó, con los brazos aun cruzados y le lanzó una mirada sombría aella.

⎯Escuchen ⎯dijo Archer⎯, podemos trabajar por separado o de forma conjunta. Confranqueza, para tener éxito contra los liranos, necesitamos empezar a coordinar nuestros esfuerzos yoperaciones. Esta reunión es un comienzo.

⎯¿Qué tiene exactamente en mente? ⎯preguntó Las Volk.

⎯Justo ahora, Thorin tiene movimientos de resistencia. Necesitamos cambiar eso para queThorin tenga un movimiento organizado de resistencia. De forma más simple, necesitamos ciertaestructura básica, algunas reglas de actuación, compartir logística e inteligencia y planificar la defensa.Incluso, aun más importante, tenemos que tener una estrategia para enfrentarnos con los GuardiasArcturianos o cualquier otra de las unidades que puede lanzarnos la Alianza.

⎯¿Usted piensa que traerán refuerzos? ⎯preguntó Fraser mientras se ponía de pie, giraba elrespaldo de la silla y volvía a sentarse, poniendo una pierna a cada lado del estrecho respaldo de la silla.

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⎯No se arriesgarían ⎯dijo King.

⎯Realmente, no creo que tengan los recursos, al menos, todavía no. Los Guardias ya estánestacionados en Muphrid y aquí. La mayoría de las otras unidades liranas están desplegadas en unidadespoco numerosas, salvo aquellas posicionadas a lo largo de la frontera con los Halcones de Jade. No somosel único mundo donde las protestas y la rebelión abierta han aparecido. No sé cuán rápidamente podríanresponder.

Martin Fox se movió nervioso en su asiento, mientras en su frente se formaban gotas de sudor:

⎯De acuerdo, háblenos de la estrategia, como dice usted.

Archer miró a Katya, luego de nuevo a todo el grupo:

⎯Nuestra meta debe ser simple: expulsar la presencia de la Alianza de Thorin. Para hacer eso,necesitamos asegurar que nuestra estrategia alcance varios objetivos. Uno, necesitamos el apoyo de lapoblación local. Eso significa que no podemos realizar ataques terroristas en los que mueran civiles.

⎯¿Qué pasa con los civiles que apoyan a los liranos? ⎯preguntó King. Algo en su voz dijo aArcher que tenía a individuos específicos en mente, incluyendo el modo en que quería tratarlos. Algo,también, le dijo que no era algo agradable.

⎯Estamos aquí para liberar a esta gente, no para dañarlos. En segundo lugar, necesitamos hacerde Thorin un lugar enormemente incomodo para los Guardias Arcturianos. Estos hombres y mujeres sonsoldados y, en su mayor parte, solo siguen ordenes. Matarles solo les daría más motivos para devolver elgolpe. Necesitamos encontrar formas para volverlos paranoicos, temerosos y ponerlos tensos; pero no losmataremos a menos que no tengamos, en absoluto, otra posibilidad.

⎯Usted tiene todo ese poder de fuego de su Milicia, ¿por qué simplemente no agotarlos? Unagran batalla y una explosión. Adiós liranos ⎯dijo Volk, abriendo las manos en el aire para simular unaexplosión.

Archer movió la cabeza:

⎯Es tentador, pero usted debe recordar que el Decimoquinto no es una unidad novata. Sontropas de primera línea con mejores clases de ’Mechs de los que tenemos nosotros, así como mayoresreservas de suministros. No descarto una batalla campal con ellos, pero no en este momento. Tienen lasde ganar; y, si perdemos, se perderá todo Thorin. La clave es desgastarlos hasta que podamos estarseguros de la victoria.

⎯¿Por qué perdonar a los soldados? ⎯preguntó Joey-Lynn.⎯ Los podemos matar con bastantefacilidad. Pequeñas trampas, algunas bombas, reducirles poco a poco.

⎯Matarles solo aumentará su resolución. Miren lo que pasó con el ataque con bomba que hirió aBlucher. Esto nos salió por la culata y condujo a un castigo de terroristas sospechosos. Algunos deustedes fueron arrestados, ¿verdad? Tenemos que evitar proporcionar a Blucher cualquier cosa que puedausar contra la población local.

La mención de la bomba pareció estimular a Fox:

⎯Hablábamos de eso antes de que ustedes dos llegasen. Nadie de nosotros hizo eso. Eso le dejaa usted.

Archer estaba sorprendido:

⎯Suponía que uno de ustedes lo hizo. ⎯Miró a Katya, que simplemente se encogió de hombros.Uno a uno los demás movieron las cabezas. Rufus King se acarició la barba de chivo y sonrió con unasonrisa de dientes amarillos.⎯ Sospecho que alguien odia a los liranos tanto como nosotros, y quesimplemente aun no lo hemos encontrado.

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⎯O ⎯dijo Katya⎯, no fue alguien de Thorin.

⎯¿Qué quiere decir? ⎯preguntó Volk.

⎯Quizás fue alguien de dentro de sus filas. Alguien que quería inflamar la situación.

Archer movió la mano para cortar la conversación:

⎯Basta de especulaciones. Por ahora, diremos que es un misterio. Necesitamos seguirmoviéndonos. Me he tomado la libertad de hacer que Katya preparase ciertos equipos para ustedes. Sedetallan las palabras claves, como comunicarnos unos con otros, etc. Trabajaremos con un sistema decélulas; de modo que nadie pueda exponer totalmente o dañar toda la operación. Su punto de contactoconmigo será a través de Katya. Ella manejará sus solicitudes de suministros así como la asignacionesoperativas.

Katya sacó los equipos, que constaban de discos de datos y unas pocas hojas de papel.

Rufus se levantó de la silla:

⎯¿Nos da asignaciones?

Archer asintió. Había supuesto algún tipo de resistencia:

⎯En términos generales, necesitamos cambiar el modo en que actuamos. No más accionesindependientes. Si usted quiere acometer una operación, solicítelo. De otro modo, planificaremos lasiniciativas, y ustedes, amigos, prepararán y ejecutarán las tácticas. Si no seguimos el plan, nosarriesgamos a ser derrotados poco a poco o a ser dirigidos unos contra otros. Unificados, tenemos unagran posibilidad de ganar. Si no actuamos juntos, dudo que jamas seamos capaces de derrotar a losGuardias.

⎯¿Algunas ideas para el futuro próximo? ⎯preguntó Joey-Lynn, pareciendo intrigada respectode la dirección en que Archer intentaba conducirles.

⎯De hecho tengo varias. Primero, necesitamos infligir un poco de daño a algunas de laspatrullas de Blucher, solo para mantenerlos en estado de alerta. Luego, creo que debemos hacer unejercicio entre nosotros mismos. Será nuestra primera prueba de trabajo conjunto; y existe un papel paracada una de nuestras organizaciones.

Martin Fox dejó caer su equipo sobre la mesa:

⎯Vale, hagámoslo.

⎯Primero una pequeña trampa, con su ayuda, Martin. Luego, jugamos con el GHP de CiudadEcol.

⎯La trampa la entiendo. Pero dispare a un GHP y toda ComStar estará encima de nosotros comomoscas sobre un pastel ⎯dijo King.

⎯Lo sé. No vamos a disparar al GHP, sino a los alimentadores de energía del suministro deenergía de la ciudad. Eso no viola los términos del acuerdo planetario con ComStar, pero, de formaefectiva, desmonta el GHP durante varios días. También cuento con algo de negligencia, ya que VictorDavion está al mando de los ComGuardias.

⎯Sin ofender, Christifori, pero ¿y eso qué? ⎯dijo Volk, mirando perplejo⎯. ¿Qué tiene debueno golpear un GHP?

⎯Blucher es un comandante militar con dos mundos bajo su jurisdicción en este momento.Corta las comunicaciones con otros mundos durante un tiempo y provocas una sensación de miedo en

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ellos. Pueden suponer que coordinamos nuestros esfuerzos contra ellos en Muphrid. O que planeamosgolpearles aquí y evitar que llamen a los refuerzos. En cualquier caso, Blucher tiene que desplegar lastropas, recorriendo las calles y en tensión durante muchas horas de servicio. No sucede nada, pero notanla tensión y el esfuerzo. Aun mejor, eso da cierta cobertura de prensa y atrae cierta atención hacia nuestracausa. Junto con la trampa que Katya ha preparado, obtenemos el apoyo de la población local e infligimoscierto grado de paranoia a los Guardias Arcturianos. ⎯Pudo ver que la idea atraía a todos, salvo a RufusKing.

Quien habló de forma inmediata:

⎯Así que, a parte de estas pequeñas misiones irritantes, ¿usted espera que aceptemos susordenes?

⎯Yo lo expresaría con otras palabras, pero esa es la esencia. También recopilarán informaciónque llegará a través de Katya. Pero, en última instancia, desde su perspectiva, sí, aceptaran mis ordenes.

⎯Bien, ¿quién lo pone al mando? Piensa que simplemente porque es un guerrero de fin desemana ¿vamos a caer rendidos de forma automática? Cada uno de los que estamos en esta mesa tiene suspropios seguidores. No tiene ninguna prueba de que trabajando solos, no tendremos éxito.

Archer exhaló un breve suspiro. Dejó que sus ojos se encontrasen con los de todos los demás, deuno en uno, a medida que hablaba:

⎯No tienen que seguirme, eso es cierto. No voy a obligarme a seguirles a ustedes. ¿Por quédebo hacerlo? Soy el único de esta mesa que puede desplegar un batallón de soldados.

>>La verdad del asunto es que esto no tiene nada que ver con que sea el jefe de la Milicia deThorin. Lo que importa es que soy el único que ha servido en el ejercito de la ManFed. Sé como han sidoentrenados los Guardias, lo que me permite predecir bastante acertadamente como pueden reaccionar. Sédonde son débiles, y sé como aprovechar eso. Y además, soy el único de ustedes, salvo Katya, que jamasha visto un combate real. Por último, tengo experiencia tratando con Blucher.

>>Si no quiere que dirija esto, muéstreme alguien que esté mejor cualificado, y estaré encantadode someterme e él o a ella.

Después de solo un breve silencio, todos y cada uno de los líderes rebeldes asintieron omostraron su acuerdo de forma verbal. El último en capitular fue King, aunque Archer no creía poderestar jamás completamente seguro del compromiso del tipo. Después de otra hora de discusión, él y Katyase fueron en un pequeño transporte aerodeslizado, tomando una solitaria carretera a través del oscurobosque.

⎯¿Qué piensas? ⎯preguntó ella mientras él maniobraba con el coche aerodeslizado por laestrecha vereda.

⎯Son toscos, aficionados. Y vamos a tener que mantener un ojo vigilante sobre King.

⎯¿Crees que podemos lograr que funcione?

Archer sonrió:

⎯Olvidas, Katya, que no tenemos elección. ⎯Y no la tenían.

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La guerra abierta se ha producido entre fuerzas davionesas y fuerzas pro Steiner,sobretodo en mundos donde soldados de ambos lados estaban estacionados juntos. Se confirmanenfrentamientos en Kathil, Nueva Aragon, Coventry, Nanking, Kikuyu, Demeter, Algol, BenetIII, Brockway, Bromhead, Fuerte Louden, Rasalgethi y Thorin. Mientras tanto, la Arcontesa haemitido este mensaje para su pueblo:

—Mi hermano declara que soy inepta para el trono, aunque ¿cuánta sangre inocente másderramará tratando de quitarme del mismo? ¿Es este el tan cacareado camino del guerrero?¿Sirve esto al pueblo que proclama querer salvar? Mis fuerzas lucharan si son provocadas, perolo único que quiero para mi pueblo es la paz.

⎯Informe de El mundo desde el subsuelo, emisora pirata, Thorin, 10 de diciembre de 3062.

Valle del Río Gauley, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana23 de diciembre de 3062

A unos cuarenta kilómetros al norte de Ciudad Ecol estaba el Lago Gauley, un enorme embalseconstruido hacia siglos para abastecer el suministro de agua potable de la capital del planeta. El agua delRío Gauley era contenida por un dique y el embalse suministraba agua de sobra para la ciudad. Durante laprimavera y finales del verano, el agua era drenada para mantener la integridad de la presa.

En la base de la presa había cinco enormes zanjas de drenaje. La cercana sala de control podíaabrir el flujo hasta un máximo de 48.000 pies cúbicos de agua por segundo; convirtiendo el Río Gauley,normalmente un tranquilo riachuelo de pesca, en un violento torrente con rápidos de clase V o VI. Aalgunos de los habitantes de la localidad les gustaba montar en canoas a lo largo de las aguas bravas1

cuando las compuertas de la esclusa se abrían; pero durante la mayoría del tiempo la zona estaba desierta.

Era la época tranquila del río, y las escarpadas formaciones rocosas que asomaban a cada lado lohacían una carretera perfecta para mover los BattleMechs y apartarlos de los ojos de los curiosos. Archerlo había planeado de ese modo. Usando las pocas veredas que permitían bajar a las poco profundas aguasdel río, podía moverse hacia el norte y hacia el sur más allá de la ciudad, salir con rapidez a las calzadas,golpear al Decimoquinto de Guardias y retirarse a un lugar donde los sensores se verían entorpecidos.

A una docena, más o menos, de kilómetros al oeste del río había una vía publica principal quecorría a lo largo de las cadenas montañosas de vuelta a Ciudad Ecol, que conectaba la capital con otraciudad industrial, Kendal. Los Guardias Arcturianos habían estado usando la carretera para patrullar entrelas dos ciudades; era la única calzada importante que las unía. Buscaban señales de la presencia de Archery su gente. Hoy, las encontrarían.

Archer detuvo su Penetrator en un alféizar de roca plana por encima de la orilla oriental del río.Desde allí, tenía una perfecta posición de disparo, ligeramente angulada hacia abajo, sobre el sendero quesubía hacia la orilla occidental. Miró al río, que no tenía más de un metro de profundidad y se movía conlentitud, y recordó la excitación de bajarlo haciendo rafting cuando las compuertas se abrían. Fue unosaños atrás, hacia bastante tiempo. También había estado Andrea, con algunos de sus amigos. El había sido

1 La celebre actividad de hacer “rafting” en las aguas bravas de los ríos llenos de rápidos (N. del T.)

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un poco chulo en esa ocasión, intentando impresionar a las chicas. No había funcionado, pero este día laexcursión resultaba un recuerdo cariñoso.

Era el momento de nuevos recuerdos, se dijo a sí mismo mientras cambiaba a la frecuencia demando y ordenaba a la lanza ligera de ’Mechs que se moviese hacia delante:

—La sincronización lo es todo, gente —dijo.

En el papel de cebo estaba Kane Livernois en su Stealth, recientemente repintado de marrones yverdes forestales. Kane todavía no estaba totalmente seguro en su posición como líder de lanza, peroArcher veía su potencial. En última instancia, esta operación le diría si tenía el aplomo para el mando bajocondiciones de batalla reales.

—Recuerden, una vez que dé la señal, deben estar fuera de la zona —dijo—. Capten su atencióny atráiganlos hacia aquí tan rápido como puedan.

—Copiado, Espectro Uno —replicó Kane mientras chapoteaba a lo largo del poco profundo río ysubía el sinuoso sendero de lodo. Siguiendo al camuflado Stealth estaban un Battle Hawk, enormementegastado por la batalla, un Panther, hacía tiempo capturado y repintado, y un Javelin. Archer los observóavanzar hacia arriba por el sendero, removiendo el polvo mientras desaparecían entre la espesura dearboles y vegetación. Sus sensores de corto alcance, bloqueados por los sedimentos de hierro en las rocas,perdieron el rastro de ellos antes de lo esperado.

Mientras la otra lanza bajo su mando se movía hacia las posiciones preestablecidas, Archer echóuna mirada a su alrededor, al vivido verde los arboles y a la forma en que el sol del mediodía centelleabasobre el agua. Se sintió relajado, aunque solo durante un momento. Realmente, no se había sentido asídesde la muerte de Andrea. Cada momento desde entonces había estado centrado en algún problema, enalgún objetivo, en alguna decisión. Ahora estaba extrañamente en paz.

Una voz en el auricular de Archer rompió su ensueño. Era Martin Fox:

—Espectro Uno, aquí Pit Bull. Hemos asegurado la casetilla del perro.

Archer soltó un largo suspiro, diciendo adiós a su momento de paz:

—Comprendido. ¿Alguna dificultad, Pit Bull?

—No. En realidad, parece que hemos encontrado gente que sería feliz de unirse a nosotros.

—Eso es bueno, pero aun necesitaremos inmovilizarlos cuando esto termine. No quiero que losliranos se vuelvan contra ellos o sus familias.

—Comprendo —respondió la voz distante.

—Atento, Pit Bull —dijo Archer—. Espere mi señal.

No tuvieron mucho que esperar, solo un par de horas. Empezó con un crepitar en el auricular deArcher, seguido de la voz de Kane Livernois:

—Espectro Nueve a Espectro Uno —dijo, resollando.

—Adelante, Kane —dijo Archer, envolviendo las palancas de mandos con sus manos.

—Encontré a los Guardias, señor. —De fondo había un leve susurro de estática. Archer loreconoció inmediatamente. Era el sonido de un CPP descargando cerca de la carlinga de un ’Mech.

—Tire de ellos.

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—No creo que eso sea un problema. Estaré a la vista en solo un minuto —dijo Kane—. Tengodos lanzas tras de mí. Espectro Diez ha recibido cierto daño.

Archer comprobó sus sensores de largo alcance y captó el parpadeo de la masa de muerte ydestrucción que se aproximaba. El sinuoso y estrecho sendero de montaña jugaría un poco a su favor,evitando que los Guardias formasen una línea de combate o le flanqueasen. Sería una batalla larga entre el’Mech de cabeza de ellos y la retaguardia de Livernois.

—Espectro Uno a Dos, Tres y Cuatro. Preparados para el estrangulamiento. Aténganse al plan.Estamos aquí para servir como fuego de cobertura cuando se acerquen. Contengan el fuego hasta que yolo diga —sin excepciones.

Cambiando a los sensores de corto alcance, Archer vio la serpenteante línea de ’Mechs casi alalcance de su vista. La partida sería igualada, salvo por la sorpresa que tenía preparada. Había esperadosolo una lanza de Guardias, pero la patrulla constaba de ocho ’Mechs en lugar de cuatro. Blucher debíatener a las patrullas muy cercas unas de otras.

Levantando la vista, vio su lanza de ’Mechs acercarse por el sendero en una carrera perezosa; losrayos de láser carmesí clavándose en su retaguardia a medida que descendían hacia la cama del río. Elhumo salía del Battle Hawk de Harry “Ojo de Halcón” Hogan, y las piernas y brazos del Panther delAlférez Grath estaban ahora chamuscados y negros y su lateral izquierdo casi desnudo de blindaje.

Los Guardias Arcturianos llegaron a la vista, moviéndose en una fila única y conducidos por unNightsky, verde y gris, que bombardeaba con su láser de pulso pesado al Battle Hawk de Hogan. Losrayos esmeraldas de luz fallaron de lejos, haciendo estallar las rocas, que revestían el sendero, en nubesde polvo gris. Archer sabía que su lanza de mando podía golpear sobre ellos desde donde estaba, perocontuvo el fuego. Ocultos entre las rocas, permanecerían escondidos hasta el momento preciso —a menosque fuese localizados de forma visual o detectados de forma directa.

—Espectro Uno a Pit Bull —dijo con calma, mientras Hogan giraba el torso y contestaba elfuego de los Guardias que avanzaban. Envió un dúo de misiles de corto alcance más allá del Nightsky ysobre un Cicada que estaba en segunda línea, desgarrando el blindaje sobre su rodilla izquierda.

—Adelante, señor —devolvió la voz de Martin Fox.

—Tire del tapón.

—Copiado, Espectro.

Livernois detuvo su Stealth en medio del cauce del río y se giró, liberando los dos afustes demisiles de corto alcance, uno de dos y otro de seis. Los misiles serpentearon hacia el cielo y dieron en elBlackjack verde oscuro, provocando pequeños agujeros. Kane activó su cohetes de salto y se alejósaltando tan pronto como los misiles dieron en el blanco, elevándose por encima del nivel de la posiciónde Archer pero más allá corriente abajo.

El Nightsky se movió hacia la orilla del río y disparó sobre el Javelin de la Cabo Jillian Shantea.El par de láseres de pulso medios impactó en ambas piernas del ’Mech más pequeño, haciendo pedazos elblindaje a medida que se desprendían placas protectoras. El Javelin pareció vibrar bajo los impactos, peroJillian logró mantener el equilibrio y empezó a subir el sendero por el lado del río en que estaba Archer.El campo de visión de Archer se oscureció cuando el Panther del Alférez Grath, con las heridas másrecientes aun echando humo blanco, se elevó sobre sus cohetes hasta un pequeño alféizar justo debajo dela posición de Archer.

Los Guardias debían haberlos detectado. Una lanza permanecía justo por encima de la orilla delrío, mientras el resto formaba una línea de batalla en medio del poco profundo río. El vapor se levantabaalrededor de los pies del Blackjack mientras soltaba sus láseres pesados en el Stealth de Kane, dejandoescapar el calor en el agua fría.

Archer comprobó el cronómetro en el monitor de su cabina y apuntó sus armas a un robusto Flashman,uno de los ’Mechs situados en el terreno más elevado, justo por encima de la orilla del río.

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—A todos los Espectros —dijo—, concentren el fuego en los de terreno elevado y prepárensepara aguantar.

Su objetivo disparó sobre el Panther de Grath justo un milisegundo antes de que Archer tuvieseun blanco de sus armas. El Flashman, un combatiente mortalmente armado con más láseres que unpelotón de blindados, había disparado tres láseres pesados y tres medios. En consonancia con su nombre2,el ’Mech iluminó el aire con brillantes rayos rojo cereza. El Panther de Grath giró, se contorsionó y cayóen un remolino de luz láser. Una ráfaga de disparos de cañón automático de uno de los muchachos deArcher falló el blanco, haciendo estallar los rocas que rodeaban los pies de un War Dog lirano que estabadevolviendo el fuego.

Archer disparó sus propios láseres pesados; los rayos escarlatas se clavaron profundamente en lapierna derecha del Flashman, deslizando blindaje con una ligera detonación que reverberó en losestrechos confines del barranco. De repente, llegó un rugido, un sonido en algún lugar entre el de losmisiles lanzados y una tormenta de verano. Débil al comienzo, se hizo más fuerte, más dominante,arrollador. Durante cinco segundos enteros, no hubo disparos ni lucha, mientras cada MechWarriorescuchaba el creciente sonido.

Con casi seis metros de altura, llegó el muro de agua, una enorme y espumosa ola dedestrucción. En algún sitio seis kilómetros cauce arriba, Martin Fox, y su equipo Pit Bull, había abiertolas compuertas del dique. En un instante el riachuelo poco profundo se había convertido en un rugientetorrente —una sólida losa de agua aullando como un animal.

Los Guardias Arcturianos solo tuvieron dos segundos de tiempo de reacción mientras el ríocorría hacia ellos. Los ’Mechs de avanzada intentaron salir corriendo, pero el río giraba abruptamentesolo medio kilometro cauce abajo y las dispares rocas evitaban una carrera a todo pastilla. Ni siquiera esohubiese ayudado. El Flashman y los ’Mechs de la orilla trataron de volver a retirarse por el mismosendero que les había llevado hacia abajo.

—¡Sigan disparando! —ordenó Archer y disparó su segundo circuito entrelazado de blancos(CEB) sobre el Flashman, mientras su piloto intentaba salvarse de la salvaje arremetida del río. Lamayoría del disparo de láser de Archer falló, pero impactó lo bastante para añadirlo a la confusión.Luego, un BattleMech solitario, el Nightsky, salió de las agitadas aguas bravas y subió sobre una rocaplana, desde donde, luego, siguió subiendo sobre sus cohetes de salto. Osciló como si estuviera borrachoen el aire, luego aterrizó con un fuerte estrépito sobre la orilla, con las piernas en el río y el resto de sumaltratada masa sobre las desiguales rocas. El rugiente caudal de agua había consumido a sus trescamaradas mientras trataban de huir cauce abajo.

Un BattleMech arcturiano, un Hatchetman, aun se mantenía erguido sobre el sendero. El pilotodisparó su cañón automático, golpeando al Penetrator de Archer en el pecho y desprendiendo con laexplosión varias toneladas de blindaje protector. El Penetrator se tambaleó bajo el asalto, pero Archerresistió y mantuvo el ’Mech de pie. Estaba a punto de cambiar de objetivo cuando vio que la mayoría delos Espectros de su orilla había devuelto el fuego. Como si fuese una diana, el Hatchetman fue golpeadopor no menos de cinco andanadas diferentes. Se derrumbó en una nube de humo gris y negro mientras elFlashman y un ágil Dervish se batieron en una apresurada retirada más allá del caído ’Mech, dándole pormuerto.

El Nightsky se levantó poco a poco hasta estar de pie, encendió los cohetes de nuevo y realizó unescorado aterrizaje en el sendero justo más allá de las llamas y del humo del Hatchetman que ardía comouna hoguera. Alguien del lado del río de Archer disparó un láser pesado que impactó al Nightsky justocuando se giraba para huir, extendiendo muchas placas de blindaje mientras se clavaba bien profundo. ElBattleMech de los Guardias se tambaleó, evidentemente sufriendo cierto daño interno que, con bastanteprobabilidad, era en el giroscopio dado el modo en que se bamboleaba y luchaba por mantener elequilibrio. Su pie se desmoronó en nada sobre el rocoso sendero; luego, el ’Mech se deslizó hacia abajopor las dentadas rocas a lo largo del furioso río, perdiendo placas de blindaje con cada demoledor metroque caía.

2 El significado de Flashman sería hombre centella o destello (N. del T.)

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Luego, de forma repentina, todo acabó. Tres de los Guardias habían logrado huir de la escena. El restoestaban o bien dañados por los disparos o perdidos en el río. Las agitadas aguas bravas seguíanrompiendo sobre las rocas, impasibles ante el daño que habían causado. Archer vio la forma verde yamarilla del Cicada de los Guardias justo delante del recodo de la vía fluvial, presionado por la aplastantefuerza del río contra un enorme canto rodado, incapaz de moverse. Los otros estaban bien bajo el agua ointentando abrirse paso hasta la superficie en algún sitio cauce abajo.

—Comiencen las operaciones de rescate y recuperación —ordenó Archer—. Pit Bull, amarre anuestros amigos, dele las gracias, ponga de nuevo el tapón y salga de ahí.

El Coronel Blucher se acercó a los calcinados restos del Hatchetman de la Suboficial MayorMary Jane Grand que yacía sobre el sendero. El humo aún se alzaba desde la zona de impacto que unavez había sido un BattleMech. El brazo del ’Mech, roto en el hombro, yacía cerca, el hacha característicaaun en la mano. El nauseabundo olor dulce del refrigerante y los haces de miomero quemados llenaba elaire. Debajo de él, el nivel del torrencial río empezaba a descender. Había enviado tropas al centro decontrol y habían rescatado a los dos trabajadores, atados, que allí estaban.

Esto no era bueno. Había perdido cinco BattleMechs, contando el destruido Hatchetman. Y desus examen del río desde este punto cauce abajo, era evidente que Christifori no había dejado los ’Mechsde los Guardias detrás. Había signos de un ’Mech destruido al otro lado del río, pero también había sidodestripado —se habían recuperado las piezas. Christifori había capturado los ’Mechs de Blucher junto consu MechWarriors.

Blucher ordenó a sus cazas aerospaciales y a otra compañía de BattleMechs en la zona queintentasen localizar a los rebeldes, pero regresaron con las manos vacías. Miró hacia abajo, al río, y cruzólos brazos. Sabía que Archer Christifori era un MechWarrior y un jefe magnífico. Thorin, además, era elplaneta natal de Christifori. Conocía el sitio de dentro a fuera, y además la gente le amaba. Además,luchaba por una causa, y eso solo lo hacía un enemigo peligroso y, de algún modo, impredecible. Peoraún, esta pérdida no sería buena para la moral de las propias tropas de Blucher.

El error que había cometido hoy era permitir ser conducido a luchar según los términos deChristifori; pero esto solo era el comienzo. Finalmente, pondría el dedo en la base de operaciones de losrebeldes y les lanzaría el poder completo de su batallón. Mirando hacia abajo, a los restos del Hatchetmansobre el suelo, prometió, en silencio, no cometer el mismo error de nuevo. Antes o después, prometió ensilencio a Christifori, lucharemos bajos mis términos.

* * *

Cuando Archer y su fuerza regresaron a la base, eso provocó un tumulto de regocijo. Su lanza demando patrullaría la zona, por si los Guardias habían, de algún modo, captado su rastro. Dudaba que lohubiesen hecho, pero la infantería y esa lanza serían más que suficiente para mantenerlos a raya hasta quellegasen refuerzos.

Todo el mundo agitaba los sombreros en su manos, y todo lo que podían coger a medida que supequeña fuerza entraba en lo que había sido la plaza principal de la universidad, siglos atrás. Los PrimeMovers que entraban detrás de su Penetrator llevaban el material recuperado, incluyendo lo que quedabadel Panther de Grath. Grath había sufrido una quemadura grave y era llevado al hospital de campoprovisional. Archer detuvo su ’Mech, desconectó el reactor de fusión en el botón de debajo de la consolade mando y, con un ruido seco, abrió la escotilla para bajar al suelo.

Cuando llegó allí, Katya y varios más corrieron hacia él, dándole rápidos saludos y alegressonrisas.

—¿Alguna señal de los Guardias Arcturianos? —le preguntó a ella.

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—Nuestras cámaras remotas en el valle del río los muestran aún allí, haciendo las evaluacionesde daño posteriores a la batalla y registrando la zona intentando localizarnos —dijo ella, comprobando suportátil—. Los equipos de infantería que colocamos en las montañas hicieron un buen trabajo al oscurecerel rastreo visual. Pit Bull y su gente también salió.

—¿Y la grabación de la cámara de batalla? —preguntó el, desabrochándose el traje refrigerante.Estaba empapado en sudor, y el frío aire del bosque provocó un temblor a lo largo de su cuerpo.

—Pondré a los techs a editarla y mezclarla con parte de las grabaciones obtenidas mediante lascámaras remotas. La pasaremos de contrabando en Ciudad Ecol en algún momento por la mañana, ymañana todos sabrán lo que hemos hecho.

—Quiero que saques una copia comprimida de la grabación y la envíes a alguno de miscontactos en Muphrid también. Al menos servirá para levantarles la moral. Quien sabe, ¿tal vez podamosdarle a Blucher otra patata caliente en algún sitio además de en Thorin?

—De acuerdo —dijo ella—. ¿Qué pasa con la siguiente fase de la operación?

—Si los Guardias siguen el procedimiento normal, estarán registrando la zona cercana al ríodurante el próximo día, más o menos, intentando localizarnos. Blucher estará obligado a sacar los ’Mechsde las rutas de patrulla normal para echar una mano. Eso debería hacer más fácil para Joey-Lynn poner asu equipo en posición para hacer su trabajo.

—Ciudad Ecol no es el territorio habitual de ella —le recordó Katya, expresando una cuestiónque ya había aparecido varias veces.

—Pero tiene el suficiente desparpajo callejero para hacer esto. Envíales nota en la siguiente horade que deben proceder a su antojo tan pronto como salga mi mensaje en dirección a Muphrid. —Fraser ledaría a Blucher algo más de que preocuparse.

Las Volk y su gente habían trabajado con Fox para descubrir un modo de superar, también, losproblemas con el satélite. Todo lo que Archer tenía que lograr es que los Guardias no encontrasen sufuerza.

Katya acabó de tomar nota y, luego, dobló la cubierta del ordenador portátil:

—Y, señor, creo que las felicitaciones son apropiadas.

—Sí, lo son, pero no para mí —dijo él—. Envía un mensaje de gracias al equipo Pit Bull, yasegúrate de que nuestra gente sepa que fue un trabajo bien hecho.

—¿Qué pasa contigo, Archer? Eres el comandante. —Un leve rubor iluminó las mejillas deKatya.

El movió la cabeza dos veces:

—Solo soy un hombre con un latón sobre los hombros. Esa gente hizo todo el trabajo. —Miró asu alrededor, luego abarcó toda la escena ajetreada con el movimiento de un brazo. Incluso en medio delregocijo, tanto MechWarriors como técnicos ya empezaba la tarea de reparar y reconstruir losBattleMechs dañados.

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16

Como hemos ido informando durante los últimos días, parece que la guerra está, unavez más, a punto de prender dentro de la Mancomunidad Federada. Los mensajes iniciales sobrela muerte de Arthur Steiner-Davion informaban que su muerte había sido perpetrada por asesinosdel Condominio, lo que provocó una sucesión de profundas incursiones por parte de regimientosde la Mancomunidad Federada a lo largo de la frontera con el Condominio. El Capiscol MarcialVictor Steiner-Davion, con rapidez, rechazó la implicación del Condominio y declaró que teníapruebas de que su hermana Katrina era la responsable. Llamó a todas las fuerzas leales para quese uniesen a él, y parece que lo han hecho. La Arcontesa se refiere a los conflictos que surgen enmuchos mundos de la ManFed como “pequeños incidentes domésticos”. Este periodista, sinembargo, ha obtenido una grabación exclusiva sacada subrepticiamente de Nanking que muestracon gran exactitud la gravedad a la que ha llegado el conflicto. Tomen nota, no obstante, de queesta grabación puede contener escenas demasiado violentas para los espectadores más jóvenes.

⎯Informe de Dwight Lansing, corresponsal principal de la revista de noticias en holovideo Elasunto real, Liga de Mundos Libres, 20 de diciembre de 3062.

Ciudad Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana26 de diciembre de 3062

⎯¿Cuál es el tiempo estimado para la reparación del daño? ⎯preguntó Blucher mientrasajustaba el control de la mesa holográfica para aumentar la luz en la sala de mando. El lugar se habíaconvertido casi en una prisión para él, y su paciencia se hacía cada vez más escasa. Christifori no iba adarle una oportunidad para hacer lo que mejor sabía hacer: una lucha justa en un campo de batalla abierto.La debacle en el río había sido una trampa. Peor aún, le había obligado a debilitar la seguridad en laciudad.

Y había pagado un alto precio por ello. Tres coches bombas separados habían incapacitado lassubestaciones de energía que alimentaban al GHP planetario, aislando de forma efectiva a Thorin delresto de la Esfera Interior. Sin el GHP, no había forma de enviar o recibir mensajes desde otros mundos,lo que significaba que no sabía lo que ocurría en el resto de la Alianza Lirana. También resultabaimposible contactar con sus otros dos batallones en Muphrid.

Mucho había sucedido en los últimos días, y la situación se había hecho más volátil. Losdisturbios sociales, ahora, habían escalado hasta sublevaciones ante la declaración de Victor de suintención de deponer a la Arcontesa. Blucher tenía que admirar al tipo como guerrero, pero, a los ojos delcoronel, era más Davion que Steiner. A pesar de las terribles acusaciones, Katrina Steiner era laArcontesa, no Victor. Blucher creía que su deber le obligaba a oponerse a los esfuerzos de Victor paraderrocar a la Arcontesa.

⎯Podemos lograrlo, como mucho en dos días, pero, es más probable en tres días más ⎯replicócon cuidado el Teniente Fisk.

Blucher sabía que eso era demasiado tiempo. Mucho podía ocurrir en tres días. Sus movimientosiniciales en Muphrid habían sido más decisivos que en Thorin. Había eliminado a la milicia planetaria,absorbiéndola en los Guardias. Su jefe interino en el planeta, la Kommandant Constance McCoy, habíahecho un trabajo rápido, por iniciativa propia, para asegurarse que los medios de comunicación diesen lasnoticias adecuadas.

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El no había sido tan afortunado. De alguna forma, Christifori había editado una grabación de latrampa y la había puesto en manos de los medios de comunicación solo una hora después de que Blucherhubiese mantenido una rueda de prensa negando el incidente. El resultado fue que había quemado a fondosu propia credibilidad ante la población local. Peor todavía, Christifori parecía ser un héroe porenfrentarse al ejercito de la Alianza con un mínimo derramamiento de sangre.

⎯Y ¿qué pasa con los interrogatorios al terrorista capturado? ⎯Durante un ataque a unasubestación, las tropas de Blucher habían logrado aprehender a un terrorista sospechoso. Un miembro deuna banda, nada menos. ¿Estas eran la clase de gente que los rebeldes querían que luchasen por su causa?

⎯Tenemos algunos nombres, incluido el nombre de su líder de célula, una tal Joey-Lynn Fraser.Ambos son de Ciudad Opal, que está a unas pocas horas de aquí. Vinieron a Ecol solo para ejecutar laoperación.

⎯¿Fue capaz de obtener la localización de la base de Christifori?

⎯No, señor. El no la conocía. Usamos drogas durante el interrogatorio para confirmar lainformación que nos dio, pero aun no hemos logrado más detalles. Los rebeldes están organizados porcélulas, y usted sabe qué difíciles son estas de romper. Conseguimos otros cuatro nombres, y hecontactado con la policía local de Opal, pero aun no ha sido localizado ninguno de los terroristas. Sinembargo, localizamos la familia de uno de ellos.

⎯¿Los puso bajo custodia? ⎯preguntó Blucher.

⎯Parecía prudente. Puede ayudarnos a hacer que salga al menos uno de ellos ⎯dijo Fisk.

Blucher se frotó la frente:

⎯Había esperado eludir tomar tales acciones, pero no nos dejan elegir.

Otro oficial llegó y entregó a Blucher un informe. Tomó la hoja y la examinó, luego levantó lavista hacia el oficial:

⎯Teniente Sherwood, usted sirvió con Christifori. ¿Puede decirnos algo que nos sirva de ayuda?

El oficial de cabello rojo movió la cabeza:

⎯No estaba enterado de su detallado plan operativo, pero sé esto: Archer Christifori hace pocoen la vida que no haya planeado o calculado. Si destruyó nuestro GHP, lo hizo por una razón, aunque solofuese para acorralarnos contra la pared.

⎯Eso creo yo también ⎯dijo Fisk.

⎯Hemos estado en una fase de alerta total y hemos hecho regresar a nuestras tropas a la ciudada causa de los ataques, pero, desde entonces, no hemos visto más acciones de su parte ⎯dijo con calmaBlucher, pensando en voz alta⎯. Lo que significa o que hemos pasado algo por alto o que estamoshaciendo lo que quiere que hagamos. Sabe como estamos entrenados para reaccionar, y, hasta ahora,hemos sido un juguete en sus manos. Quiero que empiecen de nuevo las patrullas, con patrones estrictos.Vamos a buscarle.

⎯¿Es eso inteligente? ⎯preguntó Fisk.

Blucher ignoró la pregunta y se giró de nuevo hacia Sherwood:

⎯¿Qué piensa, Teniente?

⎯Bien, señor, Christifori ha estado en el ejercito toda su vida. Si usted juega según las reglas, leparará siempre. Conoce las reglas. Cojones, estaba allí cuando se escribieron.

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Blucher se encontró sonriendo por primera vez en días:

⎯Bien. Saquen las patrullas. Olviden los problemas del GHP y lo que puede estar sucediendo enel resto de la Esfera Interior. Tenemos una rebelión justo aquí en Thorin y vamos a acabar con ella. ⎯Suspalabras eran firmes, pero una parte de él esperaba que el resto del Decimoquinto de GuardiasArcturianos en Muphrid no estuviesen también enfangados haciendo frente a tropas rebeldes.

Archer estaba de pie ante la solapa abierta de la tienda que servía como su cuartel general decampo y miraba hacia fuera al antiguo patio. Le dolían los músculos, pero el fresco y seco aire erarefrescante. En algún sitio, por encima de él, oyó el aleteo de las alas de un gran pájaro y los suavesarrullos de otro. La actividad a su alrededor tenía el mismo ambiente pausado: la frase oportuna, la risaocasional. Durante un instante, se sintió más como si estuviese en medio de una escena pastoril en lugarde en una base militar.

Darius Hopkins llegó cuando Archer seguía de pie estirando los brazos y hombros:

⎯¿Cuál es nuestra situación, Darius? ⎯preguntó.

⎯Desearía haber recuperado bastante más de ese Nightsky ⎯se quejó Hopkins.

⎯¿Qué pasa con el material que recuperamos?

⎯El Cicada es funcional, para ser un Cicada. El War Dog sufrió esencialmente daño en elblindaje, y tenemos el Balckjack operativo, con unas pequeñas modificaciones. Reduje a chatarra el resto,incluido el Javelin de la Cabo Shantea. Junto con lo que recuperamos de los restos del Hatchetman y delPanther de Grath, diría que estamos dispuestos.

Archer asintió de forma aprobatoria:

⎯He echado una mirada de comprobación. Uno del grupo de Las Volk solía ser unMechWarrior. Dale el Cicada.

⎯Buena idea ⎯dijo Hopkins, limpiándose las manos en un trapo que sacó de su bolsillotrasero⎯. Hablando de extras, hemos enviado los MechWarriors que capturamos al continente sureño.⎯Hopkins había diseñado un plan para sacarlos, sin ser detectados, en bote, hacia las tierras de cultivodel sur, donde serían ocultados en una granja propiedad de la familia de Catherine Daniels.

Ambos hombres se giraron para ver como un camión aerodeslizado llegaba al patio abierto, susección trasera cargada de suministros bajo una cubierta de plexialquitrán. Katya salió del asiento depasajeros y se acercó caminando hacia ellos.

⎯Veo que su viaje por suministros fue bien, Haupt. . . Capitán ⎯Archer no pudo evitarequivocarse con la nueva estructura de rangos. Iba a llevar cierto tiempo acostumbrarse a ella.

⎯Sin problemas, pero nuestros contactos en la ciudad informan de que Blucher ha ordenado quelas patrullas salgan de nuevo. ⎯Ella parecía preocupada.

Archer estaba algo sorprendido ⎯e impresionado. Felix Blucher no era el tipo de soldadoconocido por luchar con los puños:

⎯Eso es un cambio. Tal vez nuestro coronel aprende a adaptarse.

Katya asintió:

⎯Parece que trata de recuperar la iniciativa. No es tonto, este coronel lirano. Trata de darle lavuelta a las cosas.

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⎯¿Cómo va la Operación Pequeño Juan?

⎯La gente de Volk y de King están listos para la diversión y para el control de la multitud si lascosas se salen de mano. Nuestros equipos han sido bien informados sobre el plan y han estadopreparándose para ello.

Archer estaba satisfecho con el informe, pero la agitación de la actividad en torno al camiónaerodeslizado le hizo girarse para mirar de nuevo. Seis técnicos estaban sacando un enorme contenedorque ocupaba la mayoría del lecho del camión:

⎯No recuerdo nada tan grande en la lista de suministros ⎯dijo él.

⎯No estaba en la lista, señor ⎯dijo Katya con una sonrisa⎯. Vino en una nave de carga yestaba esperando en el espaciopuerto. Quienquiera que lo envió hizo un buen trabajo al comprar a losinspectores locales de aduanas. No estoy segura de cómo el capitán del transporte logró superar a la gentede seguridad de Blucher. Mantienen las cosas bastante controladas allí. El armador contactó con algunode los locales que conocía a alguna gente que contactó conmigo. Comprobé la carga tres veces paraasegurarme de que no era una trampa. El papeleo venía con esta carta dirigida a usted.

Le entregó un sobre, que estaba dirigido a Archer Christifori con el rango de coronel. Sacó unpequeño disco de datos y pidió prestado el portátil de Katya para ejecutarlo. Se giró alejándose levementepara lograr algo de privacidad mientras el portátil leía el disco. El mensaje tardó un minuto en aparecer.

Notó una cálida punzada en las esquinas de sus ojos mientras escuchaba las palabras. No eratristeza, sino el despertar de un recuerdo cariñoso. Miró hacia Katya y Hopkins y sonrió. Levantó elportátil y subió el volumen para que pudiesen oír la repetición del mensaje.

La imagen parpadeó durante un momento, luego mostró a un hombre que parecía orgulloso yregio en un limpio uniforme de paseo. Su cara estaba desgastada más allá de los años, y había cierta penaen los ojos que Archer comprendía. Su voz, incluso a través del pequeño altavoz del portátil, resonó en elaire del bosque.

⎯Archer, he recibido noticias sobre la muerte de su hermana y deseo extenderle mis mássinceras condolencias. También yo he perdido recientemente un hermano querido y conozco la tristezaque debe estar sintiendo. En muchos aspectos, tenemos que culpar, aunque sea de forma indirecta, a lamisma persona por nuestras pérdidas.

>>Como su anterior oficial al mando, desearía que hubiese más que pudiese hacer para ayudarle,pero otros asuntos también presionan. Además, diría que tiene la situación en Thorin bastante controlada.

>>Por favor, acepte estas cosas como regalo. Confío en que les dará buen uso.

>>Como rebelde, sería juzgado según los caprichos de las leyes y de los validos de Katrina. Elcastigo para los terroristas puede ser la muerte. Sin embargo, le otorgo el nombramiento de coronel de lasFuerzas Armadas de la Federación de Soles. Su designación regimental es, oficialmente, los Vengadoresde Archer1, el Primer Regimiento de Thorin. Como OM2, usted puede otorgar a su gente nombramientosy alistamientos completos. De ese modo, si son aprehendidos, tendrán derecho a protección comoprisioneros militares bajo la Convención de Ares en lugar de ser tratados como terroristas. No le colocobajo mi mando porque usted no lo ha pedido, pero esto puede otorgarle un poco de paz mental extra.Espero que lo aceptará.

>>Sé que no había planificado recuperar su vida como guerrero, pero estos son tiempos oscuros yparece que no hay otro camino de salir salvo luchar. Le ayudaré en cualquier forma que pueda en elfuturo, y estoy seguro de que hará lo mismo por mí.

1 En la traducción al castellano se pierde parte de la simbología original, ya que el nombre de la unidad esArcher´s Avengers. De ahí la doble A del blasón y la insignia (N. del T.)2 Siglas de Oficial al Mando, Commanding Officer en el original (N. del T.)

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Luego, la imagen desapareció y fue reemplazada por el símbolo del sol llameante y la espada dela Federación de Soles.

Se produjo un largo silencio antes de que hablase Darius Hopkins:

⎯Cojones, no me lo creo. El mismísimo Príncipe Victor Steiner-Davion.

Archer devolvió el portátil a Katya:

⎯Siempre tuvo cierta tendencia hacia el drama. Ahora, dinos que hay en la caja, Katya.

⎯Minas de explosión hacia arriba, algún material de sensores bastante sofisticado, algunascargas configurables, unas pocas unidades portátiles de contramedidas electrónicas y algún tipo dematerial de circunvalación de la seguridad que costará bastante comprender.

Archer silbó:

⎯Todo material útil. Escóndanlo. Todavía tenemos trabajo que hacer en la Operación PequeñoJuan. Diría que tenemos que formular un modo para informar al resto de las tropas que acaban de firmarcon las FAFS.

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Solo ahora se filtran informes procedentes de Robinson respecto a los ataques noautorizados contra el Condominio Draconis en revancha por la muerte de Arthur Steiner-Davion.Se dice que como punta de lanza de la operación se halla el Primero de Rangers de Robinson, elcual, según parece, ha atacado y tomado el mundo de Proserpina, con la ayuda del Octavo GRCde los Lanceros de Crucis y el Batallón de Entrenamiento de la Academia de Robinson. Aún nohay informes confirmatorios de que los mundos del Condominio de Al Na’ir, An Ting y Marduktambién hayan sido atacados.

⎯Informe de El mundo desde el subsuelo , emisora pirata, Thorin, 26 de diciembre de 3062.

Ciudad Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana28 de diciembre de 3062

El Segundo Banco de Thorin estaba localizado a unas ocho manzanas del fuerte de la LigaEstelar que los Guardias Arcturianos usaban como base de mando. La mediocre estructura de ladrillotenía bastante más de un siglo y estaba situada en la esquina de una calle. Aunque el banco podía ser másbien mediocre, para Archer y su gente tenía un rasgo destacado único.

Era el banco más cercano al fuerte.

Mientras algunos señalarían que un ejercito funciona en base a su estomago, la verdad es quesobrevive en base a la paga. Los soldados, como cualquiera que trabaja para otro, esperan el día de paga.Para las tropas de la Alianza Lirana en Thorin, gozar de las cosas que el dinero podía comprar era parte desu recompensa por tener que vivir dentro de la olla a presión que los rebeldes habían hecho para ellos.

La economía, legal o sumergida, también se beneficiaba. Muchos MechWarriors y soldados ibandirectamente a los negocios locales a gastarse el dinero ganado con el sudor de la frente. El día de paga,los bares locales estaban llenos, las tiendas de todas clases estaban ocupadas atendiendo a los soldados y,en general, la economía local se veía estimulada a causa de la afluencia de dinero.

Hoy sería un día diferente.

Para realmente meter las manos en la caja, los Guardias necesitaba acceder a un dispositivodispensador de dinero, pero tales comodidades eran raras en el reducido vecindario que rodeaba al fuerte.Y por ello, los soldados se dirigían derechos al banco más cercano —en este caso, el Segundo Banco deThorin. Tirarían de sus fondos y saldrían por la ciudad.

Las patrullas de Blucher habían establecido un cordón en torno al banco, los negocioscolindantes y el fuerte. Era arriesgado cuando su gente se alejaba de la seguridad de la guarnición, perono podía mantenerlos perpetuamente encerrados.

En casi todas las esquinas de las calles había una pareja de infantería, equipada con materialpesado y llevando armas voluminosas. En los bordes de la zona había un puñado de vehículos blindados,tanques ligeros y TPBs, una presencia militar que debía haber sido más que suficiente para rechazarcualquier ataque de los rebeldes.

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Archer y Katya habían pensado mucho para planificar la Operación Pequeño Juan —desde todolo necesario para controlar a la muchedumbre hasta la necesaria neutralización de las fuerzas terrestres.Incluso el nombre había sido elegido de forma cuidadosa, tomándolo de la leyenda de Robin Hood.Habían dejado poco a la suerte.

Justo ahora Archer estaba estacionado bajo las turbias aguas del Río Gauley, que era todo lo quepodía ver a través de la puerta visual del Penetrator. Había decidido que era la mejor forma de colocar asu ’Mech en posición, en la ciudad, sin ser descubierto. Navegar los oscuros cauces del río habíaresultado difícil, pero lo había hecho. Confiaba en que, como él, Katya y los otros estuviesen también enposición. Ahora, solo era cuestión de ejecución.

El Coronel Blucher, normalmente, daba permiso solo a un tercio de sus tropas a frecuentar lazona de seguridad. De este modo, podrían sacar el dinero, acudir a los negocios locales y regresar a laseguridad del fuerte. Era un procedimiento difícil. Uno que Archer planeaba romper ahora.

Viendo solo a través de los visualizadores digitales iluminados de su carlinga, comprobó sussensores de corto alcance y el cronómetro. Si todo iba según lo planeado, la primera fase estaba enmarcha. Había mantenido, en el pasado, sus escasos elementos de cazas aerospaciales en una pista deaterrizaje escondida hasta ahora. Varios cazas debían estar ya estacionados en la órbita alrededor deThorin. Sus objetivos eran los satélites orbitales de inteligencia de Blucher. Su perdida evitaría querastrease lo que iba a pasar. Todo lo que Archer tenía que hacer ahora era esperar . . .

Katya Chaffee, vestida como cualquier otro ciudadano medianamente pobre, se movió calleabajo llevando sus bolsas de comestibles. Andaba arrastrando los pies, tomando nota de los soldados en laesquina. Uno de ellos acababa de verificar su DI1, que indicaba que ella vivía en el vecindario. Gracias ala gente de Las Volk, que conocían a algunos de los mejores falsificadores de Thorin.

Ella giró la esquina en la Avenida Euclid, y vio el tanque estacionado allí, un Demon de sesentatoneladas pintado de camuflaje manchado de verde. Bloqueaba un lado de la calle a lo largo de la acera.La escotilla superior estaba abierta y su comandante colgaba medio dentro medio fuera, observando a lamuchedumbre con una mirada desinteresada, salvo para una joven dama que caminaba por su campo devisión.

Katya siguió bajando la calle con parsimonia, dando al vehículo solo una mirada ocasionalmientras se acercaba a éste. El comandante le echó una mirada, pero todo lo que vio fue una mujer demediana edad cargada de comestibles, ninguna amenaza para su poderoso tanque. Estaba más interesadoen sus colegas, los soldados de la Alianza, que estaban al final de la calle. Katya se giró sobre sí misma ytambién los vio. Iban derechos al banco. Algunos iban juntos riendo, otros, de manera despreocupada,subían despacio los escalones. No tenían idea de lo que se les venía encima.

Unos pocos pasos más allá del campo de visión del comandante, Katya buscó en una de susbolsas y colocó de una palmada un pequeño dispositivo en la parte trasera del Demon mientras pasaba. Suseñal sería localizada desde kilómetros.

Las Volk, vestido con un mono de mantenimiento de Ciudad Ecol y casco, también pasó junto ados miembros de la fuerza de seguridad cuando él y uno de los suyos se aproximaron a una de lasentradas a las alcantarillas. Se detuvo para encender la colilla de un cigarrillo y estuvo erguido, de formadespreocupada, chupándolo durante un breve momento. Luego, usó la vara especial que llevaba paralevantar la tapa de las alcantarillas mientras su compañero señalaba la zona con una cinta de seguridad ydos conos.

De repente, un soldado se acercó junto a ellos, con el arma levantada:

—¿Qué hacen? —requirió.

1 Siglas de Dispositivo (Documento) de Identificación (N. del T.)

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—Mantenimiento de la línea de alcantarillado. El flujo está bajo —replicó Volk, encendiendootro cigarrillo y, luego, manoseando en la trasera de su tanque de oxigeno para sacar un trozo de papelsucio de su bolsillo—. Esta es mi orden de trabajo.

El soldado la miró, luego, a Volk, quien se limpió la nariz con la manga de su mono. El hombrede infantería se acercó a la caja de herramientas y la pateó con suavidad. Oyó el traqueteo de lasherramientas y notó el considerable peso.

—¿Flujo de alcantarillado? —preguntó, arrugando la nariz y el labio superior al mismo tiempo.

—Sí —replicó Volk con una sonrisa—. Alguien tiene que ajustarlo.

—Mejor usted que yo, colega —dijo el soldado, devolviéndole la orden de trabajo. Luego, segiró y rápidamente se alejó caminando.

Desde la azotea del edificio del banco, el Sargento Mayor Hopkins y un pelotón de infantería seapretaban unos contra otros cerca de las unidades de mantenimiento del aire para no ser vistos desde laotras azoteas. Era uno de los pocos equipos de la operación que vestía con sus uniformes en lugar deropas civiles. Estaban unos seis pisos por encima del nivel de la calle y, gracias a las pequeñas cámaras devigilancia montadas y que Hopkins controlaba ahora, podía ver que los Guardias entraban en el banco.Luego, miró a lo largo del tejado y vio que el equipo para bajar por la cuerda estaba en su sitio.Comprobó su cronometro.

Desde la órbita sobre Thorin, la Teniente Francine Culver captó la señal que venía desde CiudadEcol en sus sensores de largo alcance. El objetivo estaba localizado. Cambió el alcance de bombardeo desu Lucifer y armó los misiles bomba Arrow IV. Otro objetivo se encendió también e indicó a sucompañero de ala, Andrew Hackley, que planeaba cerca de ella en su Chippewa:

—Drew, prepara las bolas.

—Tomaré la señal bravo, toma tu la alfa —le oyó ella decir en el receptor sobre su cabeza.

—Recuerda las ordenes del coronel. Dos pasadas, ni más, ni menos; luego, nos escapamos bajoel radar y directos a la base auxiliar.

—Esto debería ser casi tan fácil como esos satélites que hicimos estallar —dijo Hackley, con untono de excesiva confianza. Esta sería la primera vez que probaba el combate real, lo que Culver sabíaque se encargaría de rebajar esa arrogancia pagada de sí mismo en cuestión de segundos. Sonrióbrevemente, luego devolvió su mente a los negocios.

—Hagámoslo —dijo ella e impulsó su caza en una abrupta zambullida hacia la bola azul yblanca de Thorin, debajo de ella.

Archer rodeó la esquina en su Penetrator y barrió la zona con sus sensores de corto alcance.Captó un Rommel, un Puma, un Demon y un par de Zephyrs. Aunque ninguno de los tanques estaba en sulínea de visión, sabía que también el aparecía en los sensores de ellos ahora. Eso estaba bien. Su trabajoera ser el cebo, atraer su atención. Retiró los pies de los pedales de pie y disminuyó la velocidad hastadetenerse. Aquí estoy chicos, pensó, ahora ¿qué vais a hacer?

Según sus sensores, las fuerzas de blindados de los Guardias trataban de hacer señales al fuerte,pero eso no iba a funcionar. La gente de Fox había ocultado un dispositivo de interferencia entre su actualposición y el fuerte, lo que interrumpía las comunicaciones. Los Zephyrs intentaban moverse por lascalles paralelas, acercándose a su posición. El Rommel se movía solo ligeramente por la calle en queestaba él, pero era ocultado por las señales y los arboles de la esquina. Estaba allí, sin embargo, según le

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decían a Archer los sensores. Solo el Puma y el Demon mantenían el terreno. Comprobó su cronometrouna vez más; luego, sus sensores de largo alcance en su monitor auxiliar. Allí estaban, los cazas,descendiendo en picado hacia Ciudad Ecol.

—¡Bingo! —dijo el—. Espectro Uno a todas las fuerzas. ¡Ejecuten!

* * *

De repente el aire en la calle parecía cargado, como si cerca hubiese un estallido eléctrico. ElPuma, una peligrosa monstruosidad con tres semitorretas, se movió unos ocho metros, colocándose paraproporcionar cobertura al Rommel que había en mitad de la calle. Las Volk observaba desde dentro de lacloaca cuya tapa había abierto solo unos momentos antes.

—Pásame las cargas —dijo a su hombre en la cloaca. Tomó las cargas de la bolsa de lona yavanzó a rastras el resto del camino fuera del agujero.

Pasó a la carrera agachado hasta el Puma, que estaba solo a unos doce metros de distancia. Lainfantería de la calle no le dedicó ni la más mínima atención. Todo el mundo estaba en movimiento; elpánico apareció cuando los liranos empezaron a responder al enemigo oculto. Volk se acercó al Puma ypegó una carga encima de la escotilla trasera. Era explosivo moldeable diseñado precisamente paracombate cuerpo a cuerpo. Tiró de la cuerda del detonador y corrió hacia la cloaca.

A continuación hubo una enorme explosión que sacudió el blindaje superior del tanque de formapoco agradable. La explosión fue tan fuerte que Volk voló por encima del pozo abierto y aterrizó confuerza sobre el suelo. Su compañero dentro del pozo también fue lanzado con brusquedad y cayó confuerza hacia atrás, pero retrocedió y sacó la pistola y apuntó, disparando a un par de infantes que semovían lejos de él. Uno cayó en seguida. El otro, asustado por el tiro a su espalda, giró una esquina. Eltiro errado levantó un poco de polvo de la pared de ladrillo donde la bala había acabado su vuelo.

Volk se arrastró sobre las manos y las rodillas hasta el pozo y se metió dentro hasta el primerescalón. Pudo ver una gruesa mancha de humo serpenteante que se elevaba desde la escotilla del Pumadonde había puesto la carga moldeable. El tanque aun estaba operativo, pero su tripulación estaríaconmocionada. Un rugido desde el cielo le hizo levantar la vista. Vio la pulcra forma de un cazaaerospacial, descendiendo con un ruido atronador entre los altos edificios a lo largo de la calle, lanzandosus . . .

—. . . bombas fuera —aulló la Teniente Culver mientras soltaba la mitad de sus Arrows IV. Losmisiles serpentearon y giraron en su vuelo, el sistema de puntería de sus armas alimentado por la señalque venía del intensificador de blanco plantado sobre el Demon. El tanque intentó moverse, pero no pudo.Solo una de las bombas erró el blanco; el resto se clavaron ellas mismas en la parte delantera y el flancoderecho del Demon. En mitad de tales explosiones, Hackley disparaba también sobre la torreta y en elblindaje frontal del tanque.

Culver volvió a tirar de la palanca de mando y su Lucifer se puso boca abajo, elevándose enángulo cortado a pico. Notó su peso aumentar en el asiento de la cabina mientras luchaban contra lasfuerzas de gravedad que trataban de forzarla. Elevándose por encima de los edificios, ejecutó un largo ymajestuoso arco de salida por encima de Ciudad Ecol.

—Le di al mío, Drew. ¿Y tú?

—El culo de ese Rommel vomita fuego, y no se mueve —respondió él—. Me alejo bastante paraotra pasada.

—Solo una más —dijo ella—. El Coronel Christifori nos espera para cenar.

—Solo quiero darle las gracias a los tipos de infantería que señalaron esos objetivos paranosotros. Seguro que resulta dulce ver un blanco perfecto.

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—¡Ahora! —dijo el Sargento Mayor Hopkins mientras su equipo descendía por las cuerdas hastala parte frontal del banco. Precisamente en ese momento salían por la puerta dos docenas del personal delos Guardias mirando fijamente a los disparos que se producían dos manzanas más abajo. En el momentoen que Hopkins y los otros tocaron el ferrocemento, apuntaron sus rifles de asalto Rorynex en las espaldasde los soldados.

—Ríndanse ahora o mueran —escupió Hopkins. Los aturdidos soldados se giraron y seencontraron encarando un pelotón de infantería fuertemente armado y blindado. La mayoría, observó élcon satisfacción, estaban de pie boquiabiertos, sin saber lo que pasaba. Su infantería se acercó a ellos conrapidez, quitando las armas al cinto a los oficiales y asegurándose de que ningún soldado tuviese algunaotra arma.

—Soy el Kommandant Derkson. ¿Qué significa esto? —finalmente logró pedir uno de ellos.

—Significa que ustedes son nuestros prisioneros. Ahora, Kommandant, si hacen el favor, creoque tienen parte de su paga en los bolsillos. Todos ustedes, saquen el dinero ahora o les dispararemos.

—¿Esto es un robo? —dijo tartamudeando el Kommandant Derkson.

—En cierto sentido —dijo Hopkins, ofreciéndole una dentona sonrisa—. ¿Ha oído alguna vez lahistoria de Robin Hood?

Archer rodeó la esquina a solo medio bloque del Zephyr que trataba de flanquearle. Bajo ylustroso, el tanque aerodeslizado Zephyr circulaba con lentitud, manteniéndose a menos de medio metropor encima de su faldón. El Guardia conductor abrió fuego con los misiles de corto alcance y los láseresmedios tan pronto como vio al ’Mech de Archer. Los MCAs destrozaron un enorme trozo del pecho delPenetrator, y el ’Mech se balanceó bajo los impactos simultáneos. Uno de los láseres del tanque fallócompletamente, pero los otros dos golpearon en las piernas.

Comprobó el monitor de daños y vio que el blindaje permanecía, lo que eran buenas noticias.Agilmente ajustó su palanca de control y bajó el retículo de puntería enfocándolo en la parte delantera delZephyr. Apretó con el pulgar en el gatillo del CEB y escuchó como los dos láseres pesados de alcanceampliado gimoteaban al cambiar de ciclo durante su descarga.

Los brillantes rayos carmesíes de energía se clavaron en la torreta del Zephyr. Humo blanco ygotas derretidas de placas de blindaje se precipitaron al exterior, y el vehículo aerodeslizado se parótotalmente. Mientras la onda de calor aumentaba de forma temporal en su carlinga, Archer hizo volverlentamente al desgarbado Penetrator a la cobertura del edificio. Sus sensores le dijeron que el Zephyraceleraba, aparentemente buscando atravesar su campo de disparo. Parecía que el tanquista iba a tratar dederribarle con la torreta mientras pasaba a su lado.

Archer movió lateralmente el Penetrator a lo largo de la calle, aumentando su campo de disparo.Eso debía dejar al Zephyr fuera de sitio. El vehículo aerodeslizado de rápido movimiento disparó dondepensaba que debía haber estado Archer, dándose cuenta solo en el último momento que ya no estaba allí.

Archer no cometió el mismo error. Mientras se recargaban sus láseres pesados, disparó seis desus láseres de pulso medios. Las ráfagas esmeraldas de luz agujerearon el blindaje lateral del tanque,quemando pequeños agujeros a todo lo largo del lateral izquierdo y del faldón. Dos golpearon en latorreta, que ya estaba chamuscada de su anterior impacto. Hubo una explosión, y la torreta se balanceóhacia atrás, colgando medio dentro y medio fuera del Zephyr.

El vehículo de los Guardias se inclinó mucho a causa de la explosión, girando de perfil a su pasocalle abajo, y un milisegundo más tarde salió del campo de visión de Archer. Sin su torreta, no teníamuchas posibilidades de seguir en la batalla. Los sensores de corto alcance se lo confirmaron. El vehículo

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aerodeslizado huía rápidamente hacia el fuerte. Archer se encontró deseando poder elogiar al conductorpor ser lo bastante inteligente como para saber cuando retirarse. Eso era solo un recordatorio más de quelos Guardias eran una unidad de primera.

A lo lejos en la distancia vio a sus dos cazas aerospaciales alzarse para la segunda pasada,alejándose hacia un lado de Ciudad Ecol:

—Espectro Uno a Cerebro —dijo—. Informe de situación.

—Los Zephyrs se alejan —respondió Katya—. Nuestra infantería y la gente de Volk tostaron alPuma. Hopkins ha asegurado los objetivos. Vapuleados un Rommel y un Demon.

—Bien. Voy para allá. Que todos estén preparados para largarse y empecemos a trabajar con lamultitud y los medios de comunicación.

Archer detuvo su Penetrator delante del banco y bajó la vista hacia la multitud que se habíareunido allí. Ahora que había parado el tiroteo, mucha gente había salido para ver quien había atacado, yporqué.

Activó el altavoz externo, de modo que todos los que estaban dentro de la manzana pudiesenoírle:

—Sargento Mayor, ¿tiene el dinero?

—Sí, señor, cada uno de los malditos billetes-L —dijo Hopkins por el comunicador de muñeca.

—Suba —dijo Archer. Con un saco en un brazo, Hopkins empezó a subir la escalera de manohasta lo más alto del Penetrator mientras Archer empezaba a hablar.

—Gente de Thorin, soy Archer Christifori. No hemos venido hoy aquí a hacerles daño; solo a losopresores que han llegado a nuestro mundo. Este dinero es el que han ganado con la sangre de otros,fondos que les pagan por mantenernos bajos sus talones. No merecen el dinero, pero creemos quevosotros sí.

Como si fuera una señal, Darius Hopkins abrió el saco y lo agitó con fuerza. Los billetes-Lliranos, muchos mostrando la cara de Katrina Steiner o de su madre mártir, se movían a la deriva por elaire. La gente levantaba los brazos, tanto hacia el dinero que caía como hacia el Penetrator que seasomaba sobre ellos.

Archer saboreó el momento, se permitió un instante para paladear los gritos y aclamaciones, ylos aplausos; luego, ordenó a sus equipos que partiesen y se dispersasen. Las cosas habían ido bien, perotambién era un soldado que sabía cuando era el momento de irse. No había ninguna ventaja en insistir enello. No con un enemigo como el Coronel Blucher cerca, un enemigo que estaría buscando venganza . . .especialmente después de hoy.

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Como consecuencia del reciente ataque rebelde en el centro de Ecol, el Coronel FelixBlucher, comandante del Decimoquinto de Guardias Arcturianos, anunció esta mañana que ochoterroristas sospechosos han sido aprehendidos y puestos bajo custodia. Ninguna evidencia, encontra de tales individuos, ha sido hecha pública.

⎯De El Interprete de Thorin, columna de Beth Ann Sorantino, Ciudad Ecol, 29 de diciembre de3062.

Ciudad Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana29 de diciembre de 3062

La explosión fue tan fuerte que lanzó a Felix Blucher hacia atrás casi cinco metros a lo largo delpatio del puesto de mando. Sus tímpanos estallaron, y giró sobre si mismo dos veces antes de terminargolpeándose contra una valla. Su pierna herida palpitó, aun dañada desde la última vez que una explosiónle había lanzado a través del aire. Fue, durante un milisegundo, como si estuviese atrapado en unapesadilla, pero los ruidos apagados y los olores dijeron a Blucher que esto no era un recuerdo o un sueño,sino un maldito pedazo de realidad.

Levantando la cabeza del suelo, vio la puerta delantera del fuerte en ruinas. De la pared exteriorsubía humo hacia el cielo como si se tratase de una pira funeraria; y las llamas lamían toda la puerta. Elpersonal se movía por todas partes, y eso le hizo comprender que esta vez no era él el objetivo del ataque.Después de tocarse para estar seguro de que no se había roto nada o estaba sangrando, rápidamente llamóa Fisk por el comunicador de muñeca.

—Ha habido una explosión en la puerta delantera —dijo él. A lo lejos, en la distancia, al otrolado de los enormes muros del fuerte, escuchó otra explosión, aunque apagada, más suave.

—¡Alerta total! —ordenó.

Los tenientes Fisk y Sherwood llegaron corriendo donde estaba unos momentos después,cogiendo y sosteniendo a Blucher, uno a cada lado, para ayudarle a recuperar la posición erguida. Condelicadeza, los alejó de sí y señaló hacia la puerta, donde los bomberos y los hombres de infantería habíanllegado. Las sirenas resonaban por todo el muro exterior, y cuando su sentido del oído regresó a lanormalidad, pudo oír gritos en la distancia.

—¿Qué pasó? —requirió.

—Parece que nuestros TPBs fueron golpeados por una bomba. Debe haber sido un coche o uncamión lleno de explosivos —dijo Sherwood, siguiendo la mirada de Blucher hacia la frenética actividadque rodeaba la puerta principal.

—¿Qué pasa con la gente?

Fisk movió la cabeza:

—La mayor parte de una manzana se ha derrumbado encima de ellos, señor. —Por una vez élhabía perdido su engreimiento, y Blucher no necesitó oír más. Cualquier explosión que pudiese romper la

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puerta principal habría aplastado a los transportes de personal blindados como copas desechables. Habíaarrestado a algunos alborotadores, y esta era la respuesta de los rebeldes.

—Despliegue más patrullas. Refuercen las barridas de la ciudad con el satélite. Quiero a loscazas en el aire, haciendo vuelos de reconocimiento —dijo. Las ordenes manaban de su lengua casi sinpensar—. Nunca pensé que Christifori se rebajaría a algo tan perverso, pero, ¡cojones!, voy a asegurarmede que no lo haga más.

Archer miraba detenidamente el proyector holográfico de campo, observando las imágenes de lacarnicería causada en una manzana completa en llamas. Se frotó la barbilla pensativamente mientrasKatya se acercó para mirar también. La grabación continuaba mientras la voz en off de un reportero hacíael recuento del número de víctimas tanto de los Guardias como de los civiles.

—¿Quién hizo esto, Katya?

—Finalmente, logré contactar con todas nuestras células, pero no fue fácil. Los liranos hanintensificado, enormemente, la vigilancia desde que Blucher empezó a arrestar a la gente. Pero en la callese rumorea que esto es trabajo de Rufus King.

—King —dijo Archer cabreado, mirando fijamente aun la calle en llamas y los trabajadores derescate sacando a los heridos y muertos de entre los escombros. Era la célula de King la que habíainutilizado los arrestos de Blucher, y King apenas había escapado de la red que Blucher había tejido entorno a sus actividades—. Y ¿no sabíamos que esto iba a pasar?

Katya bajó la cabeza avergonzada:

—No, señor.

—King —repitió él, preguntándose que hacer con este hombre que le había desafiado—. Es mifallo. Debí haber visto que nunca pretendió seguir las instrucciones. Lo noté desde la primera noche enque nos encontramos con él.

—No, Coronel. Yo debía haberle tenido vigilado. La culpa es mía.

—Lo que me preocupa es que esto da a Blucher más motivos para seguir con los castigosseveros.

—Si lo hace, solo conducirá a más gente hacia nuestra causa.

—Probablemente tienes razón, pero eso no ocurrirá de la noche a la mañana. En el ínterin genteinocente va a sufrir. Esa es la parte triste de todo esto. Hasta ahora, hemos librado una guerra detravesuras. Hemos sido irritantes. Hemos ganado batallas pero evitando los baños de sangre. Hemosrobado al rico para dárselo al pobre. Hemos ido minando la moral de nuestros enemigos. Pero esto locambia todo. Blucher va a venir detrás nuestra en serio, y mejor que ideemos un modo de enfrentarnoscon eso.

El mensaje llegó a través de la unidad de comunicaciones de la mesa de despacho del CoronelBlucher; lo que inmediatamente le hizo recordar su código de mando. No era un comunicado típico, sinouno que llevaba el protocolo de la Casa de la Arcontesa —un mensaje personal de Katrina Steiner.

Frotándose el brazo dolorido, dijo la frase código que abriría el archivo:

—La victoria tiene miles de padres, pero la derrota es huérfana —dijo él. Las palabras dispararonel cierre del archivo, revelando la imagen de Katrina Steiner sentada detrás de su mesa de despacho, elpuño de hierro de la Alianza Lirana colgaba detrás de ella.

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—Transmitir esto por el circuito prioritario debe haber costado una fortuna —murmuró él,recostándose para observar. Katrina Steiner vestía un vestido azul oscuro que resplandecía en la pantalla.

—Este mensaje es para todos los comandantes de regimiento de las Fuerzas Armadas de laAlianza Lirana —dijo él—. Está clasificado y no debe ser distribuido o discutido, bajos las condicionesdel Acta de Sedición. —Se detuvo y miró hacia fuera directamente desde la pantalla como si lo hiciese alos ojos de cada uno de los comandantes.

—Como la mayoría de ustedes saben, mi hermano Victor ha realizado, recientemente, falsasacusaciones conectándome con la muerte de mi hermano. —Con voz afligida, vacilante, como si latraición de Victor le rompiese el corazón.— Sus palabras han provocado disturbios en mundos por toda laMancomunidad Federada, y mucha gente tuvo que ser arrestada. Terroristas davioneses, patrocinados porVictor, también han atacado a muchas de nuestras unidades. Grandes cantidades de nuestras tropas hanresultado muertas o heridas por estas actividades terroristas. Algunos comandantes han abandonado suhonor y su deber como defensores del reino y se han unido a mi voluntarioso hermano. Ustedes y susunidades han sido leales a nuestra Casa, incluso a través de la muerte de mi madre, de los juegos deguerra de mi hermano y, ahora, de su nueva llamada a la guerra. Les digo ahora que estoy con ustedes, sino físicamente, en espíritu. Ustedes son lo mejor de todo lo que es lirano.

>>Para proteger la integridad de nuestro reino, ahora declaro la ley marcial para toda laMancomunidad Federada. Los comandantes, a nivel personal, usarán su propia discreción a la hora deejecutar tales ordenes.

>>Las fuerzas davionesas, que se llaman a si mismas miembros de las Fuerzas Armadas de laFederación de Soles, han atacado varios planetas. Para evitar la extensión de más propaganda separatista,limito el flujo de información vía GHP. No se permitirán las comunicaciones entre mundos que no seande estamentos militares. Esto puede tener repercusiones económicas a corto plazo, pero es necesario parainutilizar la coordinación de nuestros enemigos.

>>Desde este momento en adelante, existe un estado de guerra entre la Alianza Lirana y laFederación de Soles dirigida por mi equivocado hermano. Sin embargo, no haremos esta declaraciónpública dado que solo galvanizaría sus esfuerzos por unir a los elementos rebeldes. Pero no tengan dudas,ya estamos en guerra. Todos los comandantes de guarnición deben considerar que nuestros enemigos sonterroristas y deben usar las medidas más severas para tratar con ellos. El destino de Casa Steiner y de laAlianza depende de vuestra habilidad para aplastar a estos traidores. Apoyaré completamente vuestrasacciones y decisiones como las de protectores leales del reino.

La imagen desapareció cuando dejó de hablar, fundiéndose en el gran puño que simbolizaba a laAlianza Lirana. Blucher contempló la imagen durante un momento, luego cortó la comunicación. Notenía necesidad de replicar. Comprendía las implicaciones del mensaje y pensó en la astuta estrategia dela Arcontesa. Ella otorgaba a los comandantes mano libre para mantener el orden y suprimir la rebelión,pero había dejado espacio para poder resarcirse si el resultado no era el que ella deseaba.

Se dejó caer pesadamente de nuevo sobre la silla de piel, la cual rechinó ligeramente bajo supeso. La situación en Thorin estaba empeorando, y había recibido informes similares desde Muphrid,donde la guarnición había perdido casi el equivalente a una compañía de MechWarriors. Era cierto quehabía hecho algún progreso, había aplastado a una célula rebelde; pero eso solo era el principio. Hastaahora Archer Christifori no había recurrido al asesinato, pero la bomba le había revelado como unenemigo sin honor. Muchos habían muerto en esa explosión.

Con las tropas siendo masacradas mientras estaban indefensas, ¿qué elección le había quedadosalvo acatar las ordenes de la Arcontesa como si las viese correctas? Había ordenado, de forma inmediata,el establecimiento de campos de detenidos, aunque no aprobaría la tortura u otros malos tratos. Empero,sabía que campos y arrestos no serían suficiente para detener a Christifori.

Desde este momento en adelante, debía tomar y mantener la iniciativa, pero no estaba seguro decómo. Se frotó la barbilla pensando; luego empezó a vislumbrar una idea. Podía costarle algún material yhombres, pero, al final, le permitiría, por fin, hacer salir a su presa.

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Acercó la mano hacia el sistema de comunicaciones, pulsó el código para acceder al sistema devigilancia vía satélite que orbitaba Thorin. Tenía un plan, uno que sacaría a Archer Christifori y susrebeldes de la escena de una vez para siempre.

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Las acciones del Teniente Coronel Christifori y sus compañeros de la milicia no debenser consideradas imprudentes. Si tuviese que hacer un pronóstico, Jerry, diría que estaautodenominada rebelión fracasará en una semana, dos como máximo.

⎯La semana de Thorin revisada, comentario de Katie Winson, Compañía Emisora de Donegal,1 de enero de 2063.

Poblado de Louisa, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana2 de enero de 3063

El Gaitero estaba vacío, a excepción del camarero, dos parroquianos pobremente vestidos yArcher y Katya. Cuando Rufus King y dos de los suyos entraron en el bar, solo Archer y Katyareaccionaron. King pasó con lentitud y tranquilidad por la sala hasta llegar a la cabina donde ellos estabansentados, en la zona más oscura al lado de la pared trasera. Se sentó en la silla enfrente de ellos.

—Pensaba que no íbamos a tener estas pequeñas sesiones cara a cara —dijo él mientras susmatones también entraban en los apretados confines de la cabina; provocando un chirrido al sentarsesobre las sillas de piel sintética. Su tono era tan sarcástico y arrogante como la ultima vez que sereunieron.

—En efecto —dijo Archer en voz baja, para que no pudiese ser oída por los otrosparroquianos.— Eso fue antes del incidente en la base de los Guardias.

—No tengo idea de lo que está hablando —dijo King inocentemente, luego soltó una ligera risitacomo si estuviese contento consigo mismo. Eso hizo que Archer desease aplastarle las palabras en la cara.Solo un tonto sonreiría ante las muertes de otra gente, aunque fuesen enemigos.

Katya tampoco se divertía:

—Tenemos nuestras fuentes, King. Sabemos todo sobre ese camión cargado con explosivos.

Eso le hizo cabrearse:

—No se pavonee de su moral superior ante mí, señorita. Solo porque, aquí el chico héroe —señaló con un dedo a Archer— no desee hacer un poco de daño de verdad a los liranos, eso no significaque yo tampoco. No tuve más elección que hacerme cargo de las cosas a mi modo. Blucher capturó casi atodos los de mi célula, mientras yo escapaba por los pelos. Bien, ahora sabe lo que pasa cuando te enredascon Rufus King.

Archer estaba igualmente cabreado. Con gran esfuerzo, mantenía una apariencia de calma yfrialdad:

—Establecí nuestras reglas de actuación. Usted las rompió. Esto es serio, King.

—Si usted no aprueba lo que hice; bien, entonces es el momento de que me separe de usted y supequeño ejercito y empiece a actuar a mi modo.

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—Más de una docena de civiles inocentes murieron a causa de la bomba que puso usted. Nolibramos una guerra para volver a la gente en contra nuestra. Peor aun, usted ha dado a Blucher una buenarazón para acosar a más gente inocente. Ya ha empezado a establecer campos de detenidos.

King se acarició su oscura barba de chivo y lanzó una sonrisa amarilla. El asiento chirrió bajo élcuando se movió:

—Usted se olvida de mencionar que matamos más de treinta soldados de infantería, por nomencionar las otras dos docenas que continúan aun hospitalizados. Mi acción neutralizó una compañíacompleta de infantería. Eso es más de lo que usted ha hecho, Christifori; y usted es quien tiene losBattleMechs.

Archer arqueó una ceja, que fue su única muestra de emoción:

—¿Cuántos inocentes deben pagar el precio de sus acciones, King? Más de trescientos han sidoarrestados ya, y más son capturados cada día. Usted no parece darse cuenta de que gente inocente murióen su acción terrorista. Usted es imprudente.

—Bien, Coronel Christifori, esto me suena como si hubiésemos llagado al momento de ladespedida. —King asintió a sus compañeros que era el momento de irse. Se deslizaron fuera de la cabinay se quedaron de pie esperando que King hiciese lo mismo.— Haga la guerra a su modo. Yo lucharé almío. Al final, ambos ganaremos. —Se puso en pie y dejó escapar la misma risa autosatisfecha.

King se dio la vuelta y había dado varios pasos hacia la puerta cuando Archer y Katya tambiénse deslizaron fuera de la cabina:

—King —dijo Archer, lo bastante alto para que le oyesen todos los que estaban en El Gaitero—,me temo que no va a ser tan fácil.

King y sus guardaespaldas se volvieron totalmente y los dos guardas sacaron sus lanzadoras depostas y las apuntaron en la dirección general de Archer y Katya.

—Lo siento, Coronel. Tengo mis propios planes —dijo King.

Un chasquido estrepitoso y un seco sonido llegaron desde detrás de King. Ni Archer ni Katya semovieron, pero el sonido de balas siendo colocadas en la recámara, de martillos siendo amartillados, tuvoel efecto deseado. Con miradas temerosas, miraron por encima de sus hombros y vieron al camarero conuna escopeta apuntada hacia ellos. Los otros dos “parroquianos” tenían levantados subfusilesametralladores. Katya caminó hacia delante y quitó las armas a los matones de King.

—Valoro el hecho de que usted tenga planes —dijo Archer—, pero como puede ver, yo tambiénlos tengo.

—¿Qué me va a hacer usted? —preguntó King.

Archer dejó que se desatase su rabia:

—Asegurarme de que no arruina más vidas inocentes.

Ciudad Opal era una ciudad industrial de tamaño mediano a unos doscientos cincuentakilómetros al oeste de Ciudad Ecol. Como Ecol, había sido bombardeada durante la caída de la LigaEstelar original y, finalmente, había sido reconstruida. Sus fábricas producían fundamentalmenteproductos comerciales y químicos. Opal no manufacturaba armas, pero los materiales que enviaban fueraestaban entre los activos militares estratégicos de la Alianza Lirana. También era el campo de operacionesde los Tigres Blancos, la banda de motos aerodeslizadas dirigida por Joey-Lynn Fraser.

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Bajo las nuevas ordenes de Blucher, los Guardias Arcturianos estaban obligados a patrullar todoel camino a Opal, un servicio que no le gustaba a nadie. Los Tigres Blancos habían atacado confrancotiradores, de forma continua, a la infantería, hasta que Blucher los reemplazó por tanques. Cuandolos tanques fueron bombardeados, los reemplazó con BattleMechs. Desde entonces, los Tigres Blancoshabían evitado encontrarse son sus hombres.

Esta noche sería diferente.

Había dos BattleMechs de patrulla, pero Joey-Lynn y Darius Hopkins tenían una sorpresaesperando para ellos. Tres de las motos aerodeslizadas y uno de los diminutos aerodeslizadores SavannahMaster de la milicia actuarían como cebo. Las motos, dirigidas por Joey-Lynn, dispararían sobre los’Mechs de patrulla con cohetes lanzados desde el hombro y el Master dispararía con el láser. Eso atraeríala atención de los ’Mechs mientras Hopkins y tres pelotones de infantería de la milicia intervenían paraacabar el trabajo.

Desde su posición entre las ramas de un inmenso olmo, Hopkins vio una llamarada de luz yactividad a varios kilómetros de distancia, a través de sus binoculares de visión nocturna. Sabía lo queera: la descarga de misiles de corto alcance y un rayo láser clavándose en el aire nocturno. Bajó losbinoculares y señaló al resto de sus tropas. Varios de ellos estaban también en los arboles, armados conbarras de agarre que les permitirían sujetarse a, y escalar por, un ’Mech en movimiento. A lo largo de lacarretera había una ligeramente atrincherada línea de parapetos que no supondrían un obstáculo para unBattleMech, pero proporcionaría a la infantería cierto grado de protección. El resto de la gente deHopkins estaba oculta en una trinchera provisional a lo largo de los bordes de la carretera. En medio de lacarretera, conectada al detonador en sus manos, había una pequeña sorpresa que había llevado horaspreparar.

—Espero que los chicos ingenieros supiesen lo que hacían —murmuró Hopkins para sí mismo,mirando desde arriba el camuflado equipo de movimiento de tierra colocado en una cercana parcela delbosque.

Primero oyó el agudo murmullo de las motos aerodeslizadas. A menudo reducían la marcha,como si diesen tiempo a los ’Mechs para ponerse a su altura. El Savannah Master llegó a continuación, elsonido zumbante de la carga del láser y el estallido de sus audibles disparos más o menos al mismotiempo que aparecía éste. Desviándose bruscamente de atrás a delante, el láser se clavó, calle abajo, en unpar de BattleMechs: un Gallowglas y un Lancelot. El láser no hizo mucho más que hostigar a los ’Mechs.El Lancelot disparó sus propios láseres al diminuto aerodeslizador, pero la velocidad del vehículo y losgiros en arcos muy cerrados que ejecutaba hacían difícil impactar. Una lanza carmesí impactó en unárbol, que se separó en dos, moviendo el suelo y el árbol donde estaba acurrucado Hopkins.

Ambos ’Mechs corrían hacia delante mientras las motos aerodeslizadas pasaban a la carrera através de una pequeña brecha en los parapetos, apenas visible en la oscuridad. Situados en un lugarseguro, en la retaguardia de la infantería, Joey-Lynn y sus camaradas ahora se daban la vuelta paraencarar a sus perseguidores. Hopkins, desde su elevada posición entre las ramas, observaba atemorizadocomo pasaban los ’Mechs. Incluso después de tantos años de servicio militar, la majestad de las maquinasde guerra hacía que blindados e infantería empalideciesen en comparación.

El Gallowglas estaba a la cabeza, reduciendo el paso casi hasta pararse en frente de losparapetos. El Lancelot estaba algo más alejado por detrás, y se paró justo cuando el Savannah Master seelevaba hacia arriba y por encima de la infantería situada en la cuneta al borde de la carretera. Hopkinsobservaba paralizado. Los ’Mechs estaban junto encima de la trampa. Abrió el botón de seguridad deldetonador y presionó con el pulgar en el disparador.

Era un foso de cuatro metros de profundidad —con el ancho de la carretera— y de diez metrosde largo. Una falsa superficie era aguantada por docenas de soportes metálicos especialmente cortados.La superficie había sido reforzada, pero tenía numerosas juntas de separación que estaban cubiertas conpequeños implantes explosivos. Los ingenieros de combate de la milicia habían apostado entre ellosmismos que el foso no se derrumbaría a la primera pisada del Gallowglas encima de él.

Los rayos explosivos cortaron la superficie de separación y, de forma repentina, la “carretera”que había debajo del par de ’Mechs de los Guardias desapareció en una humareda de humo, polvo y

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confusión. La MechWarrior del Gallowglas era buena. Justo cuando se produjo la explosión, ella trató deandar hacia delante por encima del parapeto. Pero con un pie levantado en alto y el otro cayendo cuatrometros, fue inútil. El Gallowglas cayó hacia atrás, golpeándose con tanta fuerza que el árbol de Hopkinstembló de nuevo y las pulverizadas placas de blindaje llenaron el aire.

El MechWarrior del Lancelot nunca tuvo ocasión de responder. Mientras el ’Mech más grandecaía rozándole, el también cayó hacia delante. El ’Mech se giró ligeramente mientras caía; luego, sezambulló boca abajo en el foso enfrente del parapeto. Hopkins estaba apunto de indicar a la infantería queentrase en acción, pero no fue necesario. Ya estaban trepando por encima de los ’Mechs, sujetandomochilas de cargas en las articulaciones críticas de las maquinas caídas. Otros soldados se erguían sobrelos parapetos y apuntaban sus MCAs de lanzamiento sobre el hombro a las carlingas de los ’Mechs, quese encontraban solo a unos pocos metros de distancia. Si los pilotos hubiesen intentado escapar, habíanencontrado una muerte odiosa.

Hopkins sacó su unidad de comunicaciones y abrió un canal de banda ancha que era probableque escuchasen los Guardias:

—Desconecten sus BattleMechs y ríndanse ya, y vivirán. Tienen ambos adosados bastantesexplosivos como para dejar a sus ’Mechs en simple chatarra chamuscada.

—¿Quién es usted? —le devolvió una voz de mujer mientras el piloto del Gallowglas intentabasalir por si misma del foso, balanceando al ’Mech lo suficiente para que la infantería de encima tuvieseque saltar a un lado.

—Sargento Mayor Darius Hopkins de los Vengadores de Archer —dijo él—. Tienen tressegundos para obedecer.

—¡Bruto apestoso! —escupió ella en respuesta. Desde debajo él oyó el estallido y el siseocuando las escotillas de ambos ’Mechs completaron el ciclo de apertura. Los MechWarriors salieron, conlas manos sobre las cabezas pero mirando con desprecio. Hopkins bajó del árbol y se mantuvo de pie enel borde del foso mientras sus soldados iban quitando las cargas explosivas.

—Buen trabajo, chicos —dijo él, luego se giró hacia los dos MechWarriors con sus calzones ytrajes refrigerantes.— Bienvenidos a los Vengadores de Archer. Considérense prisioneros de guerra.

Blucher miró fijamente al hombre que colgaba atado como un cerdo de la línea que corría a lolargo del puesto de seguridad. Estaba vivo, pero solo semiconsciente. Su boca estaba tapada con cinta,pero seguía intentando hablar e, incluso, lograba comunicar su angustia. Se retorcía casi como un pezcogido en un sedal, colgando solo medio metro por encima del ferrocemento de más allá del muro delfuerte.

—¿Cómo ocurrió esto? —preguntó el coronel a un sargento cercano mientras dos soldados ibana bajar al tipo.

—Dos de nuestros hombres estaban de patrulla y fueron aturdidos con gas desde detrás. Fuerondesarmados, pero no dañados. Cuando se despertaron, encontraron a este tipo amarrado y con un sobredirigido a usted. Aseguramos la zona y contactamos con usted.

Blucher cogió el sobre y lo abrió desgarrándolo. Desdobló la única hoja de papel y la leyó en lasemioscuridad de las luces del perímetro mientras las polillas revoloteaban alrededor de ellos en laoscuridad. Reconoció la escritura, que había visto dos veces antes como la de Archer Christifori.

—Coronel Blucher —empezaba—. Este hombre que le he dejado es Rufus King, el únicoresponsable del ataque terrorista con bomba contra sus tropas. Ni yo ni nadie de mi gente sancionamossus acciones, ni éramos conscientes de su plan. Operó totalmente solo. La información que tiene sobrenuestra operación ya no es útil para usted.

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>>Se lo entrego con mi promesa de que lucharemos un guerra honorable. No convencional (perohonorable). Lucho para echarle a usted, como símbolo de la presencia de la Arcontesa, fuera del planetaThorin, no para matar gente de forma caprichosa. Haga con King lo que deba, pero le aseguro que esoscampos de detenidos no serán ya necesarios. Usted tiene al hombre que derramó la sangre de su gente.Usted y yo dirimiremos nuestra disputa como verdaderos soldados.

>>Firmado, Coronel Archer Christifori, Vengadores de Archer.

Blucher dobló la hoja con cuidado y la deslizó dentro de su bolsillo:

—Estoy seguro de que envió esto a los medios de comunicación también, Archer —dijo en vozbaja—, pero no será tan fácil.

—¿Señor? —preguntó el sargento.

—Nada —respondió Blucher secamente—. Bajen esa cosa y métanla en una celda. —Gesticulóseñalando la forma de Rufus King, que aun colgaba en el aire como una mosca atrapada en unatelaraña.— Hay mucho que hacer antes del amanecer.

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20

El abogado de King, Raul Frost, no hizo comentarios al abandonar el juzgado, peropresentó una moción para cambiar de sede, sobre la base de que la publicidad en torno al casoimpediría que King obtuviese un juicio justo en Ciudad Ecol.

⎯De Boletín de noticias a las 6:30, Ciudad Ecol, 4 de enero de 3063.

Ciudad Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana6 de enero de 3063

El principal personal de mando de Blucher estaba de pie en torno al visualizador holográfico, elcual mostraba una escena de onduladas y extensas montañas, coronadas por altos arboles. Silenciosos ypensativos los oficiales estudiaban el terreno, repleto de estrechos caminos embarrados y veredas que,difícilmente, podían ser llamados carreteras.

Blucher, aun cojeando ligeramente, se movió alrededor de la mesa dirigiéndose hacia el panel decontrol:

—Nuestra inteligencia se ha redimido. Sabiendo que la gente de Christifori recupera nuestrosBattleMechs , fuimos capaces de montar una trampa. Como saben todos los presentes, todo nuestromaterial pesado está repleto de dispositivos localizadores. Suponemos que sus técnicos, primero, losinutilizarían y luego recuperarían el equipo. Esta vez ocultamos un segundo grupo de dispositivos, unosque tenían señales programadas para dispararse muchas horas más tarde. Gracias a nuestro sistema desatélites, hemos identificado lo que parece ser su base principal de operaciones. —Señaló a la escenaforestal en la mesa del visualizador holográfico.

Felix Blucher se sentía mejor que en los días precedentes. Finalmente, se enfrentaría a losllamados Vengadores de Archer en un combate violento en igualdad de condiciones. Eran buenos, lesconcedería eso. Habían aguantado contra sus veteranos, pero solo por combatir como una guerrilla enlugar de cómo guerreros honorables. Y solo luchaban cuando podían elegir el momento, la localización ylas condiciones. Esta no era el tipo de guerra para la que estaban entrenados los hombres de Blucher. Notenían tampoco la ventaja de conocer cada roca, árbol y riachuelo de Thorin y como usarlos contra elenemigo.

Nada de eso importaba, realmente. Blucher sabía que el destino del estado lirano dependía de ély otros comandantes que luchaban por sostener a la Arcontesa y el gobierno de la ley. Las apuestas eranaltas, pero si Christifori podía ser capturado o asesinado, el viento de la revuelta sería eliminado deThorin.

—Los rebeldes, según parece, usan los terrenos de la vieja universidad como base deoperaciones —dijo él—. Nuestros ingenieros han conseguido mapas del lugar e informan que muchas delas estructuras aun están de pie. No dejen que todos estos arboles les engañen. Es bastante posible que seencuentren en un entorno de combate urbano cuando asaltemos su puesto de mando.

Apuntó su batuta en el visualizador holográfico y presionó un pequeño botón en la batuta. Unaflecha, roja brillante, apareció a lo largo del único camino que conducía hacia la base rebelde:

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—El plan requiere un asalto en tres partes. Kommandant Derkson, llevará su compañía mixtapara subir el camino principal, que es donde sus defensas, probablemente, serán más fuertes. No obstante,usted es una diversión. Su trabajo es hacer que el enemigo baje de su base en las montañas y hacia la zonaa lo largo de la carretera.

Blucher movió la batuta por encima de la mesa mientras presionaba otro de los pequeños botonesde control. Esta vez la brillante flecha roja que aparecía en el aire apuntaba hacia abajo, hacia las antiguasruinas:

—Nuestros cazas aerospaciales atacarán la base principal. Bombardearemos la zona paralimpiarla de follaje e incapacitar sus centros de mando y control desde el aire.

Una presión en un tercer botón de control mostró otro grupo de flechas a lo largo de los flancos de lafuerza del Kommandant Derkson:

—El resto de nuestras fuerzas, bajo el mando de los Hauptmanns Keiver y Gotteb, avanzarán porlados opuestos de la carretera y atacarán a la base rebelde desde los flancos. El espeso bosque ocultará susmovimientos, por lo que los equipos de los flancos se desplegarán antes que Derkson. Una vez que elenemigo coja el cebo, aplastarán lo que haya quedado de sus capacidades de mando y control y lesgolpearán por la retaguardia.

Miró directamente a Keiver y Gotteb, que escuchaban con gran interés. Keiver era un hombre depelo oscuro con una cara tan llena de cicatrices que parecía mucho más viejo de la edad que tenía. Gottebtenía un cabello rubio recortado y un tatuaje del rayo de un relámpago, cerca de la oreja derecha, querelucía bajo la luz holográfica. Ambos estaban, evidentemente, preparados para el combate, para uncombate real, no para las trampas y escaramuzas y los actos terroristas que los Guardias habían soportadohasta ahora.

El Teniente Sherwood también estaba presente:

—Coronel, señor, ¿cómo nos aseguraremos de que Christifori no pueda escapar?

Blucher sonrió levemente:

—Buena pregunta, Teniente. Ahora que sabemos donde mantiene la mayoría de sus BattleMechsy fuerzas blindadas terrestres, nuestros satélites de vigilancia realizan exámenes concentrados de la zona.Si trata de escapar, podremos seguirles la pista paso a paso.

—¿Cuándo salimos? —preguntó el Teniente Karter Moody, uno de los pocos miembros quequedaban de la compañía de blindados.

—Las operaciones comienzan mañana por la tarde. Ya tengo a nuestros satélites concentrándoseen confirmar datos sobre el numero y localización de los enemigos. No se equivoquen en una cosa, noobstante. Hemos perdido alguna gente buena (y algunos buenos amigos) en esta revuelta. No toleraremossu rebelión por más tiempo. Nuestra lealtad es para Casa Steiner y su Arcontesa, con independencia delparloteo de los medios de comunicación o de Victor Davion. Manténgase centrados, tengan a su gentelista. Si ganamos, la guerra en Thorin acaba.

Los oficiales reunidos en torno al holovisualizador asintieron y murmuraron en señal deaprobación. Blucher ajustó su postura para quitar el peso de su vibrante muslo y observó sus caras. Elloscomprendían tan bien como él que esta era una pelea que tenían que ganar. Con las perdidas que habíansoportado los Guardias hasta ahora, nunca podían mantener una presencia en Thorin con lo que lesquedaba.

—Estamos jodidos —dijo Darius Hopkins cuando Katya finalizó su informe.

—Podías ser un poco más optimista —dijo Archer.

Blaine L. Pardoe Capítulo 20 Justin_Xiang

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—Realmente estamos jodidos, señor. —Hopkins frunció el ceño y sus pobladas cejas seacercaron incluso más.

—El Príncipe Juan asumió grandes riesgos para entregarnos esta información. Ahora hemos dedecidir que hacemos con ella.

—Podemos evacuar —dijo Katya—, pero eso indicaría a los liranos que hemos plantado un topoen sus filas. Tendríamos que sacar al Príncipe Juan.

—Eso no es aceptable. El es demasiado útil. —Archer no estaba preparado para perder lapreciosa inteligencia que el Príncipe Juan les suministraba. Era una de las cosas que le daban ventajacontra un enemigo poderoso. Bajó la mirada hacia el mapa de campo desplegado en la sombría habitaciónque había convertido en un bunquer de mando provisional. La noche empezaba a descender sobre elbosque, y las luces amarillas del bunquer producían raras sombras a medida que del grupo se reunía entorno al mapa.

—Señor —dijo Katya—, tenemos dos lanzas de blindados terrestres en esta base. El resto está aunos cincuenta kilómetros de distancia. También tenemos casi media compañía de infantería y la mayoríade nuestros BattleMechs (doce de ellos, incluyendo los recién llegados). Los elementos aerospacialesestán aún en nuestro oculto aeródromo. Los liranos tienen casi veinte BattleMechs y dos lanzas deblindados terrestres, además de una lanza completa de cazas aerospaciales.

—Somos superados en numero —dijo la Capitán Alice Gett.

Archer frunció el ceño:

—Siempre hemos sido superados en número. Ese nunca ha sido el tema. —Había mantenido, deforma deliberada, una lanza de ’Mechs y un poco de blindados terrestres e infantería lejos de la baseprincipal. De modo que si esta base caía, quedasen suficientes Vengadores para dañar a los liranos. Sinembargo, tenía que reconocérselo a Blucher. Había encontrado su base de mando e inmediatamente habíaideado un plan para destruirla. Era un enemigo formidable, parecía que, finalmente, salía de lasinterrupciones. Los rebeldes perderían, sin importar como evolucionase la batalla. Nunca podrían volver ausar esta base ahora que los liranos conocían su localización. Eso dolía, y punto.

—Podíamos tirar de nuestras reservas, concentrarnos para una gran batalla, echarlos ahora —dijoHopkins.

El larguirucho Capitán Paul Snider habló a continuación:

—Algunos de nuestros MechWarriors están aun crudos en el sillín. Hemos recuperado algunos’Mechs decentes, pero los novatos aun están aprendiendo como pilotarlos. Este no va ser un bautismoideal bajo el fuego.

Archer estudió el mapa, pensativo, en silencio y largo rato. Los otros parecían saber que teníanque dejarle estar, pero el silencio colgaba amenazadoramente en el aire. Archer consideró y rechazónumerosas posibilidades; luego un nuevo pensamiento le golpeó. Podía existir una forma para volver elplan de Blucher en contra del mismo, pero suponía un gran esfuerzo y riesgo.

—Vale, gente. Aquí va lo que quiero que hagáis. De forma inmediata, empezad los preparativospara la retirada. Cargad todo el material, suministros y personal no combatiente. Pero no nos movemos,no aún. Simplemente tened todo listo para partir. —Hablaba con toda la confianza que podía reunir,esperando que los otros cobrarían animo a partir de su calma.

—¿Tienes un plan? —preguntó Katya.

—Eso creo, Katya. Tenemos más o menos una docena y media de vibrabombas. Podemosusarlas y las minas de explosión hacia arriba para cubrir el flanco derecho y la carretera principal. Ambospelotones de infantería se enfrentarán a la diversión principal de los Guardias tal y como Blucherplaneaba, con una pequeña cantidad de blindados terrestres para mostrarles a los Guardias lo que quierenver.

LA FORJA DE UN HÉROE

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Trazó una línea sobre el mapa de papel:

—Su flanco derecho se verá ralentizado por el bosque y las minas. El resto de nuestros blindadosestarán allí, también, lo suficiente para atascarlos por un buen rato. Mientras tanto, nuestros ’Mechs semueven en torno a su flanco derecho y les golpean fuerte. Luego, nuestros techs y no combatientesemprenden viaje por el camino del sur antes de que los cazas de los Guardias empiecen sus pasadas.Expulsamos a su flanco derecho y lo empujamos derecho hacia su fuerza de diversión. Luego, nosretiramos antes de que su flanco izquierdo pueda venir a por nosotros. Llenamos toda la base deexplosivos, trampas explosivas, etc. Cuando lleguen aquí para destruir nuestro centro de control y mando,caen en una trampa preparada para explotar a su alrededor.

—¿Qué pasa con los satélites? Cuando salgamos, nos tendrán pillados todo el camino hacianuestras otras bases —dijo Katya.

—Ahí es cuando usted entra en juego, Capitán. —La miró y cruzó los brazos.— Martin Fox y sugente han estado estudiando el sistema de satélites durante bastante tiempo. Los satélites no son el puntodébil; son fáciles de reemplazar. Lo son las estaciones de transmisión. En lugar de usar nuestroselementos aerospaciales para defender esta localización, bombardearemos una de las estaciones detransmisión en el continente sureño. La gente de Martin y Katya sabotearán la otra. Golpeadla hastahacerla añicos.

—¿Qué pasa con las transmisiones del satélite de campo?

Archer se encogió de hombros:

—Eso supondría más tiempo y dificultades de las que merece.

Darius Hopkins se rascó la parte de atrás de su cabeza y estudió el mapa:

—Simplemente puede funcionar —dijo él—. Pero tendremos que utilizar la mayoría de nuestrosexplosivos al hacerlo. —Miró por toda la habitación.— Además, vaya pena. Era una gran base.

—Digan lo que quieran sobre Blucher, técnicamente gana esta batalla, precisamente porobligarnos a dejar este lugar —dijo Archer—. Lo que tenemos que hacer ahora es asegurarnos de que suvictoria no sea completa, eso si no se convierte en una matanza. Tenemos que golpearle duro, golpearledonde es débil, y luego pirarnos.

—¿Donde estará nuestro nuevo CG, Coronel? —preguntó Snider.

—En mi carlinga —dijo Archer—. Esta no es la batalla final, pero si lo hacemos bien, los liranosvan a estar tan ocupados lamiéndose las heridas que los embotellaremos durante bastante tiempo.

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21

⎯Sr. Drannigan, como asesor destacado de varios gobiernos de los Mundos Libressobre operaciones tácticas militares, ¿qué piensa usted sobre la lucha interna que hay ahoramismo en la Mancomunidad Federada?

⎯Lo que vemos, Dwight, es una sucesión de acciones independientes en bastantesmundos distintos. Los regimientos y las milicias toman partido, ajustan cuentas entre sí y luchanguerras de guerrilla. Es lo que pasó en las calles de Solaris pero magnificado diez mil veces.

⎯Bien, sabemos como evolucionó esa batalla. Suponiendo que se mantenga la analogíacon Solaris, ¿cuáles son las predicciones de esta guerra Steiner-Davion a gran escala?

⎯No tengo una bola de cristal, Dwight, pero aceptémoslo, Katrina Steiner esenormemente popular entre su pueblo. Es un objetivo difícil para cualquiera que la persiga.

⎯Corresponsal principal Dwight Lansing entrevistando al estratega militar ReinholdDrannigan,en el programa de noticias por holovideo El asunto real , Liga de Mundos Libres, 2de enero de 3063.

Ruinas de la Universidad de ThorinBosque Remington, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana7 de enero de 3063

El pelotón de infantería de los Guardias se movía con rapidez desde un grupo de arboles a otro,buscando cualquier cobertura y protección que pudiesen ofrecer. Un tanque aerodeslizado Zephyrserpenteaba de un lado a otro tras ellos con la torreta siguiendo la trayectoria con lentitud. ElKommandant Derkson pilotaba su imponente Quickdraw cerca del centro de la formación. No estabansolos. Desde detrás de un grueso bosquecillo de nogales, un JagerMech pilotado por el Sargento Malloyemergió, con los brazos armados imitando la acción del Zephyr. A lo lejos en la distancia, Derksonobservó como el Chaparral de cincuenta toneladas se movía por el lejano flanco de la izquierda, con susrodadas revolviendo el polvo. Un Hoplite con forma de pájaro seguía enérgicamente detrás del Zephyr,pero más hacia el lateral que hacia delante. El arbolado camino señalaba el centro de su formación, perosolo el Hoplite y el tanque aerodeslizado viajaban por el camino principal.

⎯Primer Suboficial Niles, mantenga a sus hombres moviéndose por el costado del camino⎯dijo Derkson en el micrófono de su neurocasco⎯. Debemos estar golpeando su perímetro en cualquiermomento.

El ruido de una explosión distante y apagada le alarmó. Girando su Quickdraw, vio unahumareda de humo elevándose desde donde la infantería había estado avanzando. Bajó la vista hacia sussensores de corto alcance. Mostraban anomalías magnéticas que se movían en el limite del alcance delsensor, justo enfrente sobre el camino.

⎯Contacto ⎯espetó él⎯. Malloy, avance y prepárese para dejar caer un patrón de fuego desupresión. ⎯Luego llamó al comandante de la infantería.⎯ Niles, estado.

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⎯Señor ⎯llegó una voz que tosía sobre la línea de comunicaciones⎯. Disparamos algunasminas: de estallido hacia arriba. Han caído cuatro hombres.

¿Minas? Avanzar era un error si iban a caer en un campo de minas, de tipo antipersonas o decualquier otro. Derkson observó como, de repente, explotaba el suelo debajo del JagerMech de Malloy.Sucios terrones se levantaron, y el humo envolvió al ’Mech como las piernas de un amante. El JagerMechse balanceó y cayó de rodillas, pero el humo, de forma temporal, evitó que Derkson viese mucho más.

⎯Retírense veinte metros y asuman una posición defensiva ⎯ordenó mientras una andanada demisiles de corto alcance pasaba a gran velocidad más allá de él y hacia el Zephyr. Estos hicieron surcosen el costado izquierdo, destrozando las placas de blindaje en una onda horrible de explosiones naranjas yamarillas. Un transporte rebelde de MCA se había movido hacia delante lo bastante para provocar eldaño, lo bastante para tentarle.

Derkson abrió la frecuencia de mando:

⎯Coronel Blucher ⎯dijo él⎯, hemos topado con un campo de minas en las coordenadas cero-tres-cinco, Alfa, Zulú, dos uno. Nos enfrentamos al enemigo.

Apuntó sus misiles de largo alcance sobre el transporte de MCA, luego hábilmente movió elretículo de puntería sobre el lanzador de misiles de corto alcance hasta que relució de rojo brillante.

⎯Voy a vengarme un poco por haberme robado la paga ⎯murmuró, clavando su dedo índice enel gatillo del CEB. El Quickdraw se sacudió ligeramente cuando la andana de misiles salió disparada desus tubos y ascendió como un rayo la poco inclinada ladera.

Katya Chaffee estudió el edificio situado en lo alto de la colina y movió la cabeza. Necesitabanmás tiempo. La estación de transmisión allí asentada constaba de varias antenas y un inmenso plato parala recogida de datos desde los satélites liranos que orbitaban Thorin. No era un objetivo especialmenteformidable, y supuso que solo un puñado de personal manejaba la cabina de operaciones. El problema erala meticulosidad de Blucher en la protección de la instalación con relación al tipo de ataque que ella iba aintentar. Dos filas de sacos de arena rodeaban la estación, con una inclinada trinchera entre ellas.Sensores montados sobre varas metálicas se esparcían por el terreno descubierto unos ciento cincuentametros en torno a la estación y preparados para disparar una alarma si alguien trataba de escabullirse.

Búnkers de sacos de arena construidos especialmente estaban apilados alrededor del perímetrodefensivo, y los horribles cañones de ametralladoras sobresalían de ellos. Aunque solo hubiese unaescuadra o dos presentes, eso sería más que bastante para contener al equipo de Katya.

Martin Fox, en un tiempo técnico de sistemas y ahora luchador por la libertad, subió hastaponerse a su lado:

⎯Comprobé el perímetro, Capitán. No pudimos encontrar ni un hueco entre las líneas.

⎯¡Cojones! ⎯maldijo ella en voz baja; luego soltó un suspiro largo y profundo.⎯ Parece quevamos a tener que hacerlo por las bravas.

Martin limpió el sudor de su ceja:

⎯¿Está segura?

⎯No ⎯dijo ella, dándole una triste sonrisa⎯. Pero ¿qué elección tenemos?

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Archer estaba sentado en la carlinga de su Penetrator cuando la lanza de cazas aerospacialesliranos entró como un rayo en las ruinas de la universidad desde el sur. En una formación perfecta enforma de “V”, soltaron los misiles (todas rondas lanzadoras de infiernos) sobre el bosque y el ancianocampus. Los misiles infierno eran el tipo de arma anti ’Mech más indecente. En lugar de explotarrociaban por todos lados una sustancia como el napalm. Contra un ’Mech, podían sobrecalentar lamáquina hasta el punto de desconexión.

El efecto de la andana de misiles fue inmediato. Los incendiados arboles se convirtieron enparaguas llameantes. Tres de los antiguos edificios también estallaron en llamas, haciendo que la pacificaescena pastoril pareciese más una ciudad moderna en llamas.

Desde su posición, cerca del borde de la base, Archer observó a los cazas elevarse y alejarse porel flanco para hacer otra pasada. El rugido de sus poderosos motores de fusión hizo moverse al Penetratorligeramente cuando pasaron por encima de su cabeza. Hopkins había logrado evacuar al personal nocombatiente unos pocos minutos antes de que llegasen los Guardias Arcturianos. Ahora estaba a cuatrokilómetros de distancia, cruzando el Vado de los Hombres Libres para alejarse de la zona de combate,junto con las piezas de repuesto y todo aquello que pudo ser cargado.

Todo el lugar resplandecía con rojos y amarillos brillantes, vomitando una enorme nube de humoen el aire. Archer no gastó mas tiempo observando. Comprobó sus sensores de largo alcance; luego, abrióla línea de comunicaciones de su neurocasco:

⎯Piolet Uno, informe de situación.

⎯Los hemos cercado en la carretera ⎯respondió Darius Hopkins⎯. Les hemos disparado unpoco, luego nos hemos retirado lejos de su alcance; luego, les hemos disparado un poco. Las minas lostienen asustados.

⎯Bien ⎯dijo Archer, maniobrando su Penetrator hacia el camino⎯. Mazo, mueva alguno desus chicos para apoyar a Piolet. El resto, prepárense para avanzar sobre el flanco izquierdo. ⎯Casi porreflejo empezó el ciclo de carga de sus láseres.

La Teniente Culver llevó su Lucifer a una altitud cercana a los cincuenta metros por encima delsuelo, justo por encima de las copas de los arboles. A su derecha, el Chippewa de Andrew Hackley seelevaba más alto. Mientras cruzaron la meseta que dominaba el continente sur de Thorin, se mantuvieronpegados al suelo de modo que solo las estaciones de rastreo Dopplers más sofisticadas les captarían y lamayoría de ellas estaban concentradas en el continente norte.

⎯Detecto un poco de lluvia suave sobre el lugar objetivo ⎯dijo Culver, observando con interéssus sensores de largo alcance.

⎯Confirmado. Hora de ejecutar la orden de bombardeo, señor. Te cubriré a las seis en punto.

Culver sonrió:

⎯Adelante, buena puntería. Golpea esa estación con todo lo que tengas.

El Chippewa era esencialmente una gran ala voladora con bastantes misiles y otro armamentopara derribar una manzana urbana. Se ladeó lentamente y se adelantó por delante del más pequeño Luciferde Culver. A lo lejos en la distancia, un único edificio en un claro aparecía ante ellos ⎯la estación detransmisión del satélite del sur. Justo en ese momento, las nubes se apartaron y la estación quedó bañadapor la luz del sol. No podías tener un blanco más claro.

⎯Estoy casi en la diana ⎯dijo Hackley, con una voz un poco menos confiada esta vez.

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⎯Dispara y sal a la izquierda. Estaré detrás de ti y a la derecha. ⎯Ella redujo la velocidadligeramente para dejar alguna distancia entre ellos. Delante de ella, como un enorme pájaro de presa, elChippewa estabilizó su trayectoria de vuelo y empezó su pasada.

⎯¡Me disparan! ⎯gritó Hackley frenéticamente.

⎯Manténte en el objetivo, ajusta la puntería. Dispara cuando estés listo ⎯dijo ella, con un tonode voz tan tranquilo como era humanamente posible.

Una bala de rifle gauss de un Atlas chocó con tanta fuerza en la parte más baja de la piernaderecha del Penetrator de Archer que el ’Mech casi cayó hacia delante bajo el impacto. Luchando contralos controles y la ola de calor que subió en su carlinga, de algún modo, logró mantenerse enhiesto, pero lapantalla de daño le dijo lo que pasaba. La bala gauss había cercenado un montón de placas de blindaje.Archer, en silencio, mandó al Atlas al infierno.

El Stalker delante suya suponía una amenaza incluso mayor, mientras el Atlas se deslizaba fuerade alcance. Acababa de alcanzar el punto donde Hopkins y sus tropas se habían atrincherado en el costadode la carretera y habían atascado el avance de los Guardias. A mediada que Archer y su lanza de mandopasaban, todos dispararon a la vez para crear la ilusión de que había más que vibrabombas, infantería yunas pocas lanzas de blindados.

Se lanzó con rapidez hacia delante, esperando abrirse paso a través del flanco derecho delenemigo, pero los Guardias ponían más resistencia de lo previsto. Archer supuso que Blucher debía haberempujado sus fuerzas centrales hacia este lado. El hombre era condenadamente bueno, pensó Archer. Delo contrario no estaría en la maldita puerta delantera de la base. Los Guardias ya habían cruzado el campode minas y capeado el daño, y, ahora, derramaban furiosamente fuego sobre los Vengadores de Archer.La luz láser rasgó a través de los pequeños grupos de arboles que los ’Mechs y tanques usaban comocobertura; y las ráfagas de cañón automático arrancaron trozos de tierra, dejando enormes cráteres portodas partes. Los Vengadores habían sido obligados a retirarse un poco, pero ahora era el momento detornar la tortilla.

⎯Espectro Uno a todas las unidades, concentren el fuego sobre el Stalker de cabeza durante dossalvas, luego fuego a discreción ⎯espetó él mientras movía sus láseres pesados de alcance ampliado paraapuntar sobre el Stalker verde gris. El MechWarrior de los Guardias cargó con su ’Mech, con formarectangular, a través de un grupo de arboles, derribándolos hacia los lados como hierbajos. Ambos láseresde Archer impactaron en el torso izquierdo del Stalker, haciendo profundos surcos de ardientedestrucción.

Espectro Dos pareció salir de la nada a la izquierda de Archer. El Watchman pintado de verde ymarrón aterrizó en un claro, con los cohetes de salto montados en las piernas chamuscando la hierbamientras los pies del gigante se hundían ligeramente en el suelo. El Alférez Wally George, el piloto delWatchman, de forma inmediata atacó con su láser pesado, seguido de los medios. El Crab del SargentoVal Kemp disparó sus láseres también. Los láseres pesados impactaron la vaina en forma de caja de lasarmas de la derecha que servía de brazo izquierdo del Stalker, y otra salva de MLA se clavóprofundamente donde los disparos de Archer habían impactado un segundo antes. Ese fue probablementeEspectro Siete, el Whitworth del Cabo Tanner, a quien vio cortar a su derecha en el monitor secundario.

Mientras el calor de la carlinga disminuía lentamente, Archer liberó sus láseres de pulso medios.Una vez más la carlinga se puso más caliente que una sauna mientras las ráfagas esmeraldas se clavabanen el Stalker, que se tambaleó a causa de los impactos. Casi a cámara lenta, el ’Mech se dio la vuelta, yArcher vio las escotillas de misiles estallar al abrirse para dejar salir sus letales andanadas de misiles decorto y largo alcance. En su auricular silbó la alarma de ataque de misiles mientras treinta y dos cabezasexplosivas de diversos tamaños corrían velozmente hacia él desde los tubos lanzadores. Activó el sistemaanti misiles y encorvó su ’Mech hacia atrás ligeramente para prepararse para los impactos que queríandestruir su Penetrator.

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Las volutas de humo habían cubierto virtualmente la estación de transmisión del satélite mientrasKatya esperaba hacer su movimiento. Luego, Martin Fox y su gente empezaron a disparar desde la orilladel bosque que rodeaba la estación. El fuego de las pequeñas armas fue escupido con ruido sordo hacialos lejanos búnkers a su derecha, y ella pudo ver las formas de soldados huyendo de la zona de disparo.La estación no estaba fuertemente defendida, pero su posición estaba bien atrincherada, otorgando a losGuardias la posición ganadora.

El ritmo de fuego pareció cambiar de tempo cuando el equipo de Fox disparó sobre el búnkercon sus CPPs portados en mochilas personales. El relámpago artificial salió hacia fuera y entróprecipitadamente en los búnkers hechos con sacos de arena, haciendo explotar las defensas con un ruidoatronador. Los defensores se batieron en retirada hacia la segunda línea de defensa.

Katya miró a sus tres camaradas:

⎯Nos movemos a mi señal ⎯dijo ella. Asintieron pero no parecían muy seguros de si mismos.Ella levantó la mano y esperó mientras la segunda oleada de rondas de mortero golpease. Estas tambiéneran rondas de humo, el tipo de cobertura que ella y su equipo, la verdadera amenaza para la base, iban anecesitar.

Katya bajó la mano, y el cuarteto de soldados corrió hacia delante. En sus espaldas llevabantubos de misiles de corto alcance lanzados desde los hombros. Aunque se usaban fundamentalmente paraoperaciones anti ’Mech, hoy servirían para otro propósito. Martin Fox y sus “comandos” retendrían a losdefensores, mientras su equipo inutilizaba el plato y la antena del satélite. La baza era acercarse lobastante para hacerlo, en algún sitio hacia dentro entre las dos líneas de trinchera del perímetro.

Corriendo a través del humo con su equipo, ella medio esperaba ser impactada por el fuego de laametralladora, pero no pasó nada. Luego, todos intentaron superar la trinchera, pero solo uno de sussoldados lo logró con un simple salto. El estómago y las costillas de Katya dolían de arrastrase sobre eselado. Con un frenético esfuerzo, logró avanzar arrastrándose sobre manos y rodillas. Su corazón latíadesbocado, sus oídos embotados con el ruido de los disparos. El enemigo no los había visto llegar. Almenos todavía no. En unos pocos segundos, eso no supondría ninguna diferencia en cualquier caso.

Levantando la espalda, ella corrió hacia delante para unirse a los otros en la trinchera interior.Ahora estaban a una distancia apropiada. Se tiró al suelo, habló tan bajo como la situación le permitía:

⎯Rondas normales para empezar. Seguidas de infiernos.

Dos de los soldados se pusieron de pie y dispararon. Sus lanzadores, de un solo uso, de misilesde corto alcance dispararon rondas de explosivos normales a la base del enorme plato y de la erguidaantena. Penachos de llamas amarillas y de humo se elevaron desde las explosiones. Katya de levantó paradisparar su propio lanzador, este cargado con rondas de infiernos inflamables. Ahora que el equipo de laestación estaba dañado, los infiernos lo quemarían hasta el suelo.

Pulsó el botón del lanzamiento de caucho bajo la parte trasera del lanzador de MCA y notó untirón cuando soltaba su carga. De repente, el suelo en torno a ella pareció desaparecer. Ella oyó un rugidoen sus oídos, y el pánico la controló mientras volaba hacia la izquierda, lanzada completamente por elaire. Ruidos, chillidos ⎯los suyos⎯ llenaban sus oídos mientras ella golpeaba en el suelo.

Una explosión . . . Su mente recuperó el control de su pensamiento cuando vio el brazo cortadode unos de sus soldados aterrizar sobre el suelo solo a dos metros por delante de ella. Sus dedos de lasmanos, luego sus dedos de los pies se estremecieron. Los ruidos se transformaron en ecos, y su visiónpareció flotar dentro de un túnel. Quería gritar, pedir en voz alta ayuda, pero el túnel en su mente se hacíacada vez más pequeño y más pequeño. Los sonidos reverberaron hasta la nada mientras ella se deslizabaen el olvido.

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Mirando hacia atrás y hacia abajo, la Teniente Francine Culver vio la devastación que su ataquehabía provocado. La estación de transmisión del satélite no estaba en llamas; sino que explotaba a causade la rotura de su reactor de fusión secundario. El inmenso plato se derrumbó hacia dentro bajo laexplosión, devorado en cuestión de segundos por el fuego y la muerte candente.

⎯Guau ⎯llegó la voz de Andrew Hackley cuando él, también, observó la carnicería⎯.Macanudo. ⎯Su Chippewa aun lanzaba blancos jirones de humo a causa del impacto de los misiles dedefensa aérea que habían golpeado en él, pero solo habían chamuscado algunas placas de blindaje.

⎯Creo que podemos dar el objetivo por alcanzado ⎯dijo ella, enviando la señal codificada aEspectro Uno⎯. Pensaba que sería bastante más resistente.

Abrió su línea de comunicaciones:

⎯Espectro Uno, hemos terminado antes de tiempo. ¿Algún objetivo más? ⎯Todo lo que recibiófue más estática y los distantes sonidos de la batalla sobre la frecuencia de mando.

El sistema anti misiles del Penetrator destruyó cuatro de los misiles que se dirigían hacia Archer,pero los otros continuaron su marcha. Se tiró hacia atrás en su asiento y giró la cabeza para aguantar lasexplosiones, pero no hubo ninguna. Hubo un raro y claro ruido sordo cuando los misiles impactaron perono estallaron. Fueron seguidos un milisegundo más tarde por los rociados escombros de los misiles que susistema de defensa había hecho pedazos.

Sin explosiones. Sonrió levemente, contento de que su plan hubiese funcionado. Cuando laFuego de Angel había llegado con las municiones para los Guardias Arcturianos, el había enviado a uncolega de confianza para que desarmase e inutilizase las cabezas explosivas que iba a entregar. Estasdebían haber estado mezcladas con la munición de los Guardias y ahora estaban siendo usadas.Disparaban correctamente, incluso daban la lectura de armadas para los ordenadores de combate, pero suscabezas explosivas manipuladas eran inútiles. Archer inclinó hacia delante a su Penetrator y presionó elpulgar en el gatillo para disparar sus láseres pesados contra el gravemente destrozado Stalker.

⎯Sus misiles no estallan ⎯comunicó al resto de su unidad⎯. ¡Los tenemos!

El MechWarrior del Stalker debió haberse dado cuenta del error cuando el indemne ’Mech deArcher disparó sus láseres pesados. Uno penetró en la carlinga, destruyendo casi todo su blindaje eincluso hundiéndose en la escotilla de salida. El otro disparo impactó en el torso central, clavándose en elmismo lugar donde el Crab de Val había dejado el disparo de su láser pesado.

La línea de comunicaciones siseó en su oído durante un instante cuando una voz le llegó endirecto:

⎯Espectro Uno, hemos terminado antes de tiempo. ¿Algún objetivo más? ⎯Era la voz de laTeniente Culver.

Esas eran buenas noticias. Una de las dos estaciones de transmisión del satélite había caído. Casidecidió traer sus cazas aerospaciales para que se uniesen a la batalla, luego tuvo otra idea:

⎯Buen trabajo. Ahora vayan y ataquen el búnker de mando en el fuerte.

⎯¿Señor?

Archer esquivó una oleada de disparos de cañón automático que se clavaron en los arbolescercanos a él, todos fallando en la explosión pero liberando una devastadora cantidad de daño cinéticomientras golpeaban arboles y rocas con un impacto bestial:

⎯Usted me oyó bien. Solo unas pocas pasadas, concéntrense en su búnker de mando.Probablemente no le harán mucho daño, pero puede desviar la atención de Blucher.

Blaine L. Pardoe Capítulo 21 Justin_Xiang

122

⎯Entendido, Espectro Uno.

El Stalker de los Guardias se inclinó bajo la andanada y se giró para evitar el ataque, pero losVengadores siguieron llegando. Maxwell Grath, ahora pilotando el capturado Gallowglas, hizo el disparodefinitivo. Un rayo azulado de cruda energía de su CPP golpeó en el torso del Stalker, destripando laestructura interna y enviando arcos de energía blancoazulada extendiéndose al exterior como una telarañaen el centro del ’Mech. Pareció congelarse en el sitio mientras humo de ozono blanco flotaba desde elagujero en su pecho. Luego, volcó hacia un lado, golpeando sobre algunos arboles.

Desde el lado de Archer en la línea de batalla, misiles, disparos de cañón automático y láseres seclavaban con furia renovada mientras caía el Stalker. Vio un novísimo modelo Cobra aparecer y dispararsus misiles de largo alcance en el capturado Cicada de los Vengadores. La mayoría de las cabezasexplosivas impactaron, pero solo dos explotaron, prácticamente reviviendo al MechWarrior del verdeCicada. Archer y Grath dispararon ambos al nuevo objetivo, destrozando al Cobra con suficiente fuegode láser y CPP para enviarlo a estrellarse de espaldas sobre el suelo.

El poderoso Atlas pilotado por el Coronel Blucher se erguía en una pequeña elevación,disparando sus armas a larga distancia, acribillando varios objetivos diferentes. Un Hollander tambiénintentó volverse y disparar, solo para encontrarse a sí mismo bajo una andanada de fuego láser medio ypesado del Watchman de Wally George. El ’Mech de Wally había recibido varios impactos, y un extensoflujo, como la sangre, de refrigerante verde brotaba del torso del ’Mech. La mayoría de sus disparosimpactaron en las piernas del Hollander, desnudándolas hasta nada mas que expuestos músculos demiomero, que se empañaron de calor mientras el ’Mech se tambaleaba hacia atrás.

—Todas las unidades, avancen —ordenó Archer—. Se retiran. —Luego vio que los cazasaerospaciales de los Guardias se ladeaban de nuevo, balanceándose en la distancia, mas allá de dondehabían bombardeado su base hasta convertirla en ruinas. Supo, al instante, lo que hacían. Los liranoshabían encontrado a sus fuerzas de apoyo en el río.

Martin Fox observó como las rondas letales del enemigo se acercaban a su posición. El era unanalista de sistemas, no un guerrero. Había llegado el momento de largarse. Miró fijamente a través delhumo y vio los inmóviles cuerpos del equipo de Katya Chaffee yaciendo en el borde de un cráter. Lohabían hecho, logrado, pero ¿a qué coste?

—Nos largamos —dijo por su comunicador—. Retirada hasta los equipos de huida.

Uno de su equipo llegó corriendo, señalando a donde Chaffee y los otros habían caído. Unaráfaga disparos le seguía mientras continuaba hacia delante:

—¿Qué pasa con ellos? —gritó el hombre.

Martin le indicó con el brazo que siguiese:

—Es demasiado tarde para ellos. Hicimos nuestro trabajo, y ahora tenemos que largarnos deaquí. Haré la señal al coronel en cuanto pueda.

Los miedos de Archer eran innecesarios. La pareja de Lucifers y el Stuka habían cambiado derumbo como si hubiesen localizado la caravana de los Vengadores a varios kilómetros de distancia, peroluego volvieron a ladearse para alinearse de cara a dar una pasada de bombardeo sobre la línea de batalla.Su alivio se transformó en miedo cuando se zambulleron sobre el Dervish de Rhelm y el Stealth deLivernois, los cuales intentaron correr. Uno de los misiles del Lucifer cayó lejos del objetivo, pero losotros dos dieron en el blanco. Los MLAs impactaron en el Dervish, rasgando blindaje de sus brazos y su

LA FORJA DE UN HÉROE

123

delgado torso trasero. Luego los láseres pesados del Lucifer se deslizaron en su brazo derecho,rompiéndolo por el codo. El miembro destruido cayó en la maleza como el juguete de un niño.

El Stealth de Livernois aguantó lo más recio del fuego del Stuka. Los misiles estallaron en tornopor todas partes a la vez, envolviendo el BattleMech en una nube de humo negro manchada deexplosiones anaranjadas. Los láseres pesados se clavaron perforando la nube, buscando al Stealth. Ajuzgar por las placas de blindaje que caían desde el humo, los láseres lo habían encontrado. Archerobservó como Kane Livernois hizo una cosa que nadie esperaba. Disparando sus cohetes de salto, selanzó hacia atrás, justo a tiempo de escaparse.

Archer esperaba que los aerocazas se diesen la vuelta para otra pasada, pero, en cambio, sealejaron y abandonaron el campo de batalla. Comprendió. Debían haber captado a Culver acercándose asu base. Hacía tiempo que ella se había ido cuando llegaron, pero atrajo su atención como él habíaesperado que ocurriese. De nuevo tuvo que felicitar, de mala gana, a Blucher. Usaba sus activos muybien.

Archer barrió el campo y vio que los Guardias empezaban a retirarse. Uno de ellos, el Hollander,pisó una vibrabomba que no había estallado durante el ataque inicial y se derrumbó de una vez parasiempre. Divisó también al Atlas de Blucher en la distancia, casi fuera de su campo de visión, entre losarboles. La imagen del retículo de puntería era débil, pero disparó de todos modos, ignorando la onda decalor que inundó toda la carlinga. Una de sus armas de los Clanes de alcance ampliado impactó en elbrazo izquierdo del Atlas, mientras el otro falló por mucho. El blindaje del enorme ’Mech se llenó dehoyos y cicatrices; durante un momento pareció que Blucher se volvía para encararse con él a través delcampo de batalla. El tiempo pareció detenerse mientras Archer observaba la carlinga en forma de cráneodel Atlas en la distancia.

Luego, Blucher y el resto de los Guardias Arcturianos se retiraron, disparando mientras se iban.

—Contengan el fuego y déjenles irse —ordenó Archer mientras veía salir al Stealth de Livernoisde su escondite. La mayoría de su blindaje estaba destruido, y los filamentos de los músculos de miomerosaltaban y se arrastraban detrás de él como enormes cordones desatados.

El dispositivo táctico de exploración a corta distancia de Archer mostraba su fuerza maltrechapero aun operativa. Los Guardias habían resultado dañados, también, y se retiraban hacia la carretera deregreso a Ciudad Ecol. Los Vengadores de Archer habían aguantado en el campo de batalla. Lapersecución era tentadora, pero Archer sabía que su fuerza estaba cansada. Si presionaba demasiadofuerte, podía, simplemente, dar a los liranos lo que querían: una victoria total en lugar del empate quehabía concedido.

—Bien, gente, recuperemos lo que podamos y dirijámonos a los puntos de encuentro. Allí seindicarán las bases y tareas. Traigamos los equipos de recuperación lo antes posible.

Habían conseguido cierto tiempo y debían emplearlo de la mejor forma posible. Perder la basede operaciones era todavía una perdida importante en la mente de Archer, sin importar quien mantuvieseel campo al final de la pelea.

Mientras giraba su Penetrator para ir al encuentro de Hopkins, se preguntó como le habría ido aKatya y rogó que lo hubiese logrado.

Blaine L. Pardoe Capítulo 22 Justin_Xiang

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22

⎯Hoy estamos en el Espaciopuerto Melissa, hablando con el capitán de una Nave deDescenso comercial llegada recientemente desde Fuerte Louden. ¿Qué puede decirnos sobre lasituación real allí, Capitán Downer? Las noticias oficiales que nos llegan dicen que no existeguerra civil: sólo algunos incidentes menores aislados que la Arcontesa tiene completamentebajo control.

⎯Bien, no nos separamos demasiado del espaciopuerto después de que oímos que elejercito patrullaba las calles haciendo cumplir un riguroso toque de queda. Decían que elcomandante del Quinto GRC de los Guardias de la Alianza usó la mano dura cuando empezó elsaqueo.

⎯De Noticias de Ecol en resumen, Canal 38, 6 de enero de 3063.

Puesto de mando EpsilonBosque Remington, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana8 de enero de 3063

—¿Estaba ella muerta? —exigió Archer mientras Martin Fox se limpiaba el sudor de la cara.

Fox dio un corto paso hacia atrás como si tratase de evadir la cólera del coronel:

—No podíamos estar seguros. Ellos estaban o muertos o heridos.

—¡Al infierno con todo! —maldijo Archer, dándose la vuelta y alejándose de Fox. Habíanpasado casi quince horas desde la batalla. Los Vengadores habían sido reducidos casi en un tercio: unacompañía completa de ’Mechs y blindados entre heridos, destruidos o seriamente necesitados dereparación.

Y ahora tenía que afrontar la pérdida de Katya Chaffee, que iba más allá de ser una simplepérdida de la unidad. Ella era la piedra angular de sus operaciones de inteligencia, pero también muchomás. Desde la muerte de Andrea, Katya se había convertido en su principal caja de resonancia y parte delpequeño circulo de personas cuyo consejo él valoraba.

Y ahora ella no estaba.

Archer sabía que, realmente, no podía culpar a Fox y se arrepintió de lo ásperamente que habíahablado. Con delicadeza dejó caer una mano sobre el hombro de Fox:

—Lo siento, Martin. Ha sido un día de cojones. Mucha gente buena está muerta o herida. Tu y tuequipo hicisteis un buen trabajo. Habéis inutilizado la capacidad del enemigo de localizarnos. Eso no esuna proeza pequeña.

Archer luego se giró hacia Darius Hopkins:

—¿Cómo de malo es?

—Perder a Katya podría dañarnos. Conoce la localización de algunas de nuestras bases.

LA FORJA DE UN HÉROE

125

—Supones que aún está viva —dijo Archer.

—Tengo que hacerlo. Y también deberías hacerlo tú. Si Blucher la tiene, puede tratar de sacarleinformación sobre nuestras operaciones.

Archer suspiró profundamente:

—Entonces evacuamos las bases cuyas localizaciones conocía ella. Minimicemos cualquierventaja que Blucher pueda conseguir al cogerla.

—Bien —dijo Hopkins—. Estamos dañados, pero los techs ya trabajan en el equipo dañado.Tendremos otra lanza o dos operativas en una semana.

—Gracias, Darius —dijo Archer, moviendo ligeramente sus hombros para liberar algo de latensión que sentía—. Vas a tener que hacer las veces de jefe de inteligencia hasta que podamos encontrary recuperar a Katya.

Hopkins dejó escapar una gran sonrisa:

—Ahora hablas como si estuvieses convencido de que está viva.

—Como dijiste, tengo que hacerlo. —Levantó la solapa de la tienda de campaña que servía comocuartel general, luego volvió a girarse hacia su antiguo mentor antes de entrar en ella.— Sargento Mayor—dijo en voz baja.

—Señor.

—Contacte con el Príncipe Juan a través de nuestra cadena normal de contactos. Quiero saber loque pasa en el campo lirano. Comuníquese con todas nuestras células. Hágales saber que rechazamos alos Guardias, pero que deben ser tratados como un animal herido.

>>Si yo fuese Blucher en estos momentos, estaría considerando la necesidad de hacer ciertoscambios. Y en nuestro negocio, cambiar puede ser malo.

Felix Blucher miraba al exterior desde la destruida puerta de su búnker de mando, observando alos techs trabajar con ahínco para reparar los ’Mechs situados en el patio del fuerte. Ahora tenía solo doslanzas de BattleMechs y blindados operativos. Muchos de los ’Mechs estaban gravemente dañados, y lostechs se daban, ahora, prisas en repararlos. Otras máquinas tuvieron que ser abandonadas en el campodurante la retirada.

Reflexionaba sobre la batalla y sus consecuencias. Su fuerza había tropezado en minas que losrebeldes habían esparcido, lo que había ralentizado su asalto. El había contestado con un movimiento deflanqueo que infligiese gran daño en su enemigo, pero no había previsto que Archer golpearía a ambasestaciones de transmisión del satélite al mismo tiempo. Ahora ambas estaban en ruinas. Todavía tenía lasunidades de campo. Cada una era capaz de controlar dos satélites a la vez pero solo con una posibilidadlimitada de descarga de datos.

Blucher aun creía que su propio plan había sido bueno. Su apoyo aéreo le había dado ventaja, loque pensaba que le permitiría destrozar a los rebeldes. Luego los aerocazas de Archer empezaron a atacarel fuerte, y Blucher tuvo que desviar sus cazas para pararlos. Los cazas se enredaron un buen rato, luegolos Vengadores se retiraron. El daño a su búnker de mando no era serio, pero se había visto obligado aretirar su principal baza: la superioridad aérea.

Archer probablemente pensaba haber ganado una victoria táctica porque había mantenido elcampo. Blucher, sin embargo, había inutilizado la principal base de operaciones de los Vengadores, loque le daba una victoria estratégica. Masajeó su dolorida pierna, preguntándose si una victoria estratégicasería bastante. Le había costado un alto precio.

Blaine L. Pardoe Capítulo 22 Justin_Xiang

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Ahora estaba encerrado en el fuerte, atrincherado, obligado a mantener una posición defensiva.Eso no era bueno. Jamás ningún ejército ganó una guerra embotellado en la defensa. Empero, aquí estabaél, con su batallón reducido a menos de una compañía. Y al mantener el campo, Archer podía utilizar yrecuperar muchas de sus propias pérdidas. Blucher y sus Guardias luchaban una guerra que resultaba casiextraña para ellos, contra un comandante que era un nativo de este mundo y querido por su pueblo.Probablemente era un milagro que los Guardias no estuviesen en peor forma, aunque Blucher dudaba queeso fuese tenido en cuenta por el mando superior.

Oyó el sonido de pisadas de botas que llegaba desde su espalda y se giró justo cuando elTeniente Sherwood, con el brazo en cabestrillo, hizo sonar sus tacones rápidamente y saludó. Sherwoodlo había hecho bien; su Hercules había atacado a la vez a un Galleon y un Javelin. Había repartido algo dedaño pesado antes de ser aporreado por un transporte rebelde de MCA. La oleada de misiles habíadevorado al Hercules y él se había lastimado su brazo en la caída. De algún modo, sin embargo,Sherwood había logrado quitar de en medio lo que quedaba de su BattleMech durante la retirada.

—Informando según se ordenó, señor.

—Bien, ¿encontró algo? —preguntó Blucher.

—Los techs dicen que las cabezas explosivas de los misiles fueron estropeadas quitando unaunión del circuito de armas. Nuestras rondas de cañón automático fueron, según parece, desarmadas.Insertaron una moneda de pfening1 en el mecanismo de la espoleta de modo que las balas no podíanexplotar. Nuestros inspectores nunca lo descubrieron, pero eso es debido a que nadie podía haberlo hechosin abrir cada ronda. Tengo una cuadrilla comprobando cada ronda de nuestro inventario, y rearmándolas,pero va a llevar tiempo.

Durante dicho tiempo, Blucher sabía que no se atrevería a intentar escapar de aquí:

—¿Cómo pasó? —preguntó, moviendo la cabeza ante cuan hábilmente había sido engañado.

—Según lo que el Teniente Fisk fue capaz de determinar, la munición fue saboteada durante eltraslado.

—¿Qué? —gritó Blucher cabreado, pero su voz estaba ronca del cansancio—. ¡Esto es traición!Incautaremos los activos de esa compañía. Quiero a sus propietarios arrestados de forma inmediata. —Estaba nervioso por la falta de sueño, y todo el café que había consumido le ponía peor.

—Me temo que no es posible, señor —replicó con cautela Sherwood.

—¿Por qué, Teniente?

—Fue Christifori Express.

Blucher quería gritar, pero, en lugar de ello, cerró lentamente los ojos y exhaló un largo suspiro.Luchaba contra un hombre que sabía tanto como él sobre las cosas militares. Un hombre que le habíavencido en batallas simuladas y reales. Un hombre que había logrado obligarle a encerrarse dentro delfuerte, atrincherándose como un topo. Consideró, durante un momento, rendirse y dejar Thorin, pero noera una opción real. En su larga carrera militar, Felix Blucher nunca había huido de una lucha con el raboentre las piernas. Ahora, no era el momento de empezar.

Además, no se había quedado sin ideas. Una de ellas tenía visas de ser un plan real, aunque seríaarriesgado. Dado que actuaría a un nivel estratégico, suponía una buena oportunidad para coger aChristifori desequilibrado. Blucher ya le había golpeado una vez a nivel estratégico. Quizás esa era laarena donde debía enfrentarse a él.

1 Moneda fraccionaria oficial lirana (N. del T.)

LA FORJA DE UN HÉROE

127

Luther Fisk también se les había unido ahora. Su cabello negro estaba despeinado, y tenía bolsasbajo los ojos. Sin embargo, extrañamente, sonreía, un completo contraste ante lo inexorable de lasituación de los Guardias:

—¿De qué se trata, Teniente?

—Tengo un presente para usted, Coronel —Fisk parecía haber recuperado algo de suengreimiento—. Acabo de regresar de la sala de enfermería. Capturamos a algunos de los rebeldes queatacaron la estación de transmisiones a las afueras de la ciudad. Estaban heridos así que hice que lostrajesen aquí por si Archer trataba de rescatarlos.

Sherwood interrumpió antes de que Blucher pudiese dejar salir las palabras de su boca:

—¿Era uno de ellos Christifori? —preguntó con aspereza.

Fisk sonrió aún más:

—Mejor. Tenemos a la Capitán Katya Chaffee.

—¿Vivirá? —preguntó Blucher.

—Perdió el conocimiento y recibió algo de metralla en su hombro, pero, por lo demás, se pondrábien.

—Buen trabajo —dijo Blucher, sorprendido de que Fisk fuese capaz de tal cosa—. El vendrá apor ella.

—¿Qué le hace pensar eso? —preguntó Sherwood.

—Intuición e informes de inteligencia. Ella significa mucho para él. Ya la rescató de la cárceluna vez. Lo hará de nuevo. Tal vez podamos usarla para que él se siente en la mesa y lleguemos a un finpara esta lucha.

—El nunca haría eso, Coronel —dijo Fisk.

—Quizás no. Pero mis ordenes son acabar con esta revuelta. Si lo puedo hacer en la mesa de lapaz, mucho mejor. Por otro lado, solo es cuestión de tiempo que Archer intente rescatarla.

—Pero no estamos preparados para oponernos a un asalto total salvo desde dentro del fuerte —dijo Fisk—. No me malinterprete, señor. Aunque los rebeldes de Christifori, también, recibieron daños,por lo que he visto en los registros de EDB2, parece que bastante menos que nosotros.

Blucher se frotó la frente:

—Lo que significa que tenemos que cambiar nuestra premisa estratégica. Voy a enviar unmensaje a Muphrid, ordenando al Segundo Batallón montarse y venir aquí lo más rápido que puedan. Lastácticas de Christifori nos han costado personal y ’Mechs, pero no tendrán posibilidades contra nosotros yun batallón más. —Miró a Fisk, y casi sonrió por primera vez desde que le había conocido.— Y esta veztenemos el cebo perfecto: Katya Chaffee.

Sherwood parecía excitado:

—Señor, me encantará empezar con esas ordenes.

—Contacte con los Hauptmanns Von Keiver y Gotteb. Necesitaré su apoyo para preparar laplanificación temporal. —Ahora que había puesto su idea en palabras, le parecía adecuada. Creía que era

2 Evaluación del Daño de Batalla, que corresponde a las siglas BDA (Battle Damage Assessment) en eloriginal (N. del T.)

Blaine L. Pardoe Capítulo 22 Justin_Xiang

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un plan que no podía fallar, y eso le dio un torrente de confianza que casi de forma inmediata elevó suánimo.

—Anoten mis palabras —dijo a los dos oficiales de rango inferior—, en una pocas semanas labatalla de Thorin acabará.

LIBRO TRES

Guerreros civiles

A pesar de la prohibición de la Arcontesa para el uso de las transmisionesGHPs no militares, hay otras formas para conocer y transmitir lainformación que al estado le gustaría denegarnos. Es cierto que algunosmundos de la Mancomunidad Federada están enredados en combates de tipoguerrilla, pero otros están ya sumergidos en una guerra abierta. Han salidode Nanking rumores que indican que las fuerzas pro-Davion dirigidas comopunta de lanza por el Primero de Granaderos de Kestral han ocupado lasvitales instalaciones manufactureras del planeta y ahora controlan unimportante mundo estratégico en el lado de la Federación del CorredorTerráqueo.

—De Y nada más que la verdad, hoja de noticias subversiva radicaldistribuida ampliamente por toda la Mancomunidad Federada, 7 de enero de3063.

Blaine L. Pardoe Capítulo 23 Justin_Xiang

BATTLENET 130

23

La pérdida de Arthur, mi querido hermano más joven, ha sido incluso más dolorosa a causa delas imperdonables acusaciones que mi hermano Victor ha hecho en público. Estoy horrorizada y me sientoviolenta de que se atreviese siquiera a insinuar que soy culpable de la muerte de Arthur. Nadie dude ahorade que fue derribado en su discurso por enemigos de nuestro reino. Aunque no me gusta creerlo, toda laevidencia actualmente señala hacia la implicación del Condominio en su muerte. Prometo, por la memoriade mi hermano y por toda la gente de nuestro reino, que no descansaré hasta que la verdad sea descubierta ylos verdaderos asesinos llevados ante la justicia.

⎯Respuesta oficial de Katrina Steiner a la llamada a las armas de Victor Steiner-Davion, notade prensa de Palacio, Ministerio de Información, Tharkad, 7 de enero de 3063.

Puesto de mando EpsilonBosque Remington, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana11 de enero de 3063

Archer se inclinó sobre el proyector holográfico portátil y observó la información que se desplegabaen el aire delante de él. El aire en la tienda era pesado y, a pesar del suave fresco del aire matinal, tenía unrastro de olor a humedad dejado por las lluvias del día anterior. Lo ignoró. No era mucho peor que supropio aroma almizclado de llevar varios días con el mismo uniforme. Nada de eso era importante. Loque importaba era lo que veía en la imagen holográfica proyectada delante de él: las ordenes dedespliegue del Decimoquinto de Guardias Arcturianos.

—El chico ha tomado serios riesgos para enviarnos estos documentos —dijo Darius Hopkins.

Archer asintió, pero continuó su intenso estudio de los datos del último plan “sorpresa” de Blucher.

—¿No estás preocupado por los números que reunirá contra nosotros?

Archer se giró hacia Hopkins:

—Me tomo las noticias como vienen, Darius. Sí, el buen coronel intenta lanzar su segundo batallónsobre nosotros. ¿Qué tiene de nuevo esto? Las apuestas han estado en contra nuestra desde el principio, ymira cuan lejos hemos llegado.

—¿Podría ser que la noticia de que Katya está viva haya mejorado tu espíritu, chico?

—No mentiré, Darius. Estoy muy feliz de que ella esté viva.

—Simplemente no dejes que eso te obnubile al tomar decisiones.

—Por ahora, es bastante saber que ella está ilesa. En este momento tenemos que concentrarnos en laamenaza real que significa que Blucher llame a su Segundo Batallón.

—Ya lo dijiste —se quejó Hopkins—. Un batallón de tropas frescas es lo último que necesitamos.Hemos sido capaces de reducir poco a poco al que vino a por nosotros, pero eso también nos afectó anosotros. Tres compañías de tropas frescas pueden, simplemente, ser demasiado para nosotros.

LA FORJA DE UN HÉROE

131

Hopkins se frotó el labio inferior y acarició su grueso mostacho mientras pensaba en como decir suspróximas palabras de un modo comprensible:

—Hasta ahora hemos jugado como si se tratase de un capitulo del cuento de Robin Hood. Hemosirritado al enemigo, los hemos capturado y les hemos dado con lo mejor que teníamos cuando hemosluchado contra ellos: aunque no te lo imaginarías si creyeses las noticias. Ahora las apuestas estánrealmente en contra nuestra. Una oportunidad que tenemos es desvanecernos en la espesura y librar unaguerra de guerrillas más tradicional contra los liranos. Este tipo de tácticas no es nuestro estilo, pero nopuedes negar que la historia muestra que pueden funcionar. Podemos atormentarles durante meses, hacerlo que hicimos antes, desgastarles.

Archer sabía que tenía que mantener una mente abierta, pero no estaba convencido con losargumentos de Hopkins. Su gente era buena, pero también estaba fatigada. Hacer que luchasen en unaguerra de guerrilla más sucia y baja no sería posible en este momento. Además, no tenía el estomagonecesario para ese tipo de lucha: bombas, asesinatos, terrorismo, sabotaje. Era probable que muriese másgente inocente en tal tipo de guerra, lo que volvería a la población contra él. Según las cosas, su ejercitode voluntarios no podía haber sobrevivido tanto tiempo sin el apoyo de partidarios a través de suministrosy comestibles. La gente normal de Thorin también espiaba a los liranos para él, aportando rumores einformación útil. Si la gente se volvía contra él, la pelea estaría perdida para siempre.

—No resulta aceptable como estrategia —dijo él.

—Entonces, dígame que lo es, señor.

Archer aun no quería poner la verdad en palabras, al menos no en voz alta. El estaba tan cansado deeste tipo de guerra como su gente. Ahora, justo cuando había esperado expulsar al enemigo del planetapor fin, Blucher subía las apuestas.

Archer miró a Hopkins, una idea parecía estar formándose, incluso mientras las palabras salían de suboca:

—Cuando me preparaba para ir al ICNA, me dijiste que había una pocas claves para ganar una batalla.Una era concentrar tus fuerzas. La dos era mantenerse siempre en terreno elevado. Y la tres, tomar lainiciativa y cogerlos por los huevos.

Hopkins asintió.

—Diría que es el momento de la número tres —dijo Archer.

—Y, ¿exactamente como vamos a hacerlo?

—Mira el programa temporal que ha trazado Blucher. Hay algo de tiempo antes de que su SegundoBatallón deje Muphrid. Qué te parece si vamos allí primero, conectamos con cualesquiera fuerzasrebeldes que existan en el planeta y derrotamos al Segundo Batallón antes de que lleguen aquí.

Hubo una pausa embarazosa entre los dos hombres, un silencio absoluto:

—Para ello es indispensable una coordinación enorme —dijo Hopkins.

Blucher había golpeado a Archer una vez a nivel estratégico, ahora era tiempo para que Archerdemostrase que podía jugar el mismo juego:

—Es factible. Mira estas ordenes: el Segundo no empezará a cargar hasta el veintidós. Si los pillamosmientras están cargando o cargados, nuestros objetivos están inmóviles: las Naves de Descenso. Su baseen Muphrid no es una posición fortificada como la de aquí. Solo es una base provisional de campo quetendrán que desmantelar. No llevará mucho.

—Hay dos batallones de tropas en Muphrid —le recordó Hopkins.

Blaine L. Pardoe Capítulo 23 Justin_Xiang

BATTLENET 132

—Sí, en dos continentes diferentes.

—Si vas allí, estarás entregando Thorin a Blucher en bandeja.

—No si alguno de nosotros se queda aquí. Qué tal si te quedas aquí y usas mi BattleMech para realizaralgunas operaciones pequeñas que te den cierto tiempo en los medios de comunicación. Blucher nuncasabrá que me he ido. —Archer habló con más rapidez a medida que la idea tomaba forma en su mente.Pensaba que podía funcionar.

—¿Cómo te coordinarás con los rebeldes de Muphrid? Has olvidado que hay un apagón en todo eltrafico por GHP salvo el de uso militar.

—Podemos superar eso con la ayuda del Príncipe Juan —dijo con rapidez Archer—. Como ayudantedel coronel, puede autorizar una transmisión encriptada a Muphrid.

Hopkins acarició un lado de su mostacho con los dedos:

—Coronel, los riesgos son enormes. No conocemos el terreno en Muphrid. Nuestra inteligencia allí vaa ser papel mojado, en el mejor de los casos. Tendrá que coordinarse con rebeldes que ni siquieraconocemos. Por no mencionar que nuestra programación tendrá que ser precisa.

Archer sonrió. Sabía todo eso, pero aun pensaba que podía funcionar:

—Darius, miremos esto desde otro ángulo distinto. ¿Crees que el Coronel Blucher, o sus oficiales enMuphrid, esperarían jamás que hiciésemos algo como esto?

—Diablos, no. Estás luchando para expulsarle de Thorin. Yo esperaría que te quedases aquí y luchasesen tu sucio hogar. Y con todos los riesgos de intentar llevar la lucha a Muphrid, probablemente seimaginaría que nunca tendrías la ocasión.

—Precisamente. —Archer golpeó el puño contra la unidad holográfica portátil, haciendo que laimagen delante de él se bambolease a causa de la vibración.— Si yo fuera Blucher, pensaría del mismomodo. Sus tropas en Muphrid no estarán esperando que aterricemos encima de ellos, tampoco. Tengo dosNaves de Descenso, y creo que también puedo convencer a uno de mis contactos empresariales para quenos ayude. Podemos hacerlo, Darius. Podemos cogerlos con los pantalones bajados y aplastarlos como aun caracol. —Archer sintió una ráfaga de poder, una oleada de cruda energía.

Hopkins no pudo sino sonreír:

—Te conozco cuando estás persuadido de algo, Archer. No podría hacerte desistir de esta salvaje ideaaunque pudiese probarte el modo en que acabará, ¿verdad?

Archer agitó la cabeza:

—Tenemos muchos planes que hacer, viejo amigo, y no demasiado tiempo. Que los Capitanes Gett ySnider vengan desde sus bases. Diles que avisen a sus techs. Necesitamos que cada BattleMechdisponible esté funcional lo antes posible. Tenemos que ganar un rebelión.

Katya se despertó de una especie de somnolencia y vio la forma del Coronel Blucher erguida a lospies de su cama de hospital. Los brazos de él estaban cruzados, y miraba como si la hubiese estadoobservando a ella durante un rato. Eso la horripilaba. ¿Cuánto tiempo había estado allí de pie, mirándolafijamente a ella? Subió la sábana más arriba sobre su cuerpo.

—Confío, Hauptmann, que encuentre nuestras instalaciones medicas satisfactorias —dijo él, con unligero acento germánico en su voz.

LA FORJA DE UN HÉROE

133

—Estoy bien —dijo ella, lo que no era totalmente falso. Se sentía mejor de lo que se había sentido eldía anterior después de recuperar finalmente la conciencia. Todos los huesos de su cuerpo dolían, y laspunzadas en las paletas de sus hombros picaban furiosamente, fuera de su alcance; pero no le daría lasatisfacción que de que él lo supiese. Le habría gustado decirle que ahora era conocida como la capitánChaffee, pero decidió conservar las fuerzas.

—Bien. Me gusta pensar en usted como si fuese un huésped especial —dijo Blucher.

—Si soy un huésped, entonces ¿por qué hay guardias armados en la puerta?

—Huésped sería un nombre inapropiado. Técnicamente, usted es un prisionero de guerra. El TenienteCoronel Christifori me envió una copia de su nombramiento el día después de la lucha, simplemente porsi usted había sobrevivido al ataque sobre la estación de retransmisión, supongo. Aunque no reconozco alpequeño ejército del Príncipe Victor, le concederé a usted la dispensa debida a un colega oficial capturadoen la batalla.

—Coronel —dijo ella de forma terminante.

—¿Sí?

—No. Usted le llamó Teniente Coronel. Ahora es Coronel, señor —corrigió ella.

Blucher se cabreó:

—Como dije, Hauptmann, no reconozco al ejercito que el Príncipe Victor ha reunido para defender sucausa.

—¿Usted visita a todos los PDGs1? —preguntó, cambiando de tema pero no de actitud.

—No. En realidad, he venido a pedirle a usted un favor.

Blucher se movió hacia el costado derecho de ella:

—Vera, usted es una buena amiga del Teniente Coronel Christifori. Espero que actuará como enlace.Quizás pueda usted convencerle para sentarnos a negociar la paz.

—¿Eso significa que usted desea sacar al Decimoquinto de Guardias de Thorin? —Ella acabó lapregunta con un destello de sonrisa que consumió más energía de la que jamás pensó que consumiría unasonrisa.

Blucher soltó una risita:

—Lo siento pero no. Pero estaría dispuesto a ofrecerle unas condiciones generosas si su Vengadoresse rindiesen.

—Lamento no poder ayudarle, Coronel Blucher. El Coronel Christifori nunca bajará los brazos hastaque la influencia lirana sobre Thorin desaparezca o la Arcontesa dimita. Si desea negociar estos temas,me levantaré de esta cama ahora mismo y le llevaré su mensaje a él.

Blucher no estaba contento, y ella notó que su engreída actitud, finalmente, lo había cabreado.

—Siento que piense así, Hauptmann. Una vez que usted esté mejor, la enviaré a uno de nuestroscampos de detenidos.

—Muy bien —dijo ella, desplomándose hacia atrás contra la almohada—. Pero sepa esto, señor . . . —Se detuvo para captar toda la atención de él.

—¿Sí?

1 Prisioneros de Guerra, en el original corresponde a las siglas POW (n. del t.)

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BATTLENET 134

—Estaré más segura en un campo de detenidos de lo que estará usted en cualquier lugar de Thorin.

LA FORJA DE UN HÉROE

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Y en las noticias generales de hoy, una encuesta reciente entre realizada por la administraciónlocal señala que el sesenta y tres por ciento de la población apoya claramente la oposición de ArcherChristifori a la Arcontesa Katrina. De forma sorprendente, otro cincuenta y uno por ciento, según se dice,apoya a la Arcontesa. Los funcionarios de la administración local no ofrecen explicación para estainconsistencia.

⎯De La semana de Thorin a revisión, Ciudad Ecol, Thorin, 11 de enero de 3063.

Lago Sprague, al oeste de Ciudad EcolThorin, Provincia de SkyeAlianza Lirana13 de enero de 3063

El rocío ligeramente cubierto de escarcha cambió de forma instantánea a una neblina mientras elsol se elevaba sobre el Lago Sprague. En lugar de una playa arenosa, la orilla del lago estaba cubierta depequeñas piedras pulidas, un circulo de casi cincuenta metros que rodeaba las oscuras aguas azules. Unespeso bosque de pinos también rodeaba la orilla del lago, con un único sendero que conducía hasta laorilla del agua. Ni siquiera se movía una brisa mientras Archer y su unidad esperaban junto a la orilla.

Archer, que estaba de pie sobre el suelo, elevó la mirada hacia los ’Mechs que tenía el resto de suunidad y no pudo dejar de pensar que las máquinas, definitivamente, parecían desgastadas. La mayoríamostraba placas de blindaje de repuesto de color gris mate, mientras otras habían sido equipadas conarmas recuperadas de ’Mechs caídos. Archer estaba orgulloso de ellos. A pesar del daño de batalla, suunidad era aun una fuerza de combate viable. Habían trabajado duro, y ahora les pedía que llevasen estaguerra a otro mundo para liberar el suyo propio. Ni uno de ellos, siquiera, cuestionó la orden. Si acaso,estaban apoyándole con más unanimidad que nunca. Solo esperaba poder corresponder a la fe que teníanen él.

Entonces llegó un ruido sordo desde las profundidades del lago, seguido de una enorme formaque se elevaba desde el agua. Era redonda, con robustas piernas y lo bastante grande para hacer que los’Mechs pareciesen juguetes en comparación con ella. El agua caía del inmenso casco de la nave,vertiéndose sobre el lago como una precipitación lluviosa en miniatura. Sus motores de fusión rugían conuna llama candente que alejaba el agua como si fuese un anillo perpetuo de fuerza.

Era la Fuego de Angel. Aunque una vez había sido una Nave de Descenso de combate, la navehabía sido transformada para realizar transportes comerciales. Lee Fullerton había escondido el navío enlas profundas aguas del lago, y los espesos yacimientos de hierro la habían protegido del registro de lossensores. Archer podía ver el emblema de Christifori Express en un lado del casco mientras la nave sealzaba por el aire hacia la orilla, donde aterrizó sobre las piedras. La visión del logo le hizo sentirse, derepente, viejo, como si le conectase con una vida anterior. No pudo dejar de pensar en su hermana, ydeseó que ella pudiese haber vivido para ver esto.

A unos cien kilómetros de distancia se desarrollaba una escena similar con la Nave de DescensoShiloh. El navío más pequeño de clase Leopard había estado escondido en una valle que había sido unazona minera siglos antes. Otra nave de clase Leopard, la Zorro Negro, estaba en otra localización, era unpréstamo de Carlos Centrini, quien estaba también en los negocios de transporte. Estaba siendo cargadacon algunos de los blindados terrestres y la pareja de cazas aerospaciales que Archer se llevaba.

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—Listos para embarcar, señor —llegó la voz del Capitán Fullerton sobre el comunicador demuñeca de Archer.

⎯Copiado —replicó, luego se giró hacia Darius Hopkins—. Supongo que estás listo —gritóArcher lo bastante alto para ser oído por encima del distante rugido de los motores de fusión de la Fuegode Angel.

—Define la palabra “listo” —replicó Hopkins.

Archer sonrió:

⎯Todo lo que tienes que hacer es mantener la ilusión de que estoy aun en Thorin.

Hopkins asintió:

—Espera a que regreses. Debo dejar a Blucher calvo de tirarse del pelo. —Él y Archer habíanplaneado algunas incursiones muy visibles que deberían ser más que suficientes para convencer a Blucherde que Archer estaba aun vivo y entero en Thorin. Pero otros elementos del plan eran más complejos.Cuando neutralizasen al Segundo Batallón de los Guardias Arcturianos en Muphrid, Archer tendría queasegurarse de que no enviaban una transmisión de GHP de aviso a Blucher. También tenían que regresara Thorin lo antes posible.

Tales problemas parecían insuperables para todos, salvo para Archer. El Príncipe Juan —también conocido como Teniente Sherwood— había sido capaz de enviar un mensaje a un importador-exportador que Archer conocía en Muphrid. Ambos hombres habían servido en el Décimo de GuardiasLiranos, y el mensaje estaba codificado con uno de los viejos códigos de los Guardias. Sherwood habíalogrado que el mensaje saliese bajo el disfraz de que necesitaba datos suplementarios de una factura sobresuministros militares. Archer sabía que era arriesgado si su viejo amigo Dale Koin era un leal a Steiner,pero, realmente, no pensaba que lo fuese. Antes de la interdicción de las comunicaciones interestelares,Koin había sido quien le había mantenido al corriente de los sucesos en Muphrid.

Las cosas habían cambiado desde entonces, empero. Era como si la guerra entrase en una nuevageneración, en un nuevo capítulo. Archer había salvado la vida de Koin una vez, lo que debía de contar enalgo, incluso si su viejo amigo se sentía roto entre la amistad y la lealtad al gobierno.

⎯Con los Guardias aún tratando de resolver como controlar los satélites de una vez, estaremosen el radar solo unos pocos minutos en nuestro vuelo de salida —dijo Archer—. Una vez que estemosfuera, todo depende de ti.

⎯Hace más de dos décadas desde que piloté un BattleMech en combate —dijo Darius mientraslas rampas de embarque de la Fuego de Angel golpeaban y sonaban al caer sobre las rocas a lo largo de laorilla—. Ahora sé la razón por la que me apunté a la infantería.

⎯Siempre supuse que era porque la infantería atraía menos fuego en el campo de batalla que un’Mech —dijo Archer con una risita.

⎯Trataré de no romperla —dijo Hopkins, refiriéndose al Penetrator: el Penetrator de Archer.

—Bien. Puedo necesitarlo cuando regrese. Solo hazme un favor, no dejes que te cojan. SiBlucher se imagina que no estoy en Thorin, las cosas pueden ponerse difíciles, con gran rapidez.

Dos horas más tarde, mientras la Fuego de Angel volaba hacia el punto de salto nadir del sistemade Thorin, Archer estaba abajo en el hangar de ’Mechs de la nave. Mientras el motor de fusión de la Navede Descenso se impulsaba para acelerar, había una gravedad mínima en el hangar. Notó el ligero impulsoy la levedad en su caminar, como si llevase pesas en el tobillo y, de pronto, se las hubiesen quitado.Esperándole estaba el resto del equipo de asalto así como los oficiales de la Zorro Negro y de la Shiloh,

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que se habían trasladado a la zona. El grupo había estado hablando entre ellos, pero guardaba silenciomientras él se aproximaba.

⎯Buenos días —dijo—. Como todos saben, estamos de camino al encuentro con nuestra Navede Salto, La Carrera Crepuscular, que nos transportará a un punto pirata en el sistema de Muphrid. —LasNaves de Salto viajaban entre sistemas estelares, moviéndose casi de forma instantánea entre los puntosde salto nadir o cenit por encima los pozos de gravedad del sistema. Los puntos piratas eran “hoyos”matemáticos en la gravedad de un sistema solar; llegar a uno de estos, en lugar de a cualquiera de lospuntos de salto normales, podía reducir el tiempo de viaje hacia el planeta además de añadir el elementode la sorpresa. Los puntos piratas eran arriesgados de usar dado que sus posiciones cambiaban y requeríanalgunas capacidades especiales para alcanzarlos con precisión, e intactos.

⎯Tendremos un viaje de entrada en el sistema de dos días. El Segundo Batallón delDecimoquinto de Guardias Arcturianos ha establecido una base provisional en las junglas ecuatoriales delcontinente noroccidental del planeta. No es una base permanente, pero, de forma oportuna, les sitúa en elcentro de las tras ciudades más importantes del planeta.

>>No estoy aquí para exagerar la valía de nuestro enemigo. No sabemos mucho del Segundo,pero nuestro contacto en Thorin nos ha enviado una lista completa de su tabla de organización yequipamiento. Tienen tres Naves de Descenso de clase Union, dos compañías de BattleMechs (todosmateriales de primera línea), una compañía de blindados terrestres e infantería de apoyo y una lanza decazas aerospaciales.

⎯Señor —dijo Alice Gett, la tenaz jefe de los blindados—. Sobre el papel, parece que somossuperados en numero: ligeramente. —Archer conocía a Gett o bastante bien para reconocer su sentido delhumor, pero ningún otro parecía divertirse.

—El batallón estará o totalmente embarcado o en el proceso de embarcar, cuando ataquemos.Para ese momento la mayoría de su fuerza estará atrapada dentro de las Naves de Descenso. Tendremos laventaja de la sorpresa. Nuestras naves pasarán como simples mercantes que van al espaciopuerto enNueva Dublín, luego, de repente, nos desviaremos a baja altura y atacaremos su base.

⎯¿Cuál es el plan de ataque, Coronel? —preguntó el Capitán Paul Snider, un oficial alto ydelgado en la primera fila.

—Lo cierto es que vamos a tener que improvisar mientras nos acercamos, Paul. Espero quepodamos golpearlos tan rápido y fuerte que se rindan en lugar de luchar, pero no hay garantías de eso.Sabemos de la información que recopilamos antes del apagón que la base está en un valle largo y estrechoque está aclarado por todos lados. En el perímetro hay una línea de trincheras con minas. Su base constade algunas barracas prefabricadas reforzadas con sacos de arena y protección ligera. Dentro del perímetrodefensivo hay una zona de aterrizaje. Si siguen el procedimiento militar estándar, la Nave de Descensoestará en el final de la zona, de modo que sus ráfagas de despegue no estropeen el ferrocemento en toda lazona.

Archer pensó que había dicho bastante. Sus veteranos habían visto el mismo tipo de baseprovisional muchas veces en sus carreras. Los novatos no, pero no iba a ser demasiado difícil de manejarpara ellos.

Archer se acercó más a su gente:

⎯Desplegaremos nuestro apoyo aerospacial al acercarnos —dijo, haciendo una señal al AlférezAndrew Hackley y recibiendo como respuesta un pulgar levantado—. En primer lugar, irán la ZorroNegro y la Shiloh, que llevan nuestra infantería y blindados y una lanza de ’Mechs. Bajarán a toda pastillay se desplegarán delante de las Naves de Descenso. Su trabajo es mantener tales naves embotelladas demodo que no puedan desplegar ninguna fuerza que ya esté embarcada en las mismas.

—Las naves de clase Union tienen seis puertas para hangares —comenzó a decir la capitanaGett—. Seremos un perímetro bastante delgado.

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⎯Sí, pero solo tienen que aguantarles hasta que aterricemos y despleguemos nuestros ’Mechs.Voy a designar una de las Naves de Descenso como objetivo principal. Debemos eliminar, o al menosparalizar, una de ellas, y vamos a destruir un tercio de su fuerza de combate. Además, nuestras fuerzas deinfantería llevarán bastantes cargas explosivas como para estropear las rampas de despliegue de la nave.Y usaremos nuestro equipo de CME1 para evitar que la base se comunique con el Tercer Batallón, aunqueno podemos garantizar que ningún mensaje saldrá. Eso nos deja centrados sobre las Naves de Descensocomo objetivos. Si nos concentramos en las rampas y mantenemos las torretas ocupadas, deberíamos sercapaces de igualar la desventaja y reducirles poco mientras se despliegan.

⎯¿Usted realmente piensa que los liranos se rendirán, Coronel? —preguntó el Teniente BasilHawthorne.

⎯Es difícil de decir. Vamos a dispararles con gran rapidez. Si nuestra planificación temporal esbuena, estarán embotellados en esas Naves de Descenso, incapaces de salir y maniobrar, y esa es la mitadde la ventaja de un BattleMech en el combate.

⎯Las Naves de Descenso pueden soltar mucho poder de fuego, señor —dijo el CapitánFullerton—. La Fuego de Angel es una buena nave, pero solo la mitad de sus torretas están operativas: yno es que hayamos hecho muchas prácticas de tiro mientras transportábamos mercancías.

⎯La Fuego de Angel va a aterrizar a menos de setenta metros de las naves de los Guardias. Niun ciego podría fallar. Además, no sabrán lo poco armados que estamos. Designaremos una de las navescomo objetivo principal, la incapacitaremos, y luego nos moveremos sobre las otras. Esperemos que sulanza de apoyo aerospacial esté también embarcada cuando lleguemos. Eso nos dará la superioridad aéreapor primera vez, lo que significa algunas ventajas en el poder de fuego para disparar a esas Naves deDescenso.

⎯¿Vamos a tener alguna ayuda de los locales? —preguntó Gett.

⎯Buena pregunta, Capitán —dijo Archer—. Y, con toda honestidad, no lo sé. Les he enviado unmensaje y una frase código si deciden unirse a nosotros, pero no tenemos forma de saber lo que hará o nola gente de Muphrid hasta que estemos allí.

Se produjo un largo silencio. Incluso los técnicos, que habían estado ocupados trabajando en los’Mechs, se habían parado y escuchaban desde sus andamios y puesto de trabajo a lo largo de todo elhangar.

⎯El Segundo Batallón de los Guardias es una unidad de primera. Embarcan porque Blucher lesordenó venir a Thorin a patear nuestros culos. No puedo hablar por todos ustedes, pero yo preferiríaderrotarles en Muphrid antes que darles la oportunidad de cazarnos en casa como si fuésemos animales.

>>Sí, nuestra inteligencia para esta operación es limitada. Esa es la naturaleza del asunto. Sí,vamos a tener que subsanar muchas cosas mientras vamos hacia allí. Sí, nos superan en número. Pero¿podemos derrotarles? Pregúntenme y mi respuesta es: ¡Sí!

Un aplauso inmenso sonó por el hangar principal de ’Mechs de la Fuego de Angel. Cada tech,MechWarrior, piloto aerospacial y miembro de la tripulación que se encontraba allí, levantó los puños ylas voces en señal de acuerdo.

1 Siglas de Contra Medidas Electrónicas, en el original ECM (n. del t.)

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La Kommandant Constance McCoy ha anunciado que el Segundo Batallón delDecimoquinto de Guardias Arcturianos ha recibido la orden de rotar fuera de Muphrid. Cuandose le ha preguntado si la unidad era destina a Thorin, ella ha indicado que era solo una rotaciónde rutina y que el destino oficial del Segundo era materia clasificada. Cuando se le preguntó sieso significaba que negaba los informes de que la rebelión en Thorin había escalado más allá delcontrol del Coronel Blucher, ella replicó:

⎯Sin comentarios.

⎯Holoclip de Noticias del Canal 7, Muphrid, Compañía Emisora de Donegal, 20 de enero de3063.

Nave de Descenso Fuego de AngelVector de aproximación de entrada, MuphridProvincia de SkyeAlianza Lirana22 de enero de 3063

Desde el puente de la Fuego de Angel, Archer observaba como Muphrid aparecía a la vista através de las nubes. Era un mundo brillante de verdes puros, con desiguales montañas coronadas de nieveque aparecían en la distancia lejana. El verano estaba justo en su apogeo en las empañadas junglas juntoal ecuador, la zona de aterrizaje de destino. Los océanos eran más verdes que azules, como los de Thorin,y la luz del sol amarillo naranja de Muphrid danzaba por encima de las aguas.

⎯Estamos solo a segundos de desviarnos de dirección ⎯dijo Lee Fullerton. Ajustó su peso coninquietud en su silla, una señal de su nerviosismo⎯. Tan pronto como cambiemos de dirección, loscontroladores terrestres sabrán que no somos simples mercantes.

⎯Irá bien, Lee. Solo les dirás que estamos sufriendo dificultades mecánicas con el sistema denavegación.

⎯Usted ha visto demasiados holovideos Señor–er Coronel Christifori. Ese rollo funciona en laspelículas, no en la vida real.

⎯Lo sé, Lee. Pero cada segundo que consigas con la conversación por radio nos dará algo deventaja en el suelo.

Fullerton asintió y se inclinó hacia delante para dar al piloto de la Nave de Descenso las ordenesnecesarias. La enorme nave se sacudió. Bajo la nueva presión de la gravedad real, Archer tuvo queagarrarse al respaldo de la silla de Fullerton y aferrarse con fuerza para no golpearse contra la cubierta.

Una luz resplandeció en el apoya brazos. Fullerton la miró rápidamente, luego a Archer:

—Bien, aquí está. Llega una transmisión desde el control planetario de vuelo.

⎯Adelante, Lee. Lárgales un buen rollo.

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⎯Aquí el Capitán Fullerton de la Fuego de Angel ⎯Fullerton interrumpió el enlace decomunicaciones durante un segundo, luego continuó⎯, sufriendo problemas con ⎯cerró de nuevo y miróa Archer, por encima de su hombro, durante un segundo completo antes de volver a encenderlo⎯.Desviándonos de la zona inicial de aterrizaje en el espaciopuerto.

⎯Fuego de Angel, aquí el Control de Muphrid. No le tenemos. Regresen a la zona de aterrizaje(ZA) inicial de forma inmediata.

Fullerton miró a Archer:

⎯Te lo dije..

⎯Solo sigue hablando, Lee. Alárgalo un poco.

⎯Control de Muphrid, aquí la Fuego de Angel. Experimentamos fallos de la energía principal entres cubiertas. La tripulación de reparaciones trabaja en ello, pero puede ser una brecha en el sistema derefrigeración del reactor de fusión de las cubiertas inferiores. Ustedes saben lo que significa eso. No creoque quieran que aterrice esta bestia justo en medio de un lugar abarrotado, sobretodo con un reactor queha enloquecido. Si perdemos el contenido de esta unidad, vamos a tener un problema de–

La voz del controlador le cortó:

⎯Nuestras tripulaciones de recuperación y emergencia pueden controlarles aquí, Fuego deAngel. Recupere el rumbo de forma inmediata o la defensa planetaria será avisada que es usted unobjetivo hostil.

⎯Pero nuestra carga es armamento para los Guardias Arcturianos. Si esa cosa se pone caliente,estallará y se llevará a media ciudad en el proceso. Me desviaré, pero toda la responsabilidad de lo queocurra será suya, especialmente ¡si este armatoste explota y mata a gente! ⎯El dramatismo de la voz deFullerton solo era medio convincente, pero lo bastante para conseguir otros pocos segundos.

Hubo una leve pausa:

⎯Espere las coordenadas de un lugar de aterrizaje de emergencia fuera de la ciudad ⎯dijo elcontrolador. Fullerton ignoró los datos que se movían por la pantalla del navegador mientras la Fuego deAngel descendía más bajo y más rápida a cada segundo.

⎯¿Bien? ⎯preguntó a Archer.

⎯Creo que les hemos entretenido todo lo que podemos. Buen trabajo, Lee ⎯dijo, dando a suviejo amigo y antiguo empleado un guiño.

⎯Control de Muphrid, aquí la Nave de Descenso mercante Fuego de Angel. Hemos recibido suscoordenadas pero no somos capaces de obedecer. La navegación principal está fuera de línea, y estamosen una secuencia de aterrizaje de emergencia.

⎯Es un apestoso, Fuego de Angel ⎯devolvió la cabreada voz desde los altavoces del puente⎯.Voy a comunicar con la defensa planetaria para que se haga cargo de usted. Ha llevado esto demasiadolejos, Capitán; pero no creo que los liranos aguanten ninguna más de sus actuaciones.

Fullerton se giró hacia su oficial del comunicaciones:

⎯Envíe un mensaje codificado de ordenes a la Zorro Negro y a la Shiloh. Comiencen lasecuencia de aterrizaje. Supongan una ZA caliente.

El oficial de comunicaciones empezó a teclear el mensaje para transmitirlo, luego preguntó:

⎯¿Algo más, señor?

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⎯Contacte con nuestros jinetes aerospaciales por los altavoces del puente. ⎯El oficial decomunicaciones asintió.

⎯Aquí Espectro Uno para Sable Dos ⎯dijo Archer.

—Aquí Sable Dos, adelante ⎯contestó la incorpórea voz de Andrew Hackley, el pilotoaerospacial de mayor graduación. Francine Culver se había quedado detrás para proporcionar a DariusHopkins al menos un poco de apoyo aerospacial.

⎯Vamos a darle un blanco en diez segundos. Usted y Sable Tres bombardeen todo lo que tenganen el blanco. Lo quiero inutilizado más allá de cualquier posibilidad de reparación. Oh, y defensaplanetaria sabe que no somos exactamente amigos. Asuma que el Tercer Batallón va a enviar algunoscazas para molestarles.

⎯Entendido, Coronel ⎯dijo con ansiedad Hackley.

⎯Necesitamos una comunicación de banda ancha para que puedan oírnos todos los que estén enla zona ⎯dijo Archer al oficial de comunicaciones⎯. La frase código es “dulces de fraile”, y quiero quela repita continuamente. ¿Lo tiene?

El oficial de comunicaciones asintió y empezó a repetir la frase en el sistema.

⎯Si los rebeldes de Muphrid están con nosotros ⎯dijo Archer a Fullerton⎯, saben que estamosa punto de atacar.

El Alférez Andrew Hackley empezó a sacar su Chippewa de un picado a alguna distancia porencima del valle de la jungla de modo que pudiese realizar una pasada de bombardeo sobre el blanco.Había tres naves de clase Union al final de la zona alquitranada y la Fuego de Angel había designado unade ellas como el blanco principal. La Fuego de Angel continuaba descendiendo, junto con la pareja deNaves de Descenso de clase Leopard, dirigiéndose casi en línea recta hacia donde estaba él desde el otroextremo del valle.

A su ala estaba la Suboficial Fawn Dougherty, pilotando un Corsair de cincuenta toneladas.Volaba sobre su punta del ala a solo cinco metros de distancia, manteniendo la distancia y el equilibrio deforma perfecta. Era la primera vez que Hackley estaba al mando, y resultaba acojonante. Las ordenes eranbombardear la Nave de Descenso objetivo para proporcionar algo de cobertura a las fuerzas queaterrizaban y dar un rápido vistazo a lo que pasaba en el suelo. Con solo inteligencia limitada, losVengadores no podían estar seguros con exactitud de a que se iban a enfrentar o del grado de preparaciónde los Guardias. Si el batallón enemigo aún no estaba embarcado o en el proceso, esta sería la invasiónmás corta en la historia de la Esfera Interior.

El retículo de puntería de su monitor principal resplandecía, y un tono resonó en sus oídoscuando la Nave de Descenso apareció ante su vista. Debajo de él la base provisional se extendía en unvalle aclarado de la jungla. Varios búnkers hechos con sacos de arena y edificios se alzaban desde el suelode suave colorido, y una alambrada de púas protegía la línea de trincheras que rodeaba la base. Yestacionadas sobre el alquitranado estaban las tres bulbosas formas de las Naves de Descenso de losGuardias Arcturianos.

Disparó, como hizo también la Suboficial Dougherty. Los láseres de ella se clavaron en la larganave antes de que los tres misiles de largo alcance de él llegasen. La punta de calor en su carlinga seelevó, pero desapareció con rapidez. Cambiando al segundo circuito entrelazado de blancos (CEB),apuntó con su propia bancada de cuatro láseres, mientras Dougherty liberaba sus láseres medios. El cascode la Nave de Descenso, de gris mate y con la señal del puño erguido de la Alianza Lirana, parecióestremecerse bajo los impactos. Era imposible fallar un blanco tan enorme.

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El Chippewa tembló mientras Hackley lo enderezaba en pleno vuelo, luego cambió a sus misilesde corto alcance mientras oía el sonido de sus MLAs a través del ciclo de recarga. Envió la ráfaga de seismisiles de corto alcance justo cuando el Corsair de Dougherty disparaba su cuarteto de láseres ligeros.Los misiles serpentearon hasta impactar sobre las placas de blindaje destruidas del otro lado de la Nave deDescenso, mientras que los haces de luz escarlata de los láseres se clavaban a través del humo que salíade los impactos previos.

⎯Gira a la izquierda. Yo voy a la derecha ⎯dijo a Dougherty sobre la frecuencia táctica.Apenas escuchó el “entendido”, mientras barría a lo largo de la zona de aterrizaje y veía, en el extremolejano, a ambas Naves de Descenso de clase Leopard empezando a aterrizar. Sus sensores de cortoalcance barrieron la base provisional. Suplicó a todos los dioses que había que los BattlleMechs de losGuardias no estuviesen en terreno abierto, que ya estuviesen embarcados en las Naves de Descenso.

Luego empezó a contar los BattleMechs y vehículos que captaban sus sensores. Uno, dos, tres,oh, Dios mío . . .

Los dedos de Archer volaron a través de la secuencia de inicio del capturado Blackjack BJ-2. Lacarlinga era vieja, anticuada, si se comparaba con la perfeccionada de su Penetrator. Había entrenado conel Blackjack en el simulador durante el tiempo de viaje en la Fuego de Angel, pero eso no era suficientepara sentirse totalmente adaptado con el ’Mech. Hasta que no pilotabas, realmente, un ’Mech extraño enla batalla, era bastante parecido a una primera cita con una chavala. Ambos sabían algo del otro, pero nopodían estar completamente seguros sobre como reaccionaría el otro. El motor GM 180, bajo él, parloteóhasta encenderse mientras la Fuego de Angel empezaba su impulso final hacia la zona de aterrizaje.

⎯Sable Dos, deme una imagen ⎯dijo en el micro de su neurocasco, mirando directamente haciala puerta de embarque, gris mate, de la Nave de Descenso.

Hackley parecía nervioso pero no fuera de control:

⎯Coronel, hay ocho objetivos en la pista de aterrizaje. Les hemos cogido justo como ustedquería.

⎯¡Sí! ⎯dijo Archer y levantó un puño en señal de alegre desafío. Luego Hackley habló denuevo.⎯ También hemos captado una lanza de BattleMechs en la zona exterior de la base provisional, yhan disparado sobre los liranos. No es mucho, señor; pero diría que nuestros hermanos y hermanas deMuphrid han llegado.

Así era mucho mejor, pensó Archer:

⎯Excelente trabajo, Sable Dos. Siga concentrándose sobre el blanco principal. Continúe suspasadas.

Luego fue Alice Gett quien llegó por la frecuencia de mando:

⎯Mazos Uno a Cuatro sobre el terreno y peleando.

El Capitán Paul Snider también envió su informe:

⎯Arañas Uno a Cuatro atacando. Fuego pesado desde las Naves de Descenso. ⎯De repente laFuego de Angel vibró, y el metal crujió. Un impacto. Archer comprobó su monitor táctico. Los sensoresde corto alcance parpadearon a la vida y empezaron a proyectar la zona de aterrizaje. Las Naves deDescenso estaban colocadas en un triángulo. La que había designado como blanco estaba en el centro conrelación al lugar donde descendía la Fuego de Angel. Su ordenador de batalla cubría los campos dedisparo, y parecía como si las tres naves liranas hubiesen apuntado las torretas y disparasen con ferocidad.

Sobre el terreno dos lanzas de BattleMechs pesados regresaban a las otras dos Naves deDescenso. Los rebeldes de Muphrid estaban aun demasiados alejados para hacer mucho más que dejar

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caer un patrón de fuego de apoyo. Archer comprobó la lectura del altímetro en su monitor secundario.Quedaba más o menos otro minuto antes de que la Fuego de Angel se desplegase. Los Vengadores deArcher habían tenido una suerte de cojones hasta ahora. Si simplemente siguiesen con esa suerte . . .

El aire estaba lleno de misiles de largo alcance mientras el Alférez Hackley ladeaba el Chippewapara hacer otra pasada. Diez de las cabezas explosivas golpearon en el ala de babor, pero solo lograronestropear la pintura de su blindaje. El Chippewa vibró ligeramente bajó los impactos, y él lo niveló haciaarriba desde el lateral para conseguir más espacio para una pasada mejor.

Por el rabillo del ojo vio a Sable Tres preparada para repetir la maniobra desde su lado, pero losmisiles la cogieron casi de lleno en la carlinga y las alas. Las explosiones grises y negras eran comobriznas en el aire mientras el Corsair más pequeño era arrastrado como una hoja en un huracán. Sumonitor táctico le dijo que ella había perdido casi la mitad de su blindaje en solo unos segundos como silas Naves de Descenso la hubiesen elegido como único blanco.

⎯Sable Tres, ¿está bien? ⎯preguntó.

La voz de Fawn Dougherty temblaba mientras respondía a través de un siseo de la estática:

⎯Sable Dos, tengo más agujeros que avión ⎯dijo ella. Escuchó en la voz de ella un poco dedesesperación que bordeaba el pánico.

Estaba a punto de replicarle cuando sus alarmas de aviso se dispararon:

⎯¡Más misiles! ¡Gira hacia abajo y a la izquierda! ⎯ordenó mientras empujaba el mando delChippewa todo lo que le era posible para aumentar la energía. El caza vibró cuando otro puñado demisiles de largo alcance provocaron agujeros en su fuselaje inferior, pulverizando las placas de blindajehasta convertirlas en desechos inútiles. Luchando contra los controles con todas sus fuerzas, logró hacersecon ellos abajo, a unos cincuenta metros del suelo.

Un humo negro se deslizaba en el aire en la distancia, pero no vio señales de Dougherty. Sumonitor táctico no la mostraba en el aire, tampoco. Luego, la radio baliza de emergencia de ella empezó aemitir desde varios kilómetros de distancia. Había golpeado el suelo con tanta rapidez que ni siquierahabía tenido una oportunidad para apretar el botón de salida.

Fawn Dougherty estaba muerta. Sin chillidos, Sin gritos, se había ido. Y había ocurrido en suprimera misión al mando. Hackley expulsó un largo suspiro y llevó su retículo de puntería sobre el blancode la Nave de Descenso principal:

⎯Es el momento de que mueras, ¡bastardo Steiner!

Un apagado ruido resonó a través de la Fuego de Angel y la carlinga de Archer mientras la navegolpeaba sobre la pista de despegue de ferrocemento. La puerta de bajada que ocupaba todo su campofrontal de visión, de pronto, se tambaleó hacia el exterior. La luz se derramó en el interior cuando se abrióla puerta del hangar. Archer movió el Blackjack hacia delante, luego bajó la rampa, pivotando las armasmontadas en los brazos hacia delante en señal de desafío.

Delante de él estaban las tres Naves de Descenso de los Guardias. El fuego de cañón automáticoy del láser de sus torretas se dirigió con fuerza hacia la Fuego de Angel. A los pies de las Naves deDescenso estaban los BattleMechs de los Guardias. Uno ya ardía en ruinas, un montón de escombrosesparcido a lo largo de la pista de aterrizaje y un par de pies de metal chamuscados que aun seguían de

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pie. Los otros estaban siendo atacados por Alice Gett y sus fuerzas de blindados con Paul Snideruniéndosele. En la distancia, la lanza de los rebeldes de Muphrid, ahora reducida a tres ’Mechs, aun semovía hacia delante, clavando cada pedazo de fuego que tenían en las Naves de Descenso y losBattleMechs que las defendían.

Archer encendió los cohetes de salto e hizo un salto corto para alejarse de la Fuego de Angel. Sucarlinga se puso lo bastante caliente para recordarle que usar los cohetes sería arriesgado una vez queempezase a disparar todas sus armas:

⎯Espectro Uno a todas las unidades, despliéguense según lo planeado y dejen cierta distanciarespecto de las Naves de Descenso. Acribíllenlos.

Aterrizó sobre el alquitrán casi con delicadeza. Con su palanca, levantó el retículo de puntería ylo apuntó sobre un Wyvern lirano que trataba de detener la aproximación de los rebeldes de Muphrid.

Los láseres pesados de alcance ampliado enviaron haces de energía carmesíes a corta distancia almovedizo enemigo. Un rayo falló, pero el otro se clavó en el brazo derecho del ’Mech, y éste se detuvopara ver desde donde había llegado el ataque.

⎯Está bien, zorra, fui yo. Vamos, bailemos ⎯murmuró Archer, mientras colocaba sus misilesStreak de corto alcance en un modo de pre-disparo.

Sin avisar, la Nave de Descenso del centro estalló con una explosión enorme. La onda de choqueempujó al Blackjack hacia atrás varios pasos, lanzándole con fuerza contra el asiento mientras las correasde sujeción se clavaban en sus hombros. Una bola naranja pareció extenderse hacia él y pararse justo allado de su posición. Placas de blindaje y escombros llovieron por todas partes cuando los depósitos demuniciones de la nave lirana explotaron hacia fuera con una furia bestial. Una de sus majestuosasenormes piernas se derrumbó bajo la fuerza de la explosión. La explosión también dañó a las otras dosNaves de Descenso. Pedazos ardientes de escombros de la nave destruida podían verse saltando desde elcasco de una de las otras naves.

Archer miró hacia abajo y vio que el Wyvern y varios defensores más se habían ido o yacíanboca abajo sobre la pista de aterrizaje. A través del denso humo negro que flotaba desde lo que quedabade la Nave de Descenso, vio la forma de un Chippewa rugiendo mientras remontaba el vuelo.

⎯Buen tiro, Sable Dos ⎯exclamó⎯. A todas las unidades, mantengan las otras dos navesembotelladas. A moverse. ⎯En ese momento un muro de misiles de largo alcance golpeó a su Blackjackcon tal fuerza, desde un lateral, que Archer casi perdió el control y cayó. Le dolía la cabeza mientras subioretroalimentador trataba de compensar el cambio en el equilibrio a través de su neurocasco.

Levantó la cabeza y vio la forma del Wyvern emerger desde el humo y los escombros de la Navede Descenso destruida. Se estaba alejando de él, disparando al War Dog Vengador. Abrió la frecuencia debanda ancha y empezó a hablar incluso mientras apuntaba con una par de sus afustes de MCAs Streak.

⎯Comandante lirano, ¡rinda sus fuerzas o prepárense para ser destruidos! ⎯dio, luegointerrumpió las palabras al disparar los cuatro misiles. Estos impactaron e hicieron surcos en el blindajedel torso trasero del Wyvern, obligando al ’Mech a escurrir el bulto para buscar refugio mientras losúltimos fragmentos de su blindaje de popa seguían agitándose en el suelo en la distancia.

⎯¿Quién es? ⎯exigió una voz de mujer en el auricular de Archer mientras él se acercaba a unade las Naves de Descenso; luego un rectangular Jackal de los Guardias disparaba su cañón de proyecciónde partículas de alcance ampliado hacia él justo dentro de alcance mínimo. El desigual rayoblancoazulado de energía golpeó en el brazo derecho del Blackjack, retorciendo el blindaje hastaconvertirlo en un desigual y calcinado fragmento.

Archer continuó hacia delante, luego subió la rampa de una de las Naves de Descenso,apuntando su retículo de puntería sobre el Jackal.

⎯Aquí el Coronel Archer Christifori ⎯dijo, luego disparó sus láseres pesados al ’Mech máspequeño. Ambos disparos impactaron en el torso derecho del ’Mech, y el cañón del CPP montado en el

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hombro se deformó hacia atrás bajo la furia de la ráfaga. El MechWarrior perdió pie y cayó sobre elalquitrán, triturando aún más su blindaje.

⎯Ríndanse ahora o les liquidaremos ⎯dijo de nuevo Archer. Lejos en la distancia vio que lasrampas y puertas de una de las Naves de Descenso explotaban a causa de los sacos con cargas explosivas,destrozando la nave horriblemente. El War Dog que había visto hacia unos momentos estaba caído,golpeado por los Guardias que intentaban desembarcar y desplegarse. Partes y trozos retorcidos del WarDog estaban por todas partes, como si hubiese explotado desde dentro.

⎯Imposible ⎯continuó la voz de la mujer con incredulidad⎯. Christifori está en Thorin.

Archer empezó a subir la rampa de Nave de Descenso mientras veía a Alice Gett colocar sutanque Burke en posición y disparar los tres CPPs a la torreta de la nave. Los letales rayos azulesgolpearon justo por encima de la cabeza de su ’Mech.

⎯Ríndanse ahora o serán destruidos ⎯exigió de nuevo. Archer nunca jamás se había imaginadoestar en una pelea como ésta, una pelea contra su propia gente. ¿Cuántas veces más se vería obligado aparticipar en una batalla similar antes de que acabase todo?

Subió a la carga el pasillo que llevaba al corazón del hangar de ’Mechs de la nave. Una cortinade fuego de láser y fuego de misiles se derramó sobre él a través de la puerta, pero no le importaba. Entrócon disparando con todas sus armas.

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Los funcionarios del gobierno se niegan a comentar cuantos ciudadanos están,actualmente, retenidos en los campos de detenidos recientemente establecidos cerca de CiudadEcol. Ni el Coronel Blucher ni su estado mayor comentaran cuanto tiempo planean tenerlesdetenidos o bajo que condiciones serán liberados. El Consejo Planetario Regente de Thorin, quese atribuye los poderes del Duque mientras este está en la corte, ha enviado una protesta oficialal Comandante del Teatro Libertad la Komandant-General Sarah Joss.

⎯Clip de holovideo, Esta noche noticias de Thorin, Ciudad Ecol, Canal 43, 22 de enero de3063.

Centro de detenidos de BristoeThorin, Provincia de SkyeAlianza Lirana23 de enero de 3063

Los sensores en el Penetrator, conducido por Darius Hopkins, resonaron con un aviso y, a pesarde sus muchos años lejos de la carlinga de un ’Mech, el reconoció el tono ⎯un aviso de ataque aéreo.Bajando la mirada a su lector táctico, vio el par de Lucifers y el Stuka iniciando un vuelo de ataque sobrela posición de los Vengadores.

¡Está difícil, cojones!, pensó. Ya era demasiado viejo para esto la primera vez que Archer se fueal ICNA. Debo estar loco subiendo a una carlinga a mi edad.

Las cosas habían ido mal e iban mal a más velocidad esta noche. Su fuerza había perforado lavalla del Campo de detenidos de Bristoe para liberar a los prisioneros, esperando que Katya estaría entreellos. Expulsar a la fuerza de seguridad contratada había sido fácil, pero luego llegaron estos cazasaerospaciales no se sabia de donde. Ahora, mientras los prisioneros huían ocultándose en la oscuridad queles rodeaba, se acercaban los cazas liranos, dispuestos disparar sin piedad.

⎯Espectro Diez, muévase ahora ⎯ordenó Hopkins, acelerando y llevando el Penetrator haciadelante en una amplia curva. Blindaje y velocidad serían su única protección en esta situación. Un Luciferse desviaba para bombardear al Battle Hawk de Hogan, en tanto que el Stuka de cien toneladas y sucompañero de ala Lucifer dirigían el vuelo hacia él.

⎯Aquí Piolet Uno a todas las unidades. Hora de largarse ⎯dijo, alejándose del campo a todapastilla. Pudo distinguir las formas de los prisioneros que escapaban corriendo hacia la oscuridad delbosque que les rodeaba, y permaneció alejado de ellos mientras los aerocazas de los Guardias empezabansu pasada de bombardeo. No paró siquiera para comprobar su monitor táctico. Solo iba a salir de allí:ahora.

Una ráfaga de misiles de largo alcance y láseres pesados iluminaron el terreno alrededor de él,dañando los brazos y piernas del Penetrator. Un par de láseres pesados también golpeó su espalda,haciendo desaparecer blindaje en gotas candentes de metal que se esparcieron sobre los hombros de su’Mech mientras corría, arrojando un brillo singular en la noche. El Penetrator se tambaleó hacia delantebajo el impacto, y tuvo que luchar con los pedales de los pies y con el control del acelerador paramantenerse erguido lo bastante para que la velocidad no le hiciese caer de plano sobre la cara. Mientras elfuego del Stuka daba en el blanco, el piloto del Lucifer había fallado la mayoría de sus disparos. Hopkinsse dijo a sí mismo que era demasiado viejo para contar con la suerte para sobrevivir. Una parte de éldeseaba que Archer no le hubiese dejado atrás.

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El sudor se derramaba sobre su cara. Levantó los láseres pesados y llevó el retículo de punteríasobre el Stuka. Era casi invisible en la noche, pero aparecía perfectamente en su sistema de rastreo ypuntería. Disparó ambos láseres, que enviaron una oleada de calor sobre su carlinga. Las armas de alcanceampliado perforaron al Stuka, golpeando en el blindaje del ala derecha lo bastante para dejar un brillo enel aire mientras se alejaba. Podías decir lo que quisieses sobre los Clanes, pensó Hopkins, pero fabricanunas armas por las que el habría matado cuando aun estaba en servicio activo.

Pasó junto a un afloramiento de rocas y continuó metiéndose en el bosque. Los Lucifers sedeslizaron con rapidez detrás de él. El primero rectificó su anterior fallo. Sus misiles de largo alcance legolpearon en los torsos derecho e izquierdo, destrozando placas de blindaje y haciendo balancearse alPenetrator. Hopkins disparó sus láseres de pulso medios y la pareja de láseres pesados. Una de las armasdel Lucifer dio en el blanco, el haz del láser carmesí se clavó en el brazo derecho y provocó que laarticulación del hombro se inmovilizase cuando el actuador se derritió. El otro disparo falló por pocosmetros a su izquierda, haciendo explotar un canto rodado, dejando salir vapor candente en la noche.

Sus láseres de pulso medios también iluminaron la oscuridad con su fuego verde. Casi la mitadfallaron totalmente, la ráfaga esmeralda pareció elevarse con rapidez hacia las estrellas. Los otroscornearon las alas y el fuselaje del Lucifer, dejando peligrosas rajas. Su compañero de ala de la mismaclase entró en barrena, disparando sus láseres y MLAs. Los láseres fallaron, pero los MLAs impactarontodos encima del Penetrator.

Hopkins quería aguantar y luchar, pero este no era ni el momento ni el lugar. Esto era unaincursión. Su meta era liberar tantos prisioneros como fuese posible y convencer al Coronel Blucher deque Archer Christifori estaba aún en Thorin. Una mirada a su monitor táctico le dijo que todo lo que habíaquedado del Penetrator eran unas pocas toneladas de blindaje. El ’Mech estaba aun funcional, pero nopor mucho tiempo. De mala gana, empujó la mortalmente destrozada máquina de guerra dentro delbosque, donde esperaba que la cobertura de la noche y la protección de los arboles gigantes obligaría a loscazas a abandonar la persecución.

El Coronel Felix Blucher miraba desde su Atlas cómo los reflectores del Centro de detenidos deBristoe una vez más barrían toda la zona. Realmente no esperaba encontrar a los ’Mechs de Christifori,pero las señales de su reciente presencia estaban por todos lados. El pie de su Atlas había acabado deaplastar un pedazo de blindaje de unos de los dos ’Mechs que sus cazas aerospaciales habían expulsado.Eso había sido dos horas antes. Ahora, los Vengadores de Archer se habrían ido hacia tiempo.

⎯Situación, Fisk ⎯dijo en el micro de su casco. El Teniente Fisk y su equipo de seguridadestaban aun asegurando el perímetro.

⎯Parece que han escapado sesenta y ocho prisioneros. Acorralaremos a la mayoría de ellos a lolargo de la noche. No irán demasiado lejos sin provisiones en este clima.

⎯¿Y qué pasó con nuestro huésped especial?

⎯Nuestro cebo aún está seguro ⎯dijo Fisk⎯. Los guardias de la Hauptmann Chaffee no la handejado ir a ningún sitio.

Así que Christifori había venido por ella exactamente como había previsto Blucher que haría. Detodos los campos que podía haber atacado, Christifori había elegido éste. Katya Chaffee significaba algopara él, más allá de las cuestiones militares. El había estado casado con su carrera hasta ahora, peroparecía que las cosas habían cambiado. Los sentimientos de Christifori hacia Chaffee provocarían sucaída.

Y eso casi había pasado esta noche.

El coronel había bajado parte de las grabaciones de la batalla realizada por los cazasaerospaciales a su carlinga mientras había viajado desde el fuerte hasta el campo. El Penetrator y el

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Battle Hawk apenas habían logrado escapar por el bosque, pero los sensores de los cazas le decían el dañocausado. Del ’Mech de Christifori quedaba muy poco blindaje, y el Battle Hawk había perdido uno de susbrazos en la pelea.

Era evidente que Christifori no había esperado que Blucher usase todos sus activos del modo enque lo había hecho. Había establecido solo una defensa contra la infantería, y los cazas lo habían cogidopor sorpresa. Totalmente solo en su carlinga, Felix Blucher sonrió ampliamente para sí mismo dentro desu neurocasco. Esta vez él era quien salía de la batalla como vencedor. Y, una vez que su SegundoBatallón llegase desde Muphrid, aplastaría la pequeña revolución de Archer Christifori de una vez portodas.

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Si se cree en los informes que he obtenido del oficial de información del Decimoquintode Guardias Arcturianos, este levantamiento acabará en cuestión de una semana.

⎯Holoclip de Noticias a las cinco, Ciudad Ecol, Compañía Emisora de Donegal, 31 de enero de3063.

Espaciopuerto Memorial Melissa SteinerCiudad Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana2 de febrero de 3063

Desde la carlinga de su Atlas, Felix Blucher estaba sentado observando como las Naves deDescenso iniciaban el descenso sobre la pista de aterrizaje. A ambos lados de él, se alineaban las doslanzas de BattleMechs funcionales en una parada formal, en posición de descanso. El sol de mediamañana chocaba y rebotaba sobre la pintura reciente mientras esperaban para dar la bienvenida alSegundo Batallón a su llegada a Thorin. Tres ’Mechs adicionales se habían quedado en el fuerte, endistintas fases de reparación.

El batallón llegaba con retraso, un día y medio. Había recibido un paquete de datos de ellos queindicaba que una de sus Naves de Descenso había sido atacada y estropeada por los rebeldes de Muphrid.Por dicha razón, la Kommandant McCoy había requisado un transporte mercante de clase Union para queles llevase a Thorin.

Las noticias resultaron perturbadoras. Que hubiese habido un ataque no le sorprendía, pero quelos rebeldes hubiesen logrado infligir bastante daño para obligar a permanecer en tierra a una Nave deDescenso era preocupante. Si no hubiese sido por su reciente éxito contra los supuestos Vengadores deArcher, eso podía haber sido incluso más alarmante. Dos veces en dos semanas había usado sus fuerzasaerospaciales contra las incursiones de Christifori, ambas veces los expulsaron del campo en retirada.Ellos habían dañado uno de sus Lucifers, pero él aún mantenía la superioridad aérea y lo saboreaba.

Las naves, las tres, se volvieron visibles en el cielo sobre él mucho antes que oyese el rugido delos motores de fusión encendidos. Las dos naves de los Guardias estaban pintadas de color gris mate, y elnavío mercante confiscado era una sombra algo más brillante. Podía decir que tenía un logo comercialsobre su casco, pero ese lado de la Nave de Descenso se encaraba al otro lado de su visión mientras seaproximaba para el descenso final.

Las naves aterrizaron una a una sobre la pista. El bramido ensordecedor de sus motoresdisminuyó a medida que los enormes puntales de aterrizaje salían de la masa de las naves y las manteníanen posición vertical. Eso fue seguido por el claro ruido de los motores mientras reducían la aceleración.

Blucher dio la bienvenida a tanto ruido y estruendo. Este era un gran momento para él y suunidad. Archer Christifori había ofrecido una buena pelea. Las ventajas habían cambiado ahora, y sus dosúltimas victorias sobre los Vengadores lo habían probado. Con la llegada de McCoy y su batallón, losrebeldes no podían esperar aguantar en una lucha sostenida contra el control lirano.

Mientras las naves expelían el exceso de vapor y enviaban el refrigerante a sus partes inferiorespara enfriar las portillas de escape de gas, las rampas sonaron al abrirse y empezaron a descender hacia elsuelo. Blucher abrió un canal de banda ancha y exclamó:

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⎯¡Atención! . . ..¡Firmes! ⎯Los BattleMechs a cada lado de él se irguieron en toda su altura ycon orgullo.

Los ’Mechs del Segundo Batallón empezaron a descender las rampas de la Nave de Descenso yse alinearon en frente de él en una formación amplia. Siguieron llegando, seguidos de un pelotón deinfantería y, ahora, las fuerzas de tanques que empezaban a bajar la rampa.

Su línea de comunicaciones siseó brevemente, pero la voz que escuchó no era la de ConstanceMcCoy.

⎯Coronel Blucher ⎯dijo una voz masculina que reconoció de forma instantánea⎯, le ordenoque se rinda en el nombre de Victor Davion. ⎯Un escalofrío recorrió el cuerpo del coronel. Su corazónmartilleó en sus oídos. Luego las dos largas y profundas filas de ’Mechs delante de él elevaron sus brazos.Los ojos de Blucher se agrandaron ante la visión y, en la distancia, llegó a vislumbrar el otro lado de laNave de Descenso mercante. Pintado sobre él estaba el logo de la nave volante de Christifori Express.

Esto no era posible. No podía estar pasando. Pero lo era.

⎯Es una trampa ⎯gritó a sus unidades⎯. Fuego a discreción. Ese no es el Segundo enabsoluto. Es Christifori. Retírense al fuerte. ¡Lucharemos contra ellos desde allí! ⎯Aceleró el reactor defusión hasta el máximo de energía y llevó su rifle gauss hasta la posición de disparo mientras pilotaba suBattleMech para volver hacia la calle que le alejaba del espaciopuerto. Con tantos blancos, difícilmentepodía fallar.

El centro de mando del fuerte estaba en calma mientras el Teniente Sherwood estaba de pie trasel cabo que operaba la estación de comunicaciones:

⎯Repítalo, señor ⎯dijo el hombre en su micrófono de cabeza.

⎯¿Qué pasa? ⎯preguntó Sherwood.

El joven técnico de comunicaciones levantó la mirada y se arrancó los auriculares:

⎯No puedo decirle nada. Era el coronel, diciendo algo sobre el espaciopuerto. Luego, se cortó.

Sherwood cogió los auriculares y se los puso:

⎯Coronel, aquí el oficial de servicio ⎯dijo⎯. No le copiamos.

⎯Aquí estamos bajo ataque y regresando al fuerte ⎯llegó una voz a través del crepitar de laestática que Sherwood reconoció como el sonido de las descargas del CPP a corto alcance. Su corazónempezó a acelerarse, y su uniforme parecía cubierto de sudor.

⎯¿Qué pasa con el Segundo Batallón? ⎯preguntó.

⎯No eran ellos. Era Christifori ⎯dijo Blucher con prisa⎯. Abra las puertas y, en cuantoentremos, ciérrelas herméticamente. Encienda su ’Mech junto con el de Kramer y Druhot. Interfierennuestras señales de largo alcance. Contacte con nuestros cazas y tráigalos aquí. Nos defenderemos desdeel fuerte.

⎯Sí, señor ⎯dijo Sherwood, luego se quitó los auriculares con calma.

⎯¿Qué pasa, señor? ⎯preguntó el técnico de comunicaciones.

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Sherwood miró en torno a la sala. Había cuatro soldados presentes, ninguno iba armado mientrastrabajaban en los diversos sistemas defensivos y de comunicaciones. Sacó la pistola, una Sternsnacht, y lametió en la boca del tech que estaba sentado delante de él. Luego, hizo que ambos pivotasen a la vista delos demás de la sala.

⎯Ahora que tengo su atención ⎯dijo⎯, hagan lo que digo o el cerebro de este joven va aconvertirse en humo, seguido del de ustedes.

Archer avanzó, en diagonal y despacio, su Blackjack a lo largo de la calle, escuchando el ciclo decarga de sus misiles Streak de corto alcance mientras se movía. Las cosas no iban tan bien como habíaesperado. El había esperado que Blucher se rindiese igual que había hecho su segundo Batallón, dados losnúmeros que tenía en contra: ilusiones. En lugar de ello, se había convertido en un lucha a la carrera porlas calles de Ciudad Ecol.

El Atlas de Blucher estaba a dos manzanas por delante, donde algunas de las fuerzas más ligerasde Archer intentaban enfrentarse con él en su camino hacia el fuerte. Archer había estado persiguiendo aun Vulcan de los Guardias, pero cayó ante una bala de rifle gauss de un War Dog, antes lirano, justocuando Archer estaba a punto de dispararle. La bala plateada impactó en la cabeza del Vulcan con tantafuerza que el ’Mech se derrumbó hacia atrás contra un edificio, enterrándose entre los suelos y paredesdesplomados.

Se dio la vuelta en el momento preciso para ver que otro ’Mech lirano trataba de ponerse acubierto. Era un Salamander, y Archer sabía que Luther Fisk era el único guerrero de los Guardias quepilotaba uno. De forma inmediata salió corriendo detrás de él. El Salamander intentó precipitarse hacia laderecha para eludir el fuego de Archer, pero sin éxito. Archer disparó sus ocho misiles Streak sobre él,golpeándole con ellos en la espalda. Las placas de blindaje se desprendieron con la explosión, dejandodetrás una ligera voluta de humo gris y haces de miomero expuestos.

Eso atrajo la atención de Fisk. Se giró para proteger su frágil espalda y para disparar sus láseresmedios. La distancia era demasiado corta para sus misiles de largo alcance, su armamento más potente.Los láseres medios salieron como lanzas en dirección a Archer: uno falló y el otro calcinó su brazoderecho con una cicatriz.

Archer sabía que el calor aumentaría enormemente, pero puso en línea sus propios láserespesados de AA y disparó sus brillantes rayos rojos sobre las piernas del Salamander. El blindaje fundidose desprendió, pero el daño no fue bastante para parar al ’Mech. Fisk estaba a punto de volverse y correr,cuando una impresionante cortina de fuego de armas, disparadas desde posiciones en torno a Archer,impactaron en su ’Mech. Misiles, láseres escarlatas y esmeraldas, balas de cañón automático y la brillanteluz blancoazulada de las rondas de CPP devoraron el Salamander de Fisk y la zona a su alrededor. Elpavimento se convirtió en un cráter mientras las llamas, las explosiones y el humo se extendían sobre el’Mech. Este parecía derretirse como una vela, a cámara lenta, desapareciendo y agonizando bajo lasexplosiones.

Archer volvió la cabeza y vio a casi toda su unidad en torno de él y a su espalda. Todos habíandisparado. Ellos, y él, juntos, habían derribado a Fisk en una simple matanza causada por una cortina defuego.

⎯Los Vengadores cuidamos de los nuestros, señor ⎯dijo Alice Gett⎯. Ahora es el momento deacabar lo que hemos empezado.

Un Assassin de los Vengadores, de peso ligero, aterrizó en el cuadrante de la derecha delante deBlucher en un movimiento que pretendía cortarle la dirección hacia el fuerte. Sus cohetes de salto aún

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brillaban mientras se giraba hacia su Atlas y trataba de poner su láser de pulso medio en línea. Blucher,por su parte, no tenía que esperar. Apuntó sus láseres pesador de AA y sus láseres de pulso medios sobreel ’Mech más pequeño y abrió fuego. El Assassin con aspecto de caja se vio aplastado bajo la cortina defuego, perdiendo blindaje de todos sus miembros y de su pecho. Se tambaleó hacia atrás callejón abajo,disparando sus misiles de largo alcance mientras se retiraba.

Los misiles se extendieron sobre el Atlas, estropeando las placas de blindaje de sus torso y brazoderechos. Blucher había soportado impactos varias veces desde que empezó la pelea, pero aún estabaoperativo y tenía algo de protección por todas partes. Había derribado dos ’Mechs hasta el momento yhabía apaleado a varios, igual que al Assassin. Quería aguantar y luchar, pero el fuerte estaba lo bastantecerca para que él y los demás pudiesen entrar, y podían aguantar desde allí.

Moviéndose a su lado estaba la Teniente Fitzwalter en su Axman. Un peligroso liquido verde,perteneciente al refrigerante, rezumaba desde lo hoyos que ella tenía en el torso inferior a causa deimpactos anteriores. De repente, ella se desmoronó bajo un rayo de fuego de CPP, todo el ’Mech parecióevaporarse en la nada.

Blucher sólo tuvo tiempo de registrar lo que había pasado. Tenía que aguantar si quería que suunidad sobreviviese. Una mirada sobre la lectura de sus sensores de corto alcance mostraba el fuerte casidentro de alcance, incluso mientras un muro en movimiento de los BattleMechs de Archer se acercabacon rapidez. Oh, eres rápido, Christifori, pero no lo bastante, pensó. Ahora el fuerte estaba directamentedelante de él.

Pero cuando miró a través del agrietado cristal de la carlinga, Blucher vio que la puerta aúnestaba cerrada. ¿Por qué no la habían abierto, de acuerdo con sus ordenes? La enorme puerta era a pruebade bombas y solo podía ser abierta desde dentro.

⎯Teniente Sherwood, cualquiera que esté en el centro de mando. ¡Abran la maldita puerta!

Al principio no oyó nada. Luego, por fin, le llegó la respuesta:

⎯Coronel Blucher, aquí el Teniente Sherwood. Lo lamento pero no puedo obedecer

⎯¿Qué? ⎯gritó claramente Blucher mientras recorría el último tramo de terreno que le separabade las puertas. Confundido, se quedó de pie allí mirando fijamente y desamparado los implacables murosde granito y la enorme puerta blindada con fibras de hierro. No tuvo que girarse y mirar para saber que labanda rebelde de BattleMechs de Christifori corría derecha hacia él.

El canal de banda ancha se encendió, y Sherwood habló de nuevo. Esta vez todos en ambos ladospudieron oír su voz en las carlingas:

⎯Señor, estoy con el Coronel Christifori. Su personal de mando está encerrado en la sala demapas, y el centro de control está a mi cargo. Se le ha ordenado a sus cazas que no despeguen. CoronelBlucher, le sugiero que se rinda.

A una manzana y media del fuerte Archer ordenó a su fuerzas que se parasen y dejasen dedisparar. Envió por los flancos efectivos que recorriesen las calles por si Blucher pensaba que podíaescapar. Los Guardias habían perdido la mayoría de sus fuerzas. Un solitario tanque Chaparral, con elhumo saliendo de las hendeduras en su blindaje, estaba estacionado cerca del Atlas de Blucher. Undestrozado Kintaro también permanecía de pie. Tenía la espalda apoyada sobre el muro de granito,dispuesto para la resistencia final. El único combatiente adicional en el lado lirano era un Centurion queperdía la mayoría del blindaje de su brazo y su torso. En este momento, lo que quedaba de un batallón deGuardias Arcturianos sabían la verdad; no había donde correr, ningún lugar para una resistencia finaldecente. El Príncipe Juan había tomado el fuerte personalmente.

Archer se detuvo y dio una profunda bocanada antes de activar un canal neutral para hablardirectamente con Blucher.

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⎯Coronel Blucher, aquí el coronel Christifori. He ordenado a mis tropas que dejen de disparar.Con todo el respeto, le pido que se rinda, señor. ⎯Todas las veces que se había imaginado este momento,se había visto a sí mismo recreándose en la victoria. Ahora, mirando al Atlas, que aun echaba humo desdedos sitios, Archer, sintió que era la última cosa que deseaba hacer. Este era uno de esos momentos dondepodía mostrarse como un hombre de honor, un verdadero guerrero en lugar de un renegado. Si lo hacíamal, las facciones en Thorin podían estar luchando, de nuevo, dentro de muy poco.

⎯Preferiría morir aquí, en mi carlinga, antes que rendirme ⎯dijo Blucher.

⎯Le comprendo, Coronel ⎯dijo Archer⎯. Sin embargo, no deseo matar a un hombre comousted o a esos valientes MechWarriors y oficiales que lucharon a su lado. Ya ha sido derramadademasiada sangre. Paremos.

Hubo una larga pausa, luego Blucher respondió:

⎯¿Cómo ocurrió esto?

⎯Supimos de sus planes, Coronel. Atacamos al Segundo Batallón antes de que pudiesen llegaraquí. Les cogimos con los calzones bajados y capitularon. Mientras hablamos, me imagino que las tropasque dejé allí ya están provocando un infierno sobre su Tercer Batallón. Sé que inutilizaron el GHP paramantenerle a oscuras, según parece tuvieron éxito.

⎯En todos mis años de servicio a Casa Steiner, nunca he perdido una batalla y he sido obligadoa rendirme. ⎯La voz de Blucher era baja, controlada, casi resignada.

⎯En todos mis años de servicio, nunca he tenido que preguntar a alguien a quien respetaba tantoque se rindiese. Pero mi deber lo exige.

⎯Y yo debo aceptar. Como dice usted, lo exige el deber. Tiene razón usted. Ya han muertodemasiados.

⎯Encontrará mis condiciones razonables. Serán prisioneros. Ahora sus armas son nuestrasposesiones. Serán intercambiados con otros prisioneros en cuanto resulte práctico o sea autorizado por elPríncipe Victor. Y respecto de sus fuerzas en Muphrid–

⎯Con el debido respeto ⎯interrumpió Blucher⎯, su lucha era aquí.

⎯Y aquí habría permanecido si usted no hubiese planeado traer su Segundo Batallón. Le pediríaque rinda también su otra unidad, pero dudo que lo desee.

⎯Eso es correcto ⎯replicó Blucher con tono monótono⎯. El Tercer Batallón es aún una fuerzaviable.

Archer habló con la resolución del martillo de un juez:

⎯Es por eso que me duele decirle que llevaremos nuestras fuerzas a Muphrid y le haremos alTercer Batallón lo que le hicimos aquí a usted.

⎯Si lo permite, Coronel Christifori, pienso que el Decimoquinto de Guardias Arcturianos hasufrido bastante enfrentándose a usted. Con su permiso, les enviaré ordenes para dejar Muphrid por unalocalización más amistosa.

Archer reflexionó durante un momento. Había querido una rendición completa, pero estotambién era una victoria:

⎯Muy bien. Que se retiren en orden.

⎯Esto nunca tuvo que llegar a pasar ⎯dijo Blucher en tono apagado.

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BATTLENET 154

⎯Estoy de acuerdo ⎯aceptó Archer⎯. Y aun no ha acabado. Solo está empezando. Katrina aunsigue en el trono. Debe ser apartada.

⎯No puedo estar de acuerdo con eso ⎯dijo Blucher⎯. Pero, por todo lo que es digno, respeto aun hombre que lucha por sus convicciones.

LA FORJA DE UN HÉROE

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Epilogo

Con Thorin y Muphrid en las manos firmes de las fuerzas del Príncipe Victor, pareceque la guerra se mueve hacia una nueva fase. Ya no se trata de una cuestión de operaciones deguerrilla, sino más bien de una verdadera campaña militar. Una cosa es segura : laMancomunidad Federada y la Alianza Lirana nunca más serán lo mismo.

⎯Informe realizado por Rumores desde el subterráneo, emisión pirata, Thorin, 7 de febrero de3063.

Ciudad Ecol, ThorinProvincia de SkyeAlianza Lirana9 de febrero de 3063

Las fuerzas de Archer estaban de pie en posición de atentos en el patio principal del fuerte. A unlado de él había una fila de BattleMechs, muchos de ellos capturados a los Guardias Arcturianos. En elotro lado había una fila de tanques junto con la infantería del Sargento Mayor Hopkins, algunos de ellosaún llevaban los vendajes sobre sus heridas. Todos los vehículos mostraban señales de acción reciente,pero habían sido reparados y vueltos a pintar. Todos los ’Mechs llevaban el símbolo “A2”1 sobre loshombros y los torsos centrales: la insignia informal de los Vengadores de Archer.

La línea era tan recta como el disparo de un láser. El uniforme de gala de Archer, pulcramenteplanchado, había sido difícil de conseguir en el caos de los últimos días. Pero esto era lo bastanteimportante para él como para hacer el esfuerzo. A su lado estaba la Capitán Katya Chaffee. Cuando lavio, al ser liberada, él dejó escapar un gemido de alivio. Para asombro de ambos, él la levantó en susbrazos y le dio un largo y fuerte abrazo.

Las puertas de la prisión del complejo se abrieron, y Archer ordenó atentos. Esto era importantepara todos, no solo para sus tropas y las de Blucher, sino también para los medios de comunicación queobservaba los diversos aspectos de la ceremonia. El Coronel Blucher y lo que quedaba de su batallón erantrasladados a cuarteles más formales para prisioneros de guerra. Archer quería hacer lo correcto: sinmalicia contra nadie.

—¡Fir . . . mes! —ladró. Docenas de tacones golpearon sobre el suelo y la línea recta de sustropas se puso recta también en el sentido vertical.

Los guardias, con una marcha de revista, condujeron a sus prisioneros de los GuardiasArcturianos a su transporte, bajando a lo largo de toda la línea de los Vengadores. Archer pudo ver en lacara de Blucher que éste estaba afectado por el gesto de respeto. El coronel se paró cuando llegó a laaltura de Archer, lo que con brusquedad hizo detenerse a la línea de gente que iba con él, guardias y todo.Con precisión militar perfecta él pivotó para encararle y saludó. Archer devolvió el saludo.

—Usted nos honra, Coronel —dijo Blucher, lo bastante alto para que todos los presentespudiesen oírle.

Archer sonrió levemente:

1 Del nombre de la unidad “Archer´s Avengers” (A2), lo que se pierde con la traducción al castellano (n.del t.)

Blaine L. Pardoe Epílogo Justin_Xiang

BATTLENET 156

—No somos enemigos profundos. Sólo creemos en diferentes líderes.

—Quizás usted tenga razón. Pero parafraseando a otro militar, “El tiempo pone todas las cosasen su sitio. El error dura solo un día. La verdad es eterna”.

Archer recordó la mención de sus días en la academia:

⎯General Longstreet.

Blucher asintió:

⎯Pero recuerde esto. Incluso después de siglos de que luchase, sus acciones aún son objeto decontroversias. Ojalá sus verdades sean más constantes.

Luego la línea continuó caminando hacia los TPBs que esperaban y que transportarían a losprisioneros a instalaciones más espaciosas. Mientras los soldados heridos pasaban, Archer localizó unacamilla en la línea. Salió caminando desde su puesto y se acercó hacia ella. Los dos camilleros de losVengadores se pararon mientras su oficial al mando bajaba la vista hacia el hombre que transportaban.Por el modo en que la sabana colgaba sobre él, Archer reconoció que había perdido un brazo hasta elhombro. Tenía un parche en el ojo izquierdo y la mayor parte de su cabeza estaba vendada. Su cabellonegro estaba chamuscado a causa del fuego.

Archer se encorvó sobre la camilla:

—Teniente Fisk, por extraño que pueda parecer, me alegro de que no muriese.

Fisk lanzó una fría mirada con el único ojo sano:

⎯Yo podía estarlo también. Perdí un ojo, un brazo. Mi rodilla está gravemente dañada. Nuncamás podré pilotar un BattleMech de nuevo. —Su voz estaba llena de amargura.

—Eso está bien —dijo Archer—, y yo nunca más seré capaz de hablar con mi hermana. Ellatambién era mi brazo derecho. Al menos usted está vivo. —Archer se volvió y empezó a alejarse, pero lavoz de Fisk le siguió.

⎯¿Por qué no me dejó morir, en lugar de dejarme lisiado?

Archer volvió a girarse, de nuevo:

—Me he convertido en un Vengador. Considere que ya está hecho.

Ese día, más tarde, Archer estaba sentado en su oficina, la misma que anteriormente había usadoel Coronel Blucher en el fuerte. Miraba fijamente los papeles y discos amontonados delante de él. Esta erala parte del trabajo que nunca aprendería a querer. Estaba a punto de coger el paquete de datos de la partede arriba para revisar algunas requisas cuando una llamada llegó a la puerta.

⎯Adelante —dijo, y Katya Chaffee entró. Le lanzó una sonrisa de reconocimiento—. Gracias aDios que eres tú —dijo con voz cansada, recostándose sobre su silla.

—Señor —dijo ella con un alto grado de formalidad—, una Nave de Descenso aterrizó hace unahora desde un punto pirata del sistema. Tenemos un visitante.

Archer enarcó una ceja y se puso de pie, descansando las manos sobre la mesa del despacho:

⎯No estoy seguro de que esto me guste.

LA FORJA DE UN HÉROE

157

—Dice que fue enviado por un amigo, y he comprobado sus credenciales —dijo Katya.

Archer asintió, y Katya regresó al pasillo para hacer entrar al visitante. Era un hombre pequeñocon una calvicie incipiente y que vestía el uniforme blanco de ComStar. También llevaba una Medalla delHonor de la Liga Estelar como la que Archer había recibido. Se habían encontrado, brevemente, una vezantes, y Archer le reconoció de forma inmediata.

—Le traigo saludos del Príncipe Victor Steiner-Davion —dijo Alain Beresick.

—Gracias, Comodoro Beresick, y bienvenido a Thorin. —este hombre era una leyenda en laEsfera Interior tanto como Archer en Thorin. Había dirigido la Nave de Guerra Verdad Invisible en elataque contra Huntress. Ningún hombre vivo podía igualar su experiencia en el combate con Naves deGuerra.

—Es bueno comprobar que usted está bien —dijo Beresick—. Aunque ahora tengo otro título, elde Capiscol.

—Es un honor que me haya visitado —dijo Archer, señalando una silla.

Con un movimiento de su mano Beresick indicó que prefería seguir de pie. Katya estaba de pieen algún lugar detrás de él, mirando respetuosa. La apariencia del hombre era totalmente modesta, aunquetenía sobre él una presencia que exigía respeto.

—Estaba “en el vecindario” en otro asunto y, por ello, no me quedaré mucho tiempo. Su Alteza,el Capiscol Marcial, ha recibido noticias de su éxito aquí y en Muphrid. Me pidió que le entregase unatransmisión de GHP a usted en persona, si el tiempo lo permitía. El extiende su más profunda gratitud austed y a su unidad.

—Eso no es necesario —dijo Archer, con la cara brillando como la de un colegial.

—Pero lo es. —Beresick sacó una hoja de papel, doblada, de su bolsillo y la mantuvo en altopara leerla.— Por orden del Príncipe Victor Steiner-Davion, a Archer Christifori se le otorga, desdeahora, el ascenso de campo de Teniente General. —Luego metió la mano de nuevo en su bolsillo y sacó lainsignia de rango y le entregó las dos cosas a él.

Archer miró fijamente a los dos, y a la insignia de media barra en su mano, durante un largomomento:

—¿Teniente General? —repitió él totalmente incrédulo.

⎯Sus servicios han supuesto una inspiración para otros. Y, aunque esta lucha todavía esreciente, el Príncipe necesita hombres y mujeres como usted a su lado.

Archer se levantó tan alto como era y saludó. Beresick devolvió el saludo, y lo mismo hizoKatya.

⎯¿Está seguro de que debe dejarnos tan pronto, Capiscol? —preguntó Archer.

—Sí, General. Tengo otras misiones que completar.

—Entonces, ¿puede llevarle un mensaje al Príncipe?

⎯Desde luego.

Blaine L. Pardoe Epílogo Justin_Xiang

BATTLENET 158

—Dígale que es bueno estar en casa.

El Capiscol Alain Beresick golpeó su cabeza con una formalidad imponente:

⎯Así haré, General Christifori. Así haré.