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COLECCIONABLECUARESMA 2015 Signos de Cuaresma: la oración La oración para el cristiano es necesaria como el aire que respira. Imaginemos dos enamorados, o un matrimonio. ¿Pueden pasar un día sin verse, abrazarse, besarse y decirse lo mucho que se aman? Pues igualmente, ¿puede pasar un cristiano un solo día sin rezar? Porque rezar no es otra cosa que vivir un momento precioso de intimidad con Dios. Rezar es más que hablar, pensar o recitar. La oración es el espacio donde conectamos con nuestra fuente divina y nos mecemos en el amor que nos ha creado y nos sostiene. En la oración volvemos a ser niños en brazos del Padre eterno. La auténtica oración es diálogo amoroso. A veces, ni siquiera hacen falta palabras. Muchos santos son maestros en la oración. Podríamos fijarnos en dos grandes mujeres, apasionadas amantes de Jesús: santa Teresa de Ávila y santa Teresita de Lisieux. Orar es tratar de amor con Aquel que sabemos nos ama, decía la primera. La segunda, cuando le preguntaron qué rezaba en sus largas horas de postración, durante su enfermedad, respondió: Nada. Simplemente le amo. La oración puede ser oral o mental, pero también silenciosa. ¡Qué estremecedor es sentir la mirada de Dios! Sentir, sí. Pues rezar tiene mucho más que ver con el sentir que con el discurrir. La oración brota del corazón y va directa al corazón de Dios. Los teólogos clasifican la oración en tres. La primera es la de petición, ¡la más común! Es bueno pedir ayuda a Dios: Jesús enseñó a sus discípulos a pedir sin descanso, con tenacidad y con fe como la viuda de la parábola. El Padrenuestro incluye varias peticiones muy básicas para el ser humano. Hay otra oración aún más bella: la de acción de gracias, reconocimiento humilde y alegre por los dones recibidos. Pero la plegaria más sublime, dicen, es la de alabanza: un grito de gozo, un piropo lanzado al cielo, un elogio entusiasta y lleno de amor hacia Dios porque es tan grande, tan bueno, tan compasivo y espléndido… Esta es la oración de Jesús cuando exclama: Te alabo, Padre, porque has escondido esto a los sabios y expertos, y lo has revelado a los humildes… Para hacer una verdadera oración es imprescindible la humildad. PARROQUIA DE SAN FéLIX Una comunidad evangelizadora Hoja 186 Semana del 16 al 22 de marzo de 2015 4º domingo Cuaresma - ciclo B Creer, vida eterna, luz Cuatro palabras se repiten en el evangelio que se proclama en este cuarto domingo de Cuaresma: la salvación y la creencia, la vida eterna y la luz. La salvación es liberación del mal. En el diálogo con Nicodemo, Jesús se compara con la serpiente de bronce que Moisés levantó en el desierto. Los que volvían a ella sus ojos reconocían sus pecados. En Jesús levantado descubrimos la misericordia de Dios que perdona nuestros pecados. “Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. Pero es necesario creer en Jesús y en su misión. La vida eterna es un don que Dios entrega a los creyentes por medio de Jesús. O mejor, Jesús es el verdadero don de Dios. Quien crea en él tendrá vida eterna. La entrega de Jesús es signo del amor de Dios: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”. Y ¿qué ocurre con la luz? Jesús se identifica con la Luz del mundo. Algunos se acercan a ella, otros la rechazan. Detestan la luz todos aquellos que obran perversamente, porque no quieren verse acusados por la maldad de sus acciones u omisiones. Prefieren las tinieblas a la luz todos aquellos que en el fondo de su conciencia han llegado a descubrir que sus obras son malas. No quieren ser puestos en evidencia. Y se acercan a la luz los que realizan la verdad. La verdad no es algo que se conoce o se sabe. La verdad se practica cuando las obras son hechas según los planes de Dios. En este tiempo de Cuaresma, pidamos al Padre que nos ayude a practicar la verdad, amar la luz y creer en su Hijo Jesucristo, para que su salvación nos dé vida eterna.

PARROQUIA DE SAN FéLIX COLECCIONABLE …files.sanfelixbcn.webnode.es/200000576-4251844018/hoja san felix... · El Papa propone tres reflexiones para romper esta indiferencia y vivir

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COLECCIONABLE—CUARESMA 2015

Signos de Cuaresma: la oración

La oración para el cristiano es necesaria como el aire que respira. Imaginemos dos enamorados, o un matrimonio. ¿Pueden pasar un día sin verse, abrazarse, besarse y decirse lo mucho que se aman? Pues igualmente, ¿puede pasar un cristiano un solo día sin rezar?

Porque rezar no es otra cosa que vivir un momento precioso de intimidad con Dios. Rezar es más que hablar, pensar o recitar. La oración es el espacio donde conectamos con nuestra fuente divina y nos mecemos en el amor que nos ha creado y nos sostiene. En la oración volvemos a ser niños en brazos del Padre eterno. La auténtica oración es diálogo amoroso. A veces, ni siquiera hacen falta palabras.

Muchos santos son maestros en la oración. Podríamos fijarnos en dos grandes mujeres, apasionadas amantes de Jesús: santa Teresa de Ávila y santa Teresita de Lisieux. Orar es tratar de amor con Aquel que sabemos nos ama, decía la primera. La segunda, cuando le preguntaron qué rezaba en sus largas horas de postración, durante su enfermedad, respondió: Nada. Simplemente le amo.

La oración puede ser oral o mental, pero también silenciosa. ¡Qué estremecedor es sentir la mirada de Dios! Sentir, sí. Pues rezar tiene mucho más que ver con el sentir que con el discurrir. La oración brota del corazón y va directa al corazón de Dios.

Los teólogos clasifican la oración en tres. La primera es la de petición, ¡la más común! Es bueno pedir ayuda a Dios: Jesús enseñó a sus discípulos a pedir sin descanso, con tenacidad y con fe como la viuda de la parábola. El Padrenuestro incluye varias peticiones muy básicas para el ser humano. Hay otra oración aún más bella: la de acción de gracias, reconocimiento humilde y alegre por los dones recibidos. Pero la plegaria más sublime, dicen, es la de alabanza: un grito de gozo, un piropo lanzado al cielo, un elogio entusiasta y lleno de amor hacia Dios porque es tan grande, tan bueno, tan compasivo y espléndido… Esta es la oración de Jesús cuando exclama: Te alabo, Padre, porque has escondido esto a los sabios y expertos, y lo has revelado a los humildes… Para hacer una verdadera oración es imprescindible la humildad.

PARROQUIA DE SAN FéLIX

Una comunidad evangelizadora

Hoja 186

Semana del 16 al 22 de marzo de 2015

4º domingo Cuaresma - ciclo B

Creer, vida eterna, luz

Cuatro palabras se repiten en el evangelio que se proclama en este cuarto domingo de Cuaresma: la salvación y la creencia, la vida eterna y la luz.

La salvación es liberación del mal. En el diálogo con Nicodemo, Jesús se compara con la serpiente de bronce que Moisés levantó en el desierto. Los que volvían a ella sus ojos reconocían sus pecados. En Jesús levantado descubrimos la misericordia de Dios que perdona nuestros pecados. “Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.

Pero es necesario creer en Jesús y en su misión. La vida eterna es un don que Dios entrega a los creyentes por medio de Jesús. O mejor, Jesús es el verdadero don de Dios. Quien crea en él tendrá vida eterna. La entrega de Jesús es signo del amor de Dios: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.

Y ¿qué ocurre con la luz? Jesús se identifica con la Luz del mundo. Algunos se acercan a ella, otros la rechazan. Detestan la luz todos aquellos que obran perversamente, porque no quieren verse acusados por la maldad de sus acciones u omisiones.

Prefieren las tinieblas a la luz todos aquellos que en el fondo de su conciencia han llegado a descubrir que sus obras son malas. No quieren ser puestos en evidencia.

Y se acercan a la luz los que realizan la verdad. La verdad no es algo que se conoce o se sabe. La verdad se practica cuando las obras son hechas según los planes de Dios.

En este tiempo de Cuaresma, pidamos al Padre que nos ayude a practicar la verdad, amar la luz y creer en su Hijo Jesucristo, para que su salvación nos dé vida eterna.

Comunicaciones

Cuaresma 2015 Recordamos que cada viernes, después de la misa de 19.30 h, se reza el Viacrucis por el templo.

También os comunicamos que la campaña de socios colaboradores, después de la carta que nos ha dirigido nuestro rector, sigue dando sus frutos. Muchas gracias a todos los que estáis respondiendo generosamente.

A todos os animamos a releerla, a meditar en ella y, en la medida de vuestras posibilidades, a colaborar en el sostenimiento de esta casa de Dios que es también nuestra casa. En la mesa de la entrada encontraréis copias.

Horarios de Semana Santa

Para que podáis organizaros con tiempo, os ofrecemos ya los horarios y fechas de las celebraciones de la próxima Semana Santa.

27 marzo Viernes de Dolores Viacrucis a las 18.30 h.

29 marzo Domingo de Ramos Bendición a las 12.15 h, misa.

2 abril Jueves Santo Misa a las 20 h. Hora Santa a las 22 h.

3 abril Viernes Santo Viacrucis a las 11 h. Oficios a las 18 h

4 abril Sábado Santo Vigilia Pascual a las 20 h.

5 abril Domingo de Pascua Misas a las 10.30 h y a las 12.30 h.

6 abril Lunes de Pascua Misa a las 19.30 h.

Romería a Montserrat

El domingo 22 de marzo desde el Arciprestazgo se organiza una romería a Montserrat. Las personas interesadas deben llamar a Santa María del Taulat para informarse de todo: 93 309 40 70.

COLECCIONABLE—CUARESMA 2015

Globalización de la indiferencia

En su mensaje de Cuaresma el Papa Francisco habla muy claro y rotundo. Insiste en una idea: hoy en el mundo se ha globalizado la indiferencia. Vivimos tan ensimismados en nuestros asuntos que no somos sensibles al dolor que nos rodea y los demás se nos hacen extraños y lejanos. Y Dios, dice el Papa, ¡no es indiferente! Está interesado en cada uno, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede…

El Papa propone tres reflexiones para romper esta indiferencia y vivir la Cuaresma con coherencia cristiana.

Si un miembro sufre, todos sufren con él (1 Co 12, 26). San Pablo nos recuerda que la caridad es romper la cerrazón en uno mismo. La Iglesia es comunión de santos: todo es de todos y todos estamos unidos en Dios. Pertenecemos a Cristo y los demás no pueden sernos indiferentes.

¿Dónde está tu hermano? (Gn 4, 9). Las parroquias y comunidades son parte de un solo cuerpo, el de Cristo. ¿Somos un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos pero olvida al Lázaro sentado ante su propia puerta cerrada? El Papa propone unirnos en la oración, pero también cruzar el umbral de las iglesias y salir a la sociedad. La Iglesia es misionera y debe salir afuera.

Fortaleced vuestros corazones (St 5, 8). Las noticias y las imágenes nos saturan y la tentación de la indiferencia es muy grande. ¿Qué hacer para no dejarnos absorber por esa espiral de horror e impotencia? En primer lugar, orar en comunión. En segundo lugar, ayudar con gestos reales de caridad, colaborando con las instituciones caritativas de la Iglesia. Y por último, hemos de pedir a Dios la gracia de ser humildes y reconocer nuestra fragilidad y dependencia, de Dios y de los hermanos. Solos no podemos salvar al mundo ni a nosotros mismos. Si aceptamos nuestros límites y confiamos en el amor de Dios podremos superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia. Cuaresma es un tiempo para vivir como camino de formación del corazón. Un corazón fuerte y a la vez tierno, compasivo y vigilante, generoso y abierto a Dios.