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por su extensa obra lírica, sino por el personaje insólito y polémico que ella misma inventó y dentro del cual quedó atrapada como un insecto em- balsamado en ámbar: ¿quién no la vio –ya anciana pero con largo esco- te y flores en la cabeza– asaltar con su bastón a los transeúntes de la Zona Rosa o hacer pipí en la calle de Londres? Ésta es la imagen que se ha preferido difundir en los medios, y el sketch semanal del ya finado pro- grama televisivo Desde Gayola lla- mado “El rincón de Pita Amor”, lo ilustra elocuentemente, si bien su “imitador”, un hombre disfrazado de Pita, siempre incorpora algunos de sus poemas como parte de su come- dia. De aquí se desprende que si al- guien ha perpetuado la memoria de nuestra “Undécima –que no pési- ma– musa”, han sido los gays, que Guadalupe Amor y la creación / destrucción del sujeto poético femenino MICHAEL SCHUESSLER (Profesor de la UAM-Cuajimalpa) Para Rosa Beltrán UNA DE LAS más inusitadas, si no po- lémicas, figuras de la poesía mexi- cana de la segunda mitad del siglo XX fue Guadalupe Amor (1918- 2000). La vida y obra de Guadalupe –“Pita” para sus amigos– ha estado, desde su primer libro de poesía, 1 ro- deada de controversia: por una par- te el –si bien efímero– reconocimien- to de su talento literario, y por otra, el estigma como símbolo de deca- dencia y excentricidad generado por su voluntad de no seguir los atavis- mos de la mujer en México: pecado que hoy más que nunca pesa sobre ella y su obra poética. En este senti- do, se podría objetar que Pita no per- tenece a un grupo de “olvidados” de la historia porque sí se le recuerda, al menos aquí en México, pero no Pita Amor / Foto: Michael Schuessler.

Pasa a la página 3 del sujeto poético femenino Editorial

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Periódico de la Facultad de Filosofía y Letras

Ciudad Universitaria Año III Número 23 Mayo de 2008

Distribución gratuita

♦De la Facultad

Rectoría refrendólas libertades universitarias

AMBROSIO VELASCO GÓMEZ(Director de la Facultad)

Las etiquetas de tabacosdurante el porfiriato

LAURA MAYAGOITIA PENAGOS

“Sin libertad,no habrá paz”

JUAN TRUJILLO LIMONES

Carta inéditade María Sten

a Andrés Henestrosa

♦PresenciasVirginia Woolf: la idea en busca de su abrigo

COLIN WHITE

por su extensa obra lírica, sino por el personaje insólito y polémico que ella misma inventó y dentro del cual quedó atrapada como un insecto em-balsamado en ámbar: ¿quién no la vio –ya anciana pero con largo esco-te y flores en la cabeza– asaltar con su bastón a los transeúntes de la Zona Rosa o hacer pipí en la calle de Londres? Ésta es la imagen que se ha preferido difundir en los medios, y el sketch semanal del ya finado pro-grama televisivo Desde Gayola lla-mado “El rincón de Pita Amor”, lo ilustra elocuentemente, si bien su “imitador”, un hombre disfrazado de Pita, siempre incorpora algunos de sus poemas como parte de su come-dia. De aquí se desprende que si al-guien ha perpetuado la memoria de nuestra “Undécima –que no pési-ma– musa”, han sido los gays, que

Pasa a la página 3

Guadalupe Amory la creación / destrucción

del sujeto poético femeninoMICHAEL SCHUESSLER

(Profesor de la UAM-Cuajimalpa)

EN 2007 LOS LOGROS que tuvo la co-munidad de la Facultad son muyimportantes en los rubros del forta-lecimiento de la vida colegiada, desu planta docente, de la investiga-ción, la extensión académica, edu-cación continua, infraestructura ygestión administrativa, con lo cual seatendieron los lineamientos y obje-tivos del Plan de Desarrollo Institu-cional 2005-2009. Éstos se enfocanal mejoramiento y consolidación de

la docencia, la investigación, la crea-ción y la difusión de las disciplinashumanísticas y sociales que se culti-van en la Facultad...

Este año fue, por otro lado, muysignificativo para la Facultad y parala Universidad. Conmemoramos elquinto centenario del nacimiento deAlonso de la Veracruz, a quien con-sideramos fundador de nuestra Fa-cultad. Asimismo, se llevó a cabo conamplia participación de la comuni-

dad universitaria la designación deldoctor José Narro Robles como nue-vo rector de nuestra Universidad. Enlos momentos difíciles que reciente-mente han vivido la Facultad de Fi-losofía y Letras y la Universidad Na-cional Autónoma de México, a raízde las condenables acciones violen-tas que el gobierno y el ejército co-lombianos realizaron en territorioecuatoriano, que cortaron la vida detres de nuestros estudiantes e hirie-

ron a otra más, nuestro rector, elConsejo Universitario y todo el cuer-po directivo de la UNAM, al igual queel Consejo Técnico de la Facultad,defendieron con decisión e inteligen-cia a nuestros estudiantes, a los prin-cipios de nuestra Universidad y a losfundamentos y valores de toda socie-dad libre y democrática.

El 16 de abril, la Rectoría rechazóla actitud insensible y las declaracio-nes irresponsables y falsas del presi-

dente colombiano Álvaro Uribe, yrefrendó la defensa de las libertadesuniversitarias y en última instanciade las libertades democráticas y de ladignidad nacional. Estamos segu-ros de que con apoyo y solidaridad,podremos fortalecer a nuestra Univer-sidad y lograr que los rendimientosdel esfuerzo colectivo de la comuni-dad de la Facultad sean más fructífe-ros y valiosos para el bien de nuestrainstitución y de nuestra nación.♦

EN VIRGINIA WOOLF, en sus novelas,no encontramos vidas claras, organi-zadas, que llevan un cierto rumbo cla-ramente delimitado. No es así. En laobra de Virginia Woolf vamos muchasveces de personaje en personaje; per-sonajes que experimentan, por mo-mentos, un encuentro con otra per-sona, con otro hombre, con otra mu-jer, con un niño, con un anciano. Peroestos encuentros siempre ocurren en

una mente, en una conciencia queestá invadida por memorias, que estáno sólo consciente del momento delencuentro sino consciente de todo loque la rodea que puede ser la natu-raleza misma; el ruido de la calle, lasúltimas noticias, el precio del queso.Todos esos detalles pueden estar pre-sentes en aquellos momentos en don-de uno de sus personajes entra encontacto con otro.

Quizá no haya otro autor queofrezca un espejo tan claro para suslectores. Cuando entramos en elmundo de Virginia Woolf entra-mos en un mundo que es de noso-tros mismos.

Es muy difícil comparar la vidade uno, la conciencia de nuestraspropias vidas, con la vida de otros ola vida de personajes que encontra-mos en la narrativa. Nosotros en todo

momento estamos conscientes deuna dispersión mental que interrum-pe nuestra percepción del mundoque nos rodea. Esta idea, esta percep-ción de Virginia Woolf de sí mismatiene sus orígenes en su experiencia:la joven, la mujer que alcanzó lamadurez en momentos muy difícilesy que tuvo una oportunidad casi úni-ca de ponerse en contacto, contac-tos, insisto otra vez, siempre fugaces,momentáneos e interrumpidos, conotras mentes privilegiadas.

Virginia Woolf tiene su lugar por-que a los 23 años había iniciado sucarrera como crítica. Publica su pri-mera reseña en 1904, una reseña anó-nima con la que empieza una carre-

ra que no se va a interrumpir hastasu muerte en 1941. Virginia Woolf,antes de ser narradora y novelista escrítica, es lectora. En el curso de sutrabajo profesional como crítica lite-raria aprendió a leer, a leer de mane-ra sensata, a leer con generosidad y aemitir sus juicios con modestia en unlenguaje directo, sensato, y sobretodo lúcido. Y cuando comparamosla gran producción crítica de Virgi-nia Woolf con la de nosotros los aca-démicos, tenemos que reconocer queVirginia Woolf se logra comunicarcon sus lectores de una manera querara vez nosotros logramos. Lo im-portante aquí es que, para VirginiaWoolf, leer un libro es como escu-char a sus amigos, la diferencia es quelos contactos con los amigos sonsiempre momentáneos, fugaces, y ellibro, en cambio, ofrece la posibili-dad de una cierta continuidad, pero,en esencia, el encuentro de VirginiaWoolf con el texto es un encuentro

♦EditorialOrfandad

Página 2

Para Rosa Beltrán

UNA DE LAS más inusitadas, si no po-lémicas, figuras de la poesía mexi-cana de la segunda mitad del sigloXX fue Guadalupe Amor (1918-2000). La vida y obra de Guadalupe–“Pita” para sus amigos– ha estado,desde su primer libro de poesía,1 ro-deada de controversia: por una par-te el –si bien efímero– reconocimien-to de su talento literario, y por otra,el estigma como símbolo de deca-dencia y excentricidad generado porsu voluntad de no seguir los atavis-mos de la mujer en México: pecadoque hoy más que nunca pesa sobreella y su obra poética. En este senti-do, se podría objetar que Pita no per-tenece a un grupo de “olvidados” dela historia porque sí se le recuerda,al menos aquí en México, pero noPita Amor / Foto: Michael Schuessler.

Page 2: Pasa a la página 3 del sujeto poético femenino Editorial

6 metate Mayo 2008

♦CorreoÉSTE ES UN espacio abierto a la comunidad de nuestra Facultad. Les invita-mos a que nos escriban sus opiniones y sugerencias (máximo media cuarti-lla) a la siguiente dirección electrónica: [email protected], o directa-mente a la Secretaría Académica o a la Secretaría de Extensión Académica.♦

Guadalupe Amor y la creación...en ella han reconocido una insignia camp forjada de decadencia y extra-vagancia.

Como veremos a continuación,Pita sí pertenece al grupo de los “ex-cluidos” de la historia porque su obraha sido sistemáticamente excluida,ninguneada, ignorada y hasta repren-dida, por los llamados dueños de lacultura en México.

“Nada tengo que ver con lo quesiento / Soy cómplice infeliz de al-go más alto”. Con estos versos, PitaAmor afirma y, a la vez, niega su pa-pel en los mismos poemas que creasu pluma “celeste e infernal”. Aquí,me propongo indagar sobre la exis-tencia de un “yo poético” dentro dela extensa obra literaria de quien hebautizado como la “Undécima mu-sa”. Me interesa examinar hasta quépunto la podemos considerar unarepresentación lírica de las sensacio-nes íntimas de una mujer, atormen-tada desde las más profundas regio-nes de su alma o si, en realidad, creeella servir como amanuense de unavoz a la vez hermética y trascenden-te. Utilizo la palabra “amanuense”para subrayar el aspecto coactivo deeste tipo de creación poética, pues elsustantivo proviene del latín (servusa manu) y denomina a: “un esclavocon deberes de secretario”, en otraspalabras, un sujeto poseído, en to-dos sus sentidos.

Este “yo poético” constituye elsujeto –la identidad personal de lapoeta– sublimado dentro de los ver-sos de la poesía que escribe. Por lotanto, esta entidad no se pierde en lavoz de una metafísica universal, sinoque también incorpora por lo menos

el eco o la huella de la experienciapersonal de la poeta –poetisa para lostradicionalistas, musa para los pita-góricos. En ambos casos sugeridospor esta afirmación-negación del pa-pel de la poeta en la poesía que crea,podemos señalar la existencia de unadicotomía de oposición que, en suconsolidación, proporciona la estruc-tura tripartita de sus poemas, unaestructura que prevalece en la ma-yoría de sus más inspirados versos,proporcionándoles un ritmo de con-trapunto –casi barroco– y una estruc-tura retórica que es parecida a la delsilogismo clásico. No obstante, estacualidad no se limita a la forma es-tructural, pues también subyace en losconceptos intelectuales de su poesía.

Una estrofa de su primer poe-mario Yo soy mi casa, ilustra muy bienesta estructura en la cual existe unaconstante tensión entre tres elemen-tos, en este caso el alma, el cuerpo, yel intelecto. Pita escribe: “De mi ba-rroco cerebro / mi alma se destila in-tacta; / en cambio mi cuerpo pacta /venganzas contra los dos. / Todo miser corre en pos / de un final que norealiza; / mas ya mi alma se desliza /y a los dos ya los libera, / presintién-dolos ribera / de total penetración”.2

Aquí no sólo descubrimos unarelación de tres elementos, sino quetambién –gracias a la tensión retóri-ca creada por su estructura clásica–plantea esta décima la cuestión de laprocedencia de estas facultades hu-manas y la posible, si no inevitable,destrucción de las mismas.

En la introducción de su librointitulado A mí me ha dado en escri-bir sonetos, de 1981, Pita explica:

curiosamente, siendo mi pensamien-to así de ordenado, las convulsiones,las circunvoluciones, los estremeci-mientos de mi sangre, son opuestosa la lucidez de mi entendimiento. Poreso tal vez logro en algún soneto, oen veinte, mezclar en una forma per-fecta, mi infernal mecanismo sanguí-neo, con mi diáfano pensamiento.3

Pita Amor evita la reducción desu poesía a meras categorías esti-lísticas al insistir en la importanciadel contenido que, si bien se reflejaen la estricta armonía de las formasdel Siglo de Oro español (décimas,liras, tercetos, sonetos etc.) debe in-corporar “lo esencial” del acto poé-tico, acto para esta poeta siemprecontradictoria.

Creadora de un arte sumamenteintelectual, Pita Amor –otra Penélo-pe– deshilvana la engañosa máscaradel individuo que cubre el rostro dela verdad al mismo tiempo que vuel-ve a tejer esta misma careta con ungran número de poemas escritos, ensu mayoría, en primera persona sin-gular, logrando así algo muy pareci-do a lo que hizo su amiga Frida Kahlocon el autorretrato, dicho sea depaso.

Los sentimientos que transmiteeste “yo-poético” –aunque muy par-ticulares– son ecos del mundo quehabita su ser humano que, como he-mos notado, refleja y está reflejado a

vez, creando un duro escudo queohíbe descubrir lo que podría-

o “yo poéti-

Aunque el aspecto hermético (y de su personalidad deviene

un acontecimiento personal, aje-

hijo Manuelito de apenas dos ahogado en un pequeño aljibe

la casa de su hermana Carolina se observa la creación de

esfera poética autónoma des-

versos y se nota particular-

, su segundo libro de poesía. La dice: “Cual un espejo, reflejo /

imagen que está delante; / cambia faz cada instante, / tiene infinitas

/ todas ellas son ficcio-

convertida / en un reflejo cons-

En una “Confidencia de la au-, Pita

su primer encuentro con la poética como una revela-

osa:

Un día, no sé cómo, ya no puedo re-cordar por qué, cansada de oír cum-plidos de mi bonita cara, desespera-da de cargar mi vacío, movida por unimpulso superior, yo, que no teníacultura ni noción de lo que era la poe-sía, tomé un lápiz, el único a la mano;el que servía para pintarme las cejas.Y en un pedazo de papel, empecéa escribir mis primeros renglones:“Casa redonda tenía / de redondasoledad”.5

La extraña precocidad exhibidapor parte de la joven poeta causó tan-ta agitación en la comunidad litera-ria mexicana que, poco después dela aparición de su primer libro, Al-fonso Reyes se vio obligado a comen-tar tal extraordinario acontecimien-to literario, y lo recuerdo: “Silencio.Y nada de comparaciones odiosas.Aquí se trata de un caso mitológico”.Este comentario, visto con la ventajadel tiempo transcurrido, ilustra lascaracterísticas más sobresalientes, nosolamente de Pita, sino también delmundo poético que crea –distinciónpara algunos inexistente.

Pero, examinemos un momentoel significado de la apelación “casomitológico”: ¿No implica esta de-nominación cierta falsedad, o, cuan-do menos, la presencia de una ale-goría que sirve para alejar al sujetoartístico del arte que crea y de estamanera convertirlo en una máscaraque ya no se relaciona con el “yo” dela poeta al constituir un fenómenoajeno a ella, que si bien eleva su poe-sía hacia lo abstracto e inexplicable,reduce el papel de la poeta en su pro-pia obra? Pita nos proporciona la si-guiente frase para corroborar tal hi-pótesis: “La poesía es la esperanza yla desesperanza al mismo tiempo;pero en mi caso, al escribirla, ya nome pertenece: me es ajena”.6

De modo que Pita Amor admitecierta contradicción inherente tantoen su poesía como en su vida. Creoque esta misteriosa relación entreGuadalupe Amor y el arte que crease encuentra en una nítida tensiónemocional que se ha trasladado a supropia vida como ser humano, lle-vándola a declarar a un servidor que“Guadalupe Amor no es realidad,Guadalupe Amor no existe; es unmito inventado por ella misma”. Noobstante, Pita resuelve, hasta ciertopunto, dicha tensión al equipararsea la poesía que escribe: “mis proble-mas personales son los mismos quemis problemas poéticos”.

Con Guadalupe Amor estamosfrente a una serie de dicotomías queforman sus emociones y su intelec-to, su voz poética y su vida personal,su estilo clásico y su ser iconoclas-ta... la razón y la locura.

Quisiera concluir con un sonetode Pita Amor escrito después de lapublicación de su tercer libro, Círcu-lo de angustia.7 Constituye una bri-llante defensa de ella misma y de suarte en la cual, creo, brilla la lucidezintelectual y la afirmación personalde la poeta ante los desmedidos ata-ques de personas que decían que noera posible que ella –una joven y be-lla mujer– escribiera los versos quese publicaban bajo su nombre. Pitaalega: “Como dicen que soy una ig-norante, / todo el mundo comenta sinrespeto, / que sin duda ha de haberalgún sujeto / que pone mi pensar enconsonante. / Debe de ser un tipodesbordante, / ya que todo produce,hasta el soneto; / por eso con mis li-bros lanzo un reto: / ‘burla burlando,van los tres delante’. / Yo sólo pidoque él siga cantando / para mi famay personal provecho, / en tanto queyo vivo disfrutando / de su talentosin ningún derecho. / ¡Y ojalá no secanse, sino cuando / toda una biblio-teca haya hecho!”♦

1 Guadalupe Amor, Yo soy mi casa. México,Alcancía, 1946.2 Ibid., p. 25.3 G. Amor, A mí me ha dado en escribir so-netos... México, Katún, 1981, p. 12.4 G. Amor, Puerta obstinada. México: Alcan-cía, 1946, p. 41.5 Citado en Michael Schuessler, La undécimamusa: Guadalupe Amor. México, Diana, 1995,p. 89.6 Ibid., p. 225.7 G. Amor, Círculo de angustia. México, Stylo,1948.

♦ExpresionesDe olvidados y excluidos

LETICIA FLORES FARFÁN(Profesora del Colegio de Filosofía)

EL PASADO 15 de abril tuvo lugar en elAula Magna de nuestra Facultad el Se-gundo Coloquio Internacional “De ol-vidados y excluidos. Reflexiones sobrelas políticas del olvido y la exclusiónen la historia del pensamiento: perso-najes y discursos”. Este acto académi-co fue organizado por los doctores Al-berto Constante, Ignacio Díaz de laSerna y Leticia Flores Farfán –integran-tes del grupo de investigación “Re-flexiones marginales” que ha sido dis-tinguido con el apoyo PAPIIT IN405108para el proyecto de investigación sobre“Filosofía(s) y psicoanálisis”, en coor-dinación con la División de EducaciónContinua y el Colegio de Filosofía dela Facultad.

El objetivo de este segundo en-cuentro es exactamente el mismo conel que se dio origen a este espacio: re-flexionar sobre el impacto que el olvi-do y la exclusión tienen en la confor-mación de la memoria histórica endonde surgen, se crean y funcionan lasidentidades sociales. Se partió de lapremisa de que aquellas estrategiasencaminadas a borrar determinadosactos que puedan debilitar el relato ofi-cial en donde se resguardan creenciasy comprensiones son golpes de fuerzaa través de los cuales se estructura ymoldea el pasado, se configura el pre-sente y se orienta el futuro. El pasa-do nunca es un pasado neutro, nuncaes un devenir des-politizado, porquesiempre hablamos de un pasado selec-tivo y seleccionado que marca lo quedebe ser recordado y las formas admi-sibles de ese recuerdo.

La problematización de las políti-cas del olvido, íntimamente ligadas alas políticas de la memoria, articula las

Imagen: Aristides Coen.

interrogantes obligadas cuando se tra-ta de pensar aquello que es dejado fue-ra, que es borrado. Tanto el olvido co-mo la exclusión se han consideradoestrategias necesarias para no desgarrarlos lazos comunitarios para conformaruna unidad histórica y/o teórica queposibilite la articulación de un grupohumano que se identifique con losmismos principios y fines, con las mis-mas verdades. La inquietud que atra-viesa, sin embargo, es si en aras de laconstrucción de una pertenencia co-munitaria debemos legitimar todo ol-vido y/o exclusión porque en la iden-tidad de las diversas historias colectivashay más de un acto criminal que sigueesperando ser sometido al juicio de lajusticia.

En “De olvidados y excluidos” sepretende dar cuenta de estas problemá-ticas tomando como pre-texto de aná-lisis el olvido y/o exclusión de algúnpersonaje en el devenir teórico, políti-co, histórico, social en el cual haya es-tado inscrito, y teniendo como marcode las exposiciones el reto de pensarlas razones que hacen que una comu-nidad humana (en su totalidad o unaparte de ella) “decida” olvidar y/o ex-cluir del relato que la constituye a di-cho personaje. Los “nombres” elegidospara ser sujetos a análisis no pertene-cen a una estirpe uniforme. Los parti-cipantes reflexionaron tanto de unapoeta “desterrada” del canon literariocomo Pita Amor, como de Hugo Butler,cineasta perseguido por el fanatismoanticomunista norteamericano, y Ce-cilio Chí, líder rebelde del movimien-to indígena maya durante la guerra decastas. Las intervenciones de todos losparticipantes destacaron el carácter de

olvidado y/o excluido del personajemateria de reflexión como forma deatajar las legítimas interrogantes de sies lo mismo ser un desconocido queun olvidado y/o excluido. Quedó cla-ro en las distintas intervenciones quela transgresión que estos personajesejercieron en contra de los relatos ofi-ciales de las diversas tradiciones his-tóricas, teóricas y/o literarias es la ra-zón de su expulsión de la historiacanónica y no el hecho de la intrascen-dencia de su creación o acción.

Cabe señalar, por último, que elevento se caracterizó por su multidis-ciplinareidad y la extraordinaria diver-sidad de enfoques y tratamientos. Par-ticiparon en este encuentro: MichaelSchuessler (Pita Amor), Carmen Val-verde (Cecilio Chí), Ignacio Díaz de laSerna (Chevalier du Haut-le Coeur),Martha Fernández (Juan Gómez deTrasmonte), Philippe Ollé-Laprune(Emmanuel Bove), Pablo Lazo (JohannGottfried von Herder), Javier Sicilia(Concepción Cabrera de Armida y Félixde Jesús Rougier), Nattie Golubov(Margarte Store Jameson) y GustavoGarcía (Hugo Butler).♦

Retrato de Pita Amor / Diego Rivera, óleosobre tela, 1949.

Page 3: Pasa a la página 3 del sujeto poético femenino Editorial

6 metate Mayo 2008

♦CorreoÉSTE ES UN espacio abierto a la comunidad de nuestra Facultad. Les invita-mos a que nos escriban sus opiniones y sugerencias (máximo media cuarti-lla) a la siguiente dirección electrónica: [email protected], o directa-mente a la Secretaría Académica o a la Secretaría de Extensión Académica.♦

Guadalupe Amor y la Viene de la página 1

en ella han reconocido una insigniacamp forjada de decadencia y extra-vagancia.

Como veremos a continuación,Pita sí pertenece al grupo de los “ex-cluidos” de la historia porque su obraha sido sistemáticamente excluida,ninguneada, ignorada y hasta repren-dida, por los llamados dueños de lacultura en México.

“Nada tengo que ver con lo quesiento / Soy cómplice infeliz de al-go más alto”. Con estos versos, PitaAmor afirma y, a la vez, niega su pa-pel en los mismos poemas que creasu pluma “celeste e infernal”. Aquí,me propongo indagar sobre la exis-tencia de un “yo poético” dentro dela extensa obra literaria de quien hebautizado como la “Undécima mu-sa”. Me interesa examinar hasta quépunto la podemos considerar unarepresentación lírica de las sensacio-nes íntimas de una mujer, atormen-tada desde las más profundas regio-nes de su alma o si, en realidad, creeella servir como amanuense de unavoz a la vez hermética y trascenden-te. Utilizo la palabra “amanuense”para subrayar el aspecto coactivo deeste tipo de creación poética, pues elsustantivo proviene del latín (servusa manu) y denomina a: “un esclavocon deberes de secretario”, en otraspalabras, un sujeto poseído, en to-dos sus sentidos.

Este “yo poético” constituye elsujeto –la identidad personal de lapoeta– sublimado dentro de los ver-sos de la poesía que escribe. Por lotanto, esta entidad no se pierde en lavoz de una metafísica universal, sinoque también incorpora por lo menos

el eco o la huella de la experienciapersonal de la poeta –poetisa para lostradicionalistas, musa para los pita-góricos. En ambos casos sugeridospor esta afirmación-negación del pa-pel de la poeta en la poesía que crea,podemos señalar la existencia de unadicotomía de oposición que, en suconsolidación, proporciona la estruc-tura tripartita de sus poemas, unaestructura que prevalece en la ma-yoría de sus más inspirados versos,proporcionándoles un ritmo de con-trapunto –casi barroco– y una estruc-tura retórica que es parecida a la delsilogismo clásico. No obstante, estacualidad no se limita a la forma es-tructural, pues también subyace en losconceptos intelectuales de su poesía.

Una estrofa de su primer poe-mario Yo soy mi casa, ilustra muy bienesta estructura en la cual existe unaconstante tensión entre tres elemen-tos, en este caso el alma, el cuerpo, yel intelecto. Pita escribe: “De mi ba-rroco cerebro / mi alma se destila in-tacta; / en cambio mi cuerpo pacta /venganzas contra los dos. / Todo miser corre en pos / de un final que norealiza; / mas ya mi alma se desliza /y a los dos ya los libera, / presintién-dolos ribera / de total penetración”.2

Aquí no sólo descubrimos unarelación de tres elementos, sino quetambién –gracias a la tensión retóri-ca creada por su estructura clásica–plantea esta décima la cuestión de laprocedencia de estas facultades hu-manas y la posible, si no inevitable,destrucción de las mismas.

En la introducción de su librointitulado A mí me ha dado en escri-bir sonetos, de 1981, Pita explica:

curiosamente, siendo mi pensamien-to así de ordenado, las convulsiones,las circunvoluciones, los estremeci-mientos de mi sangre, son opuestosa la lucidez de mi entendimiento. Poreso tal vez logro en algún soneto, oen veinte, mezclar en una forma per-fecta, mi infernal mecanismo sanguí-neo, con mi diáfano pensamiento.3

Pita Amor evita la reducción desu poesía a meras categorías esti-lísticas al insistir en la importanciadel contenido que, si bien se reflejaen la estricta armonía de las formasdel Siglo de Oro español (décimas,liras, tercetos, sonetos etc.) debe in-corporar “lo esencial” del acto poé-tico, acto para esta poeta siemprecontradictoria.

Creadora de un arte sumamenteintelectual, Pita Amor –otra Penélo-pe– deshilvana la engañosa máscaradel individuo que cubre el rostro dela verdad al mismo tiempo que vuel-ve a tejer esta misma careta con ungran número de poemas escritos, ensu mayoría, en primera persona sin-gular, logrando así algo muy pareci-do a lo que hizo su amiga Frida Kahlocon el autorretrato, dicho sea depaso.

Los sentimientos que transmiteeste “yo-poético” –aunque muy par-ticulares– son ecos del mundo quehabita su ser humano que, como he-mos notado, refleja y está reflejado a

la vez, creando un duro escudo quenos prohíbe descubrir lo que podría-mos llamar el verdadero “yo poéti-co” de su poesía –si es que tal “yo”exista en forma duradera y definible.

Aunque el aspecto hermético (yhuraño) de su personalidad devienede un acontecimiento personal, aje-no a su poesía (la trágica muerte desu hijo Manuelito de apenas dosaños, ahogado en un pequeño aljibede la casa de su hermana CarolinaFournier) se observa la creación deuna esfera poética autónoma des-de el principio de su producción li-teraria. Este escudo se erige desde susprimeros versos y se nota particular-mente en las primeras y últimas lí-neas de un poema de Puerta obstina-da, su segundo libro de poesía. Lapoeta dice: “Cual un espejo, reflejo /la imagen que está delante; / cambiami faz cada instante, / tiene infinitasreacciones; / todas ellas son ficcio-nes / espejismos del espejo. / Mi vidaestá convertida / en un reflejo cons-tante / de mi transcurrir cambiante”.4

En una “Confidencia de la au-tora” de sus Poesías completas, Pitadescribe su primer encuentro con lacreación poética como una revela-ción extraordinaria y casi milagrosa:

Un día, no sé cómo, ya no puedo re-cordar por qué, cansada de oír cum-plidos de mi bonita cara, desespera-da de cargar mi vacío, movida por unimpulso superior, yo, que no teníacultura ni noción de lo que era la poe-sía, tomé un lápiz, el único a la mano;el que servía para pintarme las cejas.Y en un pedazo de papel, empecéa escribir mis primeros renglones:“Casa redonda tenía / de redondasoledad”.5

La extraña precocidad exhibidapor parte de la joven poeta causó tan-ta agitación en la comunidad litera-ria mexicana que, poco después dela aparición de su primer libro, Al-fonso Reyes se vio obligado a comen-tar tal extraordinario acontecimien-to literario, y lo recuerdo: “Silencio.Y nada de comparaciones odiosas.Aquí se trata de un caso mitológico”.Este comentario, visto con la ventajadel tiempo transcurrido, ilustra lascaracterísticas más sobresalientes, nosolamente de Pita, sino también delmundo poético que crea –distinciónpara algunos inexistente.

Pero, examinemos un momentoel significado de la apelación “casomitológico”: ¿No implica esta de-nominación cierta falsedad, o, cuan-do menos, la presencia de una ale-goría que sirve para alejar al sujetoartístico del arte que crea y de estamanera convertirlo en una máscaraque ya no se relaciona con el “yo” dela poeta al constituir un fenómenoajeno a ella, que si bien eleva su poe-sía hacia lo abstracto e inexplicable,reduce el papel de la poeta en su pro-pia obra? Pita nos proporciona la si-guiente frase para corroborar tal hi-pótesis: “La poesía es la esperanza yla desesperanza al mismo tiempo;pero en mi caso, al escribirla, ya nome pertenece: me es ajena”.6

De modo que Pita Amor admitecierta contradicción inherente tantoen su poesía como en su vida. Creoque esta misteriosa relación entreGuadalupe Amor y el arte que crease encuentra en una nítida tensiónemocional que se ha trasladado a supropia vida como ser humano, lle-vándola a declarar a un servidor que“Guadalupe Amor no es realidad,Guadalupe Amor no existe; es unmito inventado por ella misma”. Noobstante, Pita resuelve, hasta ciertopunto, dicha tensión al equipararsea la poesía que escribe: “mis proble-mas personales son los mismos quemis problemas poéticos”.

Con Guadalupe Amor estamosfrente a una serie de dicotomías queforman sus emociones y su intelec-to, su voz poética y su vida personal,su estilo clásico y su ser iconoclas-ta... la razón y la locura.

Quisiera concluir con un sonetode Pita Amor escrito después de lapublicación de su tercer libro, Círcu-lo de angustia.7 Constituye una bri-llante defensa de ella misma y de suarte en la cual, creo, brilla la lucidezintelectual y la afirmación personalde la poeta ante los desmedidos ata-ques de personas que decían que noera posible que ella –una joven y be-lla mujer– escribiera los versos quese publicaban bajo su nombre. Pitaalega: “Como dicen que soy una ig-norante, / todo el mundo comenta sinrespeto, / que sin duda ha de haberalgún sujeto / que pone mi pensar enconsonante. / Debe de ser un tipodesbordante, / ya que todo produce,hasta el soneto; / por eso con mis li-bros lanzo un reto: / ‘burla burlando,van los tres delante’. / Yo sólo pidoque él siga cantando / para mi famay personal provecho, / en tanto queyo vivo disfrutando / de su talentosin ningún derecho. / ¡Y ojalá no secanse, sino cuando / toda una biblio-teca haya hecho!”♦

1 Guadalupe Amor, Yo soy mi casa. México,Alcancía, 1946.2 Ibid., p. 25.3 G. Amor, A mí me ha dado en escribir so-netos... México, Katún, 1981, p. 12.4 G. Amor, Puerta obstinada. México: Alcan-cía, 1946, p. 41.5 Citado en Michael Schuessler, La undécimamusa: Guadalupe Amor. México, Diana, 1995,p. 89.6 Ibid., p. 225.7 G. Amor, Círculo de angustia. México, Stylo,1948.

♦ExpresionesDe olvidados y excluidos

LETICIA FLORES FARFÁN(Profesora del Colegio de Filosofía)

EL PASADO 15 de abril tuvo lugar en elAula Magna de nuestra Facultad el Se-gundo Coloquio Internacional “De ol-vidados y excluidos. Reflexiones sobrelas políticas del olvido y la exclusiónen la historia del pensamiento: perso-najes y discursos”. Este acto académi-co fue organizado por los doctores Al-berto Constante, Ignacio Díaz de laSerna y Leticia Flores Farfán –integran-tes del grupo de investigación “Re-flexiones marginales” que ha sido dis-tinguido con el apoyo PAPIIT IN405108para el proyecto de investigación sobre“Filosofía(s) y psicoanálisis”, en coor-dinación con la División de EducaciónContinua y el Colegio de Filosofía dela Facultad.

El objetivo de este segundo en-cuentro es exactamente el mismo conel que se dio origen a este espacio: re-flexionar sobre el impacto que el olvi-do y la exclusión tienen en la confor-mación de la memoria histórica endonde surgen, se crean y funcionan lasidentidades sociales. Se partió de lapremisa de que aquellas estrategiasencaminadas a borrar determinadosactos que puedan debilitar el relato ofi-cial en donde se resguardan creenciasy comprensiones son golpes de fuerzaa través de los cuales se estructura ymoldea el pasado, se configura el pre-sente y se orienta el futuro. El pasa-do nunca es un pasado neutro, nuncaes un devenir des-politizado, porquesiempre hablamos de un pasado selec-tivo y seleccionado que marca lo quedebe ser recordado y las formas admi-sibles de ese recuerdo.

La problematización de las políti-cas del olvido, íntimamente ligadas alas políticas de la memoria, articula las

Imagen: Aristides Coen.

interrogantes obligadas cuando se tra-ta de pensar aquello que es dejado fue-ra, que es borrado. Tanto el olvido co-mo la exclusión se han consideradoestrategias necesarias para no desgarrarlos lazos comunitarios para conformaruna unidad histórica y/o teórica queposibilite la articulación de un grupohumano que se identifique con losmismos principios y fines, con las mis-mas verdades. La inquietud que atra-viesa, sin embargo, es si en aras de laconstrucción de una pertenencia co-munitaria debemos legitimar todo ol-vido y/o exclusión porque en la iden-tidad de las diversas historias colectivashay más de un acto criminal que sigueesperando ser sometido al juicio de lajusticia.

En “De olvidados y excluidos” sepretende dar cuenta de estas problemá-ticas tomando como pre-texto de aná-lisis el olvido y/o exclusión de algúnpersonaje en el devenir teórico, políti-co, histórico, social en el cual haya es-tado inscrito, y teniendo como marcode las exposiciones el reto de pensarlas razones que hacen que una comu-nidad humana (en su totalidad o unaparte de ella) “decida” olvidar y/o ex-cluir del relato que la constituye a di-cho personaje. Los “nombres” elegidospara ser sujetos a análisis no pertene-cen a una estirpe uniforme. Los parti-cipantes reflexionaron tanto de unapoeta “desterrada” del canon literariocomo Pita Amor, como de Hugo Butler,cineasta perseguido por el fanatismoanticomunista norteamericano, y Ce-cilio Chí, líder rebelde del movimien-to indígena maya durante la guerra decastas. Las intervenciones de todos losparticipantes destacaron el carácter de

olvidado y/o excluido del personajemateria de reflexión como forma deatajar las legítimas interrogantes de sies lo mismo ser un desconocido queun olvidado y/o excluido. Quedó cla-ro en las distintas intervenciones quela transgresión que estos personajesejercieron en contra de los relatos ofi-ciales de las diversas tradiciones his-tóricas, teóricas y/o literarias es la ra-zón de su expulsión de la historiacanónica y no el hecho de la intrascen-dencia de su creación o acción.

Cabe señalar, por último, que elevento se caracterizó por su multidis-ciplinareidad y la extraordinaria diver-sidad de enfoques y tratamientos. Par-ticiparon en este encuentro: MichaelSchuessler (Pita Amor), Carmen Val-verde (Cecilio Chí), Ignacio Díaz de laSerna (Chevalier du Haut-le Coeur),Martha Fernández (Juan Gómez deTrasmonte), Philippe Ollé-Laprune(Emmanuel Bove), Pablo Lazo (JohannGottfried von Herder), Javier Sicilia(Concepción Cabrera de Armida y Félixde Jesús Rougier), Nattie Golubov(Margarte Store Jameson) y GustavoGarcía (Hugo Butler).♦

Retrato de Pita Amor / Diego Rivera, óleosobre tela, 1949.