Paulo Coelho - Reflexiones Diarias

Embed Size (px)

Citation preview

  • 1

  • 2

    PAULO COELHO

    Reflexiones Diarias Del mircoles 31 de agosto de 2000 al mircoles 31 de enero de 2001

    EL MONO Y LA MONA DISCUTEN

    Sentados en la rama de un rbol, el mono y la mona contemplaban la puesta de sol. En cierto momento, ella pregunt:

    -Qu hace que el cielo cambie de color, a la hora en que el sol llega al horizonte?

    -Si quisiramos explicar todo, dejaramos de vivir -respondi el mono. -Qudate quieta, vamos a dejar que nuestro corazn disfrute con este romntico atardecer.

    La mona se enfureci.

    -Eres primitivo y supersticioso. Ya no le prestas atencin a la lgica, y slo te interesa aprovechar la vida.

    En ese momento, pasaba un ciempis.

    -ciempis! -grit el mono. -Cmo haces para mover tantas patas en perfecta armona?

    -Jams lo pens! -fue la respuesta.

    -Pues pinsalo! A mi mujer le gustara tener una explicacin!

    El ciempis mir sus patas y comenz:

    -Bueno... flexiono este msculo...no, no es as, yo debo mover mi cuer-po por aqu...

  • 3

    Durante media hora trato de explicar cmo mova sus patas, y a medi-da que lo intentaba, se iba confundiendo cada vez ms. Cuando quiso continuar su camino, ya no pudo seguir caminando.

    -Ves lo que hiciste? -grit desesperado. -Con el ansia de descubrir cmo funciono, perd los movimientos!

    -Te das cuenta de lo que ocurre con aquellos que desean explicar to-do? -dijo el mono, volvindose una vez ms para presenciar la puesta de sol en silencio.

    DNDE EST EL PARAGUAS

    Al cabo de diez aos de aprendizaje, Zenno crea que ya poda ser ele-vado a la categora de maestro zen. Un da lluvioso, fue a visitar al fa-moso profesor Nan-in.

    Al entrar en la casa de Nan-in, ste pregunt:

    -Has dejado tu paraguas y tus zapatos del lado de afuera?

    -Por supuesto -respondi Zenno. -Es lo que manda la buena educacin. Actuara de la misma manera en cualquier lugar.

    -Entonces dime, pusiste el paraguas a la derecha o a la izquierda de tus zapatos?

    -No tengo la menor idea, maestro.

    -El budismo zen es el arte de tener conciencia total sobre lo que hace-mos -dijo Nan-in. -La falta de atencin a los pequeos detalles puede destruir por completo la vida de un hombre. Un padre que sale corrien-do de la casa, puede olvidar un pual al alcance de su hijo pequeo. Un samurai que no mira todos los das su espada, terminar por encontrar-la oxidada cuando ms necesite de ella. Un joven que olvida llevarle flo-res a su amada, va a terminar por perderla.

    Y Zenno comprendi que aunque conociera bien las tcnicas zen del mundo espiritual, haba olvidado aplicarlas en el mundo de los hom-bres.

    EL JOVEN NO RESPETA LA VEJEZ

  • 4

    El viejo trabaj toda la vida. Cuando se jubil, compr una hacienda -para que su hijo la administrara-y decidi pasar el resto de sus das en

    la galera de la casa principal.

    El hijo trabaj durante tres aos. Entonces comenz a sentir rabia.

    -Mi padre no hace nada -le deca a los amigos. -Se pasa la vida mirando el jardn y deja que yo trabaje como un esclavo para poder alimentarlo.

    Un da, decidi acabar con la injusta situacin. Construy una gran caja de madera, fue hasta la galera y dijo:

    -Pap, por favor mtase ah.

    El padre obedeci. El hijo puso la caja en su camin, y fue hasta el bor-de de un precipicio. Cuando se preparaba para arrojarla hacia abajo, escuch la voz del padre:

    -Hijo mo, puedes tirarme por el despeadero, pero guarda la caja. Ests dndole este ejemplo a tus hijos, y con toda seguridad van a ne-cesitar usarla contigo.

    EL LAGO Y NARCISO

    Casi todo el mundo conoce la historia original (griega) sobre Narciso: un bello joven que todos los das iba a contemplar su rostro en el lago. Estaba tan encantado consigo mismo que, cierta maana, mientras tra-taba de admirarse ms de cerca, cay al agua y termin por morir aho-gado. En el lugar donde cay naci una flor, que a partir de entonces se llam narciso.

    El escritor Oscar Wilde, sin embargo, hace que esta historia termine de una manera diferente.

    El dice que cuando Narciso muri, vinieron las Orades -ninfas del bos-que-y vieron que el agua dulce del lago se haba transformado en lgrimas saladas.

    -Por qu lloras? -preguntaron las orades.

    -Lloro por Narciso.

  • 5

    -Ah, no nos preocupa que llores por Narciso -continuaron ellas. -Al final de cuentas, a pesar de que todas nosotras siempre corrimos detrs de l por el bosque, t fuiste el nico que tuvo la oportunidad de contem-plar de cerca su belleza.

    -Pero Narciso era bello? -quiso saber el lago.

    -Quin mejor que t podra saberlo? -respondieron, sorprendidas, las Orades. -Al final de cuentas, era en tus mrgenes donde l se inclina-ba todos los das.

    El lago se qued quieto un momento. Finalmente, dijo:

    -Lloro por Narciso, pero jams haba notado que Narciso fuera bello.

    "Lloro por l porque cada vez que l se recostaba en mis mrgenes, yo poda ver, en el fondo de sus ojos, mi propia belleza reflejada".

    EL MATADOR DE DRAGONES

    Zhungzi, un clebre autor chino, cuenta la historia de Zhu Pingman, quien sali en busca de un maestro para aprender la mejor manera de matar dragones.

    El maestro entren a Pingman durante diez aos seguidos, hasta que ste consigui desarrollar -a la perfeccin-la tcnica ms sofisticada pa-ra matar dragones.

    Desde entonces, Pingman pas el resto de su vida buscando dragones, para poder mostrar a todos sus habilidades: para su desilusin, nunca encontr ninguno.

    El autor de la historia comenta:

    "todos nosotros nos preparamos para matar dragones, y terminamos por ser devorados por las hormigas de los detalles, a las que nunca prestamos atencin".

    EL VALOR DEL TIEMPO

  • 6

    Para que usted entienda el valor de un ao: pregntele a un estudiante que no haya pasado sus exmenes finales.

    Para que usted entienda el valor de un mes: pregntele a una madre que haya tenido un hijo prematuro.

    Para que usted entienda el valor de una semana: pregntele al editor de una revista semanal.

    Para que usted entienda el valor de una hora: pregntele a los enamo-rados que estn esperando el momento del encuentro.

    Para que usted entienda el valor de un minuto: pregntele a una perso-na que haya perdido el tren, el mnibus o el avin.

    Para que usted entienda el valor de un segundo: pregntele a cualquie-ra que haya sobrevivido a un accidente.

    Para que usted entienda el valor de un milisegundo: pregntele a al-guien que haya ganado una medalla de plata en las Olimpadas.

    EL VALOR Y EL DINERO

    Ciccone German cuenta la historia de un hombre que, gracias a su in-mensa riqueza y su infinita ambicin, decidi comprar todo lo que tena a su alcance. Despus de llenar sus muchas casas de ropa, muebles, automviles, joyas, el hombre decidi comprar otras cosas.

    Compr la tica y la moral, y en ese momento naci la corrupcin.

    Compr la solidaridad y la generosidad -y entonces surgi la diferencia.

    Compr la justicia y sus leyes -dando a luz en ese mismo momento a la impunidad.

    Compr el amor y los sentimientos, por lo que surgi el dolor y el arre-pentimiento.

    El hombre ms poderoso del mundo compr todos los bienes materiales que quera poseer, y todos los valores que deseaba dominar. Hasta que un da, embriagado de tanto poder, decidi comprarse a s mismo.

  • 7

    A pesar de todo su dinero, no pudo llevar a cabo su intento. Entonces, a partir de ese momento, naci en la conciencia de la Tierra un nico bien al cual ninguna persona puede ponerle precio: su propio valor.

    EL MIRLO TOMA LA DECISIN

    Un viejo mirlo encontr una miga de pan, y se la llev volando. Al ver aquello, los pjaros ms jvenes se prepararon para atacarlo.

    Ante el combate inminente, el mirlo dej caer la miga de pan en la boca de una serpiente, mientras pensaba para s:

    -Cuando se est viejo, la gente v la vida de otra manera: perd mi ali-mento, es cierto, pero puedo encontrar otra miga de pan maana.

    "Sin embargo, si hubiera insistido en cargarla conmigo, hubiera desen-cadenado una guerra en el cielo: el vencedor pasara a ser envidiado, y los dems se armaran para combatirlo, el odio llenara el corazn de los pjaros, y una situacin as podra durar mucho tiempo.

    Tal es la sabidura de la vejez: saber trocar las victorias inmediatas por conquistas duraderas".

    EL MOMENTO DE LA AURORA

    Un rabino reuni a sus alumnos y pregunt:

    -Cmo es que sabemos el momento exacto en que termina la noche y comienza el da?

    -Cuando, de lejos, somos capaces de distinguir una oveja de un cacho-rro -dijo un nio.

    El rabino no qued satisfecho con la respuesta.

    -La verdad -dijo otro alumno -sabemos que ya es de da cuando pode-mos distinguir, a la distancia, un olivo de una higuera.

    -No es una buena definicin.

    -Cul es la respuesta, entonces? -preguntaron los pequeos.

    Y el rabino dijo:

  • 8

    -Cuando un extrao se aproxima, y nosotros lo confundimos con nues-tro hermano, se es el momento cuando la noche acaba y comienza el da.

    EL MONJE Y LA PROSTITUTA

    Viva un monje en las cercanas del templo de Shiva. En la casa de en-frente, viva una prostituta. Al observar la cantidad de hombres que la visitaban, el monje decidi llamarla:

    -Eres una gran pecadora -la reprendi. -Le faltas el respeto a Dios to-dos los das, y todas las noches. Ser posible que no puedas detener-te, y reflexionar sobre tu vida despus de la muerte?

    La pobre mujer qued muy conmovida con las palabras del monje; con sincero arrepentimiento le or a Dios, implorando su perdn. Tambin pidi que el Todopoderoso la ayudara a encontrar una nueva manera de ganarse el sustento.

    Pero no encontr ningn trabajo diferente. Y despus de una semana de pasar hambre, volvi a la prostitucin.

    Pero, cada vez que le entregaba su cuerpo a un extrao, le rezaba al Seor y le peda perdn.

    El monje, irritado porque su consejo no haba producido ningn efecto, pens para s:

    "A partir de ahora voy a contar cuntos hombres entran en esa casa -hasta el da de la muerte de esta pecadora."

    Y desde ese da, no hizo otra cosa que no fuera vigilar la rutina de la prostituta: por cada hombre que entraba, colocaba una piedra en una pila.

    Pasado algn tiempo, el monje volvi a llamar a la prostituta y le dijo: -Ves esta pila? Cada piedra representa uno de los pecados mortales que has cometido, an despus de mis advertencias. Y ahora te lo vuelvo a decir: cuidado con las malas acciones!

  • 9

    La mujer comenz a temblar, al darse cuenta cmo se iban acumulando sus pecados. Al volver a su casa, derram lgrimas de sincero arrepen-timiento, orando:

    -Oh, Seor!, cundo tu misericordia me va a librar de esta miserable vida que llevo?

    Su plegaria fue escuchada. Ese mismo da, el ngel de la muerte pas por su casa, y la llev. Por la voluntad de Dios, el ngel cruz la calle y tambin carg al monje consigo.

    El alma de la prostituta subi inmediatamente a los Cielos, mientras que los demonios se llevaron al monje al Infierno. Cuando se cruzaron a mitad de camino, el monje vi lo que estaba ocurriendo, y clam:

    -Oh, Seor! Es sta tu justicia? Yo, que pas mi vida en devocin y pobreza, ahora soy llevado al infierno, mientras que esta prostituta, que vivi en constante pecado, est subiendo al cielo!

    Al escuchar esto, uno de los ngeles respondi:

    -Son siempre justos los designios de Dios. T creas que el amor de Dios se limitaba a juzgar el comportamiento del prjimo. Mientras que llenabas tu corazn con la impureza del pecado ajeno, esta mujer oraba fervorosamente da y noche. El alma de ella qued tan liviana despus de llorar, que podemos llevarla hasta el Paraso. Tu alma qued cargada de piedras, y no podemos hacerla subir hasta lo alto.

    SIN TITULO

    Ciertas religiones orientales piden a sus miembros que pasen el da en-tero cantando el mismo versculo sagrado. Quien haya visto algn gru-po de Hare Krishna en la calle, sabe que ellos repiten -sin parar-un cor-to fragmento de alabanza a Dios.

    La "plegaria de la respiracin" consiste en repetir mentalmente, durante la mayor parte del tiempo, una frase de la Biblia. De esta manera, lo-gramos vaciar la mente de toda tensin, y traemos hacia lo cotidiano la presencia de Dios.

    Estoy haciendo esto, por ejemplo, cuando escribo estas lneas. Y en vez de distraerme o confundirme, ella est abriendo mi corazn para el

  • 10

    Espritu Santo. Aquel que se queja de que "no tiene tiempo para rezar", debe experimentar los efectos sorprendentes de esta plegaria.

    EL MONASTERIO PUEDE ACABAR

    El monasterio atravesaba tiempos difciles: por culpa de una moda nue-va, que afirmaba que Dios no era ms que una supersticin, los jvenes ya no queran ser novicios. Unos fueron a estudiar sociologa, otros se dedicaron a leer tratados de materialismo histrico, pero -poco a poco-la pequea comunidad que qued se fue dando cuenta que iba a ser necesario cerrar el convento.

    Los antiguos monjes fueron muriendo. Cuando el ltimo de ellos estaba a punto de entregar su alma al Seor, llam a su lecho de muerte a uno de los pocos novicios que quedaban:

    -Tuve una revelacin -dijo-. Este monasterio fue elegido para algo muy importante.

    -Qu lstima -respondi el novicio. -Porque slo quedan cinco jvenes, y no podemos con todas las tareas, mucho menos si se trata de algo importante.

    -De veras es una pena. Porque aqu, en mi lecho de muerte, se apare-ci un ngel, y yo entend que uno de ustedes cinco estaba destinado a volverse un santo.

    Diciendo esto, expir.

    Durante el entierro, los jvenes se miraban entre ellos, espantados. Quin era el elegido: aquel que ms ayudaba a los habitantes de la al-dea? O el que acostumbraba rezar con especial devocin? O el que predicaba con tal entusiasmo que los otros quedaban al borde de las lgrimas?

    Compenetrados por la presencia de un santo entre ellos, los novicios resolvieron posponer un poco el cierre del convento, y comenzaron a trabajar duro, a predicar con entusiasmo, a restaurar los muros cados, a practicar la caridad y el amor.

    Cierto da, un muchacho apareci en la puerta del convento: estaba im-presionado con el trabajo de los cinco jvenes y quera ayudarlos. No

  • 11

    pas una semana, y otro muchacho hizo lo mismo. A los pocos das, el ejemplo de los novicios recorri la regin.

    -Los ojos de ellos brillan -deca un hijo a su padre, pidiendo que lo de-jara ir al monasterio.

    -Ellos hacen las cosas con amor -le comentaba un padre a su hijo. -Ves cmo el monasterio est ms bello que nunca?

    Diez aos despus, ya haba ms de ochenta novicios. Nunca se supo si el comentario del viejo monje fue verdadero o si haba encontrado una frmula para hacer que el entusiasmo le devolviese al monasterio su dignidad perdida.

    ELAS Y LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

    Carlos Castaneda cuenta cmo el maestro de su maestro, Julin Osorio, Se transform en un nagual -una especie de hechicero, segn ciertas tradiciones mexicanas.

    Julin trabajaba como actor en un teatro itinerante en el interior de Mxico. Sin embargo, la vida de artista no era ms que un pretexto pa-ra escapar de las convenciones impuestas por su tribu: la verdad, lo que ms le gustaba a Julin era beber y seducir a las mujeres -cualquier tipo de mujer-que encontraba durante sus presentaciones teatrales. Exager tanto, le exigi tanto a su salud, que termin contra-yendo tuberculosis.

    Elas, un hechicero muy conocido entre los indios yaquis, daba su paseo vespertino cuando encontr a Julin tirado en el campo; sangraba por la boca, y la hemorragia era tan intensa, que Elas -que era capaz de ver el mundo espiritual-percibi que la muerte del pobre actor ya esta-ba prxima.

    Usando algunas hierbas que llevaba en la bolsa, consigui detener la hemorragia. Despus, se volvi hacia Julin:

    -No puedo curarlo -dijo. -Todo lo que poda hacer ya lo hice. Su muerte est prxima.

    -No quiero morir, soy joven -respondi Julin.

  • 12

    Elas, como todo nagual, estaba ms interesado en comportarse como un guerrero -concentrando su energa en la batalla de su vida-que ayu-dando a alguien que nunca haba mostrado respeto por el milagro de la existencia. Sin embargo, sin lograr explicarse porqu, decidi acceder a su pedido.

    -Vaya a las cinco de la madrugada para las montaas -dijo. -Espreme a la salida del poblado. No falte. Si usted no viene, va a morir antes de lo que piensa: su nico recurso es aceptar mi invitacin. Nunca podr reparar el dao que usted ya hizo a su cuerpo, pero puedo detener su avance hacia el precipicio de la muerte. Todos los seres humanos caen en este abismo, ms pronto o ms temprano; usted est a pocos pasos de l, y no puedo hacerlo retroceder.

    -Qu puede hacer entonces?

    -Puedo hacer que camine por el borde del abismo. Voy a desviar sus pasos para que usted siga por la enorme extensin de esta margen en-tre la vida y la muerte; puede ir a derecha e izquierda, pero mientras que no caiga en l, podr continuar vivo.

    El nagual Elas no esperaba gran cosa del actor, un hombre prejuicioso, libertino, y cobarde. Se qued sorprendido cuando a las cinco de la ma-ana del da siguiente, lo encontr esperando en uno de las salidas del pueblito. Lo llev para las montaas, le ense los secretos de los anti-guos naguales mexicanos, y con el tiempo Julin Osorio se transform en uno de los ms respetados hechiceros yaquis. Nunca se cur de la tuberculosis, pero vivi hasta los ciento siete aos, siempre caminando por el borde del abismo.

    Cuando lleg el momento indicado, comenz a aceptar discpulos, y tu-vo a su cargo el entrenamiento de Don Juan Matus, quien a su vez le ense las antiguas tradiciones a Carlos Castaneda. Castaneda, con su serie de libros, termin por hacer conocer estas tradiciones en el mundo entero.

    Una tarde, conversando con otra discpula de Don Juan, Florinda, ella coment:

  • 13

    -Es importante para todos nosotros tener en cuenta el camino del na-gual Julin al borde del abismo. Nos hace entender que todos tenemos una segunda oportunidad, an cuando estemos muy cerca de desistir.

    Castaneda estuvo de acuerdo: examinar el camino de Julin significaba entender su extraordinaria lucha para mantenerse vivo. Entender que esta lucha se libraba segundo a segundo, sin ningn descanso, contra los malos hbitos y la autocompasin. No se trataba de una batalla es-pordica, sino de un esfuerzo disciplinado y constante para mantener el equilibrio; cualquier distraccin o momento de debilidad podra arrojarlo al abismo de la muerte.

    Slo haba una manera de vencer las tentaciones de su antigua vida: enfocar toda su atencin en el borde del abismo, concentrarse en cada paso, mantener la calma, no tener apego a nada ms all del momento presente.

    O sea, el tipo de camino que todo ser humano tiene que recorrer; el problema es que nadie se da cuenta de que est siempre al borde del abismo.

    EL QUE MS SE PREOCUPABA

    El autor Leo Buscaglia cierta vez fue invitado a actuar de jurado en un concurso escolar, cuyo tema era: "el nio que ms se preocupa por los dems".

    El vencedor fue un nio cuyo vecino -un seor de ms de ochenta aos-acababa de quedar viudo. Al ver al anciano en su huerta, llorando, el nio salt la cerca, se sent en su regazo, y all se qued por largo tiempo.

    Cuando volvi a su casa, la madre le pregunt qu le haba dicho al po-bre hombre.

    -Nada -dijo el nio. -El ha perdido a su esposa y eso debe haberle doli-do mucho. Yo fui solamente a ayudarlo a llorar.

    EL JARRN DE PORCELANA Y LA ROSA

  • 14

    El Gran Maestro y el Guardin compartan la administracin de un mo-nasterio zen. Cierto da, el Guardin muri y fue necesario sustituirlo.

    El Gran Maestro reuni a todos los discpulos para elegir quin tendra el honor de trabajar directamente a su lado.

    -Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro. -Y aqul que lo resuelva primero ser el nuevo Guardin del templo

    Terminado su cortsimo discurso, coloc un banquito en el centro del saln. Sobre ste puso un jarrn de porcelana carsimo, con una rosa roja para adornarlo.

    -He aqu el problema -dijo el Gran Maestro.

    Los discpulos contemplaron, perplejos, lo que tenan delante: los dise-os sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. Qu representaba todo eso? Qu deban hacer? Cul sera el enigma?

    Despus de algunos minutos, uno de los discpulos se puso de pie, y mir a su vez al Maestro y a los alumnos. Despus, camin resuelta-mente hacia el jarrn, y lo arroj contra el suelo, destruyndolo.

    -T sers el nuevo Guardin -le dijo el Gran Maestro al alumno.

    Cuando ste volvi a su lugar, explic:

    -Yo fui muy claro: les dije que ustedes estaban ante un problema. Sin importar lo bello o fascinante que pueda ser, un problema tiene que ser eliminado.

    "Un problema es un problema; puede ser un jarrn de porcelana, un lindo amor que ya perdi su sentido, un camino que ha de ser dejado de lado -pero que insistimos en recorrer porque nos reconforta.

    "Slo hay una manera de lidiar con un problema: atacndolo de frente. En esos momentos, no se puede tener piedad, ni dejarse tentar por el lado fascinante que todo conflicto carga consigo".

  • 15

    ALGUNOS PROVERBIOS DE SABIDURA JUDAICA, ORGANIZA-DOS POR ARNALDO NISKIER

    Dientes: si no puedes morder, es mejor no mostrar los dientes.

    Aprender: aprend mucho con mis maestros, ms con mis compae-ros, y ms todava con mis alumnos.

    guila: un guila no caza moscas.

    Bendicin: las bendiciones son bendiciones para aquel que bendice, y las maldiciones son maldiciones para aquel que maldice.

    Contenido: no mires la jarra sino lo que sta contiene. Hay jarras nue-vas que contienen vino viejo y delicioso, y hay jarras viejas que ni si-quiera contienen vino nuevo.

    Elogio: cuando uno vive lo bastante, es acusado de cosas que nunca hizo y elogiado por virtudes que nunca tuvo.

    Generacin: bienaventurada la generacin en la cual lo grande apren-de de lo pequeo.

    Honra: no es el lugar el que honra al hombre, sino el hombre quien honra al lugar.

    Calumnia: la lengua que calumnia mata a tres personas al mismo tiempo: a aquel que profiere la calumnia, a aquel que la escucha, y a aquella persona de la cual se habla.

    EL VIEJO QUE CONFUNDA TODO

    G.I. Gurdjeff fue una de las personalidades ms intrigantes de este si-glo. Bastante conocido en los crculos que estudian ocultismo, todava permanece ignorado como un importante estudioso de la psicologa humana.

    La historia que sigue ocurre cuando l, ya viviendo en Pars, cre su famoso Instituto para el desarrollo del hombre.

    Las clases eran siempre muy concurridas. Pero entre los alumnos haba un viejo -siempre de mal humor-que no paraba de criticar lo que all se enseaba. Deca que Gurdjeff era un charlatn, que sus mtodos carec-

  • 16

    an de base cientfica, y que el hecho de considerarse un "mago" nada tena que ver con su verdadera condicin. Los alumnos se sentan mo-lestos con la presencia de aquel viejo, pero a Gurdjeff pareca no impor-tarle.

    Un hermoso da, el dej el grupo. Todos se sintieron aliviados, y pensa-ron que en el futuro las clases seran ms tranquilas y productivas. Para sorpresa de los alumnos, sin embargo, Gurdjeff fue hasta la casa del hombre, y le pidi que volviera a asistir al Instituto.

    El viejo al principio se rehus, y slo acept cuando le fue ofrecido un salario para que asistiera a las clases.

    La historia enseguida se supo. Los estudiantes, enojados, quisieron sa-ber por qu un maestro recompensaba a alguien que no haba aprendi-do cosa alguna.

    -La verdad, yo le estoy pagando para que contine dando sus clases -fue la respuesta.

    -Cmo? -insistieron los alumnos. -Todo lo que l hace contradice lo que usted nos est enseando.

    -Exactamente -sigui Gurdjeff. -Si no lo tuviera cerca, a ustedes les costara mucho aprender qu es la rabia, la intolerancia, la impaciencia, la falta de compasin.

    "Sin embargo, con este viejo como ejemplo vivo, mostrando que dichos sentimientos vuelven la vida de cualquier comunidad un infierno, el aprendizaje es mucho ms rpido.

    "Ustedes me pagan para aprender a vivir en armona, y yo contrat a este hombre para que me ayude a ensearles todo esto -por el camino opuesto.

    LA BSQUEDA DEL SABIO

    El abad Abraham supo que cerca del monasterio de Sceta haba un sa-bio. Fue a buscarlo y le pregunt:

    -Si hoy encontrara usted una bella mujer en su cama, conseguira pensar que no es una mujer?

  • 17

    -No-, le respondi el eremita-, pero sabra controlarme.

    El abad continu:

    -Y si descubriera monedas de oro en el desierto, podra contemplar es-te oro como si fueran piedras?

    -No. Pero sabra controlarme para dejarlo en su lugar.

    Insisti Abraham:

    -Y si a usted lo buscaran dos hermanos, uno que lo odia y otro que lo ama, lograra pensar que los dos son iguales?

    Dijo el ermitao:

    -Aunque sufriera, tratara al que me ama de la misma manera que al que me odia.

    Aquella noche, al regresar a su monasterio de Sceta, Abraham le co-ment a sus novicios:

    -Les voy a explicar lo que es un sabio. Es aquel que en lugar de matar sus pasiones, consigue controlarlas.

    EL PAN Y LA MANTECA

    Nuestra tendencia es siempre la de creer en la famosa "ley de Murphy": todo lo que hacemos siempre tiende a salir mal. Hay una interesante historia al respecto:

    Un hombre tomaba tranquilamente su caf de la maana. De repente, el pan sobre el que acababa de untar manteca, cay al piso.

    Cual no fue su sorpresa cuando, al mirar hacia abajo, vio que la parte donde haba untado la manteca haba cado boca arriba! El hombre con-sider que estaba en presencia de un milagro: contento, fue a conver-sar con sus amigos acerca de lo ocurrido -y todos se mostraron sor-prendidos porque el pan, cuando cae al suelo, siempre queda con la parte de la manteca boca abajo, ensuciando todo.

    -Tal vez seas un santo -dijo uno. -Y ests recibiendo una seal de Dios.

  • 18

    La historia fue pronto conocida en la pequea aldea, y todos se pusie-ron a discutir animadamente lo ocurrido: cmo es que, contrariamente a lo que se deca, el pan de aquel hombre haba cado al suelo de esa manera? Como nadie consegua dar con la respuesta adecuada, fueron a buscar a un maestro que viva en las cercanas, y le contaron la histo-ria.

    El maestro pidi una noche para rezar, reflexionar, pedir inspiracin di-vina. Al da siguiente, todos volvieron a verlo, ansiosos por escuchar la respuesta.

    -Es una solucin muy simple -dijo el maestro. -La verdad, el pan cay al suelo exactamente como deba caer; fue la manteca la que estaba untada del lado equivocado.

    LA CEREMONIA DEL T

    Consigo que mi editor, Maseo Masuda, finalmente me invite a la tradi-cional ceremonia del t. l piensa que no voy a entender bien: "no pasa nada especial", me repite varias veces.

    Nos vamos hacia una montaa cerca de Hakone, entramos en un pe-queo cuarto, y su hermana, vestida ritualmente con un kimono nos sirve el t. Slo eso: pero todo se hace con tanta seriedad y protocolo, que una prctica cotidiana se transforma en un momento de comunin con el Universo.

    El maestro de t, Okakusa Kasuko, explica lo que acontece: "la cere-monia es la adoracin de lo bello. Todo el esfuerzo se concentra en la tentativa de llegar a lo Perfecto a travs de los gestos imperfectos de la vida cotidiana. Toda su belleza consiste en respetar las cosas simples que hacemos, pues ellas pueden llevarnos a Dios".

    Si un simple encuentro para beber t puede llevarnos a Dios, qu decir de las otras oportunidades que se presentan a diario -sin que nos de-mos cuenta.

    LA CERTEZA, LA ESCUELA Y LA DUDA

    Buda estaba reunido con sus discpulos cierta maana, cuando un hom-bre se aproxim:

  • 19

    -Existe Dios? -le pregunt.

    -Existe -respondi Buda.

    Despus del almuerzo se aproxim otro hombre:

    -Existe Dios? -quiso saber.

    -No, no existe -dijo Buda.

    Al caer la tarde, un tercer hombre hizo la misma pregunta:

    -Existe Dios?

    -Usted tendr que decidir -respondi Buda.

    Cuando el hombre se march, un alumno coment, indignado:

    -Maestro, qu absurdo! Cmo da usted respuestas diferentes para la misma pregunta?

    -Porque son personas diferentes, y cada una llegar a Dios por su pro-pio camino. El primero confiar en mi palabra. El segundo har todo pa-ra probar que estoy errado. Y el tercero slo cree en aquello que es ca-paz de escoger por s mismo.

    EL PATO Y LA GATA

    -Cmo es que usted se inici en la vida espiritual? -pregunt uno de los discpulos al maestro Sufi Shams Tabrizi.

    -Mi madre deca que yo no estaba lo suficientemente loco como para internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en un monasterio -respondi Tabrizi. -Entonces decid dedicarme al su-fismo, donde aprendemos a travs de la meditacin libre.

    -Y cmo le explic eso a su madre?

    -Con la siguiente fbula: alguien le acerc un patito a una gata para que la gata lo tomara a su cargo. Este segua a su madre adoptiva por todas partes, hasta que un da, ambos llegaron frente a un lago. Inme-diatamente el patito entr en el agua, mientras que la gata, desde la orilla, gritaba: Sal de ah! Te vas a morir ahogado!

  • 20

    "Y el patito respondi: no, madre, descubr lo que es bueno para m, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aqu, aunque t no sepas lo que significa un lago."

    LA CORNETA Y LOS TIGRES

    Un hombre lleg a una aldea con una corneta misteriosa de la que pendan paos rojos y amarillos, cuentas de cristal y huesos de anima-les.

    -Esta es una corneta que ahuyenta a los tigres -dijo el hombre. -A par-tir de hoy, por una modesta suma diaria, yo la tocar todas las maa-nas, y ustedes nunca van a ser devorados por estas terribles fieras.

    Los habitantes de la aldea, atemorizados ante la amenaza de ser ataca-dos por un animal salvaje, aceptaron pagar lo que el recin llegado peda.

    As pasaron muchos aos, el dueo de la corneta se hizo rico y se cons-truy un hermoso castillo. Cierta maana, un joven que pasaba por el lugar pregunt a quin le perteneca aquel castillo. Al enterarse de la historia, resolvi ir hasta all para conversar con el hombre.

    -O decir que el seor tiene una corneta que ahuyenta a los tigres -dijo el joven. -Sucede, sin embargo, que no existen tigres en nuestro pas.

    Ah mismo el hombre convoc a todos los habitantes de la aldea, y le pidi al muchacho que repitiera lo que acababa de decir.

    -Escucharon bien lo que dijo? -grit el hombre, una vez que el joven hubo terminado. -sta es la prueba irrefutable del poder de mi corne-ta!

    EL PEZ QUE SALV UNA VIDA

    Nasrudin pasa frente a una gruta, v un yogui meditando, y le pregunta qu es lo que busca.

    -Contemplo a los animales, y aprendo de ellos muchas lecciones que pueden transformar la vida de un hombre -dice el yogui.

    -Pues un pez ya salv mi vida -respondi Nasrudin. -Si usted me ense-a todo lo que sabe, yo le cuento como fue.

  • 21

    El yogui se sobresalt: slo un santo poda haber salvado su vida gra-cias un pez. Y decidi ensearle todo lo que saba.

    Cuando termin, le dijo a Nasrudin:

    -Ahora que te ense todo, me sentira orgulloso de saber cmo es que un pez salv tu vida.

    -Es simple -respondi Nasrudin. -Yo estaba casi muriendo de hambre cuando lo pesqu, y gracias a l pude sobrevivir tres das.

    LA DERROTA EN EL EVEREST

    Edmund Hillary fue el primer hombre en subir al Everest, la montaa ms alta del mundo. Su accin coincidi con la coronacin de la Reina Elizabeth, a quien dedic la conquista y de quien recibi el ttulo de "Sir".

    Un ao antes Hillary ya haba intentado la escalada y haba fracasado por completo. As y todo, los ingleses reconocieron su esfuerzo y lo invi-taron a hablar ante una numerosa concurrencia.

    Hillary comenz a relatar sus dificultades, y a pesar de los aplausos, deca sentirse frustrado e incapaz. Sin embargo, en un momento dado, dej el micrfono, cay en la cuenta de la talla de su empresa y grit:

    -Monte Everest, me has vencido esta primera vez. Pero te conquistar el prximo ao, por una razn muy simple: t ya has llegado al mximo de tu estatura, mientras que yo todava estoy creciendo!

    EL PRECIO DE LA PREGUNTA

    El rabino viva enseando que las respuestas estn dentro de nosotros mismos. Pero sus fieles insistan en consultarlo acerca de todo lo que hacan.

    Un da, el rabino tuvo una idea: coloc un cartel en la puerta de su ca-sa, y escribi:

    RESPONDO CADA PREGUNTA POR 100 MONEDAS

    Un comerciante decidi pagar. Le dio el dinero al rabino, mientras co-mentaba:

  • 22

    -No le parece que es un poco caro cobrar tanto por una pregunta?

    -Me parece -dijo el rabino. -Y acabo de responderla. Si quieres saber ms, tendrs que pagar otras cien monedas. O busca la respuesta de-ntro de t mismo, que es ms barato y ms eficaz.

    A partir de ese da, nunca ms lo molestaron.

    LA ESENCIA DEL PERDN

    Uno de los soldados de Napolen cometi un crimen -la historia no cuenta cul-y fue condenado a muerte.

    En la vspera del fusilamiento, la madre del soldado fue a implorar para que la vida de su hijo fuese preservada.

    -Seora ma, lo que su hijo ha hecho no merece clemencia.

    -Lo s -dijo la madre. -Si la mereciera, no sera realmente un perdn. Perdonar es la capacidad de ir ms all de la venganza o de la justicia.

    Al escuchar estas palabras, Napolen conmut la pena de muerte por el exilio.

    EL PRESENTE DE INSULTOS

    Cerca de Tokyo viva un gran samurai, muy anciano, que se dedicaba a ensear el budismo zen a los jvenes. A pesar de sus aos, circulaba la leyenda que todava era capaz de derrotar a cualquier adversario.

    Cierta tarde, un guerrero -conocido por su total falta de escrpulos-apareci por all. Era famoso por utilizar la tcnica de la provocacin: esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento, y, dotado de una inteligencia privilegiada para aprovecharse de los errores cometi-dos, contraatacaba con velocidad fulminante.

    El joven e impaciente guerrero jams haba perdido un combate. Cono-ciendo la reputacin del samurai, estaba all para derrotarlo, y hacer crecer su fama.

    Todos los estudiantes se manifestaron contra la idea, pero el viejo acept el desafo.

  • 23

    Fueron todos a la plaza de la ciudad, y el joven comenz a insultar al viejo maestro. Arroj algunas piedras en su direccin, le escupi el ros-tro, le grit todos los insultos que conoca -y que ofendan incluso a sus antepasados. Durante horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo permaneca impasible. Hacia el final de la tarde, sintindose exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retir.

    Molestos por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y pro-vocaciones, los alumnos preguntaron:

    -Cmo pudo soportar tanta indignidad? Por qu no us su espada, aun sabiendo que poda perder la lucha, en vez de actuar como un cobarde delante de todos nosotros?

    -Si alguien llega hasta t con un presente, y t no lo aceptas, a quin le pertenece el presente? -pregunt el samurai.

    -A quien trat de entregarlo -respondi uno de los discpulos.

    -Es lo mismo con la envidia, la rabia, y los insultos -dijo el maestro. -Cuando no se los acepta, le continan perteneciendo a quien los trae consigo.

    LA EXPERIENCIA Y EL GESTO

    Me encuentro con Colin Wilson, hoy un autor ingls consagrado, en el festival de Melbourne, Australia. Conociendo el tema de mi libro, me re-cuerda un texto que escribi, en el cual relata su intento de suicidio a los 16 aos:

    "Entr en el laboratorio de qumica de la escuela y tom el frasco de veneno. Lo puse en una copa delante de m, lo mir largo rato, repar en el color, e imagin el gusto que tal vez tuviera. Entonces acerqu el lquido a mi rostro y sent su olor; en ese momento, mi mente dio un salto hacia el futuro -y pude sentirlo quemando mi garganta, abriendo un agujero en mi estmago.

    "Permanec unos momentos sosteniendo la copa en mis manos, sabore-ando la posibilidad de la muerte, hasta que pens para mis adentros: si soy valiente para matarme de esta forma tan dolorosa, tambin soy va-liente para seguir viviendo".

  • 24

    DNDE RESIDE DIOS

    El gran rabino Yitzahk Meir, cuando todava estudiaba las tradiciones de su pueblo, oy que uno de sus amigos le dijo, en tono de broma:

    -Yo le doy una moneda si usted logra decirme dnde vive Dios.

    -Y yo le dar dos monedas, si usted logra decirme dnde no vive Dios -le respondi Meir.

    LA GUERRERA Y EL NIO

    Cuenta la leyenda que yendo en direccin a Poitiers con su ejrcito, Juana de Arco encontr -en el medio del camino-un nio que jugaba con tierra y ramas secas.

    -Qu es lo que haces? -pregunt Juana de Arco.

    -No ves? -respondi el nio. -Esto es una ciudad.

    -Muy bien -dijo ella. -Ahora, por favor, sal del medio del camino, que necesito pasar con mis hombres.

    El nio se levant, irritado, y se puso delante de ella.

    -Una ciudad no se mueve. Un ejrcito puede destruirla, pero no se mo-ver de su lugar.

    Sonriendo ante la determinacin del muchacho, Juana de Arco le or-den a su ejrcito que saliese del camino y que pasase por el costado de la "construccin".

    MIRANDO PARA OTRO LADO

    Le pregunto a Masao Masuda cmo es que los japoneses lograron con-quistar determinados mercados, que antes eran dominados por los americanos.

    -Muy simple: los americanos tienen una idea, se encierran en una sala a investigar, toman decisiones, y gastan una energa inmensa en probar que tienen razn.

  • 25

    "Nosotros no le queremos probar nada a nadie: dejamos que cada ser humano manifieste sus necesidades, y procuramos satisfacerlas. El re-sultado prctico es que cada uno termina comprando aquello que ya deseaba antes.

    Y concluy:

    -Aquel que slo desea demostrar que tiene razn, termina por actuar equivocadamente.

    LA HISTORIA DE LOS DOS VIDENTES

    Presintiendo que su pas en no mucho tiempo terminara sumergido en una guerra civil, el sultn llam a una de sus mejores videntes y le pre-gunt cunto tiempo le quedaba de vida.

    -Mi adorado maestro, el seor vivir lo bastante para ver muertos a to-dos sus hijos.

    En un acceso de furia, el sultn inmediatamente mand ahorcar al hombre que haba pronunciado tan aterradoras palabras. Pero entretan-to, la guerra civil segua siendo una amenaza! Desesperado, llam a un segundo vidente.

    -Cunto tiempo vivir? -pregunt, procurando saber si todava sera capaz de controlar una situacin potencialmente explosiva.

    -Seor, Dios le ha concedido una vida tan larga que durar ms que la de sus hijos y llegar hasta la generacin de sus nietos.

    Agradecido, el sultn mand que se lo recompensara con oro y plata. Al salir del palacio, un consejero coment con el vidente:

    -T le has dicho lo mismo que el adivino anterior. Pero el primero fue ejecutado y t has recibido recompensas. Por qu?

    -Porque el secreto no est en lo que se dice sino en cmo se lo dice. Siempre que debas disparar la flecha de la verdad, no olvides mojar la punta en el tarro de miel.

    EL PRESENTE EQUIVOCADO

  • 26

    Miye Tamaki resolvi dejar lo que haca -era economista-para dedicarse a la pintura. Durante aos busc un maestro adecuado, hasta que en-contr a una mujer especialista en miniaturas, que viva en el Tibet. Mi-ye dej el Japn y fue a las montaas tibetanas, a aprender lo que pre-cisaba.

    Fue a vivir con la profesora, que era extremadamente pobre.

    Al final del primer ao, Miye regres al Japn por algunos das, y re-gres al Tibet con regalos mal elegidos. Cuando la profesora vi lo que le haba trado, comenz a llorar, y le pidi a Miye que no volviera ms a su casa, diciendo:

    -Antes, nuestra relacin era de igualdad y amor. T tenas techo, comi-da y pinturas. Ahora, al traerme estos regalos, has establecido una di-ferencia social entre nosotras. Si existe esta diferencia, no puede existir ni comprensin ni entrega".

    LA IMPORTANCIA DE SABER LOS NOMBRES

    Zilu le pregunt a Confucio:

    -Si el rey Wen lo llamase para gobernar el pas, qu es lo que hara primero?

    -Aprender los nombres de mis asesores.

    -Qu tontera! Es sta la preocupacin de un primer ministro?

    -Un hombre nunca puede recibir ayuda de lo que no conoce -respondi Confucio. -Si l no entiende a la Naturaleza, no comprender a Dios. De la misma manera, si no sabe quin est de su lado, no tendr amigos. Sin amigos, no puede establecer ningn plan.

    Sin un plan, no es capaz de dirigir a nadie. Sin direccin, un pas se sume en las tinieblas, y ni los danzarines pueden decidir con cul pie van a dar el siguiente paso.

    Entonces, una precaucin aparentemente banal -saber el nombre de quin va a estar a tu lado-puede hacer una diferencia gigantesca. El mal de nuestro tiempo es que todo el mundo quiere arreglar las cosas

  • 27

    por s solo, y nadie se da cuenta de que se necesita mucha gente para lograr eso".

    LA IMPORTANCIA DEL GATO EN LA MEDITACIN

    Por qu usamos corbata? Por qu el reloj gira en el "sentido horario"? Si vivimos con el sistema decimal, por qu el da tiene veinticuatro horas de sesenta minutos cada una?

    El hecho es que muchas de las reglas que obedecemos hoy en da no tienen fundamento. Por otro lado, si decidimos actuar de otra forma, se nos considera "locos" o "inmaduros".

    En ese sentido, la sociedad va creando algunos sistemas que con el transcurso del tiempo, pierden su razn de ser, pero continan impo-niendo sus reglas. Hay una interesante historia para ilustrar este tema:

    Un gran maestro del budismo zen, responsable del monasterio de Mayu Kagi, tena un gato que era la verdadera pasin de su vida. As, durante las clases de meditacin, mantena el gato a su lado -para disfrutar to-do lo posible de su compaa.

    Cierta maana, el maestro -que ya era muy anciano-apareci muerto. El discpulo ms aventajado ocup su lugar.

    -Y qu vamos a hacer con el gato? -preguntaron los otros monjes.

    En homenaje al recuerdo de su antiguo instructor, el nuevo maestro decidi permitir que el gato continuara asistiendo a las clases de bu-dismo zen.

    Algunos discpulos de monasterios vecinos, que viajaban mucho por la regin, descubrieron que en uno de los ms afamados templos del lu-gar, un gato participaba de las meditaciones. La historia comenz a cir-cular.

    Pasaron muchos aos. El gato muri, pero los alumnos del monasterio estaban tan acostumbrados a su presencia, que consiguieron otro gato. Mientras tanto, los otros templos comenzaron a introducir gatos en sus meditaciones; crean que el gato era el verdadero responsable de la fama y la calidad de la enseanza de Mayu Kagi, y olvidaron que el an-tiguo maestro era un excelente instructor.

  • 28

    Pas una generacin, y comenzaron a aparecer tratados tcnicos sobre la importancia del gato en la meditacin zen. Un profesor universitario desarroll una tesis -que fue aceptada por la comunidad cientfica-segn la cual el felino tena la capacidad de aumentar la concentracin humana, y de eliminar las energas negativas.

    Y as, durante un siglo, el gato fue considerado esencial para el estudio del budismo zen en aquella regin.

    Hasta que apareci un maestro que tena alergia al pelo de los animales domsticos, y resolvi alejar el gato de sus prcticas diarias con los alumnos.

    Hubo una gran reaccin negativa, pero el maestro insisti. Como era un instructor excelente, los alumnos continuaron con el mismo rendimiento escolar, a pesar de la ausencia del gato.

    Poco a poco, los monasterios -siempre en busca de ideas nuevas, y ya cansados de tener que alimentar a tantos gatos-, fueron eliminando los animales de las aulas. En veinte aos, comenzaron a aparecer nuevas tesis revolucionarias -con ttulos convincentes como "La importancia de la meditacin sin gatos", o "Equilibrando el universo zen slo con el po-der de la mente, sin ayuda de los animales".

    Otro siglo pas, y el gato qued por completo fuera del ritual de la me-ditacin zen en aquella regin. Pero se necesitaron docientos aos para que todo volviera a la normalidad -porque nadie se pregunt, durante todo ese tiempo, porqu el gato estaba all.

    Y cuntos de nosotros, en nuestras vidas, nos atrevemos a preguntar: por qu tengo que actuar de esta manera? Hasta qu punto, en aque-llo que hacemos, usamos "gatos" intiles que no tenemos el coraje de eliminar, porque nos dijeron que los "gatos" eran importantes para que todo funcionase bien?

    Por qu, en este ltimo ao del milenio, no buscamos una manera di-ferente de actuar?

    LOS TANTOS DEFINIDOS

  • 29

    Va a ser mi participacin ms importante en el Festival de Escritores de Melbourne, Australia. Son las diez de la maana, la sala est colmada. Voy a ser entrevistado por un escritor local, John Felton.

    Subo al escenario con la aprensin de siempre. Felton me presenta, y comienza a hacerme preguntas. Antes que yo termine mi razonamiento, me interrumpe y hace una nuevo pregunta. Cuando respondo, dice algo as como "esta respuesta no qued muy clara". Cinco minutos despus, se nota un malestar entre el pblico -todos perciben que algo anda mal. Confucio viene a mi mente, y hago la nica cosa posible:

    -A usted le gusta lo que yo escribo? -pregunto.

    -Eso no viene al caso -responde. -Soy yo quien est entrevistndolo, y no al revs.

    -Pero s viene al caso. Usted no me deja concluir una idea. Confucio di-jo: "siempre que sea posible, se debe ser claro." Vamos a seguir este consejo y a dejar las cosas claras: a usted le gusta lo que escribo?

    -No, no me gusta. Slo le dos libros, y los detest.

    -OK, entonces podemos continuar.

    Los tantos ahora estaban definidos. El pblico se tranquiliz, el ambien-te se carg de electricidad, la entrevista se volvi un verdadero debate, y todos -Felton incluido-quedaron satisfechos con el resultado.

    LA HERMANA MAYOR PREGUNTA

    Cuando su hermano naci, Sa-chi Gabriel le insista a los padres que la dejaran sola con el beb. Temiendo que, como muchas criaturas de cuatro aos, estuviera celosa y quisiera hacerle algn dao, ellos no la dejaron.

    Pero Sa-chi no daba muestras de celos. Y como siempre trataba al beb con cario, los padres decidieron hacer una prueba. Dejaron a Sa-chi con el recin nacido, y se quedaron observando su comportamiento por la puerta entreabierta.

  • 30

    Encantada al ver su deseo satisfecho, la pequea Sa-chi se aproxim a la cuna en puntas de pie, se inclin sobre el beb y le dijo:

    -Dme cmo es Dios! Yo ya me estoy olvidando!

    LA VENTANA Y EL ESPEJO

    Un joven muy rico fue a ver a un rabino y le pidi consejo para orientar su vida. Este lo condujo hacia la ventana y le pregunt:

    -Qu ves a travs de los vidrios?

    -Veo hombres que van y vienen, y un ciego que pide limosna en la ca-lle.

    Entonces el rabino le mostr un gran espejo y nuevamente lo interrog:

    -Mira este espejo y dime ahora qu ves.

    -Me veo a m mismo.

    -Y ya no ves a los otros! Repara en que la ventana y el espejo estn hechos ambos de la misma materia prima, el vidrio: pero en el espejo, porque tiene una fina lmina de plata pegada al vidrio, no ves ms que tu persona. Debes compararte a estas dos especies de vidrio. Pobre, veas a los otros y sentas compasin por ellos. Cubierto de plata -rico-, apenas te ves a t mismo. Slo valdrs algo cuando tengas el coraje de arrancar el revestimiento de plata que te cubre los ojos y puedas nue-vamente ver y amar a los dems.

    LENN DESCIENDE A LOS INFIERNOS

    Despus de hacer la Revolucin Rusa, de terminar con las diferencias de clases sociales, y dedicar su vida entera al comunismo, Lenn final-mente muri. Por ateo y por haber perseguido a los religiosos, termina siendo condenado al infierno.

    Al llegar all, descubre que la situacin es peor que en la Tierra: los condenados son sometidos a sufrimientos increbles, no hay alimentos para todos, los demonios estn desorganizados, Satans se comporta como un rey absoluto -sin ningn respeto por sus empleados o por las almas castigadas que sufren el suplicio eterno.

  • 31

    Lenin, indignado, se rebela contra la situacin: organiza marchas, hace protestas, crea sindicatos para los diablos descontentos, promueve re-beliones. En poco tiempo, el infierno est patas para arriba: nadie res-peta ms la autoridad de Satans, los demonios piden aumento de sa-larios, las sesiones de suplicio no se llevan a cabo, los encargados de mantener encendidas las hogueras hacen huelga.

    Satans ya no sabe qu hacer: cmo va a seguir funcionando su reino, si ese rebelde est subvirtiendo todas las leyes? Intenta encontrarse con l, pero Lenin, alegando que l no habla con opresores, le enva un recado a travs de un comit popular, diciendo que no reconoce la au-toridad del Jefe Supremo.

    Desesperado, Satans va al cielo a conversar con San Pedro.

    -Se acuerdan ustedes de ese sujeto que hizo la revolucin rusa? -dijo Satans.

    -Lo recordamos muy bien -respondi San Pedro. -Comunista. Odiaba la religin.

    -Es un buen hombre -insiste Satans. -Aunque tenga sus pecados, no merece el infierno; al final, trat de luchar por un mundo ms justo! En mi opinin, l tendra que estar en el cielo.

    San Pedro reflexion unos momentos.

    -Me parece que tiene usted razn -dijo finalmente. -Todos tenemos nuestros pecados, y yo mismo llegu a negar a Cristo tres veces. Mndelo para ac.

    Loco de contento, Satans vuelve a su casa, y enva a Lenin directa-mente al cielo. En seguida, con mano de hierro y alguna violencia, ter-mina con los sindicatos de demonios, disuelve el comit de almas des-contentas, prohbe las asambleas y las manifestaciones de condenados.

    El infierno vuelve a ser el famoso lugar de tormentos que siempre ate-moriz a los hombres. Loco de alegra, Satans se pone a imaginar lo que debe estar ocurriendo en el cielo.

  • 32

    "En cualquier momento aparece San Pedro golpeando la puerta, pi-diendo que Lenin regrese!" -ri para sus adentros. "Ese comunista de-be haber transformado el paraso en un lugar insoportable!"

    Pasa el primer mes, pasa un ao entero, y ninguna noticia del cielo. Muerto de curiosidad, Satans decide ir hasta all para ver qu est su-cediendo.

    Encuentra a San Pedro en la puerta del paraso.

    -Y cmo van las cosas por aqu? -pregunta.

    -Muy bien -responde San Pedro.

    -Pero est todo en orden?

    -Claro! Por qu no habra de estarlo?

    "Este tipo debe estar fingiendo", piensa Satans. "Va a querer man-darme a Lenin de vuelta".

    -Escucha, San Pedro, ese comunista que te mand, se ha portado bien?

    -Muy bien!

    -No hubo anarqua?

    -Por el contrario. Los ngeles son ms libres que nunca, las almas hacen lo que les viene en gana, los santos pueden entrar y salir sin marcar horario.

    -Y Dios, no protesta por este exceso de libertad?

    San Pedro mira, con un poco de lstima, al pobre diablo que tiene de-lante.

    -Dios? Camarada, Dios no existe!

    CMO TEMPLAR EL ACERO

  • 33

    Lynell Waterman cuenta la historia del herrero que, despus de una ju-ventud llena de excesos, decidi entregar su alma a Dios. Durante mu-chos aos trabaj con ahnco, practic la caridad, pero -a pesar de toda su dedicacin, nada pareca andar bien en su vida.

    Muy por el contrario: sus problemas y sus deudas se acumulaban da a da.

    Una hermosa tarde, un amigo que lo visitaba -y que senta compasin por su situacin difcil-le coment:

    -Realmente es muy extrao que justamente despus de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a em-peorar. No deseo debilitar tu f, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado.

    El herrero no respondi enseguida: l ya haba pensado en eso muchas veces, sin entender lo que aconteca con su vida.

    Sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenz a hablar -y termin por encontrar la explicacin que buscaba. He aqu lo que dijo el herrero:

    -En este taller yo recibo el acero an sin trabajar, y debo transformarlo en espadas. Sabes t como se hace sto?

    Primero, caliento la chapa de acero a un calor infernal, hasta que se pone roja. En seguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo ms pesado y le aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada.

    Luego la sumerjo en un balde de agua fra, y el taller entero se llena con el ruido del vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violen-to cambio de temperatura.

    Tengo que repetir este proceso hasta obtener la espada perfecta: una sola vez no es suficiente."

    El herrero hizo una larga pausa, encendi un cigarrillo y sigui:

    -A veces, el acero que llega a mis manos no logra soportar este trata-miento. El calor, los martillazos y el agua fra terminan por llenarlo de

  • 34

    rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jams se transfor-mar en una buena hoja de espada.

    Y entonces, simplemente lo dejo en la montaa de fierro viejo que ves a la entrada de mi herrera."

    Hizo otra pausa ms, y el herrero termin:

    -S que Dios me est colocando en el fuego de las aflicciones. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan fro en insen-sible como el agua que hace sufrir al acero. Pero la nica cosa que pienso es: "Dios mo, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que T esperas de m. Intntalo de la manera que te parezca mejor, por el tiempo que quieras -pero nunca me pongas en la montaa de fie-rro viejo de las almas."

    LA LEY Y LAS FRUTAS

    En el desierto, las frutas eran raras. Dios llam a uno de sus profetas y le dijo:

    -Cada persona puede comer una sola fruta por da.

    La costumbre fue obedecida por generaciones, y la ecologa del lugar se preserv. Como las frutas que sobraban daban simiente, otros rboles nacieron. En corto tiempo, toda la regin se transform en un suelo frtil, envidiado por las otras ciudades.

    El pueblo, sin embargo, continuaba comiendo una fruta por da, fiel a la recomendacin que a un antiguo profeta le haban transmitido sus an-cestros. Ms an, no dejaban que los habitantes de otras aldeas apro-vecharan las abundantes cosechas que se daban todos los aos.

    El resultado era uno: la fruta quedaba podrida en el suelo.

    Dios llam a un nuevo profeta y le dijo:

    -Deja que coman toda la fruta que quieran. Y haz que compartan las cosechas con sus vecinos.

    El profeta volvi a la ciudad con el nuevo mensaje. Pero termin siendo apedreado, puesto que la costumbre haba arraigado en el corazn y la mente de cada uno de los habitantes.

  • 35

    Con el tiempo, los jvenes de la aldea comenzaron a cuestionar esa costumbre brbara. Pero como la tradicin de los ms viejos era into-cable, resolvieron apartarse de la religin. As podan comer cuanta fru-ta quisieran y dar la que sobraba a los que necesitaban alimentos.

    En la iglesia del lugar slo quedaron los que se consideraban santos. Aunque, la verdad, no eran ms que personas incapaces de percibir que el mundo se transforma y que debemos transformarnos con l.

    LEONARDO BUSCA SUS MODELOS

    Al concebir su famoso fresco "La ltima cena", Leonardo da Vinci se en-contr con una gran dificultad: necesitaba pintar el Bien -en la imagen de Jess-y el Mal -en la figura de Judas. Decidi salir a buscar por Miln los modelos que representaran a ambos.

    Cierto da, mientras asista a un coro, vi en uno de los jovencitos la imagen ideal de Cristo. Le invit a su atelier, y reprodujo sus rasgos en estudios y bocetos. Antes que el joven se fuera, le mostr la idea del fresco, y lo elogi por representar tan bien el rostro de Jess.

    Pasaron tres aos. La "Santa Cena", que adornaba una de las iglesias ms conocidas de la ciudad, estaba casi lista -pero Da Vinci todava no haba encontrado el modelo ideal para Judas.

    El cardenal, responsable de la iglesia, comenz a presionar a Da Vinci, y a exigirle que terminara pronto su trabajo.

    Despus de muchos das de buscar, el pintor encontr un joven prema-turamente envejecido, desarrapado, borracho, tirado en una alcantari-lla. Con dificultad, pidi a sus asistentes que lo llevaran a la iglesia, pues ya no le quedaba tiempo para hacer esbozos.

    El mendigo fue cargado hasta all, sin entender muy bien lo que estaba pasando: los asistentes lo mantuvieron de pie, mientras Da Vinci repro-duca los rasgos de la impiedad, del pecado, del egosmo, tan bien deli-neados en ese rostro.

    Cuando termin el trabajo, el mendigo -ya un poco repuesto de su re-saca-abri los ojos y vio el fresco frente a l. Y dijo, con una mezcla de espanto y tristeza:

  • 36

    -Yo ya v este cuadro antes!

    -Cundo? -pregunt sorprendido Da Vinci.

    -Tres aos atrs, antes de perder todo lo que tena. En la poca en que yo cantaba en un coro, y el artista me invit a posar como modelo para el rostro de Jess.

    CONFUCIO Y EL GOBIERNO

    Zizhang busc a Confucio por toda China. El pas atravesaba un mo-mento de gran convulsin social, y l tema un derramamiento de san-gre.

    Encontr al maestro junto a una higuera, meditando.

    -Maestro, precisamos urgentemente su presencia en el gobierno -dijo Zizhang. --Estamos al borde del caos.

    Confucio continu meditando.

    -Maestro, nos enseaste que no podemos quedarnos al margen -continu Zizhang. -Dijiste que somos responsables del mundo.

    -Estoy rezando por el pas -respondi Confucio. -Despus ir a ayudar a un hombre en la esquina. Haciendo lo que est a nuestro alcance bene-ficiamos a todos. Si nicamente tratamos de tener ideas que salven al mundo, no nos ayudaremos ni a nosotros mismos. Existen mil maneras de hacer poltica: no se necesita ser parte del gobierno.

    EL LENGUAJE DEL ASNO

    El sabio Saadi de Xiras caminaba por una calle con su discpulo, cuando vi a un hombre tratando de hacer que su asno se moviera.

    Como el animal se rehusaba a moverse de ese lugar, el hombre co-menz a insultarlo con las peores palabras que conoca.

    -No seas tonto -le dijo Xiras. -El burro jams entender tu lenguaje. Lo mejor ser que te calmes y aprendas el lenguaje de l.

    Y apartndose, le coment a su discpulo:

  • 37

    -Para pelearse con un burro, hay que ser tan burro como l.

    LORD MENUHIN Y LOS OPUESTOS

    Davos, Suiza, Enero de 1999 -Despus de un da extenuante en el World Economic Forum, recibo un recado en mi hotel. Lord Menuhin -quien tambin est en Davos para una serie de conferencias-desea conversar conmigo. Mi primera reaccin es de incredulidad: "Lord Me-nuhin? El ms importante msico erudito de este siglo? Tal vez me confunda con otra persona."

    Devuelvo el llamado, y el propio Menuhin atiende el telfono. Me invita a ir a su concierto; al final, me muestra un libro mo que le haba sido entregado por su secretaria (para mi sorpresa, no era El Alquimista), y que haba despertado su curiosidad por mi trabajo.

    En los tres das que siguieron -hasta el final del Forum-tengo el raro privilegio de conversar, almorzar, convivir con l. Discutimos un pro-yecto importante para fines de 1999, con el objetivo de entrar al prximo milenio con esperanza, pero tambin con plena conciencia de los errores del pasado.

    Menos de un mes despus tuvo lugar el concierto en Berln, el fulmi-nante ataque al corazn, y la muerte de este joven de ochenta y tres aos, cuyo violn Einstein tuvo el privilegio de escuchar, y que fue el primer judo que toc en la Alemania de la posguerra, porque entendi que la nica salida para el mundo era tratar de superar las heridas con alegra y entusiasmo. Lord Menuhin ser recordado no slo como uno de los ms grandes msicos de la humanidad, sino tambin como al-guien profundamente comprometido con el ser humano, la justicia so-cial, la dignidad que tanto necesitan las personas que hoy quieren con-trolar nuestro destino.

    En uno de estos almuerzos en Davos, Lord Menuhin me coloc frente a frente con un brillante cientfico francs y una (no tan brillante) tera-peuta americana. El cientfico era un ateo convencido, lo que provoc una discusin apasionada acerca de la existencia de Dios -la cual Me-nuhin, un hombre religioso, presenciaba con una sonrisa. Al final, cuan-do se serenaron los nimos, Lord Menuhin habl de la necesidad de lu-char siempre contra las injusticias, pero tambin siempre manteniendo

  • 38

    el respeto por las opiniones contrarias. Y todos escuchamos esta deli-ciosa historia judaica:

    "Cuando estaba en su lecho de muerte, Jacobo llam a Sara, su mujer:

    -Querida Sara, quiero hacer mi testamento. Voy a dejarle a mi pri-mognito Abraham la mitad de mi herencia. Al final de cuentas, l es un hombre de f.

    -No lo hagas, Jacobo! Abraham no necesita de tanto dinero, ya tiene su empleo, su compaa, y asimismo tiene f en nuestra religin. Dejala para Isaac, que est viviendo muchos conflictos existenciales acerca de la realidad de Dios, y que todava no tiene nada en la vida.

    -Est bien, se la dejar a Isaac. Y Abraham se quedar con mis accio-nes.

    -Ya te dije, mi adorado Jacobo, que Abraham no necesita nada! Yo me quedo con las acciones, y podr ser de ayuda para cualquiera de nues-tros hijos, si algun da lo necesitaran.

    -Tienes razn, Sara. Hablemos entonces de nuestras propiedades en Israel. Considero que debo dejrselas a Deborah.

    -Deborah? Pero has enloquecido, Jacobo. Ella ya tiene propiedades en Israel, quieres que se transforme en una mujer de negocios, y termine arruinando su matrimonio? Creo que nuestra hija Michele es la que ne-cesita ms ayuda!

    Jacobo, haciendo acopio de sus ltimas energas, se levant, indignado:

    -Mi querida Sarah, t has sido una excelente esposa, una excelente madre, y s que quieres lo mejor para cada uno de sus hijos. Pero por favor, respeta mis puntos de vista! Al final de cuentas, quin es que se est muriendo? T o yo?

    CONFUCIO Y LOS PROFESORES

    Poco se conoce acerca de la vida del filsofo chino Confucio; se cree que vivi entre los aos 551-479 A.C. Algunas de sus obras se le atri-buyen a l, otras fueron compiladas por sus discpulos. En uno de estos

  • 39

    textos, "Conversaciones Familiares", aparece un interesante dilogo que tiene que ver con el aprendizaje.

    Confucio se sent a descansar, y sus alumnos comenzaron a hacerle preguntas. Ese da, el Maestro estaba bien dispuesto, y decidi respon-der.

    -Usted consigue explicar todo lo que quiere. Por qu no se acerca al emperador y habla con l?

    -El emperador tambin hace bellos discursos -dijo Confucio. -Y los be-llos discursos no son ms que una cuestin de tcnica; en s mismos, no son portadores de la Virtud.

    -Entonces envele su libro Poemas.

    -Los trescientos poemas all escritos se pueden resumir en una sola fra-se: piense correctamente. ste es el secreto.

    -Y qu es pensar correctamente?

    -Es saber usar la mente y el corazn, la disciplina y la emocin. Cuando se desea una cosa, la vida nos guiar hacia ella, pero por caminos que no esperamos. Muchas veces nos dejamos confundir, porque estos ca-minos nos sorprenden -y entonces creemos que estamos yendo en di-reccin equivocada. Por eso digo: djense llevar por la emocin, pero practiquen la disciplina de seguir adelante.

    -Usted hizo eso?

    -A los quince aos, comenc a aprender. A los treinta, tuve la certeza de lo que deseaba. A los cuarenta, volvieron las dudas. A los cincuenta aos, descubr que el Cielo tiene un designio para m y para cada hom-bre sobre la faz de la Tierra. A los sesenta, comprend este designio y encontr la tranquilidad para cumplirlo. Ahora, a los setenta aos, pue-do escuchar a mi corazn, sin que ste me haga salir del camino.

    -Entonces, qu lo hace diferente de los otros hombres que tambin aceptan la voluntad del cielo?

  • 40

    -Yo trato de compartirla con ustedes. Y aquel que consigue discutir una verdad antigua con una generacin nueva, debe usar su capacidad para ensear. sta es mi nica cualidad: ser un buen profesor.

    -Y cmo es un buen profesor?

    -El que revisa todo lo que ensea. Las ideas antiguas no pueden escla-vizar al hombre, porque ellas se adaptan, y toman nuevas formas. En-tonces, tomemos la riqueza filosfica del pasado, sin olvidar los desafos que el mundo de hoy propone.

    -Y qu es un buen alumno?

    -Aquel que escucha lo que digo, pero que adapta mis enseanzas a su vida, y nunca las sigue al pie de la letra. Aquel que no busca un empleo sino un trabajo que lo dignifique. Aquel que no busca hacerse notar, pe-ro s en cambio hacer algo notable.

    DOS GRANDES PINTORES SE ENCUENTRAN

    Desde joven, el pintor Henri Matisse acostumbraba visitar semanalmen-te al gran Renoir en su atelier. Cuando Renoir fue atacado por la artri-tis, Matisse comenz a visitarlo a diario llevndole alimentos, pinceles, pinturas, pero siempre tratando de convencer al maestro de que estaba trabajando demasiado, y que necesitaba descansar un poco.

    Cierto da, notando que cada pincelada haca que Renoir gimiera de do-lor, Matisse no pudo contenerse:

    -Gran maestro, su obra ya es vasta e importante. Por qu contina torturndose de esta manera?

    -Muy simple -respondi Renoir. -La belleza permanece; el dolor termina pasando.

    EL HILO Y LA AGUJA

    Una pequea historia adaptada de un cuento de Machado de Assis:

    La aguja pasa por varios estados hasta entender su funcin: el calor abrasador de la metalurgia, el fro intenso del agua en que la enfran, el peso aplastante de la prensa que la hace adquirir su forma ideal.

  • 41

    A partir de ah, necesita estar siempre rgida, brillante y afilada. Des-pus de todo este aprendizaje, ella encuentra su razn de vivir: el hilo.

    Y hace lo posible por ayudarlo: se enfrenta con los tejidos ms resisten-tes, abre huecos en los lugares exactos. Pero, cuando termina su traba-jo, la misteriosa mano de la costurera la vuelve a colocar en una caja oscura; despus de tanto esfuerzo, su recompensa es la soledad.

    Con el hilo, sin embargo, la historia es diferente: a partir de ese mo-mento comienza a ir a todos los bailes y fiestas.

    CONTINUAR EN EL MISMO CAMINO

    El monje Lucas, acompaado de un discpulo, se detuvo en una aldea. Un anciano le pregunt:

    -Santo hombre, cmo puedo acercarme a Dios?

    -Divirtete. Alaba a Dios con tu alegra -fue la respuesta.

    Un joven pregunt:

    -Qu puedo hacer para aproximarme a Dios?

    -No te diviertas tanto -dijo Lucas.

    Cuando el joven parti, el discpulo le dijo:

    -Parece que Usted no est muy seguro acerca de si debemos o no di-vertirnos.

    Lucas respondi:

    -La bsqueda espiritual es un puente sin pasamanos que atraviesa un abismo. Si alguien est demasiado cerca del lado derecho, le digo "a la izquierda!". Si se acerca demasiado al lado izquierdo, le digo "a la de-recha!" De esta forma, ellos pueden continuar en el Camino.

    MAESTRO Y DISCPULO ENFRENTAN EL RO

    Un discpulo tena tanta f en los poderes del gur Sanjai, que cierta vez lo llam a la vera del ro:

  • 42

    -Maestro, todo lo que aprend con usted hizo que mi vida cambiara. Fui capaz de reanudar mi matrimonio, de llevar adelante los negocios de mi familia, de hacer caridad con todos mis vecinos. Todo lo que ped en su nombre, con f, lo he conseguido.

    Sanjai mir al discpulo, y su corazn rebos de orgullo.

    El discpulo se aproxim a la margen del ro:

    -Mi f en sus enseanzas y en su divinidad es tanta, que va a ser sufi-ciente con que pronuncie su nombre para que pueda caminar sobre las aguas.

    Antes que el maestro pudiera decir nada, el discpulo se meti en el ro, gritando:

    -Loado sea Sanjai! Loado sea Sanjai!

    dio el primer paso. Y otro.

    Y un tercero. Su cuerpo comenz a levitar, y el joven consigui llegar a la otra orilla del ro sin siquiera mojarse los pies.

    Sanjai mir sorprendido al discpulo, que saludaba desde la otra orilla, con una sonrisa en los labios.

    "Querr decir que estoy mucho ms iluminado de lo que crea? Podra tener el monasterio ms famoso de toda la regin! Podra estar a la al-tura de los grandes santos y gurs!"

    Decidido a repetir el hecho, se acerc a la orilla, y comenz a gritar, mientras caminaba ro adentro:

    -Loado sea Sanjai! Loado sea Sanjai!

    Dio el primer paso, el segundo, y en el tercero ya estaba siendo arras-trado por la corriente. Como no saba nadar, su discpulo tuvo que tirar-se al agua para salvarlo de una muerte segura.

    Cuando regresaron a la orilla, exhaustos, Sanjai se qued en silencio por largo tiempo. Finalmente, dijo:

  • 43

    -Espero que entiendas con sabidura lo que aconteci hoy. Todo lo que yo te ense fueron las sagradas escrituras, y la manera correcta de comportarse. Sin embargo, eso no hubiera sido suficiente si no hubieras agregado lo que estaba faltando: la f en que tales enseanzas podran mejorar tu vida.

    "Yo te ense, porque mis maestros me ensearon. Pero, mientras yo pensaba y estudiaba, t practicabas lo que ibas aprendiendo. Gracias por hacerme entender que, muchas veces, el hombre no cree en lo que desea que otros crean".

    LA MANERA DE AGRADAR AL SEOR

    Cierto novicio se acerc al abad Macario y le pidi consejo sobre la me-jor manera de agradar al Seor.

    -V hasta el cementerio e insulta a los muertos -le dijo Macario.

    El hermano hizo lo que se le orden. Al da siguiente, volvi a visitar a Macario.

    -Y ellos te respondieron? -pregunt el abad.

    El novicio le contest que no.

    -Entonces vuelve all, y elgialos.

    El novicio obedeci. Esa misma tarde, volvi con el abad, que nueva-mente quiso saber si los muertos le haban respondido.

    -No -dijo el novicio.

    -Para agradar al Seor, comprtate de la misma manera -le indic Ma-cario. -No hagas caso del desprecio de los hombres, ni de sus elogios; de esta manera, podrs construir tu propio camino.

    MI AMIGO ESCRIBE UNA HISTORIA

    Un amigo mo, Bruno Saint-Cast, trabaja en la implementacin de alta tecnologa en Europa. Cierta noche, se despert de madrugada y ya no pudo seguir durmiendo; se senta impulsado a escribir un cuento sobre un viejo amigo de la adolescencia, que haba encontrado en Tahiti.

  • 44

    An cuando saba que tena que pasar el da siguiente trabajando, Bru-no comenz a escribir una historia extraa, donde dicho amigo, John Salmon, haca un largo viaje desde la Patagonia hasta Australia. Mien-tras escriba sinti una sensacin de libertad muy grande, como si la inspiracin brotara sin interferencia alguna.

    Cuando termin de escribir la historia, recibi un telefonema de su ma-dre: ella acababa de enterarse que John Salmon haba muerto.

    CONVENCIENDO A LOS OTROS

    Un profeta lleg cierta vez a una ciudad para convertir a sus habitantes.

    Al principio, las personas parecan entusiasmadas con lo que oan. Pero -poco a poco-la rutina de la vida espiritual se hizo tan difcil, que los hombres y las mujeres se apartaron, hasta que no qued ni un alma que lo escuchara.

    Un viajante, al ver al profeta que predicaba solo, pregunt:

    -Por qu continas exaltando las virtudes y condenando los vicios? No ves que aqu nadie te escucha?

    -Al principio, yo esperaba cambiar a las personas -dijo el profeta. -Si todava hoy sigo predicando, es slo para impedir que las personas me cambien a m.

    LA MANERA DE REZAR

    Un labrador que tena a su esposa enferma le encomend una serie de plegarias a un sacerdote budista. El sacerdote comenz a rezar, pidien-do que Dios curase a todos los enfermos.

    -Un momento -interrumpi el labrador. -Yo le ped que rezara por mi esposa, y usted est pidiendo por todos los enfermos.

    -Estoy rezando por ella.

    -Pero pide por todos. Puede terminar por beneficiar a mi vecino, que tambin est enfermo. Y l no me gusta!

    -Usted no entiende nada de curaciones -dijo el monje, apartndose. -Al rezar por todos estoy uniendo mis plegarias a las de millones de perso-

  • 45

    nas que en este momento estn pidiendo por sus enfermos. Todas jun-tas, estas voces llegan a Dios y benefician a todos. Separadas, pierden su fuerza y no llegan a ningn lado.

    LA MUJER PERFECTA

    Nasrudin conversaba con un amigo.

    -Entonces, nunca pensaste en casarte?

    -S pens -respondi Nasrudin. -En mi juventud, resolv buscar a la mu-jer perfecta. Cruc el desierto, llegu a Damasco, y conoc una mujer muy espiritual y linda; pero ella no saba nada de las cosas de este mundo.

    Continu viajando, y fui a Isfahan; all encontr una mujer que conoca el reino de la materia y el del espritu, pero no era bonita. Entonces re-solv ir hasta El Cairo, donde cen en la casa de una moza bonita, reli-giosa, y conocedora de la realidad material.

    -Y por qu no te casaste con ella?

    -Ah, compaero mo! Lamentablemente ella tambin quera un hombre perfecto.

    MOGO QUIERE MEJORAR SIEMPRE

    Hace muchos aos, viva en China un joven llamado Mogo, que se ga-naba el sustento picando piedras. Aunque era sano y fuerte, el joven no estaba contento con su destino, y se quejaba noche y da. Tanto blas-fem contra Dios, que su ngel de la guarda termin por aparacrsele:

    -Tienes salud, y una vida por delante -dijo el ngel. -Todos los jvenes comienzan haciendo algo como lo que haces t. Por qu vives quejn-dote?

    -Dios fue injusto conmigo, y no me dio oportunidad de crecer -respondi Mogo.

    Preocupado, el ngel fue ante la presencia del Seor, pidiendo ayuda para que su protegido no terminara por perder el alma.

  • 46

    -Hgase tu voluntad -dijo el Seor. -Todo lo que Mogo quiera le ser concedido.

    Al da siguiente, Mogo picaba piedras cuando vio pasar una carroza en la que iba un noble, cubierto de joyas. Pasndose las manos por el ros-tro sudoroso y sucio, Mogo dijo con amargura:

    -Por qu no puedo yo tambin ser un noble? se debera ser mi desti-no!"

    -Slo, pues! -murmur su ngel, con inmensa alegra.

    Y Mogo se transform en el dueo de un palacio suntuoso, de muchas tierras, donde viva rodeado de servidores y caballos. Acostumbraba sa-lir todos los das con su impresionante cortejo, y le gustaba ver que sus antiguos compaeros, alineados a la vera del camino, lo miraban con respeto.

    Una de esas tardes, el calor era insoportable; an debajo de su parasol dorado, Mogo transpiraba como en la poca en que quebraba piedras. Entonces se dio cuenta de que no era tan importante: por encima de l haba prncipes, emperadores, y todava ms arriba de stos, estaba el sol, que no obedeca a nadie -pues era el verdadero rey.

    -Ah, ngel mo! Por qu no puedo ser el sol? se debera ser mi des-tino! -se quej Mogo.

    -Slo, pues! -exclam el ngel, ocultando su tristeza ante tanta ambi-cin.

    Y Mogo fue sol, de acuerdo con sus deseos.

    Mientras brillaba en el cielo, admirado con su gigantesco poder de hacer madurar las cosechas, o quemarlas a su placer, un punto negro co-menz a avanzar a su encuentro. La mancha oscura fue creciendo -y Mogo se dio cuenta de que era una nube, que a su vez se fue exten-diendo y no le permiti ms ver la Tierra.

    -ngel! -grit Mogo. -La nube es ms fuerte que el sol! Mi destino es ser nube!

    -Slo, pues! -respondi el ngel.

  • 47

    Mogo fue transformado en nube, y vi que su sueo se haba realizado.

    -Soy poderoso! -gritaba, oscureciendo al sol.

    -Soy invencible! -tronaba, persiguiendo a las olas.

    Pero, en la costa desierta del ocano se ergua una inmensa roca de granito, tan vieja como el mundo. Mogo vi que la roca lo desafiaba, y desencaden una tempestad como nunca antes viera el mundo. Las olas, enormes y furiosas, golpeaban contra la roca, tratando de arran-carla del suelo y arrojarla al fondo del mar.

    Pero, firme e impasible, la roca continuaba en su sitio.

    -ngel! -sollozaba Mogo -la roca es ms fuerte que la nube! Mi desti-no es ser una roca!

    Y Mogo se transform en roca.

    -Quin podr vencerme ahora? -se preguntaba a s mismo. -Soy lo ms poderoso del mundo!

    Y as pasaron varios aos, hasta que, una maana, Mogo sinti una puntada aguda en sus entraas de piedra, seguida de un dolor profun-do, como si una parte de su cuerpo de granito estuviera siendo lascera-do. Luego vinieron unos golpes sordos, insistentes, y nuevamente un dolor gigantesco.

    Loco de espanto grit:

    -ngel, alguien est queriendo matarme! Tiene ms poder que yo! Quiero ser como l!

    -Slo, pues! -exclam el ngel, llorando.

    Y as fu como Mogo volvi a picar piedras.

    CONVERSACIONES Y LUCHAS CON DIOS

    En uno de mis libros, "La quinta montaa", el personaje principal se re-bela contra los designios de Dios, y ya no quiere escucharlo. Me inspir en un pasaje bblico, en el cual Jacob lucha con Dios adentro de una tienda, y slo lo deja partir despus que l lo bendice.

  • 48

    De la misma manera que un joven saludable precisa tener una dosis de rebelin necesaria para enfrentarse con sus padres e imponer su Le-yenda Personal, Dios tambin desea que ejerzamos, cada minuto de nuestras vidas, el poder de nuestras decisiones. Es muy fcil pasarle la responsabilidad a los dems (y a l), slo para despus culpar al mun-do por la injusticia que padecemos, y por nuestro fracaso interno. Pero adnde nos lleva esto? A ningn lado.

    Dios nos escucha. Dios nos toma en serio. Vale la pena recordar aqu otro episodio bblico donde esta facultad est claramente descrita:

    En el Libro del Gnesis (18:22-33), el Todopoderoso decide avisarle a Abraham que piensa destruir Sodoma y Gomorra. Abraham no com-prende: por qu los inocentes deben ser sacrificados junto con los pe-cadores?

    Abraham va ms all. Dice: "Cmo te atreves a hacer tal cosa, matar al justo junto con el impo?"

    Y exige que Dios se comprometa a no destruir la ciudad, si en ella vivie-ran cincuenta justos. Dios lo prometi. Abraham comienza a regatear, diciendo que sera absurdo, si faltaran apenas cinco para completar los cincuenta justos, que l tomase tal decisin. Dios acepta no destruir la ciudad si all vivieran cuarenta y cinco justos, o treinta, o veinte, o diez... Dios acepta cada uno de los argumentos e Abraham, y sigue prometiendo cambiar de idea.

    Sabemos que en la Biblia, Dios Termina destruyendo Sodoma y Gomo-rra, y que slo salv a una familia. Pero, antes de tomar esta decisin, l estuvo abierto al dilogo.

    Temer a Dios no significa tener miedo de Dios. Dios est mucho ms abierto a una conversacin de lo que imaginamos; con slo comenzar el dilogo, quedaremos sorprendidos con los resultados.

    LA ORACIN QUE OLVID

    Hace tres semanas, caminando por las calles de Sao Paulo, recib de un amigo -Edinho-, un panfleto llamado Instante Sagrado. Impreso a cua-tro colores, en un excelente papel, no identificaba a ninguna iglesia o culto, sino que simplemente traa una oracin escrita.

  • 49

    Cul no fue mi sorpresa al ver que quien firmaba esta oracin era yo! Haba sido publicada a comienzos de la dcada de los '80, en la contra-tapa de un libro de poesa. No pens que iba a resistir el tiempo, ni que pudiera regresar a mis manos de manera tan misteriosa; pero cuando lo rele, no me avergonc de lo que haba escrito.

    Ya que estaba en ese panfleto y como creo en las seales, encuentro oportuno reproducirla aqu. Espero estimular a los lectores para que es-criban su propia plegaria, pidiendo para s y para los dems aquello que juzguen ms importante. De esta manera, colocamos una vibracin po-sitiva en nuestro corazn, que ha de contagiar a todo el que se nos acerque:

    He aqu la oracin:

    Seor, protege nuestras dudas, porque la Duda es una manera de re-zar. Es ella la que nos hace crecer porque nos obliga a mirar sin miedo las muchas respuestas de una misma pregunta. Y para que esto sea posible,

    Seor, protege nuestras decisiones, porque la Decisin es una manera de rezar. Dnos coraje para que, despus de la duda, seamos capaces de elegir entre un camino y otro. Que nuestro SI sea siempre un SI, y nuestro No sea siempre un No. Que una vez escogido el camino, jams miremos para atrs, ni dejemos que nuestra alma sea roda por el re-mordimiento. Y para que esto sea posible,

    Seor, protege nuestras acciones, porque la Accin es una manera de rezar. Haz que el pan nuestro de cada da sea fruto de lo mejor que ca-da uno de nosotros lleva dentro. Que podamos, a travs del trabajo y de la Accin, compartir un poco del amor que recibimos. Y para que es-to sea posible,

    Seor, protege nuestros sueos, porque el Sueo es una manera de re-zar. Haz que, independientemente de nuestra edad o de nuestras cir-cunstancias, seamos capaces de mantener encendida en el corazn la llama sagrada de la esperanza y de la perseverancia. Y para que esto sea posible,

    Seor, danos siempre entusiasmo, porque el Entusiasmo es una mane-ra de rezar. Es ste el que nos une a los Cielos y a la Tierra, a los hom-

  • 50

    bres y a los inos, y nos dice que el deseo es importante, y que merece nuestro esfuerzo. Es ste el que nos afirma que todo es posible, siem-pre que estemos totalmente comprometidos con lo que hacemos. Y pa-ra que esto sea posible,

    Seor, protgenos, porque la Vida es la nica manera que tenemos de manifestar Tus milagros. Que la tierra siga transformando la simiente en trigo, que nosotros continuemos transmutando el trigo en pan. Y sto slo ser posible si tenemos Amor -por lo tanto, nunca nos dejes en soledad. Dnos siempre tu compaa, y la compaa de hombres y mujeres que tengan dudas, que acten, que sueen, se entusiasmen y vivan como si cada da estuviese totalmente dedicado a Tu gloria.

    Amn.

    LAS CADENAS Y LA INTERNET

    Todos los das, prcticamente, mi casilla de correo electrnico recibe distintos textos encontrados en la Internet. Tengo uno -sobre un pro-yecto-que diferentes lectores me enviaron ms de cuarenta veces! De las "Cadenas", entonces, no quiero ni hablar. Pero esta semana me lleg la que sigue, que encontr interesante: cuando llegue a la lnea final, la pasar a otros:

    Vida: modo de usar

    1. Cuando se decide dar alguna cosa, darla con alegra.

    2. Memorizar el poema favorito.

    3. No creer todo lo que a uno le dicen. No descreer de todo lo que a uno le dicen que es mentira.

    4. Al decir "te amo", demostrarlo con algn gesto.

    5. Al decir "disculpa", mirar a la otra persona directamente a los ojos.

    6. Creer en el amor a primera vista.

    7. Creer en la antipata a primera vista.

    8. Nunca moverle el piso a los dems: generalmente uno tambin est parado encima.

  • 51

    9. Vivir apasionadamente, con todas las heridas que ello provocar: va-le la pena.

    10. Hablar lentamente. Y pensar rpido.

    11. Nunca juzgar a una persona por sus familiares.

    12. Si nos preguntan algo indiscreto, sonrer y decir: "Por qu quiere usted saber sto?" Y seguir conversando de generalidades como si tal cosa.

    13. Recordar que el gran amor o las grandes conquistas significan grandes riesgos.

    14. Llamar por telfono a la madre, y decirle cunto uno la quiere.

    15. Cuando se comete un error, no olvidar la leccin. Y corregir lo que sea posible.

    16. Recordar siempre tres cosas: tener respeto por uno mismo, por los otros, y por sus actos.

    17. No dejar que problemas sin importancia destruyan las grandes amistades.

    18. Al atender el telfono, sonrer cuando se dice "hola". Quien est al otro lado de la lnea lo percibir.

    19. Casarse con alguien con quien a uno le guste conversar.

    20. Jams olvidar que en la vejez podemos perder muchas cosas, pero que la capacidad de comunicacin permanece intacta.

    21. Quedarse solo de vez en cuando. Pero nada ms que de vez en cuando.

    22. Leer ms, ver menos televisin: es ms fcil transmitirle a los hijos lo que uno ha aprendido.

    23. Saber que el silencio puede ser una respuesta.

    24. Orar. El poder de la oracin es infinito.

    25. Leer entre lneas.

  • 52

    26. Vivir una vida que permita mirar hacia atrs y sonrer.

    27. En discusiones con personas amadas, concentrarse en el presente, y no pensar en las heridas del pasado.

    28. Al viajar, visitar un lugar al que nadie ms haya ido. Este ser su lugar.

    29. Uno puede tener cualquier cosa. Pero no puede tenerlo todo.

    30. Acurdese que su carcter es el espejo de su destino.

    31. Aprovechar la suerte, cuando ella est de nuestra parte.

    32. Si hay que disparar la flecha de la verdad, primero mojarle la punta con miel.

    33. Pedir ayuda. Y saber reconocerla.

    34. Aprender todas las reglas, y transgredir algunas, cuano sea posible.

    35. Elegir a los amigos. Y elegir a los enemigos; no le haga a cualquiera el honor de enfrentarlo.

    36. Cuando alguien comience a agredirnos verbalmente, no interrumpa. Ver que la agresin se desvanece por s sola.

    El resto ya lo saben ustedes: "esta cadena dio veinte veces la vuelta al mundo, el coronel fulano de tal no la mand y perdi su empleo... etc. Haga veinte copias y distribyalas, y la suerte le llegar en cuatro das."

    LA PINTURA DE LOS DOS NGELES

    En el ao 1476, dos hombres conversan en el interior de una iglesia medieval. Se detienen durante unos minutos delante de un cuadro que muestra dos ngeles, de la mano, descendiendo en direccin a una ciu-dad.

    -Estamos viviendo el terror de la peste bubnica -comenta uno de ellos. -Muchas personas estn muriendo; no deseo ver imgenes de ngeles.

  • 53

    -Esta pintura tiene que ver con la Peste -dice el otro. -Es una represen-tacin de la Leyenda urea. El ngel vestido de rojo es Lucifer, el Ma-ligno. Mira como sostiene, junto al cinturn, una pequea bolsa: all de-ntro lleva la epidemia que est devastando nuestras vidas y las vidas de nuestras familias.

    El hombre mira la pintura con cuidado. Realmente, Lucifer cargaba un pequeo saquito; sin embargo, el ngel que lo conduca tena una apa-riencia serena, pacfica, iluminada.

    -Si Lucifer trae la Peste, quin es esto otro que lo lleva de la mano?

    -Este es el ngel del Seor, el mensajero del Bien. Sin su permiso, el Mal jams podra manifestarse.

    -Pero qu esta haciendo, entonces?

    -Muestra el lugar donde los hombres deben ser purificados a travs de una tragedia.

    MIYAMOTO Y LA SOMBRA

    Miyamoto Musashi, el clebre samurai que escribi "El libro de los cinco anillos", habla de la estrategia para comprender el espritu y las cuali-dades del enemigo.

    Segn l, cuando no logramos saber lo que nuestro adversario preten-de, debemos fingir un ataque. Todas las personas del mundo estn siempre preparadas para defenderse, porque viven con el miedo y la paranoia de no gustar a los dems.

    De esta manera, tambin nuestro adversario -por ms brillante que sea-es inseguro y reacciona con violencia exagerada a cualquier provo-cacin. Al hacerlo, muestra todas las armas que tiene, y terminamos conociendo su lado fuerte y cules son sus puntos flacos.

    Musashi llama a esta tcnica "mover la sombra". En verdad, el guerrero de la luz no entra en combate sino que provoca un poco, y la sombra de su provocacin confunde al adversario.

    Entonces, sabiendo exactamente qu tipo de enfrentamiento le espera, el guerrero de la luz ataca o retrocede.

  • 54

    EL PUENTE Y LA PASARELA

    Existe gente que, en vez de tratar de mejorar aquello que hace, trata siempre de destruir lo que otros intentan hacer. La historia que sigue est basada en un cuento de Silvio Paulo Albino:

    Cierto hombre, despus de muchos aos de trabajo y meditacin para hallar la mejor forma de cruzar el ro que se encontraba frente a su ca-sa, construy una pasarela. Resulta que los habitantes de la aldea ra-ramente se atrevan a cruzarla, a causa de su precariedad.

    Un hermoso da pas por all un ingeniero. Junto con los habitantes, construyeron un puente, lo cual enfureci al constructor de la pasarela. A partir de entonces comenz a decir, a todo el que quisiera orlo, que el ingeniero no respetaba su trabajo.

    -Pero la pasarela an sigue ah!, respondan los habitantes. -Es un mo-numento a