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Control de esfínteres El dominio del control de esfínteres es otro indicador de maduración. La mayoría de los niños están capacitados para adquirir su control entre el segundo y tercer año de vida; para ello necesitan de una madurez neurológica y de un desarrollo social. Primero se logra el dominio del esfínter rectal y luego el vesical. La adquisición de esta habilidad requiere de gran paciencia por parte de los padres o personas que enseñan al niño, ya que la sobre exigencia, muestra de enojo, impaciencia, actitud ansiosa, puede retardar el proceso e incluso producir frustraciones en el niño y alteración es psicológicas futuras. Entre el año y medio y los dos años de edad la mayoría de los niños han alcanzado la madurez fisiológica para controlar sus esfínteres. A esta edad ya caminan y conocen el significado de algunas palabras, entre ellas "pipí" y "caca". Además son capaces de recibir órdenes simples. Existen 5 pasos o recomendaciones para el control de esfínteres: Primer paso: Lo inicial es lograr que "aprenda lo que significa hacerse pipí". Para conseguirlo, la persona que realiza la muda debe hacerle notar con cariño que su pañal está mojado, mostrándoselo y decirle que se hizo "pipí". Seguramente a los pocos días cuando l e retiren sus pañales, el niño repetirá la palabra, esto da cuenta que entendió el significado de dicho término. Segundo paso: Luego es necesario enseñarle a permanecer sentado en la bacinica, por períodos breves, aunque no orine en ella. Para esto se recomienda tenerlo en el baño, sentarlo y también que observe a sus padres o hermanos orinar. Esto último, lo ayudará a aprender por imitación. Tercer paso: El siguiente paso es sentarlo en la bacinica cuando se sospeche que está por mojarse, dejarlo sentado por algunos minutos (nunca más de diez). Si se tiene éxito, felicitarlo; en caso contrario vestirlo sin decirle nada, probablemente comenzará a avisar después de un tiempo de orinar u obrar en la bacinica. En relación a las deposiciones, es normal que a esta edad obre de una a tres veces al día. En cuanto a la orina, la frecuencia por lo general es cada 3 o 4 horas. Extraído de: Cuidados básicos del niño sano y enfermo; Casassass, 3° Edición. Enfermería UST Temuco. Interno: Diego Quezada. Cuidados básicos del niño sano

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Control de esfínteres

El dominio del control de

esfínteres es otro indicador

de maduración. La mayoría

de los niños están

capacitados para adquirir su

control entre el segundo y tercer año de vida; para ello

necesitan de una madurez

neurológica y de un

desarrollo social. Primero se

logra el dominio del esfínter rectal y luego el vesical.

La adquisición de esta habilidad requiere de gran

paciencia por parte de los padres o personas que

enseñan al niño, ya que la sobre exigencia, muestra

de enojo, impaciencia, actitud ansiosa, puede retardar

el proceso e incluso producir frustraciones en el niño

y alteración es psicológicas futuras.

Entre el año y medio y los dos años de edad la

mayoría de los niños han alcanzado la madurez

fisiológica para controlar sus esfínteres. A esta edad

ya caminan y conocen el significado de algunas

palabras, entre ellas "pipí" y "caca". Además son

capaces de recibir órdenes simples.

Existen 5 pasos o recomendaciones para el control de

esfínteres:

Primer paso: Lo inicial es

lograr que "aprenda lo que

significa hacerse pipí". Para

conseguirlo, la persona que

realiza la muda debe hacerle notar con cariño que su

pañal está mojado, mostrándoselo y decirle que se

hizo "pipí". Seguramente a los pocos días cuando le

retiren sus pañales, el niño repetirá la palabra, esto da

cuenta que entendió el significado de dicho término.

Segundo paso: Luego es

necesario enseñarle a

permanecer sentado en la

bacinica, por períodos

breves, aunque no orine en

ella. Para esto se

recomienda tenerlo en el

baño, sentarlo y también

que observe a sus padres o

hermanos orinar. Esto

último, lo ayudará a

aprender por imitación.

Tercer paso: El siguiente paso es sentarlo en la

bacinica cuando se sospeche que está por mojarse,

dejarlo sentado por algunos minutos (nunca más de

diez).

Si se tiene éxito, felicitarlo; en caso contrario vestirlo

sin decirle nada, probablemente comenzará a avisar

después de un tiempo de orinar u obrar en la bacinica.

En relación a las deposiciones, es normal que a esta

edad obre de una a tres veces al día. En cuanto a la

orina, la frecuencia por lo general es cada 3 o 4

horas.

Extraído de: Cuidados básicos del niño sano y enfermo; Casassass, 3°

Edición. Enfermería UST Temuco. Interno: Diego Quezada.

“Cuidados

básicos del

niño sano ”

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Cuarto paso: Una vez que ya está haciendo "sus

necesidades" en la bacinica, se le da a entender que

no se le pondrá más pañales y se procede a

sacárselos.

El aprender el control de esfínteres en horario diurno

toma alrededor de 4 a 6 meses; durante este tiempo

en algunas oportunidades puede orinarse sin avisar.

Este hecho es normal.

Cuando esto

ocurre, de todas

maneras debe ser

sentado en la

bacinica por breves

minutos y repetirle

la palabra

correspondiente

"pipí', "caca" (o la

que se use en la

casa para nombrar

sus necesidades)

para ayudarlo a

relacionar. Conviene

recordar que el

castigo sólo

tendrá efectos negativos.

Quinto paso: Después que el niño ya controla sus

esfínteres en el día, puede iniciarse el control

nocturno y hacerlo dormir sin pañales. Para esto es

necesario que a última hora de la noche y lo más

temprano en la mañana, aunque esté dormido, lo

hagan orinar.

Ayuda al control nocturno evitar la ingesta de líquido

después de las 19 horas.

LAVADO DE MANOS

La formación

de este hábito

es una de las

medidas

higiénicas que

más influyen

en la

prevención de

enfermedades.

Su enseñanza puede

comenzar

precozmente como

un juego, en el

segundo semestre de

vida y enfatizándola

durante el segundo

año, especialmente

antes de cada

comida, después de ir

al baño y antes de

acostarse.

En un comienzo el

niño se lavará sus

manos imitando al

adulto, luego lo

realizará siguiendo

instrucciones y

después de un

tiempo de repetición

se llega a convertir

en un hábito

personal.

De preferencia el lavado de manos debe

efectuarse con agua corriente. Conviene que se

facilite al niño el acceso al lavatorio,

manteniendo junto a él (en forma permanente)

una pequeña tarima o piso, en el cual se pueda

subir con seguridad.

Hay que enseñarle que debe

jabonarse, enjuagarse y

secarse en forma prolija, así

como dejar ordenados los

elementos que use.