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PRÁCTICAS DE BAJO IMPACTO AMBIENTAL PARA REALIZAR CABALGATAS EN ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS

TRADUCCIÓN, COMPILACIÓN Y REDACCIÓN: Jorge Guasp *

ILUSTRACIÓN DE PORTADA: Florencio Molina Campos San Carlos de Bariloche ARGENTINA Julio de 2005

* Delegación Regional Patagonia, Administración de Parques Nacionales. Email: [email protected]

Cabalgatas en Áreas Naturales Protegidas

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PRÁCTICAS DE BAJO IMPACTO AMBIENTAL PARA REALIZAR CABALGATAS EN ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS

ÍNDICE 1. El impacto de los caballos y el modo de minimizarlo (pág. 2)

2. Aspectos a tener en cuenta para organizar una cabalgata (pág. 5)

3. Condiciones óptimas para la práctica de una cabalgata (pág. 1o)

4. Manejo de los animales durante las paradas (pág. 11)

5. Características de los campamentos y comportamiento en los mismos (pág. 23)

6. Alimentación (pág. 26)

7. Protección del ambiente (pág. 29)

8. Sendas para caballos (pág. 32)

9. Satisfacción de los visitantes (pág. 34)

10. Alternativas de manejo para la resolución de conflictos con los usuarios, y para la protección del ambiente (pág. 35)

Anexo: uso de llamas en lugar de caballos (pág.37)

Bibliografía consultada (pág. 39)

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1. EL IMPACTO DE LOS CABALLOS Y EL MODO DE MINIMIZARLO

1.1. Impactos de los caballos

Los caballos pueden provocar impactos de prolongada persistencia en el ambiente. La erosión del suelo derivada del uso de caballos es producto del pisoteo y de la consecuente pérdida de cobertura vegetal. El tránsito de los caballos causa una compactación significativa de los horizontes subyacentes del suelo, reduciendo la infiltración e incrementando el escurrimiento superficial, que a su vez provoca la remoción de partículas de suelo.

El mismo proceso que lleva a la erosión puede conducir a la formación de superficies cenagosas. El suelo suelto es más proclive a la formación de barro que el compactado, y puede originar microcuencas impermeables que retienen agua y barro durante largos períodos luego de las lluvias.

Los caballos cargan un importante peso sobre sus pequeños cascos, pudiendo ejercer una presión de hasta 100 kg/cm2. Las herraduras agudizan el impacto de esa presión. Algunos estudios acerca de los efectos del pisoteo sobre la vegetación sugieren que el impacto causado por los caballos es entre cuatro y ocho veces superior al de los caminantes. Esto se debe a que el peso de los caballos es aproximadamente seis veces superior al de una persona. Y aunque el peso de los caballos se distribuye simultáneamente entre sus cuatro patas, cada casco tiene aproximadamente la mitad del área del calzado humano, por lo que la superficie de apoyo en ambos casos resulta similar, y el efecto del pisoteo es, en consecuencia, proporcional al peso.

Las secciones barrosas de una senda pueden representar un problema adicional. A menudo dificultan las travesías y provocan el aumento del ancho de la senda (o la creación espontánea de sendas secundarias), ya que los jinetes se salen de ella para evitar el barro.

Otros problemas atribuidos a los caballos son la proliferación de senderos múltiples, y la presencia de heces. Los senderos creados por el uso siguen una dirección que no responde a ningún criterio de diseño, y además no gozan de mantenimiento alguno, por lo que

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presentan un alto potencial de degradación. Las heces dentro de la senda representan un problema tanto social como ecológico, ya que a menudo contienen semillas de plantas exóticas (aunque las semillas también pueden ser introducidas a través del alimento, el equipo, y el barro adherido a los cascos), y su acumulación excesiva puede representar una amenaza para la calidad del agua, además de constituir un aspecto desagradable para cualquier visitante.

Por ser animales herbívoros, los caballos compiten con la fauna silvestre por el alimento disponible, y pueden excederse en el uso de los pastizales si no se toman los recaudos necesarios. Como ejemplo de esta competencia puede señalarse que, en promedio, un caballo come por día tanto como cinco guanacos.

Si el pasto disponible resulta insuficiente, los caballos pueden dañar la vegetación arbustiva y la regeneración del bosque. También pueden dañar el suelo y la vegetación como reacción frente al temor, el hambre, el confinamiento u otros factores.

Otro inconveniente es que los caballos necesitan ser atados o encerrados fuera de las sendas o los lugares de acampe, con lo que se crean perturbaciones adicionales a las provocadas por su tránsito en los itinerarios previstos.

El impacto de los caballos depende en gran medida del tipo de terreno que se transite, y de sus condiciones. Luego de una lluvia o nevada intensas, o en suelos húmedos, las sendas son particularmente susceptibles al impacto de los caballos. Muchos de estos impactos son muy significativos e imposibles de mitigar, en especial si las sendas presentan una pendiente pronunciada. Por lo tanto, cada área protegida debe establecer los circuitos que, por sus características (pendiente del terreno, tipo de suelo, etc.), pueden habilitarse al tránsito con caballos.

También deben detectarse aquellas zonas que por su fragilidad ambiental son especialmente susceptibles al daño provocado por los caballos, y establecer la prohibición de desarrollar en ellas esta actividad.

Debe tenerse en cuenta que las condiciones adversas del tiempo pueden modificar el cronograma y el itinerario de las excursiones, y esto a su vez puede provocar impactos sobre áreas no previstas originalmente, e incluso poner en riesgo la seguridad de jinetes y caballos.

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El presente trabajo brinda pautas para mitigar los efectos negativos del uso de caballos sobre el ambiente, contribuyendo de este modo a:

Minimizar los impactos del pisoteo y el pastoreo.

Prevenir la erosión del suelo.

Prevenir la introducción y dispersión de plantas exóticas y nocivas.

Proteger los cursos de agua y sus márgenes.

Proteger áreas significativas y ambientalmente sensibles tales como lechos de musgos, mallines, matorrales, y pastizales de altura.

Proteger sitios de valor cultural.

Minimizar los conflictos potenciales con otros usuarios.

1.2. Mitigación del impacto ambiental de los caballos

Las cuatro consignas básicas para reducir el impacto de los caballos sobre el ambiente son:

A. Habilitar la actividad sólo en senderos adecuadamente trazados y mantenidos

Debido a los efectos negativos que provocan sobre el ambiente, las cabalgatas sólo pueden desarrollarse en senderos concebidos para este uso, que tengan un mantenimiento periódico y cuenten con infraestructura adecuada para el tránsito y la sujeción temporaria de los caballos.

B. Reducir el número de animales y el peso de la carga

La presencia de una gran cantidad de animales, es decir, el uso intensivo de un área dada, provoca un alto impacto sobre el ambiente. Por lo tanto, la reducción del número de caballos constituye un modo de mitigar los efectos ambientales negativos de las cabalgatas.

C. Reducir la duración de la estadía

La mayor parte del tiempo debe consagrarse a cabalgar, para favorecer la localización de los impactos en el área de tránsito. Por

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ello, las detenciones en los campamentos deben ser lo más cortas posible. Detenerse solamente al final de la jornada hace que los caballos lleguen al campamento cansados y listos para comer, favoreciendo su permanencia en el lugar y reduciendo consecuentemente el impacto sobre el ambiente circundante.

D. Reducir el nivel de confinamiento de los animales

Muchos jinetes están de acuerdo en que, cuanto más confinados (por medios físicos) están los animales, menos quieren estarlo. En el caso de grandes grupos de animales, a menudo basta con restringir la libertad del caballo guía para que el resto permanezca en el lugar. De este modo los caballos se mantienen “voluntariamente” en el sitio, sin que exista necesidad de restringir su libertad mediante el uso de sogas u otros elementos físicos, que en este caso sólo se aplican al animal “guía”.

1.3. Aspectos positivos de los caballos

Los caballos permiten cargar y retirar del lugar los residuos abandonados por los visitantes. Con respecto al impacto sobre la flora y la fauna, presentan la ventaja de que muchos animales se asustan menos con los caballos que con los caminantes. Además, los jinetes casi nunca desmontan para acercarse a algún animal o planta, con lo que se reduce el contacto directo con la fauna silvestre.

Los caballos resultan asimismo muy útiles para realizar recorridas de control o de reconocimiento en las áreas naturales, y pueden utilizarse para reabrir o mantener caminos cortafuegos y sendas abandonadas.

2. ASPECTOS A TENER EN CUENTA PARA ORGANIZAR UNA CABALGATA

2.1. Información necesaria

Es aconsejable escribir una lista de verificación del equipo, y revisarla antes de partir. Antes de iniciar una cabalgata usted necesita, como mínimo, información acerca de:

Permisos requeridos para cabalgar y acampar, y condiciones en que pueden desarrollarse esas actividades.

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Sendas y áreas habilitadas para esta actividad.

Características de esas sendas y áreas, y mapas correspondientes.

Pronóstico meteorológico para el área a recorrer (haga planes alternativos previendo que las condiciones del tiempo puedan ser adversas).

Actividades adicionales que puedan tener lugar en estas sendas y áreas, para prever posibles conflictos con otros usuarios.

Número de caballos permitido.

Modalidades de alimentación permitidas, modalidades para sujetar los caballos, etc.

2.2. Seguridad

Entre el equipo debe incluirse material adecuado para el tratamiento básico de caballos que requieran primeros auxilios. Asimismo es recomendable que alguno de los jinetes tenga conocimientos sobre primeros auxilios en veterinaria. Un primer auxilio adecuado evita que una herida menor se vuelva grave, y además aumenta la probabilidad de recuperación de los animales en caso de lesiones severas.

Dibujo: Melinda Codling. Fuente: www.tahomabchw.org/horsesense

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Antes de partir comuníquele a alguna persona de su confianza la ruta a seguir y la hora aproximada de su regreso. Si se produce una emergencia, uno o dos integrantes del grupo deben ir en busca de ayuda mientras el resto permanece con la persona herida o enferma, la que debe mantenerse abrigada y bajo control.

2.3. Equipo básico

Dibujo: Melinda Codling. Fuente: www.tahomabchw.org/horsesense Los elementos indispensables para cualquier salida consisten en:

Fósforos (si prevé acampar en sitios habilitados para hacer fuego, o usar calentadores), una linterna, agua, comida, mapas, ropa impermeable, vendajes para los caballos y una bolsa plástica para residuos.

Antes de partir debe revisarse la montura y el resto del equipo, para asegurarse de que no falta ningún elemento y que todo está en orden.

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Las herraduras de los caballos deben ser lisas (las que tienen dibujo provocan erosión), y de lo contrario deben obviarse. Recuerde que siempre debe disponerse de herraduras de repuesto, y de sogas y otros elementos para sujetar a los caballos.

En algunas zonas es importante llevar repelente de insectos, y un hacha pequeña para cortar ramas o troncos atravesados en medio del camino (no utilice ni permita que los demás utilicen el hacha para cortar leña). No olvide llevar alimento para los caballos a lugares en que el pasto es escaso.

2.4. Alforjas y otros elementos de carga

Una vez que se reúne todo el material necesario, hay que guardarlo. Las mantas y las alforjas son los elementos más comúnmente usados para llevar el equipo de campamento, pues cumplen distintas funciones.

Las mantas sirven principalmente para tenderlas en el piso y para cubrir el equipo que se transporta a caballo. Las cargas cubiertas adecuadamente con mantas sobrevivirán a las inclemencias del tiempo, a los vados profundos e incluso a alguna caída ocasional. Lo ideal es que las mantas sean casi cuadradas, con un tamaño mínimo de 2 x 2 m, y que se fijen a la montura con sogas.

Las alforjas simplifican el acceso al equipo durante la travesía, y son fáciles de manejar para almacenar material en el campamento. Están disponibles en una gran variedad de materiales livianos como nylon, lona, plástico duro y aluminio. Debe tenerse en cuenta que, bajo las mismas condiciones, una alforja flexible no se abollará como lo haría una rígida, y además reducirá la intensidad de la colisión en caso de un eventual impacto.

Las alforjas deben ajustarse adecuadamente a la montura del animal, para que el peso de la carga no haga presión sobre las costillas. Existen algunos tipos de alforjas que se adaptan al uso con monturas para cabalgar. El uso generalizado de estas monturas para el traslado de carga no es recomendable, pero pueden resultar de utilidad para viajes cortos. Si usted decide cargar equipo sobre una montura para cabalgar, utilice un cojín bajo la misma para brindarle protección adicional al caballo.

Varios factores deben tenerse en cuenta a la hora de decidir entre las mantas y las alforjas. Las sendas que no han tenido

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mantenimiento, en especial aquellas ubicadas en terrenos con fuerte pendiente, a menudo presentan tramos angostos. Las alforjas no se adaptan bien a esta situación, en especial si la carga golpea contra árboles o rocas, o roza la vegetación. Algunos animales sin experiencia pueden asustarse si la alforja -en especial una de tipo rígido- golpea una roca o un árbol. En este sentido las mantas pueden acomodarse mejor y en una posición más alta dentro de una senda angosta, e incluso pueden moverse y adaptarse a los objetos contra los cuales golpean si están sujetas adecuadamente.

Las alforjas son ideales para transportar equipo, y para su uso no se necesita experiencia con nudos, anclajes, cargas ajustables, etc. Otra ventaja de las alforjas es que se pueden cargar cuando ya están colgadas de la montura, mientras que agregar elementos a una manta ya cerrada resulta más difícil.

Las alforjas tienen un tamaño limitado y se adaptan mejor a la carga de varios objetos pequeños, en tanto que los objetos más pesados y grandes pueden trasladarse más fácilmente en una manta. En algunos casos la combinación de mantas y alforjas puede resultar ideal, dependiendo obviamente de lo que quiera transportarse, ya que ambos elementos son útiles para otros usos en el campamento. Sobra decir que las mantas son más baratas que las alforjas, detalle que debe tenerse en cuenta a la hora de analizar los costos de organizar cabalgatas.

Dibujo: Melinda Codling. Fuente: ww.tahomabchw.org/horsesense

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Tenga en cuenta que, cuanto más liviano sea el equipo, menor

será el número de animales requerido y menor también la cantidad de alimento adicional para ellos. Además, una reducción del peso y una menor cantidad de animales atemperará los impactos negativos sobre el ambiente.

Con respecto a las carpas a utilizar en los campamentos, procure que sean livianas, durables y fáciles de armar. Existen carpas de colores naturales, que contribuyen a ocultar el campamento, otorgando mayor intimidad y reduciendo el impacto visual sobre el resto de los usuarios.

Si bien el tipo de equipo utilizado puede parecer desvinculado de los aspectos ambientales, debe tenerse en cuenta que cualquier falla en la organización de una cabalgata puede provocar efectos negativos indirectos sobre el ambiente. La demora del grupo debido a inconvenientes en el traslado del equipo, por ejemplo, puede forzar a los jinetes a acampar en sitios imprevistos, donde a su vez pueden encender fogatas a pesar de las prohibiciones, e incluso cortar vegetación en caso de que no haya leña disponible.

3. CONDICIONES ÓPTIMAS PARA LA PRÁCTICA DE UNA CABALGATA

Los caballos deben estar en buena condición física y adecuadamente herrados, libres de parásitos, y tener las vacunas correspondientes. Algunos autores sostienen que los caballos más lentos determinan la velocidad del grupo; otros, en cambio, argumentan que son los caballos más veloces los que deben liderar la fila, para que el resto no se amontone ni trate de adelantarse a los más lentos. Tenga en cuenta estos aspectos antes de comenzar la excursión.

El tamaño de grupo que se recomienda es de entre 4 y 8 caballos, para garantizar la seguridad de los participantes y minimizar los impactos sobre el ambiente y los conflictos con otros usuarios. De todos modos debe tenerse en cuenta que el número de caballos debe ser lo más reducido posible (recuerde que el número de animales influye sobre los impactos de la actividad), para lo cual debe minimizarse la cantidad de personas de la excursión y el peso del equipo a trasladar.

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Los caballos deben manejarse y mantenerse bajo control en todo momento. No se recomienda el uso de caballos jóvenes, sin experiencia o recientemente lastimados, a menos que el jinete considere que puede controlar la situación, particularmente cuando se encuentra cerca de otros usuarios del Parque. Los caballos equipados correctamente tienden a permanecer calmos, y causan menos inconvenientes a la hora de viajar, y un menor impacto sobre el ambiente.

Los animales de carga necesitan un control regular para verificar que el equipaje está bien equilibrado, que se ajusta adecuadamente al animal y que ninguna cuerda está suelta. Este control hace que la carga esté más segura, que los caballos viajen más cómodamente y que el riesgo de daño a los animales sea menor.

En la medida de lo posible evite herrar un caballo antes de una cabalgata en un área natural protegida, puesto que las herraduras nuevas deterioran el suelo más que las gastadas.

Evite el uso de yeguas en período de apareamiento o de caballos no castrados en áreas con caballos salvajes, puesto que pueden escaparse de los corrales debido a la presencia de esta clase de animales.

No encierre en el mismo corral caballos que no estén familiarizados entre sí, o que suelen correr juntos. Estas condiciones favorecen un potencial daño al suelo, y aumentan el riesgo de que los animales resulten lastimados o se escapen del corral.

Antes de la partida es conveniente que usted conozca las expectativas de su grupo y la habilidad de sus integrantes para andar a caballo, a fin de planear un itinerario acorde.

Informe de inmediato al cuerpo de guardaparques ante cualquier caso de animales extraviados o lastimados, en especial en áreas en que las sendas están cerradas al paso de vehículos.

4. MANEJO DE LOS ANIMALES DURANTE LAS PARADAS

4.1. Consideraciones generales

Los principales impactos de los caballos atados incluyen la pérdida de vegetación en el área ocupada por el corral, daño a los árboles y erosión del suelo. Una práctica tradicional consiste en sujetar a los

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caballos atándolos directamente a los árboles. Esta práctica provoca dos impactos directos:

1) el daño de la soga sobre la corteza de los árboles, que incluso puede provocar la muerte de los ejemplares. El daño en la corteza puede debilitar a los árboles, y exponer el interior del tronco a la invasión de insectos y enfermedades.

2) los caballos recluidos de este modo suelen escarbar el suelo, erosionándolo y exponiendo las raíces de los árboles presentes en el sitio.

Además de estos impactos, la falta de cuidado de los árboles a los que se sujetan los caballos puede promover en los visitantes una conducta ambiental irresponsable. En consecuencia, los animales deben sujetarse a árboles grandes, o adoptar los recaudos recomendados en este documento.

Como primera medida, asegúrese de que su caballo está acostumbrado al método de sujeción a utilizar. No espere a acampar para descubrir, por ejemplo, que su caballo puede alejarse del lugar aun estando maneado.

Si los caballos permanecen sueltos durante las paradas y no están entrenados, es probable que se alejen, creando problemas para el grupo y para otros visitantes, y aumentando la posibilidad de que se produzcan daños ambientales no previstos. Los caballos entrenados adecuadamente tendrán menos necesidad de ser encerrados o atados.

Recuerde que -como regla general- la reclusión de los caballos concentra el impacto y contribuye a un comportamiento rebelde.

Todo grupo de caballos tiene animales “guía”, que tienden a permanecer en el lugar aunque los demás se dispersen. Si usted logra identificar y sujetar a esos animales guía, el resto del grupo se mantendrá junto a éstos. Este modo de agrupamiento basado en el comportamiento de algunos animales guía provoca el menor impacto ambiental posible. Recuerde que, como regla general, la reclusión fomenta un comportamiento rebelde, y tiende a incrementar los efectos negativos sobre el ambiente.

Tenga en cuenta que los caballos sueltos son difíciles de controlar: pueden escaparse durante la noche, y también pueden originar conflictos con otros grupos de usuarios del área. Por tanto, es

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importante la designación de una persona responsable de velar por la seguridad de los animales, y por la protección del ambiente durante la estadía en el campamento. Si el área dispone de pasturas suficientes, el maneado o el método de un animal guía con cencerro representarán los sistemas más adecuados. En sitios con poco pasto, en cambio, los animales libres pueden sobrepastorear los recursos disponibles, por lo que deben adoptarse medidas como las sogas entre árboles, los cercos eléctricos y eventualmente el aporte de alimento adicional, no sólo para proteger los recursos naturales sino también para evitar que los caballos se alejen en busca de pasturas.

Considere que en zonas con insectos los caballos se pondrán molestos, y si se los ata podrán provocar daños al suelo y a la vegetación. Por otra parte, si los animales están bien alimentados y han tomado suficiente agua, su comportamiento será más tranquilo y sus efectos negativos sobre el ambiente serán menores.

Durante el tránsito a lo largo de una senda puede suceder que algún animal no esté acostumbrado a otro, y que necesiten estar separados o temporalmente confinados para evitar que peleen o se escapen.

No siempre las excursiones salen como estaba planeado. Tenga en cuenta que en ocasiones no podrá alcanzar el campamento previsto, y que por lo tanto deberá atar o encerrar a los animales en otro sitio, lo que requerirá de métodos alternativos de amarre, en especial si el campamento al cual se dirigía originalmente cuenta con corrales u otras estructuras que su grupo preveía usar.

Evite el daño a la vegetación cuando sujete los caballos. No los ate a tallos débiles, plantas pequeñas o arbustos, que se dañarán fácilmente si los caballos tiran. Utilice cabestros y correas fuertes. En ocasiones los caballos se extravían porque se cortan las riendas, o porque las correas con que se atan son débiles.

Sujete sus caballos a no menos de 30 m de lagos, ríos, viviendas y áreas de acampe, a menos que las autoridades del Parque recomienden algo diferente. Las opciones para sujetar los caballos son las siguientes:

4.1.1. Sujeción de los caballos a los árboles y palenques

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Los caballos deben atarse directamente a los árboles sólo por períodos cortos de tiempo (por ej. mientras usted instala una soga principal entre dos árboles, para atarlos a ella luego). Para sujetarlos seleccione un árbol de por lo menos 20 cm de diámetro, que pueda resistir el pisoteo de sus raíces y el daño a la corteza. Luego envuelva la soga dos veces alrededor del tronco antes de atar el nudo; esto evitará parte del daño que el movimiento de la soga puede provocarle a la corteza.

En verano, los caballos atados necesitan sombra. Los árboles proporcionan anclaje y sombra al mismo tiempo, pero los caballos pueden mordisquear la corteza de los ejemplares a lo que están sujetos. Por lo tanto, la mejor alternativa es la colocación de pares de postes a unos cinco metros de los árboles, con una soga entre ellos, a la cual deben sujetarse los caballos. Esta distancia de los árboles les permite gozar de la sombra sin destruir la corteza ni las raíces, y la separación entre ambos postes brinda la posibilidad de que los caballos se muevan un poco.

4.1.2. Corrales permanentes y otras estructuras

A diferencia de la mayoría de la gente, para la cual la recreación es una experiencia social, los caballos necesitan su espacio privado. Por lo tanto, antes de introducir dos o más caballos en un corral, asegúrese de que se conocen entre sí.

El encierro en corrales puede hacer que uno o más caballos resulten dañados. Si el área protegida o el concesionario disponen de presupuesto para obras, los establos con casillas individuales para cada caballo constituyen una buena alternativa, aunque también deben tenerse en cuenta las consecuencias ambientales de su construcción, y el impacto visual de su presencia.

La segunda opción, más barata, es la provisión de estructuras que permitan sujetar los caballos cerca de los campamentos.

Los corrales permanentes y barandas se utilizan en aquellos lugares en que, por algún motivo, el pastoreo libre no está permitido. Use corrales, palenques, barandas o cualquier otra estructura similar que esté disponible.

Las estructuras de amarre contribuyen a concentrar el impacto en “áreas de sacrificio”, que luego pueden recuperarse si el daño no ha sido muy intenso, permitiendo de este modo que el resto del área

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conserve sus características naturales. Por eso es importante que estas estructuras se emplacen en sitios capaces de soportar el pastoreo y el pisoteo, y que sólo se admita su uso hasta un punto en que el daño ambiental sea reversible.

4.1.3. Tipos y uso de las sogas

Existen sogas de distintos tamaños y materiales. Tradicionalmente los usuarios han utilizado sogas de cáñamo porque son blandas, fáciles de manejar y mantienen firmes los nudos; sin embargo, cuando están húmedas o congeladas se vuelven voluminosas y pesadas. Las de polipropileno son livianas y durables, pero su rigidez hace que los nudos se deslicen, e impide muchas veces su trenzado, especialmente cuando están húmedas o congeladas. Las sogas de polietileno, en cambio, no absorben la humedad y funcionan bien cuando están mojadas o congeladas.

Todas estas sogas plásticas deben quemarse en sus extremos para evitar que se deshilachen. El cáñamo y el algodón, a diferencia del polipropileno, evitan el daño a la corteza de los árboles y las quemaduras en la piel del animal (e incluso del jinete), inconveniente que con el resto de los materiales puede evitarse enfundando la soga en tramos de manguera.

4.2. Métodos de sujeción

Existen diversos métodos para sujetar a los caballos, dependiendo de las condiciones del ambiente, el tiempo de confinamiento necesario, etc. A continuación se describen algunos de los métodos utilizados, y se discuten las ventajas y desventajas de cada uno de ellos.

4.2.1. Sogas entre árboles

El uso de sogas entre dos árboles es un buen método de bajo impacto para contener a los caballos. La ventaja de las sogas respecto de los corrales es que afectan una superficie de terreno mucho menor, y que son fáciles de instalar y de mover, lo que permite, entre otras cosas, la rotación de las áreas donde se sujetan los caballos.

Lo ideal es colocar correas de malla de nylon con hebillas ajustables para no dañar la corteza de los árboles (ejemplares de no

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menos de 20 cm de diámetro), y atar a ellas una soga mediante un nudo fácil de liberar. La soga debe colocarse a unos 2 m de altura sobre el nivel del terreno, en sitios con suelo rocoso o resistente, para disminuir los efectos negativos del pisoteo, o de lo contrario en áreas ya alteradas.

Es conveniente atar más de un caballo, pues esto hace que los animales adopten un comportamiento más tranquilo, y escarben menos el suelo. Las sogas deben disponerse a lo largo de la principal, atando los animales a una distancia no menor de 2 m del árbol más cercano.

Fig. 1: Correas para protección de la corteza, y línea de soga entre dos árboles para sujetar a los caballos. Fuente: Riding sofly in the saddle, LEAVE NO TRACE, revista BACKPACKER, 1998.-

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Es importante que estas sogas no se deslicen a lo largo de la principal, para evitar que los caballos se enreden unos con otros. Además no deben dejarse lazos largos, que puedan enrollarse alrededor del pescuezo, o que los caballos puedan pisar.

Este método brinda movilidad a los caballos, y evita que se lastimen y que dañen el sistema radicular de los árboles. Compruebe que las sogas no deterioran la corteza de los árboles, y de ser necesario proteja la corteza acolchándola de algún modo. Asegúrese de que las sogas o cabestros utilizados tienen la longitud suficiente para que los animales puedan moverse sin que éstos elementos se enreden alrededor del pescuezo o de las patas.

Evite atar caballos que no son mansos o que escarban el piso, pues desnudarán en muy poco tiempo el suelo alrededor de los árboles. Otro modo de reducir el daño al suelo es manear los animales durante el tiempo en que están atados.

Los animales deben comer y tomar agua antes o muy poco después de ser atados, pues de este modo estarán menos activos que si tuvieran hambre o sed. Esta medida puede reducir el pisoteo y la remoción de suelo al mínimo, contribuyendo de este modo a preservar el terreno y la vegetación que se encuentran debajo de la soga.

4.2.2. Maneado

Este método de restricción causa un impacto ambiental muy bajo. La idea del maneado es brindarle a los caballos libertad para pastorear, restringiendo al mismo tiempo su movimiento hacia el área general del campamento, o hacia campo abierto.

Como algunos caballos aprenden a moverse con libertad aun maneados, antes de iniciar una excursión asegúrese de que sus animales están habituados a este método. Si en el campo alguno de los animales maneados tiende a escapar, manténgalo sujeto con sogas, o bien, dentro de un corral.

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Antes de manearlos compruebe que no existen obstáculos como

rocas, árboles o tocones. Durante esta práctica deben evitarse las áreas anegadizas, en las que los caballos pueden empantanarse debido a la restricción en su movilidad.

Cuando los caballos no se quedan quietos aunque estén atados, conviene manearlos para evitar el daño a las raíces de los árboles. El maneado y el amarre con correas sujetas al piso pueden utilizarse donde no existen instalaciones para atar a los caballos. Una soga entre el cabestro y la manea puede reducir el riesgo de que los caballos se extravíen.

Los caballos maneados suelen llevar un cencerro, que permite encontrarlos con más facilidad si se enredan entre la vegetación aledaña. Hay jinetes que saben diferenciar los tonos de distintos cencerros, y pueden reconocer a los caballos sólo por el sonido. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el impacto del sonido de varios cencerros puede resultar indeseable en un ambiente natural, por lo que esta alternativa deberá evaluarse en función de las características ambientales del área.

4.2.3. Sogas sujetas al piso mediante estacas

El animal sujeto en estas condiciones necesita disponer de alimento suficiente. Camine a lo largo de la circunferencia determinada por la longitud de la soga de sujeción para verificar el tipo y cantidad de pasto disponible.

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Fig. 3: Soga unida a una estaca.

Fuente: Horse Sense; packing lightly on your national forests, U.S. Forest Service.

Coloque el grillete en las patas delanteras, pues si le ata las traseras el animal podrá lastimarse en caso de que la soga se enrede.

Desplace con frecuencia las estacas unidas a las sogas, para evitar el sobrepastoreo. El grado de fragilidad del ambiente y la abundancia de pasturas determinará la frecuencia de este desplazamiento. La estaca debe trasladarse antes de que aparezca un círculo notorio en el sector pastoreado. Este método debe evitarse en campos poco resistentes al pisoteo de los animales.

Con respecto al tipo de estacas, las metálicas son más fáciles de extraer que las de madera. Asegúrese de que nadie corte madera en el lugar para improvisar estacas, y extraiga aquellas que hayan sido abandonadas por otros jinetes.

El uso de sogas blandas resulta más práctico que el de cadenas o sogas rígidas, y además le permite al caballo liberarse con más facilidad de un eventual enredo.

En ocasiones es importante complementar este método, que por concentrar el pastoreo produce bastante daño a las plantas y al suelo, con el maneado. A menudo basta con sujetar mediante estacas a los animales que lideran el grupo, dejando al resto libre, o maneándolo. Otra alternativa es sujetar a una yegua con una estaca y soga sobre un buen pastizal, y manear al resto del grupo.

En teoría los caballos maneados no se alejarán mucho del caballo atado, pero se distanciarán lo suficiente como para dispersar el impacto del pastoreo. Esta estrategia es adecuada en ambientes sin

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signos de erosión, y con buena disponibilidad de pasturas. Si por el contrario el ambiente presenta deterioro, la más conveniente es concentrar el uso en los sectores de mayor cobertura. De todos modos nunca debe llegarse a un nivel de degradación que ni siquiera pueda revertirse con la clausura del sitio, pues en ese caso deberá recurrirse a costosas medidas de restauración ambiental (aporte de suelo, siembra de pasturas, etc.).

Antes de alejarse asegúrese de que el caballo estira la soga por completo. De este modo el animal notará que está atado, y esto evitará que se lastime por correr como si estuviese libre. Evite áreas con obstáculos como arbustos, árboles o grandes rocas, para que la soga no se enrede en ellos.

4.2.4. Cercos portátiles

Hay dos tipos básicos de cercos portátiles: los eléctricos y los plásticos. Los eléctricos fueron desarrollados con el fin específico de confinar al ganado, mientras que los de malla plástica fueron concebidos como vallas para la nieve o barreras de seguridad, y han sido adaptados para encerrar animales.

Los cercos portátiles funcionan bien en terrenos aptos para el pastoreo, a condición de que se trasladen cada tanto para dispersar el impacto de la herbivoría y del pisoteo del ganado.

Una de las desventajas de los eléctricos es que necesitan mantenimiento, y que resulta difícil transportar la batería en cada cabalgata, por lo que se adaptan mejor a situaciones en que es posible dejar la batería instalada en un lugar de visita diaria o frecuente, y reemplazarla cada tanto. Durante el verano las baterías pueden cargarse con paneles solares pequeños.

Fig. 4: Cerco eléctrico. Fuente: www.gallagher.co.nz

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Si bien la mayoría de los animales se acostumbra muy pronto al cerco eléctrico, éste debería utilizarse a modo de prueba antes de emprender alguna excursión. Cada animal puede transportar un cerco eléctrico suficiente para albergar 40 cabezas de ganado durante una noche. En menos de una hora una sola persona puede desarmar, trasladar y volver a armar en otro lugar un cerco de este tipo.

Los cercos plásticos no son tan livianos ni compactos como los eléctricos, pero no requieren de baterías, aspecto muy importante a la hora del traslado, y en general son más resistentes al daño provocado por los animales.

Los corrales deben ser tan grandes como sea posible, ya que en los pequeños los caballos dañan el suelo, y es mayor el riesgo de pelea (y de consecuentes heridas) entre ellos. La medida mínima aceptable es de 15 m2 por caballo. Dentro de esa superficie debe evitarse la inclusión de áreas con plantas jóvenes y arbustos, que pueden sufrir el pisoteo y ramoneo de los caballos.

Si el área comienza a exhibir daños en el suelo, coloque el cerco en un sitio distinto, o bien aumente su superficie. Los cercos temporarios no deben dejar zonas desnudas cuando se abandona el área de pastoreo.

Algunas de las ventajas de los cercos eléctricos son las siguientes:

Utilizados en forma adecuada permiten el control de los animales con un mínimo impacto sobre el ambiente.

Las baterías que utilizan son livianas.

Se pueden utilizar barreras naturales en uno o más lados del área potencial de pastoreo, y cerrar con el cerco eléctrico los lados restantes.

La cinta o cuerda eléctrica del cerco tiene colores brillantes, por lo que los caballos la ven con facilidad.

El cerco es liviano y se transporta con facilidad sobre el caballo.

Se pueden utilizar en áreas de pastizal sin árboles (a los cuales atar los caballos o fijar sogas o varas para construir un corral), y también en sectores con suelo

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pedregoso, en el que no es posible amarrar los caballos mediante estacas clavadas.

Mediante el uso de estos cercos se pueden crear áreas de pastoreo extensas (siempre que la cobertura herbácea sea alta), que permiten el libre movimiento de los caballos dentro de ellas, reduciendo así los impactos.

Mediante una sola batería se puede alimentar con electricidad a más de un cerco.

En el cerco eléctrico deben colocarse carteles de precaución, y por razones de seguridad sólo deben utilizarse baterías de baja potencia.

4.2.5. Corrales de varas y de sogas La utilización de varas para construir corrales puede involucrar el

corte de vegetación local, y por lo tanto no es aconsejable. En caso de que haya varas disponibles, se autorice su uso y se permita la construcción de corrales temporarios, debe preverse su unión a los árboles con sogas, y no por medio de clavos o alambre, que dañan a los ejemplares. Asimismo debe protegerse la corteza de los árboles a los que se sujetan las varas, y deben desmantelarse los corrales cuando finaliza la actividad.

Los corrales de soga son más fáciles de construir y de desarmar que los de madera. Además, las sogas se pueden amarrar a los árboles existentes, prescindiendo de este modo de las varas.

Uno de los métodos utilizados consiste en dos sogas paralelas con frecuentes cruces, que conforman una especie de tejido que evita la salida de los animales (ver fig. 4).

Fig. 5: Corral de soga. Fuente: Horse Sense; packing lightly on your national forests, U.S. Forest Service.

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La desventaja de estos corrales es que no son tan seguros como los de madera para confinar a los animales, y que para armarlos es necesario llevar una gran cantidad de soga. Como en el caso anterior, durante su construcción debe protegerse la corteza de los árboles a los que se amarra la soga. Además, los corrales deben ser tan grandes como sea posible, para evitar el sobrepastoreo del área.

5. CARACTERÍSTICAS DE LOS CAMPAMENTOS, Y COMPORTAMIENTO EN LOS MISMOS

Fuente: www.illustrations.com

Dibujo: Melinda Codling. Fuente: ww.tahomabchw.org/horsesense

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Los campamentos deben estar lejos de la senda (ocultos mediante pantallas visuales de vegetación natural), para evitar conflictos con otros visitantes. Sin embargo, el acceso debe ser sencillo, para disuadir a los jinetes de crear atajos desde las sendas hasta los sitios de acampe.

Deben tener una buena disponibilidad de pasturas. Los caballos deben ser visibles en la mayor parte del campamento, para poder encontrarlos con facilidad en caso de que se dispersen. Es conveniente también que el área esté expuesta al sol, para que el bosteo de los caballos se descomponga más rápidamente. Antes de iniciar la excursión es importante conocer las estructuras (corrales, palenques, etc.) que tiene el campamento para sujetar a los caballos, y asegurarse de que los animales están acostumbrados a las mismas.

En los campamentos deben realizarse inspecciones periódicas a fin de detectar posibles focos de erosión, presencia de sectores con suelo desnudo y desarrollo de malezas. También debe evaluarse el grado de pisoteo y pastoreo provocado por los caballos, la cantidad de residuos generados por los visitantes y la calidad de las fuentes de agua cercanas (por medio del análisis de muestras de agua).

La elección de un campamento adecuado es un aspecto muy importante del uso recreativo de bajo impacto. La decisión sobre el lugar en el cual acampar debe basarse en la cantidad y el tipo de uso del área, la fragilidad de la vegetación y del suelo y la probabilidad de perturbar a la vida silvestre.

La evaluación de los impactos que ya han sido provocados en el área, y el potencial del grupo para provocar o evitar más impactos, son también aspectos muy importantes. Tómese el tiempo necesario para realizar la elección, evitando que el cansancio, el mal tiempo o el advenimiento de la noche fuercen al grupo a acampar en sitios inadecuados.

La presencia de caballos en un campamento produce efectos negativos sobre el ambiente: pisoteo y pastoreo de la vegetación, acumulación de bosta, etc. Por lo tanto, es importante mantener un comportamiento responsable (sujetar los caballos, permitir que pasten sólo en sitios autorizados, etc.), a fin de reducir esos efectos. También debe tenerse en cuenta que en algunos campamentos no está permitido el acampe con caballos. Infórmese sobre los

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campamentos habilitados para esta actividad, y sobre las instalaciones disponibles (corrales, palenques, bebederos, etc.).

El uso de áreas de acampe habilitadas tiene la ventaja de restringir el uso a sectores ya alterados, donde un grupo ambientalmente responsable causará muy poco impacto adicional. Este aspecto es muy importante si el grupo es grande, si no tiene experiencia en prácticas de bajo impacto, o si se prevé una estadía larga.

Tenga en cuenta que a la mayoría de los visitantes le desagrada ver bosta en un campamento, por lo que el acampe con caballos debe evitarse en áreas utilizadas por usuarios con fines recreativos diferentes.

Trate de organizar el campamento antes de la noche, en especial si el área de acampe cuenta con corrales. Esta medida permite que los caballos se familiaricen con las nuevas instalaciones antes de que oscurezca, reduciendo el riesgo de que embistan los cercos por no poder verlos.

Ubique las carpas en sectores que no sean frágiles. No quiebre ramas ni extraiga plantas para hacer más confortable el lugar. No construya canales para escurrimiento del agua alrededor de la carpa. Si necesita mover rocas o troncos, vuelva a colocarlos en su lugar antes de abandonar el campamento.

Cuando la estadía concluye, en el campamento no debe quedar nada. Las sogas utilizadas para atar los caballos deben retirarse. Las latas, los envoltorios, los papeles, etc. deben recolectarse junto con los restos de comida. También es necesario desmantelar cualquier estructura temporaria destinada a atar a los caballos. Cualquier estaca o soga que permanezca en el lugar alentará a futuros visitantes a sujetar a ella sus animales, medida que en el futuro conducirá al sobrepastoreo del área.

Disgregue y disperse la bosta antes de abandonar los campamentos y luego de las paradas en las sendas. Esta medida contribuye a su descomposición, aleja a las moscas y constituye un acto de cortesía hacia el resto de los usuarios.

La adopción de estas medidas requiere de menos tiempo y energía que los necesarios para manejar los caballos durante las excursiones, y por lo tanto esta conducta debe asumirse como un

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bajo precio a pagar por el privilegio de introducir caballos en áreas naturales.

6. ALIMENTACIÓN

Fuente: www.illustrations.com

6.1. Alimentos

En caso de que no haya pasto disponible, una ración de pellets puede ser insuficiente para alimentar a un caballo, y esto puede hacer que el animal se sienta débil, que mastique las sogas o que arranque corteza de los árboles. Este comportamiento puede evitarse mediante unas pocas horas de pastoreo, o mediante la ingestión frecuente de pequeñas raciones de alimento. Por lo tanto, en caso de que la zona a recorrer no cuente con pastizales, es importante que los caballos se acostumbren a comer pequeñas cantidades de alimento procesado antes de emprender la cabalgata.

La ventaja de los pellets es que son más concentrados que el forraje, por lo que su uso reduce al mínimo el peso y el volumen transportados. Por otra parte este tipo de alimentos no contiene malezas, aspecto muy importante para evitar la introducción de plantas exóticas en áreas protegidas.

El aspecto más controvertido del alimento suplementario es que para su transporte puede requerirse un número mayor de animales, en cuyo caso a los beneficios de la dieta se contrapone un mayor impacto ambiental. Otra desventaja es, por supuesto, su costo

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adicional. Además, cuanto más larga es la excursión menor es la posibilidad de cargar alimento adicional, ya que el peso se vuelve un factor clave.

La mayoría de los pellets contiene suficiente sal para satisfacer a los animales por unos pocos días. Si se desea sal adicional para salidas largas, debe llevarse en forma de bloques. Estos bloques deben almacenarse en envases cerrados, para evitar que una eventual lluvia los disuelva y vierta la solución sobre el suelo, deteriorando la vegetación y atrayendo a la fauna. Use un recipiente adecuado para darle sal a los caballos, y evite el contacto de la sal con el suelo.

Recuerde que el uso de alimento suplementario puede reducir el tiempo de pastoreo, contribuyendo de este modo a proteger la flora del lugar. El alimento adicional también puede utilizarse en pequeñas raciones para atraer a los caballos, o para convenceros de que el campamento es su “lugar”.

Los estudios han demostrado que los caballos retienen semillas de malezas en su intestino durante un tiempo de hasta 14 días, período tras el cual las semillas pueden germinar sobre las heces. A fin de evitar esta posible introducción de malezas deben utilizarse granos triturados y alimentos procesados como los pellets. Este tipo de alimento debería utilizarse entre 48 y 72 horas antes de ingresar al Parque Nacional, para reducir el riesgo de dispersión de malezas a través de las heces.

La alimentación adicional debe proporcionarse usando una hociquera o una lona extendida sobre el suelo, para que los animales puedan comer con el mínimo pisoteo posible, y sin desperdiciar alimento. Este último aspecto es muy importante en caso de que el alimento pueda contener malezas. Como alternativa puede colgarse una bolsa de alimento de la soga principal utilizada para amarrar los caballos, y hacer que coman de ella.

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Fig. 5: Hociquera.

Fuente: Horse Sense; parking lightly on your nacional forests, U.S. Forest Service.

Los baldes (utilizados también para apagar fuegos y para darle agua a los caballos) pueden servir para colocar en ellos el alimento. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los baldes plegables son peligrosos, ya que un animal hambriento puede asfixiarse si se le traba el hocico adentro. Otro inconveniente es que los caballos pueden volcar el balde, derramando el alimento sobre el suelo. Por lo tanto lo mejor es usar hociqueras o mangas, aunque los comederos hechos con material geotextil también sirven para evitar la dispersión de alimento sobre el suelo.

Asegúrese de que su caballo está familiarizado con la hociquera antes de iniciar su recorrido. No disemine alimento sobre el suelo, y limpie cualquier resto de alimento disperso.

6.2. Agua

Los caballos deben saciar su sed aguas abajo de las fuentes para consumo humano. No deben tomar agua en áreas húmedas y pantanosas, riberas de arroyos, charcas y orillas de lagos, que son muy susceptibles al pisoteo, la erosión y la polución.

Si existen bebederos en el lugar, permita que sus animales los utilicen. De lo contrario haga que tomen agua en vados y lechos rocosos o pedregosos, donde el daño al ambiente será mínimo. Procure que el acceso a esos vados y lechos se haga a través de sendas existentes, evitando atravesar márgenes de cursos de agua susceptibles de desmoronarse debido al paso de los caballos.

Si no encuentra un ambiente con las condiciones mencionadas, transporte el agua en un balde (en ocasiones los campamentos cuentan con baldes para la extinción de fuegos) hasta donde estén los animales. Si usted lleva su propio balde, éste también puede

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servirle para apagar fogatas y para llevar al campamento el agua destinada a la limpieza de vajilla, ropa, etc.

Fig. 6: distintos tipos de baldes. Fuente: Brubacher’s Harness

Shop (www.brubachersharness.ca)

Los baldes plásticos pueden dañarse con facilidad, por lo que se

recomienda el uso de baldes plegables de lona (de algodón o plástico), que además son más fáciles de transportar. Los baldes vinílicos son más livianos pero no tan resistentes como los demás. Con el tiempo son más susceptibles a desgarrarse, y se pinchan fácilmente en contacto con objetos punzantes. Como ventaja puede señalarse que no se pudren ni se llenan de hongos aunque se almacenen húmedos.

Los baldes de lona son más durables que los vinílicos, pero deben secarse y mantenerse libres de humedad durante su almacenaje, para evitar la formación de hongos. Los de algodón pesan aproximadamente el doble que los vinílicos para un mismo tamaño, y mucho más cuando están mojados, factor a tener en cuenta si se necesitan varios baldes para un grupo de caballos.

Algunas alforjas pueden servir también para el transporte de agua hasta el campamento.

7. PROTECCIÓN DEL AMBIENTE

Ante todo, debe señalarse que el desarrollo de cabalgatas en jurisdicción de la A.P.N. requiere de un informe ambiental previo. En

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el mismo se evalúan los itinerarios propuestos, los efectos ambientales de la actividad, la disponibilidad o necesidad de construcciones asociadas (corrales, cercos, palenques, etc.), y otros aspectos. Sólo luego de la aprobación de este informe -o eventualmente de la eximición de realizar un informe de impacto, dictada por la Delegación Regional correspondiente-, y contando con la habilitación para desempeñarse como prestador de servicios del Parque, será factible desarrollar la actividad. Este mecanismo hace que las cabalgatas se desarrollen de un modo organizado, a través de concesionarios o prestadores de servicios habilitados, lo que facilita el control y la mitigación de los efectos ambientales negativos de la actividad, al tiempo que aumenta la seguridad de los visitantes.

Existe un umbral de deterioro que se alcanza cuando el poder de regeneración de la vegetación no puede compensar los efectos del pisoteo de los caballos. Una vez que se alcanza este umbral -el cual depende del clima, el tipo de suelo y de vegetación, y la intensidad de uso entre otros factores-, el sitio se deteriora rápidamente con el uso continuo.

Evitar el uso reiterado de áreas que exhiben alteraciones ligeras -es decir, que aún no han llegado al mencionado umbral- permite que las mismas se recuperen. Si el impacto ha sido bajo y a partir de entonces las áreas no vuelven a ser utilizadas, el restablecimiento de la vegetación se producirá en forma natural. Esto pone de manifiesto la importancia de realizar monitoreos periódicos por parte de los guardaparques, a fin de verificar temporalmente los impactos en sendas, áreas de acampe, etc.

Restringir el tránsito de caballos a determinadas sendas y corredores puede afectar en forma negativa la experiencia ecuestre, ya que muchos jinetes desean cabalgar a campo traviesa. Sin embargo, si se trata de visitantes responsables desde el punto de vista ambiental, esta protección de los recursos naturales aumentará su satisfacción, y contribuirá a convencerlos de adoptar prácticas de bajo impacto ambiental.

Para el tránsito con caballos a través de una senda se recomienda la adopción de las siguientes medidas:

� Las autoridades de los Parques deben distribuir material sobre prácticas de bajo impacto ambiental en la naturaleza, a fin de

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fomentar en los visitantes un comportamiento ambientalmente responsable.

� Los caballos deben mantenerse en una sola fila, y no desviarse al encontrar charcos u otros obstáculos menores. Esto evitará la creación de sendas múltiples y la ampliación de las existentes. Los caballos tampoco deben cortar camino en las sendas con “caracoles”, pues esta práctica elimina la cobertura vegetal y crea senderos verticales que se erosionan muy fácilmente.

� El diseño de las sendas debe tender a minimizar la pendiente en los cruces de arroyos. En caso de que la senda no tenga un diseño adecuado, la aproximación al cruce de cursos de agua debe realizarse buscando el tramo con menor pendiente, a fin de disminuir la erosión y el desmoronamiento de las barrancas.

� Las cabalgatas deben evitarse durante la época del año en que las sendas a recorrer están barrosas, pues en esas condiciones el impacto del pisoteo sobre el suelo, en especial en terrenos con pendiente pronunciada, es muy elevado. En algunas zonas de la Patagonia la nieve puede representar una restricción, por lo que la fecha de inicio de la actividad dependerá a menudo de la altitud que se alcance durante las excursiones programadas.

� Es importante que se retiren de la senda los árboles y ramas caídas, para evitar la formación de trazados alternativos alrededor de estos obstáculos.

� En sendas con pendiente pronunciada los caballos suelen caminar por el borde externo, y esto puede provocar desmoronamientos. Este comportamiento puede evitarse colocando en dicho borde rocas o troncos, que tienden a mantener alejados a los caballos.

� Las herraduras con tacos le brindan al caballo una mejor tracción sobre pendientes pronunciadas, rocosas o con hielo, pero también aumentan el potencial de erosión en la senda. En consecuencia, para el tránsito en sendas sin pendiente o con pendientes suaves procure herrar a su caballo con herraduras planas.

� Durante los períodos de descanso elija un sitio alejado de la senda que transita, para evitar que los otros usuarios se vean forzados a abandonar la senda al pasar a su lado. Procure que estos sitios sean superficies resistentes como el pasto seco o la arena. Acceda a esas superficies a través de caminos o sendas existentes, evitando que su desvío del itinerario principal dé lugar a la formación de nuevas sendas.

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� Los animales destinados a cabalgatas deberán mantenerse dentro de un número que evite alteraciones significativas en la composición, condición y distribución de las comunidades nativas de flora y fauna. A fin de proteger los recursos naturales del Parque, las autoridades deberán establecer restricciones en el tipo y la cantidad de caballos, sus posibles ubicaciones y sus períodos de uso.

8. SENDAS PARA CABALLOS

En general se recomienda que las sendas conformen un circuito, y que comiencen y terminen en un campamento, o muy cerca de él. La longitud sugerida es de entre 10 y 15 km para recorridos de medio día, y entre 25 y 30 km para excursiones de un día completo.

El rango deseable de pendiente para una senda destinada a caballos es de 0 a 10%, siendo admisible un máximo de 15% en tramos cortos. Por encima de esta pendiente no es aconsejable el tránsito con caballos, con independencia del tipo de terreno y de las condiciones del suelo, pues la erosión resulta significativa.

Es importante que existan sendas con diferentes longitudes, y que las distancias y el tiempo necesario para recorrerlas estén indicados con claridad en algún cartel, de ser posible con información adicional sobre el grado de dificultad o de experiencia requerida para transitar cada senda. Dicho cartel debería incluir información sobre eventuales sitios de acampe con caballos, y sobre las condiciones de uso de la senda.

Concentrar el uso sobre superficies resistentes, ya sean naturales (por ej. un suelo rocoso o arenoso) o acondicionadas (como es el caso de una senda), es un método simple y efectivo de reducir el impacto de la visita a un área natural protegida.

En el caso de los senderos habilitados para el desarrollo de cabalgatas, es conveniente endurecer su superficie. Las piedras sueltas y las astillas de madera no se compactan bien, y son desplazados rápidamente por los cascos, dejando el suelo al descubierto. El aserrín, por el contrario, forma una superficie compacta que no se dispersa, retiene las partículas de suelo y permite una adecuada infiltración del agua.

La grava, la piedra y el granito molidos, mezclados con suelo y compactados, proporcionan también superficies aptas para el

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tránsito de caballos. En caso de que el suelo sea arenoso, se puede mejorar su estabilidad incorporando pequeñas cantidades de arcilla. En suelos secos se puede reducir el polvo agregando una capa de 25 mm de aserrín o viruta, que retiene por más tiempo la humedad. Si la senda estará sometida a un uso muy intensivo se puede utilizar una mezcla de arena, aserrín y aceite para estabilizarla. Debe tenerse en cuenta que todos estos tratamientos son caros, y que por lo tanto no pueden realizarse en la totalidad de una senda de gran longitud.

Las autoridades de los Parques deben establecer cuáles son las sendas aptas para esta actividad, ya que sólo unos pocos itinerarios pueden resistir el impacto del tránsito de caballos. Asimismo los prestadores de servicios de cabalgatas deberán tomar a su cargo las tareas requeridas para el mantenimiento de las sendas, o para la mitigación de los efectos negativos provocados por la actividad. El período de acondicionamiento de una senda para su uso ecuestre suele ser largo y costoso, y esto restringe aún más el espectro de alternativas para las excursiones con caballos.

No debe permitirse la instalación de nuevas estructuras (a menos que estén autorizadas) como alambrados, corrales, etc., que puedan promover el aumento del número de animales, o la introducción de éstos en zonas en que las cabalgatas o el pastoreo están prohibidos. Sólo se permitirá la construcción o mejora de este tipo de estructuras si dicha medida contribuye a proteger los recursos naturales. El poblador o concesionario a cargo de las cabalgatas será responsable de desarmar las instalaciones una vez que caduque la autorización para desarrollar esa actividad.

En lugares en que el pastoreo pueda tener efectos adversos sobre la vegetación, las autoridades del Parque fomentarán la provisión de alimentos por parte de los responsables de los caballos. Si esas recomendaciones no se cumplen, la actividad no podrá desarrollarse.

Más allá de los recaudos que los administradores puedan tomar para minimizar los efectos negativos de las cabalgatas sobre el ambiente, es fundamental que los prestadores y los visitantes acaten esos recaudos, y se limiten a utilizar caballos sólo en los senderos habilitados para esa actividad, con ajuste a las condiciones establecidas en cada caso. Esta es, sin duda alguna, la principal práctica de bajo impacto destinada a minimizar las

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consecuencias negativas del uso recreativo de caballos en áreas naturales protegidas.

9. SATISFACCIÓN DE LOS VISITANTES

La cortesía y el buen entendimiento entre los usuarios del Parque son aspectos muy importantes para asegurar que todos disfruten de la visita. En caso de que las sendas tengan distintos tipos de usuarios, los conflictos serán inevitables. Los jinetes, por ejemplo, se toparán con caminantes poco familiarizados con los caballos, y por lo tanto temerosos de pasar entre ellos en una senda, o de tenerlos cerca en un campamento.

A los caminantes y ciclistas les resulta fácil retirarse de la senda, por lo que deben cederle el paso a los jinetes. Además, ese movimiento provoca menos impacto sobre el ambiente que si se apartaran los caballos. En el caso de un encuentro entre jinetes y caminantes, éstos últimos deben darle prioridad de paso a los caballos, y esperar en el borde más bajo de la senda (teniendo en cuenta la pendiente transversal), pues si los animales se espantan es más fácil controlarlos en el borde opuesto, es decir, en la parte más alta de la senda.

En sendas con pendiente pronunciada y como regla general, quienes suben tienen prioridad sobre los que bajan.

Antes de iniciar una excursión asegúrese de que todos los caballos de su grupo están acostumbrados a encontrarse con gente en una senda. Si los animales se ponen nerviosos y a pesar de eso los caminantes con que se encuentran mantienen la calma, agradézcales ese comportamiento a fin de fomentar la camaradería entre los distintos grupos de usuarios.

Sujetar los caballos fuera de la senda durante las paradas no es sólo una muestra de cortesía hacia el resto de los usuarios, sino también un modo de minimizar el deterioro del ambiente (los caballos sueltos pueden crear sendas paralelas, ampliar las existentes, cortar una senda en forma transversal en sectores con caracoles, etc.). Esta medida evita asimismo el posible extravío de los animales.

Los tipos de usuarios presentes son más importantes que su número, ya que el encuentro entre cierto tipo de grupos puede constituir un motivo de conflicto. Por ejemplo, los encuentros con

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grupos de jinetes y/o mascotas son los menos aceptables, aunque resultan tolerables si es uno mismo quien se encuentra arriba del caballo.

En general los caminantes no aceptan a los caballos debido a su olor, a las heces y al espacio que ocupan, en especial en lugares con alta afluencia de visitantes. En consecuencia, cualquier planificación de manejo debe tener en cuenta las necesidades específicas de ambos tipos de usuarios, procurando minimizar los conflictos entre ellos.

El criterio de ubicación de los corrales y otras instalaciones en distintos sectores de una senda o campamento, y el acceso facilitado por la mano del hombre (por ej. mediante la limpieza de sectores con nieve en una senda), pueden modificar las condiciones de uso, y generar impactos y conflictos imprevistos.

10. ALTERNATIVAS DE MANEJO PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS CON LOS USUARIOS Y PARA LA PROTECCIÓN DEL AMBIENTE

En los ítems anteriores se mencionan las consecuencias ambientales del uso de caballos, y las condiciones deseables para el desarrollo de cabalgatas. Se citan a continuación algunas de las herramientas de manejo que pueden utilizarse para mejorar la protección del ambiente, y para procurar resolver los conflictos entre distintos grupos de usuarios:

-Prohibir el uso de caballos durante la temporada de lluvias o nieve.

-Cobrar cánones o derechos acordes con el impacto que producen las cabalgatas, y más elevados que los aplicables para otras actividades menos perjudiciales para el ambiente.

-Permitir el uso de caballos sólo en sendas que puedan resistirlo sin mayor deterioro.

-Categorizar las sendas y zonas de uso público, estableciendo de antemano en qué lugares se van a admitir caballos.

-Endurecer la superficie de las sendas para caballos.

-Establecer la obligatoriedad de que los prestadores que desarrollen cabalgatas realicen trabajos de mantenimiento de las sendas.

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-Construir sendas para caballos sólo en lugares con poca probabilidad de formación de sendas alternativas (evitar zonas con barro, caracoles que fomenten los atajos, etc.).

-Desalentar el uso de caballos en campamentos proclives a la erosión, al deterioro rápido de la vegetación, etc.

-Desalentar el uso de caballos en lugares con sobrepastoreo.

-Desalentar o prohibir el uso de caballos en áreas muy prístinas, sin o con muy pocas especies vegetales exóticas.

-Establecer límites en el número de caballos permitidos.

-Establecer un límite en el tiempo de permanencia de grupos con caballos.

-Dificultar el acceso de grupos con caballos a las áreas frágiles, y facilitar el acceso a sectores alternativos, más resistentes.

-Eliminar la infraestructura para caballos en áreas no aptas para cabalgatas, y mejorar esas instalaciones (corrales, palenques, etc.) en áreas alternativas antropizadas.

-Aumentar las exigencias (por ej. requerir el uso de alimento adicional o de maneas) en áreas sobrepastoreadas.

-Fomentar el establecimiento de áreas de acampe fuera del área protegida (en reemplazo de las localizadas en el interior), desde las cuales puedan hacerse cabalgatas diarias hacia el Parque.

-Monitorear el estado de las sendas y suspender el uso de las mismas cuando se detecten procesos de deterioro que así lo justifiquen.

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ANEXO

USO DE LLAMAS EN LUGAR DE CABALLOS

Algunos trabajos han probado que los caballos provocan mayor erosión en las sendas que las llamas. Por lo demás, los estudios sugieren que las diferencias en la erosión potencial entre caminantes y llamas no son estadísticamente significativas.

Estudios de campo, confirmados luego por trabajos científicos, demuestran que el tránsito de llamas y caminantes tiende a emparejar la superficie de la senda, en tanto que los caballos remueven el suelo y dejan una superficie más rugosa. En el caso de las llamas esto se debe a sus patas con almohadillas, similares a las de los camellos. Se supone que el incremento de la rugosidad por el tránsito de caballos está asociado a su vez con un suelo más suelto, cuyas partículas se desprenden con más facilidad, favoreciendo la erosión.

Las llamas, además, son más cuidadosas que los caballos a la hora de elegir el lugar donde pisan. Estos animales han comenzado a utilizarse en algunos lugares de la Patagonia, y habrá que evaluar los resultados de los monitoreos para conocer las ventajas y desventajas de su empleo en reemplazo de los caballos.

Se citan a continuación algunas características de las llamas:

A diferencia de los caballos, que necesitan al menos dos años de entrenamiento frecuente para poder cabalgar en una senda, a las llamas les basta un entrenamiento de unas pocas semanas. Además, son más fáciles de entrenar que los caballos, y más calmas, aunque al parecer en ellas resulta difícil la corrección de viejos hábitos.

Está comprobado que se hibridan con los guanacos. Por lo tanto, en áreas con guanacos se recomienda el uso exclusivo de llamas castradas.

Debido a que las hembras adultas están preñadas durante la mayor parte del tiempo, éstas no se utilizan para el transporte de cargas. Por lo demás, estos animales son excelentes a la hora de llevar equipo, y se acostumbran a ello enseguida. Una vez entrenadas, las llamas son capaces de transportar entre el 20 y el 30 % de su peso. Cualquier tipo de bolsa es útil para transportar

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pesos livianos en una llama, a condición de que la carga esté bien equilibrada a ambos lados del cuerpo (a este fin puede pesarse antes en una balanza portátil).

Las llamas pueden transitar por terrenos escabrosos y pendientes pronunciadas, y son capaces de saltar troncos y subir a través de las rocas. Por lo tanto, son aptas para transportar materiales para el mantenimiento de sendas en terrenos accidentados.

Como estos animales son más pequeños que los caballos y las mulas, caben en vehículos como camionetas, vans, etc., por lo que no es necesario transportarlos en trailers del tipo utilizado para los caballos.

Las llamas suelen defecar en lugares determinados, por lo que algunos sugieren transportar heces en una lata, y esparcirlas luego en un sitio adecuado cuando uno se detiene, a fin de inducirlas a que se dirijan hacia ese lugar.

En lo concerniente a su alimentación, consumen diariamente entre el 2 y el 4 % de su peso corporal en comida. A veces comen de más, especialmente cuando se les suministran granos. Necesitan minerales, que se administran en forma de sales minerales, sueltas o en panes. Si se les da sal suelta y no se tiene la certeza de que la cantidad es suficiente, se puede utilizar un suplemento vitamínico y mineral en forma de pellets, que se mezcla con granos. En caso de que el pastoreo esté restringido, los alimentos adicionales requeridos consisten en granos, avena y pellets de alfalfa, entre otros.

Pueden permanecer dos o tres días sin tomar agua, pero es importante que ésta esté disponible cuando la necesitan, especialmente en el caso de las madres con crías, y en todos los ejemplares cuando hace mucho calor.

Como las llamas ramonean las plantas, incluidos los árboles, éstos últimos deben protegerse rodeándolos con alambre o con estacas. Las llamas no comen el pasto que se encuentra alrededor de las pilas de estiércol. Un método de proteger los árboles contra las llamas consiste precisamente en mezclar sus heces con agua, y volcar la solución obtenida en aquellos árboles en los que se desea evitar el ramoneo.

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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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