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Curso: TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL Sesión: 13 APORTE Participante: Otilio Ramón Herrera Ruiz Fecha: 11 / nov / 15 Tema: Pecado y ética cristiana 4. Pecado: una acción contra la ley moral con advertencia y consentimiento. En los manuales de moral casuística, el pecado se mira en perspectiva de moral del acto, en lo que más interesa es la libertad y la voluntariedad del acto humano. Así, cobra una exagerada importancia la responsabilidad de la persona humana, con lo que la visión del pecado se centra en el sujeto. Además, hay una referencia a la norma que por lo general se traduce en un enfoque excesivo hacia la ley externa, y ésta reducida a leyes eclesiásticas, como norma de moralidad. Vidal nos presenta la definición de pecado desarrollada por Busenbaum, que indica que un pecado tiene tres condiciones: la voluntariedad, la libertad y la advertencia de malicia: ¡ni siquiera hace referencia al contenido del pecado! Esta visión tridentina habría de ser revisada profundamente a partir de los avances de la psicología y así poder avanzar en la materia. 5. Pecado: ofensa y deuda a Dios Es la definición de los catecismo. El pecado como ofensa a Dios es la noción que más ha calado en la vida del cristiano. Esta visión es también la más cuestionada; no obstante, prácticamente todas las nociones teológicas y todas las formulaciones pastorales en torno a la culpabilidad insisten en ella. Al referirnos a la “ley Eterna”, también hacemos alusión al Legislador. Por ello, el Catecismo Romano afirma que el pecado nos hace reos delante de Dios y quedamos sometidos al débito de la pena que hemos de pagar o satisfaciendo o sufriendo. Ya que la ofensa es infinita, debemos acudir a los méritos de la pasión de Cristo, quien sobre el ara de la cruz pagó el precio debido por nuestros pecados. Este precio se le comunica al cristiano a través de los sacramentos. En este esquema se repite a través de la historia de la teología. Incluso llega hasta Pío XII y moralistas actuales. Pero seguirla puede llevarnos a considerar a Dios en el mismo nivel que el hombre, como si éste pudiera dañarlo, o quedarnos envueltos en esquemas excesivamente jurídicos, haciendo nuestra pastoral de la reconciliación una transacción en la que saldamos ofensas mediante satisfacciones. Anotaciones conclusivas Hay que reconocer que la pastoral siempre ha estado ligada a la reflexión teológica en materia de “pecado” y que ésta ha utilizado lenguaje y conceptos propios de cada época para hablar de la culpabilidad humana. Además, este lenguaje está inserto en una mentalidad sacralizada. Esto quiere decir que referimos nuestras acciones sólo a Dios, desvirtuando su dimensión ética o su contenido intramundano. Cuando no hay otra referencia que la del orden sacro para valorar las acciones humanas, terminamos con una visión clerical/cultual a expensas de una profética/secular.

Pecado personal

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Dos visiones del pecado dentro del cristianismo y una conclusión con una propuesta sencilla, según la obra de Marciano Vidal: el pecado en la historia de la teología.

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Curso: TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL Sesión: 13 APORTE

Participante: Otilio Ramón Herrera Ruiz Fecha: 11 / nov / 15

Tema: Pecado y ética cristiana

4. Pecado: una acción contra la ley moral con advertencia y consentimiento.

En los manuales de moral casuística, el pecado se mira en perspectiva de moral del acto, en lo que más interesa es la libertad y la voluntariedad del acto humano. Así, cobra una exagerada importancia la responsabilidad de la persona humana, con lo que la visión del pecado se centra en el sujeto. Además, hay una referencia a la norma que por lo general se traduce en un enfoque excesivo hacia la ley externa, y ésta reducida a leyes eclesiásticas, como norma de moralidad. Vidal nos presenta la definición de pecado desarrollada por Busenbaum, que indica que un pecado tiene tres condiciones: la voluntariedad, la libertad y la advertencia de malicia: ¡ni siquiera hace referencia al contenido del pecado! Esta visión tridentina habría de ser revisada profundamente a partir de los avances de la psicología y así poder avanzar en la materia.

5. Pecado: ofensa y deuda a Dios

Es la definición de los catecismo. El pecado como ofensa a Dios es la noción que más ha calado en la vida del cristiano. Esta visión es también la más cuestionada; no obstante, prácticamente todas las nociones teológicas y todas las formulaciones pastorales en torno a la culpabilidad insisten en ella. Al referirnos a la “ley Eterna”, también hacemos alusión al Legislador. Por ello, el Catecismo Romano

afirma que el pecado nos hace reos delante de Dios y quedamos sometidos al débito de la pena que hemos de pagar o satisfaciendo o sufriendo. Ya que la ofensa es infinita, debemos acudir a los méritos de la pasión de Cristo, quien sobre el ara de la cruz pagó el precio debido por nuestros pecados. Este precio se le comunica al cristiano a través de los sacramentos. En este esquema se repite a través de la historia de la teología. Incluso llega hasta Pío XII y moralistas actuales. Pero seguirla puede llevarnos a considerar a Dios en el mismo nivel que el hombre, como si éste pudiera dañarlo, o quedarnos envueltos en esquemas excesivamente jurídicos, haciendo nuestra pastoral de la reconciliación una transacción en la que saldamos ofensas mediante satisfacciones.

Anotaciones conclusivas

Hay que reconocer que la pastoral siempre ha estado ligada a la reflexión teológica en materia de “pecado” y que ésta ha utilizado lenguaje y conceptos propios de cada época para hablar de la culpabilidad humana. Además, este lenguaje está inserto en una mentalidad sacralizada. Esto quiere decir que referimos nuestras acciones sólo a Dios, desvirtuando su dimensión ética o su contenido intramundano. Cuando no hay otra referencia que la del orden sacro para valorar las acciones humanas, terminamos con una visión clerical/cultual a expensas de una profética/secular.