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 Autor: Natorp, Pablo Obra: Pedagogía social Publ icac ión: Ma dr id : Editorial Bi bl iote ca Nue va , 2001  ___________ ___________ Contenidos: Ca tu lo s I-III (Páginas 85-99 )

Pedagogia Social

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Libro sobre Pedagogía Social de Pablo Natorp (filósofo neokantiano).

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  • Autor: Natorp, Pablo

    Obra: Pedagoga social

    Publicacin: Madrid : Editorial Biblioteca Nueva, 2001

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    Contenidos: Captulos I-III (Pginas 85-99)

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    I

    Educacin, cultura, voluntad, idea

    Slo a un lado de la educacin se refieren las bases tericas que sern aqu demostradas.De l, sin embargo, depende la totalidad de la educacin en ltimo trmino. As, pues, esas baseso elementos deben ser tambin suficientes para la totalidad.

    La palabra Educacin, en su sentido ms propio, se refiere usualmente a la Cultura de lavoluntad. Tiene, es cierto, un sentido lo suficientemente amplio para permitir que se hable deeducacin intelectual, esttica o religiosa. Pero con ello se piensa tambin preferentemente en ladependencia de la cultura (Bildung) intelectual, esttica o religiosa, respecto de la educacin dela voluntad, o en su reaccin sobre sta. En otro caso, se habla de Instruccin o se emplea eltrmino general de Cultura (Bildung), de formacin completa (Ausbildung).

    Este ltimo trmino (Bildung, Ausbildung) parece el ms apropiado para expresarla totalidad del problema pedaggico, agotndolo en cuanto a su extensin ycaracterizndolo segn su contenido. Se habla de cultura (Bildung) cientfica, tcnica,artstica, as como de cultura (Bildung) moral. El trmino es aplicable a toda direccin par-

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    ticular de la actividad pedaggica; pero con propiedad slo a su totalidad, a la unidad de laeducacin humana y profesional. Ya se piense con ello ms en la actividad plstica del artista,en el formar deliberado, en el configurar la materia dada segn la idea preconcebida, ya en lafuerza plstica de la naturaleza en sus producciones orgnicas, en su espontneo formarse a smisma, la palabra, en ambos casos, es significativa como ninguna otra: con ella se designa unaley interna, segn la cual, un producto recibe una forma como obra del arte o se forma a s mismocomo obra de la naturaleza.

    Con todo, la palabra educacin sigue conservando su sentido propio y suficientementegeneral. Es significativa precisamente por el lado que la palabra cultura deja indeciso. Ella indicaque la cultura humana, aunque tambin materia de la evolucin natural, necesita al mismo tiempoque fomente o por lo menos ayude a tal evolucin en un esfuerzo dirigido segn su plan. En estoconsiste la analoga de la cra premeditada, del cultivo de plantas y animales, a diferencia delcrecimiento simplemente natural, espontneo.

    Lo primero expresa: producir un prspero crecimiento mediante cuidados o procedimientosapropiados. Dos cosas se suponen con esto: primero, que existe un crecimiento, una evolucinconstantemente progresiva, segn un plan interno de las disposiciones inmanentes, que llegahasta una cierta altura, alcanzada de seguro bajo condiciones determinadas, normales; segundo,que es, sin embargo, posible y necesario fomentar este desarrollo, o por lo menos apartar losobstculos que a l se opongan mediante precauciones expresamente dirigidas con arreglo a unplan, sin las cuales no se llegara a la referida altura mxima, o, de alcanzarse, sera no con igualrapidez o con desventajas de otro gnero. No se niega con esto que la cultura seadesenvolvimiento interno de grmenes dados; tampoco el cultivo produce el crecimiento de laplanta, del animal; pero se hace resaltar determinadamente que la actividad colaboradora es, sinembargo, indispensable. Sin ella se malograran igualmente las ms peculiares disposiciones delhombre, en vez de adquirir su debido desarrollo. Al hablar de autoeducacin se considera dospersonas reunidas en una: el educador y el educando. El trmino acenta tambin, de esta suerte,que la voluntad no es slo lo que ha de ser cultivado sino que tambin la actividad cultivadoraes cuestin de la voluntad, si bien en este caso no es una voluntad extraa sino la propia deleducando. Por lo dems, la autoeducacin es slo resultado de la educacin por otros.

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    As pues, lo particular e importante que la palabra educacin recuerda es que la culturahumana es asunto de la voluntad. Y quizs es ste precisamente el fundamento de su empleopreferente para designar la cultura de la voluntad. Slo la educacin es inmediato asunto de lavoluntad, mientras que en los otros sentidos de la cultura, la voluntad educadora alcanza influjoslo en cuanto sabe ganar la voluntad del educando y dirigirla hacia el fin querido.

    De todas maneras encierra ya este primer concepto fundamental de la Pedagoga, el de laeducacin misma o el de la cultura, un problema de naturaleza propiamente filosfica: elproblema de lo que debe ser (Sollen), del fin, o con trmino preferible para nosotros, de la Idea.Cultivar, decamos, equivale a formar, como si dijramos sacar del caos; significa dar a algo superfeccin propia: ahora bien, se dice perfecto lo que es como debe ser. Lo mismo, aunque msclaro, expresa la palabra Idea: expresa la forma de una cosa que tenemos en el pensamiento comola que debe ser, y a la cual la materia dada debe ser conformada o debe conformarse por s misma.sta es la interna y esencial relacin de los conceptos cultura e idea. Y no menos clara aparecela misma suposicin fundamental de un trmino de la evolucin, a que hay que tender, en aquelaspecto de la accin intencionada y metdica, que expresa ms claramente la palabra Educacin:esa suposicin est, en general, contenida por entero en el concepto de la voluntad, pues voluntadquiere decir ante todo posicin de un fin, propsito de una Idea, es decir, de algo que debe ser.

    Cmo se fundamenta, sin embargo, este deber ser? De dnde sacamosel conocimiento, no de cmo algo es realmente, sino de cmo debe ser? Por qudebe ello ser como no es, segn determinados fundamentos positivos, como quizs no hasido nunca o nunca ser? El acostumbrado camino del conocimiento, la experiencia, noparece dar respuesta a ello: la experiencia alcanza slo a lo que es. Su dominio esla naturaleza en toda su extensin y nada ms; y la naturaleza nada sabe de fines, deideas; en ella nada debe ser, todo es, simplemente. Slo el hombre se pone a smismo fines, por ejemplo, como educador; establece una idea de lo que debe ser, aunqueno es, de lo que debiera ser, aunque nunca fue ni ser. Qu valor tienen, en general,este poner un fin, este deber ser, esta Idea? Sin una clara y fundamentada respuesta aesta pregunta, no hay acceso a una teora de la educacin que merezca tal nombre y

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    particularmente a una teora de la educacin de la voluntad, pues en ltimo trmino, esa preguntapuede ser formulada: qu es la voluntad? La teora de la voluntad y la de la educacin seencuentran en un camino: el de la investigacin de la Idea. Por l vamos a entrar.

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    II

    La Idea no es un conceptode la Naturaleza

    La seductora semejanza de la evolucin espiritual con la material ha encontrado frecuenteacogida en la teora de la educacin. Y, sin embargo, una sencilla comprobacin empricamuestra su carencia de solidez en cuanto pretenda otro valor que el de una fcil figura retrica.En la evolucin material, el fin a alcanzar, el crecimiento normal, sano, del organismo no ofreceduda alguna; la dificultad principia al preguntar por el camino, por las condiciones que cooperanal desarrollo admitido como normal. En la educacin, por el contrario, nada ms controvertidoque el fin a que se ha de aspirar. Ello no consiste slo en la complejidad mayor de los factoresque condicionan la evolucin espiritual, sino que proviene de una fundamental diferencia delpapel, de la significacin de la Idea, de la posicin de un fin, en general, en uno y otro campo.

    Es, ciertamente, muy fcil y casi inevitable pensar bajo el conceptode un fin que debe ser alcanzado, de un destino que debe ser

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    cumplido, o sea bajo una Idea, el advenir de las formas naturales, el crecimiento de losorganismos, todo, en suma, lo que es susceptible de evolucin. Y de esta suerte parececonfirmarse la exactitud de la admitida analoga.

    Mas para la evolucin material el fin significa un verdadero punto final asignable, un lmiteno traspasable, un mximum insuperable. Cada organizacin material dada es capaz dedesarrollarse en esta o la otra forma determinada. Llegar ms all le est vedado, aun en las msfavorables circunstancias; pero puede ocurrir que no alcance ese mximum si le son contrariaslas condiciones externas del desarrollo.

    No constituye fundamental distincin el que el mximum no pueda quizs serabsolutamente determinado. Suponiendo un concepto inmutable de la especie, se podradeterminar. Cierto que hoy tiende la Biologa a dar fluidez todo lo posible al concepto de especie,a resolver las formas rgidas en proceso y movimiento. Mas con todo, es preciso admitir, para laorganizacin individual dada, una mxima capacidad de desarrollo: esto lo implica ya el supuestode una organizacin determinada dada. Los rboles no crecen hasta el cielo. Ahora bien; si sesupone un mximum, desaparece la finalidad para ser sustituida por la causalidad pura.

    Para la Biologa la cuestin es propiamente sta: si ha de efectuarse el desarrollo hasta talo cual punto mximo (no se pone en duda el hecho de que as deba ocurrir), qu condicionesdeben ser cumplidas? Lo que equivale a cules son las causas de tales efectos pensados deantemano? El que los efectos se piensen de antemano no altera en nada el carcter causal de larelacin. Suelen los efectos ser conocidos primero y de ellos se retrograda analticamente a lascausas: slo despus puede, progresiva o sintticamente, calcularse los efectos de las causasconocidas de antemano. chese una ojeada sobre el entrecruzamiento total de las condiciones,y no se hallar, a fin de cuentas, motivo para hablar de otras relaciones que las causales.

    La distincin entre causalidad y finalidad parece aqu de esta suerte slo subjetiva, slouna distincin desde el punto de vista del espectador. Si alguna de las dos debe expresar el hechoobjetivo, slo puede ser la relacin causal; y no es extrao, porque justamente un hecho es solo,y nunca, como tal debe ser meramente.

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    El deber ser parece, pues, introducido sin necesidad en la consideracin teleolgica dela evolucin material; en todo caso, una vez introducido todo lo dems se reduce al examen dela relacin de condicin y condicionado, y, por consiguiente, puesto que se trata decondicionalidad temporal, a relacin causal. Mas este modo de ver es el de las ciencias fsicas yno el modo de ver teleolgico.

    Por ejemplo, cada rgano sirve as se afirma o est destinado a una cierta funcin.Fundamentalmente esto equivale slo a decir que sta est condicionada por el rgano. Lafuncin sirve quizs, a su vez, para la conservacin del organismo individual: sta para la de laespecie, y sta quizs para la conservacin de la vida en general; si hubiera de existir una vidaen general bajo tales y tales condiciones, habra de formarse una organizacin adaptada a estascondiciones. Pero, por qu ha de haber vida en general? Mientras no se abandone el punto devista de las ciencias naturales no hay respuesta a semejante cuestin. Algn deber ser supremoqueda, pues, introducido sin fundamento: por lo menos no bastan para fundamentarlo los mtodosde las ciencias naturales. Llamar a esto hiptesis sera emplear mal el trmino. Las hiptesis delas ciencias naturales deben satisfacer las condiciones de verificacin de estas ciencias; ahorabien, la prueba en las ciencias naturales es suficiente para hechos y conexiones causales dehechos, no para un deber ser que fuera algo ms que otra expresin de la relacin causal. Undeber ser originario es totalmente extrao a las ciencias naturales. El deber ser de que ellasquizs hablan no es nunca originario, sino ms propiamente, mera causalidad. El pjaro tiene alasporque debe volar; no: tiene alas y por eso puede volar. El individuo se conserva porque laespecie debe conservarse; no: antes bien, porque los individuos se conservan dentro de los lmitesde su capacidad de accin se conserva la especie dentro de los suyos. Y, finalmente, como lasespecies son susceptibles de cambio bajo alteradas condiciones de vida, se conserva la vida enla totalidad, o sea, en este planeta o bajo condiciones naturales de cualquier gnero. Que seapreciso que deba conservarse la vida bajo todas las condiciones, ello no es un conocimiento delas ciencias naturales, no es hiptesis cientfica posible.

    Si esto es as, cmo viene, a fin de cuentas, el finalismo ala naturaleza? Se responder: es introducido en ella. Bien, y de dn-

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    de proviene? De nosotros: es un aadido subjetivo nuestro. Sea; pero con ello se abre unaperspectiva completamente nueva. El finalismo es subjetivo, proviene de nosotros: y no somosnosotros seres de la naturaleza? Cmo, pues, tendra el finalismo aplicacin en nosotros y noen ningn ser de la naturaleza? La respuesta se impone: ya que el finalismo est fuera del caminopuramente cientfico, no puede, por tanto, ser desde nosotros introducido en la naturaleza, a noser que nosotros podamos caer bajo otra consideracin que la de las ciencias naturales.

    Concedamos que todo fin es algo meramente atribuido a la naturaleza; que es slo unaadido subjetivo para la interpretacin causal, nica con fundamento objetivo. Concedamos,como quiere Spinoza, que la naturaleza no tiene fines, y que nosotros se los atribuimos, porquenosotros nos los proponemos y somos propensos a representarnos la naturaleza a semejanza delhombre. Mas si nosotros furamos slo naturaleza (como afirma el mismo Spinoza), si a lomenos no nos pensramos de otro modo que como pensamos la naturaleza, la idea del fin tendratan poco sentido para nosotros como para la naturaleza. Y entonces, de dnde nos vendra, a finde cuentas, este concepto? Quizs se responda: no tiene justificacin alguna, lo mismo respectode nosotros que de la naturaleza. Mas no se trata aqu de la justificacin sino del origen delconcepto. Lo tenemos: de dnde proviene?

    Algo se ha ganado, sin embargo, con ver claro que el sentido y fundamento de la finalidadno se ha de buscar, por lo menos originariamente, en la manera como pensamos la naturaleza,sino en la manera como nos pensamos a nosotros mismos, distinguindonos con ms o menosderecho de la Naturaleza. Es decir, la solucin deber estar en que el hombre tiene una concienciade s mismo. Slo la evolucin consciente de s misma puede pensarse a s propia, bajo la ideade un fin que ella deba alcanzar. Cuando, por el contrario, no hay una conciencia de s mismo,en la naturaleza material, como meramente material, entonces el concepto de fin es slointroducido; cabe separarlo y queda la consideracin puramente causal.

    Todo finalismo en la naturaleza se reduce, como hemos visto, al supuesto ltimode una tendencia hacia la conservacin de s mismo. Mas tiene la naturaleza uns mismo? Este s mismo que le atribuimos, lo ponemos slo nosotros. Y slopodemos hacerlo porque tenemos conciencia de un s mismo. No necesitbamos, por

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    tanto, acudir a la naturaleza para hallar el origen de la Idea; podamos permanecer en nosotrosmismos.

    Con ello pasa nuestra investigacin a terreno completamente nuevo: el del anlisis de laconciencia. Este equvoco concepto necesita, sin embargo, ms precisas distinciones, si noqueremos exponernos a nuevas confusiones.

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    III

    La Idea no es concepto de la Psicologa

    La idea ha de buscarse en la conciencia. Mas la conciencia, o sea, el darse cuenta nosreferimos, ante todo, a la conciencia temporalmente determinada presenta dos aspectos: aquellode lo que alguien se da cuenta (llammoslo fenmeno) y el darse cuenta mismo.

    Lo primero est tan patente a la vista en todos los casos, que en ello se hace abstraccin porcompleto del darse cuenta. Lo que aparece es fenomnico, aunque slo en la conciencia es dado(pues aparecer quiere decir que alguien se d cuenta de l): parece, cuando se le considera, comoseparado del darse cuenta. Justamente en cuanto es fenmeno para alguien (que se da cuenta del), este alguien lo tiene delante y no necesita fijarse adems en que se da cuenta de l. El darsecuenta del fenmeno o la consideracin a l dirigida no es otro objeto ulterior que necesariamentehaya l (el sujeto) de considerar. Esto ira hasta lo infinito, pues la consideracin de laconsideracin habra de ser objeto de una nueva consideracin, y as infinitamente. Antes bien,siendo el fenmeno objeto de mi consideracin, con l solo tengo yo que habrmelas, noconmigo.

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    De esta suerte creemos nosotros comprender que la totalidad de lo fenomnico se junte enla representacin de un mundo, del cual podemos hablar como si existiese en s, sin nosotros losque lo estamos considerando, como si el hecho de estar tambin nosotros para considerarlo fuesealgo meramente accesorio, indiferente, aunque realmente slo sabemos nosotros de su existenciaporque existimos tambin como espectadores.

    Las consecuencias idealistas que surgen aqu no deben detenernos en nuestro camino.Nos basta notar que los fenmenos son dados como el ms prximo y, al principio, nico objetodel conocimiento. Por conocimiento entendemos hasta ahora, y seguimos entendiendo, laordenacin de los fenmenos bajo leyes, y precisamente su ordenacin temporal, segn la leyfundamental de la causalidad. Con esto queda determinado el campo del conocimiento de lanaturaleza. Como ya vimos, no es en l donde hay que buscar la Idea.

    Mas hay quien opina que tambin lo otro, el darse cuenta de los fenmenos debieraconstituir el objeto de un conocimiento particular. Ese darse cuenta es patente, bien que ajeno eincomparable a todo lo que nos aparece (los fenmenos) como distinto de nosotros; y entonces,por qu no ha de ser accesible tambin para un conocimiento? Cmo es ste?

    A ello respondemos nosotros que en el simple darse cuenta de un Yo o ser dado en un Yono se puede conocer nada peculiar; es, sin distincin, el mismo para todo lo dado y sin contenidoparticular.

    Hay, sin embargo, una diferencia en la manera como se colocan los fenmenos y,por decirlo as, se agrupan; unas veces se suceden unos a otros inmediatamente en una concienciaindividual o se amontonan en confusin catica, desigual, sin ley aparente; otras veces sepresentan en aquella ordenacin regular que constituye la naturaleza, idntica para todos, comoobjeto de un conocimiento para todos idntico, o ms bien no se presentan ellos sino que lospresenta el trabajo del conocimiento. Nosotros, en verdad, nos damos siempre cuenta de esteorden de los objetos, reconocido como naturaleza; pero esto mismo parece, sin embargo,decimos, ordenarse en diferentes grados o alturas de la conciencia, segn la materia; ya dispersos,ya unificados, en conexin suelta o apretada; y si en esta gradacin de rdenes el ltimomiembro, por un lado el del objeto, el llamado externo, es realidad o naturaleza, pen-

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    1 Vase para ms detallada explicacin, Einleitung in die Psychologie nach kritischer Methode (Freiburg,Mohr, 1888); Philos. Prop., 41-42.

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    sada aparte de nosotros, frente a l, como lo ms externo se encuentra, por el otro lado, el delsujeto, no separado de nosotros y de nuestra conciencia, algo ltima, directamente aparente, comosi fuese otro mundo un mundo interno, ste sera el puramente psquico. Y ste debiera podertambin reducirse a conocimiento de un modo cualquiera, porque de otra manera no podramossaber nada de l. Pero aunque opuesto al objetivo, como subjetivo, no podra ser pensado, sinembargo, fuera de toda relacin con el primero, sino que existira un trnsito sin solucin decontinuidad, en gradacin paulatina de lo puramente psquico a lo puramente fsico, y cada unode los grados intermedios podra ser atribuido, segn en cada caso se le considerase, a lo psquicoo a lo fsico, a la subjetividad del aparecer o a la objetividad del ver, y todo este contraste, esaoposicin, de absoluta se tornara en relativa.

    La opinin corriente acerca de la relacin de lo fsico y lo psquico es ciertamentemuy otra. Segn ella, se tratara de dos series de fenmenos originariamente separadas,de las cuales la segunda, la llamada psquica, debera ser constituida en objeto delconocimiento por mtodo totalmente igual que la primera, la fsica, es decir: buscandola regularidad de la aparicin de sus fenmenos en el tiempo y mostrndolos, ya en unorden causal propio construido puramente con material de lo psquico, ya unidos a losfenmenos exteriores o naturales, ya en una relacin especial con stos, que se hallamado paralelismo. A mi parecer, semejante serie doble de fenmenos no existe1. Puestodo lo que para nosotros es un contenido cualquiera de la conciencia o fenmeno ha decomprenderse, en lo que se refiere a la legalidad de su aparicin temporal, en el ordende la naturaleza; por otro lado, nada, por muy objetivamente pensado que sea, prescindede la otra relacin con la conciencia a la cual es dado, y a lo que ltima,inmediatamente, aparece y de que ha sido formado. Slo uno es el orden de lo queoriginariamente aparece; el orden legal de eso mismo que aparece, orden que llamamosNaturaleza, es el nico existente. Mas lo que en un respecto es llamado fenmeno delobjeto, o sea, de la naturaleza, recibe, sin embargo, una denominacin especial enaquella otra relacin que tiene con respecto a la conciencia a quien aparece; se incluye,

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    fundndose en esta relacin, en otro sistema concepcional, como sensacin, o representacin, opensamiento. Y esta nueva denominacin tampoco carece de contenido propio; se refiere a unavisin particular por decirlo as interna, del mismo material, cuya visin externa es la naturaleza.Y as, aunque no pueda reconocerse una particular serie psquica de fenmenos y una particularcausalidad psquica, queda siempre un peculiar gnero del conocimiento de una y la misma cosaaparente, conocimiento que, como nico propio de lo psquico, puede llamarse Psicologa.

    En todo caso, lo mismo en la Ciencia Natural (Naturwissenschaft) como en la Psicologa,se trata nicamente de fenmenos en el tiempo que, como tales, estn sujetos al orden de lascausas, mas no al de los fines. No se vislumbra, pues, de ningn modo el origen del concepto defin. No resulta ni de la ciencia natural ni de aquel conocimiento psicolgico que slo describe elaspecto interno de los mismos fenmenos, cuyo aspecto constituye la Fsica; tampoco resultarade la interpretacin habitual de la Psicologa, que no hace otra cosa que admitir dos naturalezasen vez de una.

    Mas quizs existe otro camino de investigacin distinto de todos estos. Y es que tenemosal menos que interrogar a la Fsica (Naturwissenschaft) misma acerca del derecho y fundamentode aquella manera propia suya de ordenar los fenmenos que produce la Naturaleza, como objetode nuestro conocimiento, y acerca del derecho y fundamento de aquellos conceptos, principiosy mtodos esenciales mediante los cuales constituye este orden; entre los ms importantes deellos figuran el concepto de causa, el principio de la causalidad de todos los fenmenos fsicos,y los mtodos, segn los cuales se indaga esta causalidad. Esta cuestin no puede ser a su vez unacuestin de la Fsica: no se puede responder a ella con el conocimiento, causal tambin, de lanecesidad u otro estmulo que impulsa al hombre a indagar las causas. Hacindolo se dara porsupuesto siempre de nuevo aquello mismo por que se pregunta, la causalidad en general.Tampoco es una cuestin de la Psicologa, pues sta, o slo podra indicar causas de otro gneropara explicar el pensar de la causa, o tendra que reducirse a mostrarla nicamente comoexperiencia interna nuestra, en lo cual, al cabo, no ira comprendida fundamentacin alguna.

    Preciso es, por el contrario, ascender desde todo el conocimiento que se mueve en la meraindicacin de hechos o en la explicacin causal de los fenmenos la ltima es siempre fsica, y sigue

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    sindolo, segn su carcter general, aunque se prefiera llamarla Psicologa, como escaln mspara considerarla ella misma, todo el conocimiento de este gnero desde un nuevo punto de vistaque nosotros llamamos el del mtodo o de la crtica. Hay una conciencia que no va directamenteni a los objetos de la Naturaleza ni a los fenmenos de la conciencia, ni tampoco a aquel nudodarse cuenta que, indistintamente el mismo para todos los fenmenos y sin contenido propio,slo expresa propiamente el hecho in abstracto del aparecer (ser fenmeno), sin ofrecer, porconsiguiente, materia alguna para una particular investigacin o cuestin cientfica, sino unaconciencia dirigida exclusivamente a la unidad del conocimiento y sus condiciones. Es, en larelacin primeramente exclusiva, con el conocimiento fsico y psicolgico, la conciencia lgica.Slo en sus leyes puras se fundamenta el carcter legal del orden temporal de los fenmenos, osea, la causalidad: as pues, no pueden, a la inversa, depender las leyes lgicas de las causales.

    Ahora bien, si slo en tal camino hay que buscar el fundamento del concepto de causa, esde esperar que, prosiguiendo el mismo camino, se llegue acaso al origen del concepto de fin.Porque despus de todo esto, queda claro que ste debe ser buscado en el mismo terreno queaqul y como dentro de sus lmites.

    Este nuevo camino del estudio parece, sin embargo, necesitar una garanta, pues la completaindependencia, aqu supuesta, de la investigacin crtica, no slo con respecto de la fsico-natural,sino tambin de la psicolgica, es de continuo impugnada. La aclaracin de esta a primera vistaslo cuestin metodolgica previa, nos llevar al umbral de la solucin de nuestro verdaderoproblema.