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Pedro y el coyote

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Cuento realizado por dos alumnas de 6º EPOp artiendo de unas palabras dadas

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PEDRO Y EL COYOTE

CEIP “Miguel Delibes”

6º Curso

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Pedro vivía en España con su padre, su madre y sus dos hermanas. La madre de Pedro tenía un cáncer muy grave, por lo que su padre tuvo que decirle: Tengo que llevar a tu madre a un hospital en Texas, donde le harán un tratamiento largo y complicado. Es el único sitio donde pueden hacerlo.-¿Y con eso sanará?-preguntó ansioso el muchacho. -Así lo espero, Pedro. Iré con ella, por supuesto. Habrá que cerrar esta casa durante un tiempo. -¿Qué pasará con mis hermanas y conmigo? -Andrea y Nicole irán a vivir con la abuela Clara. Tú irás donde mi padre le explicó el padre. -¿John? ¡No quiero ir donde él, papá! ¿Por qué no puedo ir con mis hermanas? -Tres niños son multitud para mi suegra -Pero papá... -No hay más que decir, la decisión está tomada. A la noche todo el mundo hizo su maleta, para que a la mañana siguiente todo el mundo se fuera temprano a coger el avión o el autobús. Al día siguiente todos se despidieron y cada uno se fue a su avión o al autobús. Pedro se fue al avión. Cuando llegó al aeropuerto no había nadie esperándole. Se las tuvo que apañar para encontrar la casa de su abuelo. Cuando llegó, su abuelo le dijo que se tenía que ir a hacer un reportaje para el Internacional Geographic sobre los indios y tendría que ir con él. Al día siguiente emprendieron

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el viaje y su abuelo le explicó lo que iban a hacer durante el viaje. Cuando llegaron cogieron un coche y marcharon. Cuando ya llevaron un rato pararon para ver cuánto les faltaba para llegar al poblado indio. Su abuelo le dijo que no se moviera del coche, pero Pedro vio un coyote, fue a tocarle un poco y vio que tenía una trampa de cazadores en su pata trasera. Mientras Pedro soltaba al coyote, su abuelo se marchó y le dejó sólo en medio del desierto, pensando que estaba en el asiento trasero. Por suerte el coyote se hizo amigo de Pedro. Poco después, Pedro empezó a tener hambre y sed, además ya estaba oscureciendo. El coyote se fue corriendo, Pedro no comprendió al coyote, pero al cabo de un tiempo volvió con comida. Pedro preparó una hoguera para hacerse la comida. Más tarde se refugiaron en una cueva, para pasar la noche. A la mañana siguiente se despertó, y vio junto a él un poco de carne, seguramente que se lo trajo el coyote. Por suerte la hoguera no se había apagado así que cocinó la carne y se la comió, sobre las ocho de la mañana salieron en busca de su abuelo, cuando caminaron un rato vieron unas huellas y las siguieron, con un poco de suerte serían de su abuelo, sobre las doce cuando el sol calentaba mucho, empezaron a ver espejismos, de repente Pedro vio un manantial con agua, corrió gritando y decía mientras tanto: -¡Agua, quiero agua! ¡Agua, agua hemos encontrado agua!-exclamó.

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Por desgracia no era un manantial de verdad ere solo un espejismo. Así sucesivamente, al sexto supuesto espejismo Pedro pensó: - ¡Esta vez no voy a picar! - dijo con mucho orgullo. En cambio el coyote fue a echar un vistazo, en efecto, el coyote no se equivocaba era agua de verdad, Pedro muy contento con la boca hecha agua dio las gracias a su fiel amigo el coyote. Después de beber, pensó detenidamente que debería ponerle un nombre a su amigo el coyote, pensó y pensó y llegó a la conclusión de que debería llamarle Filiphs, el coyote Filiphs. A Filiphs parecía gustarle su nuevo nombre. Al cabo de un rato caminando, empezó a llover, y las huellas se taparon, se pusieron debajo de una especie de cueva para no mojarse. Después de una hora y poco más dejó de llover. Ahora había un problema, ¿cómo iban a encontrar a su abuelo? Pedro tuvo una idea le dio un pañuelo de su abuelo a Filiphs,y este lo olisqueó. Parecía que había encontrado el rastro de su abuelo. Con esta gran noticia prosiguieron su camino, hasta el anochecer. A la mañana siguiente siguieron con su camino. Así, poco a poco llegaron al lugar donde supuestamente estaba su abuelo. A lo lejos se veían unas cabañas y unos indios bailando

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alrededor de una hoguera. Se acercó y preguntó por su abuelo, pero, por desgracia no le entendían. Así que, sacó una foto que guardaba en su bolsillo. Un indio al ver la foto dijo: -Yo ver abuelo, el pasar por aquí, el saludar nosotros-. -Yo también ver, de pronto, hombres pistolas venir, coger abuelo ir-aclaró otro indio. - ¿Por dónde se fueron?-preguntó Pedro. -Ir puesta sol- aclaró el jefe de la tribu - Si tú querer poder quedar tú y coyote aquí. -Vale, si nos importa me quedaré-dijo Pedro. Pronto anocheció, Pedro y Filiphs estaban muy cansados, así que Pedro comió sopa y repitió 2 o 3 veces. Cuando terminaron de cenar vieron como los indios hacían unos rituales a sus antepasados. Cuando llegó la hora de irse a la cama cayeron muy pronto porque estaban agotados. Pedro soñó que estaba con su madre curada del cáncer que tenía y se preguntó si todo les iría bien. Mientras tanto, en el hospital de Texas su madre había recibido un tratamiento para ver si mejoraba, era muy arriesgado pero era la única manera de que su madre tuviera alguna posibilidad para mejorarse y con un poco de suerte curarse completamente. A la mañana siguiente Pedro se despertó sobre las 10 y media. Cuando Pedro abrió un poco el ojo vio a una niña india asomándose con mucha curiosidad.

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Pero se marchó con mucha vergüenza porque Pedro la había visto. Sobre las 12, Pedro y Filiphs emprendieron el viaje para encontrar a su abuelo. La niña india al ver que se iba se acercó corriendo y le dio un beso en la mejilla. Al cabo de un rato, encontraron unas huellas de caballos. Parecía que habían pasado hace poco rato. Las huellas les condujeron hasta un pueblo llamado Norteburgo. Cuando pasó por un bar vio el cartel con la foto de su abuelo en un cartel de se busca. Pedro se preguntaba cómo era eso posible. Fue a preguntarle al señor del bar como era eso posible. Y le contestó: -¿Por qué ese señor está en el cartel de se busca? -preguntó Pedro con mucha curiosidad. -Si te lo digo me prometes que no se lo vas a decir a nadie. -Te lo prometo-dijo Pedro entusiasmado. -En realidad no le buscan porque haya hecho ninguna fechoría, sino porque se han enterado de que es el enviado especial de Internacional Geographic y darán mucho dinero a cambio de él. -Ya, ¿pero por qué lo han puesto en el cartel? -No te impacientes muchacho, está en el cartel porque los bandidos que le han secuestrado me han dado dinero a cambio de que lo ponga en el cartel, porque se ha escapado

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y ahora estará perdido en el desierto. Pedro le dio las gracias y se fue corriendo. Muy entusiasmado le dijo a Filiphs: -Venga chico vamos a encontrar a mi abuelo. Anduvieron durante varias horas hasta que se dejó caer la noche. Filiphs se fue a coger comida mientras Pedro encendía la hoguera. Cuando volvió, cenaron y se fueron a dormir. Al día siguiente se levantaron muy temprano, con la ilusión de encontrar a su abuelo vivo y sano. Porque aunque le haya metido en muchos problemas en el fondo le quería. Al cabo de andar un buen rato vieron a lo lejos una hoguera y a unos señores que iban tapados la cara para que no les reconociesen. Al principio Pedro pensó que eran los bandidos que habían secuestrado a su abuelo, Filphs y él corrieron a atacarles pero los hombres se dieron cuenta y les atraparon. Le preguntaron: -Por qué nos has atacado. -Acaso no sois vosotros quien habéis secuestrado al enviado especial del Internacional Geographic. -Que va, al contrario nosotros venimos a rescatarle- dijo uno. -Tú debes ser su nieto Pedro- dijo otro. -Así es, soy su nieto, pero si vosotros no sois los bandidos, ¿por qué lleváis la bandolera tapándoos la cara- preguntó Pedro muy curioso. La llevamos para que no nos reconozca nadie.-dijo un

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policía. -¿Puedo ir con vosotros?- preguntó Pedro. Claro que sí pero, ¿cómo vas a llevar a tu coyote?-preguntó otro policía. -Muy fácil, ¿tenéis una mochila?-exclamó Pedro. -Sí toma.-dijo el jefe de los policías. Pedro cogió la mochila y metió a Filiphs dentro. Le dieron un caballo y cabalgaron durante mucho tiempo. De repente se pararon, vieron a lo lejos a un señor corriendo y a unos hombres en caballo persiguiéndole. Pedro con miedo dijo: -Ese es mi abuelo, ¿por qué no hacéis nada? Si les atacamos nos van a disparar y puede salir alguien herido, es mejor que le capturen y luego ir en su busca. Pedro aunque tenía ganas de ir corriendo y salvar a su abuelo recapacitó y asintió. Al anochecer idearon un plan para asaltarlos, era el siguiente: -Cuando se queden dormidos los bandidos salvamos a tu abuelo muy cuidadosamente, y lo llevamos a un lugar seguro, después nosotros nos encargaremos de los bandidos. Ya de noche Pedro cogió a su abuelo y lo puso en un lugar seguro junto a Filiphs, mientras los policías se preparaban para asaltar a los bandidos. Sobre las 2 de la madrugada, los bandidos se quedaron dormidos. Los policías se metieron en la cueva donde estaban, para refugiarse del frío. Vieron que uno de los

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bandidos estaba medio despierto, así, que tenían que hacer poco ruido para no estropear la misión. Sin embargo, había otro problema, ¡toda la cueva estaba infectada de trampas! Era imposible entrar en aquella cueva, así que decidieron volver a idear otro plan. Los policías pensaban y pensaban, mientras, Pedro estaba ayudando a su abuelo a recuperarse y le dijo: -Pedro pensaba que nunca te volvería a ver. Siento mucho haberte dejado solo en medio del desierto y haberte metido en tantos líos.- contesto su abuelo un poco cansado. -No te preocupes abuelo, lo importante es que te recuperes y te pongas firme para poder irnos. Los policías le dijeron a Pedro que ya habían ideado un plan pero que necesitarían su ayuda y la de su fiel amigo Filphs. El plan consistía en que Filiphs distraía a los bandidos mientras Pedro podía pasar por debajo de los sensores sin tocarlos gracias a su baja estatura. Cuando ya estuviera dentro desactivaría los sensores y nosotros entraríamos, cogeríamos al jefe y los demás se tendrían que rendir. El plan salió como lo acordado sin embargo, ¡Filiphs estaba herido!, le habían disparado muy cerca del estómago y estaba perdiendo mucha sangre, Pedro corrió y tapo la hemorragia con una venda lo metió en la mochila y le pidió a todo el mundo que se marchara ya para llevarlo a un veterinario. Los policías buscaron el hostal más cercano para que les fuese a buscar la agencia y así salir de ese sitio.

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Cuando les recogieron y llegaron al avión a Pedro no le dejaban subir con el coyote y les dijo: -Mire, gracias a este coyote hemos salvado a mi abuelo y además se ha sacrificado para arrestar a los vándalos asi que, no me diga que no sube al avión.-les advirtió Pedro. -Vale, vale tranquilízate que me han dicho que si que puede subir- dijo el señor un poco asustado. Al cabo de dos horas de vuelo, llegaron a España, además este era un vuelo antes que el de su padre. Después de llevar al veterinario al coyote, le dijeron que las heridas eran bastante graves, se podían curar pero eso costaría mucho dinero, ya que había que hacer una serie de operaciones. Pedro, un poco temeroso por la vida de su amigo, fue a preguntar a la enfermera de cuanto dinero se trataba. -Pues...unos... a ver.... unos..... 10.000 euros.-dijo la enfermera -¡Pero no tenemos tanto dinero!-exclamó Pedro. -¡ Ya os dije que era muy caro!Si eso os dejo que lo penséis, pero tiene que ser en poco tiempo o vuestro amigo el coyote morirá.- aclaró la enfermera. Pedro fue a decírselo a su abuelo, para ver que opinaba al respecto. -Pedro, lo siento pero eso es mucho dinero acabo de hablar con tu padre por teléfono y dice que ni hablar del peluquín, que eso es mucho dinero para un coyote, al oír eso le explique nuestra aventura, pero no le pude convencer.

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- Lo sé era muy difícil.-dijo Pedro. Al cabo de un rato le llamaron por teléfono a su abuelo. -Síííí ¿quién es?-preguntó. - Somos de la International Geografic, queríamos decirle que su trabajo a sido escogido, por lo tanto podrá trabajar aquí.-dijo un secretario. -Pues me alegro, donde quedamos para que me deis mi dinero por el trabajo.-dijo. -No se preocupe, el cartero estará llegando ahora mismo.-contestó el empresario. - Bueno, hasta luego y muchas gracias por todo.- dijo muy agradecido. - No hay de qué, nos vemos mañana a las 8:00 para que empiece a trabajar. De repente llegó el cartero con 15.000 euros en billetes. Su abuelo pensó que se los podía dar a su nieto para salvar al coyote, después de todo le habían salvado él la suya. Más tarde fue a hablar con su nieto, Pedro. - Pedro he de decirte algo, bueno he pensado que bueno, me han elegido para el International Geografic. Y el premio que me han dado por mi trabajo es de 15.000 euros así que he decidido dártelo a ti para que salves a tú amigo el coyote. -¿Seguro que quieres abuelo?-preguntó Pedro. - Sí Pedro si que quiero dártelo. Nada más terminar de hablarle entregaron el dinero a la enfermera y ya sólo quedaba esperar un par de horas.

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Cuando pasaron dos horas su amigo Filiphs se encontraba mucho mejor. Cuando ya se podían hacer visitas, Pedro y su abuelo entraron para ver que tal se encontraba Filiphs. Mientras tanto, la enfermera les dijo que se podría ir en un par de días, depende de como se encuentre el coyote. Tenían que darse prisa porque, en media hora aproximadamente llegaría su padre a casa. Rápidamente montaron en el coche y se fueron a buscar a sus hermanas, compraron algunas cosas en el supermercado y se fueron a casa para preparar una mini fiesta a su madre y ya de paso para ducharse. Cuando todo el mundo estaba preparado, y ya habían montado la mini fiesta, Pedro les dijo a su hermana pequeña que dentro de dos días tendrían a un nuevo amigo en su casa, porque a Nicole le gustan los animales. Después de un rato llegaron sus padres y vieron a su madre un poco pálida, pero contenta de estar en casa. A la madre de Pedro se le humedecieron los ojos cuando vio lo que le habían preparado. Pedro muy impaciente le fue a dar un abrazo, después fue donde su padre también para abrazarle y le preguntó: -Mamá ya está bien ¿no?. -Si hijo mamá ya esta bien ha superado el cáncer como una auténtica campeona. Ya tarde el abuelo dijo: -Bueno ya que estamos reunidos voy a deciros una cosa. Me han admitido en el Internacional Georaphic.

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Todo el mundo le abrazó y le felicitó. Ya por la noche todo el mundo se fue a la cama. Cuando ya era el segundo día todos fueron al veterinario a recoger a Filiphs, todos reunidos como una familia. Bueno y aquí se acaba esta historia. Se me olvidaba no había semana en que Pedro no visitase a su abuelo. Las moralejas que enseña esta historia son: • Las apariencias pueden engañar. • No juzgues a una persona por sus actos sino como es en

su interior. Esta historia no es verdad es solo una moraleja, también es una historia basada en hechos que le han podido ocurrir a personas de forma similar o que te han podido ocurrir a ti. Esperemos que hallas aprendido una serie de valores muy importantes para la vida diaria.