Pensamiento y Realidad Kant

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    Pensamiento y realidad.El planteamiento del problema del espacio

    y el tiempo en Kant (*)

    Cuando pienso el mundo sensible conarrqlo a las categoras del mundo in-teligible, aquel mundo es ya un mundomstico.

    (Reflexionen Kants, ny 1152)

    En l a Crtica de la Razn Pura ~, con cuyo a n l i s i s celebramos e ne s t e volumen el bicentenario de su publicacin, las naciones de es-pacio y tiempo aparecen tratadas de una doble y > en cierto modo>paradjica manera. Por una parte, Kant las estudia, sistemticamen-te > con una gran sobriedad, inQiuso parquedad argumentativa, en elm a r c o ms breve d e todo s u t r a b a j o : l a E s t t i c a t r a s c e n de n t a l 2 Pe-r o > por t r a p ar t e > y e n c o n t r a s t e con e s t a economa, insiste a lo largo

    de toda la obra en su excepcional importancia, destacando la necesi-dad de su f u n da m e n ta c i n en todos los niveles del conocimiento ~,reconociendo l a m u l t i p li c i d a d p o l i v a l e nt e d e sus u s o s y funciones ~yd e c l a r a n do , a s , d e un modo im p l cit o que s e hace palmario e n l a

    (* ) Este artculo constituye la primera parte de un extenso trabajo c uy a2 parte se publicar en el prxima nmero de los Anales.

    1 Para las lecturas de la Crtica como, en general> para todas las obrasde Kant sigo la edicin de Weischedel, Suhrkamp (XII. Bnden), Franklin,1968 [en adelante, W .J. De acuerdo con la costumbre, cito siempre por B, ad-virtiendo s&o los casos de A en que difieren ambas ediciones. En cuanto a los

    prrafos que aparecen traducidos en el texto> he transcrito, aunque con liber-tades> la traduccin de P. Ribas, Alfaguara, 1978 . (Esta traduccin no siemprefija con exactitud ni la sintaxis, ni la terminologa, ni, en unas pocas ocasio-nes> el sentido de lo que escribe Kant. No obstante, y al menos por lo queconozco, constituye hasta ahora la mejor versin castellana de la Crtica.) Porltimo, para la correspondencia, que no figura en la edicin de Weischedel,sigo la edicin de la Academia [abreviado: AL].

    2 El hecho es tanto ms llamativo cuanto que la edicin B ha ampliadoconsiderablemente el texto de A. La primera versin que tuvieron los lectoresde 1782 fue, por tanto> an ms parca que la que hoy conocemos, lo que esespecialmente importante en lo que se refiere a las observaciones finales (II.IV, lCr. 66-73).

    Cfra. mfra los valores que estudiaremos en 1. Vase Pnuss, Erscheinung bei Kant. Berlin. 1971.

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    segunda edicin de la Crtica a, la insuficiencia .de su tratamientoe n e s e mismo m a r c a d e l a Es t t ic a. E s t e d e s a j us t e e s , s i n dda , an-m a l o e n un pensador y, ms que nada, en t in a obra que s ue ledesmenuzar cuidadosamente los problemas. P e r o , por l o p r o n t o > t i e-n e una f c i l e x p li ca ci n, s i s e a d m i t e , como s e h a h e c h o t a nt a s v e ce s >que K a n t j uz g a b a z a n j a n d o e ] a s un t o d e sd e l a poca d e l a Disserta-tic, hasta el extremo de creer que poda transferir sus argumentacio-nes a la Crtica s i n ms c a u t e la s o matices ~. E s t a e s , como d i g o , unasolucin fcil y > en lo que se refiere al aspecto formal de la cuestin,e x a c t a : la Esttica reproduce efectivamente los mismos razonamien-tas sobre la idealidad del espacio y el tiempo y sobre la naturalezade la sensibilidad que la Dissertatio . Pero, en cuanto tal solucin,-quiero decir> en la medida en que remite a posiciones kantianas delos alias 7 0 > genera un cmulo importante de dificultades, que noslo hace menos obvio de lo que s e podra e s p e r a r e s t e punto d evista, sino que tambin toca de lleno a algunas de las tesis bsicasde la Crtica de la Razn Pura y, con ellas, a la propia interpreta-cin de Kant. Y esta es, en definitiva, lo que me propongo discutire n e s t e a r t c u l o : e l s i g ni f i c a do del espacio y el tiempo y su papel en

    .~ Como se sabe, las. crticas de Garve-Feder. aparecidas en 1782 , acusabande idealismo subjetivista a la obra de Kant. Este se defendi en principio pu-blicando en 1783 los Prolegomena y aadiendo una nota, jutofunda pero descon-certante,, a sus Metaphysische Antangsgriinde de 1785 . La verdadera rectifica-cin se produjo, sin embargo, con motivo de la 2 . edicin de la Crtica, enla que, aparte de los aadidos sealados en la nota 2 para la Esttica (y deuna drstica reorganizacin de la Deduccin trascedental que ahora nonos importa), introdujo la clebre Refutacin del idealismo y reelabor con-siderablemente su nocin de fenmeno. Todos estos cambios, como tan acer-tadamente ha estudid Vleeschauwer (cfra. Lelution de la philosophie Kan-tienne, Paris> 1939) , confieren a la Crtica una apariencia ms realista en loque se refiere a la dependencia del conocimiento respecto de lo emprico; perotambin, a la vez, un sentido ms constructivista ms idalista en lo quese refiere a la afirmacin del yo y a su carcter constituyente de lo a priori.Analizaremos ms adelante ambas rectificaciones, pero,, por lo pronto, una yotra ponen de manifksto la insuficiencia de la Esttica para hacerse cargodel problema del uso de lo emprico en la determinacinl. del conocinnento.Cfra,, para todo esto, el estudio de Hartnack, La teora del conocimiento deKnt (Madrid, Ctedra, 1980) y lo que sealar en 3 y 5.

    6 Vidt en efecto, e l paralelismo con Diss. III, 13-15, con la curiosa distin-cin, postillada pQr Heidegger,de que en la Dissertatio la ,exposicin del tiem-po precede a la del espacio, al revs de como suceder en la Crtica. Para unanlisis de este paralelismo puede consultarse e l prlogo d e R. Cena] a su edi-cin bilintie de la Dissertati (Madrid, O . S. 1 . 0., 1969); esiecialrnente PP. 2 1 -26 y 41,46.

    1 La Esttica trascendental, recoge, en los distintos argumentos aducidospara probr la significacin apriorstica del espacio y e l tiempo, las tesis cen-trales de la Dissertatio, sin sdmeterlos a ninguna limitacin o transformacinesenciales (CAIR, El problema del conocimiento, trad. esp. de W. Roces,Mxico, F. O. E., 1956; II, p. 636). Vase, no obstante, la rectificacin que se-alar, intra, en nota 38.

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    la construccin de la filosofa kantiana> pero en vista, todo ello, del

    ms restringido debate sobre su propio planteamiento y sobre susimplicaciones en la hermeneusis de la Crtica de la Razn Pura. Por-

    que el hecho es inevitable y ha sido ya suficientemente puesto de re-lieve 8 Dada la posicin privilegiada que ocupa la Esttica, es lgicoque sus anlisis sobre el espacio y el tiempo determinen los usos que

    la Crtica hace de estas nociones a lo largo de su desarrollo. Pero

    tales anlisis fundamentan, en efecto, el significado y la funcin queel espacio y el tiempo tienen realmente en la Crtica? Si esto se ad-mite, no se supone entonces que la Crtica debe ser interpretada

    desde la ptica, cuando menos gentica, de la Dissertatjo? Y si esta

    ltima posicin provoca dudas, no equivale ello a decir que la Es-

    ttica es insuficiente para hacerse cargo de la significacin del es-

    pacio y el tiempo en la Crtica de la Razn Pura? La Esttica tras-cendental es> ciertamente> demasiado breve, demasiado sumaria; a ellabien podra aplicarse el juicio de Terrason que Kant transcribe con

    irona en el prlogo de la primera edicin de su obra: Algunos li-bros seran mucho ms cortos si no fueran tan cortos ~. Pero estanos indica con toda exactitud cul es la dificultad a que verdadera-

    mente tenemos que atender en una exposicin sobre las nociones kan-tianas del espacio y el tiempo. Es, a saber: a la dificultad de su plan-

    teamiento> a la insuficiencia de su formulacin como problema en la

    Crtica de la Razn Pura. Tambin nosotros podramos parafrasear

    el juicio de Terrason diciendo: Algunas problemas no lo seran tantosi estuvieran bien planteados. De cualquier forma, lo que esto quie-re decir es que, al menos en este punto, y an probablemente msque en ningn otro, la pregunta por el espacio y el tiempo exige una

    previa interrogacin por el sentido mismo de esa pregunta: por sus

    funciones en el diseo crtico del conocer, por su significado en la in-terpretacin de lo a priori y > en consecuencia> por el propio alcancede su problematicidad. A esto> pues> al puro planteamiento del pro-blema, en cuanto que contiene la nmina mayar de las dificultades,es a lo que, por ello misma, .vamos a dedicar nuestra atencin.

    1 . Usos y funciones del espqcio y el tiempoen la Crtica de la Razn Pura

    Me sugerida antes que acaso lo ms llamativo en el tratamientoque hace Kant del espacio y el tiempo sea la propia pluralidad y

    De Vaihinger en adelante. Cfra. Ko,ntnentar zur K. cf. r. V., 1888, 1 , 37. Ene l mismo sentido, vase el comentario ms reciente de Verneaux> 1 . Kant:Cflt. de la r. p, trad. esp. de M. Olagasasti, Madrid> 1978, especialmente p. 27 .

    lCr. A , XIX.

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    fundamentalidad de sus usos. Esa multiplicidad tambin lo he di-cha alcanza atados los niveles del conocer y constituye un temarecurrente en la estructura de la Crtica.. Parece claro, por tanto, que

    la tarea de plantean adecuadamente, nuestro problema. debe comen-zar por la determinacin de aquellos usos, siquiera sea, en principio,

    bajo el aspecto de su simple prcsentacixt Ahora bien> en el marcode la Esttica> dichos usos sonbien conocidos y resultan fciles de

    establecer. Las intuiciones del espacio y el tiempo determinan, en pri-mer lugar, la jorma del conocimiento:sensible, de modo que son ellas

    las que definen, primaria y formalmente> a los objetos. Las frmulaskantianas son, en este ~sentido, terminantes: Las objetos dice la

    ms enftica que recuerdo,- nos son d a d o s , a priori (en cuanto a s

    forma), e n l a i nt u i c i n Q Pero a d e m s > c o m o . e s t a : determinacin d e

    los objetos camporta el mbito ntegro de la experiencia, consecuen-temente no puede haber conocimiento~objetivo si no es de los fen-menos, de suerte que en segundo lugar, a las percepciones en el es-pacio y el tiempo corresponde toda y; a la vez, la nica materia. cog-noscva de los juicios sintticos, a priori. T o d a pensar s e a l a aho-r a e l f i l s o f o - , - , t ie ne que h a c e r re fe re ncia , d i r e c t a o i n d i r e c t a m e nt e ,a intuiciones y> porconsiguiente,a la sensibilidad, ya que ningn ob-

    je t o s e nos puedear d e o t r o modo ~ Y en su polmica con Eber-hardva todava ms lejos> declarando :que. ~el verdadero principio

    de los juicios. sintticos en general es que tales juicios no se harn

    posibles sino bajo la la in-

    versa, que las categoras slo ped apliatse a los fenmenos y,por e l l o mismo, a l a s r e ~ r e s e n t a c i o n e s d a d a s e n e l e s p a c i o y e l tiem-

    10 Kr. 120. lCr. 33.12 Voh der VerMltnis der Theorie zur Praxis iii dar Moral ilberhaupt, W .,

    XI, 136.3 lC r. E > XIX.

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    PO. Ahora bien> esto es extraordinariamente importante. Significa quela naturaleza no es, en uno y otro caso> sino la construccin en el

    espacio y el tiempo de los objetos. Y, por lo dems, tambin aqu

    las frmulas kantianas son perentorias. Las categoras seala unprimer texto de la Deduccin trascendental no tienen aplicacin>

    en relacin con el conocimiento de las cosas> sino en la medida enque stas sean asumidas. como objetos de una experiencia posible ~

    Ello es as hasta el punto de que los conceptos de realidad, sustan-

    cia, causalidad, inclusive el de necesidad en la existencia, pierden

    todo significado y se convierten en vacas designaciones de conceptoscarentes de contenido, cuando osamos servirnos de ellos para salir

    del campo de los sentidos ~ Y, por su parte, la razn de estas ex-clusiones y, ms que nada, la raz de donde procede toda esta ar-

    gumentacin consiste en que la capacidad pura del entendimien-to no basta para prescribir, a priori, a los fenmenos> por medio delas categoras, otras leyes que aqullas sobre las que se sostiene una

    naturaleza en general>, entendida como sujecin a ley de los jen-

    menos en el espacio y el tiempo L ,Pero, como digo> la cuestin es bifronte y hay ms an en el

    campo de la Analtica. Si, en un sentido genrico, las intuiciones del

    espacio y el tiempo determinan la posibilidad de la expetiencia sen-sible y, con ella> no menos la de la aplicacin de las categoras alos fenmenos> por otra parte, en un sentido particular, el tiempo es

    quien realiza> a su vez, la sutura entre la sensibilidad y el entendi-miento, dentro todava de la Analtica, en virtud dc los esquemas de

    la imaginacin 1 7 , Este uso del tiempo supone> desde luego> una fun-cin especializada, y > como es sabido> para referirse a ella, Kant reh-ye el titulo de intuicin> sustituyndolo> algo misteriosamente, por el

    de determinacin trascendental> ~ Pero, de todos modos, este uso

    1~ lCr. 147. lC r. 707 . Este texto pertenece ya al fin de la Dialctica lo que da idea de

    su carcter conclusivo. Un poco ms abajo, e l autor repite la misma argumen-tacin en forma an ms terminante: Ale Kategorien, durcb welcbe idi mireinem Begriff von einem solchen Gegenstande z machen versuche, sind vonkeinexn anderen als emnpirischen Gebrauche, und haben gar keinem Sinn, wennsic nieht auf Objekte mglicher Erfahrung, d. i., aufdic Sinnenwelt angewandtwerden (lCr. 724).

    16 Kr. 1 64 .17 Sobre el difcil problema del esquematismo y, en general sobre las re-

    laciones entre la sensibilidad y e l entendimiento, vase el estudio ya clsicode D V .4 L : La metaphysique de Kant, d>apr&s la thorie dii schmatisme,ParIs, 1951 .

    18 lCr . 177 . Esta expresin encierra, en efecto, un problema considerable. Porun lado, Kant tiene que dejar claro> en el uso del tiempo como esquema, quediese vermittelnde Vorstellung muss rein (ohne ales Empirische) und docheinerseits intcllektuell, andererseits sinnlich sein. Pero, por otro lado, e s bienevidente que no hay otra manera dc concebir el tiempo sino como una intu-

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    del tiempo se agota en la realizacin misma de -la sutura entre la sen-

    ~ibilidady el entendimiento, mientras que~ por su parte> el resultadode tal sutura, en cuant que permite la sntesis de la diverso en el

    entedimiento, nos devuelve> a su vez> a: los fenmenos: ala~produc-ciix imaginativa de las representciones en e l espacio y e l~ tiempo.No cabe, pues, salir de esta remisin .a las intuiciones> las cuales,

    en td caso1 presuponen ya los esquemas: nuestras conceptos pu-

    ros sensibls~no rposan sobre imgenes, sino sobre esquemas ~ Es-

    ta dimensin> del asunto no altera, por lo tanto> e l : planteamiento de lacu~stin, sio que, al revs, lo confirma; Y as, en un primer paso>e l tiempo> hmogneo con la categora por su carcter a priori y ho-mogneo tambi cdn el fenmeno en cuanto que se halla contenid

    en toda +epresentacin emprica, determina sencillamente la posibi-

    lidad de la sntesis entrestos das niveles radicalmente heterogneas

    de la razn; de modo afirma Kant qe ser posible aplicar lacategora a los fenmenos> por mediodela determinacintrascenden-tal del tiemp; cuando tal aplicaciimiperitiita. ~como esquema de los

    conceptos del entendimiento, subsumir los fenmenos bajo la cate-gorl ~QPero, una vez afirmada esta posibilidad, cundo sehace fec-

    tiva un sgundo paso, entonces el uso particular del tiem5o nosdevuive al sentido-general del uso de ls intuiciones,pesto~ que: lasubsncin d~ios femenas en~ las categoras tiene lugar medianteel resultado de la imaginacin productiva bajo las condiciones de l

    snsibilidad: Por 19 4u concluye el filsofo~ llamaremos a esa con-dicidrjormal-y pura: de la sensibilidad, a l quese >halla restringidoel so de los/conceptos del entendi&ito, esquema de esos concep-

    tos 2 1En fin, para cneluir este rpido recorrido par la Crtica de la

    Razn Pura, el espacio y el tiehipo funcionan tambin en la Dialc-

    tica trascendental, descubriendo las contradicciones en las dos pri-meras antinomias de la razn y > en general, determinando el criteriode oposicin entre el fenmeno y la cosa en..siA juicio, de Vleeschau-

    wer, ha que ~rel~cioat con este uso del epacio y el tiempo la 1a-

    cin de la seflsibilidad>., lo que parece alejarlo del orbe itelectual. En reali-dad, por lo que hace a la expresin misma transzendentalen >Zeitbstimmungparece lo ms obvio que e l autor ha querido fijar la atencin especialmnteen lo que el timpo tin d& ondicin formar de Ial diversidad del sentidoitrno,~ rehuyendo las impliccionesde una nic?a vinculacin del tiempo la hsibilidad. Ahra~ bien> est abre un conjuntode>intcrrogantes sobre-lafundamentacin del conocimiento sensible, que slo podrn ser desveladascuando stidiemos e l . i-oblema del espacio y el tiempotdesde la ptia dela iriori ~ de lconcihcia trascendental

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    mosa r e f l e x i n 5.037, que dice: El ao 69 me proporcion inmensaluz, lo que da idea de la importancia del tema 2 2 Pero, en todo caso>

    dicho uso nos remite, una vez ms, a la imposibilidad para el cono-cimiento de rebasar los lmites de los contenidos sensibles, dados

    por la experiencia como objetos en las intuiciones del espacio y eltiempo. Cuando se traspasan esas fronteras, el intelecto se constru-

    ye, al lado de la casa de la experiencia, un palacio mucho ms vastoque llena con puros seres de razn> sin advertir que ha sobrepasado

    los lmites del uso legtimo de los conceptos 2 3 Las dos primerasantinomias presuponen, en efecto, un uso absoluto del espacio y el

    tiempo (considerados bajo la idea de un mundo como totalidad ce-

    rrada e incondicionada) y, a la vez, un uso trascendental que, expre-sando precisamente condiciones fenomnicas, se aplica, con todo, a

    aquellos absolutos como tales incondicionados. Podemos obviar aqula contradiccin de un absoluto espacial y temporal que se consti-tuye con independencia del proceso de agregacin de parte a parte

    o de divisin que cumplir&os o que podemos cumplir 2 4 El criteriolgico de las das primeras antinomias cede, por lo que ahora nos

    interesa, al criterio objetivo, en cuya virtud todas nuestras percep-ciones siguen estando sometidas a condiciones en el espacio o en el

    tiempo, par lo que no alcanzaris nada incondicionado que os per-

    mita decidir si ese incondicionado ha de ser situado en un comienzo

    absoluto de la sntesis o en la absoluta totalidad de una serie carente

    de comienzo 2 5 El ncleo del asunto est> pues, aqu: en la ilegitimi-dad de toda extensin a las cosas en s de las condiciones que rigen

    nicamente para los fenmenos en las intuiciones del espacio y eltiempo. La causa no sensible de las representaciones advierte

    Kant nos es totalmente desconocida> motivo por el cual no pode-

    mos intuira como objeto, ya que ste no podramos representrnos-

    lo ni en el espacio ni en el tiempo ... y sin estas condiciones no po-demos concebir intuicin alguna ~. Por eso, all donde puede hacer-se valer la distincin entre cosas en s y fenmenos (como es el caso

    ~2 Cfra. VLEEScHUwER (op. cit., 1 , 326), que cita la carta A Garve dc 1798 (AK.,XII, 257). En efecto, el conflicto entre un espacio absoluto, tal como sc disea enlos Gegenden im Raume de 1768 y la concepcin de una metafsica referida (y li-mitada) a la experiencia, tal como sc ofrece en Deutliclzkeit y otras obras pre-criticas (y que, en lo que se refiere al espacio, implicaba, ya desde laNava dihuci-datio de 1755, su consideracin como concepto no emprico), sc establece obvia-mente un conflicto que conduce por derecho a la primera antinomia de la razn y,con ella, a la primera frmula clara de la crtica de la metafsica. Esto, pues, lacomprensin inicial de la imposibilidad de la metafsica dogmtica, en cuanto quereferida al problema del espacio> sera, segn Vleeschauwer, la luz de 1769.

    23 lCr . 520.24 Kr. 533. Cfra., en el mismo sentido, lCr. 375.~ Kr. 511 .26 lCr. 522.

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    de las dos ltimas. antinomias) las contradicciones desaparecen,pre-cisamente --comcies biensabido. porque las, tesis, en este caso lalibertad yel ser nedesario. como postulada de la obligacin moral,

    pueden. ser afirmadas prescindiendo del espacio y el tiempo. Lo quenos muestra> !e fin, cuLes el verdadero valor que Kant confiere al

    espacioyal tiempo en la Dialctica trascendental y que viene prepa-rado; de~un ihodo estricto y riguroso, desde el Fundafflento de la dis-

    tincin entre ~fenmenos y nomenos con que se cierra la Doctrina

    trascendental del juicio. A saber: el valor de determinacin de loslmites del cnocimiento; uno de los dos grandes objetivos declara-

    dos pf; Kant para la Crtica d la Razn Pura 9. He aqu el texto

    al que .me refiero: Lo que est fuera del campo de los fenmenoses, para nosotro& vaco. En otras palabrs, tenemos un entendimien-

    toque rebasa, problmticamenterlos femenos, pera no: una intui-cin ni siquiera el concepto de una intuicin posible mediantela cual puedan drsenas objetos fuera: del- campo de la, sensibilidady mediante la calv.sea posible emplear> asertricamen te, el entendi-

    miento rs all de esa sensibilidad~. yTodos. los valores estudiados hasta ahora no son, por lo dems,

    los nicos que tueden aislarse en un~ consideracin del espacio y eltiempo> y requieren, desde luego, mayores precisiones y anlisis ms

    ponderativosiPero es intil proseguir..A los efectos de es#a simple

    p r e s e n t a c i n de~nuestr tema, se ve bien claramente la importancia

    que Kant atribuye a estas nociones y la multiplicidad funcional conque usa de ellos en. la construccin de la Crtica de la Razn Pura

    El espacio y el tiempo interyienen, como se ha visto> no slo en la

    arquitectura obvia de la. Esttica, sino tambin en la Analtica y en laDialctica trascendentales con caracteres:propiosy.rigurosos. Es ver-

    dad que estos caracteres especficos no afectan en ningn momento

    a su significado bsico, por lo que tampoco dan lugar a equvocos.En-tdos los niveles del conocimiento, y precisamente en cuanta in-

    tuiciones puras de -la sensibilidad> el espacio y el tiempo comportantres valores esenciales> que son: el punta de partida> la condicin ori-

    giliaria de pasibilidad y el limite absoluto de conocer. Y esta es, endefinitiva; la raz de su importania: la prioridad que tles valores

    les confieren en eldiseo del problema crtico: la prioridad que Kantdestaca frnte Eberhard y segn la cul la primero e s la forma

    Tal objetivo es, en efect, el que Kant califica de negativ, y en e l que laCrtica us nilmlich mit der spekulativen vemunftniemals ilbery dic Erfahrungs-grenze hinaus z wagen (B XXV). En cuanto al otro objetivo> cl que Kant ca-lifica de positivo y que consiste en fundamentar!el uso prctico de la razn, nosencontraremos con l, desde un punto de vista riguroso, nfra, en 5.

    28 Kr. 310.

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    de las cosas en el espacio y el tiempo, y la segundo> la unidad sin-ttica de lo mltiple en los conceptos> habida cuenta que ninguno de

    los das toma nuestra capacidad de conocer de los objetos como algo

    dado en ellos mismos en s, sino que la saca de s misma a priori 29

    2. Sensibilidad y conciencia trascendental

    Hasta aqu> pues, como ya he repetido varias veces, la simple pre-sentacin de los usas que la Crtica hace del espacio y el tiempo. Me

    parece oportuno insistir en este adjetivo simple> porque, en efecto.

    tales usos son las que se dan> sencillamente> en una primera lectura

    del filsofo. Sin embargo, con la multiplicidad can que esos usos se

    ofrecen> con la declaracin de importancia que evocan, con el sentidomismo de prioridad con que de alguna manera concluyen> con todoesto choca una serie importante de .dificultades que hacen que el tra-

    tamiento kantiano del espacio y el tiempo> como ya advert al co-

    mienzo de estas pginas, resulte ms intrincado de como en un prin-cipio se presenta y, desde luego, ms paradjico. El hecho sustanti-

    vo es ahora, naturalmente, pasar de la simple presentacin a la ex-

    plicacin a la hermeneusis del espacio y el tiempo. Pero para

    hacerlo es preciso volver al mbito donde esa explicacin se produceen forma prioritaria; o sea, es preciso volver a la Esttica trascen-

    dental. Sirven repitmoslo aqu como al principio las conside-raciones que hace la Esttica para fundamentar los usos> los signifi-

    cados, que el espacio y el timpo tienen> segn hemos visto, en laCrtica de la Razn Pura? Y, sobre todo, qu interpretacin plausi-ble sugieren esos usos> si se los considera desde las tramas contex-tuales en que aparecen> en relacin con las tesis y los argumentos

    de la Esttica trascendental?

    Centrmasnos por unos instantes> a fin de contestar estas pregun-tas, en aquel lazo de unin entre la Dissertatio y la Crtica, que ex-

    plica, a lo que parece, la brevedad argumentativa de la Esttica. La

    justificacin exterior> histrica, de este lazo es por completo razona-ble. A una postura no variada> a un hallazgo considerado como defi-nitivo en el desarrollo del pensamiento, parece lgico que correspon-

    da una formulacin sucinta, con tal que tenga suficiente claridad yreenve, en cuanto al contexto del problema> netamente a su exposi-

    cin de origen ~. Ahora bien> es esta remisin> como ya sabemos, la

    que constituye la raz de las dificultades. Y no por s misma> que es,

    29 Theorie zur Praxis iii der Moral> cit. en nota 12 , X V , XI, 136 .o Vase, a este respecto, REJCH, Kant: De mmdi sensibilis... neu ibersetzt,

    Hamburg, Meiner V., 1958, p. IX.

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    desde. luego, irrelevante, sino porque sobre ella cabe establecer> y dehecho seha el lmite a quo de todo conoci-

    miento posible> entonces es que aquellos razonamientos suponen labase de la Crtica, por cuanto definen el nico marco dado a los hom-

    bres en que se inscribe la posibilidad y la legitimidad de su conocer:

    el marca integro ~de su experiencia posible 31 El supuesto seala> co-

    mo se ve, que esta nocin bsica de Kant> la de experiencia i3osible,depende de la forma de las percepciones dadas en el espacio yel tiem-

    po, y, por consiguiente, que las intuiciones de la sensibilidad consti-

    tuyen el pinto de partida del idealismo crtico en sentido fundamen-tal. Lo cual genera, a su. vez, dos consecuencias. La Esttica se con-

    cibe> en efecto>, segn este modo de entender las cosas, como el nivel

    de anlisis que define las coordenadas en que ha de interpretarse. elproblema crtico y, en este sentido, como el problema la positio

    quaestionis del que arranca la necesidad de establecer el sistema

    de las categoras y los principios sintticos del entendimiento 32 De

    ah -,---se advierte la importancia del espacio y el tiempo y la mul-tiplicidad recurrente de sus usos como puntos obligados de referen-

    cia. Pero una vez dicho esto, se aade a rengln seguido que, de todos

    modos y precisamente por las razones aducidas> la Esttica no esan la Crtica de la Razn Pura, la cual debe interpretarse, ms bien>

    como su continuacin o corolario 33; es decir, como la respuesta ni-ca posible a los interrogantes introducidos por la idealidad del es-

    31 Cfr&lo que sefialar a este respecto, mfra, 3, pp. 61-3.32 Este punto de vista arranca, si no me equivoco, de K. Fischer (1 . Kant mml

    seine Le/tren, 2 vo l&, 1860) , y, aunque fue replicado, pronto y contundentemente,por autors como Cohen, Vaihinger y Cassirer en un sentidd qu ms tardeveremos, ha qedado afirmada de un modo difuso y no poco general, al-menosen lo que atae a considerar al espacio y al tiempo como los problemas sobre losque se construye cfidealismo crtico. Represe, si no, en las palabras de un re-ciente y, en mi opinin, ignaro comentario a la Crtica, ya aldido en nota 8 ;cuyo autores! Venaux, y quedice: Hay que conceder gran importancia a lasdefiniciones y aclaraciones de esta primera parte [la Esttica). De ellas dependetoda la doctnna, al igual que las definiciones, axiomas y postulados iniciales de la

    Etica dc Spinoza contienen en germen su panteismo (p. 27).3~ Vanse los puntos de vista de Cohen, Kants Theorie der Erfahnung, Mar-

    bourg, 1918 (3.~ cd), pp. 259 y ss., y Cassirer, Kants Leben und Lelire, Yale, 1918(trad. esp. dc W. Roces, F. CE., Mxico, 1948, pp. 1 93 st). Peto tambin aqu(como seflalbams antes en la nota anterior) la concepcin fischeriana, que velo esencial del idealismo crtico en los planteamientos de a Esttica y que, portanto, entiende la Analtica como una consecuencia de ella, se ha mantenido enanlisis muy posteriores~ y algunos tan actuales como el de 5. Kdrner, Kant,trad. esp. en Alianza Universidad, Madrid, 1977.

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    Pensamiento y realidad> El planteamiento del problema 53

    pacio y el tiempQ y por su subsiguiente determinacin de la natura-

    leza de la experiencia. Y de ah se concluye ahora la brevedadde la Esttica y la sencillez constructiva de su argumentacin. Dicho,

    pues, en resumen: lo que se propone la Esttica> segn el punto devista que estamos considerando, es delimitar el mbito de la expe-riencia posible sobre el fundamento de las intuiciones del espacio y

    el tiempo; esta delimitacin de la experiencia comporta,ciertamente,el nivel ms profundo del problema del conocimiento> de modo que,

    en este sentido, su fundamentacin en el espacio y el tiempo supone

    la base sobre la que la Crtica construye sus anlisis en torno a lasformas y lmites de conocer; pero este fundamento mismo no expre-

    sa ninguna novedad propia de la Crtica ni siquiera aparece en ella

    revisado o modificada, y debe buscarse, por consiguiente, en la etapa

    del pensamiento de Kant, cuyo punto culminante es la Dissertatz~ode 1670. Todo lo cual, como se ve, nos devuelve al punto de partida,

    explica la identidad de argumentos entre la Esttica y la Dissertatioy garantiza> de este modo, la rectitud de esta interpretacin. Sin em-

    bargo...> explica realmente aquella identidad, garantiza efectiva-

    mente esta rectitud?

    Veamos. Este punto de vista o > como he preferido decir antes, estemodo de considerar las cosas, tiene an> pero sobre todo tuvo, mu-

    chos y muy resueltos seguidores. Supone una lectura de la Esttica

    y, ms que nada, del puesto de la Esttica en la Crtica de la Razn

    Pura que implica un entendimiento de aquella prioridad del espa-cio y el tiempo, con que concluamos el pasado epgrafe, en el sen-tido de una prioridad fundamental epistetualgica ~. A esta priori-

    ~ Este es, en efecto, el punto crucial de esta interpretacin de la Crtica y elmotivo por el que, aun cuando su expresin ms cruda fue pronto replicada ysuperada> ha permanecido, sin embargo, como fondo de muchas interpretacionesposteriores. Si se considera que las finalidades que persigui Kant al escribir laCrtica fueron fundamentalmente eljustificar e l conocimiento cientfico de acuer-do con el modelo de Newton, entonces es claro que aquella parte que legitimala geometra tiene una prioridad epistemolgica de ndole lgica, pero tambinen orden a la construccin de la posibilidad de la mecnica con respecto a aque-la parte que legitima la ciencia fsica. Esta prioridad no implica, obviamente,una subordinacin de la fsica (la Analtica, en e l caso de Kant), sino en el sen-tido de que sta, en el modelo moderno newtoniano, obtiene su estatuto formalde la posibilidad del lenguaje matemtico, en cuyos lmites (los de la Esttica,en el cas de Kant), efectivamente, se construye. Ahora bien, de aqu parte lacrtica a Kant que procedi precisamente de matemticas como Gauss y Rie-mann, pero, sobre todo, que es lugar comn en muchos filsofos analticos actua-les, por cuanto tales lmites Kant los concibe como intuitivos (espacio y tiem-po), de suerte, se dice, que su validez ha quedado vinculada a los avatares de laconcepcin cientfica de Newton y al surgimiento de las geometras no-euclidianas.El lector interesado encontrar un amplio desarrollo de este tema en las dos obrasdc VUILLEMIN, Physique et mthaphysique kantiennes y Lhritage Kantien et larevolution corpenicienne, ambas publicadas por P. U. E., Paris, 1955. Vase, asimis-m o> desde e l punto de vista de la historia de la ciencia, la esplndida obra de

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    54 Quintn Racionero Carmona

    dad se refiere la tesis que ve en los conceptos del entendimiento

    la prolongacin de un proceso sucesivo de formalizaciones, corres-

    pondiente a la ampliacin constante de materia cognoscitiva ~. Y con

    este punto de vista hay que poner tambin en relacin la extendidahermeneusis de Kant, segn la cual las preocupaciones del filsofo

    estuvieron predominantemente determinadas por el deseo de funda-

    mentar la ciencia newtoniana 36 No voy a discutir por ahora estossupuestos, sobre los que he de volver ms adelanteLa verdad es,sin embargo> que se apoyan sobre una base poco plausible y que ellointroduce una drstica rectificacin en los usos del espacio y el tiem-po> que debemos por ello mismo reconsiderar.

    Desde luego, aun cuando los argumentos de la Crtica sobre el

    espacio y el tiempo reproducen, sin duda, sus predecesores de la

    Dissertatio, es difcil creer que tengan una significacin equivalente>fuera de la pura coincidencia de los resultados, si se ~tiende al pro-blema global que la Crtica formula 38 La Dissertatio, no hay que de-

    cirio, mantiene la distincin rgida entre el mundo sensible y el mun-do inteligible que la Crtica trata precisamente de anudar. Pero estenudo no se establece sobre la base de que el entendimiento tenga ac-ceso a objetos abstrados de las leyes intrnsecas del espritu ~ (bien

    que tales objetos los intelligi billa ~ sean slo simblicos), sino,

    como ya sabemos, sobre la base de la aplicacin de esquemas, que,

    al asumir las intuiciones de la sensibilidad, hacen imposible cualquier

    conocimiento ms all de los datos empricos. Pero aqu reside jus-tamente el ncleo del asunto. Si la aplicacin de los esquemas exige

    una condicin formal y pura de la sensibilidad> que se hace posi-

    ble por la determinacin trascendental del tiempo ~ esta deternii-

    nacin misma no procede de las intuiciones del espacio y el tiempo

    en cuanto formas del conocimiento4nsible, sino de la capacidad del

    BUR-rr, EA., Los fundamentos metafsicos de la ciencia moderna, trad. esp. en cd.sudamericana, Buenos Aires, 1960.

    35 Entre las mchas obras que podran citarse, destaco, como pradgmas deeste modo dc interpretar l Crtica, los libros de MA RECH A L , Le point de cUpartde laretaphysique, IV, Paris, 2 . d., 1949, y AtoUI~, La critiqu kantienne de la

    metaphysique, Paris; P.U.F., 1968.36 Cfra. lo que ha quedado dicho en la nota 34. nfra, 3, p. 67, y 4 .3 Cita. CxssnisR, op. ct. en nota 7. El texto all transcrito se completa efecti-

    vamente as: Ante la coincidencia en el resultado inaterial fundamental [entrela Dissertatio y la Crtica], e s decir, en la tora de la idealidad del espacio y eltiempo, pasaba a segundo plano para Kant, por el momento, el hecho de quela posicin que ahora pasaba a ocupar este resultado dentro del sistema total delconocimiento, haba cambiado totalmente & : 636).

    39 Diss., II, 8 .O Diss., II, 10 : Intellectualium non datur homini Intuitus sed noii nisi cogn-

    to synibolica.4 Cfra., Supra, nota 19 (lCr. 180 ) .

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    Pensamiento y realidad, El planteamiento del problema... 55

    entendimiento puro para aplicar las categoras a esas intuiciones en

    la sntesis trascendental 42 Las esquemas son, en todo caso> del en-tendimiento. Y slo en este sentido constituyen condiciones de la

    experiencia posible. Es cierto, por consiguiente> que no hay objetivi-dad fuera de las percepciones en el espacio y el tiempo. Pero la ob-

    jetividad reside en la posibilidad de la sntesis de la ixnagincin;eso es el esquematismo: una especiosa> una vez ms> del entendi-

    miento ~. Por ello puede escribir Kant, en frases que han pasado a

    menudo por oscuras, que el esquematismo del entendimiento, quese desarrolla por medio de la sntesis trascendental de la imaginacin>

    se reduce a la unidad de toda la diversidad de la intuicin en el sen-tida interno, y as> indirectamente, a la unidad de apercepcin> encuanta que es funcin que corresponde al sentido interno (a una re-ceptividad>. Luego aade que los esquemas de los conceptos puros

    del entendimiento son las verdaderas y nicas condiciones que hacen

    que tales conceptos se refieran a objetos y posean, por tanto, signifi-cacin. Y, finalmente> concluye can estas palabras> reveladoras ms

    all de toda duda, de cuanta estamos diciendo: En definitiva, lascategoras son capaces de un uso emprica porque nicamente sirven

    para someter los fenmenos a las reglas generales de la sntesis por

    medio de una unidad necesaria a priori (a causa de la necesaria uninde toda conciencia en una apercepcin primitiva) y para hacer asa los fenmenos susceptibles de un enlace universal en la experien-

    4 4cia -A s > p ue s , l a renuncia a la posibilidad de un conocimiento de ob-

    jetos no empricos, que acontece entre la Dissertatio y la Crtica, noes un paso ms dentro de un proceso lineal que definiera la evolucin

    de la filosofa kantiana; es ms bien una ruptura perfectamente de-terminable ~. Porque no es una ampliacin del marco cognoscitivo del

    42 lC r. A, 125. El texto e s tan importante que merece la pena su transcripcin: asimismo, lC r. 15 1(syntheszsspeczosa).

    44 lCr. 134.45 L o cual coincide, como es sabido, con las propias confesiones de Kant en la

    correspondencia que cruza a lo largo del decenio del silencio (1770-81), y en laque se percibe un paulatino pero enrgico alejamiento de la Dissertatio. Comp-

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    56 Quintn Racionero Carmona

    espacio y el tiempo lo que. constituye el nueva concepto de experien-

    cia psible, que ahora se dibuja en la Crtica, sino la sntesis de las

    intuiciones can las categoras segn los principios del entendimiento.Son ambas cosas, por tanto, las que definen la nocin crtica de ob-

    jeto~, que ciertamente es ignorada por la Dissertatio. La unidad total

    y sinttica de las percepciones escribe Kant constituye la jornia

    de la experiencia; que no es otra cosa que la unidad sinttica de los

    fenmenos obtenida mediante conceptos ~. Y ella es as por cuantoel enlace no se baila en los objetos ni puede ser tomado de ellos mo-

    diante percepciones - . - Al contrario> ese enlace es obra exclusiva del

    entendimiento, que no es, a su vez, ms que la facultad de enlazar

    a priori y de redizur la diversidad de las representaciones dadas a la47

    unidad de la apercepcin -Con lo cual llegamos al punto culminante de este hilo analticoque ahora estams siguiendo. Todo el proceso legitimador y posibi-

    litante del conocimiento vemos ahora que no cae del lado de las

    percepciones. en el espacio y el tiempo, sino del lado de la unidadde la apercepcin: este principio, el de la apercepcin~ concluye

    el texto ltimo citado, es el ms sublime de toda el conocimiento

    humano ~ Como la unidad de la apercepcin no es ya ninguna sn-tesis cancreta, sino la propia posibilidad pura en general de toda sn-

    t e s i s , resulta clarp que ella misma no es otra cosa que la conciencia>

    a priori, del yo: el ch den/ce trascendental o tambin la apercepcinoriginaria. Este es el ltimo paso que se puede dar dentro del cono-cimiento objetivo: la speciosa del esquematismo halla su fundamen-tacin real en esta conciencia pura. Pero no hay que decir que estoes decisivo para nuestro tema y que invierta totalmente la perspec-

    tiva de una prioridad crtica privilegiada del espacio y el. tiempo. El

    Ich den/ce fundamenta la inteleccin (por medio de los esquemas)de las intuiciones: slo en esta medida son ellas conocimiento! ~.Esto quiere decir, en primer lugar, que es el ch den/ce, y no las per-

    rense las cartas A Lambert> 2/9/1770 (AK., X, 98) ; A M. Herz, 21/2/1712 (AK., X,129), y ABernonilli, 16f11/1781 (AK., X, 277-8) .

    46 lCr. A, 110.47 lC r. 134.48 lCr. 135.~Ile aqu e l texto fundamental de esta dimensin realmente concluyente del

    problema: Fin Vcrstand, in welchem durch das Selbstbe-wu0tsein zugleich alesMannigfaltige gegeben wirde, wiirde anschauen; der unsere kann nur denkenmd mu0 in den Sinnen die Anschauung suchen. Ich bu mir also des identischenSlbst bewu0t, in Ansehung des Mannigfaltigen de,- mir in cuner Anschauunggegebenen Vorsteflungen, weil ich sie insgcsatnt meine VorstelIungen neme> diecinc ausmachen. Das st aber so riel, als, da0 ich mir ciner notwendigen Syn-thesis derselben a priori bewu0t< bu, welche dic urspriingliche synthetische Fin-heit

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    Pensamiento y realidad> El planteamiento del problema. - - 57

    cepciones en el espacio y el tiempo> el que constituye el punto de

    partida y la condicin de posibilidad del conocer: El yo pienso debepoder acompaar todas mis representaciones, ya que, si fuera de otro

    m o d o > habra algo en m representado que no poda pensarse ... La

    representacin que puede darse antes de todo pensamiento se llamaintuicin. Toda d i v e r s i d a d de la intuicin tiene> pues, relacin nece-saria con el Yo pienso en el mismo sujeto en quien se encuentra esta

    diversidad. Pero esta representacin es un acto de espontaneidad,

    es decir, que no puede considerrsela como perteneciente a la sensi-bilidad. Por eso la llamo apercepcin pura, para diferenciarla de la

    emprica. - ~. Y no es slo en esta posibilidad originaria (sin laque> hay que insistir en esto muchas veces, nada representado podrapensarse 51) donde es precisa la fundamentacin del lch den/ce. Esamisma posibilidad, y no tampoco aqu el contenido de las per-

    cepcianes en el espacio y el tiempo> es, en segundo lugar, la que de-cide el lmite del conocimiento. El mbito de la >experiencia posibleno procede ya> en la Crtica de la Razn pura> por modo directo delos lmites de la sensibilidad, sino por modo mediato> en cuanto quetales lmites no expresan sino los propios limites en general del a prio-ri, y de la sntesis trascendental. Tal es el nivel en que ahora sepresenta el problema. Y el fundamento, una vez ms> es la apercep-cin pura, puesto que tambin el lmite, as considerado, resulta unacto de la espontaneidad del sujeto. El enlace de lo mltiple es-

    cribe, en fin, el filsofo~ no puede sernos dado nunca por los sen-tidos ni, por tanto, tampoco puede contenerse en la forma pura dela intuicin sensible, ya que es un acto de la espontaneidad de nues-

    tra facultad de representacin. (. - ) Este enlace es> de todas las re-presentaciones, la nica que no puede sernos dada por los objetas>

    sino que slo puede efectuarse por el sujeto mismo> ya que es unacto de su espontaneidad 52

    A s> pues, hay que concluir que el espacio y el tiempo constitu-

    yen nociones no priwarias, sino derivadas, dependientes del hechoradical de la espontaneidad primitiva de la conciencia sobre el fun-

    damento del Ich denlce. Se ha de pensar entonces que aquella inter-pretacin de la Esttica> que antes repasamos y que vea en el es-pacio y el tiempo el punta de partida del idealismo crtico, debe

    abandonarse completamente. Por la misma causa se ha de pensartambin que el nexo entre la Dissertatio y la Crtica> que no ya slo

    ~ Kr. 1 3 2 .SI Vase, fn/ra, 3 (p. 66). De las diferencias entre

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    a u t o r i z a b a a q u e ll a i n t e r p r e t a c i n, s i n o > a lg o mucho ms importan-te, que estableca un cierto orden de lectura de Kant> resulta pocop la u s i b le y n o p u e d e j u s t i f i c a r s e sobre l a simple c o i n c i d e n c i a formalde las argumentaciones. Pero todo esta no significa m~s que un pri-mer nivel de anlisis y > par lo dems, tambin ahora es intil pro-seguir. Los textos que he presentado sugieren claramente que el ca-

    mino que debe seguir la interpretacin es el inverso a este orden de

    lectura: que la Esttica debe interpretarse como una consecuencia

    de la unidad de la apercepcin (y no al contrario); que> por decirlocon las viejas palabras de Cohen, slo partiendo de las categoras

    parecen transferirseal espacio y al tiempo el carcter trascendentaldel a priori 53; y que, por todo ello, como recientemente ha sealado

    Vleeshauwer M, la Crtica trastoca en. sentido ntegro el arden y eltalante de argumentacin de la Dissertatio. Con lo cual, en resumen>lo que se pone en duda es que la idealidad del espacio y el tiempo

    sea> por decirlo metafricamente> un asunto de la Esttica trascen-dental, en vez de, al revs, la Esttica trascendental un resultado el

    primero y ms inmediato.. por cuanto atae al conocimiento sensi-

    ble de lo que propiamente signifiqie el apriorismo en general y el

    del espacio y el tiempo en particular.Ahora bien, esto ltimo es lo que nos interesa poner de mani-

    fiesto y lo que nos introduce, en rigor, en un segundo y ms inte-resante nivel de nistra anlisis. Porque, naturalmente, no hace falta

    sealar que la conclusin que precede no se ha afirmado aqu comoquien d e s v e la un e n i g m a y que e s , s a lv o re s id uo s , no poco elementalp a r a c u a l q u i e r conocedor d e l a f i l o s o f l a k a n t i a n a . P e r o l o importan-t e e s que e l l a apunta con toda exactitud al verdadero terreno> casideberamos decir al nico, en que realmente se plantea el problemadel espacio y el tiempo. Las intuiciones de la sensibilidad no son tanto

    operaciones de l a s e ns i b i l i da d como operaciones en l a s e ns i b i l i da dSon, dicho con otras palabras, intuiciones propia y rigurosamente de

    la conciencia trascendental, que presuponen, por ello mismo, la uni-dad de la apercepcin y que slo pueden ser consideradas, desde este

    punto d e v i s t a , e n a t e n c i n a l a espontaneidad p u r a > o r i g i n a r i a d e lsujeto ~. Este ahora s, ahora ya podemos formularlo es el n-

    53 Op. cit. en nota 33, p. 261 s.5 4 Mc refiero al articulito sobre Kant con que ha contribuido a la Histoire de

    la Philosophie de la Encyclopdie de la Pidiade, Paris, 1973 (trad. esp. en s. ni,tomo VII, p. 180). Hay que notar que este punto de vista apareca mucho mssuavizado en L>evolution de laphilosophie kantienne de 1939.

    5 Sobre algunos textos bien conocidos (Kr. 123; 1 6 1 nota, y, en parte, 335) queconceden autonoma cognoscitiva a los objetos de la intuicin (sin la participa-cin del entendimiento) y que, por consiguiente, podran servir a un plantea-miento distinto del que estoy formulando, vase el 4 dc este artculo.

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    Pensamiento y realidad, El ptanteamiento del problema.. - 59

    cl e o d e l a c ue s t i n. P or e s o , e l e s p a c i o y e l ti e m p o e s un t e m a queescapa a l r g i d o c o r s sobre todo insuficiente de la Esttica. Ypor esa tambin, porque era obligatorio> como mera presentacin,

    p l a n t e a r e l p r o b l e m a e n s u t e rr e no , e s por l o que hemos t e n i do quedar e l r o d e o q u e n o s h a t r a d o h a s t a a q u . E s e vi de nt e , p ue s , que e s t aconclusin, al par que rechaza una determinada lectura d e Kant, ma-

    t i z a e n un s e n t i d o muy p r e c i s o l a s primeras impresiones que anota-mas sobre el espacio y el tiempo. Pero es evidente tambin que> cone l l o , nuestro t e m a s e a m p l a y complejiza en los mismos trminos en

    que lo requiere el puro planteamiento del problema. Cul es, portanto, en Kant dicho planteamiento? A dnde nos conduce esta am-

    p l i a c i n d e nuestro t e m a > e s t a como l i b e r a c i n d e l e s p a c i o y e l tiem-p o d e l o s e s t r e c h o s m r g e n e s e n q ue , a l p r i n c i p i o , p a r e c a r e c l u i r a s

    la Esttica trascendental?

    3. Las intuiciones y la experiencia posible

    La r e c t i f i c a c i n a q u e e l d e s a r r o ll o d e l a Crtica somete el funda-mento d e l a s i nt u i c i o n e s d e l e s p a c i o y e l t i e m p o n o s i g n i f i c a , comoes obvio, una refutacin del valor de sus usos, sino, ms bien> uncambio en el eje central del problema del conocimiento. Los hitosde este cambio> por cuanto acaba de decirse, podemos seguirlos conbastante exactitud. Lo que se ofrece en las intuiciones empricas esy s l o es una p l ur a l i d a d d e impresiones que no t i e n e n por s solas otra estatuto que esa misma pluralidad: Lo mltiple de la in-

    tuicin sensible 5 6 , coma Kant repite incansablemente. Lo dado enla i n t u i c i n e s e l fenmeno y e l fenmeno i m p l i c a siempre el limiteemprico del conocer ~t Pero el fenmeno he aqu lo decisivo delasunto no es todava el objeto ~ Slo cuando a los fenmenos>

    por un acto de espontaneidad de la conciencia, les son aplicadas for-malmente l a s c a t e g or as , e l r e s ul t a d o d e esa a p l i c a c i n e s un objetod e conocimiento. Tal espontaneidad> p ue s > p u r a y originada d e l su-j e t o , que hemos visto precisarse y desarroUarse a lo largo de nuestro

    anlisis, es lo que hace pasible la unificacin de lo mltiple de lasr e p r e s e n t a c i o n e s , y > con e l l a > l a constitucin del m b i to d e l o o b j e-

    5 6 Entre otras muchas referencias, Kr. 31.~ Lo cual es otro de los temas sobre los que tambin Kant insiste incansa-

    blemente, ya Acede e l prlogo de su obra: A , 190-1 . Cfra. tambin lCr., A, 250-1 . De todos modos> como es sabido> lasfronteras terminolgicas entre fenmeno/objeto son fluidas en Kant. Aqu setrata solamente de subrayar la distincin entre la multiplicidad de las represen-taciones en la intuicin y la unidad de la sntesis del entendimiento, que piensael objeto como uno en lo mltiple dado en la intuicin.

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    60 Quintn Racionero Carmona

    tivo. De modo que> por su parte> esa espontaneidad de la concienciael Idi den/ceL constituye a su vez otro lmite: el lmite trascenden-tal. Todo apunta, por tanto> a que aquel cambio de eje, que expresay sobre el que se edifica la Crtica, el eje en el que se encuentranambos lmites y en el que se produce toda (y la nica) posibilidadde conocer, se halla situado en el concepto de sntesis, Lo que Kant

    entiende por sntesis y aade expresivamente: en su significacin

    ms general> in der algemeinsten Bedeutung es, en efecto, el acto

    de reunir unas con otras varias representaciones y comprender toda

    su variedad en un solo ~conocimiento ~. Esta sntesis lo vamos aver en seguida~ puede ser pura o emprica. El conocimiento que pro-

    duce puede ser en un principio tosco y confuso, de modo que pre-cise dl anlisis ~. Pero, en todo caso, la sntesis es propiamente lo

    que recoge los elementos en orden al conocimiento y los rene decierta manera con vistas a darle contenido; por eso constituye lo mi.mero a que debemos atender cuando queremos juzgar el primer ori-gen de nuestro conocimiento 61

    As> pues, la rectificacin del significado de las naciones de espa-cio y tiempo> su ubicacin en la ptica de la conciencia trascenden-

    t a l , s u - separacin d e l m a r c o nico d e l a E s t t i c a modos t o do s e s t o s

    de decir> en definitiva, su planteamiento como problema nos con-duce al terreno de la sntesis, al punto primero en que se sita elorigen del conocer. Ahora bien, el panorama se clarifica extraordi-

    nariamente desde este punto de vista. Tenemos, ante todo, que el es-pacio y el tiempo son intuiciones puras de la sensibilidad. Pero estono quiere decir propiamente, sino que el espacio y el tiempo consti-tuyen las formas adecuadas con que la espontaneidad del sujeto se

    e j e r c e sobre l a s impresiones s e n s i b l e s . E s e s t e e je rc ic io sobre unamateria s e ns ib le , s i n du da > p e r o , s o b r e t o do , e n l o que t i e n e d e a p l i-cacin espontnea l o que hace d e l e s p a c i o y e l tiempo f o r m a s purasa priori

    62 Del mismo modo que son estas formas puras y> de nue-va, en cuanto formas que adoptan las percepciones sensibles, pero,sobre todo, en cuahto formas que pertenecen a la conciencia trascen-

    dental las que estatuyen lo que deviene cognoscible de aquella ma-teria dada en la sensibilidad ~. Slo baj ambas condiciones, como

    ~ Kr. 77.~ Ambas restricciones sn anotadas por Kant en el mismo texto. Vase tam-

    bin Prolegomena, 18.61 ~ 77-78.~ Der Verstand findet also in diesem nicht etwa schon cine dcrgleichen

    Verbindung des Mannigfaltigen, sondern bringt sie hervor, indcm er ibn affi-zicrt (Kr: 155) .

    63 Vase supra, las consideraciones sobre la Speciosa des entendimiento conla distincin de lCr. 1 51 entre una synthesis speciosa y una synthesis intellee-tualis. Cfra. tambin Kr. 24445.

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    Pensamiento y realidad> El planteamiento del problema. - - 61

    e j e r c i c i o o aplicacin de la conciencia y como determinacin de la

    forma asimismo por la conciencia> resulta posible la sntesis de lomltiple, de suerte que en tal sntesis se reckta y determina el marcontegro y las modalidades propias de lo que podemos conocer. Y, en

    este preciso sentido, nada ms que en se (porque no hay otro)> peroe s e entendindolo en toda su valor fundamental, el esiiacio y el tiem-

    po definen la posibilidad, el punto de partida y el lmite del conoci-miento: el significado riguroso de la experiencia.

    Vemos> pues> idealismo critico mediante, cmo los valores queprimeramente asignamos al espacio y al tiempo reaparecen y se con-

    firman. Kant la seala, de un modo que no admite lugar a duda,

    en un texto diamantino de El principio supremo de todos los juiciossintticos, que se refiere al espacio ~, y que dice:

    Aunque conocemos a priori en los juicios sintticos muchas cosasacerca dcl espacio en general o de las figuras que en l disea la ima-ginacin productiva ... 3, si no tuvisemos que considerar l espaciocomo condicin de los fenmenos que constituyen la materia de la ex-periencia externa, tal conocimiento slo equivaldra a entretenemos conun mero fantasma. En consecuencia, dichos juicios sintticos, a priori,se refieren, aunque slo inmediatamente, a la experiencia posible o > msbien> a la misma posibilidad de la experiencia> de modo que la validezobjetiva de su sntesis se basa nicamente en tal referencia.

    Teniendo, pues> en cuenta que la experiencia, como sntesis emprica,es> en su condicin dc posible, el nico tipo de conocimiento que da rea-lidad a toda otra sntesis> esta otra sntesis, en cuanto conocimiento a

    priori, slo posee verdad (concordancia con el objeto) por el hecho de noincluir sino aquello que es indispensable a la unidad sinttica de la ex-

    periencia en general.Por consiguiente, el principio supremo de todos los juicios sintticos>

    a priori> consiste en que todo objeto se halla sometido a las condicionesnecesarias de la unidad que sintetiza en una experiencia posible lo diversode la intuicin> ~

    Es, pues, la posibilidad de la experiencia lo que da realidad ob-

    je t iv a ( v e r d a d ) a t o do s l o s conocimientos a priori6t y son el espacio

    y el tiempo> como formas primeras de la conciencia trascendentaly slo como eso quienes proporcionan esa posibilidad de la ex-

    periencia bajo ls condiciones de la sntesis. No se puede perder de

    vista este nivel de explicacin> si quiere formularse de modo rigurosocl planteamiento del problema. Porque este es el nudo del asunto:el hecha de que> no la recepcin de la materia sensible dada en las

    6 4 Pero es lo mismo respecto al tiempo, para todos los objetos de la expe-riencia interna. Cfra. Kr., A > 196 55 .

    65 lCr. 196-7 .6 6 lCr. 195,

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    impresiones> sino la determinacin formal, la constitucin posible delo dado en esa materia por el espacio y el tiempo> es lo que cons-tituye la experiencia. Por ello escribe Kant ya en el mismo prlogode la Crtica que si la intuicin debe reglarse por la naturaleza delos objetas, no entiendo cmo pueda. conocerse de ellos algo a priori;pero si es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rigepor la naturaleza de nuestra facultad intuitiva> entonces~ puedo re-presentarme fcilmente esa posibilidad ~ Esta frase, que es expre-sin del clebre en varias ocasiones dentro de la Esttica. Pero es claro queall ni tales frases se justifican ni apenas pueden entenderse. Comoescribe Vernaux, que tiene razn en esto precisamente porque no haentendido la Crtica,. si las de la Esttica son definiciones nomina-les> es un procedimiento legtimo> pero a r b i t r a r i o (...) S i s e t r a t ade definiciones reales> son a posteriori, y entonces escapan de lo quela experiencia puede decimos ~. Ocurre, sin embargo> que la defini-cin de las intuiciones de la sensibilidad no se alcanza en la Estticatrascendental (aunque s se propone) ni puede alcanzarse sin unareferencia a la pura apercepcin, a la pur espontaneidad del sujetocomo c o nc i e nc i a > j u s t a m e n t e e n l a propia determinacin o defini-cin de su naturaleza misma como intuiciones y no slo en su mo-dalidad de acto del conocimiento. Por el mismo motivo, tampoco es-capan las definiciones del espacio y el tiempo a la experiencia c-

    mo podran hacerlo si son quienes la constituyen?> a condicin deque no se juzgue a la experiencia como una mera receptividad ~ yal espacio y al tiempo nicamente como las formas de lo recibido,sino a una y a otras coma a la entera, la ntegra determinacin dela conciencia en bloque y sin las divisines que permite el anli-sis ~~ de las sensaciones dadas en el nivel del conocimiento, sensi-b le> bajo la estructura constituyente de la sntesis. Eso es> pues> laexperiencia: aplicacin de la conciencia total, del Idi denke, a lo quenos es o nos puede ser dado en la sensibilidad. Y a esa aplicacint o t a l > dentro d e e s t e n i v e l d e conocimiento; a e s o y n o a otra cosa esa l o que e l f i l s o f a l l a m a l a s in t ui ci on e s > l a s f o r m a s puras a prioride lo sensible, el- espacio y el tiempo.

    He aqu; pues, una primera conclusin que compromete toda laCriticay que permiteya formular rigurosamente el problema del es-pacio y el tiempo. Pero esto no es todo. an. A la misma conclusinse llega si se analizan (y hay que tomarse en serio el significado de

    67 BXVII.

    5 Op. dL, pp. 27-28.5Kr~A,123.~ lCr., A > 1 1 0 ; lCr., 12 3 .

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    este verbo; es decir, si se toman analticamente) las distinciones queKant hace tanto para la intuicin como para la propia experiencia 7

    La intuicin puede ser emprica o pura. En la Estica trascenden-tal se definen con toda claridad estos conceptos, diciendo: La in-tuicin que se refiere al objeto por medio de una sensacin es cali-ficada de emprica (..) Las representaciones en las que no se en-cuentra nada perteneciente a la sensacin las llama puras (en el sen-

    tido trascendental) ... Esta forma pura de la sensibilidad se llamarigualmente intuicin 7 2 Ahora bien> en la que se refiere al conceptode experiencia, sabemos ya que slo cuando es interpretada comoexperiencia real y, por tanto, como una serie de representacionesacompaadas de sensacin, produce verdadero conocimiento. Es la

    que vimos mucho ms arriba, en el epgrafe 1 .0 de este trabajo: Losconceptos puros d e l entendimiento> i n c l u s o c u a n d o se aplican a in-tuiciones a priori (como es el caso en las matemticas)> slo sumi-nistran conocimiento en la medida en que esas intuiciones y con-siguientemente tambin, a travs de ellas, los conceptos del enten-dimiento pueden aplicarse a intuiciones empricas ~. Sin embar-

    go, no hay que dejarse llevar por las palabras> y esto> lejos de seruna solucin, constituye obviamente un problema. Porque lo que se-

    f i a l a a q u Kant e s que l a s categoras slo proporcionan conocimien-tos, si pueden aplicarse a las intuiciones empricas> es decir, si existe,

    si se da y puede ser aislada, la posibilidad de un conocimiento em-pi rico. Por tanto, slo bajo l a condicin d e que s e a p os ib le > e s t e co-nocimiento r e c i b e e l nombre d e e x p e r i e nc i a ~. Y es evidente quee s t o nos devuelva a nuestras anteriores disquisicions, esto es, a lanaturaleza de la intuicin como forma pura, como a priori de la con-ciencia trascendental.

    La di s t in ci n e n t r e e x p e r i e nc i a re al y e x p e r i e n c i a p o s i b l e e s de-c i s i v a para c o m p r e n d e r e l t e m a que nos ocupa. La s n t e s i s , que e s ,como ya sabemos, la fuente de todo conocimiento, puede ejercitarsesobre una diversidad dada a priori o a posteriori: no requiere> enp r i n c i p i o , la presencia de s e n s a c i o n e s para cumplir s u

    funcin po-sibilitante de unificacin de lo mltiple. En un texto que ya hemoscomentado, l e e m o s : La s n t e s i s e s pura s i l a variedad n o e s t d a d aempricamente> s i n o a priori (como la del espacio y la del tiempo)...

    La sntesis de algo diverso (sea emprico a dado a priori) produceconocimiento ~. Desde luego, no puede olvidarse aqu la restriccin

    7 Vase la obra ya citada de Rbade, pp. 4650.72 lCr. 34.~ lCr. 120; supra, nota 1 0 .74 bid.75 lCr. 195.

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    ya senalada de que ese conocimiento slo ser verdadero conocimien-to cuando> incluso tratndose de una variedad dada a priori, el re-

    sultado pueda plicarse a intuiciones empricas. Pero es precisamentela posibilidad de excluir esta referencia a lo dado emprico lo quenos permite c o m p r e n d e r el concepto de experiencia. Este es, ahora,el punto crucial-de la cuestin. Lo dado al margen de la experiencianunca podr ser conocido; lo dado en la experiencia es, slo el ob-jeto< de nuestro conocimiento; consiguientemente, lo dado no es laexperiencia, sino que es la experiencia quien determina lo dado, porlo que resulta palpable que se debe poder aislar un concepto de ex-periencia, no en relacin a lo emprico, sino como condicin de po-sibilidad de lo dado, para que tenga lugar la sntesis del, conocimien-to 76 Tal es, pues, el valor de la distincin entre la experiencia realy la experiencia posible, en cuanto que esta ltima delimita el posse,la pura condicin o tforma, como aqulla efectivamente se produce~La experiencia posible nos devuelve as al mbito de las condiciones,de las formas puras de la conciencia trascendental.. Y esto es lo de-cisivo para cuanto, estamos diciendo: dicha devolucin como yaantes, tambin ahora desde este punto de, vista nos sita propiay rigurosamente, desde el horizonte de la sntesis, en el campo delas intuiciones, en el campo del espacio y el tiempo. Detengmonaspor un instante n el ~texto, fundamental:

    En las representaciones de espacio y tiempo tenernos formas, a priori,de la intuicin sensible, tanto externa como interna, y a ellas debe con-fonarse simpre la sxUesis de aprehesin de la diversidad del fen-meno, ya que dicha sntesis slo puede tener lugar de auerdo con talfornia Ahota bien, espacio y tiempo se representan, a priori, no simple-mente como formas de la intuicin sensible, sino directamente como in-tuiciones que contienen una variedad, y, en consecuencia, con la determi-nacin de la unidad de tal variedad. Por tanto> la misma unidad de lasntesisde lo vario, dentro fuera de hosotros y, conMguitmente, tam-bin. una combinacin a la que debe conformarse cuanto tengamos querepresentar como determinado en e l espacio o en el. tiempo, estn simul-tneamente dadas, a priori como condicin, de la, sntesis de toda apre-

    hensin, con esas intuiciones, no en ellas. Pero esta unidad sinttica nopuede ser otra que la combinacin en una conciencia originaria, de lovario de una intuicin dada en general, conforme a las caiegorlas y apli-cada slo a la intuicin sensiblek

    No puede haber, pues, ninguna duda sobre cmo plantea Kant lafuncin de las intuiciones en relacin con la posibilidad de la expe-riencia. Con las intuiciones, mejor todava con la pura posibilidad

    76 lCr. 126 103. lC r. 160- -

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    de una intuicin en general> se da a priori la posibilidad> a su vez>de la combinacin de la vario segn las categoras y d su unidad

    sinttica en la conciencia. Para pensar en toda esto> no es precisotomar en consideracin lo dado empricamente; pero s a la inversa:slo podemos pensar en qu nos es o nos puede ser dado de la unidad de la sntesis> que, por su parte, nicamente es

    aplicable a lo percibido en el espacio y el tiempo. Una vez ms> portanta, es la determinacin ntegra de la conciencia trascendental loque define las condiciones de la experiencia. Y, una vez ms tam-bin, es la posibilidad de esa determinacin global en el mbito del

    conocimiento sensible> mediante las formas puras del espacio y eltiempo, lo que significa el concepto kantiano de intuicin. Desde estepunta de vista, en fin, hablar de la posibilidad de la experiencia su-pone dos cosas> que> sin embargo, slo pueden distinguirse por an-lisis. Supone hablar, ante toda, de una condicin precisa del conoci-miento, tal que hace de la multiplicidad dada sensiblemente algo sus-ceptible de unidad en la conciencia pura. Y supone hablar, despus>de la posibilidad de esa misma condicin> en cuanto que ella no es>en ltimo trmino> nada distinto de la propia estructura global deesa conciencia, de la propia estructura farmalizadora que define, re-

    corta, aisla las condiciones generales de lo que significa pensar. Poreso Kant insiste tantas veces en ese doble flujo> par otra parte coin-cidente, que se anuda en el concepto de experiencia posible: Es la

    posibilidad de la experiencia escribe lo que da realidad objetivaa todos nuestros conocimientos a priori. Pero la experiencia se basaen la unidad sinttica de los fenmenos, es decir> en una sntesisconceptual del objeto de las fenmenos en general. Sin esta sntesis,la experiencia no seria siquiera conocimiento ~ De modo que nocabe sina concluir que las condiciones de posibilidad de la experien-cia en general constituyen> a la vez, las condiciones de ~posibilida4

    de los objetos de la experiencia> y par ello poseen validez objetivaen un juicio a priori ~.Nuestro problema queda as> creo yo > perfectamente formulado.

    El espacio y el tiempo las intuiciones de la sensibilidad> pero> msque nada> la propia idea en general de una intuicin constituyen>en efecto, aquellos requisitos obligatorios sin los que la variedad delas jercepciones no podra ser reducida a la unidad de un conoci-miento. Pero esta es slo una cara de la formulacin del problema.

    7 Kr. 196.

    Kr. 197.

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    Su o t r a c a r a , tan n e c e s a r i a como l a primera para que l a moneda d ela experiencia tenga curso legal> es que el espacio y el tiempo son

    ta m b i n a p l i c a c i n pura d e l a c o n c i e n c i a e n u n a c t o a priori; apli-cacin> pues, del ch denke> que identifica, que hace una sola y mis-ma c o s a , a t r a v s d e s u s e s t r u c t u r a s t r a s c e n d e n t a l e s > l a posible y lopensable de la realidad en la intuicin ~. Si hay,.pues, un punto dep a r t i d a e n l a Crtica, s i h a y un f u n d a m e n t o ( q u e tampoco e s a n t e r i o ra las intuiciones, ya que es el mismo en ellas y en todas las estruc-turas del conocer)> ese punto de partida es l a afirmacin d e l s u j e t o ,a l a l u z d e c u y a p e n s a m i e n to y ciertamente e n s e n t i d o t r a s c e n d e n-t a l s e c o n s t i t u y e l a p o s i b i l i d a d > n o d e l a s c o s a s > s d e l o s o b j e t o sy , por e l l o mismo> d e todo lo que es real para nosotros e n l a natu-

    r a l e za 8 1 La constitucin de esa posibilidad de la realidad es lo quee l s u j e t o determina e n las intuiciones y precisamente para el sujetomisma en cuanto sujeto de pensamiento. Porque esta es la actividad

    del ch denke: el pensar; que quiere decir: el hacer posible por lai n t u i c i n que a lg a nos s e a d a d o > e n l o s trminos j us t o s e n que esod a d o p u e de s e r conocida. en unas trminos, por consiguiente, quedeterminan tambin a la intuicin y. can ella> a toda la realidad na-

    tural. El pensar he aqu lo que escribe el filso fo ,-- es el acta der e f e r i r un o b j e t o a una i n t u i c i n d a d a 8 2 Esto es, pues, lo decisivo.Si la intuicin no es dada, el concepto del entendimiento no tiene

    o t r o us o que e l que s u r g e trascendentalmente d e l a pura posibilidadde una unificacin de lo mltiple ~. Pera, tambin a la inversa> sie s t e uso trascendental faltase, faltara la condicin formal paraque pueda ddrsenos algo en la intuicin ~ Tenemos que concluir,por t an t o, que ningn o b j e t o e s determinado mediante una categora pura en la que se prescindad e t o d a condicin d e l a i n t u i c i n s e n s i b l e , que e s l a n i c a posiblepara nosotros ~. Y en este sentido> en fin, en el marco de unadeterminaci que e s e m p r ic a p a r a e l us a d e l a s in t ui ci on e s > peroque es tambin trascendental> y por la misma razn, para el uso delo emprico mismo, e s como el espacio y el tiempo definen la na-turaleza de la experiencia y comportan su lmite de una sala vez

    ~ lCr . 307.S I Vase (supra. pp. 56-57) cuanto ha quedado dicho sobre la funcin de l ch

    denke, que ahora se comprende en toda su radicalidad.~ lCr. 304. Cfra. tambin y en el mismo sentido todo el desarrollo de

    Kn 307-9.SS fC r 304

    Ibdem.~> Ibdem. La interpolacin en parntesis pertenece a las Nachtrage zur

    Kritik CXXVI.e s kr. 271: Dass nun der Rauni cine formale Bedindung a priori von liusseren

    Erfabrungen ist> dass eben dieselbe bildende Synthesis> wodurch wir in der

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    No se puede transgredir el marco de esas determinaciones (que> yase ve bien, son en realidad una sola), porque entonces no hay ex-

    periencia; o sea, formulada ya rigurosamente, porque entonces nohay intuicin: porque entonces no hay posibilidad de pensar objeto

    ninguno de conocimiento.

    * * *

    As> pues, experiencia> posibilidad, accin espontnea de pensar,conocimiento...: tales son los parmetros sobre los que se asientala formulacin del problema del espacio y el tiempo en la filosofad e K a n t . P r e t e nd e r , como a n o t a m o s ms a r r i b a ~, que el hallazgo

    de la idealidad del espacio y el tiempo ha puesto en marcha losmecanismos que d e s e m b o c a n e n e l a priori y e n l a d o c t r i na d e l su-j e t o t r a n s c e n d e n t a l e q ui v a l e a s ub s t i t ui r el arden real de la Crticapor su orden aparente y no comprender que es el pensamiento, deun modo espontneo e indivisible y todo l desde el principio, quiene s t a t u y e l a q ue , d e e n t r e l a m ul t i p l i c i da d d e l a d a d o , p u e de s e ro b j e t o d e e x p e r i e n c i a . Pero h a y ms a n . P r e t e n d e r > como ta m b i nanotamos, que las categoras suponen la prolongacin de un procesod e f o r m a l i za c i o n e s , a l que corresponde una elaboracin p r o g r e s i v ad e l a materia cognoscible todo e l l o a l a manera d e un a l m a c n

    ordenado por tcnicas de marketing~

    equivale, a su vez, a con-fundir esa compleja, verdaderamente revolucionaria nocin Kantianad e e x p e r i e nc i a con l a f r a gu a d a y s o s t e ni d a por e l e m p i r i s m o i n g l s .

    E s t a confusin e s , c r e o y o , l a r a z d e ca s i t o da s l a s incomprensionessobre el significado del espacio y el tiempo en Kant; una confusinnada desdeable y tal vez ms frecuente de lo que se est dispuestoa r e c o n o c e r . La crtica a estas interpretaciones, que han servido defondo a nuestra argumentacin en cuanto que solapan el verdaderop l a nt e a m ie n t o k a n t ia n o del espacio y el tiempo, descubre ahora suoriginaria intencionalidad. En ellas se esconde> en efecto, no ms

    que un ensayo caracterstico de empirizar a Kant, en un sentido queya no corresponde a las posiciones venerables de Fischer o de Adikes,sino que cuenta en su haber con circunspectas monografas recien-tes 8 9 Sin embargo, el intenta de empirizar a Kant sobre la base de

    Einbildungskraft cinen Triangel konstruieren, mit derjenigen glinzlich einerleisei, welche wir in der Apprehension ciner Erscheinung austiben, uzn uns davonciner Erfabrungsbegriff zu machen, das ist allein, was mit diesem Begriffe dicVorstellung von der Mglichkeit cines solchen Dinges verkniipft.

    8 7 Vid. supra, pp. 51 a 54, con la s consideraciones de la s notas 32-34 . Esta no es una imagen trada por los pelos. Se desprende fcilmente de al-

    gunas monografas como la ya citada de Kbrner (vid, nota 33) .8* Consltense, por ejemplo, las tres si~entcs obras, que disefian una ten-

    dencia muy bien determinable: RoussnT, Latheone de l>objetiviU chez Kant

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    la Esttica y. por lo tanto, de una cierta interpretacin de lasintuiciones y los fenmenos no significa, coma digo, sino una con-

    f u s i n e n t r e e x p e r i e n c i a y empirismo, que K a n t nunca l l e g a soste-ne r. De m o d o , e n f i n , que s i e s importante denunciar d i c h a c o n f us i n ,lo es porque dibuja el perfil exacta de las das frmulas fundamen-tales a que puede reducirse el planteamiento del espacio y el tiempo.Dichas frmulas son, la primera, que la forma de las intuiciones coin-cide sintticamente con el concepto de experiencia posible, puestoque con cada intuicin se da a priori la posibilidad de la sntesisy puesta que es esa posibilidad la que determina lo que es intuiti-vamente pensable ~. Y, la segunda, que, del mismo modo, lo dadoen las intuiciones coincide y tambin ahora: sintticamente- con

    el alcance Integro y la propia naturaleza de la experiencia real, pues-to que slo lo dado en las instuiciones es fenmeno y puesto que elfenmeno es la nica realidad para nosotros, la nica realidad que

    puede ser pensada ~. Lo cual es, en definitiva. lo que verdaderamentenos importa de todo este anlisi: el hecho de que, en la posibilidadque se abre can cada intuicin de unificar lo mltiple por una con-ciencia originaria, en esa posibilidad misma y. por lo tanto, en lareduccin de toda experiencia a su condicin espacio-temporal, secontiene el nico ejercicio posible del pensamiento sobre la realidad.

    QUINTN R4cxo l~m Ro CA RMoz~a

    (Paris, 1966); Pa&uss, Erschainung b e L Kant (Bonn, 1968 citado en nata 4 );y, M ONTE RO M OLINE R, El empirismo kantiano (Valencia, 1 97 2) .

    ~ A los mltiples textos ya citados adase un prrafo de lCr. 309, en el queKant razona la mayor extensin de las categoras respecto dc la intuicin sensi-b l e , por cuanto, an prescindiendo de las intuiciones, man nicht annehmen kann, ohne das man eme andere a]s sinnli-che Art der Anschauung als mglich voraussetzt, wozu wir aber keineswegcsbcrechtigt sind. Se comprende, pues, con claridad y, en este sentido, se jus-tifica la frmula empleada en el texto cmo es justamente en la constriccinde lo pensable a lo posible-de-conocer (lo dado en la sensibilidad> l o que cons-tituye la forma de la intuicin, de modo que, en este sentido> dicha forma con-figura toda posibilidad d experiencia. CEra, tambin a este respecto, lC r. 422.que sintetiza la argumentacin acabada de transcribir; y Prolegomena, 22.

    91 Cfra. Kr. 33, que resume muy.bien los otros textos ya citados en este estu-dio. De todos modos, para la detenninacin del problema db la realidad, vase.

    mfra, lo qe dir en el epgrafe 5 .