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PENSEMOS EN UNA HOJA DE RUTA El PIPE es una medida tardía para hacer frente al declive en la producción que impactó a los diferentes sectores productivos durante el año pasado. Es posible ver que tres de los sectores seleccionados hacen parte de las locomotoras, la gran apuesta de la actual administración en el PND, lo que nos indica es, que en tres años, estos sectores no han tenido el comportamiento deseado, ni han contribuido al crecimiento de la competitividad del país. Es más, caímos una posición en el ranking de competitividad del Instituto ADEN, a causa de la infraestructura -uno de nuestros mayores y persistentes cuellos de botella- y la tecnología, que va de la mano con las políticas de innovación. Estas últimas no han tenido el impacto esperado y la denominada locomotora de la innovación avanza a un paso bastante lento y en este plan de choque no es considerado como sector de gran empuje para el crecimiento. Además, debe tenerse en cuenta que varias de las medidas que se anuncian ya venían en ejecución o se tenían estipuladas, por ejemplo, el adelanto de los parafiscales, la prontitud en las obras de infraestructura. Cabe, entonces, preguntarse ¿qué tanto tienen de políticas de choque estas medidas? Si podían adelantarse a través de la asignación de mayores recursos, ¿por qué no se había hecho? Estas son algunas preguntas que quedan abiertas para el debate y por su puesto no hay que olvidar la importancia de una hoja de ruta que dé solución a muchos de los problemas estructurales del sistema productivo del país.

Pensemos en una hoja de ruta

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Page 1: Pensemos en una hoja de ruta

PENSEMOS EN UNA HOJA DE RUTA

El PIPE es una medida tardía para hacer frente al declive en la producción que impactó a los diferentes sectores productivos durante el año pasado. Es posible ver que tres de los sectores seleccionados hacen parte de las locomotoras, la gran apuesta de la actual administración en el PND, lo que nos indica es, que en tres años, estos sectores no han tenido el comportamiento deseado, ni han contribuido al crecimiento de la competitividad del país. Es más, caímos una posición en el ranking de competitividad del Instituto ADEN, a causa de la infraestructura -uno de nuestros mayores y persistentes cuellos de botella- y la tecnología, que va de la mano con las políticas de innovación. Estas últimas no han tenido el impacto esperado y la denominada locomotora de la innovación avanza a un paso bastante lento y en este plan de choque no es considerado como sector de gran empuje para el crecimiento.

Además, debe tenerse en cuenta que varias de las medidas que se anuncian ya venían en ejecución o se tenían estipuladas, por ejemplo, el adelanto de los parafiscales, la prontitud en las obras de infraestructura. Cabe, entonces, preguntarse ¿qué tanto tienen de políticas de choque estas medidas? Si podían adelantarse a través de la asignación de mayores recursos, ¿por qué no se había hecho? Estas son algunas preguntas que quedan abiertas para el debate y por su puesto no hay que olvidar la importancia de una hoja de ruta que dé solución a muchos de los problemas estructurales del sistema productivo del país.