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Juan Carlos Pereira (coordinador) Historia de las relaciones internacionales contemporáneas Ariel Historia 2001

PEREIRA - Historia de Las Relaciones Internacionales

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Juan Carlos Pereira (coordinador)

Historia de las relaciones internacionales contemporneas

Ariel Historia2001

INTRODUCCINLa Historia de las Relaciones Internacionales en Espaa, como indicamos en el primer captulo de este libro, es una disciplina cientfica joven; acadmicamente incorporada hace pocos aos a los estudios universitarios; incomprendida en muchos casos por otros colegas que la confunden con descripciones anecdticas de negociaciones diplomticas, guerras y tratados; que, sin embargo, despunta en el ltimo lustro de forma destacada en el panorama historiogrfico espaol. Sorprende hoy, por ejemplo, el gran nmero de universidades que han incorporado en sus renovados planes de estudio asignaturas que se insertan en el rea cientfica de la Historia de las Relaciones Internacionales (recordemos que segn la UNESCO, su cdigo es 550610) desde la Historia de la Poltica Exterior de Espaa a la Historia de la Integracin Europea. Todo ello nos indica una nueva sensibilidad inexistente anteriormente en los viejos planes de estudio y en el profesorado, pero tambin un deseo de responder a las inquietudes de nuestros alumnos cada vez ms preocupados, como es lgico, por los temas internacionales, tanto del pasado como actuales y de los que son protagonistas privilegiados. Por otro lado, no es menos cierto el auge experimentado en la publicacin de libros y artculos sobre esta materia de estudio e investigacin. Basta repasar cualquier catlogo o consultar una base de datos para apreciar este hecho. Publicaciones, por otra parte, que en muchos casos deben an superar la fase descriptiva sobre la analtica; afrontar el siempre tan temido reto epistemolgico en las ciencias sociales; abrirse ms a otras disciplinas en favor de la tan deseada interdisciplinariedad y, en definitiva, abordar con ms riesgo nuevas temticas an hoy inditas en nuestra historiografa. Carencias o dficit, por otra parte, que encontramos tambin en otras reas de la Historia Contempornea. Hay tambin un dato que debemos mencionar y que es muy significativo de este renacer al que hacamos referencia anteriormente. En 1991, un grupo de historiadores decidimos crear una asociacin que reuniera a los especialistas o interesados espaoles en Historia de las Relaciones Internacionales De varias reuniones surgi la Comisin Espaola de Historia de las Relaciones Internacionales que, tras su legalizacin inicio su andadura con algunas reticencias por parte de algunos sectores. La realidad ha sido bien distinta. Hoy la CEHRI, que me honro en presidir agrupa a casi 130 socios desde catedrticos a becarios, desde investigadores consagrados a jvenes universitarios muy comprometidos con su trabajo Dos grandes congresos, varias publicaciones, un boletn informativo o una pgina web son, entre otros, los resultados de la labor que inici el profesor Hiplito de la Torre como primer presidente y que yo estoy continuando y ampliando. Se demuestra con ello que ese aserto sobre la actitud reticente de los espaoles a asociarse y apostar por las actividades colectivas frente al tradicional individualismo es falso, por lo menos en nuestro mbito. A pesar de lo logrado, algo faltaba: la publicacin por espaoles y para espaoles de un libro sobre Historia de las Relaciones Internacionales. Permanentemente tenamos que acudir como obras de referencia al ya clsico trabajo de Pierre Renouvin, Historia de las Relaciones Internacionales (siglos XIX y XX), publicado en espaol en 1969; que se vio completado por el escrito por Jean-Baptiste Duroselle, Histoire diplomatique de 1919 nos jours, que en 1993 iba ya por la 11 edicin y que incomprensiblemente an no se ha traducido al espaol; y por el ms reciente Storia delle Relazioni Internazionali, 1918-1992, escrito por Ennio di Nolfo en 1994. Gracias al apoyo permanente del profesor Javier Paredes y de la editorial Ariel hemos podido cubrir tambin ese vaco, siendo as la historiografa espaola, junto con la francesa y la

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italiana, la que dispone ya de un libro de consulta obligada en esta rea cientfica. Se presenta, pues, al lector espaol el primer libro colectivo sobre Historia de las Relaciones Internacionales Contemporneas. Un libro en el que participan 25 profesores universitarios espaoles, procedentes de 13 universidades espaolas y extranjeras, tanto pblicas como privadas. Durante un ao y medio se ha ido planificando, elaborando, corrigiendo y presentando los 27 trabajos que se integran en esta obra, que he tenido el placer de coordinar. En seis grandes partes se ha estructurado. En la primera hemos credo conveniente ocuparnos de los aspectos terico-metodolgicos de la Historia de las Relaciones Internacionales, algo bastante inusual en obras de este tipo. Sobre esta base se inicia nuestro recorrido histrico en el Congreso de Viena y finaliza -en la parte segunda- en una fecha clave para la historia y la vida internacional como es 1871. En la tercera parte, entre los aos 1871 y 1918, observar el lector algunos de los rasgos que irn conduciendo a la llamada Gran Guerra, desde el creciente poder de Alemania a las consecuencias del choque entre los imperialismos centrales y perifricos. A continuacin seis autores abordan el llamado perodo de entreguerra, que en Relaciones Internacionales se inici con la Revolucin de Octubre de 1917 y la participacin de Estados Unidos en la guerra, finalizando casi sin pausa en la Segunda Guerra Mundial. En la quinta parte, con siete captulos, se estudian con detalle los actores, procesos y estructura de poder entre 1945 y 1989, cuando la Guerra Fra, la divisin europea y el orden internacional de la segunda posguerra se desvanecen definitivamente. En la ltima parte hemos querido incluir dos captulos en los que se analizan con detalle los diez aos en los que Europa y el mundo cambi 1990-2000, especialmente por la desaparicin de la Unin Sovitica y el sistema socialista mundial, acompaado de un balance sobre los problemas actuales y futuros de las Relaciones Internacionales, en los que la Historia sigue actuando permanentemente de factor condicionante. Creo, como coordinador, que el reto que nos propusimos se ha cumplido. Los autores, expertos en Historia de las Relaciones Internacionales y miembros de la CEHRI, han expresado sus opiniones libremente y de forma rigurosa. Sus trabajos se han completado con una seleccionada bibliografa por captulos, ms una general que creemos de gran utilidad. Es la hora, pues, de que los lectores juzguen. Sean las que sean sus opiniones nos servirn para mejorar el trabajo hecho. JUAN CARLOS PEREILA CASTAARES Universidad Complutense Madrid, primeros das del siglo XXI

PRIMERA PARTE LA HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

CAPTULO 1 LA HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES COMO DISCIPLINA CIENTFICApor JUAN CARLOS PEREIRA CASTAARES Profesor titular de Historia Contempornea, Universidad Complutense de Madrid y JOS LUIS NEILA HERNNDEZ Profesor asociado de Historia Contempornea, Universidad Autnoma de Madrid En su naturaleza y su gnesis, las Relaciones Internacionales, como realidad social y como disciplina cientfica, corporezan una parte muy significativa de la experiencia histrica de la civilizacin occidental. En la medida en que Occidente ha desempeado un papel hegemnico en el mundo en la trayectoria de su modernidad, su sistema o sistemas de relaciones sociales internacionales y sus mecanismos intelectuales para hacerlo inteligible, y a menudo legitimarlo, traducen esa posicin privilegiada. Sin embargo, la matriz occidental desde la que se ha ido configurando histricamente la sociedad internacional, manifiesta en la universalizacin de alguna de sus creaciones como el capitalismo o el Estado-nacin, o el estatocentrismo dominante en los anlisis e interpretaciones de la realidad internacional, no debe considerarse al margen del relativismo prudentemente reivindicado por algunos cientficos sociales. Desde este prisma, la sociedad internacional de nuestros das, caracterizada por su interdependencia, heterogeneidad y complejidad, es aceptada en palabras de Esther Barb de manera general en tanto que organizadora, pero no en tanto que transmisora de valores dentro de un marco cultural dominante. La configuracin de la sociedad internacional actual, mediando un trgico ciclo de guerras mundiales, fue el resultado, como acertadamente vaticinaba Alfred Zimmern en 1931, del trnsito desde un mundo determinado por las relaciones entre los Estados hacia un mundo basado en las relaciones entre los pueblos. La nocin de Relaciones Internacionales haba de retratar, en consecuencia, un universo social ms amplio y complejo. Un universo que no se poda reducir al haz de relaciones interestatales en opinin de Raymond Aron sino en el que se desenvolvan a su vez: las Relaciones Internacionales, en sentido estricto, en referencia a las relaciones establecidas entre individuos y entre grupos que pertenecen a

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naciones diferentes; y las relaciones transnacionales, que se establecen a travs de las fronteras, y que estn determinadas por colectivos, por organizaciones no explcitamente vinculadas a una entidad poltica. De este modo, en estas definiciones y en otras que se irn formulado posteriormente se advierten dos argumentos esenciales en la nocin de las Relaciones Internacionales contemporneas: la pluralidad de actores, en la que encuentran cabida desde los individuos los grandes desterrados de la sociedad internacional hasta las organizaciones internacionales y fuerzas transnacionales, adems de los propios Estados; y la superacin del clich espacial de las relaciones interestticas, y con ello la nocin fragmentaria e infranqueable de las fronteras nacionales, dando cabida a las relaciones transnacionales. En tanto que disciplina cientfica, la aproximacin intelectual a una realidad social tan multidimensional y compleja ha dado lugar a una extraordinaria heterogeneidad terminolgica y conceptual en virtud de los diferentes contextos histricos, la pluralidad en las tradiciones culturales o las distintas estrategias en la configuracin del campo de estudio. Las Relaciones Internacionales, lejos de ser un trmino aceptado unnimemente por la comunidad acadmica como representativa de un rea de conocimiento, ha convivido y competido a lo largo del presente siglo con otros conceptos y trminos como estudios internacionales, poltica internacional y poltica mundial, entre otros. La confusin y la heterogeneidad es mayscula a la hora de consensuar la terminologa entre diferentes comunidades cientficas, y no slo por las barreras idiomticas. Estas circunstancias, que denotan el dinamismo de la disciplina, no son menos complejas dentro de tradiciones culturales a priori uniformes, como los mbitos nacionales. La cuestin, sobre la que han incidido Celestino del Arenal y Esther Barb, en el mundo anglosajn, baluarte indiscutible de la nueva disciplina, ilustra la importancia de la precisin y la contextualizacin en la terminologa. As, el trmino world politics (poltica mundial) vinculado desde los aos sesenta a la concepcin globalista de las Relaciones Internacionales en el terreno de la teora, ha adquirido con el paso del tiempo nuevos contenidos, anlogos a lo que en el viejo continente se considera la Historia de las Relaciones Internacionales. Siendo la Historia una va de conocimiento indispensable en una disciplina joven y autnoma en el panorama acadmico de la ltima mitad de siglo, la valoracin de su papel difcilmente se puede realizar con rigor sin contemplar en su conjunto el decurso histrico de los saberes sobre la realidad internacional. Y es desde este ngulo, el de la Historia de las Relaciones Internacionales, entendida como el estudio cientfico y global de las relaciones histricas que se han desarrollado entre los hombres, los Estados y las colectividades supranacionales en el seno de la sociedad internacional en palabras de Juan Carlos Pereira, desde el cual pretendemos esbozar el lugar de la Historia en lo que muy acertadamente, en nuestra opinin, Celestino del Arenal denomina la ciencia de la sociedad internacional, en virtud de su propio desarrollo histrico, y la posicin de la Historia de las Relaciones Internacionales en el marco general del conocimiento histrico. 1. El lugar de la Historia en la ciencia de la sociedad internacional Entendida la ciencia de la sociedad internacional como marco general del conocimiento en el que se insertan las distintas disciplinas cientficas que histricamente se han ocupado de forma explcita de las Relaciones Internacionales, Celestino del Arenal argumenta que: [...] el derecho internacional es histricamente la primera disciplina que merece el calificativo de ciencia de la sociedad internacional, seguida posteriormente de la Historia Diplomtica y de la diplomacia, si bien en el siglo XX perdern tal sentido y alcance ante el desarrollo de una nueva disciplina, las Relaciones Internacionales, que se presenta como la ciencia de la sociedad internacional de nuestros das. En consecuencia, el contexto histrico y las propias condiciones sociales del conocimiento conferirn un contenido diferenciado a la expresin ciencia de la sociedad internacional en

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virtud de las vas de aproximacin intelectual a las Relaciones Internacionales. El lugar de la Historia en la misma nos suscita un doble plano de reflexin: en primer trmino, el decurso desde la Historia Diplomtica a la Historia de las Relaciones Internacionales en el marco evolutivo general del conocimiento histrico, sobre el que insistiremos ms adelante; y en segundo lugar, el perfil y el escenario en el que se desenvuelve la Historia de las Relaciones Internacionales en un orden intelectual determinado por el nuevo estatus de las Relaciones Internacionales en las ciencias sociales. El privilegiado punto de mira desde el que la Historia -la Historia Diplomtica- y el Derecho Internacional observaban y conformaban una determinada visin de la realidad internacional hasta bien avanzado el siglo xx, fue dejando paso a un nuevo orden intelectual. Un nuevo orden en el conocimiento del medio internacional, que traduca la inquietud de crculos acadmicos y polticos por comprender y actuar sobre una realidad internacional en transformacin. La emergencia de nuevos fenmenos haban de llevar consigo necesariamente la creacin de inditos instrumentos y mtodos de anlisis y, efectivamente, el ciclo de guerras mundiales en el transcurso del cual se fue cimentando y configurando la sociedad internacional actual depar una revolucin de similar magnitud en el orden intelectual en su comprensin y su construccin. A su vez, la emergencia de las Relaciones Internacionales, como disciplina cientfica autnoma, no es sino el reflejo de un proceso ms amplio en el marco del conocimiento en torno al hombre como sujeto social, el trnsito si se nos permite esta licencia del siglo de la Historia al de las ciencias sociales. Asimilados desde mltiples perspectivas y tradiciones estos cambios en las sociedades occidentales, el ascendiente anglosajn en la concepcin y el desarrollo de la sociedad internacional en aquel contexto histrico se dejara sentir en el origen y la consolidacin de las Relaciones Internacionales como nueva disciplina cientfica. La nueva disciplina canalizaba desde el mbito acadmico el compromiso por evitar el drama de una nueva contienda y la construccin de un marco de convivencia internacional que garantizase la paz a partir de los cimientos ideolgicos del liberalismo. Las races anglosajonas, y ms explcitamente americanas, de la nueva disciplina se explican, a su vez, por el menor arraigo de la Historia y el derecho en el estudio de la realidad internacional y la emergencia de la ciencia poltica que ya haba alcanzado cierta autonoma universitaria y que estara estrechamente vinculada al mundo de la poltica. El papel hegemnico que la ciencia poltica asumi en las universidades norteamericanas determinar no slo la forma en cmo los especialistas norteamericanos orientarn las Relaciones Internacionales, sino tambin la propia evolucin de la disciplina, participando fielmente en los avatares terico-metodolgicos de la ciencia poltica. Un liderazgo cultural estimulado e impulsado, obviamente, por el lugar central que habran de ocupar los Estados Unidos en las Relaciones Internacionales en el curso del siglo. Por otro lado, el desarrollo de las Relaciones Internacionales en Gran Bretaa, en claro declive en el ciclo de guerras mundiales, no slo fructific en la construccin de la paz, especialmente tras la Guerra del Catorce, sino en sus iniciativas culturales para comprender y actuar sobre la realidad internacional. Si bien la conformacin de las Relaciones Internacionales como ciencia poltica emerga con cierto retraso respecto a Estados Unidos, a raz de su propia tradicin cientfica y acadmica y ante el protagonismo de la Historia y la sociologa y en menor medida del derecho en los estudios internacionales, los medios intelectuales britnicos participaron muy activamente en la consolidacin de la nueva ciencia y en el primer gran debate idealismo versus realismo, que transit al socaire de la propia evolucin del sistema internacional de Versalles y que determinara los itinerarios de la nueva disciplina tras la Segunda Guerra Mundial por la senda del realismo. Las resistencias suscitadas desde el mbito de la Historia a aceptar la nueva disciplina coexistan con crticas vertidas por algunos de los defensores del nuevo orden intelectual como D. P. Heatley en cuya opinin la Historia no hizo demasiado por promover la causa de la paz perpetua. Fue, por tanto, en esta atmsfera en la que surgieron las primeras iniciativas acadmicas

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para promover una educacin, unas corrientes de opinin y rigurosos estudios para promover la paz y analizar en su globalidad las Relaciones Internacionales. Nueva York y Londres seran los escenarios de los primeros centros de investigacin en Relaciones Internacionales el Council on Foreign Relations y The Royal Institute of International Affairs, respectivamente creados en 1919 y de los que emanaran las prestigiosas revistas Foreign Affairs e Interiational Affairs. En los campus universitarios afloraran, asimismo, las primeras ctedras como la Woodrow Wilson de Relaciones Internacionales, dotada por el industrial gals David Davies en Aberyswyth en el ao 1918, y cuyo primer destinatario sera Alfred Zimmern, o la de Relaciones Internacionales dotada por Montague Burton en 1923 en la London School of Economics and Political Science. Mientras tanto, en el continente, donde tambin haba arraigado la literatura y el pensamiento pacifista tanto de cuo liberal como marxista, el creciente inters por los asuntos internacionales transit dentro de los confines tradicionales del derecho, la sociologa y la Historia, adems de otras disciplinas consolidadas como la geografa. En consecuencia, el predominio acadmico del Derecho Internacional y de la Historia Diplomtica determin la mayor parte de los anlisis e interpretaciones de la realidad internacional, obstaculizando y aplazando la consolidacin de las Relaciones Internacionales como disciplina autnoma, cimentada en la ciencia poltica. Tras la consolidacin de las Relaciones Internacionales como disciplina cientfica tras la Segunda Guerra Mundial, expresin a su vez de la eclosin de las ciencias sociales en el mundo occidental, los sucesivos debates y paradigmas ilustran los esfuerzos de adaptacin y de comprensin a la cambiante realidad social internacional. Los grandes debates desde el idealismo-realismo, del perodo de entreguerras, a la controversia tradicionalismo-ciencismo de las dcadas de los cincuenta y sesenta y, por ltimo, el debate interparadigmtico de los aos ochenta, centrarn las discusiones entre los internacionalistas. Este ltimo, atento a la nocin de paradigma tal y como lo entenda Thomas S. Kuhn en 1962 como realizaciones cientficas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad cientfica, tratar de ofrecer una concepcin global del objeto estudiado. Desde los aos ochenta, en este sentido, se ha cimentado un cierto consenso al diferenciar los paradigmas concurrentes en las Relaciones Internacionales: el estatocntrico, el globalista y el estructuralista. De una u otra manera, este debate afectar a la construccin de una Historia de las Relaciones Internacionales. El paradigma estatocntrico ha sido el modelo hegemnico en el estudio de las Relaciones Internacionales y se ha erigido en el patrn dominante en la nueva disciplina. En opinin de algunos autores, una de las grandes innovaciones europeas, inherente al surgimiento del sistema internacional de Estados, fue la aparicin de una tradicin de reflexin sobre el comportamiento de los Estados y las Relaciones Internacionales. En el seno de la tradicin de pensamiento hobbesiano, el realismo fue, sin duda, el enfoque ms ortodoxo, imprimiendo su sello y su visin del mundo tras la Segunda Guerra Mundial y consolidando definitivamente la disciplina desde las tribunas acadmicas anglosajonas. Portador de una visin eminentemente conflictiva de las Relaciones Internacionales, asociada al fracaso del sistema internacional de Versalles y el mundo de la Guerra Fra, depositan en el Estado el protagonismo en las Relaciones Internacionales en un mundo en el que prevalece el estado de naturaleza. El estatocentrismo fue, asimismo, el patrn en el que se fraguaron tanto el idealismo como el behaviorismo. El primero de ellos, en los balbuceos iniciales de la disciplina, pretenda construir la paz acabando con la anarqua del sistema internacional, vertebrndolo a partir de la analoga nacional. Cuanto mayor fuera la semejanza de la realidad internacional con las realidades nacionales, cimentadas en este caso sobre valores liberales, tanto mayor sera el orden y la armona en las Relaciones Internacionales. Por su lado, la revolucin behaviorista, a cuya estela se suscit el debate realismo-ciencismo, si bien es cierto que reforz el carcter interdisciplinar de las Relaciones

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Internacionales introduciendo conceptos, teoras e instrumentos de anlisis de otras ciencias y avanz en lneas temticas tan representativas como el concepto de sistema y el anlisis de la toma de decisiones, no alter el estatocentrismo dominante. En suma, la esencia del behaviorismo radic en la aplicacin de procedimientos cientficos al desarrollo del paradigma estatocntrico. Desde los aos setenta se modelarn aproximaciones globales alternativas al estatocentrismo, desde las cuales se pretenda afrontar la comprensin y el anlisis de nuevos fenmenos e inditos problemas internacionales, como la distensin, la proliferacin de nuevos actores internacionales, los cambios econmicos y tecnolgicos en un mundo cada vez ms interdependiente o la descolonizacin, a los que el realismo no ofreca una interpretacin adecuada. Entre las nuevas respuestas, el globalismo aboga, desde una perspectiva occidental y liberal, por una visin sistmica del mundo que desborda el estrecho marco de los Estados para desplazar su eje de gravedad a la sociedad internacional. Desde esta perspectiva, sin negar la validez del esquema estatocntrico, la visin sistmica del transnacionalismo considera inadecuada la reduccin del sistema internacional a un sistema de Estados, en el que acta un heterogneo elenco de actores y en el que se precisa estudiar complejo haz de interacciones. La otra opcin alternativa devendra del paradigma estructuralista. Ms crtica y antisistema en sus formulaciones, se presenta como heredera de los tericos del imperialismo, en su mayora marxistas. Una tradicin de pensamiento que desde el siglo XX ha suscitado una visin del pasado y del mundo alternativa al estatocentrismo. Si bien es cierto que el estructuralismo surgi, en primera instancia, como una crtica a la teora del desarrollo vigente en Occidente, ha ido asumiendo desde sus mltiples formulaciones la teora de la dependencia, el anlisis centro-periferia o del sistema mundo el carcter de un verdadero paradigma alternativo. En su visin holistica del mundo la unidad de anlisis es el sistema capitalista mundial, reformulado por algunos de sus tericos como Wallerstein en trminos de civilizacin capitalista, y su objeto de estudio es el conocimiento de la naturaleza, la evolucin y las disfuncionalidades del mismo, en aras a la promocin de un sistema alternativo de convivencia internacional. Suscitada la cuestin paradigmtica en el horizonte ms amplio de la ciencia de la sociedad internacional, algunos especialistas como K. J. Holsti llegaron a mediados de los setenta a la conclusin de que las Relaciones Internacionales se han desarrollado desde el siglo XVII hasta la dcada de los setenta del siglo XX en el marco de un nico paradigma, el estatocntrco. ste abarcaba tanto las aportaciones de la filosofa poltica anteriores al siglo XX como las de las corrientes idealista, realista y behaviorista. El panorama actual, sin embargo, proyecta una imagen multiparadigmtica en la que el predominio del estatocentrismo es cuestionado por enfoques alternativos superadores no slo del altar del Estado sino tambin de la concepcin exclusiva de un sistema internacional basado en los mismos. Algunos autores, en el contexto de un fin de siglo caracterizado internacionalmente por el fin de la Guerra Fra y la construccin de un nuevo orden mundial, abogan por la necesidad de una autntica revolucin en el acercamiento de los investigadores a la realidad internacional.

2. La isla de la Historia de las Relaciones Internacionales en el archipilago de la Historia La isla de la Historia de las Relaciones Internacionales, sirvindonos de la metfora cartogrfica sugerida en alguna ocasin por el historiador italiano Ennio di Nolfo, ha ido afianzando sus recursos desde los aos cincuenta enriqueciendo el acervo de sus habitantes a tenor de los prstamos y experiencias adquiridos desde los confines del archipilago, en confluencia con su propia memoria y lejanas tradiciones. Expresin de los esfuerzos de adaptacin y renovacin del conocimiento histrico por

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abrazar una realidad internacional en constante transformacin, su perfil y su naturaleza han brotado desde el debate y la polmica historiogrfica que siempre acompaa a la emergencia de una nueva disciplina. La Historia de las Relaciones Internacionales, aun con las lgicas peculiaridades conceptuales y metodolgicas de cada comunidad historiogrfica, se ha desenvuelto hasta fechas recientes dentro del exclusivo predominio del paradigma estatocntrico, en sintona con el tratamiento que desde las ciencias sociales se ha dispensado a las Relaciones Internacionales y con la propia evolucin de la sociedad internacional. A mediados de los aos setenta, el socilogo Marcel Merle entenda que a pesar de la ampliacin del campo de investigacin y la renovacin de los mtodos, entre los historiadores de las Relaciones Internacionales, la hiptesis fundamental contina manteniendo que los Estados son los actores principales, si no exclusivos, de las Relaciones Internacionales. El estudio de las fuerzas profundas slo introduca unos matices en el cuadro clsico. Parece indiscutible, en nuestra opinin, que los replanteamientos conceptuales y metodolgicos desde los que se emprendi el esfuerzo renovador de la Historia de las Relaciones Internacionales tuvieron como capital destinatario el Estado. Prosiguiendo en las coordenadas francesas, Jacques Thobie juzgaba que las fuerzas profundas no haban sido concebidas ms que como elementos disociados portadores de una influencia, de mayor o menor relieve, en las decisiones adoptadas en el mbito de las Relaciones Internacionales. El Estado, en definitiva, se encontraba por encima de las fuerzas profundas. Sin embargo, las fuerzas prolundas aada a continuacin haban transformado la relacin del historiador con la Historia de las Relaciones Internacionales y abierto a los investigadores nuevos horizontes. Pero, cules haban sido las circunstancias y los supuestos sobre los que se haba cimentado la renovacin de los estudios histricos acerca de la realidad internacional, desde el escenario comn de la historiografa occidental? El nuevo orden intelectual desde el que se afront el estudio cientfico de las Relaciones Internacionales, tras el ciclo de guerras mundiales, fue cristalizando pese a las reservas que los saberes tradicionales en el viejo continente, fundamentalmente el Derecho y la Historia, manifestaron frente a las inditas vas de aproximacin hacia aquel campo de estudio de la realidad social. En aquel contexto intelectual precedente, que nos remite al estudio clsico de las Relaciones Internacionales, la Historia Diplomtica, junto al Derecho, eran las disciplinas que en exclusividad convergan sobre aquella realidad social, determinando prismas bien diferenciados de estudio. Como creacin intelectual tpica de la modernidad europea, la Historia Diplomtica refund y adapt a las nuevas circunstancias los conceptos y pautas de trabajo de la Historia de los Tratados. Surgida esta ltima en el siglo XVI al calor de las primeras colecciones de tratados, la obra de Jean Tillet en 1577 es considerada tradicionalmente como el punto de partida de una perspectiva historiogrfica que alcanzara su plena eclosin tras la Paz de Westfalia y la configuracin del Sistema de Estados Europeos. Determinada por su perspectiva jurdico-normativa, a tenor de las propias fuentes, la Historia de los Tratados expresaba una nocin del mundo caracterizada por la primaca del Estado y su eurocentrismo, moldes desde los cuales emergera la Historia Diplomtica desde el siglo XVIII. A lo largo del siglo XIX y hasta el ciclo de guerras mundiales, la Historia Diplomtica, conjuntamente con el Derecho de Gentes y el naciente Derecho Internacional, fueron las disciplinas desde las que se hil el conocimiento de un medio internacional caracterizado por la consolidacin y extensin de los Estados-nacin y la institucionalizacin de un sistema interestatal amparado en la nocin de equilibrio de poder que se proyectara al mundo de ultramar desde el Concierto Europeo. El surgimiento de una conciencia y una ciencia histricas en la Europa del siglo XIX fue un fenmeno indisoluble a la configuracin y consolidacin del Estado-nacin. Fue, por tanto, un instrumento capital en el sistema educativo para forjar las nuevas identidades nacionales. Expresiva la Historia Diplomtica de los fundamentos esenciales del historicismo, como concepcin dominante de la ciencia histrica de la Europa decimonnica, su profesionalizacin supuso la institucionalizacin de un modelo de pensamiento

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y prctica histricos que ha puesto un especial nfasis en la singularidad e individualidad de los fenmenos histricos. La Historia Diplomtica se articulaba en un patrn metodolgico caracterizado por una narracin basada en la reconstruccin de los acontecimientos polticos y diplomticos de acuerdo con su curso cronolgico, por un relato ms descriptivo que analtico y por una fundamentacin cientfica amparada en la objetividad del documento diplomtico, principio y fin en la tarea del historiador. La primaca de lo poltico entre aquellos historiadores era un calco de la actitud y la visin del mundo por parte de los diplomticos. La exclusin de los fenmenos y los procesos econmicos en el discurso de los historiadores reproduca fielmente, en opinin de Ren Girault, el convencimiento de los diplomticos de que las relaciones entre los Estados estaban regladas por negociaciones y decisiones polticas. Su consideracin, lo mismo que las formulaciones de la geopoltica, se hacan en todo caso desde la perspectiva de la poltica y de la propia accin gubernamental. La Historia Diplomtica, escriba Pierre Renouvin, otorgaba una atencin privilegiada al papel desempeado por los hombres jefes de Estado, ministros y sus colaboradores o agentes. El historiador pareca admitir que la evolucin entre lo Estados depende, sobre todo, de los puntos de vista personales de estos hombres, de sus caracteres, de sus habilidades o de sus errores. En resumen, toma el horizonte de las cancilleras. El historicismo, y en nuestro caso la Historia Diplomtica, preservaron su estatus dominante en el panorama acadmico de la historiografa europea hasta el final del ciclo de guerras mundiales. Pero los profundos cambios que acontecieron en el devenir de la sociedad internacional y el nuevo horizonte intelectual en el que emergan las ciencias sociales convergan con la agitacin que desde diferentes latitudes y desde finales del siglo XIX iba prendiendo en algunos crculos historiogrficos frente al historicismo. A caballo entre un siglo y otro fueron surgiendo sensibilidades y actitudes crticas hacia el encorsetamiento del discurso historicista. Una nueva sensibilidad que se alimentaba del dilogo con otras ciencias sociales y predicaba el camino de la interdisciplinariedad. Frente al panorama norteamericano en el que la Historia comenz a considerarse una ciencia social ms, que poda contribuir al descubrimiento de las leyes del desarrollo humano, en Europa la resistencia y la inercia de la historiografa tradicional fue mucho mayor. En el viejo continente se afianz una centenaria tradicin de Historia Diplomtica; no obstante, tambin comenzaron a presentarse propuestas rupturistas. Sin duda, la propuesta ms radical y ambiciosa por construir una nueva Historia en Europa en la primera mitad de siglo se fragu en los crculos acadmicos franceses. La construccin de la llamada Nouvelle Histoire, a raz de los esfuerzos de Lucien Febvre y Marc Bloch y su bautismo fundacional con la creacin en 1929 de la revista Annales d'Histoire conomique et Social, evocaba un ideario en las antpodas del historicismo. Los Combates por la historia de Lucien Febvre tuvieron su particular episodio, su pequeo combate por la Historia frente a la Historia Diplomtica tal y como la entendan Albert Sorel y mile Bourgeois. Las meditaciones que Febvre llev a cabo sobre dos obras de Historia Diplomtica, la primera de 1931 y la segunda de 1946, servan de vehculo para denostar y desnudar las insuficiencias de la historia episdica, del simplismo de un relato fundamentado en el exclusivo uso del documento diplomtico emanado de los hombres de Estado, los ministros y los diplomticos y que, en definitiva, slo se preocupaba de la corteza superficial de su globo, de su esfera poltico-diplomtica. El Homo diplomaticus no tiene por qu ilustrar necesariamente las ideas, voluntades e intereses de una sociedad. Frente a esa Historia superficial, Febvre opone una Historia como estudio cientfico de la sociedad, de la aspiracin a abarcar la totalidad, planteando problemas e interpretando los indicios y las fuentes a la luz de la teora y en constante dilogo con otras ciencias sociales. Aquellas crticas, sin embargo, no fructificaron en una propuesta o programa especifico de Historia de las Relaciones Internacionales. La emergencia de una nueva Historia Cientfica, que cristalizara tras la Segunda Guerra

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Mundial en la institucionalizacin de la Historia social, y la conciencia, en amplios crculos de la comunidad acadmica, en torno a las limitaciones del historicismo, fue un fenmeno que, con lgicas diferencias y peculiaridades nacionales, caracteriz el decurso de las historiografas de Europa occidental. Entretanto, los estudios histricos internacionales afrontaran un proceso de transicin en que la Historia Diplomtica tradicional fue sometida a una profunda revisin, al socaire de los cambios promovidos desde la Historia Cientfica y las ciencias sociales y a la estela de una sociedad internacional cuyas transformaciones haban desbordado los cnones del mundo decimonnico, hbitat natural en el que se haba desarrollado la Historia Diplomtica. El itinerario de aquella transicin no culmin en una Historia Diplomtica remozada sino en la emergencia de una nueva nocin historiogrfica, la Historia de las Relaciones Internacionales. Pero qu supuso la Historia de las Relaciones Internacionales en trminos historiogrficos?, y cul fue el alcance de la misma en la historiografa europea? Una respuesta preliminar a la primera cuestin bien pudiera comenzar por la valoracin que, en su momento, ya hiciera Jean-Baptiste Duroselle al comparar la lnea de trabajo de Pierre Renouvin en los aos cincuenta con la de Emile Bourgeois y concluir que el cambio era del tal magnitud como el paso de un mundo en dos dimensiones a un universo en tres dimensiones. La transgresin y el desbordamiento de los lmites de la Historia Diplomtica ilustra la consciencia que los padres de la Historia de las Relaciones Internacionales tenan de los profundos cambios que se estaban consumando en la historiografa. En la dcada de los cincuenta, Pierre Renouvin interioriz aquellas innovaciones, a la vez que desde la historiografa italiana Federico Chabod alentaba sobre la necesidad de adecuarse a las nuevas corrientes historiogrficas. La incardinacin y la aceptacin de la nueva disciplina no transcurri sin reticencias y sin fricciones en un contexto cientfico dominado en aquellas dcadas, como bien advierte Maria Victoria Lpez-Cordn, por el papel y el anlisis de las estructuras. En Francia, este camino se recorri en una atmsfera historiogrfica caracterizada por sus grandes oscilaciones y el afn rupturista auspiciado desde Annales. En cambio, en otras historiografas como la britnica, la italiana y la alemana, persisti en opinin de la citada historiadora una cierta fidelidad a la Historia Diplomtica tradicional, progresivamente enriquecida con las aportaciones que llegaron desde otros campos y que afectaban ms al sistema de anlisis que al mbito de la investigacin. Todo ello permiti una renovacin desde dentro ms escalonada, no exenta de las propias peculiaridades nacionales. Los orgenes y los primeros indicios de renovacin en los estudios histricos sobre las Relaciones Internacionales surgieron tras la Gran Guerra y en los aos del perodo de entreguerras. El anlisis del nuevo sistema internacional y la preservacin de la paz anim a la creacin del Institute Universitaire des Hautes tudes Internationales en Ginebra por iniciativa de William Rappard y Paul Mantoux y las instituciones ya mencionadas en el mbito anglosajn, as como al surgimiento de las primeras ctedras en la Universidad de Aberyswyth, en la que se sucederan eminentes historiadores como Alfred Zimmern, sir Charles Webster y Edward Hallet Carr; la ctedra de Historia Internacional desde 1924 simultneamente en The Royal Institute International Affairs y en la London School of Economics and Political Science, desempeada en primer trmino por Arnoid J. Toynbee, y luego desdobladas en 1932, lo que permiti la incorporacin de sir Charles Webster a esta ltima institucin; y la ctedra de Relaciones Internacionales en Oxford, asumida en aquellos primeros momentos por los historiadores Alfred Zimmern y sir Llewellyn Woodward. Desde estos crculos se emprendera, como en otras historiografas europeas, un ingente esfuerzo de investigacin e indagacin sobre las causas y responsabilidades de la Guerra del Catorce, como en los tres volmenes de la Cambrdge History of Brtish Foreign Policy, publicada en 1922 y 1923 y en la que colabor Webster, en la que destacan el estudio y el esfuerzo por demostrar la coherencia de la poltica britnica, tanto en el anlisis de la personalidad de los ministros y los diplomticos como en Otros aspectos como el funcionamiento y la estructura del Foreign Office. El debate sobre las responsabilidades y las

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causas de la guerra bipolariz buena parte de los esfuerzos de la Historia Diplomtica, tanto en Alemania para responder y desmantelar las tesis del Tratado de Versalles como en Francia para legitimar los fundamentos de la paz. Es sintomtico, en este sentido, la especializacin de Pierre Renouvin durante aquellos aos en la historia de la guerra desde la Universidad de la Sorbona y en la direccin de la Revuee d'histoire de la guerre mondiale. Trabajos como el publicado en 1925, Les origines inmdiates de la guerre, se movan an en las ms ortodoxas pautas del historicismo. Pero el inters que ya haba ido mostrando por aspectos inditos como las fuerzas econmicas y morales ira aflorando con la dcada de los treinta, perfilando una evolucin en sus planteamientos que no cristalizara y madurara hasta despus de la Segunda Guerra Mundial. Pero en el transcurso de aquella dcada, trabajos como Le crise europenne et la Grande Guerre (1904-1918), publicado en 1934, permitiran que asomaran aquellos nuevos indicios, iran acompaados de iniciativas como la creacin del Institut d'Histoire des Relations Internationales Contemporaines en 1935 en torno al cual comenzara a perfilarse una profunda renovacin conceptual y metodolgica. En Italia, a travs de la Nueva Escuela de Historia Moderna y Contempornea, fundada en Roma a finales de la dcada de los veinte, G. Volpe subrayaba la conveniencia de habituarse a considerar las Relaciones Internacionales, de modo que no se contemplase la poltica exterior como algo autnomo sino entrelazado con la cultura, con la economa y con toda la historia de los pueblos. Aquella atmsfera de renovacin que emerga en algunos crculos acadmicos se haba explicitado, asimismo, en el VII Congreso Internacional de Ciencias Histricas, celebrado en Varsovia en 1933, en el transcurso del cual, algunas intervenciones insistan en las limitaciones de la Historia Diplomtica para analizar y comprender la complejidad de los recientes fenmenos internacionales, como la Gran Guerra o la revolucin bolchevique. No ser, sin embargo, hasta despus de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente en el curso de la dcada de los cincuenta, el momento en que cristalice la nueva disciplina histrica y se inicie su institucionalizacin y socializacin acadmica, as como el debate sobre su naturaleza y su lugar entre las ciencias sociales. En Francia, la obra y la tarea acadmica e intelectual de Pierre Renouvin y Jean-Baptiste Duroselle, perfilada y conceptualizada a partir de la nocin de las fuerzas profundas, cimentaran el contenido y los contornos de la Historia de las Relaciones Internacionales como nueva disciplina histrica. 3. Escuelas y tendencias historiogrficas La Historia de las Relaciones Internacionales en Francia, considerada por Jean-Baptiste Duroselle ms como un movimiento dinmico que bajo el sentido escolstico de una escuela, inicia su etapa decisiva, en su opinin, a partir de 1946 con motivo de la publicacin de la obra de Pierre Renouvin Le Question d'Extrme-Orent, 1840-1940, en la que entran ya en juego las fuerzas profundas en el anlisis de los problemas internacionales. No obstante, ser la publicacin entre 1953 y 1958 de los ocho volmenes de la clsica Historia de las Relaciones Internacionales y, aos despus, en 1964 la aparicin de la obra Introduction l'histoire des relations internationales, elaborada por Renouvin y su estrecho colaborador y continuador de su obra en la Sorbona desde aquel mismo ao, Jean-Baptiste Duroselle, las que marcarn el cambio decisivo. Ambas obras colman uno de los objetivos explicitados por Renouvin en la introduccin general a la Historia de las Relaciones Internacionales, situar las Relaciones Internacionales dentro del cuadro de la Historia general historia econmica y social, historia de las ideas y de las instituciones. En aquellas obras, a pesar del calado conceptual y metodolgico de la segunda, Renauvin nunca dio una construccin formal a la teora de las fuerzas profundas. La formulacin terica, no slo de la nocin y la teora de las fuerzas profundas, sino la ambicin por proponer una teora de las Relaciones Internacionales a base de Historia, alcanzara su mxima expresin en la historiografa francesa con motivo de la publicacin en 1981 del libro de Duroselle Tout Empire prira. Une vision thorique des

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relations internationales, luego revisado y puesto al da en 1992. La obra atpica y polmica entre los historiadores culminaba una trayectoria permanentemente atenta a la reflexin terica y metodolgica. La labor investigadora, divulgativa y pedaggica se impuls en Francia no slo desde las aulas universitarias, sino a travs de centros especializados como el Institut Pierre Renouvin de la Universidad de Pars sucesor del que fuera creado en 1935 y la Socit d'tudes Historiques des Relations Internationales Contemporaines, as como de la prestigiosa revista, de paternidad franco-suiza, Relations Internationales creada en 1974 por Jean-Baptiste Duroselle y Jaeques Freymond, que devino en uno de los principales foros de discusin y divulgacin de la Historia de las Relaciones Internacionales. Al abrigo de aquellos precedentes y su consolidacin institucional, aquella herencia, asumida por historiadores como Ren Girault, J. C. Allain, P. Milza, G. H. Southou o M. Vasse, ha ampliado los horizontes historiogrficos de la disciplina en sus planteamientos tericos y metodolgicos, as como sus contenidos. Pero cules fueron los planteamientos y postulados clsicos de las fuerzas profundas sobre los que se ciment aquella renovacin historiogrfica? De partida, Pierre Renouvin reconoca el influjo de tres tendencias en la investigacin histrica de las Relaciones Internacionales: la concepcin tradicional, la Historia Diplomtica; y dos nuevas, que haban acentuado el estudio de la vida material o espiritual de las sociedades, la historia estructural, por un lado, desde la que se insista en las fuerzas subyacentes y en los movimientos profundos para analizar las Relaciones Internacionales frente a la agitacin de superficie en palabras de E Braudel de la Historia Diplomtica, y la de las fuerzas morales y la psicologa colectiva, a las que el historiador italiano Federico Chabod asignaba un papel preponderante en las relaciones entre los pueblos. El objetivo declarado de la empresa colectiva que fructific en los volmenes de la Historia de las Relaciones Internacionales era: mostrar cules han sido, en las relaciones entre los pueblos y entre los Estados, las transformaciones importantes y determinar, en la medida de lo posible, las causas. Estas transformaciones han sido tanto el resultado de conflictos, en los que importa buscar sus orgenes y medir su alcance, como el resultado de una evolucin lenta: la de las fuerzas profundas, materiales o morales. El desbordamiento del encajonado cauce de la Historia Diplomtica al analizar en su amplitud las relaciones entre los pueblos y los Estados no supuso, sin embargo, una quiebra en la visin estatocntrica de las Relaciones Internacionales. Por otro lado, la Historia de las Relaciones Internacionales aspiraba tambin a ser una historia total, basada en la interdisciplinariedad y en la apertura a nuevos campos de anlisis. En el marco del debate entre historia episdica e historia estructural, las fuerzas profundas ilustran la eclctica solucin propuesta desde la historiografa francesa. La nocin de fuerzas profundas yuxtapone dos trminos: force, referida a todo aquello que incide o podra incidir en las orientaciones o en la limitacin de la actividad del hombre de Estado; y profondes concerniente tanto a lo collectf en un sentido amplo como a la durabilit. Sensibles a la reivindicacin de lo colectivo y de la sociedad desde los planteamientos de Annales y del materialismo histrico a diferencia de este ltimo, Renouvin entenda las fuerzas profundas en su doble vertiente las materiales y las psicolgicas, sin pretender una jerarquizacin a diferencia del materialismo histrico y la supeditacin que las fuerzas morales, como parte de la superestructura, guardaban respecto a la realidad socio-econmica, la estructura. La reivindicacin de lo colectivo, en las fuerzas profundas, supona un salto cualitativo respecto a la Historia Diplomtica, la historia superficial contra la que haba arremetido Lucien Febvre, al desbordar el costreido paisaje social de las cancilleras. Y era, a su vez, una superacin de la mera historia episdica, pero no en el sentido de renunciar al acontecimiento. No hay Historia sin acontecimiento, proclamaba Duroselle en Tout Empire prira. El estudio de los grandes procesos y de las estructuras, y en definitiva de la longue dure, reivindicados por la nouvelle histoire, son asumidos por la Historia de las Relaciones Internacionales pero sin relegar la entidad y la importancia del acontecimiento. Las fuerzas profundas habilitan un cauce a la

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reconstruccin cientfica del acontecimiento. Desde el punto de vista de Duroselle, la controversia entre historia episdica e historia estructural est agotada, una vez que se coincide en considerar que toda Historia debe aspirar y debe ser total. Buenos conocedores de la obra Annales que, sin embargo, prest muy poca atencin al estudio de la Historia de las Relaciones Internacionales, Renouvin y Duroselle pretendan una Historia de las Relaciones Internacionales continuista, asumiendo la herencia de la Historia Diplomtica, y al mismo tiempo renovadora, actualizando el estudio histrico de la realidad internacional de acuerdo con el horizonte de las pretensiones cientficas de la Historia y de las ciencias sociales. Una sntesis superadora de la controversia entre la historia episdica y la historia estructural. En otras grandes historiografas, los signos de continuidad y de renovacin en la disciplina trascienden en una atmsfera historiogrfica menos convulsa, pero plenamente inmersa en la eclosin de las ciencias sociales tras la Segunda Guerra Mundial y determinadas a su vez por lgicas peculiaridades nacionales. La renovacin de la Historia sobre la realidad internacional cobrara un definitivo impulso desde los aos cincuenta a tenor de otros factores como el renovado inters por el estudio de las Relaciones Internacionales como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y la incipiente Guerra Fra y la apertura a los investigadores de nuevas fuentes al aplicarse la nueva norma de los cincuenta aos para la consulta de la documentacin archivstica. Estos hechos afectaron a la situacin de la Historia de las Relaciones Internacionales en Gran Bretaa. Hasta finales de los aos cincuenta predominaba en Gran Bretaa una historia poltica que converta al ncleo poltico-diplomtico-mlitar en el factor esencial del cambio social. La irrupcin de la historia social marxista abri una nueva perspectiva en la interpretacin histrica que no pareci tener influencia sobre la Historia de las Relaciones Internacionales, por otro lado tradicionalmente escptica hacia la abstraccin y los esquemas tericos, otorgando un trato predilecto a las singularidades. El desarrollo y consolidacin acadmica de la Historia de las Relaciones Internacionales en Gran Bretaa ha tenido lugar prioritariamente desde tres focos: Cambridge, Oxford y Londres. En la Universidad de Cambridge, la tradicin incubada en el magisterio de Adolphus Ward e iniciativas editoriales como la emprendida en la dcada de los veinte sobre la poltica exterior britnica, fructificaran tras la Segunda Guerra Mundial en un dinmico Centro de estudios histricos internacionales y su afianzamiento como una rama de la Historia entre la dcada de los cincuenta y de los setenta. La labor de Hinsley, cuyos trabajos se orientaron desde la poltica exterior britnica hacia un mayor dilogo con la teora y la reflexin sobre el pensamiento internacional y los acontecimientos recientes, se vera colmada con una slida implantacin de la disciplina en los estudios de doctorado. En Oxford, la labor desempeada por algunos historiadores como A. Zimmem y L. Woodward, en la ctedra de Relaciones Internacionales dotada por Montague Burton, los estudios histricos internacionales adquiriran notoriedad, dentro de la comunidad acadmica, a tenor del magisterio de A. J. P. Taylor, que en las dcadas de los cincuenta y sesenta bien podra ser considerado, a juicio de Richard Langhorne, como el gran historiador britnico de Historia Internacional de la posguerra. Por ltimo, en Londres la ctedra de Historia Internacional dotada por Stevenson en la London School of Economics and Political Science, devendra despus de la Segunda Guerra Mundial en la creacin de un Departamento de Historia Internacional. El prestigio adquirido ha discurrido paralelo a su crecimiento, de modo que los tres miembros que lo conformaban en 1953, momento en que se incorpor a la ctedra W. N. Medlicott, ascendieron a catorce durante la etapa en que Donald Cameron Watt accedi a la misma en 1982, sucediendo a James Joll. En las ltimas dcadas, los estudios sobre Historia de las Relaciones Internacionales se han extendido con rapidez por la geografa britnica en universidades como las de Leeds, Leicester, Birmingham, Brstol, Kent o Hull. Asimismo, se han institucionalizado nuevos marcos de cooperacin a tenor de la creacin en 1988 del British International History Group y se ha fomentado el debate y reivindicado el papel de la Historia en el estudio de las Relaciones

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Internacionales a travs de revistas cientficas como Diplomacy and Statecraft y el Journal of International Studies. La Historia de las Relaciones Internacionales en Gran Bretaa se ha desenvuelto prioritariamente desde un prisma estatocntrico, a pesar del notable peso historiogrfico de ciertas propuestas como la filosofa cclica de la Historia de Arnold Toynbee desde el supuesto unitario de las sociedades y las civilizaciones. Los estudios sobre la poltica exterior britnica, abordados en su globalidad o a partir de diferentes perspectivas el proceso de toma de decisiones, los servicios de informacin y propaganda o la opinin pblica y sobre el sistema internacional de Estados, mayoritarios en la produccin historiogrfica, ilustran la amplitud de campo que gradualmente se ha ido incorporando al estudio de las Relaciones Internacionales, consecuencia del dilogo con la historia social y con las ciencias sociales. No obstante, y a pesar de muy tempranas iniciativas por introducir nuevos factores como los aspectos morales y psicolgicos a los que ya haba aludido E. H. Carr, los planteamientos tradicionales en torno a la primaca de la poltica, la geopoltica y el equilibrio de poder eran una pauta historiogrfica habitual en la dcada de los cincuenta y sesenta. En este sentido, es ilustrativo el impacto acadmico de los planteamientos revisionistas de A. J. P. Taylor en 1961 sobre los orgenes de la Segunda Guerra Mundial y las Relaciones Internacionales en el perodo de entreguerras. Resultaba irnico que el polmico estudio de Taylor se amparara en un discurso tradicional y narrativo en el que los intereses y las ambiciones de los Estados y la nocin de equilibrio de poder fueran tratadas como si no hubiera existido una aparente ruptura con el siglo XIX. La Historia de las Relaciones Internacionales en Italia ha evolucionado de acuerdo con el propio desarrollo de la historiografa y de la propia poltica exterior del nuevo Estado desde su unificacin. Brunello Vigezzi y Ennio di Nolfo coinciden en destacar la decisiva influencia de los acontecimientos y procesos de la Historia de la ltima entre las grandes potencias, como la tarda unificacin y modernizacin, la campaa de opinin en torno a la intervencin en la Primera Guerra Mundial, el fascismo y el antifascismo o el triunfo de la resistencia los vencidos del Risorgimento; sobre el modo de considerar y analizar el desarrollo de su poltica exterior. La inmediata posguerra, tras la frustracin que supuso la poltica de gran potencia del fascismo, y la reformulacin de la poltica desde claves democrticas y desde las coordenadas de la construccin europea, repercutieron en el nimo y las actitudes de la propia comunidad acadmica hacia la Historia de sus Relaciones Internacionales. La historiografa italiana particip recordemos de las inquietudes renovadoras que sobre el estudio histrico de la realidad internacional comenzaban a aflorar en Europa tras la Guerra del Catorce. La transicin hacia la Historia de las Relaciones Internacionales en Italia tras la Segunda Guerra Mundial, y en especial desde la dcada de los cincuenta, se llev a cabo desde un panorama acadmico e historiogrfico caracterizado por los hilos de continuidad y la inercia del historicismo que cohabitara y competira, desde la dcada de los veinte y los treinta, con propuestas ms renovadoras y totalizantes que no alteraran sustancialmente el estatocentrismo dominante. Todas ellas consideradas desde su capacidad renovadora y desde la advertencia, apuntada por Brunello Vigezzi, en torno a la dificultad para distinguir con claridad la frontera entre la Historia Diplomtica y la Historia de las Relaciones Internacionales en el trabajo concreto de los historiadores. Desde la historiografa tradicional emanan dos lneas de estudio, cuya incidencia sera muy notable en el desarrollo de los estudios histricos internacionales tras la segunda posguerra mundial. Por un lado, la Historia Diplomtica clsica, encarnada en Mario Toscano, uno de los personajes ms influyentes de la historiografa italiana sobre las Relaciones Internacionales hasta su muerte en 1968, cuya trayectoria armonizaba su vertiente poltico-prctica, en sus ocupaciones en el Ministerio de Asuntos Exteriores, con su actividad cultural y acadmica en el mundo universitario. Su atencin privilegiada a las elites y los Estados, su predileccin por la documentacin diplomtica y el cuidado estilo de una narracin coherente y continua, no debe ocultar la complejidad metodolgica y conceptual de su obra. Frente a la prctica de muchos

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historiadores de su generacin, con una formacin eminentemente jurdica, que subordinaban la Historia de los Tratados o la Historia Diplomtica al derecho internacional, Toscano siempre mantuvo, pese a su rigor formalista, la coherencia de los fundamentos histricos y diplomticos de su trabajo. No juzga posible sustituir la Historia Diplomtica por una Historia de las Relaciones Internacionales poco precisa, en la que se insista sobre las relaciones econmicas, polticas, culturales o espirituales entre los pueblos, puesto que se perdera fcilmente el trazo esencial de la realidad que es l'action des gouvernements et des hommes qui les composent. Junto a l, Rodolfo Mosca es la figura ms representativa de una tendencia que ha propugnado la vinculacin de la Historia de los Tratados, debidamente renovada, con la ciencia poltica. A considerable distancia de la Historia Diplomtica emergera otra lnea de trabajo desde la que historiadores como Federico Chabod, Carlo Morandi, Walter Maturi o Ernesto Sestan los cuatro mosqueteros de la historiografa italiana aspiraran a una Historia global o total, capaz de comprender y reconstruir la realidad en sus aspectos ms diversos. La publicacin en 1951 de la obra de Federico Chabod, Storia della politica estera italiana dal 1870 al 1896, troquelaba las influencias de Croce, Salvemini y Volpe, y ofreca una interpretacin de la poltica exterior en conexin con las grandes corrientes que agitaban al pas y con las orientaciones generales de la civilizacin europea de este periodo. La obra de estos historiadores de la vida internacional se orientara hacia la construccin de una verdadera Historia de las Relaciones Internacionales, ligada, en opinin de Brunello Vigezzi, al problema clsico de la Historia de las civilizaciones. La historiografa italiana sobre las Relaciones Internacionales, receptiva a los aires de renovacin procedentes de la escuela francesa y cuya influencia tambin se dejara sentir en la formacin de juristas y politlogos desde la dcada de los cincuenta, se convertira en el transcurso de la dcada de los ochenta en uno de los focos ms dinmicos y renovadores de la Historia de las Relaciones Internacionales en Europa. La creacin en 1985 de la revista Storia delle Relazion Intemazionali, publicada por la Accademia Europea di Studi Internazionali de Florencia y bajo la direccin de Ennio di Nolfo, junto a iniciativas como la celebracin del Congreso sobre Historia y Metodologa de las Relaciones Internacionales en Perugia en 1989, son indicativos de una inquietud intelectual que cobra an mayor inters por la riqueza de un debate historiogrfico alimentado por las grandes lneas que coexisten en el panorama universitario transalpino: una va asentada sobre la tradicin de la Historia Diplomtica y la Historia de los Tratados, centrada en Roma en torno a P. Pastorelli y G. L. Andr; otra, cimentada sobre la herencia de la obra de Chabod con centro en Miln y en torno a Brunello Vigezzi y E. Decleva; la historiografa marxista, a tenor de los trabajos de E D'Amoja en Perugia; la lnea interdisciplinar de estudios sobre la Historia de las Relaciones Internacionales en el mundo actual, nucleada en torno a Ennio di Nolfo en Florencia. En la historiografa alemana tradicional y posteriormente en la Historia de las Relaciones Internacionales en la Repblica Federal de Alemania, las pautas de continuidad y renovacin discurren dentro del patrn del estatocentrismo y de la persistencia de la Historia Diplomtica hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX. El trnsito hacia la Historia de las Relaciones Internacionales tendr mayoritariamente lugar, como en otras historiografas, desde la lealtad y la tradicin de la historia poltica y la ampliacin del campo de estudio de las Relaciones Internacionales. Pero tras estas pautas esenciales de continuidad y cambio, el historiador alemn KlausJrgen Mller concluye a mediados de los ochenta que Alemania es comme un pays sousdvelopp en lo que a la situacin acadmica y cultural de la Historia de las Relaciones Internacionales se refiere. Reflejo, en su opinin, d la carencia de una tradicin continua y firmemente establecida en el mundo universitario y en el marco de las ciencias histricas. Las razones son mltiples a tenor de la propia naturaleza del sistema educativo, tanto a nivel escolar como universitario, al promover la enseanza de una Historia excesivamente polarizada en lo alemn en detrimento del conocimiento de otros pases y del propio sistema internacional, y de

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la situacin acadmica e intelectual de las Relaciones Internacionales, donde la Historia ha cedido el protagonismo a las ciencias polticas, cuyo frgil dilogo deviene a menudo en el antagonismo entre la Historia y la teora. Por ltimo, el decurso histrico de Alemania y sus dramticas cesuras han influido de forma decisiva en los registros y la naturaleza del discurso histrico. En el transcurso de los ltimos cien aos, la fundacin del Reich por Bismarck cristaliz en la desviacin del historicismo rankeano, en cuya obra el estudio del sistema internacional haba ocupado un lugar destacado, hacia una historia germanocentrista o germanoprusiana legitimadora de la nueva empresa poltica nacional. El desenlace de las dos guerras mundiales y la frustracin de las sucesivas empresas imperiales la de la Alemania guillermina y la nacionalsocialista devino, especialmente tras la segunda posguerra, no slo en una peculiar percepcin del sistema internacional, sino en la primaca de lo interno en el debate historiogrfico. La controversia de Fritz Fischer en torno a las responsabilidades y los orgenes de la Guerra del Catorce, durante la dcada dc los sesenta, transcurri en unas coordenadas exclusivamente germnicas, ajenas a la estructura y la naturaleza del sistema internacional. Nunca desapareci, sin embargo, la tradicin historiogrfica en Alemania en el anlisis de la poltica internacional y el sistema internacional de las grandes potencias, en la obra de algunos historiadores como Egmont Zechlin, Ludwig Dehio y Theodor Sehieder. El trnsito de la Historia Diplomtica a la Historia de las Relaciones Internacionales se ha desenvuelto desde la dcada de los sesenta, en opinin de Franz Knipping, en un escenario caracterizado por una produccin historiogrfica abundante, pero muy dispersa y descoordinada. En ella se destacan tres grandes tendencias: el estudio de la poltica exterior del Estado; las relaciones bilaterales y el anlisis del sistema internacional de Estados. A diferencia de Francia, en Alemania no ha surgido un ncleo historiogrfico central ni unos cauces institucionales, comparables al Instituto Pierre Renauvin. A pesar del esfuerzo y del magisterio de algunos historiadores como Andreas Hillgruber, que desde los aos setenta ha encarnado el desafo por construir una nueva Historia de las Relaciones Internacionales en la que confluyeran, no slo los factores de la poltica interior que influan en la accin exterior; sino tambin los factores socio-econmicos, tcnicos, geopolticas y estratgicos, la necesaria complementariedad entre las fuerzas profundas y la accin de los hombres de Estado tropieza con numerosas reservas en los crculos universitarios alemanes. Reservas manifiestas en el antagonismo entre la historia poltica y la historia estructuralista o las dificultades por estimular el estudio de las Relaciones Internacionales en un mbito acadmico dominado por la primaca de la poltica interna. En consecuencia, en la dcada de los ochenta, en la historiografa sobre las Relaciones Internacionales, la lnea dominante de anlisis, en opinin de Franz Knipping, es la de la historia poltica, en un sentido amplio, desde la que se privilegia el estudio del proceso de toma de decisiones, sin olvidar los factores estructurales. Son minoritarias en cambio las aproximaciones que enfatizan el papel de los factores socio-econmicos y culturales como motor de las Relaciones Internacionales. No obstante, han surgido lneas de investigacin sumamente interesantes, cuestionando desde una perspectiva estructuralista la perspectiva dominante del estatocentrismo, como bien se puede concluir de los trabajos de Klaus Hildebrandt sobre el sistema mundial. No podemos olvidar tampoco en este anlisis la actividad en ciertos centros de investigacin como el Forschungsinstitut der Deutschen Gesellsehaft fr Auswrtige Politik (Instituto de Investigacin de la Sociedad alemana para la poltica exterior) en Berln, junto a otras instituciones e iniciativas ms recientes como la creacin del Crculo de estudios en Relaciones Internacionales que rene a universitarios de lengua alemana, para abordar el estudio de las Relaciones Internacionales desde una perspectiva histrica, y la mayor cooperacin con otras historiografas europeas, que parecen promover un panorama acadmico ms vertebrado para el desarrollo de la disciplina. La Historia de las Relaciones Internacionales en Espaa presenta unas peculiariedades que no podemos obviar si comparamos su situacin con la de otras historiografas. Quiz el primer trmino que podra caracterizar esta situacin es el retraso en la incorporacin de los

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estudios internacionales al conocimiento histrico, pero tambin en su aceptacin por otras corrientes historiogrficas, especialmente por las predominantes hasta hace pocos aos en Espaa, las econmicas-sociales. Por otro lado, el desinters tradicional por parte de la opinin pblica por los temas internacionales, tampoco motiv un desarrollo de esta corriente historiogrfica. La difcil construccin de un Estado nacional, el atraso econmico, el alejamiento de Europa o los fracasos internacionales desde 1824, que empequeecen el papel de Espaa en el mundo, llegaron incluso a poner en duda la existencia de una poltica exterior digna de tal nombre. Esta situacin contrasta, sin embargo, con la tradicin internacionalista que observamos en Espaa desde principios del siglo XIX. Al margen del pensamiento poltico y las aportaciones de los juristas, un selecto grupo de historiadores desarrollaron, por un lado, una "Historia de los Tratados", siguiendo la brecha abierta por Abreu en el siglo XVIII: Alejandro del Cantillo, Eusebio Toledano, P. Soler y Guardiola, el marqus de Olivart o el marqus de Villaurrutia. Por otro lado, abordaron la Historia Diplomtica de Espaa tratando de poner de manifiesto la importancia que tenan estas reflexiones para poder elaborar una poltica exterior que respondiera a los verdaderos intereses nacionales. Las obras de Facundo Goi, Eusebio Alonso, junto con las del poltico y publicista Rafael Mara de Labra, son representativas de este movimiento. No obstante, habr que destacar por encima de todos ellos a Jernimo Bcker y Gonzlez, con una fecunda produccin bibliogrfica centrada en la descripcin de la accin diplomtica espaola desde el siglo XVIII hasta principios del siglo XX; su obra Historia de las Relaciones Exteriores de Espaa durante el siglo XIX, publicada en 1924, sigue siendo una referencia historiogrfica indiscutible. La inestable evolucin poltica interna, la Guerra Civil y la difcil situacin durante los primeros aos del rgimen franquista, sumido en un contexto de aislamiento y crticas internacionales, provocan que los temas de carcter internacional fueran relegados. Desde los aos cincuenta, sin embargo, asistiremos a un lento renacer, especialmente desde el punto de vista jurdico. La creacin en 1957 de la primera ctedra en Espaa de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, que obtendr Antonio Truyol, abrir el camino de la renovacin en los estudios internacionales. Desde un punto de vista histrico, la superacin del aislamiento internacional especialmente desde 1953, la renovacin de los estudios histricos gracias al papel desempeado por Vicens Vives, el redescubrimiento de temas como la condicin europea de Espaa y el carcter euromediterrneo de nuestra accin exterior decisivos para el reencuentro con la dimensin internacional de nuestra Historia nacional, harn que se abra el camino para los estudios histrico-internacionales sobre nuevas bases metodolgicas y conceptuales. Tanto para la poca moderna Palacio, Rodrguez Casado, Bthencourt, como para la contempornea gracias a la labor de Jess Pabn y Jos Mara Jover, se producir la tan deseada renovacin intentando superar los condicionantes de la vieja Historia Diplomtica, que an perdurar en nuestra historiografa. A pesar de los esfuerzos realizados por los viejos maestros y muy especialmente por Jos Mara Jover recordemos su renovador trabajo sobre los Caracteres de la poltica exterior de Espaa en el siglo XIX" (1961), que ha sido, y es, el gran referente de todos los historiadores espaoles especializados en Relaciones Internacionales, no ser hasta la dcada de los ochenta cuando veamos surgir varias generaciones de historiadores que comienzan a crear un grupo de estudiosos especialmente dedicados a la investigacin de la poltica exterior espaola. Desde M. Espadas, H. de la Torre, V. Morales, J. U. Martnez Carreras, J. B. Vilar, M. V. Lpez Cordn, R. de la Torre, E. Hernndez, J. C. Pereira y algunos ms, tratarn de cubrir los vacos an existentes en nuestra historiografa internacionalista, tratando de superar el letargo en el que ha estado sumida. En sus trabajos dominarn los estudios sobre relaciones bilaterales, no ms all de la II Repblica, predominantemente eurocentristas y desde perspectivas polticodiplomticas.

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La dcada de los noventa es ya la gran fase expansiva, en paralelo con el cambio de estatus de Espaa en el mundo y un mayor inters por los temas internacionales. Se introducen varias asignaturas de carcter internacional en los planes de estudio universitarios, se organizan congresos y seminarios especialmente centrados en la poltica exterior espaola, se incrementan el nmero de tesis doctorales y aumentan las publicaciones especializadas. El nmero de investigadores aumenta notablemente y, lo que es ms importante, se diversifican geogrficamente. La culminacin del proceso fue la creacin en 1991 de la Comisin Espaola de Historia de las Relaciones Internacionales, que hoy rene a casi 130 socios, con el fin de agrupar en ellas a los principales investigadores, y estimular y promover la investigacin, las enseanzas y las publicaciones sobre Historia de las Relaciones Internacionales. Sus jornadas y seminarios, las publicaciones realizadas y su Boletn, nos pueden permitir conocer muy bien el estado de salud de esta corriente historiogrfica. El balance final de este recorrido sobre Espaa arroja un saldo de luces y sombras. Tal y como indica Francisco Quintana, los rasgos ms destacados seran los de la marginalidad de la Historia de las Relaciones Internacionales frente a otras historias especializadas; la dispersin investigadora y su principal concentracin geogrfica en Madrid; el limitado dilogo interdisciplnar; la ausencia de un debate terico y metodolgico; la persistencia de un discurso histrico de corte descriptivo; la polarizacin de las preocupaciones historiogrficas sobre los aspectos poltico-diplomticos; el acusado hispanocentrismo/eurocentrismo; la existencia de desequilibrios en los temas abordados; la creciente tendencia a la subespecializacin regional; y el progresivo desplazamiento cronolgico hacia el tiempo reciente. A estas caractersticas aadiramos tres ms: el escaso apoyo oficial bsicamente del Ministerio de Asuntos Exteriores a la tarea investigadora y editorial; la inexistencia de un centro de investigacin de referencia y publicaciones especializadas, y los limitados contactos con otras historiografas. Sin duda la geografa acadmica de la Historia de las Relaciones Internacionales quedara incompleta sin la adecuada atencin a la historiografa de las medias y pequeas potencias. No quisiramos que las inevitables restricciones de espacio a estas pginas cercenaran el inters y las aportaciones que se han hecho desde las historiografas portuguesa, suiza o belga. Muy influidas por las grandes historiografas, y en diferente grado abiertas e incorporadas a la renovacin de los estudios histricos internacionales, sus aportaciones y su participacin en los debates cientficos enriquecen la disciplina. Los esfuerzos por formular una aproximacin a la realidad internacional ajustada a las circunstancias de un actor menos privilegiado en la arena internacional, dominado intelectualmente por esquemas tericos emanados de las grandes potencias; las aportaciones tericas al estudio de la jerarqua de los actores internacionales o las nuevas aproximaciones a conceptos y actitudes como la neutralidad o la no alineacin, son ejemplos ilustrativos de ese enriquecimiento al que hacamos alusin.

4. Del Estado a la Sociedad en la historiografa sobre la Historia de las Relaciones Internacionales En el Congreso sobre Historia y Metodologa de las Relaciones Internacionales celebrado en Perugia en 1989, entre las grandes cuestiones que fueron objeto de debate en su agenda figuraban las relaciones entre la Historia y la teora, as como el dilogo con otras ciencias sociales, adems de aspectos concernientes al estado de la investigacin y la enseanza de la disciplina en diferentes pases. Aspectos que, en sus diferentes perspectivas, ya haban aflorado, de algn modo, en el coloquio celebrado cuatro aos antes en Pars. En el nuevo escenario de la historiografa contempornea entre cuyos bastidores circula el debate sobre la ciencia y el conocimiento que ha caracterizado el pensamiento de la posmodernidad, la reflexin y los desafos de la Historia de las Relaciones Internacionales se debaten entre la crisis del determinismo objetivista que ha caracterizado a las grandes lneas del

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pensamiento histrico cientfico tras la Segunda Guerra Mundial en Occidente, y el relativismo y el pluralismo conceptual y metodolgico. La reivindicacin de la narracin, del acontecimiento y de lo singular, sin renunciar a la pretensin de un estudio cientfico desde el que se pudieran establecer regularidades y normas, y la crtica al matematicismo, como se refera Duroselle al afn objetivista de las ciencias fsicas, para analizar la naturaleza humana, enfatizaban recordemos el carcter de sntesis o de camino intermedio de la Historia de las Relaciones Internacionales entre la historia episdica y la historia estructural. En este contexto, desde la dcada de los ochenta los hilos de conexin entre la historia estructural, bsicamente la historia econmica y la historia social, y la Historia de las Relaciones Internacionales parecen acentuarse, a la vez que se diluyen algunos de los prejuicios tradicionales. Las investigaciones, por citar algn ejemplo, de historiadores de las Relaciones Internacionales, como Ren Remond, en el mbito de las mentalidades, un dominio privilegiado de la Nouvelle Histoire, o la evolucin en la historia econmica francesa y el estudio de la modernizacin que, como subraya Gerard Bossuat, haban marginado de sus anlisis la poltica y las relaciones exteriores hasta la dcada de los setenta, apuntan hacia una mayor interrelacin y confirman la evolucin en el objeto de estudio y los mtodos en la Historia de las Relaciones Internacionales. Los planteamientos metodolgicos y conceptuales en la Historia de las Relaciones Internacionales, ms all del programa de las fuerzas profundas en el caso de la historiografa francesa se han ampliado hacia los terrenos de la historia social, siempre desde el carcter de sntesis de la disciplina. La Nouvelle Histoire de las Relaciones Internacionales, en expresin de Pierre Milza, o la Historia social de las Relaciones Internacionales, asimila, en nuestra opinin, las limitaciones del paradigma estatocntrico y refleja una amplitud de campo en su objeto de estudio, cuyos contornos se difuminan en la totalidad y la complejidad de la nocin de sociedad, en cuyo universo encuentran cabida el heterogneo elenco de actores e interacciones de la sociedad internacional contempornea. Ciertamente, la aproximacin a las Relaciones Internacionales desde la ptica, cualquiera que sea, del Estado contina siendo dominante en la ciencia de la sociedad internacional, y por supuesto en la Historia de las Relaciones Internacionales. Pero no menos cierto es que la naturaleza de la sociedad internacional actual resulta inasequible en su totalidad desde esa perspectiva tradicional, de modo que el adecuado anlisis y comprensin de la misma en su sentido histrico difcilmente ser posible sin un paralelo esfuerzo de renovacin y adaptacin del utillaje intelectual para llevarlo a cabo. En este contexto proclive a la pluralidad de teoras interpretativas, el abanico de teoras utilizables, desde la perspectiva del historiador; se acrecentar a medida que se consolide la colaboracin entre los historiadores y los tericos y el intercambio entre la Historia y las ciencias sociales. La historiografa europea resulta en este sentido sumamente interesante. En el marco europeo, la propia experiencia en la que conviven y compiten los Estados con nuevos proyectos y realidades internacionales y transnacionales, como el proceso de construccin europea considerado en toda su amplitud, tienen su directo reflejo en la historiografa. La Historia de las Relaciones Internacionales se ha ido forjando en el seno de las respectivas historiografas nacionales, pero sus pautas de cambio y su propia naturaleza, a pesar de las peculiaridades locales, responden a unas circunstancias histricas, unas coordenadas socio-culturales y, en definitiva, se desarrollan en el espacio de una civilizacin comn. La conviccin de Brunello Vigezzi de que en cada perodo, en los diferentes pases, los historiadores se ocupaban a menudo de los mismos problemas, encontraban los mismos problemas y consideraban las mismas perspectivas, permite entrever las lneas de una "Historia europea de las Relaciones Internacionales". La configuracin de la Historia de las Relaciones Internacionales como disciplina y los avances en el proceso de construccin europea ha influido no solamente en el debate y la bsqueda de nuevas perspectivas y mtodos en el anlisis de esos procesos sociales transnacionales en el viejo continente, sino en la toma de conciencia misma de una Historia

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europea de las Relaciones Internacionales. En el transcurso del coloquio sobre Historia de las Relaciones Internacionales celebrado en Pars en 1985, Ren Girault suscit la iniciativa de constituir una comunidad europea de historiadores con el fin de progresar conjuntamente en el mbito de la investigacin histrica. La creacin en octubre de 1981 de la Comisin de Historia de las Relaciones Internacionales, cuya sede se encuentra en la Universidad de Miln Centro de Estudios de la Opinin Pblica y Poltica exterior, a iniciativa de un grupo de historiadores de 15 pases, abri el camino para ese objet ivo. Integrada en el Comit Internacional de Ciencias Histricas, ha promovido cerca de 20 encuentros internacionales, el primero de los cuales se celebr en Perugia bajo el ttulo La Historia y Metodologa de las Relaciones Internacionales. De los 50 miembros afiliados en 1984, hoy son ya 450 provenientes de 40 Estados. Si se analizan los temas abordados en estos encuentros, as como las publicaciones auspiciadas por la CHRI, se observa la coexistencia de problemas tradicionales y nuevos retos historiogrficos. Sin duda, un eje comn es la reflexin sobre la teora y la metodologa de la propia disciplina que se inici con la publicacin en 1985 de un documento elaborado por Girault, Watt y Viggezi bajo el ttulo What's History of International Relations?. Las consecuencias de las dos guerras mundiales, as como de las llamadas revoluciones del 89 en Europa, han ocupado la atencin y han propiciado amplios debates en los ltimos encuentros, especialmente desde perspectivas comparadas. No menos interesantes han sido los debates en torno al papel de pequeas y grandes potencias en los sistemas internacionales, especialmente centrados en torno a cuestiones como la neutralidad, el impacto de las guerras, el choque entre Estados y naciones o los procesos de integracin frente a la globalizacin. Desde 1997 se observa tambin un cierto relegamiento del occidentalismo/eurocentrismo en los temas abordados y la apertura a otras reas como Latinoamrica, Asia o el Pacfico. Por ltimo, Siempre ha sido una preocupacin del Bureau la reflexin sobre la situacin de los archivos histricos, tanto de los Estados como de las organizaciones internacionales, y los problemas existentes que deben afrontar los historiadores de las Relaciones Internacionales, cada vez ms numerosos pero, al mismo tiempo, ms apasionantes. Lecturas recomendadas Este trabajo colectivo de un amplio conjunto de profesores especializados en Historia de las Relaciones Internacionales recoge una amplia bibliografa sobre el tema del que se ocupa este primer captulo. No obstante, consideramos pertinente destacar algunos ttulos que bien pueden ser el comienzo de una primera aproximacin a esta corriente historiogrfica. La labor de P. Renauvin y J. B. Duroselle ha sido reiteradamente destacada. Entre sus obras ms sobresalientes destacan la Historia de las Relaciones Internacionales (siglos XIX y XX), Akal, Madrid (1982), junto a la publicada por Duroselle Histoire diplomatique de 1919 nos jours, Dalloz, Pars (1990). De este ltimo ha sido recientemente traducido su libro Todo imperio perecer. Teora sobre las relaciones internacionales, FCE, Mxico (1998). Por ltimo, debemos citar el trabajo conjunto de ambos autores que se tradujo en Espaa con el equvoco ttulo de Introduccin a la poltica internacional, Rialp, Madrid (1968). Obras como las de Truyol, A.: Le teora de las Relaciones Internacionales como Sociologa, Inst. de Estudios Polticos, Madrid (1958), Arenal, C. del: Introduccin a las Relaciones Internacionales, Tecnos, Madrid (1987), y Barbe, E.: Relaciones Internacionales, Tecnos, Madrid (1995), nos permitirn conocer el papel de la Historia en la propia evolucin de los estudios internacionales. Un buen estado de la cuestin de las diferentes historiografas europeas, as como de forma particular en Espaa, lo encontramos en la obra publicada por la Comisin Espaola de Historia de las Relaciones Internacionales: La Historia de las Relaciones Internacionales: una visin desde Espaa, CEHRI, Madrid (1996). Una perspectiva complementaria la ofrece el trabajo de

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Pereira, J. C. "De la Historia Diplomtica a la Historia de las Relaciones Internacionales: algo ms que el cambio de un trmino", Historia Contempornea, n. 7 (1992), pp. 155-182. Las revistas Relations Internationales y Storia delle Relazioni internazionali, as como en Espaa Cuadernos de Historia Contempornea (Universidad Complutense), Historia Contempornea (Universidad del Pas Vasco) y Anales de Historia Contempornea (Universidad de Murcia), nos pueden permitir ir conociendo peridicamente el estado actual de las investigaciones y los temas que se van incorporando en el mbito de la Historia de las Relaciones Internacionales.

CAPTULO 2 EL ESTUDIO DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL CONTEMPORANEApor JUAN CARLOS PEREIRA CASTAARES Profesor titular de Historia Contempornea, Universidad Complutense de Madrid El historiador de las Relaciones Internacionales tiene una triple funcin: analizar con rigor, comprender globalmente y explicar detenidamente la evolucin histrica de las relaciones entre Estados, pueblos y grupos organizados en un mbito espacial determinado que denominamos sociedad internacional. Para lograr este objetivo, no slo basta con leer obras especializadas o trabajar con fuentes primarias. Es necesario tambin, en ste y en otros casos, naturalmente, dotarse de un marco terico desde el cual poder desarrollar nuestro trabajo y exponerlo de forma precisa. Junto a ello, debemos manejar un conjunto de conceptos bsicos que nos permitirn, sin duda, comprender y explicar mucho mejor la evolucin de la sociedad internacional. Es por todo ello, por lo que nos ha parecido de gran inters incorporar un captulo especfico sobre esta materia, que bien podramos denominar terico-conceptual, antes del desarrollo histrico de las Relaciones Internacionales en los siglos XIX y XX. Los temas y conceptos que en l se incluyen, consideramos que son los bsicos que el especialista, el estudiante o simplemente el lector interesado por estas cuestiones deben manejar. Son tambin los que los diferentes especialistas que colaboran en esta obra colectiva utilizan con ms frecuencia en sus respectivos captulos. 1. La sociedad internacional A lo largo de la Historia se han desarrollado un gran nmero de hechos o eventos internacionales; es decir; hechos o eventos que han trascendido los lmites fronterizos de los Estados y que han relacionado entre s, de forma pacfica o blica, a las naciones y los pueblos. Segn Truyol, fue uno de los ms afamados filsofos del progreso y del positivismo, Jeremy Bentham, el que en su obra Principios de Moral y Legislacin (1780) utiliz por vez primera el trmino internacional. Desde el triunfo de la Revolucin francesa en 1789, este trmino adquiere un nuevo valor. Es el momento en el que el concepto de nacin adquiere en Francia y Europa un valor que supera lo simblico y se convierte en la Declaracin de Derechos del Hombre y el Ciudadano en sinnimo de soberana (La soberana reside esencialmente en la nacin) del Estado, desterrndose la prctica de las relaciones polticas a travs exclusivamente de los monarcas y las dinastas. Posteriormente el trmino se generaliz, especialmente a travs del Manifiesto Comunista de 1848 y de las Internacionales Obreras (I Internacional, 1864, Marx-1876). Hubo

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que esperar al siglo XX a que este trmino se admitiera en los crculos acadmicos e ilustrados, y hoy est plenamente asentado, a pesar de lo equvoco del mismo. Cuando hablamos de Relaciones Internacionales damos por hecho que stas se centran en las relaciones entre naciones, pero las naciones y los Estados pueden o no coincidir, como ocurre en diversas partes del mundo; por otra parte, con este trmino parece admitirse que slo hay Relaciones Internacionales cuando se desarrollan entre Estados. Sea como fuere, lo que es cierto es que estos hechos o eventos internacionales se han desarrollado en un mbito o marco espacial concreto que venimos en denominar como sociedad internacional. Si para Colliard la sociedad internacional es simplemente el conjunto de seres humanos que viven en la tierra; para Bull es un grupo de comunidades polticas independientes que no forman un simple sistema. De forma ms precisa se puede definir como un mbito espacial y global en el que se desarrollan un amplio conjunto de relaciones entre grupos humanos diferenciados, territorialmente o geogrficamente organizados y con poder de decisin. Una sociedad internacional, por otra parte, que est inmersa en un proceso de evolucin hacia una comunidad internacional. Qu rasgos generales definen a la sociedad internacional contempornea?: La sociedad se ha ido universalizando o mundializando, desde el punto de vista de los limites geogrficos, hasta convertirse en una sociedad cerrada, finita, que coincide con los lmites del planeta y que, por lo tanto, debe asumir sus propias contradicciones, sus propios conflictos e incluso la posibilidad de una destruccin global, hacindose por lo tanto ms interdependiente en los problemas y en las soluciones. La mundializacin se observa tambin a travs de la importancia que ha adquirido la poblacin del mundo, convirt