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Periódico de los 40 años de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Buenaventura, seccional Cali

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Ante la celebración de los 40 años de existencia de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

de la Universidad de San Buenaventura, y con el anhelo de vincularme a tan importante

conmemoración como egresado con el título de abogado, expreso éxitos y las más sinceras

felicitaciones a toda la comunidad bonaventuriana, como es a los directivos, docentes y estudiantes,

para que continúen con la exigencia de inculcar valores y principios éticos y religiosos, de profundizar

en la investigación, y a estos últimos, en asumir la responsabilidad de prepararse jurídicamente en lo

teórico y práctico para que al culminar sus estudios puedan participar activamente de las diferentes

actividades que exige nuestra profesión, y de esta manera demostrar a la sociedad que nuestro querido

claustro universitario forma seres humanos íntegros, con ética, transparencia y honestidad, requisitos

que debemos aprobar para obtener el título que ansiosamente alcanzamos, y por lo cual somos pri-

vilegiados al poder desempeñar cualquier rol que demande los servicios requeridos por el Estado

colombiano y por sus habitantes.

Día tras día tenemos la exigencia de estudiar y actualizarnos para competir en un campo con

obstáculos pero que luego de muchos sacrifi cios y esfuerzos obtenemos los triunfos que bene-

plácitamente son recibidos por nosotros y los seres que nos rodean; siendo esta una de la tantas

metas trazadas como profesionales.

La experiencia adquirida como estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de San

Buenaventura seccional Cali, y posteriormente, ejerciendo mi profesión en diferentes campos como

fue en la Alcaldía Municipal de esta ciudad, en la Fiscalía General de la Nación y en el Departamento

de Atención al Pensionado del Instituto del Seguro Social, seccional Valle del Cauca, han sido la base

y soporte para que orgullosamente el día de hoy me encuentre desempeñando el cargo de Personero

Municipal del municipio de Cartago, cumpliendo funciones como Defensor de los Derechos Humanos

y representante del Ministerio Público, desde donde honrosamente manifi esto que pertenezco a la

comunidad bonaventuriana; y donde encontré excelentes guías académicos y espirituales, a quienes

el día de hoy agradezco porque siempre quisieron lo mejor y me direccionaron hacia el camino que

estoy tomando, y que sin el apoyo y exigencia que desplegaron sobre mí, tal vez no hubiera logrado

los éxitos y reconocimientos que a la fecha he recibido; y que por lo tanto continuaré en la ardua labor

de mejorar, y con la responsabilidad del restablecimiento de los derechos de la población vulnerable,

de la protección del interés público y de la vigilancia de la conducta ofi cial de quienes desempeñan

funciones públicas, y cumpliendo con lo establecido en la Constitución Política de Colombia y demás

normas como servidor público y profesional del Derecho, siendo ejemplo y divulgando a las próximas

generaciones el alto compromiso en que se encuentran para lograr un mejor Estado Social de Derecho.

dentro de... la U

SANTIAGO NIETO ECHEVERRI

Personero Municipal

de Cartago, Valle

Egresado, promoción 2004

Una mañana de junio de 1993, cami-naba y buscaba en las puertas el letrerito que me llevaría a mi salón

de clase; trataba por todos los medios de caminar con fi rmeza y seguridad; al fondo escuchaba un gemido atemorizante y des-concertante, puesto que a pesar de ser casi imperceptible era ensordecedor. A medida que subía las escaleras seguía escuchando ese llamado de ultratumba y el temor se había apoderado de mí y a pesar de sólo ser tres pisos, sentía que estaba subiendo al Cerro de las Tres Cruces.

-Primíparos!!!… agua!!!… gritaba aquella voz colectiva y escalofriante…

Seguí el camino con mi temblorosa fi r-meza y con la visión 20/20 que me acom-pañaba en esa época alcancé a observar el número que distinguía mi salón de clase y en un inesperado y sorprendente ataque de valor, hice lo que todo hombre digno y valiente debe hacer: correr!!! ….Pegué el pique más grande de mi vida, creo que llegué de 0 a 100 Km/h en 4, 6 segundos cual Ferrari Diablo, pero para mi desgracia el salón estaba cerrado, adentro se escucha-ban murmullos y por los calados lograba ver muchos ojos, ojos bien abiertos, en ese momento la angustia me invadió totalmen-

EL VALOR DE SER

BONAVENTURIANOte, cuando sentí que todo estaba perdido desde el interior alguien gritó: “Vé, dejálo entrar que este man también es primíparo.”

La puerta se entreabrió y un monito de pícaras facciones, que más adelante se pre-sentó como Álvaro Calero, me tomó de la camisa, me metió al salón y azotó la puerta, y con ese brutal, pero audaz acto supe que se había sellado un pacto entre todos los que compartíamos la misma suerte, fue como una especie de ritual de iniciación de una antigua cofradía. Adentro muchos ojos brillaban, pero no estaban atemorizados, eran miradas desafi antes, impregnadas del valor que solo puede dar el empoderamien-to colectivo, es decir, como lo diría el gran sociólogo, antropologo y tratadista “Pirry”�: “no somos machos, pero somos muchos”

Ese día la batalla de agua fue dura… Ca-lero, William Giraldo, Néstor Bastidas y yo, decidimos salir y enfrentar a los atacantes (y de paso recoger mi cuaderno de apuntes que se me había caído en el corredor); toma-mos por asalto el cuartel de “los antiguos”, aunque tuvimos algunas bajas, pero valió la pena pues nos hicimos respetar.

No recuerdo con exactitud si la batalla duró dos o tres días, lo que si sé, es que lo peor estaba por llegar, pues los ataques lle-

garon de otra forma y ya no eran con gritos y agua, ahora los enemigos eran otros: se llamaban: MARCO GERARDO MONROY CABRA (para mencionar sólo esos cuatro). Ah lidia, trasnochos y bajas que si nos die-ron!, como olvidar al Dr. Saúl Cortés con su Derecho Romano, al Dr. Diego Rojas Girón con su Carta Magna de Juan Sin Tierra de 1215, al Dr. Celso Nogales con sus apuntes sarcásticos y graciosos, al Dr. Mauricio Valencia, al Dr. Eustorgio Aguado, al Dr. Álvaro Díaz Garnica, verdaderos maestros que con su exigencia y rigor nos enseñaron a amar el Derecho, nos presionaron y hasta nos diezmaron, pero nos enseñaron que el camino de la excelencia está en el grado de esfuerzo y compromiso, nos mostraron lo que costaba egresar de la Universidad de San Buenaventura.

Por eso hoy, cuando me encuentro en el litigio o en la academia frente a renombra-dos tratadistas, famosos abogados cuyos nombres de asociados no caben en sus membretes y sus ojos gritan en silencio: Provincia!!, agua!!; camino con fi rmeza y seguridad, con la decisión y determinación de haber recorrido el arduo camino de ser bonaventuriano.

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3dentro de la U

Soy Alejandra Nieto Arboleda, egre-sada de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Buenaven-

tura Cali en el año 2010, trabajo desde el 2004 en la Unidad de Parques Nacionales Naturales, entidad del Ministerio de Am-biente, Vivienda y Desarrollo Territorial; actualmente soy la abogada del Grupo de Gestión Humana.

El paso por la Universidad de San Bue-naventura fue muy signifi cativo ya que no se trata solamente de un enriquecimiento académico, sino personal y espiritual.

Se trata de una serie de valores que día a día se aprenden y se aplican.

Para la Universidad siempre ha sido prioridad que sus estudiantes sean conse-cuentes con su conocimiento y sus actuacio-nes, que la ética profesional sea la carta de presentación de cada uno de sus egresados y que el respeto por el otro, la paz y el bien, sean sus lemas, como lo fueron para nuestro guía y ejemplo San Francisco de Asís.

Cada día en la Universidad estuvo lleno de buenos y gratos momentos, sea esta pues la oportunidad para dar gracias a cada uno de los profesores que dieron lo mejor de sí para hacer de nosotros profesionales capaces de enfrentar una sociedad exigente y competitiva.

La Universidad se ha esforzado durante todos estos años por crear líderes, profesio-nales integrales. Es por esto que actividades extracurriculares, deportivas o artísticas, ayudan a hacer de nosotros personas se-guras de sí mismas, capaces de interactuar en cualquier contexto sin temor alguno. Al respecto, tuve la gran oportunidad de per-tenecer al Grupo de Teatro “ALTEATRO”, desde el año 2003 hasta el 2008, orgullosa-mente representamos a la universidad en los festivales regionales que se realizaban año tras año y sentimos siempre un gran apoyo e interés por parte de las directivas, el Departamento de Bienestar y cada una de las facultades a las que pertenecían los integrantes del grupo.

El viajar a otra ciudad en representación de la universidad y dejar su nombre en alto, es uno de los mejores recuerdos que puedo tener de todos estos años, compartir con estudiantes de otras facultades, conocer otros puntos de vista, tener sanas discu-siones acerca de temas relacionados con sus carreras, permiten que la capacidad de crítica, objetividad y argumentos de posiciones sean mucho más amplios.

Cuando se tiene la oportunidad de interactuar con estudiantes de otras universidades en espacios distintos al académico, se puede observar acti-tudes y comportamientos que hacen que el estudiante de la San Buena-ventura sobresalga por su disciplina, seriedad, orden, carisma, juventud y alegría, así como lo expresan los colores de nuestra bandera.

Día tras día la Universidad se ha en-cargado de sembrar en cada uno de sus estudiantes y egresados un gran sentido de pertenencia hacia ella, es por esto que en esta oportunidad tan especial, quiero decir gracias por su formación y por hacer de sus egresados profesionales exitosos. Sabemos que la Universidad de San Buenaventura es nuestra casa y que así hayamos egre-sado, sigue teniendo las puertas abiertas para nosotros, nos enorgullece saber que respalda nuestras ideas, que como pro-fesionales podemos contar con su apoyo para nuestros proyectos y que tenemos el deber de actuar conforme su doctrina. Que donde hay un egresado de la Universidad de San Buenaventura hay una persona de bien, dispuesta a poner su conocimiento al servicio de la sociedad.

Felicitaciones por estos 40 años de ardua labor académica, por hacer de la educación superior una educación en valores que evita convertir a sus egresados en máquinas de trabajo y por el contrario, lo convierte en mejores seres humanos, capaces de aportar su intelecto en pro de los demás.

ALEJANDRA NIETO ARBOLEDAEgresada 2010Abogada, Ministerio de Medio Ambiente, Unidad de Gestión Humana- Bogotá

RODOLFO YANGUAS RENGIFO Abogado litiganteProfesor de Derecho en el Master in Business Administration (MBA) y pregrado de la Universidad ICESI.Egresado, promoción 2004.

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Parecía fuera de contexto al inicio de los años setenta, que un naciente pro-yecto universitario, en la ciudad de

Cali, hiciera una propuesta de formación curricular para el derecho con un alto con-tenido de materias en lo económico, en el inglés, en la contabilidad, en la matemática, en el derecho internacional, en las ideas políticas, en el conocimiento de los orga-nismos internacionales y en la formación en política internacional. Aquellos que preferían la “visión de provincia” ante la oferta de estudios superiores en una ciudad distinta a la capital, no encontraban sentido a la oferta que la UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA EN COLOMBIA, se atrevía a presentar en la ciudad de Cali, para lo que sería la primera facultad de Derecho y Ciencias Políticas, de la tercera orden franciscana en el país; muchos criti-caron esta oferta y la señalaron como fuera de contexto, olvidando que… Cali en 1970, ya tenía internacionalizada, y por qué no decirlo, en lenguaje de hoy, globalizada su cultura, su industria, su economía, su educación superior , y por sobre todo, la investigación en agronomía, economía, ingeniería y salud.

Con el transcurrir de las décadas ochenta y noventa, los que tuvimos el privilegio de hacer seguimiento a muchas de las carreras de nuestros compañeros, fuimos testigos de excepción de la pertinencia de la visión que tuvieron los fundadores de la universidad y los diseña-dores o ideólogos políticos del currículo, que en cum-plimiento de la normativa ministerial conducía al título de doctor en derecho, y no de abogado; solo la eva-luación en el tiempo de muchos resultados, nos permite agrade-cer la decisión de los fundadores.

Observando distintos modelos de ejer-cicios profesionales: asesores jurídicos y gerentes de grandes y medianas compañías multinacionales, con capacidad de desem-peño en ciudades como Ginebra en Suiza, Houston, Texas; Madrid, España; un inte-resante grupo de abogados de nuestra uni-versidad, se encuentra entre los que como auxiliares de jueces y fi scalías en la Unión Americana se presentaron a exámenes de auxiliares de la justicia en convocatorias de distintos estados, y el carácter y buen desempeño les ha permitido el ingreso al ejercicio en otros contextos jurídicos, en el sistema judicial de algunos estados miem-bros de esta unión.

Otro significativo grupo de nuestros compañeros se encuentra entre los asesores de procesos de crecimiento e internaciona-lización de muchas empresas colombianas, los conocimientos y el espíritu investigati-vo que nos planteó el programa, han sido el motor detrás de procesos de fusión de empresas, de sus innovaciones en modelos de gestión; si hoy tuviésemos a la vista los cuadros de desempeño profesional, que elaboró la USB en los años 80 y 90 y los reportes actualizados por la ofi cina de egresados de hoy, podríamos ver porcenta-jes por sectores y subsectores de la econo-

mía en la cual nos desempeñamos muchos.

En la evolución de los mercados para las

ofertas de educación superior, hoy se presen-

tan dos nuevos escenarios para el desempeño de abo-

gados, permítanme situar como el primero: el derecho penal inter-nacional, en virtud de la entrada en vigencia de nuestra adhesión, a la Corte Penal Internacional, noviembre de 2009; y como

segundo campo, el derecho comercial inter-nacional, los efectos de la vigencias de los tratados de libre comercio como el TLC Canadá-Co-lombia y el TLC Colombia- EFTA, lo hacen previ-sible.

En el pri-mer caso,

toda la e s -

cuela desarrollada por el programa de de-recho penal, de la USB en Cali, corroborado por los egresados que ocupan signifi cativos cargos en los tribunales superiores de Valle, Buga y Cundinamarca, entre otros, los desempeños actuales de egresados en funciones de Fiscalía y Defensoría del Pueblo, y en especial los ejercicios como parte civil en distintos procesos penales, son evidencia de la competitividad que a través del tiempo ha generado el programa.

En el segundo caso, partiendo solo de las siguientes cifras, de conocimiento público porque reposan en las actas de discusiones del TLC, Colombia-Canadá en el Congreso de la República: “Mercado de 33 millones de consumidores, El Ingreso per cápita, de este país es de USD$ 39.338, es decir cinco (5) veces el registrado en Colombia en el 2008, por lo que se presume una alta capacidad de compra e inversión, acceso inmediato al 98% de las exportaciones agrícolas colombianas desde el día 1 de entrada en vigencia del acuerdo “, es posible afi rmar que el ejercicio de la asesoría, consultoría y gestión jurídico-administrativa, en materia de derecho comercial internacional, constituye el otro campo de formación, en el que veremos competir a los abogados de la Universidad de San Buenaventura, por los próximos cuarenta años.

Sin lugar a dudas, una estrategia de acer-camiento de egresados con su facultad, con fi nes de apoyo, a las nuevas generaciones de abogados que están egresando hoy de la universidad, en materia de vinculación laboral, con alcances en la comprensión de la praxis judicial, y en apoyo a la valoración de lo socio-jurídico, fortalecerá el sentido de escuela, que debe tener un programa de formación y constituiría una herramienta de mercadeo social del mismo, a contrario sensu, la falta de sentido de pertenencia de los egresados de cualquier programa, en cualquier universidad del mundo, siem-pre termina disminuyendo la fuerza y la prospectiva que tiene una propuesta de formación en la educación superior, y solo perjudica al egresado mismo.

Por los hechos y las razones expuestas, instamos a todos nuestros compañeros egresados del programa de derecho de la USB- Cali, a cerrar fi las en torno a to-das las acciones que tiendan a fortalecer la proyección socio-profesional de todo el gremio, hasta lograr y mantener altas tasas de percepciónsocial, de visibilidad y pertinencia de los programas de formación en derecho que oferta la USB en Colombia. Solo el esfuerzo de nuestros padres y la

entrega de muchos de nuestros maestros, algunos ya fallecidos, pulcros juristas y connotados jueces, que entregaron lo mejor para nosotros en las aulas de la USB, nos inspiran a buscar ejercicios del derecho, más allá de las fronteras

de tiempo y lugar…ellos lo merecen.

LA VISIÓN DE LO INTERNACIONAL EN NUESTRA FORMACIÓN COMO ABOGADOS USB

JOSÉ RODRIGO NÚÑEZ MONTESDocente investigador, derecho comercial internacional, Universidad Manuela Beltrán, grupo de investigación derecho y justicia.

Egresado promoción 1977

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El derecho administrativo es por ex-celencia el derecho de las entidades públicas, regula las relaciones de

las mismas como personas jurídicas, en su interior con sus empleados (servidores pú-blicos) y hacia el exterior en cuanto a sus ex-presiones (actos y contratos) y en todos los casos, la responsabilidad patrimonial como elemento garantista para los ciudadanos.

Por ende la modernidad mundial en la cual los mercados imponen que el sector público y el sector privado se entrelacen para unir capitales con el propósito de hacer posible la prestación de un servicio o come-tido estatal que sin esta unión no podría ser rentable, hace necesariamente que la norma reguladora (derecho administrativo) tenga que proponer alternativas para regir estas nuevas relaciones.

Comentemos algunas de esas perspec-tivas que parecieran dejar atrás la teoría clásica del servicio público de León Diguit ó la dogmatica de la personalidad jurídica a que se refería el profesor Riveró:

Las diferentes formas asociativas del Estado; la realización de las grandes obras públicas, la construcción de autopistas nacionales, aeropuertos, terminales marí-timos o la modernización tecnológica de una entidad se hace por medio de contratos como el de concesión, riesgo compartido, “joint venture” que involucra no solamente elementos del derecho administrativo sino del sistema fi nanciero al instrumentalizar las garantías de tan cuantiosas inversiones en largos plazos con encargos fi duciarios o patrimonios autónomos.

El criterio de gerencia publica que trae el cambio de entidad ofi cial por el concepto de compañía, lo que implica que estos entes busquen acreditar su gestión implemen-tando modelos administrativos como el sistema integrado de gestión y de control interno, adoptando un código de ética y de buen gobierno y entronizando valores corporativos que permitan obtener los más altos estándares de calidad con manuales de procesos y procedimientos en todas sus actividades.

Adopción de medidas de protección para el endeudamiento y de contabilidad interna que implica aunque parezca extraño, que por ejemplo un departamento o municipio deba tener estados fi nancieros, balances, marcos fi scales de corto y mediano plazo, inventarios de sus bienes y archivo docu-mental de toda la gestión.

Proporcionar inversión social más allá del suministro de bienes y servicios a la comunidad con bancos ofi ciales de fomen-to que impulsan diferentes sectores de la economía con recursos y plazos fl exibles,

en busca del desarrollo y el cumplimiento de los fi nes del Estado.

Prestación de labores propias del Estado en cabeza de empresa-rios privados que amplían el concepto de descentralización por colaboración para tener una descentralización “em-presarial”, como el caso de los centros de diagnóstico auto-motor, los servicios públicos domiciliarios, las tecnologías de información y la televisión.

El medio ambiente, la explo-tación de recursos naturales no renovables y del subsuelo, colocan nuestro país en la mira de la industria mundial, de ahí el control que debe proponerse desde el aparato estatal para hacer esas actividades rentables y sostenibles.

El traslado de poderes disciplinarios y de control a los propios particulares, la autorregulación del mercado de valo-res o la autorización de contratar fi rmas expertas en auditoría para suplir el control fi scal.

De tal suerte que la enseñan-za del derecho administrativo colombiano debe procurar in-corporar criterios básicos de administración empresarial, contratos comerciales y derecho financiero, para asumir el reto de esta nueva inte-gralidad jurídica.

Al formar en nuestra facultad estudiantes de de-recho, debemos transmitir este nuevo esquema, que hace el derecho admi-nistrativo más atractivo que el dejarlo como el de-recho de la actividad estatal muchas veces despreciado por la crisis política e insti-tucional del aparato pú-blico, para acercarlo más al derecho empresarial, tan anhelado por las generaciones ac-tuales.

de interés...

JUAN GABRIEL ROJAS GIRÓNFinanciera de Desarrollo Territorial S.A. – FINDETERProfesional Especializado, Ofi cina de Asistencia Jurídica.Egresado Promoción 1997

PErSPECTIVAS DEL DERECHO ADMINISTRATIVO COLOMBIANO

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La Facultad de Derecho de la Universidad de San Buenaventura ha sido cuna de célebres juristas vallecaucanos, muchos de ellos destacados docentes, no solo de su alma máter, sino de muchas otras instituciones de educación superior de la ciudad y del país.

En la historia reciente se destaca la generación de egresados 1995-2005, fecunda en jóvenes profesionales del Derecho, que han nutrido otras universidades de la región. Aquí una breve reseña de algunos de ellos:

Nicolás Orejuela Botero, actual Decano de la Facultad de Derecho de la USB, y tal vez el decano más joven que haya tenido Facultad de Derecho alguna en el país –por los menos en su historia reciente– es muestra del liderazgo académico de nuestra alma máter.

Nicolás, especialista en Derecho Constitucional y Parlamento de la Universidad Externado de Colombia en convenio con la Universidad de Madrid, y magíster en Derecho Público de la Universidad Externado de Colombia, ha sido docente de las cátedras de Derecho Constitucional y Derecho Administrativo en diferentes universidades, no sólo de la ciudad, sino en Bogotá.

Fernando Gandini Ayerbe, magíster en Derecho Privado “Il contratto nel Diritto Europeo. Formazione e Rimedi” de la Universitá degli Studi Roma Tre (Italia), es además de prestigioso consultor, director del Programa de Derecho de la Universidad Icesi.

En el pasado estuvo vinculado al Departamento Jurídico de la Zona Franca Palmaseca, fue director del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Cali, así como director del Departamento de Estudios Jurídicos de la Universidad Icesi.

Juan Fernando Salazar Calero es especialista en Derecho Financiero del convenio USB – Uni-versidad del Rosario, especialista en Derecho Comercial de la Pontifi cia Universidad Javeriana y LL.M. en Tecnologías de la Información de Erasmus Universiteit Rotterdam (Holanda).

Juan Fernando es profesor de tiempo completo del Departamento de Ciencia Jurídica y Política de la Pontifi cia Universidad Javeriana Cali y coordinador académico de la Especiali-zación en Derecho Comercial de la misma institución.

Ahora bien, en estas líneas solo tuve oportunidad de referirme a algunos de nuestros egresados – docentes, pero son varios los abogados que regentan la formación de las próxi-mas generaciones de juristas de nuestro Valle del Cauca: Andrés Felipe Ángel (Máster en Derecho de las Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Universidad Carlos III de Madrid, docente de Derecho Empresarial, Derecho Comercial, Derecho de las Telecomunicaciones y Propiedad Intelectual de Icesi), Diana Lorena Vanegas (especialista en Derecho Administrativo, consultora del Grupo de Estudios Ambientales de Cali, abogada de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca –CVC, docente de Derecho Urbano y Medio Ambiente en las universidades Cooperativa de Colombia y USB), Edgar José Polanco (especialista en Derecho Administrativo de la Universidad Javeriana de Bogotá, candidato a

Maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado, jefe Ofi cina Jurí-dica del honorable Concejo Municipal de Santiago de Cali, docente de

Contratación Estatal y Principios Constitucionales de Derecho Laboral de la USB), Rodolfo Yanguas (Especialista en Derecho Público, Constitucional y Administrativo, Máster M.Or. en Inglaterra, candidato a Maestría en Derecho con énfasis en Derecho Público, asesor de entidades públicas y privadas del orden local y nacional, docente de Derecho Internacional Privado y Derecho Internacional Público de Icesi), Viviana Andrea Ramón (especialista en Derecho Procesal, Derecho Penal y Criminalística, estudiante de la Maestría en Derecho Penal, docente de Derecho Penal General y Práctica Forense

Penal de la USB, quien coordinadora además el área de derecho penal y la especialización en Derecho Procesal

Penal y Criminalística de la misma universidad), Francisco Hurtado Langer, Juan Gabriel Rojas

Girón, Francesco Zapala, Alex Garcés Me-drano, Javier Mauricio Pachón Arenales,

Julieta López Restrepo, Martha Lucia López, Xiomara Balanta Moreno y

los hermanos Virginia y Marino Andrés Gutiérrez Valencia,

entre otros ilustres egre-sados.

LA GENERACIÓN DE ABOGADOS BONAVENTURIANOS 1995-2005 semillero de docentes de la usb y de otras universidades de la región

CARLOS ECHEVERRI STECHAUNER* Docente de Derecho Internacional Privado de la Universidad Icesi. Docente de Historia de las Ideas Políticas de la USB.

Director del área de capacitación de la Contraloría Departamental.Egresado Promoción 2005

(*) El autor es especialista en Derecho Co-mercial de Icesi, tiene estudios en Relaciones Internacionales en Santiago de Chile, y es docente de Derecho Internacional Privado de Icesi y de Historia de las Ideas Políticas de la USB. Además, es el director del área de capacitación de la Contraloría Departamental y ha sido coordinador del Examen General de Derecho -preparatorio de las pruebas Ecaes- de Icesi.

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7de interés...

JULIE DEL PILAR REINA Concejal de Santiago de Cali.Egresada Promoción 2006

San Buenaventura

Quiero comenzar este artículo agradeciendo la oportunidad que me da mi universidad, de escribir para tan especial ocasión en esta revista

que conmemora los 40 años de presencia y contribución al desarrollo de nuestra ciudad, nuestro departamento y nuestra nación.

“La perfección del cristianismo consiste en hacer perfectamente las cosas ordinarias. La fi delidad.

a las cosas pequeñas es una virtud heroica”San Buenaventura

Esta pequeña cita enunciada anteriormente es nada más y nada menos que del santo de quien heredamos el nombre para nuestra Alma Mater, es que para los que estudiamos en esta Universidad está claro que hacemos parte de la orden franciscana, y de una u otra forma hemos escuchado algo de San Francisco de Asís fundador de la misma, pero pocas veces hemos escuchado sobre San Buenaventura o nos hemos preguntado quién es.

Bueno, pues sea esta la ocasión, aunque de manera sucinta y general en la que conozcamos algo de dicho personaje; ya saben que si no se sabe de dónde se viene, es más difícil encontrar para donde se va.

Cuentan que nació en 1218, que estudió fi losofía y teología en París en la Univer-sidad de ese mismo nombre, que se destacó como estudiante y luego de graduarse se dedica a la docencia en esa misma ciudad y de esas mismas materias.

Conocido por la mayoría de sus contemporáneos como el Doctor de la Iglesia o el Doctor Seráfi no por su forma especial de escribir con profunda devoción al amor y la fe en Jesucristo. Para San Buenaventura, el estudio era una prolongación de la plegaria.

Cuentan los escritos de los franciscanos que era tanta su pasión por el estudio, que muchas veces por errores dejaba de comulgar, pués sentía que no está cum-pliendo la misión, al punto tal que en la historia de su canonización dicen que después de llevar varios días sin comulgar o “tomar el banquete celestial” fue un ángel enviado por Dios quien tomó la mano del sacerdote que celebraba la misa y lo llevó hasta donde San Buenaventura para que comulgara.

Defensor acérrimo de sus prójimos, incluso enfrentándose a los políticos de la época, fue reconocido por el papa Sixto IV como gran orador, delcual afi rmaba: “el espíritu santo habla por su boca”. En 1257 es elegido como superior general de los frailes menores y en 1258 junto a Santo Tomas de Aquino recibe el grado de Doctor.

Hoy, en conmemoración de los 40 años de nuestra Universidad, y con algo más de claridad de porqué se llama así “San Buenaventura” quiero contar que por mi curiosidad en la lectura desde hace mucho conozco la historia de este santo, y que para mi carrera de abogada y hoy como Concejal de Santiago de Cali me ha servido profundamente, el no apartarme de las pequeñas causas que hoy en la política, cada vez más mediática, no tienen importancia.

Y es que temas como la discapacidad, los adultos mayores (no se dice tercera edad, por favor!), y los jóvenes (que tan de moda estuvimos en las pasadas cam-pañas a Presidencia y ahora que nos señalan para judicializarnos nadie dice nada) entre otras; son las batallas que a mí me dan frutos a diario así no salgan en los medios, porque aparte de tener el servicio como gen familiar, creo que esta ciudad puede ser la que luche por las causas pequeñas todos los días.

Para terminar quisiera reiterar mi gratitud con la Universidad por permitirme escribir en este espacio y porque si no hubiera escogido estudiar aquí, nunca hu-biera conocido a San Buenaventura que con la frase del principio de este artículo me recuerda el compromiso y la forma de servicio a diario.

Ahora solo me queda preguntarles: ¿Cuál es su PEQUEÑA causa?

Pasados veintiún años de egre-sada de la universidad, no puedo dejar de reconocer que

esta, como un segundo hogar, es ga-rante de nuestra formación, no solo profesional, sino como individuos signifi cativos en la sociedad.

Pasados los años con gran nos-talgia se recuerda los momentos serenos en medio de tan exuberante naturaleza, alegres por las locuras de tus compañeros, tristes por des-amores o decepciones y estresantes por aquellos resultados académicos, que en últimas es la razón de ir a la Universidad.

Sin embargo, ese paso obligado a la vida profesional, y la madurez que los años conlleva, independiente de cual haya sido tu destino, hace que todos, pero todos, recordemos deta-lles que pese al tiempo permanecen incólumes para las generaciones de la USB, por solo citar algunos recordemos el baño obligado en el lago para los primíparos o el sabor único de las arepas con pollo del restaurante.

Los bríos de la juventud muchas veces obnubilan episodios académi-cos muy valiosos que nos brinda la U, y es solo el pasar de los años el que nos hace refl exionar, tardíamente, el no haber aprovechado al máximo la sapiencia de los grandes maestros que nos guiaron en el alma mater.

Esos maestros que pese a su es-tricta pero grata pedagogía, también podían ser cómplices con las locuras juveniles, como por ejemplo permitir que saliéramos de clase a saludar a nuestros enamorados, quienes como pilotos de helicópteros de la Fuerza Aérea hacían una breve, pero rui-dosa, estación cerca de la cancha de fútbol de la U, antes de ir a combatir la subversión en el Cauca, siendo la ruta de los Farallones el paso obliga-do para su misión.

Sólo basta decir que ese fuerte laso que por siempre nos liga a la San Buenaventura, y que nos hace recordarla con amor y gran orgullo por su consolidada formación de profesionales e inigualable entorno arquitectónico y ambiental, es el fruto justo de quienes a través de los años la han hecho crecer y pro-yectarse como una de las mejores de Sur América.

SONIA LUCERO VELÁSQUEZ PATIÑOFiscal Especializada de la Unidad Nacional Antinarcóticos e Interdicción Marítima. Egresada Promoción 1989.

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Quiero ante todo agradecer a las directivas de la Universidad por invitarme a participar de esta gran

conmemoración, los 40 años de nuestro Alma mater.

No deja de ser para mí un honor contar algo de mi experiencia como estudiante de un claustro tan prestigioso, como es la Universidad de San Buenaventura, pues realmente me vienen a la memoria infi nitos recuerdos de mi paso por la universidad, época inolvidable, donde realmente pue-do decir que nos formaron verdaderos e ilustres catedráticos que forjaron en noso-tros una línea profesional con verdaderos principios de ética, convicción del derecho y de la vida.

Nuestro paso por la universidad fue verdaderamente una época feliz, donde sentimos un ambiente de exigencia y de camaradería con el resto de las facultades que en nuestra época ya existían, como la Facultad de Economía y de Educación Preescolar, lo mismo que Contaduría.

Los gestores de esta Alma Mater son y han sido, franciscanos de gran fraternidad y orientación educativa. Tuve la fortuna además, de ser una estudiante de Derecho, de vincularme laboralmente medio tiempo en la universidad para atender la Ofi cina de Bienestar Universitario, de manera que la conocí no solo como estudiante sino también como empleada, y desde entonces supe lo que era una organización educativa de grandes proyecciones, como lo que es hoy. Todos pertenecíamos a un equipo de trabajo coordinado, pendiente no solo de dar lo mejor académicamente a los estu-diantes sino también preocupados por las necesidades de bienestar de los alumnos y profesores. Contábamos con la Tuna Estudiantil, las danzas, los deportes, la fi esta de octubre día de San Francisco de Asís; era la gran celebración, la festejá-bamos y la anhelábamos, pues todos queríamos que llegara ese día en el que disfrutábamos de un gran baile en la cafetería , la que en nuestra época era ad-ministrada por Nelly a quien los estudiantes le teníamos un gran cariño, además que a todos no reconocía con el nombre y trataba igualmente con aprecio; había respeto y era el lugar de

encuentro de los estudiantes de Economía y Derecho.

Stellita, la secretaria de la Facultad de Derecho, era una mujer especial, caris-mática, Nancy, Amparito, Nana (Hilda Guerrero), Chavarriaga, contador de la Universidad, entre otros, éramos un equi-po de trabajo armonioso y exigente, pero amigos siempre.

El padre Montealegre no dejaba ni un solo día de pasar a las 7 y ½ p.m. por la Ofi cina de Bienestar Universitario, que funcionaba en Nazareth, para saludarme siempre, “Cuquita como está…”. Recuer-do cuando me fui a casar con Gerardo, egresado también de la San Buenaventura, fue el padre Montealegre quien celebró la misa de nuestro matrimonio, y quien días antes de dicha celebración me llamó y me preguntó, ¿bueno, a todas éstas como es su verdadero nombre?, pues todos en la “U” me conocían por “Cuca”; esto fue una anécdota muy especial que recordamos con mucho cariño. Igual pasaba con el padre López que nos dictaba Derecho Canónico y el padre Zuluaga que nos dictaba ética, y siempre con cariño me llamaban por mi apodo.

Realmente nuestros profesores fueron un lujo, para nombrar algunos, como Luis Escobar Concha, profesor de Derecho Ro-mano, de excelencia con su cátedra, casi en latín; el Dr. Genaro Chamorro, Decano de la Facultad, con sus clases de Humanidades era fascinante; el Dr. “Pacho” Ferreira, con su Derecho Penal absolutamente exigente y excepcional; el Dr. Jorge González Ossa, en Filosofía del Derecho y Lógica Jurídi-

ca; el Dr. “Pedalito” como cariñosamente lo lla-

mábamos, exce-lente profesor d e D e re c h o Laboral; el Dr. Calero Merca-do, profesor de Sucesiones, a quien recuer-do con especial cariño, pues al-gunas veces se olvida-

ba, por su avanzada edad, y nos repetía la clase que días antes nos había dictado, nadie le decía nada por respeto y callados la escuchábamos de nuevo. El Dr. Rodrigo Lloreda Caicedo, Dr. Andrés Sevilla, Dr. Mauricio Valencia en Derecho Civil, el Dr. Alfredo Azuero, Pablo Rubén Vernaza, el Dr. Gustavo Zafra Roldán, brillante profe-sor de Derecho Constitucional, quizá uno de los mejores constitucionalistas que tiene el país.

Como pueden ver estos son algunos de nuestros ilustres y connotados profesores que dejaron en nosotros principios y valo-res imborrables para provecho de nuestra vida profesional.

Realmente la Universidad marca nues-tras vidas y sobre la nuestra que con sus hermosos jardines nos invitó a disfrutar la vida estudiantil en formación, época inol-vidable para todos los que allí estuvimos.

Finalmente creo importante resaltar algo de mi experiencia y vida profesional, de mi paso de los trece años por el sector público y ahora en el privado, tiempo durante el cual he mantenido los principios adquiri-dos durante mi estadía en la universidad, manteniendo por encima de todo el respeto por los demás, la honestidad y la perse-verancia para alcanzar lo que queremos y el mantenimiento del deseo de conservar nuestro crecimiento personal y profesio-nal. Recuerdo siempre que el tiempo pasa muy rápido y las horas que pierdes no las recuperas, de manera que para llegar a la cima es necesario ser perseverante, trabajar duro y con honestidad, pues es posible, y con ello se logran los frutos que más adelante multiplicas.

BERTHA CECILIA ROJASGerente general de la Zona Franca del Pacífi co S.AEgresada Promoción 1981

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uiero ante todo agradecer a las

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Hoy para mí es muy grato recordar mi paso por la Universidad de San Buenaventura Cali, lu-gar donde tuve la oportunidad de estar desde

su fundación, en los años 70, bajo la rectoría del padre Alberto Montealegre. Como profesional de la sicolo-gía, inicié como docente de las asignaturas Métodos y Hábitos de Estudio, Sicología General, Sicología del Desarrollo, entre otras.

Luego, en el año de 1975, cuando terminé la Maes-tría en Administración Educativa, fui nombrado como director de Investigaciones y Planeación, ofi cina que se ocupaba de todo lo relacionado con los procesos de iniciación a la investigación en cada una de las facultades. Esta labor me permitió, por un lado, la escritura y publicación de la guía para la preparación de trabajos de investigación (tesis, monografías) y, por el otro asesorar metodológicamente a los estudiantes, para la realización de sus trabajos de grado.

En el año de 1981, se creó, en cada Facultad, la res-pectiva ofi cina de investigaciones, dependencia que cambia su nombre por Planeación Académica, donde bajo mi gestión se crearon las facultades de Arquitectu-ra y de Ingeniería de Sistemas. Así mismo, se impulsó la educación a distancia en las tres sedes con las que contaba la universidad en ese momento (Bogotá, Cali y Medellín)

Recuerdo que siendo director de Investigaciones y Planeación, en una conversación informal con el Dr. Genaro Chamorro, Decano de la Facultad de Derecho en ese momento, me insinuó que estudiara Derecho, fue en ese momento, año 1978, cuando tomé la de-cisión de inscribirme en dicha carrera profesional. Esta decisión me hace recordar una anécdota, jocosa por cierto, cuando el padre Montealegre decía “que después no digan los estudiantes que en los consejos de la Universidad no hay representación estudiantil”

Siendo estudiante fue muy satisfactorio para mí que en la asignatura Sicología Penal pudiese cumplir el rol de docente de los mismos compañeros de promoción.

Para mi fue muy grato complementar mi experiencia como sicólogo, con los estudios de Derecho; por ello, mi tesis se basó en el tema sobre “el menor y la ley penal”, con la cual me otorgaron el título de abogado en el año de 1981.

Recuerdo también con gran placer que mi casa era el sitio de encuentro para celebraciones y fi estas de la Universidad.

Como anécdota fi nal, en esa época se acostumbraba realizar un homenaje a los profesores de la carrera. Yo asistí como estudiante, pero tuve la grata sorpresa de recibir un reconocimiento, acompañado de un mensaje que decía: para “el directivo, el profesor, el compañero pero, sobre todo, el amigo”

Gracias a la experiencia y conocimientos otorgados por la Universidad de San Buenaventura durante

más de quince años, me facilitó emprender la creación de la Facultad de Comunicación Social en la Universi-dad Autónoma de Occidente, en el año de 1986, la cual en la actualidad cuenta con los programas de pregrado Comunicación Social – Periodismo, Comunicación Publicitaria, Diseño de la Comunicación Gráfi ca, Cine y Comunicación Digital y en cuanto a posgrado dos especializaciones en Comunicación Organizacio-nal, Dirección Publicitaria y la Maestría en Comunicación. Así mismo, permanecí durante 10 años en la presidencia de Afa-com (Asociación Colombiana de Facultades y Programas Universitarios de Comuni-cación e Información) y en la actualidad soy el presidente honorario de dicha asociación y desde enero del presente año actúo como presidente de Felafacs (Fede-ración Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social).

Por todo lo anterior, extiendo mis felicita-ciones a las directivas, docentes, egresados y estudiantes de la Universidad de San Bue-naventura por los 40 años de gestión, creci-miento, desarrollo y progreso en benefi cio de la comunidad en general en el campo de la educación.

MUY PERSONAL... 9

ÁLVARO ROJAS GUZMÁNPresidente Felafacs

Decano Facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de OccidenteEgresado Promoción 1983

El directivo, el profesor, el compañero, pero... ...sobre todo, el amigo

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Acepté la invitación de mi facultad para escribir en esta revista con ocasión de sus 40 años porque en

realidad la siento mía. Y es que en ella no solo me formé como abogada cuando a la cabeza estaba el doctor Humberto Aragón, sino que desde hace 9 años comparto en las dos jornada experiencias y conocimientos con sus estudiantes.

Mi facultad me enseñó el amor por el De-recho Administrativo, el cual aliado con el destino me llevaron al sector público desde hace 14 años, donde aprendí de contrata-ción del Estado, tema que es mi pasión y por lo tanto tema central del resto de estas líneas, no sin antes felicitar a todo el cuerpo administrativo, docente y de estudiantes que hemos trasegado por nuestra facultad de Derecho en estos primeros 40 años de éxitos.

Hoy no existe estabilidad en la nor-matividad aplicable a la contratación del Estado, pues lastimosamente con ocasión de la cada vez más creciente corrupción

se han hecho necesarias modifi caciones a la Ley 80 de 1993, estatuto inicial y gene-ral que regula la materia. Modifi caciones que nacen inicialmente de la Ley 1150 de 2007, porque el legislador otorgó el poder reglamentario del ejecutivo en más de 25 ocasiones; conllevando ello a cantidad de imprecisiones, contradicciones y violacio-nes a norma superior, lo que fi nalmente ha llevado a que la ciudadanía demande su ilegalidad, consiguiendo primariamente la orden de suspensión provisional por parte del Consejo de Estado, obligando ello a que el Gobierno nacional haya tenido que volver a expedir normas que las reempla-ce, existiendo hoy un inmensa gama de decretos reglamentarios, que impiden la existencia de un verdadero estatuto general de contratación.

Como si eso no fuera sufi ciente, en el uso del poder reglamentario el Gobierno ha expedido un procedimiento de selección diferente para cada causal del proceso de selección llamado Selección Abreviada,

Muchos somos los llamados y pocos los elegidos. Estudiar en la Facul-tad de Derecho de la Universidad

de San Buenaventura es un privilegio que pocos tenemos. Hacer este artículo en con-memoración a los 40 años de celebración de la Facultad ha hecho que haga toda una re-trospección a mi vida y me doy cuenta que nada es por casualidad. Llamarlo karma, Darma, Cristianismo, Budismo pero ahora todo tiene una razón de ser.

Cuando egresé del colegio quería estu-diar Derecho para ayudar a las personas y poder reivindicar los derechos de los más vulnerables. Recuerdo que escuchar al Doc-tor Saúl Cortez hablar del Derecho Romano pasaba por mi mente gladiadores, David y Goliat, el pesebre de Belén, imaginaba como podían ser las charlas de Sócrates, sin inter-net, sin celulares, sin Blackberry pero con algo básico para la vida: el derecho. Para los que somos abogados es obvio que el dere-cho se convierta en parte de nuestra vida. Vayamos a donde vayamos siempre existirá alguien que diga: “Usted que es abogado, dígame… ̈ . Las consultas jurídicas es el dia-rio vivir. Si hacemos un recorrido a través de la historia, siempre ha existido algo en común: las normas. Suena acomodado y a muletilla, sin embargo, no me refi ero a esto. El derecho fi ja los parámetros de la vida. A medida que evolucionamos, emergen nue-vos derechos, unos cambian, otras mutan, a otros los disfrazamos, pero siempre han sido la guía de toda la humanidad.

A medida que iba estudiando cada se-mestre, me daba cuenta que me gustaba todo, pero con una fuerte inclinación al

MARÍA FERNANDA PENILLADirectora Técnica ante la Administración Central, Contraloría General de la NaciónDocente UniversitariaEgresada Promoción 1996

es por ello que encontramos un procedi-miento para contratar bienes y servicios de condiciones técnicas uniforme o de común utilización, otro para la contratación por menor cuantía, otra para la contratación de servicios de salud, otra para la adquisición de productos de origen o destinación agro-pecuaria, y así sucesivamente; haciendo de la contratación una situación engorrosa, compleja y hasta peligrosa por la facilidad de caer en errores, para los servidores públicos.

Todo lo anterior y atendiendo la impor-tancia de la contratación administrativa como medio principal de ejecución del presupuesto de inversión del Estado en pro del pueblo colombiano, hace que urja la necesidad que la academia y en especial la Facultad de Derecho de la Universidad de San Buenaventura Cali con sus 40 años de experiencia a través de su excelente planta docente, en conjunto con sus estudiantes, busquen alternativas e iniciativas para que exista un verdadero y efi caz estatuto de contratación estatal.

MARÍA EMY ITABACHI Docente

Propietaria Casa Japonesa OrigamiEgresada Promoción 2007.

También soy abogada

área de privados. Cuando estaba en sép-timo semestre por cosas de la vida y del destino fui seleccionada por medio de una beca del gobierno japonés a estudiar Fashion Business. Tal vez la universidad no fue quien me envió a estudiar y mucho menos fue quien gestionó mis estudios en Japón. Pero si me dio una estructura para sobrevivir en un mundo que era totalmente ajeno a mi vida, la moda. A mí nadie me dijo en ninguna clase que la moda y el derecho eran compatibles, que como abogada podía estar en el sector textil.

Defi nitivamente nunca estuve en esa cla-se y me fui a Japón. Iniciar una nueva vida en un área tan diferente fue un caos mental. Como estudiante de derecho me estructu-raron para seguir una normas y como di-señadora a romperlas. Vaya contradicción. Todos aunque no me lo dijeran, pensaban que estaba loca. Tanto diseñadores como abogados miraban al nuevo bicho como el intruso pero yo seguía allí. Durante mis estudios en Japón, nunca olvide que quería ser abogada, pero tenía que ser lo que era en ese momento. Una alumna. Investigué, estudié y me divertí lo que más pude. Regrese a Colombia y pensé que mi etapa de diseños, telas, hilos y máquinas; había acabado para comenzar de nuevo en las leyes. Explorando ambos mundos y hacien-do caso a lo que dicen los críticos de arte. Las obras se deben ver desde una distancia prudente. Percibí que los diseñadores no tienen idea de sus derechos, su mente esta educada para crear, diseñar y buscar nue-vas tendencias. Busque algo que pudiera unir ambos mundos y lograr que mi vida

tuviera coherencia; encontré la propiedad industrial. Los creativos no tienen tiempo para esto y los abogados vivimos de esto. Quería que mi trabajo de grado tuviera mi huella dactilar. Quien la leyera pensara que la había escrito yo, una futura abogada con tintes diferentes. Mi tesis se basó en la comparación de la legislación brasilera y colombiana en la propiedad industrial. Mi trabajo de grado hizo que me introdujera y me interesara por el sector empresarial. Construir empresa parecía fácil y tenía las herramientas jurídicas para hacerlo; pero me estrellé. Cometí muchos errores y en la empresa los errores se pagan con dinero, pero hay que persistir cuando algo se quie-re. Conociendo mis defi ciencias y pagando las consecuencias decidí hacer un Master en Administración de Negocios con énfasis en emprendimiento y empresas familiares.

Actualmente soy la propietaria de una empresa que se dedica a la confección y co-mercialización de uniformes e implementos para artes marciales. Igualmente enseño a los futuros diseñadores del programa de Diseño de Vestuario de la USB a tener una mente más estructurada y más enfocada a los negocios.

Mis profesores siempre respetaron mi diferencia y sé que ellos y mis compañeros siempre supieron que no iba a ser el proto-tipo de abogada que muchos esperan ser. Algunos querrán ser magistrados, otros fi scales, otros tal vez litigar pero yo seguí mi corazón y estoy orgullosa de ser una abogada que se desempeña en el sector textil y empresarial.

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Son las 9:25 p.m. y es viernes. En aquél salón unos y otros se mira-ban. Los más osados hacían sonar

sus códigos contra los pupitres o los cerra-ban estrepitosamente. Los que teníamos que tomar la ruta del Blanco y Negro 2 A (que según entiendo ya no existe), está-bamos algo preocupados, pues el último bus seguramente no tardaría en salir. ¡Ay de aquél a quien se le ocurra hacer a esta hora una pregunta!: la Santa Inquisición parecería un proceso de jurisdicción voluntaria, comparada con el reproche generalizado que recibiría.

Es en ese instante en que el profesor sin perder la coherencia de lo que viene explicando afi rma “la clase aún no ha terminado”. A este punto, alguno le diría “Profe, es que estamos cansados”. Como si nada, quien estaba al frente continuaba hablando sin inmutarse de la importan-cia de Becaría en la pena de muerte, o de cómo se adelanta un verbal sumario, de los requisitos para que se constituya un sindicato de base, la composición de la so-ciedad (por decir algo, alambritos Cali) en comandita por acciones, de la demanda al estado por un “talud” de tierra o, incluso, de quién fue Jean Bodín.

No se inmutaría porque no era la pri-mera vez que escuchaba tan jurídicos argumentos. Permítanme explicar lo di-cho: Creo que todo empezó en la antigua Grecia, cuando decidieron abrir jornada

nocturna para el Akademos, - podría jurar que lo leí en los Diálogos de Pla-

tón - donde también se escuchaban frases del estilo “es que somos

del nocturno”, o “es que nos toca trabajar”, como parte

de un ius pataliandi para que terminase la cla-

se más temprano, se redujeran los tra-

bajos o no fuera evaluado tanto

c o n t e n i d o . Hasta hoy,

esas fra-s e s

retumban – y con toda seguridad se segui-rán escuchando – en las aulas de clase de cualquier universidad que brinde la po-sibilidad de extender, con gran esfuerzo, nuestra energía hasta horas en que otros estaría viendo alguna inacabable novela o cayendo en profundos sueños.

Pero quiero aprovechar la ocasión para agradecer la generosidad de aquellos profesores – los buenos profesores – que después de esas largas jornadas laborales, decidían enfrentar un auditorio para ex-plicar temas de compleja comprensión a personas cuyo nivel de atención también podría estar menguado. Pero sabido es que la tarea de estos maestros no termina allí, pues seguramente el preparar clases para el día siguiente, leer trabajos que parecen elaborados por el señor Google o el doctor Wikipedia, o evaluar exámenes cuya caligrafía oscila entre el arameo anti-guo y el mandarín simplifi cado, no resulta elemental. Para ellos también nuestro reconocimiento, aunque no mencionaré aquí sus nombres pues la lista es un poco extensa y temo dejar alguno por fuera.

Claro, tal como dirían algunos.: difí-cilmente puede hallarse la perfección en cualquier obra humana, había uno que otro docente que no representaba fi elmen-te el pensamiento bonaventuriano. Como aquél que apelaba al recurso motociclís-tico en sustitución del camino jurídico, o el otro que dejaba cientos de trabajos que jamás leía. Obviamente, no faltaba el es-tudiante que ante tan incómoda situación elaboraba profusos trabajos, pero en cuya bibliografía estaban “juristas” de la talla de Hakkinen, Mika; Eto’o, Samuel; Yar-digans, Back; o el mismísimo Aristizábal,

Juan Esteban. Y si de estu-diantes se trata, en cual-

quier salón puede uno hallar, por ejemplo,

el cerebrito con sus respec-

t ivas

CARLOS ANDRÉS GUZMÁN DÍAZDocente Universitario Fiscal de Bogotá, en Comisión ante la Escuela de la Fiscalía General de la Nación y el Departamento de Justicia de EEUU.Egresado Promoción 2003.

rémoras; las oriundas del silicon valley; el microempresario del brownie o del “trululú”; la admirable octogenaria que realiza el trabajo que aún no han dejado; el policía y sus historias; la jovencita que vive enamorada de un cigarrillo que dicta clase; los que van de turismo; el – ¿la? – que no se defi ne en sus tendencias (me refi ero, por supuesto, a las laborales); o aquel a quien su celosa novia, también estudiante, le arrojó su celular al lago (y que aún lo está buscando), etc.

Solo algunos de ellos podrían represen-tar el pensamiento bonaventuriano, por-que serlo implica disciplina, responsabi-lidad, ética y calidad; y sólo unos cuantos recibirán la cruz de Tao. Lo dicho es veri-fi cable empíricamente, basta ver quiénes son los egresados y qué representan.

Por estos salones han pasado magis-trados, diplomáticos, congresistas, mi-nistros y candidatos a la vicepresidencia. Mientras escribo estas líneas estoy algo distante de mi país, presenciando una audiencia en la CPI. Sé que no está lejos el día en que un egresado de nuestra casa de estudios también nos represente en esta clase de justas. Ya hemos alcanzado gran posicionamiento en estos 40 años, por lo que no exagero en las expectativas de lo que vendrá. Por ahora, debo agra-decer a quienes con generosidad nos han enseñado, no solo con intrincadas teorías jurídicas desde el plano simplemente conceptual, sino que nos han mostrado cómo todo aquello es coherente con la práctica, con su conocimiento empírico, a pesar de la adversa nocturnidad y todo lo que ella implica.

El tapetum lucidum es, pues, lo que permite a los búhos tener una superior visión en la oscuridad. Pienso que quienes adelantan en las noches sus estudios, así como quienes fueron nuestros maestros, desarrollan esa habilidad de nocturnidad, en la que el pensamiento y el espíritu bonaventuriano aún siguen fulgurando. A unos y otros mi admiración.

EL TAPETUM LÚCIDUM

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A pocos días de culminar una de las mejores etapas de mi vida nos reuni-mos varios amigos a charlar, como

comúnmente lo hacemos. Trasladamos nuestra mente y nuestro corazón a esos gratos instantes vividos en los claustros universitarios durante los 5 años de paso y, al recordarlos, fuimos felices de nuevo, aunque también la nostalgia nos embargó luego de saber que no volverán jamás.

Quiero con este escrito dejar consigna-das, para la posteridad, algunas anécdo-tas, forma de vestir o frases “geniales” de nuestros profesores, que por estos días han llegado a nuestra memoria para recordar-nos que el fi n de esta etapa está muy cerca, pero también para volver a vivir aquellos instantes a través del divertido recuerdo.

Quiero advertir, en previsión de algu-na queja, que las cosas que voy a narrar a continuación son producto, no solo de mi memoria, sino de la de muchos de mis compañeros que me ayudaron a reconstruir los sucesos que motivan este escrito.

Aquí voy: Cómo no recordar las fabulosas clases que renombraban al gran Justiniano, que nos hacían vibrar de emoción con sus ejemplos oportunos y claros donde estaba presente siempre “el caballo Satuple” o “la gata Fefé”; y qué decir de las charlas sobre el Pater Familias, los plebeyos o los preto-res, clases casi perfectas que nos dictó ese caballero llamado Saúl Cortés. Pensemos en el que nos repetía en cada clase: “todos son mis amigos”, pero que para el examen fi nal nos dimos cuenta que “amigos” sólo eran aquellos que tenían bien claro el ori-gen del estado, el concepto de constitución o las formas de estado y de gobierno, ese fue el famoso Carlos Muñoz. Como dejar de lado la mota rimbombante estilo alf, las preciosas (?) corbatas y las medias blancas de Mario Muñoz; el “su mercé” de Eduardo Portilla, el si si si de nuestra “mamá” Gloria Mendez, que en sus clases de economía nos repetía: “desempleado es la persona que está buscando trabajo y no lo encuentra”, o nos explicaba el encaje o la tasa de interés. Como olvidar la célebre frase de Arnoldo Collazos: “Las cosas son como son y no como yo creo que son”.

Oportuno es citar también al excelente profesor y penalista Alvaro Diaz Garnica apropósito de sus “delitos sabrosos” o sus picantes cuentos, como cuando la novia le dijo: “papi, quiero tener emociones fuer-tes…” y resultó llevándolo a la montaña rusa; o cuando a una semana del examen fi nal una compañera le preguntó: “¿Doc-tor: entra todo?”, y él le respondió: “¿y a usted cómo le gusta?”. Como no destacar al que inmortalizó las iniciales N.P. (No Presentó = 0), el C.V.Y (Como Voy Yo), y al que nos decía: “venga les explico eso en un momentico” con sus claros ejemplos de falla en el servicio, ese hombre era Wilson Ruiz. Y al ver unas elegantes calzonarias,

los incontrolables nervios nos dejaban al borde de la muerte y así, casi moribundos, nos tocaba entrar a la clase en la que, al contestar una pregunta, escuchábamos fra-ses como: “eso es una respuesta diabólica” o “esa respuesta parece de reina de belle-za”, todo esto ocurría con Diego Rojas. Como olvidar el “entois” de Luis Arcesio Melo; el tonito del “niñita, por Dios” de Malely; los adagios bastante populares de Julio César Diaz, tales como: “nadie come gallina gorda de mano ajena”, “así la marrana sea mona, la morcilla siempre es negra” o “es mejor prestar la mujer que el carro, por que a la mujer uno sabe por donde le van a dar, en cambio al carro no”.

Y que tal las interesantes pero un poqui-to somníferas clases de Ivan Ortiz en las que de un grito, no sabemos si voluntario o no, quedábamos, además de despiertos, al borde de un paro cardiaco. Como no recordar el inconfundible “hagamos un poquito de silencio” de Carlos Salazar; los interminables efectos ex nunc ex tunc, el repetitivo “mire usté” o los bellos y tiernos (?) poemas que les declamaba a las niñas Jairo Ramos. Y qué me dicen del interminable proceso de los ejidos de Cali, que dejó dormir tranquila a Mariela Sanchez después de que lo falló, o sus chistosos dichos que utilizó algún día en clase: “arroz con mango” o “cójame ese trompo en la uña”. Sería pedir un impo-sible, que borráramos de nuestra memoria las claras y fantásticas explicaciones de las obligaciones, donde para ilustrarnos mejor en el tema Carlos E. Restrepo utili-zaba ejemplos buenísimos, en los cuales siempre estaban presentes “el caballo Clavileño de paso fi no Colombiano, con una estrella blanca en la frente”, “la vaca Vaca Flor”, “ el loro Lorenzo”, “el perro Ri-tintín” o “el inmueble el Topacio”; luego de sus ilustraciones nunca faltó esta frase: “¿alguna duda, alguna pregunta, alguna inquietud?”. Que tal la fi nca “la mini fal-da”, que a propósito nunca conocimos, de Carlos Arturo Cobo.

Cierren los ojos y escuchen de nuevo el estruendoso golpe que le daba al tablero Juan Carlos Espinal con su anillo de com-promiso, y recuerden lo que nos repetía al iniciar: “hemos llegado a la mejor clase del semestre”. La elegancia e impecable explicación de los contratos constituyen, sin lugar a dudas, a Diego Suarez como

uno de los mejores profesores que tuvi-mos durante la carrera. El estudiante que nunca tuvo la oportunidad de escuchar palabras como: “Impajaritablemente”, frases como “Coca cola mata a tinto”, “Jesuita mata a Franciscano” o nunca le dijeron: “tirate por la ventana” o no haya visto como se para una garza, prácticamen-te no pasó por la facultad de derecho de nuestra universidad, porque se perdió de esas extraordinarias y divertidas clases de Alonso Sanchez. Y qué opinan de las “con-tingencias señores”, el “oh sorpresa” o “la salu” de la queridísima María Claudia; o las madrugadas (?) de Perdigón.

Hablar de lo que más mal genio nos daba es recordar la llamada a lista a las 6:55 A.M. del gran ausente, y con dolor lo digo, Gustavo Hernandez. ¿A quién les recuerda: “Alambritos Cali LTDA”, “Bolivar Tras Santander” y “el écito de la quinta” o los cuentos en el bochinche? ¡A Eduardo Solarte!. Nada que decir de las muy buenas y personalizadas clases de Eustorgio Aguado, excepto de su particu-lar fi rma rindiéndole “culto” a su apelli-do: H20do. Resaltar la gran inteligencia, cultura y sabiduría de Carlos A Matallana, del cual tenemos muy presente sus clases donde el ser humano era lo más impor-tante. Y por último cómo no recordar al personaje que nos repetía en la mañana: “estrújense, siete de la mañana, veinte años, mentes inteligentes”, o nos decía: “copien estas píldoras en su cuaderno”, ese gran maestro de frente amplia llamado Rodrigo Becerra, y le digo maestro porque creo que es la mejor palabra para describir todo lo grandioso que él es. Creo que se me escapan unos pocos profesores, pero es que se harían interminables las líneas de este relato.

Espero que estas anécdotas, cuentos, frases, bochinches, no sólo queden graba-das para siempre en la memoria de todos nosotros, como creo que están ya, sino que también les sean muy gratas a los otros protagonistas de esta historia, nuestros profesores.

Es una buena oportunidad pues, para expresar mi gratitud a todos aquellos que con su paciencia y conocimiento lograron que hoy estemos culminando esta etapa de la vida, vida a la cual de ahora en adelante, nos enfrentaremos como abogados.

JUAN FERNANDO REYES KURIPresidente Asociación JuntosDocente Universitario

RECUERDOS DE UNA

TRAVESÍA UNIVERSITARIA*

* Artículo realizado por el autor en su decimo semestre de carrera en el año del 2002.