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CAPERUCITA ROJA CHARLES PERRAULT

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    C H A R L E S P E R R A U L T

    Diego Ruiz

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    Charles Perrault*

    Caperucita Roja

    Haba una vez en una aldea una niita que era lams linda del mundo. Su madre estaba loca por ellay su abuela ms loca an. Esta buen mujer le mandhacer una caperucita roja que le sentaba tan bien queen todas partes la llamaban Caperucita Roja.

    Un da su madre coci y prepar tortas y le dijo:-Ve a ver cmo se siente tu abuela, pues me han

    dicho que est enferma; llvale una torta y este ta-rrito de manteca.

    * Charles Perrault nace en Pars en 1628. Desempea diversos cargos adminis-trativos oficiales: abogado del foro de Pars, empleado de la Recaudacion deHacienda bajo Colbert, inspector general de la Superintendencia de Cons-trucccionss y, finalmente, miembro de la Academia Francesa a partir de 1671.Hacia 1667 escribe Le miroir ou La mtamorphose d'Orante y La chambre dela justice d'amour, de gran xito en los salones. Interviene en la querella entrelos Antiguos y los Modernos, en favor de los ltimos, y se granjea la enemistadde Boileau. Es autor de Les hommes iIlustres qui ont paru en France depuis cesicle, avec leurs portraits en nature. En 1697 aparece la obra que le dieratanta popularidad: Contes de ma mre l'Oye. Histoires ou contes du tempspass. Es autor tambin de una comedia, L'Oblieux, y de un libro de memorias.Muere en Pars en 1703.

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    Caperucita Roja parti en seguida hacia la casade su abuela, que viva en otra aldea. Al pasar por unbosque encontr al compadre lobo, quien sintimuchas ganas de comrsela, pero no se atrevi ahacerlo porque en el bosque haba unos leadores.Le pregunt adnde iba, y la pobre nia, que no sa-ba qu peligroso es detenerse a escuchar a un lobo,le respondi:

    -Voy a ver a mi abuela y llevo una torta y un ta-rrito de manteca que le enva mi madre.

    -Vive muy lejos? -le dijo el lobo.-Oh, s! -dijo Caperucita Roja-, ms all del mo-

    lino que se ve all lejos, lejos, en la primera casa dela aldea.

    -Bueno -dijo el lobo-, yo tambin quiero ir averla; voy por este camino, ve t por aquel y vere-mos quin llega primero.

    El lobo se ech a correr con todas sus fuerzaspor el camino ms corto y la niita se fue por mslargo, entretenindose en juntar avellana: correr de-trs de las mariposas y hacer ramos con las florcitasque encontraba.

    El lobo no tard en llegar a la casa de la abuela.Golpea: toc, toc.

    -Quin es?

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    -Soy su nieta, Caperucita Roja -dijo el lobo disi-mulando la voz-; le traigo una torta y un tarrito demanteca que le enva mi madre.

    La buena abuela, que estaba en la cama por queno se senta muy bien, le grit:

    -Saca la clavija y la tranca ceder!El lobo sac la clavija y la puerta se abri. Se

    arroj sobre la buena mujer y la devor en menosque canta un gallo, porque haca tres das que nocoma. Luego cerr la puerta y fue a acostarse en lacama de la abuela para esperar a Caperucita Rojaque, poco despus, golpe a la puerta: toc, toc.

    -Quin es?Caperucita Roja, al or la gruesa voz del lobo,

    primero sinti miedo, pero creyendo que su abuelaestaba resfriada, respondi:

    -Soy su nieta, Caperucita Roja; le traigo torta yun tarrito de manteca que le enva mi madre.

    El lobo, suavizando un poco la voz, le grit.-Saca la clavija y la tranca ceder!Caperucita sac la clavija y la puerta se abri. Al

    verla entrar, el lobo escondindose bajo el cobertor,le dijo:

    -Deja la torta y el tarrito de manteca sobre el ar-cn y ven a acostarte conmigo.

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    Caperucita Roja se desviste y va a meterse en lacama, asombrndose del aspecto de su abuela encamisn. Le dice:

    -Abuela, qu brazos grandes tienes!-Es para abrazarte mejor, nia ma,-Abuela, qu piernas grandes tienes!-Es para correr mejor, hija ma.-Abuela, qu orejas grandes tienes!-Es para escuchar mejor, nia ma-Abuela, qu ojos grandes tienes!-Es para ver mejor, nia ma.-Abuela, qu dientes grandes tienes!-Son para comerte.Y diciendo estas palabras el malvado lobo se

    ech sobre Caperucita Roja y se la comi.

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    Moraleja

    Vemos aqu que los nios -y sobre todo las niasbonitas, elegantes y graciosas- proceden mal al escu-char a cualquiera, y que no es nada extrao que ellobo se coma a tantos. Digo el lobo, pero no todoslos lobos son de la misma calaa. Los hay de moda-les dulces, que no hacen ruido ni parecen feroces omalvados y que, mansos, complacientes y suaves,siguen a las tiernas doncellas hasta las casas y las ca-llejuelas. Y ay de quien no sabe que estos melososlobos son, entre todos los lobos, los ms peligrosos!