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(PERÚ) JOSÉ MARÍA ARGUEDAS Y EL SOCIALISMO LIBERTARIO Enviado por anonerror (no verificado) en Lun, 08/29/2011 - 00:36 José María Arguedas y el socialismo libertario A propósito del centenario de nuestro “Amauta” Como ya es de conocimiento público, este año se conmemoran los cien años del natalicio de José María Arguedas, quien fuera no solo un prolífico escritor con talante universalista, sino un antropólogo acucioso, y dedicado al estudio y revalorización de la cultura originaria e indigenista del Perú profundo, que a pesar de ser relegada y expoliada de la oficialidad nacional, se muestra emergente desde hace décadas construyendo un imaginario diferente en las relaciones sociales por un país y un mundo mejor. A inicios de este año se dio una suerte de polémica en torno a la denominación oficial que debería llevar nuestro país en este periodo anual, decidiéndose -el 31 de diciembre pasado- el entonces gobierno de Alan García, por el centenario del “descubrimiento” científico de Machu Picchu, con claros afanes astutos para publicitar turísticamente la devolución de las piezas arqueológicas que aún tiene la Universidad de Yale, y además con el propósito de burlarse del sentir popular, pretendiendo que el nombre de Arguedas no sea perennizado ni ensombrezca el Nobel ganado, a costa de la remembranza hipócrita, por Mario Vargas Llosa. Tampoco olvidemos que el entonces vicepresidente, Luis Giampietri propuso que este año fuera el del Centenario del Primer Submarino Peruano. Es decir, cualquier cosa, menos Arguedas. Pero, bien vale la pena recordar que el rechazo personal, del ex presidente Alan García, hacia el homenaje nacional al pensador indigenista no es un hecho reciente ni aislado, ya que el odio del Apra contra Arguedas data de hace bastante tiempo. Este rencor del partido de Haya De la Torre se extiende hacia casi toda la intelectualidad progresista o revolucionaria, desde José Carlos Mariátegui. O, incluso, recordemos que un tiempo quisieron apropiarse taimadamente- de nuestro Manuel González Prada, pero el pensamiento del gran anarquista los rebasó y asfixió. Sin embargo, al margen de la mezquindad aprista, Arguedas siempre será recordado por su pensamiento tan cercano al sufrimiento de los más necesitados del Perú, algo que ni García, ni Giampietri, ni Vargas Llosa, ni la oficialidad servil, conocen. Al parecer, ni siquiera importó que el legado de Arguedas fuera estudiado por numerosos especialistas, intelectuales, nacionales y extranjeros, desde Rouillón, Losada, Rama, Escobar, A. Cornejo Polar, Castro Klaren, Lienhard, Forgues, entre otros varios. En tanto, se sabe que José María Arguedas nació en Andahuaylas -una de las zonas más pobres y olvidadas de nuestro país-, es por esto que los personajes de su obra son parte de esa realidad y están inmersos en el problema de vivir en un país dividido en dos culturas: la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas, donde el mestizaje no cuenta, a pesar de ser un país multirracial. Por ello, su mérito está en presentar todos los matices de un país en acelerado proceso de mestizaje, sin olvidar las diferencias de clases sociales marcadamente antagónicas. Oralidad y cultura popular en Arguedas

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El artículo busca relacionar los desarrollos de la historia social con los métodosligados a la historia oral, siempre pensando en el contexto latinoamericano ycolombiano. Para ello, se hace un recuento de la trayectoria historiográfica que vade la historia “desde abajo” hasta los Estudios Subalternos. Luego, se miran lasimplicaciones metodológicas y epistemológicas de los distintos acercamientos a lahistoria oral. Finalmente, se formulan algunas preguntas a los recientes desarrolloshistoriográficos y metodológicos considerados.

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  • (PER) JOS MARA ARGUEDAS Y EL SOCIALISMO LIBERTARIO

    Enviado por anonerror (no verificado) en Lun, 08/29/2011 - 00:36

    Jos Mara Arguedas y el socialismo libertario

    A propsito del centenario de nuestro Amauta

    Como ya es de conocimiento pblico, este ao se conmemoran los cien aos del natalicio de

    Jos Mara Arguedas, quien fuera no solo un prolfico escritor con talante universalista, sino un

    antroplogo acucioso, y dedicado al estudio y revalorizacin de la cultura originaria e

    indigenista del Per profundo, que a pesar de ser relegada y expoliada de la oficialidad nacional,

    se muestra emergente desde hace dcadas construyendo un imaginario diferente en las

    relaciones sociales por un pas y un mundo mejor.

    A inicios de este ao se dio una suerte de polmica en torno a la denominacin oficial que

    debera llevar nuestro pas en este periodo anual, decidindose -el 31 de diciembre pasado- el

    entonces gobierno de Alan Garca, por el centenario del descubrimiento cientfico de Machu

    Picchu, con claros afanes astutos para publicitar tursticamente la devolucin de las piezas

    arqueolgicas que an tiene la Universidad de Yale, y adems con el propsito de burlarse del

    sentir popular, pretendiendo que el nombre de Arguedas no sea perennizado ni ensombrezca el

    Nobel ganado, a costa de la remembranza hipcrita, por Mario Vargas Llosa. Tampoco

    olvidemos que el entonces vicepresidente, Luis Giampietri propuso que este ao fuera el del

    Centenario del Primer Submarino Peruano. Es decir, cualquier cosa, menos Arguedas.

    Pero, bien vale la pena recordar que el rechazo personal, del ex presidente Alan Garca, hacia el

    homenaje nacional al pensador indigenista no es un hecho reciente ni aislado, ya que el odio del

    Apra contra Arguedas data de hace bastante tiempo. Este rencor del partido de Haya De la Torre

    se extiende hacia casi toda la intelectualidad progresista o revolucionaria, desde Jos Carlos

    Maritegui. O, incluso, recordemos que un tiempo quisieron apropiarse taimadamente- de

    nuestro Manuel Gonzlez Prada, pero el pensamiento del gran anarquista los rebas y asfixi.

    Sin embargo, al margen de la mezquindad aprista, Arguedas siempre ser recordado por su

    pensamiento tan cercano al sufrimiento de los ms necesitados del Per, algo que ni Garca, ni

    Giampietri, ni Vargas Llosa, ni la oficialidad servil, conocen. Al parecer, ni siquiera import

    que el legado de Arguedas fuera estudiado por numerosos especialistas, intelectuales, nacionales

    y extranjeros, desde Rouilln, Losada, Rama, Escobar, A. Cornejo Polar, Castro Klaren,

    Lienhard, Forgues, entre otros varios.

    En tanto, se sabe que Jos Mara Arguedas naci en Andahuaylas -una de las zonas ms pobres

    y olvidadas de nuestro pas-, es por esto que los personajes de su obra son parte de esa realidad

    y estn inmersos en el problema de vivir en un pas dividido en dos culturas: la andina de origen

    quechua y la urbana de races europeas, donde el mestizaje no cuenta, a pesar de ser un pas

    multirracial. Por ello, su mrito est en presentar todos los matices de un pas en acelerado

    proceso de mestizaje, sin olvidar las diferencias de clases sociales marcadamente antagnicas.

    Oralidad y cultura popular en Arguedas

  • William Rowe, en su libro Mito e ideologa en la obra de Jos Mara Arguedas (1979) se hace la

    pregunta de por qu el escritor andahuaylino recurri a una cultura sin literatura escrita?,

    refirindose, obviamente, a la cosmovisin quechua. Y a manera de respuesta, cita el texto

    desarrollado en el ensayo Salvacin del arte popular, donde se seala que cuatrocientos aos de

    catequizacin cristiana mediante cnticos y oraciones en quechua, y flagelacin de los idlatras,

    dieron por resultado una afirmacin ms rotunda y honda de las antiguas creencias llamadas

    idoltricas. Esas creencias protegieron y protegen an a la poblacin subyugada.

    A esto, la escritora Rosina Valcrcel, seala que Arguedas puntualiz la necesidad de dar

    preferencia a la literatura oral, tanto porque su estudio sistemtico apenas se haba iniciado en el

    Per, como porque es la expresin tradicional ms vulnerable a los factores que impulsan los

    cambios de la cultura, extinguindose por esa causa ms rpidamente que la msica y la danza.

    Afirm, adems, que la cultura quechua funciona como una forma de defensa contra el mundo

    misti y enfatiz el dilema que plantea los lados positivos y negativos del mito. Por ello, el libro

    Yawar fiesta (de Arguedas) constituye un momento crucial en la trayectoria de este autor,

    porque a partir de este texto comienza a ver el mito como un principio racional y un motor de

    accin, mientras que lo irracional est representado por el comportamiento de los mistis

    (analoga de occidentales o enajenados).

    Entonces, encontramos en Arguedas la ilustracin notable de lo que fue el oprobio, el maltrato y

    el sometimiento de siglos y al mismo tiempo la esperanza de libertad del campesinado y los

    pueblos originarios. Del mismo modo, es tan clara la influencia vivificante de la realidad

    subjetiva del universo andino en su alma que su obra est impregnado de ese espritu. En este

    contexto, citemos sus palabras cuando seal que no por gusto, como dira la gente llamada

    comn, se formaron aqu Pachacamac y Pachactec, Huamn Poma, Cieza y el Inca Garcilaso,

    Tpac Amaru y Vallejo, Maritegui y Eguren, la fiesta de Qoyllur Riti y la del Seor de los

    Milagros; los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a 4, 000 metros; patos que hablan

    en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se ahogaran; picaflores que llegan hasta

    el Sol para beberle su fuego y llamear sobre las flores del mundo. Imitar desde aqu a alguien

    resulta algo escandaloso. En tcnica nos superarn y dominarn, no sabemos hasta qu tiempos,

    pero en arte podemos ya obligarlos a que aprendan de nosotros y lo podemos hacer incluso sin

    movernos de aqu mismo.

    Pensamos con Valcrcel que valorar lo andino, desde la dimensin arguediana, significa no

    slo recordar los intihuatanas o relojes solares, o los poemas mticos como expresin de una

    gran cultura, sino alentar la necesidad de nuevas formas de relacionarse con los hombres y

    mujeres andinos y con los productos culturales de estas gentes, reivindicar su potencialidad y

    autonoma en los marcos de una convivencia poltica donde el racismo no siga condenndolos a

    la miseria y la enajenacin permanentes, o a las masacres dentro de sus propias comunidades.

    Por ello, se puede afirmar que la propuesta de Arguedas despert inters por el estudio y

    teorizacin acerca de la cultura propia (con arraigo popular y autctono) entre diversos

    estudiosos y cientficos sociales recin al final del decenio de la dcada de los 70. En este marco

    se van a dar distintas interrogantes y reflexiones sobre el carcter de la cultura, la

    problematizacin de la identidad nacional, lo popular y lo artstico, el papel del campesino y el

    indgena en los procesos sociales, el carcter feudal del campo y el agro, las relaciones de

    exclusin entre la capital y el resto de provincias, la marginacin y marginalidad de otras

  • culturas distintas al modelo occidental. Estos temas son abordados en diversos trabajos por

    intelectuales e investigadores como Augusto Salazar Bondy, Jos I. Lpez Soria, Antonio

    Cornejo Polar, Manuel Baquerizo, Alberto Escobar, Guillermo Lumbreras, Wilfredo Kapsoli,

    Rodrigo Montoya, Alberto Flores Galindo, Manuel Burga, Carlos Ivn Degregori, Nelson

    Manrique, Sinesio Lpez, Jos Luis Ayala, Nicols Matayoshi, entre otros.

    En tanto, podemos afirmar que con Arguedas se da un estudio detallado y expositivo del mundo

    andino no con desdn ni paternalismo como muchas veces se abordaba- sino con la

    peculiaridad de quien narra lo vivido con ojos prstinos y que cuyo inters es dar a conocer las

    riquezas culturales y vivenciales de un mundo que siempre estuvo pero que se pretenda destruir

    en nombre del progreso y el desarrollo econmico.

    Es as que mientras los intelectuales autodenominados modernos se empean en anunciar la

    evidente descomposicin de las culturas andinas como efecto de los avances de la

    modernizacin, tres dcadas antes Jos Mara Arguedas se dedic a estudiar este fenmeno

    desde su perspectiva que contradice a la oficialidad. Es decir, l afirma la andinizacin de

    Lima, el centro de la cultura criolla y mestiza. Puesto que Lima empez a ser invadida desde

    dentro, por millones de indgenas (provincianos) que trajeron, adems de su fuerza de trabajo

    para ofrecerla en los centros laborales, sus vivencias, sus danzas y canciones y su extraordinaria

    espiritualidad, ignorada o ninguneada an por la cultura elitista.

    Arguedas y la conciencia social

    La revalorizacin de la cuestin social en Arguedas no es un mero recurso literario o

    simplemente humanitario, sino que es el producto de aos de formacin y consolidacin de lo

    que en un principio fue un perfil de sensibilidad innata, propia del hombre ajeno a los vicios

    occidentales, y luego hacia la construccin de una identidad cabal en defensa de los derechos

    humanos, la diversidad cultural, el socialismo y la libertad, como garantes de un modelo

    societario superior y ms equilibrado, distinto al esquema actual.

    El periodista e investigador, Csar Lvano seala en su libro Arguedas. Un sentimiento trgico

    de la vida (reedicin) que la creencia en el socialismo era en l (Arguedas) una buena

    esperanza; pero no una conviccin, una razn para pelear y vivir. Aunque no estemos del todo

    de acuerdo con esta afirmacin, queda claro que el escritor andahuaylino no fue un militante

    orgnico, aunque estuvo un tiempo con el Partido Comunista del que se desenga y tuvo un

    pleito muy serio y algunas expresiones muy duras contra el PC oficial, tal como seala el

    mismo Lvano. Por ello, es justo decir que Arguedas tuvo un sentimiento socialista, un

    compromiso social, pero no una militancia o participacin partidista, quizs justamente por su

    personalidad abocada a la construccin de nuevas relaciones sociales acentuadas en la visin y

    el vivir de los de abajo, de los excluidos, que lo llev a valorar ms la vida comunitaria,

    horizontal, libre y diversa, ajeno a estructuras verticales, autoritarias y excluyentes.

    En el mencionado libro tambin se resean hechos de su juventud, a manera de primeros pasos

    en su camino de compromiso y combatividad, como cuando en 1937, el general Camarotta fue

    enviado por la Polica mussoliniana para ayudar a la reorganizacin de sus cfrades peruanos,

    parti de su alojamiento con destino a la Universidad de San Marcos () (donde) un grupo de

  • estudiantes se lanz con furia contra el alto jefe, lo prendi y arroj a la pileta de la Facultad de

    Derecho. Era un tro muy interesante el de Jos Mara Arguedas, Manuel Moreno Jimeno y

    Jos Ortiz Reyes; y antifascistas. Como toda la intelectualidad de la poca, eran solidarios con

    la Repblica Espaola, agrega Csar Lvano en una entrevista sobre la reedicin de su libro.

    Los estudiantes estbamos al tanto de los acontecimientos mundiales y tombamos partido.

    Haba entre los estudiantes verdadera identificacin con la causa de la Repblica Espaola y

    total aversin al fascismo, anota Alfredo Torero, citando al mismo Ortiz Reyes, en el apartado

    Testimonio del mismo libro. Arguedas conoci los avatares por la defensa de la tierra y la

    libertad que se viva en Espaa, por los milicianos anarquistas, comunistas o republicanos.

    Son estos primeros pasos de su juventud solidaria con las causas humanas que hacen de Jos

    Mara el personaje ntegro, destinado a rescatar del foso del olvido, a esa cultura milenaria que

    creca en los andes profundos. Y fue l quien impregn nuestra literatura de una nueva visin

    del mundo fuera de la capital costea y centralista, trayendo al conocimiento colectivo los

    saberes originarios de pueblos enclavados en la historia y que a pesar de su riqueza cultural eran

    relegados por las corrientes hispanistas o europeizantes tan de boga en los crculos intelectuales

    de entonces.

    La formacin intelectual que a continuacin mantiene Arguedas da ms rasgos de su perfil

    social y poltico. Por ejemplo, en cierta ocasin va a sealar que: fue leyendo a Maritegui y

    despus a Lenin que encontr un orden permanente en las cosas; la teora socialista no slo dio

    un cauce a todo el porvenir sino a lo que haba en m de energa, le dio un destino y lo carg an

    ms de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo. Hasta dnde entend el socialismo? No lo s

    bien. Pero no mat en m lo mgico.

    Esta suerte de confesin, si se quiere, no solo denota el talante original y profundo que siempre

    mantuvo Arguedas -al manifestar su acercamiento al socialismo a travs de iconos del

    marxismo clsico para Latinoamrica (Maritegui) y el mundo (Lenin)- sino que no olvida sus

    primeros descubrimientos del socialismo, a travs de su rama libertaria; es decir, conoci y

    bebi de primera fuente del anarquismo peruano (como veremos ms adelante), lo cual de algn

    modo tuvo que ver en su nfasis por sostener su cosmovisin popular y propia, la que no ha sido

    arrancada. Es decir, no se alinea con directrices estrechas o dogmas de pensamiento nico.

    Entonces, frente a la interrogante que se plantea acerca De qu modo cumplir la relacin

    positiva mito-liberacin? La falsa contradiccin entre modernidad y tradicin, tan popular en las

    ciencias sociales en el Per, es superada por Arguedas en su propuesta de un socialismo

    integrador, transparente, humanista, tal como seala Rosina Valcrcel en su texto Per:

    Arguedas y el socialismo mgico. Una primera aproximacin.

    Arguedas, cuestin indgena y anarquismo

    Es probable que hablar de Arguedas y de anarquismo en un mismo texto puede resultar curioso,

    cuando menos, para muchos; pues al desconocer el carcter de la corriente anarquista

    (socialismo libertario) y su papel en nuestro pas quizs no se comprenda la relacin que puede

    trazarse entre el pensador indigenista y las tesis libertarias en nuestro pas.

  • Primero, apuntemos que Arguedas viene del mundo andino, de las races del Per profundo,

    donde el sujeto principal es el campesino o el indgena dentro de su propia cosmovisin. Es all

    donde se van a poner en debate el problema del indio y su emancipacin.

    Entonces aqu podemos tejer el primer parangn, puesto que la cuestin indgena es tocada

    primigeniamente desde un punto de vista social- justamente por un anarquista, nada menos que

    Manuel Gonzlez Prada que en 1904 redacta su artculo inconcluso- llamado Nuestros indios

    (incluido posteriormente en su libro Horas de lucha) donde hace un anlisis detallado de la

    situacin del indgena dentro de la repblica peruana, la cual haba heredado todos los vicios de

    la colonia virreinal.

    Bajo la Repblica sufre menos el indio que bajo la dominacin espaola? Si no existen

    corregimientos ni encomiendas, quedan los trabajos forzados y el reclutamiento. Lo que le

    hacemos sufrir basta para descargar sobre nosotros la execracin de las personas humanas. Le

    conservamos en la ignorancia y la servidumbre, le envilecemos en el cuartel, le embrutecemos

    con el alcohol, le lanzamos a destrozarse en las guerras civiles y de tiempo en tiempo

    organizarnos caceras y matanzas como las de Amantani, Ilave y Huanta, sentencia

    agudamente Prada.

    Este escrito temprano en la pluma del pensador anarquista despierta la necesidad en los obreros

    e intelectuales de la costa- de acercarse ms al mundo rural y de enlazar las demandas

    proletarias a las del campesinado y de las comunidades indgenas en busca de un solo bloque

    popular que se posicione en la lucha por la emancipacin de los oprimidos. Es por ello, que a

    partir de la consolidacin de las ideas anarquistas en los centros urbanos y laborales del pas,

    que se va a problematizar la cuestin nacional hacia una lucha de liberacin revolucionaria.

    Era comn encontrar en los primeros peridicos anarquistas y obreros libertarios de la poca,

    como Los Parias, El Oprimido, El Hambriento, La Humanidad, etc., artculos de denuncia por

    los abusos cometidos contra los indios de la sierra, contra la prepotencia de los gamonales en

    contubernio con el gobierno, la iglesia y el ejrcito, entre otras cosas. Hasta documentos

    publicados donde se analizaba lo que fue el Per antiguo, sus culturas pre-incaicas y el propio

    incanato, en busca de paralelos con los ideales socialistas de redencin y colectivismo. Ya

    cuando sali a la luz el peridico La Protesta, el arraigo de las ideas libertarias en el campo

    estaba ms definido. Por ejemplo, en Huaral, Huacho por citar algunos pueblos a las afueras de

    Lima y luego en Arequipa, Cusco, Cajamarca, Tarma, Jauja, Ayacucho, etc., entre las ciudades

    ms grandes de la sierra peruana. Incluso sus pginas albergaron encendidas proclamas de

    solidaridad con la naciente Revolucin mexicana, de marcado carcter campesinal y agrario,

    con destacada participacin de los hermanos anarquistas Flores Magn, entre otros.

    Asimismo, podemos agregar lo dicho por el investigador Wilfredo Kapsoli, a propsito de la

    reedicin de su libro Los ayllus del sol: el fenmeno del anarquismo no solamente fue una

    ideologa que comprometi y permiti que los sindicalistas obreros urbanos actuaran bajo ese

    signo realizando una seria de protestas y reivindicaciones, fundamentalmente la conquista de 8

    horas de trabajo; en mi libro se llega a demostrar que hubo una andinizacin del anarquismo,

    esto es que esta ideologa no solamente capto lderes campesinos, sino tambin propici la

    formacin de un peridico, Tahuantinsuyo, la creacin de la Confederacin Obrera Regional

    Indgena Peruana y tambin la prctica de una serie de congresos indgenas que no solamente

  • captaban militantes anarquistas sino tambin proponan un programa reivindicativo que se

    sustent bsicamente en la bsqueda de la destruccin del poder, bsqueda de la libertad, el

    cultivo del arte, la identificacin con la naturaleza.

    Documentos de la poca, as como actas de congresos demuestran que los militantes anarquistas

    actuaron de manera paralela y tambin en alianza con los indgenas que intentaban restaurar el

    Tahuantinsuyo, como una forma de retorno a la vida colectivista, milenaria y de equilibrio

    social, practicado antes de la llegada de la invasin europea.

    En este contexto podemos rescatar claramente- al indgena y luchador anarquista, Ezequiel

    Urviola, quien fue uno de los animadores de la propagacin de las ideas libertarias en el Per

    profundo, gracias al contacto con obreros anarquistas de la capital como Delfn Lvano o el

    mismo maestro Prada. Veremos el actuar de Urviola cuando entrado los aos 20 el gobierno

    intenta reprimir a los ncleos anarquistas del sur (Puno, Arequipa, Moquegua, Tacna) y cortar

    sus lazos con el anarcosindicalismo de Lima, pero sin xito puesto que los libertarios al actuar

    de forma descentralizada eran ms difciles de ser desbaratados.

    Entonces, es en 1920 que el entonces presidente Legua tom la decisin de promulgar la Ley

    de Conscripcin Vial que despert agitaciones fuertes dirigidas por anarquistas en contra de la

    opresin estatal y la coercin laboral. La Ley de Construccin de Carreteras como se le

    llamaba eufemsticamente tuvo el efecto de inspirar a una permanente anarquista coordinada

    contra el reclutamiento en la dcada de 1920, apunta Steven Hirsch. Tres aos despus (1923),

    el Tercer Congreso Nacional del Indio, bajo el liderazgo del indgena anarquista, Ezequiel

    Urviola, quien se desempe como secretario general, pidi la abolicin de dicha ley.

    Toda esta efervescencia tuvo su auge hasta inicios de los aos 30 y al estar impregnado en el

    quehacer de las comunidades rurales del pas, Arguedas tuvo que conocerlo y entenderlo.

    Adems es necesario rescatar que el pensador andahuaylino cuando vivi y trabaj como

    profesor en Sicuani (Cusco), era un asiduo visitante de la biblioteca comunal El Ayllu,

    fundado por Miguel ngel Delgado Vivanco, uno de los tres hermanos anarquistas muy

    conocidos y respetados en Cusco y Apurmac. Adems Arguedas siempre rememoraba

    melanclico- el dulce sonido del carnaval de Tambobamba (y este pueblo fue fundado por

    Erasmo Delgado V. -Encino del Val- quien fuera discpulo personal de Manuel Gonzlez Prada,

    y por quien Jos Mara senta mucho afecto). El tercero y ultimo de los hermanos Delgado

    Vivanco, tambin fund otra biblioteca anarquista, en Cotabambas.

    Por ello conoci de cerca el pensamiento de Prada, que lo acerca al sentir humanista y marca su

    visin internacionalista y solidaria, como apunta la peruanista francesa Isabelle Tauzin, al

    sealar que Arguedas va a Espaa para hacer su investigacin sobre las comunidades espaolas

    y relacionarlas con las comunidades del Per. Y tambin pasa a Argelia, y lo que me ha

    sorprendido es que en esos momentos de la guerra de Argelia l ve a los argelinos como ms

    esclavizados, considera que viven una situacin de feudalismo peor que los colonos del Per, lo

    que es asombroso. Hay esa mirada de la otredad, ese acercamiento al otro a un mundo que ya no

    es el andino.

  • Tauzin seala, asimismo, que Gonzlez Prada siempre es actual, como Arguedas. Es un

    hombre que no teme decir lo que piensa, pero que al mismo tiempo es sumamente tmido. Hay

    una parte importante de sus ensayos que es muy interesante y ha sido muy poco estudiada. Son

    los artculos que se publicaron en Los parias, que son de un tipo distinto a los reunidos en Horas

    de lucha, pues son artculos sobre la vida cotidiana, lo que est sucediendo en la calle, las

    huelgas, es otro acercamiento a la realidad.

    Conclusiones

    Podemos afirmar que la voz de Arguedas aun hoy est vigente y demanda que la nica

    posibilidad para salir de las grietas histricas de razas y culturas que se inici en el Per desde la

    colonizacin tiene que ver con la reestructuracin radical de las relaciones sociales de

    dominacin y exclusin. El racismo hoy sigue campeando y cada vez se solidifica e incluso

    institucionaliza, creando desigualdad y violencia social y poltica.

    Del mismo, queremos sealar que no pretendemos desdibujar o forzar la figura de Arguedas y

    pretenderlo parte de alguna corriente poltica en concreto. Solo hemos acercado aspectos de su

    vida que quiz son poco conocidos para justamente entenderlo en su verdadera dimensin de

    hombre pensante, humano y preocupado por los ideales del buen vivir y la libertad. Y

    justamente en ello radica la nocin de libertario que hoy sealamos, de la bsqueda incesante

    por nuevos aspectos ms igualitarios y justos de vida cotidiana, por la destruccin de lo que es y

    la construccin de lo que debiera ser.

    En tanto, sobre Arguedas se ha dicho mucho y se dir ms todava, y seguro habr quienes sigan

    intentando vanamente- petrificarlo en una suerte de ttem abstracto, alejndolo de las masas

    que hoy ms que antes, se reflejan en sus escritos, en su llamado a la unidad de todas las

    sangres, en su vocacin por los zorros de abajo, en su mirada aguda hacia los ros profundos.

    Frente a ello, es necesario una y mil veces ms rescatar al hombre, al compaero y traerlo al

    andar militante de todos nosotros.

    Poco importa, por ello, los homenajes oficiales que se le puedan hacer desde las esferas del

    poder establecido. Poco importa, incluso, si sectores polticos quieran ufanarse con su nombre y

    sentirse sus herederos. Importa ms su verbo hecho carne en los nuevos sueos por forjar un

    nuevo mundo. Importa ms el legado de sensibilidad que dej y que no podr ser empaado con

    pginas trgicas o grises de su propia vida.

    Por ultimo, fue Arguedas un acrrimo defensor de la herencia cultural andina, fue un amauta

    (que en lengua sublime quechua quiere decir maestro) explorador del alma campesina nativa

    y noble, fue un antifeudal denunciador de masacres, de atropellos y de abusos de los gamonales

    y patrones, fue un vibrante lrico de la naturaleza autctona, de las tradiciones orales sabias y de

    las expresiones artsticos y humanas reflejadas en canciones, danzas y pinturas populares, fue

    adherente de un socialismo humano, construido desde abajo, sensible, redentor y libertario.

    Por: Franz Garca Uceda

    http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/18414