Petronio-El Satiricón (Resumen)

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Obra clásica

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El protagonista de la obra, Encolpio, hombre tremendamente pervertido, narra en primera persona las aventuras vividas junto a Gitn, joven con el que mantiene relaciones homosexuales.Al comienzo del libro Encolpio pronuncia un discurso en el que arremete contra la decadente elocuencia que se ensea en las actuales escuelas de retrica. Agamenn, maestro de esta disciplina, expone a Encolpio el ideal de una enseanza eficaz y critica el sistema educativo vigente, por el que un nio es obligado a ejercitarse en la elocuencia antes de practicar unas actividades previas, como la lectura. A continuacin cita unos versos de Lucilio referentes a esta cuestin. Encolpio, durante los consejos del maestro, advierte que su amigo Ascilto se ha escapado (cap. 6). Pide ayuda a una vieja que vende verduras frescas y esta lo conduce a una casa de rameras. All, fuera de la casa, encuentra a Ascilto: acababa de deshacerse de un viejo que se diriga al citado burdel.Ambos ven a Gitn. Este descubre a Encolpio que su amigo Ascilto haba intentado asaltar su pudor. Despus de una discusin entre Encolpio y Ascilto, deciden emprender rumbos diferentes (cap. 10).Una vez que Encolpio se encuentra en su cuchitril con su amigo Gitn, reaparece Ascilto, que an no desea cortar las relaciones. Acuden a la plaza, roban una capa de costoso tejido e intentan venderla a un alto precio, cuando un campesino se acerca en actitud de comprador y los rateros observan que dicho campesino lleva en sus manos una tnica harapienta que les perteneca. Cuando llevan ya un rato discutiendo con el supuesto comprador y su esposa, huyen con la tnica en mano (cap. 15). Vuelven a casa y aqu se presenta una prostituta llamada Cuartila, que viene acompaada de su esclava Psique y de otra joven. Cuartila los perdona por una accin digna de castigo: das atrs, mientras Cuartila ofreca unos sacrificios en honor de Prapo, dios del amor carnal y protector de las meretrices, los tres compaeros observaban todo ocultamente y, por tanto, esta tema que desvelasen la verdad de tan vergonzosa prctica. Cuartila no los reprende: los perdona. Enseguida la ramera ata a los tres hombres y les proporciona un brebaje denominado Saturin, hasta que, con la ayuda de un varn invertido a su servicio, los conduce hasta su burdel. All tiene lugar un banquete (cap. 21),despus del cual, ya borrachos, todos se ven inmersos en un profundo sueo. Entran unos rateros, pero son despedidos sin mayor dificultad. Ya despiertos, se reanuda el banquete y la bebida y comienzan a sucederse los actos ms rastreros. (Estos captulos 20, 21, 23 a 26 son desagradables).A continuacin se inicia el episodio central de la obra (cap. 27): la cena de Trimalcin. A ella son invitados por Agamenn, el maestro de retrica a que antes se haca referencia. Trimalcin es un personaje tremendamente opulento: su hacienda es inabarcable, sus tierras ocupan superficies insospechadas y el nmero de sus esclavos se equipara a la poblacin de una ciudad considerable.Los protagonistas encuentran a Trimalcin en la plaza, mientras este juega en corro a la pelota con unos muchachos melenudos. Llegan ms tarde a casa de Trimalcin con todo el cortejo que ha acompaado al ostentoso anfitrin en su desplazamiento desde la plaza. Al llegar a la casa Encolpio se admira de las pinturas que ornamentan la entrada: pinturas de un mercado de esclavos, de un perro feroz que atemoriza a cualquier visitante, episodios diversos de la vida de Trimalcin, etc.Antes de comenzar el banquete un esclavo solicita la intercesin de los invitados para librarse de un castigo de su amo (cap. 30). Al sentarse en la mesa para tomar el aperitivo, Trimalcin an no est presente. Los criados animan la velada con incesantes canturreos. Seguidamente Trimalcin entra al comps de una vivaz meloda, pero, una vez sentado a la mesa, aprovecha para terminar su partida de terebinto. En ese momento se sirve una gallina de madera que esconde unos huevos de pavo. Entran dos etopes melenudos portando unos odres y vierten el vino en las manos de los invitados. Entre los distintos acontecimientos, presentan luego ante la mesa un esqueleto de plata articulado, que da pie a una reflexin sobre la fragilidad del gnero humano.Se llega al primer plato, que consiste en una gran fuente decorada con los doce signos del zodiaco y a cada uno de ellos les corresponde un manjar representativo. Este primer plato, segn la opinin de Encolpio, asombra por su vulgaridad. Pero luego todos se sorprenden, pues cuando Trimalcin levanta el piso superior de la fuente, aparecen aves cebadas, tetinas de cerdo, un manjar muy estimado en la poca, y otros alimentos. Todo ello bien condimentado por la famosa salsa denominada "garum".Durante este primer plato, Encolpio pregunta al comensal que tiene a su lado sobre la mujer de Trimalcin. Este le informa de Fortunata, que as se llama su esposa y, en su opinin se trata de una mujer anteriormente esclava. Segn este invitado, Fortunata es una mujer deslenguada, de escasa confianza. Asimismo enumera todas las propiedades de Trimalcin, que son innumerables. Adems, todos los alimentos que consume los produce en su propia casa: cra ganado, obtiene la miel, etc.Trimalcin pasa a pronunciar una pltica en tono erudito (cap.35): explica las influencias de los distintos signos del zodiaco en las personas nacidas bajo cada signo. El, por supuesto, ha nacido en la poca del ao ms propicia. Concluida su alocucin, se sirve el segundo plato, consistente en un enorme jabal del que parecen mamar unos lechoncitos. El jabal va tocado con un pleo, especie de gorro frigio que usaban los libertos. Dionisio, un criado de Trimalcin, interpreta unas canciones dionisacas, haciendo honor a su nombre. Luego coloca el pleo del jabal en la cabeza de su amo. Trimalcin sale hacia el retrete.Durante la ausencia del anfitrin tiene lugar una conversacin entre los distintos comensales, que opinan sobre diversos aspectos de la vida social. Por ejemplo, Seleuco apunta que no es necesario baarse todos los das; luego refiere la reciente muerte de Crisanto, un hombre a su juicio, bueno. Pero otro invitado, Fileros, tacha al difunto de avaro y deslenguado (cap. 43). Su hermano, segn su parecer, s que era bueno. Al final de su vida Crisanto dej sus bienes a los esclavos, en los que crea como en artculos de fe, segn las palabras del propio Fileros.Ganimedes interviene para protestar contra el coste de la vida. Alaba a Safinio, un convecino ya muerto que velaba por los intereses de todos. Ganimedes ve la raz de la crisis econmica y social en la falta de religiosidad del pueblo romano: el pueblo ya no acude a los dioses; slo se preocupa de problemas mundanos.Otro de los comensales que muestra su opinin es Esquin, que admira la buena conducta de Tito, un rico vecino que va a organizar un fabuloso espectculo de gladiadores. Al mismo tiempo critica la mediocridad de Norbano, cuyo espectculo de gladiadores dio mucho que desear (la organizacin de este tipo de actos serva para obtener influencias en la poltica municipal). Esquin se dirige a Agamenn, el profesor de retrica, y bajo su magisterio quiere poner a su hijo, que ya sabe griego y ahora ha empezado con el estudio profundo del latn.Regresa Trimalcin (cap. 47). Su ordinariez se manifiesta en el permiso que concede a los comensales para asistir al retrete cada vez que lo deseen. Asimismo, les autoriza cualquier tipo de ventosidades que quieran expulsar durante el banquete. Es, en su opinin, cosa muy sana. Unos criados le presentan tres cerdos de distinta edad. Trimalcin elige el mayor y ordena que lo cocinen. A continuacin el anfitrin inicia una nueva pltica, en esta ocasin sobre temas mitolgicos, aunque siempre mete la pata. Sin ms demora le traen el cerdo ya cocinado, pero Trimalcin enseguida advierte que no est vaciado y decide castigar al cocinero. Aplacada su ira por los invitados, concede a este sirviente una nueva oportunidad para vaciar el cerdo. Lo hace con tal maestra que luego es colmado de honores y coronado.Trimalcin comienza a disertar sobre los bronces de Corinto (cap. 50), muy apreciados. El posee gran abundancia de los mismos. Tambin aprovecha para enumerar todo el material de oro y plata que alberga en su casa. Un esclavo deja caer un cliz y se rompe, pero el hecho no tiene mayores consecuencias. Otro criado lee el acta de todo cuanto ha sucedido en la vasta finca de Trimalcin en ese da. Por la magnitud de su informacin, esta se asemeja al "Diario de Roma". Tambin da lectura a otras disposiciones legislativas y judiciales. Seguidamente entran unos equilibristas realizando ejercicios de habilidad, con muy poca gracia, hasta que uno se cae sobre Trimalcin. El alboroto no tarda en formarse, pero tampoco se hace tardar el perdn: si lo castiga, dirn que Trimalcin no es indulgente con sus esclavos.Luego mantienen una conversacin potica y citan un texto de Cicern. Pasan a discutir sobre los oficios mas difciles despus de las letras, que, a juicio de Trimalcin, son los de mdico y cambista (cap. 56). Tambin se organiza una lotera para los invitados, en la que se incluyen juegos de palabras que dejan entrever un sentido obsceno.Ascilto, el amigo de Encolpio, se re a grandes carcajadas de todo lo que observa. Un conliberto de Trimalcin lo recrimina por su actitud y promete no dejarlo sin venganza. Gitn tampoco puede contener la risa y debe aguantar otra reprimenda del histrico conliberto, llamado Hermenote.Calmado Hermenote por el propio Trimalcin, entran en la sala unos actores de mimo que recitan versos griegos, sobre temas homricos. Trimalcin, que simultneamente lee las traducciones en latn, interpreta todos los episodios mitolgicos referidos por los versos, pero yerra por completo: confunde todos los personajes de la guerra de Troya.En ese momento se descuelga por el artesonado del techo un disco del que penden coronas. Cuando vuelven la mirada a la mesa, la encuentran rebosante de confituras. Encolpio y sus amigos roban algo de la fuente en sus servilletas. Luego Trimalcin se dirige a Nicerote, que cuenta una historia:Cuando era esclavo se hallaba enamorado de Melisa, seora de Terencio el cantinero. Muere su marido en su casa de campo. Nicerote comienza a buscar a Melisa ansiosamente. Aprovechando un viaje de su amo, escapa en su busca con un husped que por aquellos das se aloja en la casa. Por el camino observan unas tumbas y el husped hace sus necesidades junto a ellas. Cuando orina desnudo sobre sus vestidos, se convierte en lobo y sus ropas en piedras. Nicerote llega por fin a casa de Melisa y esta le informa del ataque del lobo. Luego regresa al hogar de su amo y encuentra al husped durmiendo y con perfecta figura humana.Despus de la narracin (cap. 62) y ante el pasmo de todos, Trimalcion empieza a contar otra historia misteriosa:Cuando era esclavo, se muri el nio favorito de su amo. Su madre le lloraba durante el duelo. Entretanto, aparecen unas brujas. Un tipo grandote que tambin trabaja al servicio de su amo sale muy enfurecido para atacar a las brujas. Les da una cuchillada, se oyen los gritos de las mujeres, pero no se las ve. El hombre regresa herido por todas partes y el nio muerto se ha convertido en un espantapjaros.Concluidas estas historias, Trimalcin se dirige a su amigo Plocamo. Este haba sido un gran imitador. Ahora silva una cancin horrenda. Luego Trimalcin imita otros sonidos vergonzosamente y al fijarse en la perrita de Creso, otro invitado, ordena que le traigan su enorme perro Esclax. Este se pelea con la perrita y se arma un nuevo estropicio, pero a estos acontecimientos caprichosos Trimalcin no les concede ms importancia. Manda traer ms tapas: ahora sirven una gallina cebada con huevos de oca. En esos instantes llega a casa Habinnas, otro servidor del emperador, como Trimalcin, acompaado de su esposa Escintila. Venan de un banquete de octavario por la muerte de un esclavo. En primer lugar se dedican a contar los platos servidos en el banquete. Habinnas exige que se presente en la sala la esposa de Trimalcin, Fortunata. Esta se reincorpora a la escena y ensea un valioso brazalete, ocasin que aprovecha Trimalcin para mostrar el suyo (cap.67).A continuacin ordena que se sirvan los postres. Un esclavo de Habinnas declama un verso. Su amo pronuncia un panegrico alabando las virtudes del esclavo. Slo encuentra en el dos defectos: est circuncidado, lo cual implica que es judo o proslito, y ronca mientras duerme. El esclavo, por su parte, comienza a imitar unas trompetas, de un modo tan ridculo como los anteriores.Se sirven los postres: tordos, membrillos, una oca cebada con peces, etc. Durante el postre dos esclavos se pelean llevando sendas nforas (cap.70). No tiene mayor trascendencia.Unos muchachos melenudos ungen con leo perfumado los pies de los comensales, ante el asombro de Encolpio, que lo refiere en su relato. Trimalcin invita a la mesa a sus esclavos ms prximos. En medio de este ambiente ordena que le traigan su testamento y expone el proyecto que tiene para su tumba, proyecto que debe ejecutar su colega Habinnas. Exige una infinidad de ornamentos, una estatua grande de su figura, una perrita; un reloj para que la gente, al mirar la hora, se acuerde de l, etc. Tambin da a conocer el epitafio que desea. Pero este pensamiento de la muerte lo entristece y profiere en un profundo llanto. Luego se olvida e invita a todos a los baos. Los tres protagonistas se equivocan de puerta, hasta que consiguen llegar a la sala indicada. All deben aguantar la locuacidad de Trimalcin y sus horribles canturreos. Fortunata ya tiene preparado otro comedor. Aqu beben vino para celebrar la primera barba de un esclavo, mientras el anfitrin aun no se ha agotado de la intensa velada: "Prolonguemos la cena hasta el amanecer".Enseguida canta un gallo y, creyendo que canta a deshora, lo interpretan como un mal presagio. Puede tratarse de un incendio inminente o de la muerte de un vecino. Trimalcin da rdenes de que traigan el gallo y que lo cocinen.Se relevan los esclavos (cap. 74). De pronto un joven siervo es besado por Trimalcin, hecho que enfada a su esposa Fortunata. Se provoca una pelea entre ambos. Trimalcin reprende a su mujer y cuenta el xito de su vida: como compr unos barcos y se dedic a transportar vino, hasta que consigui acumular toda su hacienda. Tambin cuenta las previsiones de un astrlogo sobre su futuro: an le quedan treinta aos, cuatro meses y dos das. Animado por la longitud de su vida, no siente temor porque le traigan su mortaja y as lo ordena. Luego unta a los invitados con un perfume de nardo. Tambin se interpreta una marcha fnebre. Encolpio, Ascilto y Gitn ven el momento oportuno para salir de la casa y as lo hacen.Emprendido su regreso entre la oscuridad de la noche,llegan no sin dificultad a la posada. All ambos homosexuales, Encolpio y Ascilto, despus de escenas molestas con Gitn, terminan por disputarse la posesin del mismo (cap. 80).La disputa parece llegar a las armas, hasta que Gitn pronuncia su decisin de marcharse con Ascilto. Encolpio, desengaado y desecho por la decisin de su joven efebo, se retira al mar y all pasa tres das en medio de sus continuos lamentos. Recapacitando sobre su actitud, opta por encontrar a toda costa a los dos amantes masculinos y dar a Ascilto su merecido. Un soldado, cuando ya est en camino, lo descubre con un pual y se lo arrebata. Encolpio, perdido todo horizonte, visita una galera de arte y observa las clebres pinturas que all se exponen, con intento de sosegarse. Admira las obras de Zeuxis, Protgenes y Apeles, hasta que se presenta en la sala un viejo canoso con aspecto desaliado, con un inconfundible talante de poeta. Este, despus de comparar los intereses artsticos con los econmicos, relata su historia de relaciones homosexuales con el hijo del seor de la casa en la que se hospedaba en Prgamo, cuando prestaba su servicio militar.Despus de esta narracin cada vez ms obscena, Eumolpo, que as se llama el viejo poeta, sostiene con Encolpio una conversacin sobre arte, en la que explica la crisis del arte actual, anegado en la miseria por el afn exclusivo de satisfacer los intereses econmicos. Al contemplar un cuadro en el que se representa la cada de Troya, Eumolpo declama unos versos que haba compuesto sobre ese mismo tema (cap. 89). A travs del relato se observa cmo siempre que Eumolpo sus constantes poemas, la gente que le rodea, indignada por su insistencia en intercalar trovas a cualquier hora, comienza a tirarle piedras sin piedad. Esta vez sucede lo mismo. Encolpio y Eumolpo consiguen escapar de la galera de arte y se dirigen al mar. All Encolpio invita a cenar al frustrado poeta, a condicin de que este se abstenga de manifestar la genialidad lrica que todos aborrecen.Al llegar al alojamiento, Encolpio ve a Gitn (cap. 91) y da pie a que este se arrepienta de su "deslealtad". Encolpio enjuga el llanto del joven.Eumolpo se haba quedado en los baos recitando unos poemas. Luego se introduce en la habitacin y descubre a Encolpio en la compaa del joven muchacho. El poeta relata su estancia en los baos y se lleva a Gitn.Desengaado Encolpio nuevamente por la presencia de un segundo rival, intenta ahorcarse (cap. 94). Eumolpo y Gitn, que ya se haban marchado de la habitacin, reaparecen en ella y Gitn consuela a su trastornado amante para que desista del suicidio. El tambin haba intentado desaparecer del mundo en otras situaciones embarazosas. Gitn, sin embargo, aparenta suicidarse con la navaja de un barbero, mercenario de Eumolpo, pero esta navaja no puede causar tales efectos. No obstante, se organiza un notable alboroto ante la escena.De todas partes de la fonda acuden huspedes para contemplarla (cap. 95). Eumolpo se pelea con el posadero y llegan a las manos, mientras Encolpio y Gitn observan todo por un agujero de la puerta. Entretanto, un pregonero promete recompensar con mil sestercios a la persona que localice a Gitn y d noticias de su paradero. La bsqueda ha sido emprendida por Ascilto. Encolpio ordena a Gitn que se esconda debajo de la cama de un modo ingenioso. No tarda en llegar Ascilto a la habitacin. Encolpio simula no haber visto al joven. El alguacil que acompaa al pregonero hace un minucioso registro por la estancia. Llegan a la cama; el alguacil mete mil veces su bastn por el suelo, pero Gitn aguanta estoicamente todos los golpes sin el ms mnimo resello.Entra de nuevo Eumolpo, una vez que se han marchado sin xito los investigadores, y descubre a Gitn por un estornudo que este no ha podido aguantar. All discute con Encolpio. Al final deciden acompaar a Eumolpo en un viaje marino que est a punto de emprender. Un marinero viene a avisarles y preparan su equipaje (cap. 99).Ya en el barco, Encolpio se consuela con diversos argumentos: si su husped Eumolpo se ha enamorado de Gitn no es cosa extraa, pues las cosas bellas son deseadas por todos. Estando en estas reflexiones, oye, mientras finge dormir, una voz conocida. Se trata de Licas, el dueo del barco, un antiguo amigo suyo, del que se haba alejado tras un serio enfado. Tambin oye a una mujer, Trifena de nombre, una meretriz. Trifena comenta a Licas que desea encontrarse con Gitn. Este y Eucolpio se dirigen a Eumolpo y le exponen el lo en que se hallan inmersos por haber emprendido este fatdico viaje. Los tres amigos buscan una solucin, por dificultosa que resulte, que les permita escapar cuanto antes de las garras de tales personajes indeseables. Se proponen varias soluciones: bajar hasta el esquife por un cable y abandonarse a la Fortuna, o bien envolver a Encolpio y a Gitn en dos pellejos y colocarlos entre el equipaje de Eumolpo, para que luego ste informe a Licas de la huida de sus esclavos, que teman un castigo. No obstante, convienen en otra salida: afeitar la cabeza y las cejas de Encolpio y el joven Gitn y marcarlos con unas seas semejantes a las que produce el hierro al rojo vivo. En efecto, este tipo de castigo se impona a los esclavos fugitivos.Acuerdan llevar a cabo esta ltima alternativa, pero mientras se afeitan por la noche, son vistos por un pasajero, el cual interpreta el hecho de afeitarse a deshora como presagio de un naufragio inminente. Este pasajero acude ms tarde a Licas y a Trifena y les advierten de la presencia de dos tipos que se han afeitado de noche. Licas y Trifena, a quienes los dioses les haban revelado en sueos que Encolpio y Gitn se encontraban en la nave, comienzan de inmediato la bsqueda de ambos compaeros. Eumolpo, por su parte, intenta convencer al dueo de la nave de que el corte de pelo se deba tan slo a que lo tenan horriblemente largo y que no haban podido cortrselo en tierra. Licas no admite tales justificaciones. Eumolpo aduce estas y otras razones para salvar el pellejo de sus amigos. Cuando Licas encuentra a los rapados y toma cuerpo su clera. Ahora se desvela el motivo de la enemistad entre Encolpio y Licas: aquel haba seducido a la esposa de ste, Hedile (cap. 106). Licas interpreta el hecho de su reencuentro como una oportunidad que le ofrecen los dioses para descargar su venganza. Eumolpo intenta convencer al iracundo dueo de que el motivo de la presencia de su adversario en el barco era reconciliarse con l tras el antiguo agravio. El castigo se hace improrrogable. No obstante, Licas y Trifena se sorprenden de que a Encolpio no le importa su suplicio sino el sufrimiento de su compaero Gitn. Finalmente tiene lugar un combate a dos bandos en medio de la nave: de un lado, Trifena y un grupo de esclavos; de otro, los tres amigos y el criado de Eumolpo. Despus de esta diatriba, Eumolpo, parodiando las actas de cancillera, propone un acuerdo que es aceptado: Trifena deba olvidarse de Gitn y Licas debera ahogar todo deseo de venganza contra Encolpio. Se hace la calma en el barco y el tiempo se resuelve en una gran bonanza (cap. 109). La nave avanza serena y los pasajeros pueden practicar la pesca o entretenerse en un juego divertido.Eumolpo recita unos poemas burlescos sobre las calvas de los dos protagonistas. Luego ameniza el viaje con un cuento (cap. 111):Una mujer extremadamente hermosa y honrada llora la muerte de su marido. En el momento del entierro toma la decisin de morir de hambre y no apartarse jams del mausoleo de su esposo. Nadie consigue persuadirla de la inconveniencia de su propsito. Cuando lleva varios das junto al cadver de su marido, acompaada de su esclava, un soldado que vigilaba los cuerpos de unos crucificados antes de su sepultura, se dirige a la honesta mujer y le ofrece unos alimentos. Su esclava se rinde y acepta la invitacin, hasta que consigue convencer a su duea de la necesidad de nutrirse. Esta tambin se rinde. Ms tarde hay unas escenas molestas del soldado con la viuda.Los parientes de uno de los crucificados, viendo abandonada la vigilancia, desclavan el cadver y le dan sepultura. El soldado, temeroso del castigo, informa a la mujer del suceso. Esta decide clavar en la cruz el cadver de su difunto esposo para disimular el descuido de su amante, prefiriendo colgar al muerto antes que al vivo. Ponen en prctica su resolucin y causan gran sorpresa entre las gentes.Despus de la historia, Trifena comienza a acariciar al joven Gitn (cap. 113), mientras Encolpio revienta interiormente por los celos. Entre tales carantoas la nave empieza a sufrir los embates de un terrible tifn. Las vctimas no se hacen esperar: Licas muere ahogado en los primeros zarandeos. Trifena se establece en un bote con la ayuda de sus esclavos. Unos pescadores que acuden a contemplar la catstrofe recogen a los tres compaeros v al criado de Eumolpo, aunque el viejo poeta en medio de la tempestad se resiste a moverse porque le falta un solo verso para terminar el poema que compone. Al final consiguen llegar a tierra y se refugian en la cabaa de un pescador. Desde la playa se divisa un cuerpo muerto arrastrado por las olas. Cuando el cadver se acerca a la orilla, Encolpio lo identifica: es el cuerpo de Licas. Este hecho arranca del pecho de Encolpio un delicado lamento, transido de dolor, al contemplar a un hombre pletrico de fuerza y de poder reducido a un trozo de carne que las aguas arrastran con desprecio. Encolpio y sus compaeros preparan una pira para el cadver (cap. 115).Los protagonistas siguen su camino hasta que divisan en la lejana la ciudad de Crotona. Antes de llegar, preguntan a un campesino sobre los habitantes de dicha localidad, as como acerca de la actividad comercial all desarrollada. Este les advierte que la ciudad se distingue por su desenfreno y que en ella slo triunfan los deshonestos: segn sus palabras, "no hay ms que cadveres que son devorados o cuervos que los devoran" (cap. 116).Estos informes los llena de esperanza. Eumolpo expone una brillante idea: interpretar una farsa (cap. 117). Los otros aceptan llevarla a cabo. La farsa tiene a Eumolpo como protagonista, el cual acaba de enterrar a su hijo, muy valioso por su talento y sus virtudes. Para que el contacto con sus clientes y amigos, as como la tumba del difunto, no le recuerden al malogrado hijo, decide abandonar su ciudad. Ms tarde atraviesa por la fatalidad del naufragio, en el que pierde ms de dos millones, pero esto no le preocupa. El motivo de su desesperacin reside en el hecho de encontrarse sin servidumbre, lo cual impide que sea estimado como merece. En realidad, era un hombre con una hacienda desmesurada: posesiones en frica por valor de treinta millones, esclavos dispersos por tierras de Numidia, etc. Eumolpo debe toser a menudo para fingir su dispepsia y debe rechazar cualquier alimento que la gente le ofrezca. Debe hacer referencia de continuo a sus tierra y a su dinero, as como modificar su testamento sucesivamente. A Encolpio, Gitn y Crace, el verdadero criado del viejo poeta, se les asigna el papel de criados de Eumolpo.Despus de un fragmento que no se conserva aparece Eumolpo criticando la concepcin potica que impera en muchos ambientes jvenes de Roma (cap. 118). Muchos piensan que la poesa consiste en un mero ejercicio basado en unas tcnicas. Eumolpo concibe el quehacer del poeta como una inspiracin de origen divino, que ha de manifestarse en un lenguaje lo ms distante posible del que emplea el vulgo. Asimismo, arremete contra los poetas que narran acontecimientos y slo prestan atencin a los hechos, como si se tratara de historiadores. Para ilustrar la concepcin potica que l propone, recita a continuacin un poema recin compuesto, que an no ha sido limado en sus detalles. Dicho poema (cap. 119) comienza con el reflejo de la corrupcin reinante en la sociedad romana, en la que estn de moda la opulencia, el derroche, la usura y el apetito de dinero. Estas pinceladas que nos presentan la situacin de Roma dan paso al recuerdo del triunvirato. Se describe el reino infernal; interviene Plutn. Este pide a Fortuna, promotora de la historia, que ponga remedio a la corrupcin y trasmute la paz en guerra. Fortuna anuncia la guerra. Esta tiene lugar cuando Csar, victorioso en su lucha contra los brbaros, decide emprender una guerra contra Roma, recelosa de sus triunfos en las Galias.Se inicia la batalla y este episodio se describe de un modo propiamente potico. Los dioses del cielo y del infierno se distribuyen entre los dos campos que constituyen el escenario de esta guerra civil. La diosa de la Discordia expone su mandato, que en el poema aparece cumplido, aunque tal mandato no es de carcter histrico, pues realmente no se cumple.Con la declamacin de estos versos de Eumolpo consiguen llegar a Crotona. Ya en la ciudad, Encolpio y el viejo poeta se plantean la posibilidad del fracaso de esta farsa que haban decidido interpretar. Es entonces cuando Encolpio se dirige a los dioses con unas palabras que manifiestan su incertidumbre ante el futuro: "Dioses y diosas del cielo, qu mal les va a los que viven fuera de la ley! Siempre estn esperando lo que han merecido" (cap. 125).En Crotona conoce a una esclava llamada Crside, la cual pone a Encolpio en contacto con su ama Circe (cap. 127). Esta desea mantener relaciones con el supuesto esclavo de la farsa. Encolpio debe salir huyendo debido a su impotencia. La huida sorprende a Circe e intenta recuperar a su amante por medio de una carta que le enva con su esclava. Encolpio decide solucionar sus problemas sexuales y se somete a las curaciones de una vieja (cap. 131). Parece recuperarse de su impotencia y mantiene nuevas relaciones con la misma mujer. Pero ella en esta nueva aventura lo despide ofendida y ordena a sus esclavos que lo azoten no se conoce el motivo de esta reaccin por la interrupcin del fragmento conservado (cap. 132). Encolpio, angustiado por la actitud de Circe, acude al templo de Prapo, dios del amor carnal, y le invoca con una plegaria llena de lastimeras ansias. En el templo la vieja que antes haba intentado remediar su mal le presenta a Enotea, sacerdotisa de Prapo (cap. 134). Esta prepara los alimentos necesarios para la curacin, pero un pequeo accidente el resquebrajamiento de la silla donde se suba la vieja sacerdotisa le hace caer sobre el fuego y lo apaga. La vieja corre hacia las casas vecinas en busca de nuevas brasas para el fuego. Entretanto, tres gansos sagrados se presentan ante Encolpio y con sus gestos parecen atacarlo. Lleno de miedo mata uno de ellos, mientras huyen los dos restantes (cap. 136). Al regresar la sacerdotisa se entera de lo sucedido y se lamenta del horrible crimen, pero, compadecida de Encolpio, se dispone a curarlo y hace del ganso muerto un nuevo ingrediente para sus guisos.Filomena, una vieja mujer viuda, encomienda a su hijo y a su hija a la proteccin de Eumolpo, en espera de la herencia que poda recibir a la muerte de ste, que en la farsa aparenta ser el hombre ms rico de Crotona (cap. 140). Por otra parte, Encolpio informa a este viejo amigo y poeta sobre el restablecimiento de su salud sexual.El relato conservado termina con el testamento de Eumolpo (cap. 141), quien en la farsa que ingeniosamente interpretaba exiga a todos los beneficiarios de su herencia que, una vez muerto, hicieran tajadas de su cuerpo y se las comieran.