Picaresca y Narco 23Feb2014

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  • 7/24/2019 Picaresca y Narco 23Feb2014

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    DE LA PICARESCA HASTA LA SICARIESCA

    La narconovela como una extensi de la novela picaresca hispanoamericana

    Cada cultura encarna sus valores en un tipo muy particular de h oe, mismo que refleja lo que esta

    sociedad aspira a que sean sus individuos. Los pueblos n dicos ten n como ep ome humana a

    Sigfrido y a los Nibelungos, guerreros brutales, pero valientes, que se burlaban de la muerte en su cara.

    En sus momentos m gidos, los japoneses encontraron la inspiraci para unirse como pueblo en la

    leyenda de los 4 ronin, aquellos guerreros descastados que desafiaron al Shog mismo con tal de

    vengar a su amo, v tima de una injusticia, y que encarnan los valores de la fidelidad, el esfuer!o y la

    paciencia, tan caros al pueblo nip . Los pueblos hispanoamericanos, aventuro, tenemos nuestro modelo

    de conducta en un antih oe" el p aro, personaje que encontra sus m imos e#ponentes al

    Lazarillo de Tormes $%e autor desconocido, publicado en &''4(, a Guzm de Alfanche$publicado en

    &')), de la autor de *ateo +lem(, aDon Pablos el Busc$Escrito por rancisco de -uevedo en

    &/(, alPeriquillo Sarniento$de la pluma de ernande! de Li!ardi, en * ico, en &0&(, e incluso en

    ejemplos tan recientes y en apariencia tan lejanos al siglo de oro espa1l como la Violetta de Diablo

    Guardi $2avier 3elasco, /5(, personaje que encarna a la perfecci la desfachate!, iron y

    pragmatismo del p aro.

    Sin embargo, hay otros personajes que, al tiempo que comparten caracter ticas con el p aro

    hispanoamericano, se muestran como una evoluci l ica del mismo. 6ombres y mujeres que han

    declinado el ingenio de don 7ablos para optar por una Escuadra de quince tiros8 que han guardado la

    desfachate! del L aro de 9ormes y, en lugar de ello, se han arropado con la crueldad8 que

    abandonaron la alegr por vivir :a pesar de todas las desventuras:, del 7eriquillo para cambiarla por

    un fastidio nihilista que s o busca llenar las horas que lo separan de la muerte . El sicario, figura

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    preponderante en la narrativa latinoamericana actual, no es sino la tima rama que ha dado elbol de

    la picaresca hispanoamericana.

    El p aro como $anti( h oe.

    En primer lugar, habrque definir al h oe y su funci como elemento unificador en el Contrato Social.

    Los grupos humanos surgen como un proceso adaptativo por medio del cual el hombre busca mejorar

    sus posibilidades a la hora de enfrentarse al entorno. Los hombres encontraron que era mejor asociarse

    para el bien mayor, y sobrevivir en un medio ambiente que les era hostil. En palabras de ;ean ;aques

    Encontrar una forma de asociaci que defienda y proteja con la fuer!a com la

    persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniendose a todos, no

    obede!ca sino a smisma y permane!ca tan libre como antes. /

    Este contrato $tambi llamado 7acto Social(, es un conjunto de normas, impl itas y e#pl itas,

    &

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    encaminadas a regular las interacciones entre los miembros de una comunidad. 7ara que funcione

    serrequisito indispensable"

    =...> La enajenaci total de cada asociado con todos sus derechos a la comunidad entera,

    porque, primeramente, d dose por completo cada uno de los asociados, la condici es

    igual para todos8 y siempre, siendo igual, ninguno tiene inter en hacerla onerosa para

    los dem . +dem , efectu dose la enajenaci sin reservas, la uni resulta tan

    perfecta como puede serlo, sin que ning asociado tenga nada que reclamar, porque si

    quedasen algunos derechos a los particulares, no habr ning superior com que

    pudiese sentenciar entre ellos y el publico, cada cual siendo hasta siendo punto su propio

    jue!, pretenderpronto serlo en todo8 consecuentemente, el estado natural subsistir

    y la asociaci convertir se en tir ica e in il.

    En otras palabras, los individuos renuncian a una parte sustancial de su libertad con el fin de adscribirse

    al pacto social a cambio de la protecci e identidad que este les ofrece. Este pacto social no es sino un

    acuerdo en el cual los individuos pondr una parte de sus recursos :de trabajo, de ingenio, materiales:,

    al servicio de la colectividad.

    La cohesi al contrato social se logra cuando los individuos se adscriben a cumplir un conjunto

    de valores que los lleven a ejecutar conductas positivas para la conservaci del grupo. %e igual manera,

    al ser parte de este contrato social, tienen que recha!ar otras conductas que, de ser reali!adas por la

    totalidad de los miembros de la comunidad, la llevar n a irremediablemente a su disoluci .

    Estas conductas positivas son las que se ejemplifican por medio de la figura del h oe. Este

    personaje mostrarlas ventajas sociales de ejercer las cualidades necesarias para que dicho pacto se

    sostenga. En una sociedad guerrera, el h oe servaliente, incluso cruel, y arrojado al punto de la

    irrefle#i . En otra sociedad, m sedentaria y pac ica, el h oe cultural se mostrarcomo laborioso y

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    sabio, y las caracter ticas del h oe de la cultura guerrera le parecer dele!nables.

    Sin embargo, no todos los h oes apuntalan en pacto social. Algunos incluso, lo cuestionan

    o buscan su disoluci . El p aro pertenece a esta categor. El La!arillo, don 7ablos, el 7eriquillo

    son hombres que desde muy j enes se han dado cuenta que no tienen un lugar dentro del pacto social de

    su tiempo y de su espacio, y que, por lo mismo, tienen que hacerse uno. 9ambi son conscientes de las

    profundas contradicciones que e#isten en los valores que e#isten en dicho pacto social" un rey que

    prometiproteger a sus s ditos, pero que en el fondo, s o vive para smismos8 magistrados que con una

    mano sostienen la ley y con la otra toman los doblones para corromperla8 damas que de d e#hiben su

    virtud y de noche se desnudan frente al caballerango8 sacerdotes que venden la salvaci eterna mientras

    encuentran el para o entre las piernas de las monjas o que e#altan la pobre!a que jam ejercer.

    Es en este universo en que se mueve el p aro.

    Aien hace el lingista Bon! e! Echeverr al refle#ionar que"

    =...> En realidad, Cervantes revelaba los or enes de la novela picaresca, no s o al

    aludir al notorio clima de delincuencia que prevalec en esas obras, que requiere la presencia

    de la ley encarnada de diversas formas, sino m t nicamente al modelo real del te#to

    picaresco" la deposici o confesi de un delincuente dirigida a alguien investido de

    autoridad.5

    Aasado en la anterior, se puede estar de acuerdo con la siguiente definici "

    =...> 9radicionalmente se caracteri!aba la novela picaresca recurriendo a una constante en

    temas o en argumentos que se centraban en la figura del protagonista, del p aro, tipo

    5 B?N LE EC6E3E

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    de persona descarada, traviesa, bufona y de mal vivir que, por lo general, hac un

    relato autobiogr ico en el que se suced n situaciones o pasajes variados y jocosos

    que daban pie al autor para presentar un amplio muestrario de caracteres propios de la

    oca.4

    La picaresca hispanoamericana es un g ero de raigambre dilatada, que tiene a en nuestros d s

    ejemplos notables, que estmuy enrai!ado con la identidad espa1la e hispanoamericana y que refleja con

    precisi la relaci de estos pueblos con sus autoridades" una convivencia ambigua, que fluct casi

    siempre entre la confrontaci pasiva y la aceptaci c plice. En este rango de ica gris es en el que se

    mueve el p aro" admira a la figura de autoridad al tiempo que trata de enga1rla yDo de vivir a su lado

    sin aceptar del todo sus responsabilidades como ente social.

    El protagonista indudable de este g ero narrativo es :no estde m decirlo, el 7 aro, antih

    oe que ante un entorno dif il, en el que es sometido por figuras de m fuer!a:potencia:autoridad,

    trata de sobrevivir por medio de su ingenio, encanto y falta de escr ulos. Ejerce lo que se le podr

    llamar una tica de la Superiencia,en la que su bienestar personal es el ico valor a perseguir.

    La novela picaresca es tambi un retrato fiel de las costumbres de la oca y del lugar en

    donde se sit la acci . + diferencia de otros g eros narrativos, la narrativa picaresca resalta el lado

    sucio y amoral del mundo" los arrabales, las tabernas, los cuarteles8 sus protagonistas son las barraganas,

    los carteristas y salteadores. Casi por norma, estnarrada en primera persona. Es el propio rapa! el que

    habla sobre smismo, y al hacerlo, se dota de sustancia e identidad. Su discurso tambi es una v de

    escape ante su situaci . En palabras de

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    =...> En las novelas picarescas del siglo 23 el ser que narra tambi emerge

    enmara1do en una ley escrita que lo oprime. El p aro no es un ser encerrado en una

    jaula sino que su ser son las barras mismas de la jaula'

    7ero el hecho de que sea el propio p aro el narrador no es fortuito. +l contar su historia, tambi

    estinterpelando a una entidad que considera por encima de smismo, alguien a a quien respeta y de

    quien desea reconocimiento y comprensi . El mismo acto de la palabra lo dota de identidad, y lo

    inscribe dentro del contrato social del que estaba e#cluido. 9enemos, por ejemplo, el inicio del La!arillo

    de 9ormes"

    =...> 7ues sepa usted, vuestra merced, ante todas cosas, que a mi llaman L aro de

    9ormes, hijo de 9omBon! e! y de +ntonia 7 e!, naturales de tejares, aldea de

    Salamanca. *i nacimiento fue dentro del r 9ormes, por la tal causa tomel

    sobrenombre, y fue de esta manera" mi padre, que %ios perdone, ten cargo de proveer

    una molienda de una ace1 que estribera de aquel r, en el cual fue molinero m de

    quince a1s8 y estando mi madre una noche en la ace1, pre1da de m t ole el parto y

    pariome ah %e manera que con verdad me puedo decir nacido en el r. 7ues siendo yo

    ni1 de ocho a1s, achacaron a mi padre ciertas sangr s mal hechas en los costales de

    los que alla mover ven n, por lo cual fue preso, y confes y no neg y padecipersecuci

    por justicia. Espero en %ios que esten la gloria, pues el Evangelio los llama

    Aienaventurados.

    7or otro lado, el %on 7ablos, el Ausc de -uevedo, declara"

    ' B?N LE EC6E3E

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    =...> 7ues yo, se1r, soy de Segovia. *i padre se llamClemente 7ablo, natural del

    mismo pueblo8 %ios lo tenga en el cielo. ue tal, como todos dicen, de oficio barbero8

    aunque eran tan altos sus pensamientos, que se corr de que le llamasen as diciendo

    que era tundidor de mejillas y sastre de barbas. %ec n que era de muy buena cepa, y

    seg el beb, es cosa de creer

    +l igual que el La!arillo de 9ormes, %on 7ablos inicia su e#posici hablando de sus or enes. 6abla

    de su padre, su lugar de procedencia y su oficio. 7oco se refiere a su madre. Esta caracter tica

    serimportante para definir al p aro" la orfandad $de padre, mayormente(, que despoja al p aro de

    identidad por herencia y, por eso, tiene que forjarse una propia. +mbos le hablan a una autoridad

    superior" a un magistrado o a un jue!, figuras que son, en el fondo, proyecciones de este gran padre que

    es el

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    quienes no son sino un sbolo de la posteridad. inalmente, el p aro"

    =...> Es hu fano, o ileg imo. Criatura de la ciudad, el centro de la nueva burocracia

    patrimonial. Ausca legitimidad a trav de los c igos en los que la nueva autoridad est

    objetivada" la ret ica del nuevo estado. %esahoga su conciencia culpable con el relato

    de su vida.

    Con este acto de confesi frente a una figura de autoridad :literal o figurada, como es el caso del

    Periquillo''':, el p aro trata de unirse al pacto social del cual fue e#cluido, o al cual nunca perteneci

    Ha! "ue recordar "ue, en la Espa del siglo #$I, iir al %argen de la le! signi&icaba no e'istir

    desde el punto de ista ciil. Por ello el discurso del p aro representa su inclusi en la

    e'istencia. 7ero, por supuesto, el p aro no pod volver a nacer con sus imperfecciones8 es por ello

    que en ese discurso hay muchos elementos de verdad, pero tambi , muchos de ficci . El p aro se

    crea una nueva personalidad ante el jue!:magistrado:posteridad, en la que oculta sus peores rasgos

    :aunque no los oculta totalmente:, al tiempo que resalta los mejores y 7or qunoG Se atribuye unos

    nuevos que nunca tuvo, pues"

    =...> En la picaresca, el di ogo estimpl ito en la e#culpaci y en las protestas de

    inocencia. 9ambi estpresente en el acto de conversi , que se supone hace que el p

    aro escriba porque ha optado por el buen camino. Esta conversi estpresente en la

    cr ica, como tambi en la novela, en el acto %is%o del acata%iento a la nor%a

    ret ica , que es una forma de imitar a la autoridad, de asumir su forma y liberarse asde la

    fuente e#terna de poder que la determina =...> en cualquier relaci , el p aro:cronista no

    solo relata su vida, sino que revisa y corrige la versi que de esta han dado previamente

    las autoridades. L aro responde a 3uestra *erced para rectificar las versiones de sus

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    actividades que se han comunicado a tal personaje

    La picaresca tradicional se sit en ambientes marginales, con personajes de moral cuestionable y con

    un protagonista que nadie podr considerar ejemplar. Sin embargo, el acto mismo con el que el p

    aro hace su mea culpafrente a alguna autoridad lo dota de personalidad social y jur ica.

    En la rama m reciente de la picaresca no se cuenta con este acto de contrici , ni mucho

    menos, con un intento de ser incluido en un pacto social. En la Novela del Narco, el personaje central

    tambi es e#cluido, un hu fano que vive y se alimenta de la marginalidad8 sin embargo, a diferencia

    de la picaresca cl ica, en la narconovela no e#iste este petu jocoso del p aro, sino el deseo de

    revancha social del resentido, que se manifiesta, por lo genera, con dilatada crueldad.

    La Sicariesca, o la picaresca de la novela del narcotr ico.

    Se puede definir a la narrativa del narcotr ico como aquella cuyos personajes de alguna manera est

    vinculados tanto al tr ico de drogas como a sus fen enos perif icos :asesinato, prostituci ,

    consumo de drogas, corrupci policiaca, violencia:. Estas narrativas :casi siempre enmarcadas dentro de

    los g eros del cuento y la novela:, se caracteri!an por mostrar tambi un retrato de costumbres de

    los estratos bajos de la sociedad que retratan, y de tener su epicentro en !onas geogr icas muy

    definidas" la frontera me#icana, *edell, en Colombia, el frica mediterr ea, etc era. En general,

    la narrativa del narcotr ico se centra en los elementos que est m abajo del escalaf del negocio

    del narcotr ico" sicarios, mulas, vendedores de droga8 muy pocas veces se ocupan de los grandes

    lavadores de dinero, de los capos trasnacionales o de los gobernantes coludido. La narrativa del narcotr

    ico tiene casi siempre una intenci de denuncia social, pues al igual que en la novela negra de la

    segunda y tercera d adas del siglo 22, muestra sin tapujos la colusi entre las fuer!as de la ley, las

    instituciones de justicia y las mafias dedicadas a los negocios il itos.

    B?N LE Echeverr, b em, p &&.

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    La narrativa del narcotr ico cuenta tambi con un innegable aire ico, heredado de una de

    sus fuentes m directas" los narcocorridos. Este g ero musical da fe de las ha!a1s de

    narcotraficantes famosos en su eterna confrontaci con las fuer!as de la ley. 6ay un aire magn imo en

    la figura del delincuente que estpresente en este tipo de canciones que indudablemente tambi

    estpresente dentro de las narrativas del narcotr ico.

    El n! leo de la narratia del narco es la iolencia, tan presente en regiones en donde el tr ico de

    estupefacientes es una de los principales :si no la principal:, empresa productiva. En palabras de Elmer

    *endo!a $Culiac, &)'(, su autor estandarte"

    =...> 9rabajar con la violencia implica emplear ciertos elementos, muy pocos, para crear s

    bolos que sean representativos de la realidad. E#ige tambi elegir mi punto de vista

    en funci de lo que se desea tratar =...> buscamos crear efectos, no un discurso ingenuo,

    sino una obra de arte que represente la realidad sin dejar de ser vanguardista =...> los

    escritores pugnamos por encontrar las palabras precisas, el tiempo ideal, el tono, el estilo

    candente para sacudir a los lectores desconcertados, felices o aterrori!ados. 7retendemos

    una propuesta estil tica que sea lenguaje, ritmo, narrativa e historia.

    7or lo mismo, en un mundo en donde la violencia es la moneda de cambio cotidiana, el sicarioD narco es

    un sobreviviente nato. +l igual que su ilustre antecesor, el p aro, la ica ica que conoce es la de

    la supervivencia propia. Sin embargo, muchas veces tiene que dejar de lado el ingenio y el enga1 para

    empu1r la fuer!a. En su mundo, la astucia siempre es mejor si va acompa1da con granadas y cuernos

    de chivo.

    El sicario( narco, al igual "ue el p aro, es un hu &ano. %esarraigado, sin m esperan!a que la

    ?L3E

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    vida al d , su ica consiste en sobrevivir. Sin embargo, tambi cuenta con otro anhelo" ser

    reconocido con ese gran padre que le abandon conden dolo al desarraigo. Como apunta Sabes que carnalG %urante el a1 tres meses y diecisiete d s que llevamos

    camellando juntos te he estado Iachando Iachando y siento que eres un bato ac buena

    onda, de los m s. No scomo e#plicarte, es como una vibra, carnal, una vibra chila que

    me dice que no eres chivato y que puedo confiar en ti, a poco no. )

    7or otro lado, enLas mu)eres matan me)or, de ?mar Nieto, la sicaria Celeste

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    =...> %icen que las mujeres matan mejor. Ho no ssi esto es verdad. No creo que en este

    negocio ninguna de nosotras estpensando en ser m cabrona que la otra, s o por

    hacerse la chingona. Esa si es una diferencia entre ustedes los hombres y nosotras las

    mujeres. %e cualquier manera s lo confieso, yo misma lee apunta las caras. 9ra una

    Colt. Los hijos de puta ya me hab n dado tel" onos, carteras y reproductores de m#

    ica. Le dije a Sandra" listo, ya estuvo, pero le encabronque el puto chofer de mierda nos

    dijera pinches viejas. 7inche tu puta madre. Sandra le apunta la cabe!a. H no fall &

    En ambos casos, curiosamente, publicados en un intervalo de casi veinte a1s, se observan semejan!as

    notables. El personaje principal es que cuenta su historia ante un interlocutor e#terno. Sin embargo, a

    diferencia del p aro, quien le habla a una entidad que considera superior, el sicarioD narco le habla a un

    igual o a alguien a quien considera inferior. Esta diferencia es importante, pues muestra que el

    protagonista de la narconovela ya no busca incorporarse :o reincorporarse:, al pacto social8 muy por el

    contrario, hace patente su desprecio por . H es que, a diferencia de la Espa1 del siglo 23, en la +m

    ica Latina de fines del siglo 22 y principios del 22 una persona e#iste :en el sentido social del t

    mino:, sin importar de qulado de la ley se encuentre.

    Sin embargo, lo que sbusca :tal como el p aro:, es que el reconocimiento del otro lo dote de

    identidad.

    Eluropeo"personaje de *endo!a, habla con un amigo que apenas conoce, pero que identifica como

    semejante a . Celeste se narra a smisma ante un hombre, adelant dole, con soberbia, que las

    mujeres son mejores asesinas. Ha sea desde la camarader, o desde la arrogancia, ambos personajes se

    crean al contar su historia.

    & Nieto, ?mar,Las mu)eres matan me)or" /&5, ;oaquin *orti!, p. &&

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    Celeste Es que enti deme, mi rey, no me partla madre en la polic, luego en el ej cito,

    y sobre todo all en lo de -uintana

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    llama el mismo narrador:, una inocencia homicida que lo hace entregarse sin reservas. 6ay, adem, una

    cierta semejan!a en la relaci entre +le#is y el Bram % ico y el La!arillo de 9ormes con su se1r, el

    6idalgo ciego. +mbos llegan a ser el instrumento por el cual sus tutores :llam' osles asa falta de mejor

    t mino:, transitan en un mundo hostil y deshumani!ado. Los enga1s y audacias del La!arillo

    encuentran macabra resonancia en las balas del joven sicario.

    %escendiente del esclavo, el mendigo, el tonto y el loco" los encarna y representa a

    todos pero viene armado de una carga centenaria de resentimiento y de una fuer!a

    vengativa y destructiva... En es m imo el ejercicio de la h$bris y su nilhismo es

    creciente :como el @bermensch niet!cheniano:, act sin el aval de los dioses, sin

    justificaci racional o e#terna, no encarna ideales colectivos, su interior es un caos, un

    laberinto, o mejor, un abismo&5

    &/ ?L3E

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    +osario Ti)eras, novela de ;orge ranco, ejemplifica tambi esta incapacidad del sicario de enunciarse

    a smismo. +quel narrador es uno de los amantes de

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    sicario, siempre e#iste el vinculo emocional que permite la empat con el medio ambiente.

    Ejemplo puntual de esto es el retrato que hace ernando :El Bram% ico:, de la violencia citadina"

    =...> Las comunas cuando yo nacni e#ist . Ni siquiera en mi juventud, cuando me fui.

    Las encontra mi regreso en plena mata! , florecidas, pesando sobre la ciudad como su

    desgracia. Aarrios y barrios de casuchas amontonadas unas sobre otras en las laderas de

    las monta1s, atron dose con su m # ica, envenen dose de amor al pr imo,

    compitiendo las ansias de matar con la furia reproductora. Banas con ganas a ver cual

    puede m . En el momento en que escribo el conflicto aun no se resuelve" siguen

    matando y naciendo. + los doce a1s un ni1 de las comunas es, como quien dice, un

    viejo" le queda tan poquito de vida... Ha habrmatado a alguno y lo van a matar. %entro de

    un tiempito, al paso que van las cosas, el ni1 de doce que digo reempl & enlo por uno

    de die!. sa es la gran esperan!a de Colombia.&'

    H por supuesto, casi siempre hay una mirada cargada de iron en ambos g eros.

    7or ejemplo, en el siguiente fragmento de la novela l !anillitas, de +rtemio de 3alle:+ri!pe, se aprecia

    el mundo delincuencial del * ico decimon ico.

    =...> Se levantel *ochil preso a la cadena, pasuna temporada de descanso en la C cel

    de la Corte, con m ro1 que la de costumbre y muy saboreado de chinches y piojos

    que gustan de ella golosamente, y luego, un buen d , o m bien, un mal d, entre

    honroso acompa1miento, compuesto por lo m l! ido, eclesi tico y seglar de la

    corte, se le condujo a la pla!a mayor en donde, a pesar de no ser el d de su santo, lo

    &' 3+LLE;?, ernando,La vir%en de los Sicarios, /&, * ico, Colecci 7unto de Lectura, Editorial Santillana, p./0

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    colgaron. Le pusieron ce1da corbata de #tle, y bendijo asmuch imas veces con los

    talones a la multitud mitotera que fue a ver c o lo e#terminaban. &

    *ientras que, en la novela del narco 9iempo de +lacranes, escrita por Aernardo ernande! AE, un par

    de asesinos finiquitan a un cristiano de la siguiente manera"

    =...> @na ligera sonrisa, la curvatura involuntaria de la comisura de los

    labios de *icey traicionaron su rostro. Era claro que no jugaba tan bien las cartas como

    3alen!uela, que supo que estaba dominando la situaci .

    :Cheque personalG

    :9ransferencia electr ica. +hora.

    :@sted es muy duro.

    :%e eso vivo.

    : % de estla catsupG :interrumpiChabelo:. qui puede comer

    salchichas sin catsupG

    : 7uedes decirle al cabr marrano que deje de atragantarse mi alacenaGM

    9ras decir sus timas palabras, el cr eo de 3alen!uela saltastillado por los

    aires. Su masa encef ica se estampcontra la pared, escurriendo lentamente, dej dola

    como el lien!o de un cuadro abstracto. @no muy malo. El gordo, con la mirada inyectada

    de furia, sosten su escopeta *ossberg recortada desde la cocina. + humeaba. 9am

    ni siquiera hab tenido tiempo de reaccionar. 3alen!uela jam se enterde lo caro

    que le hab salido envalentonarse.

    :Nadie... Nadie, pinche 9am, me llama marrano',-

    & %EL 3+LLE:+

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    Conclusiones

    En apariencia tan lejanas en el tiempo, la novela de la picaresca y la novela del narco tienen los

    suficientes puntos en com como para que la segunda pueda ser considerada una evoluci natural de

    la primera. +mbos g eros nacieron en ocas parad icas y desiguales" la Espa1 del Siglo 23

    go!aba de las inmensas rique!as que le prove el Nuevo *undo, pero la mayor de su poblaci

    estaba empobrecida y desocupada. El * ico de finales del siglo 22 y principios del 22 es el *

    ico de los supermillonarios globales y de los cincuenta millones que est por debajo de la miseria

    e#trema8 la Colombia de 7ablo Escobar, un hombre que gastaba /', d ares al mes s o en las ligas

    con las que amarraba los d ares que le daba su negocio de drogas.

    En dichos entornos la corrupci , la impunidad y la desigualdad son la norma. Es por ello que

    personajes como el 7 aro o el narcoD sicario no son e#tra1s" representan el impulso social por

    sobrevivir en un ambiente tan adverso. +mbos, con las armas de las que los dota su oca :el ingenio, el

    enga1, la violencia:, buscan e#istir en un mundo en el que, de antemano, no hay lugar para ellos.

    El p aro y el sicario son tambi h oes culturales en la medida en que representan el corpus

    de valores real :no el anunciado:, de una sociedad. En un lugar en donde los pol icos se llenan la

    boca con discursos a favor de la honestidad mientras que roban a manos llenas8 que combaten al narco

    mientras por debajo de la mesa pactan con 8 de eclesi ticos que hablan de amor al pr imo y lo

    demuestran encerr dose en el confesionario con sus monaguillos8 de empresarios horrori!ados por la

    violencia a los que no les da asco recibir a un socio que lava dinero del crimen organi!ado8 a senadoras

    mujeres que derogan leyes contra la trata mientras sus se1res maridos son habituales en los lupanares de

    lujo. En dichos entornos, en donde la hipocres es la verdadera norma, antih oes como el p aro y

    el sicario desenmascaran, a trav de su lucha por la supervivencia, a una sociedad cuya ica ica

    parece ser la de la depredaci sin freno.

  • 7/24/2019 Picaresca y Narco 23Feb2014

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    +%ar Delgado

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