18
Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009 Pintura rupestre y lugares sagrados en las alturas de Huamanga, Ayacucho Ismael Pérez Calderón Freddy Ferrua Carrasco Resumen Hace cinco a seis mil años llegaron al valle de Huamanga grupos sociales que trajeron el arte de pintar cuevas, abrigos y lugares rocosos donde dormían, preparaban y consumían sus alimentos y se enterraban. Esta ocupación vinculada con la fase Jaywa y Piki de la secuencia cultural de Ayacucho podría ser considerada como la primera tradición de pintores prehispánicos tal como expresa la pintura rupestre de las cuevas de Ayamachay y Jaywamachay en la subcuenca superior de los ríos Huatatas y Cachi. Los motivos corresponden a escenas semirealistas de camélidos, cánidos, hombres, líneas, puntos, círculos y representaciones del sol, pintados de color rojo óxido. Estos pintores pertenecen sin duda a la misma tradición de artistas que trabajaron en la cueva de Pampacancha en Junín y que llegaron hasta el área de Huancavelica donde también hay semejantes muestras de pintura rupestre. Abstract Between 5000 and 6000 years ago, social groups bringing the art of cave painting arrived to the Huamanga valley. These caves and rockshelters were their chosen locations to live, sleep, eat and bury their relatives. This occupation, related to the Jaywa and Piki phases of Ayacucho cultural sequence, could be considered as the first tradition of prehispanic painters, as expressed by the rock art found in the Ayamachay and Jaywamachay caves, in the upper drainage of the Huatatas and Cachi rivers. Among the designs and motifs depicted we can find semi-realistic scenes of camelids, dogs, people, lines, points, circles and representations of the sun, all traced in red. These painters belong to the same artistic tradition found in the Pampacancha cave in Junin, and they reached the Huancavelica are, where we also can find similar samples of rock art. Introducción Con el presente estudio se pretende dar a conocer nuevas evidencias sobre la arqueología en Ayacucho, en temas no tratados anteriormente por otros investigadores, lo cual ayudará a entender el patrón de asentamiento temprano en el valle de Huamanga y su relación con otros pueblos precerámicos de la sierra central y sur de los andes peruanos. Si bien Jaywamachay fue reconocido y excavado por Mac Neish, no se da mayor referencia a la existencia de pinturas rupestres de difícil identificación cronológica (García 1974), y no se tomó en cuenta los motivos que tienen comparación con otras pinturas de los andes centrales, obviando una importante fuente de datos para el estudio de arte prehistórico. Antecedentes Entre 1968 y 1972, Mac Neish, dirige el proyecto Arqueológico Botánico Ayacucho-Huanta, en el que participan Angel García Cook, Luis Guillermo Lumbreras, Robert K. Viera, Antoinette Nelken-Terner, etc. Este equipo realizó diferentes trabajos de prospección, excavación y análisis de materiales recolectados. En lo que respecta a las áreas de estudio de la presente investigación reconocen y excavan un conjunto de sitios de los períodos

Pintura Rupestre en Huamanga, Ayacucho · Lítico, Arcaico, Formativo, Intermedio Temprano y Wari. Entre los sitios excavados están las cuevas de Tucumachay (Ac 351) en la vertiente

Embed Size (px)

Citation preview

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Pintura rupestre y lugares sagrados en las alturas de Huamanga, Ayacucho

Ismael Pérez Calderón

Freddy Ferrua Carrasco

Resumen Hace cinco a seis mil años llegaron al valle de Huamanga grupos sociales que trajeron el arte de pintar cuevas, abrigos y lugares rocosos donde dormían, preparaban y consumían sus alimentos y se enterraban. Esta ocupación vinculada con la fase Jaywa y Piki de la secuencia cultural de Ayacucho podría ser considerada como la primera tradición de pintores prehispánicos tal como expresa la pintura rupestre de las cuevas de Ayamachay y Jaywamachay en la subcuenca superior de los ríos Huatatas y Cachi. Los motivos corresponden a escenas semirealistas de camélidos, cánidos, hombres, líneas, puntos, círculos y representaciones del sol, pintados de color rojo óxido. Estos pintores pertenecen sin duda a la misma tradición de artistas que trabajaron en la cueva de Pampacancha en Junín y que llegaron hasta el área de Huancavelica donde también hay semejantes muestras de pintura rupestre. Abstract Between 5000 and 6000 years ago, social groups bringing the art of cave painting arrived to the Huamanga valley. These caves and rockshelters were their chosen locations to live, sleep, eat and bury their relatives. This occupation, related to the Jaywa and Piki phases of Ayacucho cultural sequence, could be considered as the first tradition of prehispanic painters, as expressed by the rock art found in the Ayamachay and Jaywamachay caves, in the upper drainage of the Huatatas and Cachi rivers. Among the designs and motifs depicted we can find semi-realistic scenes of camelids, dogs, people, lines, points, circles and representations of the sun, all traced in red. These painters belong to the same artistic tradition found in the Pampacancha cave in Junin, and they reached the Huancavelica are, where we also can find similar samples of rock art. Introducción Con el presente estudio se pretende dar a conocer nuevas evidencias sobre la arqueología en Ayacucho, en temas no tratados anteriormente por otros investigadores, lo cual ayudará a entender el patrón de asentamiento temprano en el valle de Huamanga y su relación con otros pueblos precerámicos de la sierra central y sur de los andes peruanos. Si bien Jaywamachay fue reconocido y excavado por Mac Neish, no se da mayor referencia a la existencia de pinturas rupestres de difícil identificación cronológica (García 1974), y no se tomó en cuenta los motivos que tienen comparación con otras pinturas de los andes centrales, obviando una importante fuente de datos para el estudio de arte prehistórico. Antecedentes Entre 1968 y 1972, Mac Neish, dirige el proyecto Arqueológico Botánico Ayacucho-Huanta, en el que participan Angel García Cook, Luis Guillermo Lumbreras, Robert K. Viera, Antoinette Nelken-Terner, etc. Este equipo realizó diferentes trabajos de prospección, excavación y análisis de materiales recolectados. En lo que respecta a las áreas de estudio de la presente investigación reconocen y excavan un conjunto de sitios de los períodos

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Lítico, Arcaico, Formativo, Intermedio Temprano y Wari. Entre los sitios excavados están las cuevas de Tucumachay (Ac 351) en la vertiente de Toqto que baja hacia la cuenca del pampas, la cueva Chupas (Ac 500) en las inmediaciones de Chiara, subcuenca del Huatatas y la cueva Jaywamachay o Casacancha (Ac 335) en la subcuenca del Cachi, registrando en ésta última manifestaciones de pintura rupestre de difícil ubicación cronológica, más no así en Chiara. Mario Benavides (1976) en su trabajo de reconocimiento de sitios arqueológicos, menciona varios monumentos en el distrito de Vinchos, dentro de estos a la cueva de Jaywamachay, indicando que fue excavada por el equipo de Mac Neish. Así mismo hace referencia al sitio de Arqalla un asentamiento Chanka que sirvió de referente para la definición de uno de los estilos de cerámica Chanka planteada por Lumbreras. Socorro Quispe (1982) realiza labores de prospección en el área de Vinchos donde reconoce más de una veintena de sitios en su mayoría de la época Chanka, sin diferenciar ni percatarse de otros asentamientos más tempranos que existen en la misma zona investigada. Uriel Salcedo (1989) efectúa estudios de ideología andina vinculado con la astronomía cerca de Jaywamachay, donde recoge un conjunto de relatos sobre lugares o espacios sagrados y sobre la manera como la población actual mantiene su creencia en los astros Subcuenca del río Huatatas Tiene sus orígenes sobre los 4240 metros sobre el nivel del mar, en un conjunto de lagunas de donde nacen diferentes quebradas que bajan hacia el norte al valle de Huamanga a través del río Huatatas, así como a los valles de Cangallo y Vilcashuaman por el sur. El río Huatatas en curso superior está formado por las quebradas Patahuasi, Challamachay y Huayco Corral, que forman el río Lambras Huayco que abastece de agua a la ciudad de Ayacucho desde la época colonial; la quebrada Abuelo Huayco; las quebradas Ancopachananhuayco y Molino Huayco que se unen a la quebrada Nolino Huayco hacia el norte del centro poblado de Chiara, y por las quebradas Cachcarana, Toctotamba, Ayamachayhuayco, Jatun Sallahuayco, Rodeohuayqo, Carimayo o Huatatas por el lado sur de Chiara formando una suerte de abanico que al unirse a la altura de la hacienda Pucara da inicio al curso medio con el nombre de Huatatas. En esta parte es encajonado, profundo y hasta cierto punto inaccesible, y se alimenta de pequeñas quebradas como Orcohuasi y Tipicasa por la margen derecha hasta la hacienda Santa Rosa donde inicia el curso inferior con un cono de deyección ligeramente ensanchado, plano, accesible y cultivable. De manera particular la subcuenca superior del río Huatatas es el área donde se encuentran ubicadas las cuevas de Tucumachay y Chupas trabajadas por Mac Neish y Angel García Cook (1981). La primera se ubica sobre los 4200 metros sobre el nivel del mar en el lado de las aguas que bajan al valle del Pampas y la segunda a menos de 3200 metros sobre el nivel del mar en una quebrada que delimita el lado sur del complejo ceremonial formativo de Chupas excavada por Carlos Chaud (1972). Ambas cuevas comparten un espacio de altura rodeado de los cerros Patacancha, Huiscachayojorjo, Choccehuacra, Bonbóm, Pontorco y Chaupiorcco, Achcacruz Orcco, Hatunhosno y Yanapiruro, cercano este último la cueva Ayamachay. Se trata de una zona altamente productiva en papa, maíz, olluco, mashua, oca y maca, con abundantes recursos de plantas tintóreas, medicinales y artesanales, animales como venados y zorros, con áreas propicias para la crianza y reproducción de camélidos y con diferentes canteras de andesita, basalto, obsidiana y cuarzo como evidencia de su aprovechamiento desde la época prehispánica. Hay además espacios o lugares sagrados donde por tradición, los pobladores del lugar y de poblados aledaños recurren a dejar

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

ofrendas. Es el caso específico de Yanapiruro, considerado como cerro malo, y Choccehuacra, considerado cerro bueno. Ambos son imponentes, visibles desde largas distancias, asociados con lagunas, manantiales, elevaciones y formaciones rocosas. Registro de pintura rupestre Se ubican en la zona de Ichubamba, al sur de Chiara en un amplio espacio con formaciones rocosas y pampas delimitadas por las quebradas de Rodeohuayqo y Carimayo que nacen sobre los 4200 metros sobre el nivel del mar y que confluyen formando parte de la cuenca recolectora o curso superior del río Huatatas (Fig. 1). En el recorrido por la zona logramos localizar y registrar varios sitios arqueológicos, entre los que destacan algunas cuevas y peñas con pintura rupestre: Cueva de Ayamachay: Mide 50 metros de largo, 6 de ancho y entre 6 y 10 metros de altura. Se encuentra orientada de noreste a suroeste, abierta a una planicie con afloramientos de piedras volcánicas formando diferentes cuevas y abrigos rocosos que debieron ser ocupados desde la época precerámica. La cueva en referencia (Fig. 2) presenta una pared frontal con entrantes y salientes irregulares en las que se ubican las pinturas en un espacio de 1.20 por 0.60 metros en la parte media superior. Se trata de una escena de camélidos (cuatro guanacos) que aparecen corriendo hacia el lado derecho. Dos de ellos en un nivel superior pintados sobre una roca plana son los más visibles (Fig. 3), mientras los dos restantes van adelante en un nivel ligeramente más bajo sobre una superficie rugosa. Fueron hechos a modo de bosquejo sin pintura de relleno, todo de color rojo oscuro, incluyendo un área con figuras cubiertas por una capa de hollín originado por fogones de gente que ocupó posteriormente la cueva como una suerte de continuidad, pero que lamentablemente han alterado y desgastado la estratigrafía de ocupación cultural. En las inmediaciones del lugar se encuentran las cuevas Pukajaja, Sotoqmachay y Yanacaja, todas con ocupación arqueológica.

Peñas de Quinsa salla: Se ubican en una planicie próxima a Pucajaja, a 2 kilómetros al sureste de Ayamachay siguiendo el camino a Yanapiruro. Las peñas forman parte de una alta terraza natural de pared vertical con fisuras y oquedades, las cuales presentan en la parte baja diferentes agrupaciones de pequeñas líneas de 5 a 15 centímetros. Algunas están delimitadas en círculos y semicírculos concéntricos de 15 a 25 centímetros, como si se tratara de la representación de corrales a manera de marcas o formas tradicionales de contabilizar ganado conforme ahora hacen algunos campesinos utilizando granos de maíz, fríjol y pequeñas piedras. Existen más de 10 agrupaciones de figuras entre líneas, círculos y semicírculos, pero lo más interesante y que suele pasar desapercibido por el tamaño y ubicación es la indudable representación de un perro parado en actitud de vigilancia, en la parte baja del lado derecho a 1 metro de distancia de uno de los círculos concéntricos. Las figuras son de color rojo y algunas están superpuestas y borrosas. La representación del perro permite sugerir su participación en el cuidado del ganado, y sobre la forma de contabilizar el ganado pensamos que corresponde al período arcaico, tiempo de pleno proceso de domesticación y crianza de camélidos, aún cuando lógicamente podría involucrar etapas posteriores (Fig. 4 y 5). En la actualidad en muchas comunidades de pastores de camélidos y ovinos de la zona de puna y caprinos de la zona quechua el sistema de contabilidad con el uso de granos y piedras pequeñas es de uso generalizado y permite determinar las unidades, las decenas y las centenas así como también los sexos macho-hembra y las edades. Esta información se traslada después de un proceso de agrupación por centenas si es el caso, decenas y unidades a quipus y/o tablas donde se marcan los totales enfatizando las diferencias establecidas. A este proceso se le denomina “yuypay entregay”- entregar las cuentas. En el caso de los quipus, tres vueltas del cordón con orientación de las agujas del reloj contabiliza una centena de machos, lo contrario

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 1. Ubicación de sitios con pintura rupestre con relación a otros sitios precerámicos del valle de Huamanga

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 2. Cueva de Ayamachay, ocupada por actuales pastores

Fig. 3. Pintura rupestre con representación de camélidos en la cueva Ayamachay

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 4. Cueva de Ayamachay, ocupada por actuales pastores

Fig. 5. Pictografías en peñas Quinsa Salla

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

expresa una centena de hembras, dos vueltas en el nudo significa decena y una sola vuelta representa la unidad. El grosor del cordón determina la condición de adultos o crías.

Cerro Yanapiruro: Localizado en la parte alta de la subcuenca del Huatatas, desde lejos se observa como un imponente ushno u adoratorio compuesto por dos niveles de terrazas. Es sin duda el cerro de mayor veneración. Está rodeado de canteras de andesita (Fig. 6), asociadas a una cueva de aparente boca triangular poco profunda. Hacia el lado derecho medio de la entrada existen dos claras figuras del sol pintadas de color rojo tenue en un área de un metro cuadrado. Las figuras del sol presentan 17 y 22 rayos radiantes que salen de los núcleos formados por semicírculos (Fig. 7). En el lado frontal se observa la representación borrosa de un zorro que avanza en actitud de ataque y otros trazos en el fondo negruzco de la peña donde hay pequeñas estructuras de lajas que contienen pagapus u ofrendas de gente que viene de largas distancias a ofrendar al cerro considerado como el de mayor veneración en las alturas de Huamanga. El abrigo presenta además complejos trazos de líneas incisas sobrepuestas tanto en el área pintada como en el resto de la superficie plana del interior de la cueva. Sobre las canteras de andesita planteamos que tanto las canteras de Yanapiruro como de Pucajaja fueron aprovechadas desde la época prehispánica, siendo lugares de donde se obtenía el material para la elaboración de azadas y azadones, instrumentos líticos utilizados en labores agrícolas y que de modo recurrente se encuentran asociados a talleres de producción de cerámica como Conchopata, Muyu Orqo, Aqo Huayco, etc. Subcuenca del río Cachi Es uno de los principales tributarios del río Huarpa. Nace en los deshielos de los cerros Azulcocha, Tarucapunta y Rupascca sobre los 4800 metros sobre el nivel del mar con el nombre de Apacheta. Continúa su curso de sur a norte alimentándose del cauce de diferentes quebradas que bajan de las alturas de Huamanga y Cangallo como Rojay Chacra, Milpo Mayo, Chicharazo, Chauhuamayo, Rupaquesera, Jatunhuaylla y Allpachaca. En la margen izquierda se encuentran asentamientos formativos Huarpa y Huari rodeados de otros menores como Mitapa Samana en la margen izquierda del Angasmayo y otros en ambas márgenes del río hasta San Luis, altura del puente Casacancha, donde se localiza la cueva de Jaywamachay a 3300 metros sobre el nivel del mar (Fig. 1). El río continua hacia el norte de las canteras de sal delimitando a los departamentos de Ayacucho y Huancavelica, para luego, desde la altura de Laramate, cambiar de rumbo hacia el sureste volviéndose a ensanchar hasta confluir con el río Pongora a 2450 metros sobre el nivel del mar. En esta parte el terreno es sumamente árido y erosionable con alto contenido de arcillas rojizas, que fueron aprovechadas por el hombre desde tiempos prehispánicos, tal como se puede observar en los sitios arqueológicos de San Cristóbal, Chilcaqasa, Trigoloma y Santiago de Piccha, con una tradición alfarera que aún persiste en San José de Ticcllas. Cueva de Jaywamachay Se ubica en la margen izquierda a pocos metros del puente Casacancha desde donde el río Apacheta toma el nombre de Casacancha-Vinchos. Hacia el lado oeste, la cueva delimita con el cauce de una quebrada seca que en la confluencia con el río Casacancha formaba una laguna, según lo indica el perfil de la margen izquierda del río que conserva un grueso de estrato de tierra humosa. El estrato del fondo lacustre aparece subyacente a por lo menos dos niveles de terrazas aluviales próximas a la boca de la cueva (Fig. 8). La cueva es visualizada desde la carretera los Libertadores como un gran ojo abierto al pie de una alta peña, calcárea, de coloración amarillenta y de origen volcánico, con vegetación sub-arbustiva. Parte del techo de la cueva se ha desprendido como ocurre con otras cuevas

Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009 Revista Electrónica de Arqueología PUCP

Fig. 6. Canteras de andesita en la boca de la cueva de Yanapiruru

Fig. 7. Pinturas de Yanapiruru, con representación del sol.

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 8. Vista frontal de la cueva Jaywamachay que tienen las mismas características morfológicas como son las de Pikimachay, Puente y otras del área andina. Jaywamachay, conocida también como Casacancha o cueva de la Pimienta, es más pequeña que la cueva Piki, y mide 25 metros de largo, 6 metros de ancho y entre 6 y 8 metros de alto. La pared frontal donde encuentran las pinturas es cóncava, elevándose así para formar el techo, a diferencia de la parte baja del lado sur que termina en declive con diferentes pocitos circulares de formación natural acondicionadas con canaletas artificiales. Esto lo convierte en un espacio sagrado, reduciendo el espacio de ocupación doméstica, que es más amplio en el lado norte donde la pared de la cueva se profundiza y en donde se observa las huella de la estratigrafía excavada por Richard Mac Neish y Ángel García Cook en 1970 (Fig. 9). Inmediatamente después de la boca de la cueva continua el declive del terreno hacia el río, y corresponde a la parte alterada por la agricultura en cuya superficie hay abundantes artefactos y desechos de talla lítica, a semejanza del interior, que viene siendo utilizado por los pobladores del lugar como espacio para guardar ganado. Esto no solo ha contribuido al deterioro de las pinturas sino también a la alteración del terreno destruyendo completamente los perfiles y testigos de las excavaciones que no fueron cubiertas en su oportunidad. La pintura rupestre en Jaywamachay ocupa un área aproximada de 20 metros cuadrados del lado frontal medio y sur del interior de la cueva. Los dibujos son de color rojo tenue y rojo oscuro, y se distribuyen desde la parte alta próxima a la formación del techo hasta la parte baja próxima al declive que forma el piso natural donde hay un conjunto de hendiduras circulares e incisiones de evidente función ceremonial. Observando de sur a norte y de abajo hacia arriba podemos distinguir las siguientes escenas, incluyendo gotas de pintura salpicadas en la parte alta del extremo sur:

- Escena con personas en la parte baja cerca al declive del lado sur. Corresponde a un

conjunto de figuras humanas de 15 a 20 centímetros dispuestos en distintos niveles sobre una línea ondulada trazada a manera de zócalo, en donde la figura más nítida corresponde a un hombre dispuesto con los brazos alzados y piernas abiertas con una especie de cola como si se tratara de un disfraz. Otra de las figura ostenta los

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 9. Plano de planta de la cueva de Jaywamachay (basado en MacNeish y García Cook 1980) brazos abiertos portando en ambas manos una suerte de garrotes, lanzas o bastones. Hay otras figuras más pequeñas que están borrosas, con excepción de la figura de otro hombre semejante al primero cerca al límite con la zona intermedia (Fig. 10).

- Escena compleja en la parte media de la pared. Presenta manchas y figuras

borrosas de motivos aún no definidos que se confunden a simple vista con la coloración rojiza de la superficie de la cueva. Se requiere de mayor observación y empleo de instrumentos que ayuden a observar más detalladamente el área pintada (Fig. 11). No obstante, en el extremo sur se observa puntos y manchas de la pintura roja, salpicada al azar como parte del proceso de trabajo.

- Escena de camélidos. Ocupan la parte alta del lado central de la pared, y contiene figuras borrosas de por lo menos tres camélidos que corren en fila al lado izquierdo o extremo sur de la cueva. Dos son casi de tamaño natural y corresponden a camélidos jóvenes y/o adultos que miden entre 0.90 a 1.20 metros, mientras que el otro corresponde a la figura de un camélido tierno y está a la altura de las patas traseras del camélido mayor. Los tres motivos han perdido el color de relleno del cuerpo y se observa solamente la silueta, parte de las patas y el cuello, mientras que dos hombres en actitud de rodeo aparecen portando un instrumento posiblemente de caza delante del camélido mayor (Fig. 12).

- Escena de 3 perros, de 30 a 45 centímetros cada uno. Ocupan el extremo norte

superior del área pintada y aparentan estar corriendo. Uno -el más pequeño- se dirige hacia arriba como si estuviera subiendo al techo de la cueva, otro -el más grande- a pocos centímetros debajo del anterior corre a la derecha, y el tercero corre en línea inclinada también hacia la derecha en proyección al ángulo norte de la cueva (Fig. 13). A partir de este conjunto, inferimos que la presencia del perro en las actividades de caza junto a los hombres fue un hecho cotidiano y el proceso de domesticación estuvo consumado.

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 10. Pictografías de figuras humanas en el lado izquierdo del interior de la cueva Jaywamachay.

Fig. 11. Escena de pintura compleja

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 12. Representación de camélidos y hombres en actitud de caza.

Fig. 13. Representación de caninos. En el conjunto se observa superposición de pintura del mismo color rojo. Corresponde a pequeñas manchas y figuras abstractas de difícil ubicación cronológica. El color rojo es probablemente hematita o piedra del rayo, la cual aparece asociada a arcillas rojizas que abundan en la parte alta y baja de la sub-cuenca del Cachi.

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Referente al espacio sagrado, pensamos que el lado sureste de la cueva -donde hay un conjunto de concavidades circulares- fue el lugar dedicado a ceremonias y rituales de pago como los que actualmente practican los pobladores andinos en diferentes épocas relacionados con fiestas de herranza, siembra, cosecha y curación (Fig. 14). En las ceremonias y actos de ritualidad el uso de los pocitos circulares es como depósitos de ofrendas y son comunes en el área de estudio y en otras partes del territorio andino desde la época prehispánica Estas cavidades pétreas, denominadas “mushka”, siempre están asociadas a las áreas de ocupación, algunas con distribuciones que se asemejan a la disposición de las constelaciones como parte de la relación hombre-naturaleza-cosmos, expresado en las ofrendas En la actualidad el uso de las mushkas no solo sirve como elemento de depósito de ofrendas que permite una relación de reciprocidad entre kay pacha y hanan pacha, entre los hombres y las deidades, sino que sirve como observatorio indirecto de constelaciones y fenómenos estelares como el eclipse solar y lunar, lo que hace vigente su uso especializado y de carácter ritual.. Restos asociados En las cercanías de las cuevas, principalmente Jayhuamachay, existe abundante material lítico con artefactos unifaciales y bifaciales, entre los que resaltan variedad de cuchillos, raspadores, y puntas. Estas últimas presentan diferentes formas, algunas típicas de la fase Piki (Fig. 15 y 16), elaboradas predominantemente en basalto, pero también en obsidiana, cuarzo y jaspe. En el caso de Chira, los sitios están asociados a otros abrigos y peñas con estructuras que delimitan grandes espacios dispuestos a modo de corrales con viviendas circulares que en algunos casos vienen siendo reutilizados como estancias o hatus temporales de pastores actuales. Lo más impresionante es la presencia de un conjunto de canteras de andesita que rodean en algunos casos las bocas de los abrigos, la parte inferior de las peñas y en afloramientos cercanos, notándose abundantes restos de talla y material expuesto en la superficie. Existen escasos fragmentos de cerámica atribuida a los periodos Formativo, Huarpa, Wari y Chanka, lo que indica el continuo aprovechamiento de la andesita para la elaboración de azadas. Otras lajas debieron ser llevadas para ser utilizadas como batanes y tapas de tumbas, tal como aparece de manera recurrente en los sitios Wari de Conchopata, Ñawimpuquio, Aqo Wayqo, Muyu Orqo, etc. Otro de los elementos culturales asociados a la puna de Chiara es la presencia de grandes piedras paradas en el interior de estructuras circulares delimitadas por una sola hilera y localizadas cerca de las canteras, que requieren de un estudio pormenorizado y en área antes de poder formular una hipótesis sobre su significado. Discusión y resumen Ayacucho es quizá una de las regiones de los Andes Centrales en donde es más evidente la carencia de estudios sobre arte rupestre. Los pocos trabajos existentes hacen referencia a un conjunto de petroglifos asociados al complejo arqueológico de Ñawimpuquio considerado como centro urbano y capital político-administrativa de la cultura Huarpa, reportados por Pío Max Medina en la década del cuarenta y referidas por Ravines y Bonavia (1972). Además, se señala la existencia de petroglifos en la ciudad de Huari registrados por Fermín Rivera Pineda en la década del setenta y publicados en forma conjunta con Enrique González Carré en 1983 y citados por Núñez (1986). Se menciona además los petroglifos de Cuchihuayqo citados por Nuñez (1986), Ravines (1986) Guffroy (1999) y Hostnig (2004). No hay trabajos específicos al respecto, excepto el de Ángel García Cook (1974), que hace referencia a la existencia de complejas manifestaciones de pintura rupestre de difícil ubicación cronológica en Jaywamachay a raíz de las excavaciones realizadas bajo la

Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009 Revista Electrónica de Arqueología PUCP

Fig. 14. Distribución de pocitos ceremoniales o espacios sagrados en Jaywamachay.

Fig. 15. Artefactos unifaciales de basalto asociados a la superficie de las cuevas de Ayamachay y Jaywamachay. .

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Fig. 16. Artefactos bifaciales de basalto, cuarzo y obsidiana asociados a la superficie de la cueva Jaywamachay dirección de Mac Neish primero en 1969 y luego en 1970. Además informan de las excavaciones realizadas en las cuevas de Tucumachay (Ac. 351) y Chupas(Ac 500), en la cuenca superior del río Huatatas; la cueva Puente (Ac.158) en las cercanías de la actual ciudad de Ayacucho; las cuevas Ayamachay (Ac.102), Pikimachay (Ac.100) y Rosamachay (Ac.117) en las inmediaciones del complejo Wari; la cueva Ruyru Rumy (Ac 300) en Quinua, y Tambillo (Ac 240, 244 y 245) en la cuenca media del Yucaes- La cueva de Ayamachay presenta pinturas que representan a guanacos corriendo en dirección al norte, unos a continuación de otros, dando la impresión de estar escapando de sus perseguidores. Las figuras tienen cierta semejanza a las pinturas de la cueva de Pampacancha en Junín de hace aproximadamente 6000 años, lo cual hace suponer que corresponde a una misma tradición de pintores que llegó del norte y se desplazó hacia el sur No obstante, también hay cierta semejanza con las pinturas de Toquepala, sobre todo en la representación de los camélidos y figuras humanas. El abrigo ocupa el extremo inferior de una meseta rodeada de un medio ambiente con amplia disponibilidad de recursos naturales. De manera particular las excavaciones realizadas en 1969 y 1970 en Jaywamachay (Ac335) por Ángel García Cook, en el marco del proyecto Arqueológico Botánico Ayacucho-Huanta dirigido por Mc Neish, arrojaron una importante estratigrafía que se inicia con la acumulación natural de arena y grava producto del último avance de la glaciación hasta la época en que el fenómeno Chavín se hace presente en el área de Ayacucho como parte de la primera integración de los Andes centrales. Esto involucra las fases Huanta, Puente, Jaywa, Wichqana y Chupas de la secuencia cultural establecida para el valle de Ayacucho. La fase Huanta (7500 a.C.) está asociada con una capa de arena parda con restos de carbón, huesos de posible venado extinguido, caballo o camélido y artefactos líticos superpuestos a un nivel con fragmentos de

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

suelo rojizo que descansaba sobre una capa de piedras y tierra caída de la parte superior o techo de la cueva. Luego sigue la fase Puente (7030 a.C.), relacionada con cambios climáticos de los inicios del Holoceno, con artefactos líticos y huesos de camélido, dispuestos sobre capas superpuestas de tierra con carbón. A esto prosigue la fase Jaywa (6400 a.C.), representada por huesos de camélido y artefactos líticos, y finalmente siguen las fases Wichqana y Chupas del período Formativo inferior y medio identificado con material cerámico.

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

Bibliografía Bonavia, Duccio. 1991 Perú Hombre e História de los origenes al siglo XV. Ediciones Edubanco.Lima. Benavides Calle, Mario. 1976 Yacimientos arqueológicos de Ayacucho. Universidad Nacional de San Cristóbal de

Huamanga. Cardich, Augusto 1988 Civilización Andina: su formación. CONCYTEC. Lima. García Cook, Angel 1974 El origen del sedentarismo en el área de Ayacucho. Boletín 11 Instituto Nacional de

Antropología e Historia Época II Octubre-diciembre. México. Lumbreras, Luis G. 1974 Las Fundaciones de Huamanga. Hacia una prehistoria de Ayacucho. Editorial Nueva

Educación. Lima. Lavallée, Daniéle 2002 La Ocupación precerámica de la sierra peruana. Instituto Francés de Estudios

Andinos. Lluvia editores. MacNeish, Richard, Antoinette Nelken y Angel García Cook 1970 Second Annual Report of the Ayacucho Archaeological-Botanical Project Robert S.

Peabody Foundation for Archaeology, Phillips Academy, Andover, Massachusetts, USA.

MacNeish, Richard, Ángel García Cook, Luis G. Lumbreras, Robert K. Viera y Antoinette Nelken-Terner 1981 Prehistory of the Ayacucho Basin, Perú. Vol.II Excavations and Chronology. Ann

Arbor. The University of Michigan Press. Salcedo, Uriel 1989 Arizona: Astronomía y Presagios Andinos. Tesis Universidad Nacional de San

Cristóbal de Huamanga. Rivera, Jaime 1971 Geografía General de Ayacucho. Universidad Nacional de San Cristóbal de

Huamanga. Dirección Universitaria de Investigación. Ravines, Rogger 1969 El abrigo de diablomachay: Un yacimiento temprano en Huánuco Viejo. Mesa

Redonda de Ciencias Prehistóricas y Antropológicas. Tomo II, pp. 224-272. Instituto Riva Agüero PUC.

1986 Arte Rupestre del Perú. Inventario General (primera aproximación). Instituto Nacional de Cultura: Serie Inventario del Patrimonio monumental del Perú, 88 pp. Lima.

Ravines, Rogger y Duccio Bonavia. 1970 Arte Rupestre”. En: pueblos y culturas de la sierra central del Perú. Corporación de

Cerro de Pasco. 129-139. Lima.

Muelle, Jorge C.

Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 - Nro. 10 – Mayo 2009

1969 Las cuevas y pinturas de Toquepala. Mesa Redonda de Ciencias Prehistóricas y Antropológicas. Tomo II, Pp. 186-196. PUC.