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¿Podemos ayudar a nuestros hijos(as) a ser empáticos(as)?
Al comienzo de la edad escolar (6 años) los niños y niñas reaccionan “naturalmente” frente a los sentimientos del otro. No es extraño ver que cuando un amigo está triste, el niño también pone cara de tristeza, preocupación, o incluso lo acompaña en el llanto. Estas reacciones, motivan al niño a querer ayudar y consolar a su compañero. Esta misma capacidad empática es la que, más tarde, se ve en los adolescentes cuando se identi�-can con grupos de personas, como “los que sufren de hambre”, “las víctimas del terremoto”, etc.La habilidad para ponerse en el lugar del otro, y desde esa posición, querer ayudarlo, puede seguir desarrollándose en la medida que los niños crecen, o bien verse interrumpida en su desarrollo, debido a encontrarse en un ambiente muy competitivo e individualista, hogares o escuelas sin normas y límites, o entornos dónde la única prioridad es que el niño lo pase bien transformándolo en caprichoso y egoísta.Podemos decir que el contrario a la empatía es el egocentrismo, dónde al otro se lo mira con un espejo, y cómo resultado sólo percibimos lo que nos pasa a nosotros mismos en esa interacción. Si este es el caso, sólo escucharemos frases como: ¿cómo me conviene a mi esta persona?, ¿qué pensará de mí?, ¿por qué no me convida?, ¡pucha que es pesado conmigo!
Estrategias para el desarrollo de la empatía y la conducta de ayuda:
Si tu hijo(a) está teniendo
un con�icto con otro(a) niño(a), hágales preguntas que
les permitan ponerse en el lugar del otro. Por ejemplo, ¿Cómo crees
que se sintió Ana cuando te burlaste de ella?, ¿Cómo crees
que se sintió Andrea al gritarle?
Utiliza situaciones típicas, del día a día, para
ayudar a tus hijos(as) a ver las necesidades de los otros. Por ejemplo, al invitar a jugar a un amigo, conversa antes con tu hijo sobre cómo se sentiría el otro si
no comparte sus cosas al invitarlo a la casa. Al ir en micro o metro, pregúntale a tu
hijo cómo se sentiría una persona muy mayor si entra y nadie le
da su asiento.
Aprovecha los momentos en familia. A la hora
de ir a dormir, utiliza la lectura como un medio para compartir y enseñar.
“Chocolate Caliente para el Alma”, es un libro hermoso que cuenta historias de ayuda desinteresada, promoviendo en los niños(as)
el valor de la bondad, enseñando a la vez, diversas maneras de ayudar a otros. Otra
lectura recomendable es “El libro de las virtudes”, de
William Bennett.
Transmíteles la importancia de ser
bueno con los otros, hazles ver que todos
son importantes y valiosos.
Pídeles a tus hijos(as) que ayuden en
las tareas de la casa. Se ha estudiado que existe una
relación positiva entre los niños que tienen responsabilidades
en el hogar y preocupaciones por
otros.
Promueve en el hogar un ambiente en donde se
respeten las diferencias, y se promueva la identi�cación con los demás.
Demuéstrale a tus hijos(as) que más allá de las diferencias, existen in�nitas similitudes
entre las personas, sobre todo cuando se trata de sentimientos y emociones. Todos
queremos tener un(a) amigo(a) que nos quiera, que nos vaya bien, todos hemos
sentido miedo en algunos momentos y pena en otros.
Finalmente, siempre lo más importante es, educar con el ejemplo. Piensa en voz alta y
ayuda a otros, tus hijos(as) rápidamente aprenderán a hacer lo mismo. Por
ejemplo, ¡Llegó una vecina nueva, iré a saludarla para que se sienta bienvenida!,
¡Pedrito está teniendo problemas en matemáticas, le ofreceré mi ayuda
para estudiar esta semana!.
DEPTO. PSICOEDUCACIÓNColegios Alcántara y Alicante
DEPTO. PSICOEDUCACIÓNColegios Alcántara y Alicante
COLEGIOSALCÁNTARA Y ALICANTE
Mayor información del trabajo del Departamento de Psicoeducación de nuestros
colegios en: www.alcantara-alicante.cl
PREVENIR EL BULLYING ES UNA RESPONSABILIDAD FAMILIAR
Los padres, madres y apoderados tienen un rol fundamental a la hora de prevenir el bullying entre sus hijos. Ellos son quienes forman social y emocionalmente a sus hijos(as) desde el momento de nacer, modelando las primeras relaciones con otros, la expresión de sus emociones, y la manera en que se enfrentan a pequeñas di�cultades día a día. Es en este proceso donde se construyen las bases para las interacciones que se irán desarrollando en la escuela y posteriormente en la vida adulta.
Una de las habilidades sociales fundamentales a la hora de relacionarse adecuadamente con los otros es la empatía, la capacidad para conectarse con los sentimientos del otro, en otras palabras, de “ponerse en sus zapatos”. En las situaciones de bullying, esta capacidad se encuentra minimizada, especialmente en los niños agresores, quienes no logran ponerse en el lugar de la víctima y re�exionar sobre lo que ésta puede estar sintiendo. Es por esto, que la capacidad empática debe ser reforzada en nuestros niños y adolescentes permanentemente.