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EL COMPADRITO Adolfo León Osorio Don Ruperto y su familia, los dueños del boulevard, un conocido estanquillo, que existe en la capital. Se sentaban a la mesa para empezar a cenar, cuando el compadrito Espiridión del Corral, viejo amigo de la casa, quien de mucho tiempo atrás no asomaba las narices por toda la vecindad. Presentarse a aquella hora, como ustedes los verán, era obligar al compadra que los invitase a cenar. Ande usted, siéntese, cene, no se haga usted del rogar… desidioso el compadrito, pero antes de comenzar, haciendo muchos remilgos dijo con solemnidad. Bueno, por no desairarlos acepto… pero sabrán, que no hace ni media hora que acababa de cenar, y tomaré por cumplido, un taquito nada más. Dicho esto nuestro hombre sentose, y para empezar… primero tomó un pambazo, que en menos de un pestañar, se lo acabó de un bocado y casi sin masticar, después se sirvió del mole, luego frijoles, pipián, acabó con el jocoque y con el chile, además se bebió un jarrón de pulque y aun buscaba que tragar. Entre tanto la familia sin atreverse a objetar, notaba que el compradito los dejaba sin cenar. Después que acabó con todo, al irse ya a levantar, Don Ruperto muy solemne lo detiene para decirle venga usted para acá… le advierto, compadrito, que cuando quiera cenar puede venir a esta casa que aquí se le atenderá, pues nos sentimos honrados con demostrarle amistad, pero… cuando usted desee un taco nomás vaya usted y échese el taco ¡en casa de su mamá!

Poemas

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EL COMPADRITOAdolfo León Osorio

Don Ruperto y su familia, los dueños del boulevard, un conocido estanquillo, que existe en la capital. Se sentaban a la mesa para empezar a cenar, cuando el compadrito Espiridión del Corral, viejo amigo de la casa, quien de mucho tiempo atrás no asomaba las narices por toda la vecindad.

Presentarse a aquella hora, como ustedes los verán, era obligar al compadra que los invitase a cenar. Ande usted, siéntese, cene, no se haga usted del rogar… desidioso el compadrito, pero antes de comenzar, haciendo muchos remilgos dijo con solemnidad. Bueno, por no desairarlos acepto… pero sabrán, que no hace ni media hora que acababa de cenar, y tomaré por cumplido, un taquito nada más.

Dicho esto nuestro hombre sentose, y para empezar… primero tomó un pambazo, que en menos de un pestañar, se lo acabó de un bocado y casi sin masticar, después se sirvió del mole, luego frijoles, pipián, acabó con el jocoque y con el chile, además se bebió un jarrón de pulque y aun buscaba que tragar. Entre tanto la familia sin atreverse a objetar, notaba que el compradito los dejaba sin cenar.

Después que acabó con todo, al irse ya a levantar, Don Ruperto muy solemne lo detiene para decirle venga usted para acá… le advierto, compadrito, que cuando quiera cenar puede venir a esta casa que aquí se le atenderá, pues nos sentimos honrados con demostrarle amistad, pero… cuando usted desee un taco nomás vaya usted y échese el taco ¡en casa de su mamá!

EL TARTAMUDOLeandro Espinosa

Ca, ca, ca,… caballeros y dimas… di, di, digo,… da, da, damas… te, te, te,… tengo el alto honor de digerirme… digo… dirigirme… a, a, a,… tan distinguida… co, co, co,…

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concurrencia… qu, qu, que… que será mi auditorio… di, di, di… digo,… mi auditorio… en la ce, ce, ce… celebración del cinco de ma, ma, ma… mayo.

Facha… ficha… digo… fecha, glo, glo… gloriosísima para nuestra na, na, na… nana, nana… nación. S, s, s… siento macho… digo… mucho, qu, qu, qu… que la ligerísima di, di, di… dificultad que tingo… tango… di, di, di… digo… tengo para exprimir… para expresarme, ha, ha, ha… hhh… haga un pico, paco… un poco… ca, ca, cansada mi pe, pe… mi pe, pe, peroración.

Pe, pe, pe… per, pero espero que, que, que… que el fervor pa, pa, pa, patriótico que me infla… infla… inflama, me inspire bollas, ba, balías… digo… bellas ima, ma, ma, imágenes y co, co, co… conceptos felices y así lo es… sp, s, s, sss… espero.

Fu, fu… fue en una ciudad de pu, pu… de pu, Puebla en donde s, s, s, se registró la epopiya… digo… la epopeya ma, ma, más… glo, gloriosa de nuestra histeria, digo, historia y en donde las tripas… digo, tropas fra, fra, fra.. francesas, a, a, a… aprendieron a estimular el valor de nuestros valientes ve, ve, ve… veteranos.

Un, un, nuestros breves, digo, bravos ju, ju… jua… juanes se habían pa, pa, pa… parapetado en los ce, ce, cerros de gua, gua, gua… Guadalupe lorote… lorito… digo, Loreto, y cuando los suaves… digo, suavos franceses qu, qu, quisieron avanzar por los flacos, digo, por los flancos de los cerros, la metrilla… digo, la metralla, y el fu, fu, fu… fuego que vomitaban nuestros ca, ca, ca… ca, ca… cañones los pusieron en p, p, p… precipitada fu, fu, fuga.

N, n, n… no, no… no dado, di, di… digo… no dudo que mi entusiasmo ha logrado co, co, conmover las fiebres, digo, fibras pa, pa, patrióticas, de todos mis pa, pa, paisanos, co, co, co… como a mí mismo la emoción me anida la ga, ga, me anuda la ga, ga, garaganta y me pone una ca, ca, candente lágrima en mis pipilas, digo, en mis pu, pu, pu… pupilas.

Me, me, me… me siento Demóstenes. Me, me, me… me siento Robespierre. Me siento Chicaspiare. Me, me, me… siento, me siento porque ya no agu, agu, aguanto parado, y si me empaño… digo, me empeño en seguir hablando, la baca se me saca, di, di, di… digo, la boca se me seca, y me expingo, expango… me expongo… a de, de, de… decir un disparate… He dacho… he ducho… he dicho.

ELECCIÓN DE CARRERAVital Aza

Me pregunta usted, Gaspar, ¿qué carrera debe dar a su sobrino José?, y… francamente pues… no sé lo que he de contestar.

Quiere usted que el chico adquiera una posición decente, con un título cualquiera, mas yo no sé francamente cual es la mejor carrera.

Hoy están todas tan mal, que no es fácil elegir y para colmo final nos cuestan un dineral y no dan para vivir.

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¿La de abogado?... Bueno, antes era una bonita carrera de muchísimo provecho, pero si hoy ya cualquiera es licenciado en derecho.

¿La de medicina? ¡Horror!, no creo que le convenga si es la carrera peor, ya no hay casa que no tenga en cada piso un doctor.

Y así pasa lo que pasa que sin ganancia maldita, y con gratitud escasa cada cual solo visita los enfermos de su casa.

¿La de boticario?... Cero, para que gastar el dinero en chismes profesionales, si gana más un tendero de géneros coloniales.

¿La milicia?... Vano afán, los militares están mal de cuartos pobrecillos no ganan ni pa cigarrillos con los sueldos que le dan.

¿Ingeniero?... Voto a tal, un trabajo colosal sufrir examen cien veces, mucho cálculo integral, mucho ruido y pocas nueces.

Me expreso de esta manera, por sí su sobrino espera mi franca contestación, déjelo usted sin carrera y dele usted un millón.

¿Estudiar?... Que tontería, tanto han bajado hoy en día los títulos sin dinero que conozco un zapatero doctor en filosofía.

Si el chico sale negado no hará carrera aun que quiera, pero si es listo y osado sáquele usted diputado y ya el chico hará carrera.

“LA SINJÓNICA”J. F. Mendizabal

Y, ¿Cómo jue, Tanacio ?... ¡Cuéntele a su vieja ¡...

Güeno, vieja, güeno, toy retiasustao, la mera verdá, es que esa fiesta, no es pa nosotros los probes qui apenas si pa’driles ajustamos.

¡Ay, vieja ! todos taban repingorotados, viejas con sombreros y con jartas pieles, rotos perjumados, changos con linternas, y todo pa que aluego te jallen sentao, y ansí estuve tieso, lo mesmo que’staca, no puedes sonarte, ni toser, ni nada, porque aluego luego tuercen el hocico, lo mesmo, vieja, como si se asquiaran.

Todos leyen un librito que dan a la etrada, Igualito como si juera el divocionario... Me picó el gusanito de la curiosidá y le dije al roto que estaba a mi lado: ¿Oiga, qués ese librito questá asté leyendo? Me miró refeo y me dijo: ¡ Es el programa !... Me quedé en las mesmas… me dio riharta muina...

Ta güeno, Tanacio, pero ¿y la sinjónica ?...

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No me corras ansias que pa ya voy que vuelo. Por allá... por el jondo, taban jartas... pero jartas sillas y un piano coludo, coludo... tocó una campanita, crioque era la llamada, porque aluego luego jueron pareciendo munchos,munchos músicos y rete jartos violines… cuatro tololoches y luego un muchacho largo, flaco y melenudo, más serio que un burro, que jue a plantarse tras de los tambores, y armaron un ruido... yo crioque afinando, pues con tanta prisa no tuvieron tiempo de hacerlo en la casa...

¡Y al susto primero!... Salió un chaparrito vestido muy raro, Traiba todo el saco roto... Al verlo, la gente comenzó a aplaudir. ¡Qué bárbaro, vieja! ¡Era un aguacero! munchas caravanas hizo el chaparrito, y aluego un silencio: ¡Válgame San Lucas!, como pa berse oído zumbar una mosca... Jueron poco a poco yéndose las luces, cuando aquel grosero, ¡Nos gorvió la espalda!

¡Y al susto segundo!... Toítos los músicos que si hacen uno, ¡Y tocan todos al mesmo tiempo!... Di un brinco, que por poco salgo disparao, poco a poco jueron tocando más quedo, ya casi ni oiba, pero había que oírlos en cuanto jallaron las juerzas de nuevo. ¡Ay, mi madre, qué susto!

Resulta que de todos el más asustao, era el chaparrito, quistaba en una tarima muy encaramao, y hacía jartos gestos ¡Cómo se movía!... güeno, no todo, nomás de la cintura pa’rriba, no si estaba quieto de los brazos ni un sólo momento…

Y aluego ayí quil vecino le dijo al dialao: “Ahora sigue el vivarache”... y jue entonces cuando toítos los músicos se volvieron locos. Ya naiden pa entonces taba bien peinao, el de las tamboras, ¡Parecía energúmeno!, ya tocaba una, ya tocaba otra, ya tocaba todas, nomás se paraba pa charle’l pelo atrás y aprietar el parche...

Y el hombre chiquito se disconyuntaba, cerraba los puños... los amenazaba...¡No estaba contento con todo ese ruido!, ¡más juerte !, ¡ más juerte !, crioque les gritaba, y con las manos les hacía unas señas... pero crioque ni las entendían porque naiden si enojaba...

Yo estaba espantao, ya ni respiraba, cuando aluego... ¡ilencio de muerte!, nomás un ratito, porque aluego, vieja, yo crioque del ruido tan juerte los espeitadores se volvieron locos y gritaban: ¡Bravo, Viva Hurra! la mera verdá yo crioque soñaba... y el hombre chiquito también se golvió loco; no sabía si meterse pa dentro... o salirse pa juera... ¡Me cayó ri gordo!

¡Ay, vieja!, y que hace que se livanten toítos los músicos y eso que los probestaban retecansaos y achicopalados... la mera verdá, que jue todo un relajo...

Ta güeno, Tanacio, pero, ¿y la sinjónica?...

Pos... vieja... quién sabe... yo crioque esa señora si enfermó y no jue, porque yo no la vide por nenguna parte.

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EL TABACO

Voy a referirles un caso curioso, que para muchos, puede ser muy provechoso, Ursulina y Paco que se idolatraban, para el matrimonio horas les faltaban. Unos días antes con gran embeleso Ursulina y Paco se dieron un beso, más ella al besarle, le dice a su Paco:

¡Ay Hijo!, como te huele la boca a tabaco, si no dejas ese vicio maldito, ya no nos casamos querido Paquito.

Desde aquel entonces dejó Paco el vicio, haciendo al dejarlo un gran sacrificio, triunfo la coyunda de la nicotina, y por fin se unieron Paco y Ursulina. La Noche de bodas hubo alegremente comilona y baile, como es consiguiente. Teminado el baile Paco al momento se llevó a Ursulina para su aposento, Úrsula, esperaba como toda esposa que ahí... él, le dijera pues, ¡alguna cosa! pero el truán de Paco se hizo el distraído y profundamente se quedó dormido.

Úrsula a Paquito no le dijo nada de aquella conducta tan inesperada, pensando que el pobre se hallaba cansado, aunque no era propio de recién casado. Paso una semana sin que Paco diera a su linda esposa ni un beso siquiera, ni de hacerle un mimo Paco se acordaba, ni tampoco Úrsula se lo insinuaba, porque no es correcto que ninguna esposa deje de ser digna y pudorosa. Más de aquel estado se cansó de fijo y una noche a Paco Úrsula le dijo:

¿Qué te pasa Paco, te veo tan triste es que de casado ya te arrepentiste?

Y el fresco de Paco se hacia el dormido y le contestaba con algún ronquido. A la madre entonces frente a aquel fracaso, Úrsula corriendo fue a contarle el caso, y la vieja vino hecha un energúmeno, y le dice al yerno:

¡Oye tu Francisco!, ¿Quieres explicarme inmediatamente, por qué mi niña te es indiferente, es que no lo sabes o no lo supones de todo casado las obligaciones?

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Si lo sé Señora, eso se adivina más la culpa de todo la tiene Ursulina, ¡Que ya no fumare!, ya me lo ha exigido, y yo sin tabaco, soy hombre perdido, no tengo añoranza, no tengo energía, no tengo carácter, no tengo alegría.

La madre y la hija dejaron a Paco y corriendo fueron a comprar tabaco. Entre picadura cigarrillo y puros se gastaron ciento treinta y siete duros y desde el momento en que llegó el tabaco comenzó la dicha de Ursulina y Paco, cada vez que un puro Paco se fumaba de una nueva dicha Úrsula gozaba y los dos contentos, y los dos dichosos eran un modelo de buenos esposos. A los pocos días de esa paz bendita de Úrsula los padres fueron de visita que al ver a sus hijos, !que antes tan violentos! que con el tabaco se hallaban contentos. ¡Eh que tal hija mía!, -la madre le dijo ¡noto en tu carita...! ¡Mucho regocijo! Así que la conducta que observaba Paco, ¿Era tan sólo debida al tabaco?

¡Eso solo era madre idolatrada, ahora, si mamita, no me pasa nada desde que ya fuma mi querido esposo, no hay hombre más bueno y más cariñoso. Cada que un puro fuma mi marido, colmos me da halagos muy agradecido, ya no paso penas, ya no paso apuros. Hoy ya se ha fumado diecisiete puros.

Don Juan Recaredo padre de Ursulina nunca había fumado ni un tabaco, así es que la vieja, quiso ver si el tabaco, surtía el efecto lo mismo que a Paco. Así es que le dijo:

Porque tu no pruebas fumar Recaredo, unas cuantos puros hace tiempo que te noto tan alicaído, tan desamoroso, tan desfallecido que puede el ánimo se te levante y el tabaco sirva como estimulante.

Don Juan Recaredo contesto al momento poniendo al hablar mucho sentimiento:

¡No creas esposa, que pueda el tabaco surtirme el efecto lo mismo que Paco!el ánimo mío no hay quien lo suba, ni aunque me fumara la Isla de Cuba.