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poemas de poetas peruanos
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José Santos
Chocano
(Lima, 1875 - Santiago de Chile, 1934) Poeta peruano. Fue hijo de José Félix Chocano de Zela y María Aurora Gastañodi de la Vega, además era el bisnieto de Francisco de Zeda, precursor de la independencia del Perú; sus estudios los realizo en el instituto de Lima, cuando tenía 16 años ingreso a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue
Indio que asomas a la puertade esa tu rústica mansión,
¿para mi sed no tienes agua?,¿para mi frío, cobertor?,
¿parco maíz para mi hambre?,¿para mi sueño, mal rincón?
¿breve quietud para mi andanza?...
¡Quién sabe, señor!
Indio que labras con fatigatierras que de otro dueño son:¿ignoras tú que deben tuyasser, por tu sangre y tu sudor?¿Ignoras tú que audaz codicia,
siglos atrás, te las quitó?¿Ignoras tú que eres el amo?
¡Quién sabe, señor!
Indio de frente taciturnay de pupilas sin fulgor,
¿qué pensamiento es el que escondes
en tu enigmática expresión?¿Qué es lo que buscas en tu
vida?,¿qué es lo que imploras a tu
Dios?,
¡Quién sabe señor!
Alumna: Sofía Elisabeth Domínguez Trujillo
Grado: 1ª secundaria
Sección: Única
Profesor(a): Carranza Moreno Xiomara
2015
C.E.P VIRGEN
DEL CARMEN
Cesar vallejo
Este poeta peruano nació en el año de 1892, procedente de Santiago de Chuco, sus padres fueron Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero, fue el menor de 11 hermanos. Es de origen mestizo y provinciano; sus estudios secundarios los realizo en el colegio San Nicolás (Huamachuco). En 1918 César Vallejo publicó su primer poemario: Los heraldos negros. La mayoría de escritores le consideran una de las figuras de mayor relieve dentro del vanguardismo hispánico París, 1938)
HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes...
¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante
ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma...
¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la
Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos
quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la
mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes...
¡Yo no sé!
Pensamiento
El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema
económico, el desastre cordial de la
esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y las
direcciones contrarias