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Unidad 92-Ajusco, México, D.F.
Política de Justo Sierra con la Normal de
Profesoras y de Profesores. 1901 – 1913. Un estudio comparativo
Tesina para obtener el diploma en la especialización “GÉNERO EN EDUCACIÓN”
que presenta:
Odilón Mario Luis Galicia Vélez
Asesora: Dra. Rosa Ma. González Jiménez
México, D.F. Abril 2005.
Índice Introducción………………………………………………. 3
1. Antecedentes…………………………………………… 6
2. Nueva imagen de las maestras: “pollas, con ojos de
tentación”….………………………………………….. 15
3. Creación de las Escuelas Normales………………….. 18
4. Política de Justo Sierra con las Normales…………… 23
5. Cambio de rumbo: homologación administrativa de
las normales con la primaria…………………………. 31
6. Perfil sociodemográfico de las y los estudiantes
normalistas…………………………………………….. 33
7. Proceso de feminización docente……………………... 35
Discusión…………………………………………………. 37
Referencias……………………………………………….. 39
Anexos
3
Introducción
Se sabe que, a nivel internacional, una mayor cantidad de mujeres ejercen como profesoras
de educación básica. En el continente americano, de los países que se tienen datos, en
preprimaria las mujeres representan en promedio el 93%, en primaria el 68.3% y en
secundaria el 62.5% (Cuadro 1). Para el caso de México, no se tienen datos de primaria y
secundaria, pero muy probablemente se asemejen a los de la región.1
Cuadro 1. Porcentaje de profesoras por nivel educativo y país para 1995 País Nivel Educativo % de Profesoras Canadá Preprimaria
Primaria Secundaria
67 67 67
Cuba Preprimaria Primaria Secundaria
100 81 61
Dominicana Preprimaria Primaria Secundaria
99 80 s.d.
Ecuador Preprimaria Primaria Secundaria
90 68 44
Granada Preprimaria Primaria Secundaria
99 70 52
México Preprimaria Primaria Secundaria
100 s.d. s.d.
Nicaragua Preprimaria Primaria Secundaria
97 54 86
Chile Preprimaria Primaria Secundaria
97 72 s.d.
Paraguay Preprimaria Primaria Secundaria
90 55 65
Media Preprimaria Primaria Secundaria
93.2 68.3 62.5
Fuente: Informe mundial sobre educación. UNESCO, 1998
1 De acuerdo con cifras referidas a las cédulas profesionales expedidas entre 1945 y 1999, el 63% del profesorado de primaria son mujeres (INEGI, 2000, p. 49)
4
Al hecho de que una mayor cantidad de mujeres que hombres ejerzan la docencia, se le
conoce como feminización docente. Varias investigaciones internacionales han atribuido la
feminización docente- que se inicia desde mediados del siglo XIX en algunos países de
Europa y los Estados Unidos- principalmente a tres razones: a) el trabajar como maestra se
asimiló al cuidado materno infantil, b) fue una de las pocas profesiones a la que tenían
acceso las mujeres a en la primera mitad del siglo XIX, y c) los bajos salarios. 2
Esta interpretación se ha dado también para el caso de la feminización docente en México.
Algunas investigadoras en el país han señalado que los bajos salarios que pagaban al
profesorado de primaria durante el siglo XIX y el XX, fue una de las razones por las que se
feminizó el magisterio: las maestras aceptaba trabajar por un escaso salario. Otra razón que
se ha esgrimido es el hecho de considerar que el trabajo de maestra de primaria, es una
continuación de la crianza de los hijos/as, (Hierro, 1993; Galván, 2001; López, 2001) en los
términos formulados por el filósofo Juan Jacobo Rousseau “la educación primera, sin
disputa compete a las mujeres.” 3 A pesar del creciente interés en la investigación acerca de
la educación de las mujeres en el país, aún persisten muchas preguntas en relación con el
proceso de feminización docente.4
Existe una relación, no del todo analizada, en torno a la feminización docente. Me refiero a
las escuelas normales, en donde se formaban para trabajar como profesores/as de primaria.
A partir de que se crea la Normal de Profesores (1887) y la de Profesoras (1890), de
acuerdo con el reglamento, se privilegió en la contratación para ocupar el cargo a las
personas que tuvieran el título expedido por las Normales, cuando menos formalmente.
Las investigaciones históricas en el país centradas en estudios normalistas, de finales del
siglo XIX y principios del XX, son escasas, se han centrado en la de Profesores -tocando
de paso a la de Profesoras-. 5
2 Ver San Román, 2001; Fraisse y Perrot, 1993; Hoock-Demarle, 1993. 3 Rousseau, 1997 4 Además de los trabajos presentados en el Primer Congreso Internacional sobre los procesos de Feminización del Magisterio, realizado del 21 al 23 de febrero del 2001 en San Luis Potosí, cada vez más libros y revistas tratan sobre el tema (ver Arredondo, 2003; Alvarado, 2003). 5 Ver Jiménez, 1987; Curiel, 1981
5
La investigación de Jiménez, describe los programas de estudios de ambas escuelas,
señalando de que, a pesar de que por reglamento la directora dependía directamente del
titular de la Secretaría de Justicia e Instrucción, en la práctica ésta dependía del director de
la Normal de Profesores. También señala que un maestro ganaba menor salario por trabajar
en la de Profesoras que en la de Profesores, impartiendo la misma materia. 6
En esta investigación me interesó conocer y comparar las escuelas normales de profesoras y
profesores. Específicamente comparo la política que Justo Sierra, titular de la Secretaría,
implementó para ambas escuelas, comparando el presupuesto y el perfil de las y los
titulados. Adicionalmente, relaciono la formación normalista con la feminización docente.
Acoto la investigación a los años de 1901, fecha en que Sierra es nombrado subsecretario
de la Secretaría de Justicia e Instrucción, hasta 1913, dos años después de que Sierra
renuncia por diferencias con el secretario de Hacienda.
La investigación se basa en fuentes primarias; principalmente en libros, revistas y boletines
de instrucción de la época, además de la revisión de expedientes laborales de maestras y
maestros.
Este trabajo es parte del seminario coordinado por la Dra. Rosa Ma. González Jiménez,
dentro de la Especialización Estudios de Género en Educación de la Universidad
Pedagógica Nacional.
6 Jiménez, 1987
6
1. Antecedentes A lo largo del siglo XIX se presentaron en el país diversas iniciativas para crear escuelas
normales. Anteriormente, los maestros de primeras letras adquirían sus conocimientos
donde fuera; era frecuente que la recibieran practicando con otro de más experiencia. El
Ayuntamiento certificaba sus conocimientos y el párroco la calidad moral del candidato/a,
lo que les autorizaba a abrir una escuela. La educación de la población no se consideraba
una cuestión de estado, estando las escuelas principalmente a cargo de particulares,
organizaciones de beneficencia y ordenes religiosas. 7
Los primeros esfuerzos por establecer una escuela normal fueron hechos por Andrés
González Millán, quién presento al Ayuntamiento de la ciudad de México un plan para
entrenar alumnos con el método lancasteriano.8 La falta de recursos impidió la aportación
económica del Ayuntamiento, aunque formalmente se inauguró en 1823 en la escuela
Filantropía, que enseñaba primeras letras utilizando este método. La formación normal
consistía en un curso de seis meses; subsistió poco tiempo por falta de estudiantes.9
La reforma que impulsó e presidente liberal Valentín Gómez Farías en 1833, incluye un
proyecto de una normal para hombres y otra para mujeres. El gobierno de Santa Ana, nueve
años después, también decretó la creación de una normal, en colaboración con la Cía.
Lancasteriana, ordenando que se instalara en el ex convento de Betlemitas. En el mismo
sentido, en 1857 se publica un decreto para establecer una escuela normal. La mayoría de
estas iniciativas, quedaron solo en el papel o fueron proyectos de corta duración.10
El año de 1867 se considera importante para la historia de la educación pública en México;
en él comienza a variar un pasado que parecía inmutable, ya se mire a las ideas, al régimen
legal o a la práctica de la enseñanza. La reforma educativa, gradual a partir de 1833, se
7 Tanck, 1984 8 Tanck, 1996 9 Jiménez, 1987 10 Ibíd.
7
acelera, sobre todo en las realizaciones a la caída del Imperio y el triunfo del partido liberal
encabezado por Benito Juárez.
El primer marco jurídico de la política educativa liberal fue la Ley Orgánica de Instrucción
Pública (2 de diciembre de 1867), formulada por una comisión precedida por Gabino
Barreda. La ley suprime la enseñanza religiosa del plan de estudios de primaria; establece
que en lo sucesivo la instrucción primaria será obligatoria y, para los pobres, gratuita. La
ley instituyó una Junta Directiva de Instrucción Primaria y Secundaria del Distrito,
presidida por el ministro de Justicia e Instrucción Pública. La Junta directiva tendría la
facultad de proponer al gobierno todas las medidas que juzgase convenientes acerca de
profesorado, libros de texto, fondos y la organización de la instrucción general.11
En el período se reglamenta la creación de primarias unisexuales - para niños o para niñas -
además de la estratificación por nivel socioeconómico, creándose escuelas de primera,
segunda y tercera clase. Maestras y maestros, niñas y niños enseñan y aprenden en escuelas
en donde -como siempre- las y los más pobres reciben una formación limitada, agravándose
en el caso de la población indígena, en donde el gobierno prácticamente los ignoró de sus
planes educativos.
Para el ciclo secundario, se establecen dos escuelas: la Escuela Nacional Preparatoria en
donde asisten los chicos que concluyen la primaria, y se establece como requisito de
ingreso a las carreras de médico, abogado y algunas ingenierías12 y, la Secundaria para
Niñas (1869) como ciclo terminal, en donde asisten las chicas al concluir la primaria.
Con Juárez se diseña un programa de estudios para las escuelas normales de profesores y
de profesoras de primera clase. Se observan (cuadro 2) diferencias tanto en la cantidad, el
tipo de contenidos como en la profundidad de los conocimientos. Los maestros estudiaban
20 cursos y las maestras 14; por tipo de contenidos matemáticas, ciencias naturales,
literatura, lógica y moral solo se incluyen para profesores. Para ellas, deberes de la mujer,
dibujo y nociones de jardinería. Los términos de “nociones”, “rudimentos” o “elementos”
11 Arnot, 1998, p. 43 12 Bazant, 1993
8
en el programa de las profesoras sugieren una menor profundidad en el estudio. Este fue
otro proyecto más que solo quedó en el papel.
Cuadro 2. Planes de estudio para profesores y profesoras de instrucción primaria 1867 Profesor Primera Clase Profesora Primera clase
Español Teneduría de libros Nociones de Teneduría de libros
Taquigrafía Álgebra Rudimentos de Álgebra
Rudimentos de Geometría analítica y descriptiva y cálculo infinitesimal
Nociones de Historia Historia general y de México Literatura
Geografía física y política Rudimentos de Geografía física y política Gramática general Gramática Española Higiene doméstica Medicina, higiene y economía doméstica
Francés Francés Inglés Italiano
Aritmética Geometría Geometría y Cosmografía
Nociones de Física Cosmografía
Cronología e Historia Elementos de Cronología Ideología Deberes de la mujer en sociedad
Lógica Moral
Dibujo lineal y de ornato Nociones de Jardinería
Métodos de Enseñanza Métodos de Enseñanza Total = 20 Total = 14
Cuadro de elaboración propia con base en los datos de Soto, 1997 José Díaz Covarrubias, director de Instrucción Pública en el gobierno de Miguel Lerdo de
Tejada, presenta un diagnóstico de la educación en el país en 1875. Cito en extenso el
informe, ya que permite conocer la opinión de las autoridades en cuanto al magisterio y la
educación de las mujeres. En relación con el profesorado señala
El tipo de profesor, tal como, con justicia, lo desean los más
ilustres pedagogos, es un conjunto de virtudes de todo
género, y su misión no es un oficio, es un sacerdocio.
Y sin embargo, la idea vulgar, ni eleva, ni considera, y puede
decirse, ni exige buenas dotes al maestro de escuela. Para
esta idea, cualquiera que sepa medianamente leer, escribir y
contar, es apto para la enseñanza primaria; á este es
consiguiente el desprestigio de la profesión, y léjos de
9
considerarla digna de los hombres selectos, se le relega á la
gran masa de los que no se juzgan aptos para otra cosa. 13
Comenta que solo en ocho estados tienen algo parecido a una escuela normal, con grandes
deficiencias, y que los profesores
los sueldos cortísimos á que pueden aspirar la mayor parte
de ellos, y por último, cierto estigma de poca consideración,
tan injusto como pernicioso, que pesa sobre ellos, son causas
que alejan de esta noble profesión á muchas personas que
podrían ejercerla para bien suyo y de la sociedad, y (salvo
siempre numerosas excepciones), los maestros de escuelas se
reclutan de entre individuos que no han hecho los estudios
pedagógicos necesarios, y que creyendo que es cosa muy
fácil ser maestro de escuela, adoptan esta profesión miéntras
pueden encontrar cosas mejor. 14
Formulando que
(…) es tan urgente hacer apetecible para personas de algún
mérito, la profesión de maestro de escuela, como que de esto
depende el porvenir de la instrucción primaria. Será un
medio muy eficaz para conseguir este objetivo, el que el
profesorado de primeras letras no sea siempre inferior en
posición pecunaria á todas la demás profesiones y á las
empresas comerciales é industriales de cualquier órden. 15
En el informe, a la Normal de Profesoras les atribuye una importancia especial, que refleja
puntualmente la ideología de la época en relación con las mujeres
13 Díaz Covarrubias, 1875, pp. CIV.a CIV –CV 14 Ibid, p. CVII 15 Ibid, p CXI
10
La elevacion de su espíritu se comunica naturalmente á los
educandos que están en contacto diario con ellas. Graciosas,
dulces y puras, 16 los hacen como ellas, dulces, puros y
graciosos. La mujer, mucho más penetrante que el hombre,
conoce mejor el corazón humano, y particularmente el de los
niños… En fin, podemos estar seguros que un niño educado
por institutrices aptas, saldrá de sus manos lleno de
sentimientos incompatibles con una existencia viciosa.17
A estas consideraciones, agrega
La mujer, que tiene ménos carreras abiertas para emplear su
trabajo, se dedica mas fácilmente al profesorado de primeras
letras, y una vez en esa profesión, persevera mas en ella y se
consagra mayor número de horas al servicio de su escuela;
mientras que el hombre está siempre dispuesto á preferir otra
ocupación, y es frecuente que otros negocios le distraigan de
un servicio asiduo en el establecimiento que dirige.
De esta manera una profesora formada en una Escuela
Normal, sale más barata, permítasenos la expresión, puesto
que servirá mayor número de años al profesorado. Por otra
parte, si bien es cierto que la mujer tiene mejores
condiciones de carácter y algunas de espíritu para educar á
la niñez, no bastarán estas solas cualidades, si no se le da la
instrucción conveniente con el objeto de moderar un poco su
inclinación, las mas veces exagerada, á lo puramente ideal y
fantástico, y de llenarla de conocimientos positivos para que
pueda á la vez educar y enseñar. 18
16 Este subrayado y, los siguientes, son nuestros. 17 Díaz Covarrubias, 1875, p. CXX – CXXI
11
Por otra parte, la idea de profesionalizar a los maestros se pensaba en especial para los
varones, como se deduce de su opinión acerca de la educación superior de las mujeres
En nuestro concepto, no es en las carreras profesionales
donde está la importancia de la educación de la mujer (...)
Dar al bello sexo una educación de este carácter guarda
todavía el estado de problema que es un indicante seguro de
que no se marca la necesidad social de compartir con la
mujer la alta dirección de la inteligencia y de la actividad,
que ya tienen por derecho propio la del sentimiento. 19
Su opinión la basa en
El dato fundamental para juzgar que su organización
fisiológica y su lugar en la sociedad las llama á otra misión
distinta, que no por ser menos ostensible deja de ser una
trascendente importancia social; la formación de la
familia. .20
El informe de Díaz Covarrubias es un buen ejemplo de lo que Fraisse y Perrot llaman el
sutil juego masculino entre la invitación y el rechazo, entre la exclusión y la participación
de las mujeres en las cuestiones que conciernen al estado:21 había que instruirlas… pero no
tanto.
El interés de las autoridades por atraer hombres al magisterio, y ante la dificultad o falta de
voluntad para ofrecer mejores salarios y estatus profesional los lleva a echar mano de un
antiguo discurso tejido en Europa, que habla del ejercicio docente como una forma de
sacerdocio, en un intento por masculinizar lo que se empieza a considerarse características
18 Ibíd., p. CXXII 19 Ibíd., p. CXCII 20 Díaz Covarrubias, 1875, p. CXCII 21 Fraisse y Perrot, 1993, p. 11
12
femeninas para la educación infantil (dulzura, bondad, sacrificio, etc.). Joaquín Barreda,
Secretario de Justicia e Instrucción, se refiere a los profesores como apóstoles de la
instrucción. Para 1911, Justo Sierra sube el tono, declarando que el maestro es un
santo para la democracia, que había que poner en un
altar. 22
No deja de ser paradójico el hecho de que autoridades educativas identificadas con el
positivismo y tendencias anticlericales, retomen una metáfora religiosa para atraer varones
al magisterio.
El informe de Díaz Covarrubias de 1875 señala que hay aproximadamente 8,000 personas
dedicadas a la enseñanza en escuelas elementales en la república mexicana, de las cuales al-
rededor del 25% son mujeres. Del total de docentes, cerca de 2,000 son profesores/as
titulados, comentando que se necesitan 18,000 para dar instrucción a todos los niños y
niñas en el país, por lo que es urgente crear escuelas normales.
En ese tiempo, una comisión nombrada por el Ayuntamiento examinaba a las y los
candidatos, expidiéndoles un título de profesor/a de instrucción. También, la Cía.
Lancasteriana, continuaba expidiendo títulos de profesor/a. 23
De los informes por estado que integran el diagnóstico de Díaz Covarrubias, algunos de
ellos reportan la cantidad de maestros y de maestras que trabajan en escuelas oficiales, sin
registrar los de escuelas particulares. Es interesante el reporte ya que permite estimar, con
datos más o menos fidedignos, la participación de las mujeres en la docencia en algunos
estados, que va del 7.6 por ciento en Durango al 33.3 por ciento en el Estado de México
(cuadro 3).
22 Bazant, 1993, p. 142 23 En una relación de 1905, de las directoras de escuelas elementales de la ciudad de México, 20 contaban con un título expedido por el Ayuntamiento (con antigüedad en el servicio de 12 a 30 años), 4 por la Cía.
13
Cuadro 3. Porcentaje de maestras de primaria en algunos estados de la República. Año 1874 (*) Estado Maestros Maestras % Maestras Colima Durango Guerrero Estado de México Michoacán Oaxaca Querétaro Sinaloa Veracruz
54 420 408 80
164 887 32
112 220
6 35 61 40 35
199 14 28 65
10.0 7.6
13.0 33.3 17.5 18.3 30.4 20.0 22.8
Cuadro de elaboración propia diseñado con base en los datos de Díaz Covarrubias, 1875 * Solo comprende docentes de escuelas oficiales
En el caso del Distrito Federal, solo se registra la cantidad de escuelas primarias por sexo
(cuadro 4, anexo 1), y con toda seguridad había un mayor porcentaje de maestras que en
otros estados, ya que en la primaria de niñas y varias mixtas enseñaban maestras, que
estimo podría ser de cuando menos un 40 por ciento.24
Las escuelas mixtas estaban ubicadas en pequeñas poblaciones, y la enseñanza solía ser
más limitada que en las urbanas; una revista educativa hace claras recomendaciones para
este tipo de escuelas
En los pueblos pequeños, donde no sea posible tener distinta
escuela para los discípulos de diferente sexo, debiendo estar
reunidos en la misma sala, es preciso separarlos
rigurosamente por medio de un tabique bastante elevado. 25
Por el tipo de financiamiento, el informe señala lo que sería una tendencia en cuanto al
sostenimiento e ingerencia en las escuelas primarias por parte del estado. De un total de
8,103 escuelas en la república, el 64% lo son por los Municipios, el 7% por la Federación,
el 19% por el sector privado (de paga), menos de .01% por asociaciones de beneficencia
Lancasteriana (antigüedad de 19 a 25 años) y 9 por la Normal de Profesoras (antigüedad de 6 meses a 4 años). AHSEP. Antiguo Magisterio. Expediente de Juvencia Ramírez 24 En esos años, en la mayoría de las escuelas un docente enseñaba en cada escuela. Si a las 45 escuelas de niñas, le sumamos la mitad de las mixtas, resulta un total de 72 maestras.
14
(gratuitas) y el resto sin clasificar. Progresivamente, el ejercicio docente en escuelas
primarias pasó de ser una actividad libre –contratada directamente por particulares– a lo
que Arnaut define como una profesión de estado. 26
En opinión de Cosío Villegas, las escuelas del campo cambiaron poco durante la República
Restaurada, y aun la transformación de las urbanas consistió, más que en nada, en suprimir
la enseñanza de la religión en las escuelas oficiales y en ampliar un poco los programa de
estudio. Se fundaron muchas escuelas, pero las nuevas no lograban crear la impresión de
que eran muy diferentes de las de años anteriores.27
25 La Enseñanza. Revista Americana de Instrucción y Recreo, 1874, Año 5, Tomo 3º Núm. 7, Octubre 1º de 1874, p. 102 26 Arnaut, 1998 27 Cosío Villegas, p. 687
15
2. Nueva imagen de las maestras: “pollas, con ojos de tentación”
Si bien las autoridades educativas se refieren a las escuelas que enseñan maestras como
“escuelas de niñas”, la población y la prensa continúa llamándolas “Amiga” -como en los
primeros años de la Colonia- 28 ya no solo a las particulares, también a las oficiales. Un
periódico de la capital, que critica el mal estado en que se encuentran las escuelas
sostenidas por el gobierno, refiere
Escuelas de hombres. La escuela de la calle de San Lorenzo
muy concurrida, en corto local cerca de 200 niños están en
dos piezas chicas, incomunicadas, el profesor no los puede
vigilar.
Amiga de la calle de la Danza. El viernes Santo cayeron del
balcón por el mal estado de los barandales, dos niñas; una
en estado moribundo y la otra gravemente herida. La casa
está vieja, desaseada, y muy fea.
Amiga de la segunda calle de Mesones.- Montada
completamente a la antigua, allí las niñas se convierten en
viejas; la maestra es una anciana que no hace más que
rezar. 29
Una pregunta interesante es porqué, el término que designaba a la amiga que cuidaba en su
casa a los hijos de una vecina que trabajaba en España a principios del siglo XVI, se
mantiene sin cambios en el país por cerca de cuatrocientos años. Una posible respuesta es
que funcionara para marcar diferencias con la Escuela con mayúsculas, en donde enseñan
28 Tanck, 1985 29 Cosío Villegas, 1974, p. 687
16
varones, atendiendo al sentido peyorativo que se le da a la Amiga en el texto anterior:
enseña una anciana que no hace más que rezar.
Para las personas con estatus social, ser maestro o maestra se consideraba poco menos que
una vergüenza, como “la peor trampa que el diablo puede hacer.” Sin embargo, en las
últimas tres décadas del siglo XIX, obtener un título de Profesora de Instrucción Primaria
empezó a cobrar prestigio, cuando menos para las mujeres. Chicas de estratos medios y
altos empezaron a presentar su examen en el Ayuntamiento. Ignacio Altamirano escribe, en
su columna del periódico Siglo XIX,
Así, pues, la niña Lola Escalante, en la edad en que otras de
su edad sólo piensan en acicalarse o sueñan en las casas de
muñecas, fue aprobada por unanimidad y recibió su título de
profesora, del que no hará uso. Ya van con éste dos ejemplos
que honran al bello sexo mexicano (…) reciban nuestras
felicitaciones más sincera por haber considerado y con
justicia que se honraban consiguiendo, merced a sus talentos
y a pesar de su riqueza, los títulos de profesoras de
instrucción primaria. 30
También hubo mofa de estas jóvenes en la prensa, para quienes obtener un título constituye
una forma de estar a la moda y no un legítimo interés por certificar sus estudios.
Contraste singular: antes eran las viejecitas de anteojos y
camándula, las que empuñaban la palmeta y servían de
mentoras a la juventud femenina; hoy son las lindas
muchachas del puff y polizón las que manejan las orejas de
burro y se convierten en preceptoras; jóvenes hay que apenas
acaba de dejar las muñecas y llegan ya al sínodo municipal
pidiendo un título.
30 Altamirano, 1987, pp. 163 - 164
17
¿Quién les había de decir a los maestros de antaño, a
aquellas ancianas de anteojos de plata montados sobre la
nariz, de voz gangosa, de peineta de olla, de zapatos de
horma de San Cayetano, que habían de ser sustituidas por
pollas de ojos de tentación, de voz de cielo, de castaña y
bolitas, y que esto no había de ser por amor a la juventud, ni
por el estudio, ni por la filantropía, sino por amor a la
moda? 31
La imagen que se tenía de las maestras hasta entonces, ancianas pobres e ignorantes,
empieza a cambiar; la prensa las describe como jovencitas hijas de familias prestigiadas.
Solo en el año de1877, el Ayuntamiento de la ciudad de México, expidió a 58 mujeres y a 7
hombres el título de profesor/a de instrucción. 32
31 Cosío Villegas, pp. 689 - 690 32 Chaoul, 2002, p. 88
18
3. Creación de las Escuelas Normales
La elección de Porfirio Díaz como presidente de la república mexicana en 1877 trajo un
periodo de relativa calma y prosperidad al país. Al año siguiente de asumir la presidencia,
se reglamenta que la Secundaria de Niñas aumente a un año su programa de estudios,
incluyendo la cátedra de pedagogía impartida por el Dr. Manuel Flores; 33 en la Secundaria,
se empiezan a examinar a las profesoras para obtener el título. Ese año, se crea también la
Academia de Pedagogía, para apoyar la formación de los maestros.
.
Por encargo de Joaquín Baranda, ministro de Instrucción Pública en 1884, Ignacio M.
Altamirano elabora un proyecto para la creación de la Escuela Normal de Profesores en el
Distrito Federal, expidiendo la Cámara de Diputados el decreto de creación el 17 de
diciembre de 1885, destinándose $ 100,000.00 de presupuesto. 34 La inauguración fue el 24
de febrero de 1887, acto precedido por Porfirio Díaz.
En junio de 1888 el Congreso de la Unión decreta la transformación de la Secundaria para
Señoritas, la cual cambia su nombre por Escuela Normal para Profesoras de Instrucción
Primaria; continuó funcionando en las instalaciones de la Secundaria. Ese año se
reglamenta su funcionamiento, señalando que el gobierno de la escuela queda a cargo de la
directora. Los requisitos que se establecen para ser directora de la Normal son ser mayor de
30 años, tener intachable conducta y conocer, a juicio del presidente de la república, las
materias que se enseñan.35
La Normal de Profesoras formalmente se inaugura el 1º de febrero de 1890.36 Su primer
directora fue Rafaela Suárez, quién desde seis años antes ocupaba el cargo en la Secundaria
33 Jiménez, 1987 34 “Reglamento relativo a la creación de la Escuela Normal para Profesores” en Revista de Instrucción Pública Mexicana Tomo I, Núm. 15, Octubre de 1896, pp. 449 - 455 35 Revista de la Instrucción Pública Mexicana, 1896, p. 482 36 Es el edificio que actualmente ocupa la Secretaría de Educación Pública, en las calles de Argentina.
19
para Señoritas. En la ceremonia de apertura el director de la Normal de Profesores, Miguel
Serrano, pronuncia un largísimo y cursi discurso
Ese ángel todo pureza, todo bendición, que postergada,
abatida (…) se levanta pura é inmaculada, llena de gracia y
de ternura, para ser compañera del que no comprendiendo
su abnegación (...) 37
La formación tenía una duración de cinco años, uno menos que la Secundaria, asistiendo a
clases de lunes a sábados. Los requisitos para ser aceptada como alumna eran
tener catorce años cumplidos, moralidad y conocimientos de
las materias de instrucción primaria, en ese orden.
Se dispone que haya alumnas pensionadas y no pensionadas;38 las pensionadas se
comprometen a servir a la instrucción pública en el Distrito Federal y Territorios de Tepic y
de la Baja California durante tres años después de que haya adquirido el título profesional,
al igual que los estudiantes pensionados en la Normal de Profesores.
De acuerdo con el reglamento, todos los cursos de la Escuela Nacional Secundaria de Niñas
fueron admitidos como válidos en la Normal. Las que estudiaron en la Secundaria,
interesadas en presentar su examen profesional
podrán hacerlo hasta el 30 de junio del entrante, pasado el
cual, solo podrán obtener el título de Instrucción Primaria.
37 González Navarro, 1957, p. 666 38 Las pensionadas eran alumnas que recibían una ayuda económica por estudiar.
20
Macías ha interpretado este reglamento como un retroceso para las jóvenes, ya que el título
que obtenían en la Secundaria las acreditaba como profesoras de instrucción primaria y
secundaria, 39 y el reglamento de la Normal lo limita a maestras de primaria.
En el programa de estudios era similar en ambas normales, incluyendo en la de Profesoras
las materias de “labores manuales” y economía doméstica, siendo mujeres las que las
imparten. Las clases de geografía, pedagogía, física y psicología son impartidas por
catedráticos 40 como Antonio García Cubas, Manuel Cervantes Imaz y Alberto Cárdenas.41
Al concluir la formación, las alumnas presentaban un examen profesional público ante un
jurado, integrado por la directora de la normal, cuatro profesores y dos suplentes. El tema
para ser examinada se establecía por sorteo. La examinada exponía durante 15 minutos y
los jurados le preguntaban, contando también con 15 minutos por cada uno. Al concluir el
examen la presidenta cerraba la sesión pública, pidiendo a los jurados que emitan su
dictamen. Depositaban en una urna una bola blanca si estaba aprobada y una negra si
reprueba.42
Desde que la Normal de Profesoras empezó a funcionar, tuvo gran demanda, situación
contraria a la Normal de Profesores; por ejemplo, para 1895 había 434 alumnas en la
primera y 74 alumnos en la segunda. 43 El presupuesto destinado a la Normal de Profesores
era de un peso por cada dos que asignaban a la Normal de Profesoras (cuadro 5, anexo 1);
sin embargo, por cada alumno que ingresaba a la primera, seis alumnas lo hacían a la
segunda.
El evento político – educativo con mayor impacto en educación durante el Porfiriato,
fueron los Congresos de Instrucción Pública, celebrados el primero en 1890 y el segundo
39 Macías, 1982. Efectivamente, Dolores Correa Zapata, profesora de la Normal entre 1889 y 1907, presentó su examen profesional en la Secundaria para Señoritas en 1884. Archivo Histórico de la SEP. Antiguo Magisterio. Caja 5239, Exp. 1 40 Nombre que se da a los maestros de escuelas superiores, para diferenciarlos de los profesores de primaria. 41 Jiménez, 1987 42 González Navarro p. 485 43 Fuentes: de hombres, Boletín de Instrucción Pública, 1910 p. 49; de mujeres, Revista de Instrucción Pública Mexicana, 1896, p. 21
21
en 1891 en la ciudad de México, asistiendo representantes de los estados; ninguna mujer
asistió a los Congresos.
Uno de los temas a debate que el profesor Oviedo, director de la Primaria Municipal No. 3,
planteó a Justo Sierra para ser tratado en el Primer Congreso fue ¿qué tanta educación era
conveniente para las mujeres? Para proponer el punto argumentaba que
Yo creo que si reflexionamos en que estas niñas tienen que
ser mas tarde madres de familia, cuya misión es
delicadísima, porque tienen que educar a sus hijos …44
Aunque el tema no llegó a debatirse como tal, dentro de otros puntos de la agenda se tocó.
Por ejemplo, en la comisión que debate acerca de la educación de personas adultas dos
congresistas (Gómez Flores, representante de Sinaloa y Manterota, representante de
Tlaxcala) hablaron a favor de las escuelas mixtas. Dos fueron sus argumentos: 1) hombres
y mujeres conviven en diferentes espacios (bailes, teatro, iglesia) sin problema; 2) en los
Estados Unidos, país avanzado en materia de educación a decir de los congresistas, desde
hace años funcionan escuelas mixtas desde los 5 a los 21 años.
Miguel Martínez (representante de Nuevo León y posteriormente Director General de
Primaria del Distrito Federal) y Manuel Cervantes (representante de Baja California Norte
y profesor de la Normal de Profesoras) se opusieron. El segundo argumentó
El hombre necesita una educación viril, ideas de progreso de
cierto orden, nociones científicas (…), mientras que la mujer,
en mi concepto – porque no soy de los que creen que el
cerebro de la mujer es capaz de llegar á trabajos
intelectuales de primer orden todavía – su educación debe
de ser diversa a los fines á que se encamina la de los
22
varones. Si esto es cierto, la metodología entonces para
ambas escuelas, debe ser diferente, el programa diverso y los
trabajos distintos. 45
Como en la década de los setentas del siglo XIX, la separación por sexo y las diferencias en
los programas obedecía tanto a cuestiones morales 46 como a las distintas funciones que
asignaban a hombres y mujeres en la sociedad. Las escuelas normales continuaron
funcionando por separado en la ciudad de México. El Congreso acuerda, una vez más, que
se privilegie en la contratación del profesorado de primarias a quien egrese de las
Normales.
Por otra parte, en 1896 se establece un decreto en el que relevan al Ayuntamiento de la
obligación de dirigir y administrar las escuelas, para sustituir sus funciones, se crea la
Dirección General de Instrucción Primaria, conformándose ocho secciones con 64
empleados, además de un cuerpo de inspectores: seis maestros de materias generales y una
maestra de “labores femeniles”. La primaria comprende dos niveles: elemental (cuatro
años) y superior (dos años). 47
44 Debates del primer congreso de instrucción, 1890, p. 227 - 228 45 Debates del primer congreso de instrucción, 1890, p. 319 46 El clero católico se opone argumentando que es peligroso el trato entre hombres y mujeres (Cosío Villegas, 1974). 47 Informes presentados al Congreso Nacional de Educación, 1910
23
4. Política de Justo Sierra con las Escuelas Normales
El abogado Justo Sierra fue el responsable de implementar la política del gobierno de Díaz
en la primera década del siglo XX, en 1901 como Subsecretario de la Secretaría de Justicia
e Instrucción y en 1905 como titular de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes.
El interés de Sierra por la educación en el país, se remonta a sus épocas de diputado en la
Cámara. En 1881 diseña, junto con otros diputados, un proyecto de ley para organizar la
Universidad Nacional, a la cual define como una corporación independiente conformada
por las escuelas de educación media y superior (Nacional Preparatoria, Secundaria de
Señoritas, Bellas Artes, Comercio y Ciencias Políticas, Jurisprudencia, Medicina, Normal y
de Altos Estudios). En el capítulo II de la ley plantea
La Escuela Normal y de Altos Estudios tendrá por objeto
formar profesores, perfeccionar los estudios hechos en las
escuelas profesionales y crear especialistas (…). Este título
(de la Normal) es requisito indispensable para presentarse en
las oposiciones. 48
En el proyecto de Sierra era requisito para ingresar a la Normal, al igual que a las otras
carreras, haber estudiado en la Nacional Preparatoria o en la Secundaria de Niñas. Cuando
el Sr. Ruiz le cuestiona en el periódico La Libertad el porque exigir en el proyecto como
requisito estudios preparatorios para ingresar a la Normal, Sierra le responde
Está por demás que yo me detenga en demostrar la necesidad
y la conveniencia de fundar una gran Escuela Normal (…)
24
Yo he creído lógico coronar el departamento docente del
edificio universitario por una gran Escuela Normal. En ella
se formarán diversas categorías de profesores; unos para la
instrucción primaria, otros para la superior. Como me
parece absurdo exigir a un profesor de instrucción primaria
los conocimientos primarios exclusivamente, como sucede
hoy, todo alumno de esa Escuela Normal deberá haber
cursado las materias que se enseñan en las escuelas de
preparación. 49
El sentido que Sierra daba al magisterio, que lo diferencia de otras profesiones, se centra en
el método; a decir de éste
Un maestro no es solamente un hombre que sabe, sino que sabe
enseñar; necesita, pues no solamente la ciencia sino el método.
Las escuelas normales (en otros países) han sido creadas con este
objeto. 50
En el III capítulo del proyecto, se establece que las mujeres tendrán derecho de asistir a los
cursos de las escuelas profesionales, presentar exámenes, obteniendo al fin de la carrera
diplomas especiales, especificando que
En la Normal y de Altos estudios pueden obtener los mismos
títulos que los hombres. 51
En ese tiempo Sierra era de la opinión que preferentemente las mujeres debían trabajar
como maestras de primaria. Refiriéndose al informe de Díaz Covarrubias, citado
48 Sierra, 1948, pp. 333 – 334. 49 Ibid, p. 72 50 Ibid, p. 72 51 Ibid, p. 334
25
anteriormente, alaba la decisión de las autoridades educativas de modificar el programa de
estudios de la Secundaria de Señoritas
(…) que hacen de este interesantísimo plantel una verdadera
Escuela Normal. Era esto de una importancia capital, sobre
todo para los que opinan – soy yo de ellos – que los
norteamericanos tienen razón en creer que el profesor nato,
digámoslo así, de instrucción primaria para ambos sexos, es
una mujer. 52
El proyecto para crear la Universidad Nacional no prospera en ese momento; Sierra lo
retoma hasta 1910, con algunas modificaciones que más adelante detallo.
Al asumir el cargo de Subsecretario en 1901, en la Secretaría de Justicia e Instrucción,
Sierra decide mejorar las condiciones de las Normales, creando para ello la Dirección
General de Enseñanza Normal e invitando a Enrique Rébsamen –director de la Normal de
Xalapa, la escuela normal de mayor prestigio académico en el país - para ocupar el cargo;
llegan también de Xalapa Enrique Laubscher y Leopoldo Kiel.. Establece que el alumnado
de las normales reciban una pensión por estudiar, al término de la cual, deberán prestar sus
servicios en primarias del Distrito Federal o de los Territorios de Quintana Roo y Nayarit.
Más allá de los discursos, un excelente indicador de la importancia que un gobierno otorga
a un proyecto son los recursos económicos que le asigna. Al analizar el porcentaje asignado
a las Normales, del gasto total destinado a la educación, se puede apreciar algunas
tendencias interesantes en el período. Al crearse la Subsecretaría de Instrucción, entre 1901
y 1903 el porcentaje destinado a las Normales pasa del 4.1 al 5.7 por ciento. A partir de
1904, el gasto disminuye progresivamente llegando en 1908 al 1.3 por ciento del gasto
total. Entre 1911 y 1913 se observa una progresiva recuperación (gráfico 1).
52 Ibíd., p. 72
26
Gráfico 1. Porcentaje del presupuesto asignado a las Normales, en relación con el gasto total en educación. Años 1901 a 1913
4,14,5
5,7
4,1
2,6
1,3
1,9
3,53,9
0
1
2
3
4
5
6
1901 1902 1903 1904 1905 1908 1911 1912 1913
Gráfico diseñado con base en los datos del cuadro 6 (anexo) Al comparar los recursos asignados, observamos que en realidad el incremento que se
observa entre 1901 y 1903 fue para la Normal de Profesores (del 2.3 al 4.0 por ciento), y
que en la de Profesoras el presupuesto disminuyó (del 3.6 a 3.4 por ciento) en esos años
(gráfico 2). A partir de 1904, los recursos asignados a una y otra son muy semejantes.
Gráfico 2. Porcentaje asignado a la Normal de Profesores y de Profesoras, en relación con el gasto total en educación. Años 1901 a 1913
27
0
0.5
1
1.5
2
2.5
3
3.5
4
4.5
1901 1902 1903 1904 1905 1908 1911 1912 1913
Normal de Profesores
Normal de Profesoras
Gráfico diseñado con base en los datos del cuadro 6 (anexo) Del presupuesto asignado 1905, a la Normal de Profesores corresponden $ 70,397.75 para
43 plazas de profesor, 1 bibliotecario, 1 encargado del museo, 3 prefectos y 1 celador; para
la Normal de Profesoras, corresponden $ 58,447.25 a 51 plazas de profesores/as, 1
bibliotecaria y 11 prefectas. En cuanto al rubro de pensiones, a los alumnos les asignan un
presupuesto de $ 27,000.00 y a las alumnas $ 7,000.00.53
Por los informes que rinde Porfirio Díaz acerca del estado de la educación, es evidente una
política para atraer hombres a la Normal de Profesores, que a la vez fue discriminatoria
para las alumnas. No solo es que se destinen mayores recursos a la de Profesores, las
diferencias en función del sexo se magnifican teniendo en cuenta que siempre hubo una
mayor cantidad de alumnas que alumnos. Por ejemplo, en el año de 1905, había 284
mujeres y 109 hombres matriculados en cada Normal, lo que implica que el estado gastaba
en promedio $ 506.59 por alumna y $ 1,259.55 por alumno.
Las preferencias hacia la Normal de Profesores se reflejan también en una serie de
disposiciones académicas y materiales; por ejemplo, en 1902 reciben instrumentos llegados
53 La Enseñanza Normal Año II, No. 12, Septiembre de 1906, pp. 185 – 187. Jiménez (1987) señala que a las maestras de la Normal les pagaban menos que a los maestros; en realidad, el pago era diferenciado por materias. Por ejemplo, el profesor de Español ($ 1,200.00 anuales) Inglés y Francés ($1,000.10) ganaban igual en ambas Normales, y el de Trabajos Manuales en la de Profesores ganaba $ 1,200.00 y en la de Profesoras $ 602.25; Metodología Aplicada en la de Profesores ganaba $ 1,400.10 y en la de Profesoras $
28
de Alemania para la práctica de psicología experimental, los que dividen entre la Normal de
Profesores y la Nacional Preparatoria. Al año siguiente, se crea un nuevo programa para la
Normal de Profesores, el cual les permite obtener el título de Profesor de Instrucción
Primaria Elemental y Profesor de Instrucción Primaria Superior. En el caso de la Normal de
Profesoras, no se modifica la normatividad, limitándolas a Primaria Elemental. 54
Las condiciones en que el alumnado estudió la carrera en las Normales, presenta
importantes diferencias por sexo. Por ejemplo, de los 22 hombres titulados en 1907, el 81.8
por ciento fueron pensionados y de 24 mujeres tituladas, solo el 37.5 por ciento recibieron
pensión. El monto promedio de las pensiones difiere significativamente: ellos recibían
en promedio $ 1,248.05 al año y ellas $ 828.33 (cuadro 10, anexo).
Parece que la intención de Sierra de atraer varones a la Normal en 1903 se desvanece, lo
que impacta en el presupuesto asignado a las Normales al año siguiente (gráfico 1). En su
informe de ese año, refiriéndose a la Normal de Xalapa, escribe que la escuela se convirtió
en “verdaderos seminarios de pedagogía práctica” (de 1886 a 1905 se titularon 208
profesores en Xalapa y en la de la ciudad de México se titularon 60 profesores, de 1887 a
1905 55), comentando que las Normales del Distrito Federal, tomaron otros rumbos
La de señoritas, escuela verdaderamente improvisada, tuvo
un éxito extraordinario; pero era fácil percibir las
deficiencias de los programas en la calidad de muchas de las
profesoras: la de varones no tuvo éxito casi, si se ponía en
parangón los sacrificios económicos del Gobierno para
sostenerla y el número apenas perceptible de profesores en
ella formados. 56
A pesar de la decepción de Sierra con la Normal de Profesores, su política surtió efecto con
el tiempo: en diez años (1900 a 1909) los hombres incrementaron la matricula en 3.8 veces,
en tanto que las mujeres la disminuyeron en 1.8 (gráfico 3).
1,285.00. Las diferencias en el presupuesto obedecen principalmente a que en la Normal de Profesores pagan a un mayor número de profesores que imparten clases de mayor costo, que en la de Profesoras. 54 Sierra, 1948. Informes presidenciales, pp. 437 - 455 55 La Enseñanza Normal Año I, Núm. 15, Septiembre de 1906, p. 266
29
Gráfico 3. Matricula de estudiantes de la Normal de Profesores y Profesoras. Años 1900 a 1909
58108
225
588
284319
0
100
200
300
400
500
600
700
1900 1905 1909
Alumnos
Alumnas
Fuentes: diseño del gráfico a partir de los datos de la Normal de Profesores Boletín de Instrucción Pública, Tomo XVI núm. 1, Marzo – abril de 1910. De la Normal de Profesoras La Enseñanza Normal Año I núm. 12, agosto de 1905; Boletín de Instrucción Pública, Tomo XVIII núms. 4, 5 y 6, Septiembre - noviembre de 1911 Las disposiciones también se reflejaron en la cantidad de titulados. Entre 1891 y 1905, se
titularon 60 Profesores de Instrucción Primaria (en promedio, 4 titulados por año) y 355
Profesoras (en promedio, 24 por año). 57 Solo en 1907 –seis años después de las
disposiciones de Sierra- se titularon 22 profesores y 24 profesoras (cuadro 10, anexo).
Parece que la opinión que tenía Sierra en 1881, acerca de la conveniencia de que fueran
mujeres las maestras de primaria se fue modificando, cuando menos así lo expresaba uno
de sus más cercanos colaboradores: Miguel F. Martínez, Director General de Instrucción
Primaria, encargado de contratar docentes para las escuelas primarias señala en su informe
de 1904
Existe mucha demanda de profesorado masculino y poca de
femenino; pero escaseando cada vez más los hombres, los
puestos vacantes en las escuelas de niños se van cubriendo
con mujeres. Sin duda que la mujer es más a propósito para
la enseñanza de los niños varones de poca edad, y mientras
ella se ha encargado de los que cursan los dos primeros años
de instrucción elemental, todo ha marchado bien; pero la
56 Boletín de Instrucción Pública, Tomo II Núm. 1, mayo de 1903, p. 9 57 Registro de títulos 1891 - 1905
30
alarma ha sonado desde que se ha presentado la imperiosa
necesidad de encargarla de niños de los demás cursos
elementales y algunas veces de los cursos superiores:
escuelas hay en el que sólo el director es varón, teniendo de
Ayudantes á tres, cuatro ó cinco Señoritas. 58
La política de Sierra en un inicio obedeció, en parte, a que pocos hombres se interesaban en
estudiar en la Normal. A diferencia de otros países como Estados Unidos 59 y algunos
países de Europa,60 en donde con cierta facilidad se aceptó la idea de que fueran mujeres
quienes enseñaran a estudiantes de primaria de ambos sexos, en la ciudad de México hubo
resistencia a que ellas enseñaran en escuelas urbanas de niños: bien que las maestras
educaran a las futuras madres de familia, pero no a los futuros ciudadanos.
De acuerdo con el informe de Martínez, en 1904 de un total de mil ciento doce profesores
de primaria (elemental y superior) en el Distrito Federal, el 67% eran mujeres. Se recordará
que uno de los acuerdos a que llega el Congreso de Instrucción de 1890 fue que se
prefiriera a personas tituladas por las Escuelas Normales reconocidas: parece ser que esta
disposición –aunque no era la intención- favoreció a que las mujeres trabajaran en
primarias elementales de niños, a pesar de la alarma que el hecho generó en las
autoridades. 61
En cuanto a la importante disminución de la matricula de mujeres en la Normal, titularse
como profesora empezó a perder atractivo entre las mujeres con pretensiones aristocráticas
a finales del siglo XIX: una joven escribe en una revista
58 La Escuela Mexicana, p. 118 59 Ver Anderson y Zinder, 1991 60 Ver Hoock-Demarle, 1993 para Alemania y Mayeur, 1993 para Inglaterra 61 Ezequiel A. Chávez, subsecretario de Instrucción, comentaba que los esfuerzos dedicados a la formación no se compensaban con un salario de $ 40.00 en la capital y $ 25.00 en el interior, sueldo mensual de un profesor de primaria (Meneses, 1998, p. 517).
31
¡Recibirnos de profesoras! ¡Imposible! Eso se ha
ordinariado tanto, que hasta las hijas de porteras y
planchadoras reciben este título. 62
Además de la pérdida de prestigio para cursar estudios normalistas, cada vez más chicas se
matriculaban en la Escuela Nacional Preparatoria y en las Escuelas Superiores,
especialmente en la Escuela de Comercio y el Conservatorio (cuadro 7, anexo).
5. Cambio de rumbo: homologación administrativa de las Normales con la Primaria
La política de Sierra hacia las Normales cambió radicalmente en 1908. En diciembre de ese
año expide una Ley para las Escuelas Normales que, entre otras disposiciones, desaparece
la Dirección General de Enseñanza Normal, modifica el nombre de las Normales -
homologando administrativamente a las Primarias con la Normal- las cuales ahora se
llaman Escuela Normal Primaria de Maestros y de Maestras, creando dos tipos de
formación: profesor/a de instrucción primaria y profesora educadora. El cambio de nombre
no era meramente formal: las Normales, dejan de depender de una Dirección General, y
pasan depender de una Jefatura de Sección de Educación Normal y Especial, cargo que
venía ocupando desde 1902 Gregorio Torres Quintero.
Como telón de fondo de la ley de 1908 esta el proyecto de creación de la Universidad
Nacional, antes citado. En la sesión del 4 de mayo de ese año del Consejo Superior de
Educación era evidente de que había inconformidad con esta ley por parte de algunos
62 Pasternac, 1997, p.438
32
consejeros; Sierra tajantemente interrumpe el debate planteando que solo se aborde en lo
general, recordándoles que el Consejo solo tiene facultades para emitir su opinión.63
Miguel F. Martínez, director general de Educación Primaria, publica en la prensa una
solicitud dirigida al Consejo pidiendo que las Normales Primarias queden incorporadas a la
Universidad. 64 En la sesión del 18 de abril de 1910, los consejeros Martínez y Kiel
(director de la Normal Primaria de Maestros) plantean su inconformidad de que dentro de la
organización de la Universidad Nacional no se contemple a la Normal;65 Sierra les
responde
La Universidad esta llamada a encargarse de la juventud y
del hombre, y la escuela primaria y la Normal primaria
tienen a su cargo al niño. De modo que el niño y el grupo
selecto que va a la Universidad son dos cosas tan diversas,
que no es posible que se confunda el papel universitario con
el papel normalista (…) Dichas estas razones, que son las
que han servido realmente para determinar al Ministerio a
excluir a las Normales de la Universidad, levanto la
sesión. 66
El brillante Justo Sierra, dicho esto sin ninguna ironía, esgrime como argumento la edad del
alumnado, cuando evidentemente el alumnado de las Normales no eran niños/as; había
olvidado lo formulado años atrás como razón para la creación de las Normales, “el maestro
no solo es el que sabe, sino el que domina un método.” El problema de fondo no era una
cuestión administrativa sino política, que afecto académicamente a las Normales. Con la ley
de 1908 se excluyó al magisterio de una de las funciones que da sentido al saber
universitario: la investigación y con ello, la posibilidad de generar nuevo conocimiento,
63 Sierra, 1948, p. 299 64 La Escuela Mexicana, 1910, pp. 19 - 23 65 Juvencia Ramírez, directora de la Normal Primaria de Maestras, no se manifestó al respecto. Al Director General de la Normal, Alberto Correa Zapata, lo nombran Diputado en la Cámara, fallece antes de tomar posesión. 66 La Escuela Mexicana, 1910, p. 324
33
limitándolos a la reproducción de éste. 67 Un poco para compensar, se decreta por ley la
jubilación del magisterio y algunos otros estímulos económicos.
Lo que Sierra no confiesa es que al gobierno le interesaba controlar todo lo relativo a la
educación que el grueso de la población recibía. De acuerdo con el reglamento, la
Universidad cuenta con cierta autonomía para tomar decisiones, aunque nombran un grupo
de inspectores quienes informan directamente al Secretario de Instrucción. El Consejo
Superior de Educación, que integraba a la educación elemental, media y superior, se divide,
creándose un Consejo Universitario en el cual la Normal no figura.
Este cambio de política afecto por igual a ambas Normales.
6. Perfil sociodemográfico de las y los estudiantes normalistas
La extracción social de las y los maestros de primaria ha sido un tema debatido. Durante la
primera mitad del siglo XIX, cuando la educación estuvo principalmente a cargo de
particulares, los maestros y maestras cobraban dependiendo de la zona en que se ubicara su
escuela, siendo las del centro las más cotizadas. Por ejemplo, en 1820 la maestra de la
“Amiga” Guadalupe Silva tenía ingresos de 60 pesos al mes, pero otras solo ganaban 3
pesos mensuales. 68
Cuando el gobierno empieza a hacerse cargo de la educación, el Ayuntamiento
generalmente pagaba muy poco a los maestros, aunque podía haber grandes variaciones
entre un maestro de zona rural con uno de zona urbana. Por ejemplo, en Morelos los
67 Hasta la fecha, el sistema de Normales permanece al margen de lo que se considera educación superior en México y de la posibilidad de concursar por recursos vía el CONACT o el Sistema Nacional de Investigadores. Ver Miranda, 2001 68 Tanck, 1984, p. 166
34
sueldos iban de 3 a 72 pesos mensuales, y en el Distrito Federal fluctuaban entre 30 y 100
pesos en 1874.69
A pesar de que ha predominado la idea de que trabajar como maestro era poco atractivo,
durante 1868 y 1871 se presentaron al Ayuntamiento de la ciudad de México alrededor de
40 solicitudes de profesores/as de primeras letras, esperando encontrar una plaza vacante.
El empleo, a decir de Chaoul, resultaba atractivo: un sueldo de 50 pesos mensuales, la
posibilidad de tener casa 70 y algunas prestaciones como licencias con y sin goce de sueldo.
Para 1877 había en la ciudad de México 56 escuelas primarias; solo en ese año se
presentaron 60 solicitudes pidiendo la dirección de una escuela. El creciente interés por
ocupar una plaza llevó a la Comisión de Instrucción a establecer algunos requisitos para ser
maestro/a71 de escuela: la o el candidato debían ser mexicanos, tener cuando menos 29 años
de edad si era hombre y 18 si era mujer, presentar título de profesor de instrucción primaria,
acreditado por el municipio, y una recomendación de “dos o más personas fidedignas de su
moralidad y buenas costumbres”. 72
Es interesante que se haya marcado 11 años de diferencia en función del sexo. Este criterio
sugiere que el perfil de maestros y maestras difería, cuando menos por la edad.
En cuanto a la extracción social de las alumnas, se decía que había tanto “chicas decentes
de sociedad” como jóvenes con menores recursos. En el caso de los maestros, Altamirano
los describe en los siguientes términos
El maestro de escuela era regularmente un pobrecillo
mestizo que había aprendido a leer en la ciudad y a quien la
miseria obligaba a hacer la última trampa al diablo,
convirtiéndose en maestro de escuela. 73
69 Díaz Covarrubias, 1875 70 Era costumbre que la o el profesor tuvieran su habitación en la escuela que dirigían. 71 Al profesor/a se le llamaba “director/a”, pero en esa época las escuelas municipales eran atendida por una sola persona. 72 Chaoul, 2002, p. 88 73 Altamirano, 1940, p. 680
35
El punto no es que no haya habido hombres dispuestos a trabajar como maestros de
primaria; pocos hombres estaban dispuestos a estudiar una formación que les implicaba seis
años de estudio, para al concluir contratarse por un salario inferior al de otras profesiones.
En este sentido Alberto Correa, director general de las Normales, escribe en la revista La
Enseñanza Normal, “se buscan buenos profesores”, señalando que no puede atender la
demanda que le hacen de los estados para que envíe maestros titulados.
Identifiqué algunas diferencias interesantes por sexo. De acuerdo a los datos de 46
titulados/as en 1907, las maestras se titulaban en promedio a los 21.4 años de edad (rango
15 a 27 años) y los maestros a los 27.7 años (rango 16 a 43 años). Estos datos sugieren que
las jóvenes se matriculaban en la Normal, en promedio, alrededor de los 16 años, al
finalizar la primaria; y ellos, alrededor de los 21 años, varios años después de haber
concluido sus estudios de primaria. También diferían en cuanto al tiempo para titularse,
ellas en promedio tardaban 6 años y ellos 8 años (cálculo con base en cuadro 10, anexo).
Diferían también por su lugar de origen; en su mayoría las maestras procedían del Distrito
Federal e Hidalgo; el lugar de nacimiento de ellos era más variado (Distrito Federal,
Veracruz, Hidalgo y el Estado de México). Tres de los alumnos titulados, habían estudiado
previamente en otras Normales estatales (Veracruz, Coahuila y Zacatecas).
7. Proceso de feminización docente: de 1874 a 1904
Señalábamos que en su informe de 1874, Díaz Covarrubias estimaba en un 25% la cantidad
de maestras contratadas en el país. En el caso del Distrito Federal, estimamos alrededor del
40 por ciento de maestras, como mínimo. Para el año de 1903, se tienen datos precisos
acerca de la cantidad de maestros y maestras de primaria, por cargo y tipo de primaria.
La primaria se dividía en dos niveles: elemental (4 años) y superior (2 años). En una
primaria trabajaban un “director/a” y varios/as “ayudantes” (dependiendo de la cantidad de
grupos). También había maestros/as de “materias especiales” como gimnasia, labores
manuales, ejercicios militares, etc. El Distrito Federal se dividía en 13 Municipalidades.
Había primarias en la ciudad de México (zona urbana), y en las “Prefecturas” (zona rural).
36
En las escuelas de primaria elemental del Distrito Federal había contratados 553 docentes,
de los cuales el 57.8 por ciento de mujeres ocupaban el cargo de directora y el 77.2 por
ciento eran ayudantes. En las escuelas de la ciudad de México, era más baja su
participación como directora (54.1 por ciento), en comparación con otras Municipalidades
(cuadro 8, anexo).
En la primaria superior, había contratados 89 docentes, de los cuales el 51.7 por ciento de
mujeres ocupaba el cargo de directora y el 52.8 por ciento de ayudante (cuadro 9, anexo).
En treinta años (1874 a 1904) las mujeres pasaron de representar el 40 por ciento de la
planta docente en la ciudad de México, al 70.0 por ciento en primaria elemental; en su
mayoría, fueron contratadas como ayudantes. En primaria superior, la proporción de
mujeres era muy similar a la de los hombres, tanto como directoras (52.9 por ciento) como
ayudantes (52.8 por ciento).
Teniendo en cuenta que, desde que se crean las Normales hasta 1905 obtuvieron su título
355 profesoras y solo 60 profesores es posible determinar que, a pesar de que una mayor
proporción de mujeres contaban con la formación necesaria para ocupar el cargo de
directora, las contrataron principalmente como ayudantes. Los profesores titulados de la
Normal ocuparon la dirección de las escuelas (tanto elementales como superiores), a pesar
de no contar en su totalidad con el título.
En la revisión de los expedientes laborales del profesorado, encontramos que
frecuentemente las maestras eran contratadas para ocupar una plaza al concluir sus estudios
en la Normal. Por su parte, frecuentemente los maestros no eran titulados, justificando
Miguel F. Martínez, Director General de Instrucción Primaria, al candidato para ocupar la
plaza en los siguientes términos
El C. Ignacio Ruíz Esparza renunció al empleo de Director
de Escuela Elemental y la Dirección propone en su lugar al
37
C. Jesús Fuentes é informa que no es Profesor titulado pero
que tiene á su juicio y conocimientos necesarios. 74
Discusión A diferencia de otros países en donde desde mediados del siglo XIX se aceptó que las
mujeres se incorporaron en mayor proporción que los hombres como maestras de primaria,
enseñando a estudiantes de ambos sexos, en la ciudad de México hubo resistencias por
parte de las autoridades educativas a que las maestras enseñaran en escuelas de niños.
En 1901, cuando nombran a Justo Sierra subsecretario, mejora las condiciones de las
normales, incrementando considerablemente los recursos financieros. El incremento fue
especialmente para la Normal de Profesores, en comparación con la de Profesoras, que se
tradujo en una mayor cantidad de pensiones para los alumnos y por un monto más alto que
a las alumnas.
74 Jesús Fuentes, caja 57, Exp. 10. Archivo Histórico de la SEP, Sección Antiguo Magisterio
38
Esta política fue de corta duración; al hacer una evaluación cuantitativa del egreso de las
Normales, considera que a pesar del esfuerzo económico del gobierno la de Profesores no
da los resultados que se esperaban, por lo que disminuye considerablemente el presupuesto
asignado.
El importante incremento de escuelas primarias que se registra entre 1890 y 1905, requirió
incorporar personal docente. Como una mayor cantidad de chicas contaban con el título de
Profesora de Instrucción Primaria- y habiendo pocos hombres que contaran con el título- se
toleró que las maestras trabajaran como “ayudantes” en escuelas de niños, no sin manifestar
alarma y considerarlo “peligroso”.
Con los años la política de Sierra surtió algún efecto, incrementándose al doble la cantidad
de alumnos de la Normal de Profesores entre 1900 y 1909; en ese período, disminuye la
cantidad de alumnas de la Normal de Profesoras, entre otras razones, porque obtener el
título perdió atractivo para las jóvenes con recursos, quienes empiezan a matricularse en las
escuelas profesionales.
El proceso de feminización docente se presenta especialmente en la primera década del
siglo XX. En treinta años (1874 a 1904) las maestras pasaron de representar el 40 por
ciento de la planta docente en primaria al 70 por ciento, siendo contratadas
mayoritariamente como ayudantes de primarias elementales.
Como hasta la fecha, a las mujeres se les exigió una mayor calificación para ocupar cargos
similares a los hombres.
Actualmente las escuelas normales permanecen excluidas del reconocimiento y apoyo que
tienen otras escuelas superiores, ya que no son parte de la ANUIES. El profesorado de las
normales no puede solicitar su ingresar al Sistema Nacional de Investigadores, ya que los
estudios de posgrado que ofrece no se reconocen.
39
Frecuentemente se cuestiona la calidad de docentes y programas normalistas, pero poco se
hace por mejorar las condiciones de trabajo y la calidad de los programas.
En cuanto a los cargos de poder, en los últimos años se observa un creciente asenso de
maestras a puestos directivos que tradicionalmente eran ocupados por maestros. Por
ejemplo, la directora general de normales es una conocida maestra: Etelvina Sandoval. En
el caso de directoras, supervisoras y jefas de zona, en la Delegación Coyoacán (sector 31),
el dictamen de 2004 nombran a una jefa de sector, cinco supervisoras y varias directoras.
40
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Revista de la Instrucción Pública Mexicana
43
Anexo Cuadro 3. Porcentaje de maestras de primaria en algunos estados de la República. Año 1874 (*) Estado Maestros Maestras % Maestras Colima Durango Guerrero Estado de México Michoacán Oaxaca Querétaro Sinaloa Veracruz
54 420 408 80
164 887 32
112 220
6 35 61 40 35
199 14 28 65
10.0 7.6
13.0 33.3 17.5 18.3 30.4 20.0 22.8
Cuadro de elaboración propia diseñado con base en los datos de Díaz Covarrubias, 1875 * Solo comprende docentes de escuelas oficiales Cuadro 4. Cantidad de escuelas en el Distrito Federal por tipo de sostenimiento y sexo. Año 1874 Sostenimiento Escuelas
Niños Escuelas
Niñas Mixtas
Gobierno Federal 5 4 Gobierno Municipal México Tacubaya Xochimilco Gpe. Hidalgo Tlalpam
25 13 29 7
29 6 4 2
3
8 44
Total 79 45 55 Cuadro de elaboración propia diseñado con base en los datos de Díaz Covarrubias, 1875 Cuadro 5. Presupuesto de las escuelas Normales. Año 1890 Rubros Presupuesto Total Normal de Profesores Gastos y personal Escuela Primaria Anexa Escuela de Párvulos Anexa
$ 28,340.00 5,180.00 5,200.00
$ 38,720.00 Normal de Profesoras Gastos y personal de la Normal Escuela Primaria Anexa Escuela de Párvulos Anexa
$ 47,701.50 11,097.60 7,077.15
$ 65,876.25 Cuadro de elaboración propia. Presupuesto de la Normal de Profesores: Revista Mexicana de Instrucción Pública Tomo I, Núm. 15, Octubre de 1896, pp. 453 – 457; Presupuesto de la Normal de Profesoras Revista Mexicana de Instrucción Pública Tomo I, Núm. 16, Noviembre de 1896, pp. 486 - 487
44
Cuadro 6. Presupuesto de las Escuelas Normales Años 1901 - 1908
Año 1901 1902 1903 1904 1905 1908 Total 2333,194 2950,377 3164,304 4488,412 7887,653 7107,056 Normal de Profesores 54,798 87,314 126,808 127,633 137,291 66,900 Normal de Profesoras 85.066 99,801 110,509 120,380 143,873 84,296 Fuente: Años 1901 a 1905, La Enseñanza Normal Año 1 Núm. 12, Agosto de 1905. Año 1908, Boletín de Instrucción, Tomo XI Núm. 1909 Continua Cuadro 6
Año 1912 1913 Total 8003,282 8155,433 Normal de Profesores 197,028 229,985 Normal de Profesoras 185,854 179,762 Fuente: Boletín de Instrucción Pública, mayo y junio de 1913 Cuadro 7. Porcentaje de mujeres inscritas en preparatoria y escuelas superiores. Año 1900 Escuela Hombres Mujeres % Mujeres Nacional Preparatoria 719 7 0.09 Medicina 338 18 0.5 Comercio 1225 255 17.2 Bellas Artes 646 136 17.3 Conservatorio 316 314 49.8 Ingeniería 150 0 Agricultura 60 0 Fuentes: Revista de la Instrucción Pública Mexicana Tomo V No. 6, Octubre 1 de 1901, p. 184 y Revista de la Instrucción Pública Mexicana Tomo V No. 7, Octubre 16 de 1901, p. 217
45
Cuadro 8. Porcentaje de directoras y ayudantes de primaria elemental* en el Distrito Federal. Año 1903 Municipalidad Director Directora % Directoras Ayudantes
Hombres Ayudantes Mujeres
% Ayudantes Mujeres
Cd. de México 59 72 54.1 44 220 83.3 Gpe. Hidalgo 3 6 66.6 6 17 73.9 Azcapotzalco 2 6 75.0 3 17 85.0 Tacuba 5 5 50.0 2 14 87.5 Mixcoac 5 8 61.5 2 16 88.8 Ixtapalapa 10 16 61.5 11 26 70.2 Tacubaya 4 6 60.0 4 21 84.0 Tlalpam 5 8 61.5 6 15 71.4 Cuajimalpa 2 5 71.4 5 5 50.0 San Ángel 10 10 50.0 6 22 78.5 Coyoacán 1 3 75.0 1 10 90.9 Xochimilco 14 20 58.8 23 28 54.9 Milpa Alta 8 11 58.8 13 16 55.1 Total 128 176 57.8 126 427 77.2 Cuadro de elaboración propia con base en los datos de La Escuela Mexicana, Vol1 No. 8, México, 10 de Mayo de 1904. *No incluye a maestros/as de “materias especiales” Cuadro 9. Porcentaje de directoras y ayudantes de primaria superior en el Distrito Federal. Año 1903 Municipalidad Director Directora % Directoras Ayudantes
Hombres Ayudantes Mujeres
% Ayudantes Mujeres
Cd. de México 8 9 52.9 30 37 55.2 Gpe. Hidalgo 1 1 50.0 2 1 33.0 Azcapotzalco 1 1 50.0 2 1 33.0 Tacaba 0 0 0 0 Mixcoac 0 0 0 0 Ixtapalapa 0 0 0 0 Tacubaya 1 1 50.0 2 2 50.0 Tlalpam 1 1 50.0 2 2 50.0 Cuajimalpa 0 0 0 0 San Ángel 0 0 0 0 Coyoacán 1 1 50.0 2 2 50.0 Xochimilco 1 1 50.0 2 2 50.0 Milpa Alta 0 0 0 0 50.0 Total 14 15 51.7 42 47 52.8 Cuadro de elaboración propia con base en los datos de La Escuela Mexicana, Vol1 No. 8, México, 10 de Mayo de 1904.
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Cuadro 10. Profesoras y profesores titulados en 1907 Nombre Edad Pensión Cantidad Formación Años p/titul. Lugar Nac.
Amalia Gudiño 20 si 675 1901-1907 5 Michoacan
Carmen Rodríguez 27 no 0 1900-1907 7 D.F.
Dolores Castro 21 si 570 1900-1907 7
Ma. de Jesús Guerrero 22 no 0 ¿-1907 Durango
Ma. Teresa Caballero 21 no 0 ¿-1907 D.F.
Dolores López 22 si 570 1901-1907 6 Edo. Mexico
Esperanza Soni 20 no 0 1900-1907 7
Guadalupe Orozco 24 no 0 1902-1907 5 D.F.
Ana Ma. Vargas 22 no 0 1899-1907 8
Rosa Manzano 16 no 0 1902-1907 5 Hidalgo
Laura Barrientos 21 si 765 1902-1907 5 Puebla
Amparo Orozco 19 no 0 1902-1907 5 D.F.
María Villagómez 20 no 0 1900-1907 7 D.F.
Petra Hernández 21 no 0 1900-1907 7 Hidalgo
Irene Montiel 24 si 675 1902-1907 5 Hidalgo
Dolores Guzmán 20 no 0 1899-1907 8 D.F.
Ma. Teresa Correa 20 no 0 1900-1907 7 Zacatecas
María Ortiz 25 no 0 1896-1907 11 D.F.
Concepción Mellado 20 si 1500 1901-1907 6 Oaxaca
Sara Villena 22 no 0 1901-1907 6 D.F.
Josefina Morales 23 si 765 1902-1907 5 Hidalgo
Emelina Alfaro 22 no 0 1900-1907 7 Puebla
Juana Ortega 22 si 1065 1901-1907 6 Guanajuato
Luz Salgado 20 no 0 ¿-1907 D.F.
Enrique Estrella 31 si 870 1888-1907 19 D.F.
Alberto Rey 32 si 1890 1890-1907 17 D.F.
Isidro C. Torres 30 si 987.5 1903-1907 4 Veracruz
David G. Gerlanga 21 si 1440 1903-1907 4 Coahuila
Ignacio Luna 29 si 1070 1903-1907 4 Zacatecas
Antonio Rojas 24 si 1155 1901-1907 6 D.F.
Clemente Nápoles 34 si 1170 1893-1907 14 D.F.
x si 1500 1900-1907 7 D.F.
Manuel V. Sánchez 32 no 0 1890-1907 17 D.F.
Luis Zamudio 17 si 712.5 1903-1907 4 Veracruz
José Rivera 22 si 1245 1902-1907 5 Hidalgo
Martín Cortina 21 si 430 1905-1907 2 Veracruz
Enrique Fernández 27 si 1380 1903-1907 4 Veracruz
Máximo Mejía 24 si 1335 1903-1907 4 Edo. Mexico
Francisco E. Galicia 31 si 1530 1903-1907 4 D.F.
x si 1560 1903-1907 4 Veracruz
Francisco C. Morales 21 si 1080 1902-1907 5 Hidalgo
Félix H. Gamboa 30 si 1080 1903-1907 4 Veracruz
Aurelio Villegas 28 no 0 1896-1907 11 Hidalgo
Manuel I. Reyes 30 si 1400 1902-1907 5 Hidalgo
Jose Juan Barroso 43 no 0 1888-1907 19 Oaxaca
Bonifacio Fernández 27 si 1500 1903-1907 4 Guerrero Fuente: La Enseñanza Normal, 1908