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autoayuda
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El equilibrio en el sistema familiar como sustento del desarrollo integral de niños y adolescentes. Fundamentos teórico-metodológicos desde el enfoque de las constelaciones familiares y los órdenes del amor.
Fátima Chávez Luévanos
Unidad UPN 145, Zapopan
RESUMEN Este texto describe un proyecto de intervención basado en el enfoque teórico-metodológico de Constelaciones Familiares y los órdenes del amor. Por ser un trabajo de innovación es necesario que en esta primera ponencia exponga los fundamentos teóricos que dan sustento al trabajo de investigación realizado, el cual se encuentra en la etapa de análisis de resultados. En dichos fundamentos se asume que los seres humanos pertenecemos a varios sistemas (biológicos, psicológicos y sociales; actuales y transgeneracionales), de los cuales los sistemas familiares son el sustento y el vínculo más fuerte con todos los demás (escuela, comunidad, nación, naturaleza y sociedad). De ello deriva la necesidad de reconocer, cuidar y desarrollar dichas interrelaciones familiares, las cuales son movidas siempre por amor, por la necesidad primordial que tiene el ser humano de pertenencia e identidad. El proyecto se basa en una intervención directa con niños y adolescentes, en un taller de 5 sesiones con una duración total de 20 horas, además de la entrevista inicial y el trabajo con muñecos en la sesión de padres e hijos. El objetivo del proyecto es contribuir para que los pequeños reconozcan y honren su sistema familiar para que, desde un lugar adecuado en el mismo, tomen la vida acercándose a la armonía y la prosperidad en todos los ámbitos y etapas de su vida, lo cual a su vez sentará las bases para construir la paz en lo profundo de sus corazones y en los distintos sistemas, propios y de los demás. Este texto es producto del trabajo de investigación titulado “Reconociendo con
amor mi sistema familiar para tomar la vida. Una propuesta innovadora con niños y
adolescentes desde el enfoque de las constelaciones familiares y los órdenes del
amor” que actualmente desarrollo como Tesis de Maestría. Dicho trabajo es un
proyecto de innovación propuesto por una psicóloga, especialista en educación
especial y con estudios de maestría en Constelaciones Familiares.
En la primera parte describo brevemente las generalidades del proyecto de
innovación e intervención basado en el enfoque de Constelaciones Familiares y
los órdenes del amor. Por ser un trabajo de innovación es necesario que en esta
primera ponencia el contenido principal lo constituya los fundamentos teórico-
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metodológicos que dan origen y sustento al proceso de investigación realizado, el
cual se encuentra en la etapa de análisis de resultados y cuyo eje principal lo
constituye la creación e implementación de un taller vivencial con niños y
adolescentes.
Las preguntas de investigación son las siguientes:
- ¿Cómo se manifiesta en los niños la falta de reconocimiento del sistema
familiar en las dificultades para tomar la vida?
- Cuándo se reconoce al sistema familiar ¿cómo se manifiesta en las
fortalezas de los niños para tomar la vida?
- ¿De qué manera se apoya a niños y adolescentes para que logren el
reconocimiento de su sistema familiar?
Derivado de ella se trabaja orientándose en los siguientes supuestos, mismos
que se fueron enriqueciendo y afinando:
- Cuando los niños no reconocen su sistema familiar, su pertenencia y el
lugar que ocupan en el mismo, se debilita su fuerza para tomar la vida.
- Los niños toman la vida cuando hay reconocimiento a su sistema, al saber
que pertenecen, reconocen las fortalezas del mismo y dejan con amor las
responsabilidades que no les corresponden a los otros.
- A través del trabajo de constelaciones familiares y los órdenes del amor se
pueden crear e implementar estrategias educativas y lúdicas acordes al
desarrollo de niños y adolescentes para orientarlos a reconocer su sistema
familiar, desde un amor constructivo y desde un orden correcto para que
tomen la vida.
Fundamentos teórico-metodológicos de las constelaciones familiares y de los
órdenes del amor:
El fundamento conceptual y metodológico del trabajo de investigación en
general y del taller de intervención en particular se basa en que los seres humanos
somos parte de constelaciones que comienzan en la familia y se van ampliando a
otros grupos humanos, además existen los órdenes del amor que son conjunto de
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leyes naturales, familiares y sociales que rigen el funcionamiento de esos núcleos
humanos.
Pero, en ocasiones, algunos acontecimientos difíciles y trágicos transgreden el
orden del sistema y el amor deja de fluir en la dirección correcta; como
consecuencia, especialmente los niños, o los más débiles (por ejemplo enfermos o
discapacitados) con un gran amor intentan lograr el equilibrio o resolver asuntos
que no les competen y frente a los cuales realmente nada pueden hacer, excepto
sufrir y no construir su propia vida (“tomar la vida”) lo que origina que tengan su
ser puesto en otro lugar y no se responsabilicen de las actividades propias de su
edad y de su desarrollo; situación que, de no conocerse y atenderse, puede
prolongarse durante todos los años de su vida, e inclusive, por amor y por falta de
equilibrio en el sistema, transmitirse a posteriores generaciones. Un supuesto
importante es que todo lo que se genera en un núcleo familiar se mueve por amor,
pero en ocasiones el amor fluye de manera desordenada porque en los canales
de vida sucedieron acontecimientos trágicos a los que no se les dio un buen lugar
por los integrantes de la misma.
Los acontecimientos significativos tienen una carga de energía importante en el
sistema familiar y dificultan las relaciones bien logradas, dichos acontecimientos
pueden ser exclusiones de personas que pertenecen al sistema pero que no son
reconocidas, muertes tempranas, sucesos trágicos, abusos o atentados a la salud
o integridad de una persona o de la familia.
Los órdenes del amor son las condiciones a tener en cuenta para conseguir
que el amor en todas nuestras relaciones crezca y prospere, en lo esencial están
predeterminados y sólo se nos revelan por los efectos de nuestros actos. De
acuerdo con Gunthard Weber (2001) los órdenes en las relaciones son tres:
1. Vinculación: Un niño se integra en el grupo de origen sin cuestionarlo, sólo
pertenece a el, independientemente de si en este grupo podrá
desarrollarse favorablemente o no, y sin tener en cuenta cómo y quiénes
son sus padres. Esta vinculación es tan profunda que incluso esta
dispuesto a sacrificar su vida y su felicidad por el bien del vínculo.
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2. Equilibrio entre dar y tomar: Es la continua compensación que existe en
los sistemas vivos, la necesidad de un equilibrio entre dar y tomar hace
posible el intercambio en los sistemas humanos. Ese equilibrio solo es en
personas que se mueven en un mismo nivel, es decir, de igual a igual, por
lo que es diferente entre padres e hijos ya que los hijos nunca pueden
devolverles a sus padres nada equivalente. Quisieran hacerlo, pero no les
es posible. Respecto a sus padres los hijos siempre quedan en deuda, y
por esta misma razón tampoco consiguen desligarse de ellos.
3. Orden: Son las reglas, normas, ritos, convicciones y tabúes comunes que
adquieren un carácter vinculante para todos. De esa manera, las relaciones
se convierten en un sistema con orden y estructura que conducen a la
convivencia de un grupo. Además incluye la posición y jerarquía de rango
en la familia.
Existen también órdenes específicos para la relación entre padres e hijos,
órdenes para la relación de pareja y los órdenes de la ayuda, por la naturaleza del
proyecto que se enfoca al trabajo con niños y a la interacción que tiene con sus
padres y otros familiares. Con base en Weber (2001) abordaré a continuación los
órdenes entre padres e hijos:
1. Los padres dan la vida a los hijos: Los padres dan la vida y los hijos la
toman. Los padres al dar la vida a sus hijos, no les dan algo que les
pertenezca. Les dan aquello que ellos mismos son, sin poder añadir,
suprimir nada o guardar nada para ellos mismos. Junto con la vida, se dan
ellos mismos, tal como son. En consecuencia, los hijos, al recibir la vida de
los padres, solo pueden tomar a los padres tal como son, y no pueden ni
añadir, ni suprimir, ni rechazar nada. El amor solo prospera si los hijos
gustosamente afirman que ellos tienen la vida bajo las condiciones con las
que les fue dada y por mucho que lo deseen los hijos, no logran equilibrar.
2. Honrar a los dadores y los dones: Todo el que tome honre al don recibido
y al dador del que lo tomó. Algo bello ocurre cuando una persona mira a
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sus padres reconociendo, en ellos, la fuente de vida. Todo el que ama y
honra la vida, implícitamente ama y honra a los dadores de la vida. El que
menosprecia y no respeta la vida, desprecia también a los dadores de vida.
3. La jerarquía en la familia: Existe una jerarquía entre los miembros de la
familia determinada por los criterios: tiempo, peso y función. Si se respeta la
jerarquía el amor podrá fluir libremente. La jerarquía pasa de arriba abajo,
siguiendo los conceptos de anterioridad y posterioridad. Por eso los hijos
siempre se encuentran debajo de los padres, y por eso el posterior siempre
viene después del anterior, siempre fluye hacia delante, nunca hacia atrás.
4. Tomar al padre y a la madre: Cuando alguien tiene un padre, lo tiene tal
como es, tal como es también es el único verdadero, igual ocurre con la
madre. Los padres se merecen el reconocimiento por la realización de ese
acto, y sólo por esa realización. Lo esencial que viene de los padres, viene
a través del engendramiento y el parto. Todo lo que sigue después es
añadido y puede ser asumido por otra persona. A los padres se les toma tal
y como son. 5. Manejar los méritos y las pérdidas de los padres: Los padres tienen algo
que han ganado como mérito, o que han sufrido como pérdida. Es algo que
les pertenece a ellos personalmente y no se refiere a los hijos, por ejemplo
una culpa personal o una implicación. En todo esto los hijos no tienen parte,
los padres no pueden ni deben dárselo a sus hijos, ni los hijos deben
tomarlo de los padres, porque no les corresponde. No deben tomar ni la
culpa, ni las consecuencias, ni una enfermedad, ni un destino, ni una
obligación o una injusticia sufrida, ni tampoco los méritos de los padres.,
pues forma parte su destino personal y sigue bajo su responsabilidad.
También forma parte de su dignidad, y si se toma lo que corresponde a
uno mismo y otros lo dejan, posee una fuerza y bienes especiales para el
que lo asume.
Los niños tienen un papel fundamental en su familia, participan de la trama
familiar y de su destino colectivo, de ese modo, las relaciones con sus padres,
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hermanos, abuelos, tíos y tías pueden desencadenar fuerzas – efecto. El respeto y
el amor familiar no son un sentimiento, sino una postura basada en principios y
que, en la mayoría de los casos, no es consciente (Franke, 2001).
De esa manera los niños movidos por un profundo amor y que no
comprenden racionalmente, son capaces de entregar todo y sacrificar sus propias
vidas cuando en su alma perciben que otros sufren pérdidas importantes, o que
sus seres más queridos tienen una tendencia a la enfermedad, al sufrimiento o a
la muerte.
Los niños adquieren lealtades ocultas con personas de la familia que no
han sido favorecidas, de esa manera ellos tampoco toman la prosperidad pues en
su interior insconsciente están las frases “si a ti te va mal, yo que derecho tengo
de que me vaya bien” , “si tu sufres querida mamá, te acompaño en tu dolor” , “si
tu mueres, yo te sigo” o “yo te ayudo a cargar tu coraje”, entre muchas otras frases
que veremos más adelante, los niños las expresan con toda naturalidad.
Las dinámicas ocultas se pueden dividir en las siguientes (Hövel, 2002):
“Mejor que sea yo que tú”
El otro está en riesgo
Frase diagnóstico: prefiero irme yo que tu Frase de solución: aunque tu te vayas yo me quedo, bendíceme
“Yo te sigo” El otro ya se fue
Frase diagnóstico: tú te vas, yo también Frase de solución: yo me quedo
“Expiación” El otro sufre o no asume sus propias consecuencias
Frase diagnóstico: Yo lo cargo Frase de solución: lo siento ahora te daré un lugar en mi corazón. Ya que pagaste un precio con tu vida, ahora le sacaré provecho, reconociendo tu dolor. A través de mis logros te veré. En tu memoria seré feliz.
Anne (2006) retoma a Ivan Bozsormenyi – Nagy con sus estudios sobre
lealtades invisibles y define: “La lealtad se compone de la unidad social que
depende de la lealtad de los miembros del grupo , grupo que cuenta con la lealtad
de sus miembros y los pensamientos, las motivaciones de cada uno de los
miembros en tanto individuos. De ahí el concepto de justicia familiar. Cuando no
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se hace justicia, eso se traduce en injusticia, mala fe, explotación de los miembros
de la familia entre sí, incluso en enfermedad o accidente repetitivo” Bozsormenvi
describe las características de la lealtad y dice que despierta al sentido del deber,
ecuanimidad y justicia en los miembros. Se basa en el parentesco biológico y
hereditario, a la consanguinidad y a la preservación de la existencia biológica.
También los niños suelen tomar el lugar de alguna persona excluida
recordándole al sistema familiar que alguien esta faltando y como resultado de un
equilibrio ellos se hacen cargo. La dificultad para tomar la vida se entiende como
toda actitud o conducta del niño que obstaculice su desarrollo, crecimiento y
felicidad plena. Incluye cuando el niño se pone en riesgo con cierta consistencia y
va desde dejar de comer, no dormir, dejar de cumplir con sus responsabilidades
como hacer las actividades o tareas de la escuela o casa, no querer integrarse a
un grupo de pares para jugar o convivir, tomar lugares de padres que educan o
cuidan a los hermanos o a los propios padres mientras descuidan las labores
propias de su edad, problemas con el alcohol, drogas, tabaco, dificultades en sus
relaciones, etc.
Hay una comprensión que va más allá de que el niño adopte o no una
actitud que le permita tomar la vida y tiene que ver con la pertenencia; al respecto
Hellinger (2002a) dice: “los niños perciben inmediatamente si se encuentran en
concordancia con el sistema, o no; si aquello que hacen les asegura la
pertenencia, o si la pone en peligro. Por tanto, en este contexto, la buena
conciencia no significa más que: puedo estar seguro de que aún formo parte del
grupo. Y la mala conciencia significa: tengo que temer que ya no formo parte del
grupo. Así, pues, la conciencia tiene que ver poco con leyes y verdades siempre
válidas, sino que es relativa y variable de grupo en grupo. (...) Se ha mostrado la
diferencia entre la conciencia que sentimos y la conciencia oculta, por seguir a la
conciencia que sentimos, atentamos contra la oculta, y aunque por la conciencia
que sentimos nos creamos inocentes, la conciencia oculta castiga este acto con
una culpa”. De ahí se desprenden muchas tragedias familiares y relacionales
como enfermedades graves, accidentes o suicidios. Los pequeños tienen la
conciencia de ir bien en la escuela, alimentarse adecuadamente o agradecer a sus
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padres, pero en la conciencia oculta suelen presentarse casos en que por
pertenecer al grupo familiar fracasan educativamente igual que algunos de los
padres, dejan de comer por lealtad con algún enfermo de la familia o en el fondo
hacen lo mismo que su mamá al alejarse y mal agradecerle a la abuela.
De esa manera los niños repiten pautas familiares de personas que
pertenecen al sistema familiar, incluso sin haberlos conocido. Se ha demostrado
que los sucesos trágicos, exclusiones y muertes tempranas en una familia tienen
repercusiones importantes en las generaciones futuras. Hace algunos años se
pensaba que siete generaciones atrás nos influían de manera directa, ahora se
sabe que en niveles anteriores pueden haber sucesos que también nos influyen.
Como dice Hellinger (2002b), existe una comunidad unida por el destino a la que
pertenecen hermanos, papás, abuelos, bisabuelos, 7 u 8 generaciones atrás de
nosotros, los que se tuvieron que ir para que yo tuviera un lugar y todos los que
tienen que ver con el vínculo, es decir, con la vida.
Los secretos familiares también tienen rebotes entre las generaciones, esto
no significa que todo deba decirse a los niños, pero hay información de eventos
muy significativos como el paradero de alguno de los padres, la muerte trágica de
un familiar, los nacimientos no logrados, la enfermedad mental o física de algún
familiar, la exclusión de un integrante de la familia, entre otros.
Finalmente el portador del secreto intenta excluir a toda costa el poner
palabras y hablar de un acontecimiento doloroso, también tiene miedo de que el
hablar eso le impida pertenecer al grupo. Se ha demostrado que las implicaciones
de los secretos patógenos también pueden terminar en tragedias empezando por
un sentimiento extraño y angustioso que el niño experimenta y la sensación de
ambivalencia.
Serge Tisseron (2000) en su libro Nuestros secretos de familia sugiere: “es
indispensable hablar a los niños de todo lo que se refiere a su origen, al nuestro, y
más concretamente, comentar con ellos lo que nos preocupa, sin que sea
necesario entrar en detalles”, ya Hellinger exponía en su obra: lo que no se platica
a los niños es lo que se refiere a la pareja y su intimidad, tampoco se trata de
hacerlos confidentes de alguno de los cónyuges.
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Son variadas las formas en que el orden influye en las relaciones y como lo
dice Bert Hellinger en sus congresos y presentaciones “no hay reglas”, “en este
momento y en este caso, descubro que es así” pero en otros casos similares las
causas o las implicaciones pueden ser distintas. Por esto nos invita a los
consteladores a desarrollar habilidades que van más allá de los conocimientos
abstractos.
El marco teórico y la técnica de trabajo son importantes, pero al trabajar con
constelaciones familiares el terapeuta o profesor con formación en constelaciones
familiares se enfrenta a un “campo de conocimiento” que le brinda información de
la familia, aun sin conocerla y sin una explicación específica.
Describiré el procedimiento para hacer una constelación familiar de manera
breve con base en lo que describe Jirina Prekop (1998) en su texto Si supieran
cuanto los amo:
- Se constela a la familia dentro de un grupo. El afectado elige dentro de este
grupo a un representante para cada uno de los miembros de su familia de
origen y/o familia actual y lo conduce al lugar que le corresponde según su
imagen interna. También escoge a un representante para sí mismo.
- Después el terapeuta pregunta a cada uno de los participantes cómo se
siente en ese lugar. Tomando en cuenta las respuestas, cambia a los
constelados de lugar y los coloca en interacciones aclaradoras,
conciliadoras, para formar una imagen de solución en el que todos, también
los excluidos, tengan un buen lugar, de modo que el amor pueda volver a
ser vivido.
- Extrañamente, los representantes se sienten exactamente igual que las
personas reales en cuanto asumen su lugar en la constelación. Sienten sus
sentimientos, también sus inclinaciones corporales o de otro tipo. Esa
identificación es típica de las constelaciones y es el recurso más importante
del que dispone el terapeuta para poder reconocer los vínculos, los
enredos, los bloqueos y las oportunidades para el amor.
- La imagen de solución se reconoce por el hecho de que todos los
constelados se sienten bien en su lugar. Esta imagen de solución tiene gran
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fuerza, que opera por largo tiempo. No obstante, depende del individuo el
estar dispuesto a permitir que su corazón se dirija hacia la solución
ofrecida, de modo que les abrirán tanto a él como a sus seres queridos los
caminos que conducen a la libertad interna.
Como dice Bertold Ulsamer en su libro La artesanía de las constelaciones
familiares: “quien participe por primera vez en una constelación se sorprenderá” y
se preguntará ¿de dónde recibe los representantes y el terapeuta la información?
¿será una fantasía? ¿es teatro? ¿se habrán puesto de acuerdo? Para que el
constelador este preparado para hacer una constelación familiar o trabajar los
principios de los órdenes del amor en un taller, requiere valor para descubrir algo
que ni el mismo conoce y humildad para reconocer que esa información y la fuerza
de solución no dependen de si mismo, el constelador es un medio por el que se
hacen presentes los “movimiento del alma” que son expresados por medio de
impulsos, movimientos y aparición de sentimientos que expresan algo profundo de
la familia. “Sin que el terapeuta entre en acción, algunas veces algo ocurre para
todo ser viviente”. (Ulsamer, (s/f).
El alma sobrepasa y dirige al individuo, busca y encuentra soluciones que
superan en mucho aquello que nos podemos imaginar, produciendo efectos de un
alcance inaccesible para nuestro actuar planificado (Hellinger, 2002b).
Además, las constelaciones son básicamente atemporales. Si se percibe
algo en un lugar, esto no tiene ninguna relación con determinados lapsos de
tiempo en la constelación, sino con una imagen interior fundamental. (Ulsamer s/f).
Para entender mejor los conceptos anteriores es importante retomar lo que
es la “fenomenología”, Bert Hellinger (2002a) describe en su libro Los órdenes del
amor: “en la fenomenología filosófica se trata de percibir lo esencial de entre la
gran variedad de fenómenos, exponiéndose a ellos por completo”, “Este algo
esencial surge repentinamente de lo oculto, como un relámpago, y siempre
sobrepasa en mucho aquello que yo podría imaginarme o llegar a entender
lógicamente, partiendo de premisas o conceptos. A pesar de todo, nunca es
completo. Sigue envuelto por lo oculto”.
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Además existe otro concepto que permite ubicar de donde provienen dichas
fuerzas que parecen envueltas en algo inexplicable, los campos morfogenéticos
son ampliamente aceptados en biología, nadie sabe qué son tales campos y ni
como operan. Los organismos tienen una historia y contienen una memoria
intrínseca que les da el proceso que el autor denomina resonancia mórfica.
Los campos evolucionan con el tiempo y constituyen la base de los hábitos,
desde ese punto de vista, la naturaleza es esencialmente habitual. Incluso las
llamadas “leyes de la naturaleza” tal vez no sean otra cosa que hábitos. La
resonancia morfica implica la influencia de los semejantes sobre los semejantes, la
influencia de modelos de actividad sobre modelos de actividad similares
subsiguientes, influencia que se transmite a través del espacio y el tiempo, se
supone que estas influencias no se debilitan con la distancia y el tiempo pero que
solo provienen del pasado, no del futuro, cuanto mayor sea el grado de
semejanza, mayor será la influencia de la resonancia mórfica. Esta resonancia es
la base de la memoria inherente a todos los niveles de complejidad, este tipo de
memoria colectiva se relaciona estrechamente con lo que Jung ha llamado
inconsciente colectivo. (Apéndice de la lectura Campos Mórficos) y dicha
resonancia explica porque en las constelaciones familiares los representantes
sientes como los integrantes de la familia, aun sin conocerlos.
El constelador se expone a fuerzas que van más allá de su entendimiento,
una de sus tareas esenciales es percibir lo que esta sucediendo, debe ser valiente
y tener una actitud libre de temor para percibir y encarar la realidad del cliente que
en este caso pueden ser los pequeños o sus padres. Debe prepararse para lo que
salga a la luz y tener la capacidad de describir lo que acontece sin juicios para
brindar una imagen de solución al niño.
El constelador se expone a los fenómenos, sin seleccionar y valorar nada,
la atención está a la vez orientada y no orientada, centrada y vacía. “Requiere
una disposición atenta para actuar, pero sin pasar a la realización” Hellinger
(2002b).
La preocupación se va calmando si uno confía en que una fuerza buena
nos guía, “el criterio para intervenir o retenerse es la actitud centrada. Si estoy
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centrado al momento de actuar, el efecto será positivo; si me inquieto,
probablemente habrá sido en vano” Hellinger (2002b). Para tener una actitud
centrada y soportar dichos efectos no se debe pensar mucho, se trata de retirarse
al “centro vacío” libre de intenciones y miedos.
Bert (2002c) expresa en su libro: Religión, psicoterapia y cura de almas: “En
ese momento no necesita cerrar los ojos, ya que el centro vacío no se encuentra
aislado; está en unión. Así, pues, el terapeuta se expone al mismo tiempo a la
enfermedad y al destino. En el centro vacío, la persona se halla unida con fuerzas
que sobrepasan en mucho al yo y sus planes. Entregándose a él, de repente
surgen imágenes y freses de solución e indicaciones para el actuar concreto. A
esas indicaciones se les sigue.”
Para esa actitud de estar libre de intenciones se requiere mucha humildad
y de permitirse aceptar la realidad tal como es, con mucha felicidad o con gran
desdicha, la actitud desinteresada es estar libre de intenciones, incluso buenas
intenciones, pues con eso se correría el riesgo de quererla cambiar de acuerdo
con nuestra imagen y sin aceptar la fuerza mayor que guía. El trabajo del
constelador es “reconocer lo que es” en la vida y el sistema familiar del niño y sus
padres, en ocasiones el niño percibe algo que le da luz y en otras el terapeuta
tiene la oportunidad de mostrárselo.
Gabriele Ten Hövel (2002) conversó con Hellinger al respecto y menciona
en su libro Reconocer lo que es: “A través de ese tipo de percepción, llega una
solución para el cliente, el efecto es inmediato: las caras se ponen radiantes”. Así,
cuando el niño logra honrar a sus padres significa tomarlos tal cual son, y honrar a
la Tierra significa tomarla y amarla tal como es: con la vida y la muerte, con la
salud y la enfermedad, con el principio y el final (Hellinger, 2002c).
Entonces, el niño experimenta una paz tan profunda que le permite tomar lo
bueno de la vida en cualquier circunstancia y de todo aquel del que le llegue algo.
Eso implica también que tiene la fuerza para tomar sus responsabilidades y
realizar las tareas propias de su edad que le llevan a mantener la vida, crecer y en
un futuro a generarla. Cabe mencionar que se descubren cada día avances en la
terapia de Constelaciones Familiares (que él actualmente no define como tal sino
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como filosofía de vida), incluso el mismo Bert Hellinger en sus presentaciones va
descubriendo nuevas formas de describir y reordenar las relaciones entre las
personas, a partir de un trabajo fenomenológico.
Algunos consteladores trabajan con niños y han aportado al área educativa
de manera significativa como en el caso de la terapeuta Sophie Hellinger y la
profesora Marianne Franke quien transfirió la visión sistémica de la terapia familiar
a su actividad docente, cotidiana, en la escuela. Sin embargo son pocos los que
dan el paso a trabajar con niños o adolescentes, argumentan que se necesita de
una paciencia distinta, habilidad en el trabajo con pequeños y creatividad especial
para adaptar los fundamentos de los órdenes del amor a un nuevo trabajo práctico
y vivencial, y es en este sentido donde espero contribuir con mi trabajo, pues el
atender a niños, niñas y adolescentes implica un trabajo enfocado en la
prevención con todas las bondades que conlleva.
BIBLIOGRAFÍA
Boszormenyi Ivan – Nagy, Geraldine M. Spark, Lealtades invisibles. Buenos Aires. Amorrortu. Franke – Gricksch, Marianne. (2004). Eres uno de nosotros. Argentina. Ed. Alma Lepik. Hellinger, Bert. (2002). Los órdenes del amor. Barcelona. Ed. Heder. Hellinger, Bert. (2002). El centro se distingue por su levedad. Ed. Heder. Hellinger, Bert. (2002). Religión, psicoterapia y cura de almas. Barcelona. Ed. Herder. Hövel, Gabriele ten. (2002). Reconocer lo que es. Barcelona. Ed. Heder. Instituto Shalom y Universidad de Culiacán. (2004). Texto Campos Mórficos. Curso tomado en la Maestría de Terapia Familiar y Constelaciones Familiares. Prekop, Jirina y Bert Hellinger. (2003) Si supieran cuánto los amo. Ed. Heder. Schützenberger, Anne Ancelin. (2006). ¡Ay, mis ancestros! Argentina. Ed. Omeba Tisseron, Serge. (2000). Nuestros secretos de familia. México. Ed. Diana. Ulsamer, Bertold. (s/f). La artesanía de las constelaciones familiares. Weber, Gunthard (ed.).(1999). Felicidad Dual. Barcelona. Ed. Heder.