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Es una relación entre la postura pacifista y parte del pensamiento de Thomas Hobbes, viendo los promblemas que puede tener el pacifismo en cuestion de la guerra.
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Título: Una crítica hobbesiana a la concepción de guerra de la teoría
pacifista.
Eje temático: Filosofía política
Procedencia: universidad Autónoma de Aguascalientes
Nombre: Christian Daniel Sánchez Morales
Correo: [email protected]
Teléfono: 449-930-81-75
En este trabajo se tratará de mostrar que la concepción del pacifismo es un tanto idealista
y que los conflictos violentos, en algunos casos, son necesarios e inevitables. Se
confrontara con algunas ideas de Hobbes, que parece que son más acertadas y cercanas
a la realidad hoy en día, mostrando que la guerra es inevitable, en algunos casos es
necesaria y justificable. Es un análisis de conceptos clave para para mostrar que la teoría
pacifista es realizable hasta cierto punto y que no es suficiente para describir la guerra,
pues la idea de guerra de esta teoría son un tanto vagos y que es preciso delimitar.
Palabras clave: Guerra, Estado, Soberanía, contractualismo.
En este trabajo se mostrará la estructura del pacifismo con relación a la teoría de
Hobbes, para poder tomar ciertos elementos necesarios y a la vez hacer una
crítica a aquellos elementos que llevan a un callejón sin salida. Se verá que el
pacifismo es una concepción que tiene su justificación en una idealización del
hombre siempre respetuoso de la ley que lleva a un tipo de gobierno utópico en el
que siempre se respeta el contrato social en todo momento. El respeto a la ley es
la mejor forma de evitar conflictos y no llegar a la guerra o algún conflicto violento
porque la tarea de las leyes creadas por el gobierno tiene la función de mantener
la paz. Se verá que la definición de “guerra” es demasiado amplia y que es un
hecho del cual no se puede evitar, por tanto, cuando habla de prohibición de la
guerra no está siendo del todo clara a qué fenómeno se está refiriendo.
El pacifismo, incluso se puede ver como una crítica al imperialismo que
responde a intereses de acumulación de poder enérgico o combustibles, financiero
y cognitivo (Ver Luigi 1975; 11-12). Durante este trabajo se esclarecerá algunos
conceptos necesarios para establecer el campo donde se llevará a cabo la
discusión, algunos de estos conceptos son guerra, soberanía, Estado, contrato
social y la concepción de ser humano que es necesaria para justificar al contrato
social, que son usados por el pacifismo para mostrar que la guerra es
injustificable en todos los casos y que los conflictos se pueden solucionar por vía
del derecho internacional.
El primer concepto a aclarar es el de guerra, este concepto para el
pacifismo es poco claro, puesto que la define como negación de la paz, como una
forma de evitar y/o dar solución a problemas que deben quedar en el pasado, un
acto irracional, un pasatiempo aristocrático. Definirlo como negación no es
suficiente para poder entrar en discusión sobre el tema y que sea satisfactoria
para este trabajo ya que podría hablarse de guerra en casi cualquier caso de
negación de paz.
Aquí se entenderá por guerra como “(…) un conflicto prolongado entre
grupos políticos rivales mediante la fuerza de las armas.” (Montgomery Alamein
1969; 13), pero que no sólo son grupos estrictamente políticos, sino también son
grupos contrarios que persiguen algún fin político. Este es un acto irracional sino
más bien es un acto que se ayuda del intelecto, tanto para prepararse como para
la ejecución del acto en cuestión y que en un primer momento se da por la
igualdad natural que genera desconfianza entre los seres humanos. Aun así la
teoría pacifista podría decir que hay guerra cuando se está haciendo una especie
de uso policiaco que traspasa las fronteras para mediar y establecer la paz entre
Estados.
Por ejemplo, supóngase el caso del llamado terrorismo, el agresor o
agresores es un grupo de ciudadanos, con fines políticos de trasfondo, de un país
que atacan la población de otro país y lo que se tiene que hacer es buscar a o los
agresores y apresarlos para castigarlos conforme a la ley. Sin embargo, aquí no
implica una guerra, puesto que hay un uso de la fuerza para apresar a los
terroristas.
La regulación llamada Estado es necesaria para que esta tendencia violenta
del ser humano sea regulada, para que todos los ciudadanos puedan tener la
posibilidad de desarrollar sus capacidades. Esta tendencia violenta proviene de la
desconfianza y el miedo a una muerte violenta, por tanto, el ser humano tiende a
protegerse por anticipación o de manera inmediata a una situación donde esté en
peligro la vida propia, tratando de dominar al otro por medio de la fuerza o astucia
hasta que ya no haya una fuerza que le pueda amenazar (Ver Hobbes 1980; 101).
Sin embargo, cierto pacifismo que puede encontrarse en Hobbes, condena
el acto de guerra a menos que sea en defensa propia, ya que se debe agotar
todas aquellas opciones en las que se evite la violencia y se respeten, ya que trae
consecuencias de la guerra como los son, la destrucción de servicios, muertes de
más o masacres y alimenta el odio hacia otros países. La postura pacifista actual
no sólo condena la guerra, sino todo aquel conflicto violento en el que se exponga
la integridad de los ciudadanos ya que hoy en día las guerras son más
destructivas y dañinas tanto para el ser humano como para el medio ambiente.
Un punto que comparten tanto los pacifistas como Hobbes, es la búsqueda
de la paz a través del contrato social para que haya progreso y para que el
ciudadano tenga las mejores posibilidades de su propia conservación y desarrollo.
Donde se es más realista y ya no hay manera pacífica de solucionar un conflicto
entre Estados entonces se llega a la inevitable guerra, que para Hobbes es el
estadio natural del hombre, en algunos casos justificable, y para el pacifismo es un
acto irracional que debe dejarse en el pasado. Hobbes muestra una concepción de
guerra acorde a la realidad, puesto que siempre se está compitiendo por una u
otra cosa y no siempre se pueden establecer acuerdos en las que ambas
entidades políticas, o grupo con fines políticos, estén satisfechas llegando al acto
de la guerra (Ver Hobbes 1980; 139).
Las razones que da el pacifismo son de tipo jurídico para establecer que la
guerra es ilícita, pues hay instituciones reguladoras de la paz que establecen
tratados, leyes y acuerdos internacionales de los cuales los países deben
obedecer ya que están de acuerdo con ellas. Por tanto, si alguno de los países
desobedece tales acuerdos debe ser castigado conforme a la ley.
No se puede hablar de una guerra lícita, ya que hay leyes en contra de la
guerra, pero si justificable en algunos casos, pues sería una contradicción porque
las leyes y los contratos sociales son para mantener la paz. Sin embargo, en la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) hay leyes que regulan y castigan la
conducta durante la guerra para que se violente en menor grado los derechos de
los individuos, cuando son quebrantadas estas leyes que regulan el acto de la
guerra se les llama crímenes de guerra.
La guerra ha sido entre comunidades, tribus, ciudades Estado, que son de
gran número en sus habitantes y que los ciudadanos están de acuerdo con ciertas
reglas y normas que deben de cumplir por el contrato social que han adquirido
para vivir de tal manera que desarrollen y conserven la vida propia. Pero cuando
ésta forma de vida es afectada, el ciudadano tiene cierto compromiso para
conservar ese estilo de vida compartido por los demás ciudadanos, esto es,
conservar el bien colectivo.
Es importante resaltar la importancia del contractualismo para el pacifismo,
ya que este cree que es la forma de mantener la paz, evitar las catástrofes y
abuso que ocurren durante la guerra. Se verá que el contrato no es suficiente para
resolver algunos conflictos entre naciones, por tanto, se tienen que tomar
soluciones no-contractualista que tienden a la guerra, puesto que “(…) es
inherente a la soberanía el derecho de hacer la guerra y la paz con otras naciones
y Estados; es decir, de juzgar cuándo es para el bien público, qué cantidad de
fuerzas deben ser reunidas, armadas y pagadas para este fin, (…)” (Hobbes 1980;
147)
La idea de contrato social, tanto para Hobbes como el pacifismo, es que su fin es
particularmente cuidar la seguridad para poder lograr una vida más armónica (Ver
Hobbes 1980; 137). Este contrato social, de la misma manera que se hace un
contrato dentro de un Estado se hace entre las naciones para que todos las
Estados puedan vivir en paz, por consecuencia, los ciudadanos de cada Estado.
Es una especie de soberanía entre Estados que comprende a estos como
identidades individuales, como en la conformación del Estado que Hobbes
menciona. Este contrato social tiene que ser de manera voluntaria en el cual se
acaten las leyes y normas que se imponen, pues esas leyes son para dejar la
posibilidad de conservar y desarrollar la vida propia de los ciudadanos que
conforman el Estado.
Este contrato social sirve tanto para las relaciones individuales y en la
actualidad sirve para regular las relaciones internacionales, para mantener un
estadio que él considera no-natural del hombre, pues considera que el estadio
natural del hombre es estar en guerra y considerando “(…) no debe llamarse paz,
más bien una pausa para respirar.” ( James Hillman2010; 43), No se puede partir
del hecho de que se puede evitar la guerra en todo momento pues el contrato
social sólo funciona en el caso que las partes involucradas estén de acuerdo con
los términos, leyes y reglas que se van a acatar para mantener la paz.
Pero no es la única forma de tratar de decir que la guerra debe de evitarse,
hay otra manera en la cual se acude a las emociones como lo expresa Freud Y
Einstein en las cartas que se escribían en cuestión de la guerra. Apela a reflejar
los diferentes horrores que durante la guerra se efectúan, llegando a la conclusión
de que la única manera de evitar la guerra es un gobierno central donde se incluya
la autonomía de los Estados (Ver Einstein & S. Freud 2001; 76-80), lo más
parecido a esto es la ONU y que no es suficiente para evitar la guerra.
Este contrato social cobra fuerza a través de la obediencia del Estado y
además procura el bien común, que tiene como consecuencia el bien de cada uno
de los ciudadanos. Sin embargo, se tiene que aclarar la tarea y sus límites que el
Estado tiene, puesto que es a través del Estado que se lleva a cabo la guerra
como tal, sin tomar en cuenta la guerra dentro del Estado o guerra civil. Se debe
de examinar hasta qué punto el ciudadano delega su derecho natural al Estado y
que beneficios le trae al ciudadano tanto individual y colectivamente.
El estado tiene la causa final, fin o designio de los hombres (que
naturalmente aman la libertad y el dominio sobre los demás) al
introducir esta restricción sobre sí mismos (…) es el cuidado de su
propia conservación y, por añadidura, el logro de una vida más
armónica; es decir, el deseo de abandonar esa miserable
condición de guerra que, tal como hemos manifestado, es
consecuencia necesaria de las pasiones naturales de los
hombres, cuando no existe poder visible que los mantenga a raya
y los sujete, por temor al castigo, a la realización de sus pactos y
la observancia de las leyes de la naturaleza.(Hobbes1980; 137)
Pero aun así definir el Estado de esta manera ya no es suficiente, ya que la
tarea del Estado sólo establece límites legaliformes y poder mínimo donde se
preserva la seguridad y la paz, además en la actualidad parece que el Estado
tiene una tarea de dar oportunidades para que los ciudadanos puedan desarrollar
sus capacidades.
La tarea principal como bien indica Hobbes, es la de establecer leyes y
normas, hacer cumplir estas leyes para establecer paz y propiedad privada que en
el estadio pre-político no existe, porque no hay leyes que hagan que un acto sea
ilícito y que legitímese la propiedad privada. De esta manera, aceptando el poder
del Estado, este también tiene la tarea de administrar y cuidar los recursos
públicos para distribuirlos de manera justa y equitativa.
Se necesita un criterio de distribución de bienes como el de Rawls que
establece dos principios, el de igualdad de libertades y el principio de las
desigualdades sociales y económicas, que surge del primer principio, vinculado
con las oportunidades de cargos y que esté en beneficio de los menos
aventajados (Rawls 1995; 12). El primero, es garantizar ciertos derechos del
ciudadano de tal manera que el ciudadano pueda actuar conforme a su razón
siempre y cuando respete la ley. El segundo principio surge del primero, ya que no
porque todos tengan los mismos derechos todos van a poder acceder a ciertos
beneficios, por ejemplo; no todos pueden ser el dueño de alguna empresa
importante, aunque tienen la oportunidad de serlo. Por tanto, los que no son
dueños de una empresa importante tienen más necesidades no satisfechas que el
dueño de una empresa y se les tiene que poner los medios para desarrollar sus
capacidades como mejor les parezca.
Sin embargo, falta aclarar cuáles y cómo se llega a esa igualdad de
oportunidades, que aclara de mejor manera Sen, al mencionar que lo que debe de
poner a disposición son los medios para que cada ciudadano pueda desarrollar
esas capacidades que en él están y que le dan la posibilidad de escoger entre
diferentes estilos de vida (Ver Sen 2009; 140). Estos medios o recursos pueden no
estar a disposición del Estado, por lo cual el Estado tiene que ver cómo poner a
disposición estos medios a través de un contrato con otro Estado(s) para poder
satisfacer esos medios para que los ciudadanos puedan tener un amplio abanico
de opciones para poder desarrollar sus capacidades. Sí se tomara hoy en día la
idea de una guerra justificada para el bien común de Hobbes, entonces se tendría
una guerra de todos contra todos para satisfacer sólo al Estado propio y la guerra
no sólo es justificable en caso de defensa de la soberanía del Estado propio, pero
como se verá más adelante satisfacer sólo al Estado propio no justifica una
guerra.
Sin embargo, un acierto que tienen los pacifistas jurídicos, es que ya no se
puede justificar una guerra de ese modo, pues se caería en el periodo pre-político
donde todos toman lo que quieran cuando quieran sin importar los medios, sólo el
fin de beneficiar a su propio desarrollo. Gracias a la ONU, hay leyes y normas que
prohíben la guerra, ya que en la actualidad hay medios con gran potencia
destructiva, que tuvo como consecuencia la carta de la ONU, que es equiparable a
la constitución de un Estado (Ver Luigi 2004; 31-32).
Por lo tanto, sólo sí el Estado se ve en la necesidad de llegar al acto de la
guerra como defensa es porque ya no será un Estado soberano que es necesario
para que los ciudadanos puedan tener las posibilidades de desarrollar sus
capacidades, sin que se viole el derecho que tienen de actuar conforme a su
razón. Se puede llegar a pensar que también para hacer justificable una guerra se
quiera hacer ver como humanitaria, en defensa de los derechos humanos o guerra
ética, pero esto trae consigo varios problemas que hace una relación entre moral y
jurisprudencia, podría hacer que el orden y las leyes que están pactadas en la
ONU sean violadas y se caería en el estado pre-político del que se quería salir en
un principio (Ver Luigi 2004; 37-38).
A través de este tipo de cosmopolitismo que se da a través de la ONU, no
como un gobierno único pues eso implicaría que en un dado caso el Estado con
mayor influencia pueda llegar a ser quien se imponga sobre los demás. Esta
imposición no puede darse pues hay diversidad cultural en los diferentes Estados
que no puede ser violada, pues sería violar sus libertades, es en todo caso
mantener el compromiso de mantener la paz y apertura a otras formas de vida
que son respetables.
La guerra es un hecho inseparable de la vida humana, por tanto, no es
inhumana, porque parece que el único ser viviente de este planeta que puede
llegar a este acto, aunque es cruel es inevitable y aquellos que califican a la guerra
como inhumana parece que están hablando de la tendencia violenta que sería
mejor que el ser humano no la tuviera, pero que sigue siendo algo propio del ser
humano.
Uno de los errores que el pacifismo cae es que hacen una apuesta a la
razón como el medio y salvador de la guerra que pondrá orden, bajo un control
democrático donde todas las naciones acepten todas aquellos pactos que lleguen
a tener, suponen que por el simple hecho de usar la razón se pueden llegar a
soluciones pacíficas en las que no se perjudique a los involucrados. Como ya se
ha dicho, la guerra no puede ser evitada con el uso de la razón, incluso se puede
decir que con el uso de la razón se desarrollan nuevas armas, estrategias y todo
aquello que ayude a ganar una guerra, llevando la bandera de justificación de una
guerra humanitaria o que defiende los derechos.
No por eso la guerra será justificable, puesto que puede llegar a violar la
soberanía de los demás Estados, en todo caso se tendría que actuar de tal forma
que no se haga al otro lo que uno mismo no quiera que le hagan.
Bibliografía-
F. Luigi, Razones jurídicas del pacifismo, Ed. Trotta, Madrid, 2004.
Alamein, Montgomery de, Mariscal de campo, Historia del arte de la guerra, Ed. Aguilar, Madrid
España, 1969.
Hobbes, Thomas, Leviatán, Fondo de cultura económica, México, 1980.
Hillman, James, Un terrible amor por la guerra, Sexto piso, España, 2010.
A. Einstein y S. Freud, ¿por qué la guerra?, Ed. Minúscula, 2001.
Rawls, John, Liberalismo político, Fondo de cultura económica, México, 1995.
En el número dedicado a la Filosofía de la Economía, Editorial Trotta, Madrid, coordinado por Juan
Carlos García Bermejo 2009.