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Por la causa proletaria, órgano de la Resistencia Nacional de El Salvador, durante
la década de los 70
Luis Alvarenga
Resumen: En el presente ensayo, se reconstruye la historia del periódico clandestino
Por la causa proletaria, órgano oficial de la Resistencia Nacional (RN) de El Salvador,
durante la década de 1970. La publicación, como puede verse en el trabajo, tuvo dos
grandes períodos: El primero, mientras era una de las tendencias existentes en el seno
del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) salvadoreño. El segundo período de
existencia de Por la causa proletaria tuvo lugar al darse la escisión de la RN tras las
purgas internas del ERP en mayo de 1975. En este trabajo se recogen algunas de las
principales características discursivas de Por la causa proletaria.
Palabras clave: El Salvador, guerrilla, revisionismo, militarismo, resistencia.
Key words: El Salvador, guerrilla, revisionism, militarism, resistance.
Palavras chave: El Salvador, guerrilha, revisionismo, militarismo, resistência.
La Resistencia Nacional (RN) y su brazo armado, las Fuerzas Armadas de la Resistencia
Nacional (FARN) fue una de las organizaciones político-militares que integró, en la
década de 1980, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN),
actualmente en el gobierno. La génesis de la RN se remonta a los años de formación del
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), dentro del cual era una de sus agrupaciones.
Recordemos que el ERP tenía en sus inicios una estructura organizativa bastante atípica.
En vez de contar con una sola línea política, expresada en una dirección centralizada,
estuvo formada por varias agrupaciones, hasta los hechos trágicos de mayo de 1975 —el
asesinato de Roque Dalton, “Tío Julio” y Armando Arteaga, “Pancho”— y el congreso
de 1977, en el que se consolidó una única dirección político-militar en el seno de la
organización.
El órgano de divulgación de las posturas políticas de la RN fue el periódico Por la
causa proletaria. La organización también creó otras publicaciones. Asimismo, un
número de Por la causa proletaria de 1974, da cuenta de la existencia de las siguientes
publicaciones de La Resistencia —entonces, parte del ERP—: Despertar campesino,
Bandera roja, El artillero, Trinchera juvenil y Cómo.1
El frente de masas de la RN era el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU). Su
órgano de divulgación era el boletín Pueblo, cuyo logotipo era una reproducción de la
escultura Obrero y koljosiana, obra de la escultora soviética Vera Mújina. La escultura,
que se encuentra en Moscú, en su lugar original, tras una serie de avatares que no viene
al caso narrar aquí, era un ícono del arte soviético. En El Salvador se convirtió en el
logotipo de la publicación del FAPU. La publicación evolucionó, de una impresión
artesanal, a media carta, a un formato mayor, en offset y con fotografías. Se mantuvo,
por lo menos, de 1975 a 1979. Pueblo también tuvo una edición internacional. La RN
también creó una línea de publicaciones, titulada Pueblo insurrecto. En tiempos de la
guerra de los 80, creó las Ediciones Roque Dalton. De esta misma época también data la
publicación colectiva León de piedra, testimonios de la lucha de clases en El Salvador,
dirigida por el poeta Alfonso Hernández, y publicada en 1981. También se sabe de una
publicación titulada Polémica, de la cual, lamentablemente, no encontramos ejemplares
en el acervo del CIDAI2.
En este artículo nos detendremos en Por la causa proletaria. Esta tuvo, al menos, dos
períodos. El primero, cuando la agrupación denominada entonces La Resistencia era
una tendencia más dentro del ERP. El segundo, cuando los miembros de La Resistencia
se separan de la organización después del asesinato de Dalton y Arteaga y se
constituyen como una agrupación autónoma, con su propio brazo armado, las Fuerzas
Armadas de la Resistencia Nacional.
Primera época: Por la causa proletaria, periódico de divulgación política e ideológica
Por la causa proletaria nace en octubre de 1972, según lo consigna una publicación de
la RN de 1976.3 Ahí se detalla lo siguiente:
En octubre del 72, damos nacimiento al periódico Por la causa proletaria, el
cual surge como un órgano político e ideológico destinado a las masas y las
bases de la organización y a nombre de la “Resistencia Nacional”. Sin
embargo, los 10 primeros números evidencian la dispersión ideológica y
política en el seno mismo del ERP, en ellos puede analizarse las dos
tendencias que pugnan por desarrollarse, por derrotarse, por unificarse. Es un
procese complejo y que se desarrolla sin control de los organismos de
Dirección. La misma aparición no planificada ni estable del periódico, indica
la falta de visión interna para darle su lugar a la Prensa Revolucionaria como
elemento aglutinador y orientador tanto en lo interno como en la proyección
hacia las masas.4
En efecto, y por lo que puede apreciarse en los ejemplares consultados para esta
investigación, Por la causa proletaria recoge informaciones que no circulaban en la
prensa legal (“La verdad tras la noticia” se llama una de las secciones más o menos fijas
de la publicación), incluyendo notas sobre las actividades del movimiento social y
elementos de formación ideológica para las masas. Al igual que El Rebelde, el periódico
de la RN tiene recuadros con advertencias como estas:
COMPAÑERO LECTOR:
Haz circular este periódico entre tus familiares y amigos de confianza. Ten
cuidado de los orejas.
La prensa revolucionaria es clandestina, pero debe llegar a todos aquellos
salvadoreños conscientes y dispuestos a luchar. (Por la causa proletaria, N° 7
y N° 8)
ESTUDIA ESTE PERIÓDICO. HAZLO CIRCULAR ENTRE GENTE DE CONFIANZA.
CREA UNA RED DE DISTRIBUCIÓN CON MUCHO CUIDADO Y DISCRECIÓN. (Por la
causa proletaria, N° 14)
La independencia de 1821 vista desde la Resistencia
En el artículo “Las fiestas de la independencia, fiestas para los ricos y sus lacayos”,
publicado en el número 7, de octubre de 1973, se expresa una visión de la
independencia nacional que, en ese tiempo, era totalmente contracultural. Es la versión
“alternativa” de la historia, discrepante de la “historia oficial”, según la cual la
independencia de 1821 fue el resultado del heroísmo de los llamados “próceres”. Esta
visión de la historia hoy parece casi un lugar común. Pero en aquella época era una
transgresión contra la historiografía oficial de los gobiernos militares. El texto se dedica
a desenmascarar a los héroes oficiales y a proponer héroes alternativos. Como cabe
esperarse, Anastasio Aquino es el “precursor de las luchas del pueblo”5 y simboliza la
verdadera independencia, la independencia popular que no se ha consumado.
En un contexto de auge de las luchas revolucionarias, para los redactores, la burguesía
estaría añorando los tiempos en que se reverenciaba la simbología de la república
cafetalera:
[¡]Pero con cuanta nostalgia miran la burguesía y sus lacayos los tiempos
pasados! [¡]Qué hermosos eran aquellos tiempos cuando los estudiantes
desfilaban, ordenaditos, el 15 de septiembre mientras se hacían discurso tras
discurso recordando la ‘heroica gesta’ de sus próceres! [¡]Qué bello cuando el
pueblo engañado, aplaudía a los plumíferos y demás perros sirvientes de la
burguesía en las fiestas de “su” independencia!6
En el texto se plantea que hay una continuidad histórica entre las luchas del pasado y las
del presente. La clase dominante, entretanto, se muestra como en estado decadente.
Esto, que Roque Dalton expresa poéticamente en “Ultraizquierdistas”, se afirma de la
siguiente forma:
Es que la burguesía salvadoreña, aliada del imperialismo, está condenada
históricamente a desaparecer y, en plena decadencia, hace desesperados
esfuerzos por modificar esa realidad. El pueblo, mientras tanto, afila sus armas
y se prepara para las batallas definitivas; es que nuestra lucha engarza con las
primeras luchas guerrilleras de los indios ante el invasor español, con la
insurrección de los nonualcos, con los aplastados alzamientos campesinos de
1972 [sic], 1875, 1885, 1898, con la gran insurrección popular de 1932, con
las luchas heroicas de 1944, 1960, etc. El pueblo tiene sus héroes y precursores
en Atlacatl, Anastasio Aquino, Feliciano Ama, Farabundo Martí, Luna,
Zapata, Chávez Galeano, Víctor Manuel González, Santiago Contreras, Dimas
Alas, etc.7
Es significativa la inclusión de Santiago Contreras, militante obrero del PCS cruelmente
torturado y asesinado por los cuerpos represivos en 1968, junto a otros dos compañeros
duyo y de Dimas Alas, uno de los fundadores de las FPL. Veremos que en las
publicaciones de la RN incluidas en este estudio —con todo y las críticas duras a otras
organizaciones— hay una conciencia de la necesidad de construir la unidad de las
fuerzas de izquierda, que parece casi ausente de las demás publicaciones de esta década.
Conciencia que está, por lo demás, matizada por expresiones de sectarismo, tan propias
de esta etapa histórica. Pero, volviendo al tema de la independencia, el autor del texto
augura el triunfo seguro del pueblo salvadoreño.
Dejemos, pues, que la burguesía celebre sus funerales. Dejemos que los ricos,
sus perros uniformados, sus lacayos, sus plumíferos y demás cagatintas se
emborrachen celebrando la independencia de España y la entrega al
imperialismo.
El pueblo está ocupado en una gran tarea: LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN
DEFINITIVA.8
Lectura de la experiencia chilena
El sangriento golpe de estado que derrocó a Salvador Allende en 1973 fue un hecho que
impactó tanto a la izquierda latinoamericana, como ocurriera la muerte de Ernesto Che
Guevara en Bolivia. Si para la izquierda conservadora este último hecho demostraba la
supuesta inviabilidad de la lucha armada, el ascenso de Pinochet al poder daba
elementos para cuestionar la pretensión de llegar al poder por la vía legal. El número de
Por la causa proletaria de octubre de 1973 reivindica la actitud de Allende durante el
asedio militar al palacio presidencial de La Moneda. Pero también extrae enseñanzas de
ese hecho y busca aplicarlas al contexto salvadoreño.
En primer lugar, se cuestiona el papel jugado por la Democracia Cristiana en relación
con el gobierno de la Unidad Popular:
La complicidad de la democracia cristiana chilena y especialmente, del ex
presidente Eduardo Frei en el gorilazo, ha quedado palpablemente demostrada
con el visto bueno que han dado los democratacristianos al golpe de estado y
al fascismo imperante en Chile. Esto nos demuestra que la democracia
cristiana es una cara de la Reacción que se presenta pintada de verde y
hablando de democracia y libertad. En esencia, la democracia cristiana no es
otra cosa que oportunismo político al servicio de los ricos y la reacción.9
Esto tenía una clara dedicatoria a la Democracia Cristiana salvadoreña, que, como parte
de la coalición UNO, era vista como responsable de “apaciguar los ánimos” populares
cuando estos se encontraban a punto de desbordarse durante el fraude electoral de 1972.
La enseñanza más dura de la experiencia chilena es, según los redactores, el hecho de
que es imposible para los pueblos confiar en la democracia burguesa:
Ahora en Chile, la gente que confió en la democracia burguesa está en campos
de concentración o está siendo fusilada. Los más nobles y decididos chilenos
están siguiendo el ejemplo heroico de Salvador Allende y han comenzado con
la Resistencia Armada que es el primer capítulo de la lucha que culminará con
el triunfo de los trabajadores y la liberación del pueblo.10
Por la causa proletaria y la lucha contra el revisionismo
En el editorial del número correspondiente a diciembre de 1974, se considera que es
necesario “esclarecer ante las masas que solamente puede haber UN MARXISMO-
LENINISMO verdadero y que otras tendencias que se pronuncian de palabra por el
marxismo-leninismo, pero que en la práctica lo niegan o lo desnaturalizan, no son otra
cosa que manifestaciones del REVISIONISMO”.11
Obviamente, el revisionismo está identificado con el PCS: “Los revisionistas ortodoxos
defienden la posición antifascista conciliatoria y tratan de frenar la acción antifascista
combativa de las masas”.12 Los redactores afirman que los “electoreros” (PCS-UDN,
PDC y MNR) estaban tan entusiasmados en ir nuevamente a comicios, que
subestimaban el proceso de fascistización que, a juicio de la RN, se estaba dando en el
país: “Se subestima el papel que puede jugar el avance actual de las fuerzas pro-
fascistas: PCN, ORDEN, GRUPOS PRESIDENCIALES, PATRULLAS MILITARES, todas en
capacidad para preparar una ofensiva contrarrevolucionaria cuando el presidente de la
república lo indique”.13 En síntesis: “Las fuerzas electoreras como el UDN o el MNR
subestiman el alcance del peligro fascista que se da en el país; no quieren ver el peligro
y es así como quieren embarcar al pueblo a unas nuevas elecciones del 77 [sic] como
tarea principal”.14
Las tareas políticas de la coyuntura previa a las elecciones de 1977
Con la experiencia dolorosa del fraude electoral de 1972 a cuestas —“cuando la
oposición gana las elecciones como sucedió en el 72, se frena su combatividad ante el
fraude; Duarte lo que hizo entonces fue dispersar y apaciguar al pueblo, pacificándolo
con ‘inteligencia’”15—, la Resistencia Nacional plantea que hay dos opciones en la
coyuntura previa a las elecciones de 1977: continuar con el “electorerismo”, o “luchar
cada día por las reivindicaciones populares, trabajando con la orientación del frente
antifascista que se perfila en el FAPU”.16 El planteamiento de la RN era trabajar en la
unidad de “las fuerzas antifascistas”.17 Esta es, probablemente, una de las primeras
insinuaciones de algo que más adelante se manifestaría como una necesidad vital: la
búsqueda de la unidad de la izquierda. Sin embargo, a esta altura hacía falta todavía un
buen trecho por recorrer. Tendría que darse el fraude electoral de 1977 y su costo en
sangre para que las organizaciones de izquierda empezaran a caer en la cuenta que, si
seguían dispersas, sus días estarían contados.
Segunda época: Por la causa proletaria, órgano de prensa clandestino de la
Resistencia Nacional
Dadas las lagunas previsibles en este tipo de investigación, no hemos podido verificar,
de fuente directa, a partir de qué número se da la transformación de Por la causa
proletaria a órgano de la Resistencia Nacional, una vez consumada su escisión del ERP.
Empero, gracias a la página de internet del Centro Histórico Revolucionario Salvador
Cayetano Carpio [la cual puede consultarse en la dirección http://www.chrs-scc-
cm.org/archivo/index.htm], nos fue posible consultar el editorial de Por la causa
proletaria en el cual se habla de la situación interna del ERP y del surgimiento de la
Resistencia Nacional. Este editorial es del número de abril-mayo de 1976. Ya
hablaremos de él.
En el acervo del CIDAI, el primer número de Por la causa proletaria que aparece con
el subtítulo “órgano de prensa clandestino de la Resistencia Nacional”, es el veinte y
está fechado en septiembre de 1975, a solo unos cuantos meses del estallido de la crisis
del ERP. No tenemos indicios de que este sea exactamente el número que inicia la
nueva época de la publicación, habida cuenta de que la ruptura con el ERP se dio en
mayo de ese año. Sin embargo, el editorial de Por la causa proletaria de los meses de
abril y mayo de 1976 ayuda a tener algunos indicios sobre los orígenes de la Resistencia
Nacional, complementando, así, los datos ofrecidos en el Balance histórico el ERP. Nos
detendremos en este texto, para luego examinar algunos aspectos relevantes de esta
segunda época de Por la causa proletaria.
El proceso político del ERP y el surgimiento de la RN, según Por la causa proletaria
Es interesante ver de qué premisas parten los redactores para presentar, por así decirlo,
su propio “balance histórico” del “proceso político” del ERP. En el párrafo que
copiamos a continuación, la RN se identifica a sí misma como “marxista-leninista”. En
otros números de la publicación, llegará más lejos, al punto de afirmar que es la
Resistencia Nacional la organización que reúne la mayoría de condiciones para llegar a
ser el “verdadero Partido Comunista”, pretensión que también comparte con las FPL. El
párrafo, que es el primero del texto, dice:
Ya va a hacer un año que la RESISTENCIA NACIONAL nace a la vida
revolucionaria del país, como una organización independiente; dicho
nacimiento, sin embargo, es en realidad el resultado de un largo proceso de
depuración en las filas del antiguo Ejército Revolucionario del Pueblo (E.R.P),
que tuvo su culminación en el mes de mayo de 1975 con el cobarde asesinato
de dos valiosos combatientes del pueblo, Roque Dalton y "Pancho", y la
clarísima delimitación de dos vertientes, de dos tendencias, que venían
gestándose en el seno del ERP: en primer lugar la corriente aventurera,
militarista y blanquista responsable ya de varios crímenes contra la revolución
y en segundo lugar la Resistencia Nacional que se presenta así, como una de
las organizaciones que heredan la tradición revolucionaria del país y que ahora
intenta sistematizar y aplicar la ciencia marxista-leninista a nuestra realidad
concreta.18
Los redactores afirman que, pese a que es doloroso tocar heridas que aún estaban
frescas —había pasado apenas un año del asesinato de Dalton y Arteaga—, era
necesario hacer un balance crítico de lo sucedido en el seno del ERP, en vista de
manejos mal intencionados de los hechos, tanto por parte del régimen militar como de
parte de otras organizaciones:
La tarea no es nada fácil. El revisar nuestra historia y ubicarla dentro del
marco de la lucha de clases en nuestro país, ha implicado reavivar viejas
heridas y dolorosas experiencias; ha significado, también, un difícil
proceso de auto crítica que intentamos plasmar en este documento. Y bien
sabemos que esta situación puede ser aprovechada no solo por el enemigo,
cada vez más refinado en su embestida ideológica contra el pueblo, sino
también por los revisionistas, reformistas y oportunistas de toda laya que
están prestos a batir palmas ante cada derrota parcial que sufre el proceso
revolucionario salvadoreño. Tenemos previsto, pues, que toda la fauna
oportunista gozara al ver plasmado un episodio doloroso de la historia
salvadoreña; ya los veremos, en los corrillos y cafetines, en su dorada
burocracia, en la verborrea impune, hacer comentarios superficiales e
inútiles, del precio que la lucha del proletariado ha tenido que pagar en la
búsqueda de una línea consecuente con sus principios, lejos de la
conciliación con la burguesía.19
Tal como lo plantea Eudald Cortina, en la prensa clandestina es importante notar
cómo se re-construye el pasado. No se trata simplemente de querer acomodar los
hechos a las conveniencias de cada organización. Hay algo más importante, y esto es
la manera en que cada organización justifica su presente y cohesiona a su militancia
re-leyendo su propia historia. Dice Cortina:
[...]cabe destacar la presencia de contenidos que conmemoran fechas clave en
el desarrollo de las organizaciones revolucionarias: surgimiento, acciones
fundacionales, primeros militantes caídos. Informaciones que se vinculan a
una reelaboración constante de la historia de las organizaciones. Historia que
es reescrita atendiendo a las diferentes coyunturas, que hace balance desde un
plano generalmente autojustificativo, y que trata de superar crisis internas que
pudieran poner en entredicho la continuidad organizativa. Esta reelaboración
histórica debe entenderse como una proyección de futuro, que busca socializar
los aciertos y errores cometidos por las organizaciones, haciendo partícipes
incluso a aquellos que no tuvieron relación con los hechos narrados. En
síntesis, se busca generar un sentido de pertenencia y que el militante asuma
que si bien en el pasado se produjeron errores, estos fueron producto de los
que ya no están o, simplemente, fueron superados. Y, en definitiva, que
superados estos baches, se sigue en el camino correcto. 20
Esto se aplica a la perfección tanto a este editorial de Por la causa proletaria, como al
Balance histórico del ERP, como a cualquier otro documento en el que las
organizaciones hacen una recapitulación de su propia historia. Esto se explica por el
contexto de lucha clandestina en que se movieron estas publicaciones. Asediadas por el
régimen militar, sin un mínimo nivel de coordinación entre ellas —pues lo que priva
son las diferencias y las acusaciones mutuas—, estas organizaciones, en la década de
los 70, tratan de cohesionar a sus miembros de cualquier forma, sobre todo, cuando se
ha pasado por una coyuntura de disputas internas, que es cuando una estructura política
se encuentra más frágil.
Y sin embargo no nos preocupa esa situación. Nosotros lanzamos esta
autocrítica abierta, de cara al pueblo, porque sabemos que el proceso nos lo
está demandando. Y esta misión, no es de revolucionarios eludirla. Porque,
además, si bien es cierto que nuestra crítica y auto-critica tiene su lado
"negativo" (en el sentido de errores cometidos; pero sabemos que incluso
los errores son valiosos en la experiencia), este ha sido el costo menor,
necesario, para consolidar una línea política que va demostrando ser la
correcta.21
El balance histórico de Por la causa proletaria está estructurado de esta manera:
I. Presentación
II. Desarrollo del ERP
I. Primera fase (71-72)
I. Origen y nacimiento (Situación y avance de la lucha de masas, 67-71)
II. Vía armada hacia la toma del poder
III. Guerrillerismo y militarismo
IV. Primeras aproximaciones teóricas sobre la estrategia y la línea
política
II. Segunda fase (72-73)
I. Estilo federativo de conducción interna. Composición social del grupo
de dirección
II. El coyunturalismo como política de proyección y ligazón con las
masas
III. Desarrollo militar espontáneo y diverso
IV. Desarrollo y profundización de la concepción de Resistencia
III. Tercera fase (73-74)
I. Maduración de la concepción estratégica (política y militar) y de la
línea
1Notas
? “Nota de la redacción”, en Por la causa proletaria, año 2, N° 14, diciembre de 1974, p. 2.2 Cfr. “Elementos sobre la Resistencia Nacional de El Salvador”. Disponible en: http://www.ecumenico.org/article/elementos-sobre-la-resistencia-nacional-rn-de-el-s/ Consultado el 5 de marzo de 2013.3 Cfr. el editorial de Por la causa proletaria, de marzo-abril de 1976, reproducido en: http://www.chrs-scc-cm.org/archivo/rn/porlacausaproletaria/index.htm. Consultado el 5 de marzo de 2013.4 Ibídem.5 “Las fiestas de la independencia, fiestas para los ricos y sus lacayos”, Por la causa proletaria, N° 7, p. 8.6 Ibídem, p. 10.7 Ibídem.8 Ibídem, p. 11.9 “Salvador Allende murió con las armas en la mano defendiendo la libertad de su patria!!”, en Por la causa proletaria, N° 7, septiembre de 1973, p. 4.10 Ibídem, p. 5.11 “Nota de la redacción”, en Por la causa proletaria, año 2, N° 14, diciembre de 1974, p. 1.12 “Editorial”, en ibídem, p. 2.13 Ibídem, p. 3. Los énfasis están en el original.14 Ídem.15 Ídem. Los énfasis están en el original.16 Ibídem, p. 4.17 Ibídem, pp. 4-5.18 Cfr. “Por la causa proletaria, Resistencia Nacional (RN). Abril-mayo de 1976”, en http://www.chrs-scc-cm.org/archivo/rn/porlacausaproletaria/index.htm. Consultado el 6 de marzo de 2013.19 Ibídem.20 Eudald Cortina, op. cit., pp. 626-627.21 “Por la causa proletaria, Resistencia Nacional (RN). Abril-mayo de 1976”.
II. Los problemas de adecuación de la estructura orgánica
III. La concreción de la vía armada hacia la toma del poder
III. Búsqueda y encuentro con la masa
III. La división del ERP y los asesinatos (Finales 74-principios 75)
I. La divergencia de concepción y aplicación táctica
II. Gestación de la camarilla e impulso de sus maniobras (Febrero a marzo del
75)
III. El plan de asaltar el poder político interno (Abril del 75)
IV. Lecciones para el proceso
V. Daños causados al proceso revolucionario
Veamos sumariamente algunos puntos contenidos en el documento.
Desarrollo del ERP
Para entender cómo surge el ERP, es preciso remontarse a los últimos años de la década
de los sesenta. 1967 es un año crucial, pues en él se da un auge del movimiento popular,
expresado en la huelga general de maestros, impulsada por Andes 21 de Junio. Fue un
momento de radicalización política acelerada:
Los cuadros revolucionarios, fogueados en aquellos combates, revitalizaron el
problema de la vía armada hacia la toma del poder; ellos no hacían más que
estructurar la experiencia misma de las masas populares, que habían apuntado,
en los enfrentamientos de calle, a nuevas formas de organización y de lucha.
La guerrilla, pues, había nacido en realidad en las calles de San Salvador; las
masas populares, en la defensa de sus intereses y ante las crueles y bestiales
embestidas de la dictadura, habían aprendido, espontáneamente, que ese era el
camino.22
Se esperaba que el PCS asumiera un papel de conducción de ese proceso de
radicalización política, dando el salto hacia la vía armada, pero éste “se desenmascaró
ya en esta coyuntura: la ‘apertura a la derecha’ abrió el camino a una serie de pasos
agigantados que habrían de conducirlo al revisionismo más descarado. Y esta situación
ya no era posible que la soportara el movimiento revolucionario. Los cuadros
revolucionarios se convirtieron, así, en los herederos de la larga tradición de lucha del
pueblo salvadoreño, mientras el revisionismo sentaba sus reales en la burocracia del
PCS.”23
22 Ibídem.
Más adelante, se dan las elecciones de 1972, en las que el PCS participa, con los
resultados ya conocidos. Surgen las FPL y el ERP. Este último, con “núcleos dispersos
y nacidos al calor de la lucha de masas, lo cual significo el pago de un enorme precio:
se negó al Partido como concepción, nos aislamos de las masas y de la lucha de masas,
pusimos el acento en la lucha clandestina y los pequeños grupos conspirativos. Todo lo
que hueliera [sic] a Partido era despreciado, y se concebía la revolución como la tarea
de una secta clandestina”.24
Esta negación a conformar un partido según los criterios marxista-leninistas marcó a la
organización:
La práctica política de quienes luego formaríamos el ERP, nos había
demostrado que las estructuras orgánicas tradicionales (Partido Comunista,
Organizaciones Sindicales, Organizaciones políticas nacionales y estudiantiles,
organismos gremiales y de masa, etc., por su concepción y su estructura
orgánica, constituían impedimentos reales objetivos y subjetivos para que de
su seno mismo surgiera la práctica militar ligada a una práctica política. Sobre
todo, la desviación de derecha en el partido había llegado al estado de negar la
lucha armada como vía hacia la toma del poder para el proceso revolucionario
salvadoreño, sustituyéndola por la vía pacífica, la vía electoral. Como
resultado de esta situación, las nuevas organizaciones nacimos afirmando la
necesidad de construir el aparato armado, impulsando la actividad guerrillera y
negando el Partido.25
Esto trajo consigo un estilo de trabajo en el cual se priorizó la construcción del aparato
militar y se negó la necesidad de conformar una estructura partidaria, pues todo lo que
“oliera a Partido” era sinónimo de “revisionismo”. De esta manera, “[n]o caímos en la
cuenta de que por negar un partido que no había alcanzado la calidad de marxista-
leninista, negábamos también [...] la necesidad de construir desde el principio núcleos
políticos de Partido; y de esta forma caímos en una desviación de izquierda al
unilateralizar el trabajo orgánico orientado a la construcción de núcleos”.
Esta concepción militarista complicó el panorama interno del ERP, que ya era
complicado de por sí. Como se ha dicho antes, la organización no obedecía al molde
tradicional de partido marxista-leninista. Se trataba de una serie de grupos armados que
23 Ídem.24 Ídem.25 Ídem.
actuaban bajo el nombre genérico de “ERP”, pero sin una verdadera coordinación
centralizada. Así,
En la práctica, y desde su fundación, el ERP se integró por la sumatoria de
diversos núcleos que hacían de él una federación de grupos con su respectiva
representación a niveles de Dirección. Este fue el estilo de conducción
predominante durante los años del 71 al 74. La Dirección central podía
mantener la cohesión por el espíritu militar con que era coordinado el quehacer
todo de la organización desde la Dirección. Los lineamientos de trabajo se
transmitían desde arriba en forma es estrechamente vertical (por la estructura y
la concepción que imperaban) de forma tal que la militancia aceptaba la línea
sin discusión.
Es así como, según los redactores, surge lo que luego se conocerá como la Resistencia.
Nosotros especulamos —pero, como ocurre con toda especulación, esto habrá que
comprobarlo— que la denominación de Resistencia obedece a la tipificación del
régimen militar como “fascista”. El fascismo europeo, en la década de los 40 del siglo
XX, generó como respuesta los movimientos de resistencia antifascista, que aglutinaron
a un amplio espectro de activistas y combatientes, desde comunistas, socialistas y
anarquistas, hasta opositores de tendencias conservadoras no fascistas. Hablar, pues, de
una “resistencia nacional” contra el “régimen fascista salvadoreño” es bastante
coherente con los planteamientos estratégicos que asumiría la organización surgida en
1975, que habla de la necesidad de construir un amplio “frente antifascista”. Dice el
texto:
Mientras la militancia marcha desarrollándose dentro del marco señalado, en el
seno de la Dirección Nacional se profundizan los análisis teóricos sobre la
concepción, se afina la tesis de Resistencia como propuesta orgánico política
de trabajo del ERP hacia la masa y se elaboran los primeros documentos de
esfuerzo interpretativo de la realidad ("Avance Estratégico", "Análisis Político
de la Situación Nacional", Combatientes No. 4 y 5). Esto determina también el
primer esfuerzo de evaluación interna, y a finales del 72 y principios del 73, la
Dirección Nacional reconoce la política coyunturalista que había venido
aplicando, descubre la contradicción entre las aproximaciones teórico políticas
y la estructura orgánica de corte militar, y se propone la sistematización del
trabajo a través del impulso de una escuela de formación teórico-política y de
un proceso de reorganización interna con el objeto de crear bases políticas en
el seno del ERP.26
La atomización interna que vive el ERP impide que estas concepciones sean secundadas
por toda la organización. Por lo que se describe en el texto, pareciera que en ese
momento el ERP era una organización con dos —si no es que con más— cabezas: una,
imbuida en la conformación de un fuerte aparato militar y la otra, buscando retomar el
trabajo organizativo con las masas. Oigamos a los redactores describirlo con sus propias
palabras:
Sin embargo, ya la diferenciación de ambas tendencias se refleja en la
práctica: mientras el esfuerzo de unos sectores del ERP se enfila hacia la
búsqueda de las masas para impulsar la construcción de un Partido
estrechamente ligado al pueblo a través de métodos y principios leninistas
de conducción política revolucionaria; otros sectores de la organización
buscan en la masa el apoyo de sus tendencias militaristas y ven el trabajo
político en función de lo militar, profundizándose más la desviación
militarista.
La irrupción del trabajo de masas en el seno de la organización, agudiza las
contradicciones internas y hace estallar en todos los niveles la lucha
ideológica para la cual, hemos señalado, no existían condiciones objetivas
ni subjetivas que permitieran su adecuada canalización.
Por el carácter federado que privaba en la organización, este aprendizaje
con las masas se desarrolló en forma desigual, evidenciando las posiciones
que despreciaban el trabajo de masas y continuaban haciendo énfasis
exclusivo en las tareas militares, despreciando también la necesidad de
elaboración teórica de la concepción militar y profundizando el simple
activismo, el guerrillerismo, pretendiendo incorporar a las masas a la vía
armada a través de un proceso anti-dialéctico en que el pueblo, sin
problemas, pasaría de sus condiciones de pasividad, neutralización y
concepciones reformistas y revisionistas, a empuñar las armas y a asaltar el
poder político arrebatándoselo a la burguesía. Desde esta concepción,
cualquier coyuntura de agudización de la lucha de clases era propicia para
26 Ídem.
el asalto armado de las masas conducidas por el ERP, hacia la toma del
poder.
Este es también el momento en que aflora el profundo odio de la camarilla
contra el Bloque Socialista, despreciando los frutos de la experiencia
revolucionaria internacional, echan lodo sobre la revolución cubana y la
revolución rusa, califican a la Unión Soviética de social-imperialismo y al
estado cubano como satélite de aquella, impulsando la campaña contra el
revisionismo internacional visualizado como enemigo irreconciliable de los
movimientos revolucionarios y de liberación latinoamericanos y africanos.
Inclinándose por otro lado y en forma servil a la tendencia "maoísta" que
ellos santifican corno "la única experiencia y ejemplo revolucionarios en el
mundo y la historia".27
La división del ERP y los asesinatos (Finales 74-principios 75)
La polémica ya está servida. A estas alturas, era fácil prever que no sólo habría “lucha
ideológica”, sino también una lucha por la conducción del partido. En 1974, según se
afirma, había una aceptación, al menos nominal, en algunos objetivos fundamentales:
“todos parecíamos coincidir en que las tareas estratégicas para la organización se
centraban por un lado, en construir el Partido de Vanguardia y buscar las formas y
métodos de ligarlo a la masa para asumir la conducción de la lucha popular y orientarla
por los cauces revolucionarios; y por otro lado, en construir el ejército revolucionario
del pueblo, buscando asimismo afinar la concepción militar a través de la cual y bajo la
conducción del Partido, fuera posible incorporar a las masas a la vía armada hacia la
toma del poder.”28
Pero es aquí donde, según la narración de la Resistencia Nacional, surge la llamada
“camarilla” que, más adelante, se apoderaría de la organización. Los miembros de
esta “camarilla”, “comienzan un proceso paralelo a la lucha ideológica que se daba
en las bases políticas, convocan militarmente a multitud de cuadros, los mantienen
concentrados alegando actividades militares impostergables, impidiendo con ello la
asistencia a la vida política de los núcleos en los cuales va a impulsarse la lucha
ideológica”.29
27 Ídem.28Ídem.29 Ídem.
Sabiendo que la misma concepción militar estaba en cuestionamiento y que
su primera tarea a nivel del Estado Mayor consistía en presentar a plazo
fijo un documento sobre la concepción militar a fin de que fuera discutido
y aprobado por la militancia de la organización en el seno de su estructura
política, toman una serie de medidas aceleradas en relación a "preparar las
condiciones de la insurrección" y van militarizando cuanto pueden a su
alrededor.
Desde la perspectiva de los redactores del periódico, la “camarilla” domina el aparato
militar y esto le sirve para ganar el control de la organización, instituyendo un régimen
policíaco en su seno:
Socavan las bases políticas impulsando campañas de desprestigio personal
de dirigentes que no comulgan con sus ideas, "reclutan" con criterios
policiacos a miembros de base a los cuales les encargan tareas de
"vigilancia política" contra sus propios compañeros y responsables de
célula; mantienen y crean redes de verdaderos "orejas" en el seno de la
organización que les informan sobre las opiniones y criterios que se vierten
en la lucha ideológica, lanzan asimismo una intensa campaña contra el
"revisionismo interno" identificando esa desviación con la posiciones
políticas que buscan el acercamiento a las masas y la combinación de todas
las formas de lucha útiles al proceso revolucionario.
Este proceso de maniobras y medidas no-revolucionarias, los va llevando
necesariamente a definirse come una camarilla que constituye un doble
poder y que se refugia en el "Estado Mayor" del ERP, desde el cual
comienza a funcionar en forma paralela a la Dirección Nacional.30
En este contexto, Roque Dalton es señalado como la cabeza pensante del sector que
impulsa la concepción de impulsar el trabajo político y de crear el partido, aunque los
redactores afirman que esta imputación era exagerada y que el poeta no era el único
defensor de esta concepción.31 Dentro de la maraña de historias contadas a medias,
relatos que se contradicen mutuamente y datos ocultos, se conoce, por así decirlo, el
grueso de lo que le ocurrió a Roque Dalton. El documento da una cronología de hechos
desde el 20 de abril hasta el 16 de mayo de 1975, fecha en que se consuma la salida de
la Resistencia Nacional del seno del ERP.
30 Ídem.
Lecciones para el proceso
El documento no solo aporta la narración que construye la RN de los hechos, sino que
ofrece una valoración crítica al respecto. La forma cruenta en que se saldaron las
diferencias de concepción en el interior de la organización sería, a ojos de los
redactores, el resultado de varios factores:
En primer lugar, el nacimiento del ERP se dio “como una negación orgánico-política del
PCS, este radical rechazo de todo lo que se relaciona con "el partido" sentó las bases de
una desviación inicial de tipo guerrillerista y militarista que determinó el desarrollo
posterior del ERP.”32
En segundo lugar, en la organización prevaleció una concepción de trabajo alejada del
contacto con las masas. No hubo, según los editorialistas, una cultura de debate político
interno. Ello se explica por los métodos militaristas que se vinieron adoptando en la
organización y por un lastre heredado del PCS:
En este sentido, la experiencia del ERP es bastante ejemplificante, puesto que
fue precisamente la falta de tradición interna en la discusión y elaboración
colectiva de la línea, lo que dio al traste con los intentos de lucha ideológica
desarrollados en el seno de la organización entre enero y abril del 75. Cabe
señalar que esta carencia de tradición de lucha ideológica, ha sido una de las
31 “Con la idea preconcebida de "deshacerse" (políticamente por el momento) del compañero Roque Dalton, corno un paso que les permitiría avanzar en sus posiciones, planifican aceleradamente maniobras de provocación constantes, tendientes a propiciar una oportunidad de eliminarle de las discusiones, y de paso, que diera lugar al impulso de otra maniobra: la de involucrar a algunos miembros de la Dirección Nacional, en el "complot" que habrían de adjudicarle contra el Estado Mayor del ERP.Este plan se pone en marcha a través de intentos de neutralizar una serie de cuadros intermedios, impulsando acusaciones y campañas de desprestigio personal contra los responsables políticos, en forma descarada y de provocación arrogante. Así mismo se intensifica la militarización acelerada de la militancia, a través de convocatorias constantes al activismo militar de acciones espectaculares y de gran envergadura.Cierran la llegada a sus bases de los miembros de Dirección Nacional que tienen posiciones contrarias a las suyas y presionan intensamente por "visitar" al resto de sectores que no han caminado bajo su conducción directa. Alegando razones de fuerza mayor y necesidad por el volumen de las actividades militares planificadas, concentran en sus manos todos los recursos económicos y militares de la organización.Lanzan la tesis insurreccional cortoplacista y blanquista pretendiendo centrar la lucha ideológica en torna a decir "si" ó "no" a dicha tesis, negando rotundamente la necesidad de la discusión a nivel de la concepción estratégica, con el argumento de que ello indica tendencias intelectualizantes desviadas de la práctica concreta; y de paso, utilizando la aceptación o rechazo a sus tesis insurreccionales como un termómetro para "medir" el grado de decisión o vacilación de la militancia.Elevan a la calidad suficiente y necesaria para ser miembro de "Vanguardia", la exclusiva participación en combates militares y el hecho formal de ser profesionales en el seno de la organización. Convierten la tesis de construir el partido de Vanguardia de la clase, en la de construir el "Partido de la insurrección" caracterizándose dicho "partido" por ser un partido en guerra en el cual predomina lo militar sobre lo político.” Vid. íbídem. 32 Ibídem.
tristes herencias del Partido Comunista Salvadoreño que nunca supo
impulsarla en su seno.33
El documento afirma que es necesario que existan las tendencias político ideológicas
dentro de las organizaciones revolucionarias, con la condición de que exista “una línea
política única y plenamente aceptada por todas las tendencias en sus elementos básicos
y fundamentales (objetives estratégicos, caracterización del período, vía para la toma
del poder, y Táctica General)” y que, además, “la elaboración de la línea política sea un
proceso continuo en el que bases y Dirección participen (en forma dialéctica y según los
principio del centralismo democrático) en la depuración y adecuación táctica de la
misma.”34 Como declaración de intenciones, está bien. Lo que habría que verificar
históricamente es si esta concepción privó o no, y hasta qué punto, en el movimiento
revolucionario, tomando en cuenta, por supuesto, las limitaciones impuestas por el
clandestinaje y las condiciones de guerra.
Daños causados al proceso revolucionario
Los sucesos relatados en el editorial de Por la causa proletaria no solamente cobraron
víctimas en las filas del ERP y la RN, sino que dañaron al movimiento revolucionario
en su conjunto. Ello se debió, a juicio de los redactores, a que lo sucedido lesionó la
moral de los militantes revolucionarios y fortaleció la guerra psicológica contra el
movimiento popular:
La consolidación del aventurerismo del ERP, ha servido, en realidad, a las
más oscuras fuerzas contra-revolucionarias. Nadie más que ellos han
sacado el máximo provecho de la situación. El proletariado salvadoreño ha
tenido que pagar por la consolidación de una tendencia blanquista, el
elevado precio del terror que las clases dominantes han lanzado
pretendiendo confundir en un mismo saco la sanguinaria desviación del
ERP y la "izquierda" en general. Y así, cada acto del ERP, cada acción
aventurera e irresponsable de esa tendencia es aprovechada por el enemigo
para consolidar al ejército burgués, para aglutinar a la tropa, para
emprender campanas de terror entre los elementos avanzados del pueblo, y
para justificar los actos más arbitrarios y despiadados en contra de las
masas trabajadoras.
33 Ídem.34 Ídem.
Esto ha significado la desmoralización de elementos avanzados de las
luchas populares que, incapaces de ver la situación en su conjunto y de
ubicar a la tendencia blanquista del ERP en su contexto, se asquean y
abandonan la lucha, dejando el campo abierto a la desmovilización de
amplios sectores populares que, confundidos, no aciertan a encontrar el
camino de la lucha revolucionaria. Y este es otro precio alto que el
movimiento popular ha tenido que pagar.35
Para los redactores, los dirigentes del ERP son saboteadores del proceso revolucionario:
Pero quizás el peor daño de todos ha sido el de la subsistencia de la tendencia
misma; el aventurerismo del ERP, que cabalga sobre el cínico engaño a sus
bases y la explotación de su honestidad y poco desarrollo político, ha sentado
el precedente nefasto del asesinato como medio de zanjar la lucha ideológica,
segando así vidas que podrían ser valiosas para el movimiento popular. Por
eso, y por la existencia misma de la irresponsabilidad y el aventurerismo
organizados, que de seudo-revolucionarios han pasado al papel de
provocadores contra-revolucionarios, el movimiento proletario salvadoreño
todavía tiene una inmensa tarea que cumplir para aislar dicha tendencia, y
neutralizar sus nefastas influencias, si quiere hacer menos doloroso el paso al
socialismo.36
Las diferencias entre el ERP y la RN siguieron siendo irreconciliables incluso en la
primera etapa de construcción de una coalición de fuerzas revolucionarias, esto es, en la
composición inicial de la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU, integrada por la
RN, el PCS y las FPL). Las RN abandonaron la DRU cuando se sumó el ERP, aunque
más adelante se logró su integración y la del PRTC para formar el FMLN en 1980.
¿Qué es la guerrilla?
En el número 20 de Por la causa proletaria, correspondiente al primero de septiembre
de 1975, encontramos una continuidad en cuanto a la presentación de la publicación con
respecto a su primera época. La impresión es todavía artesanal. En la portada está
dibujado a mano, y de una forma muy rudimentaria, el distintivo de la publicación: tres
manos izquierdas sosteniendo un martillo, un fusil y una cuma, instrumento de trabajo
de los campesinos salvadoreños. Este dibujo es una nueva representación de la enseña
35 Ídem.36 Ídem.
de los partidos comunistas, la hoz y el martillo. Es la hoz y el martillo “actualizados”
para el contexto de la oleada revolucionaria de los años 70. La tipografía de la revista es
mecanografiada.
Llama la atención el título de uno de los artículos que aparecen en la mencionada
edición: “¿Qué es la lucha guerrillera?”. En el escrito afirma que es necesario clarificar
este punto, dada la gran carga de mistificaciones que lo rodea. Para el gobierno, se dice,
la lucha guerrilleras es descrita como “la obra de bandas solitarias de merodeadores que
viven gracias a su audacia, inteligencia y resistencia”.37 Un halo de romanticismo, pero
también una niebla densa de distorsión, rodea esta forma de representar a la guerrilla. Si
la guerrilla tuviera esas características, arguyen los redactores, “no sería mayor
problema y sólo representaría una pequeña molestia para el enemigo”.38 No obstante,
continúan diciendo, la guerrilla es ya un “peligro real” para el régimen.39 Ni bandoleros,
ni grupúsculo de sujetos temerarios, la guerrilla, en la definición que propone Por la
causa proletaria, es lo siguiente:
[...] son el filo y el horizonte de un movimiento de masas en el que a la larga
y a través de un correcto proceso de conducción política de la lucha popular,
tomarán parte todos los hombres, mujeres y jóvenes de un pueblo que se
declara en rebeldía para terminar de una vez por todas con la explotación, la
miseria y la injusticia que el sistema capitalista impone sobre las grandes
mayorías desposeídas, las cuales, después de largos años de opresión toman
conciencia, se incorporan a la lucha y declaran la guerra contra la burguesía
en busca de liberarse, dentro de la concepción de que es preciso “hacer la
guerra para terminar con la guerra”, y aplicando el principio revolucionario
de que la lucha armada del pueblo es la continuación de la lucha política que
llega a los métodos violentos de la guerra revolucionaria y prolongada del
pueblo por liberarse.40
Fijémonos en esta última frase. Así como las FPL hablan de la necesidad de conducir
“la guerra revolucionaria prolongada del pueblo”, la RN lo hace en términos muy
similares. Esto nos coloca ante el asunto de los referentes ideológicos que gravitaron
sobre las concepciones estratégicas de la organización. Vietnam es uno de ellos. Los
37 “¿Qué es la lucha guerrillera?”, en Por la causa proletaria, N° 20, p. 6.38 Ibídem.39 Ídem.40 Ídem. Las cursivas son nuestras.
revolucionarios del país del sudeste asiático aplicaron una concepción de guerra muy
similar a la de Mao Tse Tung en China. Descartaron la idea de una definición rápida de
la guerra —primero contra los franceses, después contra los norteamericanos— y
optaron por un proceso político-militar lento y trabajoso, pero que logró integrar a la
inmensa mayoría de la población a la lucha de liberación. Esto es, descrita de manera
tosca, la concepción de guerra popular prolongada. Además, esta concepción constituye
una “herejía” con respecto a una lectura literal de Marx. El autor de El capital, que
escribió situado en el contexto de la Europa capitalista de fines del siglo XIX, planteó
que el sujeto de la transformación revolucionaria en esas condiciones históricas era el
proletariado. Esta afirmación, situada en unas determinadas coordenadas históricas, se
volvió luego una verdad intocable para el movimiento comunista internacional. Tanto
para Mao como para los vietnamitas, esa clase fundamental no era el proletariado —
virtualmente inexistente en unos países coloniales y atrasados—, sino el campesinado,
la inmensa mayoría de su población.
Esta última concepción caló de manera decisiva en las organizaciones revolucionarias
salvadoreñas. Comprobó ser una concepción acertada. El grueso de la tropa y la base
social del FMLN en la guerra no era “proletaria”, sino, sobre todo, campesina. Por
supuesto que el frente insurgente también tuvo un componente de capas medias, sobre
todo, en su dirección, pero es innegable el “color campesino” de la mayoría de su
militancia histórica.
La condena a la muerte de Dalton y Pancho
En el número 20 se reproducen sendos mensajes de condena a los asesinos de Roque
Dalton y Armando Arteaga, publicados originalmente en las revistas NACLA y Casa de
las Américas, así como la noticia de que la obra de Dalton será publicada en las
editoriales Maspero, EDUCA y Ocnos, de Francia, Costa Rica y España,
respectivamente.
En concordancia con lo que se señala en el balance histórico de la RN, comentado
páginas antes, el editorial de ese mismo número destaca que el asesinato del poeta y de
Arteaga le ha dado armas al régimen para desprestigiar al movimiento insurgente. Se
habla de una campaña de guerra psicológica del gobierno de Molina para sembrar
desconfianza entre la población hacia la guerrilla y el movimiento social, a través de
unas “hojitas” en las que se dirigen estos mensajes a la población:
En ellas también aprovechan otros recursos cuando sostienen que “el partido
comunista (línea Pekín) resuelve con purgas sus divergencias internas cuando
hay dirigentes que no están de acuerdo con sus planteamientos (caso Roque
Dalton)”. Esto lo señalamos para que se vea cómo el enemigo después de su
silencio, comienza a hacer uso de estos problemas (tal como la RN lo
advirtiera en el N° 16 de Por la causa proletaria). Es así como la desviación
militarista de una reducida camarilla aventurera que surgió en el seno del ERP
le permite lanzar toda una campaña que genera confusión.41
Pero no solamente se aprovechan estos hechos para difamar al movimiento insurgente,
se señala, sino también para encubrir actos represivos:
En este marco se dio también el oscuro caso del dirigente obrero Remberto
Sosa,42 que habiendo sido capturado por los cuerpos represivos, fue
posteriormente dado por “ajusticiado” en volante de dudoso origen.43
Esta modalidad represiva fue utilizada varias veces durante los años 70 y 80. Cuando las
fuerzas del batallón élite Atlacatl asesinaron a los sacerdotes jesuitas de la UCA y a las
dos trabajadoras de la casa cural que estaban presentes, dejaron pintas en las que el
FMLN “reivindicaba” el asesinato de los “orejas contrarios”.
Entrevista con un guerrillero
“Entrevista a un combatiente de las FARN (miembro de célula de la RN)”. Con este
recurso periodístico, se exponen en Por la causa proletaria, número 23, algunos de los
planteamientos políticos fundamentales de la organización. Es interesante ver cómo el
“combatiente de las FARN”, del cual cabe suponer que se trata de un miembro de la
dirección partidaria, explica cómo es que se distingue la concepción estratégica de la
RN con respecto de la concepción del ERP, sobre todo, en lo tocante a la relación de la
insurrección con respecto del conjunto de elementos de lucha político-militar.
Es evidente que en las palabras del “combatiente de las FARN” se trasluce la
concepción vietnamita de guerra popular prolongada. 44 Ello comienza con la manera en
que se entenderá el propio concepto de lucha armada. El entrevistado sostiene que es
41 Ibídem, p. 3.42 José Remberto Sosa Hernández, desaparecido en abril de 1975, tras haber sido capturado por los cuerpos de seguridad.43 Ídem.44 “Entrevista a un combatiente de las FARN (miembro de célula de la RN), en Por la causa proletaria, N° 23, p. 11.
posible que existan brotes de lucha armada sin que exista una guerrilla constituida. La
lucha armada, arguye, surge cuando “el pueblo” se arma espontáneamente para su
autodefensa de las fuerzas represivas. El entrevistado sostiene que hay antecedentes
inmediatos de lucha armada, previos al surgimiento de las guerrillas:
Ya la historia de la lucha de clases salvadoreña nos demuestra cómo la clase
obrera hizo sus primeros intentos de armarse con garrotes para defenderse de
las embestidas de la guardia nacional en los años del 67 y 68.45
Los años 1967 y 1968 son años “revolucionarios”, años en los que hay una “situación
revolucionaria”, por cuanto el ascenso del movimiento popular lleva a las fuerzas del
Estado a incrementar los niveles de represión, lo cual conduce a una radicalización de
las fuerzas populares. 1967 es el año de una huelga obrera general. 1968 es el año de la
huelga magisterial de ANDES 21 de junio.46 Pero si de parte de los grupos sindicales
había una disposición combativa, no había, según el esquema marxista-leninista, un
partido que asumiera la dirección de esos movimientos.
Por ejemplo, en el combate librado en Zacamil en el 67, la clase obrera se
defendió con piedras, varillas, picos y tablas. En esa época, en la huelga
progresiva y general, la clase obrera formó grupos de garroteros para la
autodefensa de las masas, incorporando en forma intuitiva formas armadas de
lucha en el confrontamiento [sic] con los cuerpos represivos del enemigo.
Asimismo, es tradicional cómo el movimiento estudiantil se ha tenido que
defender con piedras ante la acción criminal de los cuerpos represivos. De la
misma forma ha ocurrido con el magisterio durante sus luchas combativas y
los campesinos han tenido que usar las armas más rudimentarias para su
defensa.47
Para el entrevistado, entonces, “el acto de armarse de un palo, una piedra, un machete,
una varilla, para la defensa civil, por parte de la población es ya un acto que expresa el
desarrollo de la lucha armada del pueblo en su forma más elemental y primaria”. 48
¿Dónde entra la concepción de guerra prolongada en todo esto? En la concepción de la
lucha armada como un proceso gradual de toma de conciencia y de participación
45 Ibídem.46 Un relato de esta huelga de alcance nacional se puede encontrar en el texto de Cayetano Carpio titulado “La huelga general obrera de abril de 1967”. Puede consultarse en: http://www.marxists.org/espanol/tematica/elsalvador/carpio/1967/ago/06.htm. Una crónica de la huelga magisterial se puede leer en el libro de Mélida Anaya Montes, La segunda gran batalla de ANDES, Editorial Universitaria, San Salvador, 1972.47 Ídem.48 Ídem.
popular en formas espontáneas de autodefensa, donde priva mucho el ingenio sobre la
escasez de recursos: “Valga el ejemplo de los vietnamitas que comenzaron con flecha
en algunas regiones para llevar a cabo los desarmes. En El Salvador lo que ha ocurrido
es que se ha dado un salto de calidad al insertarse la guerrilla como fuerza irregular”.49
Lo anterior ofrece una visión más amplia de la lucha armada, en la cual participaría una
variedad de actores y no solamente la fuerza guerrillera como tal. En Vietnam,
recordemos, tomaba parte en la lucha anticolonialista tanto el ejército guerrillero como
personas que acometían por algunos momentos acciones de hostigamiento, de
“propaganda armada” y de guerra psicológica, sin formar parte de la tropa guerrillera.
La concepción guerrillera de las FARN está vinculada al objetivo de la “lucha
antifascista”, “y para dar el salto de la toma del poder que se caracterizaría en esta etapa
por la instalación de una dictadura democrática de obreros y campesinos con apoyo de
los sectores medios”.50
No podía faltar, por supuesto, una acerba crítica hacia el ERP y hacia su línea política
de formar comités militares:
Por la causa proletaria (PLCP): ¿Cómo consideras [...] la propuesta del ERP
de formar los comités militares?
Combatiente: Antes que nada, considero que la línea y concepción del ERP (si
es que tienen [una] concepción estratégica del proceso revolucionario), está al
margen del marxismo-leninismo [...]. Esa camarilla hace llamados espontáneos
a formar comités militares, separando mecánicamente, separando
mecánicamente la lucha política de lo que consideran la lucha armada,
entendiendo esta última como una expresión separada de la amplia lucha
política de las masas. [...]
PLCP: ¿Consideras que ha tenido éxito su convocatoria de formar comités
militares?
Combatiente: Con su “novedosa” propuesta, lo que han conseguido es
aprovecharse de sectores del pueblo que de corazón quieren orientación de
vanguardia para impulsar la lucha armada y que precisamente por el poco
trabajo político que ha podido realizarse entre las masas [...] se han dejado
llevar por las propuestas aventureras de la camarilla que controla el ERP. [...]
Es así como el ERP, conducido por una pandilla de aventureros pequeño-
49 Ídem.50 Ibídem, p. 12.
burgueses, ha terminado haciendo provocaciones peligrosas, que pueden
conducir a varios sectores del pueblo a esfuerzos solo provechosos para el
enemigo.51
Pero no solo el ERP es la única organización armada que recibe las críticas de Por la
causa proletaria. Defendiendo su idea de conformar un frente amplio antifascista, la
Comisión Política de la RN reaccionó ante las acusaciones de las FPL aparecidas en El
Rebelde, en el sentido de afirmar que la Resistencia Nacional pretendía “democratizar el
estado burgués”, [...] abandonar “la vía de la guerra prolongada y popular” y de ser
“vacilantes”.52 “O los compañeros de las FPL no han leído nuestras publicaciones y son
irresponsables al pretender dar lucha ideológica con fantasmas”, se escribe, “o sí han
leído nuestras publicaciones y, conscientemente, tergiversan lo que hemos dicho”.53 Los
redactores acusan a las FPL de confundir “lucha ideológica con tergiversación”, 54 a la
par que prometen al público lector “seguir profundizando en la exposición de nuestras
concepciones e impulsar una correcta (eso sí) lucha ideológica con todas las posiciones
desviadas que mantienen estancado y fragmentado al movimiento popular”. 55
Obviamente, esto muestra el marcado sectarismo de la época, en virtud del cual cada
organización se creía depositaria de la verdad revolucionaria, mientras que el resto era
“desviado”, “revisionista” o cualquier otro calificativo. Si había algo en común entre
todas las organizaciones era este mismo planteamiento acerca de la lucha ideológica: el
fin de la misma era que los “otros” admitieran la corrección de la línea política de la
propia organización.
Definiendo la línea política
La ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA consiste en definir al enemigo principal para derrocarlo y concentrar las fuerzas en cada etapa de la revolución (dirección del golpe principal), en determinar a los aliados de la clase obrera en cada etapa, en elaborar los planes para la disposición de las fuerzas revolucionarias, en ganar a los aliados, en utilizar correctamente las reservas directas e indirectas, en aislar al máximo grado al enemigo, en asestar el golpe más importante contra el enemigo principal inmediato y en luchar para realizar este plan en toda la etapa dada de la revolución.
51 Ídem.52 “Postalita a las FPL”, en Por la causa proletaria, N° 26, mayo-junio de 1976, p. 12.53 Ídem.54 Ídem.55 Ídem.
TRUONG CHINH, El marxismo vietnamita, citado en Por la causa proletaria, N° 26.
“La redacción de Por la causa proletaria informa a sus lectores el nuevo salto de
calidad que dará nuestro periódico revolucionario bajo las orientaciones políticas e
ideológicas de nuestra Dirección Nacional provisional”, anuncia la presentación del
número 26 de la publicación, fechado en los meses de mayo y junio de 1976. “Nuestra
organización está en proceso de formación del núcleo partidario, pero del núcleo
partidario que se prepara para la toma del poder por medio de la vía armada. En este
sentido consideramos que el periódico y todos sus artículos deben estar en función de
explicar el camino estratégico y los pasos tácticos de la revolución”, añaden. “Nuestro
propósito es convertir al periódico en el instrumento teórico de la revolución
salvadoreña que nos permita pertrecharnos de un análisis objetivo de la realidad
política, económica y militar, ligado a la práctica y experiencia de la lucha de clases en
El Salvador”,56 se asevera.
En el número en mención se presentan los elementos principales de la concepción
política de la Resistencia Nacional. La organización, se asevera, está en proceso de
construcción del Partido,57 con lo cual será necesaria “la concreción de una teoría de la
revolución salvadoreña como guía para la acción y la transformación revolucionaria”.58
Esta concepción parte de la manera en que se tipifica la sociedad salvadoreña y del tipo
de revolución por la que se propone luchar. El documento concibe la formación
salvadoreña como un capitalismo dependiente del “imperialismo internamente
impulsado”59 por la burguesía local, con lo cual se desecharía “el desarrollo de una
revolución nacional democrática y agraria antifeudal y antiimperialista donde juega un
papel importante la burguesía nacional (como plantea el PCS). Ya que la dependencia al
imperialismo ha cerrado e impide el desarrollo de una burguesía nacional
revolucionaria”.60 El carácter dependiente del capitalismo salvadoreño conduciría a la
revolución “a un enfrentamiento con la estructura del capitalismo internacional,
dominada por los imperialistas”.61 Por tanto, esta revolución será de carácter “anti-
burgués y anti-imperialista”,62 dirigida por el proletariado. Ahora bien, la dirección de
carácter proletario de la revolución abarca también las reivindicaciones del campesinado
56 “Introducción”, en Por la causa proletaria, N° 26, abril-mayo de 1876, p. 2.57 “Estrategia política de la Resistencia Nacional”, ibídem, p. 3.58 Ibídem.
y la clase media.63 Ahora bien, el triunfo del proletariado salvadoreño no implicaría un
paso directo al socialismo, sin pasar primero por un momento de transición, tipificado
como “revolución democrática popular”,64 que iniciaría con el derrocamiento por medio
de las armas de “la alianza de la burguesía local y el imperialismo” 65, para sustituirla
por una “dictadura democrática-revolucionaria de obreros y campesinos con capas
medias”. 66
El texto se plantea el problema de la consolidación de esta revolución democrática
popular en el poder. Propone dos vías: desde arriba, “a partir de los recursos que
proporcionan los aparatos políticos, jurídicos y administrativos del estado capitalista,
mediante aceleradas transformaciones emprendidas por el Gobierno Popular
Revolucionario (GPR)67”, compartiendo el poder con “las fuerzas democráticas” 68; y
desde abajo, en virtud del “apoyo y la dirección de las organizaciones de masa de la
clase obrera y campesina (y hasta donde sea posible, de los sectores medios), contar
además con las FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS (compuestas por las masas
armadas que serán las milicias revolucionarias, el ejército guerrillero que ha surgido en
la práctica del proceso y las fracciones del ejército burgués que se dividen y se ponen a
luchar junto a la clase obrera y campesina)”. 69
Tres son las tareas principales que se definen para la etapa de la revolución
democrático-popular: a) “Construir el frente único”70; b) “Luchar por la hegemonía
revolucionaria en el seno de la clase obrera y la construcción del verdadero Partido de
los comunistas” 71 y c) “Construir las Fuerzas Armadas Revolucionarias”. 72
El frente único partiría de la premisa según la cual se estaría dando “un proceso de
depuración ideológico [sic], en base a las contradicciones internas de las organizaciones
populares, que permiten una lucha ideológica que creemos dará como síntesis la teoría
nacional sobre la formación del frente político y su concepción correspondiente”. 73 Ello
59 Ibídem, p. 4.60 Ídem.61 Ibídem, p. 5.62 Ídem.63 Ídem.64 Ídem.65 Ídem.66 Ídem.67 Ibídem, p. 6.68 Ídem.69 Ídem.70 Ibídem, p. 9.71 Ídem.72 Ídem.73 Ídem.
conformaría una situación en la cual la vanguardia se encontraría dispersa. El frente
único estaría constituido por el “frente revolucionario”74 y el “frente democrático”. 75 El
primero agruparía a las fuerzas revolucionarias —esto es, a las organizaciones político-
militares”, mientras que el segundo sería una amplia coalición de fuerzas democráticas.
Este planteamiento fácilmente puede verse como la antesala de lo que más adelante
serían el FMLN —en tanto “frente revolucionario”— e instancias como el Foro Popular
y el FDR, como concreciones del “frente democrático”.
El objetivo de luchar por la hegemonía revolucionaria y construir “el verdadero Partido
de los comunistas” no es otra cosa que la construcción de una vanguardia unificada.
“Esto implica para la RN que la posición obrera revolucionaria gane hegemonía en el
seno de su clase, para que se le imprima el sello de clase proletaria a la lucha de
masas”,76 se escribe. “Ganar hegemonía en el sector obrero es un aspecto esencial en la
estrategia que debe ser resuelto a nivel de la táctica, independientemente de que el
PARTIDO se encuentre unificado, debido a la dispersión orgánica de la Vanguardia,
unificación que, como decimos, dará DIRECCIÓN ÚNICA a la lucha popular” 77, explican
los redactores. El número también tiene una sección dedicada a la “teoría militar de la
revolución salvadoreña”, en el que, entre otras cosas, se estudian las tácticas de
contrainsurgencia que para ese entonces el ejército salvadoreño ya había puesto en
marcha contra poblaciones civiles indefensas en los cantones de La Cayetana y de Tres
Calles:
En Tres Calles (1974), por ejemplo, ORDEN cumplió el papel de fijar a la
población y dar listas de nombres al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas,
Sección de Inteligencia; nombres de gente sencilla que trabajaba en directivas
comunales del cantón o simplemente progresistas. La Guardia Nacional llega a
hacer una acción de castigo contra la población, este acto criminal, sólo lo
hacen los fascistas. En el cantón Las Ánimas (1972) fue distinto; la milicia
reaccionaria ORDEN y patrulleros que pertenecían al PCN planearon matar a
varios dirigentes del cantón que trabajaban en la cooperativa y pertenecían a
un Partido Político de oposición. El plan les falló, porque la población, al saber
las intenciones de la milicia reaccionaria, tomó la iniciativa, llevando a cabo
sus propias medidas de autodefensa, deteniendo a los cabecillas de ORDEN y
74 Ibídem, p. 10.75 Ídem.76 Ibídem, p. 11.77 Ídem.
patrulleros reaccionarios. Pero la milicia recibió el apoyo de la Guardia
Nacional, la cual se hizo presente para aplastar el desarrollo de una posible
insurrección local. Esto nos da una idea de cómo trabaja la milicia en
coordinación con las fuerzas represivas.78
La trigésima edición de Por la causa proletaria, fechada en octubre de 1977, profundiza
en el tema de la situación de las fuerzas revolucionarias, particularmente, en la crítica de
las concepciones tácticas de las demás organizaciones político-militares y el PCS —que
para entonces, era solamente una organización política semilegal y semiclandestina,
pero no tenía un aparato militar.
Gramsci y la revolución sandinista
Nos vemos obligados a dar un salto de dos años, para darle un vistazo a la edición 35 de
la publicación, que data de los meses de octubre y noviembre de 1979. El triunfo
reciente de la revolución sandinista y el proceso de acercamientos entre las fuerzas
político-militares (entre las que ya se cuenta al PCS, la última organización en sumarse
a la lucha armada), son algunos de los hechos más importantes. Este número registra un
cambio de presentación. La impresión dejó de ser artesanal y con diseños a mano, para
dar el salto al offset. En la portada, aparte de la enseña de Por la causa proletaria, hecha
de forma más profesional, aparece un recuadro con un homenaje a Ernesto Che
Guevara.
La presentación del número plantea el tema central a tratarse: el impacto de la
revolución sandinista. ¿Qué es lo que impacta del triunfo del FSLN? El hecho de que se
debió a una lucha insurreccional. Recordemos que la insurrección ocupó un lugar
importante en el imaginario —y no solamente en las concepciones— de las
organizaciones político-militares, en particular, del ERP y de la RN, con todo y sus
diferencias. No obstante, dicen los redactores, es necesario ver la insurrección
nicaragüense de una manera contextualizada. Dice la presentación:
Algunas organizaciones de izquierda pueden caer en la sutil trampa tendida
por la ideología burguesa, al absolutizar también las diferencias [entre la
experiencia nicaragüense y la realidad salvadoreña, N. del A.] pero desde otro
punto de vista al querer contraponer Insurrección a Guerra Popular
Prolongada, como si una excluyera a la otra. Y es que la supuesta
“originalidad” de la Revolución Nicaragüense es precisamente su
78 “El yunque y el martillo”, en ibídem, p. 12.
Universalidad; es decir, que ha puesto al orden del día en tierras
centroamericanas problemas universales como son: la construcción del
Partido, la política de alianzas y el concepto de HEGEMONÍA, la insurrección
dentro del marco de la guerra prolongada, las etapas de la Democracia
Popular, la construcción del Ejército del Pueblo, etc.79
Los redactores afirman que, si bien sería un error para los revolucionarios salvadoreños
hacer un calco de la revolución nicaragüense, igualmente erróneo sería no prestarle
atención a los elementos “universales” de dicho proceso. Es en ese contexto donde entra
en juego el análisis de las tesis gramscianas sobre la hegemonía, para así tener una
perspectiva desde la cual se podrá examinar la experiencia sandinista.
La interpretación de la RN de las tesis gramscianas sobre la hegemonía
La recepción de Gramsci en El Salvador es relativamente escasa, si se la compara con
países como en algunos países de América del Sur. No hay todavía un estudio detallado
de la trayectoria del pensamiento gramsciano en el país. Probablemente, su introducción
date de los años setenta, cuando la entonces joven generación de activistas
revolucionarios comienza a buscar nuevos horizontes para el pensamiento y la praxis
transformadores de la sociedad. En la exploración hemerográfica que hemos
emprendido para este estudio, nos encontramos con que solamente dos de las cinco
organizaciones político-militares existentes hacen referencias explícitas a Gramsci. Una
es la Resistencia Nacional, en el número de Por la causa proletaria que estamos
reseñando. La otra es el PRTC, que le dedica varias páginas en el periódico Posición
Revolucionaria, de la Liga para la Liberación, su organismo de masas.
La publicación hace referencia a los elementos básicos del concepto de hegemonía, los
cuales no consideramos necesario repetir aquí. Los enumeramos:
Apuntes sobre el concepto de hegemonía
1. Hegemonía y Estado
2. El etapismo leninista
3. ¿Problema europeo?
Posteriormente, se estudia la insurrección sandinista. Se trata de un análisis, tanto de las
discusiones políticas dentro de las tres líneas del FSLN (GPP, insurreccionales y
terceristas), como de las diferentes modalidades militares que se ocuparon para la toma
de Managua. Este estudio es importante, porque en El Salvador se estaba configurando
79 “Presentación”, en Por la causa proletaria, N° 35, octubre-noviembre de 1979, p. 2.
una situación en la que el recrudecimiento de la represión y la progresiva radicalización
del movimiento de masas configuraban, para algunos, una “situación revolucionaria”.
El número concluye con un homenaje a combatientes caídos de las FARN: David Leiva, Lucio, quien antes de incorporarse a la RN, “provenía de las Fuerzas Revolucionarias Rebeldes, FRR, organización político-militar de membresía predominantemente campesina, integrada a las FARN en julio de 1978”;80Ricardo Dimas Hernández, Sebastián, procedente de las FPL antes de unirse a la RN; Eduardo Cruz Amaya, Vladimir-Juan, quien, antes de sumarse a la Resistencia Nacional, “fue miembro activo de la FRAP”.81 No tenemos antecedentes de las FRR ni de las FRAP. Sería importante rastrearlos y ubicarlos dentro de la historia del movimiento armado salvadoreño.
80 Op. cit., p. 25. 81 Ibídem.