Por Qué a Heidegger No Le Gustaba La Dialécitca - Roman Dilcher

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    LA CUESTIN DE LA DIALCTICA

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    AUTORES, TEXTOS Y TEMAS

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    LA CUESTIN

    DE LA DIALCTICA

    Miguel Giusti (Ed.)

    Hans-Christoph AskaniRoman Dilcher

    Javier DomnguezMartin Gessmann

    Miguel GiustiGustavo LeyvaWalter MeschJulio del Valle

    Jochen WagnerGeorg Zenkert

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    LA CUESTIN de la dialctica / Miguel Giusti, editor. Rub (Barcelona) :Anthropos Editorial ; Lima (Per) : Fondo Editorial de la PontificiaUniversidad Catlica del Per, 2011237 p. ; 20 cm. (Autores, Textos y Temas. Filosofa ; 82)

    ISBN 978-84-15260-06-6

    1. Dialctica 2. Dialctica - Historia crtica I. Giusti, Miguel, ed. II. FondoEditorial de la Pontificia Universidad Catlica del Per (Lima - Per) III. Coleccin

    Con el apoyo del Goethe Institut.

    Primera edicin: 2011

    Miguel Giustiet alii, 2011

    Anthropos Editorial, 2011Edita: Anthropos Editorial. Rub (Barcelona)www.anthropos-editorial.com

    En coedicin con el Fondo Editorial de la PontificiaUniversidad Catlica del Per, Lima

    ISBN: 978-84-15260-06-6Depsito legal: B. 19.246-2011Diseo, realizacin y coordinacin: Anthropos Editorial

    (Nario, S.L.), Rub. Tel.: 93 697 22 96 - Fax: 93 587 26 61Impresin: Novagrfik. Vivaldi, 5. Montcada i Reixac

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

    Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna formani por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por foto-copia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

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    I. Preludio

    Es sabido que, durante su vida, Martin Heidegger no slotuvo ciertas reservas hacia la dialctica como mtodo filosfico,sino que realmente la rechaz de manera enrgica. No es difcilencontrar citas que respalden esta posicin. Empezaremos, pues,con una de las ms explcitas:

    [...] el actual renacimiento de Hegel el pensamiento dominan-te es difcil de arrancar del molino de la dialctica. ste no esms que un molino que marcha en el vaco, porque se ha aban-donado la posicin fundamental de Hegel: su metafsica cristia-no-teolgica; slo en ella, en efecto, tiene la dialctica de Hegelsu elemento y su asidero [...] La dialctica es la dictadura de loincuestionable. En sus redes se extingue toda pregunta.1

    Esta sucinta toma de posicin que data del ao 1969 poseeuna claridad que no deja lugar a dudas. Aqu Heidegger excluyea Hegel mismo de su veredicto, pero slo en tanto que posicinhistrica de la metafsica, lo cual quiere decir: como una posi-cin que pertenece al pasado.

    Es evidente que para Heidegger la dialctica no es una posi-bilidad del pensamiento filosfico, sino una tcnica que impide

    el acceso serio a las preguntas filosficas y, con ello, la apertura

    POR QU A HEIDEGGERNO LE GUSTABA LA DIALCTICA?

    Roman DilcherUniversidad de Heidelberg

    1. Martin Heidegger, Zeichen, enAus der Erfahrung des Denkens (1910-1976), Gesamtausgabe, Frankfurt: Klostermann (en adelante, GA), vol. 13,1983, p. 212.

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    con respecto a la cuestin del pensar. Esta expresin de rechazo,

    claro est visceral, no es un caso aislado, ni tampoco es slo una

    posicin del Heidegger tardo, el cual se viera confrontado pro-

    gresivamente con la pregunta acerca de si no habra vnculos de

    su propio pensamiento con el dialctico. Opiniones similares se

    encuentran por doquier. Ya en susLecciones sobre Hegelde 1930-

    1931, Heidegger se expresa ms o menos de este modo: lo malo

    sera que la dialctica pudiera concordar con astucias y artima-

    as, a las que se pudiera inducir de modo tal que finalmente

    no hubiera nada que pudiese contener a una tal imaginacin

    desencadenada y a la cual se le abrieran todas las puertas puer-

    tas a travs de las cuales, sin embargo, caeramos de un vaco aotro y acaso en la opinin de que aquello que por ese medio

    dominamos es la plenitud de la realidad.2

    Si bien es cierto que Heidegger tambin aqu excluye a Hegel

    de este procedimiento enajenado, nota, por otra parte, que el

    mismo Hegel no habra podido dominar completamente la pe-

    ligrosidad de la dialctica. Sin embargo, la dialctica hegeliana

    es entendida aqu, haciendo justicia a su lugar en la historia,

    como la culminacin de la metafsica occidental;3y esto quie-re decir que el problema del ser est orientado hacia el logos.4

    Este logosse desplegara aqu comodialegesthai, la cual es carac-

    terizada del modo siguiente:

    [...] undia, un discutir puntual, un movimiento que se basa pro-

    piamente en el habla y el saber mismos, la intranquilidad del

    absoluto, el no detenerse, sino superar, ladialegesthaiplatnica,

    el recorrer; pero tampoco es simplemente un recorrer, sino quedescansa [...] en la dialegesthai, es decir, en el medium, en un

    hablarse-a-s. Lo hablado est orientado sobre s mismo. La ver-

    dad de lo hablado descansa finalmente en el yo, el sujeto, el esp-

    ritu. Esto realmente no sobresale en la dialctica occidental, pero

    la dialctica no es otra cosa que la terminacin de laAufhebung

    2.Hegels Phnomenologie des Geistes(Vorlesung vom Wintersemester1930/1931), GA 32, 1980, pp. 104 ss.

    3. Esto mismo opina Heidegger ya en el semestre de invierno de 1926/

    1927: La lgica de Hegel: la obra con la que, en cierto modo, llega a su

    autntica culminacin la filosofa occidental (Geschichte der Philosophie vonThomas von Aquin bis Kant, GA 23, p. 6).

    4. GA 32, p. 92.

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    en el Absoluto, la cual es aprehendida desde el logos, esto es,

    lgicamente, en su sentido original.5

    Si Heidegger entiende aqu a la dialctica hegeliana como

    una forma particular dedialegesthai, ciertamente bajo la premi-sa de un saber absoluto, esto se remitira entonces a la dialcticaplatnica, con la cual Heidegger se haba confrontado ya en 1924.Tambin aqu hay lugares comunes similares, como el inicialgesto de rechazo:

    La historia de la filosofa y la contemplacin filosfica orientada

    dialcticamente se han quedado con esta dialctica platnica

    como principal ideal y en ella han visto un modo superior delfilosofar. A raz de esto, se ha preparado una maravilla de la tc-

    nica filosfica del pensar, una tcnica del pensar del dialctico ir

    y venir, un mtodo que funciona mejor cuando se preocupa lo

    menos posible del conocimiento objetivo y al cual no pertenece

    nada ms que un entendimiento desbocado que corre en el vaco.6

    Pero as como Heidegger se explaya en los excesos de un pen-

    samiento dialctico enajenado, as de dbiles permanecen, sinembargo, los intentos por fundamentar minuciosamente su re-chazo. Las conclusiones de la leccin acerca de Platn sobre lacual se volver detalladamente ms adelante se encuentranresumidas en Ser y tiempo,lo que vendra a ser, en cierto sentido,su postura oficial con respecto a la dialctica:

    El legeines el hilo conductor para la obtencin de las estructurasdel ser de lo que existe (Sein des Seienden) y que es encontrado enel hablar y el discutir. Por eso, la ontologa antigua se conviertepara Platn en dialctica. Con el desarrollo posterior del hiloconductor ontolgico mismo [...] crece la posibilidad de una ver-sin ms radical del problema del ser. La dialctica, que fue laverdadera perplejidad filosfica, se vuelve superflua. Por ello, Aris-tteles no tuvo por ella ninguna comprensin, porque la super

    y coloc sobre una base ms radical.7

    5.Ibd., pp. 92 ss.6. Plato: Sophistes, GA 19, 1992, p. 199.7. Martin Heidegger, Sein und Zeit, Tubinga: Niemeyer, 197915, p. 25. De

    modo similar: [...] es as que toda dialctica es un escape (MetaphysischeAnfangsgrnde der Logik im Ausgang von Leibniz, GA 26, p. 264).Die Grund-begriffe der Metaphysik. Welt Endlichkeit Einsamkeit,GA 29/30, p. 276.

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    Pero si bien el rechazo heideggeriano de la dialctica resultaen su conjunto tan general e inalterable, se ofrece, por lo menos,un cuadro medianamente coherente. A este respecto, se puedemencionar tres puntos.

    En primer lugar, Heidegger ve claramente en la dialcticauna metdica oposicin con respecto a la fenomenologa, yen una oposicin tan esencial que no tendra sentido una me-diacin. Esto lo explica Heidegger en un coloquio sobre dialc-tica en el ao 1952:

    [...] la referida observacin en contra de la dialctica [en Ser y

    tiempo] debe ser entendida desde la posicin fenomenolgica;

    ella es una defensa contra la ciega objecin conceptual de lostemas de la filosofa, se trata de la oposicin entre la dialctica

    conceptual y la aceptacin contemplativa (ver, presentacin in-

    mediata).8

    En respuesta a los cuestionamientos, Heidegger reconoce aqu,sin embargo, que su rechazo se dirigira ms contra un concepto

    vulgar de la dialctica, aunque no deja de afirmar, con todo, que

    la pregunta de Ser y tiempo no podra ser absuelta con ayuda deningn tipo de dialctica. La alternativa parece ser, entonces:conceptoocontemplacincomo mediumde la filosofa.

    En segundo lugar, para Heidegger, esta oposicin metdicase haya en una dimensin histrica. El desarrollo de la dialcti-

    ca en direccin de un mtodo filosfico se debe a una determi-nada interpretacin del ser, que ha sido la dominante a lo largo

    de la historia de la metafsica. La dialctica aparece, por tal

    motivo, slo como un modo particularmente aguzado de laorientacin metafsica del logos, y slo con ello se cae en lacrtica heideggeriana, de modo similar a como ocurrira conuna lgica no dialctica.

    En tercer lugar, la dialctica tiene, para Heidegger, una ten-

    dencia hacia la emancipacin, pues si bien la dialctica puede habertenido cierta necesidad filosfica para los dos grandes maestros

    8. Martin Heidegger, Colloquium ber Dialektik(E. Fink, M. Mller, K.-H.Volkmann-Schluck, M. Biemel, W. Biemel, H. Birault), Muggenbrunn, 15 deseptiembre de 1952. Apndice: ltima Vorlesung (XII), no dictada, del se-mestre de verano de 1952. Editada y comentada por G. van Kerckhoven,Hegel-Studien, 25 (1990), pp. 9-40, aqu: p. 10.

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    del pensamiento dialctico en la antigedad, Platn; en la mo-dernidad, Hegel, no es casual su degeneracin en mero artificioy tcnica vaca. La dialctica, en el mejor de los casos, representauna verdadera perplejidad filosfica; pero suele corromperseen una mera apariencia en el acercamiento a la realidad.

    II. Platn

    Si stos son los parmetros de la relacin de Heidegger conrespecto a la dialctica, sta se vera entonces ante un dilema: lapregunta parecera ser, si no superflua, por lo menos estril, por-

    que Heidegger la habra respondido ya del modo ms inequvo-co posible. Pero se exige una mirada ms profunda tan prontocomo se presta atencin al punto de partida de la formacin delpensamiento de Heidegger.

    Tal como indica la preferencia de Heidegger por usar los tr-minos griegos logosydialegesthai, el origen de su valoracinde la dialctica no descansara en aquel mtodo que Hegel cons-truy. Heidegger se ocup con mayor profundidad de Hegel sloa partir de finales de los aos veinte, despus de Ser y tiempo.

    Heidegger arrib a un pensamiento sustantivo e indepen-diente sobre todo por medio de su confrontacin con la filosofagriega a principios de los aos veinte. Y ah se puede encontrar,finalmente, tambin los motivos de su posicin con respecto ala dialctica.

    La discusin ms detallada de la problemtica de la dialcti-ca es ofrecida por Heidegger en la ya mencionada Leccinde1924/1925 una comprehensiva interpretacin del Sofistade Pla-tn9en la cual el transcurrir del dilogo es minuciosamente

    9. GA 19 sobre el problema de la dialctica; cfr. tambin: Barbara Peron,Mit Aristoteles zu Platon: Heideggers ontologische Ausdeutung der Dialektikim Sophistes, Frankfurt: Peter Lang, 2008; Markus Brach,Heidegger Pla-ton, Wrzburg: Knigshausen y Neumann, 1996; Gnter Figal, Scheu vorder Dialektik. Zu Heideggers Platoninterpretation in der Vorlesung ber

    den Sophistes(Winter 1924/1925), en Hans-Christian Gnther y AntoniosRengakos (eds.),Heidegger und die Antike, Munich: Beck, 2006, pp. 219-235; Thomas Schwarz Wentzer, Phnomenologie oder Dialektik? Zur Fra-ge nach der Sachlichkeit der Philosophie bei Heidegger und Gadamer, enGnter Figal y Hans-Helmuth Gander,Dimensionen des Hermeneutischen.Heidegger und Gadamer, Frankfurt: Klostermann, 2005; Klaus Dsing, Dia-

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    seguido a lo largo de 400 pginas. (La conocida cita del Sofistaque antecede a Ser y tiempo es slo una pequea seal del signi-ficado que tuvo esta interpretacin para Heidegger.) El Sofistapertenece con seguridad a aquellos dilogos de Platn que sondecisivos para la comprensin de su dialctica. El punto mslgido de la discusin constituye el proyecto de la dialctica delas ideas de los, as llamados, cinco grandes gneros: reposo,movimiento, ser, identidad y diferencia, en el cual Platn mues-tra que las ideas no pueden estar aisladas unas de otras, sino quedeben de hallarse en una comunidad (koinona ton genon). Setrata aqu de la posibilidad de unin y separacin, y de que loscinco gneros supremos representan algo as cmo las condicio-nes de posibilidad de la reunin y separacin y con ello, tam-bin de las condiciones de posibilidad del logosmismo. De ello,se desprende, adems, la determinacin de la actividad propiadel dialctico: El separar segn los gneros y el que no se tengani a un mismo concepto por otro ni a este otro por el primero.10

    El proyecto platnico de una doctrina dialctica de las ideasconfirma para Heidegger que el ser de Platn se entiende a par-tir del logos, esto es, que el logoses el modo de acceso a lo exis-tente y que nicamente ellogos delimita las posibilidades dentrode las cuales puede conocerse algo sobre lo existente.11

    Se debe notar que, para su comprensin de la dialctica,Heidegger no slo toma indicios a partir de la definicin dadaaqu esto es, la del mantenerse separado y diferenciado. Conello, Heidegger da la razn al hecho de que la dialctica de Pla-tn no slo puede comprenderse a partir de ladihairesis, comohabra sugerido Julius Stenzel,12y esto porque ella implica tam-bin un reunirse. Pero el acentuado desinters mostrado porHeidegger por la actividad especfica del dialctico de las ideasmuestra que entiende el pensamiento dialctico de Platn comouna filosofa del logosen un sentido ms amplio, con lo que ladeterminacin de la comunidad de las ideas segn el logossloes, por as decirlo, el efluvio visible.

    lektikmodelle. Platons Sophistes, as como Hegels und Heideggers Umdeu-tungen, en D. Wandschneider (ed.), Das Problem der Dialektik, Bonn:Bouvier, 1997, pp. 4-18.

    10. Platn, Sofista, 253d.11. GA 19, p. 529.12.Ibd., p. 526.

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    En la interpretacin del dilogo se intercala una parte intro-ductoria (de una extensin de 200 pginas) en la que se inter-preta principalmente el quinto libro de latica Nicomquea deAristteles. El propsito de ello es allanar el terreno que conduce

    a Platn partiendo de Aristteles. En el centro, se hallan las asllamadas virtudes dianoticas y su relacin con el logosy laaltheia, y es con ayuda de esta premisa aristotlica que Heideg-ger quiere asir la dialctica platnica. Con Aristteles, Heideggerentiende las funciones de las conductas dianoticas como dife-rentes habilidades delaletheuein, es decir, del desvelamiento, delrevelar. A partir de estas premisas, se debe mostrar lo que quie-re decir realmente ladialgesthai, esto es, el actuar especfico de

    la discusin detallada en el dilogo. Al mismo tiempo, se desa-rrolla con esto una comprensin de por qu en general la discu-sin de aquello que es discutido en el dilogo ocurre bajo la for-ma del dilogo, de por qu Platn filosofa dialgicamente.13Estelado dialgico es, pues, sin lugar a dudas, aquello a partir de locual Heidegger interpreta la dialctica platnica; en correspon-dencia con la posterior comprensin, que procede quiz de laPoliteia, de que el dialctico es aquel que es diestro en ladialges-

    thai, es decir, aquel que domina el trato con el logos, pudiendopreguntar y responder del modo correcto, y, con ello, planteardiscusiones a s mismo y a los dems.

    La lnea directriz es aqu el giro platnicodia ton logon po-reesthai, lo que Heidegger traduce como un atravesar por aque-llo que est dicho y que est revelado, lo cual podra estar referi-do al ser.14Heidegger entiende estadialgesthaicomo un deve-nir de la verdad en y por medio del logos, esto es, como un pasar

    desde el logoscomo habladura (Gerede) que primero slo estdado, pasando por todas las cosas dichas y referidas indirecta-mente a travs del decir verdadero hacia un logosque verdade-ramente como logos alethsdice algo sobre lo discutido.15Unhabla de este tipo tiene que involucrarse, en favor y en contra,con aquello sobre lo que el discurso trata, y tiene tambin quehacerlo visible. Ladialgesthaitiene, pues, en s misma una ten-dencia inmanente hacia un noein, hacia un ver.16Pero en estoradican, para Heidegger, los lmites de la dialctica:

    13.Ibd., p. 195.14.Ibd., p. 196.15.Ibd., p. 195.16.Ibd., p. 197.

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    Pero en tanto la contemplacin permanece en legein, pues comodialgesthaipermanece en una discusin puntual, si bien puedecomo tal abandonar la habladura (Gerede), no puede ni siquierahacer el intento de penetrar en las cosas mismas. Ladialgesthai

    permanece en una discusin puntual; no llega a un noeinpuro.No posee los verdaderos medios para llegar a aquello que debe

    ser en realidad su fin: la theoreinmisma.17

    Esta conclusin es del todo sorprendente considerando el he-cho de que Platn describe el saber acerca de las ideas predominan-temente con metforas visuales. Que su no plausibilidad no seaevidente de inmediato en la leccin de Heidegger se debe a que

    ste se asegura enseguida la ayuda de Aristteles. Para Aristteles,la dialctica tendra slo un papel subordinado, porque con l deconsigui lo que Platn mismo aspiraba a hacer. Aristteles violos lmites inmanentes de la dialctica, porque l filosof ms ra-dicalmente.18Le devolvi a la dialctica slo un derecho relativo,porque l entendi qu funcin tienen el logosy ladialgesthaienla contemplacin cientfica y, en general, en la existencia huma-na;19ella es slo una justificada etapa previa del filosofar.20En

    relacin con la dialctica, Heidegger sigue, por lo tanto, la apre-ciacin aristotlica de que ella se relacionara inquisitivamentecon aquello de lo cual la filosofa posee conocimiento.21

    Heidegger mismo parece ser consciente de que con ello sedesfigura el pensamiento de Platn cuando poco despus, en unexcurso sobre el Fedro, acenta el papel de la contemplacin, del

    ver, de la mirada en Platn.22Sin embargo, en esta toma de posi-cin a favor de Aristteles se tratara de otra cosa para Heideg-

    ger, a saber, de la derivacin de la posibilidad de un modo deconocimiento ms all del logos.

    Respecto de esto, sirve ahora la discusin de las virtudes dia-noticas en latica Nicomquea. Aristteles analiza cinco dife-rentes modos en los cuales el alma alcanza la verdad: la cien-cia (episteme) y la sabidura (sopha) por el lado teortico, el arte

    17.Ibd.

    18.Ibd., p. 199.19.Ibd.20.Ibd., p. 165.21.Ibd., p. 215;peirastik per hon he filosofa gnoristik(Aristteles, Me-

    tafsica, 1.004b25-26).22.Ibd., p. 349.

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    (techn) y la prudencia (phrnesis), por el prctico, y como quin-to, la razn (nous) como la capacidad de descubrir los princi-pios. En su interpretacin, Heidegger extrae en particular la co-nexin estructural entre estas actitudes epistmicas, lo que dacomo resultado quesophayphrnesisson dos diferentes for-mas superiores del indagar que, si bien acta normalmentemeta logoucon el logos, representa, como conocimiento de losprincipios de su respectivo mbito, un simple indagar sin ellogos, es decir, un puro noein. Tenemos aqu dos posibilidadesdel nous: el nousen la concrecin exterior y el nousenkatholouexterior, en la universalidad ms universal.23

    Sin profundizar en este tema, Heidegger deja saber, sin em-bargo, que no piensa apoyar la opcin aristotlica en favor de lasabidura teortica. Este punto, realmente no explcito, es toma-do en consideracin respecto de la valoracin de la dialcticapor parte de Heidegger. Porque si la preferencia se inclina dellado de Aristteles y no de la filosofa dialctica de Platn queslo se mueve en el logos, entonces sta se tendra que entenderinevitablemente, por lo dems, en direccin de una ciencia teri-

    ca de los principios. Permanecera, sin embargo, un enigma: porqu Heidegger rechazara la oferta platnica de un dilogo din-mico abierto a los cuestionamientos el cual se encuentra mscerca del acentuado carcter preliminar (Vorlufigkeit) del anli-sis existencial y al mismo tiempo, como queda claro a partir dela interpretacin del Sofista, posee una dimensin existenciala favor de laepistemearistotlica?

    El punto central de la interpretacin heideggeriana descansa

    aqu, pues, en el hecho de encontrar un modo de conocimientoen laphrnesisaristotlica que no sea terico, sino prctico, peroque, no obstante, sea por principio un indagar puro que reba-sa al logos.

    III. Qu es Metafsica?

    Para entender el modo en el que Heidegger aprovecha elmodelo tomado de Aristteles, se considerar ahora un texto quedesarrolla de manera significativa la oposicin, tan decisiva en

    23.Ibd., p. 163.

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    relacin con la pregunta por la dialctica, entre en trminosgriegos logosy noeinpuro en la transformacin del pensamien-to de Heidegger.

    La leccin inaugural de 1929 Qu es Metafsica?24intentadar un paso esencial por encima de Ser y tiempo, a saber, inten-ta desplegar un pensamiento que no empalme con la preguntapor el sentido delDasein, sino que busque responder a la pre-gunta metafsica por excelencia, la cual, en cierto modo, pue-de ser entendida como una determinacin del ser mismo. Lapregunta que Heidegger adopta slo aparentemente de modocasual reza: De qu trata la nada?.25

    En un principio, puede parecer que esta pregunta no tienesentido, porque en ella se realiza una contradiccin:

    De antemano, suponemos en esta pregunta a la nada como algo

    que es de este o aquel modo, es decir, como algo que existe.

    Pero, precisamente, si de algo se diferencia es de todo ente (Seien-des). El preguntar por la nada qu y cmo sea la nada con-

    vierte lo preguntado en su contrario. La pregunta se despoja a s

    misma de su propio objeto [...] De este modo, el pensar que

    por su esencia siempre es pensamiento de algo, para pensar lanada, tendra que actuar en contra de su propia esencia.26

    Heidegger muestra aqu una idea que puede ser identificadacon la clsica paradoja del discurso acerca de la nada.27De modosimilar, Platn comienza, en el Sofista, el enfrentamiento con ladoctrina eleata acerca del ser. Sin embargo, esto se lleva a cabocon el fin de legitimar despus, de un modo distinto, el discurso

    sobre lo no existente en contra del veredicto parmendeo y, conello, conseguir una base para la dialctica de las ideas.28

    Heidegger reconoce la imposibilidad formal de la pregun-ta por la nada,29con la consecuencia, sin embargo, no de aban-donar la pregunta, sino por el contrario de cuestionar el do-

    24. Martin Heidegger, Was ist Metaphysik?, en Wegmarken, GA 9, 19782,pp. 103-121.

    25.Ibd., p. 106.26.Ibd., pp. 106 ss.27. Sobre esto, es revelador el texto de Karen Gloy, Die paradoxale Ver-

    fassung des Nichts,Kant-Studien, 74 (1983), pp. 133-160.28. Platn, Sofista, 237c ss.29. GA 9, p. 108.

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    minio de la lgica en general. Como de costumbre, no es fcilseguir adecuadamente el sentido de tal afirmacin. La tesis queHeidegger postula aqu y que busca fundamentar es la siguien-te: la nada es ms originaria que el no y la negacin. De estemodo, la problemtica del dominio de la lgica puede ser for-mulada de modo ms preciso como el intento de responder alas preguntas fundamentales de la metafsica de una maneratal que no proceda desde la orientacin hacia el logos; es de-cir, en este caso, de forma que no obtenga el concepto de lanada siguiendo el camino de la mera negacin de la totali-dad (Allheit) de lo que es (Seiendes).30Heidegger quiere probaresta tesis de la originariedad de la nada a travs de una feno-menologa de la angustia: en la angustia se da el escabullirse delo existente en su totalidad, lo cual, primero que nada, puedemanifestarse en su extraeza: un proceso que Heidegger carac-teriza como negacin originaria (ursprngliche Nichtung). Ta-les disposiciones conducen a una manifestacin pre-lgica delo que es (Seiendes), la cual precede a toda relacin lgica conelDasein. Pero cuestionar el predominio de la lgica no signi-

    fica en modo alguno renunciar a las proposiciones o argumen-taciones filosficas. Ms bien, significa involucrarse con unaproposicin que si bien no se sustrae por completo al mbitode la apertura, s lo precede. Con palabras de Ser y tiempo, setiene que entregar el descubrimiento primario del mundo,desde el punto de vista de la ontologa fundamental, a la meradisposicin de nimo, lo que de ningn modo debe ser con-fundido con un intento de entregar a la ciencia nticamente al

    sentimiento.31

    Ahora bien, con la exposicin de una nada originaria en laconferencia Qu es Metafsica? todava no se ha alcanzadola meta real de la argumentacin. Slo en el ltimo paso delrazonamiento Heidegger logra aproximarse a la comprensinde la pregunta central de la metafsica, que procede de la temati-zacin de la nada: si bien en la metafsica tradicional la nada estratada como el concepto opuesto al de lo realmente existente

    (eigentlich Seiendes), ello se realiza, no obstante, sin problemati-zarla en s misma. Contra ello, pues, Heidegger objeta:

    30.Ibd., p. 107.31. Sein und Zeit,op. cit., p. 139.

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    Pero si la nada es problematizada, no slo resulta que esta con-traposicin queda ms claramente determinada, sino que sloentonces surge el verdadero planteamiento metafsico por el serde lo existente (Sein des Seienden). La nada no es ya un indeter-

    minado estar enfrente de lo existente, sino que se descubre comoperteneciendo al ser de lo existente.32

    Para esta comprensin, Heidegger recurre ahora nada me-nos que a Hegel:

    El ser puro y la pura nada son lo mismo. Esta frase de Hegel(Ciencia de la lgica, libro I, WW III, p. 94) es justa. El ser y la

    nada van juntos; pero no porque ambos coincidan en su inme-diatez e indeterminacin como sucede cuando se los conside-ra desde el concepto hegeliano del pensar, sino que el ser es,por esencia, finito, y solamente se patentiza en la trascendenciade la existencia que permanece en la nada.33

    sta es, posiblemente, la nica vez en que Heidegger se mues-tra de acuerdo con Hegel de una manera tan explcita; y por ello,

    la oposicin es palmaria en este punto: ser y nada no pueden seraprehendidas por medio de un movimiento dialctico del pen-sar, sino slo en el estado de nimo que caracteriza a la aperturadelDasein. Pero precisamente, si se toma en serio la pretensinde una clara comprobacin que Heidegger eleva contra la dia-lctica, se podr aceptar, no sin reparos, estas conclusiones. Conrespecto a la nada, Heidegger haba ya insistido sobre la condi-cin fundamental de la posible realizacin de su pregunta, a

    saber, que la nada, para poder ser interrogada filosficamente,tiene que ser dada de alguna manera: Tenemos que poderencontrarnos con ella.34Slo en una experiencia fundamentalde la nada podra sta contra toda objecin cortada a la me-dida del entendimiento ser mostrada en su justa medida.35

    En la continuidad del acontecer de la angustia, se da entoncesla captacin de la nada que en ella se patentiza tal como sepresenta. Esto exige, al mismo tiempo, que se aparte expresa-

    32. GA 9, pp. 118 ss.33.Ibd., p. 119.34.Ibd., p. 108.35.Ibd., p. 109.

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    mente aquellas caracterizaciones de la nada que no surjan direc-tamente del abordar a la misma.36

    Estas exigencias fenomenolgicas establecidas por Heideg-ger para desmontar la tradicin no son suficientes para dar elpaso conclusivo de su argumentacin. La co-pertenencia del sery la nada slo se documenta a partir del pasaje citado de Hegel.A partir del anlisis fenomenolgico de la angustia se deja leeruna experiencia de la nada que incurre en aquellas paradojasque el trato, acorde al entendimiento, con esta incomprensinlleva consigo. Asimismo, se puede seguir a Heidegger en que, enel completo escabullirse de lo existente que se da en la angus-tia, yace algo as como un percatarse de lo existente en su totali-dad; y ello en el modo de la negatividad, en el desaparecer detoda significatividad. No obstante, esto no conduce de ningnmodo a un mejor entendimiento en un sentido positivo, es decir,en tanto que en este acontecer de la nada debe yacer algo ascomo la posibilidad de la apertura de lo existente.37

    As pues, si Heidegger dice que, en este acontecer trascen-dente de la negacin, el ser se hace al mismo tiempo manifies-

    to, ello sera una afirmacin evidente.Por la misma razn, es tambin problemtica la definicindel ser como finito que Heidegger eleva en contra de Hegel.Esta afirmacin parece proceder, en general, slo de una trans-posicin de la finitud del Daseinal ser. Pero, con qu derecho?Si se quisiera conducir crticamente a Heidegger en contra de smismo, se tendra que decir que esta afirmacin emana de lashabladuras (Gerede) de la filosofa, es decir, de las objeciones de

    un filsofo hacia otro. En contra de su intencin, desde la tema-tizacin fenomenolgica de la nada, de ningn modo resulta unadeterminacin ms clara de la relacin de la nada con el ser.Pero si se toma a Heidegger seriamente en este punto, esto es, enel buscar a travs las paradojas de la nada una alternativa a lacosificacin procedente del trato segn el entendimiento, conmayor razn entonces se tiene que insistir en que slo se puedehablarse de la nada y, por lo mismo, del ser en la medida en

    que ella es fenomenolgicamente identificable, y slo esto puedeser logrado en una consumacin, interpretada filosficamente,

    36. Ibd., p. 112.37. Ibd., p. 114.

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    de la apertura segn la disposicin de nimo. La determinacinmetafsica de la nada vive, por as decirlo, de aquello que ladisposicin de nimo le coloca en las manos. Y esto es vlido,por ello, para la sealada disposicin de nimo de la angustiay, por lo mismo, para aquello que sta tiene que decir alDa-sein: Tan finitos somos que no somos capaces de conducirnosoriginariamente ante la nada por decisin y voluntad propias.38

    Tampoco el preguntar filosfico podr cambiar nada de aquello.Por ello, no es casualidad que Heidegger se incline al final ha-

    cia otra actitud. Se debe mostrar que tambin la ciencia, segnsus propias exigencias, slo se puede involucrar con lo existente siella existe desde la metafsica,39donde descansa su fuerza deapertura. Sin embargo, trazar un arco desde una investigacinpositivo-cientfica hacia una experiencia de la angustia originariano sera plausible y tampoco es algo que Heidegger considere se-riamente. En lugar de ello, l se refiere al asombro:

    Slo cuando nos asedia la extraeza de lo existente, puede sur-

    gir el asombro. Slo sobre la base del asombro esto es, de la

    naturaleza reveladora (Offenbarkeit) de la nada surge el por-

    qu. Slo porque es posible el porqu en cuanto tal podemospreguntarnos por los fundamentos y fundamentar de un modo

    determinado.40

    Heidegger no da una aclaracin ms detallada de este asom-bro, pero se sugiere ver en l una vuelta al asombro aristotlico(thaumazein). Si bien es obvio hacer surgir la pregunta por elporqu desde el asombro, no sera para nada plausible acoplarla

    a la experiencia de la angustia. Heidegger no consigue esto pormedio de una comprobacin fenomenolgica, sino por mediode la referencia a la experiencia de la extraeza de lo existente,la cual, sin embargo, en el caso de la angustia, est asentada deuna manera completamente distinta. En Ser y tiempo, Heideg-ger haba caracterizado aquello como desazn (Unheimlichkeit)y estar-fuera-de-casa (Un-zuhause) ( 40), esto es, como la ex-periencia de una extraeza que est centrada en la situacin del

    propioDasein. All la angustia conduce alDaseinante s mismo

    38.Ibd., p. 117.39.Ibd., p. 120.40.Ibd.

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    41. Sein und Zeit,op. cit., p. 188.

    y lo enfrenta al ser hacia su ms propio poder ser (Seinkn-nen).41Esta precisin relacionada con elDaseiny sus posibili-dades de ser parecen ofrecer una interpretacin ms adecuadade la angustia en comparacin con aqulla adscrita a lo existente

    en tanto tal que tiene lugar en Qu es Metafsica?. Cmo sedebe llegar desde el estado de angustia a una asombradora pre-gunta por el porqu no es algo tan evidente. Y con ello, la co-nexin entre la nada negadora y el acontecer del ser permane-ce tambin por completo confusa.

    IV.Conclusin

    Las dificultades mostradas aqu con relacin al primer inten-to de Heidegger de ofrecer una determinacin del ser parecentener ahora un carcter sintomtico. En Ser y tiempoHeideggerdesarrolla una fenomenologa de lapraxispreterica que adquieresu permanencia de distintos fenmenos delDaseincotidiano ylos interpreta ontolgicamente. En lugar de la paulatina apertu-ra fenomenolgica de la totalidad del Dasein, en este texto se

    intent, en cierto modo, una determinacin directa del ser sobrela base de un hecho fundamental en elDasein.

    Tal accin originaria trascendental no debe ser constituidasobre el nivel delDaseinprctico de la vida cotidiana. Y all don-de Heidegger, como en este caso, consigue al fin y al cabo aludira tal suceso fundamental en relacin con la artimaa de la tema-tizacin de la nada, la comprobacin fenomenolgica permane-ce, sin embargo, necesariamente por detrs de la intencin de

    conducir a este acontecer de la apertura hacia una determina-cin ms exacta.

    La pregunta misma de Heidegger por el ser, en tanto no tieneque ver ms con una fenomenologa delDasein, sobrepasa lasposibilidades de un hecho contemplativo sobre el cual la feno-menologa pone sus esperanzas.

    Si en esta situacin sera de ayuda un logosdialctico es unasunto que quedar pendiente. Est claro, sin embargo, que el

    pensamiento de Heidegger se encuentra aqu en un serio dilemafilosfico, esto es, en aquel estado que, a decir de Heidegger, sedebera a la dialctica de Platn.