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Nº 987 semaNario de actualidad tauriNa • martes 28 de maYo de 2013 • españa 4€ • FraNcia 5 • méxico $ 70 • portuGal 4,5 (coNt.) • ecuador 4,5 $ 4 4

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ERIA DE SAN ISIDRO / PROTAGONISTASf

ALEJANDROTALAVANTE“El único camino es la entrega”

POR JOSÉ LUIS RAMÓN / FOTOS: ALFREDO ARÉVALO

El gran triunfo de AlejandroTalavante el viernes 24 con eltoro de Victoriano del Río, unmanso de gran emoción, fue másallá del hecho concreto de lasdos orejas cortadas. Ese triunfo,que tenía mucho dereivindicación, suponía dejaratrás las duras sensacionesvividas la tarde anterior, en suencerrona con seis “victorinos”.Cuajar un toro tan exigente ysalir por la puerta grande fue, enrealidad, un triunfo personal.

Hablo con Alejandro Talavanteen la noche del mismo viernes,sólo una hora después de salir enhombros de la plaza de Las Ven-tas. El diestro extremeño mostra-

ba tranquilidad y una euforia contenida, y altiempo que era consciente de la importancia desu triunfo, reconocía la dureza que encerraba

esta corrida tras lo vivido en su anterior actua-ción en Madrid.

—Fue tremendo, Alejandro, cómo pudis-te a un toro tan manso y emocionante, y có-mo te has impuesto a las circunstancias de lacorrida anterior y al desarrollo de tu feriade San Isidro.

—Esa es la palabra, tremendo, por las cir-

cunstancias que envolvían un poco la tarde.Planteé una feria de Madrid muy ilusionantepara mí, y de hecho fue interesante para todo elpúblico, pero la primera tarde, por las circuns-tancias del viento, de la corrida y un poco portodo, la verdad es que fue muy duro para mí. Yesta semana también lo ha sido, porque siem-pre he sido consciente de que el único caminopara darle la vuelta a una situación que puedetener un torero en un momento determinado desu carrera, era la entrega.

—Dices darle la vuelta a una situación. Esque de eso se trataba, ese era el reto de estasegunda tarde.

—Ha sido un sueño. Todas mis puertasgrandes en Madrid han sido para mí increíbles,pero ésta ha sido especial, porque había muchí-simas cosas a la contra. Sobre todo, el méritode haber podido expresarme. Ahora piensoque, quizá, hasta lo de la tarde anterior ha veni-do bien, porque he podido expresar muchas co-sas delante del toro.

—El toro de Victoriano del Río ha sidomuy manso en el caballo, en otra época qui-zá le hubieran condenado a banderillas ne-gras, y la verdad es que se ha quedado muyentero en la muleta. Cuando la cogiste, en laplaza había la sensación de que se iba aplantear una batalla muy emocionante. Era,en realidad, una dura prueba.

—Ha sido muy emocionante, sí, y de ahí lareacción de todo el tendido, que ha sido tre-menda. Esas últimas tandas con toda la plazapuesta en pie, es lo que puede soñar cualquiertorero. Así lo he sentido, y yo sabía que el torohabía tenido, como tú dices, un primer terciomuy molesto para nosotros, porque casi nuncanos daba la cara, y cuando la daba se dormía, aveces topaba, y sólo empezó a romper a medi-da que iba sangrando, con lo poquito que le pu-dieron hacer los caballos. Vi que iba a rompermás, y por no alargarlo porque me daba miedoque el toro pudiera perder celo, le cambió eltercio casi sin picar. Un toro ahora mismo debanderillas negras es algo excepcional, y comola gente tampoco está acostumbrada, no ha pa-sado nada, realmente.

—Ante un toro tan entero, la lógica diríaque hay que doblarse y poderle. Y, sin em-bargo, comenzaste la faena por estatuarios,imagino que con la intención de no quitarlenada de su mucha fuerza e ímpetu y que du-rase aún más.

—Para que durase, sobre todo, porque que-ría torearle exigiéndole y sabía que la faena po-día romper por abajo. Quería darle al toro unpoquito de más vida, aunque perdiera algo declase, pero tenía fe en que pasara lo que pasó, yese comienzo ha sido fundamental para el de-sarrollo de la faena.

—¿Cómo fuiste viendo ese desarrollo dela faena? ¿Cómo fuiste sintiendo que el torose metía en la faena y te permitía expresar-te? ¿Qué has sentido cuando la gente se en-tregaba con tu toreo?

—A mí el toro me transmitía mucho comotorero. Me transmitía que tenía que entregarmecon él, y cuando cruzas esa línea con tus condi-ciones y tu forma de torear, muchos toros se teentregan y te dan lo que llevan dentro. Y esteera el toro idóneo para eso, porque le veía cier-tas virtudes, como que colocaba la cara y quepor el pitón izquierdo, aunque de manera infor-mal, se iba metiendo cada vez más en la muletay llegó a pegar embestidas profundas, como yahabía hecho en el capote de mi banderillero.Ahí fue donde más o menos lo vi.

—Pero el toro, al final, tuvo una tenden-cia a salir suelto y a rajarse. La verdad esque no rompió del todo en la muleta.

—Le ha faltado un poquito de fondo, es cier-to, pero ha tenido un momento de mucha ver-dad. Yo le estoy muy agradecido.

—Luego, Alejandro, había que acertarcon la espada.

—Así es. Esta tarde he realizado la suertedisfrutando mucho. Venía de un momento bue-no con la espada, aunque con la corrida de Vic-torino en un par de toros se me atravesara, laverdad es que me vi eficaz. Luego, en Nîmes,disfruté mucho también de la suerte, y con estetoro, con esa presión, tenía que hacerlo todobien para que saliera al mismo ritmo que la fae-na. Y lo he podido matar despacio.

—Efectivamente, la suerte suprema la hi-ciste muy despacio.

—Todo el mundo sabe que no soy un hom-bre físicamente muy fuerte para hacer un mo-vimiento agresivo a la hora de la estocada, yhe buscado mi técnica, que al final ha coinci-dido con la que me decían de chico, desdesiempre. Como a mí me cuesta lo de la espada,pues voy a hacerlo bien, y ese método de que-rer hacerlo bien y de disfrutar de la ejecuciónde la suerte, la verdad es que me está reportan-do, además de triunfos, sensaciones muy bo-nitas como torero.

—Cuando has visto a la plaza entera pi-diendo las dos orejas, cuando las has tenidoen la mano, ¿la sensación era como de victo-ria, después de todo lo que pasó con la corri-da de Victorino Martín?

—Sí. Fue un rato amargo, pero también veíala lectura positiva del acontecimiento que secreó ese día en torno a mi figura y a mi deci-sión, y eso me reconfortó mucho. Sabía que lagente me respondía a una decisión tan impor-tante para mí, y que tenía calado. Aunque nun-

matado unos toros muy serios, y lo cierto esque había disfrutado al nivel de la faena al torode Victoriano del Río. Pero a la corrida de Vic-torino Martín la vi en otro ritmo, distinto aaquellos toros con los que tanto me había ilu-sionado. Te crees que todos van a salir en eseestilo, pero salieron justo al revés y no vi quepudiera hacer el toreo. Yo no soy un hombre alque le guste la sensación de haberlo intentadosin estar yo entregado de verdad, porque eso nolo disfruto ni lo siento. �

ca se sabe del todo, intuía que cuando me vie-ran entregado, la gente se iba a entregar. Teníaclaro que era el único camino, y la verdad esque al público le ha llegado muchísimo. Ycuando he cogido las dos orejas, para mí ha si-do como si la tarde de Victorino hubiera sidoun éxito.

—¿Qué reflexión final has hecho sobre latarde de Victorino?

—La realidad es que coincidió todo paraque no salieran las cosas. En el campo había

Aveces sucede que todo cambia en unsegundo, en una tarde, y que lo que al-gunos consideraban el peor San Isidro

de la historia, comienza a tomar forma y sen-tido. Es, en realidad, cuestión de tiempo.Trasmuchos días de atonía y aburrimiento, demás pena que gloria, jalonados de espléndi-das actuaciones aisladas, casi como por artede magia (la magia del toreo y de la bravura),

la feria cambia de rumbo por el desarrollo deuna sola corrida. Eso es lo maravilloso del to-reo, lo indescifrable de su futuro, y que lasafirmaciones tajantes pueden caer en el ridí-culo más espantoso. ¿La extraordinaria tar-de del viernes 24 de mayo cambia el sentidode la feria? ¿Al menos lo disimula? Ni unacosa ni otra. La sucedido hasta ese día, pa-sado está, imborrable, y con su recuerdo, lassensaciones que éste deja; ahora bien, la su-ma de acontecimientos, positivos y negati-vos, al final del viaje acaba inclinando la ba-lanza en un sentido o en otro. Ya no son 21los toros de triunfo (con todos los maticesque queramos), sino 24, y no son cinco lasorejas cortadas, sino diez, además de lascinco que han obtenido los rejoneadores.¿Estos datos invierten el sentido del desa-rrollo de la feria? No, pero es probable quequien ha pagado religiosamente sus entra-das sienta que tan importante desembolsoeconómico comienza a estar justificado. Algoes algo, y no es poco.

Reflexiones a mitad deSan Isidro (continuación)

TRIUNFADORES TALAVANTE_Maquetación 1 28/05/13 14:16 Página 20