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Prehistórico Periodismo UN REPASO A LOS ORÍGENES DEL PERIODISMO Como a cualquier actividad profesional, al periodismo se le pueden encontrar “antepasados” más o menos ilustres y remotos. Desde muy antiguo se han venido sucediendo modos de comunicación y procedi- mientos de intercambio de informaciones que tendían a satisfacer en cada momento las necesidades de la sociedad en la que se insertaban. l perfeccionamiento del “co- mercio de noticias” ha sido un proceso gradual en el que a lo largo del tiempo se han conseguido hitos sobresa- lientes. La imprenta fue el punto de inflexión. En un principio existía un público muy reducido, formado por pequeños núcleos como cortesanos, magnates, clérigos o mercaderes y la difusión de noticias era más por un instinto comercial de los im- presores y libreros que de la curiosidad de los compradores. El ensanchamiento del mercado noticiero comenzó en los albores de la Edad Mo- derna como consecuencia de tres factores: El reforzamiento del poder regio en los na- cientes Estados dinásticos, la Reforma protestante y los conflictos políticos-re- ligiosos subsiguientes y los grandes des- cubrimientos geográficos. Animada por la controversia religiosa o ideológica, el espíritu mercantil o el simple deseo de conocer las novedades, empiezan a florecer los calendarios, almanaques y pronósticos, carteles, pasquines, libelos y pliegos de cordel o las relaciones de suce- sos. Seguramente este último es el prototipo más característico del paleoperiodismo. Las relaciones de sucesos se trataban de folletos generalmente breves, donde en unas pocas hojas se relataba detallada- mente un solo acontecimiento de cierta importancia como podrían ser descubri- mientos, conquistas, fiestas y celebracio- nes o catástrofes. Es decir, contenían las secciones propias de un diario actual y por ello se considera que las relaciones de su- cesos son el antepasado más directo e in- mediato del periodismo actual. En España, la tarea de relacioneros e im- presores se vio favorecida por la expansión del Imperio Español y la necesidad de cir- cular noticias y ordenes por todas las co- lonias. Algunos de los puntos clave fue la organización de postas y estafetas a partir de 1504 y la intensificación de la red viaria. Sin embargo, a pesar de la difusión de no- ticias en la España del Antiguo Régimen, existía el privilegio para producir impre- sos basado en la licencia de impresión, que consistía en que el rey daba un per- E HISTORIA DEL PERIODISMO ESPAÑOL. Prensa, Política y Opinión Pública en la España Contemporánea Juan Francisco Fuentes Javier Fernández Sebastián Mario Quijano

Prehistórico Periodismo

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Mario Quijano

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Prehistórico

Periodismo

UN REPASO A LOS ORÍGENES DEL PERIODISMO

Como a cualquier actividad profesional, al periodismo se le pueden encontrar “antepasados” más o menosilustres y remotos. Desde muy antiguo se han venido sucediendo modos de comunicación y procedi-mientos de intercambio de informaciones que tendían a satisfacer en cada momento las necesidades dela sociedad en la que se insertaban.

l perfeccionamiento del “co-mercio de noticias” ha sidoun proceso gradual en el quea lo largo del tiempo se hanconseguido hitos sobresa-lientes. La imprenta fue el

punto de inflexión.En un principio existía un público muyreducido, formado por pequeños núcleoscomo cortesanos, magnates, clérigos omercaderes y la difusión de noticias eramás por un instinto comercial de los im-presores y libreros que de la curiosidad delos compradores.El ensanchamiento del mercado noticierocomenzó en los albores de la Edad Mo-derna como consecuencia de tres factores:El reforzamiento del poder regio en los na-

cientes Estados dinásticos, la Reformaprotestante y los conflictos políticos-re-ligiosos subsiguientes y los grandes des-cubrimientos geográficos.Animada por la controversia religiosa oideológica, el espíritu mercantil o el simpledeseo de conocer las novedades, empiezana florecer los calendarios, almanaques ypronósticos, carteles, pasquines, libelos ypliegos de cordel o las relaciones de suce-sos.Seguramente este último es el prototipomás característico del paleoperiodismo.Las relaciones de sucesos se trataban defolletos generalmente breves, donde enunas pocas hojas se relataba detallada-mente un solo acontecimiento de ciertaimportancia como podrían ser descubri-

mientos, conquistas, fiestas y celebracio-nes o catástrofes. Es decir, contenían lassecciones propias de un diario actual y porello se considera que las relaciones de su-cesos son el antepasado más directo e in-mediato del periodismo actual.En España, la tarea de relacioneros e im-presores se vio favorecida por la expansióndel Imperio Español y la necesidad de cir-cular noticias y ordenes por todas las co-lonias. Algunos de los puntos clave fue laorganización de postas y estafetas a partirde 1504 y la intensificación de la red viaria. Sin embargo, a pesar de la difusión de no-ticias en la España del Antiguo Régimen,existía el privilegio para producir impre-sos basado en la licencia de impresión,que consistía en que el rey daba un per-

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HISTORIA DEL PERIODISMO ESPAÑOL. Prensa, Política y Opinión Pública en la España ContemporáneaJuan Francisco FuentesJavier Fernández Sebastián

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miso para poder publicar y que,claro está, llevaba aparejada a cen-sura previa. A los controles previos por partedel poder civil se añadía la perma-nente vigilancia de un Santo Oficioque, incluso después de la publica-ción, constituía una amenaza temi-ble para autores, libreros y simpleslectores.Es sabido, por otra parte, que para-lelamente al uso de la imprenta so-brevivió durante dos siglos más elviejo noticierismo manuscrito oavisos, cuyo máximo desarrollo sealcanzó en el siglo XVII. La exclu-sividad en las informaciones, la mayor fa-cilidad para escapar a la vigilanciagubernativa e inquisitorial o el importantecoste que suponía poner en marcha unaimprenta, fueron algunas de las razonespor las que esta clase de informes se con-virtieron en “mercancía de lujo” solo al al-cance de gente poderosa.

GaceterismoAl igual que la noticia manuscrita dio pasoa la noticia impresa, esta tuvo que ceder alas gacetas, siendo vencedora a los obstá-culos del espacio y el tiempo y consi-guiendo derrotar a la crónica ocasionalcon las periodicidad. Las gacetas, ademásde numeradas, empiezan a ser fechadas, ysu aparición terminará por sujetarse a in-

tervalos regulares. La creciente riqueza yvariedad en contenidos informativos die-ron lugar a las pautas fundamentales delperiodismo moderno: seriación, regulari-dad, periodicidad…Aunque se cree que las primeras gacetasespañolas se imprimieron en Barcelona ySevilla, la que verdaderamente irrumpióen este mundo del periodismo fue la Ga-

ceta de Madrid (1661), periódico que conel tiempo acabaría transformándose en elBoletín Oficial del Estado (BOE) duranteel reinado de Felipe IV.Significativamente, en su origen, la Gacetade Madrid, no estuvo patrocinada por Fe-lipe II, el rey que la vio nacer, sino por suhijo Juan José de Austria, que ambiciosopor alcanzar la corona comprendió la im-portancia de la información como mediode lanzamiento político.Parecida a la Gazzete de Renaudot, sus in-formaciones se centran en las noticias in-ternacionales, militares y políticas.

El periodismo de EstadoCon la entrada del Siglo XIX, se producela llegada de una nueva dinastía monár-quica en España, y se produce un tímidocambio en el clima político e intelectual.Con Felipe V, la Gaceta inicia una nuevaetapa más oficiosa, ya que el monarca con-sideraba que los anteriores gaceteros nosiempre habían tocado “las materias de Es-tado” con la debida “prudencia y cordura”.Esta tendencia de Periodismo de Estado esta-ble y regularizado se consolidará a lo largodel siglo, convirtiendo a la Gaceta en el ór-gano de la Monarquía por excelencia. Además de la Gaceta, el bloque de prensaparaestatal estará intregrado por el Mercu-

rio histórico y político (1738) rebautizadocomo Mercurio de España y el Diario de Ma-drid (1758), de carácter semioficial.Es de destacar como en 1758 aparece elDiario Noticioso de Francisco MarianoNipho, siendo la primera publicación es-pañola que aparecía todos los días, cons-tituyendo algo insólito en Europa (apartedel londinense Daily Courant).

Sin embargo, el impulso de la prensa tocófin cuando se producen los motines de laprimavera de 1766, donde Carlos III llevóa cabo un endurecimiento represivo, per-ceptible en la cantidad de solicitudes denuevas publicaciones denegadas y el fin devarios periódicos como El Pensador.La prohibición en 1791, por una lacónicadisposición real de Carlos IV debido altemor a los sucesos revolucionarios enFrancia, pusieron el punto final a la mayorfase de esplendor del periodismo ilustradoen España. Esto supuso una nueva fase dedebilidad periodística que no se quebraráhasta la explosión publicista subsiguientea 1808.

Reformismo borbónico e ilustraciónEn el siglo XVIII se inicia en toda Europala transición de una sociedad de órdenes,rígidamente jerarquizada, a una sociedadde individuos. El privilegio y los derechoshereditarios van a ser progresivamentesustituidos por el mérito y la propiedad,dando así paso a una sociedad de clases,mucho más igualitaria que la que vieja so-ciedad estamental. Este proceso vieneacompañado/precedido en el plano de lasideas por un fuerte avance del pensa-miento crítico en todas las áreas, sobretodo en el plano político.Sin embargo, la Ilustración española nofue tan radical y rara vez sus intelectualespropusieron poner en tela de juicio valoresconsiderados intangibles como la religióno la monarquía. Sus corrientes se orienta-ban preferentemente hacia la instrucción,

Las relaciones de sucesospueden verse como el antepasado lejano de la prensa moderna

Aunque lenta pero inexorablemente, las ga-cetas eclipsaron a las relaciones y avisos,estas no dejaron de imprimirse y los corres-ponsales y redactores a sueldo no desapare-cen. Esto se debió a que ciertas élitessiguieron confiando en sus propios cronis-tas para cierto tipo de informaciones quenunca podrían ser recogidas en una gaceta.

Felipe V

“Mientes más que la Gaceta”

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el desarrollo científico, los problemas eco-nómicos y los saberes prácticos.En España, ilustración política y política ilus-trada casi nunca se dieron la espalda, almenos hasta la muerte de Carlos III. Du-rante el periodo carloino, las tentativas re-formadoras tenían como objetivopromover una “feliz revolución”, es decir,una pacífica transformación que produjerauna mejora tutelada de las condiciones devida de los súbitos fortaleciendo simultá-neamente los privilegios de la Corona.Una Monarquía fuerte era, a los ojos denuestros ilustrados, la única garantía deprogreso.

El problema del públicoLos ilustrados, ya fueran gobernantes ogobernados, vieron en la prensa ante todoun útil instrumento al servicio de su pro-grama de reformas, siendo puente de di-rección con los ciudadanos. Pero en España existía una debilidad delmercado periodístico debido a la escasezde público. Esto se debía a las bajas tasasde alfabetización (la escolarización infan-til apenas llegaba al 25%), lo que suponíaun lastre casi insuperable para el despeguede la prensa.

Periodismo crítico: El Pensador y El CensorA pesar de que la Ilustración era bastantemoderada en comparación con otros focosde Europa y de que además contaba con elproblema de un pueblo analfabeto, huboquien se empeñó contra viento y marea enponer en entredicho el sistema y en hacerejercicio de crítica contra las costumbrese instituciones.Basados en el ensayismo periódico que congran éxito lanzaron Steele y Addison en laInglaterra de principios del siglo XVIII, enEspaña aparecen los “espectadores” a par-tir de 1761. El Duende especulativo, La Pensadora

gaditana, El corresponsal del Censor o El duendede Madrid fueron algunos de ellos. Pero losdos más excelsos representantes fueron ElPensador (1762) y El Censor (1781). Contando con las mejores firmas del país,su pasión analítica y censora les llevó a re-probar con energía toda clases de lacras yvicios sociales, poniendo en entredicho ala nobleza, los modelos de teatro vigentes,el abuso de la iglesia, los métodos educa-tivos, los textos jurídicos, etc.El Censor además se ocupaba del perio-dismo, dedicándole algunas alusionescomo la necesidad de libertad de pensa-

miento y expresión.

Crisis de la IlustraciónLa década periodística de 1780 coincidecon una fase de relativa libertad, pero tam-bién de enrarecimiento del ambiente polí-tico. Quebrada la confianza en lacapacidad de la Corona para llevar a buen

puerto reformas, algunos intelectualessostienen ya con claridad meridiana quelas instituciones se justifican simplementepor las ventajas que su existencia entrañaen los ciudadanos. Así, cuando al final delreinado de Carlos III es evidente la frus-tración del proyecto ilustrado, se abre un

debate constitucional que tendrá su pri-mer punto de llegada en 1812 y que, para elsector radical-ilustrado,, supone de hechouna transición sin solución de continui-dad de las Luces al liberalismo.Llegan noticias alarmantes de Francia, y elsecretario de Estado Floridablanca reac-ciona suspendiendo drásticamente a laprensa en Octubre de 1791.Sin embargo, la avidez de los españolespor conocer las novedades del país vecinohacen que consigan burlar los controlesgubernativos e inquisitoriales siendo mu-chos los que consiguen estar al corrientede lo que sucede allí. Esta inquietud pro-movió la lectura de prensa.En 1792 se levantó la prohibición de Flori-dablanca, pero el porcentaje de proyectosperiodísticos denegados seguía siendomuy alto.

Carlos III

Con motivo de advertirse en los Diarios y pape-les públicos que salen periódicamente haber mu-

chas especies perjudiciales, cesen de todo punto,quedando solamente el Diario de Madrid de pér-

didas y hallazgos, ciñéndose a los hechos, y sinque en él se puedan poner versos ni otras especiespolíticas de cualquier clase. Y en su consecuencia

no se permita la continuación a los autores delMemorial Literario, La Espigadera, y Correo de

Madrid.

Real Orden dada por Carlos IV el 24 de Febrerode 1791