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    LOS OTOMANOS: SEIS SIGLOS DE INTERACCIN

    MULTINACIONAL, MULTICULTURAL Y MULTIRRELIGIOSA EN

    TRES CONTINENTES

    Historia Geografa Religin Poltica Sociologa Artes Ciencias

    1 Jornada: ORGENES Y EXPANSIN

    EL SURGIMIENTO DE LOS OTOMANOS:

    UNA CONSECUENCIA DE CUATRO SIGLOS DE CRUZADAS

    CONTRA EL MUNDO MUSULMN

    La tercera ley enunciada por Isaac Newton asegura que: Con toda accin ocurre siempre una reaccin igual y contraria.

    Ya oportunamente Herclito de feso (hoy Turqua) deca que

    conviene saber que todas las cosas sobrevienen por la discordia y la necesidad. Segn el filsofo jonio que vivi entre 535-484 a. C., hay amor porque hay odio, existe luz porque existe la oscuridad.

    Se trata de la lucha de los opuestos o contrarios que hacen girar el

    mundo agua y fuego, guerra y paz, fro y calor, cansancio y sueo, da y noche, valenta y cobarda, invierno y verano, blanco y negro, frtil y rido,

    sano y enfermo, juventud y vejez, rico y pobre, fuerte y dbil, vida y

    muerte, verdad y mentira, abundancia y escasez, dulce y amargo, certero e

    impreciso, suciedad y limpieza, humedad y sequedad, aire y tierra, brillante

    y opaco, destruccin y construccin, perezoso y trabajador, humildad y

    soberbia, optimista y pesimista, etc. Todo surge conforme a medida y

    conforme a medida se extingue.

    EL FACTOR DE LAS CRUZADAS

    Las Cruzadas fueron expediciones militares emprendidas en los

    siglos XI, XII y XIII contra el Oriente cristiano y musulmn por parte de la

    Europa franco-normanda. En realidad se trat de la primera expansin

    europea de conquista despus de la desaparicin del Imperio Romano. Las

    Cruzadas establecieron los orgenes del colonialismo de Occidente sobre

    Oriente.

    Las Cruzadas clsicas comenzaron en 1096 y se mantendran durante

    casi cuatrocientos aos, hasta la toma de la Granada musulmana en 1492.

    Sin embargo, numerosas cruzadas se sucederan una y otra vez hasta los primeros aos del siglo XXI, siempre con el mismo argumento: justificar lo

    injustificable, es decir, apropiarse de lo ajeno en nombre de la religin, la

    raza, la libertad o la democracia. Algo que nos recuerda un aforismo del

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    filsofo y militar francs Franois de la Rochefoucauld (1613-1680) que

    hace esta reflexin: La hipocresa es un homenaje que el vicio rinde a la

    virtud.1

    Paradjicamente, la motivacin que llev a los europeos latinos a

    lanzar expediciones militares contra el mundo musulmn fue impulsada por

    dos causas que nada tenan que ver con el Cristianismo ni con el Islam. La

    principal era la codicia y las ansias de poder de la Orden Cluniacense2,

    duea del papado desde mediados del siglo XI, que buscaba someter a su

    rival de Oriente, el Imperio Bizantino que profesaba los postulados de la

    Iglesia Ortodoxa Griega. La segunda era una grave causa social que supo

    ser aprovechada por el pragmatismo de los monjes de Cluny.

    En ese siglo undcimo, en cuyas postrimeras se lanz la Primera

    Cruzada, se mezclaron, como pocas veces en la historia, sentimientos

    opuestos de arrebato mstico y de rapia terrenal. Caballeros y campesinos

    luchaban tanto para dar alimento al espritu torturado como al estmago

    vaco. Uno de los tantos flagelos que asolaban las comarcas de aquella

    Europa tenebrosa eran los caballeros sin tierra que asaltaban los grandes

    latifundios y las grandes posesiones de la Iglesia y los monasterios. Esos

    caballeros, cuya supuesta piedad tanto ponderan los escribas de la historia

    oficial, no titubeaban, relata un documento de mediados del siglo XI, en

    atacar a los clrigos desarmados, a los frailes o a las monjas.... El Papa

    Len IX, pontfice entre 1048 y 1054, escribi lo siguiente sobre estos

    caballeros: He visto a esa gente violenta, increblemente feroz, que en

    impiedad supera a los paganos, que destruye por doquier los templos del

    Seor, que persigue a los cristianos... No tienen compasin ni de los nios,

    ni de los ancianos, ni de las mujeres.3

    El bandolerismo y el pillaje abundaban hasta niveles increbles,

    ejercitado principalmente por bandas de caballeros empobrecidos. Rega

    entonces la injusta institucin del mayorazgo, que impeda la divisin de

    las tierras familiares, debiendo stas, a la muerte del padre, pasar en su

    integridad al hijo mayor. Los otros segundones quedaban sin nada. De all los apelativos de Sin Blanca, Sin Tierra, Sin Ropa,

    Desnudo o Infortunado que a menudo acompaan al nombre

    rimbombante de los nobles de la poca. 1 La Rochefoucauld, Mximas y reflexiones diversas. Madrid: Ediciones Akal, 1984, p.

    54. 2 A partir del siglo X, la abada de Cluny, perteneciente a la orden benedictina, se

    convierte en un imperio monstico. La localidad de Cluny, situada en el departamento

    de Saona y Loira, en la regin de Borgoa, en el centro-este de Francia, creci alrededor

    de la antigua abada. Rpidamente, en el siglo XI la orden cluniacense se extendi por

    Italia, Inglaterra y norte de Espaa, contando con diez mil monjes. En el siglo XII lleg

    a contra con dos mil prioratos. 3 Citado por el historiador ruso Mijal Zaborov, Historia de las cruzadas. Madrid:

    Ediciones Akal, 1988, p. 23.

  • 3

    En medio de este duro panorama se produjeron querellas poltico-

    religiosas, como la llamada Guerra de las Investiduras, en que se

    enfrentaron inicialmente Enrique IV de Alemania, llamado El Grande, y

    el Papa Gregorio VII4. Enrique IV rehus aceptar la prohibicin que el

    Pontfice impuso sobre la investidura de los feudales eclesisticos por el

    emperador del Sacro Imperio Romano y los seores feudales, como hasta

    entonces haba venido hacindose.

    La Iglesia era, por aquel tiempo, duea del tercio de las tierras

    agrcolas, y sus monjes eran eficaces administradores, de modo que

    obtenan mayor rendimiento que los seores. Sus arcas estaban siempre

    bien provistas. Interesaba a los seores y emperadores, por lo tanto,

    nombrar como autoridades eclesisticas locales a quienes pudieran

    apoyarlos. Entregar estos nombramientos al Papa era entregarle tambin un

    poderoso elemento de control sobre sus regiones.

    Ante la reconvencin de Gregorio VII por su negativa a aceptar la

    investidura papal, Enrique IV le hizo deponer por el clero alemn en la

    Dieta de Worms y nombr un Antipapa. Gregorio respondi con la

    excomunin, a la vez que liberaba a los sbditos del juramento de lealtad al

    emperador. Los seores feudales aprovecharon la oportunidad y se

    rebelaron, proclamndose Rodolfo de Suabia5 separado de la corona del

    emperador. La situacin oblig a Enrique IV a buscar arreglo. En enero de

    1077, viaj en pleno invierno a Canosa (Emilia-Romagna), donde estaba

    Gregorio, y durante tres das, en medio de la nieve, con traje de penitente y

    descalzo esper en el patio del castillo a que el Pontfice se dignara a

    recibirlo. Iba a pedirle perdn. Finalmente, el emperador consigui la

    absolucin. Desde entonces, la expresin ir a Canosa indica la rendicin

    humillada de alguien.

    Estas realidades acuciantes comenzaron a preocupar grandemente a

    la Iglesia y a los seores feudales y se trat de buscar una solucin. La

    cuestin estaba cmo y por cuenta de quin hacerlo. Hacia dnde orientar

    las miradas de los campesinos ansiosos de tierra y libertad, de modo que

    tambin se favoreciera la Iglesia y los dems feudales? Hacia dnde

    encaminar a los caballeros vidos de propiedades y riquezas, y a los nobles

    que anhelaban sus dominios?

    4 El italiano Hildebrando Aldobrandeschi (ca. 1020-1085), conocido como Gregorio

    VII, pontfice entre el 22 de abril de 1073 y el 25 de mayo de 1085. Impulsor de la

    llamada Reforma gregoriana, se form en los claustros de Cluny. Fue el primer papa que intent convocar a los nobles normandos para una Cruzada en 1074 (Cfr. Oliver J.

    Thatcher, and Edgar Holmes McNeal, Eds., A Source Book for Medieval History. New

    York: Scribners, 1905, pp. 512-513). 5 Rodolfo de Rheinfelden (1025-1080), duque de Suabia (1057-1079). Era cuado del

    emperador Enrique IV. Precisamente fue elegido como antirrey, aliado de la Iglesia, en

    marzo de 1077.

  • 4

    Las Cruzadas, por tanto, se explican como el medio de encontrar un

    amplio espacio donde acomodar y distraer parte de esa poblacin en

    crecimiento y hambrienta; y como el medio de dar salida a las ambiciones

    de nobles y caballeros, vidos de tierras. Asimismo, las expediciones

    ofrecan ricas oportunidades comerciales a los mercaderes de las pujantes

    ciudades de occidente, particularmente a las ciudades italianas de Amalfi,

    Gnova, Pisa y Venecia.

    En 1073 fue elegido un nuevo papa hecho a la sombra de los

    claustros del monasterio benedictino de Cluny (al este de Francia central),

    el ya nombrado Gregorio VII. Rpidamente ste quiso instaurar las

    polticas formuladas por la orden cluniaciense. Estas consistan en

    establecer una teocracia, una especie de superpotencia papal, segn la cual

    los prncipes y los reyes eran meros vasallos del papado franco; el Papa

    dispondra de las coronas, designara y sustituira a los duques, reyes y

    emperadores igual que haca con los obispos. De este modo, los papas

    surgidos del movimiento de Cluny actuaban como csares investidos de

    sumo sacerdote, segn la acertada expresin del historiador alemn

    Walter Norden.6 Una parte esencial de ese programa ecumnico de

    Cluny lo constitua el empeo de liquidar la independencia de la Iglesia

    oriental, greco-ortodoxa, y por consecuencia, aduearse de las fabulosas

    riquezas del Imperio Bizantino guardadas en su capital, Constantinopla.7

    El cisma de las Iglesias, es decir, la formacin de la Iglesia catlica

    romana y de la Iglesia ortodoxa griega, debido a los diferentes destinos

    polticos y sociales de los pases que integraban los Imperios romanos,

    Oriental y Occidental, tuvo lugar en 1054. Las divergencias dogmticas y

    rituales entre la Iglesia latina y la griega eran insignificantes si se las

    compara con las disputas de poder poltico. Precisamente en relacin con

    esos propsitos se perfilaron las primeras previsiones del plan para

    organizar una campaa de conquista del Oriental.

    Pero para montar semejante operacin no haba que alertar a

    Bizancio. Por eso parece ser que algunos dirigentes papales sugirieron la

    idea de que la empresa deba promocionarse como una expedicin en

    6 Walter Carl Norden (1876-1937). Lo afirma en su obra Das Papsttum und Byzanz. Die

    Trennung der beiden Mchte und das Problem ihrer Wiedervereinigung bis zum

    Untergang des byzantinischen Reiches (1453). Berlin: Behr, 1903. Vase tambin Ian

    Stuart Robinson, The Papacy, 1073-1198: Continuity and Innovation. Cambridge:

    Cambridge University Press, 1990. 7 Vase sobre la Iglesia y el papado cluniacense:

    Brett Edward Whalen, Dominion of God: Christendom and Apocalypse in the Middle

    Ages. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2009; Edwin Mullins, Cluny: In

    Search of God's Lost Empire (Bluebridge, 2008); Dominique Iogna-Prat, Order and

    Exclusion: Cluny and Christendom Face Heresy, Judaism, and Islam (1000-1150)

    (Ithaca, NY: Cornell University Press, 2003); Barbara Rosenwein, Rhinoceros Bound:

    Cluny in the Tenth Century (Philadelphia, PA: University of Pennsylvania Press, 1982).

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    defensa de los cristianos de Oriente acosados por los Selukes. En efecto,

    los Selukes haban conquistado gran parte del Asia Menor. En 1071

    tomaron Jerusaln, bajo dominio del califato egipcio de los Fatimes, y en

    los aos siguientes qued en su poder el resto de Palestina y Siria.

    Mucho tiempo despus de las cruzadas, los cronistas occidentales

    inventaron distintas leyendas sobre la persecucin que sufran los cristianos

    en los pases orientales por parte de los Selukes. Afirmaban que los

    paganos profanaban los santuarios cristianos y mostraban su hostilidad

    hacia los peregrinos que iban a Jerusaln. As apareci la invencin de

    que el Santo Sepulcro de Jerusaln, donde se supona que se encontraban

    los restos de Jess, el hijo de Mara (en realidad se trataba de un sepulcro

    vaco), estaba en peligro de ser ultrajado y deba ser rescatado de las manos

    sacrlegas. Por lo tanto, los musulmanes Selukes amenazaban a la

    Cristiandad y ello oblig a intervenir a los catlicos guiados por el

    papado.

    Todava hoy algunos sealan stas como las causas inmediatas de las

    cruzadas. Las investigaciones han disipado poco a poco la fantstica

    mentira que durante siglos envolvi la prehistoria de las Cruzadas. El

    arabista e islamlogo francs judo Claude Cahen (1909-1991) ha

    demostrado que los Selukes y sus antecesores musulmanes, como los

    fatimes, carecan por completo de intolerancia o fanatismo religioso y que

    la situacin de la poblacin cristiana de Siria, Palestina y Asia Menor,

    conquistas por los selukes era estable y armnica.

    Por el contrario, con la administracin seluk haban cesado las

    persecuciones religiosas y fiscales ejercidas por los bizantinos contra la

    mayora de la poblacin cristiana monofisita, nestoriana y copta8. El

    ejrcito islmico del califa Omar Bin al-Jattab (586-644) haba entrado en

    Jerusaln en 637. Durante 461 aos los musulmanes haban protegido los

    derechos de todos los cristianos y los judos escrupulosamente.

    Incluso hasta hoy en da, la llave de la Iglesia del Santo Sepulcro

    permanece confiada a un musulmn. Su nombre es Nuseibeh y su familia

    ha sido responsable de abrir y cerrar sus puertas todos los das, desde que

    los musulmanes entraran en Jerusaln9. Jerusaln es considerada por el

    Islam la tercera ciudad santa, despus de La Meca y Medina.

    8 Cfr. Claude Cahen, Notes sur lhistoire des croisades et de lOrient latin. Bulletin de

    la facult des lettres de lUniversit de Strasbourg, 1950, n 2, p. 121. Vase tambin claude Cahen, Oriente y Occidente en tiempos de las cruzadas. Breviarios Fondo de

    Cultura Econmica. Mxico: FCE, 2001, pp. 43 y ss. 9 Cfr. Terry Jones y Alan Ereira, Crusades. London: Penguin Books/BBC Books, 1996,

    p. 54.

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    Es cierto que al-Hkim (985-1021), el califa loco fatim,10

    haba

    destruido parcialmente la iglesia del Santo Sepulcro en 1010, pero los

    mismos musulmanes, cuando lograron desembarazarse de semejante

    luntico, contribuyeron con sumas importantes a su restauracin. En 1047,

    el viajero musulmn persa Nasir Josrou11

    la describa como un edificio

    muy espacioso, capaz de contener ocho mil personas y construido con la

    mayor habilidad. En su interior, la iglesia est en todas partes adornada

    con brocado bizantino... Y han representado a Jess (la Paz sea con l)

    montado en un asno12

    .

    La primera cruzada (1096-1099)

    La llamada del pontfice cluniacense Urbano II a la Primera Cruzada

    a fines de 1095 pidiendo a los cristianos que rescataran el Santo Sepulcro,

    que se encontraba bajo custodia y proteccin de los musulmanes desde el

    ao 637, se produjo en un momento en que arreciaban las luchas entre los

    seores feudales y aumentaba la resistencia pasiva de los campesinos a la

    situacin imperante. El espritu de ascetismo sealado por los

    historiadores encontr una causa en que volcarse y precipit a miles y

    miles de seores y vasallos a las lejanas y mticas tierras santas.

    10

    Aparentemente, el poder y la ambicin provocaron en Abu Al Mansur, al-Hkim Bi-

    Amr Allah de sobrenombre, un fuerte estado psictico que lo llev al asesinato de

    varios visires, la persecucin de los cristianos y judos, la quema de muchas iglesias y

    sinagogas y la demolicin de una parte de la iglesia del Santo Sepulcro. Como para

    repetir las proezas de Calgula y Nern, al-Hkim se proclam dios y envi emisarios

    a establecer su culto entre el pueblo (muchos de estos predicadores fueron lapidados por

    los musulmanes). El historiador egipcio Ibn al-Taghribirdi (1530-1604), en su obra

    Kitab al-Num al-zahira fi muluk Misr ua-l-qahira (Estrellas refulgentes de los reyes de Egipto y el Cairo) dice que al-Hkim hizo venir a los caides y jefes de tropa y les mand que marcharan sobre Fustat (El Cairo) a prenderle fuego, entrar a saco en ella

    y matar a la gente que all se haba alzado con buena fortuna contra l. Al-Hkim

    gobern durante veinticinco aos y un mes y fue asesinado en la noche vigsima

    sptima del mes de Shawwal del ao 411 H., a la edad de treinta y seis aos y siete

    meses (cfr. Salem Himmieh, El loco del poder. Con presentacin de Juan Goytisolo y

    traduccin y eplogo de Federico Arbs. Madrid: Libertarias/al-Quibla, 1996). 11

    Nasir Josrou al-Marvazi al-Qubadiyani (1004-1088) fue un poeta y telogo persa que

    viaj hacia 1045 a La Meca, Palestina y Egipto. A su retorno al hogar, se vio obligado a

    exilarse en Badajshn (hoy Afganistn oriental). Es autor de un gnero llamado

    Safarnameh (Libro de viajes), un Libro de la felicidad (Sa'adat-nameh) y de

    composiciones filosficas y teolgicas como Raushanai-nameh y ami al-hikmatain (cfr. Henry Corbin, Etude prliminaire pour le Livre runissant les deux sagesses de

    Nasir-e Khosraw, Tehrn, 1953). Su Safarnameh fue traducido al francs y editado por

    Charles Henri Auguste Schefer (1820-1898) en Pars, en 1881. 12

    Guy Le Strange, Palestine under the Moslems. A Description of Syria and the Holy

    Land from AD 650-1500. London: Palestine Exploration Fund, 1890, p. 202.

  • 7

    Pero la causa principal haba sido la carta del emperador Alexis

    Comneno13

    solicitando una ayuda simblica al papado latino para combatir

    contra los Selukes del Sultanato de Rum14

    que avanzaban sobre las

    fronteras orientales bizantinas.

    Urbano15

    encarg a los obispos asistentes al Concilio de Clermont

    (noviembre de 1095) que regresaran a sus localidades y reclutaran ms

    fieles para la Cruzada. Tambin dise una estrategia bsica segn la cual

    distintos grupos de cruzados iniciaran el viaje en agosto del ao 1096.

    Cada grupo se autofinanciara y sera responsable ante su propio jefe. Los

    grupos haran el viaje por separado hasta la capital bizantina,

    Constantinopla (la actual Estambul, en Turqua), donde se reagruparan.

    El fin era ms que evidente. Cluny tena un plan: someter y

    apoderarse de Constantinopla, y quedarse con sus inmensas riquezas y el

    ttulo de iglesia nica. La inocente carta de Alexis haba llegado como anillo al dedo. La excusa para avanzar sobre Constantinopla fingiendo

    socorrerla era inmejorable. Pero la tentativa fracasara debido a la

    13

    Alexis I Comneno (1048-1118), emperador bizantino (1081-1118). La biografa de

    Alexis, la Alexiada, fue escrita por su hija, la historiadora Ana Comneno (1083-1148).

    sta constituye una valiosa fuente de informacin histrica, aunque a veces presenta

    una exagerada tendencia probizantina. 14

    Los Selukes de Rum (1077-1308) conformaron una dinasta turca en Anatolia. Sus

    capitales principales fueron Iznik (Nicea) y Konia desde 1116. Tenan al persa como

    idioma oficial y adems hablaban un antigua lengua turca. Los selukes de Rum son

    una rama de los Grandes Selukes quienes ocuparon el territorio de Anatolia despus

    de la victoria de Alp Arsln en Mazinkert (Malazguird) en 1071. Su padre fundador,

    Kutalmish, fue un primo de los soberanos selukes Tugril y Chagri. Su hijo Solimn

    (1077-1086) conquist Iznik en 1078. Inicialmente bajo la autoridad formal de los

    Grandes Selukes, los Selukes de Rum adquirieron su mayor autonoma durante las

    Cruzadas. Dawud Kili Arsln I, el hijo de Solimn, nacido en 1079, que rein entre

    1086 y 1107, tuvo que combatir duramente contra los cruzados en mltiples frentes El

    primer perodo de prosperidad tuvo lugar durante el mandato de Kili Arsln II (1156-

    1188/92); ste en 1173 tom control del territorio de los Danishmend, otra dinasta turca

    que rein en Asia Menor entre 1085-1173 con capital en Danishmand. La

    fragmentacin del imperio seluk como resultado de su divisin entre sus doce hijos en

    1192 pudo consolidarse recin despus de 1204 bajo el liderazgo de Giyaz al-Din

    Kaijosrou (1204-1211). La decadencia poltica se insinu luego de un perodo de auge

    poltico y cultural desarrollado durante los reinados de Izz al-Din Kaikavus (1211-1219)

    y Ala al-Din Kaiqubad (1219-1237). Despus de 1240 comenzaron las prdidas

    territoriales, una derrota frente a los mongoles (en Kose Dagui, cerca de Ankara, en

    1243) y el consecuente saqueo de su territorio; esto provoc su retirada hacia Antalya

    (sur de Anatolia). Desde 1279 estuvieron bajo la suprema autoridad de los Iljnidas de

    Irn, quienes hicieron del territorio de los Selukes de Rum una provincia de su

    imperio en 1308. 15

    Su nombre era Odn de Lager (ca.1042-1099), monje cluniacense convertido en sumo

    pontfice a partir de 1088. Morira unos das despus de la toma de Jerusaln, de la que

    no lleg a enterarse.

  • 8

    sagacidad de los bizantinos que les extra sobremanera que los hasta

    entonces hostiles latinos se convirtieran milagrosamente en aliados

    generosos y solidarios y se acercaran hasta sus murallas con un ejrcito de

    sesenta mil hombres poderosamente armados. A diferencia de los antiguos

    troyanos, no dejaron pasar el caballo (despus de todo, ellos eran griegos, es decir, astutos), y as, el papado latino y sus aliados franco-normandos y

    venecianos se vieron obligados a aguardar dos siglos ms, hasta que en la

    Cuarta Cruzada, en 1204, ingresaron a sangre y fuego arrasando la

    metrpoli bizantina ya desgarrada por las disensiones internas.

    LA CRUZADA COMO GUERRA PENITENCIAL:

    O UNA FORMA DE MATAR SIN CULPA

    Uno nunca podra entender las Cruzadas si no entiende su carcter

    penitencial. [] El cruzado se cosi una cruz de tela en su vestido para significar su carga penitencial16

    Mientras que la guerra santa ha tenido una larga historia, la idea de la

    guerra penitencial no tena precedentes en el pensamiento cristiano.

    En la mayora de las expresiones de la guerra santa, Dios est en el centro

    de las cosas, en una cruzada es el propio cruzado su epicentro. Para l, la

    cruzada era un acto de servicio armado secundario para Dios o para el

    beneficio de la iglesia; se trataba principalmente de un beneficio personal.

    Por eso un predicador dominicano a finales del siglo XIII coment sobre

    los muertos en la cruzada que, por este tipo de muerte, las personas hacen su camino al cielo, al que tal vez nunca llegaran por otro camino. Aunque sea difcil de entender, la cultura cristiana haba producido una ideologa en

    la que la lucha era un acto de auto-santificacin.

    Lo que el Papa Urbano propona era la guerra como penitencia. Una

    guerra penitencial que contribuyera a la salvacin del hombre. La guerra

    como devocin. Y si consideramos al ayuno, la penitencia y la plegaria, se

    presentaba a la guerra como equivalente a la plegaria. Algo inusitado en la

    historia del cristianismo.17

    16

    Thomas F. Madden, Inventing the Crusades, First Things, June/July, 2009. http://www.firstthings.com/article/2009/05/inventing-the-crusades-1243195699 17

    Jonathan Riley Smith, The First Crusaders, 1095-1131. Cambridge University Press,

    1998; Penitential Warfare: pp. 48-52, 55, 63-4, 66-72, 74, 77, 160-2,189.

  • 9

    Mientras que en 1066, los soldados que lucharon en Hastings cumplieron

    penitencias por las muertes causadas, en al Primera Cruzada la matanza ya

    constitua un acto de penitencia.18

    Y el inspirador de este ritual asesino haba que ir a buscarlo en los claustros

    de Cluny.19

    ALGUNOS DE LOS MUCHOS CRMENES

    Y MASACRES DE LOS CRUZADOS

    1096 (fines de mayo y principios de junio) El 25 de mayo arrib a

    Maguncia (Alemania) un contingente de cruzados (infantera y caballera)

    que formaban parte de la Cruzada de Pedro el Ermitao. Desde un primer

    momento se ensaaron con la poblacin juda de la ciudad exigindole que

    aceptaran el bautismo, o la muerte. Los judos intentaron comprar a los

    peregrinos con sobornos, como haban hecho en el pasado, pero el

    enigmtico y fantico lder de este ejrcito, Emico de Flonheim20

    , rechaz

    la oferta. [] y empez entonces una carnicera generalizada. Muchos judos optaron por suicidarse en lugar de sufrirla muerte a manos de sus

    enemigos: cayeron los unos sobre los otros, hermanos e hijos, madres y hermanos, y se mataron mutuamente. Las madres degollaron con un

    cuchillo a los hijos que amamantaban en su pecho, algo espantoso de

    explicar, y a otros los arrojaron desde lo alto de la muralla. Segn una de las estimaciones, 1.014 hombres, mujeres y nios judos murieron en un

    solo da. El pogromo de Maguncia sera tan solo uno de los varios

    estallidos de violencia antijuda que se dieron sobre todo a orillas del Rin

    en la primavera del ao 1096. Incidentes similares ocurrieron en Speyer,

    Worms y Colonia y tambin ha quedado constancia de pogromos

    vinculados a la cruzada en lugares tan occidentales como Run o tan

    18

    Christopher Tyerman, in Crusades (Part Two: Jerusalem), Alan Ereira and David Wallace (Producers/Directors) and Terry Jones (Presenter). DVD (Two Volumes), BBC

    and The History Channel, New York, 2001. Vase Christopher Tyerman, Las Guerras

    de Dios: Una nueva historia de las cruzadas. Barcelona: Crtica, 2007; El origen de la guerra santa cristiana, pp. 33-71. 19

    Vase Barbara H. Rosenwein, Feudal War and Monastic Peace: Cluniac Liturgy as Ritual Agression, Viator, 2 (1971), University of California, Los Angeles, Center for

    Medieval and Renaissance Studies, pp. 129-157.

    http://books.google.com.ar/books?id=R8rZMTsWAE0C&pg=PA129&lpg=PA129&dq

    =Viator+rosenwein&source=bl&ots=UKwoOlIokK&sig=oc8kH0cIUf9ysoSTZNBRTr

    HdlXg&hl=es-

    419&sa=X&ei=9tRhUtP_AoOGyAHbuYGYAw&ved=0CGcQ6AEwBA#v=onepage&

    q=Viator%20rosenwein&f=false 20

    Emicho de Leiningen o Emich de Flonheim, conde de Renania y comandante de la

    cruzada germana en 1096.

  • 10

    orientales como Praga.21

    Vase David Nirenberg, Anti-Judaism: The

    Western Tradition (London: W. W. Norton & Company, 2013); R. I.

    Moore, The Formation of a Persecuting Society: Authority and Deviance in

    Western Europe 950-1250. (Oxford: Wiley-Blackwell, 2007); David

    Nirenberg, Communities of Violence; Persecution of Minorities in the

    Middle Ages (Princeton NJ: Princeton University Press, 1998); Robert

    Chazan, European Jewry and the First Crusade (Berkeley and Los

    Angeles: University of California, 1987): Allan Harris Cutler and Helen

    Elmsquist Cutler, The Jew as Ally of the Muslim: Medieval Roots of

    Antisemitism (Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1986).

    (Octubre) Nicea era la capital del sultanato de Rum, un nombre que

    significaba literalmente Roma porque se trataba de territorios que haban sido arrebatados al imperio romano [de Oriente, es decir, el

    bizantino]. En el ao 1096, Rum estaba gobernado por un caudillo

    selucida todava semi-nmada llamado Kilij-Arslan. Los italianos y los

    alemanes que penetraron en el territorio de Kilij-Arslan en octubre del ao

    1096 lo encontraron poco defendido. Marcharon durante cuatro das,

    hasta que pudieron ver la ciudad de Nicea, donde, segn Ana Comnena

    [historiadora e hija del emperador bizantino Alexis o Alejo Comneno], su

    modo de comportarse y sus acciones, tanto para los criterios del siglo XI

    como para los criterios actuales, eran lo ms parecido a crmenes de

    guerra: descuartizaron a algunos de los bebs, empalaron a otros en astas de madera y los asaron sobre el fuego; los ancianos fueron sometidos

    a todo tipo de torturas..22

    1097 (Segunda mitad de mayo) Los franco-normandos Llegaron a

    Nicea a la maana siguiente, el 16 de mayo del ao 1097, y todava no

    haban terminado de montar su campamento al sur de la ciudad cuando

    Kilij-Arslan descendi al galope desde las montaas y se inici la batalla.

    Parece que fue rpida y decisiva. Kilij-Arslan imaginaba que se

    enfrentara a un ejrcito mucho menor. [] Ademar [Ademar de Monteil, obispo de Le Puy] inst a los provenzales a seguir luchando, pronunciando

    la primera de muchas oraciones de batalla compuestas con la intencin de

    recordarles quines eran y por qu luchaban: Oh raza de gente consagrada a Dios! Id y enfrentaos con confianza a estos enemigos del Dios viviente, y Dios os permitir hoy alcanzar la victoria! El ejrcito de Godofredo, acampado en las cercanas, al este de la ciudad, y a la espera

    de precisamente este tipo de ataque, se incorpor al combate lo bastante

    deprisa como para que algunos de sus hombres pudieran escuchar el 21

    Jay Rubenstein, Los Ejrcitos del Cielo: La primera cruzada y la bsqueda del

    apocalipsis. Barcelona: Ediciones de Pasado y Presente, 2012, pp. 71-72. 22

    Ibd., p. 112

  • 11

    sermn del obispo. Al cabo de poco tiempo, haban hecho huir a la

    caballera de Kilij-Arslan. [] Ms extraordinario que la propia batalla fue lo que vino despus. Segn informa Alberto de Aquisgrn, para

    celebrarlo, los cristianos decapitaron a los heridos y a los muertos, ataron sus cabezas a las cinchas de su silla de montar para poder llevarlas

    as hasta sus tiendas, y regresaron contentos a reunirse con sus

    compaeros que haban permanecido en la retaguardia en los

    campamentos alrededor de la ciudad a fin de impedir que los asediados

    huyeran. Si las cifras que proporciona Alberto son las correctas, los francos debieron de haber ofrecido un espectculo espeluznante. A Alejo le

    enviaron ms de un millar de cabezas en demostracin de su victoria, y el

    resto, las arrojaron al interior de la ciudad para asustar a sus defensores y

    provocar su rendicin.23

    Ana Comnena no recuerda que los francos

    adornaran sus monturas con crneos de sarraceno, pero s recuerda las

    decapitaciones: ensartaron las cabezas de muchos turcos en el extremo de sus lanzas y regresaron llevndolas como si de estandartes se tratara,

    para que los brbaros, al ver desde la distancia lo que haba ocurrido, y

    aterrados por esta derrota en su primer encuentro, no tuvieran tantas

    ansias de combate en el futuro. Al tratar a sus enemigos de este modo, estaban los francos siguiendo las prcticas habituales de la guerra del

    siglo XI? Al fin y al cabo, eran tiempos brutales. Fuera de la cruzada, no

    obstante, resulta muy difcil encontrar testimonios de guerreros francos

    comportndose de modo similar.24

    23

    Aunque se puede imaginar que las catapultas slo arrojaban piedras de distinto

    tamao para derribar las murallas o causar distintos daos en las torres y almenas de las

    fortalezas, no fue sta precisamente la funcin de tales mquinas durante la primera

    cruzada. En realidad, las catapultas de los expedicionarios franco-normandos eran

    anticuadas y se remontaban a los modelos desarrollados por los romanos doce siglos

    antes. Los muros y baluartes musulmanes estaban construidos con slidos materiales y

    eran inexpugnables al bombardeo de esos artefactos. De manera que los cruzados,

    desprovistos de toda moral y principio, en el primer asedio a una ciudad musulmana,

    que fue el caso de Nicea (luego haran lo mismo en el sitio de Antioqua, entre el 20 de

    octubre de 1097 y el 28 de junio de 1098), optaron por desarrollar un tipo de guerra

    terrorista y bacteriolgica: decapitaron a los prisioneros musulmanes, hombres, mujeres

    y nios que haban apresado en las inmediaciones y lanzaron sus cabezas y dems

    miembros por sobre las murallas. La ciudad entonces qued sembrada de despojos que,

    adems de perturbar las almas de los habitantes eran una amenaza de enfermedades y

    epidemias. Por esa razn, el historiador y experto en asuntos militares ayub Mardi Bin

    Ali al-Tarsusi (siglo XII), escribi hacia 1187, al referirse a las mquinas de asedio de

    los cruzados: Los fundbulos son artefactos inventados por los demonios incrdulos (Al-Tarsusi, Bodleian MS 264). Vase John France, Western Warfare in the Age of the

    Crusade, 1000-1300. Ithaca, NY: Cornell University Press, 1998; y Jim Bradbury, The

    Medieval Siege. Rochester, NY: The Boydell Press, 1992. 24

    Rubenstein:2012, pp. 136-137.

  • 12

    1098 (7 de marzo) Luego de la batalla del ro en las inmediaciones

    de Antioqua, entre el ejrcito de Bohemundo y Raimundo de Saint Gilles,

    conde Tolosa, y los defensores musulmanes de Antioqua comandados por

    su gobernador turco Yaghi-Siyan (que sera muerto el 2 de junio de ese

    mismo ao), unos 1500 combatientes musulmanes perdieron la vida en la

    refriega. Al da siguiente, a primera hora de la maana, unos cuantos

    ciudadanos de Antioqua cruzaron sigilosos las puertas de la ciudad para

    enterrar a sus muertos Los turcos previeron realizar en paz los ritos funerarios, y es probable que los francos tuvieran la intencin de dejar que

    los hicieran. sin embargo, este interludio dur poco. Nuestros hombres, al enterarse que los turcos haban enterrado a sus muertos, se prepararon,

    se dirigieron a toda prisa hacia este patio del diablo y ordenaron abrir

    todas las tumbas y sacar los cuerpos de ellas. Entonces, arrojaron todos

    los cadveres a un agujero y se llevaron las cabezas cortadas a nuestras

    tiendas para que pudiramos contar cuntas cabezas eran. El total oscilaba entre algo as como mil quinientas y siete mil cabezas, sin incluir

    los cadveres que se perdieron en el ro Orontes. [] Visto desde la distancia, estas acciones parecan cada vez ms una salvajada, pero el da

    despus de la batalla, por la maana y con el suelo todava empapado en

    sangre, sintieron una satisfaccin macabra, tal vez incluso les divirti,

    cuando la visin de las cabezas provoc llantos y aullidos entre los turcos.

    25

    26

    (Junio) Durante el sitio de Antioqua (20 de octubre de 1097 - 3 de junio de

    1098), la poblacin integrada por musulmanes y cristianos orientales tuvo

    que padecer como la de Nicea un ao antes, un bombardeo biolgico

    sistemtico ejecutado por los fundbulos de los cruzados que arrojaban a

    travs de ellos pedazos de cadveres y de animales muertos. Cuando la

    ciudad se rindi, comenz la masacre. Cuando Raimundo de Aguilers27

    lleg a toda prisa a ver la carnicera, opin que era un espectculo divertido, pensando que los turcos que haban resistido tanto tiempo a los

    25

    Balderico de Bourgueil (tambin conocido con el nombre de Baldric de Dol),

    Historia Ierosolimitana, RHC Oc. 4, 10-110, 2, 17, p. 51. 26

    Rubenstein:2012, pp. 222-223. 27

    Raymond DAguilers, cannigo de Puy, fue un cronista de la primera cruzada. Sirvi a las rdenes de Raimundo IV de Saint Gilles (ca. 1042-1105), conde de Tolosa

    (Toulouse) y marqus de Provenza, de quien era su confesor. Adems ostentaba el cargo

    de capelln del contingente de provenzales y languedocianos que formaban parte del

    ejrcito del conde. Su trabajo se titula en latn, Historia Francorum qui ceperunt

    Iherusalem. Fue traducido al francs por Franois Guizot (1787-1874) en 1824. El texto

    latino fue publicado por Jacques Bongars (Gesta Dei per Francos, I, 139-183), y otra

    vez en Recueil des historiens occidentaux des croisades (1866), pp. 235-309. La ms reciente traduccin es al ingls y corresponde a John Hugh y Laurita L. Hill, editada por

    la American Philosophical Society, Philadelphia, 1968.

  • 13

    francos, se encontraban ahora sin posibilidad de escape, aunque

    mencion, no sin una cierta tristeza, las muertes de trescientos caballos.

    Todas las plazas pblicas estaban llenas de cadveres, observara otro testigo presencial, tanto que nadie poda soportar quedarse all y aguantar el hedor. En verdad, nadie poda caminar por las calles de la

    ciudad sin pisar los cadveres.28 [] Incapaces de distinguir a los enemigos de los amigos, los francos mataron a todo el mundo.

    29 En la

    mejor de las circunstancias, resultaba difcil distinguir a los cristianos

    orientales de los musulmanes. Llevaban ropas y barbas casi idnticas.30

    (11 de noviembre) Un contingente de cruzados franco-normandos y

    languedocianos (u occitanos) liderados por Raimundo de Saint-Gilles,

    conde de Tolosa, luego de quince das de sitio, penetr en Maarrat an-Numn (a mitad de camino entre Alepo y Hamah, en el norte de Siria, a

    480 kilmetros al norte de Jerusaln), pasando a cuchillo a todos sus

    habitantes, saqueando e incendiando todo a su paso. Y lo ms revelador:

    los cruzados demostraron ser expertos canbales, ya que la antropofagia era

    una prctica comn en la Europa cristiana del siglo XI, asolada por el

    hambre y la falta de alimentos.31

    El historiador musulmn Ibn al-Atir32

    hace

    28

    Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanorum. Ed. Rosalind Hill. London:

    Nelson, 1962, pp. 47-48. Fulquerio de Chartres observa que los plebeyos buscaban

    botn mientras que los caballeros seguan concentrados en matar turcos: Historia

    Hierosolymitana. Ed. Heinrich Hagenmeyer, Carl Winters Universittsbuchhandlung, Heidelberg, 1913, I, 17, 7, pp. 234-235. [Traducida al ingls por Frances Rira Ryan,

    como, A history of the Expedition to Jerusalem, 1095-1127, University of Tennessee

    Press, Knoxville, 1969]. 29

    Alberto de Aquisgrn, Historia Ierosolimitana: History of the Journey to Jerusalem.

    Ed. y trad. al ingls de Susan B. Edington. Oxford: Clarendom Press, 2007, 4, 23, pp.

    282-285. 30

    Rubenstein:2012, pp. 241-242. 31

    Uno de los principales flagelos que padeca la poblacin de la Europa medieval

    cristiana era el hambre. Los cronistas de la poca dan una idea del hambre que haba al

    citar frecuentes casos de canibalismo. Por ejemplo, el monje borgon Rodulfus Glaber

    El Calvo (985-1050) en su Historiarum Sui Temporis (escrita entre 1030-1035),

    afirma que el canibalismo era una prctica comn en muchas regiones de Francia en

    1032. Dice: La gente devoraba carne humana. Los caminantes eran atacados por los

    ms fuertes, que los descuartizaban y coman, despus de haberlos asado... En muchos

    lugares sacaban los cadveres de la tierra para calmar el hambre... Tanto se propag

    el consumo de carne humana, que hasta se puso en venta en el mercado de Tournus

    como si fuera carne de vaca... (Zaborov:1988, pp. 15-16). Vase Raoul Glaber, Les

    cinq livres de ses histoires 900-1044. Paris: Ed. Maurice Prou, 1886. 32

    Abu al-Hasan Al Izzuddn Ibn al-Atir, latinizado Abenaltir, naci en azira Ibn Umar, sobre el Tigris, al pie de las montaas del Kurdistn, el 12 de mayo de 1160, y

    falleci en Mosul en mayo-junio de 1233. El famoso historiador Shamsuddn Abu-l-

    Abbs Ahmad al-Barmaki Ibn Jalikn (1211-1282) le encontr en Alepo, Siria, en 1229,

    y ensalza su extrema modestia. Su historia universal, al-Kamil fil-Tarij (Crnica

  • 14

    esta denuncia: Durante tres das pasaron a la gente a cuchillo, matando a

    ms de diez mil personas y tomando muchos prisioneros (Al-Kamil fil-Tarij). En cambio, el historiador cristiano Radulfus de Caen (1080-1120),

    no deja ninguna duda: En Maarrat, los nuestros cocan a paganos adultos en las cazuelas, ensartaban a los nios en espetones y se los

    coman asados.33

    Igualmente, el cronista Alberto de Aix-la-Chapelle, de

    Aquisgrn o de Aachen (fl. 1110), que particip personalmente de la

    refriega de Maarrat, confiesa: A los nuestros no les repugnaba comerse no slo a los turcos y a los sarracenos que haban matado sino tampoco a

    los perros!34

    El historiador franco y capelln de Balduino, Fulquerio de

    Chartres (1059-1127), dice: Me lastima deciros que mucho de los

    nuestros, presionados por la locura del hambre excesivo, cortaron pedazos

    de los sarracenos moribundos y los cocinaron... Y cuando an no haban

    sido bien cocidos por el fuego, los devoraron con apetito feroz.35

    Rubenstein tambin certifica: Espoleados por la combinacin de hambre

    intensa y de furia proftica, algunos miembros del ejrcito acudieron a una

    solucin, no por conocida menos horripilante; el canibalismo. En esta

    ocasin lo hicieron con orgullo, tras haber aprendido cmo utilizar la

    guerra psicolgica para su propio beneficio. En palabras de Fulquerio de

    Chartres, que informaba desde Edesa de lo que haba odo, me estremezco al decirlo, pero muchos de nuestros hombres, posedos por la

    locura que provoca el hambre, cortaron piezas de las nalgas de los

    sarracenos muertos, las cocinaron y se las comieron, y aunque apenas

    estaban calientes, con gran salvajismo, llenaron su boca con ellas y las

    devoraron. Otro escritor relat que se haba enterado de estos detalles por boca de algunos de los canbales, al parecer, orgullosos de lo que

    haban hecho: a los adultos, los guisaban en cazuela, y a los nios, los asaban en un espetn. Todos ellos fueron cocinados y comidos.36

    1099 (segunda mitad de julio) Despus de un descanso de casi seis

    meses en Antioqua (combate que finaliz el 28 de junio de 1098), el 13 de

    completa), se extiende desde la creacin hasta el ao 1231. Son muy interesantes sus detalles y comentarios sobre las invasiones cruzadas y el punto de vista musulmn al

    respecto. Esta fue traducida por el arabista e islamlogo sueco Carl J. Tornberg y

    publicada por E.J. Brill en Leiden, 1867-71. 33

    Radulfus de Caen, Gesta Tancredi Siciliae Regis in Expeditione Hierosolymitana. 34

    Albert of Aachen, Historia Ierosolimitana, Ed. and trans. by S. Edgington. Oxford:

    Oxford Medieval Texts, 2007. 35

    Vase Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanorum - The Deeds of the Franks

    and the other Pilgrims to Jerusalem. Edited with a facing-page English translation from

    the Latin text by Rosalind Hill. Oxford: Clarendon Press, 1967). Vase tambin Amin

    Maalouf, Las cruzadas vistas por los rabes. Madrid: Alianza, 2005: Cap. 3: Los

    canbales de Maarat, pp. 73-10o), y Zaborov:1988, pp. 15-16. 36

    Rubenstein:2012, p. 294.

  • 15

    enero de 1099, Bohemundo de Tarento, Tancredo de Hauteville y Roberto

    de Normanda partieron hacia Jerusaln. En Trpoli (Lbano) se les uni

    Godofredo de Lorena y Roberto de Flandes, y desde all, los cinco

    continuaron hacia el sur, acompaados de unos doce mil infantes y unos

    mil trescientos caballeros franco-normandos. La maana del 7 de junio de

    1099 los cruzados vieron por primera vez brillar a la luz del alba las

    almenas y las torres de la Ciudad Santa de las tres religiones monotestas.

    La urbe estaba por aquel entonces bajo control de los musulmanes fatimes;

    sus defensores liderados por Iftijar ad-Daula eran escasos y no estaban

    preparados para resistir un sitio de envergadura37

    . La bandera blanca fatim

    ondeaba en la Torre de David, bastin de extrema solidez en cuyos

    cimientos se haba utilizado plomo para unir las piedras. Los cruzados

    atacaron con la ayuda de refuerzos llegados de Gnova y con unas recin

    construidas mquinas de asedio de manufactura bizantina. Hace

    exactamente 905 aos, el 15 de julio de 1099 (22 de Shabn de 492 de la

    Hgira), al amanecer, todo estaba dispuesto para el asalto final a Jerusaln,

    luego de los infructuosos ataques de los das previos. Godofredo de Lorena

    se encaram sobre su imponente torre de asedio y la mand trasladar junto

    a las murallas. La leyenda cristiana cuenta que cuando los francos y

    normandos intentaban en vano vencer la resistencia de los musulmanes,

    Godofredo vio en lo alto del cercano monte de los Olivos un caballero que

    agitaba un escudo brillante y anunci a todos su visin: Mirad, San Jorge

    ha venido en nuestra ayuda. Esto envalenton notablemente a los

    cruzados que arremetieron con dos bravucones flamencos al frente, Litoldo

    y Gilberto de Tournai, seguidos por Godofredo, Tancredo y sus normandos

    a travs de un boquete abierto en la muralla. La mortandad fue espantosa.

    Los jinetes europeos, al pasar por las calles, iban chapoteando sobre

    charcos de sangre. Los expedicionarios masacraran a la mayor parte de los

    treinta mil habitantes de Jerusaln. Segn la concepcin de los cruzados, la

    ciudad qued purificada con la sangre de los infieles musulmanes y judos.

    Los germnicos francos y los ex vikingos ahora llamados normandos

    parecieron querer ofrendar sacrificios humanos a sus dioses de antao,

    Odn y Thor, en pos del Valhala. Efectivamente, luego de ser quebrada la

    tenaz resistencia de los defensores islmicos, la poblacin sin respeto a la

    37

    Iftijar ad-Daula (Orgullo del Estado) tena una fuerte guarnicin compuesta por tropas rabes y sudanesas. Cuando recibi noticias del avance de los cruzados (a los que

    ellos denominaban Francos) envenen todos los pozos de agua del exterior de Jerusaln,

    hizo llevar las provisiones de los campos dentro de la ciudad y envi un mensaje

    urgente a su base en Egipto solicitando refuerzos. Luego orden a todos los cristianos,

    en su mayora orientales, que evacuasen la ciudad, y permiti a los judos que

    permaneciesen en ella. Aunque la guarnicin estaba bien provista, no haba suficientes

    hombres para proteger todas las murallas, y se vio superado por un asedio que dur seis

    semanas.

  • 16

    edad o al sexo, sufri una horrible matanza. Slo en la mezquita al-Aqsa

    fueron degollados cerca de diez mil musulmanes all refugiados. Raimundo

    de Aguilers, cannigo de Puy y capelln de los invasores, escribi en sus

    memorias con regocijo: Maravillosos espectculos alegraban nuestra

    vista. Algunos de nosotros, los ms piadosos, cortaron las cabezas de los

    musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas, hacindoles caer de

    los tejados de las mezquitas; otros fueron ms lejos y los arrastraron a las

    hogueras. En las calles y plazas de Jerusaln no se vea ms que montones

    de cabezas, de pies y manos: y sin embargo esto no es nada comparado

    con lo otro... Se derram tanta sangre en la mezquita edificada sobre el

    antiguo templo de Salomn, que los cadveres de los fanticos de Mahoma

    nadaban en ella arrastrados a uno y otro punto. Veanse flotar manos y

    brazos cortados que iban a juntarse con cuerpos que no le correspondan;

    en muchos lugares la sangre nos llegaba a las rodillas, y los soldados que

    hacan esta carnicera apenas podan respirar debido al vapor que de ella

    se exhalaba. Cuando no hubo ms musulmanes que matar, los jefes del

    ejrcito se dirigieron en procesin a la iglesia del Santo Sepulcro para la

    ceremonia de accin de gracias38

    . La pequea comunidad juda se haba

    refugiado en la sinagoga central. Los cruzados, sospechando que haban

    ayudado a los musulmanes durante el asedio, incendiaron el templo y todos

    los judos de Jerusaln, cerca de dos mil (ms del noventa por ciento de los

    que vivan en Palestina), murieron abrasados. A pesar de haber perpetrado

    tal monstruosidad, los cruzados no quedaron conformes y un consejo

    presidido por Godofredo decret la exterminacin de todos los musulmanes

    de Jerusaln, en total: setenta mil almas, el mismo nmero de muertos en

    los primeros diez segundos de la explosin atmica en Hiroshima, el 6 de

    agosto de 1945. A diferencia de la rapidez y eficacia de la bomba

    norteamericana, aquella operacin a fines del siglo XI dur ocho das, a

    pesar del celo con la que la desempearon aquellos nobles paladines.

    Pero nadie se salv, quedando destripados mujeres, nios y ancianos. A fin

    de descansar de las fatigas que caus esta tarea, los cruzados se entregaron

    a las ms repugnantes orgas violacin de cadveres y actos de canibalismo de modo que los mismos cronistas, a pesar de toda su indulgencia, no pudieron menos que indignarse de la conducta bestial de

    estos asesinos que eran cualquier cosa menos cristianos; y el tesorero

    Bernardo los trata de locos; Balduino, arzobispo de Dole, los compara a

    burros que se refocilan en la basura: computruerunt illi, tamquam jumenta

    in stercoribus.39 Fulquerio de Chartres dice: En verdad, si hubieseis

    estado ah habras visto nuestros pies coloreados hasta los tobillos con la

    sangre de la masacre. Pero, qu ms os puedo contar? Ninguno fue 38

    Raimundo de Aguilers, Historia Francorum qui ceperunt Iherusalem, en R.H.C.

    Occ., vol. III. 39

    Historia Hierosolymitana, en R.H.C. Occ., vol. IV.

  • 17

    dejado con vida; no hubo piedad ni de mujeres ni de nios... Nunca nadie

    pudo ver u or de una masacre como esa de paganos, puesto que las piras

    funerarias se alzaban como pirmides, y nadie sabe su nmero salvo el

    mismo Dios (Gesta Francorum). Otro historiador serio y responsable

    como Guillermo de Tiro (1130-1185), agrega: Era imposible contemplar

    sin horror el inmenso nmero de cados. Por doquier haba pedazos de

    cuerpos humanos y la sangre de los muertos empapaba el suelo. Y no era

    el espectculo de los cuerpos sin cabeza y las extremidades mutiladas

    arrojadas en todas direcciones lo que despertaba el horror de todos los

    que lo vean. Era an ms espantoso contemplar a los propios vencedores,

    cubiertos de sangre de la cabeza a los pies, visin que infunda terror en

    todos los que se cruzaban con ellos... Los soldados deambulaban por las

    calles en busca de supervivientes que tal vez se escondieran de la muerte.

    Al dar con ellos, los arrastraban a la vista de todo el mundo y los mataban

    como si fueran ovejas. Algunos de nuestros hombres formaron bandas que

    entraban por la fuerza en las casas, donde ponan las crueles manos sobre

    hombres, mujeres y nios, y quienquiera que estuviese all. Las vctimas

    eran pasadas a cuchillo o arrojadas desde algn lugar elevado para que

    pereciesen de manera lamentable al estrellarse contra las piedras de la

    calle. Sin importar edad o clase, eliminaron, sin distincin, a todo enemigo

    que encontraban. Por todas partes haba una carnicera terrorfica, yacan

    cabezas cortadas por doquier, hasta el punto que despus de poco tiempo

    era imposible ir o venir de un lugar sin tener que pasar por encima de los

    cadveres... Por todas partes haba fragmentos de cuerpos humanos y

    hasta el mismo suelo estaba cubierto con la sangre de los muertos40

    . Los

    historiadores musulmanes al-Qalanisi (1070-1160) e Ibn al-Atir (1160-

    1233) afirman categricamente: A la poblacin de la Ciudad Santa la

    pasaron a cuchillo, y los fran (francos) estuvieron matando musulmanes

    durante una semana. En la mezquita al-Aqsa mataron a miles de personas...

    Mataron mucha gente. A los judos los reunieron en su sinagoga y all los

    quemaron vivos los fran. Destruyeron tambin los monumentos de los

    santos y la tumba de Abraham la paz sea con l!41. Robert Payne42 aade que La carnicera de Jerusaln se llev a cabo de forma

    deliberada; era el resultado de una poltica de antemano. Jerusaln deba

    convertirse en una ciudad cristiana. Los judos tambin deban ser

    40

    Michael Foss, Cruzados: La aventura de los soldados de Dios. Barcelona,:Ediciones

    Martnez Roca, 1998, p. 228. 41

    Amin Maalouf:2005, p. 93. 42

    El periodista, novelista, poeta y traductor ingls Robert Payne (1911-1983) fue autor

    de ms de cien ttulos dedicados a biografas y obras de divulgacin histrica. Su inters

    por el choque entre la cultura occidental y las culturas orientales culminaron en The

    Dream and the Tomb (El Sueo y la tumba), la obra pstuma a cuya preparacin dedic

    los siete ltimos aos de su vida.

  • 18

    aniquilados. Todos los miembros de esta comunidad haban acudido a la

    sinagoga principal, en donde esperaban encontrar refugio y proteccin.

    Los cruzados, vidos de soluciones fciles, quemaron la sinagoga con los

    judos dentro43

    . El prestigioso medievalista britnico Steven Runciman

    enjuicia severamente la accin de los cruzados: Los judos de Jerusaln

    huyeron en masa a su sinagoga principal. Pero se consideraba que haban

    prestado ayuda a los musulmanes y no hubo ninguna indulgencia para con

    ellos. El edificio fue incendiado y todos murieron quemados dentro de l.

    La matanza de Jerusaln caus profunda impresin en todo el mundo.

    Nadie puede decir cuntas vctimas hubo; pero Jerusaln qued vaca de

    habitantes musulmanes y judos. Incluso muchos de los cristianos

    quedaron horrorizados por lo que se haba hecho, y entre los musulmanes,

    que haban estados dispuestos a aceptar a los francos como un factor ms

    de la enmaraada poltica de la poca, hubo una evidente decisin de que

    los francos tenan que ser expulsados desde aquel momento.44

    . Karen

    Armstrong45

    da un cuadro an ms pattico y apocalptico: Limpiaron a

    los musulmanes y los judos de la Ciudad Santa como alimaas.

    Prcticamente no qued ni uno vivo... Jerusaln estaba prcticamente

    desolada. Hasta haca poco haban vivido en ella ms de 100.000

    personas, pero tras la conquista de los cruzados la ciudad, vaca y

    fantasmal albergaba slo a unos pocos centenares46

    . Jay Rubenstein,47

    en

    la obra ya citada, describe la masacre a travs de la crnica de Alberto de

    Aachen o Aquisgrn: Igual que sucede con su crnica de los pogromos a

    orillas del ro Rin, mostr un asombroso grado de empata por las

    vctimas: los francos decapitaban o golpeaban con piedras a jvenes, mujeres, damas nobles, incluso mujeres embarazadas y nios pequeos, sin

    tener en cuenta la edad de las vctimas. En contraste, las nias, mujeres y

    damas atormentadas por el miedo a la muerte inminente, y horrorizadas 43

    Robert Payne, El sueo y la tumba: Historia de las cruzadas. Barcelona: Ediciones

    Pennsula, 1997, p. 123. 44

    Steven Runciman:2008, p. 218. 45

    Uno de los principales especialistas britnicos en asuntos religiosos. Fue monja

    catlica durante siete aos y, despus de dejar su orden en 1969, se gradu en la

    Universidad de Oxford y empez a ensear Literatura Moderna. Actualmente es

    profesora en el Leo Baeck College for the Study of Judaism and the Training of Rabbis

    and Teachers. Es tambin miembro honorario de la Association of Muslim Social

    Scientists. Entre sus publicaciones se encuentran Through the Narrow Gate, Beginning

    the World, The Gospel According to Woman, Muhammad y Una historia de Dios: 4000

    aos de bsqueda en el judasmo, el cristianismo y el Islam (Editorial Paids, Buenos

    Aires, 1995). 46

    Karen Armstrong, Jerusaln: Una ciudad y tres religiones. Barcelona-Buenos

    Aires:Ediciones Paids Ibrica/Editorial Paids, 1997, pp. 335 y 337. 47

    Jay Rubenstein (1967) es profesor de Historia medieval en la Universidad de

    Tennessee. Es autor de Guibert of Nogent: Portrait of a Medieval Mind (London:

    Routledge, 2002).

  • 19

    por la violenta carnicera, se abrazaron a los cristianos con la esperanza

    de salvar la vida, incluso mientras estos daban rienda suelta a su frentica

    rabia sobre los cuellos de sus enemigos, fuera cual fuera su sexo. Algunas

    de ellas, heridas, se arrojaron a los pies de los cristianos y les suplicaron,

    entre conmovedores sollozos y gemidos, por su vida y por su seguridad.

    Cuando los nios de cinco o de tres aos de edad vieron el cruel destino de

    sus madres y padres, intensificaron de comn acuerdo su llanto y lastimero

    clamor. Sin embargo, sus splicas de clemencia y de piedad fueron en

    vano. Los cristianos se entregaron en cuerpo y alma a la carnicera, y as,

    ningn nio o nia de pecho, ni siquiera los infantes de un ao, escaparan

    vivos a los asesinos. Se dijo que las calles de toda la ciudad de Jerusaln

    quedaron cubiertas por tantos cadveres de hombres y mujeres muertos, y

    sembradas con tantas extremidades mutiladas de los infantes, que no solo

    en las calles, casas y palacios, sino incluso en lugares desiertos en los que

    reinaba la soledad podan hallarse infinidad de cuerpos de los muertos.48 Solo se salv el nmero preciso de sarracenos que los francos necesitaban,

    los esclavos encargados de retirar los cadveres. En lugar de darles un

    entierro formal, estos pocos supervivientes apilaron a sus amigos y

    familiares formando montones al exterior de las puertas de la ciudad.

    Amontonaron los cuerpos, y los montones eran altos como casas. Seis meses ms tarde., en Navidad, los cadveres seguan all. Fulquerio de

    Chartres, el historiador que se haba instalado en Edesa, viaj a Jerusaln

    en peregrinacin durante las fiestas y escribi: Oh, cun grande era el hedor en aquel momento, tanto en el interior como en le exterior de las

    murallas de la ciudad, a causa de los cadveres sarracenos que todava

    seguan pudrindose all, muertos cuando nuestros camaradas capturaron

    la ciudad. El aire era tan pestilente que nos vimos obligados a taparnos la

    nariz y la boca.4950

    1191 (20 de agosto) En la llamada Masacre de Ayyadieh, sucedida luego de la cada de Acre en manos de los cruzados (julio de 1191), el jefe

    de la tercera cruzada, el rey anglo-normando Ricardo I de Inglaterra (1157-

    1199), Corazn de Len, hizo ejecutar a dos mil setecientos prisioneros musulmanes capturados en la ciudad, en su mayora ancianos, mujeres y

    nios, que fueron muertos a golpes, hachazos, mandobles y lanzazos por

    los cruzados anglo-normandos, francos, y las rdenes de caballeros

    teutnicos y templarios. Sus soldados se entregaron vidamente a la

    48

    Alberto de Aquisgrn:2007, 30, pp. 440-443. 49

    GF:1913, p. 92; Fulquerio de Chartres:1969, I, 33, 19, pp. 332-333. Vase tambin

    Benjamin Z. Kedar, The Jerusalem Massacres of July 1099 en Benjamin Z. Kedar y Jonathan S.C. Riley-Smith, Western Historiography of the Crusades. Farnham, Surrey

    (UK): Ashgate Publishing Limited, 2004, p. 20. 50

    Rubenstein:2012, pp. 360-361.

  • 20

    carnicera, dando gracias a Dios, segn nos refieren jubilosos los

    apologistas de Ricardo, por esta oportunidad de vengar a sus camaradas

    que haban cado delante de la ciudad. Las mujeres y los hijos de los

    prisioneros fueron muertos a su lado. Solo unos pocos notables y algunos

    hombres lo bastante fuertes para ser utilizados en trabajos de esclavos

    fueron respetados. Las avanzadillas sarracenas ms prximas a Acre

    vieron lo que suceda y se apresuraron a salvar a sus paisanos, pero

    aunque lucharon hasta el anochecer no pudieron llegar hasta ellos.

    Cuando termin la degollina, los ingleses dejaron el lugar con los

    cadveres mutilados y pudrindose, y los musulmanes pudieron venir y

    reconocer a sus amigos martirizados.51

    1209 (22 de julio) La Cruzada contra los ctaros o albigenses fue la

    primera que tuvo lugar en la Europa cristiana. Dur desde 1209 hasta 1255

    y caus un gran derramamiento de sangre [ms de veinte mil ctaros-

    albigenses fueron muertos solamente en 1209 cuando fue capturada la

    plaza fuerte de Bziers]. La Cruzada de los Albigenses caus segn se dice un milln de vctimas52. El ejrcito de los cruzados, guiado por los arzobispos de Reims, Sena y Run, por los obispos de Nevers, Autun,

    Clermont, Chartres y Lisieux, y entre los seglares por el duque de Borgoa

    y el conde Neveres, con hombres de todas partes del mundo catlico, se

    elev a ms de trescientos mil combatientes, un nmero jams reunido

    contra el mundo musulmn ni antes ni despus de este acontecimiento. Con

    ellos, Arnaldo Amalric y Simn de Montfort emprendieron una ofensiva

    brutal y sumamente cruel contra los albigenses (concentrados en la ciudad

    de Albi). La ciudad de Bziers fue tomada por asalto por los cruzados, los

    cuales pasaron a cuchillo a veinte mil personas el 22 de julio de 1209. No

    contentos con esto, los sitiadores incendiaron la villa despus de saquearla

    vandlicamente, como a Constantinopla cinco aos antes. Interrogado el

    abad cisterciense Arnaldo Amalric (m. 1225) por un caballero cruzado de

    cmo haran para distinguir a los catlicos de los ctaros y no matarlos,

    ste respondi imperturbable en latn: Caedite eos. Novit enim Dominus qui

    sunt eius (Matadlos a todos, que luego Dios ya distinguir a los suyos!).

    El prior ingls Caesarius de Heisterbach (ca. 1180 ca. 1240), del monasterio cisterciense de Heisterbach (Alemania), acredit las palabras de

    Arnaldo en sus memorias. Sobre el mismo tema, escribi Arnaldo al Papa

    Inocencio: La venganza de Dios ha hecho maravillas, hemos matado a

    todos...53

    Estas afirmaciones desalmadas de Arnaldo han sido investigadas

    51

    Runciman:2008, p. 662. 52

    Fernand Niel, Ctaros y Albigenses. Barcelona: Obelisco, 1998, p. 10. 53

    Anne Brenon, Los ctaros, hacia la pureza absoluta. Barcelona: Ediciones B, 1998,

    p. 76.

  • 21

    y confirmadas por el historiador francs Jacques Berlioz en su obra.54

    Algn tiempo despus, en la ciudad de Carcasona, rendida a las huestes de

    Simn de Montfort (1165-1218), los cruzados quemaron vivos a centenares

    de sus habitantes, ahorcaron a otros tantos e infligieron castigos y

    humillaciones a los sobrevivientes, en los que las violaciones a mujeres y

    nios estuvieron a la orden del da. Slo pequeos grupos de albigenses

    sobrevivieron en zonas muy desoladas, aunque luego fueron perseguidos

    por la Inquisicin entre 1240-1255. En el baluarte de Montsgur

    (Roussillon), en 1244, doscientos defensores ctaros y sus familias fueron

    quemados vivos por los cruzados.

    1365 (Octubre) Una cruzada asol el puerto de Alejandra (Egipto),

    asesin a miles de musulmanes, cristianos coptos y judos y se llev a cinco

    mil cautivos. 55

    APNDICES

    LA GUARDIA VAREGA

    En la capital bizantina, los vikingos constituyeron la guardia imperial

    (unidad de elite) de los emperadores bizantinos, la temida y famosa

    guardia varega.

    La Guardia Varega era la guardia pretoriana de los emperadores

    bizantinos, de procedencia escandinava (durante los siglos X y XI) tras los

    acuerdos alcanzados entre el Prncipe Vladimir I de Kiev (958-1015) y

    Basilio II de Bizancio (958-1025).

    Entre la segunda mitad del siglo IX y la primera del X varios

    vikingos fundaron colonias a lo largo del ro Volga, y desde ah

    organizaron numerosos ataques contra Constantinopla. En el ao 988,

    Vladimir I de Kiev negoci la mano de la hermana del emperador Basilio

    II, Ana Porfiroguneta. Fue la primera boda realizada entre una princesa

    griega y un brbaro (segn los griegos), para lo cual Vladimir fue bautizado

    54

    Jacques Berlioz, Tuez-les tous, Dieu reconnatra les siens: La croisade contre les

    Albigeois vue par Csaire de Heisterbach. Portet-sur-Garonne: ditions Loubatires,

    1994. 55

    Vase Jo Van Steenbergen, The Alexandrian Crusade (1365) and the Mamluk

    Sources: reassessment of the Kitab al-Ilmam of an-Nuwayri al-Iskandarani (d. 1372 AD). in Krijnie Nelly Ciggaar & Herman G. B. Teule (Eds.), East and West in the

    Crusader States. Context - Contacts - Confrontations, III. Acta of the Congress held at

    Hernen Castle in September 2000 (Orientalia Lovaniensia Analecta 125), Leuven 2003,

    pp. 123-137.

    http://books.google.com.ar/books?id=SnVbY5knmigC&printsec=frontcover&source=g

    bs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false

  • 22

    antes de poder formalizar el matrimonio. Su alianza con Basilio II, el para

    entonces emperador bizantino, hizo que le enviase un ejrcito de 6000

    hombres a su disposicin. Basilio, dada su bien fundada desconfianza hacia

    la cambiante lealtad de sus guardias nativos, y conociendo la profunda

    lealtad de los varegos, decidi emplearlos como guardia personal.

    A esta nueva fuerza se la conoci como la Guardia Varega. Con un

    hacha de doble filo, como arma principal (aos despus se adaptaron a la

    espada), su cometido era lucir uniformes y armas en ceremonias y festejos,

    adems colaborar en la proteccin de la familia imperial (para luego ser el

    principal y ms importante cuerpo con esta labor).

    El ncleo fundacional estaba formado por vikingos varegos (esto es,

    normandos procedentes del reino vikingo de Rusia), aunque con el tiempo

    se incluy en ella a sajones, daneses y a otros hombres procedentes del

    norte escandinavo. La fuerza la integraban unos 6.000 hombres entre los

    mejores pagados del ejrcito bizantino y existi durante 300 aos.

    El ms renombrado de todos sus comandantes fue Harald III (1015-

    1066) quien conquist para los bizantinos territorios de frica, Asia Menor

    y Bulgaria, adems de Lombarda y Sicilia. Posteriormente este

    comandante regres a Noruega y se convirti en Harald Haardrade quien

    muri tratando de conquistar Inglaterra, en la batalla de Stamford Bridge

    (1066), con esa derrota termin prcticamente la Era Vikinga.

    Los mercenarios varegos, aparte de proteger al emperador bizantino,

    solan acompaarlo en la guerra. Tenan fama de hombres hbiles y de

    grandes recursos, excelentes luchadores y, sobre todo, muy leales. Los

    historiadores bizantinos especialmente Miguel Psellos (1018-1078) los mencionan como los portadores de hacha.56

    LA CUARTA CRUZADA Y EL SAQUEO DE CONSTANTINOPLA

    Nunca hasta entonces se haba cometido un crimen de lesa humanidad

    como el de la cuarta cruzada Steven Runciman57

    Hacia el 28 de noviembre de 1199, lo ms selecto de la nobleza de

    Champagne celebraba un torneo en Ecri-Sur-Aisne, pequea villa del

    septentrin francs. La concurrencia era numerosa y granada y cuando la

    reunin estaba en su apogeo, una voz extraa al vitorear el nombre del

    Salvador, absort a los presentes distrayendo su atencin del frvolo

    espectculo. Quien de manera tan inslita se haba presentado era el

    prroco Fulco de Neuilly, el agente principal del Papa Inocencio III (1160-

    56

    Vase Raffaele DAmato (Autor) y Giuseppe Rava (Ilustrador), The Varangian Guard 988-1453. Oxford: Osprey Publishing, 2010). 57

    Sir Steven Runciman (1903-2000), bizantinlogo y principal historiador britnico de

    las cruzadas durante el siglo XX.

  • 23

    1216). Especulando con la impresin que su llegada haba producido, el

    predicador, sin dar tiempo a los grandes a recobrarse, tom la palabra para

    sosaarlos por su actitud indiferente ante la supuesta profanacin de que

    era objeto la cuna de Cristo desde tiempo atrs en Jerusaln. Les enrostr

    su desapego, su desvo, su impiedad... Y si gran triunfo fue para Fulco

    conseguir primero que los presentes condescendieran a escucharlo,

    realmente inspirado debi estar para vencer su prevencin despus, y

    decidir a tan nobles seores a trocar su interrumpido torneo por el torneo de

    Dios. Pues bast que alguien, movido por la pltica del predicante,

    anunciara su voluntad de cruzarse, para arrastrar a todos los dems a imitar

    su ejemplo. El primero en tomar la iniciativa fue Teobaldo, conde de

    Champagne y de Brie, a quien sigui el conde Luis de Blois y de Chartres,

    emparentados directamente con la realeza, ya que ambos eran primos de los

    reyes de Francia y de Inglaterra. Teobaldo slo tena 22 aos; Luis no

    llegaba a los 28...

    Tras ellos fueron, como dice Villehardouin, otros dui mult halt

    baron de France, Simon de Montfort (1165?-1218), futuro jefe de la

    Cruzada contra los albigenses, y Reinaldo de Montmirail, primo de los

    condes de Champagne y de Blois, y cada nuevo seor que se cruzaba, atraa

    otros tantos nobles y plebeyos de su condado o barona. Segn los

    observadores de la Cristiandad latina de fines del siglo XII, la tercera

    Cruzada (1189-1192) no haba solucionado el problema de Tierra Santa.

    Estos fanatizados veedores afirmaban que la Cruz deba retornar para librar

    su batalla decisiva con la Media Luna. Dos posibilidades se ofrecan a

    consideracin: una se encaminaba hacia Siria y la otra hacia Egipto como

    centros desde donde lanzar la ofensiva.

    La opinin de los jefes de los cruzados destacando la conveniencia

    de atacar a los musulmanes en Egipto ha quedado certificada en las fuentes

    que han llegado hasta nosotros. Los testimonios del autor de la Historia

    Constantinopolitana, Guntherus Cisterciencis y de Roberto de Clary son

    categricas cuando declaran que los cruzados no queran ir a Siria porque

    desde all no les sera posible acometer la empresa, decidindose en cambio

    por la marcha hacia Alejandra, donde se les presentaran posibilidades

    mayores.

    La suerte corrida por las anteriores expediciones en la que

    destacaba la poca o mala voluntad bizantina a tolerar a semejantes

    energmenos unida a la difcil y hostil ruta a travs de Anatolia y el norte

    de Siria, cerraba la va del Levante.

    Pero la empresa de cruzar el Mediterrneo era un desafo mayor,

    especialmente teniendo en cuenta la escasez de naves de los estados franco-

    normandos. Por eso, el 10 de febrero de 1201 una comitiva de seis

    delegados de los cruzados encabezados por Godofredo de Villehardouin

    (c1160-1213), mariscal de Champagne historiador de la cuarta cruzada

  • 24

    , lleg a Venecia porque all encontraran mayor cantidad de barcos que en

    ningn otro puerto.

    Fueron recibidos por el prncipe de la repblica adritica, el dogo

    (dux) ciego Enrico Dandolo (ca.1107-1205)), quien introdujo a los

    cruzados en un mundo de mentiras y fantasas. As, Venecia se

    comprometi a contar con navos en nmero suficiente como para

    transportar treinta y tres mil quinientos hombres, entre los cuales se

    contaban cuatro mil quinientos caballeros con sus correspondientes

    caballos, nueve mil escuderos y veinte mil hombres de infantera. Adems

    la Repblica les suministrara los vveres y provisiones necesarias por el

    trmino de nueve meses, perodo durante la cual la escuadra veneciana

    estara a completa disposicin de los cruzados. El precio en que se estimaba

    el valor de todos estos servicios ascenda a la suma de ochenta y cinco mil

    marcos.

    Cuando los cruzados firmaron el acuerdo aceptando estas

    proposiciones, no calcularon que a duras penas podran reunir un

    contingente de diez mil hombres y que de ninguna manera podran pagar el

    precio estipulado. Dandolo lo saba perfectamente y por eso les propuso

    astutamente que todo poda ser resuelto convenientemente si se seguan sus

    instrucciones y recomendaciones: Venecia ofreca dar crdito si los

    cruzados la ayudaban a reconquistar la ciudad dalmacia de Zara Zadar o Jezera (al norte de Split, hoy Croacia), que se hallaba en poder de los hngaros.

    Esta contrapropuesta, a pesar de la prohibicin del Papa Inocencio

    III, recibi un apoyo general. Fue designado jefe de la expedicin

    Bonifacio de Montferrato (1150-1207), hijo y hermano de cruzados: su

    padre Guillermo haba muerto como barn en Palestina; su hermano

    Rainiero se haba casado con la hermana del emperador bizantino Manuel

    Comneno y haba sido asesinado en Constantinopla, mientras que Conrado

    (1146-1192), su hermano ms famoso, haba sido una de las estrellas de la

    tercera cruzada, destacndose en el sitio y toma de Acre en 1191 y luego

    muerto misteriosamente, no se sabe si por instigacin de Ricardo Corazn

    de Len o de Saladino.

    La flota zarp de Venecia el 8 de noviembre de 1202, y lleg a la

    altura de Zara dos das despus58

    . Y a pesar de que los habitantes de la

    ciudad, que eran todos cristianos catlicos y fervientes, apelaron al arbitraje

    de Inocencio III y suspendieron cruces e imgenes de Cristo en las

    murallas, la cruz ya pareca no tener ningn significado para aquellos

    hombres que haban tomado las armas jurando defenderla.59 Tras un

    furioso asalto, la ciudad capitul el da 15 y fue saqueada totalmente. Tres

    58 Steven Runciman, Historia de las cruzadas. Madrid: Alianza Editorial, p. 705. 59 Sara de Mundo Lo, Cruzados en Bizancio. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 1957, pp. 130-131.

  • 25

    das despus los venecianos y los cruzados llegaron a las manos a causa

    del reparto del botn, pero se restableci la paz. [...] Cuando lleg a Roma

    la noticia del saqueo de Zara, el Papa Inocencio qued horrorizado. [] Excomulg a toda la expedicin. Despus, dndose cuenta que los mismo

    cruzados haban sido vctimas del engao, les perdon, aunque mantuvo la

    excomunin contra los venecianos.60

    Pero los engaos y las farsas

    continuaran a lo largo y a lo ancho de los dos aos siguientes.

    Entonces se arm una nueva tramoya que fue aprovechada muy

    hbilmente por Dandolo y los venecianos: colocar a Alejo o Alexis, hijo de

    Isaac el ngel, en el trono de Bizancio. Alejo, y su padre haban sido

    vctimas de una revuelta palaciega: el emperador Isaac fue destronado por

    su hermano otro Alejo y cegado, al estilo bizantino, para dejarle intil. Despus fue arrojado a una prisin con su hijo. Pero el hijo, Alejo, quiso

    evadirse y llegar a la corte de su cuado Felipe de Suabia, rey de Germania.

    Hizo buen uso de su parentesco, y cuando se enter de que el ejrcito

    cruzado, por falta de dinero, estaba atascado en Venecia, Alejo aprovech

    la ocasin. Prometi pagar a los venecianos la deuda de los cruzados si le

    colocaban en el trono de su padre en Constantinopla. Cuando el proyecto

    fue expuesto a los cruzados, hubo algunos disidentes, como Reinaldo de

    Montmirail, que crea que haban abrazado la Cruz para luchar contra los

    musulmanes y no vean justificacin alguna para el retraso. Se separaron

    de la hueste y siguieron por mar a Siria. Otros, a pesar de sus protestas, se

    quedaron con el ejrcito; otros fueron acallados con oportunos sobornos

    venecianos61

    .

    La astucia de Dandolo no tena lmites. Segn atestigua el cronista

    franco Ernoul, los venecianos luego de firmar el primer tratado con los

    cruzados, haba consumado un pacto secreto con el sultn ayyub de Egipto

    y Siria, al-Adil I (g. 1199-1218), hermano de Saladino, comprometindose

    a no atacar a los musulmanes y desviar la cuarta cruzada de sus objetivos

    bsicos. En realidad, esto no se trataba de una devocin veneciana hacia el

    Islam, sino a concretos negocios e intereses mercantiles de la repblica

    adritica con el Oriente musulmn.

    Los venecianos y los cruzados se aprovecharon mutuamente del

    trato. En julio de 1203 pusieron sitio a Constantinopla. El usurpador, Alejo

    III, huy y sus funcionarios libertaron de su prisin al viejo emperador

    Isaac. El 1 de agosto fue coronado su hijo Alejo IV en la baslica de Santa

    Sofa. Una vez en el trono, pronto descubri Alejo IV que no poda pagar a

    los venecianos. Los cruzados, por tanto, seguan embotellados en

    Constantinopla. Segn pasaba el tiempo, sus relaciones con los bizantinos

    aumentaban en tirantez, y cuando los cruzados presentaron un ultimtum en

    febrero de 1204 El populacho se dirigi despus a Santa Sofa y all 60 Steven Runciman:2008, p. 705. 61 Ibd., p. 706.

  • 26

    declar depuesto a Alejo IV y eligi en su lugar a un oscuro noble llamado

    Nicols Canabus, que se hallaba presente y que pretendi rechazar el

    honor. Entonces Murzuphlus invadi el palacio. Nadie intent defender a

    Alejo IV, que fue arrojado a una mazmorra, donde lo estrangularon,

    universal y merecidamente olvidado. Su padre, Isaac, muri de afliccin y

    de malos tratos bien calculados, pocos das despus. El desvado Canabus

    fue encarcelado, y Murzuphlus subi al trono como Alejo V.62

    La cada y saqueo de Constantinopla

    Los cruzados decidieron instalar como emperador a uno de sus

    jefes. Asaltaron la ciudad y, a mediados de abril, hicieron su primer

    desembarco victorioso en el Cuerno de Oro. Un incendio en la ciudad,

    casual o provocado por traicin, imposibilit la defensa. Los miembros de

    la familia imperial huyeron, muchos nobles y el patriarca huyeron, y sin

    pasar mucho tiempo, Enrico Dandolo, dogo de Venecia, y los dems jefes

    cruzados entraron en el Gran Palacio de Blachernas. Alejo V fue capturado

    y asesinado.

    Los jefes de la Cuarta Cruzada permitieron a sus tropas que

    saquearan la capital del Imperio Bizantino. El saqueo dur tres das. Ni los

    venecianos ni los cruzados venidos de Occidente, haban visto hasta

    entonces tales riquezas. Ebrios de codicia y lujuria, se desenfrenaron. Se

    apoderaron de cuanto les pareci valioso y se lo llevaron; lo dems lo

    destruyeron. Registraron palacios y residencias; mataron, violaron y

    robaron; destruyeron infinidad de libros y obras de arte, hasta que qued en

    ruinas la ciudad ms esplndida de la Cristiandad.

    El 16 de mayo, el conde Balduino IX de Flandes y Hainault (1172-

    1205) fue hecho emperador de Romania (nombre puesto por los latinos),

    pero su poder era nfimo. Constantinopla estaba en ruinas, y su poder sobre

    los prncipes que se establecieron en las partes occidentales de la antigua

    Bizancio se hizo nebuloso, pues solo le deban cierta clase de fidelidad

    feudal, mientras que muchas de las partes exteriores del antiguo imperio

    quedaron en manos de miembros de la familia anterior reinante, la Dinasta

    de los ngeles (1185-1204).

    El Imperio Latino de Constantinopla, creado as por esta Cruzada,

    sobrevivi hasta 1261, fecha en la que el emperador bizantino Miguel VIII

    Palelogo (1224-1282) reconquist la capital bizantina. 63

    El saqueo de Constantinopla no tiene parangn en la historia.

    Durante nueve siglos, la gran ciudad haba sido la capital de la

    62 Ibd., p. 709. 63

    Vase John Van Antwerp Fine, The Late Medieval Balkans: A Critical Survey from

    the Late Twelfth Century to the Ottoman Conquest. Ann Arbor, MI: The University of

    Michigan Press, 1994.

  • 27

    civilizacin cristiana. Repleta de obras de arte, que haban sobrevivido de

    la antigua Grecia, conservaba tambin obras maestras de sus propios y

    exquisitos artistas. Los venecianos, en efecto, conocan el valor de tales

    cosas. Siempre que podan, se apoderaban de tesoros y los llevaban para

    adornar sus plazas y sus iglesias y los palacios de su ciudad. Pero los

    franceses y los flamencos estaban llenos de ansia de destruccin. Se

    precipitaron, en turba aullante, por las calles y hacia las casas,

    arrebatando cualquier cosa brillante o destruyendo lo que no podan

    llevarse, y slo se detenan para asesinar o violar o para abrir las bodegas

    de vinos en busca de refrigerio. No se libraron ni los monasterios, ni las

    iglesias ni las bibliotecas. En la misma Santa Sofa podan verse soldados

    borrachos deshaciendo las colgaduras de seda y derribando el gran

    iconostacio de plata, que se hizo pedazos, al tiempo que los libros

    sagrados y los iconos eran pisoteados. Mientras ellos beban alegremente

    de los copones del altar, una ramera se sent en el sitial del patriarca y

    empez a cantar una obscena cancin francesa. Las monjas eran violadas

    en sus conventos. Igual los palacios que las chozas eran asaltados y

    arruinados. En las calles yacan, agonizando, mujeres y nios heridos.

    Durante tres das continuaron las horribles escenas de saqueo y

    derramamientos de sangre, hasta que la enorme y hermosa ciudad no era

    ms que un matadero. [...] Nunca hubo un crimen mayor contra la

    humanidad que la Cuarta Cruzada. No slo caus la destruccin o la

    dispersin de todos los tesoros del pasado que Bizancio haba almacenado

    devotamente, y la herida mortal de una civilizacin activa y an grandiosa,

    sino que constituy tambin un acto de gigantesca locura poltica. [...]

    Entretanto se haba sembrado el odio entre las Cristiandades oriental y

    occidental. Las lisonjeras esperanzas del Papa Inocencio y las

    complacidas jactancias de los cruzados, que crean haber terminado con el

    cisma y unificado a la Iglesia, nunca se realizaron. En lugar de ellos, su

    barbarie dej un recuerdo que nunca se les perdonara. Ms tarde, los

    potentados cristianos orientales abogaran por la unin con Roma, en la

    sincera esperanza de que tal vnculo producira un frente unido contra los

    turcos. Pero su pueblo no les seguira. No poda olvidar la Cuarta

    Cruzada. Era tal vez inevitable que la Iglesia de Roma y las grandes

    Iglesias orientales siguieran rumbos distintos, pero todo el movimiento

    cruzado haba agriado sus relaciones, y, desde entonces, a pesar de lo que

    algunos prncipes intentaron hacer, en los corazones de los cristianos

    orientales el cisma fue completo, irremediable y definitivo.64

    Fotios Malleros65

    tiene mucho que decir sobre los estragos sufridos

    por los constantinopolitanos a manos de los cruzados en 1204: Las 64

    Ibd., pp. 710-711, 715-717. 65

    Fotios Malleros Kasimatis (1914-1986), helenista e historiador griego nacido en

    Esmirna (entonces el Imperio otomano, hoy Turqua). A partir de 1948 comienza sus

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    riquezas de Oriente y las maravillas de la antigedad que durante tantos

    siglos estuvieron guardadas en Constantinopla, fueron arruinadas y

    saqueadas. Nicetas Coniatas, que fue testigo presencial de aquel terrible

    desastre, nos habla con profundo dolor y sentida pena sobre lo ocurrido y

    nos entrega una imagen muy decepcionante de la actuacin de aquellos

    defensores de Cristo: Al son de los clarines y blandiendo sus desnudas

    espadas, lanzronse al pillaje en casas e iglesias. No s cmo empezar la

    resea de las impiedades que aquellos desalmados cometieron.

    Destrozaron las Santas Imgenes adoradas por los fieles. Lanzaron las

    reliquias de los mrtires a lugares inmundos que vergenza da nombrar.

    Expandieron el Cuerpo y la Sangre del Salvador. Estos precursores del

    Anticristo y autores de profanaciones que deban preceder su llegada,

    tomaron los clices y copones y despus de haber arrancado la pedrera y

    dems adornos, se sirvieron de ellos para beber. No se puede pensar sin

    horror en la profanacin que hicieron de la Gran Iglesia. Rompieron el

    altar enteramente construido con materias preciosas, objeto de la

    admiracin de todas las naciones, repartindose sus fragmentos al igual

    que todo lo que haba de ms valor en la iglesia. Hicieron entrar bajo las

    naves a los mulos y caballos para cargar en ellos los vasos sagrados, la

    plata cincelada y el oro que haban arrancado del plpito, del atril y de

    las puertas, adems de una infinidad de otros objetos; y habiendo cado

    sobre el resbaladizo pavimento algunas de aquellas cabalgaduras, les

    pincharon con sus espadas, manchando la iglesia con su sangre y con

    sus inmundicias. Una mujer pblica, vitrina ambulante de encantos y

    sortilegios, sentse en la silla patriarcal, entonando una cancin obscena

    y bailando luego en la iglesia... Con un furor salvaje violaron todas las

    mujeres y especialmente las ms dignas de respeto, las ms virtuosas, las

    jvenes ms inocentes y las religiosas consagradas a Dios... Toda la

    poblacin era un mar de lgrimas, de desesperacin, de gritos y de

    quejidos. Tal fue la suerte corrida por los tesoros acumulados y guardados por tantos siglos en la gran capital del Oriente. An en nuestros

    das adornan la iglesia de San Marcos de Venecia cuatro caballos de

    bronces, el ms bello ornamento del hipdromo constantinopolitano. Este era un regalo personal de Dandolo. De acuerdo a la expresin de

    Villehardouin, nunca desde que el mundo fue creado se gan tanto botn en una ciudad. El pillaje y la destruccin duraron, segn se ha dicho,

    cursos de lengua e historia en la Universidad de Chile. En 1951 edit El Imperio

    Bizantino, 395-1204, primer manual de Historia Bizantina publicado en Amrica Latina,

    reeditado en 1987 gracias al trabajo de dos de sus discpulos, Hctor Herrera y

    Alejandro Zorbs. En 1968 fund el Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y

    Neohelnicos que hoy lleva su nombre en la Universidad de Chile, instituto nico en su

    gnero en Latinoamrica, siendo su actual Director el Profesor Miguel Castillo Didier,

    tambin formado por Fotios Malleros.

  • 29

    tres largos das, y probablemente no habra cesado si no se hubiese

    producido un eclipse de sol, que fue considerado como seal de la ira

    divina contra aquellos que con tanta saa se comportaron frente a

    hombres de su mismo credo.66

    Vase muy especialmente sobre el particular, Jonathan Phillips, La

    cuarta cruzada y el saco de Constantinopla. Barc