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1
LOS OTOMANOS: SEIS SIGLOS DE INTERACCIN
MULTINACIONAL, MULTICULTURAL Y MULTIRRELIGIOSA EN
TRES CONTINENTES
Historia Geografa Religin Poltica Sociologa Artes Ciencias
1 Jornada: ORGENES Y EXPANSIN
EL SURGIMIENTO DE LOS OTOMANOS:
UNA CONSECUENCIA DE CUATRO SIGLOS DE CRUZADAS
CONTRA EL MUNDO MUSULMN
La tercera ley enunciada por Isaac Newton asegura que: Con toda accin ocurre siempre una reaccin igual y contraria.
Ya oportunamente Herclito de feso (hoy Turqua) deca que
conviene saber que todas las cosas sobrevienen por la discordia y la necesidad. Segn el filsofo jonio que vivi entre 535-484 a. C., hay amor porque hay odio, existe luz porque existe la oscuridad.
Se trata de la lucha de los opuestos o contrarios que hacen girar el
mundo agua y fuego, guerra y paz, fro y calor, cansancio y sueo, da y noche, valenta y cobarda, invierno y verano, blanco y negro, frtil y rido,
sano y enfermo, juventud y vejez, rico y pobre, fuerte y dbil, vida y
muerte, verdad y mentira, abundancia y escasez, dulce y amargo, certero e
impreciso, suciedad y limpieza, humedad y sequedad, aire y tierra, brillante
y opaco, destruccin y construccin, perezoso y trabajador, humildad y
soberbia, optimista y pesimista, etc. Todo surge conforme a medida y
conforme a medida se extingue.
EL FACTOR DE LAS CRUZADAS
Las Cruzadas fueron expediciones militares emprendidas en los
siglos XI, XII y XIII contra el Oriente cristiano y musulmn por parte de la
Europa franco-normanda. En realidad se trat de la primera expansin
europea de conquista despus de la desaparicin del Imperio Romano. Las
Cruzadas establecieron los orgenes del colonialismo de Occidente sobre
Oriente.
Las Cruzadas clsicas comenzaron en 1096 y se mantendran durante
casi cuatrocientos aos, hasta la toma de la Granada musulmana en 1492.
Sin embargo, numerosas cruzadas se sucederan una y otra vez hasta los primeros aos del siglo XXI, siempre con el mismo argumento: justificar lo
injustificable, es decir, apropiarse de lo ajeno en nombre de la religin, la
raza, la libertad o la democracia. Algo que nos recuerda un aforismo del
2
filsofo y militar francs Franois de la Rochefoucauld (1613-1680) que
hace esta reflexin: La hipocresa es un homenaje que el vicio rinde a la
virtud.1
Paradjicamente, la motivacin que llev a los europeos latinos a
lanzar expediciones militares contra el mundo musulmn fue impulsada por
dos causas que nada tenan que ver con el Cristianismo ni con el Islam. La
principal era la codicia y las ansias de poder de la Orden Cluniacense2,
duea del papado desde mediados del siglo XI, que buscaba someter a su
rival de Oriente, el Imperio Bizantino que profesaba los postulados de la
Iglesia Ortodoxa Griega. La segunda era una grave causa social que supo
ser aprovechada por el pragmatismo de los monjes de Cluny.
En ese siglo undcimo, en cuyas postrimeras se lanz la Primera
Cruzada, se mezclaron, como pocas veces en la historia, sentimientos
opuestos de arrebato mstico y de rapia terrenal. Caballeros y campesinos
luchaban tanto para dar alimento al espritu torturado como al estmago
vaco. Uno de los tantos flagelos que asolaban las comarcas de aquella
Europa tenebrosa eran los caballeros sin tierra que asaltaban los grandes
latifundios y las grandes posesiones de la Iglesia y los monasterios. Esos
caballeros, cuya supuesta piedad tanto ponderan los escribas de la historia
oficial, no titubeaban, relata un documento de mediados del siglo XI, en
atacar a los clrigos desarmados, a los frailes o a las monjas.... El Papa
Len IX, pontfice entre 1048 y 1054, escribi lo siguiente sobre estos
caballeros: He visto a esa gente violenta, increblemente feroz, que en
impiedad supera a los paganos, que destruye por doquier los templos del
Seor, que persigue a los cristianos... No tienen compasin ni de los nios,
ni de los ancianos, ni de las mujeres.3
El bandolerismo y el pillaje abundaban hasta niveles increbles,
ejercitado principalmente por bandas de caballeros empobrecidos. Rega
entonces la injusta institucin del mayorazgo, que impeda la divisin de
las tierras familiares, debiendo stas, a la muerte del padre, pasar en su
integridad al hijo mayor. Los otros segundones quedaban sin nada. De all los apelativos de Sin Blanca, Sin Tierra, Sin Ropa,
Desnudo o Infortunado que a menudo acompaan al nombre
rimbombante de los nobles de la poca. 1 La Rochefoucauld, Mximas y reflexiones diversas. Madrid: Ediciones Akal, 1984, p.
54. 2 A partir del siglo X, la abada de Cluny, perteneciente a la orden benedictina, se
convierte en un imperio monstico. La localidad de Cluny, situada en el departamento
de Saona y Loira, en la regin de Borgoa, en el centro-este de Francia, creci alrededor
de la antigua abada. Rpidamente, en el siglo XI la orden cluniacense se extendi por
Italia, Inglaterra y norte de Espaa, contando con diez mil monjes. En el siglo XII lleg
a contra con dos mil prioratos. 3 Citado por el historiador ruso Mijal Zaborov, Historia de las cruzadas. Madrid:
Ediciones Akal, 1988, p. 23.
3
En medio de este duro panorama se produjeron querellas poltico-
religiosas, como la llamada Guerra de las Investiduras, en que se
enfrentaron inicialmente Enrique IV de Alemania, llamado El Grande, y
el Papa Gregorio VII4. Enrique IV rehus aceptar la prohibicin que el
Pontfice impuso sobre la investidura de los feudales eclesisticos por el
emperador del Sacro Imperio Romano y los seores feudales, como hasta
entonces haba venido hacindose.
La Iglesia era, por aquel tiempo, duea del tercio de las tierras
agrcolas, y sus monjes eran eficaces administradores, de modo que
obtenan mayor rendimiento que los seores. Sus arcas estaban siempre
bien provistas. Interesaba a los seores y emperadores, por lo tanto,
nombrar como autoridades eclesisticas locales a quienes pudieran
apoyarlos. Entregar estos nombramientos al Papa era entregarle tambin un
poderoso elemento de control sobre sus regiones.
Ante la reconvencin de Gregorio VII por su negativa a aceptar la
investidura papal, Enrique IV le hizo deponer por el clero alemn en la
Dieta de Worms y nombr un Antipapa. Gregorio respondi con la
excomunin, a la vez que liberaba a los sbditos del juramento de lealtad al
emperador. Los seores feudales aprovecharon la oportunidad y se
rebelaron, proclamndose Rodolfo de Suabia5 separado de la corona del
emperador. La situacin oblig a Enrique IV a buscar arreglo. En enero de
1077, viaj en pleno invierno a Canosa (Emilia-Romagna), donde estaba
Gregorio, y durante tres das, en medio de la nieve, con traje de penitente y
descalzo esper en el patio del castillo a que el Pontfice se dignara a
recibirlo. Iba a pedirle perdn. Finalmente, el emperador consigui la
absolucin. Desde entonces, la expresin ir a Canosa indica la rendicin
humillada de alguien.
Estas realidades acuciantes comenzaron a preocupar grandemente a
la Iglesia y a los seores feudales y se trat de buscar una solucin. La
cuestin estaba cmo y por cuenta de quin hacerlo. Hacia dnde orientar
las miradas de los campesinos ansiosos de tierra y libertad, de modo que
tambin se favoreciera la Iglesia y los dems feudales? Hacia dnde
encaminar a los caballeros vidos de propiedades y riquezas, y a los nobles
que anhelaban sus dominios?
4 El italiano Hildebrando Aldobrandeschi (ca. 1020-1085), conocido como Gregorio
VII, pontfice entre el 22 de abril de 1073 y el 25 de mayo de 1085. Impulsor de la
llamada Reforma gregoriana, se form en los claustros de Cluny. Fue el primer papa que intent convocar a los nobles normandos para una Cruzada en 1074 (Cfr. Oliver J.
Thatcher, and Edgar Holmes McNeal, Eds., A Source Book for Medieval History. New
York: Scribners, 1905, pp. 512-513). 5 Rodolfo de Rheinfelden (1025-1080), duque de Suabia (1057-1079). Era cuado del
emperador Enrique IV. Precisamente fue elegido como antirrey, aliado de la Iglesia, en
marzo de 1077.
4
Las Cruzadas, por tanto, se explican como el medio de encontrar un
amplio espacio donde acomodar y distraer parte de esa poblacin en
crecimiento y hambrienta; y como el medio de dar salida a las ambiciones
de nobles y caballeros, vidos de tierras. Asimismo, las expediciones
ofrecan ricas oportunidades comerciales a los mercaderes de las pujantes
ciudades de occidente, particularmente a las ciudades italianas de Amalfi,
Gnova, Pisa y Venecia.
En 1073 fue elegido un nuevo papa hecho a la sombra de los
claustros del monasterio benedictino de Cluny (al este de Francia central),
el ya nombrado Gregorio VII. Rpidamente ste quiso instaurar las
polticas formuladas por la orden cluniaciense. Estas consistan en
establecer una teocracia, una especie de superpotencia papal, segn la cual
los prncipes y los reyes eran meros vasallos del papado franco; el Papa
dispondra de las coronas, designara y sustituira a los duques, reyes y
emperadores igual que haca con los obispos. De este modo, los papas
surgidos del movimiento de Cluny actuaban como csares investidos de
sumo sacerdote, segn la acertada expresin del historiador alemn
Walter Norden.6 Una parte esencial de ese programa ecumnico de
Cluny lo constitua el empeo de liquidar la independencia de la Iglesia
oriental, greco-ortodoxa, y por consecuencia, aduearse de las fabulosas
riquezas del Imperio Bizantino guardadas en su capital, Constantinopla.7
El cisma de las Iglesias, es decir, la formacin de la Iglesia catlica
romana y de la Iglesia ortodoxa griega, debido a los diferentes destinos
polticos y sociales de los pases que integraban los Imperios romanos,
Oriental y Occidental, tuvo lugar en 1054. Las divergencias dogmticas y
rituales entre la Iglesia latina y la griega eran insignificantes si se las
compara con las disputas de poder poltico. Precisamente en relacin con
esos propsitos se perfilaron las primeras previsiones del plan para
organizar una campaa de conquista del Oriental.
Pero para montar semejante operacin no haba que alertar a
Bizancio. Por eso parece ser que algunos dirigentes papales sugirieron la
idea de que la empresa deba promocionarse como una expedicin en
6 Walter Carl Norden (1876-1937). Lo afirma en su obra Das Papsttum und Byzanz. Die
Trennung der beiden Mchte und das Problem ihrer Wiedervereinigung bis zum
Untergang des byzantinischen Reiches (1453). Berlin: Behr, 1903. Vase tambin Ian
Stuart Robinson, The Papacy, 1073-1198: Continuity and Innovation. Cambridge:
Cambridge University Press, 1990. 7 Vase sobre la Iglesia y el papado cluniacense:
Brett Edward Whalen, Dominion of God: Christendom and Apocalypse in the Middle
Ages. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2009; Edwin Mullins, Cluny: In
Search of God's Lost Empire (Bluebridge, 2008); Dominique Iogna-Prat, Order and
Exclusion: Cluny and Christendom Face Heresy, Judaism, and Islam (1000-1150)
(Ithaca, NY: Cornell University Press, 2003); Barbara Rosenwein, Rhinoceros Bound:
Cluny in the Tenth Century (Philadelphia, PA: University of Pennsylvania Press, 1982).
5
defensa de los cristianos de Oriente acosados por los Selukes. En efecto,
los Selukes haban conquistado gran parte del Asia Menor. En 1071
tomaron Jerusaln, bajo dominio del califato egipcio de los Fatimes, y en
los aos siguientes qued en su poder el resto de Palestina y Siria.
Mucho tiempo despus de las cruzadas, los cronistas occidentales
inventaron distintas leyendas sobre la persecucin que sufran los cristianos
en los pases orientales por parte de los Selukes. Afirmaban que los
paganos profanaban los santuarios cristianos y mostraban su hostilidad
hacia los peregrinos que iban a Jerusaln. As apareci la invencin de
que el Santo Sepulcro de Jerusaln, donde se supona que se encontraban
los restos de Jess, el hijo de Mara (en realidad se trataba de un sepulcro
vaco), estaba en peligro de ser ultrajado y deba ser rescatado de las manos
sacrlegas. Por lo tanto, los musulmanes Selukes amenazaban a la
Cristiandad y ello oblig a intervenir a los catlicos guiados por el
papado.
Todava hoy algunos sealan stas como las causas inmediatas de las
cruzadas. Las investigaciones han disipado poco a poco la fantstica
mentira que durante siglos envolvi la prehistoria de las Cruzadas. El
arabista e islamlogo francs judo Claude Cahen (1909-1991) ha
demostrado que los Selukes y sus antecesores musulmanes, como los
fatimes, carecan por completo de intolerancia o fanatismo religioso y que
la situacin de la poblacin cristiana de Siria, Palestina y Asia Menor,
conquistas por los selukes era estable y armnica.
Por el contrario, con la administracin seluk haban cesado las
persecuciones religiosas y fiscales ejercidas por los bizantinos contra la
mayora de la poblacin cristiana monofisita, nestoriana y copta8. El
ejrcito islmico del califa Omar Bin al-Jattab (586-644) haba entrado en
Jerusaln en 637. Durante 461 aos los musulmanes haban protegido los
derechos de todos los cristianos y los judos escrupulosamente.
Incluso hasta hoy en da, la llave de la Iglesia del Santo Sepulcro
permanece confiada a un musulmn. Su nombre es Nuseibeh y su familia
ha sido responsable de abrir y cerrar sus puertas todos los das, desde que
los musulmanes entraran en Jerusaln9. Jerusaln es considerada por el
Islam la tercera ciudad santa, despus de La Meca y Medina.
8 Cfr. Claude Cahen, Notes sur lhistoire des croisades et de lOrient latin. Bulletin de
la facult des lettres de lUniversit de Strasbourg, 1950, n 2, p. 121. Vase tambin claude Cahen, Oriente y Occidente en tiempos de las cruzadas. Breviarios Fondo de
Cultura Econmica. Mxico: FCE, 2001, pp. 43 y ss. 9 Cfr. Terry Jones y Alan Ereira, Crusades. London: Penguin Books/BBC Books, 1996,
p. 54.
6
Es cierto que al-Hkim (985-1021), el califa loco fatim,10
haba
destruido parcialmente la iglesia del Santo Sepulcro en 1010, pero los
mismos musulmanes, cuando lograron desembarazarse de semejante
luntico, contribuyeron con sumas importantes a su restauracin. En 1047,
el viajero musulmn persa Nasir Josrou11
la describa como un edificio
muy espacioso, capaz de contener ocho mil personas y construido con la
mayor habilidad. En su interior, la iglesia est en todas partes adornada
con brocado bizantino... Y han representado a Jess (la Paz sea con l)
montado en un asno12
.
La primera cruzada (1096-1099)
La llamada del pontfice cluniacense Urbano II a la Primera Cruzada
a fines de 1095 pidiendo a los cristianos que rescataran el Santo Sepulcro,
que se encontraba bajo custodia y proteccin de los musulmanes desde el
ao 637, se produjo en un momento en que arreciaban las luchas entre los
seores feudales y aumentaba la resistencia pasiva de los campesinos a la
situacin imperante. El espritu de ascetismo sealado por los
historiadores encontr una causa en que volcarse y precipit a miles y
miles de seores y vasallos a las lejanas y mticas tierras santas.
10
Aparentemente, el poder y la ambicin provocaron en Abu Al Mansur, al-Hkim Bi-
Amr Allah de sobrenombre, un fuerte estado psictico que lo llev al asesinato de
varios visires, la persecucin de los cristianos y judos, la quema de muchas iglesias y
sinagogas y la demolicin de una parte de la iglesia del Santo Sepulcro. Como para
repetir las proezas de Calgula y Nern, al-Hkim se proclam dios y envi emisarios
a establecer su culto entre el pueblo (muchos de estos predicadores fueron lapidados por
los musulmanes). El historiador egipcio Ibn al-Taghribirdi (1530-1604), en su obra
Kitab al-Num al-zahira fi muluk Misr ua-l-qahira (Estrellas refulgentes de los reyes de Egipto y el Cairo) dice que al-Hkim hizo venir a los caides y jefes de tropa y les mand que marcharan sobre Fustat (El Cairo) a prenderle fuego, entrar a saco en ella
y matar a la gente que all se haba alzado con buena fortuna contra l. Al-Hkim
gobern durante veinticinco aos y un mes y fue asesinado en la noche vigsima
sptima del mes de Shawwal del ao 411 H., a la edad de treinta y seis aos y siete
meses (cfr. Salem Himmieh, El loco del poder. Con presentacin de Juan Goytisolo y
traduccin y eplogo de Federico Arbs. Madrid: Libertarias/al-Quibla, 1996). 11
Nasir Josrou al-Marvazi al-Qubadiyani (1004-1088) fue un poeta y telogo persa que
viaj hacia 1045 a La Meca, Palestina y Egipto. A su retorno al hogar, se vio obligado a
exilarse en Badajshn (hoy Afganistn oriental). Es autor de un gnero llamado
Safarnameh (Libro de viajes), un Libro de la felicidad (Sa'adat-nameh) y de
composiciones filosficas y teolgicas como Raushanai-nameh y ami al-hikmatain (cfr. Henry Corbin, Etude prliminaire pour le Livre runissant les deux sagesses de
Nasir-e Khosraw, Tehrn, 1953). Su Safarnameh fue traducido al francs y editado por
Charles Henri Auguste Schefer (1820-1898) en Pars, en 1881. 12
Guy Le Strange, Palestine under the Moslems. A Description of Syria and the Holy
Land from AD 650-1500. London: Palestine Exploration Fund, 1890, p. 202.
7
Pero la causa principal haba sido la carta del emperador Alexis
Comneno13
solicitando una ayuda simblica al papado latino para combatir
contra los Selukes del Sultanato de Rum14
que avanzaban sobre las
fronteras orientales bizantinas.
Urbano15
encarg a los obispos asistentes al Concilio de Clermont
(noviembre de 1095) que regresaran a sus localidades y reclutaran ms
fieles para la Cruzada. Tambin dise una estrategia bsica segn la cual
distintos grupos de cruzados iniciaran el viaje en agosto del ao 1096.
Cada grupo se autofinanciara y sera responsable ante su propio jefe. Los
grupos haran el viaje por separado hasta la capital bizantina,
Constantinopla (la actual Estambul, en Turqua), donde se reagruparan.
El fin era ms que evidente. Cluny tena un plan: someter y
apoderarse de Constantinopla, y quedarse con sus inmensas riquezas y el
ttulo de iglesia nica. La inocente carta de Alexis haba llegado como anillo al dedo. La excusa para avanzar sobre Constantinopla fingiendo
socorrerla era inmejorable. Pero la tentativa fracasara debido a la
13
Alexis I Comneno (1048-1118), emperador bizantino (1081-1118). La biografa de
Alexis, la Alexiada, fue escrita por su hija, la historiadora Ana Comneno (1083-1148).
sta constituye una valiosa fuente de informacin histrica, aunque a veces presenta
una exagerada tendencia probizantina. 14
Los Selukes de Rum (1077-1308) conformaron una dinasta turca en Anatolia. Sus
capitales principales fueron Iznik (Nicea) y Konia desde 1116. Tenan al persa como
idioma oficial y adems hablaban un antigua lengua turca. Los selukes de Rum son
una rama de los Grandes Selukes quienes ocuparon el territorio de Anatolia despus
de la victoria de Alp Arsln en Mazinkert (Malazguird) en 1071. Su padre fundador,
Kutalmish, fue un primo de los soberanos selukes Tugril y Chagri. Su hijo Solimn
(1077-1086) conquist Iznik en 1078. Inicialmente bajo la autoridad formal de los
Grandes Selukes, los Selukes de Rum adquirieron su mayor autonoma durante las
Cruzadas. Dawud Kili Arsln I, el hijo de Solimn, nacido en 1079, que rein entre
1086 y 1107, tuvo que combatir duramente contra los cruzados en mltiples frentes El
primer perodo de prosperidad tuvo lugar durante el mandato de Kili Arsln II (1156-
1188/92); ste en 1173 tom control del territorio de los Danishmend, otra dinasta turca
que rein en Asia Menor entre 1085-1173 con capital en Danishmand. La
fragmentacin del imperio seluk como resultado de su divisin entre sus doce hijos en
1192 pudo consolidarse recin despus de 1204 bajo el liderazgo de Giyaz al-Din
Kaijosrou (1204-1211). La decadencia poltica se insinu luego de un perodo de auge
poltico y cultural desarrollado durante los reinados de Izz al-Din Kaikavus (1211-1219)
y Ala al-Din Kaiqubad (1219-1237). Despus de 1240 comenzaron las prdidas
territoriales, una derrota frente a los mongoles (en Kose Dagui, cerca de Ankara, en
1243) y el consecuente saqueo de su territorio; esto provoc su retirada hacia Antalya
(sur de Anatolia). Desde 1279 estuvieron bajo la suprema autoridad de los Iljnidas de
Irn, quienes hicieron del territorio de los Selukes de Rum una provincia de su
imperio en 1308. 15
Su nombre era Odn de Lager (ca.1042-1099), monje cluniacense convertido en sumo
pontfice a partir de 1088. Morira unos das despus de la toma de Jerusaln, de la que
no lleg a enterarse.
8
sagacidad de los bizantinos que les extra sobremanera que los hasta
entonces hostiles latinos se convirtieran milagrosamente en aliados
generosos y solidarios y se acercaran hasta sus murallas con un ejrcito de
sesenta mil hombres poderosamente armados. A diferencia de los antiguos
troyanos, no dejaron pasar el caballo (despus de todo, ellos eran griegos, es decir, astutos), y as, el papado latino y sus aliados franco-normandos y
venecianos se vieron obligados a aguardar dos siglos ms, hasta que en la
Cuarta Cruzada, en 1204, ingresaron a sangre y fuego arrasando la
metrpoli bizantina ya desgarrada por las disensiones internas.
LA CRUZADA COMO GUERRA PENITENCIAL:
O UNA FORMA DE MATAR SIN CULPA
Uno nunca podra entender las Cruzadas si no entiende su carcter
penitencial. [] El cruzado se cosi una cruz de tela en su vestido para significar su carga penitencial16
Mientras que la guerra santa ha tenido una larga historia, la idea de la
guerra penitencial no tena precedentes en el pensamiento cristiano.
En la mayora de las expresiones de la guerra santa, Dios est en el centro
de las cosas, en una cruzada es el propio cruzado su epicentro. Para l, la
cruzada era un acto de servicio armado secundario para Dios o para el
beneficio de la iglesia; se trataba principalmente de un beneficio personal.
Por eso un predicador dominicano a finales del siglo XIII coment sobre
los muertos en la cruzada que, por este tipo de muerte, las personas hacen su camino al cielo, al que tal vez nunca llegaran por otro camino. Aunque sea difcil de entender, la cultura cristiana haba producido una ideologa en
la que la lucha era un acto de auto-santificacin.
Lo que el Papa Urbano propona era la guerra como penitencia. Una
guerra penitencial que contribuyera a la salvacin del hombre. La guerra
como devocin. Y si consideramos al ayuno, la penitencia y la plegaria, se
presentaba a la guerra como equivalente a la plegaria. Algo inusitado en la
historia del cristianismo.17
16
Thomas F. Madden, Inventing the Crusades, First Things, June/July, 2009. http://www.firstthings.com/article/2009/05/inventing-the-crusades-1243195699 17
Jonathan Riley Smith, The First Crusaders, 1095-1131. Cambridge University Press,
1998; Penitential Warfare: pp. 48-52, 55, 63-4, 66-72, 74, 77, 160-2,189.
9
Mientras que en 1066, los soldados que lucharon en Hastings cumplieron
penitencias por las muertes causadas, en al Primera Cruzada la matanza ya
constitua un acto de penitencia.18
Y el inspirador de este ritual asesino haba que ir a buscarlo en los claustros
de Cluny.19
ALGUNOS DE LOS MUCHOS CRMENES
Y MASACRES DE LOS CRUZADOS
1096 (fines de mayo y principios de junio) El 25 de mayo arrib a
Maguncia (Alemania) un contingente de cruzados (infantera y caballera)
que formaban parte de la Cruzada de Pedro el Ermitao. Desde un primer
momento se ensaaron con la poblacin juda de la ciudad exigindole que
aceptaran el bautismo, o la muerte. Los judos intentaron comprar a los
peregrinos con sobornos, como haban hecho en el pasado, pero el
enigmtico y fantico lder de este ejrcito, Emico de Flonheim20
, rechaz
la oferta. [] y empez entonces una carnicera generalizada. Muchos judos optaron por suicidarse en lugar de sufrirla muerte a manos de sus
enemigos: cayeron los unos sobre los otros, hermanos e hijos, madres y hermanos, y se mataron mutuamente. Las madres degollaron con un
cuchillo a los hijos que amamantaban en su pecho, algo espantoso de
explicar, y a otros los arrojaron desde lo alto de la muralla. Segn una de las estimaciones, 1.014 hombres, mujeres y nios judos murieron en un
solo da. El pogromo de Maguncia sera tan solo uno de los varios
estallidos de violencia antijuda que se dieron sobre todo a orillas del Rin
en la primavera del ao 1096. Incidentes similares ocurrieron en Speyer,
Worms y Colonia y tambin ha quedado constancia de pogromos
vinculados a la cruzada en lugares tan occidentales como Run o tan
18
Christopher Tyerman, in Crusades (Part Two: Jerusalem), Alan Ereira and David Wallace (Producers/Directors) and Terry Jones (Presenter). DVD (Two Volumes), BBC
and The History Channel, New York, 2001. Vase Christopher Tyerman, Las Guerras
de Dios: Una nueva historia de las cruzadas. Barcelona: Crtica, 2007; El origen de la guerra santa cristiana, pp. 33-71. 19
Vase Barbara H. Rosenwein, Feudal War and Monastic Peace: Cluniac Liturgy as Ritual Agression, Viator, 2 (1971), University of California, Los Angeles, Center for
Medieval and Renaissance Studies, pp. 129-157.
http://books.google.com.ar/books?id=R8rZMTsWAE0C&pg=PA129&lpg=PA129&dq
=Viator+rosenwein&source=bl&ots=UKwoOlIokK&sig=oc8kH0cIUf9ysoSTZNBRTr
HdlXg&hl=es-
419&sa=X&ei=9tRhUtP_AoOGyAHbuYGYAw&ved=0CGcQ6AEwBA#v=onepage&
q=Viator%20rosenwein&f=false 20
Emicho de Leiningen o Emich de Flonheim, conde de Renania y comandante de la
cruzada germana en 1096.
10
orientales como Praga.21
Vase David Nirenberg, Anti-Judaism: The
Western Tradition (London: W. W. Norton & Company, 2013); R. I.
Moore, The Formation of a Persecuting Society: Authority and Deviance in
Western Europe 950-1250. (Oxford: Wiley-Blackwell, 2007); David
Nirenberg, Communities of Violence; Persecution of Minorities in the
Middle Ages (Princeton NJ: Princeton University Press, 1998); Robert
Chazan, European Jewry and the First Crusade (Berkeley and Los
Angeles: University of California, 1987): Allan Harris Cutler and Helen
Elmsquist Cutler, The Jew as Ally of the Muslim: Medieval Roots of
Antisemitism (Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1986).
(Octubre) Nicea era la capital del sultanato de Rum, un nombre que
significaba literalmente Roma porque se trataba de territorios que haban sido arrebatados al imperio romano [de Oriente, es decir, el
bizantino]. En el ao 1096, Rum estaba gobernado por un caudillo
selucida todava semi-nmada llamado Kilij-Arslan. Los italianos y los
alemanes que penetraron en el territorio de Kilij-Arslan en octubre del ao
1096 lo encontraron poco defendido. Marcharon durante cuatro das,
hasta que pudieron ver la ciudad de Nicea, donde, segn Ana Comnena
[historiadora e hija del emperador bizantino Alexis o Alejo Comneno], su
modo de comportarse y sus acciones, tanto para los criterios del siglo XI
como para los criterios actuales, eran lo ms parecido a crmenes de
guerra: descuartizaron a algunos de los bebs, empalaron a otros en astas de madera y los asaron sobre el fuego; los ancianos fueron sometidos
a todo tipo de torturas..22
1097 (Segunda mitad de mayo) Los franco-normandos Llegaron a
Nicea a la maana siguiente, el 16 de mayo del ao 1097, y todava no
haban terminado de montar su campamento al sur de la ciudad cuando
Kilij-Arslan descendi al galope desde las montaas y se inici la batalla.
Parece que fue rpida y decisiva. Kilij-Arslan imaginaba que se
enfrentara a un ejrcito mucho menor. [] Ademar [Ademar de Monteil, obispo de Le Puy] inst a los provenzales a seguir luchando, pronunciando
la primera de muchas oraciones de batalla compuestas con la intencin de
recordarles quines eran y por qu luchaban: Oh raza de gente consagrada a Dios! Id y enfrentaos con confianza a estos enemigos del Dios viviente, y Dios os permitir hoy alcanzar la victoria! El ejrcito de Godofredo, acampado en las cercanas, al este de la ciudad, y a la espera
de precisamente este tipo de ataque, se incorpor al combate lo bastante
deprisa como para que algunos de sus hombres pudieran escuchar el 21
Jay Rubenstein, Los Ejrcitos del Cielo: La primera cruzada y la bsqueda del
apocalipsis. Barcelona: Ediciones de Pasado y Presente, 2012, pp. 71-72. 22
Ibd., p. 112
11
sermn del obispo. Al cabo de poco tiempo, haban hecho huir a la
caballera de Kilij-Arslan. [] Ms extraordinario que la propia batalla fue lo que vino despus. Segn informa Alberto de Aquisgrn, para
celebrarlo, los cristianos decapitaron a los heridos y a los muertos, ataron sus cabezas a las cinchas de su silla de montar para poder llevarlas
as hasta sus tiendas, y regresaron contentos a reunirse con sus
compaeros que haban permanecido en la retaguardia en los
campamentos alrededor de la ciudad a fin de impedir que los asediados
huyeran. Si las cifras que proporciona Alberto son las correctas, los francos debieron de haber ofrecido un espectculo espeluznante. A Alejo le
enviaron ms de un millar de cabezas en demostracin de su victoria, y el
resto, las arrojaron al interior de la ciudad para asustar a sus defensores y
provocar su rendicin.23
Ana Comnena no recuerda que los francos
adornaran sus monturas con crneos de sarraceno, pero s recuerda las
decapitaciones: ensartaron las cabezas de muchos turcos en el extremo de sus lanzas y regresaron llevndolas como si de estandartes se tratara,
para que los brbaros, al ver desde la distancia lo que haba ocurrido, y
aterrados por esta derrota en su primer encuentro, no tuvieran tantas
ansias de combate en el futuro. Al tratar a sus enemigos de este modo, estaban los francos siguiendo las prcticas habituales de la guerra del
siglo XI? Al fin y al cabo, eran tiempos brutales. Fuera de la cruzada, no
obstante, resulta muy difcil encontrar testimonios de guerreros francos
comportndose de modo similar.24
23
Aunque se puede imaginar que las catapultas slo arrojaban piedras de distinto
tamao para derribar las murallas o causar distintos daos en las torres y almenas de las
fortalezas, no fue sta precisamente la funcin de tales mquinas durante la primera
cruzada. En realidad, las catapultas de los expedicionarios franco-normandos eran
anticuadas y se remontaban a los modelos desarrollados por los romanos doce siglos
antes. Los muros y baluartes musulmanes estaban construidos con slidos materiales y
eran inexpugnables al bombardeo de esos artefactos. De manera que los cruzados,
desprovistos de toda moral y principio, en el primer asedio a una ciudad musulmana,
que fue el caso de Nicea (luego haran lo mismo en el sitio de Antioqua, entre el 20 de
octubre de 1097 y el 28 de junio de 1098), optaron por desarrollar un tipo de guerra
terrorista y bacteriolgica: decapitaron a los prisioneros musulmanes, hombres, mujeres
y nios que haban apresado en las inmediaciones y lanzaron sus cabezas y dems
miembros por sobre las murallas. La ciudad entonces qued sembrada de despojos que,
adems de perturbar las almas de los habitantes eran una amenaza de enfermedades y
epidemias. Por esa razn, el historiador y experto en asuntos militares ayub Mardi Bin
Ali al-Tarsusi (siglo XII), escribi hacia 1187, al referirse a las mquinas de asedio de
los cruzados: Los fundbulos son artefactos inventados por los demonios incrdulos (Al-Tarsusi, Bodleian MS 264). Vase John France, Western Warfare in the Age of the
Crusade, 1000-1300. Ithaca, NY: Cornell University Press, 1998; y Jim Bradbury, The
Medieval Siege. Rochester, NY: The Boydell Press, 1992. 24
Rubenstein:2012, pp. 136-137.
12
1098 (7 de marzo) Luego de la batalla del ro en las inmediaciones
de Antioqua, entre el ejrcito de Bohemundo y Raimundo de Saint Gilles,
conde Tolosa, y los defensores musulmanes de Antioqua comandados por
su gobernador turco Yaghi-Siyan (que sera muerto el 2 de junio de ese
mismo ao), unos 1500 combatientes musulmanes perdieron la vida en la
refriega. Al da siguiente, a primera hora de la maana, unos cuantos
ciudadanos de Antioqua cruzaron sigilosos las puertas de la ciudad para
enterrar a sus muertos Los turcos previeron realizar en paz los ritos funerarios, y es probable que los francos tuvieran la intencin de dejar que
los hicieran. sin embargo, este interludio dur poco. Nuestros hombres, al enterarse que los turcos haban enterrado a sus muertos, se prepararon,
se dirigieron a toda prisa hacia este patio del diablo y ordenaron abrir
todas las tumbas y sacar los cuerpos de ellas. Entonces, arrojaron todos
los cadveres a un agujero y se llevaron las cabezas cortadas a nuestras
tiendas para que pudiramos contar cuntas cabezas eran. El total oscilaba entre algo as como mil quinientas y siete mil cabezas, sin incluir
los cadveres que se perdieron en el ro Orontes. [] Visto desde la distancia, estas acciones parecan cada vez ms una salvajada, pero el da
despus de la batalla, por la maana y con el suelo todava empapado en
sangre, sintieron una satisfaccin macabra, tal vez incluso les divirti,
cuando la visin de las cabezas provoc llantos y aullidos entre los turcos.
25
26
(Junio) Durante el sitio de Antioqua (20 de octubre de 1097 - 3 de junio de
1098), la poblacin integrada por musulmanes y cristianos orientales tuvo
que padecer como la de Nicea un ao antes, un bombardeo biolgico
sistemtico ejecutado por los fundbulos de los cruzados que arrojaban a
travs de ellos pedazos de cadveres y de animales muertos. Cuando la
ciudad se rindi, comenz la masacre. Cuando Raimundo de Aguilers27
lleg a toda prisa a ver la carnicera, opin que era un espectculo divertido, pensando que los turcos que haban resistido tanto tiempo a los
25
Balderico de Bourgueil (tambin conocido con el nombre de Baldric de Dol),
Historia Ierosolimitana, RHC Oc. 4, 10-110, 2, 17, p. 51. 26
Rubenstein:2012, pp. 222-223. 27
Raymond DAguilers, cannigo de Puy, fue un cronista de la primera cruzada. Sirvi a las rdenes de Raimundo IV de Saint Gilles (ca. 1042-1105), conde de Tolosa
(Toulouse) y marqus de Provenza, de quien era su confesor. Adems ostentaba el cargo
de capelln del contingente de provenzales y languedocianos que formaban parte del
ejrcito del conde. Su trabajo se titula en latn, Historia Francorum qui ceperunt
Iherusalem. Fue traducido al francs por Franois Guizot (1787-1874) en 1824. El texto
latino fue publicado por Jacques Bongars (Gesta Dei per Francos, I, 139-183), y otra
vez en Recueil des historiens occidentaux des croisades (1866), pp. 235-309. La ms reciente traduccin es al ingls y corresponde a John Hugh y Laurita L. Hill, editada por
la American Philosophical Society, Philadelphia, 1968.
13
francos, se encontraban ahora sin posibilidad de escape, aunque
mencion, no sin una cierta tristeza, las muertes de trescientos caballos.
Todas las plazas pblicas estaban llenas de cadveres, observara otro testigo presencial, tanto que nadie poda soportar quedarse all y aguantar el hedor. En verdad, nadie poda caminar por las calles de la
ciudad sin pisar los cadveres.28 [] Incapaces de distinguir a los enemigos de los amigos, los francos mataron a todo el mundo.
29 En la
mejor de las circunstancias, resultaba difcil distinguir a los cristianos
orientales de los musulmanes. Llevaban ropas y barbas casi idnticas.30
(11 de noviembre) Un contingente de cruzados franco-normandos y
languedocianos (u occitanos) liderados por Raimundo de Saint-Gilles,
conde de Tolosa, luego de quince das de sitio, penetr en Maarrat an-Numn (a mitad de camino entre Alepo y Hamah, en el norte de Siria, a
480 kilmetros al norte de Jerusaln), pasando a cuchillo a todos sus
habitantes, saqueando e incendiando todo a su paso. Y lo ms revelador:
los cruzados demostraron ser expertos canbales, ya que la antropofagia era
una prctica comn en la Europa cristiana del siglo XI, asolada por el
hambre y la falta de alimentos.31
El historiador musulmn Ibn al-Atir32
hace
28
Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanorum. Ed. Rosalind Hill. London:
Nelson, 1962, pp. 47-48. Fulquerio de Chartres observa que los plebeyos buscaban
botn mientras que los caballeros seguan concentrados en matar turcos: Historia
Hierosolymitana. Ed. Heinrich Hagenmeyer, Carl Winters Universittsbuchhandlung, Heidelberg, 1913, I, 17, 7, pp. 234-235. [Traducida al ingls por Frances Rira Ryan,
como, A history of the Expedition to Jerusalem, 1095-1127, University of Tennessee
Press, Knoxville, 1969]. 29
Alberto de Aquisgrn, Historia Ierosolimitana: History of the Journey to Jerusalem.
Ed. y trad. al ingls de Susan B. Edington. Oxford: Clarendom Press, 2007, 4, 23, pp.
282-285. 30
Rubenstein:2012, pp. 241-242. 31
Uno de los principales flagelos que padeca la poblacin de la Europa medieval
cristiana era el hambre. Los cronistas de la poca dan una idea del hambre que haba al
citar frecuentes casos de canibalismo. Por ejemplo, el monje borgon Rodulfus Glaber
El Calvo (985-1050) en su Historiarum Sui Temporis (escrita entre 1030-1035),
afirma que el canibalismo era una prctica comn en muchas regiones de Francia en
1032. Dice: La gente devoraba carne humana. Los caminantes eran atacados por los
ms fuertes, que los descuartizaban y coman, despus de haberlos asado... En muchos
lugares sacaban los cadveres de la tierra para calmar el hambre... Tanto se propag
el consumo de carne humana, que hasta se puso en venta en el mercado de Tournus
como si fuera carne de vaca... (Zaborov:1988, pp. 15-16). Vase Raoul Glaber, Les
cinq livres de ses histoires 900-1044. Paris: Ed. Maurice Prou, 1886. 32
Abu al-Hasan Al Izzuddn Ibn al-Atir, latinizado Abenaltir, naci en azira Ibn Umar, sobre el Tigris, al pie de las montaas del Kurdistn, el 12 de mayo de 1160, y
falleci en Mosul en mayo-junio de 1233. El famoso historiador Shamsuddn Abu-l-
Abbs Ahmad al-Barmaki Ibn Jalikn (1211-1282) le encontr en Alepo, Siria, en 1229,
y ensalza su extrema modestia. Su historia universal, al-Kamil fil-Tarij (Crnica
14
esta denuncia: Durante tres das pasaron a la gente a cuchillo, matando a
ms de diez mil personas y tomando muchos prisioneros (Al-Kamil fil-Tarij). En cambio, el historiador cristiano Radulfus de Caen (1080-1120),
no deja ninguna duda: En Maarrat, los nuestros cocan a paganos adultos en las cazuelas, ensartaban a los nios en espetones y se los
coman asados.33
Igualmente, el cronista Alberto de Aix-la-Chapelle, de
Aquisgrn o de Aachen (fl. 1110), que particip personalmente de la
refriega de Maarrat, confiesa: A los nuestros no les repugnaba comerse no slo a los turcos y a los sarracenos que haban matado sino tampoco a
los perros!34
El historiador franco y capelln de Balduino, Fulquerio de
Chartres (1059-1127), dice: Me lastima deciros que mucho de los
nuestros, presionados por la locura del hambre excesivo, cortaron pedazos
de los sarracenos moribundos y los cocinaron... Y cuando an no haban
sido bien cocidos por el fuego, los devoraron con apetito feroz.35
Rubenstein tambin certifica: Espoleados por la combinacin de hambre
intensa y de furia proftica, algunos miembros del ejrcito acudieron a una
solucin, no por conocida menos horripilante; el canibalismo. En esta
ocasin lo hicieron con orgullo, tras haber aprendido cmo utilizar la
guerra psicolgica para su propio beneficio. En palabras de Fulquerio de
Chartres, que informaba desde Edesa de lo que haba odo, me estremezco al decirlo, pero muchos de nuestros hombres, posedos por la
locura que provoca el hambre, cortaron piezas de las nalgas de los
sarracenos muertos, las cocinaron y se las comieron, y aunque apenas
estaban calientes, con gran salvajismo, llenaron su boca con ellas y las
devoraron. Otro escritor relat que se haba enterado de estos detalles por boca de algunos de los canbales, al parecer, orgullosos de lo que
haban hecho: a los adultos, los guisaban en cazuela, y a los nios, los asaban en un espetn. Todos ellos fueron cocinados y comidos.36
1099 (segunda mitad de julio) Despus de un descanso de casi seis
meses en Antioqua (combate que finaliz el 28 de junio de 1098), el 13 de
completa), se extiende desde la creacin hasta el ao 1231. Son muy interesantes sus detalles y comentarios sobre las invasiones cruzadas y el punto de vista musulmn al
respecto. Esta fue traducida por el arabista e islamlogo sueco Carl J. Tornberg y
publicada por E.J. Brill en Leiden, 1867-71. 33
Radulfus de Caen, Gesta Tancredi Siciliae Regis in Expeditione Hierosolymitana. 34
Albert of Aachen, Historia Ierosolimitana, Ed. and trans. by S. Edgington. Oxford:
Oxford Medieval Texts, 2007. 35
Vase Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanorum - The Deeds of the Franks
and the other Pilgrims to Jerusalem. Edited with a facing-page English translation from
the Latin text by Rosalind Hill. Oxford: Clarendon Press, 1967). Vase tambin Amin
Maalouf, Las cruzadas vistas por los rabes. Madrid: Alianza, 2005: Cap. 3: Los
canbales de Maarat, pp. 73-10o), y Zaborov:1988, pp. 15-16. 36
Rubenstein:2012, p. 294.
15
enero de 1099, Bohemundo de Tarento, Tancredo de Hauteville y Roberto
de Normanda partieron hacia Jerusaln. En Trpoli (Lbano) se les uni
Godofredo de Lorena y Roberto de Flandes, y desde all, los cinco
continuaron hacia el sur, acompaados de unos doce mil infantes y unos
mil trescientos caballeros franco-normandos. La maana del 7 de junio de
1099 los cruzados vieron por primera vez brillar a la luz del alba las
almenas y las torres de la Ciudad Santa de las tres religiones monotestas.
La urbe estaba por aquel entonces bajo control de los musulmanes fatimes;
sus defensores liderados por Iftijar ad-Daula eran escasos y no estaban
preparados para resistir un sitio de envergadura37
. La bandera blanca fatim
ondeaba en la Torre de David, bastin de extrema solidez en cuyos
cimientos se haba utilizado plomo para unir las piedras. Los cruzados
atacaron con la ayuda de refuerzos llegados de Gnova y con unas recin
construidas mquinas de asedio de manufactura bizantina. Hace
exactamente 905 aos, el 15 de julio de 1099 (22 de Shabn de 492 de la
Hgira), al amanecer, todo estaba dispuesto para el asalto final a Jerusaln,
luego de los infructuosos ataques de los das previos. Godofredo de Lorena
se encaram sobre su imponente torre de asedio y la mand trasladar junto
a las murallas. La leyenda cristiana cuenta que cuando los francos y
normandos intentaban en vano vencer la resistencia de los musulmanes,
Godofredo vio en lo alto del cercano monte de los Olivos un caballero que
agitaba un escudo brillante y anunci a todos su visin: Mirad, San Jorge
ha venido en nuestra ayuda. Esto envalenton notablemente a los
cruzados que arremetieron con dos bravucones flamencos al frente, Litoldo
y Gilberto de Tournai, seguidos por Godofredo, Tancredo y sus normandos
a travs de un boquete abierto en la muralla. La mortandad fue espantosa.
Los jinetes europeos, al pasar por las calles, iban chapoteando sobre
charcos de sangre. Los expedicionarios masacraran a la mayor parte de los
treinta mil habitantes de Jerusaln. Segn la concepcin de los cruzados, la
ciudad qued purificada con la sangre de los infieles musulmanes y judos.
Los germnicos francos y los ex vikingos ahora llamados normandos
parecieron querer ofrendar sacrificios humanos a sus dioses de antao,
Odn y Thor, en pos del Valhala. Efectivamente, luego de ser quebrada la
tenaz resistencia de los defensores islmicos, la poblacin sin respeto a la
37
Iftijar ad-Daula (Orgullo del Estado) tena una fuerte guarnicin compuesta por tropas rabes y sudanesas. Cuando recibi noticias del avance de los cruzados (a los que
ellos denominaban Francos) envenen todos los pozos de agua del exterior de Jerusaln,
hizo llevar las provisiones de los campos dentro de la ciudad y envi un mensaje
urgente a su base en Egipto solicitando refuerzos. Luego orden a todos los cristianos,
en su mayora orientales, que evacuasen la ciudad, y permiti a los judos que
permaneciesen en ella. Aunque la guarnicin estaba bien provista, no haba suficientes
hombres para proteger todas las murallas, y se vio superado por un asedio que dur seis
semanas.
16
edad o al sexo, sufri una horrible matanza. Slo en la mezquita al-Aqsa
fueron degollados cerca de diez mil musulmanes all refugiados. Raimundo
de Aguilers, cannigo de Puy y capelln de los invasores, escribi en sus
memorias con regocijo: Maravillosos espectculos alegraban nuestra
vista. Algunos de nosotros, los ms piadosos, cortaron las cabezas de los
musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas, hacindoles caer de
los tejados de las mezquitas; otros fueron ms lejos y los arrastraron a las
hogueras. En las calles y plazas de Jerusaln no se vea ms que montones
de cabezas, de pies y manos: y sin embargo esto no es nada comparado
con lo otro... Se derram tanta sangre en la mezquita edificada sobre el
antiguo templo de Salomn, que los cadveres de los fanticos de Mahoma
nadaban en ella arrastrados a uno y otro punto. Veanse flotar manos y
brazos cortados que iban a juntarse con cuerpos que no le correspondan;
en muchos lugares la sangre nos llegaba a las rodillas, y los soldados que
hacan esta carnicera apenas podan respirar debido al vapor que de ella
se exhalaba. Cuando no hubo ms musulmanes que matar, los jefes del
ejrcito se dirigieron en procesin a la iglesia del Santo Sepulcro para la
ceremonia de accin de gracias38
. La pequea comunidad juda se haba
refugiado en la sinagoga central. Los cruzados, sospechando que haban
ayudado a los musulmanes durante el asedio, incendiaron el templo y todos
los judos de Jerusaln, cerca de dos mil (ms del noventa por ciento de los
que vivan en Palestina), murieron abrasados. A pesar de haber perpetrado
tal monstruosidad, los cruzados no quedaron conformes y un consejo
presidido por Godofredo decret la exterminacin de todos los musulmanes
de Jerusaln, en total: setenta mil almas, el mismo nmero de muertos en
los primeros diez segundos de la explosin atmica en Hiroshima, el 6 de
agosto de 1945. A diferencia de la rapidez y eficacia de la bomba
norteamericana, aquella operacin a fines del siglo XI dur ocho das, a
pesar del celo con la que la desempearon aquellos nobles paladines.
Pero nadie se salv, quedando destripados mujeres, nios y ancianos. A fin
de descansar de las fatigas que caus esta tarea, los cruzados se entregaron
a las ms repugnantes orgas violacin de cadveres y actos de canibalismo de modo que los mismos cronistas, a pesar de toda su indulgencia, no pudieron menos que indignarse de la conducta bestial de
estos asesinos que eran cualquier cosa menos cristianos; y el tesorero
Bernardo los trata de locos; Balduino, arzobispo de Dole, los compara a
burros que se refocilan en la basura: computruerunt illi, tamquam jumenta
in stercoribus.39 Fulquerio de Chartres dice: En verdad, si hubieseis
estado ah habras visto nuestros pies coloreados hasta los tobillos con la
sangre de la masacre. Pero, qu ms os puedo contar? Ninguno fue 38
Raimundo de Aguilers, Historia Francorum qui ceperunt Iherusalem, en R.H.C.
Occ., vol. III. 39
Historia Hierosolymitana, en R.H.C. Occ., vol. IV.
17
dejado con vida; no hubo piedad ni de mujeres ni de nios... Nunca nadie
pudo ver u or de una masacre como esa de paganos, puesto que las piras
funerarias se alzaban como pirmides, y nadie sabe su nmero salvo el
mismo Dios (Gesta Francorum). Otro historiador serio y responsable
como Guillermo de Tiro (1130-1185), agrega: Era imposible contemplar
sin horror el inmenso nmero de cados. Por doquier haba pedazos de
cuerpos humanos y la sangre de los muertos empapaba el suelo. Y no era
el espectculo de los cuerpos sin cabeza y las extremidades mutiladas
arrojadas en todas direcciones lo que despertaba el horror de todos los
que lo vean. Era an ms espantoso contemplar a los propios vencedores,
cubiertos de sangre de la cabeza a los pies, visin que infunda terror en
todos los que se cruzaban con ellos... Los soldados deambulaban por las
calles en busca de supervivientes que tal vez se escondieran de la muerte.
Al dar con ellos, los arrastraban a la vista de todo el mundo y los mataban
como si fueran ovejas. Algunos de nuestros hombres formaron bandas que
entraban por la fuerza en las casas, donde ponan las crueles manos sobre
hombres, mujeres y nios, y quienquiera que estuviese all. Las vctimas
eran pasadas a cuchillo o arrojadas desde algn lugar elevado para que
pereciesen de manera lamentable al estrellarse contra las piedras de la
calle. Sin importar edad o clase, eliminaron, sin distincin, a todo enemigo
que encontraban. Por todas partes haba una carnicera terrorfica, yacan
cabezas cortadas por doquier, hasta el punto que despus de poco tiempo
era imposible ir o venir de un lugar sin tener que pasar por encima de los
cadveres... Por todas partes haba fragmentos de cuerpos humanos y
hasta el mismo suelo estaba cubierto con la sangre de los muertos40
. Los
historiadores musulmanes al-Qalanisi (1070-1160) e Ibn al-Atir (1160-
1233) afirman categricamente: A la poblacin de la Ciudad Santa la
pasaron a cuchillo, y los fran (francos) estuvieron matando musulmanes
durante una semana. En la mezquita al-Aqsa mataron a miles de personas...
Mataron mucha gente. A los judos los reunieron en su sinagoga y all los
quemaron vivos los fran. Destruyeron tambin los monumentos de los
santos y la tumba de Abraham la paz sea con l!41. Robert Payne42 aade que La carnicera de Jerusaln se llev a cabo de forma
deliberada; era el resultado de una poltica de antemano. Jerusaln deba
convertirse en una ciudad cristiana. Los judos tambin deban ser
40
Michael Foss, Cruzados: La aventura de los soldados de Dios. Barcelona,:Ediciones
Martnez Roca, 1998, p. 228. 41
Amin Maalouf:2005, p. 93. 42
El periodista, novelista, poeta y traductor ingls Robert Payne (1911-1983) fue autor
de ms de cien ttulos dedicados a biografas y obras de divulgacin histrica. Su inters
por el choque entre la cultura occidental y las culturas orientales culminaron en The
Dream and the Tomb (El Sueo y la tumba), la obra pstuma a cuya preparacin dedic
los siete ltimos aos de su vida.
18
aniquilados. Todos los miembros de esta comunidad haban acudido a la
sinagoga principal, en donde esperaban encontrar refugio y proteccin.
Los cruzados, vidos de soluciones fciles, quemaron la sinagoga con los
judos dentro43
. El prestigioso medievalista britnico Steven Runciman
enjuicia severamente la accin de los cruzados: Los judos de Jerusaln
huyeron en masa a su sinagoga principal. Pero se consideraba que haban
prestado ayuda a los musulmanes y no hubo ninguna indulgencia para con
ellos. El edificio fue incendiado y todos murieron quemados dentro de l.
La matanza de Jerusaln caus profunda impresin en todo el mundo.
Nadie puede decir cuntas vctimas hubo; pero Jerusaln qued vaca de
habitantes musulmanes y judos. Incluso muchos de los cristianos
quedaron horrorizados por lo que se haba hecho, y entre los musulmanes,
que haban estados dispuestos a aceptar a los francos como un factor ms
de la enmaraada poltica de la poca, hubo una evidente decisin de que
los francos tenan que ser expulsados desde aquel momento.44
. Karen
Armstrong45
da un cuadro an ms pattico y apocalptico: Limpiaron a
los musulmanes y los judos de la Ciudad Santa como alimaas.
Prcticamente no qued ni uno vivo... Jerusaln estaba prcticamente
desolada. Hasta haca poco haban vivido en ella ms de 100.000
personas, pero tras la conquista de los cruzados la ciudad, vaca y
fantasmal albergaba slo a unos pocos centenares46
. Jay Rubenstein,47
en
la obra ya citada, describe la masacre a travs de la crnica de Alberto de
Aachen o Aquisgrn: Igual que sucede con su crnica de los pogromos a
orillas del ro Rin, mostr un asombroso grado de empata por las
vctimas: los francos decapitaban o golpeaban con piedras a jvenes, mujeres, damas nobles, incluso mujeres embarazadas y nios pequeos, sin
tener en cuenta la edad de las vctimas. En contraste, las nias, mujeres y
damas atormentadas por el miedo a la muerte inminente, y horrorizadas 43
Robert Payne, El sueo y la tumba: Historia de las cruzadas. Barcelona: Ediciones
Pennsula, 1997, p. 123. 44
Steven Runciman:2008, p. 218. 45
Uno de los principales especialistas britnicos en asuntos religiosos. Fue monja
catlica durante siete aos y, despus de dejar su orden en 1969, se gradu en la
Universidad de Oxford y empez a ensear Literatura Moderna. Actualmente es
profesora en el Leo Baeck College for the Study of Judaism and the Training of Rabbis
and Teachers. Es tambin miembro honorario de la Association of Muslim Social
Scientists. Entre sus publicaciones se encuentran Through the Narrow Gate, Beginning
the World, The Gospel According to Woman, Muhammad y Una historia de Dios: 4000
aos de bsqueda en el judasmo, el cristianismo y el Islam (Editorial Paids, Buenos
Aires, 1995). 46
Karen Armstrong, Jerusaln: Una ciudad y tres religiones. Barcelona-Buenos
Aires:Ediciones Paids Ibrica/Editorial Paids, 1997, pp. 335 y 337. 47
Jay Rubenstein (1967) es profesor de Historia medieval en la Universidad de
Tennessee. Es autor de Guibert of Nogent: Portrait of a Medieval Mind (London:
Routledge, 2002).
19
por la violenta carnicera, se abrazaron a los cristianos con la esperanza
de salvar la vida, incluso mientras estos daban rienda suelta a su frentica
rabia sobre los cuellos de sus enemigos, fuera cual fuera su sexo. Algunas
de ellas, heridas, se arrojaron a los pies de los cristianos y les suplicaron,
entre conmovedores sollozos y gemidos, por su vida y por su seguridad.
Cuando los nios de cinco o de tres aos de edad vieron el cruel destino de
sus madres y padres, intensificaron de comn acuerdo su llanto y lastimero
clamor. Sin embargo, sus splicas de clemencia y de piedad fueron en
vano. Los cristianos se entregaron en cuerpo y alma a la carnicera, y as,
ningn nio o nia de pecho, ni siquiera los infantes de un ao, escaparan
vivos a los asesinos. Se dijo que las calles de toda la ciudad de Jerusaln
quedaron cubiertas por tantos cadveres de hombres y mujeres muertos, y
sembradas con tantas extremidades mutiladas de los infantes, que no solo
en las calles, casas y palacios, sino incluso en lugares desiertos en los que
reinaba la soledad podan hallarse infinidad de cuerpos de los muertos.48 Solo se salv el nmero preciso de sarracenos que los francos necesitaban,
los esclavos encargados de retirar los cadveres. En lugar de darles un
entierro formal, estos pocos supervivientes apilaron a sus amigos y
familiares formando montones al exterior de las puertas de la ciudad.
Amontonaron los cuerpos, y los montones eran altos como casas. Seis meses ms tarde., en Navidad, los cadveres seguan all. Fulquerio de
Chartres, el historiador que se haba instalado en Edesa, viaj a Jerusaln
en peregrinacin durante las fiestas y escribi: Oh, cun grande era el hedor en aquel momento, tanto en el interior como en le exterior de las
murallas de la ciudad, a causa de los cadveres sarracenos que todava
seguan pudrindose all, muertos cuando nuestros camaradas capturaron
la ciudad. El aire era tan pestilente que nos vimos obligados a taparnos la
nariz y la boca.4950
1191 (20 de agosto) En la llamada Masacre de Ayyadieh, sucedida luego de la cada de Acre en manos de los cruzados (julio de 1191), el jefe
de la tercera cruzada, el rey anglo-normando Ricardo I de Inglaterra (1157-
1199), Corazn de Len, hizo ejecutar a dos mil setecientos prisioneros musulmanes capturados en la ciudad, en su mayora ancianos, mujeres y
nios, que fueron muertos a golpes, hachazos, mandobles y lanzazos por
los cruzados anglo-normandos, francos, y las rdenes de caballeros
teutnicos y templarios. Sus soldados se entregaron vidamente a la
48
Alberto de Aquisgrn:2007, 30, pp. 440-443. 49
GF:1913, p. 92; Fulquerio de Chartres:1969, I, 33, 19, pp. 332-333. Vase tambin
Benjamin Z. Kedar, The Jerusalem Massacres of July 1099 en Benjamin Z. Kedar y Jonathan S.C. Riley-Smith, Western Historiography of the Crusades. Farnham, Surrey
(UK): Ashgate Publishing Limited, 2004, p. 20. 50
Rubenstein:2012, pp. 360-361.
20
carnicera, dando gracias a Dios, segn nos refieren jubilosos los
apologistas de Ricardo, por esta oportunidad de vengar a sus camaradas
que haban cado delante de la ciudad. Las mujeres y los hijos de los
prisioneros fueron muertos a su lado. Solo unos pocos notables y algunos
hombres lo bastante fuertes para ser utilizados en trabajos de esclavos
fueron respetados. Las avanzadillas sarracenas ms prximas a Acre
vieron lo que suceda y se apresuraron a salvar a sus paisanos, pero
aunque lucharon hasta el anochecer no pudieron llegar hasta ellos.
Cuando termin la degollina, los ingleses dejaron el lugar con los
cadveres mutilados y pudrindose, y los musulmanes pudieron venir y
reconocer a sus amigos martirizados.51
1209 (22 de julio) La Cruzada contra los ctaros o albigenses fue la
primera que tuvo lugar en la Europa cristiana. Dur desde 1209 hasta 1255
y caus un gran derramamiento de sangre [ms de veinte mil ctaros-
albigenses fueron muertos solamente en 1209 cuando fue capturada la
plaza fuerte de Bziers]. La Cruzada de los Albigenses caus segn se dice un milln de vctimas52. El ejrcito de los cruzados, guiado por los arzobispos de Reims, Sena y Run, por los obispos de Nevers, Autun,
Clermont, Chartres y Lisieux, y entre los seglares por el duque de Borgoa
y el conde Neveres, con hombres de todas partes del mundo catlico, se
elev a ms de trescientos mil combatientes, un nmero jams reunido
contra el mundo musulmn ni antes ni despus de este acontecimiento. Con
ellos, Arnaldo Amalric y Simn de Montfort emprendieron una ofensiva
brutal y sumamente cruel contra los albigenses (concentrados en la ciudad
de Albi). La ciudad de Bziers fue tomada por asalto por los cruzados, los
cuales pasaron a cuchillo a veinte mil personas el 22 de julio de 1209. No
contentos con esto, los sitiadores incendiaron la villa despus de saquearla
vandlicamente, como a Constantinopla cinco aos antes. Interrogado el
abad cisterciense Arnaldo Amalric (m. 1225) por un caballero cruzado de
cmo haran para distinguir a los catlicos de los ctaros y no matarlos,
ste respondi imperturbable en latn: Caedite eos. Novit enim Dominus qui
sunt eius (Matadlos a todos, que luego Dios ya distinguir a los suyos!).
El prior ingls Caesarius de Heisterbach (ca. 1180 ca. 1240), del monasterio cisterciense de Heisterbach (Alemania), acredit las palabras de
Arnaldo en sus memorias. Sobre el mismo tema, escribi Arnaldo al Papa
Inocencio: La venganza de Dios ha hecho maravillas, hemos matado a
todos...53
Estas afirmaciones desalmadas de Arnaldo han sido investigadas
51
Runciman:2008, p. 662. 52
Fernand Niel, Ctaros y Albigenses. Barcelona: Obelisco, 1998, p. 10. 53
Anne Brenon, Los ctaros, hacia la pureza absoluta. Barcelona: Ediciones B, 1998,
p. 76.
21
y confirmadas por el historiador francs Jacques Berlioz en su obra.54
Algn tiempo despus, en la ciudad de Carcasona, rendida a las huestes de
Simn de Montfort (1165-1218), los cruzados quemaron vivos a centenares
de sus habitantes, ahorcaron a otros tantos e infligieron castigos y
humillaciones a los sobrevivientes, en los que las violaciones a mujeres y
nios estuvieron a la orden del da. Slo pequeos grupos de albigenses
sobrevivieron en zonas muy desoladas, aunque luego fueron perseguidos
por la Inquisicin entre 1240-1255. En el baluarte de Montsgur
(Roussillon), en 1244, doscientos defensores ctaros y sus familias fueron
quemados vivos por los cruzados.
1365 (Octubre) Una cruzada asol el puerto de Alejandra (Egipto),
asesin a miles de musulmanes, cristianos coptos y judos y se llev a cinco
mil cautivos. 55
APNDICES
LA GUARDIA VAREGA
En la capital bizantina, los vikingos constituyeron la guardia imperial
(unidad de elite) de los emperadores bizantinos, la temida y famosa
guardia varega.
La Guardia Varega era la guardia pretoriana de los emperadores
bizantinos, de procedencia escandinava (durante los siglos X y XI) tras los
acuerdos alcanzados entre el Prncipe Vladimir I de Kiev (958-1015) y
Basilio II de Bizancio (958-1025).
Entre la segunda mitad del siglo IX y la primera del X varios
vikingos fundaron colonias a lo largo del ro Volga, y desde ah
organizaron numerosos ataques contra Constantinopla. En el ao 988,
Vladimir I de Kiev negoci la mano de la hermana del emperador Basilio
II, Ana Porfiroguneta. Fue la primera boda realizada entre una princesa
griega y un brbaro (segn los griegos), para lo cual Vladimir fue bautizado
54
Jacques Berlioz, Tuez-les tous, Dieu reconnatra les siens: La croisade contre les
Albigeois vue par Csaire de Heisterbach. Portet-sur-Garonne: ditions Loubatires,
1994. 55
Vase Jo Van Steenbergen, The Alexandrian Crusade (1365) and the Mamluk
Sources: reassessment of the Kitab al-Ilmam of an-Nuwayri al-Iskandarani (d. 1372 AD). in Krijnie Nelly Ciggaar & Herman G. B. Teule (Eds.), East and West in the
Crusader States. Context - Contacts - Confrontations, III. Acta of the Congress held at
Hernen Castle in September 2000 (Orientalia Lovaniensia Analecta 125), Leuven 2003,
pp. 123-137.
http://books.google.com.ar/books?id=SnVbY5knmigC&printsec=frontcover&source=g
bs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
22
antes de poder formalizar el matrimonio. Su alianza con Basilio II, el para
entonces emperador bizantino, hizo que le enviase un ejrcito de 6000
hombres a su disposicin. Basilio, dada su bien fundada desconfianza hacia
la cambiante lealtad de sus guardias nativos, y conociendo la profunda
lealtad de los varegos, decidi emplearlos como guardia personal.
A esta nueva fuerza se la conoci como la Guardia Varega. Con un
hacha de doble filo, como arma principal (aos despus se adaptaron a la
espada), su cometido era lucir uniformes y armas en ceremonias y festejos,
adems colaborar en la proteccin de la familia imperial (para luego ser el
principal y ms importante cuerpo con esta labor).
El ncleo fundacional estaba formado por vikingos varegos (esto es,
normandos procedentes del reino vikingo de Rusia), aunque con el tiempo
se incluy en ella a sajones, daneses y a otros hombres procedentes del
norte escandinavo. La fuerza la integraban unos 6.000 hombres entre los
mejores pagados del ejrcito bizantino y existi durante 300 aos.
El ms renombrado de todos sus comandantes fue Harald III (1015-
1066) quien conquist para los bizantinos territorios de frica, Asia Menor
y Bulgaria, adems de Lombarda y Sicilia. Posteriormente este
comandante regres a Noruega y se convirti en Harald Haardrade quien
muri tratando de conquistar Inglaterra, en la batalla de Stamford Bridge
(1066), con esa derrota termin prcticamente la Era Vikinga.
Los mercenarios varegos, aparte de proteger al emperador bizantino,
solan acompaarlo en la guerra. Tenan fama de hombres hbiles y de
grandes recursos, excelentes luchadores y, sobre todo, muy leales. Los
historiadores bizantinos especialmente Miguel Psellos (1018-1078) los mencionan como los portadores de hacha.56
LA CUARTA CRUZADA Y EL SAQUEO DE CONSTANTINOPLA
Nunca hasta entonces se haba cometido un crimen de lesa humanidad
como el de la cuarta cruzada Steven Runciman57
Hacia el 28 de noviembre de 1199, lo ms selecto de la nobleza de
Champagne celebraba un torneo en Ecri-Sur-Aisne, pequea villa del
septentrin francs. La concurrencia era numerosa y granada y cuando la
reunin estaba en su apogeo, una voz extraa al vitorear el nombre del
Salvador, absort a los presentes distrayendo su atencin del frvolo
espectculo. Quien de manera tan inslita se haba presentado era el
prroco Fulco de Neuilly, el agente principal del Papa Inocencio III (1160-
56
Vase Raffaele DAmato (Autor) y Giuseppe Rava (Ilustrador), The Varangian Guard 988-1453. Oxford: Osprey Publishing, 2010). 57
Sir Steven Runciman (1903-2000), bizantinlogo y principal historiador britnico de
las cruzadas durante el siglo XX.
23
1216). Especulando con la impresin que su llegada haba producido, el
predicador, sin dar tiempo a los grandes a recobrarse, tom la palabra para
sosaarlos por su actitud indiferente ante la supuesta profanacin de que
era objeto la cuna de Cristo desde tiempo atrs en Jerusaln. Les enrostr
su desapego, su desvo, su impiedad... Y si gran triunfo fue para Fulco
conseguir primero que los presentes condescendieran a escucharlo,
realmente inspirado debi estar para vencer su prevencin despus, y
decidir a tan nobles seores a trocar su interrumpido torneo por el torneo de
Dios. Pues bast que alguien, movido por la pltica del predicante,
anunciara su voluntad de cruzarse, para arrastrar a todos los dems a imitar
su ejemplo. El primero en tomar la iniciativa fue Teobaldo, conde de
Champagne y de Brie, a quien sigui el conde Luis de Blois y de Chartres,
emparentados directamente con la realeza, ya que ambos eran primos de los
reyes de Francia y de Inglaterra. Teobaldo slo tena 22 aos; Luis no
llegaba a los 28...
Tras ellos fueron, como dice Villehardouin, otros dui mult halt
baron de France, Simon de Montfort (1165?-1218), futuro jefe de la
Cruzada contra los albigenses, y Reinaldo de Montmirail, primo de los
condes de Champagne y de Blois, y cada nuevo seor que se cruzaba, atraa
otros tantos nobles y plebeyos de su condado o barona. Segn los
observadores de la Cristiandad latina de fines del siglo XII, la tercera
Cruzada (1189-1192) no haba solucionado el problema de Tierra Santa.
Estos fanatizados veedores afirmaban que la Cruz deba retornar para librar
su batalla decisiva con la Media Luna. Dos posibilidades se ofrecan a
consideracin: una se encaminaba hacia Siria y la otra hacia Egipto como
centros desde donde lanzar la ofensiva.
La opinin de los jefes de los cruzados destacando la conveniencia
de atacar a los musulmanes en Egipto ha quedado certificada en las fuentes
que han llegado hasta nosotros. Los testimonios del autor de la Historia
Constantinopolitana, Guntherus Cisterciencis y de Roberto de Clary son
categricas cuando declaran que los cruzados no queran ir a Siria porque
desde all no les sera posible acometer la empresa, decidindose en cambio
por la marcha hacia Alejandra, donde se les presentaran posibilidades
mayores.
La suerte corrida por las anteriores expediciones en la que
destacaba la poca o mala voluntad bizantina a tolerar a semejantes
energmenos unida a la difcil y hostil ruta a travs de Anatolia y el norte
de Siria, cerraba la va del Levante.
Pero la empresa de cruzar el Mediterrneo era un desafo mayor,
especialmente teniendo en cuenta la escasez de naves de los estados franco-
normandos. Por eso, el 10 de febrero de 1201 una comitiva de seis
delegados de los cruzados encabezados por Godofredo de Villehardouin
(c1160-1213), mariscal de Champagne historiador de la cuarta cruzada
24
, lleg a Venecia porque all encontraran mayor cantidad de barcos que en
ningn otro puerto.
Fueron recibidos por el prncipe de la repblica adritica, el dogo
(dux) ciego Enrico Dandolo (ca.1107-1205)), quien introdujo a los
cruzados en un mundo de mentiras y fantasas. As, Venecia se
comprometi a contar con navos en nmero suficiente como para
transportar treinta y tres mil quinientos hombres, entre los cuales se
contaban cuatro mil quinientos caballeros con sus correspondientes
caballos, nueve mil escuderos y veinte mil hombres de infantera. Adems
la Repblica les suministrara los vveres y provisiones necesarias por el
trmino de nueve meses, perodo durante la cual la escuadra veneciana
estara a completa disposicin de los cruzados. El precio en que se estimaba
el valor de todos estos servicios ascenda a la suma de ochenta y cinco mil
marcos.
Cuando los cruzados firmaron el acuerdo aceptando estas
proposiciones, no calcularon que a duras penas podran reunir un
contingente de diez mil hombres y que de ninguna manera podran pagar el
precio estipulado. Dandolo lo saba perfectamente y por eso les propuso
astutamente que todo poda ser resuelto convenientemente si se seguan sus
instrucciones y recomendaciones: Venecia ofreca dar crdito si los
cruzados la ayudaban a reconquistar la ciudad dalmacia de Zara Zadar o Jezera (al norte de Split, hoy Croacia), que se hallaba en poder de los hngaros.
Esta contrapropuesta, a pesar de la prohibicin del Papa Inocencio
III, recibi un apoyo general. Fue designado jefe de la expedicin
Bonifacio de Montferrato (1150-1207), hijo y hermano de cruzados: su
padre Guillermo haba muerto como barn en Palestina; su hermano
Rainiero se haba casado con la hermana del emperador bizantino Manuel
Comneno y haba sido asesinado en Constantinopla, mientras que Conrado
(1146-1192), su hermano ms famoso, haba sido una de las estrellas de la
tercera cruzada, destacndose en el sitio y toma de Acre en 1191 y luego
muerto misteriosamente, no se sabe si por instigacin de Ricardo Corazn
de Len o de Saladino.
La flota zarp de Venecia el 8 de noviembre de 1202, y lleg a la
altura de Zara dos das despus58
. Y a pesar de que los habitantes de la
ciudad, que eran todos cristianos catlicos y fervientes, apelaron al arbitraje
de Inocencio III y suspendieron cruces e imgenes de Cristo en las
murallas, la cruz ya pareca no tener ningn significado para aquellos
hombres que haban tomado las armas jurando defenderla.59 Tras un
furioso asalto, la ciudad capitul el da 15 y fue saqueada totalmente. Tres
58 Steven Runciman, Historia de las cruzadas. Madrid: Alianza Editorial, p. 705. 59 Sara de Mundo Lo, Cruzados en Bizancio. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 1957, pp. 130-131.
25
das despus los venecianos y los cruzados llegaron a las manos a causa
del reparto del botn, pero se restableci la paz. [...] Cuando lleg a Roma
la noticia del saqueo de Zara, el Papa Inocencio qued horrorizado. [] Excomulg a toda la expedicin. Despus, dndose cuenta que los mismo
cruzados haban sido vctimas del engao, les perdon, aunque mantuvo la
excomunin contra los venecianos.60
Pero los engaos y las farsas
continuaran a lo largo y a lo ancho de los dos aos siguientes.
Entonces se arm una nueva tramoya que fue aprovechada muy
hbilmente por Dandolo y los venecianos: colocar a Alejo o Alexis, hijo de
Isaac el ngel, en el trono de Bizancio. Alejo, y su padre haban sido
vctimas de una revuelta palaciega: el emperador Isaac fue destronado por
su hermano otro Alejo y cegado, al estilo bizantino, para dejarle intil. Despus fue arrojado a una prisin con su hijo. Pero el hijo, Alejo, quiso
evadirse y llegar a la corte de su cuado Felipe de Suabia, rey de Germania.
Hizo buen uso de su parentesco, y cuando se enter de que el ejrcito
cruzado, por falta de dinero, estaba atascado en Venecia, Alejo aprovech
la ocasin. Prometi pagar a los venecianos la deuda de los cruzados si le
colocaban en el trono de su padre en Constantinopla. Cuando el proyecto
fue expuesto a los cruzados, hubo algunos disidentes, como Reinaldo de
Montmirail, que crea que haban abrazado la Cruz para luchar contra los
musulmanes y no vean justificacin alguna para el retraso. Se separaron
de la hueste y siguieron por mar a Siria. Otros, a pesar de sus protestas, se
quedaron con el ejrcito; otros fueron acallados con oportunos sobornos
venecianos61
.
La astucia de Dandolo no tena lmites. Segn atestigua el cronista
franco Ernoul, los venecianos luego de firmar el primer tratado con los
cruzados, haba consumado un pacto secreto con el sultn ayyub de Egipto
y Siria, al-Adil I (g. 1199-1218), hermano de Saladino, comprometindose
a no atacar a los musulmanes y desviar la cuarta cruzada de sus objetivos
bsicos. En realidad, esto no se trataba de una devocin veneciana hacia el
Islam, sino a concretos negocios e intereses mercantiles de la repblica
adritica con el Oriente musulmn.
Los venecianos y los cruzados se aprovecharon mutuamente del
trato. En julio de 1203 pusieron sitio a Constantinopla. El usurpador, Alejo
III, huy y sus funcionarios libertaron de su prisin al viejo emperador
Isaac. El 1 de agosto fue coronado su hijo Alejo IV en la baslica de Santa
Sofa. Una vez en el trono, pronto descubri Alejo IV que no poda pagar a
los venecianos. Los cruzados, por tanto, seguan embotellados en
Constantinopla. Segn pasaba el tiempo, sus relaciones con los bizantinos
aumentaban en tirantez, y cuando los cruzados presentaron un ultimtum en
febrero de 1204 El populacho se dirigi despus a Santa Sofa y all 60 Steven Runciman:2008, p. 705. 61 Ibd., p. 706.
26
declar depuesto a Alejo IV y eligi en su lugar a un oscuro noble llamado
Nicols Canabus, que se hallaba presente y que pretendi rechazar el
honor. Entonces Murzuphlus invadi el palacio. Nadie intent defender a
Alejo IV, que fue arrojado a una mazmorra, donde lo estrangularon,
universal y merecidamente olvidado. Su padre, Isaac, muri de afliccin y
de malos tratos bien calculados, pocos das despus. El desvado Canabus
fue encarcelado, y Murzuphlus subi al trono como Alejo V.62
La cada y saqueo de Constantinopla
Los cruzados decidieron instalar como emperador a uno de sus
jefes. Asaltaron la ciudad y, a mediados de abril, hicieron su primer
desembarco victorioso en el Cuerno de Oro. Un incendio en la ciudad,
casual o provocado por traicin, imposibilit la defensa. Los miembros de
la familia imperial huyeron, muchos nobles y el patriarca huyeron, y sin
pasar mucho tiempo, Enrico Dandolo, dogo de Venecia, y los dems jefes
cruzados entraron en el Gran Palacio de Blachernas. Alejo V fue capturado
y asesinado.
Los jefes de la Cuarta Cruzada permitieron a sus tropas que
saquearan la capital del Imperio Bizantino. El saqueo dur tres das. Ni los
venecianos ni los cruzados venidos de Occidente, haban visto hasta
entonces tales riquezas. Ebrios de codicia y lujuria, se desenfrenaron. Se
apoderaron de cuanto les pareci valioso y se lo llevaron; lo dems lo
destruyeron. Registraron palacios y residencias; mataron, violaron y
robaron; destruyeron infinidad de libros y obras de arte, hasta que qued en
ruinas la ciudad ms esplndida de la Cristiandad.
El 16 de mayo, el conde Balduino IX de Flandes y Hainault (1172-
1205) fue hecho emperador de Romania (nombre puesto por los latinos),
pero su poder era nfimo. Constantinopla estaba en ruinas, y su poder sobre
los prncipes que se establecieron en las partes occidentales de la antigua
Bizancio se hizo nebuloso, pues solo le deban cierta clase de fidelidad
feudal, mientras que muchas de las partes exteriores del antiguo imperio
quedaron en manos de miembros de la familia anterior reinante, la Dinasta
de los ngeles (1185-1204).
El Imperio Latino de Constantinopla, creado as por esta Cruzada,
sobrevivi hasta 1261, fecha en la que el emperador bizantino Miguel VIII
Palelogo (1224-1282) reconquist la capital bizantina. 63
El saqueo de Constantinopla no tiene parangn en la historia.
Durante nueve siglos, la gran ciudad haba sido la capital de la
62 Ibd., p. 709. 63
Vase John Van Antwerp Fine, The Late Medieval Balkans: A Critical Survey from
the Late Twelfth Century to the Ottoman Conquest. Ann Arbor, MI: The University of
Michigan Press, 1994.
27
civilizacin cristiana. Repleta de obras de arte, que haban sobrevivido de
la antigua Grecia, conservaba tambin obras maestras de sus propios y
exquisitos artistas. Los venecianos, en efecto, conocan el valor de tales
cosas. Siempre que podan, se apoderaban de tesoros y los llevaban para
adornar sus plazas y sus iglesias y los palacios de su ciudad. Pero los
franceses y los flamencos estaban llenos de ansia de destruccin. Se
precipitaron, en turba aullante, por las calles y hacia las casas,
arrebatando cualquier cosa brillante o destruyendo lo que no podan
llevarse, y slo se detenan para asesinar o violar o para abrir las bodegas
de vinos en busca de refrigerio. No se libraron ni los monasterios, ni las
iglesias ni las bibliotecas. En la misma Santa Sofa podan verse soldados
borrachos deshaciendo las colgaduras de seda y derribando el gran
iconostacio de plata, que se hizo pedazos, al tiempo que los libros
sagrados y los iconos eran pisoteados. Mientras ellos beban alegremente
de los copones del altar, una ramera se sent en el sitial del patriarca y
empez a cantar una obscena cancin francesa. Las monjas eran violadas
en sus conventos. Igual los palacios que las chozas eran asaltados y
arruinados. En las calles yacan, agonizando, mujeres y nios heridos.
Durante tres das continuaron las horribles escenas de saqueo y
derramamientos de sangre, hasta que la enorme y hermosa ciudad no era
ms que un matadero. [...] Nunca hubo un crimen mayor contra la
humanidad que la Cuarta Cruzada. No slo caus la destruccin o la
dispersin de todos los tesoros del pasado que Bizancio haba almacenado
devotamente, y la herida mortal de una civilizacin activa y an grandiosa,
sino que constituy tambin un acto de gigantesca locura poltica. [...]
Entretanto se haba sembrado el odio entre las Cristiandades oriental y
occidental. Las lisonjeras esperanzas del Papa Inocencio y las
complacidas jactancias de los cruzados, que crean haber terminado con el
cisma y unificado a la Iglesia, nunca se realizaron. En lugar de ellos, su
barbarie dej un recuerdo que nunca se les perdonara. Ms tarde, los
potentados cristianos orientales abogaran por la unin con Roma, en la
sincera esperanza de que tal vnculo producira un frente unido contra los
turcos. Pero su pueblo no les seguira. No poda olvidar la Cuarta
Cruzada. Era tal vez inevitable que la Iglesia de Roma y las grandes
Iglesias orientales siguieran rumbos distintos, pero todo el movimiento
cruzado haba agriado sus relaciones, y, desde entonces, a pesar de lo que
algunos prncipes intentaron hacer, en los corazones de los cristianos
orientales el cisma fue completo, irremediable y definitivo.64
Fotios Malleros65
tiene mucho que decir sobre los estragos sufridos
por los constantinopolitanos a manos de los cruzados en 1204: Las 64
Ibd., pp. 710-711, 715-717. 65
Fotios Malleros Kasimatis (1914-1986), helenista e historiador griego nacido en
Esmirna (entonces el Imperio otomano, hoy Turqua). A partir de 1948 comienza sus
28
riquezas de Oriente y las maravillas de la antigedad que durante tantos
siglos estuvieron guardadas en Constantinopla, fueron arruinadas y
saqueadas. Nicetas Coniatas, que fue testigo presencial de aquel terrible
desastre, nos habla con profundo dolor y sentida pena sobre lo ocurrido y
nos entrega una imagen muy decepcionante de la actuacin de aquellos
defensores de Cristo: Al son de los clarines y blandiendo sus desnudas
espadas, lanzronse al pillaje en casas e iglesias. No s cmo empezar la
resea de las impiedades que aquellos desalmados cometieron.
Destrozaron las Santas Imgenes adoradas por los fieles. Lanzaron las
reliquias de los mrtires a lugares inmundos que vergenza da nombrar.
Expandieron el Cuerpo y la Sangre del Salvador. Estos precursores del
Anticristo y autores de profanaciones que deban preceder su llegada,
tomaron los clices y copones y despus de haber arrancado la pedrera y
dems adornos, se sirvieron de ellos para beber. No se puede pensar sin
horror en la profanacin que hicieron de la Gran Iglesia. Rompieron el
altar enteramente construido con materias preciosas, objeto de la
admiracin de todas las naciones, repartindose sus fragmentos al igual
que todo lo que haba de ms valor en la iglesia. Hicieron entrar bajo las
naves a los mulos y caballos para cargar en ellos los vasos sagrados, la
plata cincelada y el oro que haban arrancado del plpito, del atril y de
las puertas, adems de una infinidad de otros objetos; y habiendo cado
sobre el resbaladizo pavimento algunas de aquellas cabalgaduras, les
pincharon con sus espadas, manchando la iglesia con su sangre y con
sus inmundicias. Una mujer pblica, vitrina ambulante de encantos y
sortilegios, sentse en la silla patriarcal, entonando una cancin obscena
y bailando luego en la iglesia... Con un furor salvaje violaron todas las
mujeres y especialmente las ms dignas de respeto, las ms virtuosas, las
jvenes ms inocentes y las religiosas consagradas a Dios... Toda la
poblacin era un mar de lgrimas, de desesperacin, de gritos y de
quejidos. Tal fue la suerte corrida por los tesoros acumulados y guardados por tantos siglos en la gran capital del Oriente. An en nuestros
das adornan la iglesia de San Marcos de Venecia cuatro caballos de
bronces, el ms bello ornamento del hipdromo constantinopolitano. Este era un regalo personal de Dandolo. De acuerdo a la expresin de
Villehardouin, nunca desde que el mundo fue creado se gan tanto botn en una ciudad. El pillaje y la destruccin duraron, segn se ha dicho,
cursos de lengua e historia en la Universidad de Chile. En 1951 edit El Imperio
Bizantino, 395-1204, primer manual de Historia Bizantina publicado en Amrica Latina,
reeditado en 1987 gracias al trabajo de dos de sus discpulos, Hctor Herrera y
Alejandro Zorbs. En 1968 fund el Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y
Neohelnicos que hoy lleva su nombre en la Universidad de Chile, instituto nico en su
gnero en Latinoamrica, siendo su actual Director el Profesor Miguel Castillo Didier,
tambin formado por Fotios Malleros.
29
tres largos das, y probablemente no habra cesado si no se hubiese
producido un eclipse de sol, que fue considerado como seal de la ira
divina contra aquellos que con tanta saa se comportaron frente a
hombres de su mismo credo.66
Vase muy especialmente sobre el particular, Jonathan Phillips, La
cuarta cruzada y el saco de Constantinopla. Barc