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El Pritzker de hace tres años a Kazuyo Sejima y Ryue Nishi- zawa debió de sorprender a To- yo Ito (Seúl, 1941). Puede que gratamente. Sejima había traba- jado para él en la época más vanguardista del arquitecto ja- ponés, cuando levantó la Torre de los Vientos de Yokohama, cu- ya iluminación cambiaba con la brisa. Luego, como ella misma respetuosamente admitió, sus intereses se alejaron. Es cierto, pero también incompleto. Ito se había apartado de la ligereza an- terior porque, a sus 71 años, si- gue buscando. Esa búsqueda de- fine sus intereses y su obra. También le ha valido el Premio Pritzker. “He proyectado arquitectura teniendo en cuenta que esta se- rá mejor si nos libramos, aun- que sea un poco, de cualquier limitación. Sin embargo, cuan- do termino un edificio, me doy cuenta con dolor de mi propia incapacidad. Esa incapacidad se convierte en energía para abordar el siguiente proyecto. Ese es mi proceso creativo y, se- guramente por eso, mi arquitec- tura nunca tendrá un estilo fijo ni yo quedaré satisfecho con ninguno de mis trabajos”. Esa ha sido la reacción del arquitecto al saberse, finalmen- te, ganador del Pritzker. El re- conocimiento le llegó mucho antes. El mismo año en que Se- jima y Nishizawa recibían este galardón, su país le concedió el Praemium Imperiale. El RIBA londinense lo había condecora- do en 2006 y la Bienal de Vene- cia madrugó para reconocer con un León de Oro toda su trayectoria en 2002. El pasado verano Toyo Ito regresó a esa ciudad italiana. Su propuesta Home-for-All, en el pabellón ja- ponés, no hablaba de experi- mentación tecnológica ni de in- novación material, ni siquiera de formas orgánicas para mejo- rar la huella dejada por el Movi- miento Moderno. Hablaba de la gente que se había quedado sin casa en Fukushima. Tam- bién allí debía llegar la mejor arquitectura. Ito no se conforma con ahon- dar en una investigación o per- feccionar un estilo. Por eso al amplio espectro tipológico de su obra se une un abanico for- mal que impide clasificarlo. La suya es una obra en marcha, una arquitectura que responde a contextos, programas y necesi- dades concretas: lo opuesto a una firma de autor. No es escla- vo de las formas ni de las tecno- logías. Y mucho menos, de su propio sello. Tal vez por eso, el arquitecto chino Yung Ho Chang, jurado del Pritzker, ha resumido sus trabajos en uno solo: “Hace avanzar la arqui- tectura y para conseguirlo no tiene miedo de soltar lo que ya ha logrado”. La versatilidad de Ito está así cimentada en una investiga- ción insaciable que le lleva a la vez a levantar obras que rom- pen con las jerarquías y las se- paraciones espaciales, como la Mediateca de Sendai (2001); edi- ficios que emplean la piel como ornamento y estructura, como el rascacielos para Tod’s en Omotesando en Tokio (2004); inmuebles que exprimen un pel- daño más las posibilidades cons- tructivas del hormigón, como el Tanatorio en Gifu (2006); o pe- queñas obras de arte, como el pabellón abandonado hasta su incendio y destrucción en lo que debería haber sido el Par- que de Relajación de Torrevieja (Alicante). Ese etéreo pabellón helicoi- dal de madera corona la mala fortuna de los trabajos de Ito en España. No es casualidad que ninguno de ellos figure en la ga- lería de imágenes que acompa- ña el dossier del Premio Pritz- ker. En Logroño, sus viviendas de protección oficial no han en- contrado compradores. Y en Barcelona, sus dos torres de la Pritzker para la arquitectura mutante Toyo Ito logra el máximo reconocimiento de su disciplina gracias a una trayectoria al servicio de las necesidades reales y alejada del vacuo espectáculo del diseño Celebro que el Pritzker 2013 sea para Toyo Ito. No he formado parte del jurado, pero de haber- lo hecho, también le habría vo- tado. Lo hice en la última Bienal de Arquitectura de Venecia, cuando lo elegimos mejor comi- sario de los pabellones naciona- les. En el pabellón de Japón, Ito hizo un impresionante montaje con troncos de árboles que, cuando estaban enteros, pare- cían atravesar el techo del pabe- llón y otras veces, cortados, fue- ron utilizados como base para maquetas de cartón que, ade- más de ser muy hermosas, envia- ban un mensaje: querían ser una casa para todos después del tsunami de Fukushima. Toyo Ito conseguía así aplicar- se a la difícil tarea de ayudar en la emergencia sin perder la fe en la calidad de la arquitectura co- mo el lugar para un “confort” co- lectivo. Ito no apareció solo el día de la inauguración. Estaba siempre allí, constantemente tra- bajando en el montaje, de forma personal, vestido con una cami- seta, alejado de divismos. Una vez más nos conquistó. Le dimos el premio por unanimidad. Digo que nos conquistó “una vez más” porque, mirando atrás a los muchos años que hace que lo conozco, recuerdo muchos momentos en los que ha sabido conquistar mi admiración. Lo hi- zo explicando, magistralmente, su mediateca de Sendai en una conferencia tan comunicativa que llevaba a olvidar la dificul- tad del idioma japonés, que él estaba hablando. Sus proyectos son así, en ellos se intuye una arquitectura compleja y miste- riosa, la misma por la que uno puede pasearse en el nuevo edifi- cio de la feria de Barcelona. Co- mo habitante de esta ciudad le agradezco a ese inmueble su ca- pacidad de transformar esos lu- Complejidad y misterio al margen del tiempo BENEDETTA TAGLIABUE El arquitecto Toyo Ito con la maqueta de uno de sus proyectos. / gorka lejarcegi ANATXU ZABALBEASCOA Madrid “Mi arquitectura nunca tendrá un estilo fijo ni yo quedaré satisfecho” La suya es una obra en marcha, responde a contextos y se opone a la firma O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: Fecha: Sección: Páginas: 296614 1899000 37453 € 1470 cm2 - 130% 18/03/2013 CULTURA 40,41

Pritzker para la arquitectura mutante

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Toyo Ito logra el máximo reconocimiento de su disciplina gracias a una trayectoria al servicio de las necesidades reales y alejada del vacuo espectáculo del diseñoToyo Ito logra el máximo reconocimiento de su disciplina gracias a una trayectoria al servicio de las necesidades reales y alejada del vacuo espectáculo del diseño

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Page 1: Pritzker para la arquitectura mutante

El Pritzker de hace tres años aKazuyo Sejima y Ryue Nishi-zawa debió de sorprender a To-yo Ito (Seúl, 1941). Puede quegratamente. Sejima había traba-jado para él en la época másvanguardista del arquitecto ja-ponés, cuando levantó la Torrede los Vientos de Yokohama, cu-ya iluminación cambiaba con labrisa. Luego, como ella mismarespetuosamente admitió, susintereses se alejaron. Es cierto,pero también incompleto. Ito sehabía apartado de la ligereza an-terior porque, a sus 71 años, si-gue buscando. Esa búsqueda de-fine sus intereses y su obra.También le ha valido el PremioPritzker.

“He proyectado arquitecturateniendo en cuenta que esta se-rá mejor si nos libramos, aun-que sea un poco, de cualquierlimitación. Sin embargo, cuan-do termino un edificio, me doycuenta con dolor de mi propiaincapacidad. Esa incapacidadse convierte en energía paraabordar el siguiente proyecto.

Ese es mi proceso creativo y, se-guramente por eso, mi arquitec-tura nunca tendrá un estilo fijoni yo quedaré satisfecho conninguno de mis trabajos”.

Esa ha sido la reacción delarquitecto al saberse, finalmen-te, ganador del Pritzker. El re-conocimiento le llegó muchoantes. El mismo año en que Se-jima y Nishizawa recibían estegalardón, su país le concedió elPraemium Imperiale. El RIBAlondinense lo había condecora-do en 2006 y la Bienal de Vene-cia madrugó para reconocercon un León de Oro toda su

trayectoria en 2002. El pasadoverano Toyo Ito regresó a esaciudad italiana. Su propuestaHome-for-All, en el pabellón ja-ponés, no hablaba de experi-mentación tecnológica ni de in-novación material, ni siquierade formas orgánicas para mejo-rar la huella dejada por el Movi-miento Moderno. Hablaba dela gente que se había quedadosin casa en Fukushima. Tam-bién allí debía llegar la mejorarquitectura.

Ito no se conforma con ahon-dar en una investigación o per-feccionar un estilo. Por eso alamplio espectro tipológico desu obra se une un abanico for-mal que impide clasificarlo. Lasuya es una obra en marcha,una arquitectura que respondea contextos, programas y necesi-dades concretas: lo opuesto auna firma de autor. No es escla-vo de las formas ni de las tecno-logías. Y mucho menos, de supropio sello. Tal vez por eso, elarquitecto chino Yung HoChang, jurado del Pritzker, haresumido sus trabajos en unosolo: “Hace avanzar la arqui-tectura y para conseguirlo notiene miedo de soltar lo que yaha logrado”.

La versatilidad de Ito estáasí cimentada en una investiga-ción insaciable que le lleva a lavez a levantar obras que rom-pen con las jerarquías y las se-paraciones espaciales, como laMediateca de Sendai (2001); edi-ficios que emplean la piel comoornamento y estructura, comoel rascacielos para Tod’s enOmotesando en Tokio (2004);inmuebles que exprimen un pel-dañomás las posibilidades cons-tructivas del hormigón, como elTanatorio en Gifu (2006); o pe-queñas obras de arte, como elpabellón abandonado hasta suincendio y destrucción en loque debería haber sido el Par-que de Relajación de Torrevieja(Alicante).

Ese etéreo pabellón helicoi-dal de madera corona la malafortuna de los trabajos de Ito enEspaña. No es casualidad queninguno de ellos figure en la ga-lería de imágenes que acompa-ña el dossier del Premio Pritz-ker. En Logroño, sus viviendasde protección oficial no han en-contrado compradores. Y enBarcelona, sus dos torres de la

Fira, la nueva feria de mues-tras, buscaron ensamblar losedificios existentes y dotar deidentidad a un barrio emergen-te con dos iconos difíciles de ol-vidar. Es cierto que esos rasca-cielos son más llamativos queexcelentes, pero también lo esque cuando el presupuesto y el

tiempo se apuran, la arquitectu-ra solo se puede envolver conpapel de regalo: pura fachada.Eso sucedió en Barcelona. EnMadrid fue peor: el parque eco-lógico de La Gavia, en el ensan-che de Vallecas, debía aprove-char el arroyo que lleva esenombre, recuperar la antiguatopografía del lugar, reciclar elagua de lluvia en uno de suslagos y esperar a que la biodi-versidad también regresara. So-lo realizó una primera fase.Una vez inaugurado, dejó de in-teresar. Se acabó el dinero. Laplanificación fue nula. El par-

que hoy es vulgar: lo que debíaser un modelo de sostenibilidadno se sostiene ni él.

Así, aunque el nuevo Pritz-ker retrate a la Administraciónespañola por su perfil más ho-rrendo, premia sin duda a unprofesional que, todavía hoy,conmuchas más luces que som-bras, merece el galardón. En ac-tivo y activando a los más jóve-nes, Ito no solo ha demostradoser incansable a la hora de re-pensar la arquitectura: llevaunos años repensando tambiénel mundo. Nacido en la Coreaocupada por los japoneses, lle-gó a su país con dos años. Insta-lados en Nagano, su madre leencargó una casa a YoshinobuAshihara, que había trabajadocon Marcel Breuer. Con 12 añosperdió a su padre y toda su fami-lia trabajó fabricando miso pa-ra hacer sopa. De aquella fami-lia solo sobrevive su hermana.

El arquitecto, que tiene unahija de 40 años, enviudó en2010. Tal vez por eso, en 2011,decidió ceder buena parte de sulegado a un museo que lleva sunombre en la isla de Omishima.El nuevo edificio está formadopor sólidos poliedros amontona-dos, pero junto a él se levanta lareconstrucción de la viviendade aluminio que construyó parasí mismo en 1984. Su mensajecomo arquitecto está en ese diá-logo: los tiempos, las necesida-des y los contextos cambian; laarquitectura debe responder aesos cambios.

Pritzker para la arquitecturamutanteToyo Ito logra el máximo reconocimiento de su disciplina gracias a una trayectoriaal servicio de las necesidades reales y alejada del vacuo espectáculo del diseño

Celebro que el Pritzker 2013 seapara Toyo Ito. No he formadoparte del jurado, pero de haber-lo hecho, también le habría vo-tado. Lo hice en la última Bienalde Arquitectura de Venecia,cuando lo elegimos mejor comi-sario de los pabellones naciona-les. En el pabellón de Japón, Ito

hizo un impresionante montajecon troncos de árboles que,cuando estaban enteros, pare-cían atravesar el techo del pabe-llón y otras veces, cortados, fue-ron utilizados como base paramaquetas de cartón que, ade-más de sermuy hermosas, envia-ban un mensaje: querían seruna casa para todos después deltsunami de Fukushima.

Toyo Ito conseguía así aplicar-se a la difícil tarea de ayudar enla emergencia sin perder la fe enla calidad de la arquitectura co-mo el lugar para un “confort” co-lectivo. Ito no apareció solo eldía de la inauguración. Estabasiempre allí, constantemente tra-bajando en el montaje, de formapersonal, vestido con una cami-seta, alejado de divismos. Una

vezmás nos conquistó. Le dimosel premio por unanimidad.

Digo que nos conquistó “unavez más” porque, mirando atrása los muchos años que hace quelo conozco, recuerdo muchosmomentos en los que ha sabidoconquistarmi admiración. Lo hi-zo explicando, magistralmente,su mediateca de Sendai en unaconferencia tan comunicativa

que llevaba a olvidar la dificul-tad del idioma japonés, que élestaba hablando. Sus proyectosson así, en ellos se intuye unaarquitectura compleja y miste-riosa, la misma por la que unopuede pasearse en el nuevo edifi-cio de la feria de Barcelona. Co-mo habitante de esta ciudad leagradezco a ese inmueble su ca-pacidad de transformar esos lu-

gares tan cansinos que son lasferias en un espacio familiar don-de te entran ganas de pararte adisfrutar. En los 20 años que ha-ce que conozco a Ito no he perdi-do nunca la fascinación por elhombre y por su arquitectura.

Fascina escucharle hablar deconceptos zen, escucharle expli-car sus primeras obras o cenarcon él pescado en el Carvallhei-ra de Barcelona. En este tiempo,su arquitectura ha ido aceptan-do nuevos retos. Pero su aspectono ha cambiado. Con 70 añosmantiene el talante, y el físico,de un treintañero de pelo oscu-ro. Parece que los años no pasanpor la obra o la persona de ToyoIto. Y en eso también sabe fasci-narnos.

Benedetta Tagliabue es arquitecta.

Harmony Korine cumplió el 4de enero 40 años. La cosa tienesu miga, porque el guionista ydirector ha trabajado siemprecon mimbres como la adoles-cencia vibrante y el peterpanis-mo salvaje. A los 19 años escri-bió Kids, el guion que LarryClark llevó a la pantalla en1995, y Nueva York, elcine juvenil y la irreve-rencia no volvieron aser lo mismo. Cuatroaños más tarde ya ha-bía debutado como di-rector conGummo y fil-mado un dogma, JulienDonkey-Boy. Korineahora es padre de fami-lia, ha acumulado mástítulos a su filmografía,aún cree en un cinesimbólico más que na-rrativo, y acaba de es-trenar Spring breakers,que sin dejar de ladosus impulsos creativos,parece pensada paraun público más gene-ral. Por de pronto en elcuarteto de chicas pro-tagonistas están SelenaGómez y Vanessa Hud-gens, procedentes delmundo Disney. Las cua-tro quieren disfrutarde unos días locos devacaciones en primave-ra, en el equivalente es-tadounidense a la se-mana blanca escolar es-pañola, pero tanta fies-ta, alcohol y drogas leslleva a congeniar conun matoncillo —un DJque se dedica más a sercamello y ladrón…—con ambiciones de es-calar en el hampa.

Para darle verosimi-litud, Korine rodó de verdad enmitad de estas hordas de vein-teañeros salidos… y con papara-zis locos por fotografiar a laschicas Disney en biquini. “Fuehorrible. Nunca tengo suficien-te tiempo, porque soy muy am-bicioso con mis proyectos. Enesta ocasión, además, la pelícu-la era distinta, tenía otras com-plejidades, que complicaron elrodaje. Me apoyé en amigos.Me quitaron tiempo encima delrodaje…”. De aquel caos, Kori-ne recuerda algunos detallesdesternillantes. Como que lamadre de Selena Gómez es másjoven que él. “No me lo podíacreer. ¡Tiene cinco años menosque yo y dice que es mi fan!Tanto Selena como Vanessamueven a su alrededor… una lo-cura. Seguidores, merchandi-sing propio… Jamás había lidia-do con algo así. Yo trabajabacon un equipo reducido, y derepente veías helicópteros depaparazis con más cámaras delas que yo disponía. Deseaba fil-mar con ritmo frenético, en mi-tad de los chicos que estabande vacaciones, absorber toda

aquella energía loca y volcarlaen pantalla”.

A Korine la idea de contaruna historia le pone nervioso ypor eso optó en Spring breakerspor una construcción musicalque superara el lenguaje cine-matográfico: “Me acaban abu-rriendo las narrativas tradicio-nales. Así queme fui a las basesde electrónica y cree una espe-cie de loop visual, microsecuen-

cias muy rápidas que se repitende vez en cuando para que lapelícula dé una sensación deconsumo de drogas”.

James Franco, que encarnaal DJ, aseguraba que Springbreakers es como un vídeo deBritney Spears —presentemusi-calmente en el filme— rodadocon el ojo de Gaspar Noé. “Esdivertido, y me siento muy re-presentado en esa frase. Noé yLeos Carax, ambos amigosmíos desde hace casi 20 años,son cercanos. No los siento co-mo influencia, sino como crea-

dores con los que compartomundos”. ¿Formarían una ge-neración a pesar de ser de con-tinentes distintos? “Sí, así megustaría que nos vieran”.

Sin embargo, Spring brea-kers no quiere retratar a unageneración. “Nunca he dadolecciones a nadie. No esperoasustar a ningún padre. Es sen-cillamente mi reinterpretaciónde una cultura, de un momen-

to. Obviamente, yo he escritoesos personajes y quiero que elespectador sienta lo que ellos,pero no deja de ser una estiliza-ción fílmica de lo que ocurre”.Con colores flúor, electrónicasalvaje y cuerpos perfectos.

El californiano degusta latostada. Tiene canas en la bar-ba recortada, está cansado alparar en Madrid en mitad de lagira europea de promoción delestreno —es la primera entre-vista de la mañana—, y en elsalón de al lado las cuatro chi-cas empiezan a montar sushow. Una de ellas es ademássu mujer y la madre de su hijo.“Me gusta rodar la adolescen-cia y su final porque es un tiem-po de cambios, en el que creesque todo es posible. Muchas co-sas colapsan en tu cabeza y vi-ves como si no hubiera un ma-ñana. Me gusta pensar que nohe cambiado mucho… buenomentalmente, ya sé que física-mente soy distinto. Tengo losmismos gustos de entonces, co-mo que el cine aún es mi motorvital. ¿Hemadurado tras ser pa-dre? Espero que no”.

Complejidad y misterio al margen del tiempo

HARMONY KORINE Director de ‘Spring breakers’

“No quiero asustar a ningúnpadre con esta película”

La película se rodóentre hordasde veinteañerosde verdad

“Me gusta plasmarla adolescencia y sufinal. Vives como sinohubieramañana”

GREGORIO BELINCHÓNMadrid

El director de cine Harmony Korine. / matt carr (getty)

BENEDETTA TAGLIABUE

El arquitecto Toyo Ito con la maqueta de uno de sus proyectos. / gorka lejarcegi

ANATXU ZABALBEASCOAMadrid

Arriba, mediatecade Sendai, suproyecto máscelebrado. A laizquierda, bocetode su diseño delparque de LaGavia que hizopara EL PAÍS./ naoása &partners inc

Su producciónen España retrataa la Administraciónpor su peor perfil

Toda su familiatrabajó fabricandomiso parahacer sopa

“Mi arquitecturanunca tendrá unestilo fijo ni yoquedaré satisfecho”

La suya es una obraen marcha,responde a contextosy se opone a la firma

Fascina escucharlehablar de conceptoszen o explicarsus primeras obras

40 vida & artes EL PAÍS, lunes 18 de marzo de 2013

cultura

O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área:

Fecha: Sección: Páginas:

296614189900037453 €1470 cm2 - 130%

18/03/2013CULTURA40,41

Page 2: Pritzker para la arquitectura mutante

El Pritzker de hace tres años aKazuyo Sejima y Ryue Nishi-zawa debió de sorprender a To-yo Ito (Seúl, 1941). Puede quegratamente. Sejima había traba-jado para él en la época másvanguardista del arquitecto ja-ponés, cuando levantó la Torrede los Vientos de Yokohama, cu-ya iluminación cambiaba con labrisa. Luego, como ella mismarespetuosamente admitió, susintereses se alejaron. Es cierto,pero también incompleto. Ito sehabía apartado de la ligereza an-terior porque, a sus 71 años, si-gue buscando. Esa búsqueda de-fine sus intereses y su obra.También le ha valido el PremioPritzker.

“He proyectado arquitecturateniendo en cuenta que esta se-rá mejor si nos libramos, aun-que sea un poco, de cualquierlimitación. Sin embargo, cuan-do termino un edificio, me doycuenta con dolor de mi propiaincapacidad. Esa incapacidadse convierte en energía paraabordar el siguiente proyecto.

Ese es mi proceso creativo y, se-guramente por eso, mi arquitec-tura nunca tendrá un estilo fijoni yo quedaré satisfecho conninguno de mis trabajos”.

Esa ha sido la reacción delarquitecto al saberse, finalmen-te, ganador del Pritzker. El re-conocimiento le llegó muchoantes. El mismo año en que Se-jima y Nishizawa recibían estegalardón, su país le concedió elPraemium Imperiale. El RIBAlondinense lo había condecora-do en 2006 y la Bienal de Vene-cia madrugó para reconocercon un León de Oro toda su

trayectoria en 2002. El pasadoverano Toyo Ito regresó a esaciudad italiana. Su propuestaHome-for-All, en el pabellón ja-ponés, no hablaba de experi-mentación tecnológica ni de in-novación material, ni siquierade formas orgánicas para mejo-rar la huella dejada por el Movi-miento Moderno. Hablaba dela gente que se había quedadosin casa en Fukushima. Tam-bién allí debía llegar la mejorarquitectura.

Ito no se conforma con ahon-dar en una investigación o per-feccionar un estilo. Por eso alamplio espectro tipológico desu obra se une un abanico for-mal que impide clasificarlo. Lasuya es una obra en marcha,una arquitectura que respondea contextos, programas y necesi-dades concretas: lo opuesto auna firma de autor. No es escla-vo de las formas ni de las tecno-logías. Y mucho menos, de supropio sello. Tal vez por eso, elarquitecto chino Yung HoChang, jurado del Pritzker, haresumido sus trabajos en unosolo: “Hace avanzar la arqui-tectura y para conseguirlo notiene miedo de soltar lo que yaha logrado”.

La versatilidad de Ito estáasí cimentada en una investiga-ción insaciable que le lleva a lavez a levantar obras que rom-pen con las jerarquías y las se-paraciones espaciales, como laMediateca de Sendai (2001); edi-ficios que emplean la piel comoornamento y estructura, comoel rascacielos para Tod’s enOmotesando en Tokio (2004);inmuebles que exprimen un pel-dañomás las posibilidades cons-tructivas del hormigón, como elTanatorio en Gifu (2006); o pe-queñas obras de arte, como elpabellón abandonado hasta suincendio y destrucción en loque debería haber sido el Par-que de Relajación de Torrevieja(Alicante).

Ese etéreo pabellón helicoi-dal de madera corona la malafortuna de los trabajos de Ito enEspaña. No es casualidad queninguno de ellos figure en la ga-lería de imágenes que acompa-ña el dossier del Premio Pritz-ker. En Logroño, sus viviendasde protección oficial no han en-contrado compradores. Y enBarcelona, sus dos torres de la

Fira, la nueva feria de mues-tras, buscaron ensamblar losedificios existentes y dotar deidentidad a un barrio emergen-te con dos iconos difíciles de ol-vidar. Es cierto que esos rasca-cielos son más llamativos queexcelentes, pero también lo esque cuando el presupuesto y el

tiempo se apuran, la arquitectu-ra solo se puede envolver conpapel de regalo: pura fachada.Eso sucedió en Barcelona. EnMadrid fue peor: el parque eco-lógico de La Gavia, en el ensan-che de Vallecas, debía aprove-char el arroyo que lleva esenombre, recuperar la antiguatopografía del lugar, reciclar elagua de lluvia en uno de suslagos y esperar a que la biodi-versidad también regresara. So-lo realizó una primera fase.Una vez inaugurado, dejó de in-teresar. Se acabó el dinero. Laplanificación fue nula. El par-

que hoy es vulgar: lo que debíaser un modelo de sostenibilidadno se sostiene ni él.

Así, aunque el nuevo Pritz-ker retrate a la Administraciónespañola por su perfil más ho-rrendo, premia sin duda a unprofesional que, todavía hoy,conmuchas más luces que som-bras, merece el galardón. En ac-tivo y activando a los más jóve-nes, Ito no solo ha demostradoser incansable a la hora de re-pensar la arquitectura: llevaunos años repensando tambiénel mundo. Nacido en la Coreaocupada por los japoneses, lle-gó a su país con dos años. Insta-lados en Nagano, su madre leencargó una casa a YoshinobuAshihara, que había trabajadocon Marcel Breuer. Con 12 añosperdió a su padre y toda su fami-lia trabajó fabricando miso pa-ra hacer sopa. De aquella fami-lia solo sobrevive su hermana.

El arquitecto, que tiene unahija de 40 años, enviudó en2010. Tal vez por eso, en 2011,decidió ceder buena parte de sulegado a un museo que lleva sunombre en la isla de Omishima.El nuevo edificio está formadopor sólidos poliedros amontona-dos, pero junto a él se levanta lareconstrucción de la viviendade aluminio que construyó parasí mismo en 1984. Su mensajecomo arquitecto está en ese diá-logo: los tiempos, las necesida-des y los contextos cambian; laarquitectura debe responder aesos cambios.

Pritzker para la arquitecturamutanteToyo Ito logra el máximo reconocimiento de su disciplina gracias a una trayectoriaal servicio de las necesidades reales y alejada del vacuo espectáculo del diseño

Celebro que el Pritzker 2013 seapara Toyo Ito. No he formadoparte del jurado, pero de haber-lo hecho, también le habría vo-tado. Lo hice en la última Bienalde Arquitectura de Venecia,cuando lo elegimos mejor comi-sario de los pabellones naciona-les. En el pabellón de Japón, Ito

hizo un impresionante montajecon troncos de árboles que,cuando estaban enteros, pare-cían atravesar el techo del pabe-llón y otras veces, cortados, fue-ron utilizados como base paramaquetas de cartón que, ade-más de sermuy hermosas, envia-ban un mensaje: querían seruna casa para todos después deltsunami de Fukushima.

Toyo Ito conseguía así aplicar-se a la difícil tarea de ayudar enla emergencia sin perder la fe enla calidad de la arquitectura co-mo el lugar para un “confort” co-lectivo. Ito no apareció solo eldía de la inauguración. Estabasiempre allí, constantemente tra-bajando en el montaje, de formapersonal, vestido con una cami-seta, alejado de divismos. Una

vezmás nos conquistó. Le dimosel premio por unanimidad.

Digo que nos conquistó “unavez más” porque, mirando atrása los muchos años que hace quelo conozco, recuerdo muchosmomentos en los que ha sabidoconquistarmi admiración. Lo hi-zo explicando, magistralmente,su mediateca de Sendai en unaconferencia tan comunicativa

que llevaba a olvidar la dificul-tad del idioma japonés, que élestaba hablando. Sus proyectosson así, en ellos se intuye unaarquitectura compleja y miste-riosa, la misma por la que unopuede pasearse en el nuevo edifi-cio de la feria de Barcelona. Co-mo habitante de esta ciudad leagradezco a ese inmueble su ca-pacidad de transformar esos lu-

gares tan cansinos que son lasferias en un espacio familiar don-de te entran ganas de pararte adisfrutar. En los 20 años que ha-ce que conozco a Ito no he perdi-do nunca la fascinación por elhombre y por su arquitectura.

Fascina escucharle hablar deconceptos zen, escucharle expli-car sus primeras obras o cenarcon él pescado en el Carvallhei-ra de Barcelona. En este tiempo,su arquitectura ha ido aceptan-do nuevos retos. Pero su aspectono ha cambiado. Con 70 añosmantiene el talante, y el físico,de un treintañero de pelo oscu-ro. Parece que los años no pasanpor la obra o la persona de ToyoIto. Y en eso también sabe fasci-narnos.

Benedetta Tagliabue es arquitecta.

Harmony Korine cumplió el 4de enero 40 años. La cosa tienesu miga, porque el guionista ydirector ha trabajado siemprecon mimbres como la adoles-cencia vibrante y el peterpanis-mo salvaje. A los 19 años escri-bió Kids, el guion que LarryClark llevó a la pantalla en1995, y Nueva York, elcine juvenil y la irreve-rencia no volvieron aser lo mismo. Cuatroaños más tarde ya ha-bía debutado como di-rector conGummo y fil-mado un dogma, JulienDonkey-Boy. Korineahora es padre de fami-lia, ha acumulado mástítulos a su filmografía,aún cree en un cinesimbólico más que na-rrativo, y acaba de es-trenar Spring breakers,que sin dejar de ladosus impulsos creativos,parece pensada paraun público más gene-ral. Por de pronto en elcuarteto de chicas pro-tagonistas están SelenaGómez y Vanessa Hud-gens, procedentes delmundo Disney. Las cua-tro quieren disfrutarde unos días locos devacaciones en primave-ra, en el equivalente es-tadounidense a la se-mana blanca escolar es-pañola, pero tanta fies-ta, alcohol y drogas leslleva a congeniar conun matoncillo —un DJque se dedica más a sercamello y ladrón…—con ambiciones de es-calar en el hampa.

Para darle verosimi-litud, Korine rodó de verdad enmitad de estas hordas de vein-teañeros salidos… y con papara-zis locos por fotografiar a laschicas Disney en biquini. “Fuehorrible. Nunca tengo suficien-te tiempo, porque soy muy am-bicioso con mis proyectos. Enesta ocasión, además, la pelícu-la era distinta, tenía otras com-plejidades, que complicaron elrodaje. Me apoyé en amigos.Me quitaron tiempo encima delrodaje…”. De aquel caos, Kori-ne recuerda algunos detallesdesternillantes. Como que lamadre de Selena Gómez es másjoven que él. “No me lo podíacreer. ¡Tiene cinco años menosque yo y dice que es mi fan!Tanto Selena como Vanessamueven a su alrededor… una lo-cura. Seguidores, merchandi-sing propio… Jamás había lidia-do con algo así. Yo trabajabacon un equipo reducido, y derepente veías helicópteros depaparazis con más cámaras delas que yo disponía. Deseaba fil-mar con ritmo frenético, en mi-tad de los chicos que estabande vacaciones, absorber toda

aquella energía loca y volcarlaen pantalla”.

A Korine la idea de contaruna historia le pone nervioso ypor eso optó en Spring breakerspor una construcción musicalque superara el lenguaje cine-matográfico: “Me acaban abu-rriendo las narrativas tradicio-nales. Así queme fui a las basesde electrónica y cree una espe-cie de loop visual, microsecuen-

cias muy rápidas que se repitende vez en cuando para que lapelícula dé una sensación deconsumo de drogas”.

James Franco, que encarnaal DJ, aseguraba que Springbreakers es como un vídeo deBritney Spears —presentemusi-calmente en el filme— rodadocon el ojo de Gaspar Noé. “Esdivertido, y me siento muy re-presentado en esa frase. Noé yLeos Carax, ambos amigosmíos desde hace casi 20 años,son cercanos. No los siento co-mo influencia, sino como crea-

dores con los que compartomundos”. ¿Formarían una ge-neración a pesar de ser de con-tinentes distintos? “Sí, así megustaría que nos vieran”.

Sin embargo, Spring brea-kers no quiere retratar a unageneración. “Nunca he dadolecciones a nadie. No esperoasustar a ningún padre. Es sen-cillamente mi reinterpretaciónde una cultura, de un momen-

to. Obviamente, yo he escritoesos personajes y quiero que elespectador sienta lo que ellos,pero no deja de ser una estiliza-ción fílmica de lo que ocurre”.Con colores flúor, electrónicasalvaje y cuerpos perfectos.

El californiano degusta latostada. Tiene canas en la bar-ba recortada, está cansado alparar en Madrid en mitad de lagira europea de promoción delestreno —es la primera entre-vista de la mañana—, y en elsalón de al lado las cuatro chi-cas empiezan a montar sushow. Una de ellas es ademássu mujer y la madre de su hijo.“Me gusta rodar la adolescen-cia y su final porque es un tiem-po de cambios, en el que creesque todo es posible. Muchas co-sas colapsan en tu cabeza y vi-ves como si no hubiera un ma-ñana. Me gusta pensar que nohe cambiado mucho… buenomentalmente, ya sé que física-mente soy distinto. Tengo losmismos gustos de entonces, co-mo que el cine aún es mi motorvital. ¿Hemadurado tras ser pa-dre? Espero que no”.

Complejidad y misterio al margen del tiempo

HARMONY KORINE Director de ‘Spring breakers’

“No quiero asustar a ningúnpadre con esta película”

La película se rodóentre hordasde veinteañerosde verdad

“Me gusta plasmarla adolescencia y sufinal. Vives como sinohubieramañana”

GREGORIO BELINCHÓNMadrid

El director de cine Harmony Korine. / matt carr (getty)

BENEDETTA TAGLIABUE

El arquitecto Toyo Ito con la maqueta de uno de sus proyectos. / gorka lejarcegi

ANATXU ZABALBEASCOAMadrid

Arriba, mediatecade Sendai, suproyecto máscelebrado. A laizquierda, bocetode su diseño delparque de LaGavia que hizopara EL PAÍS./ naoása &partners inc

Su producciónen España retrataa la Administraciónpor su peor perfil

Toda su familiatrabajó fabricandomiso parahacer sopa

“Mi arquitecturanunca tendrá unestilo fijo ni yoquedaré satisfecho”

La suya es una obraen marcha,responde a contextosy se opone a la firma

Fascina escucharlehablar de conceptoszen o explicarsus primeras obras

EL PAÍS, lunes 18 de marzo de 2013 vida & artes 41

cultura

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18/03/2013CULTURA40,41