DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE PERROS CONPROBLEMAS DE CONDUCTA

Trabajo con un perro hiperactivo: relajación efectiva

La hiperactividad es una definición muy ambigua de un trastorno de la conducta. Puede tener diferentes orígenes: tanto genéticos como aprendidos. El concepto está íntimamente relacionado con el concepto de excitabilidad. Se

manifiesta mediante una actividad psicomotriz incrementada, hipersensibilidad, reacciones excesivas a los estímulos, incluso de una intensidad mínima, así como un problema con la habituación. Los perros hiperactivos

tienen problemas para descansar y para pasar a un estado de relajación. En los perros hiperactivos pueden observarse a menudo irregularidades en la gestión del tiempo. Merece la pena

proponer al cuidador anotar el tiempo de actividad y de descanso del perro, así como prestar atención a si el perro duerme normalmente por las noches. Al crear un etograma del perro se pueden leer de él muchas irregularidades:

comportamientos de cuidado excesivo (grooming), lamerse, cogerse la cola y muchos más. La causa más frecuente de los problemas de hiperactividad en un perro es el desconocimiento de sus necesidades. Por ese motivo merece la pena crear para cada perro su "pirámide de necesidades" individual (fig. 1), basada en la

pirámide de Maslow.

Fig. 1

Preparación del programa terapéutico

No hay un antídoto universal para la hiperactividad. Sin embargo, con toda seguridad debemos eliminar en primer lugar un posible origen fisiológico. A continuación es necesario concentrarse en las causas y eliminar todos los elementos que puedan tener influencia sobre este problema y, ante todo, garantizar todas las necesidades del perro. La terapia de la hiperactividad es un proceso largo y complejo. Para enseñar al perro la habituación y el descanso es necesario seleccionar un conjunto adecuado de ejercicios y manipulaciones ambientales, creando un programa terapéutico completo adaptado a un caso concreto. Recordemos que en primer lugar es necesario garantizar al perro la posibilidad de satisfacer todas sus necesidades, lo que constituye un primer elemento clave de la terapia. He aquí algunos ejemplos de elementos del programa terapéutico:

1. Desensibilización: es una exposición gradual del perro a la acción del estímulo que desencadena una reacción. En la desensibilización es muy importante dar cada siguiente paso solo cuando el animal se encuentra totalmente cómodo en la etapa actual.

2. Contracondicionamiento: tiene como objetivo sustituir una reacción emocional desagradable ante un estímulo por una reacción agradable. La desensibilización y el contracondicionamiento son empleados normalmente de manera simultánea. Es el mejor método en la terapia del miedo, aunque también funciona en el trabajo con un perro hiperactivo para reforzar el proceso de habituación. Exponemos al perro a la acción del estímulo que provoca una reacción, después de lo cual premiamos cada intento de relajación.

3. Enriquecimientos ambientales: son el punto más importante de la terapia de perros hiperactivos, ya que la principal causa de la frustración es generalmente el aburrimiento. Gracias a una buena estimulación psicofísica podemos estabilizar fácilmente las emociones del perro y luchar contra el aburrimiento. Sin embargo, es importante elegir convenientemente los elementos enriquecedores para un perro determinado. Debemos tener en cuenta la raza de perro, su tamaño, sus posibilidades de morder, etc. Una solución ideal son los juguetes interactivos, que obligan a pensar y manipular. También es bueno renunciar a la dosis diaria de comida en el comedero, que el perro recibe normalmente, y darla en juguetes interactivos, kongs, pelotas portagolosinas, etc. También puede esparcirse la comida del perro por la hierba y en el suelo, lo que le provocará una enorme alegría, aunque este tipo de solución despierta en el perro las ganas de buscar y puede empezar a comer durante los paseos.

4. Garantizar la dosis adecuada de movimiento (carrera, paseos, tiros, deporte). Como se ha comentado antes, el movimiento es una de las necesidades básicas del perro. Su secuencia de caza es muy compleja y exigente. Por ese motivo también debemos garantizar al perro una dosis adecuada de movimiento y esfuerzo físico, recordando al mismo tiempo finalizar cada actividad relajando al perro. Es esencial soltar al perro de la correa para que pueda correr libremente. Un paseo de la correa es extraordinariamente aburrido para el perro: cualitativamente, un paseo de 30 minutos de la correa puede equipararse aproximadamente a 10–15 minutos de carrera libre. Para que el paseo de la correa sea algo atractivo se debe permitir al perro olfatear y elegir diferentes rutas para el paseo, no volviendo nunca por el mismo camino.

5. Nosework: actualmente una disciplina deportiva muy popular, procedente de la formación de perros policía, consistente en la detección de olores concretos. Es un método perfecto en el trabajo con un perro hiperactivo por varios motivos. En primer lugar, el perro, como animal macrosmático (para el cual el olfato es un sentido clave)5, utiliza principalmente este sentido para explorar. En segundo lugar, el trabajo olfativo es extraordinariamente exigente y fatigoso, gracias a lo cual utilizamos bien la inagotable energía de nuestro perro. En tercer lugar, y lo más importante, el trabajo olfativo estimula no solo físicamente, sino sobre todo psíquicamente, y también obliga a trabajar de forma rítmica y sistemática a un nivel emocional distinto.

6. Relajación del perro antes de salir: es importante no estimular al perro antes de nuestra salida. Es mejor hacer que se entretenga con otra cosa, por ejemplo, dejándole mordedores grandes. Los mordedores son muy importantes para los perros que tienen una gran necesidad de masticar.

7. Entrenamiento: es un elemento importante que enriquece el día del perro. Hay que empezar por un entrenamiento básico de obediencia, aunque se recomienda un trabajo posterior con el perro y el desarrollo de sus habilidades. La enseñanza no solo mejora la comodidad de vida del propietario, sino que es también un importante elemento terapéutico.

8. Relajación: es decir, la utilización del condicionamiento clásico para provocar una reacción fisiológica en forma de un relajamiento ante un estímulo concreto (por ejemplo, una orden, una manta, un olor, un sonido). Para realizar un entrenamiento de relajación podemos utilizar un masaje relajante, pero también añadir una orden ante cada manifestación de relajación de los músculos y recompensar este proceso. El método más sencillo es masajear lentamente al perro, repitiendo cada cierto tiempo en voz baja la orden "tranquilo" o "relájate". Para reforzar el resultado pueden emplearse espráis adaptativos, feromonas o simplemente olores con un efecto relajante, por ejemplo, lavanda6, 7.

9. Refuerzo de cada comportamiento deseado: es un elemento que el cuidador debería convertir en un hábito. En cada ocasión en la que se consiga que un perro hiperactivo se tumbe, este debería ser recompensado (a pesar de que no se le haya pedido hacerlo en ese momento). Si sigue tumbado, se le pueden lanzar nuevamente unas golosinas entre las patas. Cuando corre y es insistente debería ser ignorado. En cuanto se tumbe se merece en ese instante la atención de la persona y, por ejemplo, un masaje que profundice el estado de relajación.

10. Redireccionamiento de la frustración hacia un juguete concreto. Si el perro se frustra merece la pena redireccionar sus emociones hacia una cosa concreta. Que sea su "pelota antiestrés".

Consecuencia y perseverancia

Ing. Agata Kokocińska-Kusiak

La preparación del programa terapéutico para un perro hiperactivo no es complicada, si conocemos el origen de la hiperactividad. Es peor una situación en la que no podemos determinarlo de forma inequívoca. Los puntos más complicados de la terapia son la consecuencia y la perseverancia. Para conseguir resultados hay que realizar muchos ejercicios a lo largo del día y cumplir estrictamente las indicaciones del terapeuta. Son muy útiles los vídeos, que el cuidador puede mostrar mientras tanto al zoopsicólogo, para que este pueda introducir eventuales correcciones. Es bueno que el conductista controle todo el transcurso de la terapia. Las visitas de control son aquí imprescindibles para valorar lo acertado de la terapia. La mejor solución es marcar sucesivamente objetivos detallados, que finalmente lleven al objetivo principal. El establecimiento directo de un único objetivo puede ser desmotivador para el propietario, que no ve los resultados.Al tener marcados los diferentes puntos es más sencillo alcanzarlos y observar una mejora. En el caso de muchos perros la terapia puede durar incluso años, por eso la motivación del propietario es también un elemento muy importante. Merece también la pena señalar que la duración de la terapia depende no solo del perro, sino principalmente del cuidador y de su implicación en el trabajo con el perro.