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Ensayo que habla de la procrastinación como un factor influyente, o bien, para tener en cuenta en la vida universitaria.
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Universidad de Santiago de Chile Facultad de Humanidades Escuela de Psicología Taller de Formación Integral I
Procrastinación: El dilema del universitario al momento de enfrentar la vida académica
Nombre: Esteban Fica Pinol
Profesor: Rubén Nilo
Ayudante: Alejandra Ávalos
Fecha: 16.05.14
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Cuando nos enfrentamos a la idea y a la reflexión acerca de ser universitario, nos
cuestionamos temas como vocación, la importancia de pasar ramos, historia de la institución
elegida, instancias sociales, relaciones afectivas en la experiencia académica y un sinnúmero de
planteamientos con respecto al mismo tópico. Mientras que estos temas son relativamente
recurrentes al planteamiento inicial, otros suelen serlo menos.
A partir de las consideraciones anteriores, plantearé que pocas veces pensamos en cómo
enfrentaremos cada una de las instancias que nos exigen, realizar tareas con anticipación, o con
un grado de dificultad, que conlleven a dedicar tiempo y esfuerzo para llegar a cumplir con la
expectativas suficientes y óptimas para cada meta propia de la vida universitaria. La realización
de dichas tareas en la práctica se ven dificultadas con lo que comúnmente llamamos “el mal del
chileno”, es decir, dejar las cosas a última hora. Acerca de dicho comportamiento que
mundialmente se conoce como “procrastinación”, se han hecho distintos estudios e
investigaciones.
El tema se contempla interesante no solo al investigador y a la academia, sino también al
sujeto particular, común y corriente, que en más de una ocasión se ha visto reflejado como
espectador o protagonista. Sea cual sea el contexto, esto se vislumbra, tal vez más claramente, en
el caso del estudiante universitario, que al enfrentarse a este nuevo status debe poder lidiar con la
realización de muchas labores a diario, incluyendo muchas noches de vigilia producto de la
postergación de las labores referidas.
Este documento, tiene por objetivo explicar de qué manera afecta la procrastinación en la vida
universitaria y cómo se puede regular en dicha instancia. Como objetivo específico, se intentará
relacionar la postergación de tareas con el rendimiento académico y la calidad de sueño.
La metodología del trabajo se basa en el análisis de la propia experiencia, revisión
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bibliográfica con respecto al tema y la interpretación de enunciados para dar consistencia a los
planteamientos.
Al momento de ingresar en una universidad, cada uno tiene de antemano experiencias distintas
con respecto a las vivencias, relaciones interpersonales (y familiares), religiosas y educacionales
distintas; y que conforme a mi propia inferencia, tiene también distintas formas de enfrentar cada
desafío que le deparará la universidad, independiente la carrera que se escoja, y el enfoque
preferente de la facultad en la cual el individuo se encuentra estudiando. Pero así como hay cosas
que nos hacen enfrentar de distinta forma cada reto, también hay otras que nos unen, sobre todo
culturalmente. Una de ellas (que naturalmente se conoce) es que “el chileno deja todo a última
hora”. Esta condición se conoce como “Procrastinación”, que se entiende “como un patrón de
comportamiento que se caracteriza por aplazar voluntariamente la realización de actividades que
deben ser en un momento establecido” (Ferrai & Tice, 2007; Ferrari & Tice, 2000; Riva, 2006;
Steel, 2007; citado en Quant & Sánchez, 2012, p. 45-46).
A partir de la definición, se infiere que esto es el acto de postergación de tareas y que se hace
de manera voluntaria. Pero esto no puede limitarse a la cultura chilena, sino que es parte de una
cultura general en la humanidad. De hecho, según Ferrari et al. (1995) citado en Steel (2007) en
Quant & Sánchez (2012) la procrastinación es muy común a lo largo de la historia de la
humanidad, y antes de la revolución industrial era muy natural, pero a partir de aquel suceso, su
connotación se tomó en forma negativa. En mi opinión, el cambio desde un sistema
prácticamente a baja escala (con respecto a producción), rural y además propio, fue reemplazado
por el trabajo en serie y la transformación a máquina de muchas tareas. Esto hacía que todo se
volviera no sólo más riguroso, sino que también más exigente, situación que se acarrea hasta
nuestros días.
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A partir de lo anterior, no es difícil presentar el argumento de por qué se da este hecho en la
sociedad actual, y obviamente en la educación superior; pero la causa no se encuentra en este
argumento, sino en la relación de una serie de factores que intervienen en el comportamiento
propio del universitario en sus respectivas disciplinas. Otros factores que pueden intervenir son
que las personas optan por realizar actividades que tengan consecuencias positivas a corto plazo
en vez de aquellas que pueden tomar su tiempo (Riva, 2006, en Quant & Sánchez, 2012);
también, según Williams et al. (2008) citado en Quant & Sánchez (2012), el sujeto que
procrastina no tiene la habilidad o capacidad para desarrollar dicha tarea, por lo tanto tiene mayor
probabilidad de posponerla, formando una estrategia que hace disminuir la ansiedad, y
simplemente se justifica a sí mismo por falta de tiempo y de esta forma omitie la verdadera razón
del conflicto.
Según Spada et al. (2006) en Quant & Sánchez (2012) se pueden clasificar dos tipos de
procrastinadores: unos son aquellos que empiezan la tarea, para luego postergarla presentando un
patrón evitativo y otros son los que más bien postergan la toma de decisiones, en relación al
miedo al fracaso. Y una de las variables más interesantes, el resultado favorable producto de una
experiencia previa de postergación de un trabajo lleva a repetir la acción, declara que trabaja
mejor presión (Rajani, 2003, p.137; en Quant & Sánchez, 2012).
Cada una de estas variables presentadas puede influir en la constante postergación del trabajo,
en forma de justificación producto de la experiencia y las maneras de aprendizajes propias que
tienen los sujetos. En este aspecto, cada variable involucra un afecto de responsabilidad (lejana o
cercana), con respecto a la realización del trabajo. Es así como encontramos a miles de jóvenes
que vigilan noches enteras, para cumplir con la tarea interpuesta tiempo antes; es por esto que el
sueño influye de manera constante en el comportamiento y preparación óptimo para la realización
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de cada desafío, y es cuando entra en juego el conflicto entre lo que “quiero” (Bienestar) y
“debo” hacer (Responsabilidad), (Senécal y Guay,2000; citado en Quant & Sánchez, 2012).
A pesar de que el sentido de bienestar es más bien subjetivo, también existe uno de más alto
grado que es el de poder rendir bien conmigo mismo y para con lo demás (en mi opinión).
Miró et al. (2005), dice que el sueño cumple un gran factor en el bienestar de la persona y en
su propia salud, y no por algo pasamos durmiendo aproximado un tercio de nuestra existencia.
Por ejemplo, en el experimento de Duncan et al. (1995) citados en Miró et al. (2005) concluyeron
que 490 universitarios que dormían entre 7-8 hrs. tenían mejor salud mental. El autor tambien
relata el experimento de Pilcher et al. (1997), que hicieron a través de dos estudios a estudiantes
en diferentes épocas del semestre (uno en época de pruebas y otro en un período de mayor
tranquilidad), donde concluyeron que los sujetos con peor calidad de sueño tenían mayores
niveles de somnolencia. Todos estos experimentos muestran cómo la capacidad mínima de
dormir se hace fundamental para lograr una mejor calidad de vida, situación que es privada por la
constante postergación que tenemos (me incluyo), en la realización de trabajos u tareas con
anticipación.
Todo esto, puede ser evitado al tratar de organizar y planificar nuestro quehacer diario con
anterioridad, no por nada Mario Benedetti (2009) escribió, “Mi táctica es mirarte aprender como
sos quererte como sos […] Mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué
pretexto por fin me necesites”. Aquí el poeta compara el acto de conquista con un “juego” de
estrategias, destrezas y anticipaciones (casi como una analogía con una partida de ajedrez);
asimismo, la realización de una tarea conlleva a formalizar un anticipo para llegar a la ejecución
de la tarea asignada.
Se define planificación como “el proceso de establecer objetivos y escoger el medio más
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apropiado para el logro de los mismos antes de emprender la acción” (Goodstein, 1998 citado en
Ablan, s.f.). A partir de la definición observamos que planificar es todo lo contrario a la
procrastinación (que es postergar). Por lo tanto, organizar es todo un desafío para quien nunca se
lo ha propuesto, ya que cuestiona directamente el procedimiento de realización de las cosas, y
conlleva al sujeto a una decisión propia de lo que quiere y debe realizar personalmente. Al
momento de elaborar una proyección, es necesario, conforme a la definición. establecer objetivos
y metas, ya que al instaurarlas podemos formar el camino que nos dirige a ella y darnos cuenta de
las alternativas más convenientes para dicha ejecución, antes de que empiece a realizarse o bien
antes de que el plazo este próximo a vencer.
Las formas de evitar la procrastinación o enfrentarla, son propias de cada estudiante, ya que el
mismo debe darse cuenta de su condición; y conforme a su propio concepto de bienestar, él podrá
realizar su propia planificación, ya que es el individuo, y no otro, el que puede percibir sus
propios mecanismos de realización en su día a día.
Para resumir, la procrastinación se manifiesta en la vida universitaria y tiene una serie de
repercusiones desde la realización del trabajo más simple a la aplicación más compleja, en cada
desafío desencadenado por la exigencia de la educación superior.
Si bien la postergación puede considerarse como un antecedente universal o más bien cultural,
son distintas las variables que intervienen al aplazar las tareas. Y estas hacen que la decisión entre
lo que se debe y lo que se quiere hacer puede influir en el cumplimiento o no de las tareas que se
realizan a diario en la vida académica; es así como el factor responsabilidad lleva a hacer las
cosas a última hora, haciendo que el estudiante se abstenga de muchas horas de dormir,
provocando desbalances a nivel físico y mental, lo cual interfiere en la calidad de vida del
estudiante.
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Soluciones hay variadas, una de ellas es la planificación que se contrapone conceptualmente
con la procrastinación, y que implica planear los medios para lograr los distintos objetivos, a fin
de cumplir con todo el quehacer universitario. Si bien la decisión se contempla personal, la
manera de planificar se hace oportuna si queremos que la calidad de vida sea mejor, y nuestra
estancia universitaria sea ordenada y trabajada en vistas al mundo laboral. Por algo la frase del
Conde de Chesterfield repercute hasta nuestros días, “No dejes para mañana, lo que puedes hacer
hoy”(s,f.).
Referencias
Quant, D. & Sánchez, A. (2012). Procrastinación, Procrastinación Académica: Conceptos e
Implicaciones. Revista Vanguardia Psicológica, 3(1), 45-59.
Miró, E., Cano-Lozano, M. & Buela-Casal, G. (2005). Sueño y Calidad de Vida. Revista
Colombiana de Psicología, 14, 11-27.
Ablan, N. (s,f.). Asignatura: Presupuestos. Recuperado de
http://webdelprofesor.ula.ve/economia/nablan/laminas/presupuesto_1.pdf
Benedetti, M. (s,f.) El amor, las mujeres y la vida: Táctica y Estrategia. [En línea]. Editorial
Sudamericana. Recuperado el 14 de Mayo de 2014, de
http://biblioteca.mygeocom.com/wp-content/uploads/filebase/B/Benedetti%20Mario/
Benedetti,%20Mario%20-%20El%20amor,%20las%20mujeres%20y%20la%20vida.pdf