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Capítulo 9 PRODUCCION CERAMICA DEL HORIZONTE MEDIO TEMPRANO EN MAYMI, VALLE DE PISCO, PERU* Martha Anders ' Víctor Chang b Luis Tokuda b Sonia Quiroz b Izumi Shimada c INTRODUCCION En 1983 durante su prospec.ión en la margen norte del valle bajo de Pisco en la costa sur del Perú, Ann Peters descubrió el sitio de Maymi (fig. 1), cerca del impresionante sitio de Chongos del Horizonte Temprano. Ella describió a su colega Martha Anders unos tiestos interesantes encontrados allí, la cual reconoció a su vez la importancia del sitio e ini- ció el Proyecto Arqueológico de Maymi en 1987 con la asistencia de la arqueóloga peruana Susana Arce. Los resultados de su primera campaña (1987-19SS; Anders 19S8) excedieron largamente las expectativas, demostrando que: (1) el sitio de Maymi tuvo una larga e inin- terrumpida ocupación desde el Horizonte Temprano hasta el Período Intermedio Tardío, pero con su principal ocupación durante el Horizonte Medio épocas 1 y 2 (aproximada- mente 550-700 d.C); (2) los restos culturales similares en estilo al Wari temprano (Robles Moqo, Pacheco, Chakipampa) y al Nasca tardío (Nasca 9 y Viñaque) fueron contemporá- neos, presentándose conjuntamente en estructuras construidas con adobes y quincha; y (3) durante el Horizonte Medio, el sitio fue un centro importante de manufactura así como de ofrendas ceremoniales de cerámica de élite (fig. 2), caracterizada por un conjunto de for- mas, técnicas decorativas y estilos distintivos'. La última inferencia, siendo la más pertinen- te para la presentación de este artículo, se basó en un notable número y variedad de herra- mientas para hacer cerámica, halladas en una gran área de basural con una fuerte con- centración de tiestos Wari temprano en la mitad occidental del sitio. Para fecharlo, Maymi Traducción del ingés por Adriana Maguiña Ugarte. El manuscrito original de este artículo, en español, fue escrito a solicitud de Izumi Shimada por V. Chang, quien colaboró con Martha Anders antes de su muerte en 1990. A l re- dactarlo fue asistido por L. Tokuda y S. Quiroz. Ese manuscrito fue traducido al inglés por Adriana Maguiña, y posteriormente re-escrito por Izumi Shimada. Esta decisión fue tomada en función a colaborar en su elaboración y clarificación, mientras que las interpretaciones no han sido modificadas. Departamento de Arqueología. Universidad de Calgary, Canadá. Museo de la Nación, Lima, Perú. Museo Peabody, Universidad de Harvard, EE.UU. Los interesados en las conclusiones preliminares pueden consultar a Anders 198S y 1990, para más detalles. 249

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Capítulo 9

P R O D U C C I O N C E R A M I C A D E L H O R I Z O N T E M E D I O T E M P R A N O E N M A Y M I , V A L L E D E P I S C O , P E R U *

Martha Anders ' Víctor Chang b

Luis Tokuda b

Sonia Quiroz b

Izumi Shimada c

I N T R O D U C C I O N

En 1983 durante su prospec.ión en la margen norte del valle bajo de Pisco en la costa sur del Perú, A n n Peters descubrió el sitio de Maymi (fig. 1), cerca del impresionante sitio de Chongos del Horizonte Temprano. Ella describió a su colega Martha Anders unos tiestos interesantes encontrados allí, la cual reconoció a su vez la importancia del sitio e in i ­ció el Proyecto Arqueológico de Maymi en 1987 con la asistencia de la arqueóloga peruana Susana Arce. Los resultados de su primera campaña (1987-19SS; Anders 19S8) excedieron largamente las expectativas, demostrando que: (1) el sitio de Maymi tuvo una larga e inin­terrumpida ocupación desde el Horizonte Temprano hasta el Período Intermedio Tardío, pero con su principal ocupación durante el Horizonte Medio épocas 1 y 2 (aproximada­mente 550-700 d . C ) ; (2) los restos culturales similares en estilo al Wari temprano (Robles Moqo, Pacheco, Chakipampa) y al Nasca tardío (Nasca 9 y Viñaque) fueron contemporá­neos, presentándose conjuntamente en estructuras construidas con adobes y quincha; y (3) durante el Horizonte Medio, el sitio fue un centro importante de manufactura así como de ofrendas ceremoniales de cerámica de élite (fig. 2), caracterizada por un conjunto de for­mas, técnicas decorativas y estilos distintivos'. La última inferencia, siendo la más pertinen­te para la presentación de este artículo, se basó en un notable número y variedad de herra­mientas para hacer cerámica, halladas en una gran área de basural con una fuerte con­centración de tiestos Wari temprano en la mitad occidental del sitio. Para fecharlo, Maymi

Traducción del ingés por Adriana Maguiña Ugarte. E l manuscrito original de este artículo, en español, fue escrito a solicitud de Izumi Shimada por V . Chang, quien colaboró con Martha Anders antes de su muerte en 1990. A l re­dactarlo fue asistido por L . Tokuda y S. Q u i r o z . Ese manuscrito fue traducido al inglés por Adriana Maguiña, y posteriormente re-escrito por Izumi Shimada. Esta decisión fue tomada en función a colaborar en su elaboración y clarificación, mientras que las interpretaciones no han sido modificadas. Departamento de Arqueología. Universidad de Calgary, Canadá. Museo de la Nación, Lima, Perú. Museo Peabody, Universidad de Harvard, E E . U U . Los interesados en las conclusiones preliminares pueden consultar a Anders 198S y 1990, para más detalles.

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es el único taller cerámico del Horizonte Medio documentado en la costa sur, surgiendo la posibi­lidad de que la cerámica «sacrificada» en otros si­tios de ofrenda contemporáneos de la misma zona hayan sido producidos en Maymi.

Entre otras metas, la segunda campaña de campo (1989-1990; Anders 1990) procuró locali­zar y excavar totalmente los talleres cerámicos y los hornos asociados inferidos, para definir la or­ganización de la producción cerámica. Para com­plementar este trabajo de campo, Víctor Chang, ceramista y especialista en conservación cerámica, se unió al proyecto de M a y m i para iniciar un es­tudio de los materiales y rasgos excavados para eventualmente reconstruir la tecnología y el pro­ceso de la producción de cerámica. Simultánea­mente, Melba Frías Liau M i n g llevó a cabo una prospección geológico-geográfica del sitio y sus alrededores para determinar si su localización te­nía las condiciones básicas para el establecimiento de un taller cerámico, enfocando parti­cularmente las fuentes y naturaleza de la arcilla, temperantes y pigmentos. El descubri­miento de lo que parece haber sido un complejo integrado de al menos dos hornos y un ta­ller, además de la excelente preservación de los implementos, «desechos de manufactura" e ingredientes básicos de la producción de cerámica en su contexto primario, ofreció la opor­tunidad sin precedentes para orientarse hacia varias tareas y temas tales como la capacidad productiva, el nivel tecnológico y la organización de la producción, incluyendo la división y especialización del trabajo.

Estudios «interiores sobre cerámica prehispánica han enfatizado los aspectos morfológico, estético y / o funcional sin la debida consideración a la tecnología relacionada. Aunque Larco Hoyle (1941), en su estudio de la cerámica Cupisnique, y Tello (1938) sobre la cerámica Mochica (Moche), ofrecieron algunas observaciones pertinentes respecto a la tecnología de producción cerámica, en general, los estudios tecnológicos de la cerámica prehispánica son raros. La documentación histórica sobre este punto es mínima y nos ve­mos forzados a confiar a menudo en estudios etnoarqueológicos sumarios de los ceramistas modernos en las diversas regiones del Perú como guías interpretativas (p.e., Camino 1982, 1984, 1990; Chávez 1987; Hagstrum 1989; Morales 1981; Quiros 1981; Ravines 1964, 1989; Sabogal 19S2).

Este artículo resume algunos de los mayores hallazgos de nuestro estudio de la p r o d u c c i ó n cerámica en M a y m i hasta la fecha. Só lo una porc ión de los materiales excavados han sido estudiados a profundidad. Está organizado de acuerdo a una serie de tópicos relacionados: (1) una breve descripción del taller -particularmente su disposición y su función compartida con la residencia del ceramista; (2) la reconstrucción tentativa del proceso de producción cerámica en Maymi -desde la preparación de la pasta y los moldes hasta la formación de la vasija por anillado o moldeado, la decoración y la cocción; (3) un

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Figura 1. Milpa de ubicación del sitio de Maymi en el valle medio de Pisco, en la costa central del Perú.

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caso de estudio de la tecnología cerámica de M a y m i de una vasija efigie de felino; y (4) la consideración de la especialización del trabajo y la capacidad product iva del taller de M a y m i . Como la excavación del taller aún no ha sido terminada, la primera sección debe ser vista como descriptiva y preliminar.

, TALLER CERAMICO

Ciertas condiciones medioambientales y socioeconómicas básicas deben estar presentes para el establecimiento de un taller cerámico para facilitar la producción y la dis­tribución de los productos. En el caso de Maymi, aún no podemos adscribirle las dimensio­nes socioeconómicas, pero podemos hacer algunas observaciones relevantes en relación a los recursos naturales. La arcilla, la arena eólica y limo de río para temperante, la madera y cola de caballo para combustible, y el agua, así como las cañas y otras plantas usadas como herramientas están todas presentes cerca a los límites del sitio, el cual está situado a 13 kms. de la costa y a 130 m.s.n.m. en una terraza del antiguo rio. Además, también se re­unió un rango de herramientas a partir de tiestos rotos o desbastadores disponibles fácil­mente en el sitio. En la zona se puede encontrar óxidos de hierro, como pigmento rojo para preparar el engobe. De otro lado, los pigmentos como caolín (blanco a crema) y manganeso (negro), fueron adquiridos a través de intercambio o comercio, ya que a la fecha no se ha registrado ninguna fuente (cantera) le :al.

Generalmente, los ceramistas requieren un área con ventilación adecuada, dre-n.ije e iluminación, pero al mismo tiempo resguardada del sol y vientos fuertes que sequen demasiado rápido la arcilla y las vasijas precocidas, ocasionando fisuras e introduciendo polvo y arena que interfieren con las tareas de pulido y pintado. La excavación del taller de Mnymi reveló que estuvo realmente localizado en un área seca, bien drenada y ventilada.

Desechados en el basural, se halló un considerable número y rango de imple­mentos y materiales para hacer cerámica: masas de arcilla trabajada, fragmentos de vasijas di 1 ¡itrilla no cocidas (algunos ya pintados), platos de alfarero, moldes, pulidores-adelgaza-dnri's do mate y de fragmentería, raspadores de tusa de maíz y de caña, pequeños trapos para el restregado (impregandos de arci l la) , pinceles de grosor variado algunos con pigmento rojo aún adherido a las cerdas, delineadores de caña con pintura roja y una fuer-

" '-'ntración de vasijas rotas con evidencias de una sobrecocción o mala cocción. A u n -I | H I ' i",ta lista es impresionante, debe mencionarse que todos los implementos fueron en-• unir,idus junto a una variedad de restos vegetales, algunos de los cuales parecen haber nrrvi i lu como combustible para los hornos; así como de comida y otros desechos habitacio-i i i i l r i , '.ugiriendo que la manufactura de cerámica tuvo lugar cerca a áreas habitacionales, o , i l.i inversa la misma área sirvió tanto para las funciones de residencia y de hacer cerámica. I . i l u . n dependiente del t iempo ha sido documentado entre ceramistas modernos de • 11 • 11 > 11.i (Camino 1982) y Mórrope (Shimada en este volumen), en la costa norte. Por ejem­

plo, ( .imino observa:

«[las viviendas] están generalmente construidas de palos y cañas con revestimiento de barro o torta de barro, el piso es de tierra apisonada, el techo es también de maderas y ramas ... N o tiene ventanas y consta de

La producción cerámica en Maymi

una o dos habitaciones, estas sirven como taller y dormitorio ... N o u t i l i ­zan casi muebles, sino la cama en la mayoría de los casos metal: fierro y simplemente petates para dormir , una mesa con dos bancas para tomar alimentos y recibir a los visitantes» (Camino 1982: 23).

Las construcciones de los talleres-vivienda de los ceramistas modernos de Mórrope y Simbilá son totalmente similares al del taller de M a y m i , que era de quincha simple y adobe. Como se verá luego, el tipo de hornos utilizados y su proximidad a los presuntos talleres-residencia documentados en M a y m i , se relacionan estrechamente a lo que encontramos en Mórrope y Simbilá. Así, inferimos que el uso y disposición del taller de M a y m i puede no haber diferido demasiado de aquellas situaciones documentadas etno­gráficamente en la costa norte.

T E N T A T I V A R E C O N S T R U C C I O N D E L PROCEDO D E P R O D U C C I O N E N MAYMI

A través del análisis de fragmentos diagnósticos de 16 formas se documentó dos técnicas para la formación de las vasijas: moldeado y anillado-modelado. Estas formas in­cluyen, por ejemplo, cántaros cara gollete, ánforas cara gollete, vasos tipo kero, platos hon­dos con base trípode, platos hondos con mango y vasos efigie. Estas técnicas pueden haber sido usadas tanto individualmente como combinadas. La iconografía y las formas de la ce­rámica entera y fragmentada excavadas, junto con los tipos y el rango de herramientas re­cuperadas, indican que la mayoría, sino todas las vasijas producidas en el taller de Maymi, tuvieron carácter ceremonial.

Pasta

Unos cuantos fragmentos de anillos de arcilla y de raspaduras del alisado y la formación de loe cuerpos de la vasija hallados en los deshechos del taller nos permitió des­cribir la pastas usadas para la fabricación de cerámica en M a y m i . Como temperante se añadió una gran proporción (cerca del 30%) de inclusiones de arena eólica de grano medio y fino. Por esto se les considera como «pastas abiertas», es decir, son lo suficientemente po­rosas como para permitir la rápida evaporación del exceso de agua en las pastas y ser resis­tentes a los cambios abruptos de temperatura durante la cocción.

Implementos

Aquí presentamos la lista de las herramientas del ceramista que han sido am­pliamente estudiadas así como sus supuestas funciones:

a) Bruñidor grande unifacial con residuos de engobe rojo (de roca ígnea negra, aproxima­damente 650 grs., 8 x 9 cms.; fig. 3).

b) Bruñidor mediano bifacial con residuos de engobe rojo (de roca ígnea negra, aprox. 300 grs., 7 x 7 cms.; f ig. 3).

c) Bruñidor de doble punta (de roca ígnea gris verdoso, aprox. 11.5 grs., 5 x 1 cms.; fig. 3).

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d) Alisadores hechos de fragmentos de mates. Aproximadamente de 2 a 3 cms. por 6 cms. de largo.

e) Desbastadores para adelgazar las paredes desde la superficie interna, hechos de frag-mentería cerámica reutilizada, de 4 a 5 cms. por 6 a S cms. (fig. 4).

f) Estacas de madera dura, de hasta 26 cms. de largo. g) Desbastadores de caña usados como raspadores o cepillos para la superficie exterior

(fig?. 5 y 6). h) Tusas de maíz y trapos de algodón para alisar y restregar respectivamente (fig. 7). i) Platos de alfareros grandes y pequeños, especialmente manufacturados a partir de

grandes fragmentos cóncavos (de 20 a 22 cms. de diámetro y 8 a 16 m m . de grosor los grandes; los pequeños miden 10 a 11 cms. de diámetro y 8 m m . de espesor). Algunos fragmentos fueron usados como base para introducir la cerámica al horno (fig. 8).

j) Pinceles de diferentes tamaños hechos de cabellos humanos o de bambú deshilacliado (fig- 9).

k) Delineadores para diseñar las ^ ^ M g M B ^ a B ^ M l M ^ M ^ líneas de las representaciones pictóricas (fig. 9).

Debe recordarse que la lista anterior es parcial ya que existe aún una gran cantidad de materia­les excavados para ser estudiados.

Moldes

Comúnmente se usó mol­des verticales de dos piezas (es de­cir, de dos caras), así como de una pieza (una cara) para formar vasijas de tamaño pequeño y mediano. El de una pieza fue uti l izado para las formas simples tales como tazones y tazas, y los de dos piezas para vasi­jas complejas y asimétricas como los cántaros. Moldes de presión peque­ños también fueron empleados para añadir detalles (p.e., caras humanas sobre los cuellos de los cántaros; fig. 10), volumen y lograr formas com­plejas que pudieron no ser fácilmen­te obtenidas por otros moldes.

Modelado

El modelado es una de las técnicas de formación de vasijas más antigua y continúa siendo practica-

Figura 3. Ejemplos de bruñidores unifaciales tamaño gran­de y mediano (izquierda y centro respectivamente) y de bruñidor bifacial.

Figura 4. Ejemplos de desbastadores de las paredes interio­res, hechos de tiestos reutilizados.

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La producción cerámica en Maymi

Figura 5. Ljempíos de segmentos de caña usados como preservadas. Dibujado por Luis Tokuda. desbastadores de superficies extemas.

da en todos los Andes, incluyendo la Amazonia (Fray Fernando Pallares y Fray Vicente Calvo 19S9). El etnólogo y estudioso de la historia natural, el italiano del siglo XLX Antonio Raimondi describió la confección de la cerámica por los indios Conibo, de la provincia de Maynas de la región de Ucayali en la Amazonia peruana;

«... estas ollas se hacen del mismo modo en toda la provincia de May­nas, esto es en torno poniendo muchas tiras cilindricas de arcilla, unas sobre otras y uniéndolas por medio de un palito o una concha hasta lle­gar a la boca de la olla» (1989: 185).

.Vuestro estudio sobre la cerámica de Maymi revela que en gran parte se usó el mismo procedimiento en la formación de varias de las vasijas (fig. l i ) . Una diferencia im­portante es que la base de arcilla en la que los anillos son colocados descansa sobre un pla­to de alfarero o tilla (figs. 8 y 11) :. El plato de alfarero, el cual es ampliamente usado en las comunidades de ceramistas en la sierra central y sur del Perú, varía en tamaño de acuerdo a las vasijas a ser formadas (ver Cárdenas en este volumen). Los platos modernos tienen tí­picamente una superficie de trabajo ligeramente cóncava y la base convexa. Son colocados directamente en el piso o en una piedra plana3, para ser rotados por las manos o los pies.

Las tillas encontradas en Maymi (fig. 7) tienen típicamente u n diámetro de cerca de 22 cms. y varían de forma en relación a aquellas de superficie superior ligeramente cón­cava y bases casi planas hacia un cóncavo-convexo más pronunciado. Varias de las tillas f u e r o n hechas en m o l d e , mientras que otras fueron adaptadas a p a r t i r de tiestos reutilizados. Los fragmentos de grandes vasijas decoradas fueron redondeadas por percu­sión y los bordes suavizados por desgaste [abrasión] (fig. 8). Las tillas de tiestos pueden

; Esie i m p l e m e n t o es l l a m a d o t ü k en Santo D o m i n g o de los Ol leros ( Q u i r o s 1981), callana e n H u a r o c h í n ( i b i d ) y m m n i p n r h a r a en Huancavelica (Ravines 1989).

3 Esta piedra es l lamada subernnqo en Santo D o m i n g o de los Olleros (Quiros 19S1).

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Anders et al.

haber sido útiles para ocasiones en que se necesitó u n incremento en la producción, ya que la tilla no puede ser separada de la vasija hasta que ésta esté en la fase cuero. En otras palabras, el número de t i ­llas nos deja entrever la product iv idad del taller.

La técnica del modelado para la formación de la vasija practicada en Maymi , no requirió muchas herramientas elaboradas. El ceramista trabajó en el piso usando un cierto número de ellas, las cua­les incluyeron: bruñidores, pulido­res-alisadores de diversos tamaños, desbastadores y trapos, junto con la tilla descrita anteriormente (fig. 11). Aunque el modelado propia­mente dicho puede haber sido rea­lizado sólo por adultos, la prepara­ción de los anillos puede haber i n ­c luido a niños. Esta inferencia se basa en el descubrimiento dentro de los desechos del taller, de u n pedazo de anillo de arcilla con las improntas de los dedos de un n i ­ño. Como se ha visto en las comu­nidades de ceramistas documenta­das etnográficamente, los alfareros en general son totalmenie cuidado­sos de no malgastar sus materiales. De hecho, en las excavaciones sólo se ha encontrado descartado un úni­co fragmento de anillo bien forma­do.

elaboración de la matriz de molde

Los moldes son uno de los tipos de herramientas en la manu­factura de cerámica. N o estamos seguros de quién hizo los moldes descritos anteriormente o dónde fueron hechos. Hoy en día, las ma­trices de los moldes son usualmen-te preparados por los miembros más especializados de la comuni-

Figura 7. Trapos de algodón y tusa de maíz usados para alisar y frotar las superficies de las vasijas.

Figura S. Fragmentos de grandes platos de alfarero adapta­dos a partir de tiestos reutilizados

Figura 9. Un pincel delgado (centro) y delineadores (arri­ba) recuperados en las excavaciones. Las dos piezas de abajo tienen mangos de caña.

La producción cerámica en Maymi

dad; de hecho, varias de tales comunidades, particularmente aquellas que producen cerá­mica de alta calidad, optan por contratar especialistas de fuera para esa tarea. A continua­ción presentamos una descripción sumaria de la secuencia de las tareas relacionadas a la elaboración de matrices, en base a la observación etnográfica hecha en Santo Domingo de los Olleros, cerca a Huarochirí:

1. El original de la vasija es cuidadosamente hecho por modelado, tomando en cuenta la contracción esperada a través de la cocción y asegurándose que la superficie está libre de cualquier irregularidad indeseable.

2. El modelado or iginal es quemado reduciéndolo, pero manteniéndolo intencionalmente algo más grande que las copias a hacerse.

3. Los moldes son preparados cu­b r i e n d o el o r i g i n a l quemado con placas de arcilla ligeramente grue­sas y húmedas.

4. Los moldes resultantes son quema­dos.

5. Los moldes acabados están ahora listos para usarse en el proceso de producción.

6. Las copias del modelado o r i g i n a l son producidas con los moldes.

Figura 11. Reconstrucción de! modelado con anillos para hacer un tazón. Nótese la variedad de herra­mientas para las modificaciones de superficie.

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A n d e r s e t a l .

Formación de la vasija usando moldes

En esta técnica, la pasta es amasada para lograr una placa delgad: sobre una su­perficie de trabajo, como una pieza de cuero sin curtir, que ha sido espolvoreada con arcilla pulverizada. Estas placas son colocadas en la superficie interior de los moldes y presiona­das de manera uniforme para asegurarse de que copian la forma y los diseños de los mol­des. Cualquier exceso de arcilla en los bordes del molde es retirado con un «raspador».

Luego, la superficie de la placa (el interior de la vasija en formación) es alisada con u n mate o un desbastador de cerámica (fig. 4}4. Cuando ambas mitades están prepara­das, pueden ser ya ensambladas. Las costuras del molde interior así formado son selladas con u n delgado anillo de arcilla, seguido del alisado. Las mitades unidas del molde «per­manecen» así por un día aproximadamente, tiempo durante el cual gradualmente la arcilla se seca y se contrae lo suficiente para separar las vasijas formadas de los moldes. Para va­rias (.:_' Í..J vasijas complejas, partes tales como las asas son añadidas en este momento. De­pendiendo del acabado deseado de las vasijas y de la calidad de los moldes, los exteriores pueden ser pulidos en esta etapa usando bruñidores de piedra. Este paso requiere bastante paciencia y tiempo.

Decoración

La decoración se da comúnmente mediante el uso de engobes de color rojo, rojo oscuro, crema, siena claro, blanco, negro y / o marrón. Las grandes vasijas son decoradas sólo en el exterior, y a menudo tienen apliques de pequeñas piezas de arcilla modeladas y pintadas, para representar las diferentes partes de su iconografía (creando de manera efec­tiva diseños en alto relieve; fig. 12).

Usualmente la pr imera capa de engobe aplicada en las vasi­jas es de color rojo o rojo anaranja­do (derivado del rojo ocre), la cual cubre gran parte de la superficie de las mismas*. En las vasijas abiertas tales como las tazas, este engobe es aplicado tanto en la superficie inte­r ior como en la exterior, mientras cue en las vasijas cerradas el engo­be se limita al exterior.

Luego, cuando la vasija está en la fase «cuero», para pulirla se usa aparentemente una pieza d u r a de mate con una superficie

1 Este es d e n o m i n a d o hu. iychuco en Santo Domingo de los Olleros (Quinos 19S1) o rocona en Tanca (Camino 19S4). 5 Este t i p o de engobe es l lamado almagre o barniz entre los ceramistas m o d e r n o s de Piura ( C a m i n o 1982), r m i q u i en

Huánuco (Morales 1981) y p intura de olla en Huancabamba (Sabogal 19S1).

F i g u r a 12. U n f r a g m e n t o d e u r n a c e r e m o n i a ! p o l í c r o m a , m o s t r a n d o c ó m o se u s a r o n las p e q u e ñ a s p i e z a s d e a r c i l l a m o d e l a d a p a r a l o g r a r las r e p r e s e n t a c i o n e s e n a l t o r e l i e v e d e d i f e r e n t e s p a r t e s d e la i c o n o g r a f í a .

25S

1

L a p r o d u c c i ó n c e r á m i c a e n M a y m i

lustrosa. Los diseños son pintados sobre esta base de color rojizo pul ido, con otros colores diferentes de acuerdo a lo que dicta la iconografía dada. Parece que los motivos decorati­vos son pintados con la ayuda de ciertos patrones establecidos (p.e., plantillas o vasijas pin­tadas), ya que dos piezas del mismo tamaño y forma pueden presentar diseños totalmente similares. El paso final es delinear los diseños con negro (derivado del óxido de mangane­so), usando los pinceles finos o los delineadores.

La recuperación de los pinceles, alrededor de una docena, fue una grata sorpre­sa. Su buena preservación y la variación de tamaño (fig. 9) nos permitió diferenciar sus funciones decorativas. Correlacionándolos con los pinceles de los artistas modernos, los diámetros van desde el N° 1 (cerca de 1 mm. de diámetro en la base) hasta el N° 10 (cerca de 5 a 10 mm.) . Inferimos que aquellos con punta redondeada fueron usados para pintar o cubrir áreas relativamente grandes, mientras que los más angostos y puntiagudos sirvieron para delinear (hacer líneas) los contornos de los diseños.

Los pinceles fueron hechos con cabellos humanos en capas sucesivas de mecho­nes, colocados en mangos de caña delgada (caña brava) y atados a los mismos con hilos re­torcidos de algodón. La elaboración de estos pinceles les aseguró una larga vida de uso; cuando el pincel estuviera gastado, sería fácilmente desarmado y los 5 cms. de cabello extra que cubrían parte del mango pudieron ser llevados a la punta.

Los pinceles planos fueron hechos exclusivamente de estrechas fibras de caña. Aunque inicialmente tiesas, las puntas podían ser fácilmente acondicionadas por flexión o golpes repetidos hasta lograr la consistencia de cerdas suaves. Estos pinceles fueron tam­bién amarrados con hilos de algodón de manera semejante a los pinceles descritos anterior­mente.

Los pinceles de Maymi son similares en su función y construcción al conjunto bien preservado de pinceles prehispánicos hallados en asociación a los murales polícromos en el Templo de Pachacamac en la desembocadura del valle Lurín, al norte de M a y m i (Muelle y Wells 1939). Ambos tipos fueron hechos de cabello humano y mangos de caña. Una diferencia entre los ejemplos de Maymi y Pachacamac es que éstos últimos son atados con fibras de totora retorcida combinadas con lana de llama'. No podemos aún desechar el posible uso de lana de camélido en los pinceles para decorar la cerámica de Maymi.

Los delineadores de caña fueron usados para dibujar finas líneas negras en los bordes de los diseños pintados y para añadir detalles tales como bigotes o dientes (fig. 9). Ofrecen u n mayor control que los pinceles de cabello al dibujar largas líneas con precisión. Durante el transcurso de las excavaciones estos implementos fueron inicialmente cataloga­dos como segmentos de caña con pintura. Sin embargo, el análisis posterior desde la pers­pectiva de la producción de cerámica, nos llevó a identificarlos apropiadamente.

» Ver M u e l l e y Wel ls 1939, para más detalles.

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Andera et al.

Hornos y cocción: reconstrucción tentativa

Los dos «hornos» circulares identificados en M a y m i corresponden al t ipo de «hornos de hoyo», de un promedio de 3 ms. de diámetro y de cerca de 40 cms. de profun­d i d a d ( f ig . 13). Son apropiados para una cocción en atmósfera predominantemente oxidante. De hecho, las paredes de ambos hornos están intensamente enrojecidas hasta una profundidad considerable, sugiriendo numerosas quemas en este tipo de atmósfera. Cuan­do se excavaron los hornos aún estaban llenos de ceniza, restos de cola de caballo y frag­mentos de vasijas finas de diferentes formas intencionalmente rotas dentro a manera de ofrenda. En este caso no se encontró los típicos fragmentos grandes que sirven como cu­bierta.

De acuerdo a los datos etnográficos, este tipo de horno ha sido ampliamente usado en diferentes lugares alrededor del mundo. Siendo simple de construir y de operar, este tipo de homo probablemente representa una de las formas más tempranas de la evolu­ción general de la tecnología de quema de cerámica.

En comparación con una simple fogata, el homo de hoyo facilita, en m u y buen grado, el control sobre las condiciones de quema y la eficiencia del combustible, con lo cual se reduce el riesgo de accidentes inesperados durante la cocción. La arcilla de las paredes del hoyo sirve como una barrera térmica que reduce la pérdida de calor y el consumo de combustible.

El cubrir la carga del homo con tiestos rotos, en casos etnográficos, permite un calentamiento más gradual de ésta, en comparación al caso en que está en contacto directo con el fuego. La temperatura máxima de cocción llamada «punto de nivelación» está esrre-

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La producción cerámica en Maymi

chámente relacionada al tipo de homo. En el caso de estos hornos de hoyo, esta temperatu­ra probablemente no excedió de 900'C.

La calidad de la cocción depende en buen grado de la alta calidad del combusti­ble y de cómo fueron cuidadosamente acomodadas las vasijas y dispuesto el combustible dentro del homo. Por ejemplo, el problema de la decoloración del engobe o de las manchas de cocción que se originan por el contacto con el fuego o por la proximidad del combusti­ble y las vasijas, puede ser evitado gracias 'a una cuidadosa colocación de las vasijas y del combustible.

En base a nuestras investigaciones, podemos inferir hasta dos formas de cocción y carga para los hornos de Maymi:

1) Carga por niveles de vasijas de diferentes tamaños alternados por una distribución ho­mogénea de combustible;

2) Cocción indirecta o por «emuflado», por lo cual las vasijas son «quemadas» sin entrar en contacto directo con el fuego.

El primer método se utiliza entre los ceramistas modernos de Mórrope, Simbilá y Chulucanas para sus vasijas domésticas utilitarias (ver el dibujo en corte y las fotos rela­cionadas en Shimada en este volumen). Con este método, las vasijas más grandes se ubican en el fondo del homo, dejando un espacio de 40 cms. aproximadamente entre las paredes del homo y el apilamiento de las vasijas. La madera seca pre-seleccionada se coloca enton­ces en los espacios dejados entre las vasijas, con lo cual se consigue una distribución homo­génea del combustible. Se coloca el segundo nivel con vasijas más pequeñas, y posterior­mente el combustible de la misma manera que en el paso anterior. La pila resultante final­mente es cubierta por grandes tiestos. Los tiestos más pequeños se usan para cubrir los pe­queños espacios dejados por los más grandes. Todo el exterior del «homo» es enteramente cubierto por tiestos refractarios que reducen la pérdida de calor y crean un estable «sistema interno cerrado».

Previamente al encendido, se cubre la parte superior del homo con una varie­dad de materiales orgánicos secos que sirven como mecha, tal como un relleno de cocina (basurita), excremento de vaca y burro (guano), cascara de arroz u otros residuos semejan­tes del zarandeo (. ; mo), hojas y flores (puño) de algarrobo caídas.

El encendido se inicia de manera ordenada en unas «pequeñas ventanas» cuida­dosamente ubicadas en el exterior del horno. Cada ceramista tiene sus propias reglas en cuanto a la manera y el orden de la ignición. Cabe mencionar que en la quema en este tipo de homo cerrado, es crucial anticipar, antes que el homo sea cargado, la cantidad necesaria y el tipo de combustible para una óptima cocción. Una vez iniciado el fuego, no puede aña­dirse ni removerse el combustible.

El segundo método de cocción implica los siguientes pasos. Primero, en el fondo del homo se colocan tiestos, sobre los cuales se colocan las vasijas a ser quemadas. Luego, las vasijas son «encajonadas» con tiestos adicionales para prevenir que las vasijas entren en contacto directo con el fuego. La «quema» es progresiva, comenzando con un pequeño fue-

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Anders et a!.

go hasta alcanzar el «punto de nivelación» añadiendo gradualmente más combustible, mo­mento en el cual se coloca algo de paja seca, que se quema rápidamente creando una at­mósfera interna altamente oxidante. Luego, el horno es dejado para «curar» o quemar ente­ra y homogéneamente la carga, y para que se enfríe gradualmente. Esta técnica reduce enormemente el riesgo de la decoloración (manchado) y produce una coloración oxidada muy regular y limpia.

Verdaderamente, nuestro análisis de los tiestos excavados en M a y m i sugiere que las grandes vasijas fueron inicialmente quemadas en una atmósfera reducida y que al final del proceso fueron sometidas a condiciones altamente oxidantes (compare Wagner et al. en este volumen). Sospechamos el uso de un tipo de hierba seca, la cola de caballo, como com­bustible de rápida quema en la parte final de este último método de cocción, para lograr u n acabado sin manchas negras u otras decoloraciones.

Los ceramistas modernos del área de Chulucanas, quienes producen cerámica fina para los mercados urbanos y extranjeros, utilizan u n método de cocción semejante. En su caso, las grandes vasijas utilitarias son usadas para proteger las vasijas engobadas más pequeñas con una decoración más elaborada, del contacto directo con el fuego. También protege la cerámica fina de los accidentes durante la carga y descarga del horno.

LA VASIJA EFIGIE DE FELINO: U N A CASO DE ESTUDIO EN LA TECNOLOGIA CERAMICA DE M A Y M I

Una vasija recuperada en la excavación de 1987 (horno F) destacó por su fina ca­l idad artística y técnica. Es una vasija efigie con la representación escultórica de un felino, decorado con una notable iconografía polícroma (fig. 14). El felino se presenta en posición de pie, con la cabeza totalmente girada hacia la izquierda. El cuello amplio y evertido de la vasija está colocado en lo que viene a ser la espalda del felino. La forma del felino recuerda al bien conocido «mortero» con la representación de u n felino estilo Chavín (proveniente tal vez de Chavín de Huantar), ahora en el Museo de la Universidad de Pensilva-nia.

Como esta vasija ha sido ha­llada fragmentada, nos ha sido posible determinar que estuvo compuesta de una serie de piezas hechas en distintos moldes. Las líneas de evidencia impor­tantes en función a sustentar esta con­clusión son: (a) las junturas visibles so­lamente en el interior, (b) la orientación de las rracturas y la estructura en la pasta, y (c) las improntas de trapos usa­dos para presionar y suavizar la super­ficie interior. Lo que es extraordinario en esta vasija es que fue hecha a partir

Figura 14. Vasija reconstruida de la efigie de fel ino polícromo.

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de cinco piezas, cada una formada en un molde distinto (fig. 15). No existe una vasija com­parable o ta l técnica de construcción documentada en los anales de la cerámica prehispánica andina. Los moldes parciales fueron usados ampliamente en gran parte del período cerámico en la prehistoria andina. Sin embargo, todos los casos documentados en los que se usaron conjuntamente, fueron para hacer piezas pequeñas y / o auxiliares; es cUs» cir, partes menores de toda la construcción y el acabado artístico. Los moldes de una pieza pueden ser usados para hacer algunas «variaciones en un tema». En contraste, se preparó cinco moldes exclusivamente para la elaboración de esta forma de vasija efigie.

ESPECIALIZACION DEL TRABAJO Y P R O D U C T I V I D A D

Existen varios factores que afectan la producción total así como la calidad artísti­ca y técnica de la producción cerámica pasada y presente. Por ejemplo, el nivel de deman­da de déte m .lados productos o el número de parientes hábiles para asistir a los ceramistas, puede variar estacionalmente (de acuerdo al calendario agrícola o de pesca). La acumulación es una manera efectiva de nivelar la fluctuación estacional o anual en el abas­tecimiento de las materias primas necesarias, pero esta aproximación es mucho más difícil de aplicar al potencial humano, el cual típicamente varía en habilidad y conocimiento. Otro factor importante a considerar es la naturaleza de la tecnología disponible y del proceso de

Figura 15. Reconstrucción gráfica que muestra que la vasija efigie de felino fue ensambla da en base a diferentes componentes, cada uno hecho a partir de un molde distinto. Dibu­jado por Luis Tokuda.

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producción (p.e., molde versus modelado). En esta sección, consideramos las tareas y técni­cas específicas que pueden haber requerido especializaron o pueden proveernos algunos indicios de la capacidad productiva en Maymi.

Algunos de los primeros pasos para hacer cerámica requieren bastante fuerza fí­sica (amasar la arcilla y mezclarla toda con agua y temperante), pero pueden ser llevados a cabo por varios miembros de la familia del ceramista y no requiere de una especializaron.

Una tarea que requiere de bastante habil idad es la de lograr una delgadez ho­mogénea de las paredes y una perfecta simetría bilateral y balance de los cuerpos globula­res de las vasijas hechas por anillado, los rasgos técnicos notados en las vasijas excavadas en Maymi. Por ejemplo, la aspereza y lo ondulado del interior de los tazones y tazas fueron eficientemente corregidos por los desbastadores de mate y de cerámica, mientras las vasijas eran rotadas sobre los platos de alfarero (fig. 4). Las tusas de maíz y los trapos (fig. 7) se usaron para frotar y alisar (probablemente tanto la superficie interior como la e.rerior). El frotado con los trapos (fig. 7) con movimientos rotativos fue probablemente efectivo para suavizar (e incluso dar forma en algún grado) el cuello y el borde. Los segmentos de caña con trazas de pasta de arcilla y el pulimento por el uso de los mismos, así como las raspa­duras de arcilla fina en el basural del taller, sugieren que los implementos de caña fueron usados como desbastadores del exterior de las vasijas de boca cerrada (figs. 5 y 6). Así, los antiguos ceramistas de Maymi utilizaron una variedad de implementos y de platos de alfa­rero para trabajar diestramente en el taller (potencialmente, más de 360 vasijas al mes). Considerando los pasos adicionales tales como el secado, pul ido y la decoración pintada, estamos ante la figura de un lapso de tres días de trabajo para completar todas las tareas pre-cocción, en la elaboración de una taza o un cántaro de tamaño pequeño a mediano.

De otro lado, las urnas ceremoniales grandes, elaboradamente decoradas, y usa­das en las ofrendas rituales, pudieron haber requerido mucho más tiempo. Chang estima que para completar todos los pasos pre-cocción en la elaboración de una urna se pudo ha­ber empleado una semana. Es probable que las urnas y las vasijas más pequeñas menos elaboradas fueran producidas simultár amenté en M a y m i , y que los diferentes tipos de va­sijas fueran quemadas juntas. Sin embargo, la frecuencia de la cocción pudo haber estado dictaminada ampliamente por el calendario de producción de las urnas rituales de élite. En otras palabras, pudo haberse dado una quema a la semana. Como se dijo anteriormente, Los hornos excavados muest n evidencias de un uso intenso.

C O N C L U S I O N E S

Los datos provenientes de las excavaciones y nuestro profundo análisis técnico-tecnológico, claramente garantizan que el sitio de M a y m i es más que u n sitio bien preser­vado; fue un centro de producción de cerámica fina para uso r i tual . Los descubrimientos del taller cerámico y los hornos asociados, así como sus productos y relleno nos permiten presentar una tentativa reconstrucción de la tecnología y la organización de la producción de la cerámica ceremonial de élite en el Horizonte Medio temprano.

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La evidencia disponible sugiere que la producción tuvo lugar dentro de u n ta­ller, que a su vez sirvió como residencia de los ceramistas (aunque dependiente del tiem­po), quienes pudieron haber sido parientes. En esta supuesta producción basada en el pa­rentesco, creemos que la edad y la experiencia fueron los principales factores que rigieron la división u organización del trabajo, tal como lo vemos hoy en dír- »r. la comunidades alfareras modernas en Perú.

Una tarea mayor para excavaciones futuras es definir la extensión total y la con­figuración interna del área relacionada a la producción cerámica. Solamente con tales bases empíricas mejor definidas podemos hacer confiadamente un estimado del número de tra­bajadores productivos y de sus respectivos roles, su productividad total y organización.

Además, existen varias cuestiones pendientes en relación al rango de vasijas producidas y su uso y distribución en el tiempo y en el espacio. Por ejemplo, si el taller cerámico en M a y m i tuvo una productividad relativamente alta, ¿por qué sus vasijas cere­moniales finas no han sido encontradas en otros sitios del valle de Pisco? Además, todavía no estamos seguros del tiempo durante el cual un conjunto dado de moldes fue usado o durante el cual el sitio funcionó como un centro de producción cerámica. ¿Es que los mol­des fueron quebrados ritualmente junto a las copias resultantes o enterrados cuando un cierto número de vasijas fue producido? ¿El taller fue usado solamente por un breve lapso (quizás 50 años o menos)-como lo sugiere el fechado del estilo de la cerámica ceremonial encontrada aquí?

Dadas estas y otras válidas interrogantes, la rareza del hallazgo de un taller ce­rámico bien preservado, y la gran cantidad de materiales excavados a la espera de estudios detaliados, esperamos que el trabajo de Martha Anders y sus colegas, iniciado en 19S7, sea continuado.

AGRADECIMIENTOS

Deseamos agradecer a !os miembros del Proyecto Arqueológico de Maymi (particularmente a Susana Arce) por su asistencia al llevar a cabo el trabajo de campo que produjo los datos usados aquí. El trabajo de campo se realizó bajo los auspicios del Social Sciences and Humanities Research Council oí Canadá y del Institute for the Humanities, de la Universidad de Calgar También agrade­cemos a los miembros del Instituto Nacional de Cultura, filial de lea, al Dr. Raymond Scott, al Dr. Pe­dro Gjurinovic y al Sr. Yutaka Yoshii por su apoyo ai llevar a cabo el estudio técnico-tecnológico de los materiales excavados. Adriana Maguiña y Melody Shimada efectuaron la traducción y la asisten­cia en la edición, respectivamente.

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