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Lucía Binotti University of North Carolina PRÓLOGOS ITALIANOS A CRÓNICAS DE LA CONQUISTA Del discurso histórico de la crónica americana se puede decir, ante todo, que es un proceso de continua re-escritura, marcada por una manipulación ideológica constante. Por ejemplo Cortés (1522) le escribe a Carlos V una versión de los hechos acaecidos en tierras Aztecas, dirigida a convencerle que el acto de rebelión contra su superior Velázquez responde a los intereses del monarca; las Cartas, ya se ha observado repetidas veces, son obras maestras de ficcionalización con fines políticos personales (Elliott; Pastor). Dos soldados de la tropa cortesiana, Godoy (1524) y Alvarado (1524), toman la pluma para, en pos del modelo epistolar de su capitán, enviar al rey sendas versiones de la conquista mexicana, discordantes entre ellas pero concordemente empeñadas en minimizar el papel central de Cortés. López de Gomara (1552) basándose sobre todos estos relatos, re- escribe la epopeya mexicana, granjeándole sin embargo tan sólo a Cortés una imagen heroica y a los avatares de la conquista categoría de materia historiable según los preceptos de la historiografía clásica. Bernal Díaz del Castillo (1632) re-escribe sobre la Historia de Gomara para contestarle su narrativización de las hazañas de Cortés a detrimento de la tropa que lo acompañaba, él entre otros, y para reivindicar la autoridad histórica del testigo ocular, frente a la canónica que aconsejaba una mediocre distancia de los hechos (Adorno). Y así sucesivamente; muy pocas son las crónicas que no saquen provecho de este complejo sistema intertextual. Proceso de re-escritura e intertextualidad, pues, a través del que se dirige al público hacia ciertas interpretaciones y se carga de valencias diferentes el discurso ideológico de la conquista. Si de una crónica a otra —escritas en español para españoles— puede haber tanta interpenetración textual y a la vez tanta diferencia ideológica, ¿qué ocurre cuando las crónicas son recontextualizadas para otra cultura, con diferente lengua y diferentes códigos? A esta pregunta he intentado responder examinando las traducciones italianas renacentistas de los recuentos de los conquistadores. Por cuestiones de espacio aquí haré simplemente un parangón entre los párrafos introductivos del primero

Prólogos italianos a crónicas de la conquista

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Lucía BinottiUniversity of North Carolina

PRÓLOGOS ITALIANOS A CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

Del discurso histórico de la crónica americana se puede decir, antetodo, que es un proceso de continua re-escritura, marcada por unamanipulación ideológica constante. Por ejemplo Cortés (1522) le escribea Carlos V una versión de los hechos acaecidos en tierras Aztecas,dirigida a convencerle que el acto de rebelión contra su superiorVelázquez responde a los intereses del monarca; las Cartas, ya se haobservado repetidas veces, son obras maestras de ficcionalización confines políticos personales (Elliott; Pastor). Dos soldados de la tropacortesiana, Godoy (1524) y Alvarado (1524), toman la pluma para, en posdel modelo epistolar de su capitán, enviar al rey sendas versiones de laconquista mexicana, discordantes entre ellas pero concordementeempeñadas en minimizar el papel central de Cortés.

López de Gomara (1552) basándose sobre todos estos relatos, re-escribe la epopeya mexicana, granjeándole sin embargo tan sólo a Cortésuna imagen heroica y a los avatares de la conquista categoría de materiahistoriable según los preceptos de la historiografía clásica.

Bernal Díaz del Castillo (1632) re-escribe sobre la Historia de Gomarapara contestarle su narrativización de las hazañas de Cortés a detrimentode la tropa que lo acompañaba, él entre otros, y para reivindicar laautoridad histórica del testigo ocular, frente a la canónica que aconsejabauna mediocre distancia de los hechos (Adorno). Y así sucesivamente;muy pocas son las crónicas que no saquen provecho de este complejosistema intertextual.

Proceso de re-escritura e intertextualidad, pues, a través del que sedirige al público hacia ciertas interpretaciones y se carga de valenciasdiferentes el discurso ideológico de la conquista.

Si de una crónica a otra —escritas en español para españoles— puedehaber tanta interpenetración textual y a la vez tanta diferencia ideológica,¿qué ocurre cuando las crónicas son recontextualizadas para otra cultura,con diferente lengua y diferentes códigos? A esta pregunta he intentadoresponder examinando las traducciones italianas renacentistas de losrecuentos de los conquistadores. Por cuestiones de espacio aquí harésimplemente un parangón entre los párrafos introductivos del primero

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de los textos que he mencionado, la Carta segunda de Cortés, publicadaen 1522, y el prólogo a su traducción al italiano compuesto en 1524 porel humanista y filólogo veneciano Niccoló Liburnio (Cortés 1524). Peroel marco general en el que encuadro mis observaciones sobre este primereslabón, Carta de Cortés y traducción de Liburnio, pretende serexpandible también al resto de dicha cadena textual, es decir los relatosde Alvarado, Godoy y Gomara y a sus traducciones al italiano llevadasa cabo a lo largo del siglo XVI (Binotti). La Historia Verdadera de BernalDíaz no se publicó hasta casi cien años después de su composición y nose divulgó en Italia hasta bien entrado el siglo XIX.

Dos, creo, son los elementos, entrelazados, que están a la base delproceso de re-escritura de la crónica tanto en el caso de las españolascomo en el de su re-lectura en las traducciones italianas: por una parte,la institución de un diálogo con el público (Gallo), por otra la utilizaciónde específicas estrategias textuales que estructuran el mensaje de lacrónica en función ideológica, en este caso dogmática (Certeau 150-52),dentro del contexto en el que se divulgaban. A través de estos doselementos se configura o propone un 'lector modelo' que, en el caso delas re-escrituras de crónicas en ámbito español, será un lector subyacenteo sumiso, pues se identificará con el mensaje dogmático del texto,mientras en el caso de las traducciones italianas será un lector subversivoo disidente ya que, al verter y por lo tanto re-escribir el discurso deconquista español los traductores al italiano también instituyen undiálogo con el lector, y también utilizan específicas estrategias textuales,pero en el transcurso de esta operación transforman el mensaje de lacrónica de dogmático a crítico, y por lo tanto al lector modelo de sumisoa disidente.

Según Umberto Eco (34) "un texto es un artificio que tiende aproducir su propio lector modelo, y el autor modelo es el que, comoestrategia textual, tiende a producir un cierto lector modelo."1 Desde estepunto de vista, es evidente que en el acto de re-escritura de un texto(pongamos por caso la crónica) la revisión, re-propuesta de ciertossegmentos discursivos presupone la producción de un lector modelodiferente en cada instancia; al mismo tiempo, el uso inédito dedeterminadas estrategias textuales re-definen el abanico de interpretacio-nes posibles (coherentes) que se espera del nuevo lector. En mi opiniónlas crónicas representan un caso interesante de este proceso dereescritura. Aunque toda generalización es siempre cuestionable, se

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puede decir que en conjunto las crónicas son textos muy marcadosideológicamente, en el sentido que su discurso siempre tiene unafinalidad pragmática (Adorno), de persuasión o de justificación; insistosobre el aspecto dogmático de tal discurso, pues con el uso de variasestrategias, excluye invariablemente la posibilidad de crítica. Las crónicaso bien insisten sobre las virtudes y méritos de los conquistadores yelogian sus actos ultramarinos, o bien ratifican el destino providencial ymesiánico de España, o bien defienden el justo y ético obrar de la coronapara con sus dominios coloniales. Transportado al mundo italiano, encambio, este discurso adquiere matices diferentes. De hecho, amén de laimportancia que toda traducción en lengua vernácula tuvo en el sigloXVI como vehículo de transmisión del saber y como agente en lanormativización y sanción de las lenguas nacionales, las traduccionesitalianas de crónicas debieron jugar un papel importante en la definiciónde una cultura y una identidad 'italianas' precisamente porque no sólosituaban al público frente a una alteridad asombrosa y chocante, la delmundo americano, sino porque lo obligaban a medirse con el discursode una alteridad menos exótica pero más avasalladora: la del imperioespañol que en la época dominaba sobre la mayoría territorial de Italia.

Así, las crónicas españolas de conquista explayan las estrategiasclásicas del discurso ideológico dogmático, que con términos de Eagleton(54-61) defino como: racionalización, un procedimiento por el cual unsujeto intenta presentar una explicación, sea ésta lógicamente consistenteo éticamente aceptable, de actitudes, ideas, sentimientos cuyasverdaderas motivaciones no son evidentes; legitimación un procedimientopor el cual se establecen los propios intereses como intereses comunescompartidos por una colectividad; universalización, valores e interesesespecíficos de un cierto lugar y tiempo son proyectados como los valorese intereses de la entera humanidad. Las traducciones italianas, a su vez,obran una manipulación ideológica al margen del texto de las crónicasque se resuelve en una lectura 'circunstanciada' de su discursodogmático. Esta nueva lectura cultiva en el público el sentimiento depertenecer a una comunidad cultural diferente, y, como veremos, a vecesniega la validez del discurso de la crónica como depositario de unaverdad única, para descubrir fracturas y vacíos del discurso absolutistay abrir las puertas a la multiplicidad de las interpretaciones. Otras, encambio, intentan afianzar la ideología dogmática presente en la crónicapero al revisitarla y corregirla para un distinto lector termina debilitan-

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dola.Puesto que está en manos de traductores o editores instituir el

contacto con el nuevo público, hoy son prólogos y notas editoriales loslugares privilegiados donde buscar el mayor número de señales textualesque hacen patente la colisión del discurso dogmático con el nuevodiscurso disidente.

Cortés por ejemplo, por lo menos a partir del momento (1522) en quedecide publicar la Segunda Carta, designa como lector modelo a unpúblico de lectores, y no ya únicamente al Rey. Si bien es verdad que enlas fórmulas de apertura de su carta es a Carlos V en persona a quienCortés le pide el reconocimiento de la validez de sus actos, en últimainstancia se dirige a una categoría 'lector modelo' mucho más amplia. Aeste público Cortés le presenta una narración de hechos recientes peroya consumados. Su demanda de licitud pierde valor concreto como talal multiplicar su destinatario e imponerle la fatalidad de lo ya acaecido,pero cobra renovado peso, pues el lector confirmará no sólo suautoridad, sino también la del poder real:

Porque he deseado que vuestra alteza supiese las cosas de estatierra, que son tantas y tales que ... se puede intitular de nuevoemperador de ella, y con título y no menos mérito que el deAlemana, que por la gracia de Dios vuestra sacra majestad posee.{Cartas 80)

Para llevar a cabo esta operación, que es ideológica, Cortés utiliza laestrategia de la racionalización: explica al soberano todas las razones quehacen de su amotinamiento una acción loable, enumerando todas lasventajas que dicha acción acarreará a la corona, y consecuentementeexplica a sus lectores la inevitabilidad de la conquista y su trascendencia:

Y porque, como ya creo, en la primera relación escribí a vuestramajestad que algunos de los que en mi compañía pasaron, queeran criados y amigos de Diego Velázquez, les había pesado de loque yo en servicio de vuestra alteza hacía, y aun algunos de ellosse me quisieron alzar e írseme de la tierra, ... los castiguéconforme a justicia y a lo que según el tiempo me pareció quehabía necesidad y al servicio de vuestra alteza cumplía. {Cartas 83-84)

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Sin embargo la perspectiva de Cortés es la del uno frente a todos: él ysus actos frente al rey, y él frente al rey frente a sus lectores. Y es aresultas de esta postura de un 'yo' que se opone y se justifica frente a un'tú' o un 'vosotros', que la relación de Cortés se presenta formalmentecomo 'epístola', texto —escrito— que establece una relación dialógica entredos interlocutores y al mismo tiempo los mantiene separados.

En 1524 Niccoló Liburnio traduce la Segunda Carta al toscano. En suprólogo el humanista italiano explica que decidió completar la traducciónante la insistente demanda de aristócratas y mercaderes venecianos:

...la quale (narración en latín) siendo capitata a Vinegia e intesa damolti nobili e giudiciosi huomini la materia massalirono conpreghiere assidove. Accio per lamore e benivolenza loro verso me,piacessemi dalla lingua latina in la volgare trallatare la narrationedel presente libbro qual in latino fu stampato nella celebre citta diNorimberga. (üv.)

Declaración casi obligada, para mantener el prólogo fiel a los preceptosclásicos de herencia ciceroniana, pero con la que se pone en primer planola presencia influyente del lector. A este lector, el lector modelo queLiburnio prefigura, el humanista le insiste que la Carta tiene valor sóloen cuanto complementa, con estilo mucho más deficiente, bien es verdad,la labor descriptiva de los geógrafos clásicos:

...se li prelibati Geogrephi e Cosmogrephi cioe scrittori del sitodella térra e del mondo dalli sepolcri loro potessero risuscitarehaverebbono a render gratie alia potente natura delle cose che aliagiornata porge miracolosamente in luce e preparerebbono il stilein adornar co l'eloquenza loro la Nuova Hispagna del Mar Océanopocavanti truovata. (iir.)

Esta es la primera estrategia puesta a punto por el italiano. La cartamerece consideración sólo porque permite a su público perfeccionar elsaber heredado de los clásicos, el único reconocido por la tradiciónhumanista. Orgulloso de ser el epígono de esta tradición, Liburnio marcaaquí una línea divisoria entre 'nosotros', los latinos y sus descendienteslos italianos, y 'ellos', los bárbaros, los extranjeros. Cortés, por supuestoestá del lado de los bárbaros, es un soldado, escribe desde un

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comprometido protagonismo y su falta de estilo elocuente demuestra supoca preparación para meritoriamente reemplazar a los ilustre autoresclásicos:

Ma mentre il sovraddetto Capitano Ferdinando Córtese sattruovaallempresa delle predette provincie e cittadi per la mediocrita delsuo comporre di tempo in tempo e particolarmente con lettre inlingua hispagniuola dettate avisava la Sacra Cesárea Maesta....(iir.)

Estos mismos elementos además impiden que la carta pueda ser vistacomo auténtica narración histórica. Está demasiado alejada de loscánones del género. En el prólogo Liburnio engastará la Carta en unespacio esencialmente a-temporal, a medias entre la descripción delugares fantásticos y la ficción novelesca. De esta forma la priva de unode los dos elementos que hacían el texto español más efectivo: lacontemporaneidad de lo ocurrido con lo narrado y su urgente realismo.La crítica de Liburnio a la expresión pobre y desornata de la carta, esdecir su poca elaboración retórica desvían también el otro elemento, eldirecto dialogar del yo con el tú. Automáticamente la apremiantedemanda de autorización a la conquista que Cortés dirigía a sudestinatario queda relegada a un plano secundario, al transformarse enun episodio más de la narración, algo así como "Cortés llega a México,pasa una serie de aventuras y se las cuenta al rey":

...per prudenza e valore di un certo magnánimo capitano marítimoe terrestre della Sacra Cesárea Catholica Maesta chiamatoFerdinando Córtese nelle ultime regioni del mare océano hatrovato novellamente molte provincie e innoverabili cittadi, gentiistraniere, diversi fiumi e montagne di cui trahesi l'oro e ricchezzae cose ad udire meravigliose e di memoria degne. (iüv.)

El diálogo cortesano se ha transformado en el prólogo de Liburnio en elrelato dicho por un 'él', Cortés, a otro 'él', el rey, cuyo silenciocuriosamente se parece al de Dios, sobre unos 'ellos', los indios, paraLiburnio todavía más nebulosos, y todos estos 'ellos', tanto los indios,como el rey como Cortés, están muy lejos del 'nosotros' de Liburnio, lositalianos. Discursivamente Liburnio utiliza la estrategia subversiva de la

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negación. Le niega a Cortés su condición de conquistador, y por lo tantoa Carlos V su adquisición mexicana, le niega a la carta su status dedocumento histórico y a su forma la pertenencia a un canon, y le niegaa sus lectores la posibilidad de apasionarse y estremecerse con ella. Peroestas negaciones concurren a un fin último, que es el de desnudar lacarta de su valencia ideológico-dogmática. Que conquisten ellos.

Esta estrategia de la negación adquiere para el lector modelo deLiburnio un sentido inequivocablemente político cuando la relacionamoscon el contexto histórico en el que Liburnio escribe. Estamos en plenaguerra entre España y Francia, guerra que se desenvolvió totalmente enterritorio italiano; y 1524 fue precisamente el último año en que lositalianos gozaron todavía de una cierta libertad política, comodiplomáticos mediadores de las dos potencias en conflicto (Cochrane 7).En este contexto, la estratégica separación entre lector y crónica deconquista llevada a cabo por Liburnio, prefigura esa actitud crítica yanti-española que será común en Italia, sobre todo en Venecia, en elmedio siglo siguiente.

Por tratarse de la primera traducción al italiano de una crónica deconquista, y por el peculiar momento histórico en que fue compuesta, laobra de Liburnio quizás sea uno de los ejemplos más límpidos de cómose lee y se re-escribe un texto para, o con la propuesta de, un lectormodelo diferente. Sin embargo este proceso de re-lectura re-escritura concambio ideológico de los relatos mexicanos continuará revelándoseproductivo en las subsiguientes traducciones italianas del siglo XVI.

Ramusio incluirá los relatos de Godoy y Alvarado en el cuerpo de susambiciosas Navigazioni e viaggi (1556), junto con su propia traducción dela segunda carta de Cortés y otras relaciones anónimas de la conquistade México. Las acompañará con un proemio en el que insisteprincipalmente en la poca fiabilidad de los historiadores españoles, esdecir, en vez de negar, fracturará el discurso dogmático de la conquista.

Agustín de Cravaliz (1556) traducirá la Historia de Gomara con elintento meta-textual de insistir sobre la gloriosa misión unificadora ypacificadora, tanto de las Indias como de Europa, con que el todopo-deroso ha bendecido a sus compatriotas. Un mensaje no muy diferentedel mismo Gomara, pero que Cravaliz al tener que re-elaborarcuidadosamente para un lector modelo a sus ojos disidente, cuando elde Gomara evidentemente no lo era, terminará debilitándolo, al utilizarla estrategias de la explicación y de la justificación de los actos de los

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españoles tanto en América como en Italia.Como intento mostrar en un trabajo más amplio, el diálogo que cada

uno de estos traductores propone a su lector, y el mensaje final de susre-escrituras refleja cambios y semejanzas que nos hablan no sólo de lautilización de diverso material en cada caso, sino de unos reajustes desus perspectivas totales: históricas, políticas, y sociales, que marcan loshitos graduales en la transformación de las concepciones interpretativasentre el siglo XVI y el siglo XVII.

Notas

1 Pero Eco observa también que "un texto es un objeto que el mismo intérprete(es decir el lector) construye, en el intento circular de convalidarse en basea lo que acaba de constituir"; en otras palabras, un autor (modelo) sabe que"su texto será interpretado según una compleja estrategia de interacciones queinvolucra ante todo al lector y su enciclopedia, es decir el ejercicio de sulengua y las convenciones culturales que aquella lengua ha producido (aménde la interpretación previa de otros textos al que se sumará finalmente eltexto que se está leyendo" (110). La traducción es mía.

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