Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    1/20

    NEWLEFTREVIEW95

    noviembre - diciembre 2015

    SEGUNDAPOCA

    ARTCULO

    Wolfgang Streeck Por qu el euro divide a Europa?

    NUEVAS MASAS

    Zhanna Andreasyan Protestas por el precio dely Georgi Derluguian combustible en Armenia

    Daniel Finn Las guerras del agua en Irlanda

    ARTCULOS

    Paik Nak-chung El doble proyecto de la modernidad

    Fredric Jameson Una relectura de Vida y destinoClaudio Magris La novela como criptograma

    CRTICA

    Dylan Riley La propiedad guiando al pueblo?

    Emilie Bickerton Just Remember This

    Tony Wood Las vidas de Dzhugashvili

    Robin Blackburn Oro blanco, trabajadores negros

    La nueva edicin de la New Left Review en espaol se lanza desde la Secretara deEducacin Superior, Ciencia, Tecnologa e Innovacin y elInstituto de Altos Estudios Nacionales de EcuadorIAEN

    SUSCRBETE

    WWW.NEWLEFTREVIEW.ES

    New Left Review Ltd., 2000

    Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), 2014, para lengua espaola

    Licencia Creative CommonsReconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)

    traficantes de sueos

    http://www.traficantes.net/nlr/suscripcionhttp://www.traficantes.net/nlr/suscripcionhttp://www.newleftreview.es/http://www.newleftreview.es/http://www.newleftreview.es/http://www.newleftreview.es/http://www.newleftreview.es/http://www.traficantes.net/http://www.senescyt.gob.ec/http://www.iaen.edu.ec/http://www.traficantes.net/nlr/suscripcionhttp://www.traficantes.net/http://www.newleftreview.es/
  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    2/20

    new left review 95

    nov dic 2015

    Neil Davidson, How Revolutionary Were the Bourgeois Revolutions?,Chicago, Haymarket, 2012; Transformar el mundo. Revoluciones burguesas

    y revolucin social, Barcelona, Pasado y Presente, 2013

    (traduccin de Juanmari Madariaga).

    la propiedad guiando al pueblo?

    Dylan Riley

    CRTICA

    La nocin de revolucin burguesa la idea de que el desarrollo capitalista

    ha estado ntimamente ligado a la conquista y transformacin del Estado

    por fuerzas de clase en ascenso ha sido enrgicamente discutida duranteel ltimo medio siglo. Las bazas polticas en la interpretacin del ciclo de

    eventos que se inicia con la Rebelin holandesa y la Guerra Civil inglesa,

    siguiendo con las Revoluciones Americana y Francesa, el Risorgimento

    italiano, la Unicacin Alemana, la Restauracin Meiji y la Guerra Civil

    americana, son, por lo tanto, cardinales. El libro de Neil Davidson How

    Revolutionary Were the Bourgeois Revolutions?es una indagacin animada y

    atractivamente escrita de ese vasto terreno historiogrco, terico y poltico.

    Davidson se propone ofrecer una historia intelectual del concepto, desde los

    primeros indicios de una interpretacin social de la Guerra Civil inglesael anlisis de James Harrington en The Commonwealth of Oceana (1656)

    hasta su elaboracin en la tradicin marxista y las subsiguientes crticas

    revisionistas y contrarrevisionistas. Pero tambin ofrece sobre la marcha un

    anlisis de las ideas que va revisando, y en las ochenta pginas de su con-

    clusin propone su propia reconstruccin del concepto, enmarcado en la

    dinmica general de la transicin de un modo de produccin a otro.

    Davidson es un docto escocs, autor de Origins of Scottish Nationhood

    (2000) y Discovering the Scottish Revolution, 1692-1746 (2003), con los quepretenda investigar la revolucin burguesa hasta ahora confusa al norte de

    la lnea divisoria. Tambin fue, hasta su estallido a nales de 2013, miembro

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    3/20

    riley:Revolucin burguesa117

    crtic

    a

    del Socialist Worker Party britnico, un grupo trotskista cuya caracterstica

    distintiva es la armacin, contra Trotsky, de que a partir de 1928 la Rusia

    sovitica deba considerarse como un pas capitalista, y de que las revolucio-

    nes comunistas posteriores en China, Vietnam, Cuba y dems despejaron

    asimismo la va para la implantacin en esos pases del capitalismo deEstado. Como Davidson arma abiertamente desde el principio, con ese

    libro pretende, en primer lugar, demostrar que esas revoluciones del siglo

    xxeran de hecho, pese a las apariencias y las declaraciones de sus lderes,

    revoluciones burguesas. En segundo lugar, pretende mostrar que el xito de

    las revoluciones burguesas demuestra la viabilidad de la va insurreccional

    para quienes desean el reemplazo del capitalismo por el socialismo. Al igual

    que sus equivalentes burgueses, los marxistas revolucionarios de hoy da

    afrontan condiciones objetivas las fuerzas productivas, que para Davidson

    juegan un papel propulsor independiente en el desarrollo histrico, queya estn maduras para la transicin a una nueva forma de sociedad. Las

    circunstancias en las que esboz primeramente sus puntos de vista sobre

    la revolucin burguesa suministran un tercer motivo: se trataba del debate

    para el Premio Deutscher de 2004, en el que Davidson defendi su idea

    contra Benno Teschke, quien aseguraba, siguiendo aproximadamente las

    mismas lneas que Robert Brenner, que esa argumentacin no tena nin-

    guna base en la realidad histrica. La construccin de Transformar el mundo

    tiene, por lo tanto, un impulso dogmtico: probar un conjunto de conviccio-nes adquiridas antes de la investigacin de las pruebas histricas, en lugar

    de utilizar estas para contrastar una hiptesis preliminar. Esto conduce a

    una estructura deforme, con grandes apartados que tienen poco que ver con

    el tema central; pero no priva a la totalidad de una energa y ambicin impre-

    sionantes. Como de costumbre, una ideologa errnea no tiene por qu ser

    un impedimento para lneas de pensamiento o de investigacin frescas u

    originales, e incluso puede servirles de estmulo.

    Transformar el mundo es, como dice Davidson, un ejercicio de historia

    de las ideas, que ofrece una genealoga en cuatro partes del pensamientosobre el concepto de revolucin burguesa, ms que un nuevo anlisis de

    los propios acontecimientos histricos. El tono queda establecido por una

    meditacin inicial sobre la pintura de Delacroix La Libertad guiando al pue-

    blo. La primera seccin, que indaga la prehistoria del concepto, presenta una

    idea clsica de la revolucin, de Aristteles a Maquiavelo, como un proceso

    cclico puramente poltico, en el que el ascenso y cada de los regmenes

    sucesivos democrticos, monrquicos, oligrquicos deja intactas las rela-

    ciones econmicas subyacentes. Las luchas de clases en Inglaterra duranteel siglo xviisirvieron de base para una nueva interpretacin social de la

    revolucin, articulada primeramente por James Harrington, quien arm

    que el equilibrio de poder depende del de la propiedad. La transferencia de

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    4/20

    118nlr 95

    c

    rtica

    gran parte de la posesin de la tierra a la yeomanryo gente intermedia, que

    al no vivir de una forma servil o indigente era mucho menos dependiente

    de sus seores, y al vivir de una forma libre y plena se haba convertido en

    una infantera excelente sobre la que los seores tenan tan poco poder que

    a partir de entonces era como si hubieran quedado desarmados, tuvo loscorrespondientes efectos polticos: La revolucin natural sucede desde den-

    tro, por el comercio, como cuando un gobierno erigido sobre un equilibrio,

    por ejemplo entre la nobleza y el clero, llega por la decadencia de esos esta-

    mentos a otro equilibrio; esa alteracin en las races de la propiedad lo deja

    todo en confusin o produce una nueva rama [forma] del gobierno segn el

    tipo o naturaleza de la raz (p. 64).

    En Escocia, donde, tal como argumenta Davidson, las relaciones feuda-

    les persistieron a pesar de la Unin hasta la derrota de los seores jacobitas

    en Culloden en 1746, a los intelectuales de una incipiente burguesa se lesofreci una oportunidad nica para teorizar una revolucin desde arriba

    capitalista en ausencia de un amenaza proletaria desde abajo; de ah la

    conceptualizacin de Smith de los cuatro modos de subsistencia, las eras de

    la caza, el pastoreo, la agricultura y el comercio. Pero Davidson singulariza

    a un precursor de Smith, el antiguo jacobita James Steuart, cuya Inquiry into

    the Principles of Political Economy (1767) analiz las convulsiones violentas

    en las que una ciudadana rica ha roto sus cadenas y le ha dado la vuelta a

    los propios cimientos del sistema feudal en Inglaterra, imponiendo nuevascondiciones a aquellos sobre los que los seores haban dominado: Esa

    revolucin debe marcar entonces la purga de las tierras de bocas superuas,

    y obligarlas a abandonar su tierra natal a n de retirarse a las ciudades y

    pueblos, donde pueden aumentar tilmente el nmero de manos libres y

    aplicarlas a la industria (p. 101). Smith, Hume y Steuart eran conocidos por

    Antoine Barnave, el jacobino convertido en realista cuya Introduction la

    Rvolution franaise, escrita en 1792 en la crcel mientras esperaba la guillo-

    tina, impuls an ms la idea de un desplazamiento del cambio econmico

    al social y al poltico:

    Una vez que las artes [mecnicas] y el comercio han conseguido penetrar enel pueblo y crear un nuevo medio de riqueza en apoyo a las clases laboriosas,se anuncia una revolucin en las lides polticas. Del mismo modo que laposesin de la tierra dio lugar a la aristocracia, la propiedad industrial incre-menta el poder del pueblo: adquiere su libertad, se multiplica y comienza ainuir en los negocios (p. 119).

    As, pues, argumenta Davidson, desde casi doscientos aos antes de que el

    trmino fuera acuado por Louis Blanc y los seguidores de Saint-Simon anales de la dcada de 1830, vena ya congurndose una prototeora de la

    revolucin burguesa. Sin embargo, justo en aquel momento, cuando el pro-

    letariado apareci como una clase social especca y distinta, cuya capacidad

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    5/20

    riley:Revolucin burguesa119

    crtic

    a

    insurreccional se haba mostrado espectacularmente en la Revolucin de

    Julio de 1830 en Francia y en la agitacin que llev a la Gran Ley de Reforma

    de 1832 en Gran Bretaa, la burguesa abandon sus veleidades como clase

    revolucionaria (p. 169). De hecho, cuanto ms rmemente se asentaba

    el sistema capitalista, ms retrocedan [los pensadores burgueses] alejn-dose de la claridad que se haba alcanzado antes (p. 167) en los conceptos

    sociales de la revolucin; Macaulay era un caso tpico de esa reinterpreta-

    cin de las grandes revoluciones en trminos que daban mayor nfasis

    a la libertad o a la consecucin de un gobierno constitucional, que a la

    propiedad o la eliminacin de trabas para el establecimiento de un nuevo

    orden econmico (p. 169). La excepcin, sugiere Davidson, era Tocqueville,

    quien describi el periodo de 1789 a 1830 como una lucha encarnizada

    entre el Antiguo Rgimen, sus tradiciones, recuerdos, esperanzas y hom-

    bres, representados por la aristocracia, y la Nueva Francia dirigida por laclase media (p. 176). En Transformar el mundo atribuye la independencia de

    criterio de Tocqueville a su origen aristocrtico ms que burgus: Con el

    celo del converso por ideas originalmente ajenas a su clase, estaba dispuesto

    a mantenerlas con menos circunspeccin.

    Con la aparicin de Marx y Engels en la dcada de 1840, Davidson llega

    al meollo de su discusin con los llamados marxistas polticos: Teschke,

    Charles Post, Ellen Meiksins Wood, George Comninel y (aunque evita

    mencionarlo explcitamente) Robert Brenner. Tal como Davidson resumesu posicin, Marx y Engels llegaron inicialmente al concepto de revolucin

    burguesa combinando la descripcin efectuada por Smith del surgimiento

    del capitalismo dentro de la sociedad feudal, con el modelo de lucha de cla-

    ses de los historiadores liberales franceses de la revolucin, para explicar

    cmo la burguesa pudo superar los obstculos absolutistas a su ascenso (p.

    181). Desde nales de la dcada de 1850, sin embargo, el concepto de modo

    de produccin del Marx maduro le permiti identicar la transformacin

    que hizo depender a la clase dominante en Inglaterra de una nueva forma

    de explotacin, la capitalista; los acontecimientos que Marx y Engels llama-ban revoluciones burguesas fueron irrelevantes en ese proceso, y la teora

    que heredaron era de carcter ideolgico, destinada a poner de relieve la

    reputacin inmerecida de la burguesa como vanguardia del progreso social

    contra el feudalismo, al tiempo que oscureca la realidad del sometimiento

    de las clases subordinadas a formas de explotacin ms intensas (p. 182).

    Brenner, en opinin de Davidson, piensa que Marx simplemente abandon

    el concepto despus de redactar los Grundrisse en 1857-1858, mientras que

    Comninel cree que lamentablemente lo retuvo.Frente a esto, Transformar el mundosostiene que, lejos de ser un residuo

    no muy bien digerido de tempranas inuencias liberales, fue una aplicacin de

    los principios bsicos del materialismo histrico; de hecho, la teora marxista

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    6/20

    120nlr 95

    c

    rtica

    de la historia requera un concepto de revolucin burguesa (p. 187), que Marx y

    Engels formularon debidamente. El breve Prefacio de 1859 a la Contribucin a

    la crtica de la economa poltica[https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/

    criteconpol.htm], que Davidson considera central en el pensamiento de Marx,

    cristaliz una teora del desarrollo histrico en la que las fuerzas materialesde la sociedad entran en conicto con las relaciones existentes de produccin

    (pp. 237, 722), que permiti a Marx y Engels entender a la burguesa en ascenso

    como una fuerza histricamente revolucionaria todava a mediados del sigloxix,

    cuando la propia clase estaba perdiendo esa conciencia de s misma. Cierto es

    que solo tocaron esa cuestin someramente y de paso. En La ideologa alemana,

    cuando surgan contradicciones entre las fuerzas productivas y las formas de

    relacin [...] deban estallar necesariamente en cada ocasin en una revolucin

    (p. 204). En el Manifesto comunistadonde las relaciones feudales de propie-

    dad [...] se convirtieron en otras tantas trabas, tenan que estallar y estallaron(p. 238), Alemania pareca hallarse en 1848 en vsperas de una revolucin que

    se llevar a cabo en condiciones ms avanzadas de la civilizacin europea y con

    un proletariado mucho ms desarrollado que en Inglaterra en el siglo xviio en

    Francia en el xviii, por lo que la revolucin burguesa en Alemania puede ser el

    preludio inmediato de una revolucin proletaria (p. 212). LaCarta del Comit

    Central a la Liga [Comunista] de marzo de 1850 declaraba que nuestro inters y

    nuestra tarea es hacer la revolucin permanente hasta que todas las clases ms

    o menos propietarias hayan sido apartadas de sus posiciones de mando, hastaque el proletariado haya conquistado el poder del Estado (p. 228). En Las luchas

    de clases en Francia, en cambio, Marx argumentaba ms tarde aquel mismo ao

    que: Solo su dominio [el de la burguesa] extirpa las races materiales de la

    sociedad feudal y nivela el terreno sobre el que se hace entonces posible una

    revolucin proletaria (p. 229).

    De un modo u otro, Davidson rescata un conjunto de proposiciones mar-

    xistas sobre las condiciones de posibilidad para las revoluciones burguesas.

    En primer lugar, las fuerzas productivas capitalistas tenan que haberse

    desarrollado hasta el punto de verse frenadas por las relaciones feudales.Davidson sostiene que los puntos de vista maduros de Marx y Engels sobre

    la transicin al capitalismo y la revolucin burguesa lo estaban ya en 1852

    y que no cambiaron sustancialmente a partir de entonces. El Prefacio de

    1859, aunque haca hincapi en la estructura ms que en el agente, asuma

    esencialmente el concepto no determinista del Manifesto de los grilletes feu-

    dales saltando en pedazos. La segunda condicin era la existencia de una

    fuerza social capaz de alterar esas relaciones, que no tena por qu ser la pro-

    pia burguesa; Marx y Engels ofrecieron diversas evaluaciones de la vocacinrevolucionaria de las distintas burguesas nacionales tratando con trmi-

    nos particularmente mordaces a la alemana y desde 1852 se mostraban

    cada vez ms escpticos sobre su papel.

    https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm]https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm]https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm]https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm]
  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    7/20

    riley:Revolucin burguesa121

    crtic

    a

    En la Segunda Internacional, sin embargo, se acab imponiendo una

    estudiada ambivalencia en todo lo que se refera a la revolucin, sobre

    todo en el spd, que era hegemnico en su seno. Si los debates de la dcada

    de 1840 se haban centrado en la situacin en Alemania, la inminente revo-

    lucin rusa fue la cuestin central durante la de 1890. Fue Lenin quiendirigi el viraje hacia una concepcin ms clsica mediante la interpretacin

    del levantamiento de 1905 como una revolucin burguesa que no poda

    ser dirigida por la burguesa, dada su alianza reaccionaria con el Estado

    zarista; solo el proletariado y el campesinado podran llevar a cabo una revo-

    lucin burguesa en Rusia. Trotski, como es sabido, fue ms all. De Parvus

    tom prestada la idea de que la burguesa rusa era claramente reaccionaria

    y el proletariado ruso claramente revolucionario, debido a la ausencia de

    cualquier estrato intermedio slido en las ciudades rusas; de Kautsky, sor-

    prendentemente, extrajo la idea de que una revolucin en el Este podraser la chispa que desatara una revolucin mundial que se extiende hacia el

    Oeste; sin embargo, dado el atraso econmico de Rusia, la revolucin socia-

    lista solo podra sobrevivir all con el apoyo material, nanciero y tecnolgico

    del socialismo en los pases occidentales avanzados.

    Con la estalinizacin de la Tercera Internacional quedaron arrumbadas

    esas teoras ms sosticadas. Stalin resucit en forma ms dogmtica el eta-

    pismosimple de la Segunda Internacional, que sostena que cada pas tena que

    realizar su propia revolucin nacional-democrtica antes de pasar a la etapa delsocialismo, y estableci una distincin absoluta entre las revoluciones burgue-

    sas y las proletarias, convirtiendo esas etapas en una serie rgida de pasos

    inevitables que no podan ser soslayados. La lgica poltica que se derivaba de

    ello obligaba a los partidos comunistas bisoos a aliarse con sus burguesas

    nacionales, con efectos catastrcos, sobre todo en China, donde se desarm

    polticamente al pcch cuando Chiang Kai-shek aplast la insurreccin obrera

    en Shanghi en 1927. Contra ese dogma, Davidson alza la teora, concebida

    por Trotski en aquellos aos, del desarrollo desigual y combinado, que ofreca

    una base para la revolucin socialista fuera del ncleo capitalista avanzado,y sobre todo el concepto de revolucin desde arriba de Gramsci, que ofre-

    ca una comprensin de las unicaciones italiana y alemana como versiones

    alternativas de la revolucin burguesa, en las que fuerzas no burguesas despe-

    jaron el camino para el avance capitalista. Sin embargo, sugiere Davidson, la

    ortodoxia estalinista ha ejercido ms inuencia que los propios Marx y Engels

    sobre la nocin marxista de la revolucin burguesa. Su debilidad terica

    ha dado a sus adversarios historiadores revisionistas, tericos de los siste-

    mas-mundo, marxistas polticos razones para armar que esa es la nicaversin posible de la revolucin burguesa y eludir las complejidades de la

    tradicin marxista clsica.

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    8/20

    122nlr 95

    c

    rtica

    As queda dispuesto el escenario para la revisin por Davidson de los

    debates posteriores a la Segunda Guerra Mundial, clasicados como revi-

    siones, reconstrucciones, alternativas (Tercera Parte). El desafo revisionista

    se analiza sacando a la palestra dos oponentes antimarxistas de la dcada de

    1950: Hugh Trevor-Roper, sobre la Guerra Civil inglesa; y Alfred Cobban,sobre la Revolucin Francesa. Trevor-Roper dirigi sus dardos contra la ar-

    macin de R. H. Tawney de que la Revolucin Inglesa haba sido impulsada

    por unagentry [terratenientes ricos] capitalista en ascenso, enfrentada a un

    grupo de nobles acreedores ligados a la corte (p. 493); en su contra, Trevor-

    Roper argument que Cromwell y sus seguidores representaban unagentry

    tradicionalista en declive, y que adems aquellos acontecimientos no tuvie-

    ron prcticamente ninguna relevancia para el surgimiento del capitalismo

    en Inglaterra. Quienes armaban que la Guerra Civil haba sido una revolu-

    cin burguesa tenan que demostrar no solo que el capitalismo estaba msavanzado en 1700 que en 1600, sino que quienes hicieron la revolucin

    pretendan ese resultado, y que no se habra alcanzado por otros medios. En

    cuanto a Cobban, su crtica de la interpretacin social de la Revolucin

    Francesa apuntaba en principio al estatus social de los lderes de la revolu-

    cin abogados y escritores, ms que empresarios capitalistas y sugera que

    el capitalismo francs en el periodo prerrevolucionario estaba ms avanzado

    de lo que reconocan los marxistas; la Revolucin pudo frenar su desarrollo

    ms que acelerarlo (pp. 502-503). Transformar el mundose mueve rpida-mente sobre reconstrucciones del concepto menciona a Tom Nairn, Arno

    Mayer y Perry Anderson, aunque solo este ltimo ha abordado la cuestin

    de la revolucin burguesa, y dedica tan solo un poco ms a su rechazo por

    parte de Immanuel Wallerstein; la teora de los sistemas-mundo es alabada

    por su compatibilidad con la nocin del capitalismo de Estado del Socialist

    Workers Party (swp), pero reprendida por su presentacin smithiana del

    comercio como generador de una economa-mundo capitalista en el siglo

    xviiy su desdn hacia lo que Wallerstein denomina displicentemente la

    llamada revolucion industrial (cap. 17, esp. pp. 557-560).Hasta el captulo 18 no sita plenamente bajo el foco el objetivo principal

    de Transformar el mundo: el anlisis de las posiciones de Robert Brenner y

    sus colegas. A diferencia de los anteriores comentarios de amplio alcance,

    pero superciales, sobre distintos pensadores, Davidson suministra aqu un

    informe sustantivo y crtico, con un saludo respetuoso a la obra de Brenner:

    Un notable logro intelectual por su coherencia interna y su capacidad de

    explicacin (p. 583). Ningn intento de construir una versin defendible

    de la teora de la revolucin burguesa puede evitar responder al reto quesupone (p. 572). Parte de la caracterizacin de Brenner de los orgenes

    del capitalismo en Inglaterra como algo contingente, al conuir de forma

    nica el trabajo libredependiente del mercado y diversos explotadores en

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    9/20

    riley:Revolucin burguesa123

    crtic

    a

    competencia: los seores ingleses, incapaces de volver a someter a servi-

    dumbre a sus campesinos despus de la catstrofe demogrca del siglo

    xiv o de extraer rentas de un Estado fortalecido, optaron por imponer

    arriendos que obligaron a los agricultores protocapitalistas a explotar de una

    forma innovadora a los trabajadores asalariados sin tierra (pp. 574-576). Enla dcada de 1640 no haba, por lo tanto, trabas feudales a quebrantar,

    habiendo empezado ya a funcionar un capitalismo agrario nacido de las

    luchas de clases tardomedievales, y no de la contradiccin entre fuerzas y

    relaciones de produccin que Davidson extrae de su lectura del Prefacio

    de Marx en 1859. The Origin of Capitalism de Ellen Meiksins Wood lleva ms

    lejos la argumentacin, armando que el concepto de revolucin burguesa

    es irremediablemente confuso, poco claro, incluso si se trata de una causa

    o un efecto del desarrollo capitalista. Brenner ha sido ms cauteloso: sera

    prematuro decir que no hay relacin entre el ascenso del capitalismoagrario bajo una coraza aristocrtica terrateniente y los conictos de media-

    dos del siglo xvii (p. 604).

    Davidson acusa a Brenner de adoptar una visin de la naturaleza

    humana cercana a la de Hayek en The Fatal Conceit: igualitaria y colecti-

    vista, formada tras milenios de caza y recoleccin, que solo se somete a las

    relaciones de mercado ms productivas cuando se ve obligada a hacerlo.

    Ese marxismo hayekiano de Brenner no representara ningn avance con

    respecto al neosmithiano y es incapaz de explicar que los agentes pudieranver la participacin en el mercado como una oportunidad ms que como

    una forma de compulsin, obligndole a ignorar el prolongado proceso

    de diferenciacin de clase entre los campesinos (p. 746) durante la Baja

    Edad Media, que dio lugar a los precursores de los agricultores arrendatarios

    orientados hacia el mercado, tan importantes para su historia. Y lo que es

    ms, la concepcin de Brenner tiene implicaciones polticas devastadoras

    para Davidson, ya que si el feudalismo no gener una dinmica interna

    que tenda hacia su colapso, entonces podemos olvidar las contradicciones

    intrnsecas de las sociedades de clase, incluida la nuestra (p. 613). Davidsonsecunda, por el contrario, la armacin de Alan H. Carling de que la tran -

    sicin del feudalismo al capitalismo era casi inevitable, casi una necesidad

    natural de la historia (p. 737), de lo que cabra inferir algo semejante con

    respecto a la transicin del capitalismo al socialismo.

    Despus de haber despejado as el terreno, Davidson expone su propia

    posicin sobre los temas crticos de los agentes y el resultado de la revo-

    lucin burguesa. Aunque no se trate necesariamente de una toma del

    poder estatal por una burguesa revolucionaria, tal revolucin se puedereconocer por sus dos principales consecuencias: el dominio en la econo-

    ma de las relaciones de produccin capitalistas, y la construccin de un

    Estado nacional comprometido con la acumulacin competitiva. Vistas en

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    10/20

    124nlr 95

    c

    rtica

    trminos consecuencialistas, la Rebelin holandesa, la Guerra Civil inglesa,

    la Revolucin Francesa, la Revolucin y la Guerra Civil americanas, el

    Risorgimento italiano y la Unicacin Alemana son todas ellas revoluciones

    burguesas. Siguiendo a Tony Cliff, fundador y presidente imperecedero en

    espritu delswp

    , Davidson ampla la categora para incluir en ella el derro-camiento del capitalismo en Rusia, China, Vietnam y Cuba, as como de

    las monarquas o regmenes coloniales en Egipto, Libia, Etiopa, Guinea-

    Bissau, Angola y Mozambique. Traza una clara lnea de demarcacin entre

    revoluciones sociales y polticas las primeras transforman la sociedad,

    mientras que las segundas se limitan a alterar el control del Estado, aun-

    que una revolucin social fracasada puede dar lugar a una poltica: Bolivia

    en 1952, Portugal en 1974, Europa del Este en 1989 y, probablemente, el

    mundo rabe en 2011.

    En una prolija seccin nal, Transformar el mundoespecica cinco con-diciones previas para una era de revoluciones burguesas y ofrece algunas

    consideraciones histricas sobre cada una de ellas. La primera condicin

    es, como caba prever, una contradiccin entre las fuerzas productivas y las

    relaciones de produccin, evidente en Europa desde nales del siglo xvii, en

    opinin de Davidson. En segundo lugar, aparece la existencia del capitalismo

    como sistema alternativo potencial, aunque est localizado en regiones muy

    alejadas del mundo. Tercero, los Estados precapitalistas, ya sean feudales

    o tributarios, deben ser incapaces de impedir el desarrollo del capitalismocomo un medio alternativo de organizacin social, como sucedi con la

    dinasta Qing en China. En cuarto lugar, deben existir agentes revoluciona-

    rios socialmente organizados, aunque no tienen por qu ser necesariamente

    los propios capitalistas; sectores no capitalistas de la burguesa aboga-

    dos, periodistas, creadores culturales podran estar mejor situados para

    articular los intereses comunes de una clase ascendente. En quinto lugar, se

    requiere alguna ideologa movilizadora, que podra ser tanto la religin, la

    libertad democrtica o la independencia nacional como el propio socialismo.

    Por ltimo, Transformar el mundopropone una periodizacin y una tipo-loga: revoluciones desde abajo y desde arriba. Davidson identica tres

    oleadas principales de revoluciones burguesas, separadas por dos puntos

    de inexin un tanto peculiares: 1763, que en su opinin fue el momento

    de irreversibilidad sistmica, cuando el capitalismo qued asegurado

    como sistema mundial mediante la victoria de Inglaterra sobre Francia en la

    Guerra de los Siete Aos (pp. 829-830); y 1928, momento de consolidacin

    del estalinismo en la Unin Sovitica. La primera oleada, antes de 1763, se

    produjo cuando el futuro del capitalismo era an incierto, y se trat en sumayora de revoluciones desde abajo, en las que los principales agentes

    eran las propias masas: la Rebelin holandesa, la Guerra Civil inglesa y for-

    zando la periodizacin la Revolucin Francesa, que, aun siendo posterior

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    11/20

    riley:Revolucin burguesa125

    crtic

    a

    al momento de irreversibilidad sistmica de 1763 de Davidson, fue sin

    duda una revolucin desde abajo. La transformacin de Escocia despus de

    la derrota jacobita en 1746, en cambio, fue una revolucin desde arriba ini-

    ciada antes de 1763. Durante el siglo xix, tipologa y periodizacin aparecen

    ms estrechamente vinculados: todas las revoluciones de la segunda oleadafueron desde arriba, destacando la Unicacin Alemana, el Risorgimento

    y la Restauracin Meiji. En ellas la dignidad de la accin estaba reser-

    vada al Estado y las fuerzas que pudiera poner en juego, debido al temor

    de los propietarios a las consecuencias de la insurgencia popular, ahora

    evidenciadas por la mayor presencia social de la clase obrera entre las las

    del pueblo (p. 852). En la tercera oleada de Davidson, despus de 1928,

    regresaron las revoluciones burguesas desde abajo, que, afectadas por una

    forma extraordinaria de falsa conciencia colectiva, se extendieron por la

    totalidad del antiguo mundo colonial, enarbolando paradjicamente la ban-dera de la revolucin socialista. Davidson concluye con algunas reexiones

    caractersticamente generosas, pero apenas estructuradas, sobre la histo-

    ria, la mortalidad y la actividad humana en un cementerio de Edimburgo,

    entre el mausoleo de Hume y el monumento a los soldados escoceses que

    lucharon en el bando de la Unin en la Guerra Civil estadounidense, en la

    revolucin desde arriba de 1860 a 1865 (Eplogo, pp. 893-927).

    Transformar el Mundo es, se mire como se mire, una obra de proporciones

    picas y un logro sobresaliente. Su alcance intelectual es amplsimo; nadiehaba reunido hasta ahora semejante alud de referencias sobre este tema, ni

    tantos argumentos histricos y tericos dispersos en cientos de publicacio-

    nes. Davidson examina adems prcticamente todas las cuestiones clave en

    la sociologa poltica marxista, del modo de produccin tributario al Estado-

    nacin, de la diferenciacin de los campesinos a la revolucin permanente,

    todo lo cual hay que agradecerle calurosamente. Sin embargo, su calidad

    como historiador de las ideas es ms desigual, lo que se debe en parte a su

    hbito de considerar las ideas descontextualizndolas de la obra general del

    pensador que se aborda, al tiempo que los propios pensadores quedan aisla-dos de su contexto social e histrico. La incapacidad para estudiar un corpus

    de escritura como un todo, en lugar de seleccionar citas a efectos argumen-

    tativos, es un defecto generalizado en la historia contempornea de las ideas;

    pero hay otras distorsiones, adems, ms estrechamente vinculadas con el

    punto de vista particular de Davidson.

    As, la primera seccin de Transformar el mundo, que examina la prehis-

    toria de las ideas de la revolucin burguesa, presenta un amplio conjunto de

    escritores, desde Maquiavelo a Tocqueville, pasando por los sicratas fran-ceses, la escuela histrica escocesa, Paine, Burke, Saint-Simon y Macaulay,

    a lo largo de un centenar de pginas animadas por largas y vvidas citas;

    pero no todos esos pensadores tienen un lugar obvio aqu: Hobbes, Locke,

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    12/20

    126nlr 95

    c

    rtica

    Smith, Hume y Millar podran ser relevantes para la cuestin de la socie-

    dad comercial, pero apenas con respecto a la revolucin burguesa. Por otra

    parte, Davidson casi no se ocupa de los historiadores liberales franceses

    Guizot y, sobre todo, Thierry y Mignet, cuya inuencia sobre Marx y Engels

    es indiscutible. Despacha a Guizot en un par de pginas, minimizndolo,mientras que Thierry y Mignet son casi ignorados. Una caracterstica atrac-

    tiva de esta parte del libro es el examen de los pensadores de la Ilustracin

    escocesa, con los que Davidson muestra una anidad nacional y tempera-

    mental que le honra, pero que estrictamente hablando solo tuvieron una

    relacin ms bien indirecta con el tema del que se trata.

    La seccin sobre Marx y Engels y las vicisitudes de la revolucin bur-

    guesa dentro de la Segunda Internacional durante la dcada de 1930 es

    ms equilibrada en cuanto a los pensadores cubiertos, aunque omite a

    Labriola y Sorel; a Benjamin, quien al parecer nunca se detuvo a reexionarsobre el concepto de revolucin burguesa, le dedica en cambio un amplio

    espacio, quiz por pura anidad personal. Pero, hasta qu punto es plau-

    sible la reconstruccin de Davidson de la teorade Marx y Engels? Aunque

    sin duda est presente en sus obras, no ocupa en ellas un lugar fundamen-

    tal y est conspicuamente ausente all donde Davidson pretende verla, en

    el Prefacio de 1859 a la Contribucin a la crtica de la economa poltica.

    Una de las ponderaciones ms extensas de Marx a propsito del trmino

    es en realidad una digresin en el curso de un severo ataque contra KarlHeinzen, Die moralisierende Kritik und die kritisierende Moral (Beitrag

    zur Deutschen Kulturgeschichte Gegen Karl Heinzen), publicado original-

    mente en octubre-noviembre de 1847 en la Deutsche-Brsseler Zeitung(pp.

    207, 223-227), que Davidson apenas contextualiza. Est claro que Marx y

    Engels consideraban las revoluciones inglesa y francesa hitos decisivos en

    la consolidacin del capitalismo; pero nunca intentaron un anlisis hist-

    rico en profundidad de esas revoluciones, y sus posiciones respecto de su

    carcter burgus fueron siempre tornadizas y contradictorias. En ese sen-

    tido bsico cabe, pues, armar que simplemente no existe un conceptomarxista de la revolucin burguesa. Intentar reconstruirlo a partir de los

    principios nucleares del materialismo histrico (p. 188), como Davidson

    pretende, parece un proyecto cuando menos dudoso, ya que Marx y Engels

    no ofrecen para ello un slido punto de partida. Quiz sera mejor intentarlo

    mediante la investigacin emprica y la teorizacin imaginativa a partir de

    algunas ideas de Marx.

    El tratamiento de Davidson del Prefacio de 1859 aade nuevos pro-

    blemas. Sostiene que al describir el conicto en que entran las fuerzasproductivas con las relaciones de propiedad, abriendo as una poca de revo-

    lucin social, Marx toma la transicin del feudalismo al capitalismo como

    modelo general para otras transiciones y revoluciones; l est pensando

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    13/20

    riley:Revolucin burguesa127

    crtic

    a

    claramente en las revoluciones burguesas (p. 238). Pero de lo que habla Marx

    en el Prefacio de 1859 es de la economa burguesa, como dice al comienzo;

    formula claramente el concepto de contradiccin entre las fuerzas de produc-

    cin socializadas y las relaciones de propiedad privatizadas como forma de

    entender el capitalismo, no el feudalismo. Como l mismo dijo en 1851, enLa lucha de clases en Francia: Tal revolucin solo es posible en los periodos

    en queentran en contradiccin ambos factores: las fuerzas productivas moder-

    nasy lasformas de produccin burguesas (p. 236). De hecho, tal como seal

    Perry Anderson en 1976, el concepto de revolucin burguesa fue construido

    fundamentalmente como una retroproyeccin, cuyo modelo era la revolucin

    proletaria (p. 189). El propio Marx nunca aplic sistemticamente la idea de

    una contradiccin entre fuerzas productivas y relaciones de produccin a las

    economas precapitalistas. Su discusin de los orgenes del capitalismo en

    la Parte viiide El capital y en los Grundrisse textos que no son examinadosen detalle por Davidson no hace un uso signicativo de esa nocin, sino

    que trata de explicar la aparicin de los dos agentes clave en una economa

    capitalista, los trabajadores asalariados y los propietarios de los medios de pro-

    duccin, como resultado de luchas de clases e interestatales muy complejas.

    En lugar de afrontar este problema, Davidson realiza la sorprendente arma-

    cin de que Marx no vea la necesidad de un mecanismo especial con el que

    explicar la aparicin del capitalismo en Inglaterra, porque no crea que fuera

    un fenmeno nicamente propio de ese pas, sino un fenmeno general, almenos en Europa (p. 591). Ahora bien, es evidente que Marx s vea la nece -

    sidad de explicar el surgimiento del capitalismo en Inglaterra, ya que dedic

    gran parte de su libro ms famoso precisamente a eso.

    La seccin sobre revisiones, reconstrucciones y alternativas (Tercera

    Parte) presenta problemas de un tipo diferente. El revisionismo es tratado

    irregular y arbitrariamente. Mientras que se entretiene en los trabajos de

    Trevor-Roper y J. H. Hexter sobre Inglaterra y de Alfred Cobban y George

    Taylor sobre Francia en las dcadas de 1950 y 1960 es decir, versiones

    tempranas y limitadas de lo que se acabara llamando revisionismo eneste campo, Davidson ignora completamente el cuerpo detallado y sosti-

    cado de la obra que realmente dio lugar a esa utilizacin del trmino unos

    veinte aos despus: Conrad Russell, Kevin Sharpe, John Morrill y John

    Adamson sobre la Guerra Civil inglesa; o Franois Furet, Denis Richet y

    Jacques Ozouf sobre la Revolucin Francesa, por mencionar solo a unos

    pocos. Cuando se ocupa de los reconstructores, tal como los denomina

    Transformar el mundo, las debilidades generales del libro en el tratamiento

    de la historia de las ideas reciben un giro poltico tan agudo como paradesgurar totalmente el campo. Cita crticamente los textos de Anderson

    sobre Gran Bretaa de 1964 y 1987, pero sin mencionar especcamente

    su ensayo sobre las revoluciones burguesas, que data de 1976, al que dedica

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    14/20

    128nlr 95

    c

    rtica

    una sola frase, sin ninguna explicacin de su argumento, doscientas pginas

    ms adelante (p. 670). Tambin Arno Mayer aparece en la lista de culpables

    de Davidson, a pesar de ser inocente de cualquier pensamiento al respecto,

    simplemente por haber sido citado por Anderson.

    Las ideas de Brenner son distorsionadas de un modo muy diferente.En primer lugar, la escuela de Brenner es el principal adversario a batir

    por Davidson, incluso antes de examinar el pensamiento de Marx y Engels,

    y luego de nuevo en relacin con el Prefacio de 1859, unas doscientas

    pginas antes de entrar a combatir el propio brennerismo. Luego vuelve al

    ataque un centenar de pginas ms adelante, alegando que trabajos ms

    recientes cita la investigacin a nivel de parroquia en los mercados de

    la tierra y la mano de obra ingleses a nales de la Edad Media por Byres,

    Whittle, Outhwaite, Woodward, Wordie, Duplessis, Overton y Hoffman

    (pp. 746-752) han demostrado que las oportunidades de mercado ayuda-ron a generar una capa de campesinos ricos en las aldeas de la Inglaterra

    premoderna, que pas a formar el estrato capitalista agricultor-arrendatario

    que iba a transformar la economa agraria de la que extraan sus rentas los

    terratenientes de lagentry. El argumento de Davidson quedara expuesto, sin

    embargo, a la rplica de Brenner de que simplemente restablece el supuesto

    smithiano del comercio y los mercados como motores del desarrollo, por lo

    que no va ms all de las posiciones de Sweezy y Wallerstein que el propio

    Davidson critica. El propio Brenner podra estar expuesto a esa misma obje-cin, no obstante, ya que la agricultura comercial inglesa que constituye el

    eje de su argumentacin dependa del mercado de la lana en las industrias

    textiles de los Pases Bajos y de la demanda de grano de la poblacin urbana

    de Londres. Y la sugerencia de Davidson de que Brenner parece compar-

    tir una opinin implcitamente hayekiana relativa a la falta de naturalidad

    de los intercambios de mercado, aunque apenas desarrollada, es una idea

    curiosa (pp. 594-595).

    Sorprendentemente, sin embargo, Transformar el mundo ignora el

    magistral Mercaderes y revolucin de Brenner, tal vez porque Davidson perci-ba que podra debilitar su acusacin general contra el marxismo poltico,

    ya que Brenner demuestra lo decisiva que fue una fuerza burguesa clsica,

    el capital mercantil emprendedor que operaba a escala mundial, tanto para

    desencadenar como para consumar la Guerra Civil y para su eplogo cua-

    renta aos despus. Davidson concentra, en cambio, sus bateras contra los

    seguidores de Brenner Wood, Comninel y Teschke, que, a diferencia de

    Brenner, han hecho grandes esfuerzos para descartar cualquier idea de revo-

    lucin burguesa. Esta rama de la escuela brenneriana, que ha popularizadola nocin de marxismo poltico, podra de hecho ser acusada de mante-

    ner una concepcin apoltica de la historia; sus partidarios no solo tienen

    sorprendentemente poco que decir sobre el paisaje poltico contemporneo

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    15/20

    riley:Revolucin burguesa129

    crtic

    a

    a escala mundial otra vez, a diferencia de Brenner, sino que adems no

    ofrecen ninguna explicacin de la razn por la que la historia del capita-

    lismo se ha visto marcada durante tres siglos por esas grandes convulsiones

    polticas. Aunque Brenner ha sido ms prudente y no ha participado de ese

    mismo negacionismo histrico, lo cierto es que tampoco l ha ofrecido hastaahora ninguna explicacin poltica general de esas convulsiones.

    Trasciende el propio estudio de Davidson ese tratamiento deciente de

    la historia de las ideas? En realidad, no. En ningn momento el libro res-

    ponde, ni siquiera aborda, la pregunta que plantea en su ttulo en ingls:

    How Revolutionary Were the Bourgeois Revolutions?; nunca llegamos a saber

    hasta qu punto eran o no revolucionarias. Davidson tiene muy poco que

    decir acerca de las propias revoluciones burguesas, que nunca son trata-

    das directamente en el curso de las novecientas pginas del libro. Ninguna

    de ellas es en realidad analizada, ni siquiera de un modo supercial. Loque Davidson ofrece, en cambio, son observaciones sobre dos cuestiones

    interconectadas, de carcter general, que plantean esas revoluciones: la com-

    posicin de sus agentes y sus consecuencias. En ambas se enfrenta a un

    problema difcil, a saber, que las posiciones tericas que adopta fueron ya

    planteadas hace unos cuarenta aos por Perry Anderson, la fuente que por

    razones polticas ms desea evitar, aunque repita en gran medida sus argu-

    mentos, ya que Anderson defendi imperdonablemente el socialismo de

    Estado (Brenner, aunque intelectualmente ms distante, resulta ms abor-dable, ya que en el espectro poltico su colectivismo burocrtico es primo

    hermano del capitalismo de Estado de Davidson). En resumen, las tesis de

    Anderson planteadas en The Notion of Bourgeois Revolution, ms tarde

    reproducidas en EnglishQuestions, eran, en primer lugar, que por una serie

    de razones no contingentes, sino estructurales el carcter de la produccin

    feudal, la dependencia de seores feudales y capitalistas con respecto a los

    productores de excedentes por debajo de ellos, la naturaleza heterclita de la

    burguesa como clase, con su ncleo de grandes propietarios capitalistas y

    la periferia de profesionales y administradores que compartan condicionesde vida similares, tal revolucin nunca fue obra nicamente de una bur-

    guesa; campesinos y trabajadores solan entrar en la refriega y congurar

    en parte el curso de las crisis revolucionarias. En segundo lugar, que si bien

    ninguna de ellas produjo el modelo puro de un Estado o sociedad capitalista

    modernos, todas fueron decisivas para establecer sus fundamentos. En ter-

    cer lugar, que hay que dividirlas en dos grupos dotados de sus respectivas

    temporalidades: las revoluciones desde abajo en los Pases Bajos, Inglaterra,

    las Trece Colonias y Francia, antes de la llegada de la industria moderna;y las revoluciones desde arriba en Italia, la Guerra Civil estadounidense,

    Japn y Alemania, despus de su implantacin.

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    16/20

    130nlr 95

    c

    rtica

    Qu aade o resta Davidson a esas conclusiones? Su presentacin,

    tanto de los agentes como del consecuencialismo, es claramente ms dbil,

    ya que no ofrece ningn marco estructural para explorar o entender la hete-

    rogeneidad necesaria de los vectores de esas revoluciones, limitndose a

    observar que la burguesa no econmica jug un papel ms importanteque la econmica, repitiendo de hecho, sin reconocerlo, la tesis de Kautsky

    de que fueron intelectuales burgueses, ms que empresarios, los que lleva-

    ron la iniciativa. Aunque la exposicin de Anderson explicitaba el carcter

    econmico no especco de la burguesa a diferencia de la nobleza feudal

    o el proletariado industrial como explicacin de la naturaleza no inten-

    cional de las revoluciones burguesas, el consecuencialismo metodolgico

    de Davidson sigue injusticado. Su reproduccin del contraste taxonmico

    entre revoluciones desde abajo y desde arriba tambin lo aparta de su con-

    dicin estructurante, el advenimiento de la produccin industrial moderna,y lo vincula en cambio a 1763, una periodizacin no muy lejana del nfa-

    sis de Wallerstein en el capitalismo como sistema comercial dinmico que

    priva de cualquier signicado especial a la revolucin industrial, criticado

    enrgicamente por Davidson. En cuanto a las adiciones, Davidson atribuye

    gran importancia a la distincin entre revoluciones sociales y polticas:

    las primeras transforman la naturaleza de la sociedad, mientras que las

    segundas solo alteran el control del Estado. Slo las primeras son admisibles

    como revoluciones burguesas, pero Nairn y Anderson incluan injusticada-mente a las segundas en el concepto, con el argumento de que la revolucin

    burguesa original en cada uno de los pases principales tena abundantes

    secuelas en posteriores transformaciones violentas del Estado, desde dentro

    o desde fuera: 1689 en Inglaterra; 1830/1848/1871 en Francia, 1861-1865

    en Estados Unidos; 1945 en Alemania, Japn e Italia. En segundo lugar,

    Davidson presenta, como caba esperar, su teora del Estado capitalista

    para extender la categora de las revoluciones burguesas al derrocamiento

    del propio capitalismo.

    Qu podemos aprovechar de estas glosas? Histricamente hablando,la distincin entre una revolucin social y una revolucin poltica no

    suele ser clara, ya que los episodios sociales originales a los que Davidson

    concede el ttulo de revoluciones burguesas no llevaron, ni podan hacerlo,

    a una transformacin completa de la sociedad, como l mismo reconoce en

    otro lugar: fueron precisas secuelas violentas que no solo cambiaban a los

    gobernantes, sino que tambin afectaban a la estructura del Estado y al orden

    social. De hecho aplica, sin reparo, la caracterizacin apresurada de Lenin del

    derrocamiento de la monarqua portuguesa como una revolucin burguesa,a pesar de que no conllev una transformacin social importante; lo mismo

    se puede decir del rgimen de los Jvenes Turcos, que ni siquiera aboli el

    sultanato. En cuanto a la extensin de la nocin de la revolucin burguesa

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    17/20

    riley:Revolucin burguesa131

    crtic

    a

    al establecimiento de los regmenes comunistas en la urssy China, como

    introductores del capitalismo de Estado, es poco probable que convenza a

    nadie fuera de las las de los creyentes ya convencidos. La atencin que le

    presta Davidson conduce a disquisiciones enormemente desproporcionadas

    de los escritos de Trotski sobre la revolucin permanente y su correccinen la teora de la revolucin permanente desviada de Cliff (pp. 657-665),

    por no hablar de la revolucin permanente doblemente desviada de otro

    incondicional del swp, que deforman la estructura de Transformar el mundo.

    El intento de Davidson de convertir esas distinciones en una prueba decisiva

    en cuanto a la correccin o incorreccin terica solo conduce a contorsiones

    dentro del propio campo del swp. Para Davidson, la Revolucin Cubana no

    llega a la categora de revolucin social, a diferencia de la china, porque el

    pas ya era capitalista; lo mismo cabe decir del derrocamiento de los regme-

    nes comunistas en Europa Oriental. Para su compaero de partido Chris

    Harman, la Revolucin China era poco ms que un lenvantamiento poltico.

    Otro caso es el del golpe de Estado de Nasser en Egipto, que Davidson con-

    sidera una revolucin social, a diferencia del derrocamiento del sah en Irn,

    una mera revolucin poltica a pesar de que all tuvieron lugar grandes

    movilizaciones sociales (p. 663). Esa parte del libro puede dejarse de lado

    para su consumo por los lectores ms devotos y los menos entusiastas pue-

    den saltrsela despreocupadamente.

    La contribucin ms signicativa de Davidson radica en dos armacionesque tienen que ver con problemas de la revolucin burguesa en su aspecto

    menos destructivo. Las principales consecuencias por las que se puede denir

    una revolucin de este tipo, argumenta, son el dominio no el surgimiento

    del capitalismo como principio organizador de la economa y la sociedad, y la

    construccin de un Estado nacional, capaz de emprender una serie de tareas

    vitales para los intereses del capital. En cuanto a la primera, Davidson debilita

    su argumento al interpretar la dominacin como el paso de la subsun-

    cin formal del trabajo al capital a la real, que para Marx, como ha sealado

    Callinicos y Davidson concede, no signicaba nicamente la propagacin del

    trabajo asalariado, sino la implantacin de la fabricacin con mquinas. Pero

    tambin sostiene que las revoluciones burguesas no aceleraron el desarrollo

    capitalista como tal, al menos durante un periodo considerable de tiempo,

    como en Francia, suscitando con ello la burla de Wood y otros, sobre la base de

    que, si las consecuencias de tales revoluciones pueden ser tanto acelerar como

    retardar el crecimiento econmico, apenas seran relevantes para el desarrollo

    del capitalismo como tal. Lo ms sorprendente es que Davidson no realiza

    ningn intento de vericar el supuesto retraso econmico real en Francia,Italia o cualquiera de los dems pases en cuestin despus de la revolucin,

    con el n de conrmar su argumento. Cmo distinguir, por otra parte, emp-

    ricamente, entre los orgenes del capitalismo y su ascenso al dominio?

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    18/20

    132nlr 95

    c

    rtica

    La discusin, que recuerda la distincin althusseriana entre formacin social

    y modo de produccin, sigue apareciendo desligada de cualquier anlisis his-

    trico emprico.

    Su argumentacin sobre el Estado nacional que debe surgir como con-

    secuencia de la revolucin burguesa especica tres funciones bsicas: elEstado asegura que la competencia entre capitales no conduce a una guerra

    de todos contra todos y que la lucha entre el capital y el trabajo se resuelve en

    favor del primero; suministra bienes pblicos bsicos, como carreteras, puer-

    tos, escuelas o servicios de asistencia social, necesarios para la reproduccin

    capitalista; y congrega los capitales en un territorio nacional determinado,

    defendiendo sus intereses comunes frente a los rivales externos, al tiempo

    que integra a la clase obrera mediante el nacionalismo ideolgico. Bastan

    esas especicaciones? Davidson evita esencialmente cualquier discusin

    sobre el tipo modal de Estado que debe cumplir las tres funciones que atri-buye al mismo. Olvida totalmente las instituciones representativas, que l

    entiende como innecesarias en gran medida para la dominacin de clase

    capitalista. Una razn podra ser que comprometera la armacin de que

    las revoluciones burguesas clsicas eran asuntos de una vez y para siempre,

    sin necesidad de secuelas, ya que ninguna de ellas estableci realmente la

    democracia burguesa tal como la conocemos hoy da. Otra razn es pol-

    tica: Transformar el mundo pretende tanto rechazar la teora etapista de la

    historia de los estalinistas, que seala el establecimiento de una repblicademocrtica como tarea principal de la burguesa, como la idea de que

    el aumento de la democracia representativa ha dejado obsoleta la revolu-

    cin socialista. El argumento de que los movimientos revolucionarios son

    poco probables en el contexto de la democracia representativa, que podra

    parecer supercialmente plausible en los primeros aos del tercer milenio,

    pierde capacidad de conviccin frente al hecho de que la democracia repre-

    sentativa est ahora en retirada (p. 885).

    Davidson insiste repetidamente en que la democracia burguesa fue

    consecuencia de la presin de la clase obrera (por lo que quiz no debe-ra llamarse siquiera democracia burguesa). Arma que la adhesin a

    los criterios de la democracia (p. 403) como referencia de la dominacin

    burguesa normal, compartida por Lukcs y Barrington Moore, mostraba

    su incapacidad para romper con el etapismo ortodoxo. Reprende a Paul

    Ginsborg, que confrontaba el absolutismo con la democracia burguesa

    en su ensayo sobre la revolucin pasiva (pp. 673-674); alaba en cambio el

    texto Peculiarities of German History,de Geoff Eley y David Blackbourn, por

    argumentar que la revolucin burguesa debe denirse por la promocinde un desarrollo capitalista sin trabas que no implica necesariamente

    la democracia (pp. 676-677); y recomienda la visin de Callinicos de que

    la revolucin burguesa sea entendida como un proceso que establece un

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    19/20

    riley:Revolucin burguesa133

    crtic

    a

    centro autnomo de acumulacin de capital, aunque no democratice el

    orden poltico ni elimine las relaciones sociales feudales (p. 681). Pero si

    bien la burguesa rara vez ha promovido por s sola el sufragio universal,

    la izquierda ha exagerado espectacularmente el argumento, polticamente

    atractivo, eso s, de que la clase obrera fuera la principal fuerza impulsora dela democracia representativa.

    El enfoque de Davidson presenta dos problemas. En primer lugar, por

    razones consecuencialistas, el hecho de que las revoluciones burguesas no

    siempre establecieran instituciones representativas no debe excluirlas como

    caractersticas centrales de un Estado burgus plenamente consolidado.

    En segundo lugar, estas instituciones parecen haber sido por lo menos tan

    importantes como el nacionalismo para la consolidacin de la dominacin

    capitalista. Negar cualquier conexin entre el capitalismo y los elitismos

    competitivos que han venido a llamarse democracias en el ncleo del mundocapitalista es una forma de ceguera. Como Lenin y Luxemburg reconocan,

    y como argumentaba brillantemente Capitalism and Social Democracy de

    Adam Przeworski, la participacin en la lucha electoral tiende a disolver

    ms que a fortalecer a las organizaciones de la clase trabajadora, ya que

    sus partidos apelan a grupos fuera de su ncleo de clase y, ms en general,

    se relacionan con sus seguidores ms como masas electorales que como

    clase. Adems, como reconocan Kautsky (en Die Diktatur des Proletariats) y

    Therborn (en What Does the Ruling Class Do When It Rules?), los Parlamentosson un instrumento extraordinariamente ecaz para la negociacin de las

    graves diferencias intraclasistas que fragmentan el poder capitalista. De los

    tres requisitos de Davidson para la constitucin de un Estado capitalista, se

    dira que el de estructurar la lucha intraclasista e interclasista parece reque-

    rir prcticamente una democracia representativa.

    Transformar el mundo introduce un atributo estructural, no funcional, del

    Estado que surge de una revolucin burguesa: debe ser un Estado-nacin,

    debido a la necesidad de los capitales de contar con una organizacin

    territorial con propsitos competitivos (p. 819). Para Davidson, el capi-talismo, como sistema de acumulacin competitiva basada en el trabajo

    asalariado (p. 816), se expresa en el mbito internacional como competen-

    cia interestatal. En un texto escrito despus de que el libro fuera publicado,

    ha argumentado que el capitalismo requiere positivamente una multipli-

    cidad de Estados, ya que los capitalistas necesitan una proteccin especial

    de sus intereses frente a los competidores; si no hubiera ms que un solo

    Estado mundial capitalista, ninguno tendra dicha proteccin. La debilidad

    de ese argumento una especie de prueba ontolgica como la de Anselmo deCanterbury con respecto a la existencia de Dios es evidente por s misma.

    El registro histrico muestra claramente que el sistema interestatal surgi

    en el siglo xviien la Europa continental, forjado durante siglos de guerras

  • 7/25/2019 Property Leading the People, NLR 95, September-October 2015

    20/20

    134nlr 95

    c

    rtica

    que siguieron una lgica scal-feudal de acumulacin territorial. Las bur-

    guesas en ascenso tuvieron que adaptarse a esta realidad preexistente, que

    asumieron como un hecho, pero que ellas no crearon.

    La adhesin de Davidson a la teora del capitalismo de Estado, por un

    lado, y al determinismo de las fuerzas productivas, por otro, da lugar a unatensin bsica en su anlisis. Insiste en varias ocasiones en que el capita-

    lismo fue instituido mediante un conjunto de transformaciones polticas

    decisivas, pero al mismo tiempo sostiene que era casi inevitable como

    producto de una gestacin irreversible en el seno del feudalismo, no solo

    en Inglaterra, sino en toda Europa y ms all. El voluntarismo revoluciona-

    rio pugna repetidamente a lo largo del libro con el determinismo evolutivo,

    generando muchos prrafos locales agudos, pero tambin enormes ten-

    siones estructurales globales. A pesar de estas deciencias, Transformar el

    mundoplantea, aunque no resuelve, una cuestin absolutamente fundamen-tal: cul es la relacin entre el desarrollo del capitalismo y la formacin de

    los Estados nacionales? El progreso en esa indagacin requerir una reelabo-

    racin crtica, no dogmtica, de la tradicin marxista, una conceptualizacin

    ms rigurosa del problema histrico bsico y, quiz lo ms importante, un

    modelo plausible de lo que es realmente un Estado capitalista. Aunque el

    anlisis de Davidson adolece de graves deciencias, no es porque ya exista

    un conjunto de respuestas razonables a las preguntas que plantea. La nocin

    de revolucin burguesa sigue siendo polticamente central y tan enigmticacomo siempre.