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PROYECTO 1
ANÁLISIS DE LA PRÁCTICA MUSICAL EN LA IGLESIA CATÓLICA A PARTIR DEL
CONCILIO VATICANO II
VÍCTOR MANUEL MOLINA MEJIA
Tutor:
JOHN DALFER SALAZAR
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN RELIGIOSA
2017
PROYECTO 2
DEDICATORIA
A todos los amigos con los que entable conversaciones respecto a este trabajo.
A mi esposa Anny y mis dos hijos.
A los docentes con los cuales compartí momentos y experiencias fuera del aula de clase.
PROYECTO 3
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a la docente Ana Sofía Gaviria Cano por regalarme parte de su amor por la
docencia y mostrarme una posibilidad de perfil en mi trabajo como docente.
A mi familia por su constante motivación y apoyo
A la Universidad Católica de Pereira por mi formación académica
Al Programa de Licenciatura en Educación Religiosa por ofrecer un ambiente humano en su
quehacer pedagógico
Al Presbítero John Dalfer Salazar por su sabiduría, su ayuda y entrega académica y su
testimonio de fe y alegría.
PROYECTO 4
“la música sacra es místico sentir del espíritu humano que expresa su filial comunicación
con Dios, invocada en la más cualificada armonía que pueda producir la técnica
comunicativa del lenguaje musical. El buen gusto, síntesis de la verdad, bondad y
hermosura, lleva al artista a hacer confesión, por medio del talento o práctica musical, de
su mística unión con Dios. La música sacra es, por esta causa, más allá de toda lengua
vernácula, verdadero lenguaje universal.” Fernando Rielo
PROYECTO 5
INDICE
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACION ................................................... 11
1.1 Descripción del problema: .......................................................................................................... 11
1.2 Antecedentes: .............................................................................................................................. 16
1.3 Justificación ................................................................................................................................ 19
1.4 Objetivos: .................................................................................................................................... 20
1.5.1 Específicos: .......................................................................................................................... 20
2. REFERENTE TEÓRICO .................................................................................................................. 21
3. METODOLOGIA. ............................................................................................................................ 35
3.1 Tipo de investigación. ................................................................................................................. 35
3.2 Diseño de investigación: ............................................................................................................. 35
3.3 Unidad de trabajo: ....................................................................................................................... 35
3.4 Técnica de recolección de información: ..................................................................................... 36
3.5 Instrumentos:............................................................................................................................... 36
3.6 Procedimiento: ............................................................................................................................ 38
3.7 Cronograma................................................................................................................................. 38
4. RESULTADOS................................................................................................................................. 40
5. DISCUSIÓN. .................................................................................................................................... 55
6. CONCLUSIONES ............................................................................................................................ 59
7. ANEXOS .......................................................................................................................................... 64
8. Referentes Bibliográficos ................................................................................................................ 119
PROYECTO 6
LISTADO DE TABLAS
Tabla 1 Categorías (concepto y dimensiones) 37
Tabla 2 Cronograma 38
Tabla 3 Resultados 53
PROYECTO 7
RESUMEN
Este proyecto consiste en el análisis de las prácticas musicales en las celebraciones litúrgicas
a partir del Concilio Vaticano II y los documentos que iluminan el tema. Se hace un bosquejo
de la realidad con el interrogante acerca de los criterios de la participación musical en la
Iglesia Católica, dado que se detectan en su praxis varios caminos de interpretación e
implementación a veces sin contextualización, fenómeno que desvirtúa la naturaleza de la
celebración. A partir de la problemática se indican caminos para el buen desarrollo de la
celebración litúrgica a partir del Concilio Vaticano II desde la condición del hombre como
sujeto con conciencia de musicalidad y como persona que vive su fe en relación a la
comunidad celebrante.
PALABRAS CLAVE: Música y Religión, Concilio Vaticano II, Celebración Litúrgica,
Música y Salvación, Música Sacra.
ABSTRACT
This project consists in the analysis of the musical practices in the liturgical celebrations
from the II Vatican Council and the documents that iluminate the theme.It explain the
reality with the question about of the criteria of the musical participation in the catholic
church, since it looks in his experience diferents ways of interpretation and implementation
sometimes without contextualization, phenomenon that mislead nature of the celebration.
Since this problematic it shows different ways for the development of the liturgical
celebrations of the II Vatican Council since the condition of man like subject whit awareness
of musicality and like person who lives his faith in relation to the celebrant community.
KEY WORDS: Music and Religion, II Vatican Council, Liturgical Celebration, Music and
Salvation, Sacred Music
PROYECTO 8
INTRODUCCIÓN.-
En todo el estudio del tema religioso y de la música se evidencia, en gran medida, a modo de
cuerpo armonioso, una relación entre lo espiritual y lo musical, que corresponden de manera
interior a la percepción de lo religioso y a la tendencia musical interna que tiene el hombre;
una tendencia del pensamiento. Los sonidos, como cualidad privilegiada en esta relación, han
sido herramienta fundamental en dicha concordancia músico-religiosa; desde el relato de la
creación se ve a la materia sumida en el caos, un caos que en contra posición a lo armónico es
estático, inmóvil, y por ende, carente de sonido. Cuando aparece el sonido articulado, la voz:
“y dijo Dios” todo se va transformando en armonía no solo artística sino existencial, ya que
toda la obra creada tenía como objetivo dar el contexto de plenitud y realización al hombre,
como muestra y designio de amor.
En esta trama primigenia entre sonido y experiencia trascendente, entre palabra y
acción creadora, entre música y religión, entre armonía y actuar de Dios, aparece la evolución
y el proceso histórico que confirman la unidad entre éstas. La música ha estado ligada a la
experiencia religiosa de los pueblos como consecuencia de un pueblo que celebra las
manifestaciones de su deidad y la manera en que ésta influye en la vida de un pueblo.
En este caso, los cristianos encuentran la realización plena de dicha experiencia en la historia
de la salvación que Dios hace con el pueblo elegido. San Pablo al respecto afirma que “estas
cosas les sucedieron como ejemplo (Israel), y fueron escritas como enseñanza para nosotros,
para quienes ha llegado el fin de los siglos” (1ª Cor 10,11). Así pues, dicha salvación e
intervención de Dios en la historia del hombre es un acontecimiento que causa en el pueblo
una respuesta de agradecimiento, una manifestación jubilosa y festiva manifiesta en gran
medida en la ejecución del canto y su respectivo acompañamiento musical.
PROYECTO 9
Esta explosión del espíritu se estructura litúrgicamente en un culto público a la Divinidad,
que podemos constatar en el proceso progresivo de la revelación, según el desarrollo histórico
y cultural marcado por la praxis tradicional de la Iglesia, pero que, sin duda, ha tenido
dificultades en su desarrollo y ejecución, problema que se tiene cuando existe un nuevo
paradigma o una nueva forma de interpretación de la realidad, en este caso las propuestas y
disposiciones del Concilio.
Este trabajo se une a la interpretación y análisis de esa respuesta y consecuencia del actuar de
Dios y del encuentro con Cristo manifestado en la liturgia de un pueblo que canta las hazañas
del Señor.
Así pues, en un primer momento, se expone el planteamiento del problema acompañado de la
ruta conceptual a seguir con categorías básicas que dibujan un primer boceto de la intención
del estudio con una cuestión que agudiza y enfoca el tema de la práctica musical en las
celebraciones litúrgicas a partir del Concilio Vaticano II, no sólo como momento histórico,
sino como explosión litúrgica: renovadora y participativa.
Con esta gran columna conceptual, adquirida por los datos recogidos, se establece la relación
con la unidad de trabajo, en este caso el Concilio Vaticano II, y estos últimos con los
documentos citados a lo largo de la investigación, para tener los resultados que se exponen en
dos apartados, a saber: en primer lugar, el acercamiento sobre la naturaleza de la música y el
surgimiento de la misma en las celebraciones culticas desde los conceptos de: alabanza, juicio
estético, idea existencial, todo esto acompañado de un panorama de la historia de la
Eucaristía y un segundo momento que expone la condición del ser humano en cuanto que la
PROYECTO 10
música es inherente al razonamiento y en tanto que su estudio está ligado al proceder
religioso. En la discusión se hace una relación de los dos momentos para proponer pautas
claras frente al desarrollo de los objetivos. Así pues, a lo largo del trabajo se descubre el
constante diálogo entre religión y música como base de las demás relaciones conceptuales al
respecto.
PROYECTO 11
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACION
1.1 Descripción del problema:
En el plano de la expresión religiosa, aparece la necesidad intrínseca de ayudar a
consolidar y representar dicha expresión desde el ámbito musical. Como primera toma del
plano relacional entre música y religión, se afirma que estos dos conceptos son muy estrechos
en su origen y práctica, que dicha relación parece connatural desde su génesis, de tal manera
que es “tan antigua y universal, tan íntima y familiar”. Wibberley, B. (1934).
Así pues, aparece esta correspondencia entre la evolución musical y el desarrollo
religioso, que se registra desde las creencias primitivas, su necesidad de expresión y de ser
consecuente con su idea de lo supra-mundano. Dicha reciprocidad siempre tendrá lugar
cuando alguna de ellas se pone en escena; la música y la religión, aunque son dos cosas
distintas, desde el punto de vista histórico siempre se hallan juntas e intrínsecamente
asociadas. Wibberley, B. (1934).
No es menester de este estudio desarrollar detalladamente una propuesta histórica,
pero se tendrá como punto de referencia lo dicho anteriormente para no perder de vista la
relación primigenia entre música, como transformación por el desarrollo de la armonía y de
los instrumentos musicales, y religión. Ya en nuestros días el fenómeno de incorporación de
nuevos instrumentos musicales y de propuestas armónicas y de musicalización en la reunión
religiosa, ha transformado la celebración de la expresión religiosa o por lo menos la ha
afectado de tal manera que ha despertado interés en conceptos tales como: Identidad
PROYECTO 12
religiosa, cultura, actitud religiosa, liturgia; ha marcado una notable diferencia entre las
muchas actitudes o momentos con respecto a “las celebraciones”, entendidas como
consecuencia del encuentro o experiencia con lo trascendente.
El fenómeno de incorporación de nuevos instrumentos musicales y de matices
diferentes en la musicalización en la Iglesia, a lo largo de la historia, se ha concentrado en el
estilo musical, entendido como característica propia de las tendencias de cada autor o, en este
caso, en la contemporaneidad y no en la significación o re-significación de modos musicales
introducidos sin más en las celebraciones; inclinación que mutila el significado de la
celebración misma y ensombrece la identidad de la persona o comunidad que inicia su
experiencia religiosa.
Dicha interpretación de la realidad religiosa se ha detectado por algunos síntomas: la
preferencia notable de las personas por un estilo musical determinado sin importar su credo o
elección cultual, una evidente colonización en relación con la tradición armónica religiosa de
formas musicales “paganas” con un nuevo contenido e incluso un nuevo oficio litúrgico, re-
significación del concepto de fiesta y de gozo desde el ámbito religioso.
En la Sagrada Escritura se evidencian algunos ejemplos del atributo trascendente dado
a los instrumentos musicales; en el Antiguo Testamento, Saúl es atormentado por un espíritu
y sus criados buscaban por doquier alguien que toque el arpa para librarlo de dicho mal (1ª
Samuel 16, 14-23 – 1ª Sm 16, 16). O por ejemplo, los trances proféticos inducidos por
instrumentos musicales (1Sm 10, 5) y un sinfín de apariciones donde los instrumentos
musicales, interpretados por los cantores o músicos, acompañan, durante la historia de
salvación, los momentos musicales como sello de la intervención de Dios.
PROYECTO 13
Para Salazar (1987) el origen de la música se remonta al mismo comienzo del hombre
y su conciencia de corporeidad, pues es sin duda un inigualable medio para interpretarse a sí
mismo en relación con su entorno y “lo Otro” ya que su práctica es a la vez expresiva y
placentera (p.23-30). Este descubrimiento de las cualidades sonoras hace parte de la
minuciosa búsqueda por encontrar los instrumentos que puedan liberar de su cuerpo dichos
sonidos.
Así pues, el significado de los instrumentos musicales ha constituido una parte
esencial en el trabajo de interpretación y representación de la realidad religiosa en cuanto que
ha sido inseparable de sus mismas expresiones ayudando a fortalecer sus intenciones con lo
trascendente. En este sentido, se percibe en el ambiente religioso, como resultado del proceso
histórico, un divorcio entre técnica musical y sentido o significación de los instrumentos
musicales de dicha práctica en el campo religioso, pues los intérpretes de los instrumentos
musicales expresan a través de ellos su sentir e interpretación de la liturgia, lo particular de su
entender lo trascendente, pero no atienden en su contenido a lo que expresa la manifestación
de la celebración en su interior.
Si la música pierde el sentido de la liturgia, o si dicha liturgia deja de ser el centro de
la celebración del encuentro con Dios, entonces la conexión entre lo humano y lo divino se
pierde por las mismas deficiencias humanas, es decir, cuando prima la eficacia del tiempo, la
producción material, y todos los pormenores que dentro del ámbito mundano rodean al
hombre, el detrimento artístico de la música en la liturgia así se hace evidente.
Básicamente somos seres que obedecemos a nuestros impulsos naturales, es decir, los
sentidos nos revelan el mundo. La manifestación de Dios a sus creaturas no es ajeno a dicho
PROYECTO 14
proceso, por eso la sacralidad de la música en el contexto litúrgico invita a que ella sea
manifestación de ayuda para que el nexo establecido por la divinidad en el culto se mantenga,
no que la música pase a ser el centro y eje principal de este encuentro, sino que sea un
servicio maravilloso en torno a lo que el hombre encuentra en Dios.
La gran mayoría de las manifestaciones artísticas de la posmodernidad tienden a la
decadencia de tipo moral, en la música, por ejemplo nacen nuevos estilos y géneros donde se
avala el pansexualismo, la degradación de la dignidad de la mujer, y el acceso al mundo de
las drogas. Cuando el hombre logra mayor control de la ciencia, conquista la mayor cantidad
de avances técnicos, sus manifestaciones artísticas decaen, es allí donde el juego de la música
al servicio de una industria económica, pierde la relevancia, ya no es el aliento de el espíritu
sino el negocio de los sentimientos y la manipulación del placer.
En efecto, la modernización de los instrumentos musicales y la propuesta musical trae
una necesidad de re-significación en su oficio religioso, además urge una interpretación del
interés musical en su uso, ya que en la contemporaneidad el motor que mueve el arte musical
es la industria.
Significa entonces que este ejercicio musical en la expresión de fe de una comunidad
específica, según este modo de interpretación, se ha convertido en un mercado, competencia
laboral que ha malbaratado el noble uso de los instrumentos musicales en la actividad
litúrgica como celebración religiosa, pues ya no importa la relación de la música en la
celebración con la vida de fe, sino que importa en tanto y cuanto sea esta partícipe de la carga
a nivel de diversión o el sentimentalismo de la celebración.
PROYECTO 15
Ahora bien, surgen algunas cuestiones respecto al ejercicio musical en el oficio
religioso: ¿Es de libre elección la musicalización en la celebración litúrgica? ¿Existe un
acercamiento más estrecho por el modo musical en la celebración religiosa que por su misma
guía o principio filosófico o teológico? ¿La música en el oficio religioso se ha utilizado para
expresar la fe o para atraer adeptos? ¿Hasta qué punto las celebraciones cambian su dinámica
por su musicalización? ¿A quién ofrece el músico el arte con su instrumento? ¿Es motivo de
expresión religiosa la intención del cantor?
En esta problemática que se detecta en el presente, con causas que se relacionan con
procesos tecnológicos, concepciones artísticas, industrialización de la música, relativismo y
sincretismo religioso, formación musical, trama que juega un papel importante para presentar
un análisis de este estudio, urge la interpretación desde la reflexión y el acercamiento a la
actividad pastoral; trabajo que se une a la tarea eclesial y a la misión de Jesucristo, en cuanto
que es la salvación de todos los hombres, no solo para librarlos del infierno temporal sino,
fundamentalmente, para rescatarlos del sin-sentido existencial.
Con un grito potente, y una intención universal incluyente y ecuménica, el Concilio
Vaticano II ha dado pautas generales para el desarrollo litúrgico “valido” para los tiempos de
hoy pues “se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar
mejor a las necesidades de nuestro tiempo (…) para invitar a todos los hombres al seno de la
Iglesia” (S.C p. 95), y así urge la creación de caminos que indiquen y guíen la ruta de la
reforma para que los involucrados en dicha labor reciban la capacitación debida,
reconociendo y respondiendo al llamado especifico que Dios hace a cada persona.
Las necesidades concretas de cada contexto cultural son mediocres, debido a la
acogida sin mucho cuidado de las pautas generales; en el caso musical ocurre con gran
frecuencia debido a la pérdida y relativización del significado, naturalmente, religioso,
litúrgico o cultual.
PROYECTO 16
El Concilio Vaticano II, con su interés de reforma y mejoramiento eclesial, ha dado
una serie de criterios para la celebración de la vida de fe en el reconocimiento de su
contexto social, de relación con otras expresiones de fe diferentes a la católica.
Criterios que, en este caso, apuntan hacia el sentido musical en la liturgia y el uso
adecuado que se le da. Todas estas cuestiones tienen valor en el rastreo histórico del
significado de los instrumentos musicales en la Iglesia Católica a la luz del concilio
Vaticano II.
Pregunta de Investigación
¿Cuáles son los criterios de participación musical en las celebraciones litúrgicas de la Iglesia
Católica a partir del Concilio vaticano II?.
1.2 Antecedentes:
(Cárdenas Corrales, 2003). “La música como expresión teológica para hablar al joven
de hoy”.
La investigación realizada por Cárdenas se pregunta acerca de cómo presentar al hombre de
hoy el mensaje de Dios, que según la apreciación de Juan Pablo II con respecto a estos
elementos es: audible, atrayente, y vivencial. Se reflexiona acerca del alcance que tiene la
música en general y como herramienta eficaz para la pastoral.
PROYECTO 17
Cárdenas desarrolla la investigación a partir de la labor de rastreo documental,
principalmente de la reforma del Concilio Vaticano II, en relación con la Sagrada Escritura
(La Biblia), y otros textos litúrgicos del armazón teórico de la Iglesia Católica. Tiene un
segundo momento analítico de la descripción e investigaciones desarrolladas a partir de la
contextualización y problematización de la realidad juvenil en la posmodernidad.
Cárdenas pretende crear un ambiente renovador con respecto a la necesidad de
apertura que urge en la Iglesia con respecto a presentar un Cristo atrayente, y que además, a
través de la música, puede llegar a tener una buena herramienta para hacerlo. Afirma que, el
canto en la asamblea cristiana es una manifestación de fe por excelencia, ya que es expresión
del encuentro con Dios en relación con su propia vida.
(Estrada Abadía, 1989). “Evolución histórica y clasificación de los instrumentos
musicales”
Estrada Abadía plantea el problema de si puede considerarse el movimiento, la
estructura profunda o estructura de contenido de la música, como un proceso de conocimiento
y manifestación artística humana.
Este trabajo sigue el método inductivo-deductivo, también el descriptivo. Tiene un
primer momento documental y un segundo momento etnográfico de conversaciones con
expertos así: el primero hace referencia a la evolución histórica de los instrumentos musicales
y el segundo de la clasificación de los instrumentos musicales.
Los resultados de esta investigación son una organizada presentación histórica de la
evolución y origen de los instrumentos y su clasificación en las diferentes “familias”.
Además, ubica geográficamente los instrumentos musicales. El estudio rastrea al instrumento
PROYECTO 18
en todo su contexto, pero no da una interpretación con respecto al sonido y el significado para
la comunidad donde surgió.
Ginés Cruz Zamora 2012, “La música religiosa en las parroquias antes y después del
concilio Vaticano II”.
El objetivo del trabajo de Cruz es analizar los sustanciales cambios que tuvieron lugar
en el repertorio de la música litúrgica en las parroquias de pueblo o de barrio a partir de
los postulados del Concilio Vaticano II, centrando la investigación en las parroquias del
Campo de Cartagena. Muchas de las ideas expuestas son extrapolables a la gran mayoría
de parroquias españolas, ya que, si bien hay ciertos cambios en los repertorios, el corpus
principal de cantos usados es básicamente el mismo.
Este trabajo presenta la musicalización de la misa antes y después del concilio
Vaticano II y su relación con el contexto cultural de la época, además hace un análisis
técnico de la influencia de otros géneros y estilos sociales de vida, sobre todo de
movimientos de jóvenes con la introducción de estos mismo en la liturgia.
Germán Eliécer Rendón Acevedo, 2008 “La música como un medio para
evangelizar”.
La tesis de Rendón se plantea el problema de cómo la música puede ser un medio para
evangelizar. La investigación se presenta en dos momentos. El primero corresponde a un
posicionamiento histórico y etimológico para llegar a un segundo momento conceptual y de
PROYECTO 19
conclusiones con respecto a la importancia de la música y del oficio o ministerio de cantor en
la experiencia de fe de las personas.
Por último, el trabajo destaca la labor de las personas que se han dedicado a
evangelizar por medio de la música, resaltando las múltiples maneras y posibilidades que
brinda la misma. Este trabajo culmina poniendo de relieve la necesidad de llevar a cabo la
tarea que Cristo encomendó a la Iglesia de conducir a todos los hombres el evangelio por
medio de la música.
1.3 Justificación
Esta investigación surge de la necesidad hermenéutica que existe en la práctica
religiosa a nivel litúrgico por el poco cuidado a las pautas y recomendaciones del Concilio
Vaticano II en el campo musical para las celebraciones, de re-significar los elementos
musicales y su mismo sentido en el plano religioso, de su uso celebrativo como ayuda a la fe
del pueblo de Dios.
El Concilio Vaticano II, en el contexto de la musicalización en el oficio religioso,
hace que se reconozca, en primer lugar, la importancia de la preparación del servicio musical
en la Iglesia Católica; en segundo lugar, genera un reconocimiento de las expresiones
musicales entre los diferentes tiempos litúrgicos y su contexto cultural, en tercer lugar, este
estudio, hace parte de un interés importante para interpretar, en últimas, lo que el Concilio
Vaticano II propuso, como reforma y canon del servicio musical en la liturgia.
Es importante subrayar, como consecuencia de esta investigación, el alcance que tiene
la liturgia en su impacto a las generaciones posmodernas y su relación con el arte musical; se
asiste a un panorama totalmente musicalizado, a un planeta globalizado y atrayente
PROYECTO 20
precisamente por manifestaciones artísticas. Las nuevas generaciones siguen con
apasionamiento ciertos estilos musicales, influenciados por un panorama técnico y cualidades
de sonidos diferentes; pero al margen de su relación con las prácticas religiosas.
El tema es pertinente debido al dialogo vigente entre fe y arte, ya que en el plano
estético se evidencia una transformación cuyos constructores y agentes principales son los
jóvenes y donde, en el plano cultual celebrativo, como espacio privilegiado para la fe,
precisamente, algunos elementos que lo transforman, carece de estilo y contenido atrayente
para las nuevas generaciones.
El aporte de este trabajo no solo ayudará a entender lo que aparece en el campo
musical celebrativo a modo de diagnóstico, sino que será una pequeña luz que rompe las
tinieblas con respecto a cómo llevar a cabo la reforma de tipo musical en el ámbito
celebrativo de carácter litúrgico.
1.4 Objetivos:
Comprender la práctica musical en las celebraciones litúrgicas para la Iglesia Católica a
partir del Concilio Vaticano II.
1.5.1 Específicos:
Examinar a partir de los documentos relacionados con el Concilio Vaticano II, los
diferentes criterios de musicalización en las celebraciones litúrgicas.
Analizar las diferentes propuestas de los documentos a partir del Concilio Vaticano II
como posibilidad de musicalización para las celebraciones litúrgicas.
Presentar una propuesta que ayude a la práctica musical en la liturgia.
PROYECTO 21
2. REFERENTE TEÓRICO
Gráfico Categorías:
En el grafico se expone la jerarquía de dominios a nivel conceptual que alimenta y
sustenta la relación entre sí de la información recolectada y el dialogo constante
entre la misma. Así el concepto de Música y Religión es pues la categoría que
encabeza las relaciones entre los demás dominios, ubicando siempre la temática
del trabajo.
El grafico muestra las relaciones conceptuales alejándose de la pretensión de
importancia, de tal manera que dicha jerarquía es de carácter temático, pues se
encuentran unidos, directa o indirectamente, pero siempre relacionados. Se
establecen en el gráfico de la siguiente manera:
MÙSICA Y RELIGION
IGLESIA CATÒLICA:
CONCILIO VATICANO
II CELEBRACION
LITÙRGICA
MÙSICA SACRA
INSTRUMENTOS
MUSICALES
CANTO
PROYECTO 22
La naturaleza del estudio implica una concepción del ámbito musical muy ligado al
campo religioso y viceversa, pues fue en la actividad de la religión donde la música encontró
un campo de desarrollo, de exploración, de encuentro con la habilidad y técnica, de tal
manera que, su relación entre sí es una amalgama muy difícil de separar. Wibberley (1934).
Dicha relación brota sin más en el surgimiento de la historia como una explosión de
fuerza para el encuentro con lo trascendente, que, a través de los siglos, ha sido progresivo en
su evolución y desarrollo. Con respecto al cristianismo se afirma que los primeros cristianos
heredaron algún registro musical de los judíos; Jesús mismo había recibido toda la fe de sus
padres en el contexto del pueblo de Israel y sus celebraciones religiosas.
En este contexto, para Wibberley, existen algunas divisiones de clasificación histórica
que ayudan a entender el desarrollo musical en la Iglesia y en el cristianismo en general, no
como un rastreo histórico, sino precisamente como una ayuda a la comprensión y el análisis
del concepto en la relación de música y religión. Para este autor la evolución musical se
puede clasificar así: era antigua, era medieval y era moderna.
Es importante hablar de algunos rasgos vitales según las características de cada época:
como se afirmaba el cristianismo recibe la herencia musical, como primer momento, del
pueblo judío, que adquiere como causa y consecuencia de la experiencia de pascua, toda la
fuerza en sus celebraciones litúrgicas y por las mismas razones, en su expresión musical.
Así hay un primer momento importante que fue la herencia musical heredada de la
pascua. Se encuentra anidado, en este primer periodo, un suceso que luego se convertiría en
un estilo artístico y que ha marcado todo el desarrollo musical desde la antigüedad hasta
PROYECTO 23
nuestros días, el periodo gregoriano. De dicho suceso, sin entrar en detalles históricos y
meramente técnicos, surgió una evolución en la música, de tal manera que llega a formarse,
según la tradición popular, el estilo de música gregoriana y el canto gregoriano.
En el transcurso de la era medieval se destacan, según Wibberley, algunos avances
importantes como el desarrollo polifónico, que se dirigió, un poco más, hacía la armonía en
contraposición con el canto plano que ofreció la propuesta gregoriana en un primer momento.
Así en las liturgias ya no se encuentran cantos monofónicos con melodías simples, sino que
se iban tejiendo armonías cada vez más complejas compuestas por melodías conjuntas
interpretadas a la vez.
Según el autor citado, en la modernidad, y como herencia del romanticismo, la música
en relación con su modo de utilización en la iglesia, adquiere cierta autonomía, no solo para
ser difundida, pues en esta época ya se gozaba de ciertos privilegios técnicos, sino también
por la incorporación de instrumentos musicales como, por ejemplo, las cuerdas que adquieren
cierto protagonismo en las obras musicales hechas, sobre todo, para misas.
Es importante anotar que este desarrollo musical está en relación con el proceso
litúrgico a través de los años en la Iglesia católica. Teniendo como base esta pequeña
introducción sin olvidar que ya en otros concilios, como el de Trento había tenido en cuenta
ciertas pautas para la musicalización de las liturgias, se expondrán las categorías a
desarrollar. Cabe mencionar que el afán de exponer dicha división histórica sirve para
mostrar las bases y el inicio del camino que conduce al Concilio Vaticano II.
Según lo dicho anteriormente a partir del Concilio Vaticano II se inaugura un camino
para un mejor viaje hacia la renovación litúrgica y con ella la propuesta musical, muchas
PROYECTO 24
veces mal lograda en las celebraciones por la inadecuada interpretación o simplemente por el
deseo de renovación o aun en el peor de los casos por la inquebrantable postura de rechazo a
la reforma.
Ahora se delimitarán conceptualmente los dominios que guiarán la ruta conceptual de
esta investigación:
Música y religión.
En la Sagrada Escritura, precisamente en el Antiguo Testamento, en el primer libro de
la Biblia, como descendencia de Caín, y como origen de “los músicos”, se encuentran los
primeros indicios musicales e instrumentales: “Yubal, padre de los que tocan la cítara y la
flauta” (Gn 4, 21). Son muchas las referencias que unen o relacionan la experiencia religiosa,
en este caso, del pueblo de Israel, a lo largo de la historia de la salvación, con la música.
Según Wibberley (p. 13), estos dos términos, religión y música, parecen conformar un
solo concepto, pues su vinculación aparece natural e inevitable, no solo como origen, sino
como proceso y desarrollo de ambas. Se debe admitir que, en el reconocimiento popular de la
música, además de su importante uso moderno en muchos campos como el comercial, que ha
sobrepasado el aspecto cultural, sirve y alimenta el estímulo religioso, pues se advierte una
tendencia estética marcada en las prácticas religiosas de todas las épocas.
Así pues, se advierte que, en este caso, lo dicho no tiene un tinte histórico, sino,
principalmente, un carácter de unidad conformando una amalgama de los dos términos, lo
PROYECTO 25
cual aunará las posibilidades conceptuales necesarias a tener como presupuesto para el
estudio; religión y música estarán intrínsecamente ligadas en el cuerpo textual.
De esta manera se entiende cómo música y religión mantienen una relación de unión
y unidad en el campo religioso a nivel celebrativo, es decir en la liturgia, pues señala el
Concilio: "Por eso, la música sacra será tanto más santa cuanto más estrechamente esté
vinculada a la acción litúrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oración, o
fomentando la unanimidad o enriqueciendo con mayor solemnidad los ritos sagrados.
Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas artísticas dotadas de
las debidas cualidades." (S.C. 112)
Música y Salvación
No es un secreto que la historia de la salvación humana es toda ella una armonía de la
intervención de Dios en la vida del pueblo elegido. Dicha armonía se representa siempre por
todos los hechos que acontecen, que tienen sentido en dicha historia de la salvación, desde el
orden impuesto en todo lo creado, hasta la redención en la cruz por parte del Hijo de Dios.
(Morant, pg. 30 historia de la salvación).
El ruido de los pasos de Yahvé, por el paraíso, (Gn. 2, ) que denotan su presencia en
medio de los hombres, que junto al ruido natural de todo lo que se mueve en la tierra o es
movido por el viento, generaran en el hombre el deseo de todos esos ruidos convertirlos en
alabanza al mismo Dios.
PROYECTO 26
El lenguaje hablado, el lenguaje corporal y luego la armonía musical serán en el
hombre la manera privilegiada de entablar una comunicación con el creador, con la deidad, o
con lo que se considera, eterno estable y duradero. Por esto, la música inspirada para la
armonía con Dios, debe tener la representación de dicha manifestación de la manera más
acorde a lo que ella misma representa.
Tan antigua pues como el hombre mismo, lo que llamamos hoy música, conjunto de
sonidos a través de instrumentos que armónicamente generan un sonido envolvente, y que
acompañado de las palabras proporciona una amalgama tal, que con solo ser escuchada eleva
el espíritu humano hasta lo más sublime del entendimiento existencial, no racional que
compenetra al hombre con su Dios.
Aparte de ser un movimiento existencial, puede esta armonía matemática1 ser
comprendida por el hombre y estudiada, de tal modo sujeta a la perfección y superar los
límites de la compresión que a veces se antoja limitada y parca ante lo sublime de la
inspiración, dicho de otro modo, música celestial.
De todo lo dicho se puede concluir que la música y el culto espiritual unidos en
perfecta armonía generan la sensación de cercanía con Dios, lejos de ser una farsa o una
alienación, tiene la virtud de ser puente primordial del nexo establecido entre lo espiritual
humano, la liturgia sagrada y la dulzura de Dios.
1 En el estudio que hace sobre la música San Agustín, en varios apartados, muestra una relación entre el ritmo
y el número, mencionando que a partir de cierta cantidad de sílabas es necesario un silencio para
mantener esa armonía que de a la música un ritmo. Es, entonces, entender la música como un producto
del pensamiento humano y en relación directa con las matemáticas. (2007)
PROYECTO 27
Partiendo de la misma necesidad humana de generar orden en todo lo que hace, es lo
sagrado fuente por la cual el hombre y su espíritu a través de la interpretación musical,
pueden y deben encontrar su propia identidad, en nuestro caso, cristiana, pues es Dios mismo
quien por medio de los salmos, inspirados a David, busca establecer y mantener la conexión
con su creación, de manera tan particular, que solo es la belleza de la música parte
fundamental de la liturgia, y lugar de encuentro entre lo humano y lo divino de Dios.
(Aldazábal, 1997, p.11)
Aparte de todo lo que visualmente el hombre puede comprender, el oído es parte
fundamental de su manera de relacionarse, la palabra hablada y escuchada, son para el
pensamiento humano la fuente primordial del entendimiento, lo mismo ocurre en el plano
existencial, “Normalmente ponemos especial cuidado en lo referente al oído: la proclamación
de la palabra, los cantos, el silencio, las oraciones.” (Aldazábal, 1997, p. 17) que en la
liturgia, contribuyen de manera fundamental a entender lo que se celebra, a participar en lo
celebrado y a encontrar lo que el espíritu humano necesita y clama de su Dios.
No sorprende que los literatos tomen prestada la palabra canto para designar sus obras
literarias, que aunque no son música, designan con la palabra la aventura maravillosa de
expresar un sentimiento armónico con las palabras de su obra. De la misma manera, la
liturgia por medio del canto, los salmos inspirados y la sacralidad de la música, expresa con
ella todo lo que se puede expresar en torno a Dios, por eso se necesita de la norma, del orden,
de manera que no todo se puede cantar, ni todas las armonías son útiles dentro de la expresión
litúrgica, si se parte del establecimiento de “cannon” a través de los pronunciamientos de la
Iglesia al respecto:
PROYECTO 28
El salmista, es decir, el cantor puede, sin conocimiento del obispo, por solo mandato
del presbítero, recibir el oficio de cantar, diciéndole el presbítero: “Mira que lo que
con la boca cantes, lo creas con el corazón; y lo que con el corazón crees, lo pruebes
con las obras”. (Denzinger p. 25. Concilio de Calcedonia 421)
De la Constitución Apostólica Divini cultus, de 20 de diciembre de 1928
Habiendo la Iglesia recibido de Cristo, su Fundador, el cargo de guardar la santidad
del culto divino, a ella le toca ciertamente —salvo la sustancia del sacrificio y de los
sacramentos—, mandar aquellas cosas, a saber: ceremonias, ritos, fórmulas, preces,
canto, por las que ha de regirse de la mejor manera aquel augusto y público
ministerio, cuyo nombre peculiar es Liturgia, como si dijéramos, la acción sagrada
por excelencia. Y cosa, a la verdad, sagrada es la Liturgia, pues por ella nos
levantamos a Dios y con Él nos unimos, atestiguamos nuestra fe y nos obligamos a
Él con gravísimo deber por los beneficios y auxilios recibidos, de los que
perpetuamente estamos necesitados. De ahí el intimo parentesco entre la sagrada
Liturgia y el dogma, así como entre el culto cristiano y la santificación del pueblo.
Por eso Celestino I creía ver expresado el canon o regla de la fe en las fórmulas
venerandas de la Liturgia. Dice efectivamente: “La ley de creer ha de establecerla la
ley de orar. Pues como quiera que los prelados de los pueblos santos desempeñan la
delegación que les ha sido encomendada, representan ante la clemencia divina la
causa del género humano, y piden y suplican, a par que con ellos gime la Iglesia
entera”. (Denzinger p. 329).
En este sentido se evoca el surgimiento de la celebración en su versión primigenia, pues
aparece como consecuencia del actuar de Dios en la vida del pueblo elegido; cuando el
PROYECTO 29
pueblo cree y comienza a conocer al Dios que lo ha llamado eligiéndolo y lo conduce, siente
desde lo profundo de su espíritu la necesidad existencial de celebrar.
Concilio Vaticano II
Lo primero que hay que señalar en este apartado es la naturaleza de lo que significa un
concilio. Se advierte por concilio “la reunión de obispos y otras autoridades de la Iglesia
Católica para decidir sobre algún asunto de dogma y de disciplina” (Diccionario RAE-
virtual), como también se pueden tratar temas relacionados con desafíos o cuestiones de tipo
novedoso como fenómenos sociales según la época y a nivel de necesidades de la sociedad.
El Concilio Vaticano II recuerda la naturaleza misma de la Iglesia: “Id por todo el
mundo y proclamad la Buena Nueva” (Mc 16, 1-15), y también: “Id pues y haced discípulos a
todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28, 19-20). En esta tarea
kerigmática (anuncio que supone una acción salvadora real en el instante en que se hace), y
en el transcurso del tiempo, la iglesia encuentra en ese caminar problemas y retos que hace
que se convoque a Concilio cuando sea necesario.
Así pues, se está frente a uno de los concilios más novedosos no solo por la vigencia
del mismo, sino por su contenido y propuesta reformadora en todos los campos, a interesar la
renovación litúrgica y con ella la nueva propuesta musical. El objeto de estudio lo conforma,
en gran medida, la constitución Sacrosanctum Concilium, documento del Concilio dedicado a
lo concerniente a la liturgia y los elementos que la conforman, además de su propuesta
reformadora con una jerarquía donde no prima el ejercicio clerical sino la participación y vida
PROYECTO 30
de los laicos, pues el sacramento del orden se ve como un servicio y vocación que sale
precisamente del pueblo de Dios.
Para concluir “este sacrosanto Concilio se propone acrecentar de día en día entre los
fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones
que están sujetas a cambio (…) Por eso cree que le corresponde de un modo particular
proveer a la reforma y al fomento de la liturgia” (SC 1).
Celebración Litúrgica.
Es importante descubrir que la celebración en la vida de fe de la comunidad aparece
como culmen de su experiencia de Cristo; es consecuencia del camino de fe que se llegue a
celebrar eso en quien se cree. Pero esa consecuencia no se trata de un momento determinado,
sino que a la vez que se quiere descubrir la riqueza misma de la celebración, esta acompaña el
proceso de fe de la comunidad; de tal manera que su forma de celebrar va adquiriendo
esplendor y belleza de acuerdo a su medida y estatura de fe: “No obstante, la liturgia es la
cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde emana
toda su fuerza” (SC 10).
Así pues, con este presupuesto de fe, se entiende que la celebración litúrgica
acompaña la vida de fe de la comunidad cristiana y en esta medida acentúa y ayuda a nutrir la
existencia para superar las dificultades que se van presentando en dicho proceso. En esta
medida y de una manera pedagógica aparece una herramienta que es a la vez ayuda y camino:
la música.
PROYECTO 31
En el marco celebrativo aparece la música como expresión que posee un privilegio
por gozar de las cualidades del sonido y en esta medida ofrecer una posibilidad estética,
como también un medio de expresión que va más allá del mismo lenguaje convencional; todo
esto para ayudar de una manera más adecuada a la fe celebrada.
La celebración litúrgica presupone una amalgama armónica de todos los elementos
que la componen o la recrean, pues sin olvidar su objetivo fundamental de crear, fortalecer y
acompañar la fe de los que acceden a ella como proceso, es decir como camino de fe, debe
alejarse de cualquier brote de activismo altruista o show sistemático desde el sentimiento,
pues estos últimos no hacen parte de su intención salvadora y redentora.
San Juan Bautista al ver a Jesús exclama: “He ahí el cordero de Dios que quita el
pecado del mundo”, señalando la misión de Jesús en medio de los hombres y una vez el
hombre se encuentre con este perdón le urge dentro de su ser la necesidad de celebrar,
diciendo con esto que la acción salvadora de Jesús es la única intención de la celebración
litúrgica de tal manera que celebra la fe y acompaña su mismo proceso y en ningún modo
tiene la finalidad de divertir, entretener o alienar a los participantes.
Música Sacra.
En el contexto de este estudio se entiende por música sacra toda la música que sea
utilizada en la liturgia de la Iglesia que esté orientada por la experiencia de la tradición y
vigilada por la propuesta teológica, de tal manera que su práctica se convierta en parte
inseparable y fundamental de "la gloria de Dios y la santificación de los fieles" pues la
música acompaña la acción del Verbo Encarnado y predicado que da paso al acto de la
salvación, ya que la música por si sola no constituye el acto mismo de la salvación: este se
PROYECTO 32
constituye por la aceptación de la predicación kerigmatica de la Palabra de Dios y la
disposición de la mente, el corazón y el cuerpo, que unidos a Cristo en su sacrificio pascual,
se ofrecen al Padre como hostia viva, santa y agradable al Padre (Rm 12, 1-2). Este es el
verdadero acto de glorificación, no el musical, este acompaña y es consecuente con la
respuesta del hombre hacia el amor de Dios.
Con lo dicho anteriormente el Concilio afirma: "Por eso, la música sacra será tanto
más santa cuanto más estrechamente esté vinculada a la acción litúrgica, ya sea expresando
con mayor delicadeza la oración, o fomentando la unanimidad o enriqueciendo con mayor
solemnidad los ritos sagrados. Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas
las formas artísticas dotadas de las debidas cualidades." (SC. 112).
Así pues, la música sacra se sitúa en el objetivo del Concilio Vaticano II como diseño
y molde de cualquier intento de musicalización, garantizando la primacía de la liturgia
solemne pues “la acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se
celebran solemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo
participa activamente” (SC 113).
Es importante afirmar que el Concilio Vaticano II no solo ha reconocido y delimitado
la música sacra sino que ha dado pautas y marcado un camino de formación musical que se
advierte en el seno mismo de la Iglesia, invitando al pueblo de Dios y con él a todos los
carismas y servicios que de él mismo brotan a que den importancia a dicha formación, a la
enseñanza y práctica musical. Por ejemplo “se recomienda, además, que según las
circunstancias, se erijan institutos superiores de música sacra” (SC 115).
En este orden de ideas, la música sacra constituye gran parte de la vida litúrgica
nutriéndola y enriqueciéndola al mismo tiempo en que la acompaña en su misión natural en la
PROYECTO 33
vida de fe de la Iglesia. Naturalmente, se identifican dos grandes posibilidades de vías
musicales según el Concilio, la primera hace referencia al canto y sus modalidades según la
tradición y la otra se identificará como “instrumentos musicales”; categoría que incluirá
criterios generales de utilización y también instrumentos nombrados literalmente como es el
caso del órgano tubular.
Canto.
La voz humana como instrumento musical, es objeto de formación y estudio y hace
parte de la colección de los instrumentos privilegiados, no solo por su origen primigenio sino
por su calidad y su multiplicidad de posibilidades respecto a las cualidades del sonido,
además que ofrece, siendo el mismo instrumento, una adecuación para todos los estilos y
todos los acompañamientos en la liturgia a nivel histórico y cultural.
El Concilio vaticano II en la constitución Sacrosanctum Concilium advierte dos tipos
de música vocal o ejercicio del canto en el oficio litúrgico, fuera de algunas derivaciones
como la música polifónica: canto gregoriano y música polifónica y canto religioso popular.
En el primero solo se señalará su naturaleza de canto llano, técnico, de tiempo libre, canto
que acentúa su carácter solemne y como lo afirma Juan Carlos Asensio Palacios en su libro:
“El Canto Gregoriano”; al canto gregoriano se le deben, principalmente, muchas técnicas que
aún persisten en las prácticas musicales contemporáneas de sobremanera en los diferentes
cánones litúrgicos y prácticas ritualistas y de carácter litúrgico. En el segundo momento, el
canto religioso popular se dice que es necesario en la medida que ayuda y garantiza la
participación de los fieles en la liturgia. El canto religioso popular se puede definir como el
PROYECTO 34
canto que goza de importancia en la cultura no solo de manera social, sino que hace parte
misma de la idiosincrasia del pueblo (SC 118-119).
Instrumentos Musicales
En el proceso musical, como conquista y captura de sonidos, se encuentra la
elaboración de instrumentos musicales; producto artesanal y técnico que requiere cierta
pericia y capacidad. Según Guillermo León Estrada (1989), citando a Menuhim, Yehudi y
Curtis (1979), los registros más antiguos de instrumentos musicales datan de unos 35.000
años en el territorio de Siberia. En la antigüedad se asocian a la mitología y siempre van
ligados a los ritos religiosos.
El concilio Vaticano II se inclina, como instrumento predilecto, por el órgano tubular,
ya que establece una división de criterios entre “el órgano tubular” y “los demás
instrumentos”, “téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como
instrumento musical tradicional cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las
ceremonias eclesiásticas, y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las
realidades celestiales” (SC 120).
Se entiende por instrumentos musicales aquellos que “sean aptos o puedan adaptarse
al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edificación
de los fieles (SC 120).
PROYECTO 35
3. METODOLOGIA.
3.1 Tipo de investigación.
Esta investigación es de tipo cualitativo, ya que su desarrollo no arroja datos
estadísticos, pues la interacción con los resultados es solo de rastreo de fuentes, tiene un
carácter comprensivo e interpretativo, es decir, hermenéutico. Es un análisis que pretende
comprender los hechos en un tiempo determinado sin cuantificarlos, por eso precisamente es
necesario un constante diálogo entre los documentos que son la fuente del contenido
informativo de las celebraciones y ritos católicos, es decir proveen los criterios de sus
celebraciones en relación a su musicalización en concordancia a los instrumentos musicales
que se utilizan. Su ruta de acceso es de tipo conceptual para lograr los objetivos.
3.2 Diseño de investigación:
El diseño de este trabajo es de tipo documental, ya que toda la información, diálogo e
interacción es con los textos, bien sea como agentes directos o también como material
bibliográfico y de soporte teórico. Este diseño de investigación documental pretende conocer
el criterio de incorporación de instrumentos musicales en las celebraciones de la Iglesia
Católica según el Concilio Vaticano II.
3.3 Unidad de trabajo:
Concilio Vaticano II. S.S Juan XXIII. (1995) Documentos Completos. San Pablo.
Bogotá.
PROYECTO 36
Esta fuente de información arroja datos de criterios para la práctica musical de las
celebraciones y su participación litúrgica en la Iglesia. No se toma en cuenta el criterio del
tiempo histórico, solo aquellos registros que gocen de información que ayuden y armonicen
plenamente con el problema de la investigación, de tal manera que los criterios de inclusión
no desborden los límites de tiempo y espacio, así se garantiza que se obtengan datos oficiales
según los criterios a buscar descritos. Es importante reconocer la naturaleza misma del
Concilio como autoridad universal de criterios para el actuar de la Iglesia.
3.4 Técnica de recolección de información:
La técnica que utiliza el estudio es la recopilación documental. Esta técnica permite
tener un contacto directo con el objeto a estudiar, que en este caso es el material documental,
para recoger el mayor número de información, además que facilita con mayor claridad para
determinar la información pertinente, de dicho material, y visualizar que este mismo sea
idóneo para encaminar el estudio. Esta técnica hace viable el proceso del estudio que
pretende la identificación y el registro de datos, el análisis y la elaboración de conclusiones.
3.5 Instrumentos:
Rejillas analíticas de información: Se utilizan las rejillas analíticas de información ya
que permiten clasificar la información y comparar dicha información entre ellos. Las rejillas
también permiten confirmar los dominios que sigue la ruta conceptual del estudio y dar una
apertura al desarrollo de los objetivos.
PROYECTO 37
Se utilizan dos rejillas. La primera permite comparar los instrumentos musicales en los
diferentes acentos litúrgicos para tener un panorama de relación de cada instrumento con la
naturaleza de las celebraciones. También, permite tener un criterio de canon, con respecto a
los documentos o fuentes informativas, de los instrumentos según la naturaleza de las
celebraciones religiosas. Se tendrá en cuenta su mismo nombre o la relación entre estas. La
segunda enfoca la información correcta a analizar en los textos.
Tabla 1 Categorías (concepto y dimensiones)
Elementos
Relacionados a
los dominios
CONCEPTO DIMENSIONES
Criterios de uso Parámetros eclesiales según la
praxis de la Iglesia encontrados en
la Sagrada Escritura y la Tradición
Apostólica.
Naturaleza litúrgica.
Uso en la eucaristía
Recomendación
Musicam Sacram
Adaptación
Instrumentos
Criterios para la utilización de
instrumentos musicales en las
celebraciones litúrgicas según el
contexto cultural
Características: aptos
según la dignidad
litúrgica
contexto cultural
criterio del Obispo
Instrumentos
Musicales
Objetos compuestos por sistemas
resonantes para reproducir sonido
con cualidades especificas
criterio Obispo
características:
especificidad litúrgica
Aplicación de
contexto cultural
Canto Voz humana: solista o coro con o
sin acompañamiento de
armonización musical.
Contexto canto
gregoriano
Contexto criterios de
canto popular
Polifonía
PROYECTO 38
3.6 Procedimiento:
Este estudio presenta tres grandes momentos en el campo procedimental.
En la primera fase se establece el diseño del proyecto de investigación. En este primer
momento se estructura y delimita el tema, la pregunta problematizadora y se establecen los
objetivos. Este momento es consecuencia del rastreo de antecedentes y otras fuentes
informativas.
En el segundo momento se hace búsqueda general de información para apoyar la
fuente de contenido de los participantes y la unidad de trabajo. En esta fase se inicia la
recolección de datos y el análisis de los mismos con una lectura guiada por los objetivos y las
intenciones del estudio. En este momento hay un establecimiento claro de las categorías.
En la tercera fase se aplican los instrumentos a la unidad de trabajo. Se sigue el
análisis a mayor profundidad para establecer los datos que arrojan los resultados y presentar
el informe final.
3.7 Cronograma.
Tabla 2 Cronograma
CRONOGRAMA PROYECTO 2107
ACTIVIDADES FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO
Cronograma
actividades 2017
X
Definición temática,
planteamiento del
X X
PROYECTO 39
problema
Metodología X X X X X
Marco teórico:
categorías
X X
Diseño y aplicación
instrumentos
X X X
CRONOGRAMA PROYECTO 2107
ACTIVIDADES AGOSTO SEPTIEM
BRE
OCTUBR
E
NOVIEM
BRE
Cronograma
actividades 2017
X X
Revisión general X
Resultados X X X X
Conclusión X X X X
PROYECTO 40
4. RESULTADOS
Aparición existencial del “canto” en la comunidad cristiana y situación de la
Eucaristía antes del Concilio Vaticano II.
El pueblo de Israel es sujeto de la pedagogía de Dios; hace que el pueblo elegido
experimente con hechos concretos en su mismo devenir su intervención, de modo que se
revela al pueblo para que conozca su amor haciendo muchos prodigios: lo saca de la
esclavitud de Egipto, del dominio del Faraón, le abre el mar, lo alimenta en el desierto, pelea
por ellos y hace que conquisten la tierra prometida, les habla por medio de los profetas
cuando están en el exilio. De todos estos momentos aparece como respuesta una exultación,
un lamento, una alabanza, un “canto” que recoja la interpretación y el sentir de la asamblea,
del pueblo, de la comunidad.
Cuando Dios elige a Israel (nombre que recibe luego de la elección de Jacob) era
un pueblo esclavo, no era nada; un puñado de esclavos, que según la escritura llevaban allí
400 años sirviendo al faraón (tiempo que designa el periodo desde que los hermanos de José
se establecieron en Egipto por la hambruna que relata la escritura, hasta la intervención de
Dios por mano de Moisés (Ex 3,1-15; Gn 42, 1-38).
Así pues, con este hecho de elección de parte de Dios para con el pueblo se
establece más claramente su voluntad de salvación colectiva, es decir que las promesas
hechas a Abraham, Isaac y Jacob las cumpliría en su pueblo elegido, de manera que ya no es
una persona la que tiene una experiencia de Dios sino todo un pueblo que se pone en camino,
una asamblea que ve a Dios en su propia historia como pueblo, como comunidad que
establece un diálogo con Dios a partir de los acontecimientos cotidianos de alegría o de
tristeza, de victoria o de derrota, de gracia o de pecado, pero en los cuales siempre está Dios
presente hablando y poniéndose en contacto con ellos.
PROYECTO 41
Cuando el pueblo sale de Egipto en caravana llevando como caudillo a Moisés, al
cruzar el mar rojo, y viendo como Dios ahogó a todos sus enemigos hasta ese momento,
experimentan una alegría tal que explotan en jubilo y como expresión de esa alegría “cantan”:
“Los carros de faraón y su ejército echo al mar; y sus capitanes escogidos fueron hundidos en
el mar rojo. Los abismos los cubrieron; como piedra descendieron a las profundidades, tu
diestra oh Señor, ha sido magnificada en fortaleza; Tu diestra, oh Señor, ha destrozado al
enemigo” (Ex, 15).
La asamblea liberada “canta” a modo de narración las maravillas de Dios; no hace
una composición sentimental o fantástica, fundamentalmente expresa la intervención potente
de Dios con la plena conciencia que ellos nunca hubieran podido hacer tales cosas. A partir
de ahí como pueblo continuan un camino conocido como “Historia de la Salvación”, pues ya
la elección salvífica de Dios inicia con Abraham, en donde aprenderán a conocer a Dios y lo
que significa su elección.
En este sentido, se entiende, en primer lugar, que “el canto” es una consecuencia
de la interpretación que hace el pueblo de la intervención de Dios en su vida y, en segundo
lugar, se define un camino del criterio de experiencia verdadera que propone la escritura de la
expresión musical en las celebraciones litúrgicas.
Cabe agregar que las raíces de la fe católica son judeo cristianas; Jesús nace en
medio del pueblo elegido siendo el mismo sujeto activo de sus tradiciones y de la fe del
pueblo que recibe de sus padres como mandato del Señor (Dt 6, 7) y en Él tienen plenitud las
promesas, pues gracias a el Espíritu Santo se tiene acceso a la liberación definitiva, con
PROYECTO 42
Cristo se abre la puerta nuevamente a la historia de la Salvación para cada hombre, pero con
la fe celebrada en comunidad.
En este propósito salvífico de Dios en la historia del hombre como plenitud en
Cristo nace como consecuencia la Pascua y de ella, que brota como una fuente, la Eucaristía.
Esta última es la liturgia “culmen” pues es la expresión máxima de la fe celebrada en
comunidad.
Significa entonces que dicha celebración debería ser el resultado de la experiencia
de fe de la comunidad y así los elementos que la componen, en este caso la música y lo que
se utiliza en este sentido para su desarrollo musical, deberían ser idóneos en la medida que se
unan a dicha intención exultante y comunitaria.
A continuación se hablará brevemente de lo que ha pasado a través de los
siglos con la celebración de la Eucaristía: el en Catecismo de la Iglesia Católica se encuentra
la apología de San Justino la cual dice así:
El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio
de todos los que habitan en la ciudad o en el campo. Se leen las memorias de
los apóstoles y los escritos de los profetas, tanto tiempo como es posible.
Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y
exhortar a la imitación de tan bellas cosas. Luego nos levantamos todos juntos
y oramos por nosotros... y por todos los demás donde quiera que estén a fin de
que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones y seamos fieles
a los mandamientos para alcanzar así la salvación eterna. Cuando termina esta
oración nos besamos unos a otros. Luego se lleva al que preside a los
PROYECTO 43
hermanos pan y una copa de agua y de vino mezclados. El presidente los toma
y eleva alabanza y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del
Espíritu Santo y da gracias (en griego: eucharistian) largamente porque
hayamos sido juzgados dignos de estos dones. Cuando terminan las oraciones
y las acciones de gracias todo el pueblo presente pronuncia una aclamación
diciendo: Amén. Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el
pueblo le ha respondido, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen
a todos los que están presentes pan, vino y agua "eucaristizados" y los llevan a
los ausentes (S. Justino, apol. 1, 65; 67)” (CCE 1345).
Se ven claramente elementos importantes que se han ido perdiendo a través de los
siglos. Era fundamental la asamblea, la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios
(La Escritura), oraciones a modo de intercesión por todo el mundo, la paz con beso como
hermanos que se conocen y son testigos de la intervención de Dios en sus vidas, la anáfora
improvisada (inspirada) y la comunión de las dos especies: el pan y el vino.
Durante los siglos I al III se tiene este esplendor litúrgico pero según Carmen
Hernández en el compilado catequético del camino neocatecumenal en la primera fase,
Orientaciones para los Catequistas, dice que durante los siglos posteriores este esplendor
sufre un “recubrimiento” así: de los siglos IV al VIII se evidencia una transformación que
afectó la celebración de la eucaristía debido a la entrada de masas de gente a la Iglesia en el
siglo IV por el edicto de paz de Constantino. Hasta ese momento, la asamblea que se reunía
era una asamblea que había vivido la fe en comunidad donde todos se conocían y habían sido
partícipes de la historia de la salvación directamente, ya sea por transmisión cultural y de fe
donde se conocía y se vivía la historia de la salvación, o por ser de “la raza de Abraham”.
PROYECTO 44
En estos siglos se introducen elementos de fastuosidad como el introito donde “el
Papa y su cortejo entran con gran solemnidad en la basílica, una procesión de entrada con
cantos”. También se le añaden cosas al ofertorio, hasta entonces sólo se traía pan y vino, en
este momento, como es gente que no conoce la escritura, ni la pascua, ni la historia de la
salvación, va deformando la estructura para ofrecer a Dios, a modo de costumbre pagana, una
serie de cosas como sacrificio.
En los siglos que abarcan el periodo del VIII al XV se tiene una liturgia donde
todo es en latín, se pasa del pueblo del oído “escucha Israel” a la asamblea de la imaginación
pues aparecen los grandes retablos que escenifican de alguna manera la vida de Jesús. Al no
entenderse la misa se introducen una serie de oraciones privadas y se acentúa el propósito de
sacrificio al estilo pagano, de tal manera que se comienza a ofrecer a Dios una serie de cosas
para tenerlo a su favor.
En este periodo se pierde algo fundamental en comparación con la celebración de
los primeros siglos y es “la asamblea”. Acá se asiste a una misa que no se entiende y donde
cada uno interpreta como puede y reza a Dios mientras se desarrolla la estructura litúrgica,
además dicha celebración, como se sabe que es importante y sagrada, se le da un poder
supersticioso de tal manera que la gente comienza a pagar a los curas para que hagan misas
según su intención hasta tal punto que cada cura hacia su misa solo según dichas intenciones;
es aquí donde aparecen los curas “altareros” y desaparece la importancia del domingo porque
se celebraba misa todos los días.
PROYECTO 45
Cabe agregar que Dios en este tiempo ayuda a la Iglesia con santos y papas que
intentaron reformar las prácticas de su época como el papa Inocencio III en el Concilio de
Letrán, donde se impuso la obligación de comulgar por lo menos una vez al año por pascua.
En el periodo posterior, es decir del siglo XV en adelante, adquiere gran importancia la
explicación racional sobre el misterio eucarístico, es decir, se introducen las explicaciones
filosóficas de tipo racional. Hasta este momento, Hernández (1972) hace una breve síntesis
histórica de lo que fue la Eucaristía hasta antes del Concilio Vaticano II.
Según todo lo anterior se puede deducir que al opacarse o cubrirse la verdadera
intención de celebrar Eucaristía se desvirtúan los elementos litúrgicos que la componen, entre
estos la música, de tal manera que ya no asiste a la celebración donde la comunidad exulta y
canta por la intervención de Dios en su vida que los salva, los protege y les habla
constantemente en la historia de sus vidas, sino que se asiste a una celebración donde la
música tiene un carácter sentimental, ya sea romántico o eufórico, pero donde no representa
la fe de una asamblea que ha visto a Dios en su vida. Según Rendón 2008
“Nuestra liturgia tiene la necesidad de mejorar su talante festivo, pero
no hace falta que parezca o se convierta en una parranda o misoteca donde la
gente solo va a divertirse o por curiosidad, aunque tampoco tiene que parecer
un velorio, donde la tristeza y lo rutinario predominen. Necesitamos de una
celebración más oxigenada y variada, y esto lo puede dar la música, pero una
música bien realizada, una música con sentido, mensaje y con unción, capaz de
aportar a la liturgia y no por el contrario cambiarle el sentido a la misma”. (p.
47)
PROYECTO 46
Como puede observarse, en los párrafos anteriores, el Concilio Vaticano II, ha
llegado como una primavera que ayuda de forma eficaz y actual a la liturgia y su modo de
entenderla y celebrarla de sobre manera en el ámbito musical. Se identifica plenamente que la
intención de la constitución Sacrosanctum Concilium es la de enaltecer y desarrollar el
ámbito musical pues lo acoge y reconoce como un elemento vital que “sobresale entre las
demás expresiones artísticas” (SC 112), además, en el mismo apartado considera la tradición
musical en la Iglesia como un “tesoro de valor inestimable”.
Significa entonces que una vez se hace el diagnóstico de la situación histórica se
establezca un diálogo conceptual y musical al respecto.
Pensamiento como conciencia musical.
La música, al ser un movimiento del pensamiento humano2, trae inserta dentro de si
toda la facultad de la inteligencia humana, es decir con ella hace filosofía el hombre. Si
además, a este acontecer del ser pensante, le sumamos la armonía de la liturgia, como
expresión de la necesaria relación del mismo hombre con Dios, pues obtenemos entonces una
amalgama de la mejor expresión humana, a lo que hemos llamado siempre trascender. El
sentido del oído, no necesita estar educado musicalmente para que la melodía usada en la
liturgia llegue a lo más profundo de su existencia, y llene de sentido todo lo realizado a través
de ella, es la música entonces la compañía perfecta de las celebraciones de modo que, quien
escucha sintonice y pueda trascender lo simplemente humano y elabore en su interior una
nutrida respuesta, además si dicha melodía viene acompañada de la letra, la palabra - pero no
2 Se entiende como movimiento del pensamiento humano desde la definición que da de la música San
Agustín como “la ciencia de modular bien” (2007, p. 90). Pues, como él mismo define, es ciencia en tanto
se diferencia la producción de sonidos musicales a la emisión de sonidos de ciertos anímales que, aunque
armónicos, no responde a lo que es la música, precisamente por la falta de racionamiento humano.
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puede o debe ser cualquier palabra acomodada a la misma necesidad de quien escucha - ella
ha de estar armonizada perfectamente con lo que se celebra y se cree, para que eso mismo,
después, sea obra en el cristiano, como lo afirma el Catecismo de la Iglesia Católica:
"La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor
inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente
porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o
integral de la liturgia solemne". La composición y el canto de salmos inspirados,
con frecuencia acompañados de instrumentos musicales, estaban ya estrechamente
ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y
desarrolla esta tradición: "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos
inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor"(Ef 5,19). "El que
canta, ora dos veces".
El canto y la música cumplen su función de signos de una manera tanto más
significativa cuanto "más estrechamente estén vinculadas a la acción litúrgica",
según tres criterios principales: la belleza expresiva de la oración, la participación
unánime de la asamblea en los momentos previstos y el carácter solemne de la
celebración. Participan así de la finalidad de las palabras y de las acciones
litúrgicas: la gloria de Dios y la santificación de los fieles: ¡Cuánto lloré al oír
vuestros himnos y cánticos, fuertemente conmovido por las voces de vuestra
Iglesia, que suavemente cantaba! Entraban aquellas voces en mis oídos, y vuestra
verdad se derretía en mi corazón, y con esto se inflamaba el afecto de piedad, y
corrían las lágrimas, y me iba bien con ellas. (1993, § 1156, 1157)
La dulzura de la música, la expresión de los instrumentos, la adecuada comunicación
por las palabras y la correcta celebración de parte del ministro, es el conjunto de valores que
se resaltan en la liturgia católica, ella como expresión también del pensamiento humano,
aporta dentro de si, parte fundamental del mismo que hacer de los creyentes, además que todo
el que la escuche, aunque no sea persona de fe, pueda comprender que dicho ritmo, pertenece
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a un movimiento cultual, religioso y trascendente, y que por ello pueda llegar a la conclusión
de que tan elaborada sintonía eleva el espíritu humano hacia su creador. En este sentido el
éxito de una buena celebración litúrgica se manifiesta en la armonía de una existencia
expresada como la gran sinfonía escrita por el dedo de Dios, en las líneas del pentagrama de
una vida conforme a la Persona debajo Jesús y pascualizada bajo las luces inspiradoras del
Espíritu Santo que se manifiesta como señor y dador de Vida.
En nuestra convulsa posmodernidad, tan sedienta de cosas nuevas y afanes
innovadores, también experimentan la necesidad del encuentro con la divinidad, todos los
movimientos religiosos de nuestra época que promueven religiones sin institución, credos sin
dios, liturgias sin trascendencia, apelan a la música, como exaltador de sus creencias,
introduciendo ritmos de corte popular, que pueden a traer a masas incautas y generar adeptos
por montones, solo por el simple hecho de que sus ritmos están acordes a los distintos
movimientos de moda en el momento3. Será este de pronto un modo nuevo de adormecer las
conciencias, gentes que creen pero no piensan, porque el misterio de Dios, puede ser pensado,
debe ser creído, pero más aún, ha de ser una profunda experiencia en el hombre, más allá de
una simple adhesión por moda, momento y luego sin ninguna posibilidad de profunda
reflexión en sus adeptos.
No es ajena la reflexión filosófica entonces en el quehacer de la armonía musical
dentro de la liturgia cristiana, tanto en los ritmos usados como en las letras que se adaptan
para tal fin. No pretendemos elaborar un manual detallado de lo que se debe o no cantar en la
liturgia, y mucho menos hacer una lista detallada de las letras que deben o no usarse, pero
3 Esta descripción de la sociedad pos-moderna puede observarse con claridad en las investigaciones de
Gilles Lipovetsky sobre “La era del vacío” y en “De la ligereza” además de los estudios de Zygmunt Bauman
sobre las sociedades “líquidas”.
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ateniéndonos a los antecedentes del presente trabajo, tratar de crear un ambiente renovado
acorde a la misma misión de la iglesia, y al mismo sentir y querer de Jesucristo.
Ante la inminente perdida de sentido4 que acosa al hombre posmoderno y lo arroja al
convulso deseo de innovar en todos los aspectos de su vida, la liturgia debe ser un punto de
enlace y de encuentro de sentido para que el hombre junto con su Dios, recupere la profunda
estabilidad de su existencia, de este modo se antoja que la música sacra, ha de generar en
quien la escucha, la posibilidad de recuperar el