PROYECTO DE INTERCAMBIO DE CENTROS DE EDUCACIÓN DE ADULTOS “APRENDER CONOCIÉNDONOS”

4-5-6-7 de Mayo de 2009

Córdoba

Córdoba es una ciudad con un ingente legado cultural y monumental. Su situación estratégica, cercana al río Guadalquivir, antaño navegable, y la herencia de los distintos pueblos asentados en sus ricas tierras, la han convertido en un lugar privilegiado. Es una de las capitales españolas más visitadas por los turistas, debido a su importante legado histórico y patrimonial. Su colosal civilización califal, en plena Edad Media, fue la más brillante de la Europa de su tiempo y tendió un puente entre

Oriente y Occidente.

La UNESCO reconoció en 1994 la importancia universal de los bienes históricos cordobeses, ampliando el título de Patrimonio de la Humanidad no sólo a la Mezquita - Catedral, sino también a todo el conjunto urbano que la rodea. En su casco histórico permanecen los vestigios de las civilizaciones que han hecho de la ciudad un crisol de diversas culturas:

1. El sólido puente sobre el Guadalquivir o las altivas columnas del Templo de la calle Claudio Marcelo son el testimonio más elocuente de la Corduba romana.

2. La tolerante capital de al-Andalus acogió bajo el dominio árabe una importante comunidad hebrea que dejó su impronta en el recoleto barrio de la Judería, donde se ubica la Sinagoga.

3. Tras la Reconquista, Córdoba se pobló de templos erigidos como símbolo del triunfo del cristianismo sobre el Islam. La Catedral, máxima expresión de la refundación cristiana de la ciudad, fue construida en el recinto de la mezquita; la integración de estos dos edificios en un ámbito común constituye la más clara evidencia de la síntesis de culturas.

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La ciudad está emplazada en las faldas de Sierra Morena y a orillas del Guadalquivir, el río grande de los árabes. A pesar del desarrollo experimentado en las últimas décadas y de los nuevos centros de expansión urbana, Córdoba ha conservado intacta su esencia en el casco histórico, donde parece que el tiempo se hubiera detenido. Junto a sus museos y monumentos más significativos, lo más genuino de la ciudad está en las callejas y plazoletas de sus barrios más populares, entrañables rincones de paredes blancas, salpicadas de flores de vivos colores. De espaldas a esta Córdoba silenciosa y entrañable, surge la ciudad moderna. La capital comercial y bulliciosa que se convierte día a día en un centro cosmopolita, gracias a la mejora de sus comunicaciones, especialmente tras la llegada del tren de alta velocidad.

El clima cordobés presenta las características propias del clima mediterráneo: los meses más fríos son diciembre, enero y febrero, mientras que en junio, julio y agosto la temperatura asciende hasta cotas muy elevadas. El otoño y la primavera constituyen

las épocas más adecuadas para visitar la ciudad. Pero el mejor mes es el de mayo, cuando Córdoba se convierte en una fiesta desbordante. Las cruces, los patios y la feria convierten la capital en un derroche de júbilo: las plazas y las calles se llenan de flores, por todos los rincones se improvisan barras ambulantes que ofrecen vino y tapas a locales y visitantes, la música acompaña el recorrido de las cruces, engalanadas con flores. Callejuelas estrechas, muros encalados, rejas y balcones cubiertos de flores, patios de belleza silenciosa,… que conforman un atractivo paisaje urbano de evidente sabor andaluz.

El carácter cordobés se aleja de la imagen estereotipada

del andaluz bullicioso y extrovertido. Más inclinado a la melancolía, el cordobés, sentencioso por naturaleza, parece haber heredado algo del estoicismo del gran filósofo local, Séneca. Pero al mismo tiempo es acogedor, amable y bien dispuesto a la alegría, como se observa en las tabernas, verdaderos templos de la vida cotidiana. La taberna es toda una institución y los cordobeses las mantienen frecuentándolas religiosamente para consumir el vino de Montilla-Moriles. La proximidad de la sierra favorece otra de las costumbres de los habitantes: el gusto por las reuniones campestres los días festivos, en torno al “perol”, guiso tradicional a base de arroz.

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Datos históricos:

• Los restos arqueológicos que informan sobre los primeros asentamientos humanos en Córdoba capital pertenecen a la mitad del II milenio a.C. habiéndose hallado vestigios de ocupaciones más o menos continuadas desde

el I milenio a.C. (fragmentos cerámicos de las épocas tartésica y púnica).

• La Córdoba actual, llamada por los romanos Corduba fue fundada como colonia patricia en el año 169 a.C.: contaba con una población de romanos distinguidos que pronto se convirtió en enclave administrativo. Tras la reorganización administrativa llevada a cabo por Augusto en el s. I d.C. se convirtió en capital de la provincia Bética, que prácticamente comprendía toda Andalucía y experimentó un notable crecimiento económico y cultural.

• El verdadero protagonismo histórico de la ciudad tiene lugar durante el periodo de dominación árabe. Conquistada en el 711, pasó a ser el centro principal de Al-Andalus. En el 756 el territorio se convirtió en emirato independiente: el artífice de esta trasformación fue Abd al-Rahman I. Bajo el mandato de Abd al-Rahman II la urbe acogió a un importante nº de artistas, sabios, filósofos, médicos e intelectuales que introdujeron influencias orientales en la cultura, pero se produjeron revueltas protagonizadas por los mozárabes. Fue Abd al-Rahman III quien pacificó el territorio y alcanzó el máximo florecimiento de la ciudad.

• En el año 1013 comienza la disolución del Califato: se dividió el territorio en reinos independientes (reinos de taifas) que subsistieron a cambio de pagar tributo a los reyes cristianos, perdiendo importancia en beneficio de los reinos de Sevilla y Granada.

• Fernando III el Santo dio un impulso casi definitivo a la Reconquista cuando tomó Córdoba en 1236.

• En época de los Reyes Católicos, Córdoba se convirtió en una importante base de operaciones para la toma del reino nazarí. Pusieron fin a las luchas que enfrentaban a la nobleza, establecieron el tribunal de la Inquisición y recibieron en el Alcázar a Colón.

• Con Felipe II Córdoba inicia un proceso de decadencia que se acentuó progresivamente en el s. XVII, cuando se produjo un descenso demográfico muy fuerte en el que influyeron decisivamente las epidemias de peste.

• Con Carlos III se realizó la repoblación de tierras abandonadas y la colonización agraria de terrenos.

• La dominación francesa en Córdoba tuvo lugar entre 1810 y 1812.

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• Los inicios del s. XX están marcados por la tensión social que se concreta en

el estallido de varias huelgas.

• Tras el alzamiento del 18 de julio, Córdoba quedó desde el primer momento, como toda Andalucía occidental y la ciudad de Granada, integrada en el bando nacional.

RECORRIDO GUIADO

1 LA MEZQUITA-CATEDRAL

La Mezquita-Catedral de Córdoba es uno de los conjuntos monumentales más importantes y peculiares de España y de occidente. No es sólo el símbolo de Al-Andalus, sino un monumento fundamental de todo el Occidente islámico y uno de los

más asombrosos del mundo. Es el reflejo artístico del poder de uno de los estados políticos más importante de occidente en los siglos IX y X: el Emirato y Califato de Córdoba.

La Mezquita-Catedral de Córdoba es hoy una mezcla de estilos arquitectónicos superpuestos, que se sucedieron y acoplaron a lo largo de los nueve siglos que duraron las construcciones y reformas, pues parece que no hubo generación que renunciara a dejar su huella en esta edificación única, de fisonomía y conjunto plenamente original.

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La construcción de la mezquita de Córdoba fue iniciada a finales del siglo VIII, año

785, por orden de Abd alRahman I y sobre la planta de la catedral visigótica de San Vicente, cambiando de orientación el eje de dicha planta. Poseía once naves, ordenadas de norte a sur (siendo la central algo más ancha que las demás), y el 'Patio de los Naranjos'. Su exterior se desarrolla en una muralla coronada por almenada crestería y fortalecida por torreones cuadrados, entre los que se abren las diversas puertas del edificio. Los capiteles muestran una extraordinaria variedad: jónicos, corintios y compuestos; unos son de

creación romana y bizantina, otros procedentes de la anterior basílica cristiana de San Vicente.

En el año 833, Abd alRahman II amplió la mezquita hacia el sur y construyó un nuevo 'mihrab'. Esta segunda construcción muestra como novedad la supresión de las bases y la aportación de bellísimos capiteles, que si en gran parte son todavía procedentes de edificios anteriores, ya pueden filiarse algunos como tallados expresamente por obreros cordobeses.

La parte más rica fue añadida por el califa AlHakam II en el 961. Esta ampliación es la más hermosa de todas

destacando su cúpula, aportación de la cultura cordobesa del siglo X.

También poseen notable belleza, por su extremada decoración en piedra, así como por su admirable entrecruzamiento, arcos

angrelados y lobulados que dan acceso y límite a este recinto singular. Y por último, el caudillo Almanzor la completó hacia el este, otorgándole sus actuales proporciones, incluyendo esta ampliación también al 'Patio de los Naranjos'. Esta obra

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tiene más regularidad en los materiales empleados y también posee más uniformidad

que las anteriores. Comprende ocho naves y no alcanza la importancia de las construcciones que la precedieron, porque corresponde ya a la decadencia del Califato. En 1236 la Mezquita fue convertida en catedral por San Fernando, adicionándosele constantemente capillas, elementos decorativos y otros atributos y símbolos del culto católico. A partir de entonces los obispos que se sucedieron trataron de realizar transformaciones en la obra musulmana, para acomodarla a las exigencias del culto cristiano. En el siglo XV, los Reyes Católicos les permitieron la construcción de una 'Capilla Mayor'. En el siglo XVI, una nueva presión eclesiástica logró quebrantar la fuerte oposición del Cabildo Municipal y de los cordobeses, quienes por mandato supremo de Carlos I tuvieron que someterse forzosamente en 1523 a la gran reforma,

que habría de intercalar, entre la construcción de Abd alRahman II y parte de la de Almanzor, el templo católico. Hay una mezcla de estilos en esta reforma, terminada en 1766.

En el exterior de la Mezquita podemos contemplar las numerosas puertas que posee el templo como, por ejemplo, la 'Puerta del Perdón', 'Postigo de la Leche', 'Puerta de los Deanes', 'Puerta de San Esteban', 'Santa Catalina' ...; el retablo de la Virgen de los Faroles y la fuente del Caño Gordo. También podemos señalar la torre,

obra de Hernán Ruiz, realizada sobre los restos del alminar árabe que construyera Abd alRahman III,

y coronada por un 'San Rafael', obra del escultor cordobés Pedro de Paz.

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2. La Puerta de Almodóvar

Desde la calle Cairuán, muy cerca del Alcázar de los Reyes Cristianos, se accede a la Puerta de Almodóvar, en su mayor parte obra cristiana del siglo XIV. Conocida en la época musulmana como la Bad al-Yawz, es el único acceso que pervive de los nueve edificados por Abd al-Rahman I. Aunque fue restaurada en 1802, se han conservado casi íntegras las almenas y el adarve. Frente a ella se erige la escultura al filósofo y dramaturgo cordobés Séneca.

Consta de dos torreones prismáticos unidos por un arco ligeramente apuntado que desarrolla una bóveda. El arco fue cegado en el siglo XIX por un muro en el que se abrió una puerta adintelada. El monumento está construido por sillería con añadidos de ladrillo y sillarejo.

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3. El Barrio Judío

La Judería cordobesa es el barrio medieval en el que se encuentran importantes restos arqueológicos de la presencia hebrea en esta ciudad, presencia que se remonta a tiempos de los romanos. Un bello entramado de calles estrechas y sinuosas, con plazoletas delimitadas por casas blancas construidas en torno a patios repletos de flores, y donde se halla uno de los monumentos de carácter religioso más importantes de Córdoba: la sinagoga.

En este barrio se encuentran numerosas bodegas, restaurantes y tabernas, establecimientos en los que podemos degustar lo mejor de la gastronomía típica cordobesa. También se sitúan aquí diferentes e interesantes tiendas y talleres de artesanía.

4. La Calleja de las Flores

En pleno barrio de la Judería, cerca de la Mezquita-Catedral encontramos esta apacible calleja, una de las más tradicionales de la

ciudad. Estrechita y sinuosa, sube en una suave pendiente hasta la pequeña plazoleta en la que desemboca. Los balcones enrejados se llenan de flores aromatizando el

agradable paseo del visitante. Desde la fuente que centra la plazoleta podemos disfrutar de una de las más bellas vistas de la torre de la Catedral.

Reformada por orden del alcalde Antonio Cruz-Conde

como reclamo de atracción para los turistas, fue adornada a mediados de 1950 con los arquillos que hoy la contemplan, así como con la construcción de una fuente por parte de Víctor Escribano Ucelay.