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Hablar con Hijos Adolescentes: ¡Caos Total! La mayoría de los casos resulta difícil lograr una conversación con tu hijo adolescente sin que se cree un ambiente de tensión. Cierto día, El señor X se dirigía hacia la habitación de su hijo adolescente de 15 años, mientras caminaba por el corredor, observaba detenidamente un papel que traía entre sus manos, así mismo se veía el cambio de su expresión facial, estaba que echaba chispas del coraje al ver las notas de calificaciones de su hijo. Al fin llego a la habitación, de un solo golpe tumbo la puerta, al escuchar eso su hijo reacciono de una manera tan peculiar, comenzó a gritar ¿qué te pasa? ¡Esa no es la manera de entrar! ¡Respeta mi privacidad! Estas palabras fueron como un sonido tan agudo que le taladraron los oídos al padre, en ese momento se desato el caos, comenzaron a gritarse uno al otro, como si en la habitación solo estuvieran un par de adolescentes discutiendo y no un padre y su hijo adolescente, tanto fue el enojo al ver que su hijo en cierto modo le ‘faltaba el respeto’ olvido por completo cual era el motivo por el cual él se encontraba en la habitación del chico. Las palabras quedaron al aire y los dos con un doloso sentimiento, el padre tira la boleta de calificación y sale de la habitación. Tal vez este pequeño relato puede ser un tanto ficticio pero es una verdad andando, es difícil reconocer que algún momento de nuestra vida hemos atravesado esto, todos fuimos adolescentes,

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TRABAJO HUITRADO

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Hablar con Hijos Adolescentes: ¡Caos Total!

La mayoría de los casos resulta difícil lograr una conversación con tu hijo adolescente sin que se

cree un ambiente de tensión.

Cierto día, El señor X se dirigía hacia la habitación de su hijo adolescente de 15 años,

mientras caminaba por el corredor, observaba detenidamente un papel que traía entre sus manos,

así mismo se veía el cambio de su expresión facial, estaba que echaba chispas del coraje al ver

las notas de calificaciones de su hijo. Al fin llego a la habitación, de un solo golpe tumbo la

puerta, al escuchar eso su hijo reacciono de una manera tan peculiar, comenzó a gritar ¿qué te

pasa? ¡Esa no es la manera de entrar! ¡Respeta mi privacidad! Estas palabras fueron como un

sonido tan agudo que le taladraron los oídos al padre, en ese momento se desato el caos,

comenzaron a gritarse uno al otro, como si en la habitación solo estuvieran un par de

adolescentes discutiendo y no un padre y su hijo adolescente, tanto fue el enojo al ver que su hijo

en cierto modo le ‘faltaba el respeto’ olvido por completo cual era el motivo por el cual él se

encontraba en la habitación del chico.

Las palabras quedaron al aire y los dos con un doloso sentimiento, el padre tira la boleta

de calificación y sale de la habitación.

Tal vez este pequeño relato puede ser un tanto ficticio pero es una verdad andando, es

difícil reconocer que algún momento de nuestra vida hemos atravesado esto, todos fuimos

adolescentes, si ya sé, que los tiempos han cambiado y que es distinta la manera de educar a sus

hijos pero ¿Por qué tiene que estar pasando esto? Muchas de las veces vemos estas situaciones y

decimos: ‘yo no haría esto’ ¡qué mal padre! bla bla… y al fin de cuentas lo vienes haciendo sea

conscientemente e inconscientemente pero lo hiciste.

Criar hijos adolescentes conlleva satisfacciones y desafíos, tal vez esta situación para el

señor X era un desafío pero no supo cómo manejarlo que término ‘tirando la toalla’ y muchos

padres lo han hecho porque simplemente no quieren ‘lidiar con semejantes monstros’.

Papás debemos de tener bien claro que nuestros hijos están creciendo, necesitan su

espacio, aprender a ir manejando su libertad. A todos nos molestaría que de repente nos

tumbaran la puerta de un golpe. Todo adolescente merece su privacidad.

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Los hijos adolescentes deben ir aprendiendo a volar y la función de los padres es

enseñarles a manejar bien sus alas. No creo que el hijo adolescente del señor X quiera que su

padre le enseñe a base de gritos como manejar sus alas.

¿Qué podemos hacer los padres?

Principalmente debemos ser pacientes, toda la paciencia del mundo en ocasiones no es

suficiente. Aunque por dentro sufras porque simplemente lo tuyo es gritar y tumbar puertas

debemos entender que nuestro pequeño monstro ahora nos planta cara, cuestiona nuestras

órdenes y quiere ser él el que tome el timón de su vida.

Llegará, sin duda. Él debe tomar el timón de su vida, cuando llegue el momento. La

adolescencia es el tiempo de aprendizaje, aunque no solo los adolescentes están aprendiendo

también nosotros, sobre todo los que por primera vez se encuentran con un hijo adolescente.

Si nosotros como padres fallamos es más fácil que nuestros hijos tengan algún tipo de

problemas. Si en ocasiones no sabemos muy bien cómo actuar es muy conveniente acudir a pedir

consejo a un buen profesional. Así evitar desatar tu furia y andar por toda la casa tumbando

puertas y gritando sin motivo alguno.

Es imprescindible que gastemos una parte de nuestro tiempo con nuestros hijos,

interesándonos por sus actividades, sus amigos y todo lo que pueda ser importante para ellos.

Ahora bien, para evitar y llegar a explotar como el Señor X y perder el motivo de su

molestia, te sugerimos algunos consejos básicos que debes de tomar en cuenta para hablar con tu

hijo adolescente y así mejorar su relación

A la hora de mantener una conversación con un adolescente sería conveniente no olvidarnos de:

Explicarles las cosas con claridad: que nada pueda ser malinterpretado o darle un

significado que no queremos.

Mantener una conversación: hablar y dejar que hablen.

No descartar sus opiniones: los padres no tenemos en nuestro poder la verdad absoluta.

Si estamos enfadados: no debemos hacerles pagar a ellos nuestro mal humor.

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Coherencia con nuestras exigencias: el comportamiento de los padres debe ser

coherente con lo que exigimos a los nuestros hijos.

Lo que resiste persiste

(Torbellino de emociones)

¿Quién es un adolescente?...individuo que vive un periodo de cambios físicos, emocionales y

sociales, los cuales tienen como fin encontrar la madurez.

Durante esta búsqueda el adolescente se topará con la barrera de que debe encajar en la

sociedad cumpliendo sus normas, las de su familia y como si fuera poco buscar su identidad

personal.

Como padres debemos aprender a detectar las emociones que acarrean consigo los

cambios hormonales en los adolescentes, entender que los jóvenes no pretenden ser enemigos de

sus padres o adultos, sino que buscan su respeto luchando contra la idea de dejar atrás sus

actitudes infantiles.

Las emociones llevan consigo conductas y es importante reconocer que el malhumor,

depresión, inquietud, irritabilidad, impulsividad y los problemas de agresión ocultan tras de sí

una serie de emociones en particular. Recordemos que las emociones incitan a las personas a

actuar y debido a que las hormonas tienen locos a nuestros adolescentes se vuelven inestables

dichas emociones lo cual provoca también acciones inconscientes.

A continuación estimados padres de familia les presentamos el top 5 de los comportamientos

más comunes de los adolescentes para expresar sus emociones:

Sentirse extraño o avergonzado consigo mismo debido a las exigencias de la sociedad  y

la inseguridad que le provocan los cambios que sufre su cuerpo.

Cuando sus padres interfieren con la búsqueda de su independencia es inevitable que

exprese su enojo con las típicas frases como… ¡No te metas con mis cosas! , o ¿Porque

no me dejas hacerlo a mí? y no puede faltar… ¡Arruinas mi vida!

Será inevitable que el adolescente deje de tener demostraciones de afecto hacia sus

padres; ojo, no significa que no sienta aprecio, simplemente que debe buscarse otras

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formas de mostrarle afecto; posiblemente algunas ocasiones se torne grosero o agresivo e

incluso solitario.

Aunque parezca contraproducente el adolescente refleja un comportamiento infantil,

notablemente cuando se encuentre bajo estrés, quizá cambios repentinos de humor; esto

es provocado por las hormonas que rondan su cuerpo.

Posiblemente se presenten cambios constantes de relaciones debido a la variedad de

sentimientos.

Recuerda siempre actuar pensando que tu hijo está ahí, observando y aprendiendo de los

adultos que lo rodean incluido tú y que no se trata de hacer todo lo posible para que el

adolescente esté feliz todo el tiempo, sino de estar alerta y saber que en ocasiones tiene que pasar

por momentos difíciles para crecer y aprender. Así que disfruta de tu incomprendido adolescente,

acepta su inestabilidad durante su proceso en encontrar su estabilidad y personalidad, no te

conviertas en su amigo y mucho menos en su enemigo, simplemente en un consejero, recordando

siempre que el adolescente seguirá sus emociones sin importar si éstas sean quienes lo llevarán a

acciones positivas o negativas de las cuales finalmente aprenderá.

Deja los tabús a un lado

Como padres debemos establecer una comunicación efectiva con nuestros hijos. Esto favorece a

eliminar los tabúes de una manera efectiva, ya que existirá confianza y libertad para expresar sus

puntos de vista y evitar que nos lleguen a ocultar algunas de sus inquietudes. Dejemos de

asustarnos cuando escuchamos la palabra “SEXO” por parte de nuestros hijos adolescentes.

        Podemos tomar en cuenta alguna de estos tips:

Toma en cuenta que la mayoría de nuestro hijos pasan mucho tiempo en internet tratemos

de evitar que busquen alguna información que pueda ser errónea.

Crear la mayor confianza en ellos para que te busquen cuando les surja alguna duda.

Mantente al tanto de lo que él realiza o cuáles son sus inquietudes para poder aclararlas.

Coméntale sobre los métodos anticonceptivos y de qué formas se pueden cuidar al

momento de llegar a tener relaciones sexuales.

Es importante mantener a nuestros hijos informados de los tipos anticonceptivos, eso no

quiere decir que le brindamos la libertad para llevar a cabo el acto. Es solo para mantenerlos

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informados ya que si se llegara a presentar la situación sepan cómo reaccionar ante ello. Por

ejemplo el tener relaciones sexuales sin protección puede llevar a un embarazo no deseado,

transmisión de infecciones o enfermedades (VIH).

Estas son algunas de las sugerencias que pueden tomar como iniciativa puedes seguir

consultando nuestras revistas para seguir informados de la comunicación con los adolescentes.

COSECHA LO QUE SIEMBRAS

¿Sabías que?

La forma en la cual  educamos a nuestros hijos es de mayor importancia debido a que son un

reflejo de nosotros, así como actuamos con ellos estos actuarán de la misma manera para con

nosotros.

Como podemos saber si realmente educamos a nuestros hijos de la manera adecuada?

Si enseñamos a nuestros hijos a ser personas responsables y crecen en un ambiente donde se

inculca los valores, al ser adultos podemos esperar a que estos nos sigan considerando parte de

su familia.

Por otro lado si nunca vemos por los hijos dejamos que realicen lo que ellos quieran y no

estamos al pendientes de ellos lo más seguro es que no nos consideren parte de ellos y con justa

razón, ya que en su momento no los consideramos parte de nuestro núcleo familiar.

Así que todo  aquello que se le inculque a los hijos son el resultado de aquellos adultos

responsables o bien todo lo contrario, aquí la importancia de saber si realizamos lo correcto.

La ausencia de límites con los hijos: falta de amor

Dar a manos llenas a los hijos sin poner límites desencadena violencia, incluso contra la misma

familia y contra los padres.

Hoy en día en nuestra sociedad, los padres sobreprotegen, mal crían y maleducan a sus

hijos, otros los consienten porque entienden que esto implica dar cariño, mostrar su amor o

protegerlos. Consentir a los hijos, como sobreprotegerlos da origen al clásico niño malcriado

cuyos padres le resuelven todos sus problemas y nunca ha sido confrontado con las

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consecuencias de sus actos o decisiones. Estos niños, crecen con la firme convicción que sus

deseos deben ser realidad para todos, por ello se desarrollan pensando que no existen los límites

y muchos menos la figura de autoridad, no existen reglas de comportamiento, horarios, lugares

para comer; no valoran las cosas que tienen ni el esfuerzo que los padres realizan.

Lamentablemente, no hemos entendido que la ausencia de límites con nuestros hijos los

llevará indudablemente a la perdición, al consumo de drogas, a embarazos prematuros, a la

deserción escolar, a cometer hurtos, a las bandas juveniles, todo por creer que si disciplinamos

los niños crecerán con traumas, creyendo que no les amamos; cuando en realidad la disciplina se

da con amor y por amor a nuestros hijos. Si queremos que nuestros hijos sean hombres y mujeres

de bien, no podemos prescindir del establecimiento de límites, de la no deseada pero necesaria

disciplina; así y solo así estaremos formando ciudadanos respetuosos de las leyes, de las

autoridades y del prójimo.