Pueblo_chan Chan 2010

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  • 7/22/2019 Pueblo_chan Chan 2010

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    ISSN 1991-5837

    Especial: CHAN CHANEspecial: CHAN CHAN

    VOL. 21 N 1, ENERO - JUNIO 2010TRUJILLO, PER

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    Revista Oficial de la Universidad Privada Antenor Orrego

    DIRECTOR

    Dr. Saniel Lozano Alvarado

    EDITOR

    Dr. Fernando Rodrguez Avalos

    COMIT EDITORIAL

    Dr. Csar Adolfo Alva LescanoMg. Eduardo Paz EsquerreMg. Bruno Cpeda Ruiz

    TTULO ABREVIADO

    Pueblo cont.

    Universidad Privada Antenor Orrego

    Los artculos que aparecen firmados en esta revista expresanlas opiniones personales de sus autores.

    Revista indexada en el Latindex.

    Publicacin semestral de distribucin gratuita.

    PRE PRENSA

    EDICIONES CAROLINASylvia Jackeline Ulloa Vsqueztelfono 44-206691 - Trujillo

    DIRECCIN

    UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENORORREGOAv. Amrica Sur N 3145,

    Urb. Monserrate, Trujillo, Per,telfono: 51-44-604447,telefax: 51-44-282900,

    e-mail: [email protected]://www.upao.edu.pe

    La Universidad autoriza la reproduccin

    de los trabajos de este nmero, siempre

    que se identifique su procedencia.

    ISSN 1991-5837

    Hecho el Depsito Legal en la Biblioteca Nacional del Per N 99-1509

    AUTORIDADESUNIVERSITARIAS

    RECTOR

    Dr. Vctor Ral Lozano Ibez

    VICERRECTOR ACADMICODr. Guillermo Guerra Cruz

    VICERRECTOR ADMINISTRATIVO

    Dr. Julio Chang Lam

    Cartula: Muro transparente I.Contracartula: El Palacio ain-AnAcuarelista Cristbal Campana Delgado.

    ISSN 1991-5837

    Especial: CHAN CHANEspecial: CHAN CHAN

    VOL. 21 N 1, E NERO - JUNIO 2010TRUJILLO, PER

    COORDINADORA DE EDICINMara del Carmen Veneros Ulloa

    Volumen 21, N 1, Enero-Junio 2010

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    Contenido

    ESPECIAL: CHAN CHAN

    EDUCACIN

    CRTICA LITERARIA

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    Supervivencia de Chan Chan: Notas para su estudioSurvival of Chan Chan: Notes for its study

    Jorge Zevallos Quiones 8

    Chan Chan: Nuevos hallazgos, nuevas hiptesisChan Chan: New finds, new hypothesis

    Cristbal Campana Delgado 27

    Complejo arqueolgico Chan Chan: Los conjuntos amurallados y sus nominacionesChan Chan archeological complex: The walled complexes and their names

    Arturo Paredes Nez 53

    Chan Chan, la capital del Chimor: 540 aos despus de la conquista de los incasChan Chan, capital of Chimor: 540 years after Incas conquest

    Jess Briceo Rosario 59

    Rituales en torno al camino ceremonial en Chan ChanRituals around the ceremonial road in Chan Chan

    Luis Valle lvarez 73

    Iconografa y uso del espacio en los recintos con estructuras en forma deU del conjunto Nik An (Chan Chan)Iconography and use of space in Nik An compound precincts with U-shaped structures (Chan Chan)

    Csar A. Glvez Mora, Mara Andrea Runcio 83

    Decoracin y arquitectura en Chan ChanDecoration and architecture in Chan Chan

    Rodolfo Gutirrez Rodrguez 93

    Shi, ciclo mtico de la deidad Chimor

    Shi, mytical cycle of Chimor deityArturo Paredes Nez 97

    Chan Chan en la poesa y la narracinJos Eulogio Garrido, Francisco Xandval, Manuel Ibez Rosazza, Jos Hidalgo, Rolando Toro,

    Eduardo Paz Esquerre 113

    Propuesta de lectura desde la lingstica textualReading proposal from textual linguistics

    Hugo Gonzlez Aguilar 125

    Bullying: propuesta de solucin desde el aula de claseBullying: Solution proposals from classrooms

    Liliana Paz Ramos 131

    La pedagogia es una ciencia o una tecnologa?Reflexiones en tiempos de neoliberalismoPedagogy: Science or technology? Thinkings in neoliberalism times

    Mario Wilfredo Hernndez Hernndez, Guillermo Gayoso Bazn 135

    Vigencia y proyeccin de El monlogo eterno y Pueblo-ContinenteValidity and proyection of El monlogo eterno y Pueblo-Continente

    Elmer Robles Ortiz 157

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    Presencia de la muerte en el mundo de la infancia y reclamo social enalgunos poemas de Luis Valle Goicochea

    De la cronstica a la novelstica: Ecos del Inca Garcilaso en Las cartas de una peruana

    La comparacin como mtodo de produccin de los Comentarios Reales delInca Garcilaso

    Espaa: La Generacin del 98. El pensamiento vivo de don Miguel de Unamuno

    Cobertura biodegradable gelatina-almidn-tara y las caractersticasfisicoqumicas, microbiolgicas y sensoriales de uva (Vitis vinifera) Red Globe,durante el almacenamiento

    Bioestimulante biozyme T.F. y el cultivo de paprika (Capsicum annun L.) var. Papri King

    Palabras del seor Rector, doctor Guillermo Guerra Cruz, al finalizar la gestin 2005-2010

    Discurso de orden en conmemoracin de los 118 aos del nacimiento de Antenor Orrego

    Presence of death in the realm of childhood and social claim in some poems by Luis Valle Goicochea

    Chrystian Zegarra 171

    From the chronicler to novel: Garcilaso Inca echoes in Letters of a peruvian woman

    Sebastin Coffey 177

    Comparison as production method of the text of Comentarios Reales of Garcilaso Inca

    Saniel E. Lozano Alvarado 187

    Spain: The generation of '98. The alive thinking of Mr. Miguel de Unamuno

    Csar Adolfo Alva Lescano 193

    Coating of gelatin-starch-tara biodegradable and the physicochemical, microbiological andsensory properties of grape (Vitis vinifera) Red Globe, during storage

    Luis Mrquez Villacorta, Carla Pretell Vsquez 199

    Biozyme T.F. biostimulant and the cultivation of paprika (Capsicum annun L.)var. Papri King

    Eduardo Alejandro Limonta Kong, Alvaro Hugo Pereda Paredes 215

    Diagnstico y desarrollo de componentes para un plan de manejo integrado deplagas y enfermedades en la pequea y mediana agricultura de la costa peruanaDiagnose and development of components for a plan of integrated pest and diseasemanagement in the small and middle agriculture of the peruvian coast

    Martn Augusto Delgado Junchaya 221

    Mezcla de extractos de plantas medicinales: sinergismo o reaccin qumica?Extract mixtures of medicinal plants: Synergism or chemical reaction?

    Fredy Prez Azahuanche, Fernando Rodrguez Avalos, Mara Elena Len Marrou,Gonzalo Malca Garca 239

    El periodo crtico de la competencia de malezas con el cultivo de espinaca (Spinacia oleracea L.) var. Viroflay en el Valle de Santa Catalina

    The critical period of weed competition with the cultivation of spinach (Spinacia oleracea L.) var.Viroflay in Valley of Santa Catalina

    Luis Antonio Cerna Bazn, Aroldo Chacn Neyra 243

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    Julio Luis Chang Lam 259

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    INVESTIGACIN AGRARIA

    DISCURSOS

    ESTAFETA DE PUBLICACIONES

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    En la reafirmacin de una poltica editorial definida que identifica la naturaleza, caracters-ticas y estructura de PUEBLO CONTINENTE, conforme a las cuales cada nmero se dedica aun tema especfico, en esta oportunidad la presente edicin est dedicada a exaltar los valores tras-cendentales de CHAN CHAN, el ms grande y emblemtico monumento arqueolgico de laregin y uno de los ms importantes del Per, el torno al cual hemos convocado y reunido en estaedicin de homenaje a prestigiosos investigadores, estudiosos y creadores, cuyos textos otorgansentido primordial y singular brillo a estas pginas.

    De esta manera, as como anteriormente hemos expresado nuestro justo homenaje, plasma-do en sucesivos nmeros de homenaje, por ejemplo, a las colosales y ptreas construcciones de

    Machu Picchu; al Grupo Trilce, con ocasin de sus Bodas de Oro; a Ciro Alegra, en el Cente-nario de su nacimiento, en esta ocasin el homenaje se centra en el foco de la cultura primigeniaque se asent en las frtiles y fecundas tierras de los Moche. Por eso expresamos nuestro testimo-nio de gratitud y reconocimiento a los autores de los diversos textos, gracias a los cuales se conso-lida el contenido y la imagen de una publicacin universitaria que cada nmero se esmera en ubi-carse en el ms alto nivel en el contexto del mundo universitario.

    Por eso es gratificante, y nos estimula sobremanera, recibir las colaboraciones, no slo de dis-tinguidos profesores de nuestra propia Universidad y de otras de la regin, sino tambin de auto-res de otra procedencia, como los casos de Sebastin Coffey, de la Universidad de Buenos Aires;Hugo Gonzlez Aguilar, de la Universidad Autnoma del Per; y Christian Zegarra Benites, de la

    Universidad de Indiana, Bloomington, USA.

    La ocasin es propicia para reiterar nuestra invitacin a los profesores de la Universidad paraque oportunamente nos enven sus colaboraciones. Similar invitacin la extendemos, con senti-miento muy fraterno, a los autores de otras organizaciones e instituciones acadmicas. Las pgi-nas de PUEBLO CONTINENTE estn abiertas; adems, de acuerdo a las recomendaciones delos organismos internacionales especializados, las revistas de investigaciones adquieren mayorvalor e importancia, en la medida en que su contenido incluye trabajos de autores de distinta pro-cedencia acadmica y no slo de la institucin de origen.

    Por otro lado, tambin queremos destacar el momento crucial en que aparece este nmero,

    coincidente con el trmino de una administracin universitaria y el advenimiento de una nuevagestin; en tal sentido, creemos haber cumplido con la tarea que se nos encomend, al mismotiempo que manifestamos nuestra predisposicin a continuar en la brega segn los designios ydecisiones de las nuevas funciones que desde el pasado mes han asumido las mximas autoridadesdel claustro, a todos quienes les expresamos los deseos de muchos xitos en su gestin.

    EL DIRECTOR

    Editorial

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    Muro de Gran ChimMuro de Gran Chim

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    Los sabios nativos que dieron forma a Chan Chan, la capital del reino Chim, fueron poseedo-

    res de una tecnologa y una creatividad propias con lasque amaron y desarrollaron su ser. Tuvieron

    un modo de entender y de vivir un trasfondo religioso con el que palparon la existencia de un

    mundo espiritual, carne y destino de la numerosa poblacin moradora entre sus muros.

    En la presente seccin especial de PUEBLO CONTINENTE se incluyen valiosos trabajosque

    avanzan en la interpretacin, significado y funciones de diversos aspectos culturales que compren-

    de Chan Chan y aportan, cada uno, una luz para comprender el espritu de sus antiguos habitantes

    con descripciones y conceptos de aproximacin interpretativa. Constituyen, asimismo,esfuerzos

    reconstructivos de lo que habra sido la gran ciudad y algunas formas de su pensamiento religioso.

    En este sentido, agradecemos a los arquelogos y estudiosos de nuestra historia: Cristbal

    Campana Delgado, Arturo Paredes Nez, Jess Briceo Rosario, Luis Valle lvarez, Csar Glvez

    Mora, Mara Andrea Runcio y Rodolfo Gutirrez Rodrguez, por la publicacin de sus trabajos en

    este volumen. As mismo rendimos nuestro homenaje al desaparecido maestro de muchos

    arquelogos trujillanos, el etnohistoriador Jorge Zevallos Quiones, de quien tambin se incluye

    un documentado trabajo sobre Chan Chan. nicamente la Arqueologa ha dicho l podr rom-

    per el sello que cierra por tantos siglos los labios de la gran ruina.

    Pero, al lado del arquelogo y del historiador, tambin podemos apreciara Chan Chan en la

    voz de la poesa,la imagen pictrica y la msica. Chan Chan y sus constructores son tambin inspi-

    racin, vivencia esttica, acontecimiento significativo, smbolos que emocionan, conmueven y

    relumbran. Por esopresentamos textos poticos de Jos Eulogio Garrido (Huancabamba), Francis-

    co Xandval (Ascope), Manuel Ibez Rosazza (Lima), Jos Hidalgo (Pisco), Rolando Toro (Chile),

    una narracin de Eduardo Paz Esquerre (Ascope) y las acuarelas y la composicin musical Canto

    coral a Chan Chan, del polifactico Cristbal Campana Delgado (Santiago de Chuco).

    Agradecemos tambin al profesor Alberto Pinillos Rodrguez el habernos proporcionado foto-

    grafas de Chan Chan, tomadas en los aos veinte y treinta del siglo pasado; permiten apreciar la

    orfebrera sacada de una de las ciudadelas y frisos hoy desaparecidos. El es autor de Chan Chan en

    la poesa(Trujillo, 1994), la primera antologa sobre el tema Chan Chan que se ha publicado en el

    Per.

    De esta manera, con el presente volumen, la UPAO brinda su valiosa contribucin al conoci-

    miento de Chan Chan, la antigua capital Chim.

    Eduardo Paz Esquerre

    Saniel E. Lozano Alvarado

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    U1Jorge Zevallos Quiones

    Supervivencia de Chan Chan:Notas para su estudio

    I. CHAN CHAN, ESCENARIO ARCAICO

    Bajo el popular nombre de Chan Chan, la imagina-cin popular y an la docta suele evocar de inme-diato un vasto escenario donde en la ms remota anti-gedad ocurrieron grandes cosas. No importa el quean tales grandes cosas no se conozcan en propiedad,

    y, por tanto, sigamos ignorando qu, cundo y culeshubieran sido.

    El imparable romanticismo con que suelen estarrodeados los ms hermosos sitios prehistricos acom-paa tambin a Chan Chan, y con ello, desde siglos

    atrs la imaginacin compensa exaltadamente a laselusivas verdades arcaicas.

    Y es que realmente no es fcil broquelarse en fraobjetividad cuando uno pasea por los callejones, lasmurallas de adobe, y las plazoletas y cenotafios, todoroto y desmayado, pero todava en su destrozo capazde documentar. En el entorno, arenales y mar; al con-torno, restos de huacas y sitios de incomprensible apli-cacin.

    Y por si fuera poco, la tradicin fulgurante de haber-se hallado en su rea entierros de tesoros de sin igualriqueza, nunca antes vista ni sospechada en todo elmundo americano. Con los relatos del oro de las huacasde Peje Chico, de Yomayocgoam, Moyco, etc. desde elsiglo XVI se desat ah la devastadora huaquera gene-ral, cuyas intermitentes razzias, empujadas siempre porla leyenda y la codicia, no cesan.

    1 Etnohistoriador chiclayano.

    Aunque perseguidas por la ley, hemos visto en la

    dcada de 1960 a 1970, por ejemplo de modernidad,las escandalosas locuras de la fiebre chaquirera, estapasin popular por las cuentas para collares.

    Todo nos lleva a considerar, pues, al rea hoy uni-versalmente conocida por Chan Chan, rea extensadonde los reyes del Chimo vivieran, rigieran y constru-

    yeran sus palacios y tumbas, rea una de las ms sur-gentes y misteriosas para visitar, o, an ms comn-mente, para el que desde afuera del mbito nacionallea sobre antigedades peruanas.

    A la vez, Chan Chan viene hacer para el mundo de

    la ciencia antropolgica un documento formidable.Esta es su ms ntima y valiosa naturaleza, y por ella haingresado oficialmente a la lista de tesoros reconoci-dos de la Cultura Universal.

    Quisiramos enfatizarlo. Sea cual fuere el ngulodesde el que se quiera mirar a esta magnfica y nobleruina, aunque nada podra impedir la invitacin almito que de por si de inmediato despierta, la Cienciadel Hombre nos obliga a considerarla un permanentecentro de alta investigacin.

    En este sentido se han escrito estas lneas paraalcanzar algunas referencias tocantes al Chan Chanpost colombino, o mejor dicho post pizarrino. LaArqueologa, a cuyos profesionales las dedico, es unaciencia que admite subsidiariamente a sus leyes yreglas tcnicas, al lado de su admirable mecnica con-ceptual, la colaboracin de otras disciplinas asimismo

    Survival of Chan Chan:Notes for its study

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    Supervivencia de Chan Chan: Notas para su estudio

    antropolgicas; porque el rastro dejado por el hombrearcaico en la tierra ha permanecido guardado a travsde los siglos de varias maneras, y precisa su hallazgo eluso tambin de varias herramientas no siempre mate-riales.

    Qu es Chan Chan? Para Conrad y Moseley, susconocidos excepcionales estudiosos y cuya opinincitamos casi a letra, Chan Chan fue uno de los centrosurbanos prehistricos ms grandes del rea andina. Eltamao de tal ciudad refleja el status que tuvo comocapital del reino de Chimor, o del Imperio de Chim.Con unos comienzos legendarios en el siglo XII, estaentidad poltica expandi posteriormente su controlsobre ms de mil kilmetros de la faja desrtica coste-ra, desde cerca del golfo de Guayaquil en el Ecuadorsegn se dice hasta las vecindades de Lima actual.Chimor era el Estado ms grande, ms poderoso, quecompiti en el Norte con la hegemona cuzquea, yfue conquistado por el Inca hacia 1470, cayendo ChanChan con todos los territorios que una vez rigiera, bajoel dominio serrano. Durante algunos aos ms la ciu-dad continu funcionando como importante centrourbano, pero poco antes de la llegada de los espaoles,

    ya estaba abandonado.La regin geogrfica comprendida bajo el nombre

    de Chimor, o Chimo, abarca toda el rea que tiene por

    centro a Chan Chan, o sea las actuales parte de los pue-blos de Mansiche y Huanchaco, la pampa y PuebloJoven de La Esperanza y La Cumbre. Ese era elvalle de Chimo que aparece en los documentos espa-oles del siglo XVI. Aunque, es lcito suponerlo, la sali-da principal del gran complejo de ruinas al mar hubode estar en Huanchaco (playas de Huancarute, etc.).Cabe tambin la posibilidad del empleo artesanal de lapesca o los cortos viajes al norte y sur desde tan cerca-no litoral haca el noreste del gran complejo; precisa-mente donde se han hallado cementerios, hoy total-

    mente devastados.Las Crnicas aluden, con gran escasez, a la capital

    de Chimor, y de hecho, con el nombre de Chan Channo hay referencia alguna en sus escritos del siglo XVI.Llama la atencin esta pobreza referencial en la Heu-rstica norcostea porque el auge del reino Chimo,aunque pre-histrico, pertenece ms bien a la proto-historia peruana.

    En ojeada general, el valle de Chimo contiene, sinembargo, los restos del hombre hasta hoy ms antiguode esta parte de la Costa. Fueron ubicados por Chau-

    chat y Ossa, de antigedad de 10 a 12000 aos, y conlos ubicados en el nada cercano paraje de Quirihuacque, por la fecha, les son coetneos representan lams antigua data humana en el campus liberteo. Pro-ceden de tiempos que en hordas o grupos trashuman-

    tes se desplazaban incesantemente en busca de ali-mento. An se desconoca el uso de la agricultura,como es sabido, y, por tanto, para no morir de hambrea manos de otros hombres, asimismo vagantes y fam-licos, slo quedaba como salvacin el arrasar flora yfauna silvestre donde se las hallara, mantenindose deellas hasta extinguirlas, antes de volver a errabundearsin otra meta posible.

    En el rea de Chan Chan parece que no ha apareci-do resto importante correspondiente a los siglos II y IIId.C. Escogemos esas centurias porque entonces flore-ca ya la cultura Moche en estos valles, de la que s haypruebas ceramogrficas in-situ, aunque de secuenciasms tardas de la dicha cultura. Hasta hoy no se aclaradefinitivamente si pertenecen a ella unas pequeasestructuras halladas debajo de otras tpicas de ChanChan, encuentro realizado por arquelogos y alumnosde la Universidad de Trujillo bajo la direccin deMiguel Cornejo. Ms bien, rastro Moche y del mejor,correspondiente a los estadios IV y V de Larco, sehallaron, y pueden haber todava en la parte alta de

    Trujillo, en lo que hoy se llama valle de Moche, alrede-dor de los edificios epnimos que se conocen comohuacas del Sol y La Luna.

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    Tentativamente en esta ojeada resumida del vallede Chimo podramos darle una mayor antigedad depoblamiento, si se recuerda que en el vecino valle deChicama, con el cual hubo siempre fcil comunica-cin, Junius Bird descubri, en la Huaca Prieta (San-

    tiago de Cao), un complejo pre cermico de 6000 aosatrs, con agricultura incipiente y tcnicas notables detextilera inicial.

    Esto nos lleva a crear una hiptesis de trabajo: hayigual antigedad para el hombre neoltico de los vallesde Chicama y Chimo.

    Volviendo a la documentacin arqueolgica msconocida, parece indudable que en la poca Moche sehicieron en la parte de Chimo algunas acequias, aun-que para una escasa poblacin sembradora. En gene-ral, los llamados mochicas no parecen haber alcan-zado en esta rea una demografa representativa,como ocurrira quinientos aos despus; ni siquieracomo por entonces se mostraba en la parte alta, del Sol

    y la Luna. Mientras tales huacas eran los santuariosms notables en todo el Norte del Per, entre Piura yCasma durante los siglos I a VII d.C, con sorpresa seobserva que, al mismo tiempo, el rea tan cercanallamada Chimo, y donde se edificara despus el com-plejo de Chan Chan, no tuvo relevancia alguna de quehaya rastro.

    Pero s vino a tenerla y muy notable desde finalesdel llamado Horizonte Medio, y, sobre todo, una vezfundado el reino con Tacaynamo ms o menos haca elsiglo XI o XII. Fue entonces cuando empezaron a cons-truirse los importantes tramos del gran complejo deChan Chan, las mal llamadas ciudadelas, que, adecir verdad, mejor sera nombrarlas complejos fune-rarios, si aceptamos la teora de Conrad.

    Desde entonces fue surgiendo ah el escenariosacro-poltico de los reyes de Chimo, el mismo que porms de doscientos aos vino a ser el centro nervioso

    donde capitalizaba el gobierno del extenso litoral de laCosta Norte, entre Paramonga y Guayaquil.

    En el segundo tercio del siglo XVI, los quechuas deTpac Inca Yupanqui invadieron y conquistaron ChanChan y toda su jurisdiccin gubernativa. Transportaronpreso al Cuzco al rey Minchanzaman, as como a cientosde artesanos chimes: ceramistas, lapidarios, orfebres ytextilarios, con cuya obra y su ejemplaridad las artescuzqueas iban a florecer notablemente.

    En cuanto a la poltica de dominacin, los jefesincaicos parece ganaron la voluntad aristocrtica yun-

    ga, mantenindola en sus privilegios, condecorndolacon apelativos runa-simi honorficos y aceptando lasupervivencia de sus lenguas y dioses. El Inca permitique el heredero de Minchanzaman, el rey ChumunCaur, ascendiese al trono de Chan Chan, aunque es

    obvio que gobern mediatizado y bajo la frula delCuzco. En su tiempo el conquistador serrano impusosu famoso modelo de organizacin y tributacin deci-mal, herramienta habilsima de su tesis imperial.

    Todava est muy atrasada la investigacin de laetapa Inca en esta parte de la costa. Parece que dejaronal rey Chim y su corte en la sacralizada Chan Chan, entanto que, ms bien, los representantes del emperadorcuzqueo situaron sus oficinas administrativas en elprximo valle de Chicama, donde el cuartel general deestos conquistadores del Chimo, quizs pudo estar en elparaje de Chiquitoy Viejo, como lo postula Conrad trasuna excelente investigacin de campo.

    Sin embargo, el brazo incaico no pudo dejar demeter la mano en el valle Chimo y sus palacios, y anpudo, por qu no?, retocar la administracin Chim,quizs cambiando la funcionalidad sacro funeraria deChan Chan con la aplicacin, creacin o reduccin deparajes edificados. Hubo el intento de incanizarChan Chan? Para investigarlo no falta una buena citade partida, y es la de Cieza de Len, quien en la Crni-

    ca del Per (Cap. LXVIII) dice:Como los Ingas reyes, del Cuzco, se hicieron seo-

    res destos llanos, tuvieron en mucha estimacin a estevalle de chimo, y mandaron hacer en l grandes apo-sentos y casa del placer, y el camino real pasa de largo,hecho con sus paredes.

    Hay pocas referencias, y oscuras, sobre el final de lautilizacin de Chan Chan.

    Se dice que en la poca de Huayna Capac, estandoel emperador en la regin de Quito los chimes inicia-

    ron una rebelin anticuzquea, y fueron aplastadospor el Inca que baj, bien fuera con ese motivo o unviaje al Cuzco, y castig severamente a los culpables.Parece que parte de Chan Chan fue incendiada, de loque, curiosamente, quedan rastros aparecidos en lasexcavaciones de Harvard. La gente que la habitabacortesanamente, fue expulsada; el rey sali a vivir en elparaje de Mansiche y el gran solar se abandon.

    En esta situacin y bajo el gobierno del dinastainterino Caja Cim Cim, llegaron en 1533 los espaolesal valle.

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    Especial: Chan Chan

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    II. SOBRE EL NOMBRE Y LA PROPIA

    UBICACIN DE CHAN CHAN

    En cuanto dejamos la visin romntica del com-plejo, tan cara a la literatura regional, y entramos a lainvestigacin de su problemtica objetividad, valedecir, a los predios de la antropologa, en los que apare-ce Chan Chan como un excepcional documento pre-histrico, empiezan las interrogantes fundamentales.

    Dejmoslas, casi en su totalidad, para la futuralabor de los arquelogos, por ser obviamente de sunatural responsabilidad profesional. nicamente laArqueologa podr romper el sello que cierra por tan-tos siglos los labios de la gran ruina.

    Nos interesa ahora en este trabajo averiguar acercadel nombre propio de Chan Chan, que hoy se aplica,creo que atinadamente, al enorme conjunto pre-hispnico.

    Los diletantes con muy buena fe han querido eti-mologizarlo, partiendo de su parecido fontico contrminos registrados en la gramtica mochica del pres-btero D. Fernando de la Carrera, publicada en Lima el

    ao 1644. El ms ilustre de los etimologistas fue Mid-dendorff, en 1892, al postular que Chan Chan venadeJang Jang forma barbarizada y duplicada del trmi-no Mochica Lambayecano XLLANG, a su vez signifi-cativo de Sol, en castellano. Chan Chan vendra a ser,entonces Sol-sol, cuya repeticin deba de tomrselepor el plural. Otro tiempo despus se atrevieron ale-gremente a traducir Oro-oro, y hasta Luz-luz. La listapodra, si acaso valiese la pena, hacerla crecer.

    Pero todo es mero esguince, instante de fuegosartificiales, hobby intelectual: Middendorff no repa-

    r que los chimes tenan su propia lengua, la Quing-nam, y lo que el Padre Carrera haba gramatizado erala vieja lengua Mochica lambayecana.

    Por tanto, si la forma repetitiva del trmino ChanChan es ciertamente forma Chim, no lo es el signifi-

    cativo que se quiere dar, porque pertenece A OTRALENGUA.

    Middendorff no tuvo tiempo de advertir su error,porque desde el ttulo, ya lo cometa al escribir su famo-sa gramtica DAS MUCHIK ODER DIE CHIMUSPRACHE.

    Por otro lado, el fonema de la CH no puede reem-plazar al de la J aunque ste s al del arcaico XLL.Por lo menos, en las transformaciones de la lenguaMochica-lambayecana, unos de cuyos ejemplos msinteresantes es el apellido seorial de Llontop, anti-guos dinastas del valle de Monsef, que aparece escri-to en documentos del siglo XVI XLLONTOP. Este yotros casos permiten asegurar que la barbarizacin deXLL pasa finalmente a LL, y nunca a CH. Lo queprueba que Chan Chan es un trmino NO Mochica, y,por tanto, nada tiene que hacer con l los conceptosde sol, oro, luz, etc.

    Es muy peligroso buscar mediante brillantes artilu-gios, casi siempre a base de semejanzas fonticas, elsignificado de trminos sobrevivientes de una antigua

    lengua muerta. El desuso secular, la ley del menoresfuerzo y entre nosotros la barbarizacin europei-zante, han ido despojando la palabra arcaica (sea top-nimo, antroonomstico o conceptual) de sus faccionesms puras, y una larga serie de cambios o supresionesen los prefijos y sufijos termina por restarle casi todovalor al documento. Podra valer para un paleolin-gista los trminos de Nepn (valle de Chicama),Nepea (rea de Chimbote) o Chornaca (rea de lahuaca Chotuna en Lambayeque), si a poco de iniciarsu intento etimologizador se da con que hacia 1650

    dichos trminos se registraban comoEnepn. Enepe-ac v Seornancacum?

    En tanto que no ocurran hallazgos gramaticalessobre la propia lengua de Chimo, la Quingnam, enalgn archivo americano o europeo que contengasermones, vocabularios etc., quedaremos sin saber deltrmino Chan Chan, pues no hay ayuda cientficaposible.

    Ms interesante es conocer cul fue la verdaderaamplitud territorial propiamente nombrada de ChanChan.

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    Nos haba llamado la atencin no encontrarlorecogido por los cronistas del siglo XVI y tampoco enlos planos posteriores, como DENOMINACINGENE-RAL DEL GRAN COMPLEJO.

    Por el contrario, una vasta documentacin hay

    sobre que Chan Chan fue UNA PARTE, un sitio, unAsiento determinado, dentro del gran permetro y nosu nombre para el total. Sin embargo, confusamente,desde el segundo tercio del siglo XVIII, un tanto msseguro a sus finales, y ya pblicamente usado en gene-ral, a mediados del siglo XIX, el nombre de Chan Chanqued aplicado a todo el complejo, tan consolidadohoy da, como para saber que nunca ms perder estauniversalidad. Merece la pena investigarlo porque, sien vez de su totalismo jurisdiccional, no representotrora en la pre-historia sino una localizacin corres-pondiente a un paraje o parte del todo, pienso queterminaramos con las oportunidades de que, divagan-do, se busque una truculenta interpretacin a dichotrmino Chim.

    Lo hemos pesquisado desde tres puntos de vista:a. Hasta mediados del siglo pasado, por lo menos,

    el nombre tradicional del gran permetro pre-histrico NO FUE CHAN CHAN.

    b. De acuerdo a fuentes documentales, en suremota antigedad CHAN CHAN FUE SOLA-

    MENTE UN PARAJE, incluido dentro de la granrea construida, a semejanza de otros topni-mos que contena.

    c. Debido a factores posibles de corregir, sucesiva-mente se fue acostumbrando a dar el nombrede CHAN CHAN a toda el rea arqueolgica engeneral. Este fenmeno iniciado en tonomenor, popularmente ya a fines del siglo XVIII,adquiri su definitiva consagracin en las lti-mas dcadas del siglo XIX.

    Fundamentemos tal proceso: cuando se revisan lasfuentes ms conocidas, y la inditas en los archivos, seadvierte, en las de ms antigua data, que toda vez quese alude o sealiza el gran complejo arqueolgico delvalle de Chim (sin enumerar las particularidades

    toponmicas que histricamente no venan integran-do), el nombre de Chan Chan NO APARECE.

    Cieza de Len al describir el rea haca 1549 dice:

    Cuentan algunos indios que antiguamente antesque los ingas tuvieran seoros hubo en ese valle un

    poderoso Seor a quien llamaban Chimo. Como elvalle se nombra agora el cual hizo grandes cosas ven-ciendo muchas batallas y edificico unos edificios queaunque son tan antiguos que parece claramente habersido gran cosa.

    () los ingas reyes del cuzco (...) mandaronhacer en el (valle de Chimo)grandes aposentos vcasa de placer.

    El memorialista Vquez de Espinosa, cuya valiosacopilacin se hace en 1628, anota:

    () en este valle de Trujillo y en el de la poblacinChimocapac donde ay suntuosas Guacas se anhallado grandes tesoros (...).

    (...) ay cantidad dellas en esta poblacin que fuedel Rev Chimocapac.

    No hallamos una sola cita del nombre buscado enla crnicas del XVI y papeles oficiales del XVII. Lacatalogacin general conoce el rea con la nica refe-rencia de los palacios reales de Chimor.

    En el siglo siguiente, la Relacin Descriptiva delcorregidor D. Miguel Feyjoo de Sosa, editada enMadrid el ao 1763, por la utilizacin que hace de lasfuentes orales y escritas de aquel tiempo, podra habercitado a Chan Chan si por entonces hubiera sido de

    comn aceptacin. Pero no. Por el contrario, al referir-se a la huaca Toledo dice de ella:

    (...) una Huaca, que dista una legua de la ciudad,junto al camino que va para el pueblo de Guanchaco(...) (...) una Huaca llamada Yomayocgoam, juntoalpalacio arruinadode dicho Regulo (...).

    Se podra aumentar las citas coetneas, mas parano extender esta exposicin meramente ubicatoria delviejo Chan Chan, recurramos ahora a los clsicos msusados, los del corregidor Feyjoo (1760) y los del Obis-

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    po Martnez de Compan. En ambos el topnimoest ausente, no se le ha tomado en cuenta, y, msbien, el uno cita las grandes ruinas como casas arrui-nadas del rey Chimo, y otro, a las mismas, bajo lasfrases Mansiche y Palacio de los Reyes Chimos que

    dominaron en la Costa del Mar del Sur.Aadimos dos citas ms, importantes, provenien-

    tes del siglo XIX en su primera mitad; una es de noticiatomada por un viajero europeo, culto y preguntn, elingls Henry Lester Maw, quien desembarca en elpuerto de Huanchaco el 4 de diciembre de 1827, yapunta en su diario de viaje:

    () en la mitad del camino entre Huanchaco yTrujillo (estn) las ruinas de una enorme ciudad Indiallamada Gran Chim.

    (Colee. Docmts. Indep. del Per, To XXVII, vol, 4, pag 46).

    La otra cita es el libro notable de E. George SquierUn Viaje por tierras Incaicas (traduccin de Lima,1974), sobre cuyo autor y su personalidad cientfica,intenso estudio de antigedades peruanas y particularconocimiento de la Costa Norte, son prendas conoci-das por dems en el campo de la investigacin antro-polgica peruana. En el captulo VII del libro y en el IX,ambos dedicados a Trujillo - Reconocimiento delGran Chim y a Exploraciones en el Gran Chim,

    que contienen sus interesantes observaciones, medi-ciones, descripciones y planos de nuestro Chan Chan,se refiere al gran complejo de esta manera:

    Las ruinas de Chim, Moche y Vir. (Sobrelas ruinas) La planicie de Chim propiamente dichaabundantemente cubierta por la ruinas de la antiguaciudad. Estas consisten en gran cantidad de murosque forman grandes recintos, cada uno de los cualescontiene un laberinto de ruinas, moradas y construc-ciones de otro tipo, relevadas, aqu y all, por gigan-

    tescas huacas, entre las que ms se destacan las delObispo, Conchas y Toledo, grandes masas que el visi-tante dificilmente puede creer que sean artificiales.Las dunas situadas a escasa distancia de la playa,como casi todos los lugares baldos y desiertos alrede-dor de Chim, son inmensos cementerios. Entre laruinas de Chim hay muchos grandes bloques o reasrectangulares, encerrados por macizos muros, quecontienen en su interior patios, calles, casa, depsitosde agua etc., etc. Patio de subbarrio en las ruinasdel Gran Chim.

    Dgase de paso que, por sus fuentes entonces muyutilizada, Squier trae colaciones de los ComentariosReales de Garcilaso Inca de la Vega, escritor decomienzos del siglo XVII, quien, por cierto, tampocohace mencin del topnimo cuestionado.

    En cambio, las pruebas salen al paso en buen nme-ro para indicar que CHAN CHAN FUE TAN SOLO ENEL VIRREYNATO UNO DE LOS TANTOS SITIOS OPARAJES INTERESANTES QUE SE CONOCAN ENEL CITADO GRAN COMPLEJO. Veremos ms adelan-te como a fines del siglo XIX y hasta el presenteaquel nombre se implanta para el apelativo definitivogeneral.

    Chan Chan debi ser un paraje no corto, caracte-rstico por sus yacimientos de salitre natural, conentierros prehistricos ms cerca del mar de lo que hoy

    imaginamos. Siempre existi as, pero dentro de sunaturaleza ceida y particular como otros sitios y para-jes del rea sacralizada de Chimo.

    Los testimonios empiezan desde temprano. Elcorregidor de la ciudad, en Marzo de 1606 notific alos pobladores, por medio de bando pblico para losque se hallaran en proceso de excavar huacas, presen-taran en las oficinas de la Real Caja de Trujillo laslicencias que les amparaban. En los das siguientes sefueron acercando a registrarse los buscadores de teso-

    ros: Jacome Baez, que operaba en la guaca junto aTasca: Antonio Lpez, con permiso del Virrey Mr-quez de Montesclaros para cavar la guaca de Tasca:Rodrigo de Meneses, trabajaba en Ha, -roto- zan: laindia Juana de Ortigosa, con ttulo de huaca en ChanChan. acompaada por Hernn Prez, descubridorde tumbas en Chan Chan, en cuyos entierros tam-bin buscaba Don Francisco Pacheco. (Arch. Dptal. deTrujillo: Judicial, leg. 266 cuad. 3071).

    El paraje que particularmente investigamos sehallaba sealizado claramente en el mapa de Feyjoo de

    Sosa, aunque no con el nombre, pues tan solo diceSalitrales, cerca al mar y dentro de un tringuloformado por el litoral las casas arruinadas del reguloChimo y el pueblo de Huamn.

    Esta ubicacin corresponde a la que en 1816 des-cribe D. Jos Garca, solicitante a la intendencia deTrujillo, pidiendo licencia para desenterrar un tesoroen el sitio que llaman chanchan ENTRE LA GUACADE TOLEDO Y PALACIO DEL GRAN CHIMO. En 11de Setiembre de ese ao obtuvo la licencia para poderexcavar en el sitio de chanchan (sic) ENTRE LA

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    GUACA DE TOLEDO Y PALACIO DEL GRAN CHIMOa una guaca de las muchas que hay en dichos sitios.(Arch. Dptal. de Trujillo, Judicial, leg. 146 cuad.787).

    Adems de las propias salitreras que caracterizabaal paraje de Chan Chan como ms adelante vere-

    mos se hallaba limtrofe de unas salinas que, hastabien entrado el siglo XIX, existieron en propiedad dela familia Orbegoso Cabero, y cuyos linderos puedenayudar, a quien investigue, a dar con los propios e inme-moriales del Asiento de Chan Chan.

    En efecto, por ante notario Mateo Ortega, el 28 deAbril de 1834 Da. Albina Cabero, mujer legtima deD. Manuel Orbegoso Pinillos, da en arriendo a D. Hc-tor Thomas, natural de Blgica, vecino y comerciantede la ciudad, unas salinas situadas entre el pueblo deHuamn y las ruinas del Chim de este distrito. Elplazo era de cinco aos la merced conductiva de 250pesos anuales y los linderos de dichas salinas lossiguientes:

    por el norte la huaca ms elevada que se encuen-tra prxima a la cinaga DONDE PRINCIPIAN LOSTERRENOS DE CHAN CHAN, y la paralela va haciael Este de esta guaca siguiendo el cordn de otrasrumbo al Cerro de Cabras hasta terminar con unahuaca que hay prxima a los cercos de los terrenoscultivados de Mansiche al lado opuesto, hacia el Oeste

    la recta va de esa misma guaca grande hasta topar conunas lomadas oscuras que se encuentran cerca de laplaya; por el Este una guaca larga o lomada artificialque corre de norte a sur y sobre la que va el cerco linde-ro de los terrenos cultivados de Mansiche, que partien-do de la guaca donde termin por ese lado el lindero

    Norte va a encontrar alCamino Real de Trujillo a laSalina o CHAN CHANy dando una pequea vuelta

    para salvar un trozo de terreno perteneciente a lasQuintanas va a espirar al cerco o tapiales de la Chaca-rilla de D. Juan Sussoni y por el Sur etc., etc.

    Es interesante saber que precisamente en el parajeprivativo de Chan Chan durante el Virreynato funcio-n con xito una industria salitrera. La densidad deviejos cementerios prehistricos haban ido creandotierras aparentes, que unidas a otras de PH muy fuertepermitieron esa industria con instalaciones no grandespero suficientes. El salitre era materia prima parahacer entonces la plvora, y sta se hallaba estancadapor el Gobierno Vicerreal. Ms adelante expondremoslos datos que se han hallado sobre el particular.

    Charles Wiener fue uno de los ltimos viajeroscientficos que visitar en el segundo tercio del sigloXIX el rea grande con estudio, y de lo que vio y obser-v, fotografi y mape, ha quedado un variado mate-rial en su libro Prou et Bolivie. En el texto Wiener

    hace referencia a:le quartier de Chan Chan DANS LA PARTIE

    SUD-EST DELA VILLE.(ob. Cit., p. 105 notal).

    Cundo comienza la aplicacin generalizadoradel topnimo a toda el rea prehistrica? La ms anti-gua referencia est, nos parece, en La DescripcinGeogrfica de la Ciudad y Partido de Trujillo. apa-recida en el Mercurio Peruano, 1791:

    Se conserva an a media legua de esta ciudad(Trujillo) en un SITIO LLAMADO CHAN CHAN,confinante al mar, unos admirables monumentos del

    poder y soberana de estos antiguos prncipes, que sonlos ruinosos edificios de un magnfico palacio, y lostrozos de sus dobles murallas de tierra. De esta materiason tambin los suntuosos y grandes sepulcros (...) seven tambin muchas poblaciones destruidas por eltiempo y otras fbrica ingeniosas etc; etc.

    La cita de Lecuanda es algo oscura, y por ello ms

    bien podra amparar el primer enunciado ya antedi-cho, sobre Chan Chan, mero sitio en el rea grande,pero la consideramos ahora porque tambin trata desepulcros, poblaciones y otras fabricas ingeniosas,que, por lo general, se reparten doquier all.

    El antroplogo Bandelier ha dejado observacionesde importancia despus de sus estudios, y un planohecho en 1893, donde se lee:

    Groundplan of the ruins called Chan ChanALSO Chim.

    El proceso para extender el nombre de Chan Chana todo el gran complejo debi comenzar en el segundotercio del siglo XVIII, cuando la industria salitreratena sus mejores momentos. En efecto, situada sulimitada rea particular cerca del mar, casi en el come-dio de Huamn a Tasca, el camino entre Trujillo yHuanchaco cortaba por ah. Era la frecuentadsimaruta vieja que con el nombre de Las Carretas venasirviendo desde el siglo XVI no slo para el trficocomercial martimo hasta y desde el puerto, sino tam-

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    bin continuaba, suponemos, hacia el valle de Chica-ma por donde, hacia 1606, se llamaba el camino Viejode Chiquitoy. No debe confundrsele con el camino aChicama que se estableciera posteriormente y dur enuso hasta la repblica bajo su apariencia antigua, y hoy

    es gran parte de la actual carretera Panamericana.Este camino dijimos, cruzaba las ruinas en el paraje

    de Chan Chan. Al llegar al cruce se pasaba por lassalinas, y luego las salitreras, y era el periplo obligadode los viajeros que deseaban conocer los palaciosderruidos del Gran Chim, cuya extensa rea no tenaotro camino de entrada. Todo esto ayud a usar el nom-bre de Chan-Chan para ir por dichas ruinas; y, como esnecesario darle algn apelativo toponmico a los monu-mentos prehistricos que no lo tienen o ya se ha perdi-do el propio con el paso de los siglos, hubo de ocurrir, yen buena hora, la generalizacin.

    No quisiera cerrar estas largas lneas sobre tematan especializado y por ende fatigoso, sin aventurarcual pudiera haber sido el verdadero nombre de ChanChan.

    En el proceso de barbarizacin que fueron sufrien-do las arcaicas lenguas de la costa hasta desaparecer,los trminos originales padecieron distorsiones pro-gresivas que alteraron sus fonemas y cambiaron susgrafas. Ya fue incontenible el impacto de la legtima

    pronunciacin por las dos lenguas regionales, Muchicde Lambayeque, Pescadora o Quignam, pues se expre-saban con guturacin o aglutinamiento morfolgicoinalcanzables para el castellano.

    De las dos dichas lenguas, la Pescadora o Quig-nam del Chim desapareci con impresionante rapi-dez. De ella sobreviva tan slo, a mediados del sigloXVII, una parte de antropnimos y algn caudal detoponimias. A estos conjuntos paleolingsticos,tambin la ley del menor esfuerzo los recortaba ycambiaba cuando no los llevaba a su anulacin la

    extincin de los indios.Hemos hallado en el testamento de Don Antonio

    Chumbi Huamn, noble de Mansiche, bisnieto deDon Antonio Chumbi Guarnan el Viejo (ltimo reyChim), extendido el ao 1679 este intrigante dato:

    En la enumeracin que el testador hace de las pro-piedades rsticas que deja, hay una de dos fanegadas,(...) EN EL ASIENTO DE CHECHENGO que cae en elCamino Real de Chicama.

    Esos terrenos haban pertenecido a su mujer DoaBeatriz Jacinta Chayhuac y a la hermana de sta, Doa

    Juana Feliciana Chayhuac, ambas de otra rama des-cendiente de los vstagos del rey Chim.

    Si an hubiera estado en uso el camino viejo deChiquitoy, que pasaba por la ruinas como indicamosanteriormente, podra ser CHECHENGO el antece-

    dente quingam ms puro del ahora barbarizadoCHAN CHAN?

    III. EL ENORME CAMPUS DE CHAN CHAN

    En esta lneas quisiramos hacer recordar a losinvestigadores de la prehistoria norcostea y, en espe-cial, a los del Valle de Chimo y poca Chim, que elestudio del rea que nos ocupa no es, ni puede seguirsiendo, tan solamente el estudio del permetro de losconjuntos sacro-funerarios, las once mal llamadasciudadelas.

    Esta grandiosa ciudad prehistrica trujillana, capi-tal del reino de Chimor por consenso de todas las fuen-tes, tuvo un mbito vivencial notoriamente extenso,en el cual, as como nuclearmente estaban los mauso-leos reales, tambin se comprendan, es obvio, las lla-mmosles, oficinas de la administracin civil y militar,los principales centros de rito religiosos, las huertas ycorrales privados para abastecer a la aristocracia resi-

    dente, que fuera la ms alta del Estado, y en fin, el hbi-tat de nobles y, peridicamente, de los elementos de lagleba trados para trabajar segn el caso o los casos.

    A la vista est que las frmulas empleadas para lareconstruccin de los recintos funerarios de la dinastafueron mejores que las de la vida cotidiana. Tumbas ycentros ceremoniales: representaban el puente a laDivinidad, o sea a lo Eterno.

    Casas, cuarteles, piezas de servicio domstico: esce-narios de la perecible pequeez humana. Debi habersido la tesis ideolgica de nuestro hombre prehistrico

    y ahora sin perjuicios, es fcil advertirla.Pero el arquelogo no puede dicotomizar el estudio

    del pasado y, por tanto, as como la cermica utilitariatiene una trascendentalidad y unos problemas paraestudiarla, as tambin el marco de la vida cotidianaen la prehistrica regional demanda igual atencinque el estudio de las formas de vida ms altamente cla-sistas.

    Parece haberse ya concluido el conocimiento fun-cional del permetro de unos 6 Km. cuadrados, dondese encuentran las ciudadelas. Por lo menos, puede

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    contarse no slo con una arqueografa general sinotambin con una excelente teora interpretativa, la delarquelogo norteamericano Conrad. Es necesario,ahora, voltear los ojos al resto del paisaje arqueolgi-co. En lo dems, y hasta donde s, exceptuando lostrabajos de la gran huaca El Paraso (Arco Iris) elresto de Chan Chan permanece por desbrozar cientfi-camente.

    Hacia 1945 empieza a usarse oficialmente una listade nombres para sealizar las ciudadelas. No hemoslogrado saber an la fecha exacta ni el bautizador, pero

    sospechamos ello ocurriera en la faccin del primerplano delimitador e intangibilizador de Chan Chan;por lo cual, si alguien se interesa, habra de buscarsealgn expediente corrido para conseguir tal efecto enlos archivos del antiguo Patronato Nacional deArqueologa, que se guardan en Lima.

    La lista nominativa contiene algunas impertinen-cias e injusticias. Pienso que hubo de recurrirse a ellapor apresuramiento necesario de los trmites o poralguna propensin ms romntica que justiciera.

    La lista que an se usa comprende once ciudadelas:

    Martnez de CompanGran ChimBandelierUhleChaihuacTschudiRiveraLaberintoVelardeSquierCalvario de los Incas

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    En el excelente plano Emilio Gonzlez Garca,levantando en Trujillo el ao 1951, adems de las onceciudades, aparecen nueve secciones:

    TelloEscorrasHuaca El OlvidoAnexo TschudiHuamanchumoAnexo RiveroHuaca El HigoLitoral

    Anexo Velardey diez "Principales Huacas":

    El DragnEl ObispoConchasEl OlvidoToledoTres HuacasEl HigoLinealEsmeraldaTacaynamo

    Nos atreveremos a tildar parte del enlistado deimpertinente o injusto, porque si, al componer esepadrn de nombres y perennizarlo bautizando a cadaCiudadela con uno de ellos, se quiso honrar de buenaintencin a los grandes estudiosos de Chan Chan,salta a la vista no tener tal rango todos los congrega-dos. Si ojeamos la lista de Ciudadelas podra observar-se estas desigualdades:

    CHAYHUAC: Es el apellido de los Caciques de

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    Mansiche que vivieron al mando de sus Parcialidadesen ese pueblo. En la poca prehistrica la familia de ladinasta Chim no usaba apellido repetitivo, ya queeso era moda espaola que despus de la cristianiza-cin de los pueblos naturales se implant como de uso

    obligatorio.TSCHUDI: Ilustre hombre de ciencia austraco

    que, al parecer, nunca vino a Chan Chan. Fue ameri-canista especializado en paleobotnica y lengua que-chua. Estuvo en Lima y ha dejado unas interesantescrnicas sobres los ambientes y costumbres localesque vio en su viaje efectuado en el primer tercio delsiglo XIX.

    Es posible que se le haya comprendido entre loscalificativos para las Ciudadelas porque, en unin deRivero, publicaron en Europa un ATLAS DE ANTI-GEDADES PERUANAS , muy celebrado en su tiem-po (mediados del siglo XIX), en cuyo texto corre unplano de Chan Chan relativamente original.

    RIVERO: D. Mariano Eduardo de: Uno de losms notables hombres de ciencia de su tiempo, arequi-peo y de multiforme talento. No vino a Chan Chan.Se junt con Von Tschudi para publicar en Europa,hacia 1850, el ATLAS DE ANTIGEDADES PERUA-NAS, donde, entre otros materiales arqueolgicos delPer, hay informacin sobre Chan Chan y un plano

    apreciable en su tiempo.VELARDE: En honor del prefecto de Trujillo asapellidado, quien por un azar tpicamente de huaque-ra, descubri parte de un bello friso de manposteraChim en la Ciudadela que hoy lleva su nombre.Velarde no fue estudioso del viejo Chan Chan, sino dis-tinguido funcionario poltico civil del rgimen del Sr.Legua.

    CALVARIO DE LOS INCAS: Este nombre era,en parte, antiguo (El Calvario), por una imagen reli-giosa que se veneraba en medio del campo; y en parte,

    moderno y literario (de los Incas). Me parece un des-propsito, falla producida ms bien por una menteromntica, pues, precisamente, fueron los Incas quie-nes acabaron con Chan Chan, pues Huayna Capacdespobl la capital.

    Continuando con las sealizaciones se hace nece-sario, y es muy justo, recordar aqu los estudios noto-rios realizados en el rea de Chan Chan durante variosaos, a partir de 1968, por la Universidad de Harvard,cuyo equipo conducido por Michael Moseley e inte-grado por arquelogos bien entrenados y un equipo

    interdisciplinario esplndido y rotante, empez a dar aconocer la problemtica de Chan Chan a cabalidadprofesional. Nos ha quedado de ese esfuerzo unabibliografa y mapoteca fundamentales para continuarlos estudios.

    Dos de la figuras conductoras de dicha misin Har-vard, los arquelogos Moseley y Carol Mckey, publica-ron en 1974 un nuevo enlistado sobre las faccionesarqueogrficas de Chan Chan. Es as:

    Martnez de CompanGanoza VargasEl ObispoSan JosGran Chim NorteSquier

    Gran Chim SurVelardeEl OlvidoGran Chim Norte (II)LlamoyocguanBandelierTelloUhleHuachaque ChicoHuachaque GrandeCementerio Tschudi

    Su resumen seala:Nueve Palacios o Ciudadelas, una gran Cancha

    cercada, cuatro Huacas, dos cementerios y dos huer-tas hundidas.

    La lista de Moseley-Mckey es la inmediatamentetil para los futuros trabajos arqueolgicos que se pla-nifiquen en el rea, porque si se repasa con atencin,se advierte el espritu antropolgico, profesionalmen-te hablando, con que ha sido faccionada. En efecto, ypara no extender el texto ms, ntese que las unidades

    nominales pueden, mejor diremos deben ser conside-radas como un programa de investigacin, las an notratadas, y como un programa de insistencia arqueo-lgica, las ya presentadas provisionalmente.

    En las escrituras pblicas y/o las oficiales adminis-trativas que an se conservan en los viejos archivostrujillanos y limeos, provenientes de los siglos XVI,XVII, XVIII y XIX, aparecen de vez en cuando rastrosde la particular toponimia del valle de Chimo; algunosde cuyos trminos reproduciremos a continuacinpara provecho de quienes emprendan la tarea de hacer

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    un mapa histrico tardo de ese valle, en el que pudierallegarse a establecer la ubicacin ms segura de lossitios nominados.

    El verdadero permetro funcional de la capital deChimor tiene por necesidad que ser columbrado por

    los arquelogos incluyendo las siguientes reas:El litoral desde la playa de Huamn hasta las cerca-

    nas de Santiago de Cao.Todo el permetro del pueblo de Mansiche.El permetro del fundo El Cortijo, las chacras de

    Huanchaco y el antiguo fundo San Rosendo.El rea clsicamente llamada hoy de Chan Chan

    (unos 18 Km, cuadrados, en la que 6 son de 11 Ciuda-delas).

    Las antiguas pampas de Mansiche y de Huancha-co; las tierras de Valdivia. El rea integra de LaEsperanza.

    El Instituto Nacional de Cultura debera construiren alguna parte del valle del Chimo, quizs en el sectorhoy poblado de las chacras de Huanchaco, yendo deTrujillo a ese puerto, a la derecha, una especie de Cuar-tel General de la Investigacin Arqueolgica de ChanChan, parecido al centro que existe en el rea deTiahuanaco, en el Collao boliviano. Esto permitira:

    1. Acceso al trabajo para especialistas nacionalesy extranjeros.

    2. Gran biblioteca especializada.3. Taller.4. Cubculos personales para la investigacin.5. Archivos y almacenes catalogados.6. Mapoteca norperuana.

    Hemos ido recogiendo los siguientes topnimos dela propia rea pre-histrica de Chan Chan:CHAIAC: Tierras de la familia indgena Garca, de

    Mansiche, 1642.CALVARIO: Huaca en el pueblo de Mansiche. La

    huerta que est al lado se vende en 1869. Entre suslinderos, en direccin a Huanchaco hasta encon-trar la chacra de Manuel Uslln y de all en lnearecta hasta pasar un paredn nombrado ELCALVARIO, de donde da vuelta en direccin a laiglesia vieja de dho pueblo (Mansiche),etc.

    CARRIZAL: En 1867 el Cura de Yapatera y Morro-pn Dr. D. Jos Fulgencio Seyjas vende a travs desu apoderado al Dean Dr. Eugenio Lizarzaburu unasuerte de tierras NOMBRADAS CHAN CHAN y ELCARRIZAL, trminos del pueblo de Mansiche. Lin-

    deros: Partiendo de una huaca nombrada TASCAse sigue con la vista a esta ciudad y dejando el mar ala derecha, una cordillera o lomada de tierra, quees el lmite de los terrenos de la chacra SANROSENDO, propia del Dean Lizarzaburu, hasta lle-

    gar a una huaquita donde hay un pie de palmo, y asus inmediaciones unos pies de higuera: de estepunto dejado a un lado y a otro dos cordilleras, secontinuacin la mira hacia Huamn por un llano,hasta llegar a una cordillera, quedando a la izquier-da, esto es por la parte de arriba, un carrizal, sobredicha cordillera se sigue lnea recta hasta encon-trar con el camino del SALITRAL; de all sube lnearecta hasta tocar con la tierras del Comn de Man-siche (que el cura Seyjas tena compradas en enfi-teusis) de aqu vuelve con la vista a Huanchaco lin-dando con una lomada o cordillera que est alOriente, al pie de las tierras que tiene tomadas enarrendamiento Manuel Pulido a la Seora Quinta-na, hasta tocar con las que fueron de los Pescoranes

    y hoy (son) de SAN ROSENDO, y baja con la vistaal mar hasta al pie de las mismas tierras, y voltean-do a la derecha por el pie de las que fueron de Sote-ro Esqun y hoy de sus menores, as mismo de las deManuel USLLON y de Julin Silva despus conti-nua igualmente por el pie de las que fueron del

    mismo Manuel USLLON, de Nazario Jernimo yde Julin Silva, y hoy son del Sr. Dean, que las hacomprado y ha agregado a SAN ROSENDO; y siguepor la misma Cordillera hasta encontrar otra vezcon la huaca y palmo de donde se comenz.

    CHAN CHAN: ...en el sitio que llaman Chan Chanentre la Guaca Toledo y Palacio del Gran Chimetc. 1816.

    CHINE: (CHUSE?) Tierras en el Valle de Chimocon ruinas. Estas sirven de lindero a otras hastatopar con la Huaca nombrada del Obispo, etc.

    CHECHENGO:En el valle de Chimo, 1679.CHUCHILMINI: Lugar nombrado etc.. Ah tena

    una suerte de tierras Doa Mara Trinidad, indge-na noble, 1698.Lindaba por el poniente con las tierras de la parcia-lidad de Don Rodrigo Cuyuchi Huamanchumo,Cacique Segunda Persona de Mansiche. (TambinCHUQUILMINI).

    ESPERANZA, LA: La Chacarilla y pampa, propie-dad de D. Jos Patricio Ortega. En 1873 sus linde-ros son:

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    Por el frente, el camino Real que va al Puerto deHuanchaco, dando frente al cerrito de la Virgen,hasta tocar con un mogote de piedra que se puso porlindero y parndose all con frente a la sierra hastatocar en donde acaba la ltima pared de los Incas

    medio borrada que va a dar hasta en frente del hor-cn de Cerro de Cabras, segn los ttulos, y desde allseguir vista al mar hasta tocar una pared con unaacequia de los chacareros y lnea recta hacia laizquierda con las tierras de doa Josefa Gutirrez lla-madas LA ESPERANCITA Por dicha acequia va des-lindando con todos los terrenos de los indicados cha-careros hasta alcanzar UNA PARED TAMBIN DELOS INCAS, lnea recta hasta llegar a una acequiaDE LA GUACA QUE QUEDA A LA DERECHALLAMADA DEL OBISPO; all se vuelve a pasar con

    la vista al mar siguiendo LA MISMA PARED DE LOSINCAShasta seguir al camino Real de donde comen-zaron a deslindar quedando LAS GUACAS QUETRABAJA EL CORONEL DON FELIPE SANTIAGOLA ROSA dentro de los linderos de la propiedad deLA ESPERANZA.

    GUALPICA: Huaca grande en el valle de Mansiche,Conocida generalmente (...) por Peje Grande (...)inmediata a la chacra de Bartolom Garca a laderecha del Camino Real que sale del pueblo de

    Mansiche para Guanchaco. En 1792 solicitalicencia para excavarla un Joaqun de Sebastin, alparecer indgena.

    GUANCARMINE: Tierras as llamadas, propias delos Alfaro por su rama materna de Del Salto. Esta-ban en el lugar nombrado La Piedra Horadada yReal Camino de carril, en el pueblo de Mansiche,1785.

    HAf()ZAN:Huaca. l606.HUARICARPUT: Tierras a la salida del pueblo de

    Mansiche, 1694. Con las tierras de DESAGA-DERO, corran desde el camino real de las Carre-tas que van al pueblo de huanchaco (...) y por elotro lado las tierras de LA PAYLETA, y ms abajo allado del MONTE DE LOS GALLINAZOS, que tam-bin salen al mar.

    LLINLLINGUAN: Huaca, gran corraln y pampa ala salida del pueblo de Mansiche, S.XVIJJ.

    MOYCO: Una de las ms importantes Huacas delvalle, sobre la que habra mucho para reproducir.El nombre parece haber desaparecido a mediadosdel siglo XVII. Por varias razones y seales, bienpudiera haber sido esta gran huaca de Moyco laque hoy se conoce con el nombre nada entendiblede Arco Iris.

    OBISPO: Huaca sobresaliente, haca Huanchaco. Esde creer que los dibujos de cadveres chims, cer-mica, textilera y objetos de metal y plumera, quehizo reproducir a color en lminas ad-hoc el obispo

    Martnez de Compan hacia 1780, hayan proce-dido de excavaciones coetneas hechas por el pre-lado en esta notable huaca.

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    PALACIOS DEL GRAN CHIM: Es el nombrecon que se conocieron las extensas ruinas hastaque en la segunda mitad del siglo XIX lo reemplazel de Chan Chan, aplicado para toda extensa reaprehistrica.

    PAREDES: Tierras de Paredes, pertenecientes a laComunidad del pueblo de Mansiche. En 1801, a supedido la Real Justicia, autoriz para que se dieranen arriendo mediante pblico remate.

    TALPAGUA: Huaca grande, a orillas del mar eizquierda de San Josef. En 1792 hubo solicitud a laIntendencia para obtener permiso a excavarla.Esta huaca con la de GUALPICA eran entonces"bien visible ambas por su corpulencia".

    PUREMIE:Pampa y Asiento "junto al Camino Realde Carreteras" tierras de los indios nobles Garcaen 1713.Asimismo, escrito PURIMINI.

    TASCA: Otra de las huacas ms notables entre Man-siche y Huanchaco, tambin nombrada en el sigloXVII TASCAGUAN, su importancia merece unestudio particular.

    TOLEDO: La estructura funeraria donde en 1556Garc Gutirrez de Toledo, hidalgo vecino de la ciu-dad de Trujillo, hall un increble tesoro de orfe-brera pre-hispnica. Su ubicacin es conocida.

    VASCATE: La guaca grande de Mateo de la CruzVascate, indio mansichero; En 1739 tena entresus linderos: por el pie con una cordillera de paredde antiguos.

    VALDIVIA: Tierras de sembro, 1816.

    YOMACYOAGAN:Huaca grande, de conocida ubi-cacin. Tambin escrita a travs de los siglos:YOMOYACGUAN, YOMOYUGAN (1577), OMO-YACGUAN, YOMOYAGUAN, YOMAYOCGUAN,YOMAYOGAN.

    YAYANOUIBI:Tierras en el rea del pueblo de Man-

    siche, S. XVII.(Arch. Dptal. de Trujillo, seccin JUDICIAL, leg.200 cuad. 1373; protoc. Ortega 1869 fol. 87 Id. Orte-ga 1867 fol.89v; judicial,leg. 146, cuad, 787; protoc.Ortega 1845 fol. 236v; protoc Cortijo 1678 fol. 355v;registros de Juan Eligio Chumbi Huamn: escrituraen Mansiche 30 VIII 1698; protoc altuna fol,454;

    Judicial: Intendencia, leg. 435, cuad. 3506; Judicial:eg. 182A; Id.leg. 266, cuad. 3072: Id. leg. 268, cuad.3198; protoc F.X. de Len 1801 fol 139; cuadernilloChumbi Huamn 1713).

    Es una lista provisional de topnimos, habiendo,por supuesto, muchos ms dentro del rea tradicionalde Chan Chan.

    Algunos de estos nombres corresponderan, en suremota antigedad, al de las Ciudadelas?

    IV. CHAN CHAN EN LOS TIEMPOSMODERNOS

    Cuando a comienzos de 1534 los espaoles entra-ron por primera vez en este valle de Chimo, las exten-sas construcciones pre-histricas del permetro quehoy llamamos Chan Chan se hallaban vacas y habanperdido su utilizacin poltica. Quizs todava conti-nuaban los cultos funerarios para los restos ms omenos momificados de los antiguos monarcas; perocunto con ello estuvo enterrado ritualmente y repre-sentaba alguna riqueza o extraordinario valor, se habatransportado al Cuzco por los vencedores, como botnde la conquista. Lo dicen las Crnicas. La razzia deHuayna Capac para aplastar, como lo hizo, un levanta-miento Chim, castig el asentamiento sacro dinsti-co y dispers las funciones de la aristocracia. Empez amorir definitivamente as este colosal centro costeo,que hoy, en escombros, contina enamorando a quie-

    nes lo rememoran, estudian o, simplemente visitan.A partir del rey Huamanchumo, nieto del granMinchanzaman, parece haber sido trasladada la fami-lia Real al punto extremo de la antigua sede, el Asien-to de Mansiche, entonces con un nombre topnimomucho ms puro y Chim, parecido al de MANSIZ,con que est escrito en un documento de 1535, glosa-do por Murra a Cristbal Campana, y existe en elArchivo de las Indias de Sevilla.

    El gran permetro eclesistico-cortesano, o sea ChanChan, al cesar la actividad en sus recintos fue volvin-

    dose montuvio, boscoso, en que sauces y huaranganos,algarrobos y abundante monte llegaron a crear unhbitat aparente para animales huidos o silvestres.

    Tan eso ocurri que, en otro documento, asimismoglosado por Murra y publicado por Campana, fechadoen el mismo ao 1535 (a meses de fundada la ciudadde Trujillo) se hace mencin de cmo el vecino Blas deAtienza, capitn ilustre y Encomendero de Collique,dio con un entierro en una casa de ydolos que estabana la mar en oportunidad que haba salido de la ciudadandando a cazar.

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    Creemos que a partir de la Resoluciones apoyadaspor el Virrey Don Francisco de Toledo, por las cuales,entre otros pueblos, se consolida el de Mansiche,podrase empezar el estudio de las varias funcionalida-des que con el correr del tiempo fueron sirviendo para

    dar un nuevo rostro, quizs feo pero grandemente pro-motor, al otrora sacralizado Chan Chan. En otras pala-bras, el destino legendario, transido de historia religio-sa y social, con que se fuera levantando durante laprehistoria; despus de su muerte, como capital de unreino poderoso y conjunto de palacios, tumbas y tem-plos, fue cambiando a travs de los siglos a un increblezigzag de extraas cuando no pedestres realizaciones.

    Chan Chan va a servir, en todo o por partes, comoescenario para tres fines, cada uno de los cuales, qui-rase o no, alterar, recortar y desnaturalizar la arcai-ca razn de ser del gran conjunto. Entre 1535 y 1985,buscando lapsos redondos, se suceden, cruzan o reem-plazan en el aprovechamiento y la destruccin, lassiguientes etapas:

    A. La tetrasecular huaquera.B. Al aprovechamiento agrario.C. El uso industrial.

    De los tres estadios, quizs el ms alterador delcasco pre-histrico, el removedor y, por lo tanto, elms lesivo para la conservacin de Chan Chan, ha

    sido el primero, la feroz, insaciable y salvaje huaquera.Iniciada por los Incas con el despojo externo de lasriquezas palaciegas, inmediatamente despus de la fun-dacin de Trujillo continu la frentica bsqueda detesoros, concentrada desde entonces en las tumbas.Ocurrieron as los hallazgos fabulosos de conjuntosureos, plata, chaquiras y exquisita tapicera; por todoel territorio de la Costa norte, el ms rico, sin duda, detoda la prehistoria del Per, se extendi, febril, la pestede las violaciones funerarias, sopacadas bajo la activi-dad lcita de perseguir el descubrimiento de riquezas

    escondidas por los Gentiles, segn la moda de aqueltiempo, y con la licencia legal, supervisora adminis-trativa y particin del Gobierno vicerreal a travs delimpuesto de los Reales Quintos.

    As la depredacin de Chan Chan alcanz lmitesde locura.

    Tal pasin de huaqueos ejercida pblicamente, sinoposicin de ningn gnero, sera imposible de imagi-nar. Pero podramos acercarnos a su estmulo terriblesobre la imaginacin y el frenes codicioso del hombre,al leer las crnicas de lo que ocurriera en el saqueo de

    la famosa huaca de los Toledos, la leyenda de PejeGrande y el abundantsimo oro de la huaca de Yomac-

    yoagan. Relatos, como se sabe, muy conocidos.Se desconoce todava el nmero siquiera aproxi-

    mado de las excavaciones huaqueriles que precedie-

    ron al ao 1555, fecha de la violenta apertura de lahuaca de Toledo, hallazgo clsico de tesoro prehistri-co norcosteo; as como tampoco se ha tentado enlis-tar las que se continuaron haciendo en los siglossiguientes; y no me refiero a las clandestinas, porqueestas son un fenmeno moderno, sino a las legalmenteautorizadas por la Real Justicia coetnea, que las per-mita de acuerdo a ley bajo la figura de bsqueda detesoros.

    Desde el siglo XIX ya no habra disculpa algunalegal, pues entonces apareci la Arqueologa y los cien-tficos empezaron a visitar Chan Chan para estudiar alextinguido Chim. Pero an, aprovechndose del atra-so cultural, se mantuvieron los depredadores, esta vezobviamente dolosos. Un ejemplo para nosotros clsicode estos delincuentes ochocentistas que ya saben loque hacen contra la ciencia y la historia del hombre,viene a ser un coronel chileno de apellido La Rosa, ins-talado en Trujillo, y de cuya voracidad, inacabablesdestrucciones huaqueriles y ventas de objetos arqueo-lgicos habla Squier en su libro.

    Los protocolos de notarios coloniales de Trujilloregistran a partir de la fundacin de la ciudad no pocasescrituras de formacin de Compaas para huaquear,solicitudes en busca de licencias administrativas parahacerlo, cesin y venta de partes de huaca entre loscompaeros de la excavacin de terceros etc.

    Proclamada la Repblica, ces la obligacin derequerir licencias. Por lo menos no las he visto despusde 1833. Sin embargo, el mal no se detuvo y el saqueode los cementerios chimes de Chan Chan continu(contina?) impvida y brutalmente.

    Por otro lado, el dao es mucho mayor, si cabe ima-ginarlo, pues la incesante actividad de destapar lastumbas en busca de ajuares arqueolgicos, ha ido malo-grando aqu, como en el territorio nacional, muros, res-tos de caminos, esquinas de patios arquitectnicos, enfin, toda una riqusima documentacin que, si pudi-ramos haberla conservado siquiera en una terceraparte de lo que fue, ayudara incomparablemente a lareconstruccin del pasado peruano. La ltima plagade tales sacrilegios culturales (y por qu no decir tam-bin sacrilegios religiosos?, no son tumbas?) la hemos

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    visto hasta hace poco, cuando, verdaderas hordas detoda edad, ha vuelto a remover a su gusto los yaci-mientos para sacar, a como se pueda, chaquiras, concuyas bellas cuentas y en negocio muy redituable, conun alegre mercado turstico .copiosamente dolarizado,

    se han vendido exticos pero vulgares collarcitos y pul-seras.

    El investigador del pasado de Chan Chan deberesignarse a saber que una muy importante documen-tacin le ha sido arrebatada para siempre y, por tanto,est obligado a calibrar, ms que en otras parte, supasin profesional al servirse de ella para la problem-tica del sitio; y adems, porque as es el reto, esforzar suingenio y su paciencia para ir creando, quizs, nuevosmtodos de averiguacin al valerse de menor nmerode documentos y dentro de un paisaje cultural horro-rosamente maltratado.

    Otra de las fases de aplicacin que el tiempo ha idodando al gran permetro de Chan Chan es el del peri-dico cultivo agrcola.

    Mucho ms lesivo al yacimiento que la actividadpecuaria (que tambin la ha habido y hay, siempre des-parramada), es la agrcola, porque las necesidades desta se basan en la movida del suelo, temporal aunqueincesante, y el uso del agua. En el agua no slo vive elpeligro del perenne pase lquido, incomparable altera-

    dor de estructuras y pisos, sino la infinita gama de ace-quias, contra-acequias, pequeas compuertas y cana-les de derivacin para las cambiantes zonas de cultivo,chicas, medianas y grandes, segn las temporadas ydueos.

    Son dos las tradicionales reas de cultivo en el granpermetro totalmente arqueolgico:A) Los lotes adjudicados por los Jueces Visitadores de

    Tierras, para que de acuerdo a las leyes Indias, lascomunidades de Huanchaco y de Mansiche tuvie-ran donde sembrar. Las cosechas serviran para el

    propio sustento de los sembradores, y con sus pro-ductos en excedente, al ser vendidos en libre mer-cado, pudieran cancelar el tributo anual que lestocaba.No ha habido tiempo para investigar bajo qu cri-terios y dentro de los cuales exactos linderos los

    Jueces Visitadores adjudicaron en el siglo XVII lastierras en posesin al Comn de Mansiche, pero sesabe que estaban en las afueras del pueblo, haciaChan Chan. Sin embargo, bien que tampoco sepa-mos la razn legal, ese Comn de Mansiche era

    poseedor de otras tierras en la parte de Conache(valle de Moche) y de cincuenta fanegas en lastierras de Quirihuac. Estas ltimas y las de Cona-che no las explotaban los mansicheros, porque nolas necesitaban dado que su poblacin indgena

    empadronada para el tributo iba decreciendodemogrficamente y se hallaban en verdad bastan-te lejos de su centro poblado.Las tierras en posesin del Comn de Huanchacotambin quedaban a la salida del pueblo, en direc-cin a Trujillo; quizs haca las ruinas de ChanChan, o quizs haca Ro Seco en la zona de lashuertas y chacras conocidas en el siglo XIX con esenombre.

    B) Las tierras en que las familias indgenas nobles deMansiche perennizaron su inmemorial propiedadpatrimonial. Est bien probado que la aristocraciachim, al igual que toda la norcostea, disfrutabala propiedad privada a su favor. Los espaoles reco-nocieron esta patrimonialidad cuando era aproba-da por el mtodo legal de las informaciones de Tes-tigos. No sabemos cul era el lugar entre las tierrasgenerales de Chan Chan, pero consta no fue depequea extensin.Con el tiempo, y sobre todo despus de la Indepen-dencia, cuando los indios ya podan vender sus

    propias tierras, esas propiedades, de por si subdivi-didas por la herencia, pasaron a darse en arriendos,enfiteusis o ventas totales. Revisando las escriturasque han quedado de tales tratos, al llegar a los ac-pites de la correspondiente linderacin, nos damoscon seales de gran inters: acequia antigua,paredones, pirca de Gentil, huacas, huaquitas,acequias perdidas y secas, etc.

    Tras de estas frases se halla un desconocido testi-monio arqueolgico.

    Cabra hacer un cuidadoso trabajo de rompecabe-zas para ir planeando el gran plano de estas chacras yhuertas, por lo general no muy extensas, y en la des-cripcin de cuyos linderos se hallan casi siempre espe-cificaciones toponmicas grandemente sugerentespara el arquelogo.

    La acumulacin producida por las compras oherencias sucesivas de generacin a generacin, hahecho que un buen nmero de estas cortas y medianasunidades agrcolas hayan ido transformndose en fun-dos ms consolidados. As, en el Almanaque para el

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    ao 1907, editado por el diario El Mercurio para Tru-jillo hace ya ms de ochenta aos, se dice que en el Va-lle del Chimo existan por entonces las siguientes pro-piedades rsticas:

    ! La Esperanza y el Gigante (De D. Luis Snchez

    Ferrer).! El Salitral (Testamentaria Sussoni).! El Parrillero (De D. Pedro Rubio).! Terrenos de Mansiche (De D. Manuel A Vale-

    ra).! Otros Terrenos de Mansiche (De J. Velasco y

    M Rodrguez).! Otros Terrenos de Mansiche (De D. Ademar

    Pagador).! San Jos (De D. Apolonio de Bracamonte Jime-

    ro:52 fdas).! El Cortijo (De D. Washistong Ferrer. De sus 120

    fdas; 48 estaban entonces bajo cultivo).

    La tercera forma, a mi ver, por medio de la cual tam-bin se explot el permetro arqueolgico de ChanChan estuvo manifestada bajo la intencin industrial.

    Por cierto, hoy da florecen en ese gran campusalgunas pequeas empresas que trabajan en las actua-les tierras litigadas con dura suerte por el InstitutoNacional de Cultura. Pero, en realidad, no me refiero a

    ellas, sino a la intencin industrial que apareci enChan Chan en el primer tercio del siglo XVIII y asmismo se proyect ah a mediados del siglo XIX. Merefiero a la produccin del salitre, y, posteriormente, alcultivo de la cochinilla.

    Las tierras salitreras, por lo general, entonces enpoder de particulares, eran muy estimadas en la costadel Per, pues debido a la acumulacin secular de sub-stancias cidas y salinas, secadas por accin del tiempo

    y la putrefaccin de la materia orgnica en apreciablescantidades, producan uno de los elementos funda-

    mentales para la obtencin de la plvora.El detonante se hallaba estancado por el estado

    vicerreal, que lo procesaba y produca en centrales ad-hoc, para uso mayoritario y exclusivo de la artilleramilitar, la minera y el consumo de particulares quetenan armas de su propiedad.

    Entre los palacios templos del Chimo haba unparaje particularmente cubierto de una gruesa capa detierras salitrosas, conocido con el nombre de ChanChan. Su situacin parece haber estado en la parte pordonde la ruta Trujillo-Huanchaco (en los ms anti-

    guos tiempos Trujillo-Chiquitoy) cortaba las ruinas.Recurdese que este camino, desde el siglo XVI llamadode las Carreteras, no es el mismo que el que hoy se utili-za. En el plano del Corregidor Feyjoo est sealizado.

    Este punto del camino, el encuentro con la sali-

    trera de Chan Chan, fue, por tanto, el paso obligadopara cargar el salitre o visitar las extensas ruinas,para quienes venan o iban a Trujillo. El viajero salade la ciudad por la ruta a Huamn, tomaba el caminode las Carreteras, paralelo al mar en sentido, y llega-ba al salitral.

    Luego, entraba a visitar a los palacios del Rey Chi-m, o cargaba salitre, o segua al puerto de huanchaco,cuando no hasta el valle de Chicama.

    Tal incidencia con el paraje de Chan Chan nos per-mite pensar que, a la larga, aquel nombre particular-mente ubicado, terminara por costumbre aplicado alos restos de la arcaica capital Chim.

    Las noticias ms antiguas sobre la explotacin sali-trera del sitio alcanzan a mediados del siglo XVII. Porentonces un Antonio Blanco, vecino morador de laciudad de Trujillo, tras haber hecho el denuncio legal,era dueo de el Asiento y Minas de salitre llamadoChan Chan, que es como se va del pueblo de Mansi-che a la mar. Lo trabaj buen tiempo hasta que el 19de Noviembre de 1659, por ante el notario Sancho

    Garca Durn vende la propiedad a Roque de Zubiate,Tesorero General de la Santa Cruzada en este Obispa-do, y a Francisco Daz Zarco, vecino de Lima.

    La venta se hace con todo lo que le pertenece yseis leguas en redondo y segn y de la manera diceBlanco que lo registre (...) y segn de la manera quehoy est y se va labrando y sacando el dho salitre, ycasas y adherentes y pertrechos que tiene e irn decla-rados (...) con cinco negros y una negra, de 22 a 50aos de edad.

    Y dos paylas de cobre de cocer salitre

    Dos peroles de cobre de a 6 arrobas.Otro fondo de cobre en que se refina el salitre, de docearrobas.Un perol pequeo de cobreUna carretera con cinco bestias mularesCuatros borricos "que cargan tierra", y otros cuatro

    pequeos.Cuatro lampas chicas y grandesUna barreta de 20 librasDos hachas de cortar leaCien costales de sayal y jerga.

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    Adems con los derechos y acciones que le perte-neca al dho salitral y los papeles y Prouisiones y ttulosdice el dueo que de el tengo.

    A la vez traspasada a los compradores el contrato

    que tena con Da. Isabel de Castillo, vecina de Lima,que tiene hecho asiento con Su Magestad de la pl-vora.

    El salitral de Chan Chan estaba libre de censos,empeos ni obligaciones hipotecarias, generales niespeciales. Los esclavos se vendan sanos, y no eranborrachos, ladrones, cimarrones ni con otros vicios,tachas ni defectos. El precio, 20 000 pesos de a ochoreales el peso, a pagarle la mitad de dinero y de conta-do, y la otra mitad un ao ms tarde.

    Cien aos despus, el marqus de Otero, vecino de

    Lima, otorgaba el capital poder a Josef Mariano de San-doval, residente en Trujillo, para que le obtuviera tes-timonio del contrato de venta que hemos glosado.Otra cosa no sabemos de esa poca, sino que el salitral

    ya haba pasado a manos de limeos. Consta que acomienzos del XVIII Da. Tomasa Castilla y Guzmn lohaba heredado de sus padres. Estaba casada con D.Diego Messia de Torres, hijo del Conde de Sierrabella,

    y dicho su marido, siendo Alcalde Ordinario de Limaen 1705, tena un molino de plvora en los extramurosde la capital.

    En el ltimo tercio de aquella centuria era dueode la salitrera un Basilio de Herrera. Luego de su muer-te, el hijo y heredero Ignacio de Herrera intenta traba-jar el yacimiento, pero sin xito. Haba sido protegidoeconmicamente por O. Juan Josef Martnez de Pini-

    llos, vecino de la ciudad, y hallndose precisado a con-tinuar los trabajos, Herrera hizo donacin a Pinillos dela mitad de sus tierras (en el paraje que llaman deChan Chan) por escritura del 20 de marzo de 1792ante el notario Vega Bazn.

    Dos das despus, Pinillos y Herrera forman socie-dad para laborar el salitre por tiempo de nueve aos. Elsocio capitalista proveera de oficinas, cuatro pailas decobre, canoas, tinajones, hormas, burros, sillones,capachos, yunta de bueyes, etc.

    Se entabl la industria salitrera una vez ms en el pre-dio de Chan Chan ya sealizado, y sus productos pasa-ban al estanco del Gobierno. Pero accidentes imponde-rables alterarn su prosperidad. As, en los aos 1799 y1800 hubo aluvin y las crecientes del ro Moche (quesali de su madre) anegaron la fbrica puesta en el pue-blo de Huamn. Hubo de suspenderse los envos a Limapor una buena temporada, hasta hacer que la RealFbrica de Plvora de Lima reclamara a Pinillos el cum-plimiento del contrato que le obligaba a remitir al Esta-do 400 quintales de salitres anuales.

    Martnez de Pinillos, escribiendo el 28 de Febrerode 1801, pona en conocimiento de la Real Fbrica lascausas de su demora: sus instalaciones se habanderrumbado con la inundacin, obligndolo a trasla-darlas al pie de las grandes huacas de Chan Chan

    cuya obra consta de ocho coladores de cal y pie-dras, mesa de tres paylas y bodega con todos los utensi-lios necesarios, etc..

    Estos interesantes datos se hallaban en el antiguoarchivo notarial de D. Baldomero Jara, en un expe-

    diente sobre como promover la extraccin y beneficiode salitres en el Partido de Lambayeque en el ao1800. Por entonces el gobierno estaba muy urgido deplvora ante las circunstancias pre-emancipadoras.

    Ignacio de Herrera, codueo del negocio, fallecipocos aos despus, dejando viuda y herederos. Deinmediato el albacea, presbtero D. Jos Domingo Var-gas, present un recurso contra Pinillos, reclamandola propiedad total del asiento salitrero (las guacas deChan Chan). El Alcalde, por auto dado el 29 de Mayode 1809, admiti la querella y autoriz se levantara

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    una Informacin de Testigos, que no hemos alcanzadoa encontrar. Vargas acusaba tambin al codueo dehaber puesto como arrendatario a D. Manuel Larrea,autorizndole para que sacara de dichas huacas y bene-ficiara salitre.

    Parece que, posteriormente, la familia de La Quin-tana tent hacer salitre all, por va de arrendamiento.Setenta aos ms tarde, la situacin ha variado total-mente en cuanto a dueos del salitral. En 1871 el D.Hctor Thomas pide al tribunal de Minera unas hua-cas de salitre, sitas en las pampas de Chan Chan; msle sale al paso D. Juan Sussoni proclamndose dueo, yhaberlas explotado siempre.

    El ltimo dato obtenido nos confunde: en 1881aparecen nuevos dueos del salitral en el paraje deno-minado Chan Chan: las familias Bueno-Ortiz deZevallos y Cox-Bueno, por ser herederos del difuntoD. Jos Antonio de La Quintana. Estas multiplicida-des de posibles dueos del asiento salitrero pudiera sig-nificar que el negocio y las tierras estuvieran ya dividi-dos por ventas sucesivas o herencias.

    Hemos descrito, con la minuciosidad posible, elnegocio de la industria salitrera instalada en ChanChan, para advertir a los futuros investigadores decampo, que por ms de doscientos aos hubo en esaparte de Chan Chan un constante remover de huacas,

    trajinar de recuas, instalaciones de depsitos para coci-nar, lavar, hervir.Buena parte de los rastros de la secular actividad

    debe estar escondida en el subsuelo, y podra confun-dir a los jvenes que se inician en la profesin arqueo-lgica, si acaso ya no estuvieran advertidos de lo queah pas en los ltimos tiempos.

    Otra fase de la intencin industrial desarrollada enChan Chan fue la proyectada para hacer extensos cul-tivos de nopal o penca, con objeto de criar, en grandescantidades, la cochinilla. Ocurri a mediados del siglo

    pasado, y coincide con el gran mercado que entonceshubo en Europa para los tintes, siendo de los mejoresel tpico prpura de este insecto.

    A semejanza de lo que ocurri en otros departa-mentos, aqu tambin en el de La Libertad hubo espri-tus emprendedores que vieron una excelente oportu-nidad en esta empresa y, entre ellos, D. Juan BautistaBlackwood, natural de Irlanda.

    Blackwood haba establecido ya en el valle de Virel cultivo de la penca para el mismo fin. Los primerosresultados con la cochinilla viruera fueron felices,

    pues habiendo cosechado de sta unos 66 zurrones,cada uno de 6 arrobas, los remiti a Inglaterra dondefueron vendidos de inmediato.

    Entusiasmado del xito, Blackwood quiso ampliarlos trabajos, pero tropez en Vir con el problema de la

    escasez de peonaje. Era el ao 1845, y buscando otrastierras para sus planes, escogi las de Chan Chan, cer-canas a la ciudad y al puerto.

    Al efecto, pidi al gobierno se le vendieran las tie-rras de LA HUACA, al noreste de Trujillo. Estaban bal-das, no habiendo noticia de que hayan sido pobladasni ocupadas o posedas desde los tiempos de la Con-quista. Blackwood present su peticin en el mes dediciembre de aquel ao, indicando el lugar escogidoentre la ciudad y el puerto.

    Para el caso, era suficiente la iniciacin del proce-dimiento ante la subprefectura de la ciudad, la cualmand hacer la mesura del terreno requerido, el que sehallaba en el nombrado Chimo.

    La descripcin del permetro es la siguiente:

    Abraza por la parte inferior el camino comn alpuerto de Huanchaco y por la parte superior el caminode Chicama.

    El 17 de abril de 1846, atendiendo a lo dispuestopor el Supremo Gobierno, el Subprefecto D. JosAntonio Cabrera, el Alcalde de Mansiche y Huancha-co y un nmero de vecinos ancianos de ambos pue-blos realizaron la medida perimetral cordel en mano,con mucho cuidado. Se establecieron los lmitesapuntados a continuacin:

    Por el costado nombrado la ruinas de CHUSEhasta topar con la huaca nombrada EL OBISPO, dedonde volviendo el rostro haca el mar seguimos enlnea recta hasta topar con el camino que va al puertode Huanchaco, de donde volviendo la cara al pueblo de

    Santiago se sigui hasta ponernos lnea recta al cerritode Huanchaco, de piedras, de donde volviendo el rostrohacia la sierra continuamos dicha medida hasta llegara las ruinas de unas paredes de Gentiles, de donde con-tinuamos la medida cruzando el cordel hasta ponernos

    frente lnea recta de la punta del cerro nombrado CA-BRAS, de donde volviendo el rostro haca el mar conti-

    nuamos la medida hasta llegar a la toma de la AcequiaAlta, que reparte a los de Huanchaco, en donde con-cluy esta mesura por haberlo dispuesto el Seor Sub-

    prefecto.

    Supervivencia de Chan Chan: Notas para su estudio

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    Sumando las cordeladas consumidas el resultadoda una extensin de 173 fanegadas salvo yerro depluma y cuenta, habindose empleado para el acos-tumbrado clculo legal la fanegada de 288 varas delargo por 144 de ancho.

    Se establecieron tres clases de tierras para su tasa-cin:

    Primera Clase:

    Noventa fanegadas eriazas, muy secas, pedregosas yenteramente sin jugos (sic) ni tampoco tener derechoal agua absolutamente. Se aprecian a 5 pesos cada

    fanegada:...................................................... 450ps.

    Segunda Clase:

    47 fanegadas muy cortadas. pues eran de aquellas quellaman tierras agrias, cascajudas y slo uno que otro

    trozo de tierra con algn polvo. A 7 pesos cada fanega-da................................................................ 329ps.

    Tercera Clase:

    36 fanegas de la mejor calidad que las anteriores, sontierras que llamamos mestizas y la ms de ellas conalguna soltura y migajn. No tienen derechos de aguasino en los seis meses poco ms o menos de abundan-cia.

    A 10 pesos cada fanegada.............................. 360ps.

    Total del precio 1139 ps.

    Hicieron el peritaje D. Jos Luis de la Torre, D.Francisco Javier Cspedes Tito y D. Francisco Ortea-ga, firmndose el da 23 de abril.

    El expediente subi a Lima y el 8 de enero siguientese dispuso por el Tribunal Mayor de Cuentas que lastierras fueran sacadas a pblica almoneda, de acuerdoa ley.

    Es curioso que en todos los escritos corridos endichos tres aos de procedimiento administrativo, enningn momento apareciese el nombre de ChanChan, sino, ms bien, las tierras baldas sitas en lapampa de Huanchaco de la pertenencia del Estado.

    Finalmente el Supremo Gobierno aprob el rematea favor de Blackwood el 25 de setiembre, dndose elcaso concluido.

    Hubo reclamo de parte de la Comunidad de Huan-chaco, mas la queja no fue atendida porque no pudoexhibir ttulo alguno sobre el particular.

    No hemos podido seguir los dares y tomaresagroindustriales del irlands Blackwood. Es de supo-nerse que llev a cabo en parte los cultivos de las pen-cas y an pudo haber hecho algunos negocios buenoscon las primeras acumulaciones del buscado animali-to. Mas, el mercado europeo no dur y todos los quecon gran inters se haban dedicado a la cochinilla enel Per fueron cesando en el empeo.

    En el caso de la tierras de Chan Chan, consta queBlackwood, aos despus de haberlas tenido en almo-neda y, dado el lapso, quizs pudo utilizarlas todas o enparte. Decidi salir de ellas; y el 23 de agosto de 1862,ante el notario J.B. Aguilar las vendi por 3000 pesos(en una letra girada a seis meses vista) a D. Jos Patri-cio Ortega. En la escritura se indica que las tierras esta-

    ban situadas en el valle del Chimo, es decir entre lospueblos de Mansiche y Huanchaco, y