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ATLAS DE CULTURAS DEL AGUA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO Y AGUA: TOTONACOS Dr. Daniel Murillo Licea Instituto Mexicano de Tecnología del Agua Introducción El área geográfica que habita este grupo indígena se conoce como Totonacapan y cubre gran parte del estado mexicano de Veracruz, una parte de Puebla y de Hidalgo. En esta zona habitan 411,266 hablantes de lengua totonaca, distribuidos de la siguiente manera: en Hidalgo 62, en Puebla 131,928 y en Veracruz 186,833 (Serrano Carreto, 2006: 49). El Índice de Desarrollo Humano para la zona de la Sierra Norte de Puebla y la región del Totonacapan muestra un 0.6550, lo que coloca a este grupo indígena en el rubro 2, es decir, bajo. En la cosmovisión totonaca existen tres niveles del universo: el superior que se relaciona con el sol y con elemento del fuego. Habitan en este estrato los santos y los dioses, los ángeles y los personajes como San Miguel, encargado de hacer los relámpagos y la lluvia y los ayudantes, que han sido tocados por un rayo. El siguiente nivel es el cotidiano, donde habitan los seres humanos. El tercer nivel es el subterráneo, donde habita Atzin, dueño del mar y del agua en general. (Romero Vivas: 2003: 48-49). El mundo tiene forma de comal, pero es representado por un cuadrado y está sostenido por cuatro santos: San Juan Damaris al noreste; San Alejandro al sureste; San Gabriel al suroeste y San Gregorio al noroeste (Ichon, 1990: 44). COSMOVISIÓN Mitos y leyendas u otros relatos: Origen del mundo “Los totonacos asumen el origen del mundo en el mito del Quinto Sol, donde se relata que se juntaron 400 dioses y encendieron una hoguera; de los dos hermanos convocados uno se animó a arrojarse al fuego y de él nació Chichiní (Sol); el otro

PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO Y AGUA: … · cielo y para eso les iban a dar una especie de visera. Para morir, les bastaría levantar los ojos hacia el cielo y morirían así, sin

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ATLAS DE CULTURAS DEL AGUA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO Y AGUA: TOTONACOS

Dr. Daniel Murillo Licea Instituto Mexicano de Tecnología del Agua

Introducción

El área geográfica que habita este grupo indígena se conoce como Totonacapan y

cubre gran parte del estado mexicano de Veracruz, una parte de Puebla y de Hidalgo.

En esta zona habitan 411,266 hablantes de lengua totonaca, distribuidos de la

siguiente manera: en Hidalgo 62, en Puebla 131,928 y en Veracruz 186,833 (Serrano

Carreto, 2006: 49). El Índice de Desarrollo Humano para la zona de la Sierra Norte de

Puebla y la región del Totonacapan muestra un 0.6550, lo que coloca a este grupo

indígena en el rubro 2, es decir, bajo.

En la cosmovisión totonaca existen tres niveles del universo: el superior que se

relaciona con el sol y con elemento del fuego. Habitan en este estrato los santos y los

dioses, los ángeles y los personajes como San Miguel, encargado de hacer los

relámpagos y la lluvia y los ayudantes, que han sido tocados por un rayo. El siguiente

nivel es el cotidiano, donde habitan los seres humanos. El tercer nivel es el

subterráneo, donde habita Atzin, dueño del mar y del agua en general. (Romero Vivas:

2003: 48-49). El mundo tiene forma de comal, pero es representado por un cuadrado y

está sostenido por cuatro santos: San Juan Damaris al noreste; San Alejandro al

sureste; San Gabriel al suroeste y San Gregorio al noroeste (Ichon, 1990: 44).

COSMOVISIÓN Mitos y leyendas u otros relatos: Origen del mundo “Los totonacos asumen el origen del mundo en el mito del Quinto Sol, donde se relata

que se juntaron 400 dioses y encendieron una hoguera; de los dos hermanos

convocados uno se animó a arrojarse al fuego y de él nació Chichiní (Sol); el otro

hermano que había titubeado se arrojó entonces a la hoguera, pero ésta ya se había

apagado y sólo quedaban cenizas; también fue enviado al cielo, sería P’apa (Luna).

Ambos hermanos siempre pelean, los dos son hombres; P’apa o Manoel visita a las

mujeres cada 28 días. El eclipse de sol o de luna es parte de esa lucha cosmológica, y

se transforma también en un indicador étnico”. (Masferrer, 2004: 8-9).

Mito del diluvio

"El Mundo había sido destruido muchas veces".

Un hombre derribaba árboles para preparar su milpa. Pero cada mañana encontraba

erectos de nuevo los árboles que había derribado el día anterior. Dccidió esconderse

cerca de su campo para vigilarlo. Pero se durmió y no vio llegar al Conejo que les

decía a los árboles:

"¡Kapis Kiwi! ¡Kapis Kiwi! (¡Levántate, árbol! ¡Levántate, árbol!)

Y los árboles se levantaban.

Al día siguiente el hombre fabricó un muñeco de cera y lo plantó sobre el camino.

A las once, o a la media noche, llega el Conejo.

-¿Quién está ahí en mi camino? ¡Quítate de ahí o vaya pegarte!

Como el muñeco no contesta, el Conejo le da una gran bofetada y su mano quedó

pegada en la cera.

-¡Suéltame! ¿Por qué me has cogido? ¡Te voy a dar otra bofetada!

Lo golpea de nuevo y sus dos manos quedan pegadas.

-¡Te voy a pegar con mi pata!

Le da una patada, después otra y sus dos patas quedan pegadas. Y se queda así,

colgando del muñeco.

Al amanecer el hombre llega y dice al Conejo:

-¡Ah! ¿Eres tú quien vuelve a levantar mis árboles? Voy a matarte, pues me has

hecho trabajar para nada.

Le lanza un gran machetazo, pero falla y le corta la cola. Por eso es que el conejo

tiene una cola mutilada.

-¡No me mates! -grita el Conejo-. Vengo a hacerte un servicio. Si vuelvo a plantar los

árboles es para que tú sepas que va a haber un diluvio. Dentro de doce días va a

comenzar a llover y el agua va a subir tanto que va a llegar al cielo. El mundo será

destruido, todos los hombres perecerán: Por eso tendrás que hacer un arcón y meter

en éste la comida, la madera, el fuego. Búscate un loro que pondrás sobre la tapa del

arcón. Así, cuando el loro dé con la cabeza en el cielo, tú serás prevenido.

El hombre hizo lo que el Conejo le había dicho.

Después comenzó a llover, a llover, y el arcón flotaba en las aguas. Al décimo-octavo

día el arcón estaba muy cerca del cielo. Al vigésimo día, el loro grita de dolor: se hirió

la cabeza al chocar con el cielo. A eso se debe que ahora los loros tengan el copete

color de sangre.

El agua comenzó a bajar. Al cabo de veinte días el arcón llega al suelo. El Conejo

(que el hombre había embarcado consigo) quiso salir y abrió la tapa del arcón; pero

vio que había todavía muchos charcos.

Cuatro días después, el hombre saca un pie y constata que la tierra está sólida.

También el Conejo sale.

Había muchos peces en los charcos y en el suelo: eran los hombres que fueron

transformados en peces.

-Vamos a hacer lumbre -dice el Conejo- para asar los peces y comerlos.

Hicieron una fogata y comenzaron a asar los peces.

Allá arriba, los dioses estaban en plan de rehacer el mundo, de pintar el cielo,

reflexionando, pensando, escribiendo. Querían impedir a los hombres que miraran el

cielo y para eso les iban a dar una especie de visera. Para morir, les bastaría levantar

los ojos hacia el cielo y morirían así, sin enfermedades y sin sufrimientos.

Pero les llegó el humo de la fogata y les estorbaba en sus trabajos. Decidieron

entonces privar a la humanidad de aquel privilegio. Los hombres, ahora, sufren y

mueren.

Los dioses, molestos por el humo, se interrumpen en su escritura.

-¿Quién prendió lumbre allá abajo? ¿Quién es ese que ha sobrevivido?

Llamaron al Zopilote y le dijeron:

-Escucha, Miguel. Vas a bajar a ver quién está haciendo lumbre.

El Zopilote llega cerca del hombre.

-¡Buenos días! ¿Por qué estás haciendo humo? Me han ordenado que te lleve.

-Bueno, ¡vamos! Pero espérate tantito. Primero vamos a comer estos pescados tan

sabrosos.

El Zopilote se puso a comer, a comer mucho. Y comió tanto que cuando quiso irse no

pudo volar.

Los dioses ordenaron entonces que los peces se pudrieran y apestaran, y condenaron

al Zopilote a comer la carne descompuesta. Miguel, el zopilote, va desde entonces a

limpiar, "barrer" la carroña de los animales muertos, como un sirviente.

Los dioses dijeron entonces al gavilán:

-Bueno, ahora vas tú, Francisco. Si encuentras al hombre, lo traes.

El gavilán llega a la tierra y saluda al hombre.

-Me han dado la orden de llevarte luego luego.

-Bueno, pero espérate un poquito. Prueba primero lo que vamos a comer.

-¡No me han mandado aquí para comer! Me darás comida cuando lleguemos allá

arriba.

Y, elevándose, el gavilán, prende sus garras en la quijada del hombre y lo levanta

hasta el cielo.

El gavilán cumplió su misión, así que los dioses decidieron que de ahí en adelante se

alimentaría con pichones. Cuando tiene hambre, cada siete días, ellos le permiten

capturar un pájaro vivo.

Allá arriba, los dioses se apoderaron del hombre y le preguntaron cómo había

escapado al diluvio. Él les explica todo. Ellos lo acusaron entonces de haber hecho

humo; le arrancaron la cabeza y se la pegaron en el trasero. El hombre se volvió

mono. El mono que vemos ahora en la selva, ese mono era antes un hombre. Fueron

los dioses los que lo transformaron en animal, en mono. Los hombres fueron

convertidos en peces. Cuando el agua se seca, todos mueren.

Mito del diluvio (Ichon, 1990: 52-55).

El cuarto Sol

Este sol, cuatro agua era su nombre; fueron entonces todos los que perecieron y se

transformaronen peces: de todas partes oscureció el cielo, en un solo día perecieron.

Cuando el año terminó el Dios convocó a sus mensajeros cuyos nombres son N'ata

(padre del agua) y su mujer Nene (niñita, germen de mujer), y les dijo:

-No leman nada. Ustedes planten un gran ciprés y se meten dentro cuando llegue la

fiesta de la velación.

Todo el derredor el cielo se oscureció. Entonces entraron en el árbol; cerraron todos

los resquicios. El Dios dijo al hombre:

-No comerás más que una mazorca de maíz, y tu mujer también sólo una mazorca.

Habían ya terminado su alimento cuando el tronco cayó sobre la arena. Hicieron una

abertura: el agua ya no burbujeaba y el tronco se secó rápidamente.

Tan pronto como hubieron salido, vieron los peces: hicieron fuego con leña y cocieron

en ellos los pescados.

Los Dioses Citlalinicue (la falda de las estrellas: la Vía Láctea) y Citlaltonac miraron

por todas partes y dijeron:

-¡Oh Dios! ¿Quién es el que ha hecho fuego? ¿Quién ha llenado de humo el cielo?

Sin tardanza y apenas se dieron cuenta de que descendió T'teitlakauen ("aquél del

que somos esclavos"), Tezcatlipoca ("el espejo que humea"), también los reprendió

diciendo:

-¿Qué haces tú, oh nuestro padre del agua? ¿Qué haces? y también él les cortó el

cuello y les volvió la cabeza hacia atrás.

Así fue como ellos se convirtieron en perros.

Mito del Cuarto Sol (Ichon, 1990: 56-57).

Mito de Juan Atzin

Un mito que pervive en la actualidad es el de “Juan Atzin y el diluvio”, con sus muchas

variantes. Algunas de estas variantes tienen que ver con el nombre del personaje

principal: además de Juan Atzin, también se cuenta que se trata del dios “Axi” o

“Tejé”. En este mito, los totonacos reviven un diluvio, en la historia antigua, en donde

el personaje principal lleva el nombre de Juan Atzin.

Algunas versiones mencionan el mito de la siguiente manera:

Juan y el diluvio

Informante: Enrique Juárez Santes

Recopilador: José Xochihua Ibarra

Lugar de registro: El Tajín, Papantla

Primera secuencia

Se dice que en un lugar desconocido y muy lejano, habitaban unos hombres que se

dedicaban a la agricultura. Éstos tenían por costumbre salir a trabajar con un canasto

tejido con caña de maíz, que les cubría la cabeza y se apoyaba sobre sus hombros; lo

usaban así para protegerse de la caída de las águilas, pues éstas agarraban a los

hombres que no lo tenían y se elevaban por los cielos hasta desaparecer con ellos.

Cuando los hombres se cubrían la cabeza, las águilas también caían, pero tan sólo se

llevaban el canasto.

Entre aquellos hombres vivía uno, huérfano de padre y madre, que siempre se

preguntaba:

-¿A dónde se llevarán las águilas a los que no se ponen el canasto?

Uno de tantos días se decidió y fue a trabajar a la milpa sin canasto; cuando llegó a

ésta, pensó:

-Hoy iré a conocer el lugar a donde van las águilas.

Firme en su idea, empezó a trabajar. No había adelantado mucho en su trabajo

cuando de pronto apareció el águila, cayó sobre él, lo agarró con fuerza y se elevó.

Ésta voló hasta un lugar muy alejado del pueblo del huérfano. Al llegar a una montaña

empezó a bajar en un lugar limpio. Antes de caer, el huérfano, que llevaba su machete

en el cinto, lo sacó y de un tajo la mató, haciendo lo mismo con las crías de las

águilas. Al terminar con éstas, miró los huesos de muchos hombres que habían

dejado las águilas, comprendiendo que éstos eran los restos de todos aquéllos que no

habían cargado la canasta para cubrirse.

Segunda secuencia

El huérfano dejó el lugar y empezó a caminar días y noches sin comer. Avanzaba por

entre los árboles cuando a lo lejos escuchó el ruido que hace el hacha cuando corta la

madera. Se dirigió hacia el lugar de donde provenía el ruido y miró que no había

ningún leñador, sino un hacha que se movía en el aire por sí sola; de repente, la leña

cortada se hizo un atado y el hacha voló hasta éste, metiéndose en medio. Una vez

ahí, el atado empezó a rodar por una vereda. El huérfano lo fue siguiendo hasta que

llegó a un lugar en donde había pirámides; como el atado se metió dentro de una de

ellas, el huérfano hizo lo mismo y llegó hasta donde estaban los viejitos o dioses. Los

dioses se pusieron de acuerdo y aceptaron que el huérfano se quedara con ellos.

Tercera secuencia

Cuando lo vieron los dioses, de inmediato le preguntaron:

-¿Qué haces aquí?

A lo que el huérfano contestó:

-Vine siguiendo el atado de leña que está ahí.

Los dioses volvieron a preguntarle:

-¿De dónde vienes?

A lo que el huérfano contestó:

-¡De donde las águilas murieron!

Los dioses volvieron a preguntar:

-¿Quiénes son tus padres y a dónde vas?

A lo que el huérfano contestó:

-No tengo padre ni madre y quisiera quedarme aquí, vivir con ustedes ayudándoles a

trabajar.

Le encomendaron que hiciera de comer mientras salían a trabajar. Además, éstos

llamaron al huérfano "Juan".

Como había transcurrido el tiempo desde la llegada de Juan, los dioses se prepararon

para ir a trabajar. Antes de su partida, le dijeron:

-Si tienes hambre y quieres comer plátano, tan solo será necesario que digas: ¡Que

caigan plátanos!

Partieron los dioses y Juan sintió hambre; pero se dijo:

-Con un plátano no alcanzará para quitarme el hambre: será necesario pedir que

caigan muchos plátanos.

Así lo hizo; entonces empezaron a caer muchos plátanos hasta que lo taparon. Los

dioses se dieron cuenta de que Juan estaba en peligro y regresaron a salvarlo.

Por segunda vez, los dioses se fueron a trabajar; pero antes de partir, le dijeron:

-Pon el nixcón y échale un grano de maíz.

Juan iba a poner el nixcón, cuando se dijo:

-Un grano de maíz no va a alcanzar para que comamos todos; será necesario que le

ponga más.

Así lo hizo, echó un puño de maíz y los granos empezaron a engordar hasta que lo

taparon. Los dioses se dieron cuenta que Juan estaba en peligro y por segunda vez

regresaron a salvarlo.

Los viejitos dijeron a Juan que en adelante debía ser obediente, advertencia que le

hacían porque no deseaban que tocara nada de lo que había en el lugar.

Cuarta secuencia

Sin embargo, como Juan veía que los dioses no estaban, una de tantas veces abrió un

baúl que le llamaba mucho la atención. En él estaban, entre otras cosas, una capa y

una espada. La primera representaba la lluvia, el huracán; la segunda los relámpagos y

truenos. Juan tomó la capa y empuñó la espada, empezando a girar y a mover la

espada. Entonces empezó a llover y a tormentar sin límite.

Cuando los dioses se dieron cuenta de lo que sucedía, de inmediato regresaron para

detener a Juan. Una y otra vez le echaron capas de nubes; pero Juan se escabullía y el

huracán aumentaba en fuerza, acompañado de relámpagos y truenos. No fue sino

hasta que le echaron doce capas cuando pudieron agarrarlo.

Con Juan bajo las nubes, los dioses fueron a ver a la Virgen para pedirle un cabello

con el cual debían amarrar a Juan. La Virgen se los entregó y, después de atar al

huérfano, lo echaron al mar. Al caer en éste, el cabello se convirtió en cadena y Juan

se fue con ella hasta el fondo del mar.

Juan se encuentra aún en el mar, con los doce viejitos, y siempre pregunta cuándo

es el día de su santo para celebrarlo. Sin embargo, nunca le dicen la verdad, pues,

en caso de decírsela, se desataría otro diluvio. (Oropeza, 1998: 45-48).

Leyenda de la Sirena La Sirena salió de la mar para ir a pasearse. Se detenía en los pueblecitos e iba de

casa en casa a pedir asilo; pero nadie la dejaba entrar. Ahí donde se detenía, ahí

debajo de ella, el agua empezaba a correr.

Ella iba así de pueblo en pueblo. Por fin en el quinto pueblo se le permite quedarse.

-Préstame una jarra, voy a buscar agua. Dile a una de tus niñas que me muestre

dónde está el pozo.

La sirena y la niña llegan al pozo.

-No tengas miedo, Voy a sacar agua.

La sirena arroja la jarra en el agua y ésta comienza a arremolinarse. Inmediatamente

el arco iris sale del agua y el viento se levanta. La Sirena se lanza de cabeza y

comienza a debatirse. La niña corre a la casa y vuelve al pozo con su padre. El agua

está lodosa ahora y forma un remolino.

-¡Esta mujer es la Sirena! Vamos a buscar al Presidente.

Todo el vecindario se agrupa en torno al pozo. Éste tiene ya las dimensiones de una

laguna.¿Cómo hacer para que salga la Sirena? Vamos a preguntar a los adivinos.

Pero éstos confiesan su incapacidad. Y recomiendan que sea llamado el sacerdote.

El Padre viene, recita sus plegarias, dice la misa. Pero la Sirena no sale.

Entonces fueron a ver al mejor adivino, el que escruta sus cristales. Vio bien que era

la Sirena. Se puso a implorar en el borde del pozo. La Sirena respondió que hacia el

fin del año habrá un diluvio; que el agua llegará hasta el cielo y que eso sería el fin

del Mundo.

-Vamos a hacerte una ofrenda para que salgas.

-Si me traen 13 muchachos y 12 muchachas, 13 puercos y 12 puercas, 13

guajolotes y 12 guajolotas, 13 gallos y 12 pollitos, entonces sí saldré.

Las gentes dijeron: "Busquemos otra cosa. Habla a los Truenos y veamos qué

piensan de esto”.

Los Truenos respondieron:

-La Sirena es compañera nuestra, no podemos hacer que salga. También los vientos

son sus compañeros. Pero hay un hombre que come brasas: es Taqsjoyut. Si él

acepta ayudarles, nosotros por nuestra parte desataremos el Relámpago, la Iluvia

caerá. Pero no se espanten: nosotros estamos de acuerdo con ustedes.

El Taqsjoyut dijo a las gentes que la tierra temblaría cuando él sacara a la Sirena del

agua, que no se espantaran. Pero primero tenía que hablar con los Truenos. La

entrevista tendría lugar en una colina donde hay un gran árbol.

Ál día siguiente Taqsjoyut esperaba a los Truenos sobre la colina. Éstos

descendieron, se posaron en las ramas. Comenzaron a platicar y se pusieron de

acuerdo.

El Taqsjoyut dijo entonces a las gentes que fueran a buscar dos cargas de leña,

cosa que hicieron. En seguida le prendieron fuego. Hacia las nueve de la noche la

leña ardido toda. No quedaban más que brasas.

El Taqsjoyut traga todas las brasas de la primera carga. Luego se revuelca en las de

la segunda, abrasándose todo el cuerpo: parecía ser de fuego.

Durante ese tiempo había comenzado a tronar, el viento se ha bía levantado y llovía

muy fuerte.

El Taqsjoyut salta, en su lugar, dos, tres veces; a la cuarta corrió a arrojarse en el

pozo. La mujer comienza a aullar, a gritar que no quería salir. Pero el pozo se seca y

la Sirena termina por fatigarse. El Taqsjoyut la sujeta por la trenza, la ata y la saca

del pozo. La lleva hasta el mar y allá la deja.

Después Taqsjoyut regresa volando. Las gentes lo gratifican no con dinero sino

dándole pollos, guajolotes, etc. (Ichon, 1990: 134-136).

De por qué el mar es salado

Cuenta una leyenda que una vieja sazonaba los frijoles destinados a su hija y a su

yerno salándolos con el sudor de sus axilas. Los frijoles tenían muy buen sabor, y la

hija preguntaba a su madre, siempre en vano, la receta. Pero un día que la espió

sorprendió su secreto. La vieja, al no poder soportar la vergüenza, fue a arrojarse al

mar. Por eso es que el mar está salado. La Sal es una mujer. (Ichon, 1990: 134-

136).

Cuento de amor

En un pozo cercano al pueblo de Zongozotla iba a pescar siempre un joven. Un día

se encontró a una muchacha lavando a la orilla del pozo al que iba a pescar; llegó y

la saludó y al momento se enamoró de ella, pero no le platicó nada en ese momento.

Con el pasar de los días, el muchacho volvió a pescar y la encontró nuevamente

lavando; la muchacha había tendido su ropa que tenía los colores que forman el

arco iris. El muchacho se sentó junto a ella y le empezó a platicar cosas de amor, y

la muchacha aceptó las palabras de amor del joven, diciéndole que tenía que seguir

regalando sus gallinas. Lo que al muchacho le pareció raro; no se daba cuenta que

[sic] la muchacha se refería a los pescados. La muchacha aceptó al joven con la

condición de que arreglara una flauta de caña y un tambor pequeño como el de los

“voladores” (Véase Ceremonias, ritos, fiestas y danzas); le dijo que cuando

regresara al pozo, a lo lejos viniera tocando su tambor y pitando su flauta. Cuando el

joven volvió a irse a la pesca, su papá se fijó bien que llevaba la flauta y el tambor y

lo siguió sin que se diera cuenta. El padre del joven observó que éste, antes de

llegar al pozo empezó a silbar con su flauta y a tocar su tambor, tal como se

ejecutaban en la “danza de los Voladores”. Mientras tanto la muchacha lo escuchó y

se preparó para recibirlo; él la encontró como anteriormente, lavando. El padre del

muchacho vio que de momento se dieron un abrazo, y al hacerlo la muchacha jaló al

joven hacia el pozo, se fueron dando de vueltas. Se sorprendió de lo ocurrido y se

acercó apresuradamente a la orilla del pozo; tiempo después observó que dentro del

agua venían dando de vueltas la muchacha y el joven como eran en vida, pero ya no

eran humanos, eran unas culebras que estaban enredadas una a la otra. (Ávila,

1987, citado por Masferrer, 2004:16).

Los voladores

Dijeron que fue en Coxquihui o en Caxhuacan; otros que fue en Copala. En la feria

anual del poblado había ceremonias, juegos y bailes. Al cuarto día de la fiesta, los

danzantes que participarían como voladores efectuaron la danza ritual anterior al

vuelo. Luego ascendieron al palo volador a ocupar sus lugares. El danzante central

comenzó a invocar a los cuatro puntos cardinales. De pronto, cuando se disponían a

girar para descender, el grupo entero de danzantes con el equipo de la manzana, el

cuadro y las sogas, se desprendieron del palo volador y ascendieron girando hacia

el cielo sin interrumpir la música ni la danza. Al poco tiempo cesaron de verse y

escucharse.

El pueblo se reunió en torno al palo volador y decidieron derribarlo, pues los

hombres que ascendieron difícilmente regresarían. Sin embargo, para asombro de

todos, cuando transcurrieron otros cuatro días, en la lejanía volvió a escucharse la

música de la flauta y el tambor. Los hombres y mujeres del pueblo comenzaron a

distinguir el cuadro y la manzana y descubrieron que eran los mismos danzantes

que regresaban girando al compás de la música. Pero el palo ya no se encontraba

en su sitio y los voladores otra vez giraron hacia el cielo y no regresaron. Todos en

el pueblo lamentaron no haber dejado el palo en su sitio, pues hubieran tenido la

oportunidad de conocer por boca de los danzantes el mensaje de las mansiones

celestes. Los totonacos de ahora saben que algún día otros voladores se elevarán

girando hacia el sol para que después, a su regreso, el pueblo conozca el mensaje

divino. Tal vez la ciudad de El Tajín contiene parte de ese mensaje. Tal vez parte de

ese mensaje sigue en los frisos y en ciertos espacios destacados de El Tajín: los del

juego de pelota. (Montemayor, 2006). (Ver Ceremonias, ritos, fiestas y danzas).

Cozol, rey de los vientos

Cozol fue príncipe y rey de los Vientos. Estaba enamorado de la princesa Cuezalini.

El Rey Cozol andaba montado en Tepecuaco, que es caballo de piedra. Una vez

vino un huracán muy fuerte y le voló su penacho al Cozol, y él, queriendo agarrarlo

se bajó de su caballo y llegó hasta donde actualmente está. El penacho fue a caer

en medio de San Miguel Atequizayan y Concepción de Allende. Entonces el Rey

Cozol le preguntó a la princesa si habría de casarse con él, pero ella le dijo que

mientras no recuperara su penacho no habría boda.

Entonces él mandó traer a su madrina, que era una hada y hechicera, y le preguntó

qué podía hacer. Ella le contestó que sólo que fuera un grupo de doce parejas de

Zongozotla a traer el penacho lo podría recuperar. Cuando estas doce parejas

llegaron, encontraron que habían otras doce parejas de San Juan Ocelonacaxtla y

entonces hubo una riña entre éstos y los de Zongozotla por recuperar el penacho; a

fin de cuentas nadie pudo quedarse con él.

Entonces, como si no llevaba el penacho no podían regresar a sus pueblos, el grupo

de Zongozotla formó el pueblo de Concepción de Allende y el otro el de San Miguel

Atlequizayan. Entre estos dos pueblitos está el penacho de Cozol, ahí donde hay un

cerro que es el único donde había ciprés; pues del río Cempoala para allá (ribera

norte) ya no hay de esos árboles; y del río para acá (ribera sur) sí los hay.

(Trejo, 2003: 193).

Deidades y personajes míticos relacionados con el agua

Huehue

Se cuenta que en los montes, los cerros, habita un dios viejo que es llamado

Huehue. Él sería, en comparación con otros mitos mesoamericanos, la conjunción

del señor del monte y de los ancestros que habitan en el mundo liminar entre la

tierra y el inframundo. El Huehue es visto en las cuevas y en el monte y tiene a su

cuidado a los animales y los mantenimientos, como el maíz.

Tejé y Juan Atzin

Como se ha mencionado (ver Mitos y leyendas u otros relatos), el dios Tejé y

Juan Atzin son el mismo personaje. Es el dios que tiene que ver con los truenos, con

el agua y el gran diluvio. En la mitología totonaca, habrá un gran diluvio el día en que

el dios se entere del día de su cumpleaños. En relatos recogidos en Huehuetal y en

Ixtepec (Murillo, 2005) se habla del dios Tejé de la siguiente forma:

AL: …Si llegara a saber el dios Tejé qué día nació va a celebrar en grande y

no va a dejar de llover, va a relampaguear y va a llover porque él lo va a

celebrar en grande, pero es mejor que no sepa, ese es el cuento del dios

Tejé.

DM:¿Y DÓNDE ESTÁ EL DIOS TEJÉ?

AL: En el agua, en el mar, sí. Tejé, Ají, como le dicen unos. Nosotros le

decimos Tejé. (Murillo, 2005).

El mito de Juan Atzin y el diluvio sigue vigente en Totonacapan. En este mito, los

totonacos reviven un diluvio, en la historia antigua, en donde el personaje principal

lleva el nombre de Juan Atzin. Sin dejar de tomar en cuenta las implicaciones

sincréticas de este mito (como, por ejemplo, en una versión del relato, Juan es

crucificado en la tierra [Oropeza, 1998]), y la identificación del personaje Juan con su

homónimo cristiano y su relación con el agua, el otro nombre del personaje tiene que

ver con el agua, directamente. Atzin puede significar, según varias interpretaciones,

si está en náhuatl, atl-agua y el sufijo reverencial tzin; o bien, “el que se sumerge en

el agua”, o “el buen nadador”; o bien, si proviene del totonaco, significaría “el de la

cabeza que vibra, tiembla con voz ronca” (Oropeza, 1998: 76), lo que recuerda los

poderes del trueno, una de las virtudes de los dioses relacionados con el agua.

Atzin, en su variante de Atziní, ha sido considerado, también, como señor del agua y

del trueno (Trejo, 2003: 195).

El Kinocolopan o Chtiku-chkán

Es el señor del cerro, de los mantenimientos, quien cuida a los animales salvajes.

Parece ser un personaje específico con estas características y que puede ser

confundido con Huehue, el dios viejo. En entrevistas recopiladas en al zona

totonaca, (Murillo, 2005) se cuenta que:

E: No, es que a mí me contaban, cuando éramos chiquitas, que no hay que ir

a por ejemplo al monte, porque ahí vive ¿cómo te parece? como fuera un

señor, pero no un señor vivo sino que nada más se transforma, es como el

aire y te puede hablar y si tú le contestas te va a llevar a una cueva donde

tiene su casa, tú no te das cuenta cómo te va a llevar, pero él te va a llevar

adonde sea y te vas a quedar mudo y ya no vas a poder hablar. Pero cuando

te lleva y te entras en la cueva según dicen, cuentan, pues ahí en la cueva

hay muchas cosas de ... como de más antiguas, unos metates, no sé qué

otras cosas de oro tienen ahí adentro, y cuando te invitan a comer, según

cuentan te invitan a comer en las manos de las personas o los pies de las

personas y te van a invitar a comer, y si tú dices ¡ave maría purísima! ellas se

voltean y se (...) si tú tienes mucha fuerza y te vienes encuentras y llegas a tu

casa pero ya ni vas a poder hablar. Si tu familia se da cuenta que te llevó el

ese no sé como se llama, si tu familia se da cuenta te va a curar, te va a llevar

al... en alguna señora que sí sabe de esto para que tú puedas, para que te

pueda retirar el mal, te puede curar y vuelves a hablar, pero si no te curan te

vas a morir así de mudo, porque él agarra tu alma y se la llevó, parece que es

un ser vivo, pero no. O a veces se aparece que es tu mamá o tu papá, pero si

tú te das cuenta cómo vino mi papá si fue para allá, nomás se aparece como

si fuera... para que tú le hagas caso, pero si tú te das cuenta, no te va a llevar

si tú piensas, pero si tú le hablas y piensas que es de tu familia, pues fácil te

va a llevar, eso es lo que cuenta, nos espantaban para que no ir al lugar

porque te va a agarrar, dicen. (Murillo, 2005).

San Juan

San Juan Bautista, llamado en totonaco Aktsini’ es un pilar del cielo y señor de los

cuatro truenos. (Ver Juan Atzin).

Los truenos

Deidades menores, ayudantes de Juan Atzin, se manifiestan de tres maneras: por el

relámpago, el rayo y el trueno. Existen hombres rayo, simulan-cisku, y rayos

mujeres, simulan-puskat. Hay cuatro truenos principales por cada punto cardinal y

bajo su mandato actúan 13 truenos pequeños o 25, según las versiones. (Ichon,

1990: 136-137).

Las sirenas

Dueña del mar, pero bajo el mando de Atzin, es una mezcla de Chalchitlicue y de la

sirena de origen europeo. Trata de inundar al mundo agrandando los pozos que se

encuentran en los poblados. (Ichon, 1990: 134).

Los vientos

Al igual que otras culturas indígenas, los vientos son ayudantes de la lluvia, en este

caso, de los truenos y de Atzin. En algunas versiones son sirvientes de los grandes

truenos. Los vientos pueden ser buenos o malos. Es común mencionar que a la

gente “lo tiró el aire” y eso significa que se ha llevado su alma. Es necesaria la labor

de un curandero que ayude a la recuperación del alma. Del 20 de julio al 25 de

agosto los vientos son particularmente peligrosos. (Ichon, 1990: 142).

San Miguel-Jilí

Este personaje, aunque también tiene a su cargo hacer llover, se asocia más con el

binomio agua-fuego. Sus ayudantes hacen llover y son hombres tocados por un rayo

o por haber transgredido alguna norma: “ser caprichudo, bañarse cuando llueve,

etc.” (Romero Vivas, 2003: 50).

Taqsjoyut

Dueño del temazcal, puede provocar enfermedades si no se le otorgan las plegarias

necesarias. (Ichon, 1990: 330). (Ver Ceremonias, ritos, fiestas y danzas).

Maqasupi

Es la dueña de los arroyos, representada por la imagen de un camarón de agua

dulce. (Trejo, 2003: 191).

Ceremonias, ritos, fiestas y danzas Como en muchas regiones indígenas, en Totonacapan existen fiestas fijas que se

celebran sincréticamente desde hace muchos años. Tal es el caso de las fiestas de

los santos patronales, que se realizan mediante un tipo de organización por

Mayordomías. Otra fiesta importante es la de semana santa, donde “salen en

procesión las imágenes de Jesucristo, Jesús Nazareno, Santo Entierro y la Virgen

de Dolores. Entre los totonacos esta fiesta se relaciona con el sol, pues transcurre

en la temporada de sequía y se hacen referencias a Cristo, asociándolo con el sol”

(Garma y Mansferrer, 1994: 20).

Otra fiesta importante es la del día de muertos, cuando, como en muchas regiones

indígenas, se colocan altares domésticos, los familiares de los muertos conviven con

ellos en sus tumbas y se visitan los panteones.

Otra celebración importante es la del 3 de mayo, el día de la Santa Cruz o Fiesta del

Agua. Aunque algunos grupos totonacos en la actualidad prefieren colocar a la fiesta

dentro de las tradiciones puramente prehispánicas y no llamarla de la Santa Cruz,

para evitar la referencia cristiana, el hecho es que se sigue celebrando. Como en

muchos otros lugares, esta fiesta se organiza a través del sistema de Mayordomías.

Existe una relación muy estrecha entre el agua y el trueno, el rayo. Tanto en la

cultura nahua como en la totonaca se encuentran relatos que hacen alusión a los

poderes sobrenaturales de los rayos. Como parte de la ritualidad totonaca, existen

súplicas y rezos en los que aparecen los rayos como personajes, al lado de los

hacedores de agua (tlaloques), (Lupo, 1995: 233-243). Esta es una tradición que se

ha conservado: la ritualidad del acto de suplicar o rezar para pedir protección, lluvia,

curar enfermedades o encontrar el alma perdida. Para ello, hay que llevar al enfermo

al arroyo en el que se supone perdió el alma, hacerle una limpia y hacer una ofrenda

al agua (Trejo, 2003: 195).

Danzas

Las danzas de los totonacos pueden agruparse en dos: las de marcado origen

prehispánico y las de origen colonial sincréticas y confusas, que mezclan elementos

prehispánicos con estructuras europeas. De las segundas, existen,

generalizadamente, las danzas de los Santiagueros, Los Moros y Cristianos, los

Pastores, Negritos, Tambulanes y Tocotines. Para el primer grupo tenemos la danza

del volador y la de los Huahuas.

La danza del volador es, quizá, la más conocida de este grupo étnico. Generalmente

se le asocia con la ciuda de Papantla, aunque la danza se realiza en todo el

Totonacapan. El nombre proviene de su término en totonaco: tsoqoqósnu, con la

raíz qosnu, que es volar. En algunas zonas el volador se le denomina como

putasiwiyú, “una cosa sujeta, torcida, que da vueltas” (Ichon, 1990: 377). Los dos

términos tienen que ver con lo que ocurre en la danza. Por un lado, esta danza hace

referencia al mito antiguo de la propia danza (ver Mitos y leyendas u otros

relatos), pero también se le asocia con un rito de fertilidad, una invocación a los

cuatro vientos y un encuentro entre el nivel celeste y el subterráneo del universo.

Los símbolos indígenas muchas veces presentan esta polisemia.

La forma de vestir de los voladores es con un gorro cónico multicolor, existe un

capitán, que utiliza una flauta y un tambor y la danza presenta un simbolismo ritual

que se descubre a partir del momento en que se derriba el árbol que servirá como

palo para los voladores. Ichon (1990) ha hecho una excelente descricpión de este

rito y me limitaré a mencionar algunos elementos principales y a seguirlo en una

glosa. Para derribar el árbol elegido para la danza, el capitán pide permiso al árbol y

a los truenos. Algunas palabras que se mencionan al árbol son:

Adonde viene amaneciendo.

Adonde viene aclarando.

Donde estás parado.

Donde te han plantado.

No sientes nada.

No piensas nada.

Ahora te vamos a bajar.

Tú eres el palo Volador.

Te van a parar en el plano.

Te van a parar en el cerro.

Vas a hacer gusto a todo el mundo.

Eres el Volador.

(Ichon, 1990: 383).

Después del derribe, el árbol es transportado hacie el lugar donde se realizará la

danza, y hay que hacer una ofrenda cuando se le pone en pie, matando un pollo.

Hay otros elementos en la ofrenda, como aguardiente y copal. A la noche siguiente

en algunos lugares se decapita otro pollo y se entierra junto con 13 muñecos y con

un guajolote. El papel del curandero es esencial: las palabras hacia los dioses,

palabras de la ofrenda son dichas como ofrenda hacia la tierra. Durante la quincena

antes de la fiesta, los danzantes se reúnen en la iglesia para practicar los 25 pasos

de la danza. Esta serie de reuniones rituales no sólo tiene que ver con practicar la

danza, sino con hacer “la promesa”, llevar un cirio por danzante al altar. La danza en

sí consiste en subir a la parte más alta del palo, hasta llegar a una estructura

cuadrada en donde cada volador se sienta en una esquina, mientras el capitán toca

su tambor y su flauta y ofrenda a los cuatro vientos. Dando vueltas y danzando, el

capitán se inclina con el pecho y la frente haciea el sol y los voladores descienden,

dando 52 vueltas, amarrados de los pies. Este movimiento giratorio recuerda al

malinalli de los antiguos mexicanos y es una representación de las fuerzas frías y

calientes que mueven la tierra.

Después de cuatro o cinco días de la fiesta se realiza una limpia a los danzantes, a

la orilla de un río: se le denomina a ésta como la gran limpia. Consiste en un baño

completo y termina con una comida ritual. El mástil debe ser derribado, sólo se

puede utilizar una vez, al contrario de algunas danzas en la actualidad, en donde el

palo ha sido cambiado por uno de metal y es utilizado varias veces.

Aunque la de los voladores, como hemos dicho, sea la danza más conocida, hay

otra que se emparenta con una danza nahua llamada de los Quetzales, en la sierra

norte de Puebla, colindante con la región del Totonacapan:

“Quizá la danza más famosa sea la de los voladores. Pero si los voladores llamados

de Papantla tienen un giro circular descendente desde un palo elevado, otros

danzantes conocidos como los Huahuas tienen un giro diferente en un palo

horizontal fijo. Estos descensos y giros representan el vuelo de aves que a veces

son los loros, las guacamayas o los quetzales, pero que en el fondo podrían estar

asociados al concepto de Quetzalcóatl o Serpiente Emplumada y a su vuelo circular

y celeste. El Tajín constituye en sí mismo una faceta de esta divinidad emplumada

que se desplaza en el firmamento. Los Huahuas tienen, además de su giro, una

danza sobre la tierra en la que adoptan, flexionando la pierna derecha sobre el pie

izquierdo, la misma posición con que se representan a divinidades celestes gemelas

en frisos superiores de dos bajorrelieves de El Tajín”. (Montemayor, 2006).

De otra parte, el uso del temazcal puede tomarse como un rito de tránsito: es en el

temazcal donde los niños son purificados cuando nacen, se realizan ceremonias de

curación y de bautizo. El temazcal representa el interior de la tierra, espacio

femenino por excelencia, tiende a conjuntar el fuego y el agua. El temazcal el baño

de vapor de tradición prehispánica, es el reino de la curandera. La curandera-

partera, por ejemplo, cuando nace un niño, lava la ropa de la parturienta invocando

una plegaria al agua; cuando se dará nombre al niño, la curandera juega el papel de

ayudante ceremonial y simbólica al sacar al niño del temazcal y entregarlo a su

padrino, para protegerlo de enfermedades. Como parte de esta ceremonia la

curandera comienza la ceremonia por la mañana y arroja agua al fuego, “doce veces

por una niña, trece por un niño” (Ichon, 1990: 329). La salida del temazcal es el

renacimiento del niño, ya con nombre, en el mundo. El temazcal tiene un dueño, al

que hay que pedir y otorgar plegarias: se trata de Taqsjoyut. (Ver Deidades y

personajes míticos relacionados con el agua).

Lugares sagrados: Los lugares sagrados, como en muchas culturas mesoamericanas, están

identificados con cerros, manantiales y cuevas, generalmente. Es importante

mencionar el cerro Cozoltepec (sierra de camarones), cerca de Zongozotla, porque,

aunque no hay manantial ni menos camarones en el cerro, el simbolismo demarca

una relación importante entre ese cerro y el agua: “a la lluvia que alimenta la tierra y

hace crecer los torrentes permitiendo así la pesca en los ríos y arroyos. Es por esto

que se asocia el camarón de río con el cerro” (Trejo, 2003: 191).

Léxico del agua: agua: chúchut

agua bendita: tasikuná chúchut

aguacero: pasla sen

pozo: taxtunú

lluvia: sen

manantial: taxtunú

mar: pupunú

montaña: kasipitni

relámpago: tajín, maglipa

nube: pukslni

trueno: jilínit

rayo: litatita

río: kasltuchoko

laguna: yacht

Toponimia hídrica Tuzamapan- Cueva de tuzas; o Tozan- nombre del río y apan, manantial o arroyo.

Tetelilla- Tetel, montículo; Illatl-tabaco.

Ecatlán- Ecatl, viento; tlán, bueno.

Cerro Cozoltepec, Sierra de camarones.

Sicuilan, nombre de una poza, cuyo nombre en español significa sagrada.

Ilustraciones:

Procedencia: INI. Inventario original: 4148. Fondo Posible Alfonso Fabila.

Fecha: ca. 1955. Sitio: Sierra Norte de Puebla. Autor: Atribuido a Alfonso Fabila. Catálogo Iconografía de Luz, CIESAS-INI.

Procedencia: INI. Fondo Posible Alfonso Fabila.

Fecha: ca. 1955. Sitio: Huauchinango. Autor: Atribuido a Alfonso Fabila. Catálogo Iconografía de Luz, CIESAS-INI.

Foto: Danza de los voladores. Autor: Daniel Murillo Licea. Año: 2005.

Foto: Danza de los voladores. Autor: Daniel Murillo Licea. Año: 2005.

Mujeres totonacas de Huehuetla. Autor: Daniel Murillo Licea. Año: 2005.

CONOCIMIENTOS: Climáticos:

En la comunidad de Tuzamapan se ha registrado que existe la predicción del tiempo,

llamado puxchta’ o año chiquito. Los totonacos anotan todo lo que observan

atmosféricamente durante cada día del mes de enero, que guardará una

correspondencia con cada mes. Al llegar al día 13 se regresa el mes a noviembre y

a partir del 24 se cuenta por medio día: “en la mañana es enero, en la tarde es

febrero, etc., así corrían 6 días y el último del mes, el 31, se contaba por horas. Unos

contaban las 12 horas de luminosidad del día que equivalían a los 12 meses, otros

contaban las 24 horas correspondiendo a 2 horas a cada mes”. (Gallegos, 1985:

151-152). Algunos totonacos completaban este ciclo de observaciones con el

comportamiento de la estrella de la mañana o matánku, por horas: de tres de la

mañana a seis correspondía a los cinco primeros días de cada mes, y así, por horas,

hasta completar la serie de treinta días.

Geológicos: En Plan de Hidalgo, los totonacos tienen una clasificación de relieves:

Kaxtin. Relieve de crestas y cerros, sin vegetación y suelos delgados.

Lacaju. Relieve de pendientes fuertes, generalmente cubiertas por vegetación.

Patla. Relieve de pendientes moderadas o suaves.

Katchum. Relieve plano sin drenaje, susceptible a inundación.

Kalchakan. Fondo de colina.

(Ortiz, 1995).

Asimismo la tienen de suelos:

Putiun tiyat. Barro.

Munseya tiyat. Arenosos.

Kamunchulun tiyat. Pantanosos.

Kalo. Tepetatosos.

Tsakatua tiyat. Tierra chiclosa.

Stakaka toyat. Suelos delgados.

Chichiwix tiyat. Suelos pedregosos.

Muntapu tiyat. Suelos de vega.

(Ortiz, 1995).

Usos del suelo:

Takuxtu. Milpa

Kalenjkakiwin. Monte Alto.

Kamajkataman. Monte mediano.

Makjatama. Monte bajo.

Sakat. Potrero.

(Ortiz, 1995).

Calendarios: El puxchta’ ha sido ya resumido en el apartado de Conocimiento climático. Los

totonacos de Tuzamapan también observaban las fases de la luna. Las

observaciones generales es que cuando la luna es tierna las heridas sangran

demasiado, los niños naces débiles, haciendo un signo de debilidad o de peligro

esta fase lunar. Al contrario, cuando hay luna llena, los signos denotan fortaleza.

Durante el periodo de canícula, del 24 de agosto al 24 de septiembre, no es

preferible sembrar, por la intensa lluvia (Gallegos, 1985: 152).

Etnobotánica:

En la comunidad de Tuzamapan se ha registrado el conocimiento de las cualidades

frías y calientes de las plantas. Algunas de las plantas utilizadas en la preparación

de alimentos, son socoyoles, quiltoniles, yerba mora, soyoquelites, mafafa, epazote,

cantzilil, tomalquelites, skam, flor de calabaza, mazorquita, entre muchas otras

(Gallegos, 1985: 153-154). Según un levantamiento sobre plantas comestibles

realizado en Tuzamapa y Yancuictlalpan, “las plantas que forman parte de la dieta

avtyual corresponden a 76 géneros con 100 especies determinadas

taxonómicamente, incluídas en 46 familias botánicas” (Caballero, citada por

Gallegos, 1985: 154).

Sistema tecnológico y prácticas para adaptarse a las condiciones de la oferta

natural de agua:

En el municipio de Ixtepec hay sistemas de recolección de agua de lluvia,

construidos por los propios indígenas, para almacenar agua en la mitad seca del

año. (Trejo, 2003: 193). En Nanacatlán existen aguajes que recolectan agua, pero

sólo uno permanece todo el año lleno y de ahí se surten las familias para sus

necesidades. Con estos ejemplos se puede ver que existen prácticas tecnológicas y

prácticas sociales asociadas son el uso del agua y que la adecuación de una o de

otra es de acuerdo con las necesidades propias de las comunidades. Hay algunas

comunidades totonacas que no tienen problemas de agua, como Concepción de

Allende y Zongozotla. En la primera se cuenta que ahí cayó el penacho de Cozol,

viejo príncipe de los vientos. (Trejo, 2003: 193-194), (Ver Mitos y leyendas u otros

relatos).

Descripción de la organización para la gestión del recurso hídrico y los otros

recursos que dependen del agua:

Se ha registrado, para el caso de Tuzamapan, dos tipos de organización social

recíproca que se aplican a labores de agricultura y de bienes comunes en los

poblados. Una de ellas es la faena, el trabajo no remunerado para el bien colectivo,

como la limpieza de caminos o manantiales. La otra forma es la “mano vuelta”, un

acuerdo de ayuda recíproca en donde “una parte pide a otra un servicio que le

devolverá con otro igual o equivalente” (Gallegos, 1985: 160). Un tercer tipo de

trabajo recíproco es la labor hecha por jóvenes de 18 años como auxiliares del

ayuntamiento municipal, durante un año (Bretón, 1972: 61).

Existen en varias comunidades los cargos religiosos, conocidos como mayordomías.

En este tipo de organziación socioreligiosa interviene la figura del mayordomo, los

fiscales y los topiles. El topil es el vigilante de la iglesia, el mayordomo quien

patrocina las fiestas de los santos y hay entre cuatro y ocho fiscales que forman un

consejo de ancianos y supervisan las actividades religiosas. (Garma y Masferrer,

1994: 17-18).

Agua y género:

Como en muchas etnias, las mujeres realizan las tareas domésticas pero también

las tareas de conservación tanto de la tradición como de la cosmovisión indígena:

“La mujer, en todo caso, suele desempeñar roles trascendentales en la transmisión

de las cosmovisiones, pues se encuentra en una posición de tendencia

conservadora” (Gutiérrez, 2003: 202). Es así que los relatos de tradición oral

contienen elementos que se identifican con lo femenino, como las cuevas, el arcoiris

y otros más. Lo femenino, como tendencia fría, suele necesitar calor para guardar el

equilibrio del cuerpo. Es por ello que durante el parto o los periodos de

menstruación, por ejemplo, las mujeres deben bañarse con agua que haya pasado

por fuego. O después de parir, las mujeres deben bañarse con agua hervida y con

una serie de plantas de tendencia cálida (Gutiérrez, 2003: 203-205). Para el caso de

mujeres totonacas, esta misma autora, Gutiérrez, menciona:

La identidad de la mujer totonaca responde a los particulares propios de la

formación histórico-social, no de manera pasiva, sino como sujeto actuante en

concordancia con el resto de su grupo identitario. (Gutiérrez, 2003: 206).

Principales sitios arqueológicos o de observación de los sistemas y de la tecnología hídrica:

Cempoala

Cempoalli, veinte y atl, agua, la ciudad de las veinte aguas, seguramente porque

existía un sistema hidráulico particular. Asentamiento totonaca con orígenas desde

el año 1200 d.C., alcanzó su máximo apogeo en el periodo postclásico.

Tajín

Capital del Totonacapan, la ciudad está consagrada al dios que hoy se ocnoce con

el nombre de Tejé. Tajín fue fundada en el años 300 d.C. y tuvo su apogeo entre los

años 600 a 900 d.C. Las pirámides presentan varios nichos como símbolos

principales y hay varios juegos de pelota.

Yohualichan

Durante el año 400 d.C. el grupo totonaco fundó al ciudad de Yohualichan, que

significa “la casa de la noche”. Originalmente esta ciudad era dependiente de El

Tajín, la ciudad capital del reino del Totonacapan. Entre 1469 y 1481 los nahuas

irrumpieron en la zona y tomaron la ciudad. Desde entonces ha sido territorio de la

etnia nahua. (México desconocido, s/f). La ciudad tiene juegos de pelota y un

sistema hidráulico de abastecimiento de agua y drenaje. Frente a la pirámide

principal se cuenta que existía un manantial que abastecía a la ciudad.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

Familia lingüística: Macro Maya.

Nombre propio:

Tutunakú, Tres corazones (los tres centros ceremoniales de Tajín, Cempoala y

Yohualichan).

Etnohistoria:

Aunque la zona fue poblada entre los años 2700 a 1500 a. C., se opina que es hasta

los años 1500-1600 a. C. que se conforma la cultura totonaca. Entre 500 y 400 a.C.

se dieron los contactos de intercambio con otros pueblos, sobre todo del altiplano.

Aunque hubo una fuerte migración hacia Teotihuacan, cerca del año 150 a. C., la

zona no quedó despoblada. Después, con otra fuerte migración, viajaron del

altiplano a Atenamitic, que podría situarse en el actual Zacatlán, Puebla y luego

regresaron a la sierra y fundaron la ciudad de Tajín, alrededor del 50 a. C., que

tendría su tiempo de esplendor entre 800 al 1100 d. C. Se fundó la ciudad de

Mizquihuacan, la capital del imperio totonaco.

A partir de 950 d. C. la zona tuvo la llegada de grupos migrantes nahuas y otomíes.

Con la fundación de lo que ahora se conoce como Castillo de Teayo, la zona quedó

en poder de la Triple Alianza (Ortiz, 1995: 33-35). Durante el año 400 d.C. el grupo

totonaco fundó al ciudad de Yohualichan, que significa “la casa de la noche”.

Originalmente esta ciudad era dependiente de El Tajín, la ciudad capital del reino del

Totonacapan. Entre 1469 y 1481 los nahuas irrumpieron en la zona y tomaron la

ciudad. Desde entonces ha sido territorio de la etnia nahua. (México desconocido,

s/f). La ciudad tiene juegos de pelota y un sistema hidráulico de abastecimiento de

agua y drenaje. Frente a la pirámide principal se cuenta que existía un manantial que

abastecía a la ciudad. Los españoles conquistaron Totonacapan alrededor de 1522 y

se comenzó con la evangelización por los franciscanos, tarea que fue continuada por

los frailes agustinos. Los españoles establecieron sistemas de encomienda en la

región y los totonacos presentaron resistencia, misma que continuó hasta la guerra

de independencia, cuando los totonacos se unieron a indígenas de Noalinco,

Papantla, Misantla y Zacatlán. En 1836, después de la consumación de la

independencia, y viendo las condiciones de los pueblos totonacos, se tomó la ciudad

de Papantla, en 1836 (Tovar, 1981: 2). Según unos autores, esta guerra se

ocasionó por cuestiones religiosas: “En 1836 estalló una violenta rebelión totonaca,

que duró dos años, contra la medida del obispo de Puebla de prohibir la celebración

de la Semana Santa, pues ésta ponía en peligro la reproducción simbólica del

pueblo indio”. (Masferrer, 2004: 10).

Áreas ocupadas por el grupo étnico o cultura:

Totonacapan, estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo. En Veracruz habitan gran

aprte del territorio del centro hacia el norte. En Puebla existen límites marcados por

cerros y ríos: “El cerro es el Cozoltépetl y el río, el Cempoala; accidentes geográficos

que son fundamentales para delimitar las fronteras étnicas de los totonacos de la

Sierra Norte de Puebla. El río Cempoala divide el territorio de la Sierra en dos

mitades étnicamente diferenciadas: en su ribera sur sólo habitan comunidades de

habla nahua, mientras que en la norte únicamente existen asentamientos totonacos.

El cerro Cozoltépetl, en cuyas faldas se encuentra el municipio de Zongozotla,

funciona como la última frontera del territorio totonaco de la Sierra hacia el sureste,

pues más allá todas las comunidades son nahuas”. (Masferrer, 2004: 7-8). Se

pueden identificar tres grandes grupos lingüísticos: el grupo del norte de la Sierra,

Mecalapa; grupo del sur de la Sierra (Zapotitlán); y grupo de Jalapa-Misantla (Ichon,

1990: 10).

Tiempo de ocupación del territorio:

De 2,700 a 1,500 a. C. se fecha la ocupación de Cempoala. A la fecha viven

totonacos en gran parte de esta zona.

Formas de asentamiento: Asentamientos rurales con la división de centro, plaza y barrios. Sistema de culto:

Católico sincrético. A últimas fechas hay un fuerte movimiento, impulsado por

organizaciones totonacas, para recuperar los símbolos prehispánicos, como la

Organización Independiente Totonaca.

Sistema económico:

Las principales actividades productivas son la agricultura, la producción de vainilla,

pimienta, café y las artesanías.

Sistema político:

Existen las Mayordomías al interior de las comunidades. Existen otros grupos, de

tipo político, de defensa de la identidad y de organización y apoyo social, como la

Organización Indígena Totonaca (OIT) y la Unidad Indígena Totonaca y Náhuatl

(UNITONA).

Clasificación: Agricultores, pescadores. Autores principales: Alain Ichon Elio Masferrer Kan DESCRIPCIÓN DE LA ECO REGIÓN Oferta Climática:

Precipitaciones de 2,200 mm aproximadamente, concentradas en los meses de junio

a octubre.

Oferta de suelos:

Suelos marno-calcáreos-polvosos y basaltos, en contraste.

Oferta del Relieve:

Cinco grandes grupos: Montaña, con alturas que van desde los mil y dos mil 800 m.

Las vertientes, que atraviesan ríos. Las colinas de arenisca. Las planicies aluviales.

La planicie litoral. (Ortiz, 1995: 29).

Mesas basálticas. La más importante es la Mesa de San Diego, nombre que en

realidad designa la parte central de una inmensa planicie que comprende del

suroeste al noroeste las Mesas de El Metate, de San Diego, de Zanacatepec, de El

Xúchil y de Mecatepec. La altitud media es ligeramente superior a 600 metros

(Ichon, 1990: 10).

CARACTERIZACIÓN DE LA OFERTA HÍDRICA

Oferta superficial:

Dos cuencas hidrológicas cruzan el Totonacapan: la que pertenece al río Tecolutla y

la del río Cazones. Los principales ríos de la región son el Cazones, el Cempoala y

el Tecolutla.

ANEXOS BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Ávila Soriano, Abraham, Algunos aspectos etnoherpetológicos en un municipio totonaco de la Sierra Norte de Puebla, Tepango de Rodríguez, tesis, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987. Bretón Esparza, Adrián, Relaciones Interétnicas en un sector del ärea Totonaca de la Sierra de Puebla: Mano de obra, ENAH, tesis, México, 1972.

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en línea en AULEX, http://aulex.ohui.net/es-top/, (9-VII-2006)

Romero Vivas, Isabel Laura, “El agua en la cosmovisión totonaca”, Boletín del

Archivo Histórico del Agua, AHA.CNA, México, Número especial 10 años, año 8,

2003.

CONTACTOS:

Dr. Daniel Murillo Licea. Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.

[email protected].

Dr. Elio Masferrer Kan. [email protected]