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Puente Atlántico del Siglo XXI

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Boletín Interdisciplinar de la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos (ALDEEU). Edición de Julio 2013

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Contenidos

2 · Julio 2013 · Puente Atlántico

4-6 · Santiago García Castañón · Pedro Menéndez de Avilés: la historia, la leyenda y la ficción

7-9 · Yolanda Gamboa · Mujeres españolas y vida cotidia-na en el San Agustín colonial

10-12 · James D. Fernández y Luis Argeo · Ni frailes ni conquistadores: Inmigrantes españoles en EE.UU. (1880-1945)

13-16 · Raquel Anido · Pasado y presente del exilio acadé-mico español en Estados Unidos: Misión Olvido

17-20 · Alberto Prieto-Calixto · Corrupción en Miami: auge y caída del jai-alai en los Estados Unidos

21-24 · Joaquín Mira · Las enfermedades infecciosas y la conquista española de América

25-28 · Víctor Fuentes · Presagios del talón de Aquiles de la democracia norteamericana en los primeros escritos de españoles sobre el país

29-31 · María G. Picatoste · Entrevista a Luis Carlos de la Lombana

32 · Gerardo del Cerro Santamaría · Reseña: Urban Me-gaprojects. A Worldwide View

33 · Antonio Barbagallo · Barbagallo. Reseña: España, el paisaje, el tiempo y otros temas en la poesía de Antonio Ma-chado

34-35 · José-Carlos Mainer · Obituario: Samuel Amell, adalid del hispanismo

36-40 · Juan Liébana · Crónica del congreso de San Agus-tín

41-42 · Convocatoria del XXXIV Congreso de ALDEEU en Washington DC

43 · Candelas Gala · Cuadernos de ALDEEU: Novedades y proyectos

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Nota del Director

Una vez más, Puente Atlántico del siglo XXI se lanza a navegar en busca de sus lectores, atrave-sando un proceloso mar de información para llegar como boletín digital de información y formación a los socios aldeuenses y a quienes se interesen por la actividad e inquietudes de los españoles residentes en Estados Unidos. Este número reúne con especial interés una selección de colaboraciones relacionadas con el XXXIII Congreso celebrado en la ciudad de Saint Augustine, Florida, en abril de 2013, que trataba de rescatar sobre tan emblemático lugar aquellas huellas que dejó la Hispanidad, o quizá mejor, las hispanidades que se produjeron con los ha-bitantes, nativos o no, de las tierras norteamericanas, mediante los diversos contactos, rivalidades y mestizajes durante tantos siglos de convivencia. Esas huellas del pasado encaminándose hacia el presente y futuro en tiempos de globalización marcarán seguramente el próximo Congreso, que tendrá lugar en Washington DC, y cuyo anuncio dejamos detallado. De la crónica del Con-greso de San Agustín da precisa cuenta el presidente de la asociación, Juan Liébana, precedida de un inevitable obituario a la memoria de Samuel Amell, que recibió además un emotivo homenaje durante aquellos días. Finalmente, varias reseñas de libros publicados por socios y algunas novedades respecto de Cuadernos de ALDEEU cierran el número.Puente Atlántico navega de nuevo, y además lo hace con planes de futuro

que contemplan aguas aún más digitales, las del siglo XXI, en la búsqueda de un formato de difusión global que permita conectar a los que son socios y a los que no lo son, que mejore la fluidez de la información que queremos compartir y comentar, y que incorpore el mundo de la red digital y las textua-lidades líquidas en las que nos movemos cada día. Queremos, en definitiva, unir con más puentes algunas islas.Por último, debo agradecer no solo a todos nuestros colaboradores, sino

también a la generosa diligencia de Juan Liébana, que ha compilado acti-vamente los contenidos que presentamos, y a Mónica Poza Diéguez por el trabajo esforzado y atento de maquetación y diseño en este número.

Alvaro Llosa Sanz

Bienvenid@

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Pedro Menéndez de Avilés: la historia, la leyenda y la ficción

Ensayos

Santiago García-Castañón

“En 1554 ya se había hecho un nombre como navegante”

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poderoso de la tierra y un joven marino que andado el tiempo iba a llegar a ser el almiran-te más capaz que tuvo España en el siglo XVI. Ese mismo año Felipe nombró a Pedro Menén-dez capitán general de la flota de Indias. En 1563, tras una disputa con la Casa de Contra-

tación, Pedro Menéndez fue encarcelado en Se-villa. Durante el tiempo que estuvo en prisión, recibió la noticia del naufragio de su nave Concepción en medio de una tormenta. En el barco iba Juan, su

único hijo varón, de cuyo paradero nunca más se supo. Por fin Menéndez fue liberado tras la intercesión del propio monarca y nombrado por

No es tarea fácil para un estudioso de la literatura analizar una figura histórica y no me voy a arrogar yo competen-

cias que son del ámbito del historiador. Pero Aristóteles escribió que la verdad poética es superior a la verdad histórica porque el his-toriador cuenta los hechos como ocurrieron, mientras que el poeta los cuenta como podían o debían haber ocurrido, y con la autoridad que me daba el filósofo, me lancé a la em-presa de dar vida a un Pedro Menéndez, no al real, sino a otro que yo creé como personaje de novela.

La historia

Pedro Menéndez nació en la villa costera de Avilés (Asturias) el 15 de febrero de 1519. Huérfano de padre a una edad temprana, su madre lo puso bajo la tutela de su tío con el fin de que hallara en él el ejemplo y el modelo que todo niño debe tener en su pa-dre. No es mucho lo que se conoce desde estos días hasta el momento en que se inicia en el mundo de la navegación. Sí sabemos que a una edad adolescente –catorce o quin-ce años– entró como grumete en un navío mercante que hacía la travesía a Flandes. En 1554 ya se había he-cho un nombre como navegante y el prín-cipe Felipe lo eligió para mandar la flotilla que había de llevarlo a él y a su séquito hasta Inglaterra, donde iba a contraer matri-monio con María Tudor. Este fue el principio de una relación inusual entre el monarca más

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sus métodos no habrían sido menos rigurosos que los empleados por los españoles. Pero los primeros relatores de estos hechos fueron fran-ceses y no podemos pedirles que juzguen a un español con benevolencia.

La ficción

Así que, precisamente porque la historia no está escrita sólo en blanco y negro, sino en nu-merosas tonalidades intermedias, y sobre todo porque la leyenda distorsionó la verdadera ima-

gen de nuestro per-sonaje, me propuse crear un Pedro Me-néndez a mi gusto. Seguro que no es el Pedro Menéndez que vivió en el siglo XVI ni tampoco el que crearon los france-ses, pero al menos

yo lo hice bajo la legítima excusa de estar escribiendo una obra de ficción. En cualquier caso, confío que “mi” Menéndez se parezca un poco al real y que a la historia que creé se le pueda aplicar el adagio italiano de que “se non è vero, è ben trovato”.

Para mi historia tomé episodios conocidos –los menos– y me inventé el resto. En ella aparecen personajes rigurosamente históricos y otros ficticios. Algunos episodios inventados de los que estoy especialmente satisfecho son el de la primera experiencia erótica del pro-tagonista con una prostituta francesa llamada Sylvie en un tugurio de La Rochelle, la pelea a cuchillo con Ribault en una taberna del puerto de Cancale, y su juvenil enamoramiento de una bellísima joven llamada Pascale de Villiers, asi como el rescate de su padre, un acaudalado comerciante católico preso por los hugonotes en la fortaleza de Latte, en el cabo de Fréhel. Visité todos estos lugares durante unas vaca-ciones en Francia cuando estaba escribiendo la novela, así que decidí incluir en ella des-cripciones precisas de los pueblos que visité. La novela adopta la forma de una autobiogra-fía y es toda ella un largo monólogo escrito por su protagonista. Para ello hube de emplear una lengua y un tono arcaizantes que pueden apreciarse desde las páginas iniciales del libro. El título completo que quise darle fue Vida y fabulosas aventuras de Pedro Menéndez de

él capitán general de la flota con encargo de expulsar de las costas de Florida a los hugo-notes franceses que, enviados por el almirante Gaspard de Coligny, trataban de establecerse en ese territorio y cuya presencia ponía en peligro los intereses españoles. Coligny había enviado una flota bajo el mando de Jean Ribault con el propósito de establecerse en las costas de La Florida contra en acuerdo expreso firmado por el país vecino. Felipe II ordenó a Pedro Menén-dez que eliminara esos asentamientos colonia-les. La flota zarpó de Cádiz en junio de 1565 y arribó a las costas de La Florida en agosto. El 28, festividad de San Agustín, los es-pañoles avistaron la boca de un río donde se formaba una rada natural de aguas tran-quilas y resguardadas. Pedro Menéndez tomó posesión de aquellas tierras en nombre de Feli-pe II y decidió establecer allí un pequeño asen-tamiento colonial protegido por una empalizada de troncos. Era el 8 de septiembre de 1565. La colonia recibió el nombre de San Agustín. Días después, y tras una exhaustiva búsqueda, Pedro Menéndez dio con los franceses y tras derrotarlos hizo degollar a los supervivientes, incluido su cabecilla, Jean Ribault.

En 1574 Felipe II nombró a Pedro Menéndez capitán general de la armada que debía casti-gar a Inglaterra por sus ataques contra intere-ses españoles en España y América. Mientras se hallaba en Santander esperando para zarpar, sufrió un ataque de tabardillo y murió el 17 de septiembre a la edad de 55 años. Hasta aquí, muy someramente, la historia.

La leyenda

La leyenda es sombría. Es la leyenda negra y puede resumirse con facilidad del siguiente modo: Pedro Menéndez fue un tipo sanguinario que masacró a los franceses. Pero las cosas no son así de simples. Las acusaciones de fanatismo religioso y de crueldad se diluyen en 450 años de historia. La leyenda negra fue una invención francesa para justificar su fra-caso donde Pedro Menéndez triunfó. Y es que si hubiera prevalecido Jean Ribault en vez de Menéndez, podemos tener la certeza de que

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Ensayos

“Era el 8 de septiembre de 1565. La colonia recibió el nombre de

San Agustín”

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Ensayos

Avilés, comendador de la orden de Santiago, adelantado y conquistador de La Florida y ca-pitán general de la mar Océana, contada por él mismo, título largo y farragoso que recuerda a los de algunas novelas picarescas. También traté de evocar el formato y los componentes de los libros de la Edad de Oro, hasta el punto de incluir un par de sonetos laudatorios que yo mismo me tomé la libertad de escribir en el estilo del siglo XVI. Todo esto despistó a algunos, incluyendo una profesora universitaria cuyo nombre no mencionaré, quien tomó por ciertos estos episodios de la vida de Pedro Menéndez, cuando en realidad son ficticios y forman parte de un juego literario.

En conclusión, en mi novela pretendí hacer un retrato de la vida de un marino del siglo XVI, que bien pudo ser la vida de Pedro Menéndez o no, pero que a mí me pareció que lo fuera, porque la invención, que es imperdonable falla en el historiador, es virtud muy estimable en el novelista.

La historia, la leyenda que la historia ali-menta y la ficción que se nutre de ambas, a veces caminan rutas paralelas y a veces van por sendas divergentes. Mi propósito al escribir Vida y fabulosas aventuras… fue armonizar lo que sabemos con lo que ignoramos, los hechos históricos con la leyenda, para crear una obra de ficción, que, partiendo de la historia y la le-yenda, al final no estuviera sometida a ninguna de las dos.

Referencias

García-Castañón, Santiago. Vida y fabulosas aventuras de Pedro Menéndez de Avilés. Avilés: SEAPAC, 2006.

El autorSantiago García-Castañón es profesor de literatura española en el

departamento de lenguas modernas de la Western Carolina University. Especialista en el teatro barroco español, dedica su atención a la obra teatral y poética de Francisco Bances Candamo, y es experto en las relaciones escritas por los exploradores españoles, particularmente, Miguel de Luarca, que redactó la Verdadera relación de la grandeza del Reino de China (1575). Además de sus numerosos artículos sobre estas áreas y haber realizado diversas ediciones anotadas de la obra de ambos autores, su labor académica la complementa con la creación literaria: ha publicado varias colecciones de poemas (como Rota memoria, 2006), una novela histórica sobre Pedro Menéndez (2006), y otras novelas aún inéditas.

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Mujeres españolas y vida cotidiana en el San Agustín colonial

Ensayos

Yolanda Gamboa

“Las mujeres también formaron parte del proceso

de colonización de la Florida”

Ponce de León llegó al territorio de la Florida en 1513. Sin embargo, el asen-tamiento de San Agustín no se produjo

hasta 1569, cuando Felipe II designó a Pedro Menéndez de Avilés como adelantado a co-lonizar la Florida. El territorio, que se exten-día hasta Carolina del Norte y Texas, fue la primeria colonia española en Norteamérica y San Agustín la primera ciudad colonizada. Esta información es hoy de dominio público. Lo que se suele desconocer es que Menéndez de Avi-lés no llegó solo acompañado de hombres. En una de sus cartas de fecha 11 de septiembre de 1565 afirma: “Desembarqué en él doscientos soldados, y a los siete (grados), entraron tres navíos pequeños con otros trescientos y los casados con sus mujeres e hijos” (132). Eso quiere decir que las mujeres también formaron parte del proceso de colonización de la Florida.

Poco se conoce aún de las mujeres españolas del llamado “primer período colonial español” (desde el asen-tamiento de San Agustín por Pedro Menéndez de Avi-lés en 1569 hasta la toma de San Agustín por los ingleses en 1763) debido, en parte, a la escasez de textos escritos. Por ello, en vez de fijar la atención en los actos visibles o documentados, propongo proceder a un acercamiento por me-dio de los objetos, tal como se lleva haciendo en estudios del Renacimiento (De Grazia). Con-cretamente, en el caso de la historiografía fe-menina de eras tempranas, los objetos, como

remanentes de la vida cotidiana, nos permiten acercarnos a las vivencias de los sujetos otor-gando de este modo valor público a la esfera privada, tal como argumentan Rosa M. Capel y

Margarita Ortega.

La vida cotidia-na del San Agus-tín colonial se re-vela a través de las peticiones y los objetos pre-sentes en los in-ventarios. En pri-

mer lugar, las peticiones, documentos legales dirigidos al consejo de Indias y escritas por un escriba, demandan comida o ayuda financiera y contribuyen a explicar las condiciones de la vida diaria de San Agustín. De especial interés son las muchas peticiones de mujeres tras la muerte de sus esposos en guerras, especial-

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Ensayos

“las mujeres indígenas americanas y negras tuvieron un rol importante en el proceso de transculturación de

las españolas”

mente con los indígenas. Se trata de la llamada “plaza de muerte,” petición de la pensión de viudedad, si bien para lograrla deben escribir al escriba, el cual pasa el pedido a la coro-

na, apoyado de información acreditativa. Así, las peticiones están escritas en un vocabulario formulario, legal, parecido al de los notarios actuales. En la ausencia de cartas o escritos de las mujeres de la Florida, probablemente debido al alto índice de analfabetismo, éstas deben ser consideradas instrumentos de crítica importancia en la historia colonial de la Florida ya que relatan la experiencia femenina. Revelan aspectos de la vida diaria, condiciones econó-micas, el número de hijos que tienen (alrede-dor de siete en la mayoría de las peticiones estudiadas), o las tareas a las que se dedica el esposo, y así, el diferente acceso a recursos o educación de acuerdo con la clase.

En segundo lugar, los inventa-rios, son listas de las posesio-nes de un sujeto, compilados en caso de muerte o de dis-putas legales, que sirven en su día para asignar valor material y proveen una valiosa información. Señala Eugene Lyon que existen objetos de importación y sun-tuosos, como las pertenencias de Pedro Menéndez de Avilés y su esposa, María Solís, que in-cluyen ropa de cama de satén, de lino holandés o de Rouen, muy preciados, alfombras y cu-bertería de plata (10), y que la mayor parte de la riqueza está en tela, ropa de cama, ropa y

objetos para embellecer la ropa, como botones de plata o bordados de hilo de oro o plata (12). Sin embargo reconoce también que se trata de una sociedad con grandes diferencias

sociales (8) donde frente a la suntuosidad de los grandes se encuentran los otros, como el soldado Miguel de Guardiola cuyas únicas per-tenencias en el momento de su muerte eran una espada y una chaqueta usada de piel de ciervo (9), como serían también las condiciones de otras familias de soldados

Por último, el estudio de los residuos de la fauna y flora del área también confirman que había una dieta adecuada, transculturada, que incluía pescado, verduras y carne (Lyon 14). Bonnie G. McEwan, con sus contribuciones a la etnohistoria, ha notado que las mujeres in-

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dígenas americanas y negras tuvieron un rol importante en el proceso de transculturación de las españolas ya que tenían contacto diario con ellas y estaban presentes en los hogares. Por su parte, los estudios arqueológicos de Kathleen Deagan demuestran la presencia de una variedad de objetos de importación en los hogares de San Agustín y el hecho de que la ciudad era un lugar de paso, una encrucijada en el Caribe, con significativos vínculos con Cuba, entre otros lugares.

Para concluir estas consideraciones prelimina-res sobre el estudio de las mujeres españolas en el San Agustín colonial debo señalar, como indica Lyon, que las ciudades de Florida eran el microcosmos de las ciudades españolas (16). De ahí que el vestir y la “ostentación” (Maravall), signo de identidad de la sociedad española de la que provienen y consecuencia de la tremenda estratificación social del XVI, se trasplanten a la colonia.

La autoraYolanda Gamboa (PhD, Purdue U) es

Associate Professor de español en Florida Atlantic University y traductora literaria. Su investigación se centra en la literatura del Siglo de Oro, los estudios culturales del renacimiento, y, en particular, las mujeres y sus publicaciones incluyen Cartografía social en la narrativa de María de Zayas (Biblioteca Nueva, 2009) y la traducción al inglés del filósofo y ensayista contemporáneo Rafael Argullol The End of the World as a Work of Art (Bucknell UP, 2005). Su publicación más reciente es una contribución a Women’s Literacy in Spain and the New World. Ed. Anne J. Cruz and Rosilie Hernández (Ashgate, 2011) sobre el rol de las academias en la vida de Zayas: “María de Zayas, or Memory Chains and the Education of a Learned Woman.” En estos momentos se encuentra trabajando en un libro sobre las mujeres españolas de la Florida colonial.

Referencias

Capel, Rosa M. y Margarita Ortega. “Textos para la historia de las mujeres en la Edad Mo-derna.” Textos para la historia de las mujeres en España. Ed. Ana Aguado et al. Madrid: Cáte-dra, 1994. 223-317.

Deagan, Katheeen. “Mestizaje in Colonial Saint Augustine” Etnohistory 20.1 (1973): 55-65.

De Grazia, Margreta, et al. Subject and Object in Renaissance Culture. Cambridge: Cambridge UP, 1996.

Lyon, Eugene. Richer than We Thought: The Material Culture of Sixteenth-Century Saint Au-gustine. El Escribano 29 (1992).

Maravall, José Antonio. La cultura del barro-co. Madrid: Ariel, 1990.

McEwan, Bonnie. “The Archaeology of Women in the Spanish New World.” Society for Histori-cal Archaeology 25.4 (1991): 35-41.

Menéndez de Avilés, Pedro. Cartas sobre la Florida. Ed. Juan Carlos Mercado. Madrid: Ibe-roamericana, 2002.

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Ensayos

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Ni frailes ni conquistadores: inmigrantes españoles en EEUU (1880-1945)

Ensayos

otras palabras: la presencia de grandes nú-meros de españoles en las Américas es, en realidad, coetáneo no del establecimiento, ex-pansión y mantenimiento del imperio, sino más bien de la disolución y el final del mismo. Centenares de miles de españoles emprendedo-res respondieron a las promesas de movilidad social generadas por las repúblicas indepen-dientes americanas; y la “pérdida” de Cuba y Puerto Rico en 1898 no acabó sino fortalecien-do el flujo migratorio de España tanto a esas dos islas como a otros puntos de las Américas, incluido Estados Unidos.

España contribuyó significativamente a la vas-ta oleada de emigración de europeos a las Américas que, a finales del XIX y principios del XX, transformó de manera radical los tres con-tinentes. Se calcula que unos 4 millones de es-

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“Españoles en las Américas”; para mu-chos estadounidenses –y acaso un buen número de españoles– esta fra-

se evocará sin duda imágenes de los conquis-tadores, exploradores y frailes que, en nombre de la corona española, conquistaron y coloni-zaron buena parte de los continentes america-nos –sur, centro y norte– en los siglos XVI, XVII y XVIII.

Muy pocas personas se dan cuenta, sin em-bargo, de que el número de españoles que emi-graron de la península ibérica a las Américas en el medio siglo que va de 1880 a 1930 su-pera por mucho el número de los que hicieron el mismo viaje durante los casi cuatro siglos anteriores, es decir, desde el primer viaje de Colón en 1492 hasta el año 1880. Dicho en

James D. Fernandez y Luis Argeo

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Ensayos

pañoles decidieron “hacer las Américas” en ese período de cincuenta años entre 1880 y 1930.

La gran mayoría de los españoles de esta diáspora eran obreros o campesinos; muchos procedían de la cornisa cantábrica de la penín-sula: desde Galicia hasta el País Vasco, pasan-do por Asturias y Cantabria. La mayor parte de estos emigrantes tenía como destino inicial algún punto de la América hispanohablante. Un número considerable, sin embargo, acabaría en Estados Unidos, ya sea directamente de Espa-ña, ya sea “de rebote”: es decir, después de periplos en diversos puntos de Hispanoamérica.

Algunos de los que llegaron directamente a Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX vinieron reclutados por empresas es-tadounidenses para trabajar en sectores indus-triales muy definidos: tal es el caso de los

asturianos en las fundiciones de zinc y minas de carbón en West Virginia, Pennsylvania, Kan-sas, y otros lugares; de los cántabros en las canteras de granito en el estado de Vermont; o de los andaluces en las plantaciones de azúcar en Hawaii, por ejemplo.

Pero buena parte de los inmigrantes españo-les en Estados Unidos de dicho período llega-ron “de rebote”; es decir: re-emigraron a EEUU desde distintos puntos de la América de habla hispana. Conviene recordar que en este mismo período, la definitiva disolución del imperio es-pañol (pérdida de Cuba y Puerto Rico) coincide

“la presencia de grandes números españoles es, en realidad, coetáneo no del

establecimiento, expansión y mantenimiento del

imperio, sino más bien de la disolución y el final del

mismo”

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con –de hecho viene impulsada por– el ascen-so de Estados Unidos como país con preten-siones de gran potencia hemisférica y global. Así es que a medida que se iba eliminando la soberanía española en los vestigios de su imperio americano, iban multiplicándose y for-taleciéndose los vínculos políticos, económicos y culturales entre Estados Unidos y la América hispana; es en este contexto de transformacio-nes geopolíticas –en este intersticio “entre im-perios”– cuando aumentaría significativamente la presencia de españoles en EEUU.

El proyecto que pudimos presentar en la últi-ma reunión auspiciada por ALDEEU, “Ni frailes ni conquistadores” tiene como objetivo docu-mentar y analizar esta otra historia sobre la presencia de españoles en Estados Unidos. Con esa finalidad, estamos montando un archivo multimedia y on line (tracesofspainintheus.org) y produciendo una serie de películas de no-ficción basadas en el trabajo de campo rea-lizado a lo ancho del país, dondequiera que queden restos de un significativo enclave de aquellos inmigrantes españoles, desde Tampa, Florida, hasta Sacramento, California, y desde Los Angeles, California hasta Hallowell, Maine. Y la película que pre-estrenamos en el Congreso de ALDEEU, “La paella de Daniel Albert” –sobre los descendientes de inmigrantes españoles en la ciudad que fue tres veces capital de Cali-fornia— tuvo su estreno oficial en esa ciudad, Monterey, el 7 de junio de 2013.

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Ensayos

El autorJames D. Fernandez es profesor

asociado en el departamento de español y portugués de New York University y ha dedicado gran parte de su carrera universitaria al estudio de las relaciones hispano-estadounidenses durante el siglo XX, en especial el período de la guerra civil española. Fue director del centro Rey Juan Carlos I de NYU durante los años 1995-2007. Interesado en mostrar la documentación gráfica de la presencia española en los Estados Unidos, ha preparado varias exposiciones (como “Spain in New York”) y ha realizado varios vídeos que recogen algunas historias de inmigrantes. Actualmente

trabaja en un amplio proyecto de documentación sobre la inmigración española a los Estados Unidos anterior a 1936.

El autorLuis Argeo es periodista y compagina la escritura

de guías y reportajes de viajes con la escritura de guiones con la realización de vídeos y películas documentales. AsturianUS (2006), que recoge los retazos de la emigración asturiana a Virginia Occidental, fue su primer proyecto documental como guionista, productor y realizador, al que le han seguido pequeñas piezas audiovisuales como Balta (2008) y La casa de la abuela Marina (2008). Sus últimos documentales se centran en el rescate de historias y memorias sobre la inmigración española a los Estados Unidos anterior a 1936.

Referencias

Spanish Immigrants in the United States: Ni frailes, ni conquistadores...

Website: http://tracesofspainintheus.org/

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Pasado y presente del exilio académico español en Estados Unidos: Misión Olvido

Ensayos

Raquel Anido

“Dueñas propone una reconstrucción de la historia

del exilio”

Después del impactante éxito de ventas (más de un millón de copias vendidas) y crítica en 2009 de la primera nove-

la de María Dueñas, El tiempo entre costuras, aparece en 2012 Misión Olvido. En su segunda obra, la escritora nos traslada al universo de una profesora española en su huida académica a Estados Unidos tras una devastadora crisis personal motivada por un divorcio.

Aunque la protagonista de Misión Olvido lle-ga a Estados Unidos en 1999 y lo hace para trabajar en una institución inventada, la Univer-sidad de Santa Cecilia, la novela incorpora un homenaje explícito a la historia de escritores y profesores españoles que terminaron en Esta-dos Unidos durante la guerra civil y la posgue-rra. De hecho, la novela no puede explicarse sin las numerosas conexiones históricas con el paisaje intelectual del exilio español en el mun-do universitario americano. Tanto es así que la labor principal de Blanca Perea en la Universi-dad de Santa Cecilia consiste en catalogar la obra de un hispanista exiliado, Andrés Fontana. Dicha tarea discurre en paralelo al proceso de reconstrucción personal que anhela la protago-nista, señalando así la porosidad entre sujeto investigador y objeto investigado cuando se examina el pasado. Se trata, parece decirnos la novela, de una di-námica reflexiva, de construcción mutua.

Dueñas propone una reconstrucción de la historia del exilio que, lejos de corresponderse con el tradicional afán de resolver los enigmas

del pasado y de situar a cada personaje en el lado de la historia que le corresponde, es un proceso en constante construcción narrativa en el cual se privilegia la memoria y la reconcilia-ción.

Las 507 páginas de Misión Olvido alternan dos narradores. Por un lado, una narrado-ra en primera persona que refleja la perspec-tiva de la protagonis-ta desde su llegada a California hasta su salida cuatro meses

después. Por otro, un narrador omnisciente que detalla los pasos vitales de Andrés Fontana

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Ensayos

“la novela incorpora un homenaje explícito a la historia de escritores y profesores españoles

que terminaron en Estados Unidos tras la guerra civil”

desde su infancia pobre como hijo de minero y de empleada doméstica, hasta su llegada a Madrid para estudiar, gracias a los mensuales donativos de su adinerada difunta madrina. Allí comienza su carrera como profesor universitario de literatura antes de instalarse para siempre

en Estados Unidos. Primero, en la Universidad de Michigan, después en la de Pittsburgh, y por último en la inventada Santa Cecilia, la pequeña ciudad universitaria cercana a San Francisco que recibe a Blanca Perea.

La novela es un periplo entre las dos voces narrativas mencionadas, y una y otra se co-rresponden asimismo con un constante viaje espacio-temporal; entre California y España, en-tre el presente y el pasado. De esta manera, a medida que Blanca se adentra en el legado del

ficcional Fontana, se produce, por vía de flas-hbacks contantes, una inmersión en la vida de este hispanista exiliado muerto en 1969 como consecuencia de un accidente de coche. Lo que empieza como un compromiso meramente profesional se transforma para Blanca Perea en

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Casalduero y su sobrino Joaquín Gimeno Ca-salduero. Sobre este encuentro, la novelista, lejos de transmitirnos sustanciosas revelaciones políticas sobre la memoria, el exilio o el Espa-ña, nos dice que de eso poco hablaron. “Nadie quería una sombra negra sobrevolando aquel

encuentro que todos anticipan cordial” (119). Es más, como argumenta el profesor que supervisa a Carter en Madrid, es importante desmante-lar la bifurcación entre los de dentro y los de afuera, “entre los que siguen en España y los desterrados” (158). Habría sido deseable que la brecha no se hubiera abierto antes con motivo de la guerra. Ahora se sigue hablando de ello, a menudo a través de menudeces coloquia-

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Ensayos

un viaje emocional cuyo destino es descubrir al hombre “de carne y hueso” que palpita tras el amasijo de papeles.

La impronta del exilio también afecta al profe-sor que Blanca Perea conoce en Santa Cecilia. Daniel Carter recorrió años atrás el camino inverso de su maestro, Andrés Fontana, para investigar la obra de otro académico exiliado, Ramón J. Sender. Auspiciado por Andrés Fon-tana desde la Universidad de Pittsburgh donde ambos se conocen, llegó a Madrid con una beca Fulbright durante el año académico 1958-59. Allí se encuentra con un profesor ante el que tiene que presentar informes de su progre-so. El profesor Domingo Cabeza de Vaca, un conocido de Fontana durante sus días como estudiantes, le advierte que no haga como en la película de Bienvenido Mr. Marshall (1952), que no sea un americano más que no se de-tenga en España. Le invita a que se sumerja en la cultura y la entienda. Aunque la alta al-curnia del profesor, así como la estética de su despacho, subrayan la idea de que pertenece al bando de los vencedores de la guerra, él también perdió durante la guerra. Quedó muti-lado y perdió a dos hermanos y a su novia. La novela de Dueñas no puede ser más explícita clamando una voluntad de acercar posiciones.

María Dueñas reconoce, dentro y fuera de su novela, la generosa acogida que las universi-dades americanas brindaron a los hispanistas exiliados. Hay una labor de comunicación so-bre la importancia del hispanismo en Estados Unidos. Antes de partir hacia España, Daniel

Carter toma contacto por segunda vez (la pri-mera es durante una clase de Fontana sobre Antonio Machado) con el exilio. Colabora en la organización del congreso que Fontana con-voca en Pittsburgh para reunir a hispanistas trasterrados. Los nombres que Andrés Fontana recibe, a diferencia del suyo propio, son figuras históricas reconocibles: Américo Castro, José Fernández Montesinos, Vicente Llorens, Joaquín

“hay una labor de comunicación sobre la importancia del hispanismo

en Estados Unidos”

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Ensayos

les que discurren en pasillos de conferencias, como cuando oponemos el tipo de hispanismo que viene de España (más histórico-filólogico) versus el hispanismo americano actual (más interdisciplinar y con mayor tendencia a los estudios culturales).

Misión Olvido es, en definitiva, una novela de conciliación transatlántica y de reconciliación con el pasado de la guerra y el exilio. Por eso, siendo una novela que trata de la memoria, Mi-sión Olvido es sin duda un título sorprendente. Sin embargo, nos resulta menos paradójico si reparamos con atención en la específica aproxi-mación a la historia que la novela profesa, pues María Dueñas nos demuestra la importancia de reconocer lo vivo, lo humano de la historia en el presente, a fin de evitar ser atrapados por el pasado y sus sombras. Tanto Blanca Perea como Daniel Carter querían olvidar, pero al final se dieron cuenta que el olvido es el camino menos honesto y menos valiente para enfrentar el pasado. Sólo aceptando de lleno la fuerza vital de la memoria, lograron sonreír al presen-te. Y quizás mirar al futuro.

La autoraRaquel Anido es licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona y doctora

en Español por la Universidad Johns Hopkins. Desde 2010 es profesora asistente en la Universidad de Clemson. En Clemson imparte cursos fundamentalmente de cultura española contemporánea, ámbito que ocupa su quehacer investigador. Actualmente, está inmersa en el manuscrito de su primer libro, el cual aborda el papel de la música popular en el cine y en la novelística de España desde la posguerra hasta hoy.

“‘Misión Olvido’ es, en definitiva, una novela de

reconciliación transatlántica y de reconciliación con el pasado de la guerra y el

exilio”

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Corrupción en Miami: auge y caída del Jai-Alai en los Estados Unidos

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Alberto Prieto-Calixto

“El boom del Jai Alai viene impulsado por el desarrollo de las

apuestas asociadas al juego”

E l deporte del jai alai (“fiesta alegre” en euskera) se origina en las zonas rurales del País Vasco. En un principio se gol-

peaba la pelota con la mano, para más tarde introducirse el uso de la cesta. El desarrollo del juego a lo largo del siglo XIX viene marcado por las mejoras de los frontones, que evolu-cionan de una simple pared de un edificio, generalmente una iglesia, a convertirse en es-pacios independientes. El boom del jai alai vie-ne impulsado por el desarrollo de las apuestas asociadas al juego. El deporte, que en un prin-cipio era un mero entretenimiento, se empieza a convertir en un negocio floreciente que sale del País Vasco para asentarse en gran parte del norte de España y sur de Francia. El jai alai se profesionaliza y los jugadores o pelotaris, llegan a convertirse en estrellas de su época. A comienzos del siglo XX el jai alai, propulsa-do por el creciente negocio de las apuestas, arraiga en varios países. En Cuba el jai alai se desarrolla de manera vertiginosa. En La Habana se inaugura el primer frontón profesional en 1904. Le siguen frontones en Perú, México, Ar-gentina, Uruguay y Venezuela. En Asia, se cons-truye el primer frontón en Manila en 1917. En Filipinas el jai alai gozó de gran po-pularidad. Sólo en Manila llegaron a existir tres fron-tones, más otro en Cebú. También hubo un frontón en Yakarta y va-rios en China, el primero de ellos en Shangai, inaugurado en el año 1929 más los de Macao y Tianjin. Durante la primera década del siglo XX, el jai alai se convierte en un fenómeno global. En las olimpiadas de París de 1900, el jai alai es considerado deporte olímpico. Lo será tres

veces más a lo largo del siglo XX como depor-te de exhibición.

El primer fron-tón en los EEUU se construyó en St. Louis, Mis-souri, en 1904, coincidiendo con la exposición uni-versal que se ce-

lebraba en esa ciudad. Durante los próximos años llegarán a funcionar hasta diecisiete fron-tones profesionales en los EEUU, en lugares tan diversos como Connecticut con tres frontones, Nevada con dos, Chicago, Nueva Orleans, Rho-de Island o Idaho. La asociación de pelotaris

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a convertirse en poco más que una agónica reliquia del pasado. La catastrófica dimensión del colapso es única en la historia reciente del deporte. Hay varios motivos que pueden expli-car esta caída. El primero es la huelga de pe-

lotaris de 1988, que duró tres años y es hasta el momento la huelga más larga de cualquier deporte profesional en los EEUU. A partir de entonces el sindicato de jugadores profesiona-les desaparece prácticamente y las relaciones entre los jugadores y managers entran en una fase de confrontación que afecta negativamen-te la imagen del deporte. Por otro lado, en las últimas décadas del siglo XX aparecen otros

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“La asociación de pelotaris profesionales de los Estados Unidos llegó a tener cientos de jugadores en nómina”

profesionales de los EEUU llegó a tener cientos de jugadores en nómina. Las apuestas, unidas al componente novedoso y exótico del juego, que se publicita como el deporte donde la pelota alcanza la velocidad más alta del mun-

do, hacen que la popularidad del jai alai en los EEUU se dispare, sobre todo en el estado de Florida. Durante los años sesenta y seten-ta funcionaron diez frontones profesionales tan sólo en este estado. Las sucesivas oleadas de inmigrantes procedentes de Cuba, donde el jai alai era tras el baseball, probablemente el de-porte más popular, contribuyen al espectacular éxito del jai alai en Florida. Tan solo durante la temporada 1975-76, cerca de cinco millones de espectadores compraron una entrada para ver un partido de jai alai en Florida. El frontón de Miami registró una asistencia record de 15.500 espectadores el 27 de diciembre de 1975. El jai alai se convierte en el mayor y más rentable negocio de apuestas del estado, superando am-pliamente a las carreras de caballos y galgos, la única competencia permitida legalmente para apostar en la época. La popularidad del depor-te es tal que se crean numerosas escuelas y ligas a nivel amateur. El jai alai progresivamente impregna la cultura popular de los EEUU. Una de las series de televisión más conocidas de los años ochenta, Corrupción en Miami (Miami Vice), hizo que el jai alai adquiriera visibilidad global, al incluir imágenes de este deporte en la cortinilla de arranque de cada episodio de esta serie aclamada como una de las produc-ciones televisivas más influyentes de todos los tiempos.

Sin embargo a partir de finales de los ochen-ta el jai alai entra en crisis. Un declive vertigi-noso y dramático que se va acentuando hasta la práctica desaparición de la mayoría de los frontones en EEUU. Hoy en día el jai alai ape-nas sobrevive en Florida, donde sólo dos fron-tones ofrecen partidos en directo todo el año. En dos décadas, el jai alai pasa de ser un fenó-meno deportivo al alza y un negocio floreciente

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ñas publicitarias, caso de la cerveza Dos equis y en series de televisión como Mad Men. El futuro del jai alai en los EEUU pasa por reivin-dicarse como deporte y entretenimiento y no sólo como una forma de apuesta. Pero inde-pendientemente de lo que le depare el futuro, el jai alai ya ha pasado a ser por derecho propio uno de los símbolos de Florida. La ima-gen del pelotari, cesta al aire, trepando por la pared del frontón para alcanzar la pelota, tal como aparece plasmada en los carteles de carretera que pueblan las autopistas del es-tado, se ha convertido en una representación visual de Florida, pasando a formar parte del repertorio de imágenes icónicas asociadas a este estado como los flamencos rosas o las palmeras de playa y transformándose en un símbolo reconocible en todo el mundo que valida y certifica la relevancia del jai alai como fenómeno deportivo y social.

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Ensayos

deportes de equipo profesionales, impulsados por los nuevos canales de comunicación y que ocupan el espacio que el jai alai había ostenta-do como deporte profesional de referencia en Florida. Otro de los aspectos que afectará ne-gativamente al jai alai es la llegada masiva de otras formas de apuestas, como los casinos. A partir de los noventa surgen los casinos en las reservas indias y aparecen los casinos flotantes y las apuestas por internet. Todo ello hace que el jai alai ya no sea la única opción a la hora de apostar. El último motivo que contribuye al declive del jai alai es la sospecha de amaño del juego. Existen muy pocos casos demostrados donde haya quedado al descubierto la parti-cipación de pelotaris en amaños de apuestas. Sin embargo hubo algunos escándalos sonados

que dañaron la credibilidad del juego. Uno de los más notorios fue el que destapó la revista Sports Illustrated en 1979 y que dejó al descu-bierto una organización de Miami que utilizan-do cálculos matemáticos y de probabilidad, se aprovechaba de los puntos débiles del sistema de apuestas mutuas para obtener beneficios que llegaron a varios millones de dólares.

A pesar de su situación crepuscular, el jai alai en los EEUU se resiste a morir. Ha sido capaz de sobrevivir, aun a duras penas, a la peor época de su historia. Hoy en día, tras ha-ber tocado fondo, se atisban pequeños indicios de recuperación. Recientemente se han abierto frontones públicos amateurs en St. Petersburg, Florida y en Connecticut. La asistencia a los partidos, sobre todo en forma de torneos, está al alza. El revival kitsch está otorgando una nueva visibilidad al deporte, cuya imagen ha aparecido recientemente en conocidas campa-

El autorAlberto Prieto-Calixto es licenciado en

filosofia y letras en la Universidad de Valladolid, máster en literatura y cine en Arizona State University y doctor en literatura hispánica en Vanderbilt University. Actualmente es catedrático de español en Rollins College (Winter Park, Florida), donde imparte clases de literatura, cultura y cine español. Ha participado en numerosas conferencias y publicado diversos artículos y ensayos en revistas de España, Latinoamérica y los Estados Unidos sobre temas referentes a literatura, pedagogía, cultura, emigración, historia y cine. Su último libro se titula Héroes, prisioneros y renegados: el cautiverio en la narrativa hispánica de los siglos XVI-XVII.

“A pesar de su situación crepuscular, el Jai Alai

en los EEUU se resiste a morir””

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Las enfermedades infecciosas y la conquista española de América

Ensayos

Joaquín Mira

“Se sabe del maltrato y asesinatos de nativos que sucedieron durante la conquista por parte de muchos

españoles”

Aparte de los benefi-cios en intercambio de animales, vege-

tales y cultura que ocurrie-ron con los viajes de Colón (Crosby, Viola) no podemos ignorar que existe una leyen-da negra sobre la gran can-tidad de muertes que hubo entre los indígenas después del descubrimiento. Los de-talles sobre este fenómeno y la clarificación de los hechos son el objeto de este breve ensayo.

Se sabe del maltrato y ase-sinatos de nativos que suce-dieron durante la conquista por parte de muchos españoles, por lo que resultaría fácil pensar que todas esas muertes fueron producidas directamente por las espa-das y lanzas es-pañolas, quizás (simplificarían al-gunos), por el deseo de matar tantos indígenas como fuera posi-ble.

No obstante, para analizar un hecho tan com-plejo, debemos hacernos algunas preguntas esenciales: ¿de cuantas muertes estamos ha-blando? Noble David Cook menciona que el 90% de los nativos americanos perecieron en el siglo que siguió al descubrimiento. ¿Cuántos nativos había en América antes de Colón? El

consenso de los eruditos en el siglo XX es en-tre 50 y 100 millones, casi igual que en Europa

en aquella épo-ca (Taylor). El 90% de estas cifras son 45 a 90 millones de muertos.

¿Cuántos es-pañoles había en América en el siglo XVI? Entre 1492 y

1600 unos trescientos mil españoles dejaron la península Ibérica para asentarse en el nue-vo mundo (Kent 8). Muchos eran aventureros, soldados y no hombres de familia, y por lo tanto no tuvieron hijos con españolas, aunque sí con indígenas. Incluso si multiplicamos esa

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cifra 3 o 6 veces, probablemente en 1600 no había más allá de 1-2 millones de españoles en América. ¿Podrían las espadas y lanzas de este puñado de españoles matar entre 45 y 90 millones de nativos? La guerra más sangrienta

de la historia (la segunda guerra mundial), con sus armas modernas y técnicas de destrucción masiva, y con dos mil veces más combatientes que la cantidad de españoles que había en América en 1600, produjo unos 70 millones de muertos (Statistic Brain), una cifra similar a la muerte de los nativos americanos, aunque es cierto que se hizo en unos cinco años y no en un siglo. Aun así, para llegar a esas cifras, los españoles tendrían que haber matado con-sistente y sistemáticamente alrededor de un millón de nativos por año. Los alemanes alcan-zaron esas cifras matando judíos (seis millones en 5 años) (Statistic Bra-in), pero tenían métodos muy eficientes, y cientos, si no miles de campos de concentración dedicados puramente al exterminio. Nada de esto existió en la conquista española. Por lo tanto, que un grupo de es-pañoles pudiese exterminar a tanta gente de una ma-nera directa con sus armas relativamente primitivas, es técnicamente imposible.

Y si la muerte directa no fue la causa, ¿por qué murió tanta gente? Cook especifica que fueron una serie de epidemias trans-mitidas por los europeos y africanos a los nativos americanos.

La leyenda negra sigue ese argumento. Zubay y Dag en sus libros sobre bioterrorismo, acusan a Pizarro, Cortés y los españoles en general, de bioterrorismo, y el uso de esas epidemias para matar tantos indígenas como fuera posible

y facilitar la conquista española. ¿Qué podemos comentar sobre esto? Hay que exponer varios hechos.

¿Por qué hubo tantas epidemias? En Europa, la concentración de personas alrededor de sus granjas, agricultura, y animales, hizo que por muchos siglos estuvieran expuestos a infeccio-nes, y que los sobrevivientes desarrollaran una cierta inmunidad que les protegía (Diamond). Se sabía desde la época griega o antes, que los sobrevivientes de ciertas infecciones (virue-la, sarampión, varicela), no las podían tener una

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“que un grupo de españoles pudiese exterminar a tanta gente de una manera

directa con sus armas relativamente primitivas es técnicamente imposible”

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segunda vez (Silverstein). Pero los conceptos de inmunidad, gérmenes, vacunas etc. no fueron comprendidos hasta comienzos del siglo XIX (Silverstein). Hoy se sabe que los americanos vivieron por miles de años (las primeras migra-ciones a través del estrecho de Bering empeza-ron hace unos 25 mil años) (Gugliotta), aislados del resto del mundo, esparcidos en un territo-rio cuatro veces mayor que Europa, donde las concentraciones de personas y animales (que favorecen las infecciones) eran poco frecuentes

¿Podían haber sabido de antemano los espa-ñoles la falta de inmunidad de los indígenas? Imposible, pues al principio ni siquiera compren-dieron que habían descubierto nuevas tierras.

¿Cuál fue la mayor enfermedad que causó estragos? La viruela, aunque también hubo epi-demias de otras enfermedades (sarampión, va-ricela, fiebre amarilla, malaria) (Cook). ¿Cómo se expandió? Se necesita contagio directo o indirecto. Empezó en Hispaniola, que fue la pri-

mera isla habitada por españoles. No se exten-dió a Cuba hasta 1519, el año en que Cortés se fue a México (Beck). No hay datos de epi-demias en Tenochtitlan (antiguo México), hasta que Narváez desembarcó para coger prisionero a Cortés, unos meses después del encuentro entre Cortés y Moctezuma. Por lo tanto Cortés no trajo esta epidemia inicialmente, y no po-día haberlo planeado. Un esclavo infectado de Narváez llegó a la capital mejicana y la primera epidemia fue cuando Cortés tuvo que salir en la Noche Triste, unos 8 meses después del en-cuentro con Moctezuma (McCaa).

En el imperio Inca la viruela se empezó a ex-tender a través de los famosos caminos incas,

5 a 10 años antes de la conquista de Pizarro en 1531 (Orlow). La parte norte del imperio Inca estaba cerca de Panamá, que empezó a colonizarse muy pronto, a partir de 1501. Por lo tanto, no puede ser verdad que la causa de esas epidemias fueran las mantas infectadas

que dio Pizarro a Atahualpa, como dice Zubay (231-232). Si Pizarro hizo eso, las consecuen-cias fueron mínimas, ya que habían existido muchas epidemias anteriormente a este hecho. Pizarro posiblemente no estaba enterado de las epidemias cuando empezó su aventura conquis-tadora.

¿Fueron los españoles los primeros bioterroris-tas? La respuesta es negativa, porque ni sabían ni comprendieron de antemano los problemas de enfermedades infecciosas e inmunidad (“His-tory of Bioterrorism”). De hecho, hay informa-ción sobre el hecho de que los franciscanos y dominicos intentaron mejorar el agua corriente y la sanidad de los indígenas, intentando con-tener las epidemias (“Population”). El único “éxito” en la historia de bioterrorismo fue la muerte de unas diez mil personas en Manchu-ria, cuando científicos japoneses hicieron prue-bas investigando la letalidad de ciertas infec-ciones (Lewis). Bioterrorismo que haya matado millones de personas nunca ha ocurrido en la historia de la humanidad.

“Cuál fue la mayor enfermedad que causó

estragos?La viruela, aunque también hubo epidemias

de otras enfermedades [...] ¿Cómo se expandió?”

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En conclusión, aunque es cierto que hubo muertes de indígenas a manos de españoles, y que las enfermedades infecciosas causaron la muerte de millones de nativos, no hubo in-tento por parte de los españoles de producir esa tragedia. Los españoles querían la ayuda nativa para colonizar, no la muerte masiva de ellos. Pensar de ese modo es no comprender la conquista española. De hecho hubo deseos de ayudarles una vez que se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo. Por supuesto, esos fueron esfuerzos muy limitados, pues no había entonces la comprensión de la infección que tenemos hoy en día.

Referencias

Beck, Sanderson. “Spanish conquest 1492-1580.” America to 1744. Goleta, CA: World Peace Communications, 2006.

Cook, Noble David. Born to die: disease and New World conquest, 1492-1650. Cambridge, NY: Cambridge UP, 1998.

Crosby, Alfred W. The Columbian Exchange: biological and cultural consequences of 1492. Westport, Conn.: Greenwood Press, 1973.

Diamond, Jared M. Guns, germs, and steel: the fates of human societies. New York: W. W. Norton & Co., 1999.

Gugliotta, Guy. “The great human migration.” Smithsonian.com. Web. www.smithsonianmag.com

“History of bioterrorism.” Texas Department of State Health Services. Web. www.dshs.state.tx.us

Kent, Robert B. Latin America: regions and people. New York: Guilford Press, 2006.

Lewis, Susan K. “History of biowarfare.” Gráfico interactivo. Nova, PBS, 2009. Web. www.pbs.org

McCaa, Robert. Spanish and Nahualt views of small pox in the conquest of Mexico. Department of History: University of Minnesota, 1994. Web. www.hist.umn.edu

Orlow, Elizabeth. “Silent Killers of the New World”. Web. American History Stories. www.home.comcast.net/~glennwatson550/

“Population history of indigenous peoples of the Americas”. Wikipedia. Web. www.en.wikipedia.org

Silverstein, Arthur M. A history of immunology. San Diego: Academic Press, 1989.

Statistic Brain. Web. www.statisticbrain.com

Taylor, Alan. American colonies. Vol. 1 of the Penguin history of the United States. New York: Viking, 2002.

Viola, Herman J. y Margolis, Carolyn. Seeds of change : a quincentennial commemoration. Washington: Smithsonian Institution Press, 1992.

Von Lubitz, Dag K. J. E. Bioterrorism: field guide to disease identification and initial patient management. Boca Raton, FL: CRC Press, 2004.

Zubay, Geoffrey, et al. Agents of bioterrorism: pathogens and their weaponization. New York: Columbia UP, 2005.

El autorJoaquín Mira es médico radiólogo y

vive en San Antonio, Texas.

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Víctor Fuentes

como gran potencia. Luis de Onís se extiende sobre lo mismo, aunque subrayando, al igual

que De Foronda, que tal gran crecimiento comercial e industrial de Estados Unidos, tan basado en las ex-portaciones mercanti-les, se debía, en gran parte, a las guerras en que se vieron en-vueltas las naciones

europeas tras la Revolución francesa y con Napoleón: todo un largo período que se ex-tendió de 1789 hasta 1814. Por su parte, De Foronda planteaba ya su propia objeción a tal crecimiento económico: “¿Qué resulta de esta economía?” –escribe– “Que todo lo que mira

Como fuera reconocido en su tiempo, Es-tados Unidos, desde su nacimiento, se unió al coro de naciones con gran em-

puje ascendente: destinado, en las miras de propios y ajenos, a ser una potencia mundial. Esto quedó manifiesto en los escritos de ob-servadores extranjeros que vivieron o recorrie-ron el país en las primeras décadas del siglo XIX. Dos de los más tempranos, los españoles, Valentín de Foronda, y Luis de Onís, aunque destacaron su potencial poderío, ya señalaron factores problemáticos del sistema de gobierno y de la vida del nuevo país norteamericano que le pudieran abocar a crisis, como la tan grande que hemos estado viviendo a partir del 2008. El primero trata de esto en sus Apuntes ligeros sobre los Estados Unidos de la América septentrional, firmados en Filadelfia en 1804, y Luis de Onís en “Noticia sobre la estadística de aquel país”, a partir de su llegada en 1809, y recogida en el libro Memoria sobre las nego-ciaciones entre España y los Estados Unidos de América, que dieron motivo al tratado de 1819, publicado en Madrid en 1820.

Valentín de Foron-da, en sus Apuntes, al igual que De Onís en su Bosquejo, nos daba un detallado estudio estadístico de la agricultura, la in-dustria, el comercio, los impuestos, la finanzas y seguros del país en 1803, insistiendo en lo favorable de su libertad de comercio y en la agilidad de su economía, frente a las trabas de los países europeos, cargados de tarifas e im-puestos, y viendo ya su potencial de desarrollo

Presagios del talón de Aquiles de la democracia norteamericana en los primeros escritos españoles sobre el país.

“[Foronda y Onís] ya señalaron factores

problemáticos del sistema de gobierno”

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“¿Qué resulta de esta economía?–escribe– Que todo lo que mira a

objetos públicos es miserable en este país”

a objetos públicos es miserable en este País” (431). En el plano político y en el social, De Foronda también señalaba algo muy acentuado en nuestros días: las limitaciones que impo-nen al funcionamiento político democrático la

división y polarización partidista y el excesivo materialismo. Ya veía que en el Congreso, el enfrentamiento doctrinal ente los partidos lleva al “gridlock”, la retención de la acción, como ha estado experimentado el presidente Obama desde sus comienzos.

Sobre tal polarización partidista, añadida a una desmedida inclinación a los valores mate-riales y pecuniarios, Valentín de Foronda, tras destacar que es muy común, en el país, más que en otras naciones, saber leer, escribir y contar, y que existía una profusión de periódi-cos (algo también destacado por De Onís), se-ñalaba “pero los lectores sólo fixan su atención en lo que dice su partido; en indagar sobre quien ha recaído las Elecciones y particularmente sobre los anuncios de ventas…”, y concluye: “como que no piensan sino en hacer Dollars” (432). Posterior-mente, y respecto a las “Costumbres”, remacha: “La pasión dominante es, la de hacer dinero” (págs. 441-42). Luis de Onís rei-tera lo mismo: “el interés es su ídolo”, afirma con-tundentemente en su es-crito.

De Foronda insistía, en algo que tanto se da en el momento actual, en que la polarización partidista no sólo suele paralizar la

acción política dentro del Congreso, sino tam-bién la relación de éste con el poder ejecutivo. Sobre lo mismo, se expande Luis de Onís: “El poder ejecutivo”, escribe, “está mal combinado con el legislativo y el judiciario: carece de las

facultades más indispensables para hacer ob-servar las leyes…” (59). Aunque destaca que “la libertad y el bien del Estado” existen en manos del Congreso, por el poder que le ha revesti-do la Constitución, desde años –nos dice–, al dominar en él las facciones y la intriga, el po-der ejecutivo ha empezado a avasallarle, desde la presidencia de “Madisson”, precisa, y alerta contra el peligro de que “el poder ejecutivo empuñara el cetro y la confederación llegara a la ruina” (60).

Los Bancos, epicentros de la crisis de nues-tros días, llaman mucho la atención de Valentín de Foronda y de Luis de Onís: “Cada día bro-

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explosión de “la sociedad del consumo”, otra de las razones principales de la crisis actual) que ya vivían abocados al consumismo. Y lo resume con unas frases que pudieran haber sido escritas hoy: “Habituadas como están es-tas gentes al referido lujo y a tan enorme con-

sumo, no pueden ya prescindir ni de lo uno ni de lo otro; y he aquí lo que pro-duce los embarazos en que se encuentra el país” (40-44). Un aspecto negativo del carácter angloame-ricano, norteameri-cano, señalado por tantos de los que

han escrito sobre la nación, es el de la arro-gancia y sentido de superioridad sobre otras gentes y naciones, y en ello insistieron ya De Foronda y De Onís, quien escribe:

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tan nuevos Bancos”, escribe el primero (422) y se extiende sobre el particular en más de seis páginas. Ya De Foronda apuntaba a algo que ya fue un gran factor en la Depresión de 1929 y lo ha sido en la actual: la no regulación: “El Gobierno no se mete con estos establecimien-tos después de haberlos dado la aprobación; no se en-tremeten a examinar sus operaciones… El Congre-so no puede tocarlos, sin quedar anatematizados… Nadie se atreve a tocar-los” (423). El “too strong” para dejarlos caer que se ha esgrimido en la actuali-dad, ya resonaba en aque-llas palabras del analista español.

Parece ser que, según de-talla Luis de Onís, cuando en Europa se generalizó la paz tras las guerras napoleó-nicas, Estados Unidos entró en una de sus primeras gra-ves crisis, advirtiendo el es-critor español como una de sus causas algo que tanto, y muchísimo más se ha vivido en nuestro tiempo, muy en espe-cial, desde la Era de Reagan:

“Su codicia y ambición se desplegaron desde entonces con un exceso portentoso, quisieron absorberlo todo… El período de fortuna, pros-peridad y esplendor de que gozaron, fascinó su imaginación y exaltó su vanidad, y un lujo excesivo se extendió luego por toda la Unión y por todas las clases del pue-blo…” (39).

Y se detiene De Onís precisando algo que contradice la opinión tan gene-ralizada de que en sus comienzos his-tóricos los norteamericanos, debido, principal-mente, a la ética del puritanismo, se entrega-ban a una vida morigerada. Contrario a esto, él sostiene (más de siglo y medio antes de la

“tras las guerras napoleónicas, Estados Unidos entró en una de

sus primeras crisis”

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“…llevan su vanidad y arrogancia a un extre-mo de que apenas se puede formar Idea. Se considera superior a los demás hombres y mira a su república como elúnico establecimiento que hay sobre la Tierra fundado en bases só-lidas y grandes, hermoseado por la sabiduría y destinado a ser el coloso más sublime del po-der humano y la maravilla del universo” (57-58).

Y ya hemos visto, en los últimos años, las de-sastrosas consecuencias que pueden acarrear al país el considerarse el “coloso del poder humano” pretendiendo imponer una hegemonía mundial unilateral. Valentín de Foronda concluía sus Apuntes, con un apartado, “Bellas Artes”, en el que detallaba y se lamentaba de la ca-rencia de éstas en la nueva nación. En las distintas artes no podía equipararse en nada a los países de Europa y concluye con esta ta-jante frase, firmada en marzo de 1804: “En una palabra: aquí no se conocen, los placeres de la Pintura, Escultura, Architectura, Música y danza Teatral” (444). Hace mucho tiempo que esto no es así, sin embargo, en una presentación en el auditorio de la Universidad donde escribo esto (UC Santa Bárbara), Edward Albee, el decano de los dramaturgos norteamericanos del pre-sente, autor de la celebradísima ¿Quién teme a Virginia Wolf?, ponía su colofón a lo expresado por Valentín de Foronda, declarando, en térmi-nos contundentes, su gran temor de que uno de los mayores peligros de la crisis y el posible declive actual del país está en que la enseñanza del Arte ha desaparecido prácticamente de las escuelas y de que, en cuestiones del Arte, pre-domina la autocensura (en cierto sentido toda-vía peor que la censura pues se la impone uno mismo, precisaba), ejercida por tantos artistas y escritores de los que triunfan, plegándose a unos intereses comerciales que impulsa un arte escapista, de espalda a las “cuestiones palpitan-tes” de nuestro tiempo. “Sin arte no puede haber civilización”, fueron las frases lapidarias con que resumía su presentación el dramaturgo vivo de mayor relieve del país.

El autorVíctor Fuentes es profesor emérito de la Universidad de

California en Santa Barbara. En su larga y fructífera carrera profesional ha publicado destacados libros y ediciones sobre la narrativa española de los siglos XIX y XX, y sobre el cine de Luis Buñuel. Es miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

Referencias

Foronda, Valentín de. Valentín de Foronda: Los sueños de la razón. Ed. M. Benavides y Y C. Rollán. Madrid: Editora Nacional, 1984.

Onís, Luis de. Memorias sobre las negociaciones entre España y los Estados Uni-dos de América. México: Editorial Jus, 1966.

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Luis Carlos de la Lombana: “En España hace falta menos picaresca y más quijotismo”

Entrevista

Entrevista de María G. Picatoste

originario de Santander reunió la energía y el valor para aventurarse con La Strada, una obra de producción propia en la que invirtió todo su dinero y más de dos años y medio de su tiem-po. El alto nivel de exigencia de la ciudad ha hecho que de la Lombana se reinvente como profesor, algo que confiesa le enriquece a él tanto o más que a sus alumnos.

Puente Atlántico charló con el actor Luis Carlos de la Lombana, quien lleva vivien-do y trabajando en Nueva York desde

2007. En esta ciudad ha encontrado la oportu-nidad de representar a Segismundo en “La vida es sueño”, su personaje favorito; y otra serie de roles por los que ha recibido varios premios de la crítica y el público. Además, en la Gran Manzana, este intérprete y abogado de 37 años

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Entrevista

PA: Te mudaste a Nueva York con 31 años. ¿Por qué, entre todas las ciudades del mundo, escogiste esta?

LCL: Porque había venido a Nueva York de visita en 2006 y me había enamorado abso-lutamente de la ciudad. A mí lo de la media naranja me pasó con esta ciudad. Me pareció que su energía iba mucho conmigo. También percibí que aquí había muchas posibilidades de trabajar en castellano. Eso fue una corazonada y luego la verdad es que se ha cumplido en muchas cosas. Sobre todo con el papel de Se-gismundo de La vida es sueño. Para mí fue cru-cial que me dieran esa oportunidad y el hacerlo en Nueva York es una forma de dejar patente que aquí hay muchas posibilidades para hacer proyectos interesantes en castellano.

PA: ¿Se puede vivir de las artes y de la cul-tura en Nueva York?

LCL: Solo si lo compaginas con más cosas. En mi caso, actividades que me permitan mantener mi carrera de actor. Es decir, trabajos que no me aparten por completo de actuar, como dar clases. Si trabajase en un restaurante durante 7 horas al día, podría hacer audiciones, pero no las prepararía igual o estaría cansado. Si

triunfase en Broadway, igual podría vivir solo de actuar. Pero hasta eso es difícil. Una profesora que tuve me confesó que incluso cuando con-seguía un buen papel no dejaba de hacer sus otros trabajos, porque la obra es temporal y cuando se acaba no sabes cuándo vas a volver a tener ingresos.

PA: ¿Tú cómo suplementas tus ingresos del teatro?

LCL: Ahora mismo doy clases de español, clases de hablar en público a empresarios y ejecutivos y clases de teatro para niños. Tam-bién enseño teatro en verso a actores hispanos interesados en conocer las técnicas que a mí me enseñó Don Vicente Fuentes en la Compa-ñía Nacional de Teatro Clásico.

PA: ¿Qué es lo más difícil y lo más fácil de vivir en Nueva York?

LCL: Lo más fácil es distraerse o agotarse. Y lo más difícil es concentrarse con la energía que requiere el sueño que quieres alcanzar. Al-gunos piensan que lo más difícil es cumplir ese sueño, pero lo difícil es focalizarse con la ener-gía que requiere el sueño que quieres cumplir.

PA: ¿En qué proyectos estás trabajando ac-tualmente?

LCL: Estoy actuando en El amor en tiempos del cólera, una obra que al público le gusta muchísimo, en especial al público latino, porque muchos conocen la novela de Gabriel García Márquez. También acabo de terminar de gra-bar La vida inesperada, una película con Javier Cámara y Raúl Arévalo, dirigida por Jorge To-

rregrosa y con guión de Elvira Lindo. Por otro lado, he participado en Canvas, un cortometra-je en el que hago el papel de un coreógrafo travesti. El corto está bastante bien escrito y, aunque es muy cómico, también tiene un punto serio. Estoy muy contento con este proyecto porque es en inglés, y tengo el sueño de hacer cine en inglés.

PA: ¿Piensas en regresar a España?

“A mí, lo de la media naranja me pasó con esta ciudad. Me pareció que su

energía iba mucho conmigo”

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Puente Atlántico · Julio 2013 · 31

Entrevista

LCL: Sí, muchas veces. Mi sueño es poder trabajar en EE.UU. y también en casa, pero creo que primero tengo que conseguir trabajar a menudo y hacer cine o televisión aquí. La verdad es que te planteas volver cada día que sientes que esta ciudad es un monstruo, pero yo espero volver cuando me hayan ido bien las cosas aquí.

PA: Cuando miras a España, en especial a la forma como se está tratando la cultura, ¿cómo te sientes?

LCL: No estoy de acuerdo con la subida del IVA cultural. Dijo Mario Gas que parece una pe-nalización al mundo de la cultura por tender a

posicionarse del lado de la izquierda y que eso ha supuesto que no haya contemplaciones a la hora de tomar la decisión. Pero al final quien sufre no es el mundo de la cultura de izquier-das, sino toda la cultura en sí. Esto conlleva que la gente se vea privada de un bien que dignifica y enaltece a una sociedad en la me-dida en que la cultiva y le da mayores puntos de vista. En España se piensa que la cultura es ocio, que es un bien de cuarta o quinta ne-cesidad; y no se entiende que la cultura es lo que hace que haya una menor mediocridad en el nivel intelectual de la sociedad. Si en España no se alimenta el valor de la cultura más allá del ocio, entonces será muy difícil que grandes artistas confluyan allí, que personas con fortuna se conviertan en filántropos. Conclusión: al final se espera todo del Estado. Pero el Estado no es papá Estado, no puede estar dándonos de todo como una gran teta, como hemos pensa-do en España durante muchos años.

PA: ¿Crees que España, tanto a nivel cultural, como político puede aprender de EE.UU. y en concreto de Nueva York?

LCL: De Nueva York puede aprender todo el mundo. Como para sobresalir en esta ciudad necesitas destacar, es irremediable que gene-

re un tráfico de ideas, de pensamientos y de aportaciones mucho más interesantes que las de otras ciudades. Nueva York te exprime y al exprimir saca lo mejor de cada uno. Así que cualquiera puede aprender mucho de una ciudad así, sobre todo de la mezcolanza de culturas. España puede aprender de Nueva York como ciudad plural, donde no tiene sentido poner barreras y diferenciarse, y lo que sí tiene

sentido es descubrir cómo uno puede integrar-se y nutrir lo suyo con lo de fuera y conseguir crecer mezclándose con lo ajeno. Otro aspecto es la picaresca, que no existe en EE.UU. de la manera que existe en España. A veces parece

que en EE.UU. es donde nació el Quijote, por-que son más soñadores. En España deberíamos recuperar esa figura y dejar de lado un poco la del pícaro.

PA: Esa es una idea muy interesante.

LCL: Últimamente cada vez que puedo com-parto la idea de menos picaresca y más qui-jotismo. Al fin y al cabo nos han ganado la partida los americanos en quijotes, una figura que hemos desdeñado pensando que es una quimera, que no se puede ser tan soñador. En el fondo lo que hemos hecho al pensar así ha sido adquirir una conciencia de mediocres que no nos permite ser tan soñadores porque eso significa que te vas a acabar estrellando. Pero sí nos permite, sin embargo, ser más listos que el vecino, sacar tajada de lo del de al lado. Y al final eso ha ido pudriendo poco a poco nuestro sistema y ahora nos afecta a todos.

“No estoy de acuerdo con la subida del IVA cultural”

“A veces parece que en EEUU es donde nació el Quijote”

“El Estado no es papá Estado, no puede estar

dándonos de todo”

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La revista Technology in Society aprobó en marzo la propuesta del Profesor del Cerro San-tamaría para un número especial titulado Te-chnological Futures. New Epistemic Strategies for an Increasingly Technoscientific World, cuya publicación está prevista para enero de 2014. Esta propuesta surge de una sesión plenaria del Congreso Mundial de Ciencias Sociales celebra-do en Suecia en la que el profesor del Cerro Santamaría fue Chair.

El diario DEIA de Bilbao publicó a finales de marzo el artículo del profesor del Cerro Santa-maría titulado “Innovar en las organizaciones”. Gerardo escribe regularmente en este periódico desde 2008.

E l nuevo libro del profesor del Cerro Santamaría, Urban Megaprojects. A World-wide View se ha publicado en junio de

2013. El libro constituye un importante esfuerzo multidisciplinar e incluye contribuciones de ur-banistas en importantes universidades de todo el mundo, como Harvard, MIT, Columbia o la London School of Economics.

En abril de 2013, Gerardo pronunció una con-ferencia en la Université de Paris IV–Sorbonne sobre “The Politics of Large-Scale Urban Rede-velopment Projects”.

Reseñas

Gerardo del Cerro Santamaría

32 · Julio 2013 · Puente Atlántico

El autorGerardo del Cerro Santamaría es

Professor of Social Science y Director of Assessment and Innovation en The Cooper Union for the Advancement of Science and Art,Manhattan, New York City.

Urban Megaprojects. A Worldwide View. Bingley: Emerald Group Publishing Limited, 2013.

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En este libro Antonio Barbagallo estudia los temas más importantes de la poesía de Antonio Machado, en particular aque-

llos encontrados dentro de Soledades, primer libro del poeta, y Campos de Castilla, libro que supuestamente marca una ruptura en el discur-so poético de Machado. En primer lugar, el au-tor demuestra que no existe tal ruptura, y que aquello que parece un cambio, una evolución

Puente Atlántico · Julio 2013 · 33

Reseñas

Antonio Barbagallo

España, el paisaje, el tiempo y otros temas en la poesía de Antonio Machado Madrid: Visor, 2012.

en el sentir poético de don Antonio, no es otra cosa que la continuación de un mismo senti-miento. La “superficie” es efectivamente distinta, pero el “subsuelo”, el interior, el impulso crea-tivo es el mismo.

El libro también demuestra que el tema pre-dominante y más importante desde un punto de vista filosófico y existencial es el paso del tiempo. Todo gira alrededor del tiempo, por tanto vemos que los temas tratados se rela-cionan entre sí, porque tienen un lazo común. En la poesía de Machado encontramos tristeza y melancolía, pero en definitiva vemos también esperanza, porque el tiempo no sólo destruye, sino que regenera, y, con el péndulo temporal, Machado nos lleva a un futuro esperanzador. Así es que en esta poesía vemos un paisaje urbano y uno campestre o rural que cuentan y cantan la historia de España, y la historia e intrahistoria de un pueblo antaño glorioso y ahora miserable, pero con un futuro abierto a la esperanza.

El autorAntonio Barbagallo es profesor en

Stonehill College, Easton, MA. Cursó estudios en University of Massachusetts Boston, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, y en Middlebury College. En 1995 fue Primer Premio del Certamen Poético Federico García Lorca.

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Samuel Amell, adalid del hispanismo

Obituario

José-Carlos Mainer

34 · Julio 2013 · Puente Atlántico

E l 28 de diciembre del año pasado murió el profesor Samuel Amell en Columbus (Ohio), en cuya universidad estatal hizo

la mayor parte de su carrera como profesor de Literatura Española. Había nacido en Madrid, pero cursó los estudios de Letras en Estados Unidos, bajo la dirección del profesor exiliado Germán Bleiberg.

Escribió un notable y madrugador libro, La na-rrativa de Juan Marsé (1984), y dedicó años y esfuerzo a la composición de The Contemporary Spanish Novel. An Annotated, Critical Bibliogra-phy, 1936-1994 (1996). Pero el último decenio de su vida no fue nada fácil y quedaron en forma de artí-culos o confe-rencias lo que podían haber sido nuevos li-bros sobre su campo de tra-bajo predilecto: la novela y el cine de los úl-timos 50 años. Mucho tiempo y trabajo había dedicado antes a la organización de tres reu-niones que fueron muy significativas: España en los Ochenta reunió en la Ohio State Universi-ty a escritores, críticos, profesores, editores y gestores culturales en un primer balance de la cultura de la Transición cuyas actas se publica-ron en inglés (1990) y en castellano (La cultura española en el posfranquismo. Madrid. Playor, 1988), a su cuidado y al de su compañero de departamento, Salvador García Castañeda. En

1990, España Frente al Siglo XXI, y en el año 2000, España en el Siglo XXI, la convocatoria de Columbus se repitió, con muchos más asisten-tes y rotundo éxito.

Eran, sin duda, otros tiempos… Había fe en la iniciativa pública (el incipiente Instituto Cervan-tes y el ya extinto Centro de las Letras Espa-ñolas ayudaron poderosamente al logro), certi-dumbre al respecto de la representatividad de la cultura española y, sobre todo, la convicción de que, cuando se habla de ello, el conflicto (ya fuera de género, de nacionalidad, de opi-

nión política o es-tética…) solo es un acicate más de la inteligencia crítica.

En 1988, Samuel Amell había logra-do la creación de una revista, Espa-ña contemporánea, que todavía sub-siste. Nació cuan-do se confirmaba la decantación del hispanismo nor-teamericano por las letras presen-tes, como mostra-ron otras publica-

ciones coetáneas: Letras peninsulares y Anales de literatura española contemporánea, entre ellas. Por todo esto, en calendas inciertas, do-minadas por la cultura del recorte y la som-bra de las desconfianzas, el recuerdo de la ejecutoria de Samuel Amell no puede hacerse sin nostalgia y gratitud. Dos sentimientos que comparten, sin duda, los numerosos amigos que Alma y Samuel Amell hicieron a un lado y otro del Atlántico.

“Escribió un notable y madrugador libro, La narrativa de Juan Marsé (1984), y

dedicó años y esfuerzo a la composición de The Contemporary Spanish Novel. An

Annotated, Critical Bibliography, 1936-1994 (1996)”

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Obituario

“El recuerdo de la ejecutoria de

Samuel Amell no puede hacerse sin

nostalgia y gratitud”

El autorJosé-Carlos Mainer ha sido profesor en numerosas universidades españolas y es un

reconocidísimo investigador del siglo XX en España, habiendo acuñado el término de edad de plata de las letras españolas para la literatura creada a principios de siglo. Este artículo fue previamente publicado en el diario El País el 6 de enero de 2013.

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Crónica del XXXIII Congreso Internacional de ALDEEU en San Agustín, Florida

Congreso

Juan Liébana

“San Agustín es en sí misma un conjunto monumental dedicado a

conmemorar la herencia de España en Estados Unidos”

36 · Julio 2013 · Puente Atlántico

Con motivo de la conmemoración del V Centenario de La Florida, ALDEEU-Spa-nish Professionals in America celebró

su XXXIII Asamblea y Congreso Internacional en St. Augustine (Florida), ciudad que fue fun-dada por Pedro Menéndez de Avilés en 1565, en cuyas inmediaciones tuvo lugar el desem-barco de Juan Ponce de León en 1513.

Sería difícil imaginar un marco más idóneo para celebrar un congreso de residentes es-pañoles en estas tierras americanas, pues la ciudad de St. Augustine es en sí misma un conjunto monumental dedicado a conmemo-rar la herencia de España en Estados Unidos, presente en edificios tan espectaculares como el Castillo de San Marcos, construido en el s. XVII; la Basílica Catedral, cuya edificación ori-ginal fue financiada por los monarcas españo-les; la Misión Nombre de Dios, cuyos orígenes se remontan a la fundación de San Agustín; el Parque de la Fuente de la Juventud, evocación del viejo mito de la Fuente de la eterna juventud que buscó Ponce de León en su viaje a Florida; y la Plaza de la Constitución, el más antiguo par-que público de EE.UU., erigido en recuerdo del periodo constitu-cional español de 1813.

A nadie extrañará que, en un escenario tan privilegiado y tan acorde con la misión de

ALDEEU, el lema elegido como eje temático del congreso fuera “Huellas de la Hispanidad en EE.UU.”, y que un buen número de congresis-tas, entre ellos la Dra. Teresa Anta, presentaran ponencias dedicadas a destacar la rica aporta-ción de España a la sociedad americana a lo largo de los siglos:

“España”, decía la profesora Anta en la presentación de su conferen-cia, “sigue siendo la gran olvidada en los libros de historia de Esta-dos Unidos. Las con t r i b uc i ones españolas son parcialmente re-

conocidas en publicaciones especializadas en el tema, pero casi nunca aparecen en los li-bros de texto que se usan en las escuelas de este país” y, cuando aparecen, lo hacen “como

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Puente Atlántico · Julio 2013 · 37

Congreso

ejemplo de todo lo negativo… Los niños de este país deberían reconocer a Miralles, Gálvez y Cagigal con la misma facilidad con la que reconocen a Lafayette”.

Buena parte de la responsabilidad de cambiar esa imagen, añadiría más tarde la profesora Anta, nos corresponde a nosotros, los espa-ñoles residentes en los EE.UU., y a esa tarea fundamental que se deriva de los Estatutos de AL-DEEU, se entregó el congreso de San Agustín con el mismo espíritu que ha distingui-do a Spanish Pro-fessionals in Ame-rica desde el año de su fundación: alto nivel profe-sional y espíritu de generosidad y camaradería. Una profesora de la Florida Atlantic University resumía sus impresiones del congreso con las siguientes palabras: “Era la primera vez que iba a un congreso de ALDEEU y quedé muy satis-fecha con la colegialidad de los miembros y la calidad de las ponencias” (Yolanda Gamboa Tusquets).

Sería difícil resumir en esta breve cró-nica toda la actividad intelectual y to-das las relaciones de amistad que se forjaron entre los congresistas de San Agustín. Tendremos que esperar a que aparezcan las Actas de congreso para tener una imagen completa de la va-riedad y calidad de las ponencias que allí se presentaron. No obstante, sí po-demos señalar algunos puntos culmi-nantes del acontecimiento, sin que ello reste importancia a todas y cada una de las ponencias presentadas, cuya lis-ta se puede consultar en el programa del XXXIII Congreso de ALDEEU.

La sesión inaugural contó con la presencia de D. Antonio Muñoz Molina (hoy flamante ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013), invitado de honor del congreso, que deslumbró al auditorio con sus brillantes re-flexiones sobre la escritura, en una conferencia titulada “La experiencia de la ficción”, concepto

este (decía el Sr. Muñoz Molina al hilo del V Centenario), que sustentó las narraciones de los primeros exploradores de La Florida (ejemplo de lo cual es Cabeza de Vaca), y que ha alimen-tado desde la infancia nuestra propia relación personal con el mundo que nos rodea, ya que la ficción “está en todas partes, continuamen-te, y es una parte esencial de la vida diaria, tan común como el aire que respiramos”, pues

tanta fascinación ejerce sobre noso-tros lo que sucede como lo que podía haber sucedido.

Si la conferencia inaugural de Mu-ñoz Molina hubiera podido ser en sí ya suficiente para dejar un recuerdo imborrable del Con-

greso de San Agustín, el homenaje a Dª Elvira Lindo que tuvo lugar al día siguiente supuso el broche de oro a las sesiones plenarias dedica-das a la literatura. Dos ponentes especializados en la obra de Elvira Lindo, Caroline Travalia y William Sherzer, dieron sendas conferencias sobre algunos aspectos esenciales de la obra

de la autora, tras las cuales el presidente de la asociación hizo entrega a Elvira Lindo del Medallón de ALDEEU, galardón que con ante-rioridad han recibido personalidades de la talla de Severo Ochoa, Javier Solana y Carlos Fuen-tes, el premio más prestigioso que concede la Asociación en ocasiones especiales a aquellas

“Los niños de este país deberían reconocer a Miralles, Gálvez y

Cagigal con la misma facilidad con la que reconocen a Lafayette”

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Congreso

“el homenaje a Dª Elvira Lindo [...] supuso el broche de oro a las sesiones plenarias dedicadas a la literatura”

personas que se hayan distinguido de manera extraordinaria por sus aportaciones a la difu-sión de la cultura hispánica en consonancia con los objetivos y la misión de ALDEEU.

Tras la imposición del Medallón, Elvira Lindo, autora de fulgurante trayectoria en las letras contemporáneas, pronunció una conferencia magistral sobre el oficio de escribir (“Tener ofi-cio”), en la que hizo un recorrido por el yo y las circunstancias que la han llevado al oficio de escribir. Si bien su discurso de aceptación aparecerá en las Actas del congreso que apa-recerán bajo el auspicio de ALDEEU, no pode-mos dejar de reproducir en Puente Atlántico el primer párrafo de este texto inédito:

“Hoy soy, básicamente, la persona que fui cuando era niña. Si quiero encontrar el rastro de cómo se ha construido mi presente tengo que volver a los años de la infancia, aquellos a los que mi memoria puede viajar fácilmente sin caer en imprecisiones y fantasías creadas

en torno a mí por los mayores que me que-rían y me cuidaron. Si quiero saber quién soy tengo que saber quién era, quién era cuando mi carácter y mis inclinaciones no estaban in-toxicados por las pulsiones adolescentes que

te llevan a aparentar aquello que no eres y a desear alguien ajeno al pequeño ser que fuis-te y que en los primeros años de la juventud desprecias. Hoy, en este presente en el que vivo, puedo atreverme a afirmar que mi alma es inquietantemente parecida a la de la criatura que fui. Todos estos años para nada, puedo reprocharme en un primer impulso, o tal vez, siendo más justa, debiera afirmar, todos estos años para todo.”

No podemos saber a ciencia cierta si fue el homenaje a Elvira Lindo el que hizo que la profesora Alma Amell nos escribiera espontá-neamente a poco de finalizar el congreso para expresarnos su “más profundo agradecimiento y admiración por todo el trabajo que hizo el

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Congreso

comité organizador para hacer de este congreso de ALDEEU algo verdadera-mente maravilloso”. También pudo con-tribuir a su generoso juicio la sesión titulada “Canciones para Victor Jara” que tuvo lugar tras el homenaje a Elvi-ra Lindo, sesión que la profesora Amell grabó para luego distribuirla entre los asistentes. Más que una sesión al estilo tradicional de los congresos, se puede decir que, en este homenaje al cantau-tor chileno, asistimos a un recital co-lectivo en el que España y Latinoamé-rica se unieron por la música, gracias en buena medida a las entonadas vo-ces de los asistentes, y especialmente gracias a la profesora Colleen Kattau, cuya voz y guitarra protagonizaron un recorrido por la música de Violeta Pa-rra, Victor Jara, Mercedes Sosa y otros cantautores de la Nueva Canción Lati-noamericana. Entre las canciones más coreadas y aplaudidas (toda una evo-cación y un homenaje a la juventud de los asistentes) habría que mencionar Volver a los 17 y Todo cambia.

La otra sesión del congreso que re-sulta imprescindible destacar en esta crónica es la titulada “La emigración española en los Estados Unidos”, se-sión semi-plenaria que organizó y pre-sidió D. Ángel Capellán, uno de los miembros fundadores de ALDEEU, en la que participó como invitada de honor Dª Marina del Corral Téllez, Secretaria General de Inmigración y Emigración,

cuya ponencia sobre la “Política de Emigración del Gobierno Español” aparecerá también pu-blicada en las Actas del Congreso. En dicha ponencia encontrarán los lectores de las Actas importantes “reflexiones sobre distintas cuestio-nes que afectan a los españoles que residen

fuera de España en general y a los residentes en Estados Unidos en particular”, tales como los conceptos de “migrante internacional” y “profesional cualificado”, así como una descrip-ción de los grandes ejes de la política dirigida a la emigración desde la Secretaría General.

“Hoy soy, básicamente, la persona que fui cuando era niña. Si quiero encontrar el rastro de cómo se ha construido mi

presente tengo que volver a los años de la infancia”

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Con la sesión sobre la emigración española en Estados Unidos, se puede decir que el Congre-so de San Agustín dio un paso importante en el cumplimiento de uno de los objetivos esenciales de ALDEEU-Spanish Professionals in America, tal como queda reflejado claramente en los Esta-tutos de la asociación: “to educate and inform ALDEEU members about the laws, regulations,

and benefits offered by Spanish legislation as well as services rendered by the Spanish Gover-nment for its citizens living abroad”. Sin duda es una aspiración que ennoblece aún más la razón de ser de los congresos aldeeuenses, ex-presada claramente en los otros objetivos de la de la misión de ALDEEU: “to promote, advance, and diffuse the culture of Spanish emigrants to

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Congreso

“La otra sesión del congreso que resulta imprescindible destacar en esta crónica es la titulada ‘La emigración

española en Estados Unidos’”

El autorJuan Liébana es presidente de ALDEEU-

Spanish Professionals in America.

the United States; to preserve the ties of Spa-nish emigrants with their cultural and historical past; to conduct seminars, conferences, and research for the attainment of these purposes.”

El próximo año nos reuniremos en Washington DC, en la Antigua Residencia del Embajador de España, el Excmo. Sr. D. Ramón Gil-Casares Sa-trústegui. Allí os esperamos a todos para com-partir conocimiento y experiencias y para seguir reflexionando juntos sobre el presente y el fu-turo de nuestra asociación. Asociémonos para potenciar la presencia cultural y reescribir la Historia de España en Estados Unidos. La Junta Directiva ya está trabajando en la organización del congreso con la ilusión de siempre y con la esperanza de volver a merecer las palabras que dedicó D. Ángel Capellán al congreso de San Agustín: “Fue un éxito de organización… La Asamblea funcionó como pocas reuniones de españoles en el exterior a las que he asistido”.

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Convocatoria XXXIV Congreso de ALDEEU

Identidad, multiculturalismo y globalización

Puente Atlántico · Julio 2013 · 41

Congreso

Washington D.C.27-28 de marzo de 2014

La Junta Directiva de ALDEEU-Spanish Pro-fessionals in America se complace en in-formarles que los días 27 y 28 de marzo

del 2014 se llevará a cabo en Washington D.C. el XXXIV Congreso de ALDEEU: Identidad, mul-ticulturalismo y globalización. En el marco de dicha convocatoria se explorarán el nuevo y prominente papel que se atribuye al concepto de identidad en la sociedad contemporánea, los cambios producidos como consecuencia de las nuevas formas de migración y movimientos masivos de personas por todo el globo, y el impacto de la globalización sobre las tensiones y conflictos nacionales e internacionales.

Este congreso pretende ser un intercambio de experiencias y proyectos de investigación sobre las implicaciones de vivir en un mundo cuyos cambios presentan constantes nuevos desafíos, por lo que se invita a los participantes a la consideración de ciertas preguntas: ¿Cómo se reflejan estos cambios en la literatura, las cien-cias sociales, las nuevas tecnologías, el cine u otras artes? ¿Cómo se define en nuestros días el concepto de identidad (individual, nacional, etc.), y cómo ha ido cambiando a lo largo de la historia? ¿Cuáles son los efectos de dichos cambios en la concepción actual del mundo? ¿Cómo se ha visto afectado el sentido de per-tenencia y de desarraigo en el individuo?

Las ponencias pueden ser en inglés o español y tendrán una duración de 20 minutos. No se aceptará que sean leídas in absentia. Como es tradicional en los congresos aldeeuenses, los participantes podrán presentar ponencias y sesiones sobre el eje temático del congreso (Identidad, multiculturalismo y globalización) o sobre cualquier tema de su interés.

Se espera que los ponentes estén disponibles los dos días del congreso.

La información sobre las ponencias y la ins-cripción es la siguiente:

Ponencias

• Fecha límite para la propuesta de ponen-cias y sesiones: 10 de enero de 2014.

• El programa se confeccionará con las pro-puestas enviadas dentro del plazo seña-lado. No se podrán aceptar propuestas posteriores.

• Los que se matriculen después del 10 de enero sólo podrán participar como asis-tentes.

• El orden de presentaciones y de las se-siones paralelas será establecido según el criterio del Comité de Organización. Por favor, aténganse a dicho criterio.

• Junto con la propuesta, comuniquen si ne-cesitan un proyector LCD con pantalla.

• ALDEEU pondrá a disposición de los pane-listas un proyector LCD, una pantalla y las conexiones necesarias para el portátil.

• Los panelistas deberán llevar su portátil para las presentaciones, así como sus pro-pios altavoces (en caso de que los nece-siten).

• En caso de que tengan presentaciones au-diovisuales, se recomienda a los panelistas

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Congreso

que lleven sus presentaciones grabadas en un “pen drive” o en cualquier otro medio electrónico que consideren adecuado.

• El congreso está abierto a los estudiantes universitarios, si bien sólo los estudiantes de doctorado podrán participar como po-nentes.

Fecha límite para los pagos correspondien-tes: 20 de enero de 2014.

Cuotas de inscripción

Socios/Asociados: US $145,00 (+ la cuota anual que corresponda)

No-socios: US $175,00

Estudiantes: US $80,00 (+ la cuota anual si son socios)

Asistentes (sin ponencia): US $ 145.00

Banquete de confraternidad (opcional): por determinar

Una vez efectuado el pago de la inscripción no habrá devolución del dinero después del

31 de enero; el dinero del banquete se podrá devolver hasta una semana antes de su cele-bración.

Una vez confirmada su participación por el Comité Organizador, por favor, elija su forma de pago:

Mediante cheque o giro postal por el valor que corresponda a la Tesorera de ALDEEU:

María José Luján

33-41, 60th Place

Woodside, NY 11377

USA

E-mail: [email protected]

Mediante PayPal, cuyo enlace está en la pá-gina del congreso.

Para más información (transporte, comidas, alojamiento, etc), consúltese nuestra página web:

www.aldeeu.org

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Cuadernos de ALDEEU: Novedades y proyectos

Cuadernos de Aldeeu

Cuadernos de ALDEEU es una revista interdisciplinaria que publica artículos, notas, traba-

jos de creación y reseñas dentro del amplio ámbito representado por las profesiones de los socios de la or-ganización, desde la ingeniería, medi-cina, derecho, arquitectura, ciencias, hasta las humanidades, las ciencias sociales y las artes. Todos los en-sayos se someten a la evaluación crítica de al menos dos expertos.

Candelas Gala, editora de Cuader-nos, realizó este verano la presenta-ción del número donde se ha publi-cado una muestra antológica de la obra poética de trece poetas cánta-bros, precedida por un estudio sobre la poesía en Cantabria. La presenta-ción consistió en unas palabras di-chas por Luis Alberto Salcines, autor del estudio preliminar, de la propia Candelas, y la lectura de un poema por cada uno de los poetas antologados.

En la actualidad, Cuadernos se prepara para un número especial sobre el español en las pro-fesiones y para usos especiales, que Candelas co-editará con Michael Doyle, y otro sobre el cine en España y Latinoamérica, que co-editará con Gloria Camarero, así como otro número especial sobre la poeta María Beneyto coedi-tado con Mónica Jato que saldrá en el otoño de 2013, y otro con ensayos sobre diferentes temas que saldrá en la primavera del 2014.

Además de la digitalización de sus fondos, el objetivo próximo de Cuadernos, ahora que Monografías no se seguirá publicando como tal, es combinar números generales con números enfocados en algún tema o autor en particular, y asumir así los contenidos específicos que hasta ahora difundía la serie de Monografías.

El último número de esta serie salió en abril de 2013 y se enfocó en traducción e interpre-tación, con el título: La traducción en Estados Unidos: teoría y práctica. Ed. Ana M. Osan. Middleboro: The Country Press, 2012.

La editoraCandelas Gala es profesora de literatura

española en Wake Forest University. Se especializa y publica sobre poesía del siglo XX, especialmente Federico García Lorca y poesía femenina. Es directora y principal editora de Cuadernos de ALDEEU desde 2010.

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Puente Atlántico del siglo XXIBoletín interdisciplinar de ALDEEU · Spanish Professionals in America

Edición: Julio de 2013

Dirección: Álvaro Llosa Sanz

Editor invitado:Juan Liébana

Diseño y maquetación: Mónica Poza Diéguez

Colaboradores en este número: Santiago García–Castañón, Yolanda Gamboa, James D. Fernandez, Luis Argeo, Raquel

Anido, Alberto Prieto–Calixto, Joaquín Mira, María G. Picatoste, Luis Carlos de la Lomba-na, Gerardo del Cerro Santamaría, Antonio Barbagallo, José-Carlos Mainer, Juan Liébana, Candelas Gala.

Todos los textos e imágenes de este número han sido facilitados y cedidos por sus autores para su pu-blicación en la revista. En algunos casos, algunas imágenes provienen de licencias de uso abierto Creative Commons o del dominio público. En todo caso, se ha procurado alcanzar unas condiciones de uso justo (fair use) de todo el material gráfico y textual presentado.

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www.aldeeu.org

ISSN: 1989-9394