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Boletín TRABAJADORAS PAN Y ROSAS MAYO 2013 WWW.PANYROSAS.CL

PyR Mujer Trabajadora

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Boletin mujer trabajadora mayo 2013

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BoletínTRABAJADORAS PAN Y ROSAS MAYO 2013

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Las mujeres bajo el capitalismoEn los inicios del capitalismo, con el traslado de

las masas del campo a la ciudad, nació una clase nueva, la clase obrera industrial, que masivamente se instaló a vivir en las ciudades en las peores con-diciones de vida. En el campo ya se había iniciado el cambio con la industrialización, se propagaba el monopolio de las tierras, se empobrecían los cam-pesinos. La situación de las mujeres cambió radi-calmente y surgió como nunca antes se había visto una brecha profunda entre las mujeres, mientras las burguesas conquistaban sus derechos civiles, económicos, las mujeres obreras cargaban con la doble jornada laboral, dobles y triples cadenas en el trabajo y el hogar. La clase obrera se transformó en la clase que sólo tenía para vender su fuerza de trabajo, mientras la burguesía se enriqueció rápi-damente siendo la dueña de los medios de pro-ducción y extrayendo la plusvalía con la explota-ción lo que le permitió acumular y acrecentar sus capitales. Pero estas mujeres que se incorporaron masivamente al mundo laboral saliendo del mun-do privado, dieron tremendas luchas que debemos conmemorar para seguir su camino.

Las mujeres salimos a luchar por mejorar las condi-ciones de trabajo: EL GENERO NOS UNE, LA CLASE NOS DIVIDELas mujeres salimos a trabajar en los inicios del

capitalismo, en las peores condiciones de vida y la-borales, cargando ahora no tan solo con la jornada doméstica sino también en las fábricas y centros de trabajo bajo la bota patronal. Fuimos arrojadas a la exploración de forma brutal con nuestros hijos a cuestas. No teníamos derechos, se trabajaba sin contratos, no había guarderías ni subsidio mater-nal. Por esos años el debate en la clase obrera era vernos como un enemigo, porque los empresarios nos usaban como mano de obra barata para bajar el salario a todos los trabajadores. Muchos intelec-tuales veían el problema de la cuestión social de la clase obrera, pero sólo los marxistas plantearon la necesidad de la entrada masiva de las mujeres al mundo laboral, por un lado como única salida de progreso para la mujer y por otro, para terminar con la división que imponía la patronal y así lu-char codo a codo hombres y mujeres de la clase obrera contra los capitalistas. La industria textil

fue una de las que se llenó de mujeres que poco a poco empezaron a organizarse, una de las huelgas más importantes fue la de Bread and Roses, en que las trabajadoras pedían el pan pero también las ro-sas, es decir mejorar sus condiciones laborales con 8 horas y la exigencia de guarderías para sus hijos. Otras huelgas se sucedieron en esos años, por casi las mismas demandas, las más de 100 obreras de Triangle, terminaron encerradas en la fábrica por su patrón tras su lucha, siendo calcinadas dentro de la fábrica. El año 1911, Clara Zetkin proclamó en el Congreso Mundial de las Mujeres Socialistas, el 8 de marzo como el día de la mujer trabajadora en conmemoración de las primeras obreras que salieron a luchar y por la organización de las mu-jeres para la defensa de todos los derechos de las mujeres a nivel mundial.

Sólo 6 años más tarde, en febrero de 1917 en Rusia, las mujeres obreras y amas de casa, serían las primeras en salir a proclamar la huelga gene-ral en las fábricas y barriadas obreras, que dio el puntapié a la Revolución Rusa, que daría ese año el primer estado obrero del mundo triunfante contra los capitalistas. En el estado obrero ruso, se con-quistaron las demandas que por años exigieron las mujeres en los países capitalistas, derechos civiles, divorcio, igualdad en el trabajo, centros de servi-cios domésticos socializados, participación políti-ca, derecho al aborto. Desde esta gesta histórica, las mujeres han sido parte central en las revolucio-nes y la lucha obrera a lo largo de la historia.

Las primeras organizaciones de mujeres obreras en Chile

En Chile y Latinoamérica la burguesía se desa-rrollaba nacionalmente de la mano con la burgue-sía internacional que se instaló con sus empresas en varias zonas estratégicas, principalmente para extraer materias primas. En Chile, en el norte del país, se instalaron cientos de oficinas salitreras, se desarrolló a la par el ferrocarril. Al calor de la extracción del salitre, los mineros y obreros de la zona comenzaron a organizarse, de forma espon-tánea dieron sus primeras luchas, influenciados por las ideas anarquistas y socialistas que llegaban con los inmigrantes desde Europa. Con Emilio Recabarren, Teresa Flores y otros socialis-tas, surgieron las primeras organizaciones

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sindicales como la GFOCH, y el POS, el primer partido obrero en Chile.

La participación de las mujeres era de codo a codo, las esposas de los mineros se organizaban en los campamentos y luchaban contra los patrones cuando en las pulperías había alguna alza, el siste-ma de fichas con que se pagaba a los obreros era un abuso tremendo porque quedaban las ganancias en las mismas manos de los patrones dueños de las pulperías. Muchas mujeres protagonizaron las huelgas de cocinas apagadas y las tomas y asaltos de las pulperías con lo que protestaban sumando a los obreros a la lucha, incitándolos a ir a huelga, presionando al apagar las cocinas, enfrentando a los rompehuelgas y atacando a la policía.

Con la venida de Belén de Sárraga y la iniciati-va de Teresa Flores y otras mujeres socialistas, se formaron los primeros centros femeninos Belén de Sárraga que se propagaron en toda la pampa y el país. Eran verdaderos centros sociales, políticos, culturales, que realizaban campañas, escribían pe-riódicos, fomentaban la organización de las muje-res obreras, cuestionando su situación de someti-miento como mujeres a la dominación religiosa de las Iglesias, del patrón y el Estado. Fomentando la formación intelectual de las mujeres como libre-pensadoras, sindicalistas, luchadoras revoluciona-rias. Los periódicos El Despertar de los Trabajado-res y La Palanca fueron prensa obrera, centro de denuncias, organización, planes de lucha, articula-dores de la acción y pensamiento de las primeras luchas de la clase obrera. Especialmente La Albo-rada, a cargo de Carmela Jeria planteó el problema de las mujeres en la sociedad, luchando contra la ignorancia, las miserias. En su primer número, en el mes de septiembre de 1905, Carmela Jeria escri-be la editorial, en la que anuncia “Nace a la vida periodística La Alborada, con el único y exclusivo objeto de defender a la clase proletaria y más en particular a las vejadas trabajadoras. Al fundar este periódico, no perseguimos otros ideales que traba-jar con incansable y ardoroso tesón por el adelanto moral, material e intelectual de la mujer obrera y también por nuestros hermanos en sufrimientos”, y más adelante “Debe, pues, la mujer formar parte en la cruenta lucha entre el capital y el trabajo”.

En los años venideros las mujeres trabajadoras pasaron a ser parte de la lucha obrera que en el as-censo de la lucha de clases en los años 70 fue parte de los cordones industriales, los comandos popu-lares, participando en los hechos más avanzados pero la izquierda machista generalmente no tomó las demandas más sentidas de las mujeres. Muchas se organizaron de forma independiente como par-te del movimiento feminista, en el 73 con el golpe de la derecha fueron asesinadas muchas mujeres militantes, obreras, pobladoras, estudiantes, y en los 80 las mujeres fueron clave para la lucha con-

tra la dictadura y por la aparición de los detenidos desaparecidos, muchas quedaron solas a la cabeza de sus familias.

Las mujeres volvemos a salir a la lucha contra los planes capitalistas y la crisis económica

En los inicios del año 2000 se empezaron a dar nuevas luchas de la clase trabajadora en el mundo, contra los planes de gobiernos de continuidad con el neoliberalismo, el desgaste de estos gobiernos en Latinoamérica, que trajo luchas contra estos regímenes, por la nacionalización de los recursos naturales, por luchas salariales, contra la repre-sión, en Bolivia Venezuela, Ecuador, Argentina. El 2006 vimos la lucha en Oaxaca de los maestros, los trabajadores, mujeres, indígenas y el movimiento estudiantil contra el régimen de gobierno con una lucha muy importante que dio procesos de toma de radios, de una asamblea obrera y popular, resis-tencia y autodefensa ante la represión. En muchos de estos procesos vinieron desvíos de parte de sectores de la burguesía posneoliberal que montó gobiernos de cooptación, con medidas reformis-tas, es decir, sosteniendo el capitalismo pero con cambios parciales y en el fondo el mismo someti-miento al imperialismo con un poco más de peso en la burguesía nacional.

Para las masas trabajadoras, las mujeres, los in-dígenas no cambió sustancialmente nada, la asam-blea constituyente que dio una nueva constitución mantuvo lo esencial del régimen. En Honduras se montó un golpe de Estado directamente con ayuda de EEUU, para evitar que se diera un proceso de recambio como en Bolivia, impidiendo la movili-zación y las demandas de los trabajadores y el pue-blo. Las mujeres en estos procesos dieron grandes muestras de organización y lucha, como la Coor-dinadora de mujeres (COMO) en Oaxaca, que hicieron importantes marchas por sus derechos, por la aparición con vida de los desaparecidos en la lucha, se tomaron las radios y la pusieron a dis-posición del movimiento y de la asamblea APPO. En Honduras las mujeres se organizaron en la resistencia contra el golpe de Estado, planteando sus demandas, denunciando las violaciones a los derechos humanos, a la policía que violó a muchas luchadoras con la peor condena machista.

Estos últimos años, la crisis económica arrojó a las masas a la lucha de clases con los recortes esta-tales a los derechos básicos que pretenden salvar a los empresarios. Los estudiantes, los trabajadores, mujeres, salieron a las calles. La clase trabajadora ha realizado importantes luchas con las tomas de lugares de trabajo, grandes huelgas y movilizacio-nes como las de los mineros del carbón en Estado Español, huelgas importantes en China, Bangla-desh de los sectores de la clase obrera más explo-tada en el mundo contra las condiciones laborales

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extremas casi esclavistas donde las mujeres del Carbón han sido un ejemplo de lucha.

La crisis aunque tuvo su epicentro en Europa y EEUU como en el Estado Español y Grecia con la lucha contra los recortes, despidos y los planes anti obreros del Estado; se trasladó a Medio Oriente con un proceso en que se combinaron los ataques de la crisis económica y el desgaste de los regíme-nes dictatoriales de hace más de 30 años. Túnez y Egipto fueron los procesos revolucionarios más avanzados, con enfrentamientos, marchas masi-vas, huelgas, tomas de lugares de trabajo y ocupa-ción de las plazas.

Las mujeres en estos procesos también salieron masivamente, contra las dictaduras, por sus dere-chos, contra la represión, contra el oscurantismo de la religión y las clases dominantes. Hace unos meses en India vimos a las mujeres salir masiva-mente a las calles a exigir justicia por las niñas violadas, mutiladas y asesinadas por agresores brutales que sostienen en el país una costumbre de maltrato extremo a las mujeres, arraigado en la sociedad India, que limita el avance de las mujeres por sus derechos, que no están garantizados por el Estado.

También han salido las obreras textiles a recla-mar sus derechos, ya que trabajan en las peores condiciones, por más de 12 horas diarias, con ba-jos sueldos y sin derechos sindicales. En Bangla-desh se han dado huelgas similares donde además las masas viven bajo regímenes dictatoriales que impiden cualquier organización y derechos. A pesar de eso se han levantado, organizándose, le-vantando sus voces como lo hicieron hace más de un siglo las primeras mujeres obreras con casi las mismas demandas: trabajo por 8 horas, mejores condiciones laborales y derechos para descansar, vivir, comer, cuidar a sus hijos, organizarse. Estas mujeres marcan el camino para terminar con la explotación y la opresión capitalista que arroja a miles de mujeres y a sus familias a las peores con-diciones de vida.

Las mujeres estamos en las calles cuestionando el ré-gimen de Pinochet

En Chile durante el gobierno de Bachelet, se em-pezó a hablar de las mujeres, de nuestra situación de vida, de trabajo, de derechos reproductivos, de igualdad, lo que generó justo en el momento en que empezaba a notarse en el país los altos índi-ces de violencia, desigualdad y precarización, una continuidad con las condiciones que nos impuso la dictadura. Generó grandes expectativas el he-cho de que una mujer gobernara el país, muchas sintieron que por fin nuestras demandas serían escuchadas. Los temas de la mujer estuvieron en la palestra de muchas discusiones de reformas y nue-vas leyes, pero tras esos cuatro años, nada cambió

sustancialmente, como las promesas de terminar con la brecha salarial, de mejores empleos para las mujeres, de terminar con la violencia. Hoy vemos que todo sigue casi igual: seguimos sin derechos reproductivos reales como derecho al aborto, ni siquiera se aprobó la píldora del día después, se-guimos siendo discriminadas en los lugares de tra-bajo, siguen muriendo mujeres asesinadas por sus parejas, los trabajos son más precarios que nunca con la subcontratación, el trabajo a trato, contrata, por temporada. Para la diversidad tampoco hubo derechos. Todas sus promesas quedaron en eso sólo promesas.

La derecha continuó este trabajo, con “bonos” que pasaron a ser las migajas constantes para calmar la decena de demandas sentidas que aún no se cumplen para nosotras. El empleo precario aumentó, la desigualdad también, la represión se profundizó. Pero el 2011 mostró en las calles el desgaste de un régimen podrido, herencia de la dictadura, la educación pasó a ser el pilar más cuestionado, un negocio desbordante que llegó a su crisis. Los miles de estudiantes que salieron a la calle mostraron que era necesario organizarse, salir a luchar, recuperar las calles, cuestionar al go-bierno y cuestionar de fondo el modelo educativo. Esta vez a diferencia del 2006, las lecciones fueron mayores: vimos que ante la brutal represión está la necesidad de resistirla, la importancia de orga-nizarse conjuntamente estudiantes, trabajadores y sumar a los apoderados. Que ante la burocracia que se montó desde arriba con la Concertación y el PC, es necesario hacer pesar la decisión de las bases en organismos con democracia directa.

Muchas mujeres salieron a luchar como estu-diantes, profesoras, apoderadas, codo a codo por sostener las tomas, enfrentar la represión y sos-tener la demanda de la educación gratuita. Des-de ahí algo cambió en el país: la generación de la juventud sin miedo mostró que había que salir a protestar, Aysén levantó una gran asamblea donde se dio una tremenda lucha contra las condiciones precarias de vida, contra la represión del gobier-no surgieron las barricadas, hasta imponer sus demandas. Luego se multiplicaron los cortes de

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calles, de rutas, las barricadas y ante cada injusticia expresión del régimen pinochetista, se levantaron luchas locales. Este último año hemos visto a los trabajadores empezar a organizarse contra la pa-tronal en sus lugares de trabajo, son los subcontra-tados, cuestionando este sistema laboral precario y ultra explotador con importantes huelgas que aun-que no triunfaron todas, dejaron un aire combati-vo y de recuperar la organización y la confianza en la lucha, lo que por años había estado dormido. Hace poco los portuarios mostraron como se pue-de triunfar, con la importante lucha que dieron a nivel nacional por mejorar sus condiciones de vida, poniendo las condiciones de trabajo preca-rio como el subcontrato y el sistema eventual bajo amenaza.

Las mujeres trabajadoras han salido a la lucha, participando de las huelgas, en los sindicatos, ha-ciéndose parte, cuestionando el régimen laboral en Chile. Sus demandas también empiezan a po-nerse en la palestra en las luchas obreras y popula-res: cuestionando el trabajo precario, la discrimi-nación laboral, los nulos derechos maternales, la sobreexplotación. Son parte de un proceso mun-dial, en que nos empezamos a levantar contra los regímenes podridos y contra la crisis económica en todo el mundo, poniendo como alternativa la vuelta a las calles, a las barricadas, sobre todo a recuperar los métodos de lucha de la clase obre-ra como son las huelgas ilegales, movilizaciones masivas, tomas de lugares de trabajo, organización desde las bases, combatividad contra la policía y la represión, politización de las demandas econó-micas.

Las mujeres hemos estado en la historia de la lu-cha de clases siempre a la cabeza de los procesos revolucionarios y nos estamos preparando para volver. Es necesario aprender de estas luchas para organizarnos por nuestras demandas en cada lu-gar de trabajo, estudio y población.

Pan y Rosas por un gran movimiento internacional de mujeres contra el capitalismo

Somos las mujeres trabajadoras, estudiantes, po-bladoras, inmigrantes, trans, de la LGBT que nos organizamos en varios países, contra los planes de los empresarios, la Iglesia, el Estado contra nues-tras vidas. Nos organizamos en cada lugar de tra-bajo, estudio, población, en cada lucha de las mu-jeres, en las huelgas, en la lucha del movimiento estudiantil, por nuestras demandas, denunciando los abusos, la explotación, la miseria a las que nos condenan. Hemos crecido nutriéndonos de los procesos de lucha más importantes, sumando a la lucha a todas las mujeres que han salido a cuestio-nar sus condiciones de vida. Damos la batalla des-de las universidades, la calle, las huelgas y en todo lugar. Creemos en la unidad de las mujeres con la

clase trabajadora, el movimiento estudiantil, para lograr ganar nuestras luchas, y creemos en la lucha como única forma de lograr nuestras demandas. No confiamos en los gobiernos de las mujeres bur-guesas, de partidos de empresarios, que sostienen las peores condiciones laborales, sociales, econó-micas y que pactan con los empresarios, la Iglesia y los militares.

Levantamos Pan y Rosas desde el año 2001 en Argentina al calor de la crisis económica y los pro-cesos de lucha de las fábricas tomadas por sus tra-bajadores, como Brukman, Zanon, los desocupa-dos, y en varios países, en Chile desde el año 2009 hemos surgido al calor del desgaste del gobierno de Bachelet, del cuestionamiento al régimen y sus pilares neoliberales. Hoy existimos en Estado Es-pañol, En México, en Bolivia, en Brasil, en Vene-zuela, Chile. Nuestra tarea es sumar a las mujeres a la lucha por sus demandas y por una nueva socie-dad, por la revolución obrera y socialista, porque creemos que es la única posibilidad que tenemos de terminar con el capitalismo para crear las con-diciones de una sociedad nueva que termine con la explotación y la opresión.

Nuestra liberación de las dobles y triples cadenas que cargamos como mujeres trabajadoras, inmi-grantes, latinoamericanas, LGBT, pobres, estu-diantes, de izquierda, dueñas de casa, nos exige no sólo luchar por mejorar nuestras condiciones de vida sino que terminar con una sociedad capita-lista, imperialista, patriarcal, heteronormativa que somete a millones de seres humanos a las peores condiciones de existencia, mientras la clase domi-nante se enriquece y se perpetua en el poder cada vez que nos derrota. Creemos firmemente que las banderas del marxismo cuestionan y dan una sa-lida de fondo a la situación de las mujeres en todo el mundo y que es necesario que estemos codo a codo en la lucha obrera y popular levantando nuestras demandas.

Te invitamos a dar esta lucha en tu lugar de tra-bajo, estudio y población, a levantar comisiones de mujeres para organizarnos por nuestras demandas y que seamos miles en todo el país y el mundo, un movimiento de mujeres anticapitalista, revolucio-nario y socialista que de la lucha en todo lugar.

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Dedicado a las cientos de mujeres en la historia que se han levantado contra la explotación, contra las guerras imperialistas, contra la miseria, contra la brutal opresión, contra las redes

de trata, contra el machismo y que han muerto luchando por nuestros derechos.

¡QUEREMOS EL PAN Y TAMBIÉN LAS ROSAS!ORGANÍZATE JUNTO A PAN Y ROSAS!

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VEN A MARCHAR CON PAN Y ROSAS ESTE 1° DE MAYO: