280. Que viva el retroceso

El ronroneo fugaz activaba la memoria sumida en perfectos tiempos pasados pausados,Las conversaciones se perfilaban como el tedio imperialista de uno o dos oradores perdidos en sus rellenos sanitarios.

Las ramas se resquebrajaban aquella tarde en las alturas del bosque de Samanes,Había algo que despertaba nuestros más oscuros instintos,Las telarañas del tiempo dejaban su firma en la carne tiesa del opresor…

Las sonrisas borradas, perdóname maldito locono pretendo ser más este yo;El aprendizaje para morir tranquilo tiene sus declivesPor que no todo lo que brilla es oro;Prometo rendirme cuando el viento ya no soplé más sus penurias.

El ronroneo se hace cada vez más estremecedor,Encontrar una solución, desboque de ansiedades escondidas;Recortar el paisaje con las tijeras de tu mirada,Excavar el monte velludo palpitante para distorsionar con pueril semblante lo que un día se sepulto con mentiras…

Las miradas permanecen borradas,Perdóname maldito loco si ya no pretendo ser más este yo;El reconocimiento del fin humano resbala por entre mis mejillas hinchadas como balones de basketball usados.Por esperar el crujir del cielo me permito recordarles que todo lo que brilla no es oro.Rendirse el monte al aullido del lobo….fue lo único que se dijo después de los tiempos dorados de una vida…