Upload
doankiet
View
224
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
6
QUEMADURAS CON ÁCIDO: ESTEREOTIPOS DE LO BELLO Y SU POSIBLE RELACIÓN CON LOS ATAQUES
EN COLOMBIA.
(Valoraciones de la belleza como aquello que merece respeto y dignidad en Colombia)
ANDRÉS CAMILO NIETO RAMÍREZ
MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
BOGOTÁ D. C. 2016
7
QUEMADURAS CON ÁCIDO: ESTEREOTIPOS DE LO BELLO Y SU POSIBLE RELACIÓN CON LOS ATAQUES
EN COLOMBIA.
(Valoraciones de la belleza como aquello que merece respeto y dignidad en Colombia)
Presenta: Andrés Camilo Nieto Ramírez
Directora: Dra. Claudia Luz Piedrahita Echandía
Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria
Facultad de Ciencias y Educación Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Bogotá D.C. Abril – 2012
8
Nota: Este documento contiene parafraseo de los diálogos sostenidos con algunas víctimas de ataques
con ácido en Colombia y algunos entrecomillados de publicaciones periodísticas en los medios
colombianos “El Tiempo” y “El Espectador”, puntualmente para los casos de Natalia Ponce de León y
Gina Potes. Por solicitud expresa de algunas víctimas entrevistadas, se cambiaron los nombres (dichos
cambios se demarcan con un * al final del nombre) y se considera no publicar el documento sin previa
autorización de las personas involucradas y del autor del mismo.
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
PROYECTO CURRICULAR DE MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL
INTERDISCIPLINARIA
9
Tabla de contenido
CAPÍTULO I: Ataques con ácido, dos décadas de noticias en Colombia ............................ 11
Introducción ........................................................................................................................... 11
Generalidades de los ataques desde lo estadístico ................................................................. 15
Territorialización de la Investigación..................................................................................... 16
Delimitación de la Investigación- Los casos .......................................................................... 19
El caso Gina Potes .................................................................................................................. 19
El caso Natalia Ponce ............................................................................................................ 20
Pregunta problema ................................................................................................................. 21
Objetivos ................................................................................................................................. 22
Objetivos específicos: ............................................................................................................. 22
CAPÍTULO II: Desde la Belleza, tener más significaría poder ser más ............................... 23
Marco Teórico- ....................................................................................................................... 23
Belleza como una valoración de producción social ............................................................... 27
Poder y Belleza ....................................................................................................................... 32
Colombia: Sociedad del Consumo con sujetos blanqueados ................................................. 33
Sujeto que se produce y se consume ...................................................................................... 34
CAPÍTULO III: El performance posterior al ataque y la valoración fuerte de este .............. 35
Marco Metodológico- ............................................................................................................. 35
Metodología para la recolección de datos .............................................................................. 35
Metodología para la interpretación de sinergias narrativas ................................................... 35
Instrumentos .......................................................................................................................... 37
Bloques de Información con variables aplicadas ................................................................... 39
CAPÍTULO IV: Gina Potes “El ángel de las mujeres quemadas con ácido” y Natalia Ponce
“La mujer sobreviviente y luchadora” .................................................................................... 41
Marco Interpretativo y Resultados- ........................................................................................ 41
Trasfondo cultural emergente: del telón de fondo de la estética narco a la belleza como
posibilidad de reconocimiento social ..................................................................................... 41
RESULTADOS PARA “GINA POTES” ............................................................................... 43
10
Adjetivos calificativos para el caso Gina Potes....................................................................... 43
GINA POTES......................................................................................................................... 48
El suceso descrito por los medios según las declaraciones de Gina ...................................... 48
El Devenir mujer de Gina ....................................................................................................... 49
Potes: La Guerrera de lo Legal ............................................................................................... 49
Gina, el ángel de las mujeres quemadas ................................................................................ 50
El Fantasma ............................................................................................................................ 50
RESULTADOS PARA NATALIA PONCE .......................................................................... 51
Adjetivos calificativos para el caso Natalia Ponce ................................................................. 51
NATALIA PONCE ................................................................................................................ 55
¿Quién es Natalia? .................................................................................................................. 55
La pesadilla ............................................................................................................................. 55
El Renacer .............................................................................................................................. 56
El libro .................................................................................................................................... 56
La activista .............................................................................................................................. 57
La Ley Natalia Ponce ............................................................................................................. 57
La captura del culpable .......................................................................................................... 57
CONVERGENCIAS EN AMBOS CASOS- HALLAZGOS .................................................. 58
Acercamientos finales a la pregunta problema planteada ...................................................... 62
CAPÍTULO V: Propuesta de categorías emergentes como interrogantes ............................ 64
La quemadura como “tortura” ............................................................................................... 64
Bibliografía ............................................................................................................................. 66
11
CAPÍTULO I: Ataques con ácido, dos décadas de noticias en Colombia
Introducción
“La belleza, es una moneda de cambio tal como es el
oro. Al igual que en un mercado, la belleza está
determinada por la política…en la época moderna, el
mundo occidental es el último, pero mejor sistema de
creencias que mantiene ese dominio” (C.F: Naomi
Wolf: Santamaría, 2014).
2:00 pm, Zona industrial, plazoleta de estación de Transmilenio CDS-Cra 32, Bogotá
Ahí viene con su cabeza vendada, una sonda en la nariz, una carpeta en la que hay noticias de una ayuda que no ha llegado y una valentía que envidiaría cualquiera:
- Mucho Gusto soy Antonia De Garzón*-
- Mucho Gusto, Andrés-
- Don Andrés, si usted no me mira raro entonces supongo que lo que quiere es escuchar de viva voz la frase por la que me llamó…
(Sudaron mis manos)
-Yo sé que sí, ahí va… “Cuarenta veces le he pedido a Dios que me lleve, que no me deje despertar de la anestesia. Pero nada. ¿Por qué será que no me lleva? ¿Usted qué cree?”
Con un silencio incomodo, no pensé, pero fue sencillo, lo describo así: destrucción de mis problemas, deudas, preocupaciones y depresiones -ahora sin sentido alguno- en 5, 4, 3, 2...
Ahí estaba, la mujer que había sido quemada con ácido por su esposo en un 86,5%1 de su cuerpo, mientras dormía hace ya -contando desde el 2015-, 10 años...
- Don Andrés, fue un ir y venir, sentir como entra, como penetra ese líquido endemoniado y llega a la “huesamenta” 2, la carcome, la porosea y va saliendo meses después, me quemó lentamente de adentro hacia afuera... Fue un volver a nacer, sólo que esta vez con la consciencia perfecta y recuerdos vívidos, no como los bebés-
-Era bella, era bonita, me miraban, me regalaban flores y peluches3, me invitaban a salir y a comer. Ahora sólo me regalan su lastima y lo peor con asco-
1 Según dictamen médico del Instituto Nacional de Medicina Legal para el caso en cuestión con reserva de publicación de Historia Clínica por parte de dicha entidad y con única copia en el Hospital Simón Bolívar de Bogotá-Colombia. 2 Hace referencia a la estructura ósea. 3 Muñecos de felpa y algodón en Colombia, usados popularmente en la conquista de hombres a mujeres.
12
Mientras caminamos, me contó la historia que había leído más de 10 veces en medios de
comunicación escritos de Colombia, empecé (mentalmente) a atar datos y cifras intentado
conjeturar algo que no logré entender en su momento pero que viene pasando desde 1995 en
Colombia: las quemaduras con ácidos.
Frente al tema en el 2013, el Congreso Colombiano aprobó una Ley que penalizó el uso de
agentes químicos (ácidos) como arma de ataques personales; esa norma buscó garantizar la
atención integral luego del incidente e iniciar los protocolos necesarios de investigación para
atrapar y judicializar a los victimarios, que son hombres en un 69,5% de los casos según registros
de la revista Forensis del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia, (2014).
Pese a ello, la judicialización y/o castigo para los atacantes no es lo único que las víctimas
esperan. Según diálogos con más de diez personas afectadas, es menester iniciar un estudio
concienzudo de la problemática con el fin de intervenir integralmente desde el Estado los micro
espacios de agresión que son los que terminan por propiciar las quemaduras a raíz de formas
casi acordadas de ver la belleza.
Esas formas en la línea de Taylor (1989), responden a bienes, interpretando como lo hizo Encarna
Pérez de la Universidad de Navarra en 2003, quien afirmó que los bienes para Taylor son “un tipo
especial de significados: ciertos aspectos de la realidad que el sujeto percibe valorados positivamente y que reclaman
de él una respuesta”.
De estar en ese marco lógico, se podría llegar a demostrar que las acciones del diario vivir de las
personas terminan siendo influenciadas por bienes que cuentan con valoraciones al punto que se
convierten en formas de ser y en fines del ser. Para el tema en cuestión, se propone que
posiblemente uno de esos bienes es la belleza, pues dicha en el caso colombiano y su marco referencial4
es deseable y a la vez propende a despertar deseos de todo orden, ya sea de poseer cuerpos que
la tengan o de alcanzarla en el propio.
Si la investigación social se apropiará cualitativamente de los ejes de convergencia de fondo de
los casos y analizara el contexto de los incidentes más que las quemaduras mismas, podrían
llegarse a dinamizar algunos planes de acción y atención para las víctimas desde la protección
integral del ser. Al ver el estado del arte en cuanto a planes que se han elaborado en Colombia
4 Es el resultado la sumatoria y jerarquización de todos los bienes en concordancia con Taylor (1989)-
13
para tratar el fenómeno, está el que la Fundación Rostros sin Ácido5 considera más completo,
pero paradójicamente menos aplicado en la vida diaria: se trata del Pacto en contra de las agresiones
con agentes químicos del Concejo de Bogotá. Dicho documento plantó la necesidad de un modelo
de atención integral que sobrepasara la mirada médica para garantizar atención en dimensiones
sociales, psicológicas, afectivas y hasta económicas, permitiendo al Gobierno anticiparse a los
hechos y prevenir nuevos ataques.
El plan en mención es crucial porque fue el primer acercamiento por fuera del ámbito médico o
forense de la situación que abrió la puerta a pensar el conjunto de ataques como algo más que
hechos aislados y por el contrario a quizás ser el resultado de presiones sociales invisibles a la
Ley y la medicina que hacen que desde hace 20 años se vengan presentando dichas agresiones y
además según estadísticas de la Fiscalía se vengan incrementando anualmente en un promedio
del 2,1%.
De acuerdo a esto, la presente investigación, buscó conformar un estado del arte de las
publicaciones periodísticas que se dieron en los dos medios escritos de mayor circulación en
Colombia6, para dos casos de ataques con ácido situados como emblemáticos en el país. El
primero, el caso de Gina Potes – primera mujer quemada con ácido en el territorio- y el segundo,
Natalia Ponce- primera mujer vocera ante el Congreso colombiano y organismos internacionales
para el tema-.
Para acercarse a la interpretación de las publicaciones, sin buscar realizar planteamientos
esencialistas o absolutos frente a la práctica de ataque con ácido, el presente estudio planteó una
conexión entre dichos ataques y las valoraciones del bien social “belleza”, desde la referencia que
ese arquetipo de ser bello en Colombia ha llegado a compartirse socialmente como una noción
que permite que a cada persona se le evalué desde lo físico hasta lo actitudinal con
“discriminaciones de lo correcto o errado, de lo mejor o de lo peor, de lo más alto o lo más bajo”
Taylor (1989).
Así, la belleza como valor moral fuerte en Colombia, podría conectar posiciones de poder,
consumo y género desde una matriz explicativa en la que la construcción de un sujeto
5 Primera Fundación en Colombia que trató el tema desde la compilación de casos para informes especiales ante Fiscalía y Medicina Legal. 6 Se eligieron dos medios impresos colombianos bajo la característica de ser los más fuertes en número de ejemplares distribuido y páginas web más visitadas en el territorio colombiano.
14
blanqueado se multiplica en cuerpos que han decidido a toda costa encajar en ese modelo, así
todos esos cuerpos resulten en un molde que puede llegar a borrar la singularidad de cada quien.
A partir de esto, se realizó una recopilación de las noticias publicadas en los periódicos El
Tiempo y El Espectador, para encontrar las convergencias y repetición de los adjetivos
calificativos con los que se refieren a cada víctima y su directa repercusión en la imagen social y
logros que llevaron a que dos casos de la misma problemática fueran valorados de forma distinta,
no precisamente por la gravedad del ataque, sino por un trasfondo cultural que ha puesto la
belleza por encima de otros valores como la solidaridad o equidad y por ende reconoció el
proceso de una mujer que ha luchado en los últimos 3 años por recobrar su belleza por encima
de la que hace más de 15 años ha trabajado para combatir estas agresiones apoyando además a
35 víctimas posteriores.
Partiendo de la recurrencia de los calificativos de ambas víctimas en el espectro referencial
colombiano, se contrastó el perfil que se ha construido de cada mujer desde la narración
periodística, partiendo del hecho que ambas comparten marcos referenciales ineludibles que
resultaron ubicándolas en espectros contrarios de un mismo fenómeno: una es la primera mujer
quemada con ácido sin más reconocimiento y la otra el ave fénix de la situación como vocera
nacional e internacional del tema.
Vale la pena mencionar que la intención de este estudio apunta a reconstruir la descripción de
los sujetos narrados-enunciados en las páginas de las publicaciones de estas dos empresas de la
comunicación para interpretar la relación de los términos usados en cada narración con los logros
económicos, políticos y sociales de cada mujer.
Entre lo encontrado, se vislumbró que la principal enunciación diferencial de perfiles de las
mujeres en los periódicos en cuestión, orbitaron en una forma distinta, en el que la belleza y su
destrucción desde un horizonte patriarcal, dieron un mayor posicionamiento mediático y social
a la mujer que logró recobrar parte del modelo de belleza alabado como bien superior, sobre la
víctima que no logró una descripción de aquello que fuera digno de respeto, así hubiese sido ella
quien impulsara la primera Ley del tema.
A su vez, el ejercicio de orden metodológico desde los aportes de Taylor, permitió establecer un
acercamiento a las razones del éxito jurídico y social del caso Ponce sobre el de Potes.
15
Como parte del contexto y marcos referenciales en los que se analizaron los adjetivos calificativos
que los medios de comunicación dieron para los dos casos de estudio, es menester contar que
desde el 2009 en Colombia, más de 85 personas en promedio son atacadas al año con agentes
químicos (comúnmente conocidos como ácidos que son sustancias químicas de uso industrial
para pinturas, disolventes, mezclas y corrosivos que no deberían de ninguna manera entran en
contacto con la piel humana, pues de inmediato la destruye provocando deformaciones físicas).
Generalidades de los ataques desde lo estadístico
En palabras de Amnistía Internacional (2008), la frecuencia con que estos ataques suceden tienen
directa relación con los siguientes aspectos: (1) La facilidad con que se pueden adquirir estas
sustancias peligrosas, (2) La dificultad que tienen las víctimas para denunciar a sus agresores y
(3) La inexistencia de medidas preventivas7.
Sí se particularizaran en Colombia los casos según sexo y edad, los ataques con agentes químicos,
en el caso de los hombres, se centran entre los 25 y 29 años, seguido del rango entre los 20 y 24
años. Paralelamente, las mujeres víctimas se encuentran entre los 25 y 34 años. Un dato de
posterior análisis es que del 2006 al 2012 cerca del 45% de los ataques con ácido se efectuaron
en vía pública y el 8% en las viviendas8.9
Estos datos, requieren un abordaje respecto al rol que cumplen los medios de comunicación,
pues como se argumentará, los discursos mediáticos difundidos en los dos casos estudiados que
se expondrán en el siguiente capítulo, contaron con adjetivaciones que terminaron por ser la
fórmula perfecta de éxito o fracaso posterior al ataque de la persona afectada.
En síntesis, el trabajo avanzó en un ejercicio de “reconocimiento de las formas descriptivas y puestas en el
escenario de lo público y replicadas por los medios de comunicación”10 que pueden tener relación si se toman
7 Amnistía Internacional (2008) El estado de los derechos Humanos en el mundo. Editorial Amnistía Internacional. Presentación del documento- 2008- (EDAI) Madrid- España. 8 Datos recopilados por la Fundación Rostro sin ácido en evento “Punto Focal de Género” del Instituto Nacional de Medicina Legal (noviembre 2013). 9 En un 67% quedan sin resolver, sino que terminó sumándose en una fórmula macabra con el ingrediente de las entidades gubernamentales al carecer de un sistema de particularización de los ataques, impidiendo el seguimiento puntual a los hechos.
10 Villa, Wilmer (2014), Syllabus Seminario Lenguaje e Interpretación Sociocultural Cod. 570129-1
16
los conceptos de bienes y marcos referenciales con ubicación de la belleza como un concepto cercano
al bien en la línea de Charles Taylor.
Territorialización de la Investigación
Gracias al primer acercamiento a las publicaciones del tema, la siguiente es una de las frases, más
recurrentes (con una frecuencia de 3 veces por cada 10 noticias) que han sido publicadas en
medios masivos: “Cuarenta veces le he pedido a Dios que me lleve, que no me deje despertar de la anestesia.
Pero nada. ¿Por qué será que no me lleva? ¿Usted qué cree?”. La autora es Antonia De Garzón*, una de
las integrantes de la que desde el 2013 se denomina Fundación Rostros sin Ácido y que sin ser
registrada legalmente hasta el 2015, cambió de nombre tres veces11.
La exposición mediática de los casos no solamente minimizó en la opinión pública el problema
a la exhibición de las víctimas como un número más en la cadena social de información, sino
que también fomentó un tratamiento sensacionalista que no da cuenta de la complejidad e
integralidad de la problemática, quedándose en transmitir eventos sin interpretación social del
fenómeno.
En los casos en que algunos medios sobrepasaron el sensacionalismo de la noticia y se dio un
contraste de fuentes e investigación de cifras y datos (siendo este sólo el 14,5% de las
publicaciones), terminaron por llevar al espacio del espectáculo la vida de las víctimas, situación
que se describirá más adelante (tal como se evidencia en la matriz de rejillas “MAvaIN112”). Este
punto se debe evaluar desde cuáles son las marcos referenciales que tienen los colombianos
sobre conceptos como la belleza, la femineidad y el bien, toda vez que el mundo moral de
occidente moderno ha pasado de valorar bienes superiores como la vida y la libertad a respetar
como modelo de vida plena y digna a quien materialice cuerpos que se consideran bellos.
11 Actualmente se reconoce como Reconstruyendo Rostros. 12 Matriz de variables de Interpretación 1- Instrumento formulado para la recolección de información en los ámbitos: Fecha, medio, titular (antetítulo, contenido de la noticia y link).
17
Marco Legal y Normativo
Antes de iniciar la disertación teórica, es clave tener como referente el ámbito jurídico, pues sin
duda es el resultado de la ausencia de análisis sociales del fenómeno, al limitarse a la atención
posterior al ataque y no a la previsión de nuevas víctimas.
La legislación nacional vigente en Colombia para el tema, sustenta principios de garantía de
derechos, pero desde la aceptación del ataque con agentes químicos y no desde la prevención
de los mismos; lo anterior de acuerdo a lo establecido en los artículos 1, 2, 12, 21, 23, 38, 43 y
45 de la Constitución política de Colombia; así como lo establecido en la Ley 1639 de 2013 “Por
medio de la cual se fortalecen las medidas de protección a la integralidad de las víctimas de crímenes con ácido”; y
el Proyecto de acuerdo 011 de 2012 de Bogotá “Por medio del cual se crea el Registro de control para la
venta al menudeo de ácidos y sustancias corrosivas en el Distrito Capital y se dictan otras disposiciones; y el Pacto
público para la prevención de agresiones y accidentes con agentes químicos en Bogotá D.C”.
A pesar de lo expuesto, Colombia, siendo uno de los países con mayor registro de estos ataques
cuenta con avances que las mismas víctimas han catalogado como vagos, pues la principal victoria
de la normatividad se obtuvo después de trascurrir más 15 años de presentarse el primer caso.
Fue el 2 de Julio del 2013 que apareció la Ley 1639, una normativa que buscó la atención integral
de las víctimas de ataques con ácido, además de abrir la puerta legal para el trato de mayores
penas, al poner la quemadura al nivel de intento de homicidio y no sólo como agresión menor
como se venía contemplando.
Sin embargo y a pesar de sólo trabajar en los efectos de los ataques, siendo medidas reactivas y
no preventivas, el enfoque resultó insuficiente debido a que no responde a medidas de
reparación, justicia, transparencia, garantía de salud y posibilidades de reinserción social a través
de programas de educación, profesionalización y empleo digno. En palabras de Potes (2013)13 la
Ley tiene vacíos gigantes que no permiten combatir la re victimización ni garantizar calidad de vida desde la
protección del Gobierno.
13 Gina Potes en ponencia en el marco del Congreso Nacional de Medicina Forense, desarrollado en el mes de Agosto de 2013 en la ciudad de Bogotá- Hotel Tequendama.
18
Planteamiento del Problema
El punto mencionado, refuerza la necesidad de la compresión social de la problemática desde
abordajes epistemológicos, ontológicos y éticos que permitan interpretar discursos y acciones
sociales, para encontrar los marcos referenciales de las agresiones.
Los marcos referenciales son entendidos por Taylor (1989) como aquellos que “proporcionan el
trasfondo implícito o explícito para nuestros juicios, intuiciones o reacciones morales”, y este estudio busca
proponer que estos para Colombia no sólo están incitando a los ataques sino que los validan.
Con ese punto de fuga, este trabajo buscó ser la puerta de entrada e invitación a investigaciones
más profundas desde lo cualitativo y con posibilidad de la mirada social y no sólo numérica del
fenómeno.
Se insiste que no es objeto del presente trabajo analizar términos jurídicos, pero es necesario
traer un pequeño aparte de los resultados de la investigación que tocaron este campo. Natalia
Ponce, al tener un mejor compilado de adjetivaciones mediáticas para su caso, logró impulsar
acciones legales y estatales que a Potes le tomaron más de 15 años, es decir que las formas en
que comunicamos lo que pasa en nuestras sociedades no se queda sólo en convenciones
discursivas sino que terminan afectado el transcurso de la historia de fenómenos como el de los
ácidos.
En contraste de lo ocurrido con Ponce, la ya mencionada Fundación Rostros sin Ácido de Gina
Potes (primera mujer atacada en Colombia de esta forma) sólo logró su registro en Cámara y
Comercio y Personería Jurídica (es decir existir legalmente) posteriormente a la organización
social de Natalia, sumando que la organización de Natalia fue la que consiguió ocupar el puesto
oficial de consulta y articulación con el Estado para las quemaduras con ácido, al punto que la
Ley reglamentaria lleva el nombre de esta mujer.
Es en este punto donde surge la pregunta ¿Cómo sucedió que una víctima reciente convocara
más atención que varias reunidas desde hace más de 10 años?, parte de la respuesta tiene sentido
desde la relación contextual Colombiana explicada en los términos “bien” y “marco referencial”
de Taylor, de manera tal que de aquí en adelante se sustentará cómo lo aportes de Charles Taylor,
referidos a la existencia de bienes superiores – en este caso ubicando la belleza allí- le dieron
éxito a una víctima y ocultamiento a otra.
19
En praxis cuáles fueron los efectos de la relación del bien belleza con los logros de Ponce sobre
los de Potes al lograr comunicar una nueva idea de belleza, que curiosamente fue aceptada por ese
mismo trasfondo cultural que propició la quemadura, tal como lo demuestra este apartado de un
medio de comunicación: “Es la mujer líder, aquella que está nuevamente en busca de su belleza, esa que le
arrebataron pero que resurge para cumplir nuevamente con las valoraciones fuertes colombianas. (Soto, 2015)
Delimitación de la Investigación- Los casos
El caso Gina Potes
Gina Potes, fue la primera mujer que denunció en Colombia un ataque con ácido. El evento
sucedió el 28 de octubre de 1996 a las 7:00 de la noche en el barrio San Vicente en el sur de
Bogotá. Para entonces Gina tenía 20 años y su hijo 3. El pequeño, al igual que la hermana menor
de Potes, sufrieron quemaduras al estar al lado de ella en el momento de la agresión. En
concordancia con el relato de la mujer, la quemadura se produjo en la puerta de su casa, cuando
un desconocido con la excusa de preguntar por un establecimiento para el cuidado de niños
vociferó: ¡Quién la manda a ser tan bonita! y le arrojó una líquido desconocido que resultó ser ácido.
Al ser la primera persona con este tipo de agresión en el país, la atención duró más de 12 horas
en iniciar (tiempo que hoy se considera crucial para cualquier quemadura con agente químico).
En ese lapso, el ácido actuó por penetración de las capas de la piel, aumentando las afectaciones
al punto tal que a la fecha le han realizado 26 cirugías y 70 procedimientos quirúrgicos
ambulatorios costeados en su mayoría por ella y los últimos por el sistema de salud colombiano
por medios legales como las Tutelas. Desde entonces a la par del largo y arduo proceso de
recuperación, ha dedicado su tiempo al trabajo socio-legal para el reconocimiento y garantía en
derechos, atención y reparación de las víctimas de ataques con ácido en el país.
Con el apoyo de 12 mujeres y 4 hombres, ha emprendido una cruzada en corporaciones públicas
como el Concejo de Bogotá y el Congreso de la República teniendo como resultado la Ley 1639,
aquella por la cual se fortalecieron las medidas de protección a la integridad de los heridos por
crímenes con ácido en Colombia, como primer gran logro del grupo de víctimas de este flagelo.
Gina ha incursionado en asesorías técnicas para el Instituto Nacional de Medicina Legal,
acompañamiento a la Secretaría Distrital de Salud en la implementación del modelo de atención
integral y además lideró el Pacto Público para la prevención de ataques con agentes químicos. Hasta el 2016
20
trabajó en la Secretaría Distrital de la Mujer, un organismo creado en el 2013 con el fin de
garantizar derechos y atención diferencial de género en la capital colombiana.
Vale la pena resaltar que Gina veló desde el 2008 para la consolidación formal de una
organización sin ánimo de lucro que permita reunir esfuerzos y recursos para la atención médica
de nuevas víctimas; sin embargo, por falta de peculios o apoyos de entidades públicas y/o
sociedad civil, se vio truncado el proceso hasta el pasado 2015 en donde gracias a un proceso de
recorridos a nivel nacional y participación en eventos donde se mostró el tema logró reunir el
dinero necesario.
En cuanto al agresor, a la fecha de publicación del presente informe no se tiene rastro alguno,
de acuerdo al expediente que reposa en el archivo del bunker de la Fiscalía General de la Nación
en Bogotá. En síntesis, el proceso legal a enero de 2016 se encuentra sin capturas o responsables
judicializados por la quemadura. Finalmente, es clave resaltar que Gina, según versión y
denuncias formales ante los organismos competentes ha sido amenazada con repetirse la
agresión con ácido en dos ocasiones posteriores a 1996.
El caso Natalia Ponce
Natalia Ponce es una joven residente en Bogotá-Colombia, fue la víctima del ataque con ácido
más fuerte registrado entre 2012 y 2014. El ataque se dio el jueves 27 de marzo de 2014 a las
5:20 pm en un barrio de clase media-alta llamado El Batán, ubicado al norte de capital
colombiana. Ponce es egresada del pregrado “Medios Audiovisuales” del Politécnico Gran
Colombiano, había recientemente vivido en Londres y algunas veces participaba y audicionaba
como actriz así no fuera su profesión central. (Soto, 2015)
La agresión fue atendida en la Clínica Reina Sofía, un centro hospitalario de carácter privado, en
donde no se le brindó la atención pertinente pues a 2016, la única entidad que está capacitada
para atender este tipo de quemaduras es el Hospital Público Simón Bolívar a donde fue
trasladada horas después (Este fue el mismo centro médico que atendió a Potes en 1996 y que
desarrolló su protocolo de atención gracias al primer caso).
Para el caso Ponce, la Policía Nacional de Colombia ofreció una recompensa que alcanzó los
US15.763 por información que condujera a la captura del responsable de la agresión. Así, en
21
menos de seis meses se capturó con cargos de agresión con ácido a Jonathan Vega, un hombre
de 33 años quien fue vecino de niñez de Natalia.
A 2016, el caso sigue en proceso legal y Vega tendrá que responder por tentativa de homicidio
con una pena superior a los 15 años. La investigación reveló que el atacante consumía sustancias
psicoactivas, por lo que su abogado defensor propuso en noviembre de 2015 una valoración
médica interdisciplinaria para el diagnóstico de un posible desorden psiquiátrico. Mientras tanto
Vega está a disposición de la Fiscalía privado de la libertad.
Natalia es de las pocas víctimas en el país que ha podido acceder a medicamentos esenciales en
el proceso de recuperación como Glayderm, máscaras de Uvex, injertos de piel artificial traídos
de Holanda, hidroterapia, apoyo psicológico y psiquiátrico producto de donaciones y atenciones
de orden internacional que se han logrado canalizar por medio de la atención mediática.
Ponce abanderó la sanción de la Ley que lleva su nombre y que una vez entró en vigencia en el
2015, aumentó las penas a los agresores hasta 50 años de privación de la libertad, al dejar de
tipificarse este tipo de violencia como lesión común para pasar a concebirse como intento de
homicidio. Lo anterior le mereció que el Concejo de Bogotá la condecorara con la Orden Civil
al Mérito María Currea de Aya en el Grado de Oro, siendo uno de los reconocimientos más
importantes entregados en Bogotá.
El caso de Ponce fue registrado en el libro “El renacimiento de Natalia Ponce”, escrito por la
periodista Martha Elvira Soto Franco, quien reunió más de 15 fuentes entre médicos, familiares,
amigos, expertos en el tema, abogados, psicólogos y políticos que permitieron reconstruir no
sólo el ataque sino el proceso de atención y renacimiento de la mujer.
A lo anterior se suma, que gracias a la gestión y donación del sector privado, un año después del
ataque, en 2015, se creó la fundación “Natalia Ponce de León”, que busca acompañar y
gestionar las atenciones necesarias a nuevas víctimas de ácido en país, incluyendo los casos de
hombres que van en aumento.
Pregunta problema
En referencia a los caminos diferenciales de cada caso mencionado, se aplicó un proceso que
buscó dar cuenta de la posible relación entre la belleza como un poder en el marco referencial
22
colombiano y la posibilidad de posicionamiento social de una mujer u hombre bellos por el
reconocimiento grupal de esa bella. De tal forma la investigación trabajó en: ¿Cómo analizar la
belleza desde la posibilidad de dignidad y respeto (bien en Taylor-1989) en dos casos de mujeres
víctimas de ataque con agente químico en Colombia a partir de descripciones mediáticas?
Objetivos
Objetivo General
Analizar la belleza desde la dignidad y respeto (bien en Taylor-1989) y su posible relación con logros
personales en los casos de Gina Potes (primera mujer quemada en el país con ácido) y Natalia
Ponce (primera vocera en el ámbito político) a partir de los perfiles que se plasmaron de cada
una de ellas en dos medios de comunicación colombianos.
Objetivos específicos:
I. Generar un muestreo teórico que dé cuenta de la definición de bien, valoraciones
fuertes y marcos referenciales para aplicar los conceptos a dos ataques con ácido
emblemáticos en Colombia.
II. Formular un instrumento metodológico que permita la sistematización de información
publicada en relación con el caso Potes y Ponce en los diarios colombianos El Tiempo
y El Espectador desde 1996 hasta 2015 en su versión digital.
III. Reconstruir los perfiles mediáticos de Natalia Ponce y Gina Potes a partir de los adjetivos
recurrentes en las publicaciones periodísticas de El Tiempo y El Espectador entre 1995
y 2016.
IV. Formular interrogantes que permitan nuevas investigaciones del tema.
23
CAPÍTULO II: Desde la Belleza, tener más significaría poder ser más
Marco Teórico-
Cumpliendo con el enfoque de la investigación es de fundamental acción iniciar por abordar el
texto que brindó las bases del presente trabajo. Dicho fue Las Fuentes del Yo de Charles Taylor,
publicado en 1989.
En primera medida se hará referencia a los marcos referenciales ineludibles, toda vez que se
plantea que las ideas del bien en un contexto social dan paso a lo que un grupo de personas
consideran y construyen en el concepto de lo que deben ser y lo que quieren ser.
Para llegar al bien, es necesario presentar que la identidad personal (yo), sólo es posible en el
momento que otros validen esa construcción, la reconozcan y valoren (yos). Así la individualidad,
sería por defecto un resultado moral que daría cuenta de lo que se concibe como “correcto
hacer” y “bueno ser” consolidando una fuerte valoración para cada contexto.
Si se planteara un recorrido histórico de aquellas cosas que se han contemplado como buenas
para hacer y ser, Taylor recurre a la mención de cómo en algún momento se pensó que el bien
superior del ser era la idea común del respeto a la vida, la integridad, el bienestar y la prosperidad;
sin embargo, con el paso del tiempo esto se ha transformado llegando en el mundo moral de los
modernos a pensar en la vida o libertad como máximas representaciones del bien entendido
desde lo que compartimos y es deseable de alcanzar.
Puede que las fuertes valoraciones cambien según el movimiento de la cultura, pero la posibilidad
de dar sentido siempre ha sido constante; en otras palabras la ontología dada de lo humano es la
unidad básica para entender los preceptos morales, no se trataría de encontrar similitud entre los
significados de los bienes, sino en ver que las forma en que se jerarquizaron para llegar siempre
a conceptos de lo deseable, están presentes en cualquier sociedad, en palabras directas de Taylor
(1989, p. 20): “discriminaciones de lo correcto o errado de lo mejor o de lo peor, de lo más alto
o lo más bajo” Taylor (1989, p. 20).
Si la individualidad responde entonces a un horizonte Moral, lo moral podría definirse como
aquello que merece respeto por considerarse una forma de vida plena que permitiría acercar a alguien a la dignidad
y por consecuencia a que sus semejantes piensen bien de él. Taylor (1989)
24
Para determinar los valores morales que configuran el espectro de lo moral en cada momento
histórico en busca de evitar la entropía, debería pensarse en un horizonte que permita casi de
forma espacial, ubicar a las personas siendo el mapa para ello, el resultado de la conjugación de
esas ideas de lo que es bueno o no ser. Para llegar allí, es clave entonces hacer siempre una
mirada histórica que permita recorrer el cómo se han construido marcos referenciales que aunque
en palabras de Taylor, siempre van a ser problemáticos, son los que permiten un acercamiento
al conjunto de distinciones cualitativas de conceptos como la bondad, la belleza o el poder.
Aunque los marcos referenciales no son necesariamente consientes, estarán presentes en cada
individualidad toda vez que “es aquello en virtud de lo cual encontramos el sentido espiritual de
nuestra vidas” Taylor (1989, p. 39). De ser así los marcos referenciales proporcionarían el trasfondo
para juicios o reacciones frente a lo que se considera respetable en una sociedad.
Como primer aterrizaje, Taylor considera imposible deshacerse de los marcos referenciales, toda
vez que no hay nada más humano que tenerlos y moverse en ellos como si se tratara de un mapa
en el que dependiendo en dónde se ubique cada quien tendría certeza de quien es.
Para reforzar lo dicho, Taylor aseveró “mi identidad es el horizonte dentro del cual puedo adoptar una
postura” (1989, p. 52). Así, el autor apuntó a que los marcos son invenciones colectivas que
permiten interlocutar y no necesariamente buscan ser respuestas a interrogantes.
Para abordar las quemaduras con agentes químicos en Colombia, es menester realizar un
acercamiento conceptual de la posible construcción territorial que existe del concepto de belleza
como noción y a la vez bien social, y desde allí, partiendo del hecho que ambos casos estudiados
(Potes y Ponce), comparten el hecho de que ambas víctimas eran consideradas en su grupo social
como “mujeres bellas”.
La primera claridad es que existen identidades que son valoradas por contextos sociales
particulares a partir de lo que cada marco referencial considera estar cerca del bien. En el caso
colombiano, se partirá desde una descripción de belleza encarnada en el sujeto mujer, siendo una
construcción que ha devenido de un proceso impulsado (entre otras idealizaciones), por
horizontes como la Estética Narco14.
14 Se establece este término en relación con las formas de moldeamiento de lo femenino desde los recursos del narcotráfico y sus poseedores en el país durante los años 60´s hasta los 90´s, en el cual las voluptuosidades y grandes atributos en senos y cola contrastan con la poca medida de cintura. (Ruther, 2005)
25
Vale aclarar que un horizonte para Taylor es el espectro en el que todos los miembros de un marco
referencial buscan posicionarse y acercarse lo mayormente posible a eso que es considerado
como “bueno” y digno de respeto. Es allí es donde la belleza-mujer que se ha configurado en
Colombia, ha marcado un precedente cultural: el cuerpo femenino ha de ser un instrumento de
grandes senos y colas que aunque operado o construido, termina por cumplir con un imaginario
social que se alaba, aprecia y al final se intenta destruir si no se posee como un juguete sexual.
Con la claridad que el presente documento no busca rehacer el sujeto blanqueado –en palabras
de Braidotti (2005)- anterior a los ataques con ácido, sino encontrar el esquema de bienes y
puntualmente interpretar la relación de dichos en dos casos emblemáticos de ataques ácidos a
partir de las noticias que se han emitido en el país desde 1996, es clave que el punto de análisis
(según se relacionó en la decantación de la problemática), sitúe los ataques en represiones
personales de aquel (agresor) que no ha podido consumar su poderío sobre ese sujeto “bello”,
sobre el bien “bello”. De acuerdo a los postulados de Taylor:
Tales cuestiones morales o espirituales encuentran su lugar siempre en un marco de referencia que ayuda
a los sujetos a dar sentido a sus vidas... El agente humano se encuentra abierto a ese marco referencial
en el que ejerce distinciones de valor, «discriminaciones cualitativas», entre lo que considera superior o
inferior, mejor o peor, y esas discriminaciones de tipo cualitativo dan lugar a «valoraciones fuertes»
(Rodríguez, 2012: Pág. 49).
Así, el cuerpo de la mujer se concebiría como mercancía de uso privado y entre tanto el “yo”
mujer se estaría dando a partir del deseo de encarnar esa mercancía sexual vendible. Esto
concordaría con que la agresión con ácido se ejerce constantemente en las mujeres que se
consideran bonitas –situación presente en el 92,7% de los casos analizados en el primer
acercamiento a las víctimas de ácidos- que de no ser para un sujeto dominante, provoca acciones
de destrucción o por lo menos intentos de desdibujar la materialización de la belleza tan anhelada
en el contexto social colombiano.
Si el asunto moral se determina y califica desde Taylor, es menester mencionar que para este
trabajo, moral fue entendida como “el conjunto de bienes o demandas que no sólo tienen una
particular importancia, sino que sobrepasan y permiten juzgar a otros” (1989, p.101), por esta
razón es fundamental llegar a reconstruir los perfiles de las mujeres que fueron atacadas a partir
26
de los conceptos que las describieron y forjaron imaginarios de ellas que coadyuvaron a juzgarlas
de forma diferencial.
Al reconstruir el entramado histórico con énfasis en la variable de la “Belleza- bello”, se podrían
describir las distinciones cualitativas que posicionaron de forma diferente en el espectro de los
bienes en cada caso estudiado. Para continuar, esta investigación se propone entonces invitar a
un debate desde el postulado de considerar que si la belleza logra configurarse un acuerdo social
anhelado, esta entraría en la categoría de hiperbienes o bienes superiores que en la propuesta de Taylor
“no sólo son incomparablemente más importantes que los otros, sino que proporcionan el punto
de vista desde el cual sopesar, juzgar y decidir”.
En síntesis, si se vislumbran los bienes como herramientas morales para distinguir lo que es bello
en los dos casos emblemáticos de quemaduras con ácido en el país, se podría encontrar no sólo
la relación de bienes y marcos referenciales en ambas víctimas sino que se podría llegar a un
acercamiento de cómo cada víctima en el ámbito legal, social, económico y de posicionamiento
tienen logros diferentes.
Antes de continuar, es importante mencionar que Taylor defiende la tesis que para que se
consoliden, fortalezcan y al final cambien dichas valoraciones sobre los bienes en Colombia o
en cualquier espacio geográfico o social, debe ponerse en marcha un vehículo de acción: EL
LENGUAJE, toda vez que dicho es la forma de interacción y dinamización de los significados
de las cosas y por ende articula las cuestiones del bien.
Si se entra al campo del lenguaje, se argumenta la importancia de analizar las descripciones de
cada uno de los casos hechas desde los medios de comunicación colombianos, centralmente los
dos diarios impresos con mayor tiempo de circulación en Colombia, El Tiempo y El Espectador,
toda vez que no es el foco de la investigación el “yo” de cada víctima sino el contexto que llevó
a la construcción de un perfil de Gina y Natalia y que podría interpretarse a partir de lo que los
periódicos ese contexto exponen.
Si en este punto aparece la pregunta ¿Por qué mover una investigación ontológica desde lo
periodístico?, la respuesta se centraría en la siguiente afirmación: “Un lenguaje solo existe y se
mantiene en una comunidad lingüística y esto indica otra característica clave del yo: Uno es yo
solo entre otros yos; el yo jamás se describe sin referencia a quienes lo rodean” Taylor (1989, p.
62). De ser así, el universo de análisis que permitía acercarse a los hechos desde las interacciones
27
lingüísticas hechas para Gina y Natalia, ya no estaba los diálogos con las víctimas, sino en las
descripciones que hicieron los marcos referenciales y entre tanto los medios masivos de
comunicación de cada una de ellas. Para lograrlo se verificaron más de 4.000 noticias con una
lupa en los adjetivos calificativos usados para cada mujer y la repetición de dichos en diecinueve
años.
Con lo plasmado como base de trabajo y en lógica de primero acercarse a los marcos referenciales,
se ahondará de acá en adelante en los bienes: belleza, poder, mujer- femineidad, consumo y cuerpo
que se configuran y están en esos marcos.
Belleza como una valoración de producción social
Antes de llegar a la descripción de la propuesta de la belleza como bien, es menester referenciar
que hay presiones invisibles en la que hoy conocemos como sociedad del consumo, de la que
Colombia no se escapa, estableciéndose una nube de preceptos y susurros al oído de las personas,
que de forma inconsciente ponen en marcha la que Negri (2005) llamó la producción maquinística
de la subjetividad capitalista. Para aterrizar lo dicho, en las entrevistas con cinco mujeres atacadas
con ácido desde 1996 hasta el 2013 en Colombia, aparecen narraciones que dan cuenta que
durante 24 horas y 7 días existe una lucha personal por alcanzar un modelo de belleza en la que
la femineidad y el modelo de lo que es ser mujer, incluye un proceso de creación de un sujeto débil,
adornado, delicado, recatado, pero también provocador. Por ejemplo, en un grupo focal
realizado el martes 10 de marzo de 2015 en la ciudad de Bogotá, Myrella Realpe* afirmó:
Uno siempre busca verse bien, que el busto este paradito, juntico, el pelo largo y la cola arriba, en el fondo
se sabe que no se logra como las modelos, actrices o como la buenona de Natalia París, pero al final eso
es lo que le gusta a ellos (refiriéndose a los hombres), no importa si uno piensa o no, sino que cumpla con
eso… acá el problema para mí, es de casa, de crianza… como que todo el tiempo le metieron en la
cabeza que uno debía vivir y tener un hombre, cuando a uno le pasa esto (la quemadura), empieza a
cuestionarse ¿para qué?, para qué preocuparse por gustarle a alguien, para que le destruya la vida de
esta forma…no hay derecho” .
Al pasar la valoración cualitativa al ámbito económico, puede traerse a colación que existe una
coincidencia entre lo narrado y que hoy Colombia se arraiga como el principal país de servicios
en intervenciones quirúrgicas en el continente, por lo menos así lo aseguró un estudio de la
28
Universidad Minuto de Dios (2014), en el que se señaló que existen más de 10.000 centros
estéticos legales funcionando en el país y al menos 7.000 identificados en formas no legales.
Sin que este estudio quiera ahondar en las nociones económicas del bien “bello”, por encima es
posible establecer que del 100% del producto interno bruto- PIB- de la capital Colombiana (lugar
donde se registra el mayor número de quemaduras con ácido en Colombia) alrededor del 7,6%
se relaciona con intervenciones invasivas y/o médico quirúrgicas, lo que indicaría que al hacer
una relación del aporte de Bogotá a los ingresos del país, por lo menos el 1,2% del PIB
colombiano se da bajo el mercado de la belleza. En una analogía empírica se podría decir que
Colombia produce casi la mitad del PIB de Haití -en 2012- por medio de procesos para la
búsqueda de un modelo de belleza desde el consumo y el patriarcado. Esto ya puede hacer parte
del horizonte de valoración para los casos de las mujeres quemadas.
La pregunta radicaría en ¿cuál modelo de belleza se busca?, pues bien, una de las razones por las
que extranjeros(as) eligen a Colombia como el lugar de cirugías, es porque el análisis corpóreo
de proporcionalidad en medidas no se tiene en cuenta; por el contrario el proceso se lleva a cabo
bajo los deseos personales del cliente que gracias a la producción maquinística de Negri, establecen
sujetos blanqueados desde formas y miradas patriarcales. En resumen, mientras en Suiza y
Canadá se realizan en la mayoría de los casos estudios de medidas del cuerpo para buscar una
armonía en los resultados de las intervenciones, siendo lo menos falsas posibles en relación con
lo que las proporciones biológicas de cada quien permitan, en el país suramericano, la restricción
es sólo de orden de enfermedad extrema o de pago del costo de la intervención como principal
barrera para que los deseos de senos o brazos grandes, abdomen marcado y cintura
extremadamente pequeña se hagan realidad.
Se vuelve a recalcar que la presente investigación no buscó vislumbrar el modelo absoluto de
mujer u hombre bellos, sino ubicarlos en un espectro en el que se permita posicionar dos perfiles
de mujeres atacadas con ácido.
Con dicho análisis podrían aparecen en Colombia las que Guattari (1998) llamó máquinas
productoras de control social, siendo artillerías simbólicas que de forma diaria replican modelos
patriarcales que en contextos como el colombiano -que ha sido atravesado por el narcotráfico-,
no sólo suman la opción y necesidad de ser bella para surgir, sino que se brindan las posibilidades
para serlo y conseguir reconocimiento.
29
Dichas máquinas terminan creando ciclos patológicos: por ejemplo, la necesidad y acuerdo social
para ver de forma benévola el crear cuerpos de deseo y sumisión, que a la vez son alabados al
presentarse incluso como instrumento de acceso a mejoras en la calidad de vida.
Si es así, esta belleza que se empezó a abordar, sí podría ser un bien, toda vez que coincide con
que se manifiesta no únicamente en las quemaduras con ácido sino en otras formas de agresiones
hacia las mujeres, al punto que Colombia es el segundo país en feminicidios en el continente por
las valoraciones que llevan a reproducir la necesidad de algunos sujetos de tener como sea a
alguien que materialice esa belleza y de no conseguirlo, se motiva a eliminar a ese ser. (INML-
2013).
Desde allí también se explicaría el complejo consumo de moda, ropa, accesorios y hasta
producciones audiovisuales que son exitosas cuando contienen temáticas totalmente cercanas y
representativas de esa valoración de la mujer bella, en palabras de Taylor cuando “aparece la
necesidad de contactar o conectar con lo que se percibe como bueno o de suma importancia o
de valor fundamental” (1989, p.72); no es gratuito que a pesar que las mafias mexicanas sean
comparables entre 2000 y 2010 con las Colombianas, sea en el último país en donde
producciones como las Muñecas de la Mafia, Sin Tetas no hay Paraíso y Escobar, el
Patrón del mal, superen en audiencia producciones incluso que han sido exitosas en la mayoría
del mundo y concuerden con la exposición de una belleza alabada.
Los marcos referenciales empiezan a dilucidarse desde las presiones sociales que conformarían
el trasfondo cultural15, puesto que lo individual resulta de lo social y lo social se encamina por las
artimañas económicas, que disponen lo que se debe ser y el cómo se debe ser – en Taylor, lo
“correcto hacer” y lo “bueno ser”.
Al aplicar estas apreciaciones a los relatos de las mujeres atacadas con ácido se encontraron unos
valores comunes presentes en las narraciones de los ataques que hacen parte de los marcos
referenciales de la problemática:
1. Belleza o reconocimiento social de las víctimas a partir de lo físico o actitudinal ( 8 de 10 mujeres )
15 Taylor se refiere a lo que en el fondo de la experiencia de todo sujeto aparece y remite a un trasfondo de cuestiones que «atañen a lo que hace que valga la pena vivir» (Taylor 1989, p. 4). Este trasfondo queda constituido por la propia concepción de lo que se considera una vida buena, significativa, plena o floreciente, y traza el horizonte «que utilizamos para sentar las bases de las obligaciones morales que reconocemos» (Taylor 1989, p. 3) – Rodríguez (2012)
30
2. La pertenencia a un círculo sentimental con un hombre que replicaba y/o materializaba el modelo
patriarcalista tradicional del país ( 6 de 10 mujeres)
Es crucial entonces analizar cómo aparecen en los relatos frases como la de Martha Rojas*16
Mi esposo siempre fue una persona muy celosa, la vida me enseñó de mala forma, cuál es el precio de no
poner límites a esas actitudes…. Él se la pasaba pensando que yo podía irme con otro, como si otro
pudiera comprarme, me hacía sentir como una puta.17
Entre las frases que terminan por sumar a lo dicho, está la expuesta por el agresor de Gina Potes
en el momento del ataque: “Quién la manda ser tan bonita”. Lo trágico de la enunciación es
finalmente al estar Gina muy cerca de ese bien (que es ser bella y que es valorado tanto por
hombres como mujeres en Colombia), la ubicó en un espectro que la dejó como blanco de
ataque.
Dichas frases podrían llegar a generar la validación de conductas que redundan en la continuidad
de esas formas patriarcales (Piedrahita, 2005), porque a pesar que la belleza es valorada como un
deber ser en Colombia, a la vez está siendo el detonante de las agresiones. En efecto, el ciclo
cultural que describe Habermas en su Teoría de la Acción Comunicativa, es explicable en el
fenómeno estudiado, pues lo que se empieza a robustecer como válido así sea arquetípico, (en
este caso ser bello) termina por materializarse en cuerpos que comunican y provocan acciones y
reacciones en los grupos sociales en los que se desenvuelven.
La pertinencia de ésta publicación, radica en ese acercamiento desde lo comunicacional para
interpretar lo que un grupo social como el colombiano considera bien y sus efectos en dos casos
que aunque trágicos por el mismo tipo de agresión, terminaron en diferentes maneras de
posicionamiento y reconocimiento social para las víctimas.
Para encontrar las formas en que se plasmaron en los medios de comunicación los casos de
estudio en relación con el eco de esa información y logros en materia social, política y estatal, la
delimitación de análisis a los adjetivos que comunicaron ambos casos, permitió hacer énfasis en
lo que se encuentra ligado a los deseos de ser y hacer, en una sociedad que se mueve en la era
de los senos y brazos gigantes –sin importar que sean silicona-.
16 El nombre ha sido cambiado por solicitud expresa de la fuente durante los diálogos de la misma. 17 Sustantivo coloquial para referirse a las mujeres en ejercicio de prostitución.
31
En este momento ya es pertinente acatar que en los casos de quemaduras con agentes químicos
han confluido presiones mercantilistas del cuerpo basadas en el bien belleza que a la vez define lo
que no es bello; por ejemplo, en el caso de Antonia De Garzón* – La mujer con el mayor
porcentaje de cuerpo afectada por este tipo de ataque en Colombia- en conversación adujo que
durante el 2012 fue invitada a un programa televisivo tipo magazín en donde se solicitó exponer
su caso para lograr apoyos económicos; pero si ahondamos en cómo se concebía en ese
momento vamos a encontrar que en palabras de la misma “Solo me usaron para mostrarme como la
que ya no es bonita, la fea, pobre, negra y triste de un país y que por eso necesitaba ayuda” .
En tal medida, el bien belleza se reforzaría, no sólo por lo que es, sino por lo que ya no es. (El
desenlace del evento mencionado no fue muy venerable, pues no sólo se utilizó la imagen de la
mujer en uno de los programas con más rating del país, sino que ella asegura que nunca se le
entregaron las ayudas económicas reunidas por los colombianos)18.
Sí la belleza como bien es tan identificable aunque no esté escrita, debería ser posible en la escena
colombiana, describirse qué es y qué no; sin embargo, delimitar lo bello no sólo no es fácil sino
que puede llegar a ser infinito, toda vez que deben tenerse en cuenta aristas de micro contexto y
cambios históricos. Lo que sí se podría dilucidar son líneas transversales en dicha producción
del cuerpo.
Siguiendo, otra mujer víctima de ácido, en entrevista aseguró:
Yo no sé, nunca me han dado razón, pero yo creo que a mí me echaron eso no por bonita, aunque no era
la más fea, sino porque le caía bien a todos los hombres de mi trabajo, me la llevaba muy bien con ellos.
Ahí la belleza se resignificaría (como propuesta de esta investigación), pues no solo debería
entenderse como un conjunto de cualidades físicas sino también de cualidades
comportamentales que son reconocidas en un grupo social, quizás es por esta línea que muchas
de las víctimas hoy no se explican la razón del ataque o les es impensable un posible agresor y
acá a la fecha ya se incluyen algunos hombres.
Las condiciones por las que fueron atacadas las víctimas, terminan por ser otra valoración fuerte,
pues pueden generar deseos de poder sobre cuerpos que valen socialmente no sólo por
cualidades físicas sino comportamentales; dichas valoraciones estarían relacionadas a aspectos
18 La presente investigación no cuenta con sustento o pruebas para la aseveración de la entrevistada.
32
morales como lo describe Taylor (1991) al describir los Horizontes de significado y la autodefinición en
los diálogos sociales. En el caso colombiano esas valoraciones estarían atravesadas por nociones
religiosas y de crianza en donde la bondad, calidez, servicio y hasta carisma entrarían al ruedo
referencial de la belleza.
Lo bello y entre tanto la belleza en el contexto colombiano y para esta investigación será entonces
entendida como un bien que se enmarca en la línea de Braidotti(2005) en una cualidad no
necesariamente física que permite sobresalir sobre el conjunto de personas del mismo círculo. Dicho constructo
de lo que sería una persona bella, se ha estandarizado como una forma que las personas buscan
para ser y hacer. A saber, hoy el hombre o mujer bellos, pueden adquirir más posibilidades de
visualización y aparición que otras personas, lo que en últimas les brinda la opción de ejercer
poder.
Poder y Belleza
Si se propone que la belleza es un bien que además acerca a las personas a otro bien llamado poder,
aquellos arquetipos que se consideran bellos, no sólo son un lado benefactor para el portador,
sino el blanco predilecto por aquellas personas cercanas a éste que desean control sobre ese
conjunto de cualidades. (Braidotti, 2000).
El poder del/la bello(a), florece como un arma que se debe poseer o quitar y en esa medida los
sentimientos de la pareja, pretendiente u homólogos por edad, sexo, género o estatus social,
conjugan un peligroso coctel de valoraciones y deseos que buscan controlar a ese sujeto bello,
desembocando algunas veces en la motivación de violencias; muchas de éstas para despojar a
ese ser de aquello que le permite resaltar en el horizonte colombiano.
Es por este camino en donde aparecen las agresiones con ácido, que de forma intencional buscan
desdibujar lo alabado y buscado por la personas gracias a las valoraciones fuertes. Adicional a esto,
es importante rescatar que desde la década de los 50´s en Colombia, los procesos culturales han
estado indistintamente ligados a dinámicas de consumo, a partir de valorar socialmente a las
personas según su posibilidad de aparecer o figurar.
De tal manera, las pautas de vida se dan por medio de la compra y venta tanto de bienes
materiales como de formas de ser que en un espacio de competitividad personal, intentan cumplir
con el ideal de bienestar: tener más significaría ser más o estar más cerca de lo que es valorado es ser mejor.
33
En todo caso y bajo la premisa: todo tiene un precio, las formas de vida colombianas se han
manifestado en una búsqueda de estar lo más cerca posible a lo que desea el colectivo, por ello,
el tener como pareja, amiga, compañera y hasta enemiga a una de esas personas que materializan
lo que esta sociedad sitúa como bello también puede llegar a homologarse al poder.
La belleza termina siendo la moneda de una transacción de mercado, en donde esa persona se
fija como instrumento de deseo, pasando incluso de ser concebida como sujeto a objeto, al punto
que el portador de esas cualidades bellas, puede terminar asumiendo su cuerpo o actitudes como
armas para el posicionamiento social.
Ahora, desde la mirada del agresor, la posibilidad de quitar esa arma de reconocimiento con la
opción de que siga viviendo pero sin su cualidad reconocida, puede llegar a incentivar un ataque
con ácido (que tiene consecuencias no mortales pero si de incapacidad física y emocional).
Colombia: Sociedad del Consumo con sujetos blanqueados
En la sociedad del consumo (Bauman, 2006), arrojar ácido a una persona, busca alejarla del bien,
arrebatarle su posicionamiento y eliminar el blanqueamiento (Braidotti, 2005), es decir, borrar
esas condiciones, características, atributos o cualidades que no están escritas en ningún lugar
pero que son válidas y legitimas en el contexto colombiano para que alguna persona sea
considerada bella.
El blanqueamiento no debe ser entendido para este texto desde la raza, occidentalización o
globalización histórica, sino como ese conjunto de arquetipos de persona valiosa por ser bella,
en comportamientos venerados o atributos físicos deseados y que masivamente se quieren
encarnar o poseer.
Ese bello que ha logrado encarnar formas valoradas desde lo grande y voluptuoso de partes del
cuerpo ligadas al placer o actitudes de acción benévolas, desencadenan en el caso colombiano,
que las agresiones y violaciones de derechos humanos se perpetran día tras día en una cadena
generacional dispuesta desde el rencor y la venganza en donde el incentivo de un agresor con
ácido que actúa sobre una víctima, es despojarla de su bien de poder: La belleza.
34
Sujeto que se produce y se consume
Para la conceptualización de los devenires subjetivantes que han propiciado las valoraciones
poderosas de belleza (y que tal como se ha explicado podrían enrutar los ataques con agentes
químicos), es de crucial importancia sentar la base de la concepción del cuerpo como aquel lugar
de dominio propio- con la falsedad de la misma afirmación, en tanto que dicho dominio está ligado
a procesos de alienación social y valoraciones fuertes que son el telón de fondo del asunto.
Es el cuerpo, la posibilidad colombiana de la libertad, un espacio propio en donde se escenifica
lo que se quiere ser, pero más profundo, lo que es valorado en un modelo de crianza patriarcal.
Acá se ata la interpretación al concepto de mercado, pues indistintamente a una explicación
económica, el fenómeno está ligado a las menciones capitalistas del consumo y las posibilidades
de aparición social que lo permitan y perpetúen. En resumen se crean cuerpos y actitudes
vendibles a otros en la vida diaria.
Para dar carta abierta al horizonte que posiciona lo vendible o no por ser bello o no, el modelo
económico base de entendimiento es el Capitalismo, que para el presente texto no será entendido
desde el Marxismo, sino desde la categoría en la que se puede expresar y por lo tanto explicar el
poder; de manera tal, también es conveniente traer a colación que la categoría en mención -en la
línea de Deleuzze- Quintanar (1997)-, pues permite aclarar que los ataques con agentes químicos
resultan de procesos de identidad englobados en marcos referenciales con valoraciones de lo que
es ser bello corporal o mentalmente, siendo el resultado de modelos de crianza y arquetipos de
qué se debe ser y cómo.
En efecto, toda representación, en el momento en que ella se produce, afecta, además de los órganos,
al propio espíritu, o sea, las representaciones presentes y pasadas que lo constituyen, si al menos se
admite con nosotros que las representaciones pasadas subsisten en nosotros. El cuadro que yo veo en
este momento actúa de una forma determinada mis formas de ver, sobre mis aspiraciones, sobre mis
deseos; la percepción que tengo de eso, es, por tanto, solidaria de esos diversos estados mentales.
(Durkheim, 2004, p. 26).
La eliminación de lo que significa en Colombia ser bello, permitiría ubicar a las víctimas y
puntualmente dos casos (Gina Potes y Natalia Ponce), en una zona de exilio social, que pueden
llegar a ser formulados de la forma más siniestra por el mercado y hasta estabilizados por la mano
invisible de la que habló Adam Smith (Piedrahita, 2005).
35
CAPÍTULO III: El performance posterior al ataque y la valoración fuerte de este
Marco Metodológico-
Metodología para la recolección de datos
Al citar a Van Dijk19, Thompson (1993) propone que para que el análisis crítico del discurso se
dé, debe llevarse a cabo una propuesta de metodología de la hermenéutica profunda, la cual se divide
en tres niveles, que en ningún caso deberán tomarse como estadios estáticos o individuales, sino
como partes de un proceso interpretativo complejo. Los escalamientos son:
- Análisis socio-histórico: interpretación de las condiciones del desarrollo del discurso
teniendo en cuenta que éste tiene validez en un público que comparte un contexto
determinado con situaciones reconocibles o identificables para los mismos.
- El análisis Discursivo: se debe partir de intentar resolver el interrogante, ¿Cuál es el método
más apropiado para tal o cual estudio? (cita textual del texto); así, un acercamiento al
resultado se puede tomar desde de la atención y/o recolección sistemática, delimitada de
datos con filtros que bajo ejes de atención narrativa, argumentativa, sintáctica,
conversacional o semiótica, busquen elementos en común para ser interpretados
posteriormente.
- La interpretación: la búsqueda de elementos constantes y significantes deben trascender el
carácter cerrado de lo dicho en primer plano, para pasar a la reconstrucción cultural de
significaciones validadas históricamente hablando.
El análisis del discurso puede que no trascienda si se efectúa de manera ambigua o superficial,
sin embargo si se profundiza bajo la óptica de los bienes, permitirían acercarse a lo que Taylor
vislumbró como la finalidad de los marcos referenciales “proporcionar el trasfondo implícito o
explícito para nuestros juicios, intuiciones o reacciones morales para lo que merece respeto,
valoración de vida plena o dignidad” (1989, p. 51).
Metodología para la interpretación de sinergias narrativas
Es menester aclarar que la herramienta metodológica sugerida para encontrar sinergias entre las
motivaciones de los ataques con ácido y la posterior aceptación o rechazo de los casos
19 Es un lingüista nacido en Naaldwijk, Países Bajos. Es uno de los fundadores del Análisis Crítico del Discurso y fue editor- fundador de las revistas Poetics, TEXT, Discourse & Society, y Discourse Studies – de las cuales todavía edita las últimas dos - y es además fundador de la revista de Internet Discurso y Sociedad.
36
presentados en medios para las y los colombianos, es precisamente la relación que plantea la
pregunta problema de este texto y que se mueve en Taylor y la relación que propone entre bien
y marcos referenciales, bajo esas nociones aplicadas a Colombia y a los ataques con agentes químicos,
se reconstruyó el sujeto narrativo que permitió mayor posicionamiento social (poder) desde la
belleza: el caso Ponce sobre el de Potes según las adjetivaciones de dos medios de comunicación
escritos en Colombia.
En las Fuentes del Yo: La construcción de la identidad moderna, se defiende una tesis en la que se plantea
que es absolutamente imposible deshacerse de los marcos referenciales (Taylor, 1989: Pág. 43), lo que en
relación con los ataques con agentes químicos, partiría de la existencia de unos supuestos de
valor que delimitarían el cómo vivir en un horizonte moral que para Colombia, permite
jerarquizar lo bello y lo no bello.
Para entrar en materia, fue necesario mostrar un contexto de dichos ataques en el país hoy, para
luego aplicar tres conceptos pilares: belleza propuesta para debate como bien, marcos
referenciales y poder, en palabras de Taylor se trató de buscar cuáles fueron los elementos que
devienen en reconocimiento de un caso sobre el otro, en un país que presenta la siguiente
situación:
Si se cruza la cifra de este tipo de violencia (ataques con ácido) con nociones como abuso sexual a menores,
violencia intrafamiliar y conflictividades entre vecinos, se encuentra una relación entre el aumento de casos
en dichas aristas y el acrecentamiento en uso de agentes químicos, que van desde el pegante hasta las
combinaciones con ácido muriático; se califican entonces las tendencias, como conductas patológicas y pone
en la tela del análisis un fenómeno de agresiones entre conocidos, familiares y amigos que deben tener una
conexión cultural e histórica en el país. Alcaldía (2013).
Uno de los principales problemas luego de sucumbir ante los marcos referenciales, es la aparición
de la misma cantidad de versiones y explicaciones como de cantidad de casos, lo que abriría un
abanico de investigación casi infinito, por lo que nació la necesidad de delimitar el asunto. En
palabras de Taylor, al buscar la B.A. – Best Account- (Mejor explicación posible) para el tema y
por cuestiones de alcance y aplicativas, el trabajo se limitó a la narrativa de dos medios de
comunicación en su versión escrita online en un rango de 19 años en dos casos representativos
del fenómeno: Potes y Ponce.
37
Decantación de puntos de observación para análisis de variables
En el marco de lo expuesto desde el análisis crítico del discurso, se abordó una interpretación
desde la hermenéutica profunda a partir del siguiente escalamiento:
Campo Pregunta orientadora de
análisis
Categorías de
interpretación
Concepto teórico de
relación analítica
Herramienta
Discursivo ¿Cómo se describe a
Natalia Ponce y Gina Potes
posteriores al ataque?
- Términos de descripción del evento
- Adjetivos calificativos de la víctima
Sujeto de
enunciación:
Belleza
Poder
MaVaIn (Matriz
de Variable de
Investigación) 1,
2, 3 y 4
Interpretación
(sólo de
presentación
en ponencias)
¿Qué comunican las
fotografías de Gina Potes y
Natalia Ponce desde el
análisis semiótico de la
imagen?
- Composición del cuadro
- Contexto de la imagen - Kinesis - Elementos Decorativos y/o adicionales al mensaje gráfico
- Proxemia - Resolución y/o calidad de la imagen
- Consumo - Sujeto que se produce
- Patrones de consumo
- Sujeto que se consume
RGIAQ 1
Instrumentos
El análisis del discurso se dio en primera instancia con la recolección de información sistemática
para encontrar ejes de convergencia en lo narrado haciendo énfasis en la adjetivación; esto para
ver cuál era la posible relación entre los logros de cada mujer y la descripción de ellas por parte
de los medios. En resumen, describir cómo la belleza (propuesta como bien) ubicó de forma
diferencial a dos víctimas del mismo flagelo.
Se usó como técnica de investigación la recolección de información con las siguientes
características:
Característica Especificación Justificación
Tipo de
recolección
Cualitativa con recolección
dirigida.
Fue clave describir para dos casos de víctimas de agentes
químicos, las noticias publicadas en los siguientes aspectos:
38
Denominaciones de las víctimas
Expresión de caso
Descripción del contexto
Instrumento Rejillas Matriz de recolección de información general con tópicos
para encontrar elementos narrativos desde las valoraciones
fuertes de nociones de poder y belleza.
Para lo dicho se usaron bloques de información cualitativa
(Lead de noticias).
Método Recolección de
información a partir de
aparición en motores de
búsqueda WEB
El proceso de recolección de información se dio a partir de
los registros que se digitalizaron desde 1996 en los
principales diarios del país en la web de El Tiempo.com y
El Espectador.com para los casos de Gina Potes y Natalia
Ponce.
Rango de Tiempo 1996-2015 En 1996 se dio la primera denuncia formal en Colombia
por ataque con ácido, siendo el caso de Gina Potes, por lo
que el registro iniciará en dicho año y cubrirá hasta el 2015
pues el caso de Natalia Ponce se dio en 2014.
Delimitaciones Casos:
“Gina Potes”
“Natalia Ponce”
Medios
El Tiempo
El Espectador
Gina Potes fue la primera persona quemada con ácido en el
país mientras que Natalia Ponce fue la primera víctima con
reconocimiento político administrativo de orden nacional e
internacional para el tema.
Etiquetas de
Recolección
Ácido, Violencia,
Agresión, Cirugía,
Feminicidio, Quemadura,
Tratamiento y
Recuperación.
Según el primer sondeo de base, (MaPAiN- Rejillas de
acercamiento), dichas variables son las palabras con las que
se encuentran relacionadas las noticias, por lo que se
recurrió al sistema de alertas web para búsqueda avanzada
en los portales de los medios elegidos.
Afectaciones Posible eliminación de
información o reducción
de los apoyos multimedia
de las publicaciones por
paso del tiempo y ahorro
de espacio en los
servidores de los medios
seleccionados.
Según primer sondeo de matriz 002, a varias de las noticias
del tema le fueron eliminadas las fotografías o infografías
de apoyo originales.
39
Bloques de Información con variables aplicadas
Durante 5 (cinco) meses se trabajó en la recolección de información por medio de la MaPain 1-
Matriz de Punto Análisis de la investigación- (Anexo No. 001) que dio cuenta del vacío
conceptual e investigativo para el fenómeno que se reducía a 2015 a acercamientos desde lo
médico, lo legal y lo forense, sin explicación cualitativa de la investigación social. Fue
precisamente este mismo instrumento el que brindó los datos de rastreo de las víctimas que
habían declarado a medios de comunicación a la fecha de registro (2014-2015).
La MaPain, permitió la delimitación de la investigación a los casos de Gina y Natalia por sus ejes
de convergencia narrativos al estar en el campo de lo “emblemático” de las quemaduras con
ácido, reconociendo dos formas de lucha de la misma situación. Además a los casos, de allí salió
la delimitación temporal entre 1996 y 2015 desde la ubicación en línea de tiempo del primer caso
registrado en Colombia (Gina Potes) y las fechas de victorias de la primera mujer representante
ante el Congreso y Organismos internacional para el tema (Natalia Ponce).
Con dicha visualización del campo de investigación se procedió a la segunda conceptualización
y creación de instrumentos que permitieran acercamientos a los casos elegidos, de allí la
necesidad de la MaVaIn (Matriz de Variable de Investigación), que terminó en bases de
datos a partir de los siguientes bloques de información:
La MaVaIn, contó con 4 versiones:
1. Identificación
1.1 Fuente 1.2 Fecha de recolección 1.3 Selección por palabras clave (Tags)
2. Temática
2.1
Referencia
de
ubicación
2.2
Sección
2.3
Año
2.3
Autor
2.4
Antetítulo
2.5 Título 2.6 Subtítulo 2.7 Cuerpo de la Noticia
2.8 Link
40
1. MaVaIn 1 (Es el anexo No. 0002) que da cuenta del registro de noticias de Gina Potes
en el periódico El Espectador
2. MaVAIn 2 (Anexo No. 003) que trabajó la información de Natalia Ponce en El
Espectador.
3. MaVaIn 3 (Anexo No. 004) que permitió registrar las noticias de Gina Potes en el
periódico El Tiempo
4. MaVain 4 (Anexo No. 005) con el Registro de Natalia Ponce en noticias publicadas en
El Tiempo.
Sin embargo al ver los acompañamientos fotográficos de las noticias y vislumbrar la posibilidad
comunicativa desde la performance y cómo se mostraba cada mujer de forma diferencial en
retratos, se procedió a crear la RiGaQ - Rejillas de Investigación Gráfica en Agentes Químicos,
un sistema de información tipo rejillas que buscó no sólo tener la imagen de cada noticia sino
referenciar la cantidad de apariciones de la misma imagen en varios noticias e incluso otros
medios de comunicación.
Es clave resaltar que la RiGaQ, sistematizó además de las fotografías de las noticias de El Tiempo
y El Espectador, la fotografía más referenciada y consultada en el motor de búsqueda Google
para cada mujer que paradójicamente en ninguno de los casos corresponde a los medios elegidos.
La matriz contó con los siguientes campos:
RIGAQ 1
No. Fotografía Referencia Observaciones
Finalmente es clave indicar que al igual que la MaVaIn, la RiGaq también contó con cuatro
versiones, una por cada mujer y por cada medio.
41
CAPÍTULO IV: Gina Potes “El ángel de las mujeres quemadas con ácido” y Natalia
Ponce “La mujer sobreviviente y luchadora”
Marco Interpretativo y Resultados-
Trasfondo cultural emergente: del telón de fondo de la estética narco a la
belleza como posibilidad de reconocimiento social
En el caso colombiano, como ya se explicó en el marco teórico, el marco referencial debe plantearse
a partir del devenir femenino impulsado por la “Estética Narco”20, pues se han fijado formas de
ser mujer en cuerpos de grandes senos, colas, rostros perfectos y de rasgos delicados (estereotipo
descrito en el 82,3% de las mujeres atacadas según los entrecomillados de las MaVaIn). Esta
forma valorada que parecer ser un molde cultural, ha materializado el bien social de belleza que se
alaba y aprecia.
Para la investigación fue clave dilucidar una definición de partida para los preceptos de belleza,
poder e identidad, en busca de una conformación de los que Taylor llamó marcos referenciales
que terminan incentivando y aprobando no sólo a los ataques sino los performance de quienes
son víctimas de dichos.
Sí el 67% de los casos quedan sin resolver, podría analizarse un continuum cultural que de alguna
forma validó la agresión y postagresión; para demostrarlo, basta con revisar cómo en las noticias
examinadas desde la MaPaIn hasta la RiaQ, aparece que en un 72,3%, se hacen declaraciones
desde una política de ubicación externa 21 , en otras palabras se potencian observadores y
editorialistas del problema que quieren solucionarlo sin establecer conceptos de análisis social,
pero peor aún, generalizando los hechos desde el comercio de químicos sin control, cuando los
ejes de convergencia de los casos son como se intenta demostrar son valoraciones sociales:
belleza como posible bien superior y entre tanto venta mediática del cuerpo.
En el plano de lo histórico, en uno de los varios marcos referenciales dilucidado en esta investigación
para Colombia, está el hecho que de acuerdo a Youngers & Rosin (2005) durante la década de
los 70´s, inició el complicado contexto del negocio de la droga y el narcotráfico que devino en
sujetos de poder masculinos, impulsados por la necesidad de superación personal y social en un
20 Se establece este término en relación con las formas de moldeamiento de lo femenino desde los recursos del narcotráfico y sus poseedores en el país durante los años 60´s hasta los 90´s, en el cual las voluptuosidades y grandes atributos en senos y cola contrastan con la poca medida de cintura. 21 Villa, Wilmar (2014) en desarrollo del seminario de la MISI en la UDFJC- el 18 de Febrero del mismo año.
42
ciclo familiar en el que se ha validado históricamente la supremacía del hombre como proveedor
de alimentos, recursos económicos y decisorios en cada familia.
Hasta lo anterior, el problema radicó en que ese macho proveedor al tener el peso del futuro de su
núcleo familiar, ha terminado por impulsar a la mujer a la confinación absurda pero presente de
las labores del hogar, replicando modelos de guerras europeas “la guerra era sólo cosa de hombres,
como le recuerda Héctor a su esposa Andrómaca en la célebre escena de despedida en el Canto VI de la Ilíada,
quedando reservadas para las mujeres las labores del hogar y la tutela” Espelosín (2001) . En 2016
en Suramérica se emula dicha sumisión a la pertenencia de un cuerpo dependiente de un líder
no femenino proveedor de imagen social.
Así, la posible valoración de la belleza como bien es entonces social como se evidencia, por
ejemplo, en los foros de noticias sobre ataques con ácido de la página www.Eltiempo.com (web
del principal diario impreso del país). Allí la consulta del 12 de noviembre de 2015 a las 21:38
hrs-, registró un total de 3471 comentarios en tres días, de los cuales más de 1000 acusaron a
Natalia Ponce de algún grado de culpabilidad por el ataque, al no aceptar la supuesta conquista
de su agresor, aduciendo que al no existir una repuesta determinante de no interés se dio paso a
la generación de expectativas por parte del hombre y en alguna medida justificación de la
quemadura. En este punto es fundamental analizar cómo no sólo la víctima es víctima por
marcos referenciales patriarcales, sino cómo la agresión termina justificada por personas del
mismo horizonte del fenómeno.
Este último comportamiento de la opinión ciudadana sobre el caso, impulsó una interpretación
desde Benjamin (1921) ya que evidentemente es el horizonte colombiano explicado en el marco
referencial el que está generando motivaciones grupales al demostrar que los comportamientos no
son aislados del todo para las quemaduras con ácido ya que responden a valoraciones fuertes.
Benjamin lo explica de la siguiente manera:
Una causa eficiente se convierte en violencia, en el sentido exacto de la palabra, sólo cuando incide sobre
relaciones morales. La esfera de tales relaciones es definida por los conceptos de derecho y justicia. Sobre
todo en lo que respecta al primero de estos dos conceptos, es evidente que la relación fundamental y más
elemental de todo ordenamiento jurídico es la de fin y medio; y que la violencia, para comenzar, sólo puede
ser buscada en el reino de los medios y no en el de los fines. (1921)
43
Sin embargo, antes de seguir usando los lentes de belleza y poder en el fenómeno, como bienes
con valoraciones fuertes, es necesario hablar de ¿cómo es concebida la mujer y sus potencias en
la sociedad colombiana?, llegar a esa exactitud, es hilar demasiado delgado y requeriría una
investigación representativa propia del tema con un grupo extenso de investigadores, por lo que
por ahora, el presente texto hará un salto “Hasta donde alcance la vista atrás”, para buscar en la
misma línea de Taylor (1996) determinaciones en dos casos de lo que somos, por lo que hemos llegado
a ser y por la noción de cómo llegamos ahí.
Luego entonces, tendría coherencia el hecho de que el caso Ponce, a pesar de ser el último caso
y a la vez la víctima con mayores posibilidades de recuperación económica, en salud y contextual,
sea el que más ayuda y visibilización ha tenido, al lograr materializar una nueva búsqueda de la
belleza que perdió, y que socialmente se alienta, se aplaude y se le brinda poder representativo a
como dé lugar.
Con lo anterior, viene entonces el dominio del bien de la belleza de nuevo, el fénix, a
materializarse en Natalia, como la mujer que busca recuperar así sea sólo una parte de aquello
que le quitaron para posicionarse como una heroína, la que devela el daño, pero trabaja por
cumplir nuevamente con esa mujer bella nuevamente.
RESULTADOS PARA “GINA POTES”
Adjetivos calificativos para el caso Gina Potes
Luego del análisis de las matrices MaVaIn1 y MaVaIn3, se lograron delimitar las palabras
recurrentes. Para el desarrollo de la siguiente compilación se tomó la cantidad de veces en medida
porcentual que se repiten los adjetivos en las noticias para:
1. Referirse al contexto en el que se desenvuelve Gina
2. Describir a Gina como mujer
3. Dar cuenta del suceso o ataque
De tal forma, para el caso de Potes se analizaron 1.122 noticias con la siguiente relación según
los dos medios analizados:
44
Noticias para Gina Potes: 1122
Medio Cantidad en Número Relación % con el total
El Tiempo 218 19,42%
El Espectador 904 80,57%
Relación No. 001- Matriz de relación de noticias por medios
Gráfico No. 001- Incidencia de noticias en el tiempo- Fuente: El Tiempo.
Relaciones para Gina Potes
Sobre su Contexto Sobre ella Sobre el caso
Palabra
% de
aparición
en relación
con la
totalidad de
noticias
Explicación Palabra
% de
aparición
en
relación
con la
totalidad
de
noticias
Explicación Palabra
% de
aparició
n en
relación
con la
totalida
d de
noticias
Explicación
Cultura
Machista 56%
Se relaciona como
explicación para los
casos que
representa siendo
consecuencia de
esta
Víctima 87%
Es el calificativo
más recurrente
para Potes
Impune 71%
Siendo el
calificativo más
usado para el
caso de Potes
Difícil
situación 45%
Los relatos e
historias de otras
víctimas enfatizan
las situaciones
posteriores al
ataque con ese
calificativo
Otros
Nombres de
víctimas
79%
Gran cantidad de
noticias de Potes
relacionan cerca
de 56 casos más
Tragedia 60%
El segundo
calificativo no
mencionado por
Potes pero
aducido por
periodistas
Discriminació
n 44%
Refiriéndose al
ámbito de atención
en salud, acceso al
empleo y dimensión
emocional/afectiva
para ella
Deformación 68%
Respecto a los
efectos
especialmente en
referencia al
rostro
Primer
caso 52%
Se hace claridad
en más de la
mitad de las
noticias de ser el
primer registro
en Colombia
45
Lucha por lo
legal 20%
Se trata de los
procesos legales
frente al Senado
que Potes trabajó
desde el 2008
Amenazada/I
ntimidada 47%
Casi la mitad de
las noticias
relacionadas con
Potes, mencionan
las nuevas
amenazas después
del ataque.
Sin
atención 46%
La calificación en
conjunto de las
mujeres que
anclan las
narraciones al
caso de Potes
tienen este
común
denominador
refiriéndose al
Estado.
Ley 15%
Se relaciona la Ley
1639 que logró
impulsar Potes para
la atención a
víctimas y la
penalización.
Incluso 1 año antes
del ataque a Ponce
Hijo 21%
La relación de
Potes como
madre y la
narración de la
afectación parcial
de su hijo en el
primer ataque son
constantes.
Cicatrices 45%
Como
descripción del
hecho
'Quién la mandó a ser tan bonita´ 97%
Limitaciones 12%
En el orden de la
descripción de las
secuelas físicas que
han dejado los
ataques en la
víctimas.
Enfrentarse al
Espejo 13%
Es uno de los
miedos que
menciona
recurrentemente
en sus
declaraciones.
Cirugías 13%
Haciendo énfasis
en el médico
cirujano que
presta sus
servicios de
forma gratuita a
Potes.
Posterior al análisis de textos por el software Nvivo versión 10.1 para Windows y el encuentro de
relaciones en repetición de palabras bajo el 100% de las noticias para este caso, se procedió a
buscar una manera de representar gráficamente las descripciones hechas por los periodistas en
la emisión de noticias relacionadas con el caso Potes.
Luego en busca de una forma que no repitiera la alienación de las representaciones
antropomorfas, se recurrió a la búsqueda de elementos que representaran la interrelación de los
conceptos, proponiendo utilizar Mandalas.
Las mandalas son definidas como una palabra sánscrita que significa -un círculo con un centro-. La esencia
del mándala se incluye en el. De lo más pequeño a lo más grande. El mándala es la mediación simbólica de
ambos. (Martínez, 2006). Ese ejercicio resultó en:
46
La imagen es una representación compleja que cumple con el enunciado de Taylor del “Yo” a
partir del “Yos”, se trató entonces de un ejercicio de posicionamiento en el que se tomaron las
formas recurrentes del lenguaje para ubicar bienes en adjetivos calificativos que según los medios
le corresponden a Potes.
En la línea que la identidad es el horizonte dentro del cual se adopta una postura de gran medida
histórica, si sólo se tomara la descripción de los diarios impresos analizados para saber ¿quién es
Gina Potes?, el resultado estaría atravesado por una mujer que fue quemada por ser bonita (un
bien en el horizonte colombiano) y vivir en una cultura machista (un marco referencial en el
contexto colombiano). La posición del entramado revela que Gina es ubicada socialmente en
una “difícil situación”, en la que las cicatrices son visos de la víctima que es de una tragedia que
deformó esa belleza que materializaba y por la cual no sólo fue quemadas sino ha sido
amenazada en varias oportunidades.
De manera tal, si los marcos referenciales en la línea de Taylor (1989) son espacios de
interlocución en los que compartimos bienes como nociones que se evalúan para concebir las
situaciones y personas, Gina cuenta con una cualidades de lo que no es deseable que pase en
47
Colombia, reconociéndosele y juzgándosele como la primera deformidad consecuencial de ser
bella en Colombia.
Por otra parte la ubicación de la mujer como guerrera legal y vocera de otras mujeres víctimas,
no encaja con el concepto de mujer delicada, sumisa y débil que es valorada como el deber ser
de la mujer alabada y es allí donde las “discriminaciones de lo correcto o errado de los mejor o
de lo peor, de lo más alto o lo más bajo” Taylor (1989, p. 20), jugaron en des favorabilidad de
este caso, con adjetivaciones por parte de los medios que no mencionaron un renacer de mujer
sino un decaer de la belleza que alguna vez mereció respeto- dignidad y que simplemente ya no
está.
Así se cumplió el postulado de Taylor “el mismo hecho de lo que una vez fue tan sólido se haya
difuminado en el aire nos demuestra que no se trata de algo tan arraigado a la naturaleza del ser,
sino más bien a algo sujetos a interpretaciones humanas” (1989, p. 51): para el Yos – Gina Potes
en los marcos referenciales colombianos, ya no tiene dignidad social merecedora de respeto al
ser sólo una víctima, una deformidad de ese bien, que además ahora conjuga elementos que no
están benévolamente vistos en el sujeto-mujer: es una guerrera no una mujer bella.
Recurriendo a la posibilidad de ubicar en un espectro casi de mapa, las caracterizaciones que se
hicieron de Potes, se recurrió al recurso del plano cartesiano de René Descartes, toda vez que
Elena Carrera y su equipo de trabajo de la Universidad Nacional del Litoral en el 2005 aseguraron
que dicho permite que los problemas geométricos, entre ellos los relacionados con vectores sea
vislumbrados y entre tanto estudiados para su manipulación con el empleo de técnicas
algebraicas. Sin duda acá no vamos a desviarnos a lo matemático sino a echar mano de una
herramienta que nos permita referenciar el bien en las líneas positivas y ubicar los adjetivos
encontrados según su uso semántico. Dicho trabajo nos arrojaría algo como:
48
Plano 001: Adjetivos recurrentes en medios para Gina Potes
No se pretende estandarizar las palabras, ni llegar a aseveraciones de la ubicación exacta, sino de
aproximarse al entendimiento de esas formas en que cada mujer se construyó mediáticamente
hablando.
Ahora, como alternativa a la propuesta gráfica (que es solo eso, una propuesta), se presentará
una reconstrucción textual de la suma de las adjetivaciones, bienes y marcos referenciales para el
caso Potes encontrados en la MaVaIn 1 y 3, siendo el resultado el siguiente:
GINA POTES
Alta, de piel morena de mirada penetrante y fija… Su pelo es alborotado pero está en sintonía con su valentía que a la vez hace juego con la posibilidad de volar, es posibilidad que los medios le han brindado al llamarla El ángel de las mujeres quemadas. El Tiempo, sección gente Caro (12-11-2015)
El suceso descrito por los medios según las declaraciones de Gina Eran las siete de la noche del 28 de octubre de 1996. Sonó el timbre de su casa, en el barrio San Vicente (sur de Bogotá). Gina salió a atender la puerta, y junto a ella, Angie (su hermana menor) y Andrés, su primogénito de apenas tres años. En sus palabras nunca olvidará la cara siniestra de una señora robusta que le preguntó en dónde quedaba el jardín infantil.
49
Sin más, sintió sobre la piel una sustancia tibia y viscosa, y un olor nauseabundo. Lo último que recuerda es el grito de un hombre al que no le pudo ver la cara, ¡Quién la manda a ser tan bonita!
Gina es el rostro de cientos de víctimas de ataques con agentes químicos en un país donde se le rinde culto a la belleza y los agresores han encontrado en este cruel y horrendo método una forma de venganza inimaginable. Es el crimen perfecto: asesinan la belleza, la víctima jamás olvida al victimario y este sigue libre, como si nada…
Luego del ataque, Gina se refugió en sus sueños, dormía y pasaba el resto del tiempo echada sin hacer nada, deprimida y llorando. Esa fue la imagen que tuvieron sus hijos durante sus primeros años. Con el paso del tiempo y la tenacidad de verse acorralada y obligada a luchar, empezó a resurgir, sin pensarlo resucitó de sus propias cenizas. Así y luego de afrontar 26 cirugías y 70 procedimientos quirúrgicos no invasivos, estuvo convencida que las cicatrices no la hacían menos mujer. Sin embargo y aunque logró recuperarse físicamente en un 50 por ciento, las heridas del alma- en sus propias palabras-, siempre permanecerán.
Sostiene que no fue fácil, y recuerda con angustia las mañanas en las que su hijo Andrés se le acercaba con miedo. Pero ¿qué es el miedo en el mundo de lo posible de un niño? , se podría resumir en la frase que antes de los 8 años el pequeño Potes aseveró: Mamita, no te preocupes, con un borrador te borraré la cara y te pintaré una nueva. Luego nos iremos volando al país de los pollitos.
Hoy el miedo ha quedado atrás, no hay espacio para eso, a pesar que ya ha logrado recuperar casi totalmente el rostro, aún son evidentes las marcas de ese ataque que también le alcanzó el pecho.
El Devenir mujer de Gina Pese a todo y a que hace 15 años su proyecto de vida cambió, Potes como muchas otras personas en Colombia siguen recibiendo amenazas de un nuevo y cobarde ataque con ácido, esta vez ya no por ser tan bonita como le dijeron la primera vez, sino por su activismo para acabar con esta práctica en el país.
Pero eso no la hace desfallecer, si ella es el ángel de las víctimas de ácido, ella también cuenta con sus guardianes; es el caso de aquel médico cirujano plástico que sin esperar nada a cambio decidió ayudarla recobrar la sonrisa en su rostro. Al llegar al consultorio del dicho y ver mujeres con cuerpo perfecto intentando tener más senos o reducir cintura, por su mente pasan contrastes como el de reconstruir su mentón… sólo reconstruir su mentón.
Así, Gina Potes, de hoy 35 años, espera la próxima forma de ayudar, pues está convencida que el mejor mensaje de prevención es lograr concienciar a las mujeres en el hecho de que no le pertenecen a ningún hombre, que deben ser autónomas y buscar la libertad, deben tener el derecho a pensar, actuar y decidir por cuenta propia.
Así se resume el día a día de Gina desde 1998: ayudar a otras que al igual que ella necesitan de una mano para llevar una dolorosa la recuperación. Ella sabe que su misión en este mundo es ayudar, pues nadie más que ella puede comprender que las huellas que deja un ataque de este tipo no son sólo físicas sino también psicológicas; para aseverarlo, narra su primera reacción al verse desfigurada: encerrarse.
Potes: La Guerrera de lo Legal En busca de encontrar formas de avance y reconocimiento no social sino grupal, Gina oficializó en 2015, frente a la Cámara de Comercio, la organización Rostros sin Ácidos, una plataforma que espera ser la primera en brindar a las víctimas una asistencia integral para su recuperación, y la cual ya comenzaron (en agosto 2015) a asistir a 27 mujeres víctimas.
En sus palabras, es necesaria una mano de aliento, sensata y sincera que acompañe a los afectados, pues en la era de las tecnologías todos quieren salir en una foto con las víctimas, pero pocos son los que realmente ayudan, es más, pocos fueron los que reaccionaron a pesar que muchas de las víctimas denunciaron antes de que las atacaran, y nadie hizo nada.
50
Pero la lucha no bastó con la Fundación, sino que se elevó en la posibilidad de llegar más alto y gritarle al mundo que este tipo de acciones violentas deben tener un castigo severo, una atención más integral a las víctimas y una mirada social que reflexione sobre la posibilidad de plantear que a cualquiera le puede pasar. Luego de convencer al senador liberal Luis Fernando Velasco, ponente de la iniciativa para la Ley 1639, se han logrado avances en el control técnico del manejo, venta y distribución de estas sustancias.
Gina, el ángel de las mujeres quemadas Gina, no es sólo su historia, no es para menos, que su voz sea mediática para hablar también de María, una mujer atacada en Soacha en el 2007, con el cráneo quemado y los ojos marchitos; la de Gloria, con la nariz mutilada y sin un ojo por culpa del padre de su hijo; la de Viviana, cuyo excompañero sentimental le cercenó la nariz y la visión; o la de Érika, de 16 años –a quien su exnovio de 24 la mandó quemar, pagándole 3.000 pesos a un niño.
También es la voz de Patricia, quien enfermó de cáncer a causa del estrés postataque y cuya hija adolescente se suicidó al verla desfigurada; pero a la vez la de Yenny Pardo, la de Consuelo Cañate y la de María Cuervo, mujeres que de otra forma hubiesen quedado sólo como una cifra más de no ser por Gina.
No podemos olvidar a Angie Guevara, a quien le han intentado reconstruir su rostro, luego de que el mismo día internacional de la mujer, un hombre se le acercara cuando ella iba por la calle rumbo al trabajo y le dijera al oído: Esto es para que no se crea tan bonita. Cómo dejar pasar a Janeth Beltrán quien alcanzó a contarle a su mamá que un joven, que llevaba gorro de lana, se le acercó a su sitio de trabajo y le roció el químico en dos ocasiones: en el pecho y el rostro.
Como si fuera poco, la voz de Gina ha pasado barreras territoriales para también hablar por ejemplo de Nubia Espita, quien vino de Venezuela con su esposo y dos pequeñas hijas a pasar navidad, y a quien cuando llegaba a casa, una pareja le atacó arrojándole ácido a la cara
El común denominador se sus peticiones se pueden reunir también para el caso de Viviana Hernández, de 28 años quien asegura que fue su esposo y padre de sus tres hijos quien le quemó el rostro para que no fuera de nadie más, porque ella quería separarse.
La voz de Gina es tan potente que luego de pasar fronteras también ha logrado devenir en otro género, por eso también es la voz de Fernando Casallas, de 26 años quien fue agredido en el sector de San Mateo, municipio de Soacha.
Al seguir la lista, Natalia Valencia, de 22 años, también habla por medio de Gina, a ella en agosto del año pasado le rociaron ácido por una sospecha de infidelidad que nunca logró comprobarse. Algo similar le ocurrió a Gloria Piamba, a quien su esposo le advirtió casi vaticinando lo que haría: Sí no eres para mí, no serás para nadie. En tu cara me voy a cagar y con la ley me voy a limpiar el culo.
El Fantasma Quizás el común denominador más trágico de todos los casos expuestos en voz de Gina es que la mayoría de los casos mencionados están en la impunidad hasta la fecha, con el agravante que para Potes no sólo aparece ese fantasma sino continuas amenazas de nuevos ataques en su contra como el último en el cual le enviaron una botella, que contenía un líquido, con una hoja que tenía impresa la fotografía de una mujer quemada con ácido. Al reverso una nota: Ahí te mando tu regalito.
51
RESULTADOS PARA NATALIA PONCE
Adjetivos calificativos para el caso Natalia Ponce
Para el caso de Natalia Ponce se analizaron 1.743 noticias en ambos medios con la siguiente
relación:
Noticias para Natalia Ponce: 1743
Medio Cantidad en Número Relación % con el total
El Tiempo 244 13,99%
El Espectador 1499 86,00%
Relación No. 002- Matriz de relación de noticias por medios
Gráfico No. 002- Incidencia de noticias en el tiempo- Fuente: El Tiempo.
Posteriormente, para pasar de lo cuantitativo a lo cualitativo, por medio del software de análisis
de textos Nvivo versión 10.1 para Windows, se encontraron las siguientes relaciones en repetición
de palabras bajo el 100% de las noticias para este caso, con el siguiente resultado:
Relaciones para Natalia Ponce
Sobre su Contexto Sobre ella Sobre el caso
Palabra
% de
aparición
en
relación
con la
totalidad
de
noticias
Explicación Palabra
% de
aparición
en
relación
con la
totalidad
de
noticias
Explicación Palabra
% de
aparición
en
relación
con la
totalidad
de
noticias
Explicación
País
conmovido 65%
En los relatos
introductorios de
los periodistas como
Valiente 69% Adjetivo usado
por parte de
familiares y
Jhonatan
Vega 70%
Es el agresor
de Natalia y la
peor
52
colectivización de
un sentimiento en
los colombianos.
abogado para
referirse a ella y
luego de abril de
2015 par
autonombrarse.
referencia de
su caso. Es el
mal encarnado
en el suceso.
Ley 45%
Relacionada con la
Ley con su nombre
que endurece las
penas para agresores
Sobreviviente 58%
Palabra usada en
los relatos propios
y en externos que
se refieren a ella
Máscara 56%
Se refiere a la
máscara de
polietileno de
Francia que
usó durante su
recuperación
Horror 35%
Es la palabra más
recurrente en la
descripción del
incidente
Luchadora 57%
Descripción de
fuentes oficiales
como Presidente,
Médicos,
Forenses y
Policías.
Resurrección 49%
De ese 49% el
68% se
encuentra en
titulares de
noticias que
dan cuenta de
su
recuperación
Libro 32%
La historia de vida
publicada en 2015
como gran aporte a
las demás víctimas
(un ejemplo a
seguir)
Fuerza
Interior 49%
Constante en
entrevistas
emanado desde
las declaraciones
de Natalia en
descripción de la
“Gasolina de su
ser para salir
adelante”
Abelardo de
la Espriella 39%
Es uno de los
abogados más
reconocidos
del país y
quien se
encarga hasta
la fecha del
caso ante
tribunales
Presidente 21%
En las menciones de
los discursos del Dr.
Juan Manuel Santos
sobre el tema, a
quien se relaciona es
a Natalia.
Fundación 21%
Relación del
trabajo en la Ley
con la posición
sobre avances y/o
retrocesos de la
misma
Perdón 27%
Aparece en los
auto relatos de
Natalia al
referirse a
Jhonatan Vega
Terapia/Recu
peración 11%
Con anclaje en las
observaciones y
declaraciones
médicas del
Hospital Simón
Bolívar en Bogotá
Gran
Paciente 9%
Calificación hacia
Natalia del cuerpo
médico
entrevistado
Penas 21%
Las noticias
relacionan
antes de 2015
la necesidad
de aumento de
estas y en
2015 - 2016
un logro de
Natalia
#Fuerza
Natalia 2%
Es el HT usado en
Twitter durante la
semana posterior al
ataque que logró ser
tendencia en Bogotá
Actriz 2%
Descripción
previa a las
noticias del 2015
Familia 12%
Refiriéndose a
la venta de
ácidos sin
restricción.
53
3 días y en el país 1
a nivel mundial.
En la misma propuesta de graficación del conjunto de adjetivos que aparecieron en el caso de
Natalia, el resultado sería:
En contraste con Gina Potes, los adjetivos calificativos de Ponce se acercan cada vez más al bien
del ser mujer valorado en Colombia, pues aunque fue atacada con ácido para borrar los
elementos que la situaron como bonita, se encuentra en un proceso de nueva búsqueda de lo
bello. A diferencia de Potes, Ponce no es una víctima más, por el contrario es una valiente,
sobreviviente y luchadora que en una resurrección reinventó su belleza a partir de discursos
que el horizonte colombiano le permiten acercarse nuevamente al bien y entre tanto ser la
materialidad de lo que merece respeto, reconocimiento de vida plena y sobre todo dignidad.
Un elemento fundamental para que Ponce tenga adjetivaciones tan benévolas y cercanas a bienes
del bien, es la posibilidad que tuvo para narrarse a sí misma, posicionándose desde una identidad
de auto ubicación, en la que pocos la interpretaron desde la distancia, sino que al contrario ella
propició la forma en que esos “yos” concibieron el “yo”: Una mujer débil, pero que con el apoyo
de un país y su familia va hacia la nueva búsqueda de sí misma con la meta de resurgir en la
54
belleza del rostro trágico pero valiente y entre tanto nuevamente bello del flagelo de las
quemaduras con ácido en Colombia.
Para Natalia también se usó el recurso del Plano cartesiano descrito y argumentado en el aparte
de Gina Potes con el siguiente resultado:
Plano 002: Adjetivos recurrentes en medios para Natalia Ponce.
Ponce también cuenta con una propuesta escrita de los hallazgos en las MaVain 2 y 4 que
resultarían en lo siguiente:
55
NATALIA PONCE
Natalia pedía que la dejaran morir. Mientras, afuera, su familia conoció un primer parte médico y se empezaron a enterar del horror al que había sido sometida la niña consentida de la familia Ponce de León, su núcleo, que hacía tan solo unos años había rechazado una propuesta matrimonial y otra de un concurso de belleza.
Publicación El Espectador- 31 de mayo de 2014
En 2014 Colombia se conmovió al ver en los medios de comunicación el que fue calificado como el ataque con ácido más violento de los últimos tiempos. Se trató de Natalia Ponce de León, una joven de 33 años de edad a quien le cambió la vida el jueves 27 de marzo del 2014 hacía las 5:20 de la tarde, al ser la víctima de un ataque con ácido en el barrio Batán al norte de Bogotá. Según el informe médico del Hospital de Gobierno Simón Bolívar, Natalia tenía: “quemaduras grado II y III en aproximadamente el 35 por ciento de la superficie corporal total”.
El agresor quien fue identificado tiempo después con el nombre de Jhonatan Vega, arrojó un litro de ácido sulfúrico en dos ocasiones al frente del edificio donde vivía Natalia.
Camilo, su hermano se enteró unas horas después de lo sucedido y tuvo que encontrar los rastros de la piel de Natalia en el piso de la casa aun mezclados con sangre y un líquido negro, de apariencia viscosa y de olor nauseabundo.
El ataque afectó además de su cara, labios, dorso de la lengua, párpados, oído izquierdo, antebrazos, abdomen, cadera y piernas, la garganta causándole dificultad para respirar.
¿Quién es Natalia? Natalia Ponce de León es una joven Bogotana quien irónicamente, unos meses antes del suceso en una audición para las promociones de la serie ‘Mentiras perfectas’, del Canal Caracol, encarnó a la víctima de uno de estos crímenes. Erick Aguilar, director de Producciones Manticora Casting lo recuerda así: Dentro de las promociones había un personaje de una chica que tenía la cara desfigurada con ácido y estaba yendo donde el doctor a exponerle su caso.
En palabras de su mamá, Natalia proviene a diferencia de lo que se afirma, de una familia clase media, la cual la apoyó para culminar sus estudios en medios audiovisuales mientras trabajaba en un reconocido restaurante en la capital colombiana. Tiempo después de culminar sus estudios, decidió viajar a Londres, destino que alternó con Alemania y algunos viajes esporádicos a Egipto, Brasil y Europa.
Hacía el 2010 y con la terminación del tiempo de su visa de estudiante, decidió radicarse nuevamente en Colombia, en donde empezó a trabajar con su mamá quien cosía uniformes para empresas, Natalia se encargaba de la administración, entregas y producción.
La pesadilla El 27 de marzo de 2014, Natalia padeció lo que la mayoría de víctimas de ácido en país: la inexistencia de protocolos y experiencia para el trato médico de estas quemaduras. Inicialmente y como pudo, superando los atascos de movilidad de la ciudad de Bogotá llegó a la Clínica Reina Sofía en donde pasó varias horas sin la atención adecuada, perdiendo tiempo sumamente valioso ya que los ácidos suelen ser más agresivos a las 12 horas de haber sido usados. Durante este periodo, la confusión y depresión se apoderó de Natalia quien alcanzó a decirle a su mamá Julia Gutiérrez de Piñeres, sí me quedo ciega no sigo, me suicido.
56
Cuando Natalia ingresó a la Clínica Reina Sofía, de Bogotá, a las 6:18, el agente químico ya la estaba dejando ciega y seguía carcomiéndole el cuerpo. Así y tras tediosos procesos administrativos tuvo que ser trasladada al Hospital Simón Bolívar, el único especializado en Colombia para la atención de este tipo de quemaduras. Allí el Cirujano Jorge Gaviría durante seis horas, le retiró la piel que el ácido le destrozó y extendió la de varios donantes muertos sobre el 24 por ciento de su cuerpo, incluida la cara, que estaba literalmente en carne viva. En total, Gaviria usó 2.000 centímetros cúbicos de epidermis de cadáveres para protegerla de una infección que la hubiera llevado al colapso. La cirugía fue exitosa, pero al tercer día del ataque, el ácido seguía actuando y Gaviria decidió intervenirla de nuevo.
Con un largo proceso de intervenciones quirúrgicas con complicaciones como Herpes, Natalia logró un impresionante proceso, en palabras de ella misma
Hace unos meses, con mi mano izquierda no podía levantar un vaso. Y en la derecha tenía quemaduras en mis dedos que me obligaban a usar una férula para que el pulgar no se me pegara a los otros por la cicatrización. Hoy, ya estoy levantando cuatro kilos en las pesas (...). Todo está en la cabeza, si uno de desea, lo hace.
Animada por una fuerza interior, en entrevista con el diario El Tiempo, señaló que se levanta todos los días, desayuna y recibe a su hermano Camilo y a su prima ‘Toti’ para someterse a los masajes en cuerpo y cara por una hora y media.
El Renacer En palabras de la misma Natalia, el proceso fuerte fue el interno, el personal. Los días siguientes a la salida del Hospital caminaba encorvada, ensimismada, en silencio, con los ojos hacia abajo y lanzaba frases de rabia. Su tío, su mamá y en general su familia la rodeó de manera tal que le permitieron descubrir una fortaleza interior que no conocía, pero además asombrarse de la resistencia a tanto dolor así como que la vanidad podría pasar a un segundo plano. Entre el proceso de recuperación, la joven contó con injertos de piel artificial traídos de Holanda, además de una máscara de policarbonato que la protegía del sol, sustancias contaminantes y personas indiscretas.
A su recuperación le favoreció que a pesar de las fatales consecuencias del ataque, la estructura de la cara no estaba contraída ni deformada. Por eso, en la quinta cirugía, Gaviria tomó la decisión de iniciar la reconstrucción de su rostro y de empezar a injertarle su propia piel.
Según su tío Alejo, la energía de su sobrina está canalizada hacia su auto curación, como elemento liberador, el secreto estuvo en que no le otorgó un solo segundo al odio o a la venganza y eso se reflejó en el equilibrio que recuperó en su cuerpo y alma. Hoy Ponce de León asegura que todo el país la rodeó y que su caso tocó la vida de muchas personas.
Su recuperación ha sido tan impresionante no sólo porque ha seguido al pie de la letra el tratamiento (algo que para la mayoría de la víctimas –generalmente personas de bajos recursos– resulta imposible por tiempo y dinero), sino porque sus amigos, sus médicos, sus exnovios, su papá, su mamá, su padrastro, sus hermanos y sus sobrinas no la han dejado sola un solo segundo.
El libro La valiente Natalia; Eres una guerrera; El país está contigo; Fuerza niña; y, Colombia te quiere, fueron cinco de las decenas de frases que se escucharon el 25 de abril en Corferias22, al finalizar la presentación oficial del libro El renacimiento de Natalia Ponce de León (Soto, 2015), una publicación que describe el feroz ataque con ácido del que fue víctima la joven bogotana y la milagrosa recuperación física y espiritual que logró luego de que el agente químico le carcomiera el 35 por ciento de su piel.
22 Principal Centro de eventos y convenciones de Bogotá- Colombia
57
Vestida de negro, con sombrero, chaqueta, pantalón y botas, una pashmina estampada, y una máscara transparente que le cubría el rostro, Natalia Ponce de León llegó a la rueda de prensa en la que hizo su primera aparición pública después del ataque con ácido del que fue víctima.
La encargada de presentar el libro publicado por la editorial Intermedio, un año y dos meses después del ataque, fue la periodista Jineth Bedoya: Hoy es un día para decirle sí a la vida, sí a la esperanza, para decirle a todo un país que es necesario seguir creyendo, levantarse de las cenizas con fuerza, con valor y con coraje como lo hizo Natalia.
La activista Natalia en medio de las terapias acompañadas por su hermano y prima, se preguntó en muchas ocasiones cómo ayudar a otras personas que pasaran por la misma situación y no es para menos, su tragedia es la de más de 900 personas que han sido atacadas con ácido en Colombia en los últimos diez años.
En palabras propias dichas durante el evento del lanzamiento del libro que relata su historia aseveró:
Quiero que todas las Natalias reciban el mismo apoyo y amor que yo he recibido. Que tengan fácil acceso al Glayderm, a las máscaras de Uvex, a la hidroterapia, al apoyo psicológico y psiquiátrico, a la justicia. Que estos casos no queden impunes nunca más y que el rigor de la justicia evite que sigan en aumento. También quiero visitar la cárcel donde está mi agresor, mirarlo a los ojos y decirle que no le guardo ningún rencor. Y que me mire y compruebe que ¡aquí está Natalia Ponce de León Gutiérrez de Piñeres, viva! ¡Míreme!”
Entre los múltiples espacios ganados por su lucha social, está la representación de las víctimas ante el Congreso de la República, Naciones Unidas y la Orden Civil al Mérito María Currea de Aya en el Grado de Oro a la sobreviviente por ataque con agente químico por el Concejo de Bogotá.
La Ley Natalia Ponce El proceso jurídico, legal y social en cabeza de Natalia, resultó en la Ley que logró castigar con penas más severas los ataques con ácido. En principio, el proceso estuvo a punto de hundirse en debate del Congreso de la República, situación que Natalia denunció públicamente y que gracias a toda la gestión del caso, el 6 de enero de 2016 salió avante con la emisión de la Ley 1773 que endureció las penas para los agresores con agentes químicos.
En su promulgación, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, después de escucharla y de verla por primera vez sin la máscara que le cubría el rostro, se quitó la chaqueta, se arremangó la camisa y le mostró las cicatrices que le dejaron las quemaduras de tercer grado que sufrió siendo niño, acompañando el gesto con la frase: Yo conozco tu sufrimiento.
Según lo aprobado, quien le cause daño a otro usando para ello cualquier tipo de agente químico pagará cárcel de entre 12 y 20 años en Colombia.
La captura del culpable El agresor de Natalia, Jonathan Vega fue su vecino de niñez. Tan pronto como se identificó, la Policía y Fiscalía adelantaron investigación para dar con su paradero con el fin de hacerlo responder por tentativa de homicidio, con una pena superior a los 15 años.
Vega Chávez, de 33 años, dependía económicamente de su abuela, con la que compartía el mismo techo. A los 23 años validó el bachillerato y luego alcanzó a hacer un semestre de artes plásticas en una prestigiosa universidad.
El sujeto, tenía registros de ingresos a varios gimnasios del norte de Bogotá. De hecho, el tarro que contenía el ácido, y que luego fue recuperado por la Policía, era de un suplemento vitamínico, tradicionalmente utilizado por algunos usuarios de estos centros para la práctica de ejercicio.
58
Las posteriores indagaciones revelaron que Vega tenía problemas de consumo de drogas, por lo que en el 2006 fue internado seis meses en la Clínica Montserrat (un centro de tratamiento y reposo por cuadros clínicos de orden psiquiátrico).
Así, el 4 de abril de 2014, en una vivienda situada en la calle 122 con carrera 50, barrio El Batán del norte de Bogotá –en el mismo sitio en el que residía junto a su abuela–, un grupo especial de la Sijín capturó a las 5:20 de la tarde a Jonathan Vega Chávez, presunto autor del ataque con ácido contra Natalia Ponce de León.
Jonathan Vega fue recluido en un centro carcelario de Bogotá, tras haber estado en la audiencia que terminó a las 4:15 de la mañana del domingo posterior a su captura. El acusado no aceptó los cargos por el delito de tentativa de homicidio que le imputó el fiscal, quien, durante la audiencia, sustentó que el hombre tiene antecedentes de consumo de heroína y esquizofrenia, según los resultados de un examen forense.
Con dicho resultado, fue aplazada la audiencia contra Jonathan Vega, agresor de Natalia Ponce, víctima de ataque con ácido, luego que el abogado que defiende al joven adujo por medio de soportes clínicos que Vega tiene problemas de orden psiquiátrico. Frente a ello el reconocido abogado Abelardo de la Espriella, defensor de Ponce, ha hecho tres solicitudes de valoraciones por parte del Instituto Nacional de Medicina Legal en vista de que los exámenes practicados por una entidad de carácter privado al agresor pueden estar siendo tergiversados, según denunció.
CONVERGENCIAS EN AMBOS CASOS- HALLAZGOS
El acercamiento a los adjetivos calificativos, su semántica y sintaxis en las tres dimensiones
(Contexto, ella y el caso), no sólo delimitó los casos Potes y Ponce, sino que permitió vislumbrar
diferencias comunicativas que llevaron a indagar el detalle de la narrativa de las noticias para cada
caso, identificando las adjetivaciones que en el marco de los bienes de Taylor y su relación con
los marcos referenciales ubicaron a ambos casos en puntos diferentes del horizonte colombiano
lo que influyó en las diferencias de resultados personales, sociales y hasta económicos de cada
una de ellas, a una la acercó a los ideales del bien y a otra la alejó.
Se podría establecer que en el caso de Potes que no se contó con acompañamiento profesional
de comunicadores y abogados a la víctima, ésta no logró ser lo que Natalia si: el Agathos (el ser
de dignidad y poder) Taylor (1989).
Así ante la imposibilidad de Potes para crear performance impactantes para la opinión pública,
en concordancia con lo que encuadraría en la “disposición natural para compadecerse de los
demás” Taylor (1989, p. 21), la información de la primera mujer quemada con ácido, terminó en
notas informativas menos asertivas y de menores apoyos socio-políticos, lo que es directamente
59
proporcional a la inexistencia de logros posteriores en los campos legales, económicos y sociales
para ella.
Para argumentar lo anterior, a pesar que Potes representa en las publicaciones a por lo menos
20 víctimas más -a las que se encarga de ayudar desde lo médico y jurídico desde 1998-, el
posicionamiento y vocería se ha materializado en Ponce, al punto que la primera Ley en contra
de los ataques con ácido e impulsada por Gina, es mencionada en sólo el 10% de las noticias,
mientras que la posterior reglamentación, no sólo cuenta con el nombre de Natalia, sino que le
permitió la donación de recursos para un libro de orden internacional y la Fundcación; situación
que Potes a pesar de trabajar en ello desde incluso antes del ataque Ponce, logró 15 años después.
En el caso Ponce, la relación de la belleza como bien y quizás en la categoría de bien superior (como
se propone) en actuación en los marcos referenciales colombianos (descritos en el capítulo II),
influyó para posicionarla desde el “conjunto de distinciones cualitativas” como un rostro bello
de lo trágico.
En contraste, a Potes el mismo bien “belleza” la ubicó como una explicación técnica de los
ataques, pero sin identidad fuerte, al no tener una nueva búsqueda de la belleza que perdió. En
resumen, sus esfuerzos estuvieron encaminados a la ayuda de nuevas víctimas antes que la
creación de un nuevo modelo vendible de sí misma, por lo que entró a ser un lenguaje aceptado
pero en el límite de lo que es valorado en Colombia: ya no es bonita ni está intentando serlo.
Si existiera una posibilidad de medir la favorabilidad de las valoraciones fuertes y sus efectos en
los marcos referenciales colombianos, el caso particular de la joven Ponce sería medido como
superior, puesto que mientras dicho caso se dio en el mes de marzo de 2014, el de Potes se dio
en 1996, es decir diecinueve años y tres meses antes, lo que no concuerda comparativamente en
los registros mediáticos. Ponce cuenta con aproximadamente 1.868 registros entre noticias y
comentarios por cada día, mientras que el de Potes sólo alcanza 4,6 en el mismo rango. Aunque
esta variable no es sólida en el marco de una investigación cualitativa, dicho dato sólo se dejará
como posibilidad e invitación a una reflexión anexa de otras disciplinas.
60
Volviendo a las formas en que el bien “belleza” actuó en la relación que Taylor propone con los
marcos referenciales, Ponce lo pudo lograr una mejor ubicación en el imaginario y deseo social
al dar a conocer su resurgimiento como mujer nuevamente bella después del ataque,
consolidando en sí misma otra forma de belleza y poder: la opción de presentarse como una
sobreviviente y no como una nueva víctima.
Para legitimar este resultado es clave llegar nuevamente a recorrer las adjetivaciones tan
benévolas de Natalia, llegando a tener palabras constantes como valiente, sobreviviente y luchadora en
contraste con los de Gina que son Víctima, Deformación y nombres de otras víctimas, para
argumentarlo, se tomará de la RiaQ1 que contiene el registro de la primera fotografía que
apareció en la búsqueda en Internet de ambos casos (para el 14 de mayo de 2015 a las 15:05
horas bajo la IP de búsqueda fija en Bogotá- Colombia 200.32.200.1). Con ese banal ejercicio se
pueden vislumbrar cómo se mostraron ambas mujeres a medios:
En ElMundo.com (que no hace parte del centro delimitado de los medios estudiados, pero que
registra la foto más consultada en la web para Gina), el caso Potes titula “La valentía de una mujer
quemada con ácido”, entrevista que está
acompañada de una foto en un espacio
cerrado y en la que aparece sola en el
encuadre y en donde a simple vista no
refleja los daños del ataque a pesar que fue
médicamente diagnosticado como
equitativo e incluso más fuerte que el de Ponce.
En contraste, el de la Natalia, es relacionado por la Revista Semana, que según el estudio
realizado por Cifras&Conceptos (sobre cuáles son los medios de comunicación que más leen en
internet los líderes de opinión en Colombia), se ubicó como la tercera publicación más leída en
2012 y 2013 en Colombia con rangos entre 14 y 16%, (mientras que ElMundo.com no aparece
en dicho ranking (KienyKe, 2012).
Primera aparición
relacionada en
imágenes para
Gina Potes en
Elmundo.com.
61
Semana.com, tituló el caso como “El conmovedor renacimiento de Natalia Ponce”, acompañado de una
fotografía de la portada de su libro, en la que la
víctima aparece con la máscara de tecnología
suiza a la que ninguna otra víctima del país
además de ella ha podido acceder, además de
toques artísticos en ejercicio de un performance
de lo bello como bien por ser anti bello.
Con esa puesta en escena, es clave volver
interpretar la línea de Braidotti, en el marco de
la belleza entendida como una cualidad no necesariamente física que permite sobresalir sobre el conjunto de
personas del mismo círculo, pues así, hoy la persona poderosa puede encarnar otros tipos de belleza
y adquiere más posibilidades de visualización y aparición que otras personas, lo que en últimas
les brinda la emergencia de persuadir.
En este caso Taylor (1989) colabora en la interpretación cuando define esa creación de una
imagen pública como el aspecto más sobresaliente en nuestras vidas porque es el que se entrepone en
entredicho, por lo que explicaría cómo al parecer Ponce se ha movido nuevamente y de forma
audaz en los marcos referenciales que paradójicamente fueron los mismos que propiciaron su
ataque, pero que de saber usarlos y ubicarse en ellos le valió el permiso de comunicar unas formas
que llevaron a los colombianos a aplaudir a la mujer con una nueva imagen: la de una mujer
restaurada, incluso mejor que aquella que era antes del ataque: una heroína.
En contraste, Potes quien asume una identidad de activismo en campos legales, puede ser fuerte
históricamente hablando sólo a partir del ataque, no de lo que fue o quiso recuperar, no hay
noción del devenir de mujer en busca nuevamente de lo bello. Gina resultó entonces en ser la
voz de muchas personas, pero la imagen de ninguna al no crear un cuerpo nuevamente vendible
a la opinión pública o por lo menos con la performance necesaria para su reconocimiento
simbólico.
Aunado a lo anterior, mientras Ponce es una mujer con identidad pública gracias al
posicionamiento social revelado en su historia de vida antes del ataque, a Potes le correspondió
un vacío de importancia social, en medio de marcos referenciales colombianos que valoran un
estatus económico del que carece al ser de clase baja. Así, Potes terminó por consolidar una
Portada del libro,
escrito por la
periodista Martha
Elvira Soto Franco,
que reconstruye la
vida de Natalia Ponce
desde el momento del
ataque hasta el 16 del
mes de febrero de
2015- Foto: AFP-
SEMANA.
62
identidad suma de descripciones mediáticas después del ataque: la de primera mujer quemada
con ácido, sin más que vender en el capitalismo avanzado.
Ponce al establecerse como una imagen de “mujer renovada” echó mano de la imaginación en
palabras de Taylor (1989), para no perder vigencia en una paulatina muestra de su recuperación,
sin nunca mostrar las reales consecuencias del ataque. Cuando se mostró totalmente ya estaba
avanzada la fase de reconstrucción y logros políticos, por lo que realmente nunca salió del
espectro del bien belleza –No es para menos que su primera aparición sin máscara fuera durante
la sanción de la Ley con su nombre con el presidente Juan Manuel Santos-.
Natalia logró en la opinión pública una pretensión referencial de Rehacer la realidad, que
(Goodman, 1968) designa como símbolo. En consecuencia, hoy la mujer con mayores opciones
de salir adelante entre las dos, es la que gracias a la performatividad de restaurar una mujer
desdibujada, cuenta con el reconocimiento necesario para ser la vocera ante el Congreso de la
República, por encima de la que lleva más de quince años trabajando por y para el tema.
Así, se establecería que las características visuales y semánticas de representatividad corporal que
creó Ponce corresponden también al arquetipo y bien de belleza en Colombia, cumpliendo con
lo que Gerda Lerner (1986) plantea como género y puntualmente como género femenino:
Es la definición cultural del comportamiento asignado como apropiado para cada uno de los sexos en
una sociedad determinada. El género es un conjunto de roles culturales. Es un disfraz, una máscara con
la que hombres y mujeres bailan su desigual danza.
Es paradójico que esa construcción de género no sólo es la que ha impulsado los ataques sino
también la que produjo que la indignación y apoyo social se volcaran al caso Ponce, con victorias
que pasarán a la historia como que la Ley de endurecimiento de penas a los victimarios llevará el
nombre del caso Ponce así sea menos grave medicamente hablando que el de De Garzón* o el
de Gina Potes como primer evento registrado y denunciado en el país.
Acercamientos finales a la pregunta problema planteada
Se evidenció que a partir de la noción de yo e identidad de Taylor, se puede llegar a dar cuenta
de las formas en que se relacionan el bien de un cuerpo-bello, y el poder que quiere ser arrebatado
63
cuando se arroja ácido. Todo lo anterior, en un horizonte como el colombiano que está
configurado por marcos referenciales de estética narco, machismo, cuerpos vendibles y cuerpos
armables para el deseo y valoración de los otros por considerarse benévolos.
Así, las causas que no han sido explicadas o encontradas ampliamente hasta 2016 según Potes
(en el encuentro de Medicina Legal del 2013), podrían visualizarse, si se tiene en cuenta que el
eje de convergencia de los casos, es la posibilidad que tuvo un agresor para eliminar el
blanqueamiento del sujeto (Braidotti, 2005) y es precisamente esa a relación la que da respuesta
a la pregunta problema de la investigación: lo que quiso el agresor fue desdibujar ese bien de ser
bonito o bonita, para dejar a la víctima sin su arma de poder en el horizonte colombiano que ha
jerarquizado dicho bien como se explicó.
De tal manera, los mismos marcos referenciales que indujeron los ataques, fueron los que
posteriormente ubicaron con mejor imagen mediática a la mujer víctima que quiere acercarse
nuevamente a ser bella, siendo la que hoy tiene el reconocimiento social e histórico sobre la que
no se ha dedicado ello, así sus aportes legales hayan sido mayores.
El fenómeno del ácido en Colombia, se puede entonces consolidar como una victoria en una
guerra de bienes culturales, en el que un hombre que no pudo controlar a una mujer y entre tanto
tampoco su belleza, quitó las posibilidades de que otro hombre la tenga y por ende tenga también
ese bien.
Para finalizar, es pertinente aclarar que este acercamiento buscó exponer el problema a estudiar
y en ninguna medida abarcar todas las aristas. Por ello, el gran aporte académico es entonces
abrir la puerta a las ciencias sociales, acción que a enero de 2016 sólo presenta avances en las
investigaciones de orden judicial, jurídico, médico, forense23. En síntesis, este es sólo el punto de
partida para la compleja búsqueda de nuevas nociones metodológicas de investigaciones de largo
aliento sobre los ataques con ácido. Esta es sólo una propuesta para abrir el debate no para
buscar conclusiones.
23 Ver Estado del arte – Anexo No. 0001
64
CAPÍTULO V: Propuesta de categorías emergentes como interrogantes
La quemadura como “tortura”
Si la violencia ejercida en las víctimas de agentes químicos en Colombia tienen relación
cronológica con la construcción de país en la era del narcotráfico y con la idea de la belleza-
poder y la mercantilización del cuerpo, se propone para futuras investigaciones avanzar en la
indagación del ciclo de quemaduras desde la Teoría Ecológica propuesta por Bronfenbrenner
(1979), pues es desde allí que se puede contemplar al agresor e incluso a las víctimas como sujetos
inmersos de forma inconsciente en un mar simbólico que las condena:
Una comunidad interconectada y organizada en cuatro niveles principales. Estos cuatro niveles reflejan cuatro
contextos de influencia en la conducta y son los siguientes: (1) microsistema, compuesto por los contextos más
cercanos a la persona, como la familia y la escuela; incluye todas aquellas actividades, roles y relaciones
interpersonales que la persona experimenta en su entorno inmediato determinado; (2) meso sistema, que se
refiere a las interacciones existentes entre los contextos del microsistema, como la comunicación entre la familia
y la escuela; (3) exosistema, que comprende aquellos entornos sociales en los que la persona no participa
activamente pero en los que se producen hechos que sí pueden afectar a los contextos más cercanos a la persona,
como el grupo de amigos de los padres y hermanos, o los medios de comunicación; y (4) macro sistema, que se
refiere a la cultura y momento histórico social determinado en el que vive la persona e incluye la ideología y
valores dominantes en esa cultura.
De realizarse la posible reconstrucción de esos sistemas podría considerarse una investigación
posterior, posibilitando las opciones no sólo de estudiar la femineidad sino la masculinidad
colombiana entre 1990 y 2015 en las quemaduras, que llevaría a la pregunta por el devenir
hombre en ese fenómeno y la jerarquización de los bienes de forma diferencial según el género.
Ahora bien, sí se ampliara el muestreo conceptual a la categoría violencia, es importante generar
un debate sobre si la provocación y a la vez la razón de un atacante con ácido a hacer daño sea
el mismo contexto o no, en el marco de la que Griffin y Gross (2004) consideran debe llamarse
la violencia relacional que quizás revelen puntos de fuga para miradas patológicas o de otra
ubicación de la narración como podría ser la del victimario.
Finalmente, desde el ala legal o jurisprudencial se podrían generar futuros análisis, al traer a la
mesa que del 2006 al 2012 cerca del 45% de los ataques con ácido se efectuaron en vía pública,
seguido de la vivienda con 8%, lo que pasaría de la esfera de lo privado a la consonancia de lo
65
público; sin embargo, esta idea correspondería a ámbitos psicológicos, antropológicos e incluso
del derecho.
Finalmente, en la lógica hegemónica se vislumbra la necesidad de plantear si acaso, ¿fue necesario
que el suceso se plasmara en una víctima del norte de la ciudad de Bogotá para que se
reconocieran las víctimas con menos posibilidades económicas del sur? Pero para llegar a este
punto y ahondar en dichas categorías, se debería abrir un debate investigativo desde el campo
ahora económico. Esa precisamente es otra invitación del presente documento.
66
Bibliografía
Alcaldía. (2013). Plan Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Bogotá: Imprenta Distrital.
Amnistía Internacional. (2008). El estado de los derechos Humanos en el mundo. Madrid- España:
Editorial Amnistía Internacional.
Bauman, Z. (2006). La Globalización. Consecuencias Humanas. México: Fondo de Cultura
Económica de México.
Benjamin, W. (1921) Iluminaciones IV: Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Madrid: Taurus.
Braidotti, R. (2000). Sujetos Nómades. Buenos Aires: Paidos.
Braidotti, R. (2005). Metamorfosis. Hacia una teoría materialista del Devenir. Madrid: Akal.
Bronfenbrenner, U. (1979). La ecología del desarrollo humano. Madrid: Paidós.
Carrera. E. (2005). Álgebra y Geometría. Santa Fé: Universidad Nacional del Litoral.
Durkheim. E. (2004). Representaciones individuales y representaciones colectivas. En Sociología
y Filosofía (pp. 9-46, F. Díaz de Andrade, trad.). Sao Paulo, Editorial ICONE.
Espelosín, J. ( 2001). Historia de Grecia antigua. Madrid: Ediciones AKAL.
Goodman, N. (1968). Lenguajes del arte. México: Paidós.
Guattari, F. (1998) El devenir de la subjetividad. Conferencias, entrevistas, diálogos. Santiago de Chile:
Dolmen ediciones.
Instituto Nacional de Medicina Legal. (2013). Primer Foro Nacional de Medicina Forense. Punto Focal
de Género y diversidad. Bogotá, Hotel Dann Norte. Inédito.
KienyKe. (12 de 11 de 2012). Kien y Ke. Obtenido de Confidencias:
http://www.kienyke.com/confidencias/los-medios-digitales-mas-leidos-encolombia/
Lerner, G. (1986) The Creation of a Patriarchy. New York: Oxford University Press.
Martínez, R. (2006). Orquídeas y Mandalas: La Sanación Cuántica del Universo. Madrid: Editorial
Visión Net.
Negri, A. (2005). Imperio. Barcelona: Paidós.
Pérez, E. (2003). Identidad humana como teleología en Charles Taylor. En Congreso Tomista Internazionale
L’Umanesimo cristiano nel III millennio.
Piedrahita, C. (2005). Perspectivas en Investigación Social. Bogotá: Fondo de Publicaciones
Universidad Distrital Francisco Jose De Caldas. .
Quintanar, M. (1997). La filosofía de Gilles Deleuze: del empirismo trascendental al constructivismo
pragmático. Santiago de Chile: Universidad Santiago de Compostela.
Rodríguez, R. (2012). Charles Taylor: el ser humano y el bien. Contraste Revista internacional de
Filosofía XVII. Málaga: Universidad de Zaragoza. Págs. 47 – 64-
67
Ruther, C. (2005). Pasarela paralela: escenarios de la estética y el poder en los reinados de belleza. Bogotá:
Universidad Javeriana.
Santamaría, A. (2014). De carnaval, reinas y narco: El terrible poder de la belleza. México: Penguin
Random House Grupo Editorial.
Soto, M. (2015) El renacimiento de Natalia Ponce de León. Bogotá: Intermedio editores.
Taylor, C. (1996). Fuentes del Yo: La construcción de la identidad moderna. Barcelona: Paidos.
Thompson, J. (1993). Ideología y Cultura Moderna. México: UAM Xochimilco.
Uniminuto (2014). El cuerpo y el turismo del mismo en Bogotá. Revista periodística de única edición-
Vierrectoría Bogotá Sur. P13
Villa, Wilmer (2014) Syllabus Seminario Lenguaje e Interpretación Sociocultural Cod. 570129-1. Inédito
Youngers, C. & Rosin, E. (2005). La “Guerra contra las drogas” impulsada por los Estados
Unidos: Su impacto en América latina y el Caribe. En. C. Coletta. & E. Rosin (Ed.) Drogas y
Democracia en América Latina: El impacto de la política de Estados Unidos. Buenos Aires: Editorial
Biblos.