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Raíces y fauna, erial ubérrimo

Los cuadros en portada, contraportada y esta página pertenecen a la serie “Raíces yfauna” de Zacarías Páez. La serie consta de 15 obras de 70 x 95 centímetros, técnicamixta sobre papel candiani. Realizada de enero a abril de 2011.El discurso de cada obra se relaciona con el noroeste de México, específicamentecon el Estado de Sonora. Sin ser ecológica, el tema de la flora y fauna está presente.La relación de los habitantes de esta extensa región, soleada y escasa de agua, con suentorno, es una actitud vital.Entre los habitantes de generaciones pasadas, el conocimiento de los recursos,permitió el desarrollo de la zona. O se cuidaban o desaparecían.Si las generaciones actuales y venideras actúan de igual forma, el entorno seguirásiendo soporte de vida.

Zacarías Páez14 de junio de 1948. Nogales, Sonora, México.Pintor, escultor y arquitecto egresado de la Universidad de Guadalajara, Jalisco,México (1975)

Raìces, de Zacarías Páez

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La hora de las UniversidadesYuku JeekaAbr – Jun 2011, No. 63

Publicación de laAgrupación para lasBellas Artes, A. C.

PresidentaIrma Arana

EditorSergio Anaya

Consejo EditorialJuan Manz A.

Margarita MontoyaLilia B. NavarroGregorio Patrón

ColaboradoresSilvia Molina

Carlos Moncada

José Escobar

Víctor M. Pazarín

Magda I.Palomares

Marco A. Campos

Carlos Bracho

Portada ycontraportadaZacarías Paez

Edición trimestral realizadacon apoyo de la Secretaría de

Educación y Cultura delGobierno del Estado, el Instituto

Sonorense de Cultura yel Ayuntamiento de Cajeme

Apalba, A. C.

Calles Colima y 200

Int. Gimnasio Municipal

Cd. Obregón, Son.

Tel. 416 55 53

[email protected]

En el laberinto de violencia, lucha por el poder y desconfianza

donde se haya el país, las opciones para encontrar una salida no

abundan. Es como si hubiéramos quedado atrapados por el

cúmulo de males que hoy como nunca parecen insuperables. En medio

de la confusión y la desesperanza aún quedan opciones que nos pueden

ayudar a encontrar la salida del laberinto. Y una de estas opciones, quizá

la más prometedora y vigorosa, es la que nos ofrecen las universidades

del país. Desde su aparición en Europa y posteriormente en América,

las universidades fueron consideradas como un faro de la razón que

permitió a la humanidad derribar barreras que impedían su evolución,

llevándola a nuevos estadios de progreso.

Esta capacidad de las universidades para guiar los pasos de la sociedad

hacia mejores instancias prevalece en nuestro tiempo a pesar de los

signos de decadencia que merodean en el campus, como la apropiación

de estas instituciones por parte de facciones políticas, la propagación de

la enseñanza mecanicista y mediocre disfrazada con el discurso de la

especialización y el emprendedurismo, además de los esquemas de la

industria cultural que invaden los programas de estudios, como sucede

con la proliferación de los libros de “autoayuda y superación personal”

en la bibliografía de carreras profesionales. Hay también una

reproducción excesiva de instituciones de educación superior “patito”,

versión actualizada de las academias de comercio de otra época.

Sí, también la universidad está amenazada, pero el vigor de la

inteligencia que anida en el campus, el espíritu constructivo y la serena

sabiduría que ha caracterizado a la tradición universitaria a través de los

siglos, permanecen inalterables y forman parte del activo nacional al que

podemos recurrir en esta etapa donde todo parece perdido. Se afirma

con insistencia que son pocas las instituciones en las que confiamos los

mexicanos en este momento. Sin duda las universidades públicas y

algunas de carácter privado forman parte de esas instituciones

confiables. Y deben tener una participación más activa en los asuntos

nacionales para mostrarnos el camino que debemos seguir.

Sergio Anaya, editor.

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Estoy profundamente agradecida por la deferenciaque me han hecho los miembros de la Agrupaciónpara las Bellas Artes en su aniversario número XVIII.

Recibir la medalla a la excelencia “Juan Manz Alaniz”, bajoel marco del Tercer Festival que lleva su nombre, me honrano sólo por quienes la otorgan sino también por quienes lahan recibido: los poetas Marco Antonio Campos y EduardoLangagne. Esta distinción y este privilegio me atan y mevinculan más a Sonora, ya que abonan mis raícessonorenses que por fortuna nunca se han secado.

Asimismo, me siento honrada porque este premio lleva elnombre de un admirado y fecundo poeta, que ha puestoen alto el nombre de Sonora en el mapa de la poesía nacionale internacional; un escritor que además de ser reconocidopor su obra lo es por ser un hombre bondadoso, siempredispuesto a ayudar y comprometido con la promoción dela cultura en su estado.

Como aquel anuncio que decía: “De Sonora a Yucatán seusan sombreros Tardán”, yo nací entre los usos del nortey del sur de la república. Mi padre fue de Campeche ycomo no lo conocí, he tratado de encontrarlo a través demi literatura; en cambio, mi madre que nació en Álamos, en1913, hija menor del matrimonio de Salvador Celis Solano yde Dorotea Campos Villegas, me transmitió su cultura. Erauna joven sonorense que extrañaba la tierra donde habíacrecido porque sus hermanos, terminada la revolución enla que habían participado, se la llevaron a vivir a la Ciudadde México.

En mi casa y en la de mi abuela se hablaba sonorense(buqui, bichi, bichicori, yori, bule (Un calabazo), chucho(perro), coricochi (una galleta), guare (un canasto), pochi(rabo o corto), severeche (cosa fría o el tiempo severeche),tacuarin... se comía sonorense (caldo de queso, sopa detépari, colache, gallina pinta, frijoles maneados, machaca,

Mis raíces sonorenses

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huacabaque estilo yaqui, vacabaqui, batareti yaqui, cusiri,y por supuesto, las coyotas que nos hacia mi abuela), seescuchaban cuentos sonorenses como aquel “Amor dequelele y huilota”, y se contaban las historias de la gentede Sonora como si vivieran a la vuelta de la casa, aunquealgunos sí, porque estaban en México.

Los tres hermanos mayores de mi mamá, Juan, Manuel yJesús fueron generales de división: se enrolaron en 1910,muy niños, en las fuerzas que comandaba Álvaro Obregón,Benjamin Hill y Eugenio Martínez. Álvaro Obregón lesdecía “Mis muchachitos”. Recibieron variascondecoraciones, entre ellas, la del Mérito Revolucionariocorrespondientes al 1º y 2º períodos, el voto de confianza,simpatía y perseverancia por haber demostrado su lealtaden la revuelta, y fueron reconocidos como legionarios.

Cuando había reuniones familiares, muy entrada lanoche, mis tres tíos se abrazaban y cantaban cancionesde la Revolución. Es increíble que ninguno de los treshubiera muerto. Después era clásico escuchar comorevivían aquellas épocas: “te acuerdas cuando en la tomade Navojoa…” Hablaban de Obregón, de Hill y deMartínez como si fueran sus padres, y en cierta forma lofueron hasta que a Obregón le dio por reelegirse. Uno demis tíos, Jesús, se casó con una hija del general Hill,Concepción. Así nació mi novela “La familia vino delnorte”, que es una metáfora de la familia revolucionariasonorense.

Muchas gracias a todos los que hicieron posible quehoy reciba esta medalla. ¿Cómo no agradecerle a Irma Aranaun regalo que acompaña esta medalla y que, aunque nose los puedo mostrar, ya esta aquí en mi corazón para todala vida. Irma Arana, a quien no se le obstaculiza nada, aquien he visto actuar, quien sabe cómo conseguir lo quese propone y sabe acercarse a quien desea alcanzar. Desdeque la conocí, la admiré por su historia, por su espíritutenaz y capacidad de entrega y de trabajo, y de quienaprecio su amistad.

Quiero dedicarle esta medalla a mi mamá, que nuncaimagino que una hija suya recibiera una distinción comoésta en la Sonora que nos transmitió y que llevó en lasangre. Muchas gracias.

* Texto leído por la escritora Silvia Molina al recibir lamedalla a la excelencia “Juan Manz Alaniz”, el martes 12de abril de 2011, en el Teatro “Oscar Russo Vogel”.

Hablaban de Obregón, de

Hill y de Martínez como si

fueran sus padres, y en cierta

forma lo fueron hasta que a

Obregón le dio por reelegirse.

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CARLOS MONCADA OCHOA

A travesábamos la Plaza Morelos con los ojos entrecerrados y sin hablar, para que no se nos metiera en

ojos y boca el polvo que levantaba el viento, y llegábamos a la iglesia del Sagrado Corazón.

Era por ahí, por los años cuarenta.

Se le decía Plaza Morelos pero no era más que un llano bichi, donde se podía jugar volibol o beis corrido(una base y home) sin pedir permiso. Su primer huésped (y el único durante varios lustros) fue el monumentoa la Bandera Nacional. Tengo una foto de la colección Miguel Mexía Alvarado fechada en 1942.

Que las fechas que omito en lo que sigue las ponga, por favor, el cronista Pepe Escobar Zavala. Melimitaré a recordar que la Plaza comenzó a considerarse tal cuando se construyó el espacio techado enforma de arco y una modesta fuente, y se crearon los prados verdes y se colocaron bancas. Debe habersido a fines de los cincuentas, porque allí hubo una exposición de las acuarelas del periodista y pintorguanajuatense Esteban Valle.

La Plaza era sobria pero bonita. Fue una compensación por la pérdida de la concha acústica que había aun costado del Palacio Municipal, donde se efectuaron actos cívicos y políticos (allí fue recibido elcandidato a la Presidencia Adolfo López Mateos ¿en 1958?), y también eventos artísticos de elevadacategoría. La demolieron por alguna razón que las autoridades de entonces no se molestaron en dar aconocer.

Mi vieja Plaza Morelos,¿dónde estás?

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En uno de los muros quedó constancia del reconocimiento de la comunidad al pintor José LuisCuevas, que nos hizo una breve visita.

Nunca me ha gustado que a las calles, plazas públicas, etcétera, se les cambie de nombre, pues sise quiere honrar a un personaje, ¿por qué agredir a otro con cuyo nombre se había bautizado ya ellugar? Sin embargo, el espacio para colocar allí la estatua del general Alvaro Obregón estaba“apartado”, para decirlo de alguna manera, de años atrás, por Ricardo Topete Polín, que se esforzópor gestionar fondos para el monumento ecuestre. Y cuando el presidente municipal Eduardo EstrellaAcedo, sembrador de estatuas, trajo a Cajeme el busto de Morelos (de Julián Martínez, ambas obrasde arte), pareció lógico llamar Álvaro Obregón a la Plaza y abrirle campo al gran héroe de laIndependencia en otro paseo.

Todavía se agregó un elemento magnífico al conjunto: el reloj, cuyo diseño coincide con losesgrafiados que se admiran en la fechada del palacio, todo ello obra del escultor y pintor HéctorMartínez Arteche.

Y bien, arribaron nuevas autoridades con el deseo explicable de hacer ver a la gente que hacen lascosas mejor que todos, todos, todos sus antecesores, y resolvieron remodelar lo que ya estabaremodelado. A quienes tienen el privilegio de vivir en Ciudad Obregón se les hace que la obra avanzacon paso de cangrejo, sobre todo a los que están obligados a transitar por el rumbo. Como hijo deCajeme, yo espero que la Plaza quedará hermosa, que todos estarán orgullosos de ella y que nofaltará a los vecinos de barrios pobres lo que aquí se invirtió.

Pero creo que este episodio da la oportunidad de reflexionar en cuán importante es una políticaurbana coherente.

Mire: en Hermosillo, cuando menos veinte veces han sido cambiadas de lugar las estatuas que seencuentran en la vía pública. Para no ser demasiado prolijo, sólo le doy uno de los muchos ejemplos.A fines del Siglo XIX se instalaron las estatuas del general Ignacio Pesqueira y el general José MaríaMorales en el salón de recepciones del Palacio de Gobierno (lo que hoy llaman Salón de losGobernadores). Hay fotos históricas del Congreso del Estado sesionando con las dos estatuascomo escolta. Yo conocí estas magníficas esculturas en 1961, colocadas en el descanso de la escalinatacentral. Pero cuando Martínez Arteche y otros artistas pintaron los murales del patio interior, lasestatuas fueron removidas al centro de ese patio. Llevaban ya tres ubicaciones. Y a fines del añopasado, los que ahora gobiernan ordenaron que les quitaran los pedestales y las pusieran pegadasal muro, con lo que estorban la vista de los murales,

El constante cambio de las esculturas adultera el paisaje urbano, desconcierta a los turistas, eliminapuntos de referencia que ayudan en la búsqueda de personas y lugares y constituye una falta derespeto para los próceres representados en esas estatuas.

No sé en qué va a quedar la Plaza remozada. Ahí me lo contarán ustedes, amigos, o la veré yo mismocuando vaya al restaurante Bibi a desayunar con el grupo que cada semana arregla los problemas delmundo.

(Y conste que sigo inconforme con que le hayan quitado a la Plaza el nombre de Morelos).

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M enos lapidario que Jorge Luis Borges, ErnestoSabato describe el mundo que le tocó vivir demanera impecable. Donde el primero ponía el

índice sobre la imaginación, el lenguaje y las ideas, el otrodestacaba el valor de la existencia de la persona humana ysu circunstancia vital para colocarlo en un mundo presente.

Borges, se podría decir, presintió el curso del golpe através de los espejos y sus fantasmagorías y Sabato miróvenir el golpe y lo sintió en el vientre y en la mandíbulahasta abatirlo, momentáneamente... De ese dolorcompartido con sus semejantes provino su resistencia,sus ideas políticas, su imaginación, su lenguaje y, enresumen, su existencia y su muerte, marcada desde ahoracon dos fechas: 1911- 2011.

Destacado hombre de ciencias (fue doctor en física), en1945 escribió un breve y delicioso libro de aforismos bajoel nombre Uno y el universo, en el que el lector ya adviertesu tendencia hacia el humanismo, pero sobre todo surelación con uno de los temas que en casi infinidad deensayos destacó: la condición humana.

Es seguro que su incursión en la narrativa lo llevó a mirarcon puntualidad la vida concentrada en imaginación y en1948 publicó una novela corta muy cercana, en variosaspectos, a El extranjero, de Albert Camus. De hecho, Eltúnel podríamos decir es la filiación más concreta, el mayorhomenaje al autor francés, con quien compartía unpensamiento, una ideología y un camino signado por lacorriente existencialista. Distintos un libro de otro,realmente son dos hermanos separados y abandonadosen distintas geografías y, luego, reencontrados hastaconvertirse en una sola pieza.

Las obras, en todo caso, se convirtieron en un puenteque enlazó a los autores como personas y, Sábato —seafirma— recibió elogios muy grandes de Camus, al gradode hacer publicar su novela en francés y en Francia.

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Sabato o la tregua del guerrero

Ambos encaminados antes de conocerse en ideas yaspiraciones similares, fueron miembros del PartidoComunista en sus países; los dos se orientaronconcretamente hacia un humanismo que fincó su empeñoen la defensa del ser humano; Camus y Sabato son y fueronguerreros en una misma lucha: la de los débiles contra lasinjusticias provenientes del siempre salvaje poder delEstado.

Trilogía de la imaginación

Tengo la impresión de que Ernesto Sabato es uno de losescritores y pensadores más coherentes de América Latina.Su trayectoria como narrador, como autor de estrictaimaginación, no es abundante: se compone apenas de tresobras, tres novelas que fueron creciendo a lo largo deltiempo, como la propia existencia de su autor.

Se trata de obras singulares y sin liga, hasta dondeentiendo, con la tradición latinoamericana. Los trestrabajos literarios se complementan como una trilogía sin-gular: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) yAbaddón el exterminador (1974). Quizás el argentino pudohaber escrito más literatura de creación, sin embargo esastres le bastaron en todos los sentidos. Lo vinculan con elarte de la narrativa, le otorgan un prestigio entre los lectoresy le ofrecen una calidad moral y un rigor intelectual.

El grueso de la bibliografía sabatiana se encuentra dentrodel ensayo. Si bien es cierto que Ernesto Sabato incursionatardíamente en la retórica de creación, es una realidad quese aparta de las voces que en su momento estaban enboga, es decir, Borges y Cortázar. Son, entonces, unapartado singular y una aventura solitaria dentro de laficción argentina.

Con entera razón José María Valverde hace la distinción:“En transición entre el ‘consulado’ Borge-Mellea y lasituación en que dominan Cortázar y los narradores pop,encontramos el problemático caso de Ernesto Sabato”, aquien liga Valverde más bien cercano a Roberto Arlt, elautor de las imprescindibles novelas Los lanzallamas yLos siete locos.

VÍCTOR MANUEL PAZARÍN

Al parecer, la dignidad de la vida humana no estabaprevista en el plan de globalización.

Ernesto Sabato

Escritor imprescindible de las letras latinoamericanas, su obra reúne el doble valor de la ficción y delarrojo intelectual. A punto de cumplir la centuria, el longevo científico se atrevió a señalar el mundodescarnado del que siempre pidió sustraer los placeres más sencillos, en nombre de una sensiblehumanidad.

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Valverde, por cierto, en su ensayo sobre el autordepositado en su Historia de la literaturalatinoamericana, lo describe de forma precisa y por demásbella. “Hombre de formación científica, especializado enenergía nuclear, llega tardíamente a la narrativa…”.

Luego puntualiza líneas adelante: “…lo queateniéndonos a los libros, parecería una abruptaconversión del sabio en narrador, tiene una base que seránestas dos novelas…”; hasta el momento en que el crítico ehistoriador español escribía sus palabras, la tercera obranarrativa de Sábato no había aparecido, Abaddón elexterminador, que fue considerado el mejor libro extranjeropublicado en Francia en 1976.

Autor de acción fragmentaria, sus trabajos de imaginaciónse complementan unos con otros. Éstos con la utopía, losmismos con la realidad al contradecirla, y, sobre todo,disponen un espacio de libertad y crítica hacia una realidadbrutal que no ha dejado de existir y todo indica continuarámientras existan hombres perversos…

El argentino abandonó el universo literario, donde habíaacogido una enormidad de lectores, para abandonarse alos textos de estricto rigor intelectual. En el ensayo encontróno a más lectores, pero sí un espacio para meditar lacircunstancia argentina, latinoamericana y, en general, elabordaje de temas que conciernen a lo humano, en los queel hombre y la historia son el centro. Aunque nos entregómateriales ahora indispensables para conocer sus propiossucesos como ser político y social. Sobre todo los másjóvenes continuaron acompañándolo con la lectura de susnarraciones.

No obstante, hay entre sus libros ensayísticos algunosque se acercaron a las nuevas generaciones, por tratarsede ensayos sobre la obra de otros autores, y que dan cuentadel gran lector que fue —y es— Sabato. El escritor y susfantasmas (1963), Aproximación a la literatura de nuestrotiempo: Robbe-Grillet, Borges, Sartre (1968), Entre la letray la sangre (1988), Antes del fin (1998) y La Resistencia(2000), son de los más leídos y aportan enormidad a cadalector que se atreve asomarse a ellos.

El testamentoErnesto Sabato siempre fue un guerrero que combatió a

las dictaduras argentinas y un contumaz detractor de lapolítica peronista en Argentina, algo que lo llevó a tenergraves problemas con el poder militar de su país, y existe eltestimonio en libros poco asequibles en México. Luchó,porque fue un combatiente de tiempo completo. Su obrade creación se puede declarar como parte de su trabajocomo luchador social, lo mismo que su pintura, en la quequizás sosegó su inquietud por la invención literaria. Suvalor, incluso, lo podemos comprobar en sus abandonos.Si bien es probable que nos hubiera entregado más

historias, lo que hizo en realidad fue enfrentar conimaginación a la terrible realidad.

En su tal vez último trabajo, España en los diarios de mivejez (publicado en 2004), se puede comprobar labeligerancia y la enorme ternura de una persona y, a suvez, de un intelectual, de un creador y, otra vez, de unapersona.

De cierta manera, Sabato, en esas memorias, deja en claroun resumen de su vida, su trayectoria y sus infinitasaspiraciones cumplidas y, quizás sin concluir. Delicado yfuerte a la vez, en un viaje de avión hace un amplio recorridopor su vida. Y son las imágenes más bellas de un ancianoque se niega a morir del todo. Es un testimonio vital por seresencia de un espíritu combativo y alejado de toda vanidad.No hay un solo atisbo de petulancia. No hay un deslizhacia la debilidad, ni mucho menos deseos (entre líneas)de edificar su efigie ni su inmortalidad. Es un recorrido porel paso de la vida. Es vida en pleno y, también, es madurez.Es, sobre todo, la enseñanza mayor que un viejo nos puedelegar: aprendamos a vivir y a luchar cotidianamente por unlugar mejor en esta vida, parece decirnos.

¿Ernesto Sabato nos había prometido vivir cien años?Nunca quizás prometió algo que no estuviera a su alcance.Después de leer España en los diarios de mi vejez,cualquiera entiende que la vida no es cómoda ni está hechapara el ocio, el boato o la molicie humana. Sino para lalucha cotidiana por la sobrevivencia y si logramos el placer,que es menester, la vida de cualquiera está casi completa.

Con todo, la vida es una dicha y pese a que no estará enla reunión Sabato, celebremos la festividad, que siemprealigera el dolor de la existencia.

Víctor Manuel Pazarín. Poeta, narrador y periodista. Tienepublicados los libros Puentes (relatos), La medida (poesía),Arreola, un taller continuo (entrevistas), Cazadores de gallinas(novela) y Ardentía (poesía). Vive en Tonalá.

Visita mi blog de periodismo Barcos de papel: http://victormanuelpazarin.blogspot.com/

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A nte el declive cultural que se advierte a mayorprofundidad en las actuales generaciones denuños y jóvenes, debido, según se ha comprobado, al alejamiento

de la lectura, desde la planeación de los festejos conmemorativos delBicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana,las autoridades mexicanas en coordinación con organismos e institucionesde servicio social han emprendido una cruzada nacional para resucitar lapasión de nuestro pueblo por la lectura.

De entrada podemos colegir que esta cruzada es de largo plazo, y aún asíse corre el riesgo de que los resultados no sean satisfactorios, tomando encuenta que día tras día la tecnología de punta en los medios de comunicacióncapta más seguidores, y consecuentemente en los hogares y en las mismasaulas escolares la otra tradicional lectura de libros registra notoriodecremento. Lo paradójico de esta situación es que cada vez crece, sinmedir consecuencias de orden económico, el número de escritores.

Quiere decir lo anterior que sigue vivo el interés en muchísimas personas,sean profesionistas o empíricos, el bienaventurado deseo de proyectar sus anhelos,emociones, puntos de vista y sentimientos en general, para conocimiento del prójimo. Enuna palabra, desnudar su alma a través de la escritura, lo que no podía hacer de viva voz.No hay que olvidar que una gran mayoría de autores famosos, en sus memorias handejado constancia de su humildad y timidez.

A los grandes autores se les reconoce como “clásicos”, ya que de sus obras se multiplicanlas ediciones al paso no de los años, sino de los siglos. Empero de grima advertir enlujosos anaqueles en las residencias de familias adineradas, la presencia de enciclopediasy obras de los más famosos literarios de todos los tiempos, conservan sus empaques depapel transparente, lo cual revela que jamás han sido abiertos. Son municionesdesperdiciadas.

Los libros son de las cosas que más se atesoran. A través de ellos conquistamos amistades,y aún cuando existe una vieja recomendación en el sentido de que libro que se presta,jamás es recuperado. Yo opino lo contrario: los libros deben mantenerse en constantecirculación, como el dinero.

Quienes pertenecemos a la clase 1930 (clase de conscripción) en cuanto aprendimos lasprimeras letras en la Escuela Carlos M. Calleja, primer plantel oficial de nuestra localidad,comenzamos a apasionarnos por la lectura comprando a diez centavos diariamente en unlocal de revistas instalado en el primer mercado Municipal, una historieta de dibujosdenominada “Chamaco”, que posteriormente en tamaño más reducido, tuvo pronombre“Chamaco Chico”. Era una especie de cuentos de Walt Disney, pero muy a la mexicana. Desu contenido la serie principal llevaba por título “Micho y Orejitas”.

Pronto rivalizó con “Chamaco Chico” la historieta “Pepín”, donde las series másdescollantes eran “Carta Brava”, “manos de Oro”, “Los Supersabios”, con sus personajesPaco, Pepe, Panza y los malvados “El médico” y el sabio Solomillo. Las series “MáximoTops”, “Primo Becerra” y “La Mula Maicera”, eran, en texto y dibujos, producto deltalento de quien al correr del tiempo se convertiría en famoso caricaturista, Abel Quezada.

Operación LECTURAJOSÉ ESCOBAR ZAVALA, Cronista de Cajeme

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Conforme a los niños aficionados ala lectura fuimos creciendo,empezamos a leer cuanto libro, folletoo revista, caía en nuestras manos. Enlo personal no tenía preferencia porningún genero, pues lo mismo leíanovelas policíacas (en especial las deArthur Conan Doyle y Maurice LeBlanc), que obras clásicas deHomero, Aristóteles, Lin Yuntang,Hedor Dostoievsky, Solyenitzen, J.A.Cronin, Rider Hagart, Miguel deCervantes Saavedra, Mario VargasLlosa, Francisco L. Urquizo, LuisCabrera, Nemesio Garcia Naranjo,Luis Spota, Carlos Moncada Ochoa,Julio Verne, Thomas Mann, HenryAdams, Henry Millar, Charles Darwiny David Laurence, y cientos deautores más de todas lasnacionalidades y razas.

Junto a ese almácigo de novelasestaban aquellas relacionadas con elboxeo, mi deporte favorito. Guardabacelosamente reportajes ycomentarios de Alejandro AguilarReyes (Fray Nano), Javier Zea Salas(biografo de Rodolfo “El Chango”Casanova; Antonio Andere y SonnyAlarcón. Mis ídolos del cuadriláteroeran y siguen siendo Joe Luis, JackDemsey, Sandy Saddler, Jim Jefries,Joe Gans, Benny Leonard, HaaryGrez, Tony Mar, Chucho Llanes,Henry Armstrong, RodolfoCasanova, Julio César Jímenez,Paulino Montes, Ray Robinson,Baby Mickey y Arnoldo “El Gato”Gil.

En suma, como la lectura ha sido elariete para la estandarización de mivida en las filas del periodismo, hagovotos para que la cruzada por elrenacimiento del apego a los librosobtenga a la postre resultadossatisfactorios. Para ello, en todo elpaís, continúan integrándose clubesde grupos adictos a la lectura. Es unatarea complicada que hay queafrontar con renovada paciencia,pero hay que seguir adelante. Y comodice la sabiduría popular: “No haypeor lucha, que la que no se hace”.

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El forastero llegó a mediados de agosto al pequeño puerto deSami, en la isla de Cefalonia, donde los pretendientes de

P e n é l o p eesperaron alguna vez a Telémaco para ultimarlo. Los griegos

de las aduanas o de las agencias marítimas suelen recibir a losextranjeros con pésimas maneras, incluyendo el manotazo y el grito,para borrar de golpe y en un instante la imagen de la hospitalidad delos antiguos, la cual se menciona tanto en su historia y su literatura.

En Sami no había hoteles ni cuartos donde dormir. El forastero yahabía comprado el boleto para trasladarse a Ítaca (verdadero destinode su viaje); faltaban diez minutos; se arrepintió. Decidió quedarseuna noche en el campin y navegar la mañana siguiente hacia Ítaca.Después de 39 años de vivir como náufrago en la tierra no era fácilanimarse a regresar a aquella isla de privilegio de la que nuncapartió.

Si bien al otro día se le revelaron las bellezas de la isla, aquellatarde todo lo hallaba desagradable y feo. Pero sólo esa tarde. Sóloaquella tarde de furibundo sol. ¿Cómo olvidar desde entonces la luzdel cielo que se confunde con la luz del mar, la lejana contemplaciónde Ítaca envuelta en una niebla azul, los ásperos precipicios que seyerguen enérgicos hasta volverse ásperas montañas, los olivoscuyos follajes aireados parecen la ondulación de la falda de unamuchacha leve, los enlutados cipreses que devoran ávidos la luzcenital, el chirriante y monocorde grito de las cigarras que con suestridencia borra a menudo las numerosas voces del mar numeroso,las hormigas negras en las rocas haciendo alto contraste con laviolenta iluminación del verano tórrido, la música griega que sealarga como un lamento?

Es casi mágico en Sami contemplar en los atardeceres cómo losviejos en terrazas o corredores de sus casas se ponen a escucharquietos las varias y variadas voces de la muerte que aún vacila enreclamarlos, y a las viejas, que hilvanan y deshilvanan la infinitatela que Penélope les heredó hace más de treinta siglos.

Pero el forastero no quiso viajar a Ítaca. Luego de cinco días enCefalonia, deleitándose con las bellezas continuas y conmoviéndosecon detalles de esa isla que describió Lord Byron, decidió tomar elbarco hacia Patras. Era una mañana despiadada del agosto bravo.El barco salió del magro puerto. El forastero sólo vio por variosminutos, en éxtasis dulce y triste, la verde, largamente verde costade la pequeña e inolvidable Ítaca.

Marco Antonio Campos. El señor Mozart y un tren debrevedades.

ÍTACAMARCO ANTONIO CAMPOS

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Dentro de la larga relación entre tecnología yliteratura, la aparición y rápida difusión de losllamados “new media” en la década de los 90

vendría a conformar una nueva etapa marcada por nuevosmodos de lecturas y nuevas formas de circulación,producción y distribución de la escritura. Frente a lainvención del sistema alfabético, la creación de la escrituray la difusión de la imprenta moderna, el surgimiento deartefactos como el blog y la blogosfera vendrían a coronar,por ahora, esa extensa genealogía.

En su reciente libro Narrar en la era de las bloficciones,Osvaldo Cleger interviene en uno de los debates que mayoractualidad y fuerza va cobrando en el escenario de losestudios latinoamericanos: la cultura digitalcontemporánea. Cleger ofrece una excelente visión deconjunto sobre cómo las nuevas tecnologías hantransformado la categoría tradicional de ficción para ar-ticular el concepto de las blogoficciones del siglo XXI. Eneste sentido, Narrar en la era de las blogoficcionesconstituye un estudio pionero, sistemático y monográficosobre la cultura digital contemporánea producida por elmundo hispanohablante. El libro de Cleger contribuirá aconsolidar la cultura digital como disciplina y objeto deestudio dentro del paradigma académico norteamericano.

Apoyándose en una metodología interdisciplinaria queincluye desde la sociología de la literatura hasta las teoríasde las comunicaciones mediadas por computadora, la teoríade las redes sociales y la etnografía de la internet, Clegerexplora exhaustivamente ejes centrales para pensar el lugary la importancia de la cultura digital: ¿Cómo configuranestas tecnologías nuevas identidades y subjetividades?¿En qué sentido el espacio virtual puede ser consideradouna extensión o reactualización del espacio público? O

por el contrario, ¿hasta qué punto el espacio virtualconstituye un terreno independiente y autónomo? ¿Cómofunciona la relación entre cuerpo y escritura en la literaturaelectrónica? ¿Se puede hablar de las humanidadesdigitales? ¿Existe una e-literatura?

En el primer capítulo, Cleger esboza la metodología críticay teórica que seguirá en el transcurso de sus cincocapítulos. Tomando como punto de partida la formulaciónde Jameson de leer la postmodernidad como la expresióndominante de la lógica cultural del capitalismo tardío, Clegerpropone, por su parte, “conceptualizar la literatura digital,y más específicamente las blogoficciones, como unaexpresión cultural de la sociedad de la información en suestado presente, es decir, la Sociedad de las Redes” . Frentea los debates sobre la postmodernidad y la llamada culturapostmoderna que intentaron definir las prácticas culturalesde una época, Cleger propone el modelo de cultura digitalcomo alternativa a ese paradigma crítico y como lugar desdeel cual pensar la sociedad y la cultura de redescontemporáneas.

En el segundo capítulo, Cleger explora el fenómeno de lablogosfera entendida como plataforma de sociabilizacióny de escritura. Lo que distinguiría precisamente a las nuevastecnologías de la primera década del siglo XXI sería laaparición y proliferación de la blogosfera frente a otrosmodelos de sociabilización que predominaron en la décadade los 90. Si la blogosfera se conceptualiza como espaciode redes sociales, el blog funciona para Cleger como unlugar conector de subjetividades que conformacomunidades virtuales.

Una de las intervenciones más lúcidas de este capítuloes precisamente la reconceptualización del debate sobre el

Literatura, cultura y sociedad delas redes en el siglo XXI

NARRAR EN LA ERA DE LAS BLOGOFICCIONES

DAYLET DOMÍNGUEZ

Princeton University

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espacio público que formula Cleger tomando como puntode partida la tesis de Habermas.

En el tercer capítulo, Cleger acierta en formular unagenealogía de prácticas digitales que van desde elhipertexto pasando por el blogotexto hasta culminar en lasblogoficciones. Asimismo, Cleger revisita la problemáticasobre la crisis de la autoría ubicando sus orígenes en lospostulados marxistas hasta llegar al estructuralismo yposestructuralismo con la lecturas de los ensayos deBarthes y Foucault sobre dicho tema. La reflexión de Clegerreactualiza el debate sobre la muerte del autor en el marcopresente de la cultura digital:

“En la blogosfera la institución autoral no solamente sedispersa en una multiplicidad de voces, sino que ademásse vuelve borrosa bajo las máscara de los seudónimos, laconstante recurrencia al anonimato y la elaboración deblogotextos que son el resultado de la elaboración entrevarias personas”. En medio de prácticas digitales comolos wikis, los ciberdramas, los blogs y otras variantes deescritura en línea, Cleger repiensa magistralmente cómofunciona la categoría de autor en muchas de ellas. Paraeste crítico de la literatura electrónica, el wikitexto sería lamanifestación cultural donde la figura del autor quedaríatotalmente suprimida.

Cleger, en el capítulo cuarto, estudia la aparición ydesarrollo de la blogonovela en lengua española y proponeuna tipología para el estudio crítico del género. El escritorargentino Hernán Casciari y sus blogonovelas, entre lasque se destaca Weblog de una mujer gorda, se conviertenen objetos de estudio del capítulo. Cleger señalaatinadamente cómo la estética del “reality” y la tradicióndel folletín literario conforman la propuesta estética de este

escritor. Para Cleger las blogonovelas funcionarían comouna proyección cultural y estética de la sociedad de lainformación, organizada en redes sociales y textuales.

El quinto y último capítulo compendia a manera deconclusiones los conceptos y debates más importantesrevisados en la investigación. Narrar en la era de lasblogoficciones se propone como un estudio exhaustivo,sistemático y esclarecedor de la cultura digital y la sociedadde las redes. La intervención de Cleger es un ejerciciointelectual que taxonomiza el ciberespacio como fenómenotanto social, cultural como estético y literario. Entre losmayores logros de su estudio habría que situar su afán porconstituir una genealogía de las prácticas digitales, el deseopor construir una especie de canon digital, la necesidad dedefinir las fronteras de una nueva disciplina académica, yla delimitación de problemas teóricos y críticos queconvierten al fenómeno de los nuevos medios en un campoepistemológico digno de figurar dentro de los estudioslatinoamericanos.

Si como sugiere Walter Benjamín, la invención de lafotografía puso en escena la crisis entre original y copia ylas nuevas formas de reproducción mecánica terminaronpor desauratizar la obra de arte, las prácticas digitales leídasdentro de esa tradición atentarían contra la propiamaterialidad de la escritura.

Sin embargo, Cleger pareciera no subscribirse a lahipótesis de la muerte definitiva del libro como entidad,sino más bien propone la coexistencia y la interrelación dela cultura impresa y digital. En las últimas páginas de sulibro, Cleger anota unas preguntas que me parecen muyvaliosas para pensar el estado de la novela actual en surelación con la blogoficciones: ¿Cómo y de qué manera lasnovelas en líneas podrían marcar nuevos derroteros paralas escrituras materiales contemporáneas? Sin duda, Narraren la era de las blogoficciones se convertirá en un estudiofundacional sobre los nuevos medios y en referenciaobligada para todos aquellos estudiosos que se interesenpor la cultura digital.

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En las múltiples y variadas manifestaciones que enMéxico vienen celebrando en los últimos meses laconmemoración del bicentenario de la

Independencia, hay unas constantes. Preguntas a lascuales los ensayistas, politólogos, historiadores,sociólogos, filósofos y, cómo no, los novelistas, intentanresponder. De estas preguntas, hay algunas en concretoque sobresalen: ¿Hasta qué punto México se ha convertidoen una democracia? ¿Hasta qué punto el pasado perduraen el presente? ¿Cómo se pueden superar los problemasdel presente pensando en la consecución de un futuromejor? Y ¿de qué forma puede la literatura aportarrespuestas a estas preocupaciones?

Todos los grandes nombres del -por así decirlo- pan-orama intelectual mexicano, formulan estas preguntas eintentan darle respuesta a través de sus obras. Méxicocomo preocupación, México como nación, una y plural,México como identidad y como suma de identidades,México como proyecto que no acaba de cuajar, o sea, lasgrandes problemáticas cuyo planteamiento, ya sea a nivelde cuestionamiento ideológico o de tratamiento estético-

literario, se atribuye tradicionalmente a grandes escritoreshombres como pueden ser, entre los más importantes, CarlosFuentes, Fernando del Paso, Sergio Pitol o el último PremioCervantes José Emilio Pacheco, ¿cómo las abordan lasmujeres?

Siendo este trabajo dedicado a escritoras, y a pesar de laexistencia de muy numerosos excelentes escritores varonesen México, no se hablará de estos señores, o muy poco,salvo que sea estrictamente necesario.

Hasta los 80, no era muy fácil incluir a más de tres ocuatro mujeres en una lista de novelistas mexicanosimportantes. Entre estos importantes novelistas, se podíatrabajar, y se ha trabajado mucho, sobre escritores comoJuan Rulfo, Agustín Yáñez, Salvador Elizondo, Fernandodel Paso, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y un largo etcéterade escritores hombres. Pocas eran las voces femeninasque podían ser citadas entre los novelistas importantes.Nellie CAMPOBELLO y Rosario CASTELLANOS son,quizás, las más sobresalientes.

Hoy, en cambio, lo difícil es NO incluir a escritoras cuando

México novelado por sus mujeresSAÏD SABIA

Centro de Investigaciones Ibéricas eIberoamericanas (CIII). Universidad de Fez -Marruecos

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se quieren mencionar escritores mexicanos importantes.Además de las dos ya señaladas, ya no es posible hablardel panorama literario, y narrativo más concretamente, enMéxico, sin mencionar a Elena Poniatowska, María LuisaPuga, Silvia Molina, Brianda Domecq, Carmen Boullosa,Ángeles Mastretta o Laura Esquivel, entre otras muchas.Algunas son más conocidas por la coincidencia que hatenido la publicación de sus obras con el reconocimientode la labor desempeñada por las mujeres en los últimoslustros, otras por la calidad intrínseca de sus escritos, porhaber sido precursoras de algún movimiento literarioimportante o por el hecho de que muchas de ellas sonpolígrafas y aúnan en su empeño diferentes ocupacionescomo el periodismo, la docencia y la investigación o lamilitancia política, además de sus responsabilidadesfamiliares.

Ninguneadas

Pero hay otras escritoras que, por haberse dado suproducción en un momento de la historia de México enque había resistencias importantes al reconocimiento de lalabor femenina, no han gozado, a pesar de la calidad y laimportancia de sus obras, de reconocimiento y su obra haquedado relegada a planos de olvido y, muchas veces, demenosprecio, explicables sólo por prejuicios sexistas.

Sabido es que la emergencia de voces femeninas en unterreno tradicionalmente reservado a los varones, esinterpretada como una transgresión a las normas social ytradicionalmente establecidas. En muchos casos, estaemergencia se concibe como un movimiento de liberación,por lo que lo femenino se asimila a lo feminista y es, enmuchos casos también, reivindicado como tal.

El quehacer artístico, en este caso la creación literaria yel acceso al estatuto de “escritora”, se convierte en laantesala de la lucha por los derechos civiles y políticos delas mujeres. Por ello, tal vez, y dicho sea de paso, es por loque los trabajos críticos hechos hasta ahora sobre laliteratura producida por mujeres en México se ha hecho,en la mayor parte de los casos, por… ¡mujeres!

Es precisamente una mujer -dicho sea de paso-, MaríaGuadalupe García Barragán la que, hace apenas ocho años,rescataba para la historia literaria de México, a RefugioBarragán de Toscano, como la autora de la primera novelamexicana escrita por una mujer. Se trata de La hija delbandido o los subterráneos del nevado del año 1887, osea 61 años después de la publicación de El Periquillosarniento (1816) de José Joaquín Fernández de Lizardi,considerada como la primera novela mexicana.

Exceptuando el caso conocidísimo, y muy estudiado, deSor Juana Inés de la Cruz, pocas, poquísimas son las obrasde mujeres que se pueden reseñar antes del inicio del sigloXIX. A las personas interesadas en la producción femeninaanterior al XX, las remito a la antología crítica editada porAna Rosa Domenella y Nora Pasternac, Las vocesolvidadas. (Publicación del Colegio de México, 1991).

Hasta principios del siglo XX, y de modo general, loscontenidos de las obras escritas por mujeres, giraban entorno a temas que se han calificado de “cotidianos” o“domésticos” como el cuidado de la familia, las tareas delhogar así como los sentimientos que, por regla general,suelen atribuirse a las mujeres, tales como el miedo, el amor,y la preocupación por preservar las tradiciones.

El medio más habitual usado para la expresión de talestemas suele ser, en estas obras, el relato autobiográfico yel género epistolar. La de las mujeres, en esta primera mitaddel XX, es una literatura que muestra -cito a SaraSefchovich- “poca complejidad, menor problematizaciónformal, una estructura plana y hasta lineal, un empleo menosrico del lenguaje, menor metaforización y, en fin, menosexperimentación e innovación. […] La escritura de mujereses todavía una transgresión, una ocupación secreta quese emprende una vez cumplidas las demás tareas.”

Principios del siglo XX, y más concretamente el año de1910, marca no sólo la celebración del centenario de laindependencia de México y la inauguración de laUniversidad Autónoma de México, sino el inicio de unformidable movimiento popular: la Revolución Mexicana,que daría lugar a la aparición de un ciclo narrativo de tantaimportancia que se le reserva un lugar especial en lasantologías y las historias de la literatura mexicana ylatinoamericana.

Un ciclo narrativo que durará decenios y será constituidopor decenas de obras narrativas que abordan la Revolucióndesde prácticamente todos sus ángulos. Pero desdeMariano Azuela, iniciador del ciclo, hasta Carlos Fuentes,pasando por Martín Luis Guzmán, José Romero, GregorioLópez y Fuentes, José Vasconcelos, Rafael Muñoz o JoséMancisidor, entre los más importantes, la narrativa generadapor la Revolución va a ser, por decirlo así, cosa de hombres.

Una de las poquísimas mujeres que abordarán, en laprimera mitad del XX y desde su peculiar punto de vista,los hechos de la Revolución, es Nellie Campobello(fallecida en 1986). Es uno de esos casos curiosos deescritores que con un par de obras narrativas basta paraque se les reserve un lugar preferente en el concierto de lanarrativa de su país. Escribió dos obras: Cartucho (1931)y Las manos de mamá (1937). Si los conocidos novelistas

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de la Revolución Mexicana (MarianoAzuela, Martín Luis Guzmán, entre losmás conocidos, y otros muchos)abordan los hechos narrados desde“abajo” (la visión de los de abajo),desde arriba (la de las esferas delgobierno y los altos mandos de lacapital), en pleno movimiento (el trencomo motivo recurrente), NellieCampobello adopta un punto de vistapoco abordado por los demásescritores: el de una niña y desde lacotidianidad. Desde luego, y al igualque prácticamente todas las novelas dela Revolución, en las obras deCampobello aparecen personajeshistóricos (Pancho Villa, entre los másimportantes), pero, si en aquellas la inserción de personajeshistóricos reales tiene por objeto la autentificación de ladiégesis, en Campobello la mirada inocente de la niñanarradora ofrece una visión sencilla que descubre ladimensión humana de los personajes, independientementedel papel que pudiesen desempeñar en el devenir históricodel momento y de la comunidad, una visión alejada de lasconnotaciones ideológicas que tuviesen, o pudiesen tener,esos personajes históricos.

En el aspecto formal, la narración se caracteriza por sufragmentariedad. Los relatos son cortos, como cortas sonlas frases, y el resultado es una serie de “estampas” queconforman cuadros y escenas, con alto valor testimonial,como era la pretensión de la mayoría de los novelistas dela Revolución, pero con un sello de lo más original.

Tal vez merezca la pena señalar que, en los dos extensostomos que Antonio Castro Leal dedica a la Novela de laRevolución Mexicana, la única mujer que figura es NellieCampobello.

Benita

Menos conocidas que Nellie Campobello, peroigualmente interesantes (aunque sea por otros aspectosde su obra) son los casos de Benita Galeana Lacunza (1907-1995) y Magdalena Mondragón (1913-1989). La primera sealfabetiza siendo ya adulta, se hace militante comunista yes encarcelada repetidas veces por reclamar igualdad desalarios para hombres y mujeres, reconocimiento para launión libre y para los hijos naturales, en una época en quelas mujeres mexicanas no tenían derecho ni a votar. Suautobiografía Benita (1940) ofrece, por un lado, una visiónde lo que era el Partido Comunista Mexicano en los años30-40 y, por otro lado, la situación pésima de la mujer enesos mismos años, visión que se hace extensiva a la

situación de las clases másdesfavorecidas de la sociedad. En estesentido, la crítica tiende a considerar ala protagonista de esta obra como laabuela simbólica de las grandesprotagonistas que aparecerán másadelante en la literatura femenina:Jesusa Palancares de Hasta no verteJesús mío (1969) de ElenaPoniatowska, Tita de Como aguapara chocolate (1989) de LauraEsquivel o Catalina de Arráncame lavida (1985) o Emilia Sauri de Mal deamores (1996) de Ángeles Mastretta.

La segunda, Magdalena Mondragón,merece ser mencionada por haber sido

la precursora de una tendencia en la narrativa cultivadaposteriormente por escritores importantes como CarlosFuentes: las relaciones campo-ciudad y lo que se dio enllamar la “literatura miserabilista” que tiene en el DistritoFederal su foco privilegiado. En Yo, como pobre… (1944) yen Más allá existe la tierra (1947), Mondragón ofrece unamuestra incipiente de lo que, más tarde, se conocería como“literatura urbana”, pese a que la crítica no le reconocedemasiado buen nivel de calidad artística, llegando a sercalificada su obra como “de buena fe pero de malaliteratura”.

Quizás sean estas tres escritoras las más interesantes dela primera mitad del siglo XX. Desde luego, hay otrasmuchas que podrían ser mencionadas y tal vez merezca lapena señalar a un par de ellas o tres: Julia Guznán (1906-1977), María Enriqueta Camarillo (1872-1968) y DoloresBOolio (1880-1950), con especial atención a la primera, JuliaGuzmán, por ocuparse en su obra de temas específicamentefemeninos y ser, por ello, una de las precursoras de lareivindicación del feminismo a través de la literatura.

A partir de la década de los cincuenta, la narrativafemenina deja de ser un fenómeno minoritario e irrumpe demodo significativo en el panorama de las letras mexicanasen los sesenta y los setenta, para consolidarsedefinitivamente a partir de los ochenta, dando lugar a loque ya se conoce en la historiografía literaria mexicanacomo el “boom femenino”. En este último período, a laprolífica creación literaria femenina la acompaña un procesode teorización, llevado por las mismas escritoras sobre supropia producción, lo cual, como se sabe, es una claraseñal de madurez en el proceso creativo-artístico.

Muchas son las orientaciones que, en los sesenta,empieza a tomar la narrativa femenina en México,condicionada en ello por las transformaciones que conocela misma sociedad. Junto con la intensa labor creativa

Mujer que sabía latin.

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llevada, en este período, por escritores importantes, semultiplican las voces literarias femeninas, participando dedicha labor o señalando nuevos rumbos.

Para empezar, el hecho que va a marcar la vida y la historiadel momento en México es la matanza de Tlatelolco en1968. La intelectualidad de modo general, y no sólo lasmujeres escritoras, se volverá más crítica a raíz de aquelloshechos que dejaron al desnudo la crisis de la democraciaen México. Se procede a una revisión de conceptosconsustanciales a la vida social como son los de la familia,las instituciones políticas, la mujer, la identidad y la historia.Estos conceptos configurarán la temática de la narrativajunto con otros temas, nuevos en el panorama literario,como la influencia de los medios de comunicación, laliberación sexual, la homosexualidad, el movimiento hippyo la música rock, la liberación de las mujeres, lanorteamericanización, y una actitud cada vez más críticafrente a los discursos hegemónicos. Es la literatura de la“Onda” que es el nombre que le puso la escritora yacadémica Margo Glantz: Onda y escritura en México(1971).

Una de las figuras más importantes de los cincuenta ylos sesenta es, sin lugar a dudas, Rosario Castellanos (1925-1974), cuya obra de creación es unánimemente consideradapor la crítica como el ejemplo ilustrativo de la fusión entrefeminismo e historia. Dos ejes temáticos estructuran suobra narrativa: la lucha de los indígenas por preservar suidentidad y sus tradiciones, y la protesta contra elconfinamiento y la marginación de los cuales es objeto lamujer. Tres son las obras narrativas donde expone susideas sobre estos temas: Balún Canán (1957), Oficio detinieblas (1962) y Los convidados de agosto (1974). DeRosario Castellanos es la, miles de veces citada, afirmaciónde que “La novela mexicana, desde el momento de suaparición (que se ha hecho coincidir con la de El periquilloSarniento de José Joaquín Fernández de Lizardi), ha sido,no un pasatiempo de ocioso ni un alarde de imaginativosni un ejercicio de retóricos, sino un instrumento útil paracaptar nuestra realidad y para expresarla, para conferirlesentido y perdurabilidad”.

Junto con Rosario Castellanos, es necesario señalar otrasdos figuras importantes que empiezan a escribir en lossesenta: Elena Garro (1916-1998) y Elena Poniatowska(1933). La primera es, para muchos, la escritora mexicanamás importante después de Sor Juana Inés de la Cruz. Desu extensa obra narrativa, destaca Los recuerdos delporvenir (1963), obra que mitifica el espacio americano ysitúa a personajes y acción en una zona de realismo mágicodonde se entremezclan el pasado con un presente-futuro,al igual que lo haría, cuatro años más tarde Gabriel GarcíaMárquez en Cien años de soledad. De la posible influencia

de Garro en García Márquez, dice Fernando Alegría: “Esuna tentación decir que la novela de Elena Garro quedacomo una extraña partitura que García Márquez añosdespués ejecutó a gran orquesta”.

La segunda, Elena Poniatowska, es otra de las figuraseminentes de las letras mexicanas de los últimos 40 años.Su abundante obra, habitada por personajes conflictivosy socialmente marginados, ofrece una muestra deheterodoxia genérica que combina la literatura con elreportaje y el ensayo, en una preocupación por expresar laproblematicidad de personajes y sociedad.

No me extiendo mucho sobre ninguna de estas escritorasaunque su importante obra y los numerosos premiosnacionales e internacionales que obtuvieron testimoniande la calidad de su trabajo y del reconocimiento y laadmiración que suscitaron. Las historias de la literatura,las antologías y la Wikipedia recogen el detalle tanto de suproducción como de las distinciones y premios con quehan sido galardonadas.

De las otras muchas mujeres que empiezan a escribir enel medio siglo, se puede mencionar a Josefina Vicens (1915-1987) por la importancia que va a tener su primera novelatitulada El libro vacío (1958). Sólo escribió otra noveladespués de ésta, titulada Los años falsos (1983) y conestas dos obras, igual que Nellie Campobello y Juan Rulfo,se la considera uno de los pilares de las letras mexicanas.Ello se debe al hecho de que El libro vacío inicia en Méxicouna tendencia que, más adelante, desarrollarán escritoresimportantes como Salvador Elizondo, Juan José Arreola oSergio Pitol, que es la metaficción y la autorreferencialidadliteraria que es, en palabras de Claude Fell, “la creacióncreándose” o, como la llama Paola Madrid Moctezuma, un“mirar hacia adentro, desde dentro”. En esta línea demetaficción, más adelante se inscribirán escritoras comoJulieta Campos, Margo Glantz, Bárbara Jacibs y otras.

Las últimas tres décadas conocen una producción literaria

Rosario Castellanos.

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femenina de importancia tal que ya se habla de un “tardíoboom hispánico femenino”, marcado por una gran variedadde rumbos, orientaciones y subgéneros narrativos, tantoes el trabajo desplegado por las escritoras a nivel estéticoy artístico.

Ha quedado atrás el período en que la narrativa femeninase caracterizaba por la intranscendencia de sus temas, porla sencillez de sus planteamientos y por su carencia deelaboración. El “boom femenino” ofrece muestras de unarealidad literaria que algunos críticos no dudan en calificarde “caleidoscópica”. He aquí cómo Alicia Llarena, porejemplo, sintetiza estas características:

“...eclecticismo, estructuras flexibles y ligeras frente a lasanteriores ‘narraciones totalizantes’, fragmentariedad,localismo, irreverencia, pulverización de los centros y lasjerarquías, trabajo sobre los márgenes, fijación en lasperiferias, aparición de las minorías, crítica y humor, revisiónde lo cotidiano, coloquialismo y contaminación del folletín,contracultura y espontaneidad, son algunos de los rasgosen los que se sostiene ese modo de ser y, por añadidura,su producción narrativa en general.”

Ellas son: Julieta Campos (1930), Angelina Muñiz (1936),Aline Petterson (1938), Margo Glantz (1930), Silvia Molina(1946), Carmen Boullosa (1954), Ángeles Mastretta (1949)y Laura Esquivel (1950) entre otras muchas.

Aparte de la variedad de los temas y la novedad en losrecursos utilizados para tratar esos temas, de los cualesalgo diré antes de finalizar, lo más relevante que hay queseñalar es que la narrativa femenina de los últimos lustrosen México viene acompañada de un proceso de reflexiónteórica de las mismas autoras sobre la creación literaria.

Sintetizando, en el aspecto de los contenidos, la mayoríade estas escritoras abordan, y analizan, la situación de lasmujeres y sus condiciones de vida en busca de lareconstrucción de una identidad femenina y con lareivindicación, siempre presente, para ella de un papeldiferente. Junto con este eje temático, y relacionados conél, se exponen y examinan, de modo preferente, los temasde la historia y la realidad de México, la ciudad, la fantasíay el mito, pero también la sexualidad en varias de susdimensiones: el erotismo, el deseo, la sensualidad y ellesbianismo.

En el aspecto de la expresión, la forma y las técnicasutilizadas, la sencillez y la ingenuidad de los planteamientosson abandonadas a favor de una mayor elaboración y unamayor complejidad. Los temas se expresarán y analizaránhaciendo uso de estrategias narrativas y discursivasnovedosas: la intertextualidad, la metaficción, la heterodoxiagenérica con la integración de elementos no habituales enla novela como la publicidad, la imagen y la música entreotros.

Es importante señalar también que la obra de muchas deestas escritoras está marcada por la erudición (MargoGlantz, Angelina Muñiz o Aline Petterson son buenosejemplos de ello). Otras, como Mastretta o Esquivel que,en determinado momento, fueron tachadas de producirliteratura comercial, publican obras fuertementedocumentadas y apoyadas en una labor anterior de seriainvestigación. En ellas, y en otras muchas, el hecho dededicarse a otras actividades, como la docencia y lainvestigación, el periodismo, el activismo político o lamilitancia sindical, les permite aunar experiencias einvertirlas en su creación literaria.

He hablado de Elena Garro como precursora de unmovimiento literario de envergadura como lo fue el realismomágico, y de Josefina Vicens que lo fue de la corriente de laautorreferencialidad literaria o la metaficción. Hace algunosaños (concretamente 15), Esquivel publicaba la que seconsidera como la “primera novela multimedia de la historia”(La Ley del amor, 1995) y que interpela, hoy, a críticos yteóricos de la literatura sobre la validez misma de susinstrumentos de trabajo, algo que sólo pudieron suscitar,antes que ella, los grandes de la literatura mexicana ymundial. Pienso en Carlos Fuentes y Fernando del Paso,por poner dos ejemplos sobresalientes.

Diré algo también sobre un concepto que vienedebatiéndose bastante últimamente, tanto por los críticoscomo por las escritoras mismas: el de literatura femeninaque, obviamente, no hay que confundir con literaturafeminista. Sobre este último, hay muchos y muy buenostrabajos y las escritoras feministas, cuando lo son, loreivindican como una postura ideológica y una forma deexpresión que integran, como cualquier otra opción, ensus obras. En cambio, buscar las “marcas”, si las hay,específicamente femeninas en las obras de estas escritoras,huellas de la feminidad, hasta ahora, se ha hecho muypoco, y bien podría ser un excelente tema de investigación

¿No la conoces?

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en cualquiera de las escritoras mexicanas (y no mexicanas).No me refiero a las huellas de feminismo que pudiera haberen una obra (las hay y muchas y bastante estudiadas,pienso en Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, yÁngeles Mastretta, entre otras). A lo que me refiero es alas huellas de la feminidad que pudiesen afectar alguno delos elementos constitutivos y estructurantes de lanarración.

Por último, algo tendré que decir también, aunque seamuy brevemente, sobre otro concepto despreciativo quese utilizó hace algunos años en México para referirse a laproducción literaria femenina: el de “literatura “light””.

A un sector de la crítica, condicionado por esasresistencias al cambio que señalaba yo al inicio de estacharla y probablemente también molesto con el éxitoconseguido por estas escritoras, se le ocurrió inventarseeste concepto de “literatura “light””.

A estas alturas, y con tanta y tan buena producciónliteraria (yo me he limitado a la narrativa y en el tintero mehe dejado a muchas buenas escritoras), no se trata de rendirjusticia reivindicando para las escritoras un lugar en elpanorama literario de México. Lo ocupan porque su obraasí lo impone y porque, gracias a su trabajo, no sólo hanconseguido encontrar otra forma de estar en el mundo,sino también una forma de actuar sobre el mundo.

Notas:

[1] María Guadalupe García Barragán: Narrativa de autorasmexicanas. Breve reseña y bibliografía 1900-1950, Guadalajara,Universidad de Guadalajara, 2002.

[2] Ana María Domenella y Ana Pasternac (eds.), Las vocesolvidadas. Antología crítica de narradoras mexicanas nacidasen el siglo XIX, México, El Colegio de México, 1991.

[3] : Sara Sefchovich: Mujeres en espejo. Narradoraslatinoamericanas, siglo XX, México, Folios Ediciones, 1985, p.17.

[4] Benita Galeana Lacunza escribirá otra novela en 1979: Elpeso mocho, en la que se combinarán los temas de la Revolución,la vida campesina y la cosmovisión de los indígenas del Estado deGuerrero.

[5] Sara Sefchovich: México: país de ideas, país de novelas.Una sociología de la literatura mexicana, México, Grijalbo, 1987,p. 131.

[6] Esta aproximación a temas femeninos aparece enDivorciadas (1939) y Nuestros maridos (1944) donde aborda demodo frontal los temas del maltrato a las mujeres y la marginaciónsocial de las divorciadas. Sobre Julia Guzmán y el grupo de mujeresque escriben en los 40 y los 50, véase, entre otros, Paola MadridMoctezuma: Una aproximación a la ficción narrativa deescritoras mexicanas contemporáneas: de los ecos del pasado alas voces del presente, Anales de Literatura Española, Universidadde Alicante, nº 16, 2003, Serie monográfica nº 6 y la interesantebibliografía que contiene.

[7] “La novela mexicana y su valor testimonial”, Hispania, 47,2, mayo de 1964, págs. 223-230.

[8] Fernando Alegría: Nueva historia de la novelahispanoamericana, Hanover, Ediciones del Norte, 1986, p. 277.

[9] Entre novelas, cuentos y crónicas de Elena Poniatowska sepueden citar: Lilus Kikus (1950), Hasta no verte, Jesús mío(1969), La noche de Tlatelolco (1971), Querido Diego, te abrazaQuiela (1978), Fuerte es el silencio (1980), ¡Ay, vida no memereces! (1985), Nada, nadie, las voces del temblor (1988), Laflor de Lis (1988,) la biografía novelada de la fotógrafa TinaModotti, titulada Tinísima (1992), La piel del cielo (2001), Eltren pasa primero (2006) con la que obtuvo el Premio RómuloGallegos, Amanecer en el Zócalo (2007), La vendedora de nubes(2009). En Wikipedia están recogidas todas sus obras así comolos premios que obtuvo.

[10] Salvador Elizondo: Farabeuf o la crónica de un instante(1965); Juan José Arreola: Confabulario personal (1985) y antesConfabulario total (1962) entre otros; Sergio Pitol: Domar a ladivina garza (1988) entre otras.

[11] Paola Madrid Moctezuma, op. cit., p. 26.

[12] Alicia Llarena: “Multiplicidad y hallazgo de un ojopostmoderno (Mujeres de ojos grandes de Ángeles Mastretta)”,en Carmen Ruiz Barrionuevo y César Real Ramos (eds.), Lamodernidad literaria en España e Hispanoamérica, Salamanca,Universidad de Salamanca, 1995, págs. 185-195.

Espéculo. Revista de estudios literarios. UniversidadComplutense de Madrid

Aline Petterson.

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Gerardo de la Torre fue el encargado de comunicar la noticia. Desde

luego que no era nada grata.

Víctor había dejado una honda huella en el grupo de poetas

trashumantes y pintores báquicos que se daban cita en la Galeria

Edvar Munich ubicada justo frente a la Diana Cazadora –beldad que

en los sesenta se encontraba casi frente al IMSS de Paseo de la Reforma,

luego salió de paseo y regresó otra vez a sus a sus lares-, cuyas

gloriosas nalgas y portentosos senos iluminaban todas las tardes los

ojos de Efraín Huerta, de Arreola, de René Avilés Fabila, de Rodríguez

Solís, de Leopoldo Ayala y de los seguidores fieles del cocodrilo,

todos miembros activos y honorarios de del Club Demopornócrata

Mexicano.

Cuando vimos la cara de Gerardo supimos que algo grave había

pasado. Y es que Víctor, el pintor de ilusiones matutinas y de colores

australes, de anteojos gongorinos, acostumbraba beber y pintar,

caminar y beber, amar y beber, beber y dormir, mirar con ojos infinitos

y beber. El tal Víctor tocaba a la puerta de la casa de los amigos y decía:

-Toma. Presta cien pesos, luego me das más, si quieres, ahora necesito

cien, sólo cien… es que, ¿sabes?, me siento un poco mal…

Y dejaba un hermoso cuadro con una más hermosa imagen

revoloteando en su interior pues dejaba sus dedos, dejaba su alma,

dejaba fuego, frío, dejaba su soledad en cada pintura…

Gerardo fue escueto y parco:

-Ya murió Víctor…

Las veces que Víctor, el compañero pintor de los ojos pequeños y de

espejuelos redondos y de barba de Ibsen, quiso poner dolor en sus

lienzos y los colores se resistían y no obedecían a sus impulsos; a la

vista salían formas y movimientos imprevistos. Había allí un candor

inusitado que nos mandaba a un abismo primigenio.

Abismo al que te fuiste, Víctor, al que te ibas día con día, poco a

poco, lentamente, hasta que por fin llegaste al fondo, compañero pintor

y amigo…

Después de que Gerardo nos dio la noticia, brindamos por el pintor

ido con una copa del ron que nos acompañaba algunas tardes; era el

bueno, era el de moda, era el mismito ron Castillo…

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- Jamás pensé que esto me podría suceder.

- No parece, todo indica que usted planeó bien su treta.

No es justo que haya engañado de esta manera vil, aLuna

- Siempre pensé que Luna era un nombre falso, que noexistía, que alguien se había inventado ese nombre.

- Crees que todos piensan como tú con engaño paradespués hacer sufrir

- No. Les juro que el nombre de Carlos era el personajesolo de mi novela, de mi próxima novela que publicaría alsiguiente año.

- ¿Por qué no le dijiste eso cuando bailaste con ella en lanoche de bodas?

- Así lo había pensado, pero no se me daba la oportunidadde cómo decirlo.

- ¿Y era necesario esperar casi los cinco meses?

Carlos recibió la décima cachetada por su interrogante,esa mañana del frío noviembre en la habitación todacerrada.

- ¿Eran necesarias las cartas por correo postal con elnombre de Carlos?

Un escupitajo de sangre cayó por quinta ocasión en elpiso que reflejaba la luz del foco ahorrador de energía alcentro del techo.

Un hilo espeso escurrió desde el labio inferior de formalenta hasta la imagen diminuta del Divino Niño de escasostres centímetros que se adhería ahora más a su pecho porel pegajoso líquido casi de sangre pura. La misma imagenque cuidaba para que siempre lo protegiera de todo mal.Con ella dormía, con ella despertaba, con ella andaba todoel día, solo se la quitaba en los momentos de bañarse paraque el hilo negro que la sujetaba no se pudriera y reventara.

Vio entre débiles desvaríos como la pequeña imagen deresina parecía implorar al cielo con sus brazos extendidos,dobló la cabeza un poco más, pegando su barbilla.

Recordó los momentos en la catedral, la imagen viva deella, sonriente, con brillitos en el cabello, en sus mejillasdelicadamente maquilladas de rubor, sus labios rojosdelineados, el vestido entallado a su busto y a sus caderas.

CUANDO HABLO DE TI, NO CREEN

La misa, los vitrales azules, la altura del techo, las ampliasbancas, las paredes blancas, el eco casi místico de la vozdel sacerdote.

Recorrió la mirada para ver que las bancas de la partesuperior estaban vacías.

Las fotos de los novios. La foto con los novios.

Le tomaron la quijada casi seca -ya el agua sangre habíaterminado de escurrir- Continuaron más preguntas. Susojos estaban fijos sobre el que le hablaba.

La tarde era maravillosa y a unos cuantos pasos el mar.Sentado en el jardín donde comían en mesas redondascubiertas de manteles blancos, compartía con ella el postrede la misma cuchara.

- ¡Vamos al mar!

Caminaron lentamente como cuando se camina sin quererllegar y querer a la vez, es esa incomprensión de cuando lodeseado ha llegado y un nervio desvivido se renueva yrenace para convencernos que está siendo real algo eneste mundo irreal.

Se pararon un poco antes y miraron como caía el agua delchorro de la fuente, se tomaron una foto y otra más.

Veía por vez primera el pacifico.

Miró el horizonte. Recordó:

¿Qué tan grande es el mar?

pregunté en silencio mientras escribía su nombre

en la tierra

Lo conocí cuando tenía nueve años

recuerdo su color y el deseo infinito de ir algún día

hasta el horizonte

porque estaba seguro que habría una isla

Fuimos juntos

escuchamos una melodía que flotaba

al compás de la brisa

que junto con las lenguas de las olas

nos acariciaban

MARTÍN TRINIDAD, desde Cárdenas, Tabasco

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Bajo esta sombra

de alas afiladas de mariposas

repaso cada línea

cada palabra

de tiempos no vividos

donde sólo quedan reminiscencias

de pequeños cuadros pintados en la memoria

Cuando hablo de ti

de tu existencia

que fuiste real como el tamaño del mar

como horizonte

isla

el diario transcurrir

este poema

No creen

Eres tan grande que desde entonces

el mar lo arroga todo

- Siempre pensé en este momento. Le pedí al mar que metrajera a mi hombre y el mar te ha traído

- ¿De verdad lo hiciste?

-Sí. Y dije que cuando me diera un beso aquí, mirándolo;sabría que es él.

Vio claramente con ese sol de las cinco de la tarde como sedieron el beso delicadamente rozándose los labios ylentamente fueron compenetrándose un poco más los labiosdel uno en el otro para alejar sus rostros y posarlos en sushombros en un abrazo.

Esa noche en el hotel, durmió con una tranquilidad que elprofundo sueño duró hasta bien entrada la mañana.

Conocieron la ciudad, desayunaron en el mercado, entrarona la iglesia de San Agustín y escucharon la misa.

Prendieron juntos una veladora prometiendo que el próximoaño irían juntos de nuevo a dar gracias.

- Mami:

Eres mi princesa bebé, mi niña linda, eres mi novia, lamujer con que soñé ser feliz

Parecía estar escribiendo el mensaje que le enviaría porinternet al día siguiente.

- Papi, eres mi rey, te adoro papi chulo, te adoro Carlos-leía en la pantalla de su computadora días antes.

- Mira cabrón llevo horas preguntándote lo mismo, ¿quéchingaos te creíste? ¿qué te ibas a pasar de güey?

Después de casi media hora reaccionó. Los ojos loshabía mantenido abiertos, fijos en el rostro de quien lehablaba. Tenía atragantado un buche de saliva que nohabía tirado y sintió que casi lo ahogaba. Casi le escupelos zapatos al que le hablaba y le golpeaba.

- ¡Hijo de tu puuuta madre! ¡Por más me escupespendejo!

Mira ese reloj, a las cinco va a sonar porque suenacada hora, faltan exactamente tres minutos para quesuene; si no empiezas a decir todo vas a ver de la madrizaque te voy a acomodar como vas a vomitar hasta elhígado cabrón, si de alcohólico arrepentido no loechaste.

Escuchó la palabra mira y su mente vio muy nítidamentecomo se mecía en la mecedora de la sala de Luna, lapiñata hecha por ella, la puerta, que no sabía de quiénera esa recamara y que al día siguiente sabría que eradonde ella dormía y en la de arriba los papás.

Paseó por el pequeño jardín en la parte de atrás, legustó, estaba bien cuidado por la mamá de Luna.

- Bien, queda un minuto, ¿qué vas a decir?

- Ya les dije todo, ya les dije mi nombre verdadero, ellaya lo sabe, ya le dije que la amo, que jamás pensé queesto me podría estar sucediendo…que…

Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn

Despertó sobresaltado, todo sudado, el corazónagitado y sus manos parecían estar pegadas con sangreal pecho.

Agua fría bañaba su frente, el cabello estaba mojadocomo cuando sales del baño sin haber llevado toalla, elcuerpo lo sentía caliente, el sudor frío lo había empapadotodo, la camisa estaba pegada al cuerpo, fácil se podíaexprimir.

Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnn–crack- tic tac, tic tac, tic tac...

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Para mí es fundamental que un reportero esté entre lagente sobre la cual va, quiere o piensa escribir. Lamayoría de la gente en el mundo vive en muy duras

y terribles condiciones y si no las compartimos no tenemosderecho, según mi moral y mi filosofía, a escribir.

En ese último libro que va a salir en español (3), que salióhace dos años en Polonia, escribí sobre mis experienciasde cuando llegué a una aldea en África, en un país llamadoSenegal. En esa aldea no había luz eléctrica, pero se podíacomprar una pequeña linterna china que costaba un dólar,pero nadie allí tiene un dólar. Entonces, no había televisión,ni Internet ni esas tecnologías.

Cuando llegaba la noche, la gente se juntaba desde lassiete a contar sus historias, y era ese el momento másliterario, más bello, más fantástico del día. Era toda unapoesía. Por supuesto había que entender el idioma y todolo que pasaba durante la noche. A las diez u once de lanoche a dormir y esto, para un reportero, ya era unaexperiencia realmente dura, porque era en casitas pequeñasde adobe y piso de pura tierra donde se acomoda toda lafamilia. Y toda la familia significa muchas personas.

La noche era muy caliente y era imposible dormir con lainvasión de mosquitos y sin poder moverse hasta queaparecía el sol a las seis de la mañana. Era una experienciabastante difícil, pero si no compartía con esta gente novería de otra manera la vida de África. Si pasaba la nocheen el Hilton o en el Sheraton no era consciente al escribirsobre sus vidas. Lo mismo pasa en las guerras. La profesiónde reportero requiere, para poder escribir, que este tipo deexperiencias se sientan en la propia piel.

La otra cosa que hago y que considero tambiénimportante para un reportero es viajar solo. Es importantever el mundo que se investiga y penetra con los ojospropios. La presencia de otra persona influye sobre nuestrapercepción del mundo. Sus gestos, sus comentarios,

cambian esta limpia relación entre el reportero y el mundoque lo rodea.

Hace tres años hicimos un documental sobre África conun equipo inglés que por primera vez iba a ese continente.Recorrimos lugares apartados y cuando llegábamos acualquier sitio llamaban desde sus teléfonos móviles aLondres. Viajaron conmigo tres meses pero, emocional ymentalmente, no estaban en África; todo el tiempoestuvieron en Inglaterra. Sólo hicieron su deber.

Para mí una de las características del reportero es laempatía, esa habilidad de sentirse inmediatamente comouno de la familia. Compartir los dolores, los problemas, lossufrimientos, las alegrías de la gente, que de inmediatoreconocen si él está realmente entre ellos o si es un pasajeroque vino, miró alrededor y se fue.

Un reportero solo no puede hacer nada. Nuestra profesióndepende de la ayuda y voluntad de otros. A veces estamosen algún lugar durante 15 minutos o media hora y dentrode ese tiempo se decide toda nuestra carrera, porque enesos minutos algún chofer nos puede llevar a una mina decombate o puede negarse.

Considero que una característica importante en nuestrotrabajo con la gente es la humildad. Debemos entenderque el sentido de la gratitud frente al otro es algo elemen-tal. Yo tenía muchos amigos que empezaron hace años enesta profesión y se fueron porque tenían demasiadaarrogancia, tenían demasiado sentido de su profesión ypor eso la gente los eliminó. Para mí es fundamentalentender lo modesto que resulta ser periodista, porque nohay ninguna otra profesión en la que se dependa tanto delos otros.

De la tecnología a la palabra. La utopía de los poderes decomunicación mundial es que con la actual tecnología seresuelve todo.

La piel del reporteroRYSZARD KAPUSCINSKI

Reportero de guerra, viajero impenitente, la calidad de sus crónicas reunidasen libros (1) le valió ser varias veces candidato al Nobel de literatura. Acontinuación se transcriben fragmentos de una ponencia que presentó en elaño 2000 en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

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Yo creo en esos claros e importantes avancestecnológicos pero no podemos perder la cabeza ahora,que en los medios de comunicación se ha acelerado nuestraprofesión por el manejo de una información inmediata.Claro que una información inmediata hace al mundo muyrápido. Aunque esto no influye en el conjunto serio delperiodismo de reportajes, de ensayo, de crónicas. Unperiodista talentoso puede escribir todo en un pedazo delperiódico, no necesita más que eso.

Fui a un país como el Congo, con una guerra de 50 años.Hablaba con la gente, veía un acontecimiento, un golpe deEstado, buscaba información para tratar de entender loque estaba pasando y luego formaba el cuadro de lo queme pasaba y escribía. Ése era realmente mi trabajo.

Cuando estuve durante la masacre de Ruanda de 1994,llegaron muchos periodistas conectados por e-mail, porteléfonos, que no veían lo que pasaba allí. Llamaban a susjefes en Nueva York, Londres, Madrid, y éstos les decían:"necesitamos confirmar esto..., tenemos la noticia de queen...". Ahí ya no eran independientes, ya no eran reporteros,sólo seguían órdenes de sus jefes que ni siquiera sabíandónde quedaba Ruanda.

Los mejores reportajes los escribí cuando mi oficina cen-tral no sabía dónde estaba. Mi hábito fue tratar de huir deesta gente que no conocía la realidad del lugar donde meencontraba. Ahora, la preocupación de los medios decomunicación no es el cubrimiento, sino la lucha entreellos por la competencia. Ya no miran si pasó algoimportante, miran dónde están los demás para que no seles adelanten.

Al terminar el siglo XIX, cuando apareció el teléfono, secreía que la prensa escrita se acabaría, pero el teléfonosólo sirvió para su desarrollo. A principios del siglo XX,cuando apareció el cine, se dijo que había llegado el finpara la palabra escrita. Luego, cuando se desarrolló la ra-dio, también se dijo lo mismo, al igual que con la televisión,pero ya no hay discusión, la prensa sigue desarrollándose.Todos los medios solamente amplían el método deexistencia de la palabra, de trasmisión de la palabra. No seacaban unos a otros, se amplían.

Reportero sin imaginación. Hoy vivimos el fenómeno dela mezcla de géneros, ese debilitamiento de fronteras entrelos géneros y las técnicas que podemos tomar de las artes,llamadas collage o ensamblaje. Es necesario romper esasfronteras tradicionales y buscar nuevos métodos, nuevasguías de expresión, nuevas formas para describir estemundo.

Sabemos que no podemos llegar a descripciones plenas,pero tenemos que tratar de aproximarnos. En el nuevoperiodismo nos damos cuenta de cómo los métodostradicionales de periodismo no reflejan la riqueza de lasituación que se describe. Es entonces cuando tenemosque buscar ayuda en los métodos de la literatura de noficción para enriquecer nuestro periodismo. Pero no elperiodismo diario de acontecimiento, sino periodismo deprofundidad.

Entonces ese periodismo no cabe en la fórmula de lanoticia periodística, sino que abarca esa parte del oficioque trata de profundizar en nuestro conocimiento delmundo, para hacerlos más ricos y plenos. Es como elcubismo en la pintura, porque entiende que una forma llevaen sí muchas formas y trata de mostrarla desde variospuntos simultáneamente.

Yo soy un pobre reportero que no tiene desgraciadamentela imaginación de un escritor. Si la tuviera jamás habría idoa estos terribles lugares en donde estuve. Además creoque si se logra describir lo que pasa en el mundo, estotiene mayor peso que las obras de ficción.

Notas

(1) Los más recientes: Los cínicos no sirven para esteoficio, Viajes con Heródoto y El mundo de hoy (Anagrama,2004).

(2) Tomado de la revista Etcétera.

(3) Ébano, Anagrama, 2001.

(*) Reproducido originalmente en Internet por elsemanario Brecha, de Uruguay.

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Venado cascabel

Churea celeste