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Resulta incomprensible, hasta ilógico. La sociedad, según lo que hemos estudiado siempre ha venido evolucionando, los pueblos han ido creciendo y adaptándose a las condiciones sociales que rige el mundo. No es el caso de Tucupita, es solo cuestión de preguntar e investigar un poco y darnos cuenta que hay un punto en el camino en que nos quedamos estancados en el progreso de nuestro pueblo. Tucupita quien experimentó un gran apogeo a partir de 1933 gracias a la explotación petrolera que se mantuvo hasta comienzos de la década de 1960, se visionaba como una tierra fértil y con ventajas territoriales beneficiosas para sus habitantes, construida bajo el más fuerte sedimento, apreciando el pasar de indetenible rio Orinoco por las orillas del Manamo, buscando las innumerables ramificaciones que desembocan al Atlántico. Así mismo pasaron los años, atrás quedaron las esperanzas de los tucupiteneses, aquel auge petrolero fue desvaneciendo con el pasar de los años, quizás por el mal manejo de quienes tenían la potestad de administrar esos recursos o simplemente porque el pueblo se echó al descuido y soltó los amarres del progreso. Causa una extraña envidia, saber que nuestros padres, abuelos familiares y amigos que tuvieron la dicha de vivir en la Tucupita de ayer, hayan podido disfrutar de dos cines en pleno casco central de la ciudad, el extinto Cine Orinoco y Columbia, proyectaban películas para el regocijo de muchos quienes avivaban el avance cultural; causa rencor que igual en esos años gloriosos disfrutábamos un aeropuerto nacional, líneas como Aeropostal y Avensa tenían vuelos comerciales que hacían placentero el traslado a otros estados de nuestro país. Tamaño ejemplo lo mencionado antes, hoy de aquello lo que queda son historias y cuentos, lo que no pudimos vivir o lo que dejamos perder. Nuestra actualidad está muy lejos de lo que nuestros antecesores pudieron vivir, primeramente un país rico en muchos aspectos, un estado productor y bendecido en maravillas naturales hoy siguen mal llevados por mismas promesas, falsos discursos y palabras repetitivas. La imagen de la Tucupita que conocí ha venido desvaneciendo a través de estos últimos 14 años, mi pequeño Macondo hoy está infectada de inseguridad, el asesinato y el atraco son el pan de

Rafa

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Resulta incomprensible, hasta ilgico. La sociedad, segn lo que hemos estudiado siempre ha venido evolucionando, los pueblos han ido creciendo y adaptndose a las condiciones sociales que rige el mundo. No es el caso de Tucupita, es solo cuestin de preguntar e investigar un poco y darnos cuenta que hay un punto en el camino en que nos quedamos estancados en el progreso de nuestro pueblo. Tucupita quien experiment un gran apogeo a partir de 1933 gracias a la explotacin petrolera que se mantuvo hasta comienzos de la dcada de 1960, se visionaba como una tierra frtil y con ventajas territoriales beneficiosas para sus habitantes, construida bajo el ms fuerte sedimento, apreciando el pasar de indetenible rio Orinoco por las orillas del Manamo, buscando las innumerables ramificaciones que desembocan al Atlntico. As mismo pasaron los aos, atrs quedaron las esperanzas de los tucupiteneses, aquel auge petrolero fue desvaneciendo con el pasar de los aos, quizs por el mal manejo de quienes tenan la potestad de administrar esos recursos o simplemente porque el pueblo se ech al descuido y solt los amarres del progreso.Causa una extraa envidia, saber que nuestros padres, abuelos familiares y amigos que tuvieron la dicha de vivir en la Tucupita de ayer, hayan podido disfrutar de dos cines en pleno casco central de la ciudad, el extinto Cine Orinoco y Columbia, proyectaban pelculas para el regocijo de muchos quienes avivaban el avance cultural; causa rencor que igual en esos aos gloriosos disfrutbamos un aeropuerto nacional, lneas como Aeropostal y Avensa tenan vuelos comerciales que hacan placentero el traslado a otros estados de nuestro pas. Tamao ejemplo lo mencionado antes, hoy de aquello lo que queda son historias y cuentos, lo que no pudimos vivir o lo que dejamos perder.Nuestra actualidad est muy lejos de lo que nuestros antecesores pudieron vivir, primeramente un pas rico en muchos aspectos, un estado productor y bendecido en maravillas naturales hoy siguen mal llevados por mismas promesas, falsos discursos y palabras repetitivas.La imagen de la Tucupita que conoc ha venido desvaneciendo a travs de estos ltimos 14 aos, mi pequeo Macondo hoy est infectada de inseguridad, el asesinato y el atraco son el pan de cada da, vivir encerrados se ha venido haciendo costumbre, vivir con miedo una