Rama on City

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El concepto de ciudad letrada en ngel Rama.En primer lugar, antes de adentrarnos a la nocin de Ciudad letrada, debemos entender el contexto de produccin y cmo se enmarca esta visin en tanto aporte a la configuracin del ideario latinoamericano y como seala Hugo Achugar en el prlogo al ensayo de Rama, La ciudad letrada asume esa perspectiva y, ms an, propone la lectura de nuestra Amrica en tanto construccin histrica de su cultura. Y se es otro modo de celebracin: el del examen sin concesiones que muestra lo tortuoso y lo delirante, lo onrico y lo pesadillesco de nuestro pasado. Reflexin sobre la inteligencia urbana, sobre sus devaneos con el poder y sus oscilaciones sociales e ideolgicas. La ciudad letrada es un ensayo. Un ensayo, es decir, un discurrir de una consciencia que indaga en el pasado para entender su presente, hasta que historia y bsqueda personal se funden.[1] Lo que se plantea en la cita precedente es comprender y posicionarnos como sujetos latinoamericanos, conscientes de nuestra propia historia en tanto colectivo-social y, a su vez, como manifestacin individual, pues se trata ante todo de definir las caractersticas del ser latinoamericano, nuestra identidad y a partir de ella, reconocer nuestros aportes y singularidades frente a la cultura universal. Sin embargo, su foco no es el mbito rural, sino que la ciudad concreta-simblica y articulada-ordenada por el poder de los signos, que estn otorgados a travs de la letra, tema nuclear y fundamental que abordar in extenso, a lo largo de todo su trabajo. Por otra parte, otra cita que es preciso consignar es la siguiente y que est interrelacionada con lo hasta aqu expuesto: Pues no se trata de una historia urbanstica social a lo Manuel Castells, ya que Rama parte de la ciudad-signo, para leer la cultura toda integrando para ello una semiologa social que le permita comprender las marchas y contramarchas de la letra y sus ejecutores [].[2] Aquella semiologa social a la que se refiere el crtico, nos remite de inmediato a lo que planteaba Ferdinand de Saussure, vale decir, dilucidar la sociedad en tanto manifestacin de un signo, cuyo significante sera la ciudad-concreta ya mentada- y, por otro lado, cuyo significado seran sus relaciones de poder, jerarquas e ideologas que se desprenden a partir de la distribucin y constitucin de sta. Sin ms, no podemos soslayar el concepto de ciudad ordenada que est subsumido en el de ciudad letrada, pues la primera impone un orden, una estructura. Al fin de cuentas establece lo que entendemos comnmente por civilizacin: Las regir una razn ordenadora que se revela en un orden social jerrquico transpuesto a un orden distributivo geomtrico. No es la sociedad, sino su forma organizada, la que es transpuesta; y no a la ciudad, sino a su forma distributiva [].[3] La ciudad letrada alude como hemos visto- al orden de los signos, que en la ciudad ordenada se apercibe como el paso de lo que fue una concepcin de una sociedad metropolitana y peninsular, con sus jerarquas correspondientes a la trasplantacin de una distribucin distinta en Amrica, prescrita por los planos urbansticos y su estructura de damero, por ejemplo, que concebir con un nuevo orden la nocin de ciudad, que complementa lo apuntado por Rama. No obstante, si bien observamos el caso de planificacin en cuadrculas de la ciudad, cabe destacar que sta tambin posee sus connotaciones simblicas: De lo anterior se deduce que mucho ms importante que la forma damero, que ha motivado amplia discusin, es el principio rector que tras ella funciona y asegura un rgimen de trasmisiones: de lo alto a lo bajo, de Espaa a Amrica, de la cabeza del poder a travs de la estructura social que l impone- a la conformacin fsica de la ciudad, para que la distribucin del espacio urbano asegure y conserve la forma social.[4] Adems se aprecia -en lo propuesto por Rama-, el concepto de orden, el que adquiere un valor transversal, que se ir expresando de mltiples maneras: [] activamente desarrollada por las tres mayores estructuras institucionalizadas (la Iglesia, el Ejrcito, la Administracin) y de obligado manejo en cualquiera de los sistemas clasificatorios (historia natural, arquitectura, geometra).[5] Finalmente la gran oposicin que nos ofrecer el ensayo de Rama, ser el de la dicotoma oralidad-escritura, centrndose ante todo en esta ltima, pues los dueos de la letra y, por consiguiente, de la escritura, sern los iluminados e ilustrados que debern dirigir la sociedad epocal: Esta palabra escrita vivira en Amrica Latina como la nica valedera, en oposicin a la palabra hablada que perteneca al reino de lo inseguro y lo precario. Ms an pudo pensarse que el habla proceda de la escritura en una percepcin antisaussuriana.[6] Retomando lo central de la discusin, Rama seala textualmente que l entiende por ciudad letrada lo siguiente: [] porque su accin se cumpli en el prioritario orden de los signos y porque su implcita calidad sacerdotal, contribuy a dotarlos de un aspecto sagrado, liberndolos de cualquier servidumbre con las circunstancias.[7] En ltima instancia, hay que considerar quines eran los que conformaban esta ciudad letrada, es decir, aqullos redentores que velaran por el perfecto orden y organizacin de sta, los que como se ha dicho, posean el poder: Una plyade de religiosos, administradores, educadores, profesionales, escritores y mltiples servidores intelectuales, todos esos que manejaban la pluma, estaban estrechamente asociados a las funciones del poder y componan lo que Georg Friederichi ha visto como un pas modelo de funcionariado y de burocracia.[8] A su vez, es interesante adscribir que dentro de las cualidades comunes que se le atribuan a este grupo, estaba ese afn potico-escriturario, que los caracterizara, ese hablar bien, que tanto nos ha impuesto el canon de la retrica: Ms an, debe anotarse que la funcin potica (o, al menos, versificadora) fue patrimonio comn de todos los letrados, dado que el rasgo definitorio de todos ellos fue el ejercicio de la letra, dentro del cual caba tanto una escritura de compra-venta como una oda religiosa o patritica.[9] De este modo, como ltimo punto a acotar, resalta a la vista el carcter institucionalizado que tuvieron, cumpliendo determinados roles en la sociedad, por los cuales eran identificados: Ms significativo y cargado de consecuencias que el elevado nmero de integrantes de la ciudad letrada, que los recursos de que dispusieron, que la preeminencia pblica que alcanzaron y que las funciones sociales que cumplieron, fue la capacidad que demostraron para institucionalizarse a partir de sus funciones especficas (dueos de la letra) procurando volverse un poder autnomo, dentro de las instituciones del poder a que pertenecieron: Audiencias, Captulos, Seminarios, Colegios, Universidades.[10][1] La ciudad letrada, ngel Rama, Montevideo, Arca, 1998. Prlogo, pp. 10.[2] bidem.[3] bidem. La ciudad ordenada, pp. 19.[4] bidem. Pp. 21.[5] bidem. Pp. 19.[6] bidem. Pp. 22.[7] bidem. La ciudad letrada. Pp. 32.[8] bidem.[9] bidem. Pp. 35.[10] bidem.