Ray Bradbury - Introducción a Memoria de Crímenes

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  • 8/18/2019 Ray Bradbury - Introducción a Memoria de Crímenes

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    Ray Bradbury

    Introducción a Memoria de Crímenes

    El año en que dejé la escuela secundaria en Los Ángeles adopté para el resto de mivida el régimen de escribir un cuento por semana. Yo sabía que sin cantidad no

    podía haber calidad. Sentía que mis cuentos de esa época eran tan malos que sólo

    la práctica podría despejar los tratos viejos de mi mente y permitir que fluyeran las

    cosas buenas. Mientras tanto, trataba de meterme por los ojos toda la experiencia

    literaria posible -buena, mala, indiferente o excelente- para que, con un poco de

    suerte, saliera luego de mis dedos.

    De manera que todos los lunes escribía un primer borrador del cuento que brotaba

    por mi cabeza. El martes escribía el segundo borrador. El miércoles, jueves yviernes aparecían la tercera, cuarta, quinta versiones. El sábado enviaba por correo

    la versión final. El domingo me derrumbaba en la playa por un día, con Leigh, y el

    lunes empezaba un cuento nuevo. Así ha sido durante unos cuarenta y cuatro años.

    Todavía escribo un cuento por semana, o su equivalente. Ahora escribo siete u ocho

    poemas en una semana, o una obra en un acto, o tres capítulos de una novela, o un

    ensayo. Pero ahora, como antes, la misma cantidad de páginas: entre dieciocho y

    treinta y dos por semana.

    Me apresuro a añadir que esto no es mecánico. No me exijo cuentas. No esnecesario. Amo lo que hago, como una madre ama a sus hijos, aunque sean

    aburridos o feos. A usted pueden gustarle o no mis hijos, pero cuando los escribía

    araba con mi máquina de escribir y cosechaba párrafos. Dios protege a los

    escritores jóvenes y hace que ignoren, mientras escriben, hasta qué punto están

    desencaminados. Por eso es importante la producción en cantidad. Los buenos

    cuentos que se escriben más tarde son un paraguas sobre los malos cuentos que

    uno deja atrás a lo largo de los años. Todo se compensa. Y si le gusta a usted

    escribir, es una verdadera fiesta.